Por décadas referencia de la fortaleza económica de Europa occidental, la locomotora alemana ha perdido empuje y ahora, en un escenario político nacional agitado y fragmentado, con un entorno global adverso, se queda sin la coalición tripartita que la condujo tres años y se prepara para elecciones anticipadas.

El sistema político alemán, símbolo de estabilidad desde la posguerra, entró de golpe en un torbellino con la fractura de la coalición de socialdemócratas, liberales y verdes (2021), incapaz de sacar del estancamiento a la mayor economía de Europa.

El gobierno del “semáforo” (rojos, amarillos y verdes) del socialdemócrata Olaf Scholz se desmembró por la salida del principal referente de los Liberales y ministro de Finanzas, Christian Lindner (Demócratas Libres), cuando el país da señales alarmantes de debilidad productiva, en particular de su industria.

La economía alemana lleva dos años cayendo  por el impacto de la pandemia, la guerra de Ucrania y la competencia de China. Va camino de contraerse por segundo año consecutivo (hasta 0,2%) y desde 2018, antes ya de la pandemia, no logra un crecimiento potente como acostumbraba.

Socialdemócratas y Verdes querían suspender las estrictas normas fiscales alemanas para ampliar el endeudamiento (64% del PIB, déficit fiscal de 1,75%), todavía de los más bajos de la Unión Europea (UE), pero los Liberales se negaron por considerar que viola el espíritu de la Constitución de posguerra.

En su lugar, Lindner -liberal ortodoxo y fiscalista- impulsaba una baja de impuestos de sociedades y a la renta, financiada con recortes del gasto social, reformas del mercado laboral y una desregulación destinada a fomentar la inversión privada. “Es indecente”, dijo Scholz, y lo reemplazó por su copartidario Jörg Kukies.

La salida de Lindner, eclipsada en las noticias por el triunfo de Donald J. Trump en EEUU, obliga a Scholz a someterse a una moción de confianza, en diciembre. Si la pierde, Scholz llamará a elecciones anticipadas (debían ser en septiembre), para el 23 de febrero.

En la oposición, espera volver al poder la conservadora CDU pero también buscan una oportunidad la ultraderecha radical y la izquierda nacionalista, ambas de creciente apoyo en las últimas elecciones regionales en el postergado Este del país.

Los conservadores, liderados por Friedrich Merz (68), reclaman una resolución política rápida: “No podemos estar meses gobernados sin una mayoría, ni meses en campaña ni semanas formando otro gobierno”, dijo. La misma demanda le hizo la industria y recogen las encuestas.

Cambio de contexto

Al principio, la coalición gozó de popularidad, pese a ser la primera tripartita que gobernaba en más de seis décadas, liderada por los socialdemócratas, que siempre habían administrado el país en solitario, o aliado con los verdes, o co-gobernando tres veces (1966, 2005 y 2013) en “gran coalición” con los conservadores

La economía reaccionó con fuerza en ese 2021 de cambio político. El gobierno de Scholz (66, foto)  evitó una gran crisis energética e introdujo reformas sociales, entre otros logros.

Sin embargo, Alemania sintió el doble golpe de la reconfiguración energética de toda Europa por el corte del suministro desde Ucrania y Rusia por la guerra, y de la competencia industrial de China. Y sumó un factor interno: el Tribunal Constitucional prohibió al Ejecutivo federal reutilizar los fondos sobrantes de la pandemia. Ese ajuste condenó la suerte del gobierno tripartito.

Socialdemócratas y liberales querían ampliar el gasto público para reactivar la economía y cumplir sus promesas, pero los Liberales insistieron en  respetar el llamado “Cero Negro”, un techo de deuda consagrado en la Constitución germana que impide tomar prestadas grandes sumas salvo en emergencias como el COVID.

La poderosa industria alemana quedó tocada por la interrupción de las cadenas globales de suministro de 2020-2021. Y la invasión a Ucrania en 2022 llevó al país a quedarse sin gas ni petróleo rusos, lo que redujo la rentabilidad histórica de sectores claves como la siderurgia, la química y la construcción. 

Por fin, la expansión tanto de la industria como del mercado de consumo interno de China -hace siete años principal socio comercial de Alemania, con un intercambio de casi 300 mil millones de euros- le redujo un mercado clave a la máquina económica germana, históricamente montada para exportar bienes manufacturados.

Mientras que en 2020 China absorbió el 8% de todas las exportaciones alemanas, este año es más probable que la cifra se reduzca al 5%. Eso se nota en el sector automotriz, portaestandarte industrial alemán, que ahora enfrenta la competencia de vehículos eléctricos chinos de gran calidad pero salidos de plantas subsidiadas.

Tres sectores claves, el automotriz, el químico y el metalúrgico caen ahora simultáneamente, al cabo de casi tres años de estancamiento y, este año, de probable contracción del PIB. Pero Alemania da señales de cansancio desde antes

La producción industrial -sin construcción- tocó techo en 2017 y ha caído un 16% desde entonces. La inversión empresarial ha disminuido en 12 de los últimos 20 trimestres y ahora se encuentra en un nivel que no se había visto durante la primera fase de la pandemia. La inversión extranjera directa también ha caído fuerte.

En su última previsión, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dice que el PIB alemán crecerá sólo un 0,8% en 2025. De las economías más grandes y ricas, sólo Italia crecerá a un ritmo tan lento. Para peor, los alemanes ahorran ahora el 11,1% de sus ingresos, el doble que los estadounidenses, desacelera más la economía.

La emblemática automotriz Volkswagen anunció el cierre de plantas en la propia Alemania por primera vez en sus 87 años de historia. Thyssenkrupp, con 212 años de antigüedad y símbolo del poderío industrial germano, está inmersa en una batalla corporativa sobre el futuro de su unidad siderúrgica, y miles de  empleos en riesgo. 

Por si fuera poco, Trump volverá a la Casa Blanca y amenaza con imponer aranceles de hasta el 20% a los productos procedentes de la UE, que golpearían de lleno a las exportaciones germanas, cuyo 10% tiene como destino Estados Unidos.

Alemania, pero también Francia, son víctimas de las mismas fuerzas políticas que ayudaron a Trump: la reacción contra el costo de vida, la ansiedad y la ira ante la inmigración y la erosión de la confianza pública en las élites políticas.

“El modelo empresarial alemán está en grave peligro, no en el futuro, sino aquí y ahora”, advirtió Siegfried Russwurm, presidente de la Federación de Industrias Alemanas (BDI), y siembra alarma: una quinta parte de la producción industrial alemana podría desaparecer en 2030. “La desindustrialización es un riesgo real.  

El presidente del poderoso Bundesbank o Banco Central alemán, Joachim Nagel, pone paños fríos: “Alemania no está en declinación”, dijo, y destacó que el número de desempleados (2,8 millones) es el más bajo de la última década y la solidez de los balances de las empresas alemanas. 

“Alemania como lugar de negocios es mejor que su reputación actual”, según el banquero central, quien estima que la economía alemana tiene margen para expandirse sin recalentarse -como temen los liberales que rompieron la coalición- por la escasez de mano de obra y el bajo aumento de la productividad.

Horizonte de cambio

Cuando el frenazo de la locomotora alemana era indisimulable, el gobierno tripartito de Scholz apostó en 2023 a la inversión de cientos de miles de millones de euros de inversiones en tecnología verde. “Alemania podrá alcanzar por un tiempo tasas de crecimiento vistas por última vez en los años 50 y 60”, afirmaba el Bundeskanzler.   

Un año más tarde, el gobierno aceptó que la economía corría riesgo de volver a la recesión pero ya el clima político interno del gobierno de coalición era demasiado tenso por el debate sobre un eventual endeudamiento adicional. 

Scholz intentó reformas para estimular el crecimiento, entre ellas incentivos para que las empresas inviertan y los trabajadores se reincorporen al mercado laboral, así como subvenciones energéticas para algunas fábricas. 

También prometió una “nueva agenda industrial” y llamó a los líderes empresariales y sindicales a una cumbre para debatir la salvaguarda de los empleos industriales. Pero lo hizo sin siquiera invitar a sus aliados liberales y verdes, toda una señal de que el gobierno se desmoronaba.

El futuro del primer ministro socialdemócrata, cuya popularidad se ha reducido a mínimos (sólo 14% apoya la coalición), depende ahora más que de su propio partido de la performance de la fuerza conservadora CDU, liderada por Friedrich Merz (68, foto), quien aboga por elecciones que le den “estabilidad” al sistema político.

Según Scholz, Alemania tiene margen para ampliar el gasto. “Hay soluciones para financiar con solidez nuestras instituciones y responsabilidades públicas”, dijo, y confió en obtener el apoyo de los conservadores de Merz para aprobar sus medidas de coyuntura en el Parlamento antes del recurso de llamar a elecciones.

“Después de tres años, se han perdido 300.000 puestos de trabajo en la industria. Eso no es el legado de gobiernos anteriores . . . Eso es el resultado de su política económica de los últimos tres años”, denuncia sin embargo Merz, que pone a salvo la herencia histórica de la conservadora Angela Merkel hasta 2021. 

Para reactivar la locomotora alemana, los conservadores impulsan una Agenda 2030, de menos burocracia, menos impuestos a empresas y grandes rebajas de electricidad para industrias. 

El socialdemócrata SPD (15,5% en la encuesta) y la conservadora CDU (32,5%) siguen siendo cabeza del escenario de partidos como hace seis décadas.

Sin embargo, han perdido terreno ante fuerzas liberales (11,5%), verdes (5%) y, en especial, la neonazi Alternativa por Alemania (AfD) (19,5%) y la recién surgida Alianza Sara Wagenknecht (7%), de esa líder homónima, de ideas económicas izquierdistas pero posiciones reaccionarias sobre migración.

Scholz también ha tenido problemas para responder al creciente descontento sobre la inmigración. Tras una tregua durante la pandemia, el país se ha enfrentado a un repunte de las nuevas llegadas, con 6,6 millones de personas en la última década. Alemania concentra ahora un tercio de todas las solicitudes de asilo de Europa. 

FUENTE «EMBAJADA ABIERTA»: https://www.embajadaabierta.org/post/la-locomotora-alemana-descarrila

Por: Anthony Medina Rivas Plata (Perú). Lic. en Ciencia Política y Mg. en Políticas Públicas. Profesor de Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y de la Universidad Católica de Santa María. Egresado del U.S. Foreign Policy Program de la Universidad de Delaware (Estados Unidos). Que autoriza a Dossier Geopolitico a publicar su articulo

Las discusiones sobre temas internacionales en el Perú suelen estar mal enfocadas, tanto por la propia dinámica de las redes sociales (en donde las voces autorizadas suelen tener el mismo peso que las de influencers, trolls y comentaristas de ocasión), como del efecto que estas generan en las filias y fobias que nacieron como producto de la segunda vuelta del 2021 y de la coyuntura posterior a la caída del gobierno de Pedro Castillo. Evaluamos conflictos internacionales asumiendo bandos en países que no son el nuestro (¿eres demócrata o republicano?, ¿estás con Israel o con Hamás?, ¿eres chavista u opositor?, etc.), mientras que a la vez convertimos problemas estrictamente internos/domésticos en problemas de seguridad internacional; como cuando Fernando Belaúnde culpaba a la Unión Soviética y a la Comintern de la aparición de Sendero Luminoso o como cuando Alan García culpaba a los chilenos y al chavismo continental de los conflictos sociales en Bagua y Tía María. Debido a esta antilógica, no podemos evaluar de manera fría y realista las causas de la victoria de Donald Trump como del impacto que su futuro gobierno tendrá en nuestro país.

¿Por qué ganó Trump?


La victoria de Trump se debe principalmente a su agenda proteccionista en política económica y a la incapacidad del Partido Demócrata de ofrecer una alternativa que incluya a los trabajadores “blue collar” que perdieron sus empleos debido a la deslocalización industrial iniciada en los años 70, así como de la creciente privatización de los servicios públicos y del encarecimiento del precio de los alimentos y del costo de la vivienda. El llamado “progresismo”, la “ideología de género”, George Soros y todos los lugares comunes del conservadurismo alt-right pueden haber tenido una cierta influencia en la opinión pública a la hora de votar (sobre todo entre los más jóvenes), pero no son ni de lejos la razón por la cual Trump ganó las elecciones. Pero de ser así, ¿por qué entonces seguimos pensando que las últimas elecciones en Estados Unidos fueron una especie de referéndum anti-izquierdista?


¿El problema es el comunismo o el capitalismo?


Hace más de 10 años, la politóloga norteamericana Nancy Fraser acuñó el concepto “neoliberalismo progresista” para referirse a un conjunto de políticas postmateriales que posteriormente fueron identificadas con el movimiento “woke”: Feminismo, LGTBI, aborto, antirracismo e inclusión forzada de minorías étnicas en los medios y la cultura; las cuales fueron implementadas desde inicios de los 90’s por las administraciones demócratas de Bill Clinton en adelante (inalteradas por sus sucesores republicanos, por cierto). Hasta aquí, parecería que la teoría de Fraser coincidiría con la de influencers alt-right como Agustín Laje, pero esto es un error. Mientras que Laje culpa al “marxismo cultural” de promover una conspiración en contra de la vida, la familia y la propiedad privada; lo que Fraser señala es que el wokismo no es sino la mano izquierda del capitalismo en su variante neoliberal.


En su último libro, titulado “Globalismo”, Laje opina que la soberanía de los Estados está en riesgo como producto de la cooptación de los organismos internacionales por parte del activismo izquierdista global, el cual tendría como objetivo la creación de un régimen comunista mundial controlada por las élites en donde los vínculos sociales tradicionales desaparecen y la soberanía de los Estados es destruida. El libro de Laje intenta justificar teóricamente el discurso que el presidente argentino Javier Milei realizó en el Foro Económico Mundial en Davos el pasado enero: las élites mundiales son de izquierda, controlan los organismos internacionales, y las políticas que proponen son comunistas. Por supuesto, el libro de Laje no señala en qué momento el movimiento comunista mundial posterior a la disolución de la URSS se volvió millonario y logró “cooptar” dichos organismos. Por el contrario, Fraser, menos conocida en el mundo de las redes sociales y de los TikToks de minuto y medio, señala que la destrucción de la vida, la familia y la propiedad no se produce como consecuencia del wokismo, sino como consecuencia de políticas neoliberales de privatización, desregulación, tercerización, financiarización y oligarquización de la economía norteamericana; en la cual la izquierda institucional, representada por el Partido Demócrata, ha seguido al pie de la letra la doctrina económica de republicanos como Ronald Reagan y George H. W. Bush (padre), utilizando al progresismo como una especie de “premio de consuelo” para con sus bases izquierdistas frente a su incapacidad de producir cambios en el modelo económico estadounidense. Aquí tocaría preguntarse si la razón por la cual las generaciones jóvenes (millenials/centennials) deciden no tener hijos tiene más que ver con que no les alcance el dinero para llegar a fin de mes o con el ver a lesbianas o transexuales en alguna película de Netflix o Disney.


¿De qué manera el progresismo refuerza al capitalismo?


Para ilustrar el concepto de neoliberalismo progresista, Fraser en su artículo de 2013 “How feminism became capitalism’s handmaiden” (“¿Cómo el feminismo se convirtió en la mucama del capitalismo?”) señala que el movimiento feminista de los Estados Unidos dejó de defender reivindicaciones colectivas de clase para enfocarse estrictamente en una política neoliberal de “cuotas” de acceso de mujeres al mercado laboral; absolutamente compatibles con las políticas antisindicales y de desregulación de derechos laborales iniciadas por Reagan en los años 80. Efectivamente, si el único cambio que propone el Partido Demócrata es el de reemplazar a los patrones hombres blancos y educados en Universidades Ivy League por patronas mujeres blancas y educadas en Universidades Ivy League, mientras las empleadas latinas que trabajan para ellas no tienen ni para pagar el alquiler; entonces no debería sorprendernos que el mal llamado “voto latino” se haya inclinado por un Trump que propone cortar la competencia de migrantes ilegales y el retorno de los trabajos que se fueron a China y al Sudeste Asiático desde la época de Nixon en adelante. La victoria de Trump por segunda vez es la mayor derrota que el neoliberal-progresismo ha enfrentado en toda su historia; y en consecuencia es el fin de una forma de hacer política que en los Estados Unidos se había vuelto inamovible desde los años 90.


Pero nuevamente, si ya es bastante claro que las preocupaciones de los votantes son principalmente económicas, ¿entonces por qué el movimiento conservador, tan activo en redes sociales, sigue diciendo que su prioridad es la lucha contra de los woke, las ONGs y la izquierda? Obviamente, porque la única forma de hacer que la gente vote por políticas contrarias a sus intereses es desviando su atención con cortinas de humo como las del “marxismo cultural” y la “ideología de género”; dirigiendo sentimientos antiprogresistas, ya sea contra la “casta” en Argentina, los “burócratas de Bruselas” en Reino Unido, las “élites globalistas” en Estados Unidos o contra los “caviares” en el Perú. Si los conservadores dijeran la verdad sobre lo que quieren hacer con la economía no sacarían ni el 1% de los votos. Esto puede llegar a niveles esquizofrénicos, como en el caso de Argentina donde mucha gente es capaz de seguir tolerando políticas económicas abiertamente antipopulares y regresivas, como las que el señor Milei viene ejecutando en contra de ellos. No importa si hoy el costo de vida en Argentina es el más alto de América Latina (superando incluso a algunos países europeos) o que la pobreza haya llegado al 53% como producto de sus políticas de ajuste estructural; al parecer, lo realmente importante para muchos argentinos es que hayan eliminado el Ministerio de la Mujer y el llamado “lenguaje inclusivo” en los documentos de gestión pública. En ese sentido, la llamada “batalla” contra el “marxismo cultural” no es más que una cortina de humo que oculta la verdadera batalla: una de carácter estrictamente económico en la que, por supuesto, el pueblo es el enemigo.


Conclusiones


Vemos entonces que evaluar la victoria de Trump implica evaluar la contradicción entre un patrón de voto y el resultado de las políticas públicas implementadas desde el gobierno una vez tomado el poder. Los norteamericanos quieren más producción local y no más importaciones de China; más regulaciones bancarias y no más derivados financieros; más servicios públicos de calidad y no más privatizaciones. Pero hacer eso implicaría que Trump rompa definitivamente con los sectores libertarios y anarcocapitalistas (los más acérrimos antiizquierdistas existentes en Estados Unidos hoy) que lo apoyaron durante su campaña de 2016, así como con muchos de los amigos millonarios que se beneficiaron de las políticas de desregulación que implementó en su primer gobierno. Aún no sabemos cuáles serán las reales políticas económicas que implementará Trump a partir del 20 de enero de 2025 (ya sabemos que una cosa es la campaña y otra el gobierno), pero por ahora, de acuerdo con el índice de Bloomberg Billionaires Index, magnates como Elon Musk, Jeff Bezos o los “progres” Bill Gates y Mark Zuckerberg han visto multiplicadas sus fortunas en los días posteriores a la victoria de Trump debido al incremento del valor de las acciones de sus empresas. Qué tanto beneficiará al pueblo norteamericano el aumento de la riqueza de los multimillonarios es una pregunta aparte.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna del Club de La Pluma nos hace ver con fina ironía, que EL MUNDO SIGUE GIRANDO LUEGO DE LAS ELECCIONES EN EEUU ante la exagerada ola de especulaciones sobre el triunfo de Trump, por parte de “un ejército de expertos” haciendo proyecciones, análisis, hipótesis y futurología (imposibles de corroborar) e intentando disimular el vergonzoso papel de esos expertos y del poder mediático, cuando atosigaron de forma intencionada a la opinión pública con sus falsas -que no erróneas- encuestas de “empate técnico” sobre una elecciones que el republicano liquidó a pocas horas de cerrar las urnas, ganando ampliamente y en ambas cámaras legislativas, que se suman al control de la Corte Suprema de Justicia y arrasando con votos blancos, negros, latinos, obreros, etc.

Lo que significa que la gente votó con el bolsillo y con la memoria, con desilusión e incertidumbre, en su innata defensa propia, castigando sin piedad a los demócratas y demoliendo sin paliativos a los supuestos ataques informáticos rusos o chinos. Lo que ha dado paso a esta nueva operación psicológica de CATÁSTROFE sobre el nuevo gobierno, para ocultar la realidad geopolítica global, que sigue siendo tan angustiante y caótica para EEUU como antes del 5 de Noviembre.

Y dejando de lado toda ésta espuma de especulaciones a futuro, Pereyra Mele señala en el audio las graves y concretas dolencias que afectan a ésta Norteamérica pos electoral, al ser políticamente una viciosa República Imperial, al canceroso “estado profundo” que le consume, al contra poder totalitario de los lobby de la industria militar, petrolero, farmacéutico y de Whall Sreet, a su oligarquía de millonarios improductivos, a las matanzas entre civiles como rutina de una sociedad violenta y al trágico flagelo mortal de la droga instalada definitivamente en sus calles.

Todo un escenario demoledor que no puede ser compensado con su poderío militar ni con el dominio de los mares, defendiendo un “atlantismo” en decadencia, frente al “continentalismo” asiático en auge y luego de haber roto sus propias doctrinas y reglas históricas que le dieron su poder imperial, como el haberpermitido la alianza rusa-china y otras de segundo orden que conciernen a Irán y la India, además de seguir creando monstruos como Zelenky y Netanyahu y generando frentes de guerra que irremediablemente terminan en derrota militar.

Y finaliza con una breve y concisa referencia a las elecciones, reflexionando que si Trump no administra esta decadencia con cierta habilidad y maniobrabilidad, la crisis de Occidente será grave y profunda y con posibilidad de provocar un conflicto nuclear.

Eduardo Bonugli (Madrid (17/11/24)

Javier Benitez de radio Sputnik entrevista al Director de Dossier Geopolitico Carlos Peeyra Mele

A Europa le falta cerebro. Es lo que manifestó el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en la sesión plenaria del XXI Foro Internacional de Discusiones Valdái, en la ciudad rusa de Sochi. De acuerdo al mandatario, eso es lo que afirman colegas expertos de su entorno, al referirse a decisiones económicas de los europeos.

AUDIO DE LA ENTREVISTA

Donde no hay, no hay

‘Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta’, dice el viejo refrán, que cae como anillo al dedo a las actuales autoridades de la Unión Europea, salvo excepciones, como la de Hungría, o Eslovaquia.

En este sentido, en su intervención en la sesión plenaria del XXI Foro Internacional de Debates Valdái en la ciudad rusa de Sochi el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que en Europa las decisiones económicas las toman políticos que no tienen nada que ver con la economía.

«No quiero ofender a nadie, ¡Dios me libre! Esto no va a sonar muy bien: pregunto a mis colegas, los expertos, qué le falta ahora a Europa. La respuesta es: le falta cerebro. No porque sean estúpidos, sino porque las decisiones económicas las toman políticos que no tienen nada que ver con la economía. Las decisiones se politizan, no se calculan, no se basan en la realidad», explicó.

De esta manera comentó Putin la liquidación de los contratos de gas y la agenda verde. «Algo noble: la lucha por el clima. ¿Nos alarma a todos? Sí, y asusta a algunos. Pero asustar a propósito para imponer decisiones que son irrealizables, eso no es justo para los votantes», observó el jefe del Kremlin.

«Este es un discurso clave [de Putin] que lo tendrán que analizar mucho los europeos y los occidentales. Creo que es una pieza fundamental para entender el nuevo mundo que se está desarrollando. Justamente se hace en uno de los foros, el de Valdái, que es donde los intelectuales, los economistas, los expertos en política internacional, etc., se reúnen, y que ha venido prácticamente a suplantar al de Davos, en el sentido de que va marcando caminos, va marcando nuevas sendas. Y allí este discurso de Vladímir Putin ha sido muy ejemplar y con un claro direccionamiento hacia donde se dirige el mundo y tendrá que ser estudiado en profundidad en vista, de acá a un par de años, de todo lo que se dijo en estos días, cómo se ha cumplido», señala el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.

«En lo que hace referencia Vladímir Putin de una Europa que está descerebrada, es evidente. Europa no tiene pensamiento propio, tiene un accionar de grupos económicos, que a su vez, con el asunto de la globalización se han hecho transnacionales. Es decir, están por encima de las naciones. Entonces, ¿qué rol juegan los políticos en ese aspecto? Ser simplemente la cadena de transmisión de rdenes supranacionales, que por supuesto, no benefician a quienes realmente los han puesto en ese lugar para ‘dirigir el país’, instrumentar las políticas que correspondan para llevar adelante al país a un mejor puerto», observa el analista.

«Esa falta de cerebro a la que hace referencia Putin, se ha visto claramente porque, de una forma totalmente disciplinada, subordinada, Europa […] está como en piloto automático. El problema es, al piloto automático, ¿quién es el que le ha puesto la dirección, las coordenadas hacia donde hay que ir? Evidentemente no han sido los políticos europeos, han sido poderes supranacionales y también una superpotencia a la que ellos han decidido subordinarse alegremente, y concluir que operan, además, bajo un paraguas que viene a ser una falsedad hipócrita, que son las famosas normas y reglas que dicen que defienden cuando hacen estas maniobras a las que han llevado a esta crisis. Ahí es donde se demuestra en la práctica real esa falta de conducción y de cerebro centralizado que deberían tener los europeos para poder haber seguido una vía de desarrollo que los afecta porque es un ‘enfermo en terapia intensiva'», concluye Pereyra Mele.

FUENTE SPUTNIK: https://noticiaslatam.lat/20241112/se-tenia-que-decir-y-se-dijo-a-europa-le-falta-cerebro-afirmo-putin-1158966308.html

AUDACY PODCAST: https://www.audacy.com/podcast/al-contado-a7e2c/episodes/se-tenia-que-decir-y-se-dijo-putin-afirma-que-a-europa-le-falta-cerebro-f6645

Por Eleonora Gosman PERFIL 27 años de cobertura en Brasil como corresponsal. Entrevistó a todos los presidentes brasileños desde 1995, salvo el último. Autora del site Brasil 7 días. La autora autoriza a Dossier Geopolitico su difusion

Como organizador de la Cumbre, Brasil pretende que cada palabra de la declaración final tenga el máximo consenso. Pero hay obstáculos considerables y una de esas dificultades procede nada menos que de Buenos Aires, porque Milei pretende hacer valer sus reservas sobre algunos puntos.

SAN PABLO | No es apenas una reunión de las potencias occidentales  la cumbre que se inicia el próximo lunes en Río de Janeiro. El G20 ofrece un elemento diferencial sobre otros foros, que es el hecho de estar integrado por 19 países y dos bloques continentales. Son parte del grupo Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía. Y en cuanto a las dos organizaciones regionales, una es la Unión Europea que figura entre los miembros fundadores (en 1999) y la otra es la Unión Africana, que se incorporó en 2023. Pese a la variedad política y económica que caracteriza ese foro de naciones, o tal vez por esa razón, los temas en debate tienen chances de llegar a algunos resultados para mejorar las condiciones internacionales.


Todavía no se sabe qué grado de consenso logrará este nuevo G20, ya que aborda temas diferentes y difíciles de consensuar: desde la “gobernabilidad del mundo” y la “Alianza contra el Hambre y la Pobreza”, hasta los cambios climáticos y la imposición de un Tributo Internacional a las grandes fortunas. Hay además un objetivo que concierne a los países del Mercosur y que apuntaría a aprovechar la cita para avanzar en el acuerdo con la Unión Europea, largamente demorado. Ese es uno de los asuntos que vendrá a discutir con Javier Milei el presidente francés Emmanuel Macron, quién inicia hoy una visita a Buenos Aires. 

En Río de Janeiro los representantes, o “sherpas”, de cada país, ya comenzaron las negociaciones palabra por palabra de la declaración final. La función recayó en la Argentina sobre el abogado y político Federico Pinedo, a cargo de conducir los arreglos definitivos en total consonancia con las posiciones de la Casa Rosada. 

La  tarea de Pinedo no parece fácil desde que la posturas del gobierno nacional se han vuelto más rígidas y resistentes, en relación a la casi totalidad de los asuntos abordados en esta cúpula mundial. Milei, quién acaba de retornar de Estados Unidos donde se reunió con el futuro presidente americano Donald Trump, reveló una tendencia a diferir en 180 grados de las posiciones brasileñas. Es lo que se ha visto en los últimos días de reuniones de los sherpas, a puertas cerradas, en un hotel del Aeropuerto Santos Dumont. 

La diplomacia de Brasil, el país que tuvo a su cargo la organización de esta cumbre, pretende que cada palabra de la declaración final tenga el máximo consenso. Pero sabe que hay obstáculos considerables para llegar a una postura única de las 19 naciones y los dos bloques regionales. Uno de las dificultades procede nada menos que de Buenos Aires, donde el presidente argentino pretende hacer valer sus reservas en los distintos asuntos abordados en la cumbre,  como las cuestiones del tributo mundial sobre los ultra ricos, los desastres climáticos y de los derechos de las mujeres y de las minorías.

Putin no irá al G20 en Brasil porque la orden de detención en su contra perturbaría la cumbre

Milei vendrá acompañado esta vez por el flamante canciller Gerardo Werthein, que sustituyó recientemente a Diana Mondino en el comando del Palacio San Martín. Según comentaron en Brasilia, el presidente tendrá oportunidad de discursear ante sus colegas del mundo en dos oportunidades y, según esas mismas fuentes, todo indica que hablará sobre un asunto muy caro a los socios brasileños: la reforma de la gobernabilidad global, o sea, de organismos internacionales como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el FMI y el Banco Mundial. En la Casa Rosada indicaron que no habrá una reunión bilateral con Lula da Silva; aunque tampoco puede descartarse del todo. 

Un gran ausente en la Cumbre


En esta oportunidad hay un gran ausente: Rusia. Ocurre que el hacha de la Corte Penal Internacional pende sobre el cuello del presidente Vladimir Putin y éste podría perder su libertad si se traslada a territorios de Occidente, como es el caso de Brasil, la nación organizadora en 2024. Lo cierto es que aún, con esa defección, en esta cita están presentes jefes de Estado de variadas ideologías, aunque siempre dentro del contexto del sistema capitalista. Esta vez parecen coincidir sobre la necesidad de “democratizar” la gobernanza mundial. El caso más emblemático de las disparidades ideológicas y políticas es sin dudas el del estadounidense Joe Biden  con su colega chino Xi Jinping. No obstante esas grandes distancias, ambos estuvieron reunidos esta semana en Lima.

El nuevo “equilibrio” mundial figura, sin duda, entre los temas centrales de la cumbre que debe durar hasta el martes próximo en el Museo de Arte Moderno de la playa del Flamengo. Brasil, obviamente, es uno de los países más interesados en promover la reforma de las Naciones Unidas, cuyo Consejo de Seguridad responde todavía hoy al esquema vigente desde 1945. Este organismo de 5 países (Estados Unidos, China, Rusia, Francia e Inglaterra), cuenta con una herramienta: el veto,  con el que decide en última instancia la vigencia de medidas adoptadas en la ONU. Lo que se busca es ampliar la cantidad de miembros permanentes del CS con otras naciones de distintos continentes. 

El G20 y la crisis capitalista

Hasta ahora, la iniciativa menciona la inclusión de India, de Brasil, de Sudáfrica, de Japón y de Alemania; y hay probabilidades de un avance específico en esa dirección. No por acaso, los organizadores brasileños de la cumbre decidieron incorporar la cuestión a la cita previa del G20 Social, que ocurre por estas horas en Boulevard Olímpico carioca. De acuerdo con los diplomáticos de Brasil, “las discusiones buscan mapear los desafíos y proponer directrices para una gobernabilidad mundial más inclusiva y democrática”.

Celso Amorim, ex canciller y actual jefe de la Asesoría Especial del Presidente de la República Lula da Silva, hizo una reseña de las asimetrías mundiales que producen grandes distorsiones, inclusive entre continentes. Puso como ejemplo la estructura del Fondo Monetario Internacional, donde EE.UU. tiene un peso decisivo por cuenta de ser quien aporta la mayor cantidad de recursos. Con los mismos argumentos, cuestionó también al Banco Mundial y las propias Naciones Unidas. “Esa desigualdad estructural es una de las mayores trabas para que esas instituciones sean capaces de enfrentar las crisis globales, redistribuir recursos y promover la justicia social y ambiental”, tal como reveló el economista de Corea del Sur Ha Joon Chang. 

Para Amorim, un diplomático que tiene una relación no sólo laboral sino también de amistad con el presidente Lula, esta cumbre del G20 “abre un espacio para repensar” esta cuestión. Y, a seguir, destaco el papel de los bloque regionales en el equilibrio de las hegemonías tradicionales, entre los que mencionó específicamente al BRICS. Es ni más ni menos que el grupo integrado, originalmente, por Rusia, China, India, Brasil y África del Sur; y que ahora incorporó a Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos.   

El coreano del Sur, Ha Joon Chang, numeró los grandes problemas económicos globales que impiden una mejora global. Apuntó contra el neoliberalismo, que a su juicio perpetúa la dependencia de los países en desarrollo. Señaló concretamente: “No puede haber una única regla económica para todos, porque eso sólo beneficia a los países ricos”. Se refería, como es obvio, a la necesidad de admitir las diferencias entre naciones ricas, medianas y pobres; pero al mismo tiempo defendió la necesidad de crear mecanismos de financiamiento más justos y transparentes; a la vez que debe ser garantizada la transferencia de tecnología.

FUENTE PERFIL: https://www.perfil.com/noticias/columnistas/a-brasil-le-preocupan-las-diferencias-con-argentina-en-el-g20.phtml

La mayoría de los objetivos internacionales del reelecto presidente o no son realistas o suponen cambios internos demasiado profundos o requieren acuerdos difícilmente concretables

por Eduardo J. Vior
analista internacional

Donald Trump fue reelecto el martes 5 como presidente de los Estados Unidos y gobernará, por lo menos los dos primeros años, con una acumulación de poder que debería permitirle cumplir su agenda sin problemas. Sin embargo, al menos en la política exterior sus propuestas no son practicables, dependen de cambios internos demasiado profundos o requieren acuerdos internacionales que al día de hoy no se ven como posibles. Claro que al votante norteamericano medio no le interesa demasiado la política exterior, pero estos temas tienen claras implicaciones internas. ¿Qué chances tiene el futuro mandatario de no decepcionar a sus votantes en este campo?

El núcleo del programa económico electoral (la baja de impuestos y la liberalización del mercado energético) puede concretarse rápidamente dado que el Partido Republicano, ha conquistado la mayoría en ambas cámaras del Congreso. Asimismo, el traspaso de la política educacional a los estados, el pase a disponibilidad de un gran número de funcionarios y empleados del gobierno federal, el fin de la política de género, la derogación de medidas de protección del medio ambiente y muchas decisiones de valor simbólico dirigidas a galvanizar a su base son también sencillas de tomar.


Donald Trump hablando sobre la seguridad fronteriza y la delincuencia migrante durante una parada de campaña en Austin, el mes pasado. Credit…Kenny Holston/The New York Times

Por el contrario, otras –especialmente aquéllas que implican a uno o más países extranjeros- son más difíciles de encarar. Frecuentemente durante la campaña el ahora presidente ha anunciado que el primer día de su gobierno comenzará la deportación de los estimados 11 millones de inmigrantes indocumentados, mayormente procedentes de América Latina y el Caribe. Además de deportaciones masivas, la estrategia incluye expulsiones expeditas, nuevas restricciones para la entrada al país de ciudadanos de países de mayoría musulmana, la restitución del Título 42, el restablecimiento del Programa “Quédate en México” y restringir la política de asilo. 

Analistas y ONG calculan que a Trump le costaría miles de millones de dólares aplicar su plan de deportación. También podría tener un impacto dramático en la economía, ya que industrias como la construcción, la hostelería y la agricultura perderían masas de trabajadores. Asimismo faltan los ingentes recursos humanos y materiales que serían necesarios para detener y deportar a millones de personas. Los expertos dudan también de que pueda hacerlo con ayuda del Ejército y de policías estaduales y locales, como argumentan los republicanos.

Principalmente México se vería afectado. Durante los dos últimos gobiernos de Estados Unidos, Se calcula que unos cuatro millones de los inmigrantes indocumentados proceden de México. Si estas personas son deportadas, esa nación perdería el equivalente a 63 mil millones de dólares en remesas, que es lo que se estima que estos indocumentados enviaron en 2023. México también podría verse presionado, como en el pasado, para aceptar a migrantes venezolanos, nicaragüenses o cubanos, a quienes a veces no puede deportar a sus países de origen. México se ha convertido en una extensión de las políticas fronterizas de la Casa Blanca. Seguramente, el gobierno de Morena buscará retardar, ya que no puede impedir, las deportaciones, pero otras amenazas acechan a  la relación binacional.

Donald Trump prometió en campaña aranceles, acuerdos comerciales renegociados e incluso una intervención militar contra los cárteles mexicanos. Aprovechando la zona de libre comercio de América del Norte, muchas empresas chinas producen ahora en México y este país se ha convertido en la mayor fuente de importaciones de Estados Unidos. 


Numerosas empresas chinas se han establecido en México para aprovechar el libre comercio con EE.UU. y Canadá

Como no puede cancelar el Tratado de Libre Comercio que él mismo actualizó en 2019, el futuro presidente amenaza con implantar aranceles de 25% a las importaciones procedentes de México, si este país no detiene el flujo hacia el norte de migrantes y de precursores para la producción de fentanilo. 

Sin embargo, nada es tan fácil como parece. Trump también ha amenazado con imponer aranceles del 100 por ciento —o incluso del 200 por ciento— a los vehículos importados de su vecino del sur. Esto podría asestar un duro golpe a una industria que exporta a Estados Unidos cerca de 90 mil millones de dólares en vehículos terminados, lo que representa alrededor del 5 por ciento del PIB de México. Sin embargo, dada la estrecha interconexión entre las cadenas de producción de ambos países, una medida como ésta perjudicaría también a las empresas y consumidores estadounidenses. Ya imponer el 25% mencionado le pegaría tremendo empujón a la inflación dentro de EE.UU.

La hace poco asumida presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha dicho en repetidas ocasiones que México colaboraría con cualquier líder de EE.UU., incluido Trump. “Va a haber buena relación con los Estados Unidos, estoy convencida de ello”, afirmó en una de sus “mañaneras”. En su momento, Andrés Manuel López Obrador fue capaz de convencer a Donald Trump que él se encargaría de controlar la frontera. Habrá que ver si la ingeniera gobernante tiene el mismo poder de persuasión.

El segundo capítulo más importante de la política exterior que pretende ejecutar Donald Trump concierne la guerra en Ucrania. El equipo de transición del presidente electo —quien en su discurso de victoria prometió “detener las guerras”— está elaborando escenarios para poner fin al conflicto ucraniano, informó The Wall Street Journal el miércoles 6 con referencia a informantes anónimos.

De acuerdo al medio, el nuevo plan consiste, primero, en que Kiev se comprometa a no unirse a la OTAN durante al menos 20 años; segundo, en que la línea del frente “quedaría básicamente fija” según la situación en el terreno, tercero, que Rusia y Ucrania acordarían una zona desmilitarizada de casi 1.300 kilómetros y, cuarto, que Estados Unidos aportaría los fondos necesarios para la reconstrucción de Ucrania tras la firma del armisticio con Rusia. “A cambio, EE.UU. seguiría bombeando a Ucrania con armas, para disuadir un futuro ataque ruso”, según las fuentes citadas por el diario.

El expresidente Trump y el presidente de Ucrania Zelensky se reúnen en Nueva York el 27 de septiembre de 2024. Alex Kent/Getty Images
Donald Trump y el presidente de Ucrania Zelensky se reunieron en New York el 27 de septiembre de 2024.

La propuesta que trascendió está aún muy lejos de la realidad. Rusia está avanzando en todos los frentes y por el momento no tiene interés en negociar la paz, hasta alcanzar algunos objetivos estratégicos. Cuando los consiga, probablemente exija la rendición de Ucrania, su desarme, su neutralización permanente y la entrega de los principales criminales nazis. Es poco probable que acepte negociar por menos que esto.

En paralelo EE.UU. y la UE deberían acceder a levantar las sanciones económicas y comerciales contra Rusia y devolver los fondos incautados por Bruselas. Precisamente, la elección de Donald Trump ha desatado discusiones en los bancos occidentales sobre el posible levantamiento de las sanciones, según informó el Financial Times. 

Las diferencias entre ambos países son inmensas y nadie espera con realismo que Trump las pueda resolver rápidamente. Cuanto más se cargue la mesa, más difícil serán las negociaciones, pero cada tema que se postergue es el preanuncio de una crisis en el futuro.

La primera llamada telefónica del exterior que Donald Trump aceptó en la noche del triunfo provino de Benyamin Netanyahu. “La conversación fue cálida y cordial. Ambos acordaron trabajar juntos por la seguridad de Israel y hablaron sobre la amenaza iraní”, aseguró un comunicado oficial sobre la conversación. 

Donald Trump y Benjamín Netanyahu durante su último encuentro en Palm Beach, (Florida, Estados Unidos)
Donald Trump y Benjamín Netanyahu durante su último encuentro en Palm Beach, (Florida)

Trump y Netanyahu tienen una relación de larga data, que se movió en zigzag, pero que en los últimos años fluye sin problemas: los dos coinciden en que Irán es el enemigo, que es necesario liberar a los 101 rehenes secuestrados en Gaza que se supone todavía viven y que la situación en Asia Occidental sólo mejorará con un acuerdo diplomático que incluya a Arabia Saudita como pieza clave.

Si pretende tener éxito en esa región, Trump deberá resolver un dilema: para liberar a los rehenes tiene que negociar con Irán y Hamas, pero a la vez autorizaría la provisión de material bélico e información de inteligencia a Israel que Biden había embargado a pocos meses de las elecciones presidenciales para contener el voto de origen árabe. Y a este complejo escenario geopolítico se debe añadir la posibilidad de una nueva represalia ya anunciada por Teherán. Si Irán vuelve a atacar, la respuesta de Netanyahu puede complicar el rol mediador del presidente electo.

La situación regional es muy diferente a la de 2016, cuando Trump ganó su primer mandato y aún a la de 2021, cuando abandonó la Casa Blanca. Los Estados árabes del Golfo tienen hoy una posición mucho más fuerte, son menos dependientes de Estados Unidos y están mucho más interconectados con otras partes del orden multipolar en surgimiento. 


El Consejo de Cooperación del Golfo (GCC, por su nombre en inglés) se ha convertido en un actor potente de la política de Asia Occidental

Al mismo tiempo, el Golfo se ha vuelto más indispensable para la política regional estadounidense. Trump es visto en el Golfo como un hombre sin una noción clara de lo que sucede en la región. Su política regional estará condicionada por el lobby proisraelí, por un lado, y por los grupos de presión del Golfo, por el otro. La cuestión crucial será saber cuán mancomunados trabajarán los lobistas árabes en cuestiones clave como Palestina e Irán y el Eje de la Resistencia.

Trump confía en poder apoyarse en Mohamed bin Salman, el heredero del trono saudita, para firmar un “Acuerdo de Abraham” con los países árabes de la región y con Israel. Sin embargo, aunque Riad finalmente no concretó su incorporación a BRICS+, es consciente de la superioridad militar de Irán y de las ventajas que le ofrece su nueva relación con China. La República Popular ofrece un mercado inagotable para su petróleo, aporta cuantiosas inversiones en infraestructura y ha tendido una red de relaciones regionales y más allá en la que los sauditas se mueven con comodidad. New York y Londres, no obstante, siguen siendo excelentes plazas financieras. Del otro lado, la locura mesiánica de Israel amenaza con hacer estallar una gran guerra regional y la integridad territorial del reino.

Donald Trump's former Iran envoy, Brian Hook
El ex enviado de Donald Trump a Irán, Brian Hook

Mientras tanto, los primeros indicios sobre los posibles nombramientos en el futuro gobierno republicano permiten prever un sensible endurecimiento de la política hacia la República Islámica de Irán. La supuesta participación en el equipo de transición del Departamento de Estado de Brian Hook, ex enviado especial de Trump para Irán, es una señal nítida de endurecimiento hacia Teherán. 

Former US ambassador to Germany Richard Grenell.
El ex embajador de EE.UU. en Alemania, Richard Grenell.

Se habla asimismo de Richard Grenell, ex embajador de EE.UU. en Alemania durante el primer mandato de Trump, quien tuvo un papel activo durante su reciente campaña y acompañó al líder republicano en su reunión con Volodymir Zelensky en septiembre pasado. A Grenell se lo menciona para algún cargo destacado en el equipo de política exterior de Trump. El ex embajador es un “trumpista” duro que durante su estadía en Berlín chocó con la entonces Canciller Angela Merkel y en una reciente entrevista desaconsejó presionar a Ucrania, para que ceda territorios a Rusia a cambio de la paz. También criticó que el gobierno saliente hubiera autorizado al presidente iraní Masud Pezeshkian a ir a New York, para participar en la Asamblea General de la ONU en octubre pasado.

Former national security advisor Robert O'Brien.
El ex asesor de seguridad nacional Robert O’Brien.

Otro ex alto asesor de seguridad nacional de Trump que está siendo considerado posiblemente para Secretario de Estado es Robert O’Brien, quien anteriormente se desempeñó como negociador de rehenes del presidente electo y más tarde como asesor de seguridad nacional. Es un ferviente crítico del Acuerdo Nuclear de 2015 (JCPOA, por su nombre en inglés). El ex asesor de seguridad nacional sostiene que Irán debe hacer grandes concesiones no sólo en su programa nuclear, sino también en el de cohetes balísticos y en sus intervenciones regionales, puntos concordantes con las exigencias de Trump cuando se retiró del JCPOA.

Con estos o similares nombramientos se acumulan vertiginosamente los indicios de que en los primeros meses del año próximo en Asia Occidental se agudizará el enfrentamiento entre Israel e Irán. No obstante, Trump sigue afirmando querer que la guerra allí termine cuanto antes. En una llamada telefónica antes de las elecciones, el presidente electo dijo al primer ministro israelí que antes del día de la toma de posesión pusiera fin a las principales operaciones militares en Gaza. Para ello es muy probable que Trump y su equipo den a Israel mucho margen de maniobra, incluida la transferencia de ciertas armas para terminar de aniquilar a los gazatíes lo antes posible. Esto implica apoyar a Netanyahu en la aplicación del “plan de los generales” para desplazar a los 300.000 palestinos que todavía sobreviven en el norte de la Franja de Gaza o exterminarlos, si se resisten a la deportación. 

Indudablemente esta escalada de la agresión israelí contra sus vecinos y en los territorios ocupados no va a acabar con la guerra sino todo lo contrario. Israel puede masacrar a los gazatíes en el norte y afirmar su ocupación de la mitad de la Franja, pero la resistencia se va a desplazar y habrá nuevos teatros de operaciones. Si Netanyahu recibe una luz verde de Washington, buscará también ocupar la mitad sur de Líbano, lo que necesariamente provocará una reacción del Eje de la Resistencia. El escalamiento de la guerra está programado, si Trump no frena drásticamente a Israel.

President Donald Trump meets with China's President Xi Jinping at the start of their bilateral meeting at the G20 leaders summit in Osaka, Japan, June 29, 2019.
El presidente Donald Trump se reunió con el presidente Xi Jinping en la cumbre de líderes del G20 en Osaka, Japón, el 29 de junio de 2019. Éste fue su último diálogo personal hasta el momento.

El cuarto capítulo de la política exterior anunciada por Donald Trump que será determinante de la suerte de su gobierno y del devenir mundial concierne la relación con China. En la actualidad, este país es uno de los tres principales mercados de exportación para 32 estados de EE.UU., con más de 70.000 empresas estadounidenses trabajando allí y 930.000 puestos de trabajo en EE.UU. respaldados sólo por las exportaciones a la República Popular. 

Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca la relación entre ambos países se dirige hacia aguas turbulentas. El presidente Xi Jinping envió una felicitación a Trump el jueves 7 haciendo hincapié en la cooperación por encima de la confrontación. Estas manifestaciones insinúan que, por ahora, Beijing tiene la esperanza de conservar cierto diálogo y estabilidad en el vínculo binacional. Sin embargo, es probable que los 100 primeros días de Trump sean una montaña rusa. Bajo Biden los departamentos del Tesoro y de Comercio gestionaban las conversaciones económicas con China a través de grupos de trabajo, centrados en la estabilidad macroeconómica y la cooperación regulatoria. Estos canales estructurados ayudaron a garantizar un diálogo abierto sobre cuestiones como los aranceles, las restricciones tecnológicas y la estabilidad financiera. Por el contrario, la conocida preferencia de Trump por la diplomacia personal podría llevar al desmantelamiento de estos canales.


Durante su sorpresiva visita a China, Elon Musk  se reunió con el primer ministro Li Qiang en Beijing el pasado 28 de abril de 2024.

En este caso Beijing podría buscar canales alternativos para gestionar las relaciones con Trump. Un intermediario potencial es Elon Musk, cuyas profundas inversiones en la República Popular, en particular a través de Tesla, lo convierten en un enlace natural con el liderazgo chino. 

Trump ya ha anunciado que desea aumentar los aranceles sobre los productos chinos en el 10% y en algunos rubros hasta el 60%. Lo justifica no sólo con argumentos comerciales sino especialmente con la necesidad de “desacoplar” ambas economías, es decir, romper la estrecha interrelación desarrollada en los últimos 40 años y que las empresas norteamericanas “relocalicen” sus enteras cadenas de producción dentro de EE.UU.

Las repercusiones económicas a corto plazo podrían ser alarmantes. Las empresas inundarán los puertos para importar mercancías antes de que entren en vigor los aranceles, disparando los costos de transporte y almacenamiento que necesariamente recaerían sobre los hogares estadounidenses de rentas más bajas. Este aumento de los costos se mantendría por muchos años, porque la industria norteamericana no está en condiciones de sustituir rápidamente estas importaciones. Las repercusiones se extenderían a todos los sectores que dependen de las cadenas de suministro transnacionales, desde la electrónica a la automoción, y podrían sacudir la economía estadounidense. Por otra parte, ninguna empresa seria cierra sin más las instalaciones que tanto le costó construir en China, para trasladarlas a Estados Unidos sin garantías de ganancias. Además, por más sanciones que Washington aplique al comercio con y la inversión en China, las posiciones que los norteamericanos abandonen allí serán rápidamente ocupadas por sus competidores. Después de una corta transición el poderío chino aumentará, mientras que no hay certeza de que EE.UU. mejore así su posición internacional.

En síntesis, puede afirmarse que la agenda de política exterior anunciada por Donald Trump durante su campaña electoral es irrealizable y que cualquier paso que dé en esta dirección sólo puede ocasionar el caos y graves crisis internacionales. Quizás pueda imponer a México la militarización de la frontera binacional, como ya lo hizo en 2019, y que el gobierno de Claudia Sheinbaum aumente la presión sobre los cárteles narcos. Puede llegar también a deportar a algunos miles de inmigrantes indocumentados, pero siempre estará lejos de los cacareados once millones. A poco andar tendrá que buscar algún subterfugio para incumplir su promesa.

Tampoco podrá alcanzar una paz rápida en el este de Europa y mucho menos evitar el desmoronamiento de Ucrania. Para ello ya es demasiado tarde. En los meses venideros deberá afrontar una intensificación de la guerra y decidir, si se involucra o deja que Kiev se desmorone.

Mucho más graves pueden ser, empero, las consecuencias de su irrestricto apoyo a los crímenes de Benyamin Netanyahu. Habrá que ver en qué punto de la escalada se baja del bólido que avanza raudo contra el muro, pisa el freno o se deja arrastrar a una catástrofe generalizada.

Finalmente, aunque parezca paradójico, es en la relación con China donde puede ganar más y mejores posiciones, si actúa cuerdamente. Lejos del “desacople” entre ambos países y de la “relocalización” de inversiones norteamericanas, el pragmatismo chino puede ofrecerle suculentas compensaciones que mostrar en casa.

Todo depende, claro, de que deje de lado la retórica electoral y aplique el sentido común.

Por Hugo Dionísio

Votar por Trump para solucionar los problemas de las condiciones de vida de la clase trabajadora estadounidense es como dejar a alguien en el desierto porque tiene sed.

La inmigración, el aborto, el wokismo, la guerra de Ucrania, las guerras eternas, la reindustrialización y el proteccionismo. Con excepción del aborto y el wokismo (identitarismo), que son cuestiones que conciernen más a la conciencia de cada uno que a la política estructural, todos ellos representan, de alguna manera, algunas de las consecuencias más brutales del neoliberalismo en Estados Unidos y figuran entre las principales causas de la derrota de Kamala y de la victoria de Trump.

La desindustrialización, a la que Trump atribuye una de las principales causas de la pérdida de poder de Estados Unidos, se produjo como resultado directo de la financiarización de la economía (acelerada por el republicano Nixon), que convirtió el negocio de los casinos de Wall Street en el motor económico de Estados Unidos. Sin la industria, se produjo un deterioro del poder real que se resolvió mediante la creación de conflictos eternos. Las guerras eternas tienen un alto costo para la economía occidental (también en Europa) y obstaculizan la inversión pública en infraestructura y otras necesidades sociales. El botín que hacen posible para Blackrock, Monsanto, Golden Sachs y otros no vuelve al pueblo estadounidense, sino a la acumulación de unos pocos.

Para desviar la atención, asustar y anestesiar a las masas, se están reviviendo la rusofobia, la Guerra Fría y el identitarismo, provocando la atomización social y la fractura de los movimientos sociales que podrían desafiar de manera consistente y coherente esta situación. El resultado es un sentimiento humano de inestabilidad y precariedad en todos los aspectos de la vida.

Trump se perfila como la solución que colmará las aspiraciones de estabilidad y de cierta “normalidad” en las costumbres, la economía, el trabajo y la familia. Kamala nunca se ha librado de la acusación de querer mantener intocados los factores que provocan esta descomposición social.

La anunciada victoria de Trump demuestra que los “éxitos” económicos de Biden no fueron reconocidos por la población. Las ganancias oligárquicas nunca llegaron a los bolsillos de los trabajadores. El Partido Demócrata se negó a reconocer este hecho y, al hacerlo, garantizó la victoria de Trump.

Explicada la causa, ahora debemos establecer sus componentes, que enumeraré al azar:

  1. El papel de las guerras eternas

Trump ha utilizado esta bandera con maestría, capitalizando factores como el miedo a una guerra mundial, la opacidad del complejo militar-industrial, su falta de control sobre el gasto y el hecho de que opera al margen de las reglas democráticas, sin auditoría, escrutinio ni necesidad de justificar el gasto.

La más que previsible derrota de la OTAN en Ucrania trae consigo otra novedad, que es un cierto descrédito de la mítica –pero nunca demostrada- capacidad militar estadounidense. Trump se presentó como el candidato que resolvería los conflictos eternos, liberando al pueblo norteamericano de ese lastre, pero recuperando al mismo tiempo el misticismo militar perdido. Una especie de nacionalismo propio de los imperios que van camino de su fin.

Este supuesto tiene dos problemas: el primero es que el discurso de la paz y el fin de la guerra debería, conceptualmente, estar del lado de Kamala; el segundo es que creer que Trump logrará siquiera poner fin al militarismo estadounidense es, cuando menos, ridículo. Trump podrá incluso enfriar algunos conflictos, pero agravará otros, en línea con su arrogancia y narcisismo, no porque sea Trump, sino porque comparte el providencialismo ideológico estadounidense.

Como se verá, Trump no sólo aumentará el gasto militar, en línea con el Mandato 2025 de la Heritage Foundation , sino que también tendrá que alimentar conflictos para justificarlos. Probablemente más conflictos fríos que calientes, pero conflictos al fin y al cabo. Europa será una de las mayores víctimas de su propia cobardía. Trump no dejará de extorsionar a los políticos cobardes europeos para que le den lo que él considera su contribución justa a una OTAN que sólo trabaja para Estados Unidos y para nadie más.

Trump se alimenta de la falta de un discurso pacifista, abogando por el fin de las guerras eternas, lo que no significa “el fin de las guerras” y ciertamente no significa “el fin de los conflictos” y las tensiones militares.

  1. La inmigración culpa a la gente equivocada

Esta bandera no es nueva. Sin embargo, como todo el mundo puede constatar, lo que Trump no dice es que son los propios empresarios los que exigen a los gobiernos occidentales que abran las “puertas” migratorias. Ningún migrante se muda a un país si piensa que allí no encontrará trabajo. Es la probabilidad de encontrar trabajo lo que atrae la migración. Esa información circula por las redes de tráfico y llega a los más pobres, que aprovechan la oportunidad.

¿Y quién difunde la información? Basta con ver, por ejemplo, la postura de las asociaciones de empresarios europeos al respecto. Consideran que se necesitan más inmigrantes. Al fin y al cabo, necesitan mano de obra barata, disponible, bien educada y desechable que ejerza una presión a la baja sobre los costes salariales de la población local. Trump, la extrema derecha, no dice nada al respecto.

La extrema derecha capitaliza masivamente los problemas de exclusión social vinculados al flujo de migrantes y a las malas condiciones de vida de sus descendientes. Y esta exclusión social es, una vez más, culpa del Partido Demócrata. El Partido Demócrata responde a los empleadores manteniendo o aumentando el stock migratorio, pero el dinero que debería utilizarse para integrar a estas personas y a sus hijos en realidad se utiliza para la guerra y para financiar a las grandes corporaciones. El paquete antiinflación de Biden (la Ley de Reducción de la Inflación) ha financiado cientos de miles de millones de dólares en compras de capital en la bolsa realizadas por las propias corporaciones, de modo que se valoran artificialmente. Este dinero no se ha utilizado para mejorar el acceso a la atención sanitaria, la vivienda o la seguridad social, todos ellos buques insignia utilizados por el Partido Demócrata. Este partido ha sido penalizado por tratar a los migrantes como los trata el Partido Republicano cuando está en el poder.

  1. La debacle democrática sobre la cuestión palestina

El Partido Demócrata ha perdido gran parte de la confianza que la juventud estadounidense de las zonas urbanas depositaba en él en relación con la cuestión palestina. Si hasta ahora, para bien o para mal, los jóvenes progresistas y los adultos antisionistas veían al Partido Demócrata como una especie de apaciguador –al menos– frente al antiarabismo y el sionismo republicanos, con Biden y Kamala todo se ha esfumado.

Fue bajo el gobierno de Biden y Kamala que el mundo presenció en vivo un genocidio inaceptable. Fue bajo una administración demócrata que Estados Unidos se embarcó en una guerra en dos frentes, uno de los cuales se libra contra un pueblo indefenso y el otro tiene las consecuencias más impredecibles.

Kamala y el Partido Demócrata no lograron hacer una diferencia sustancial con respecto a Trump, y si alguien sacó provecho de ello fue la candidatura de este último. Al menos habrá captado algunos votos a los que antes no habría tenido acceso. El hecho de que defienda el fin de las guerras perpetuas y diga que no quiere una guerra con Irán terminó marcando una diferencia importante también en esta cuestión.

  1. La antipatía que generan las figuras que hoy son el rostro del Partido Demócrata

El establishment estaba convencido de que al pueblo estadounidense le gustaba Hillary Clinton. Se equivocaban. Hillary era “Killary” y no había ninguna simpatía especial por ella. También estaban convencidos de que Kamala no fracasaría. Bastaba con ponerla delante de un teleprompter y ya estaba. No tenía que hablar mucho y pensar aún menos. Nadie era capaz de sacar provecho de nada positivo de Kamala. Las veces que se quedaba sin teleprompter, su improvisación era espantosa. Su incapacidad oratoria, retórica y teórica quedaba patente.

Pero el hecho de que sea mujer, combinado con el hecho de que sea “ Brown ”, no podía fallar. La carta había funcionado con Obama, ¿por qué iba a fallar ahora? Obama fue el político genocida más simpático de la historia. Mientras hacía gala de su enorme capacidad de discurso, encerraba a niños en jaulas en la frontera sur, amenazaba a Siria con una invasión, creaba las condiciones para que el Estado Islámico entrara en Siria e Irak, destruía Libia y apoyaba a los neonazis en Ucrania.

Esta apuesta por una figura inocua, mediocre e incapaz no es nueva y representa un enorme vacío de liderazgo real. Biden fue el último de los líderes detrás de la maquinaria demócrata estadounidense. A personas como Cornel West, Jill Stein o Bernie Sanders los grandes donantes les impidieron dar voz a las inquietudes populares importantes para los jóvenes y los trabajadores. Esta es la “democracia” estadounidense en su totalidad.

  1. Sacar provecho del desagrado por el sistema y por la situación actual

La precariedad de la vida, la dureza de las condiciones de vida, el estancamiento ideológico del sistema político y el apagado de las luces que pueden abrir paso a una alternativa, y con el estancamiento, la podredumbre y el deterioro, combinados con la ausencia de alternativas, crean las contradicciones ideales para el surgimiento de movimientos que defiendan, aunque sea solo en apariencia, esa alternativa. Es una ley de vida. Si el agua no va por un lado, va por el otro.

Sin embargo, el Partido Demócrata, al igual que los partidos socialdemócratas en Europa, está controlado por el neoliberalismo. El deterioro de los servicios públicos durante sus mandatos se ha hecho evidente, lo que ha provocado la desmoralización ideológica, no sólo de la socialdemocracia, sino de todas las fuerzas progresistas y democráticas consideradas “moderadas”. Los radicales son personas non gratas y ya no constituyen una diferencia efectiva con las demás fuerzas de la derecha.

Cuando tenemos un Partido Demócrata que defiende la hegemonía neoliberal y el globalismo, un partido socialista o socialdemócrata que defiende la Europa neoliberal y el revisionismo histórico, aliándose con neoliberales y neoconservadores, se abre el espacio para la aparición de una alternativa a la extrema derecha. La realidad nunca se detiene.

Trump se perfila como una alternativa al sistema que lo construye y lo alimenta. Y lo consigue porque el establishment ha transformado el sistema de partidos occidental en un amplio campo de derecha neoliberal y neoconservador, en el que desfilan figuras distintas en apariencia pero iguales en sustancia, domesticadas por las élites, con el único objetivo de mantener la apariencia de un movimiento democrático, cuando en la práctica no existe.

Después de todo, es J. D. Vance, el vicepresidente de Trump, quien parece oponerse a los desplazamientos de las corporaciones a México y China. ¿No deberían haberlo hecho los demócratas? Cuando vemos a Biden aplicando aranceles para que las marcas chinas no entren en Estados Unidos, cabe preguntarse si no debería haberse acordado de hacerlo con las empresas estadounidenses que cerraban en el país y abrían en el extranjero. ¿Por qué el Partido Demócrata fue cómplice de la destrucción de la capacidad industrial estadounidense y, con ella, de la destrucción de los modos de vida de la clase trabajadora estadounidense?

  1. El aborto y la preocupación por los vivos

No se trata sólo del aborto, una bandera que puede ser capitalizada en una sociedad reaccionaria y muy religiosa. No tiene sentido que las Kamalas del mundo salgan a decir que a un trumpista o a un republicano tradicional le importan más los fetos humanos que la vida de los ya nacidos, si luego mantienen congelados los salarios durante más de 40 años, permiten que la riqueza se concentre de nuevo al nivel de los años 30, no crean una red de guarderías baratas o gratuitas, no apoyan la formación de familias y el crecimiento de la natalidad, etcétera. Su discurso contradice lo que en realidad hacen.

¿Dónde está la moralidad de defender el aborto en una situación como ésta? Incluso si existe, está muy condicionada por el fracaso de las políticas sociales del PD. ¿Cómo se puede decir que se puede defender el aborto como último recurso, cuando se es directamente responsable de no crear las condiciones para sostener la tasa de natalidad, que hacen de este “último recurso” el primer recurso?

  1. La defensa de la “normalidad”

La vinculación entre el wokismo neoliberal (identitarismo) y la propaganda LGBTQ con los movimientos de izquierda también es culpa del Partido Demócrata y de los partidos socialdemócratas, que han renunciado al universalismo en favor de una atomización de la identidad y la liberalización del género.

Las mujeres, los homosexuales, los latinos, los negros, las personas trans son elegidas sólo por lo que son, y no por lo que son como personas, como seres humanos. Elegir a un homosexual incapaz, sólo porque es homosexual, es un gran perjuicio para el movimiento homo , elegir a una mujer incapaz, sólo porque es mujer, es un perjuicio para la causa de las mujeres. Alguien como Von Der Leyen, siendo mujer, perpetúa la guerra. Alguien como Paulo Rangel (ministro de Asuntos Exteriores de Portugal), siendo homosexual, perpetúa la guerra. ¿Cuál es la ventaja que esta política aporta a la sociedad? Tenemos que erradicar las formas discriminatorias de hacer las cosas, no introducir otras.

Utilizado como bandera oportunista, el wokismo atomiza la identidad, atomiza la sociedad. La propaganda del despertar se utiliza como bandera política y como signo de sofisticación y libertad mental, pero su efecto es transmitir a la sociedad que su “normalidad” está en juego. Podemos cuestionar si la “normalidad” incluye o no otras identidades, pero siempre como parte de un todo, por supuesto. El sistema simplemente tiene que garantizar que, sea lo que sea que elijas ser, tengas derecho naturalmente a las mismas condiciones de vida que todos los demás.

En cambio, el Partido Demócrata se ha dejado llevar por la idea de que lo más importante es poder afirmar la propia identidad, e incluso hacerlo con indignación y panfletos. Lo que importa es que se pueda elegir ser trans, homo o no binario, aunque haya que vivir en la calle y sin trabajo. Se trata de una inversión de prioridades. Para garantizar una libertad de elección efectiva es necesario, en primer lugar, proporcionar las condiciones básicas universales necesarias para sobrevivir con dignidad. Y no al revés. Defender lo primero en detrimento de lo segundo envía un mensaje que supone la subversión de las cosas, que destruye la apariencia de normalidad y la idea de estabilidad social.

El wokismo consiste en un conjunto de principios que son el resultado directo de la liberalización de la identidad individual y la posibilidad de elegir entre un conjunto de identidades comercializadas, en desconexión con la existencia material y biológica de cada uno. En cierto modo, significa la libertad de la biología y de la condición material de cada uno. Nadie tiene que estar prisionero de su condición biológica, se puede ir más allá de eso, ya que se puede elegir entre algo así como un «mercado de identidades». Es la aplicación de la ideología del consumismo a la condición biológica humana. Es, por tanto, un individualismo divisivo, un idealismo. El Partido Demócrata nunca debería embarcarse en el idealismo. No se discuten los gustos, las condiciones o los modos de vida de cada uno, sólo hay que garantizar que al elegir uno u otro, uno no sufra discriminación de ningún tipo. El resto depende de uno mismo. Al plantear la diferencia en cada paso del camino, se empieza a dividir la sociedad en pequeñas tribus, se rompen los vínculos sociales entre las personas. Así que no es difícil entender por qué, hoy en día, se encuentra cada vez más intolerancia.

Al introducir el progresismo y el individualismo exacerbado en su programa, el Partido Demócrata ha contribuido a la división de la sociedad. Una sociedad más fragmentada, con condiciones de vida más duras y la destrucción de las organizaciones de base de la clase trabajadora (sustituidas por ONG de la CIA), crean el terreno ideal para el populismo de extrema derecha.

Con ello, ha permitido a Trump presentarse como el garante de la normalidad. ¡La extrema derecha se presenta como el garante de la normalidad!

  1. El error de la carta de Zelenski contra Trump

La asociación de Trump con Putin y Rusia tenía como objetivo capitalizar una rusofobia que nunca llegó a imponerse, salvo entre quienes se alimentan y viven del establishment . El día de la votación, en el estado de Georgia, Putin volvió a la escena. Supuestamente hubo amenazas de bomba de Rusia. Nadie se las cree ya y los resultados en Georgia demuestran una cierta y creciente inmunidad popular a las estafas de la prensa corporativa.

La verdad es que pocos creen ya en Zelenski y menos aún son capaces de oírle hablar. En total desconexión con el sentimiento popular, creían que poner a Trump contra Zelenski afectaría a Trump. Por el contrario, tranquilizó a muchos que dudaban de que Trump pusiera fin a la guerra y les aseguró que era la votación correcta.

Al igual que el pueblo ucraniano, nosotros los occidentales estamos hartos de esta guerra.

  1. El descrédito de la prensa convencional

Toda la prensa occidental dominante, incluso la alineada con el Partido Republicano, estaba presionando a favor de Kamala, que tenía a los halcones de su lado.

La derrota de Kamala es la derrota de la prensa corporativa. La derrota de Kamala es la derrota de las narrativas encargadas por Wall Street, el Pentágono, la CIA o la Casa Blanca. Hoy en Estados Unidos, según Gallup, ya hay más estadounidenses que no creen en absoluto en los grandes medios de comunicación que los que no creen en ellos en absoluto.

Trump lo ha utilizado exhaustivamente. Desde la posverdad de su primer mandato hasta el descrédito total de su segundo, Trump ha vencido a la prensa convencional . En esto, Elon Musk y su cuenta de Twitter han jugado un papel clave. Twitter ha sido la fuerza de propaganda online de Trump. Ningún ser humano debería tener tanto poder como Musk, pero uno de los responsables de fabricar estos poderes “neofeudales” no es nadie más que el propio Partido Demócrata.

En conclusión:

La derrota de Kamala es, pues, la victoria de la demagogia política, del mesianismo providencialista y del supremacismo, de los que el Partido Demócrata no se ha liberado y que además ha contribuido a normalizar, permitiendo a Trump ganar a pesar de ello y a pesar de la forma exacerbada en que lo defiende. El Partido Demócrata nunca podría desmontarlo en su esencia, porque los demócratas también defienden el “liderazgo americano”, la “nación indispensable”, todas las consignas triunfalistas y neocolonialistas de la élite estadounidense, fabricadas bajo Clinton.

La victoria de Trump es la derrota de las empresas encuestadoras, denunciadas como instrumentos para construir los resultados deseados.

La democracia se entiende como un sistema superior en el que personas informadas y conscientes toman decisiones conscientes, según programas discutidos, reflexionados y debatidos. El desfile de seguidores de Trump sin la más mínima decencia política, intelectual o ideológica, o el desfile de seguidores de Kamala sin la más mínima capacidad de transmitir ideas, en ambos casos sólo llamados a la palestra por su popularidad, es uno de los tristes episodios de ese espectáculo circense decadente al que en EEUU llaman “elecciones democráticas”.

Por último, Kamala esta vez impidió que el Partido Demócrata capitalizara su desinteligencia: los votos relacionados con la limitación del uso de armas, ya que se presentó como alguien que las usa, hablando de ello con orgullo, lo que no habrá dejado de escandalizar a mucha gente buena; los votos de los migrantes y descendientes de migrantes, preocupados por la constante agresión de EEUU contra sus países de origen (caso de los chinos, iraníes, cubanos, árabes y muchos otros); los votos pro palestinos y muchos votos de las clases trabajadoras.

No ha logrado cambiar realmente las políticas de Trump y, por lo tanto, ha desmovilizado a sus partidarios o, debido a los factores que he mencionado, ha hecho que muchos se pasen al otro candidato. El peso de los asuntos internacionales puede no ser muy grande, pero de ellos se desprende que hay muy pocas cosas que distancien a Kamala de Trump. Esto es inaceptable en una democracia.

Al final, sólo puede llegarse a una conclusión: gane quien gane, el pueblo estadounidense siempre perderá. Votar por Trump para resolver los problemas de las condiciones de vida de la clase obrera estadounidense es como dejar a alguien en el desierto porque tiene sed.

¡Mira el desierto en el que estamos!

Las opiniones de los colaboradores individuales no representan necesariamente las de la Fundación Cultura Estratégica y de Dossier Geopolitico

FUENTE: .https://strategic-culture.su/news/2024/11/09/trump-product-made-moral-bankruptcy-of-democratic-party/

Carlos Pereyra Mele director de Dossier Geopolitico fue entrevistado por los servicios de radio y television de la Universidad Nacional de Cordoba en el programa «Atardecer de un dia informado», sobre la situaciones geopolítica que enfrentara la administracion de Donald Trump a partir de enero de 2025: y que se desarrollara en un escenario internacional muy distinto al que dejo cuando ejercio su anterior mandato… con potencias emergentes y el sur global más solidificado y un mundo occidental en crisis de sus estructuras ONU, G7, etc. Y con los BRICS+ en creciente poderios y las guerras proxis que organizaron Ucrania y Medio Oriente con horizontes de cada día mayor dificultad y casi nulas esperanzas de revertir seguras derrotas militares que a la postre seran derrotas politicas.

Dossier Geopolítico agradece a su miembro colaborador José Francisco Herrera por las tareas de edición y diseño de este video instalado en este Canal de YouTube

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Javier Benitez entrevista al Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele

El canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, saludó el interés de Turquía por acercarse a los BRICS. Asimismo, incidió en el atractivo de este grupo, cuya seña de identidad es el respeto a la Carta de la ONU. Mientras, el jefe de la Cámara de Comercio e Industria alemana afirmó que los signos de desindustrialización en el país son cada vez más claros.

El pragmatismo del sur global supera a Occidente

En una entrevista que concedió al periódico turco Hürriyet, Lavrov afirmó que Rusia es partidaria de ampliar los lazos de los BRICS con los países de la mayoría global, sobre todo, con los que apoyan el multilateralismo, llevan adelante una política exterior soberana e independiente, y no se suman a las sanciones unilaterales del Occidente colectivo.

“Saludamos el interés de Turquía por acercarse a los BRICS. Esto confirma el atractivo de la asociación basada en el respeto a la Carta de la ONU, la apertura, el pragmatismo y la no directividad frente a terceros”, declaró al medio turco el jefe de la diplomacia rusa.

AUDIO:

En opinión del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, podemos observar al respecto que lo que antes atraía era un polo de concentración, o querer integrar una asociación que favoreciera a la nación que intentaba acceder a ella. “Hoy está claramente demostrado que la Unión Europea, en primer lugar, no es ni tanta unión, ni tan europea”.

Y mientras los países del sur global siguen avanzando en sus agendas de crecimiento y desarrollo, el jardín de Josep Borrell se marchita a pasos agigantados. Así, el director de la Cámara de Comercio e Industria alemana [DIHK], Martin Wansleben, afirmó que “los signos de desindustrialización son cada vez más claros”.

Mencionó que la principal representante de los trabajadores de VW, Daniela Cavallo, dijo que la compañía cerraría al menos tres fábricas en Alemania, despediría a 30.000 trabajadores, y recortaría los salarios en un 10%, y hasta un 18% en algunos casos. En este contexto, el 30 de octubre VW informó una caída en el beneficio neto del 64%, interanual, en el tercer trimestre, atribuible principalmente a las débiles ventas de sus automóviles en China.

Esto se produce tras meses de noticias igualmente escalofriantes. Ya en febrero el fabricante de electrodomésticos Miele dijo que trasladaría parte de su producción a Polonia, lo que afectará a 700 puestos de trabajo en Gütersloh, en Renania del Norte-Westfalia, la sede de la empresa familiar de 125 años de antigüedad. En tanto, Continental, proveedor de automóviles, está eliminando 7.000 puestos de trabajo y cerrando plantas. Por su parte, el fabricante de neumáticos francés Michelin está eliminando 1.500 puestos de trabajo en Alemania y cerrando fábricas. Y en julio, ZF Friedrichshafen, otro proveedor alemán de automóviles, informó que para 2028 eliminaría 14.000 puestos de trabajo.

“Todos estos datos vienen a echar por tierra toda una mitología que por lo menos se nos ha trasladado a los pueblos periféricos de la importancia que tenían los países centrales tradicionales que durante uno o dos siglos han estado controlando el desarrollo y las capacidades globales. Lo que está sucediendo en Alemania se va a ver replicado en otras regiones. Cuando se hacen esas deslocalizaciones de industrias, como en el caso citado de una empresa que se va a Polonia, allí no van a pagar mejores sueldos que en Alemania. Por supuesto que para que les dé ganancia, el recorte va a ir siempre al lugar más débil, que es la cadena de sueldos de sus operarios”, apunta Pereyra Mele.

Un nuevo estudio del DIHK de Wansleben está repleto de cifras alarmantes. En él se revela que un tercio de todas las empresas y dos quintos de las firmas industriales encuestadas tienen previsto reducir sus inversiones en Alemania. Solo un 19% de las firmas industriales califican su situación actual de “buena”, mientras que un 35% la califica de “mala”.

FUENTE: https://noticiaslatam.lat/20241107/rusia-y-turquia-congenian-y-avanzan-mientras-alemania-descarrila-en-plena-debacle-europea-1158844753.html

Dossier Geopolitico difunde este artículo sobre las capacidades de la industria de la defensa Argentina que publica el importante sitio web Agendar sobre este punto que tiene gran importancia geopolitica

Epígrafe de AgendAR:

Normalmente no somos tan «friendly» con empresas puntuales, pero ésta, BERSA, va camino de volverse estratégica por default del Estado Nacional.

A saber, desde la presidencia de Menem en más, de las 18 plantas de Fabricaciones Militares sólo 4 quedaron sin privatizar/canibalizar/cerrar. Una de las que siguió abierta (la de Embalse de Río Tercero, cañones y munición de 105 y 155 mm.) voló por el aire con media ciudad, en un atentado organizado por el propio presidente.

No se reconstruyó casi nada de ella. Hoy el presidente Javier Milei está vaciando y quiere lotear la Fray Luis Beltrán. Es la planta santafecina que, tras el cierre de la Domingo Matheu, tomó la posta de la fabricación de armamento portátil para las tres fuerzas armadas. En 2009, los fusiles de combate FAL y FAP, con fama de indestructibles y de un calibre potente, el 7,62 mm. OTAN, dejaron de fabricarse, así como las pistolas FM 9 mm., célebres por su fiabilidad.

Eran diseños belgas comprados bajo licencia, resistentes, demasiado pesados y muy temibles, pese a que los aparatos de puntería daban pesadumbre. En la guerra de Malvinas, tanto los soldados nuestros como los «de ellos» usaban el mismo fusil, idéntico por fuera y por dentro, con la diferencia de que el SLR británico no disparaba en tiro automático. Es bastante criterioso, lo de los gringos. Un FAL tirando ráfagas es incontrolable, salvo que tengas los brazos del Increíble Hulk. Además, mucho tiro automático recalienta el cañón, que se descalibra y después a cantarle a Gardel, no sirve más.

Todo esto ya no lo fabricamos.

A Benso Bonadimani, uno de los tres fundadores originales de BERSA SA, lo entrevisté en 1993. Era el jefe indiscutido de los industriales privados del rubro armas portátiles, que en 1970 tenía 22 fabricantes, algunos de ellos bastante precarios, pero con otros de calidad excelente, como Rubí o M, otros proveedores de las FFAA, como Halcón, con su célebre metralleta con dos gatillos. Con la apertura de Menem, se había llenado la Argentina de armas berretas chinas y de armas finolis estadounidenses, alemanas y austríacas. En esa pinza quedaron aplastados los fabricantes privados nacionales, endeudados por bancos enfiestados en créditos de usura.

Dato curioso, los revólveres, pistolas, carabinas y escopetas argentinas tenían un mercado interno impresionante: la vieja revista Rico Tipo, ícono de los ’60, estaba llena de avisos para el comprador privado civil, generalmente de armas de calibres chicos (.22) y medios (.32 y .38 para revólveres, y .380 para pistolas). El pequebú argento compraba tanto para defensa como tiro y caza: lectores, estábamos enfierrados hasta las orejas.

La legislación de compra y registro lo permitía, y también las costumbres. No había centro de ciudad mediana o chica sin su armería, cerca de la plaza. Y sin embargo, debido a su cultura de laburo, apoyada en un alto nivel educativo y de empleo bien pago, éste era el país con menos criminalidad violenta de las Tres Américas, después de Canadá. Chupate esa mandarina, EEUU.

Los calibres de guerra, como el 9 mm. el 11,25 en pistolas, y el 7,62 mm. en fusiles, o las armas de caza más potentes hasta los ’90 fueron asunto exclusivo de Fabricaciones Militares, o de importaciones de las armerías tilingas del microcentro porteño. Y lo buenas que eran las armas de FM. El que llame «fábrica ineficiente, como suelen serlo las estatales» a FM, todavía me tiene que probar que, si se trata de defender al país, está en ese nivel.

Cuando el mercado interno fue destruido, Bonadimani se escapó exportando. Eso significa que además de cerrar FM, los astilleros de la Armada y la Fábrica Militar de Aviones, Carlos Menem se cargó a 21 fabricantes locales de armas. Los pocos argentos con capacidad de compra, sin embargo, estaban muy pendientes de dos novedades «grossas» y recientes de Bonadimani: las Bersa Thunder, en calibres .380 y 9 mm, con peines bifilares de 13 y 15 balas respectivamente.

Eran una joya. Pero no una joya para lucir, sino para usar.

A saber: disparaban la munición que les pusieras, incluso la china que entonces era excepcionalmente mala, no encasquillaban casi nunca, aguantaban la mugre y el agua, se desarmaban en tres piezas sin uso de herramientas y se limpiaban y rearmaban en cinco minutos. Tenían aquellos sistemas de puntería con dos puntos blancos en el alza y otro en el guión, para usar de noche, y estaba hechas para tirar con la derecha, con la zurda o con un empuñe más moderno, como el Weaver, usando ambas manos.

Aguantaba más de 10.000 tiros sin ningún problema estructural. No lo leí, lo sé porque la tuveY de yapa, la 9 mm., con su cañón de largo militar, agrupaba los corchos que daba miedo, y eso tirando a 20 metros. Respecto de la vieja FM belga, era el paso evolutivo siguiente. Daba cierto orgullito Nac & Pop, en una época más bien deprimente.

Bonadimani venía carburando nuevos calibres y modelos futuros, en calibres muy potentes (.40 y 11,25 mm), pero se sabía o creía perseguido por sus demasiadas décadas de fabricar pistolas chiquitas de peine monofilar, calibres .22 y algunas .380. «Las Bersitas», como las llamaba Bonadimani casi con rencor, eran absolutamente decentes en diseño, terminación y garantía.

Pero el hombre tenía bastante miedo de que esa imagen de avisador en Rico Tipo no lo dejara vender a las fuerzas de defensa o de seguridad argentinas, gente bigotuda y seria. Máxime, en aquel segundo carnaval de importaciones. Sin embargo, este diseñador metalúrgico ítalo-argentino ya estaba ubicando parte de su producción en policías de países asiáticos con los que Argentina no tenía relación comercial previa, y además… en EEUU.

Su marca, de puro emergente y sudaca, debía venderse a precios bajísimos en el renglón de los «Saturday Night Specials», armas en general deplorables. En plata, una Glock 9 mm. en EEUU costaba U$ 1200, una Taurus andaba por los U$ 700, y la Bersa Thunder en U$ 350 o 400, según la terminación empavonada o niquelada. Mi experiencia es que la Glock se rompe antes.

Pero tomándose su tiempo, Bonadimani logró establecer que su nivel de calidad era equivalente al del GRAN exportador sudaca de armas de puño: Taurus. Yo creo que es mejor, pero sufro de cierta argentinidad. Lo cierto es que desde fines de siglo el destino de la fábrica de Ramos Mejía, que opera desde 1956 en el mismo lugar, está bastante asegurado.

La novedad es que BERSA ahora es un exportador argentino probado en 36 países, y lo más difícil, en el propio. Pero además se adaptó bien al cholulismo del mercado interno yanqui: armas multicolores, con distintas terminaciones, hechas con rieles Piccatini para ponerles y sacarles todo tipo de accesorios de puntería o de reducción de ruido, y que no pase año sin un lanzamiento de algo nuevo.

La nueva dirección de BERSA compró con fábrica y todo a BAR, un productor de derivados «pisteados» del viejo M-16 y de la carabina M-4 con fábrica en Georgia, EEUU. Los mentados son los rifles que desde fines de los ’60 impusieron en casi todo Occidente el calibre 5,56 mm. Hoy BERSA está importando ese fusil desde EEUU hacia estos pagos: el mundo al revés para un ejército que produjo su propio armamento desde fines del siglo XIX hasta este milenio.

Pero la intención de BERSA es fabricar el BAR aquí. El precio de este fierro en EEUU, en sus distintos calibres y largos de cañón, anda entre los U$ 750 y U$ 900. Como no conozco las condiciones de compra de esa fábrica, ignoro si los papeles vienen con restricciones de diseñador original para exportaciones desde Argentina.

Queda planteada la duda.

De este modo paradójico, quizás el país vuelva a tener una fábrica local de armas portátiles militares. Los BAR tienen la ventaja de ser una plataforma básica única para dos calibres en disputa: el 5,56 mm., que debutó en Vietnam, y el viejo 7.62 OTAN. El primero permite que un infante lleve tres veces más tiros con el mismo peso que el segundo, sufra menos el célebre patadón de mula del FAL, agrupe mejor y dentro de los 400 metros y logre una letalidad equivalente siendo un tirador medianito.

Pero la munición 7,62, ignoro por qué, todavía es la más abundante en las armerías de centenares de bases de las fuerzas armadas de EEUU en el mundo. Aquí quedó «ad aeternum» desde 1989, fecha de arranque del segundo gran industricidio argentino del siglo XX.

Hoy, tras haberle impuesto a la OTAN el calibre 7,62 y luego el 5,56 mm, EEUU estudia el negocio de emputecerles la vida por tercera vez a sus socios de alianza forzándolos a aceptar su última nueva maravilla, el calibre 6,8 mm., «por motivos de interoperabilidad». Como dijo Henry Kissinger, lo único peor que ser enemigo de EEUU es ser su aliado.

Con una plataforma adaptable a casi cualquier calibre, como la del BAR, podemos adaptarnos a lo que nos ordenen los gauleiters que tanto visitan nuestro país. Por lo menos, no les estaremos comprando armas de rezago.

El entrevistado considera que el 5,56 es el calibre más usado del mundo. Bueno, no, el 7,62 corto del viejo AK-47 soviético tiene más huella geográfica. Esta apasionante discusión sobre calibres y sobre la ineficiencia del estado como garante de la soberanía me hace recordar otra cosa: desde la destrucción comercial e industrial de FM, cuyas balas eran muy confiables, el Ejército vivió con munición para dos días de conflicto.

Hoy un día, y gracias.

Daniel E. Arias

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Bersa, que actualmente es la única fábrica de armas que queda en la Argentina, es sinónimo de pistolas en nuestro país, con una historia larga y rica, donde siempre se destacó la calidad de sus productos.

Desde 2020 la empresa encaró una gran modernización, no solo en los procesos de producción, sino también en los modelos y se abrió para ampliar el mercado, que principalmente se enfoca en la exportación, especialmente hacia Estados Unidos, mientras que avanza en el sector de defensa.

Actualmente Bersa, con sus más de 130 empleados, produce más de 70.000 pistolas al año en la Argentina, de las cuales el 80 % se destinan al mercado internacional, llegando a 36 países con sus pistolas, que son las únicas del mercado con garantía de por vida.

Un breve recorrido histórico

La empresa nació en 1958 de la mano de tres inmigrantes italianos, Benso Bonadimani, Ercoli Montini y Savino Caselli, quienes inicialmente fundaron la empresa Tecnofres como empresa metalmecánica, pero en 1959 lanzaron su primera pistola, el Modelo 60 .22LR, que comienza a fabricarse en serie al año siguiente. Tras lanzar el Modelo 62, el 1963 empiezan a producir escopetas y en 1964 la empresa cambia su nombre para adoptar el de Bersa, usando las primeras letras de los respectivos nombres de sus fundadores, a los que en 1966 se suma Luis Dondoli.

En 1973 lanzan la primera pistola en otro calibre fuera del .22, con el modelo Lusber 84 calibre 7.65 mm, realizando la primera exportación de pistolas a Italia y abriendo así el mercado internacional, el cual da otro paso de grandes proporciones cuando en 1979 hacen la primera exportación a Estados Unidos, el mercado de armas cortas más exigente del mundo. En 1978 suman el calibre .38 con la Modelo 97 SA, mientras que en 1985 amplían sus instalaciones a la fábrica actual, sumando en 1992 el modelo Thunder en 9 mm, el cual es incorporado en 1998 por la Policía Federal Argentina, seguido en 2004 por la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Otro paso fue el lanzamiento en 2002 de la Mini Thunder en calibre .45 y en 2010 producen sus primeras pistolas en polímero y con aguja lanzada, con la BP 9 CC, siguiendo las tendencias en el mercado mundial. En los años siguientes la empresa hizo una fuerte inversión en nuevos equipos, con centros de mecanizado y robots de pulido, además de incorporar el método MIM de inyección de metal. Además, en 2016 lanzaron la TPR 9 y en 2020 la TPR 380, mientras ahora se preparan para lanzar nuevas versiones de sus pistolas, tal como describe abajo su presidente, Manuel Pizarro, con quien dialogamos durante la visita que realizamos a la planta en la localidad de Ramos Mejía, en donde entrevistamos a

Bersa .380 Combat Plus. Bersa actualmente produce pistolas en una amplia gama de colores, lo cual tiene una importante demanda en usuarios civiles, especialmente en Estados Unidos.

Pucará Defensa: ¿Cómo está Bersa hoy en Argentina y en El Mundo?

Manuel Pizarro: Bersa es una empresa que tiene 66 años. Fue fundada por tres inmigrantes italianos y en 1974 fue su primera exportación a Italia y en el año 1979 a Estados Unidos. No paró de exportar nunca. Hoy Bersa es prácticamente una empresa exportadora, el 80% de lo que hacemos se va afuera y nuestro principal mercado es el americano.

Tenemos como líneas de productos la línea chica que llamamos 22 380, más orientada al mercado civil, y los calibres más grande, 9, .40 o .45 para las fuerzas de seguridad. Además de Estados Unidos exportamos Polonia, Alemania, Italia, Filipinas, prácticamente toda América Latina, y tenemos ventas esporádicas a fuerzas de seguridad o fuerzas militares en todo el mundo, como vendimos al Ejército de Bangladesh. Bersa siempre se caracterizó por hacer solamente armas cortas, al principio hizo escopetas y carabinas para el mercado civil, pero se dejaron de hacer en los años 70.

En el año 2020 cambió el paquete accionario y se llevó adelante un plan de profesionalización de la empresa y de inversión. A fines de 2022 se adquirió una empresa en Estados Unidos que se dedicaba exclusivamente a fuerzas de seguridad con la plataforma AR-15 de fusiles y nos metimos mucho más en el mercado de seguridad y defensa. Hoy tenemos nuestra unidad de negocios que está orientada 100% a seguridad y defensa, la decisión estratégicas de desembarcar en Estados Unidos y empezar a producir ahí es porque para entrar en las fuerza de seguridad, tiene que ser fabricada allí.

Esta compañía sacó además su primera pistola, una 11,25 que es la 1911, pero ahora estamos ya trabajando en modelos de pistola nuevos. En el evento que vamos a hacer en Campo de Mayo vamos a lanzar una pistola de polímero de servicio grande, de 17 disparos, que se está produciendo acá, pero también se va a producir en Estados Unidos para entrar en el mercado de fuerza de seguridad. Sí veníamos vendiendo muchas como armas secundarias, que no tienen que ser nacionales. En Argentina prácticamente todas las fuerzas de seguridad usan pistolas nuestras y ahora estamos desembarcando con fusiles para las fuerzas de seguridad.

Algunas de las variantes del AR-15 producidas por Bersa.

PD: ¿Están trayendo ya el AR-15 para Argentina?

MP: Sí, lo estamos trayendo armado y estamos en un proyecto junto a Fabricaciones Militares para fabricarlos acá. Estamos hablando con el Ejército para que lo prueben, se saquen las dudas, vean sus necesidades y ver si les podemos proveer al Ejército de la plataforma AR-15.

PD: El Ejército Argentino hoy está planteando hacer un cambio de todos sus fusiles.

MP: Hoy están analizando varias alternativas, todavía está la discusión del calibre 5,56 mm o 7,62 es una discusión eterna, que depende con el actor que te juntas, incluso dentro del Ejército, defiende una plataforma o la otra. Pero nosotros lo que sugerimos es cambiar el sistema más que el calibre, una plataforma AR-15 o AR-10, que es lo mismo, el AR-10 es 7,62, pero la ventaja es que se capacitaría al personal sobre una plataforma independientemente del calibre, puede ser 5,56 o puede ser 7,62. El día de mañana eso te permite migrar a un 6,8, que es el que está probando el Ejército americano, pero la plataforma es la misma, el mantenimiento, la logística, el uso es el mismo. Eso es lo más importante para las fuerzas.

Estamos hablando con países vecinos también, en cuanto al fusil.

PD: Es interesante el cambio que se ve con el cambio del paquete accionario, un resurgimiento grande de Bersa.

MP: Lo que pasa históricamente con la mayoría de las empresas, la primera generación desarrolla la marca con un empuje barbaro, la segunda generación es más difícil que mantengan ese empuje, se empiezan a diluir y apagar de a poco, se corta la inversión y las ideas. Y es un mercado muy competitivo, son pocos actores, pero muy competitivo. Nosotros estamos presentes en las mayoría de las ferias del mundo con stands de Bersa, el Shot Show en Las Vegas todos los años hace más de 30 años, en Alemania, ferias dentro de Estados Unidos más de 18 por año, en LAAD y la COP en Brasil, hemos estado en ferias en Perú, ahora estamos analizando el año que viene ir a los Emiratos Árabes a una feria grande que hay, estamos con este plan de proyección mundial distinto, que podemos hacer porque hoy tenemos novedades y cosas que mostrar, productos más competitivos.

Este este año estamos sacando tres modelos nuevos, ya estamos trabajando con otros tres para el año que viene. Es una dinámica que le faltaba a Bersa que la del desarrollo de productos nuevos.

PD: ¿Cómo ha sido ese cambio en productos? Se ven muchos productos nuevos, trabajando con nuevas tecnologías y ¿qué podés contar de estos productos que lanzan este año y lo que se viene?

MP: Principalmente se pudo lograr esto por un cambio en los Recursos Humanos en la compañía, hoy tenemos un gerente de operaciones que viene en la industria automovilística, de Peugeot, con otra cabeza, con tecnificación, robotización, mucho trabajo en procesos, cambio del layout de la fábrica, mucho control de calidad. Todo eso te permite tener un área de desarrollo mucho más dinámica.

Acerca de los productos empezamos con toda la línea AR-15, este año trajimos a Argentina para el mercado civil en calibres chicos, de 9 mm. Estamos trayendo ahora en calibre 5,56 en diferentes versiones, full auto, ráfaga de 3 tiros, con supresores, que en Estados Unidos desarrollamos toda la línea para las Fuerzas Armadas.

Después lanzamos la línea 1911 que es más un capricho que siempre quise hacer, porque es un clásico. Inicialmente lanzamos una tradicional igual que una Colt original, es un arma que dentro de Estados Unidos sigue siendo la plataforma favorita. La trajimos a la Argentina y la verdad tuvimos un resultado que no esperábamos, pensamos que nos iba a costar más, primero porque es un producto costoso porque es “high end”, la hicimos con los mejores materiales y lo mejor que se podía conseguir en el mercado, acero 416 inox, cachas VZ Grips, que son la fábrica de cachas más importante de Estados Unidos, miras de tritio, alza Novak, le pusimos lo mejor, tiene un ajuste manual que es impresionante. Trajimos pistolas que pensamos que nos iban a durar hasta fin de año y se vendieron en 3 horas, así que ahora está llegando un segundo cargamento y en Estados Unidos tuvimos el mismo éxito. Tenemos pedidos para prácticamente todo el año que viene. Después acabamos de actualizar la línea BP Compacta, que es un arma de portación o arma secundaria, que se hizo una nueva generación con muchas mejoras, una de esas mejoras es que tenía capacidad para 8 tiros más 1 y las llevamos a un 13 más 1 cuando sea con un cargador bifilar, tiene un seguro en la cola del disparador y se mejoró bastante el sistema.

Y en la feria que tenemos el 9 y 10 de noviembre estamos lanzando la versión de polímero grande, de servicio. Es una pistola totalmente nueva, que venimos trabajando desde hace muchos años, que viene con mucho castigo, de pruebas porque está pensada principalmente para fuerzas de seguridad. La anunciamos el año pasado, la estábamos por largar y le mejoramos unas cosas, estamos ganando el ejercicio de desarrollo productivo que a Bersa le faltaba. Entonces, en ese aprendizaje es que tuvimos algunas idas y vueltas, porque queremos que sea un producto de muy alto nivel, con lo mejor que encontramos, una pistola muy confiable, con capacidad de 17 tiros más 1, seguro en la cola del disparador. Estamos haciendo una segunda versión que va a tener un seguro externo, que es algo que no todas las armas de aguja lanzada tienen y creemos que va a ayudar en la transición en las fuerzas de seguridad de Argentina, que están acostumbradas a la doble acción y el seguro externo.

Estamos trabajando en versiones nuevas, una 2011, en calibre 9 mm, de alta capacidad, 20 tiros con todos los gadgets y la tecnología de un arma moderna, con la forma de la 1911. Estamos con los fusiles que trajimos en 9 mm y ahora estamos en 5,56, que los queremos producir en Argentina y estamos a punto de empezar a producir una escopeta.

Lo que está buscando Bersa es ofrecer el combo a las fuerzas de seguridad, no solo el arma corta. La escopeta será calibre 12, bien orientada a fuerzas de seguridad, trombón semiautomática o un sistema dual.

Después tenemos la línea de armas no letales bajo marca Byrna, tenemos otra fábrica aparte en Argentina donde las estamos fabricando y los exportamos a Latinoamérica.

Byrna es una empresa que nació en Sudáfrica, fue adquirida por una empresa americana pública que cotiza en bolsa, nosotros les compramos lo que es Byrna Latinoamérica, pusimos una planta acá y desde acá estamos yendo toda Latinoamérica. Ya le hemos vendido a la Guardia Republicana en Uruguay, algunas fuerzas municipales en Brasil, en Argentina ya hemos tenido muy buenas experiencias en Córdoba, principalmente, que están terminando el año con una Byrna para cada oficial de policía, 18000 Byrnas van a tener. Pistolas y también armas largas con los mismos proyectiles, tienen una por patrullero.

En Argentina las vendimos a las fuerzas de seguridad, la Policía de Seguridad Aeroportuaria la está usando en los aeropuertos, el Servicio Penitenciario Federal, Prefectura Naval, la Policía de la Ciudad de Buenos Aires también la está usando en las calles.

PD: ¿Cómo es la aceptación? Porque fue un cambio para las fuerzas pasar a tener armamento no letal.

MP: Al principio les costó un poco, porque en la cabeza tenían la idea de arma eléctrica, pero, por ejemplo, en Córdoba, una vez que las empiezan a usar, enseguida se enamoran, desde el último oficial hasta el ministro, porque son todas buenas noticias. En Córdoba bajó el uso de armas de fuego. Cuando no le das otra herramienta al policía tiene que pasar de cero a cien sin filtro. Buscamos esta solución porque decíamos que no puede ser que en la Argentina pasen de no tener nada al arma de fuego. En el 90% de los casos se soluciona sin tener que usar un arma de fuego. Entonces nos pusimos a buscar, analizamos todas las alternativas y fue lo que más nos gustó.

Te cuento las ventajas que ven ellos y que vemos nosotros, aprendiendo del uso de la fuerza en Argentina, porque Byrna ya se usaba en muchísimas fuerzas de seguridad en el mundo, pero en Argentina tenemos otra idiosincrasia. Es distinto ver la Byrna aplicada en un país donde ya vienen usando armas eléctricas hace años que en Argentina que pasamos de nada. Entonces era una intriga. Y la verdad que en Córdoba están súper felices, porque no solo le permite al policía actuar en un montón de situaciones que antes no podía. Le permite defenderse y defender los recursos de la policía, pues muchas veces entraban en zonas carenciadas y los reciben a piedrazos, y ellos no podían hacer nada, no les quedaba otra que salir y esperar refuerzos. Hoy pueden entrar en esas situaciones, y no solo eso, sino que cambió el comportamiento de la gente, ya les dice “los de naranja” cuando lo ven llegar, y ya no genera conflicto, porque saben que tienen algo intermedio para actuar sin tener que recurrir al arma. Antes sabían que no podían actuar.

PD: ¿Usan tanto pistolas como armas largas?

MP: Las dos cosas, dependiendo de los operativos. Prácticamente todos los oficiales tienen una pistola y en los patrulleros tiene armas largas.

Rifle Byrna, similar al AR-15, pasa uso solo de fuerzas de seguridad.

PD: ¿Qué ventajas da el arma larga? Además de la cantidad de munición.

MP: Tenés más precisión, el alcance es el mismo, te lo da el tipo de munición. Te da tener tres apoyos, tenés la posibilidad de tener una buena mira más precisión. Son armas muy precisas hasta 20 metros y esa es una de las principales características cuando la comparás con un arma eléctrica, que te obliga a acercarte a la persona, a 4 o hasta 6 metros como mucho. Si estás más lejos, te obliga a acercarte. Con nosotros es al revés, les decimos que ganen distancia, no necesitás acercarte y exponerte, porque si llega a fallar, todo puede fallar.

PD: Además de que es un solo tiro con arma eléctrica.

MP: Ni hablar, en algunos casos tenés dos, pero puede fallar también. Lo que pasa es que cuando falló ya no tenés tiempo. Tenés muchísimos más disparos, llevas dos cargadores, diferentes tipos de proyectiles: sólidos, con gas lacrimógeno, te permite ir escalando en el uso de la fuerza si se sigue acercando y te da la posibilidad de tener tiempo para sacar tu arma primaria si esa persona viene con un arma.

Con la experiencia que ya tenemos, luego del primer o segundo disparo enseguida desisten de la agresión. Y también pasa que, como todavía no se conoce mucho, ni siquiera saben con qué le están disparando. Muchas veces hemos visto vídeos de una persona gritando ‘no me maten, no me maten’, pensando que le estaban disparando con un arma de verdad, porque duele. Vos tenés un oficial enfrente, recibís un impacto, lo primero que pensás es ‘me dispararon’, entonces enseguida desisten de las agresiones.

Lo que vemos principalmente es que está cumpliendo una función disuasiva, qué es lo que siempre se busca.

PD: ¿En qué países ya han vendido?

MP: En Argentina, Uruguay, El Salvador, República Dominicana, Ecuador, estamos en tratativas con Colombia, hemos vendido algunas para pruebas en Chile.

Había armas de este tipo, pero eran más bien hogareñas. Byrna lo que tiene patentado es un sistema donde la garrafa que proyecta el proyectil, que tiene CO2, se pincha con el primer disparo. Eso asegura que siempre que va a usarse el arma, tiene presión y sabes que contás con la potencia máxima. Las puedes tener meses sin mantenimiento porque sabes que va a estar en condiciones de uso. Y al no estar con presión, porque no está pinchada la garrafa, no sufre el sistema.

Esto permitió que sea masivo y está diseñada específicamente para las fuerzas de seguridad. Está hecha con un polímero ultra resistente, le hemos pasado con autos por encima, te permite sumergirla, sacarla, disparar y funciona.

La están usando 200 o 300 fuerzas distintas, dentro de Estados Unidos fuerzas importantes como el FBI, Homeland Security, la DEA. Después, en Hong Kong, Sudáfrica, Malasia, Francia, tuvo muy buena aceptación en el mundo. Es una tecnología relativamente nueva y otra característica es el costo no contra las eléctricas, que es muy inferior, estás hablando de cuatro o cinco a uno.

Eso te permite que en países o en regiones como la nuestra, donde se disponen de menos recursos es imposible tener una eléctrica, porque necesitas que sea masivo, que la tenga la mayor cantidad de policías posible, porque es el primer actor el que la necesita, no puede estar esperando a que llegue esa arma. Muchas veces lo que pasaba con las armas eléctricas es que se compraron 20 para toda una fuerza, nunca va a estar donde la necesites. La manera de operar con esto es como está haciendo Córdoba, que se hace masivo.

Ni hablar que el mantenimiento y el uso es distinto, se requiere otro entrenamiento que también es muy costoso, porque el funcionamiento es distinto.

PD: Claro, estas em cambio son muy parecidas al arma que está acostumbrado a usar.

MP: Se diseñó para que sea muy parecida, el seguro, el recorrido de la cola del disparador, la mira, es muy fácil migrar de una a otra.

PD: Yendo al mercado de defensa ¿Cómo lo ves en América Latina?

MP: Esto es algo novedoso, enfocarse en defensa, hoy tenemos un área específica de defensa. Creemos que esta pistola de polímero nueva es muy adecuada para que defensa y queremos vender el kit de pistolas y fusiles. Lo que nos está pasando en seguridad es que usan un fusile calibre 9 mm, lo adaptamos para que usen nuestros cargadores, así el operador puede llevar solamente un tipo de cargador. Viene con un cargador de 30 disparos que es compatible con la pistola, pero se le pueden poner los cargadores de 17 disparos en el fusil.

En cuanto a los fusiles de calibre más grande, nosotros empujamos hacia el 5,56, para mí es el calibre que se va a usar, por algo prácticamente todas las fuerzas de la OTAN lo usan.

Es un calibre que tiene mucho menos costos para producir el fusil y la munición.

PD: Y tenés la ventaja de poder llevar más cantidad de munición por el mismo peso.

MP: Si y al ser más barato el fusil te permite invertir más plata en la mira, porque uno puede tener un súper fusil, pero si no tiene una buena mira, porque cualquier calibre, tanto 7,62 como 5,56 tienen gran alcance, pero sin mira no se aprovecha. Entonces, algo que está apuntando hoy el mundo es invertir más en accesorios. Y te permite llevar más munición con el mismo peso y a menor costo, que se traduce en más entrenamiento, que falta en las Fuerzas Armadas.

Ante un escenario de bajo nivel de conflicto y altos costos el tema de las municiones pasa a ser secundario, se entrena poco y con esto uno podría entrenar a un costo mucho menor. 5,56 contra7,62, cuesta 40% menos.

En la Argentina no hay quien fabrique munición de 5,56, pero muy fácil migrar desde 7,62 a 5,56, es un kit de conversión en la máquina. Ni hablar que estratégicamente también te convendría porque la munición más usada del mundo es la 5,56, tanto en el mercado civil como en defensa y fuerzas de seguridad.

Yo le veo ventajas por todos lados y cuando me vienen con argumentos son rápidamente refutables.

PD: ¿El AR-15 que fabrican tiene modificaciones específicas de Bersa?

MP: Sí, es compatible 100%, pero tiene un montón de detalles nuestros y la ventaja que tenemos es que tenemos la posibilidad de hacerlos bajo requerimientos, porque es tan flexible la plataforma, con cañones largos, cortos, pesos, terminaciones, funcionalidades, calibres, porque incluso dentro de una fuerza, no todos tienen los mismos requerimientos.

Con esto tenemos la libertad de tener una plataforma con diferentes gadgets, como culata rebatible, fija, con cuerpo de polímero, de aluminio, culata fija de polímero como un M-16.

Generalmente en el mundo funciona así, Estados Unidos no sale a comprar un producto, pide un producto y las empresas se lo desarrollan bajo su requerimiento. Como fue la licitación de las pistolas, que llevó 3 años y medio y en el medio iba sufriendo cambios y las empresas tenían que adaptarse a los requerimientos del Ejército, que iba haciendo pruebas y planteando cambios.

Tenemos esa flexibilidad que es muy importante y esto sería darle una bocanada de aire a la industria de la defensa de Argentina, porque esto genera un desarrollo de proveedores de la industria defensa. Nosotros tenemos 150 a 160 proveedores que nos brindan piezas, partes, tratamientos.

Eso es fundamental, es distinto a salir de comprar un producto afuera o que te vendan un kit y lo armas, que es lo que generalmente pasa con este tipo de soluciones, hoy está pasando en Perú, que compran los kits y en la fábrica militar lo único que hacen es ensamblar, no es ningún desarrollo para el país.

En cambio, de esta manera, bajo especificaciones, tenés la flexibilidad de decir, ‘hoy quiero esto’ y mañana te diste cuenta de que necesitas cambiar algo y tienes esa flexibilidad, ‘lo probamos y ahora preferimos esto’.

PD: ¿Hoy la industria en Argentina tiene la capacidad para hacer los distintos componentes de fusiles?

MP: Totalmente, la Argentina tiene muy buena industria metalúrgica, porque tenemos una gran industria automotriz, lo que nos obliga a estar tecnificados y en la vanguardia en cuanto a tecnología. Nosotros conseguimos proveedores de muy buena calidad, competitivos a nivel mundial. Entonces ahí no habría ningún problema, mismo Fabricaciones Militares, por más que viene sin producir un tiempo, ves los recursos humanos que tiene y tienen muchas ganas, todavía tienen máquinas buenas, sería muy fácil empezar a producir en serio, permitiéndole al país exportar a la región, a un montón de países, porque no hay muchas fábricas de armas que sean buenas. Generalmente están las fábricas del Estado, que son fábricas grandes que producen poco y poco eficientes.

 

PD: Y hay una necesidad en la región de renovar sus fusiles en varios países.

MP: El fusil requiere una renovación cada varios años, no dura 70 años. Nos pasó a nosotros hace muchos años con las Browning, veníamos con una pistola liviana, con aleaciones de aluminio, mucha tecnología encima y venían con esa parte del sentimiento.

El AR-15 hoy es la plataforma más usada, porque es barata, porque es fácil de mantener, por la logística, por la cantidad de repuestos se consiguen en cualquier lado.

El principal problema de las fuerzas, tanto de seguridad como de defensa, es conseguir los repuestos. Estoy cansado de ver depósitos de armas llenos con armas que están fuera de uso por piezas que cuestan centavos, un perno o una aguja percutora.

PD: Contame de la exposición del 9 y 10 de noviembre.

MP: Esta es nuestra cuarta edición, en el medio nos estuvimos un impasse de un año por la pandemia. La primera fue en 2019 y viene creciendo mucho año a año. Este año va a ser el sábado y el domingo, ya tenemos confirmadas muchas autoridades, tanto nacionales como de la región y hay actores más fuertes que empiezan a tener interés. Este año, por ejemplo, va a poner un stand Airbus, Igarreta va a traer el Guaraní, va tomando otra forma.

Va a haber charlas interesantes, una charla del FBI, de las diferentes fuerzas sobre negociación y rehenes, va a estar Franco Serrano, que fue a competir en las olimpiadas, contando su experiencia en las olimpiadas.  

Va a ser una gran feria, es una feria que nació siendo la feria de Bersa y Bersa ya pasó a ser un actor secundario, es una feria más de seguridad y defensa, con la posibilidad de que la gente pueda ver el TAM 2C, las últimas novedades en adquisiciones del Ejército y las diferentes fuerzas, la Policía Federal, la ciudad de Buenos Aires, Gendarmería, Prefectura, de Córdoba, de Santa Fe.

Son dos días para ver novedades, para escuchar charlas de veteranos de Malvinas, se puede disparar, se va a poder probar todas nuestras armas, principalmente los lanzamientos, está el Museo de Armas de la Nación que te permite disparar con armas antiguas, acciones de long range que permiten disparar a larga distancia, diferentes clínicas de tiro, es un evento que va creciendo año a año, nos impresiona como va creciendo y el interés que genera.

Lo que lo que nos cuesta es poder llegar a todo el mundo e invitar a todos los que queremos, pero vemos que ya no hace tanta falta, sino que se fueron enterando y son ellos los interesados.

PD: ¿Es el sábado y domingo todo el día?

MP: Todo el día, de 8:30 h de la mañana a 17:30 h de la tarde, hay una grilla con diferentes charlas, clínicas, demostraciones de todo tipo, hasta el asalto aéreo con helicóptero. Va a estar la Policía de la Ciudad de Buenos Aires con helicópteros y la Policía Federal con helicópteros en diferentes demostraciones de toma de rehenes y resolución de problemas, charlas de negociadores, la Escuadra Azul, bandas militares.

Es en el Polígono de Campo de Mayo.

Hay pocos eventos en el mundo donde puedas disparar y a su vez estar en el mismo lugar de la feria, nosotros vamos a un montón de ferias y generalmente los que tienen Range Day son unos días antes, que vas y podés probar las armas, pero en la feria no, acá estamos haciendo todo en un lugar.

PD: ¿La gente dónde puede comprar la entrada?

MP: En el sitio de Passline. Bersa con esto no lucra, cobramos lo mínimos indispensable para pagar todo, se pueden comprar las entradas en el link: www.passline.com/sitio/evento-bersa

FUENTE: https://agendarweb.com.ar/2024/11/07/armas-made-in-argentina-para-el-mundo/