Tropezar no es malo, encariñarse con la piedra sí (Alberto Sardiñas)
En un mundo definido por tensiones comerciales y el ascenso de China como potencia económica, las corporaciones estadounidenses y las instituciones gubernamentales han entrado en una lucha interna sobre el futuro de la política comercial de Estados Unidos. La presidencia de Donald Trump introdujo políticas arancelarias agresivas que buscaban reducir la dependencia de China y fomentar la autosuficiencia económica del país. Sin embargo, estas medidas pueden colisionar con los intereses del llamado «Estado profundo» estadounidense, un entramado de actores clave en defensa, diplomacia y economía que tradicionalmente ha priorizado la integración global y la estabilidad comercial que le ha redituado grandes beneficios.
Esta disputa interna revela fracturas profundas en la estrategia de política exterior de Estados Unidos. Poco pueden pesar las decisiones de un presidente, las políticas son más bien moldeadas por intereses corporativos y burocráticos. Mientras algunas compañías respaldan las políticas de Trump, otros las rechazan abiertamente debido a su impacto en los mercados internacionales y en la competitividad estadounidense.
Desde su llegada al poder, Donald Trump impulsó una agenda económica nacionalista basada en el eslogan «América primero». Las políticas arancelarias hacia China fueron el pilar de esta estrategia, con el objetivo de repatriar empleos e industrias a Estados Unidos, especialmente en regiones desindustrializadas. Reducir el déficit comercial con China, al desincentivar las importaciones mediante tarifas y presionar a Beijing para obtener concesiones en temas tecnológicos y comerciales.
Aunque estas medidas generaron beneficios a corto plazo para sectores industriales tradicionales, como la manufactura y el acero, también tuvieron consecuencias adversas. Por ejemplo, los costos de productos importados aumentaron significativamente, afectando a los consumidores estadounidenses, mientras que empresas tecnológicas como Apple, Tesla e Intel, altamente dependientes de cadenas de suministro en China, se encontraron atrapadas entre cumplir con las políticas de Washington o mantener su acceso al mercado chino.
La nueva presidencia de Trump augura nuevos corto circuitos, pero esta vez, es más claro que parte del poder real de Estados Unidos están en disputa. Según Karthik Sankaran, investigador del Quincy Institute for Responsible Statecraft, clasifica las corporaciones estadounidenses según sus estrategias frente al mercado chino y las políticas de Washington. Estas categorías reflejan las tensiones entre intereses económicos y políticos, y recientemente han sido actualizadas para capturar la complejidad de la situación actual. Las nuevas categorías incluyen:
1. Expansionistas pragmáticos: Corporaciones que buscan maximizar beneficios manteniendo fuertes relaciones comerciales con China. Ejemplos destacados son Tesla y Qualcomm. Tesla, por ejemplo, obtiene el 25% de sus ingresos (12.000 millones de dólares anuales) del mercado chino y depende de componentes críticos como baterías.
2. Aislacionistas estratégicos: Empresas alineadas con la narrativa de «América Primero», que buscan reducir la dependencia de importaciones chinas y repatriar su producción a Estados Unidos. Fabricantes de acero y automotrices como Ford lideran este grupo, apoyados por subsidios estatales.
3. Diversificadores cautos: Compañías tecnológicas como Intel, que obtienen un porcentaje significativo de ingresos de China (26% en el caso de Intel, equivalente a 21.000 millones de dólares), pero buscan reducir riesgos diversificando sus cadenas de suministro hacia otros mercados como el sudeste asiático.
4. Mediadores financieros: Actores como Wall Street y cadenas minoristas como Walmart, que priorizan la estabilidad económica. Estas corporaciones presionan para evitar interrupciones comerciales que puedan perjudicar tanto a la economía global como a los consumidores estadounidenses.
La siguiente tabla resume la dependencia de sectores clave estadounidenses del comercio con China y su impacto en las disputas internas:
El «Estado profundo» estadounidense, compuesto por actores clave en el Departamento de Defensa, el Departamento de Comercio, Wall Street y otras instituciones, ha desempeñado un papel crucial en oponerse a las políticas económicas de Trump y es posible que hagan nuevamente. Aunque este término suele asociarse con teorías conspirativas, en este contexto se refiere al conjunto de intereses corporativos y burocráticos que influyen en las decisiones de política exterior y económica de Estados Unidos.
Por ejemplo, Tesla y Qualcomm han capitalizado su relación con China para expandir sus ingresos, por otro lado, empresas como Lockheed Martin, con menos del 1% de sus ingresos provenientes de este país, abogan por restricciones más severas para contener el ascenso tecnológico de Beijing. Sin embargo, empresa del complejo bélico como Boeing sus ingresosprovenientes deChina representan aproximadamente el 12% de sus ingresos estimados en U$S 8 mil millones anuales. La dependencia de insumos de Boeing también juega un papel determinante, obtiene piezas y componentes de proveedores chinos, y tiene acuerdos de fabricación conjunta en el país. Estas tensiones reflejan cómo la política exterior estadounidense sirve como herramienta para beneficiar a ciertos sectores corporativos en detrimento de otros.
Wall Street y las grandes corporaciones, donde hay actores como Walmart, Apple y BlackRock han presionado intensamente para suavizar las políticas arancelarias de Trump. Estas empresas argumentan que las tarifas interrumpen las cadenas de suministro globales, aumentan los costos de producción y reducen su competitividad internacional. Por ejemplo, Apple obtiene el 19% de sus ingresos de China y depende en más del 90% de insumos chinos, lo que la hace especialmente vulnerable a cualquier interrupción comercial.
El choque entre las políticas de Trump y el «Estado profundo» no solo es práctico, sino también ideológico. Mientras Trump impulsó un aislacionismo económico basado en la autosuficiencia, el «Estado profundo» históricamente ha creado y favorecido la globalización como herramienta para fortalecer la posición económica y militar de Estados Unidos e incrementar sus beneficios. Esta discrepancia quedó evidente en las divisiones dentro de las mismas instituciones gubernamentales y corporaciones, que se han alineado en bandos opuestos.
La disputa entre Trump y el «Estado profundo» refleja tensiones fundamentales en la estrategia de política exterior de Estados Unidos. Por un lado, las políticas arancelarias de Trump buscaron proteger la economía nacional y reducir la dependencia de China. Por otro lado, los actores del «Estado profundo» y muchas corporaciones se oponen a estas medidas, priorizando sus ganancias a la integración comercial.
En última instancia, esta lucha interna no solo define el presente de la política económica estadounidense, sino que también determinará su capacidad para competir en un mundo globalizado. Si bien no hay soluciones simples, la habilidad de Estados Unidos para equilibrar la seguridad económica nacional con la integración global será clave para su posición como potencia económica en el siglo XXI.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Dossier Geopolitico
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2025/01/grandes-empresas-eeuu1-e1735387558454.jpg392600Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2025-01-10 19:27:072025-01-10 19:28:37La nueva geopolítica corporativa. La guerra del Estado profundo
En la crisis que experimentan los órdenes democráticos, el ciudadano común carece cada vez más de arraigo en un sistema compartido de símbolos: es imposible para las instituciones y los líderes construir repertorios de imágenes fuertes que actúen como pegamento social. Es urgente que la política vaya acompañada de la construcción de mitos compartidos para contrarrestar su pérdida de credibilidad.
n el mundo contemporáneo, la dimensión política está experimentando un estado de decadencia y está cada vez más sumergida en los dispositivos técnicos del Capital en su cuarta fase de revolución industrial, que ve el surgimiento de la industria de alta tecnología y el amanecer del capitalismo de vigilancia que nos describe Shoshana Zuboff. La democracia representativa parece reducida a una parálisis debido al creciente descontento de votantes alejados del palacio del poder que se han convertido en una elite sin anclaje popular , y como resultado del poder excesivo de los espíritus animales capitalistas y de las corporaciones transnacionales que erosionan los derechos de los ciudadanos. Estados y conducen fatalmente de la polis a la apolis, a la desterritorialización con efectos nocivos de desarraigo de la soberanía nacional. La escena política está dominada por la personalización, por el individualismo generalizado, por el indiferentismo ético, por el humor posmoderno en un completo vacío general, como subrayó el sociólogo francés G. Lipovetsky.
Al mismo tiempo, la globalización se acerca a su fin después del período dorado de hegemonía indiscutida de los Estados , con el surgimiento de archipiélagos desglobalizados con muchos dominios compitiendo entre sí y con marcos de valores de referencia divergentes. La guerra ruso-ucraniana en este sentido representó la ruptura con el autoengaño propagado por los defensores de la unipolaridad estadounidense sobre el fin de la historia y el triunfo del estilo de vida estadounidense con la afirmación del modelo democrático liberal, el colapso del fe parareligiosa proeuropea y de AntiEuropa entendida como una prótesis geopolítica americana incapaz de encontrar su propio camino.
Y de la misma manera está el surgimiento de lo que años atrás se había calificado de «talasopolítica» dado por la aceleración de las comunicaciones, la desaparición de la localización geográfica para la geopolítica y la disolución de las ideologías gracias al triunfo de la tecnología a escala planetaria. lo que impone nuevas estructuras y nuevas lógicas en la escena política internacional.
Para escapar de las garras de la crisis general (tanto dentro de nuestro perímetro nacional como proyectada hacia las fronteras de Europa del Este, donde se están recogiendo los frutos de las políticas americanas de provocación de la federación rusa, como recuerda Benjamin Abelow) tal vez sea necesario volver a una base simbólica común, a una mitología fundacional capaz de hacernos resistir el impacto. No es casualidad que precisamente en vísperas de un terremoto político para el establishment tradicionalmente atrincherado en edificios romanos como la victoria de los partidos populistas verdes y amarillos, se publicara un ágil ensayo que pretendía actualizar el valor fuente de la mitopoeya: el anhelo La búsqueda de fundamentos espirituales se topó con el impulso del cambio y el derrocamiento de grupos políticos débiles.
Después de todo, el mito siempre ha representado el punto más alto de una peculiar visión imaginativa que en sus interminables producciones constituye el receptáculo de las imágenes depositadas en la psique colectiva de la humanidad , no la oscuridad oscurantista opuesta a una aséptica Aüfklarung . La mitología siempre ha interrogado al hombre sobre su lugar en el ser de las cosas, da sentido a su camino existencial y resemantiza la realidad exterior en la línea de una geografía religiosa que permite al creyente sentirse reconfortado y dotarse de certezas a partir de estos relatos ejemplares. . Y el mito, si bien permite una ruptura con el tiempo cotidiano al documentar la irrupción de lo sagrado garantizando la experimentación de una plenitud absoluta, siempre ha entrelazado su camino con el de la política , por ser pegamento social y por el efecto benéfico que produce. un nuevo encantamiento del mundo transitable de la explotación política.
Es bien conocida la distinción entre un mito tecnificado, degradado en su sentido más auténticamente antropogénico, hecha por Kerènyi, que luego encuentra su radicalización en las páginas de su alumno italiano Furio Jesi con la teoría de la «máquina mitológica»: aquí se trata de de comprender que descartando por completo la naturaleza mítica de lo humano o soñando con domesticarlo de forma inofensiva se corre el riesgo de un suicidio espiritual de manera reduccionista . Jesi tiene toda la razón cuando desmitifica ferozmente los mitologemas basados en la violencia y la discriminación, pero surge la sospecha de que su deconstrucción del primordialismo de los mitólogos, la crítica de que tomen literalmente los materiales mitológicos que se combinan y desordenan sin un significado preciso, ignora la dimensión arquetípica de la especie, la necesidad de un orden simbólico al que recurrir para contener el peso del sinsentido , de la insignificancia. El hambre de mito, si es cierto que en la era de los extremos descrita por Hobsbawm ha producido inmensos desastres con su explotación en clave política totalitaria, puede así encontrar nuevas trayectorias para canalizar la beneficiosa capacidad específicamente humana de revivir estas imágenes enterradas en el inconsciente de la especie, con mejores propósitos.
Por otra parte, como ya enseñaba el análisis sociológico a finales del siglo XIX, el hombre no puede ser descrito como totalmente dueño de sí mismo y cuando pasa a formar parte de grandes grupos no sigue ninguna racionalidad gélida, convirtiéndose en presa de poderes hipnóticos irracionalistas inducidos por por líderes carismáticos que esperan subyugar su voluntad. En el siglo XX asistimos al debate sobre los mitos en el que participaron estudiosos de diferentes orígenes ideológicos como TW Adorno, M. Horkheimer, H. Blumenberg, O. Marquard, K. Hübner: la manzana de la discordia estaba representada por la funcionalidad del mito y desde los aspectos míticos de la misma racionalidad instrumental instaurada en Occidente. Incluso en ese caso, lo que estaba en juego era la imposibilidad de dicotomizar de manera abstracta entre el espíritu de geometría típico de las matemáticas y el razonamiento lógico-deductivo y el espíritu de refinamiento de las referencias simbólicas a esa galaxia de imágenes arquetípicas que informan la vida cotidiana.
Si históricamente los regímenes de los campos de concentración han recurrido al patrimonio simbólico de la humanidad para fortalecer su control sobre las mentes de los individuos, para distorsionar mejor su espíritu crítico y debilitar su reactividad ante los dictados de los autócratas de la época, es precisamente para aprovechar el Ola mítica y reactivar los proyectos de ingeniería social y mitopoética permitiría liberar al individuo del atomismo liberal al que lo condena el sistema actual . Si tanto el nazifascismo como el comunismo (con los diversos ejemplos del culto a la personalidad del Soviet Supremo que llevaron a Barthes a hablar de la mitología del estalinismo) en sus diferencias irreductibles insistieron en la construcción de un imaginario compacto, entonces si la política espera una El acercamiento con su propio votante de referencia debe dar el paso obligado de capturar su vena mitopoética. Al dar cuerpo al anhelo de significados fuertes en las profundidades del inconsciente colectivo, la política podría transformarse en una «gran política» neonietzscheana dedicada a la construcción de estilizaciones de seres humanos dignas de las tareas históricas de hoy. Sólo así será posible salir del impasse histórico al que nos ha condenado la fe en los mitos del progreso y en la razón instrumental moderna, como un pálido reflejo de la luz resplandeciente que emana de nuestro simbolismo interior, en el origen de la necrosis nihilista que amenaza la estabilidad social e institucional del sistema democrático.
En este sentido, se hace inteligible una lectura exegética de los impulsos telúricos que animan la actividad política, de los tropismos invisibles que llevan a una figura líder a sintonizar con las necesidades populares hasta el punto de expresarlas , convirtiéndose en los vectores de comunicación, las correas de transmisión y el Sismógrafos de estados de ánimo de las multitudes. Lo que los movimientos populistas han entendido, además, a diferencia de los partidos sistémicos más enclaustrados y de mentalidad más estrecha respecto de sus posiciones de clase, consiste en la base extraracional de su electorado: no querían tranquilizar, sino erigirse como Caballos de Troya de una fractura político-política del movimiento social radical, dando origen a mitologías y representaciones parareligiosas en las que actuaban como heroicos defensores del demos atacado por las fuerzas titánicas de los poderes económicos, etc.
Actualizar estas energías demoníacas (E. Laclau, por ejemplo, propuso desde la izquierda un uso del populismo similar al hecho por los publicistas de derecha en nuestro país) transformándolas en beneficio de una propuesta política seria es la ardua tarea de nuestros tiempos, de lo contrario aumentará la brecha entre la sala de control y el electorado.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Dossier Geopolitico
A dos semanas de la entronización de Donald Trump como presidente de Estados Unidos me voy a aventurar a hacer algunas apreciaciones acerca de las perspectivas del nuevo gobierno, en primer lugar sobre su política exterior sobre todo después de sus arrogantes declaraciones confrontacionales con México, Panamá, Venezuela y Dinamarca (por Groenlandia).
Al respecto se puede concluir que la impertinencia es un rasgo de personalidad del nuevo mandatario estadounidense que mezcla con una mirada empresarial agresiva como forma de lograr sus objetivos. Antes de asumir su primer gobierno, tras haber ganado las elecciones en 2016 y cuando procedía a designar a los miembros de la administración, su mejor amigo Steven Witkoff le recomendó que no incorporara a John Bolton al gabinete. Le contestó que era una recomendación tardía porque ya lo había hecho.
Ahora, Trump opina que al construir su primer gobierno debió aceptar muchas imposiciones porque él no era político, no tenía experiencia, no controlaba al partido republicano, ni a sus senadores y representantes, tampoco a los medios ni a las redes sociales.
Esa situación ha cambiado ahora. Ocho años después, Trump aprecia que a pesar de que Bolton le hizo gran daño a su primera administración, también lo había ayudado porque siendo tan odiado por todos, hacía el trabajo sucio, tras lo cual él llegaba a dialogar ya sobre una situación en la que se había creado un espacio para negociar y hasta para ceder, con lo cual, muchas veces pudo capitalizar “el arreglo” de las controversias. Era el viejo juego del “policía malo y el policía bueno” aplicado a la política.
Este relato refleja en gran medida la forma como Trump se propone actuar en política exterior. En el fondo, su principal objetivo es detener a China y a ello va a volcar la mayor parte de sus energías.
Por ejemplo,…
…las presiones sobre Panamá no persiguen el objetivo de apoderarse del Canal sino sacar a China de ese país. Ahora, ya puso el tema sobre la mesa de negociaciones y cuando le pida al gobierno panameño que tome medidas contra China, va a aparecer como si estuviera cediendo respecto de su objetivo de apoderarse del Canal. Es decir, va a “ceder” en ese objetivo a cambio de que Panamá expulse a China de su territorio.
…De la misma manera ocurre con Groenlandia, al final terminará controlando el territorio sin necesidad de apoderarse de él, lo cual también será considerado como una cesión de su parte.
Si se consideran todos los nombramientos de personajes leales al margen del establishment hechos por Trump (ver mi artículo anterior “¿Que hará Marco Rubio?”), quisiera reiterar que la pregunta más importante sigue siendo cuál será el rol del departamento de Estado en la ejecución de la política exterior de Estados Unidos.
La respuesta es que se dedicará a ejercer presión para restarle espacio a China en el mundo y en especial en América Latina y el Caribe donde Rubio tiene firmes relaciones con gobiernos, partidos y dirigentes de la derecha y la extrema derecha algunos de los cuales son también considerados como amigos por China. De manera que este también será un escenario en disputa, toda vez que -quisiera insistir- China será el objetivo número 1 de la política exterior de Estados Unidos y no precisamente para cooperar, al contrario será para entorpecer los vínculos bilaterales e impedir que -aunque China no se lo haya propuesto- le dispute a Washington la hegemonía global.
Si esto es así, valdría la pena preguntarse porque Trump nombró a Rubio en la secretaría de Estado, sabiendo que no confía en él porque es un “halcón” leal a los neoconservadores. Y la respuesta es que a pesar de que el próximo presidente -a diferencia de su primer gobierno- controla hoy al partido republicano, todavía existen algunos senadores que mantienen autonomía y que podrían enfrentarlo como se ha visto en el hecho de que muy probablemente Trump tenga que desistir del nombramiento de Pete Hegseth como secretario de defensa por la resistencia que tiene entre senadores de su propio partido. Trump los necesita, sobre todo para garantizar el nombramiento de algunas figuras de su gabinete particularmente Tulsi Gabbard proveniente del partido demócrata y a quien sus antiguos colegas no desean en el cargo por conocer muchos secretos internos.
Por otro lado, es un hecho cierto que Trump retomará la “guerra comercial” contra China estableciendo nuevas tarifas comerciales y elevando otras a fin de que Beijing se vea obligada a devaluar su moneda, encareciendo sus exportaciones y afectando su comercio. Las economías latinoamericanas altamente importadoras de China se verán afectadas por esta medida.
De igual forma, como instrumento de análisis, no debe obviarse que Trump tiene una personalidad caracterizada por decisiones intempestivas y generación de incertidumbre como instrumentos de coerción. Esto conduce a que gobiernos y cancillerías se vean limitadas en su capacidad de prever acontecimientos. Trump no actúa a partir de una ideología definida. Solo lo mueve el afán de conseguir ganancias para Estados Unidos, en particular para las corporaciones y los ricos.
El establishment es su enemigo porque éste ha apostado por la economía especulativa y de servicios y Trump pretende volver a una situación en la que Estados Unidos sustente su economía en la producción. Esto explica algunos de los nombramientos de Trump dirigidos a enfrentar al establishment, en particular Tulsi Gabbard como directora de inteligencia nacional y Hash Patel como director del FBI.
Trump pretende prolongar en el futuro su control del Estado a través del vicepresidente J.D. Vance que es su “delfín”. Solo que Vance si tiene una ideología definida alejada de los cánones tradicionales. La emergencia de Trump en política y la búsqueda de la extensión de su influencia en el tiempo, es expresión de las grandes contradicciones que sufre el sistema político estadounidense que se está alejando de la dicotomía demócrata-republicana o izquierda-derecha tradicional.
En ambos partidos se vive una crisis de identidad. Entre los demócratas hay una corriente neoconservadora atlantista que se enfrenta al viejo partido que propició el estado de bienestar, que no desea la guerra y que cree en la necesidad de incrementar la inversión social, todo lo cual manifiesta una discusión no resuelta. Sin embargo, sacaron a Bernie Sanders del camino de mala manera y de forma ilegal, dejando claro que la derecha de ese partido (que en Estados Unidos es considerado “de izquierda”) es la que manda.
Por su parte, el partido republicano, vieja organización conservadora y reaccionaria, se debate también entre la corriente tradicionalista y el trumpismo anti-establishment que propone una nueva forma de hacer política. En primera instancia, Trump se plantea intervenir el partido republicano para que la nueva generación Vance lo controle a fin de “hacer a América grande de nuevo”. Si ello no es posible, es probable que Trump apunte a crear una organización política propia atrayendo sectores de ambas partes del bipartidismo tradicional del país.
Vance tiene un consistente hilo de pensamiento sustentado en la supremacía blanca y la lucha contra el establishment al que considera retrógrado e inmovilizador. En esa medida, se asume como promotor de una clase dominante vinculada a estos principios y a una férrea defensa de la religión tradicional. Curiosamente, tiene una gran identificación con la clase obrera estadounidense, pero -por supuesto- no en términos marxistas sino dentro de la concepción capitalista de viejo cuño. Rechaza las grandes corporaciones y los monopolios, a quienes considera responsables de estar destruyendo el capitalismo, toda vez que su práctica conduce a dar al traste con la base de la economía capitalista que es la competencia. Todo esto genera un mar de contradicciones que dificultan la comprensión de lo que está ocurriendo
Lo cierto es que esta compleja situación se evidenció en los resultados de los comicios, la extrema derecha como un todo cubrió el espectro electoral al estar presente tanto en el bando demócrata como en el republicano. Por eso, más allá que Trump haya representado al partido republicano, lo cierto es que está naciendo una tercera fuerza. Tal vez las expresiones más nítidas sean el nombramiento de Gabbard, una demócrata de formación y convicción, y de Robert Kennedy Jr. un demócrata de pura cepa y alcurnia como secretario de Salud y Servicios Humanos. En esta dimensión, también se debe comprender el apoyo de los negros y los latinos a Trump quien es abiertamente racista y supremacista. Ha quedado claro que los discursos tradicionales son parte del pasado.
Lo único que importa ahora es la economía y la solución de los problemas económicos de las mayorías. Ya no cabe la tradicional distinción propia de la sociedad estadounidense entre los que tienen formación universitaria y los que no. Precisamente, la segregación a partir de criterios como éste son los que han arrojado en manos de Trump a importantes sectores excluidos de la sociedad.
…En resumen, Trump va a orientar su gobierno básicamente a solucionar problemas de la política interna. En cuanto al exterior, el centro de la inquietud estará puesto en China. Tratará de resolver el problema de Ucrania porque no está dispuesto a seguir desangrando la economía estadounidense. La confrontación con China tiene un componente de largo plazo y sistémico y uno de corto plazo y coyuntural…
…Este último es el que fundamenta su apoyo a Taiwán, pero por las mismas razones anteriores, no es una línea roja para Trump. Lo seguirá apoyando porque necesita las fábricas de chips de la isla. Cuando logre la autosuficiencia en esa materia, Taiwán dejará de ser un asunto álgido para Estados Unidos. Trump no está dispuesto a seguir sosteniendo un asunto que le significa una gran erogación de recursos y que tuvo su origen en la guerra fría. No es a través de Taiwán que Trump estructurará la confrontación estratégica con China.
Hay que reiterarlo, Trump tiene como método lanzar temas que no están en agenda para medir las respuestas que se originan en el enunciado. Así, cuando el asunto se pone en boga, ya está preparada y avanzada la implementación de medidas a tomar. Sus temas principales de política exterior serán China, migración y energía y en torno a ellos se estructurará su accionar.
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https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2025/01/Trump-Musk.jpg6751200Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2025-01-10 18:44:482025-01-10 18:47:00A DIEZ DÍAS: Algunas apreciaciones sobre el próximo gobierno de Donald Trump
Invitado por la periodista Alejandra Piaggio y el historiador antropólogo y analista internacional Jose Luis Munoz Aspiri, para el programa: Una Mirada Austral que se transmite por FM Radio Cristal 94,9 realizamos una serie de análisis sobre la actualidad internacional y nacional sobre Política Internacional y que le depara a los argentinos este 2025
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2025/01/PM-en-UNA-MIRADA-AUSTRAL.jpg10881600Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2025-01-08 14:35:342025-01-08 14:37:07PEREYRA MELE ENTREVISTADO EN UNA MIRADA AUSTRAL
Invitado por el destacado periodista Alfredo Guruceta para su Programa «Con Sentido Común» en el último día del año 2024, realizamos un balance del 2024 y las tendencias Geopolíticas y Geoestratégicas del 2025 por le Canal «C» de Cablevisión de Córdoba y por Flow
NdR: Adjuntamos distintas versiones sobre las tendencias 2025 de Think Thank oXidentales (escribimos occidentales con X y no con «cc» por que Occidente se ha «oxidado» en su rol de creador de ideas transformadoras y avanzadas en contrario sensus el mundo multipolar y Sur Global crecen en «ideas» nuevas y poder) Carlos Pereyra Mele
La vuelta de Donald Trump al poder es el asunto del año. ¿Qué influencia tendrá en la guerra de Ucrania, Oriente Próximo o China?
2025 podría parecer un año en que cambiará todo. Vuelve Donald Trump y con él vuelven la imprevisibilidad, el pragmatismo y las decisiones radicales. Están preocupados en Kiev, Teherán, Pekín, Bruselas o Ciudad de México. Se frotan las manos en Tel Aviv, Moscú, Budapest o San Salvador. Todo el mundo está expectante.
Sin embargo, 2025 no supondrá un giro tan drástico. Con Trump probablemente se recortará el apoyo a Ucrania, se exacerbarán las tensiones con China, se dará carta blanca a Israel, se impondrán barreras comerciales, crecerá la extrema derecha, aumentará el rechazo a la inmigración y sufrirán el multilateralismo y el derecho internacional.
Pero todas estas tendencias ya estaban ahí. Aunque Trump protagonizará el 2025, su vuelta no va a traer un cambio estructural ni será la causante de todo. Más bien es un síntoma y un acelerador de derivas que ya hemos ido viendo en los últimos años.
Vuelve la guerra comercial
Uno de los asuntos más importantes de 2025 será el regreso de la guerra comercial. Trump ha declarado que su palabra favorita es “arancel”. Como en su primer mandato, adoptará una política comercial agresiva contra China, pero no solo: ya ha amenazado con una tasa general a las importaciones de entre el 10 y 20%, de al menos el 25% para sus vecinos Canadá y México y hasta del 60% para China.
No está claro que Trump pueda aprobar estos aranceles sin la aprobación del Congreso. Tampoco si pretende hacerlo o si es una forma de presión diplomática a países como Canadá y México para que hagan más para controlar la entrada de inmigración y fentanilo en Estados Unidos. Incluso no es seguro que, de aprobarse, los aranceles lleguen inmediatamente. Lo más probable es que no sean tan extremos y que se impongan por fases a partir del verano.
Aun así, las previsiones son preocupantes, en particular para China. Su economía no pasa por el mejor momento y se estima que la guerra comercial podría restarle un 0,5% de crecimiento en 2025, dejándolo en apenas el 4% y el 3% en 2026. Pekín no responderá con un arancel total a Estados Unidos, pero sí a productos concretos, y tratará de estimular su mercado interno flexibilizando su política monetaria. Otro perjudicado será Alemania, que se prevé que acabe 2024 en recesión y se estanque en un 0% de crecimiento en 2025.
Algunos países se beneficiarán de la tensión comercial con China. India o Vietnam se están posicionando como alternativa a las fábricas del gigante asiático, aunque el trasvase no está siendo tan rápido como se había augurado. India volverá a ocupar titulares en 2025, después de convertirse en el país más poblado del mundo en 2024: este año probablemente superará a Japón como la cuarta economía global, por detrás de Estados Unidos, China y Alemania, consolidándose como una gran potencia en ascenso.
Con todo, la guerra comercial dañará la economía global. Los aranceles ralentizarán el crecimiento y harán subir la inflación, lo que podría llevar a los bancos centrales a moderar su bajada de tipos. Además, agravarán una crisis latente de deuda soberana: muchos Gobiernos acumularon grandes déficits para salir de la pandemia y ahora, con el crecimiento estancado y el dólar encareciéndose, les será más difícil pagar sus préstamos. En 2025 hasta 54 países, un récord, destinarán más del 10% de su presupuesto nacional a pagar intereses de deuda. Es una enorme losa para países con Gobiernos autoritarios, alto desempleo joven y gran tensión social, como Pakistán, Egipto o Nigeria, donde podrían estallar disturbios.
Europa tiembla ante Trump
La guerra comercial llega en un contexto de descomposición política para la Unión Europea. Aunque acaba de constituirse la nueva Comisión, las dos potencias de la UE, Alemania y Francia, están en crisis: Alemania celebrará unas elecciones anticipadas el 23 de febrero que ganará el partido conservador CDU, partidario de la ortodoxia fiscal y las barreras a la inmigración. El probable nuevo canciller, Friedrich Merz, tendrá que gobernar en coalición con los socialdemócratas o los verdes. Los ultras de AfD no entrarán en el Gobierno pero podrían quedar segundos, un resultado histórico cuando se cumplen ochenta años del fin de la Alemania nazi.
En Francia, el presidente Emmanuel Macron nombró a finales de 2024 un nuevo primer ministro de centro liberal, François Bayrou. Pero Bayrou cuenta con menos apoyos que su antecesor, Michel Barnier, quien fue derrotado en una moción de censura. Por tanto, es probable que el nuevo Gobierno también caiga o que, para salir de la parálisis, se convoquen nuevas elecciones legislativas anticipadas a partir de julio, un año después de las anteriores. Antes de eso, el 31 de marzo, se sabrá si la líder ultra Marine Le Pen queda inhabilitada para presentarse a las elecciones presidenciales de 2027, que espera ganar.
Entretanto, un sector a vigilar este año en Europa será el agrario. Productos como la aceituna y el vino españoles, junto a otros del campo europeo, sufrirán por los aranceles estadounidenses. También podría generar tensión la entrada en vigor del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, que se firmó en diciembre pero todavía no se ha ratificado. Varios países de la UE, capitaneados por Francia, se oponen y no es descartable que el acuerdo descarrile, sobre todo si los agricultores salen a protestar en Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos o España.
Los aranceles de Trump no serán la única causa de preocupación para Europa. El estadounidense siempre ha sido crítico con la OTAN y con la falta de inversión en defensa de los europeos (España es el socio que menos porcentaje de su PIB destina, un 1,28%, lejos del 2% comprometido). Trump presionará para que se aumente el gasto e incluso ha amenazado con abandonar la OTAN, en otro ejemplo de su estilo negociador. No lo hará —ni siquiera está claro que pueda hacerlo—, pero puede boicotearla desde dentro. Le bastaría con retirar a su embajador, reducir su aportación o desentenderse del compromiso de defensa mutua para que la OTAN quedara en entredicho, y la defensa europea, comprometida.
La nueva Administración Trump traerá otros ataques al multilateralismo y las organizaciones internacionales. Se espera que vuelva a sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París, como ya hizo en 2017. Esto pondrá en peligro los esfuerzos globales contra el cambio climático a solo un lustro de cumplirse el plazo de la Agenda 2030 y en un año, 2025, en el que se confiaba que el mundo llegaría al pico de emisiones.
También habrá tensiones entre Estados Unidos y sus aliados en foros como el Nafta —el acuerdo comercial con México y Canadá— o el G7, que reúne a las siete mayores economías occidentales. Trump también atacará a la ONU, la Organización Mundial de Comercio y los tribunales internacionales que están juzgando a Israel por la guerra en Gaza: la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional. En este contexto se cumplirán ochenta años del final de la Segunda Guerra Mundial, y las conmemoraciones mostrarán más división que unión entre Estados Unidos, Europa, Rusia o China, antiguos aliados en aquel conflicto.
¿Alto el fuego en Ucrania?
La llegada de Trump y la debilidad de Europa no son buenas noticias para Ucrania. En 2025 se cumplen tres años de la invasión rusa a gran escala. Hasta ahora los ucranianos han mantenido el pulso, pero serán incapaces de ganar sin apoyo. Al contrario: se acercan poco a poco a la derrota mientras pierden terreno en el Donbás y Kursk. Por esa razón, es probable que este año veamos negociaciones entre Ucrania y Rusia.
La solución definitiva para Ucrania no llegará en 2025, pero sí es probable un alto el fuego o al menos una negociación
Trump ha criticado la entrega de armas a Ucrania y se espera que recorte la ayuda militar para presionar a Kiev a negociar con Moscú. Ya tiene una propuesta inicial que incluye aplazar la entrada de Ucrania en la OTAN, crear una zona desmilitarizada fortificada en torno a la línea de frente y permitir que Rusia conserve los territorios ocupados. A cambio, Ucrania seguiría recibiendo armas occidentales. La zona desmilitarizada estaría custodiada por fuerzas europeas, obligando de paso a Europa a hacerse cargo del problema.
Pese a que estas propuestas parezcan tabú para el Gobierno ucraniano, puede que no tenga más remedio que aceptarlas. Más de la mitad de la población ya está de acuerdo con negociar para acabar la guerra cuanto antes, incluso a costa de ceder territorio a Rusia, aunque no hay que descartar tensiones internas si el acuerdo es humillante para Ucrania. También en Europa occidental se está reduciendo el apetito por seguir apoyando a Ucrania. La solución definitiva no llegará en 2025, pero sí es probable un alto el fuego o al menos una negociación.
Sin embargo, Trump también podría sorprendernos redoblando el apoyo a Ucrania. Pretende acabar con la guerra rápidamente y pactando: dijo poder hacerlo en veinticuatro horas. Pero si tras proponer un plan de paz y presionar a Ucrania para negociar, percibe que Rusia no es receptiva, podría decidir que la manera más rápida de cerrar el conflicto es asegurando una derrota rusa.
Rusia, por tanto, tiene buenas cartas para este 2025, pero las tornas podrían torcerse. Su economía y sus fuerzas militares están muy castigadas por la guerra. Y Vladímir Putin tiene otros frentes de los que preocuparse. Bielorrusia celebra elecciones presidenciales el 26 de enero: no serán limpias, pero en las últimas, en 2020, el fraude electoral masivo provocó manifestaciones contra el dictador Aleksandr Lukashenko, aliado del Kremlin, que a punto estuvieron de derrocarle. Las protestas podrían repetirse este año. Georgia, por su parte, también entra en 2025 entre graves disturbios contra la deriva autoritaria y prorrusa del Gobierno.
Rearme y tensiones en Asia
Los países asiáticos que dependen de Estados Unidos para su defensa tomarán nota del fin del apoyo a Ucrania. Japón, Corea del Sur, Taiwán, Filipinas o Vietnam son aliados históricos de Washington o se han acercado en los últimos años para protegerse del auge de China y la agresividad de Corea del Norte. Seguirán tratando de mantener buenos lazos con Trump, pero algunos de ellos, como Japón o Corea, pensarán cada vez más seriamente en aumentar sus capacidades militares: sus dos Ejecutivos, conservadores y detractores de Pekín y Pionyang, están a favor del rearme.
Con todo, Corea del Sur podría cambiar de Gobierno antes de final de año: tras su intento de autogolpe, el presidente, Yoon Suk Yeol, ha sido suspendido. El Tribunal Constitucional debe decidir en los próximos seis meses si le destituye, en cuyo caso se celebrarían elecciones en máximo sesenta días. Pero no es improbable que Yoon supere el proceso y siga como presidente. Corea del Norte, reforzado por las ayudas económicas de Rusia, aprovechará la crisis política interna de su vecino para ganar legitimidad en la península y seguir haciendo tests balísticos.
La gran pregunta en Asia en los últimos tiempos es cuándo China invadirá Taiwán. Trump también ha estado amenazando a la isla con exigir un pago a cambio de su defensa. Mientras, China ha aumentado sus maniobras militares en el estrecho en las últimas semanas de 2024. Pero nada hace pensar que la temida invasión llegará este año. La economía china sufriría mucho con el ataque, que además sería muy difícil y pondría a medio mundo en su contra. Por el contrario, es mucho más probable que se agraven los choques en el mar del Sur de China, donde los buques chinos ya han tenido encontronazos con pesqueros filipinos en las aguas que se disputan ambos países.
Se consolida el reequilibrio en Oriente Próximo
La región más convulsa de 2024, Oriente Próximo, no lo será tanto en 2025. Israel ha salido claro vencedor de su choque contra Irán y sus aliados, en particular Hezbolá y Hamás, y ya ningún actor regional puede hacerle sombra. Mucho menos con Trump, que dará incluso más manga ancha al Gobierno israelí. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, tiene asegurada su supervivencia política gracias a estas victorias. A cambio, podría ofrecerle a Trump un alto el fuego en Gaza a principios de año, un éxito en política exterior para el magnate republicano nada más llegar a la Casa Blanca.
La violencia y la ocupación israelíes seguirán extendiéndose por los territorios palestinos. La opción de los dos Estados es ya una quimera
Sin embargo, la violencia y la ocupación israelíes no dejarán de extenderse por los territorios palestinos. La causa palestina seguirá suscitando solidaridad internacional, pero sin efectos prácticos: la opción de los dos Estados es ya una quimera. No es probable que Netayahu llegue tan lejos como para anexionarse Cisjordania, pero seguirá construyendo asentamientos y mantendrá la ocupación militar de la Franja de Gaza. Nada de eso impedirá que Israel siga acercándose a las monarquías del Golfo o, incluso, que normalice relaciones con Arabia Saudí este mismo año, con la mediación de Estados Unidos.
Otro país que mejorará sus relaciones con Israel es la Siriapost-Asad. Todavía es pronto para saber hasta qué punto su nuevo Gobierno aplicará una agenda islamista: por ahora parecen más centrados en la reconstrucción institucional y física del país, al que ya han empezado a volver miles de refugiados. Pero la represión a los críticos y las minorías será una preocupación en 2025. El principal grupo rebelde, HTS, domina el Gobierno de forma casi incontestada, así que no es probable un nuevo conflicto civil. El nuevo régimen está tratando de acercarse a Arabia Saudí y asentar relaciones cordiales con Estados Unidos, Europa, Israel y Turquía.
Pero sí conviene vigilar la situación de los kurdos, que controlan el noreste del país con apoyo de Estados Unidos. Trump ya ha amenazado con retirar las tropas del país, y Turquía, hostil a la causa kurda, prepara una invasión para acabar con su autonomía. También está por ver qué pasará con las dos importantes bases militares rusas en Siria: Rusia, antiguo aliado de Asad, tiene en Tartús su único puerto en el Mediterráneo, y ya está negociando con el nuevo Gobierno para conservarlo.
Mucho peor lo tienen Irán y Hezbolá. Irán vivirá un repliegue en 2025: su red de alianzas ha sido destruida y su influencia se reduce en Líbano, Siria e Irak. Su economía está estancada por las sanciones y el régimen está muy cuestionado a nivel interno. Por si fuera poco, el líder supremo Alí Jamenei cumplirá 86 años en abril. Cuando fallezca, su sucesión provocará inestabilidad en el país. La llegada de Trump agravará la presión, y podría llevar a Irán a acelerar su programa nuclear justo cuando se cumplen diez años de la entrada en vigor del acuerdo que debería haberlo impedido.
Hezbolá, la milicia chií libanesa, sigue siendo un grupo poderoso y con un gran apoyo social en Líbano, pero su primacía ya no es incuestionable en el país. Su debilidad y la caída de la dictadura de Asad, tradicionalmente influyente en Líbano y aliada de Hezbolá, ofrecen una oportunidad al país para renovar su descompuesto sistema político y reducir la influencia de Irán y sus aliados. La elección de un nuevo presidente prevista para enero, tras dos años de vacancia, será una prueba de ello.
Venezuela y otros países a vigilar
Dos países que también donde la presión de la Administración Trump podría traer cambios son Venezuela y Cuba. El nuevo secretario de Estado, Marco Rubio, es un cubanoamericano conservador muy crítico con las dictaduras izquierdistas latinoamericanas. La expectación es total en Venezuela, que celebra su investidura presidencial el 10 de enero: debería asumir el cargo el opositor Edmundo Gonzalez, pero lo más probable es que Nicolás Maduro conserve el poder.
Cuba, por su parte, vive una crisis social sin precedentes que se podría agravar con la presión renovada de Estados Unidos y la posible muerte de Raúl Castro, de 93 años, último sostén del régimen. No es probable un cambio de sistema, pero sí protestas o un aumento de la emigración, que ya ha hecho que el país pierda casi un 20% de su población desde 2022. Washington también aumentará la presión contra Nicaragua y otros países de Centroamérica para que controlen la migración, lo que reforzará a Nayib Bukele, presidente de El Salvador, adalid de la mano dura y simpatizante de Trump.
Otros países donde la inestabilidad arreciará en 2025 son Sudán, sumido en la peor guerra civil del momento, o Myanmar, donde la junta militar pierde terreno cada día frente a las milicias rebeldes, aunque no colapsará tan rápido como el régimen sirio. También Mozambique, donde llegará al cargo un nuevo presidente en enero entre acusaciones de fraude, graves protestas, un conflicto en el norte y los estragos de un ciclón reciente. Camerún, por su parte, celebrará unas elecciones que perpetuarán en el poder al anciano dictador Paul Biya, de 91 años, si la oposición no logra impedirlo.
Un test para la democracia diferente al de 2024
2024 fue el año electoral más importante de la historia. 2025 no traerá tantas elecciones ni tan importantes para sus democracias, pero destacan cuatro en América Latina: Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina. Las dos primeras, ambas presidenciales, en febrero y agosto, serán tensas: Ecuador por la espiral de violencia del narco que vive el país y Bolivia por la grave división interna entre las dos facciones del partido gobernante, lideradas por el expresidente Evo Morales y el presidente Luis Arce.
Chile celebra elecciones presidenciales en noviembre y la izquierda perderá el poder tras cuatro años de presidencia de Gabriel Boric. De hecho, es probable que sea la primera vez en la historia reciente que haya dos candidatos de derechas en el balotaje, entre ellos el ultraderechista José Antonio Kast. Al otro lado de los Andes, el también ultra presidente argentino Javier Milei se enfrenta a un test en las elecciones legislativas de octubre, en las que no se juega el cargo pero sí comprobará si sus radicales reformas económicas tienen el apoyo de la población.
Parecida situación vivirá Italia, que celebra elecciones municipales y en varias regiones en septiembre. La coalición derechista liderada por Giorgia Meloni llega dividida y frente a una izquierda reforzada. No es probable, pero una derrota grave en regiones como el Véneto, tradicional feudo derechista, podría romper la coalición y hacer caer el Gobierno de Meloni. Quien seguro dejará el poder es el primer ministro canadiense Justin Trudeau: tras diez años en el cargo, su desgaste le hará perder las elecciones legislativas de este otoño frente al Partido Conservador, partidario de limitar la inmigración.
El mayor test para la democracia en 2025 será la agenda ultra de Trump y el poder de los magnates tecnológicos
Con todo, el mayor test para la democracia en 2025 no vendrá del lado electoral, sino de la agenda ultra de Trump y del poder de los magnates tecnológicos. El presidente, más ideologizado y poderoso que en 2016, pretende impulsar una agenda radical de recorte de impuestos y deportación de inmigrantes que, sumado a la guerra comercial, tendrá un alto coste económico. La aplicación del polémico Proyecto 2025, con el que los trumpistas predenten restringir el aborto y los derechos LGTBI, o desmantelar la Administración, generarán crispación y protestas en un Estados Unidos muy polarizado.
Elon Musk será uno de los protagonistas del año por su enorme influencia en el Gobierno de Estados Unidos. Tanta, que ya se le considera un presidente en la sombra. Musk usará su poder para difundir su ideología, propagar desinformación, apoyar a ultras en Hungría o Alemania y aumentar la influencia pública de las grandes tecnológicas privadas. No tardarán en aflorar los choques personales entre dos ególatras como Musk y Trump, y no es descartable que Trump expulse al dueño de Tesla de la Casa Blanca antes de que acabe el año. Pero incluso así, el creciente poder de individuos como Musk, o su aliado Peter Thiel, supone el mayor riesgo para la democracia en este 2025.
NdR: Adjuntamos distintas versiones sobre las tendencias 2025 de Think Thank oXidentales (escribimos occidentales con X y no con «cc» por que Occidente se ha «oxidado» en su rol de creador de ideas transformadoras y avanzadas en contrario sensus el mundo multipolar y Sur Global crecen en «ideas» nuevas y poder) Carlos Pereyra Mele
Enero: toma de posesión de Donald Trump
Donald Trump será investido presidente para un segundo mandato el 20 de enero. Rompiendo el protocolo, varios jefes de Estado han sido invitados a la ceremonia, entre ellos Xi Jinping, Giorgia Meloni y Viktor Orbán —también se espera la asistencia de Marine Le Pen y Matteo Salvini—.
Aunque Trump ganó las elecciones presidenciales de noviembre arrasando en todos los estados indecisos, sólo el 49,72% del electorado votó por el republicano frente al 48,25% de Harris, el 2º margen más estrecho de los últimos 60 años.
En el Congreso, Trump tendrá muy poco margen de maniobra. Los republicanos llegarán a la Cámara de Representantes el 3 de enero con la mayoría más corta de la historia: sólo 220 escaños de 435. Además, se espera que tres escaños republicanos queden vacantes a principios de año hasta que se celebren elecciones especiales. En el Senado, los márgenes del GOP serán algo más holgados, con 53 elegidos (de 100). Las divisiones en la bancada republicana de la Cámara de Representantes durante la votación en diciembre de la ley de gastos temporales dejaron entrever cómo será el 119 Congreso: un partido desunido obligado a lidiar con una derecha extremista y ultraconservadora.
Elegido sobre un programa que promete «volver a poner el país en orden», Trump querrá sin duda actuar con rapidez. Se espera que busque un acuerdo de alto al fuego entre Ucrania y Rusia, que ponga a Musk y Ramaswamy al frente de una comisión presidencial para «desmantelar la burocracia gubernamental», que lance un programa de deportación masiva de inmigrantes ilegales supervisado por su «zar de fronteras» Tom Homan y que indulte a los alborotadores que participaron en el asalto al Capitolio.
Otras prioridades para los primeros meses de Trump en el cargo son la eliminación de las regulaciones que restringen las perforaciones de petróleo y gas, la imposición de aranceles y la aplicación de recortes fiscales. La única constante que debería guiar el segundo mandato de Trump es el fortalecimiento del ejecutivo y el rechazo de la separación de poderes: esto podría implicar, en particular, la derogación de la Ley de Control de Embargos de 1974, como recomiendan los autores del Proyecto 2025. Leer más
Trump ha anunciado su intención de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París y de la OMS. Si bien estas acciones eran esperadas, su expansionismo territorial es más sorprendente: ha amenazado con recuperar el control del Canal de Panamá y, en su felicitación navideña, volvió a especular con que Canadá se convertiría en el 51º Estado de Estados Unidos, llamando «gobernador» al primer ministro Justin Trudeau, al tiempo que reiteraba sus pretensiones sobre Groenlandia. Leer más
Entre los otros acontecimientos a seguir en enero: Inicio de la presidencia polaca del Consejo de la Unión Europea y entrada de Rumanía y Bulgaria en Schengen el día 1; elección del presidente libanés el día 9; investidura en Venezuela el 10; segunda vuelta de las elecciones presidenciales croatas el día 12; Foro Económico Mundial de Davos del 20 al 24; elecciones presidenciales en Bielorrusia el día 26; conmemoración del 80 aniversario de la liberación de Auschwitz el día 27; Año Nuevo chino el día 29.
Febrero: elecciones alemanas
Los alemanes acuden a las urnas el 23 de febrero para las elecciones federales.
Según los últimos sondeos, la CDU/CSU se situaría en cabeza con el 32,0% de los votos (+7,9 puntos respecto a 2021), seguida de la AfD con el 18,8% (+8,6). Los partidos de la coalición gubernamental (SPD, Verdes, FDP) sufren importantes pérdidas (-10,1%, -1,1%, -7,9% respectivamente), mientras que la nueva Alianza Sarah Wagenknecht (BSW) obtiene un 5,7% (42 escaños).
Así, la CDU/CSU parece el partido mejor situado para formar un gobierno de coalición y Friedrich Merz el canciller más probable (aquí su retrato), posiblemente con el SPD (352 escaños juntos, la mayoría está fijada en 316), los Verdes (333 escaños) o el FDP (si este último supera la barrera del 5% para entrar en el Bundestag, los sondeos lo sitúan actualmente en el 3,6%). Sin embargo, las negociaciones de coalición dependerán sin duda de cuestiones clave como la guerra en Ucrania y el debate sobre el freno de la deuda. Leer más
En materia de defensa, la CDU/CSU propone la creación de un Consejo de Seguridad Nacional y la elaboración de una nueva estrategia de seguridad nacional. En cuanto a los gastos militares, considera que el objetivo actual del 2% del PIB fijado por la OTAN es un «límite inferior». Los Verdes, por su parte, también quieren invertir más del 2%, mientras que el programa del SPD mantiene un planteamiento similar y ambiguo al del canciller Scholz, incluso sobre Ucrania. Un posible punto de convergencia con la administración de Trump: para la CDU/CSU, China es percibida como un competidor sistémico.
En el frente económico, tanto el SPD como los Verdes apoyan una reforma del freno de la deuda para facilitar la inversión, mientras que la CDU/CSU pretende financiar sus propuestas mediante una reforma del sistema de subsidios al desempleo y de las prestaciones sociales. En política migratoria, la CDU/CSU aboga por externalizar los procedimientos de asilo a terceros países y se centra en las expulsiones y la reforma de la ley de asilo a nivel europeo.
Entre otros acontecimientos a seguir en febrero: Cumbre Unión Europea-Reino Unido el 4; elecciones en Ecuador el 9; cumbre de la IA en París los días 10 y 11; conferencia de seguridad de Múnich presidida por Stoltenberg del 14 al 16; tercer aniversario de la invasión a gran escala de Ucrania por Rusia el 24.
Marzo: la hora de la verdad para el nuevo ejecutivo sirio
El mandato del gobierno de transición nombrado en diciembre por el grupo HTS finaliza el 1 de marzo. Todavía no se ha anunciado ninguna fecha para la celebración de elecciones.
Tras la huida de Bashar al-Assad a Moscú y la toma de Damasco por HTS, Mohammed al-Bashir fue nombrado primer ministro de un gobierno de transición el 10 de diciembre. Se espera que la nueva administración permanezca en el poder hasta el 1 de marzo de 2025.
El nuevo hombre fuerte de Siria, el líder de HTS, Ahmed al-Sharaa (cuyo nombre de guerra es Julani), advirtió a mediados de diciembre que los «numerosos problemas» a los que se enfrenta el país hacían improbable la celebración de elecciones y la redacción de una nueva Constitución a corto plazo, de acuerdo con la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU. Añadió que el país tardaría hasta cuatro años en celebrar sus primeras elecciones. Leer más
Es probable que una serie de escollos ralenticen considerablemente el proceso de transición y, posteriormente, la reconstrucción del país. En una entrevista concedida a Wassim Nasr en diciembre, Al-Sharaa se refirió en particular a la tarea de registrar a los millones de votantes sirios dispersos por el mundo, que habría que llevar a cabo antes de organizar nuevas elecciones.
Aunque el régimen de Damasco ha cambiado y el dictador Bashar al-Assad parece haber perdido todo el poder en el país, el nuevo gobierno no controla todo el territorio: el ejército israelí ocupa más de cien kilómetros cuadrados en el suroeste, el norte es un campo de batalla entre kurdos y milicias apoyadas por Ankara, Estados Unidos aún tiene 2 mil soldados en el país y los grupos terroristas permanecen en el este del país. Leer más
Entre otros acontecimientos a seguir en marzo: 97ª ceremonia de los Óscar el 3; primer Consejo Europeo del año el 20-21 presidido por António Costa; organización de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Rumanía el 23.
Abril: cumbre sobre IA en Ruanda
Los días 3 y 4 de abril, Ruanda acogerá una cumbre sobre IA. Esta reunión tendrá lugar dos meses después de la Cumbre sobre IA de París, que se celebrará del 10 al 11 de febrero.
El tema de la cumbre será «La IA y el dividendo demográfico de África: reinventar las oportunidades económicas para la mano de obra africana», mientras que la Cumbre de Acción sobre Inteligencia Artificial, que se celebrará en París, «se centrará en acciones concretas para garantizar que el desarrollo y despliegue de la IA beneficie a nuestras sociedades, nuestras economías y el medio ambiente, y lo haga en aras del interés público y respetando el bien común».
Sólo el 7% de las empresas estadounidenses participantes en una encuesta de opinión afirman tener intención de adoptar la IA en los próximos meses, y entre el 5 y el 6% dicen estar utilizándola ya para producir bienes y servicios. En 2023, el 8% de las empresas de la Unión afirmaron estar utilizando tecnologías de inteligencia artificial, lo que supone un aumento de apenas el 0,4% respecto a 2021 (ChatGPT se lanzó en noviembre de 2022).
A pesar de las bajas tasas de adopción, se están gastando más de 1.000 millones de dólares en centros de datos, con importantes implicaciones para las redes eléctricas. Según un estudio de Bloomberg, más de tres cuartas partes de los desequilibrios entre tensión y corriente en la red eléctrica estadounidense se producen a menos de 80 km de estos centros.
A partir del 2 de abril, a falta de visado, los ciudadanos de la Unión tendrán que obtener una Autorización Electrónica de Viaje (ETA) para viajar al Reino Unido.
Mayo: 80 años del final de la guerra
El 8 de mayo de 1945, Europa celebrará en su territorio el 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, en medio de un conflicto de recuerdos.
El 8 de mayo se celebra tradicionalmente en Europa Occidental, Europa Central (incluida Ucrania) y Europa del Norte. Sin embargo, es el 25 de abril en Italia, el 5 de mayo en los Países Bajos y Dinamarca, y sobre todo el 9 de mayo en los Balcanes y la antigua URSS (excluidos Ucrania y los países bálticos). El desfile de Moscú suele ser un momento de triunfo para el poder. El primer ministro eslovaco, Fico, ha aceptado la invitación de Vladimir Putin para 2025, acercándose cada vez más a Rusia. En Europa Occidental aún no se ha anunciado ninguna gran conmemoración internacional. En junio de 2024, el presidente ucraniano Zelenski fue invitado a celebrar el 80 aniversario del desembarco de Normandía.
Polonia, el país que se llevó la peor parte de la guerra en proporción a su población (16%, incluidos 3 millones de judíos), estará en el centro de esta secuencia. Como presidente del Consejo de la Unión Europea a partir del 1 de enero, bajo el lema «¡Seguridad, Europa!», Varsovia se esforzará por promover la defensa europea. El mismo mes, mayo, se celebran las elecciones presidenciales polacas: la victoria de Rafał Trzaskowski, candidato de la Coalición Cívica, partido del primer ministro Donald Tusk, podría desbloquear las reformas liberales vetadas por el actual presidente Andrzej Duda. Sin embargo, el candidato de Ley y Justicia (PiS), Karol Nawrocki, sube en las encuestas.
También en mayo, es probable que la OMS adopte el «acuerdo mundial sobre pandemias», el primero de este tipo para promover una mayor cooperación internacional.
Junio: 35ª Cumbre de la OTAN en La Haya
Del 24 al 25 de junio, los Países Bajos acogerán la reunión anual de la OTAN.
Será la primera cumbre bajo el mandato de Mark Rutte, que asumirá el cargo de secretario general el 1 de octubre de 2024. También será la primera reunión de la Alianza desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
La cuestión del gasto en defensa estará en el centro de los debates. Donald Trump ha dicho en repetidas ocasiones que no «protegerá» a los miembros de la OTAN que no «paguen sus facturas». Aunque se supone que los países miembros deben gastar el 2% de su PIB en defensa, la cumbre podría allanar el camino hacia nuevos objetivos. La inversión en defensa colectiva de los aliados pasó del 1,43% al 2,02% de su PIB entre 2014 y 2024. Con un 4,7% de su PIB dedicado a defensa en 2025, Polonia es el país europeo que más gasta. España e Italia siguen por debajo del 2%. Leer más
Rutte ya indicó que, en un contexto geopolítico complejo, la cifra del 2% era un suelo y no un techo. La reunión de La Haya podría abrir un debate formal sobre el aumento de este objetivo al menos al 3% del PIB. Según un informe del Financial Times, el equipo de transición de Donald Trump ha informado a los europeos que, una vez que tome posesión, el presidente electo pedirá a sus aliados que dediquen el 5% de su PIB a defensa (es decir, 915 mil millones de euros al año, frente a los 345 mil millones actuales de los países europeos). Leer más
Aunque Kiev está principalmente interesado en entrar en la OTAN, el presidente ucraniano ha abierto el debate sobre otras garantías de seguridad estadounidenses y europeas. Una de estas opciones es enviar fuerzas de mantenimiento de la paz sobre el terreno, pero ningún país aliado se ha comprometido aún a enviar soldados a Ucrania.
Tras las dos primeras conferencias en Nueva York en 2017 y Lisboa en 2022, Francia y Costa Rica organizan conjuntamente la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en Niza del 9 al 13 de junio.
Julio: ¿hacia una nueva disolución en Francia?
Un año después del decreto de disolución de la Asamblea Nacional del 9 de junio de 2024, el presidente Macron tendrá la posibilidad de volver a disolverla a partir de julio de 2025.
Algunos expertos constitucionalistas creen que la disolución sería posible tan pronto como 1 año + 1 día después del decreto anterior, es decir, el 10 de junio de 2025. En cambio, la mayoría coincide en 1 año + 1 día después de la segunda vuelta de las elecciones legislativas, es decir, el 8 de julio de 2025. El escrutinio tendría que celebrarse entonces entre 21 y 40 días después del decreto, es decir, a mediados de agosto, lo que sugiere que el presidente podría esperar en cambio hasta el otoño.
En diciembre, Emmanuel Macron declaró que no deseaba disolver de nuevo la Asamblea, ni renunciar a su mandato, que se extiende hasta 2027. Mientras que Reagrupación Nacional obtuvo el 29% de los votos en la primera vuelta y el 32% en la segunda de 2024, el último sondeo para las elecciones presidenciales de 2027 muestra a Marine Le Pen con un 36% si se opusiera a Édouard Philippe, y un 38% frente a Gabriel Attal.
Disolución o no, la vida política francesa en 2025 estará marcada por una gran incertidumbre, en una Asamblea fragmentada en la que es probable que caigan los primeros ministros. Nunca en la historia de la V República los gobiernos han sido tan cortos como bajo el segundo mandato de Macron. Leer más
En julio también comenzará el semestre de Presidencia danesa del Consejo de la Unión Europea y se celebrará el 1700 aniversario del Primer Concilio de Nicea.
Agosto: BRICS y multipolaridad
A partir del 1 de enero de 2025, Brasil ostentará la presidencia rotatoria de los BRICS, que debería seguir ampliando y reforzando su cooperación el próximo año. La cumbre anual del grupo se celebrará en torno al mes de agosto.
La cumbre de Kazán fue la primera reunión del grupo tras la ampliación a seis países más aprobada en 2023 en Johannesburgo. Fue en esa ocasión cuando los miembros de los BRICS aprobaron oficialmente la creación de una nueva categoría de Estados «socios». Leer más
A partir del 1 de enero, nueve de estos países se implicarán en los trabajos del grupo y participarán en las sesiones especiales de las cumbres y en las reuniones de los ministros de Asuntos Exteriores: Bielorrusia, Bolivia, Indonesia, Kazajstán, Cuba, Malasia, Tailandia, Uganda y Uzbekistán. Otros cuatro países podrían añadirse a esta lista durante 2025.
Se espera que la presidencia brasileña de los BRICS mantenga la apertura del grupo a los países del Sur, continuando la inversión en la lucha contra el cambio climático, el hambre y la pobreza, así como facilitando a los países en desarrollo el acceso a vacunas y medicamentos.
Uno de los principales objetivos de Rusia dentro de los BRICS es reforzar la integración al tiempo que «desdolariza» las economías del grupo. Aunque Lula se declaró partidario de «sustituir el dólar estadounidense por las monedas nacionales en el comercio internacional», en Kazán no se lograron avances significativos. El BRICS bridge», un sistema de intercambio bancario alternativo al SWIFT impulsado por Moscú, quedó fuera de la declaración de la cumbre.
También se conmemorará el 80 aniversario de los bombardeos nucleares de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto de 1945.
Septiembre: vuelta a la política y crisis del multilateralismo
Septiembre supondrá el regreso de un mes de reuniones internacionales en la era Trump 2.0.
La 80ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas tendrá lugar en un contexto en el que la capacidad de acción de las instituciones multilaterales está siendo puesta a prueba en Ucrania y Gaza. El secretario general, Antonio Guterres, ha recibido críticas tanto de Kiev como de Israel, donde ha sido declarado persona non grata. No cabe duda de que el segundo mandato de Trump debilitará aún más el sistema mundial: si el primero sirve de algo, el multilateralismo selectivo y la primacía de los intereses estadounidenses darán lugar a un orden mundial más fragmentado.
El Fondo Monetario Internacional celebrará sus reuniones de otoño en Washington en octubre. El FMI prevé actualmente un crecimiento mundial del 3,2% para 2025 (idéntico al de 2024). La economía estadounidense crecerá un 2,2% (frente al 2,8% de 2024), mientras que la zona euro podría registrar un crecimiento del 1,2% (frente al 0,8% de este año). El FMI también prevé que el crecimiento en China se ralentice del 4,8% en 2024 al 4,5% en 2025. Sin embargo, estas cifras no tienen en cuenta las repercusiones económicas de las futuras políticas de Donald Trump: según el Instituto Peterson, un aumento global de los aranceles del 10% costaría a la economía estadounidense un 1% de crecimiento.
Dado que la inflación en la eurozona se acerca al objetivo del 2% del Banco Central Europeo, se espera una mayor relajación de la política monetaria en 2025. Esta tendencia podría verse reforzada si la adopción de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos agrava la desaceleración económica en la Unión. Por otro lado, medidas como los aranceles, los recortes fiscales y una política fiscal expansiva podrían favorecer un repunte de la inflación estadounidense, lo que llevaría a la Reserva Federal a ralentizar el ritmo de normalización de la política monetaria. Aunque Donald Trump ha criticado con frecuencia al presidente de la Fed, Jerome Powell, ha afirmado que no lo destituirá antes del final de su mandato, previsto para mayo de 2026.
El 21 de septiembre, un eclipse solar será visible en la Antártida, el Pacífico y Oceanía.
Octubre: elecciones parlamentarias en Argentina
El 26 de octubre, los argentinos acudirán a las urnas para las elecciones legislativas: estarán en juego la mitad de los escaños de la Cámara de Diputados y un tercio de los del Senado.
El escrutinio será la primera prueba electoral para la coalición de Milei, La Libertad Avanza, que busca reforzar su base territorial.
Una victoria daría a Milei la mayoría en el Congreso, donde actualmente está en minoría, lo que (en cierto modo) limita su capacidad de gobernar, aunque sus discursos son siempre muy virulentos contra la oposición, sus equipos consiguen negociar entre bastidores para que se aprueben leyes. Milei consiguió aprobar una ley fundamental para su mandato –un proyecto ómnibus con 660 artículos– gracias a una coalición de circunstancias con diputados macristas, peronistas disidentes y radicales.
Tras un año en el poder, Milei sigue siendo la figura política más popular de Argentina, sobre todo entre los sectores más pudientes de la población: desde su llegada al poder, ha recortado en un 74% la financiación de las pensiones, la educación, la salud, la ciencia, la cultura y el desarrollo social. Ha cerrado 13 ministerios y despedido a unos 30 mil funcionarios. Al mismo tiempo, el país tiene cinco millones más de pobres y sufre una recesión económica.
En un país cuya economía depende del valor de la moneda estadounidense, la brecha limitada y controlada entre el dólar oficial y el dólar azul (o paralelo) ha contribuido a crear una cierta imagen de estabilidad. La prometida dolarización no se ha producido y la eliminación de los controles de cambio sigue siendo la principal misión del gobierno de Milei en 2025.
Entre otros acontecimientos a tener en cuenta en octubre: 2º aniversario del 7 de octubre de 2023; elecciones parlamentarias en la República Checa entre los partidos del actual primer ministro Petr Fiala (ODS, CRE) y su sucesor Andrej Babiš (ANO, PfE).
Noviembre: ¿una COP 30 más exitosa?
Del 10 al 21 de noviembre, la ciudad brasileña de Belém acogerá la COP 30, que marca el décimo aniversario del Acuerdo de París. Tras una decepcionante COP 29 en Bakú, las expectativas son altas para la presidencia brasileña.
Brasil ha prometido objetivos más ambiciosos para la COP30. Se espera que los debates se centren, en particular, en la aplicación de las recomendaciones de la Evaluación Global para que las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional estén más en consonancia con los objetivos del Acuerdo de París, y en la intensificación de la financiación climática como parte de la «hoja de ruta de Bakú a Belém a 1.300 billones», con especial énfasis en el riesgo que supone para los hábitats el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Brasil ha anunciado sus nuevos objetivos climáticos, que pretenden reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero entre un 59% y un 67% para 2035, en comparación con los niveles de 2005. Los países miembros del Acuerdo de París tienen hasta febrero de 2025 para presentar sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional revisadas.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, las políticas actuales sitúan al mundo en la senda de los 2,9 °C de calentamiento para finales de siglo, aunque esta cifra podría reducirse a 2,4-2,6 °C si se cumplen todas las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional existentes.
Mientras que es probable que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ponga en peligro el compromiso de Estados Unidos en la lucha contra el calentamiento global, China, por otro lado, superará su objetivo para 2030 en materia de energía solar y eólica desde 2025, alcanzando una capacidad estimada de 1.720 GW.
Entre otros acontecimientos a tener en cuenta en noviembre, elecciones presidenciales en Chile el 16 de noviembre, Sudáfrica acogerá la Cumbre del G20 en Johannesburgo del 22 al 23 de noviembre.
Diciembre: impasses presupuestarios
En diciembre de 2025, como en 2024, los gobiernos nacionales de los 27 Estados miembros (pero también las instituciones europeas) tendrán muchos problemas para aprobar un presupuesto.
El actual Marco Financiero Plurianual (MFP) a escala europea abarca el periodo 2021-2027. Las negociaciones para el próximo deben comenzar en 2025, y se espera una propuesta inicial de la Comisión en primavera. En su comparecencia ante el Parlamento, el nuevo Comisario de Presupuesto, el polaco Piotr Serafin, subrayó que el futuro presupuesto europeo podría superar el 1% del PIB de la Unión debido a las nuevas prioridades europeas, como la defensa y la tecnología digital. En 2024 se votó el presupuesto para el año siguiente (2025), tras muchas idas y venidas entre el Consejo y el Parlamento. El plan de recuperación NextGenerationEU también llegará a su fin en 2026, y se espera que el año que viene se debata una posible prórroga o el uso de los fondos no gastados para financiar inversiones conjuntas en defensa e industrialización.
En los Estados miembros, es probable que continúen las tensiones presupuestarias. En Francia, con o sin disolución, el panorama político seguirá dividido y la aprobación de un presupuesto sin el 49-3 parece imposible. En España, las próximas elecciones legislativas no se celebrarán hasta 2027, por lo que es probable que se mantenga la coalición en torno al PSOE de Pedro Sánchez, que depende en gran medida de los independentistas catalanes y de la izquierda radical. En Alemania, aunque parece probable que Merz se convierta en canciller tras las elecciones de febrero, es poco probable que tenga mayoría y tendrá que vérselas con el SPD o los Verdes. Bélgica sigue sin gobierno 6 meses después de las elecciones de junio, y es probable que cualquier mayoría que surja en 2025 sea frágil; lo mismo ocurre en Bulgaria. En Rumanía, es probable que el caos electoral de diciembre de 2024 perturbe todo el año 2025.
Entre otros acontecimientos a tener en cuenta en diciembre: Entra en vigor la ley de la Unión sobre deforestación; 1er aniversario de la caída de Bashar al-Assad en Siria; último Consejo Europeo del año los días 18 y 19 de diciembre.
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2025/01/LE-GRAN-CONTINENT.jpg10671600Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2025-01-08 13:50:392025-01-08 13:52:462025 en doce puntos clave: el calendario geopolítico para el próximo año
Por Daniel Symcha que autoriza su publicación en Dossier Geopolitico
En el año 2007 el General de cuatro estrellas del ejército estadounidense y ex comandante supremo aliado de la OTAN en el periodo 1997-2000, Wesley Clark durante una entrevista en el medio estadounidense “Democracy now” conducido por la periodista Amy Goodman, afirmó haber tenido conocimiento de la nueva la estrategia militar de los EEUU diez días después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Clark dijo públicamente que un ex oficial de su Estado Mayor en su oficina del Pentágono había recibido un memorando de la oficina del entonces Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, que describía cómo los EEUU iban a eliminar a siete países en cinco años, empezando por Irak, y continuando luego por Libia, Líbano, Somalía, Sudán, Siria y, finalmente, Irán.
Veintitrés años después alternando entre las “Revoluciones de Colores” (Yugoslavia, Ucrania, Georgia, Kirguistán y Líbano) del periodo que va del año 2000 al 2005; las “Primaveras Árabes” (Kuwait, Sudán, Jordania, Siria, Egipto, Irak, Marruecos, Palestina, Bahrein, Túnez, Libia, Sáhara Occidental y Yemen) en el periodo que va del año 2010 al 2012; las intervenciones militares directas mediante alianzas como en el caso de Kuwait, Afganistán e Irak; el apoyo a las intervenciones de aliados como Israel o incentivando y solventando grupos insurgentes armados, vemos que no solamente se cumplió lo denunciado por el entonces General Clark sino que se consolidó un arco de fuego en torno a Rusia y China y se instaló un proceso socio económico que menoscaba la economía europea bajando las capacidades productivas y depreciando su moneda en el mercado mundial.
Estrategia del caos
Si bien más allá de las invasiones a Panamá y Granada los EEUU no han tenido ninguna victoria militar de manera singular, la anglosfera se especializa en elaborar alianzas que permitan mantener el status quo de dominación a escala global potenciando las capacidades de intervención. Un claro ejemplo de ello es el primitivo UKUSA (United Kingdom – United States of America Agreement) del año 1946, que posteriormente dará lugar a la alianza denominada “Los cinco ojos” un acuerdo de cooperación en inteligencia entre cinco países: Estados Unidos, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Canadá, Australia, Nueva Zelanda.
Otro de los ejemplos es la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) del año 1949 que involucra a 30 países y tuvo intervenciones militares de acuerdo a los intereses geopolíticos anglo-norteamericanos: Guerra del Golfo (En 1990 y 1991, la OTAN llevó a cabo las operaciones Anchor Guard y Ace Guard, a petición de Turquía); Bosnia y Herzegovina (Embargo de armas y zona de exclusión aérea); Kosovo (Con el envío de una fuerza de 3.700 hombres en 1999 y la realización de una campaña aérea contra las fuerzas serbias); Afganistán (En 2003 se hizo cargo de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad, ISAF, del Consejo de Seguridad de la ONU); Somalia (Desde 2008, llevan a cabo una serie de operaciones navales antipiratería); Libia (En 2011 estableció una zona de exclusión aérea e inició ataques aéreos a las fuerzas libias); Ucrania (Desde la “Revolución Naranja” y luego la anexión rusa de Crimea en 2014, la OTAN ha intensificado sus operaciones de vigilancia aérea y apoyo a las fuerzas ucranianas).
La desestabilización lograda en la región del Magreb, es decir, el norte de África y de los países de la región oriental del Mar Mediterráneo implicó un costo social muy alto para Europa continental y un fuerte impacto para las estructuras políticas que se encontraban bajo la influencia de la OTAN y su red de organizaciones destinadas a contrarrestar las amenazas híbridas implementando nuevos conceptos estratégicos de gobernanza partir de fomentar redes intergubernamentales e intersectoriales bajo un mismo criterio lo cual impactó sobre la construcción de sentido en la población civil europea, permitiendo asimilar las acciones militares sin prever las consecuencias de las mismas sobre las sociedades. Ejemplo de esto es el Hybrid Coe (Centro Europeo de Excelencia para la Lucha contra las Amenazas Híbridas) con sede en Helsinki, Finlandia (Hybrid Coe, 2014).
La crisis militar y social europea donde se mueve la OTAN y los magros logros obtenidos viene a poner en claro la incapacidad demostrada por la organización para hacer frente a la defensa de los intereses vitales de Europa lo cual quedó en evidencia durante la veloz expansión de un ataque biológico, como fue la pandemia del Covid 19.
La creación de organizaciones armadas
La participación de mercenarios en las guerras no es un asunto nuevo. Ya Maquiavelo planteaba la necesidad de evitar su uso porque no se podía garantizar su lealtad.
EEUU apoyó, mediante las ganancias del negocio de la droga entre las comunidades negras de la Costa Oeste norteamericana coordinado por la CIA, a los contrarrevolucionarios en Nicaragua. El descubrimiento de este sistema de financiación ilegal le costó la vida al periodista Gary Webb del periódico San Jose Mercury News. Mucho antes el gobierno norteamericano mediante la CIA financió a los grupos anticastristas que fueron derrotados en Bahía Cochinos, Cuba. Caso similar sucedió con los Talibanes durante la ocupación rusa en Afganistán.
Podríamos enumerar cientos de casos, pero lo cierto es que el armado y financiamiento de grupos armados alrededor del planeta es moneda corriente para la política exterior norteamericana en su estrategia del caos.
Centrándonos en Oriente Medio, Al-Qaeda se formó a fines de los años 80 del siglo XX, cuando un grupo de voluntarios árabes, respaldados por Estados Unidos, se unió a la lucha de los muyahidines que enfrentaban la ocupación soviética en Afganistán (BBC, 2004). Estado Islámico (ISIS) surgió como una organización terrorista cercana a Al Qaeda para enfrentar la invasión de Irak en 2003 pero todos sus atentados posteriores son contra intereses y objetivos europeos, no norteamericanos a excepción del atropellamiento del año 2017 en Nueva York, algo no muy profesional ya que murieron más argentinos (5) que norteamericanos (2).
Hacia 1989 se formó el DAESH, es decir el “Estado Islámico en el Levante” (África), un grupo terrorista paramilitar de naturaleza yihadista wahabita que se unirá a Al-Qaeda en 1999 para recibir entrenamiento y financiación. En 2014 se separan de Al-Qaeda y declararon un Califato en territorio de Irak y Siria (Arroyo, 2021) y proyectarán poder sobre países del África, zona de influencia europea.
El movimiento de resistencia islámica “Hamás” surgió por primera vez en 1987 pero las primeras raíces del movimiento surgieron a mediados de la década de 1940, con el establecimiento de los Hermanos Musulmanes en Gaza quienes desarrollaban actividades educativas religiosas y culturales, no militares. Hacia los años 60 del siglo XX comienza dentro de la organización un “movimiento correctivo” que incluye el manejo de armamento y se une este segmento a la FATAH, organización político-militar palestina, fundada en 1958 en Kuwait. Esta unidad tendrá su final en los acontecimientos de 1970 conocidos como “Septiembre Negro”. El ex Presidente Egipcio Hosni Mubarak, acusará a Israel de crear Hamas para combatir desde adentro la resistencia de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) (Essam, 2024).
Hamas llevará adelante un ataque sobre la población civil israelí el 7 de octubre de 2023 lo que desencadenará una avanzada militar de Israel sobre la Franja de Gaza primero y posteriormente contra el Líbano. Este ataque, perfectamente registrado audiovisualmente y difundido en redes sociales, no afectó infraestructura crítica ni infraestructura militar clave salvo la creación de sentido en la opinión pública.
Irán, Ucrania y Taiwán
Un punto estratégico de alta importancia geopolítica se encuentra al sur de la península arábiga, en Yemen, puerta de acceso al Mar Rojo y por lo tanto al canal de Suez. En Yemen se desarrolló una de las “Primaveras Árabes que terminó con la presidencia de Ali Abdullah Saleh, asumiendo el gobierno el mayor general del ejército yemení, Abd al-Rahman Rabbuh al-Mansur al-Hadi hasta el año 2022 donde cede el mando al Consejo de Liderazgo Presidencial. En 2014 luego de un intento de Golpe de Estado, comienza una guerra civil que dura hasta el presente con cuatro actores: la República de Yemen, El Movimiento Ansar-Allah, también conocido como «Hutí», Al- Qaeda y La coalición liderada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Las fuerzas hutíes atacan a toda embarcación de bandera israelí, norteamericana o anglosajona que navegue por el estrecho de Bab el-Mandeb en solidaridad con la población de Gaza asediada por las fuerzas armadas israelíes. Los rebeldes hutíes contarían con el respaldo logístico y armamentístico de Irán.
Mientras tanto, en 2014 en Ucrania era derrocado el presidente Viktor Yanukovich a partir de la revolución denominada “Euromaidan” donde tuvo una activa participación en las revueltas Victoria Nuland, Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos del gobierno norteamericano y lobista de las principales empresas productoras de armamentos de su país, entre las que se General Dynamics, Northrop Grumman y otras corporaciones cuyas ganancias crecen en proporción al belicismo de la política exterior de Estados Unidos (Boron, 2022).
Tras la caída de Yanukovich asume el gobierno Petró Poroshenko quien busca sumar a Ucrania a la OTAN y lleva adelante una serie de medidas contra la influencia rusa y la población rusoparlante en el país lo que genera reclamos sociales siendo el punto máximo el incendio de la sede de la Central Sindical de Odessa donde murieron 47 manifestantes que pedían un referéndum para alcanzar la autonomía de los Óblast de Crimea, Odessa, Donetsk, Jerson, Zaporiyia y Lugansk donde comienzan movimientos separatistas. En 2019, electo Volodímir Zelensky, actor, comediante, abogado y político ucraniano, profundizará las medidas de Poroshenko, solicitará el urgente ingreso a la OTAN y concentrará tropas en el límite de las regiones sublevadas lo que utilizará Rusia como excusa para organizar una “misión militar especial” destinada a proteger a las poblaciones rusoparlantes y a las regiones que se declararon independientes mediante un referéndum.
Mientras tanto, Gran Bretaña se suma al Acuerdo Integral y Progresivo para la Asociación Transpacífico, un pacto comercial histórico acordado en 2018 entre 11 países incluidos Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
En paralelo, en marzo de 2023, Estados Unidos, Reino Unido y Australia llevaron adelante el AUKUS, un plan para crear una nueva flota de submarinos de propulsión nuclear de cara a poder hacerle frente a una proyección del poder militar chino.
En este contexto se incrementaron las tensiones con China por la presencia de legisladores norteamericanos en Taiwán así como también por el posicionamiento de naves de combate de la Séptima Flota norteamericana en las proximidades de la isla. Este es el escenario donde el Presidente Argentino promete a la Generala Richardson, Jefa del Comando Sur Norteamericano, que la base multipropósito argentina ubicada en Ushuaia será de uso compartido con las tropas norteamericanas.
Aproximación indirecta y política norteamericana
En este contexto global, se desarrollan en 2024 las elecciones en los EEUU las cuales ganó de manera contundente, Donald Trump quien promete terminar con la guerra de Ucrania. Durante este tiempo se incrementa una serie de acciones armadas, la mayoría de carácter asimétrico, en todo oriente medio volviendo a tener presencia organizaciones terroristas que operan conjuntamente sobre puntos de interés para la hegemonía norteamericana como Siria o el Líbano; se incrementa la tensión entre Israel e Irán con ataques directos; Israel ataca a Gaza en represalia a Hamás; Yemen ataca a Israel; la Alianza Árabe con apoyo británico y norteamericano atacan a los rebeldes en Yemen; se producen revueltas en Georgia; Talibanes atacan puestos fronterizos pakistaníes; recrudecimiento de los ataques de las filiales de Estado Islámico y Al Qaeda en Burkina Faso, Malí o Níger; la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz contra el gobierno pakistaní; los cortes de fibra óptica submarina en el Mar Báltico y el cierre del paso de gas por Ucrania hacia Europa.
La retirada de los Demócratas de la administración norteamericana parece incluir un campo minado a escala global basado en la post legalidad “una situación en la que el derecho interno e internacional se manipula, se desconoce o se quiebra a expensas de un bifronte Estado gendarme que opera con escasa rendición de cuentas hacia adentro y con excesivo despliegue militar hacia afuera” (Tokatlian, 2012).
Se han activado todos los dispositivos estatales y paraestatales bajo la órbita del poder hegemónico para que jueguen de manera simultánea en todo el tablero geopolítico. Así podemos ver como fuerzas irregulares no estatales de supuesto origen islámico como el ISIS alcanzan altos niveles de organización, sincronización, control territorial e intervenciones cada vez más violentas, pero no atacando objetivos israelíes o norteamericanos sino territorios y objetivos europeos o musulmanes tal como lo fueron los atentados en París de noviembre del año 2015 contra bares en Saint Denis, la toma de rehenes en la sala de conciertos Bataclan y explosiones en los alrededores del Estadio de Francia; el atentado en la sala de conciertos Crocus City Hall, en Krasnogorsk en las afueras de Moscú, la capital rusa (Roth, 2024) o la masacre de Kermán, en el sur de Irán con 103 muertos. (Di Bussolo, 2024)
Mientras tanto a excepción de los elementos de la Armada estadounidense desplegados en las proximidades de las mencionadas zonas de crisis, las tropas estadounidenses luego de la retirada de Afganistán, se encuentran acantonadas y a la espera en diferentes posiciones como la Base Aérea de Al Udeid en Qatar, la Base Aérea de Incirlik en Turquía, la Base Aérea de Ali Al Salem en Kuwait y la Base Naval de Bahrain, ubicada en la isla de Juffair, en el Reino de Bahréin (Schaer, 2024). Posiciones estratégicas para las operaciones militares de Estados Unidos en la región como por ejemplo soporte de inteligencia para Israel y las fuerzas irregulares que operan a favor de intereses norteamericanos, apoyo aéreo y ataques con misiles y, sobre todo, estar preparados para que cuando las operaciones híbridas comiencen a generar malestar social, poder avanzar sobre el objetivo final, Irán.
Están dados todos los elementos y los pasos de una estrategia de aproximación indirecta (Hart, 1960) que tan bien describe en su obra el franco británico Basil Henry Liddéll Hart…
…un dinamismo entre los diferentes frentes de combate que dispersan la atención, recursos y esfuerzos de quien en verdad es el objetivo principal de una estrategia militar planteada en 2001, Irán.
Roth, A. (23 de Marzo de 2024). Islamic State’s deadly Moscow attack highlights its fixation with Russia. Londres, Londres, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Balance geopolítico de un año que vivimos peligrosamente – Por Carlos Pereyra Mele, Radio Belgrano AM650 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentina
Tradicional columna de Política Internacional del Prof. Lic. Carlos Pereyra Mele -de los días viernes-, analizando las políticas y la geoestrategias del año 2024 de los distintos Estados, Continentes y factores de Poder Global y sus proyecciones para el 2025, para el Programa «De Ayer a Hoy», que conduce el destacado periodista Miguel A. De Renzis por Radio Belgrano AM650 de Buenos Aires, República Argentina.
Buen año 2025
Lic. Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2024/12/Carlos-Pereyra-Mele.jpg498748Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2024-12-29 18:07:492024-12-29 18:09:22CANAL DE YOUTUBE DE DOSSIER GEOPOLITICO: Balance geopolítico de un año que vivimos peligrosamente - Carlos Pereyra Mele
El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, rechazó avanzar en la extensión de las sanciones contra Rusia. Lo hizo en una reciente cumbre de la Unión Europea celebrada en Bruselas para esos fines. Así lo informó la agencia ‘Bloomberg’, que cita a fuentes familiarizadas con la situación y que prefirieron permanecer en el anonimato.
Orbán ‘conoce la película’
De acuerdo a las fuentes que cita Bloombeg, Orban prefiere esperar hasta el próximo 20 de enero, momento de la asunción de Donald Trump como presidente de EEUU, a quien el líder húngaro considera su aliado político, antes de pronunciarse sobre la extensión semestral.
En esta misma reunión, el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, declaró que bloqueará posibles restricciones de la Unión Europea al sector nuclear de Rusia. «Durante mi discurso, dije que bloquearé cualquier sanción que se plantee en el futuro contra Rusia si afecta a los programas nucleares con fines pacíficos», dijo Fico
AUDIO DE LA ENTREVISTA A PEREREYRA MELE POR JAVIER BENITEZ DE RADIO SPUTNIK INTERNACIONAL (MOSCU):
Al respecto, el Dr. Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, entiende que ha llegado la hora de la verdad para la Unión Europea. «Esta es la verdad de las circunstancias que estamos viviendo en estos últimos días del año 2024, y a pocos días de la asunción del nuevo presidente de EEUU, quien ya ha dicho en varias oportunidades, y en otros distintos ‘elementos’ [personal] que pareciese que van a integrar su gabinete, que hay que darle un corte definitivo al tema del conflicto ucraniano. Y también ha lanzado varias veces, por lo menos verbalmente, amenazas a la OTAN, a la que EEUU dirige, que deben incrementar sus gastos militares», señala el experto.
«Orban, más allá de la amistad personal que lo pueda unir a Donald Trump, simplemente sabe que la situación va a variar. Y creo que en Europa todos saben que será así. Y no solo eso, sino que además Europa va a tener que pagar los costos fortísimos de haber participado en este conflicto ‘alegremente’, por dos vías: primero, por el incremento [del precio] de todos sus productos básicos energéticos, que antes del conflicto los tenía de forma abundante y a bajos precios [desde Rusia]. Y, por otro lado, en que va a tener que aumentar su participación en poner dinero que debían destinar a otros ámbitos», apunta el analista.
En este sentido, Pereyra Mele recuerda que el nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte, declaró que a partir del próximo año Europa tiene que aumentar los gastos armamentísticos hasta un 4% del PIB y que debe sacar dinero hasta de su sistema de pensiones de Europa. «Se están preparando para darle un fortísimo golpe a fondos que no deberían ser utilizados para otra función que para la que fueron creados. Y Rutte ya está avisándole a los ciudadanos europeos: ‘el que se va a jorobar es usted, jubilado’. Porque esa plata se va a utilizar en incrementar un supuesto modelo de aumento armamentístico, en aras del ‘enfrentamiento’ que vienen diciendo casi a diario, como un coro, que la guerra va a ser contra Rusia», explica el analista.
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2024/12/ORBAN-scaled.jpg17052560Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2024-12-29 17:53:552024-12-29 17:55:01La 'Unión' Europea pagará un alto precio por sus sanciones antirrusas, y Orban y Fico lo saben