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por Thierry Meyssan

Muchos observadores están pronosticando una nueva guerra mundial. Y es cierto que algunos grupos se plantean la posibilidad de un conflicto y se preparan para ello. Sin embargo, los Estados son razonables y en realidad se plantean más bien una “separación amigable”, una división del planeta en dos mundos diferentes, en dos mundos separados: un mundo unipolar y un mundo multipolar. Pero no es imposible que estemos viviendo un tercer escenario, un escenario donde el «Imperio estadounidense» simplemente se derrumba, como su rival soviético en el pasado.

Los «straussianos estadounidenses», los «nacionalistas integristas ucranianos», los «sionistas revisionistas» israelíes y los «militaristas» japoneses desean una guerra generalizada. Pero están solos y no son movimientos de masas. Por ahora, ningún Estado va por ese camino.

Alemania, con 100 000 millones de euros, y Polonia, con muchos menos dinero, han emprendido un gran proceso de rearme. Pero ninguno de esos dos países parece impaciente de medirse con Rusia.

Australia y Japón también están invirtiendo en armamento. Pero ninguno de esos dos países dispone de un ejército autónomo.

Estados Unidos no logra reclutar la sangre fresca que necesita para renovar las filas de sus fuerzas armadas y tampoco logra crear armas nuevas. Sólo se limita a mantener la producción en serie del armamento concebido en los años 1980. Pero todavía cuenta con el arma nuclear.

Rusia ya modernizó sus fuerzas armadas y ahora se organiza para renovar los volúmenes de munición que está utilizando en Ucrania y para producir en serie sus nuevas armas, con las que nadie puede competir por ahora. China está por su parte en medio de un proceso de rearme, con vista a garantizar la seguridad en Extremo Oriente y, a largo plazo, para garantizar también la protección de sus rutas comerciales. Mientras tanto, la India comienza a verse a sí misma como una potencia marítima.

En medio de este panorama no se vislumbra quién pudiera desear una Guerra Mundial ni quién pudiera ser capaz de desatarla.

Contrariamente a lo que afirman en sus discursos, los dirigentes franceses no están preparándose en lo absoluto para una guerra de alta intensidad [1]. La ley francesa de programación militar, adoptada para 10 años, prevé la construcción de un portaviones nuclear, pero al mismo tiempo reduce las fuerzas terrestres. Eso indica que los gobernantes franceses quieren incrementar las posibilidades de «proyección» de las fuerzas armadas de Francia, mientras dejan de lado la defensa del territorio nacional. París sigue razonando como una potencia colonial mientras que el mundo se torna multipolar. Estamos viendo una situación clásica, los generales se preparan para la guerra pasada mientras ignoran la realidad que ya está a las puertas.

La Unión Europea está poniendo en aplicación su «Brújula Estratégica». La Comisión Europea coordina las inversiones militares de los países miembros de la UE. En la práctica, todos siguen el mismo juego pero todos persiguen objetivos diferentes. La Comisión Europea, por su parte, trata de asumir el control de las decisiones sobre el financiamiento de los ejércitos nacionales, decisiones que hasta ahora dependían de los parlamentos nacionales. Eso pudiera permitir la construcción de un imperio, pero no permite declarar una guerra generalizada.

Es evidente que cada país sigue su propio juego. Pero, exceptuando a Rusia y China, ninguno está preparándose para una guerra de alta intensidad.

Lo que estamos viendo es más bien una redistribución de las cartas. Este mes, Washington envía a Europa a Liz Rosenberg y Brian Nelson, dos especialistas de las medidas coercitivas unilaterales –las mal llamadas «sanciones»–, cuya misión consiste en obligar los aliados de Estados Unidos a obedecer [2]. Según la fórmula acuñada por George Bush Jr. al inicio de la «guerra contra el terrorismo», Liz Rosenberg y Brian Nelson recordarán a los “aliados” europeos que para Washington «¡quien no está con nosotros, está contra nosotros!»… o sea contra los intereses estadounidenses.

Sobre Liz Rosenberg hay que decir que es eficaz y que carece de escrúpulos. Fue ella quien se encargó de dinamitar la economía siria, condenando millones de sirios a la miseria porque la República Árabe Siria se atrevió a resistir y a derrotar a los matones del Imperio yanqui.

Los discursos de pistolero del Far West hollywoodense al estilo de George Bush Jr., los razonamientos en términos de “buenos y malos”, están fracasando con Turquía, país que ya vivió la intentona golpista de 2016 y el terremoto del 6 de febrero de 2023. En Ankara ya saben que no hay nada bueno que esperar de Washington y Turquía ya está pleno acercamiento a la Organización de Cooperación de Shanghái.

Pero esa retórica parece tener posibilidades de funcionar con los europeos, todavía fascinados por la ilusión de poderío que aún logra proyectar Estados Unidos. Claro, ese poderío está en plena decadencia… pero los europeos también lo están. En Europa nadie parece haber sacado todavía la enseñanza más que evidente de la voladura de los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 –construidos con la participación conjunta de Rusia, Alemania, Francia y Países Bajos. Las víctimas occidentales no sólo aceptaron el golpe sin chistar sino que incluso bajan la cabeza y aceptan pasivamente otros castigos por crímenes que no cometieron.

El resultado es que vamos hacia un mundo divido en dos bloques: de un lado estarán la superpotencia estadounidense y sus vasallos y del otro lado tendremos el mundo multipolar. En términos de población, el bloque occidental viene siendo un 13% de la población mundial mientras que el mundo multipolar representa el 87%.

Las instituciones internacionales ya casi no pueden funcionar y podrían cayendo en un letargo o siendo disueltas. Los primeros ejemplos que nos vienen a la mente son la salida de Rusia del Consejo de Europa [3] y los asientos vacíos de los países de Europa occidental en el Consejo del Ártico durante el año de la presidencia rusa. Otras organizaciones simplemente pierden su razón de ser, como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que supuestamente debía hacer posible el diálogo este–oeste. Y sólo el interés que Rusia y China todavía conceden a la ONU puede preservarla a corto plazo, aunque Estados Unidos ya sueña con convertirla en un club reservado sólo para sus aliados.

También habrá cambios en el bloque occidental. Alemania fue hasta ahora el líder económico del continente europeo. Pero, para cerrar el camino a cualquier posibilidad de un acercamiento alemán a Rusia, Washington quiere que Alemania se circunscriba al oeste de Europa y deje el centro en manos de Polonia. Así que Alemania y Polonia están en pleno rearme para imponerse en sus zonas respectivas de influencia. Pero, cuando el astro estadounidense comience a declinar, es muy posible que Alemania y Polonia acaben luchando entre sí.

En sus momentos finales, la Unión Soviética abandonó a sus aliados y vasallos. Al comprobar que ya no era capaz de resolver los problemas, la URSS puso fin a su apoyo económico a Cuba y luego abandonó a sus vasallos de Pacto de Varsovia, antes de llegar a su derrumbe final. Hoy estamos viendo el inicio de ese mismo proceso.

La primera guerra de Estados Unidos en el Golfo Pérsico, los atentados del 11 de septiembre de 2001 y todas las guerras estadounidenses en el Medio Oriente ampliado, la expansión territorial de la OTAN y el conflicto ucraniano sólo habrán aportado tres décadas más de vida al imperio estadounidense. Pero la existencia de este último se apoyaba fundamentalmente en la de su rival soviético, cuya desaparición priva al imperio estadounidense de su razón de ser. Así que ya es tiempo de que también desaparezca.

Thierry Meyssan

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, aborda en la columna del Club de La Pluma los tres principales errores geopolíticos de Occidente en este momento de traspaso mundial de poder, desde la hegemonía de EEUU hacia la multipolaridad liderada por China y afianzada por el Sur Global, que está provocando cambios tectónicos históricos, a pesar de la cortina de humo del aparato de propaganda occidental.

EL PRIMER GRAN ERROR fue creer -como antesala de debilitar a China- que podía destruir primero a toda una potencia nuclear como Rusia, en una guerra Proxy, de guerrillas y a distancia, utilizando y sacrificando un “país amigo” como Ucrania. EL SEGUNDO fue declarar la guerra económica a China cuando es su primer e insustituible socio comercial, del que depende absolutamente y del cual ya no se puede desacoplar. Y EL TERCER ERROR garrafal fue su tradicional torpeza, violenta e imperial, en Oriente Medio, que cada día más es un poderoso bloque económico, social, cultural, demográfico y religioso, además de poseer junto a Rusia, la mayoría de las fuentes energéticas del planeta, siendo que el déficit energético del “mundo rico” es el gran agujero negro que acecha a su supervivencia.

También -y en primer lugar- analiza con datos y realismo, la exagerada parafernalia por el ingreso de Finlandia a la OTAN, transmitida con bombos y platillos por la prensa occidental y las serias consecuencias que sufrirá ese país por las complicaciones en el transporte comercial de su más famosa marca comercial.

Luego, Pereyra Mele se extiende en la lastimosa y tergiversada visita de Macrón a China, mientras las calles de París ardían por la ira de millones de franceses. Entiende que el presidente galo hizo el ridículo -como un penoso cadáver político- al pedirle a China que no aporte armamento ni tecnología a Rusia, cuando unos días atrás, el propio Xi Jinping había dado un rotundo respaldo a Pútin. De lo que se deduce que este viaje fue apenas un desfile de empresarios europeos rogando desesperadamente hacer negocios con el gigante asiático.

Finalmente resalta el reciente anuncio de la OPEP+ de reducir la producción de petróleo, lo cual repercutirá en los precios de los productos elaborados por los países industriales y que pondrán presión a la ola inflacionaria que sufren sus sociedades. También nos habla de las tensiones en Taiwán y de las últimas ocurrencias de Zelesky y su futurología de fantasiosas victorias inexistentes.

En suma, un cúmulo de factores que actúan como una pinza contra Occidente, y que sumados a los errores estratégicos analizados en esta columna, van hundiendo al Imperio en un desesperado clima de fracaso terminal, como también a sus esfuerzos por mantener su hegemonía mundial, mientras solo le queda la temeraria carta de la violencia bélica.

Eduardo Bonugli (Madrid, 09/04/23)

Alberto CruzCEPRID

El 4 de febrero de 2022 China y Rusia, Rusia y China, firmaron un documento (1) que no solo era un muy serio toque de atención a Occidente, sino un cambio de juego total: la declaración conjunta brindaba un apoyo total a Rusia, respaldaba su demanda de garantías de seguridad y se oponía a la expansión de la OTAN. Se debería haber leído con detenimiento porque, entre otras cosas, se hablaba de una coordinación en el Consejo de Seguridad de la ONU, en la defensa del derecho internacional y el rechazo al «orden basado en reglas» que quiere imponer EEUU.

Es decir, había un compromiso real de China de mitigar y/o ayudar a Rusia frente a las sanciones con que amenazaba, ya entonces, el Occidente colectivo. Sanciones que, según el derecho internacional, son ilegales (2).

El ese documento se recogía, no con tanto énfasis como lo anterior, el fortalecimiento de los vínculos no solo políticos, sino económicos, especialmente de petróleo y gas por parte de Rusia y la construcción de un nuevo gasoducto, el «Poder de Siberia 2» en un plazo de tres años.

Con el apoyo chino, Rusia ya anunciaba que no iba a retroceder en absoluto y no se iba a dejar intimidar. Hay una cuestión a notar en el documento: China eludía hablar de Ucrania (aún no había comenzado la “operación especial” rusa), incluso de Crimea, mientras que Rusia sí hablaba de Taiwán. Una clara concesión rusa que permitía a China seguir manteniendo su estrategia de no involucrarse en cuestiones internas.

Por lo tanto, y en el peor de los casos, China no iba a criticar lo que hiciese Rusia ante las provocaciones de EEUU y la OTAN. Y no lo iba a hacer porque quedaba claro ya entonces que EEUU se las veía y deseaba para impedir el afianzamiento de Eurasia como el eje sobre el que está pivotando el siglo XXI. Así hay que interpretar lo ocurrido en Afganistán, en Irán, en Kazajistán e, incluso, en Corea del Norte. Que este país esté haciendo pruebas de armas una tras otra no se entiende si no se ve en esta perspectiva y, sobre todo, el que Rusia y China tumban en la ONU un intento de más sanciones por ello. Corea del Norte cuenta, por acción y por omisión, con el apoyo de Rusia y de China en ello porque, además, es una forma de advertir a EEUU que tiene muchas grietas. Porque si EEUU enreda con Ucrania o Taiwán, sensibles para Rusia y China, estos dos países podían, y pueden, hacer lo mismo en Corea del Sur o Japón, por poner dos casos, que son sensibles para EEUU.

El que en este documento se apostase por el derecho internacional era ya una señal fuerte para Occidente, que lo desprecia si no le es conveniente. Era la señal definitiva para un Nuevo Orden Multilateral en el que Occidente deja de tener poder e influencia. Textualmente: «Los dos países buscan proteger la arquitectura internacional impulsada por las Naciones Unidas y el orden mundial basado en el derecho internacional, buscar una multipolaridad genuina con las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad desempeñando un papel central y de coordinación». Es decir, le están diciendo a Occidente que se acabaron sus aventuras extra-ONU (Yugoslavia, Irak, Libia, Kosovo, Siria) y que apuestan decididamente por la «democratización de las relaciones internacionales». Esa declaración conjunta lo decía de forma muy clara y precisa: «las relaciones internacionales ingresan en una nueva era».

La visita de Xi

Occidente, en su patológica prepotencia, no se dio por enterado porque, de haberlo hecho, habría significado que estaba listo para unirse al proceso de transformación del mundo en el que ya no tienen la hegemonía.

Un año después -y una guerra que no es guerra oficialmente porque ni Rusia la ha declarado ni Ucrania ha hecho lo propio, y con una propuesta de paz presentada por China que ha sido rechazada de plano por el Occidente colectivo- esa alianza entre China y Rusia, Rusia y China, se ha fortalecido y ha dejado muy, pero que muy preocupado a Occidente, que ha entrado en un estado de pánico y de histeria por lo que ya se constata: lo que hace un año se afirmó que era una “asociación sin límites”, ahora se refuerza y se constata. Ya no hay vuelta atrás.

Occidente lo ha visto tarde, y pretendió parar este proceso, que culminó con la histórica visita de Xi Jinping a Rusia (y no al revés, lo que ya es de por sí indicativo) este pasado mes de marzo, con la bufonada de la Corte Penal Internacional acusando a putin de criminal de guerra. Fracasó. Se intentó pararla con las amenazas a China sobre el envío de armas. Fracasó también, no porque las haya enviado, sino porque China está en otra onda, como bien han recibido y notado los países no occidentales. China representa paz, Occidente representa guerra. Esta es la realidad incómoda para el Occidente colectivo y sus famosos «valores». Los «autócratas» (nueva neolengua occidental)están por la paz, los «demócratas» están por la guerra.

Occidente está ahora mismo arrinconado por la propuesta china, que ha rechazado y que está haciendo todo lo posible por desprestigiarla. Pero no puede. Ha perdido ya tanto terreno que es imposible. Pero Occidente, en su ceguera, sigue y sigue negando la realidad. Es como los niños cuando se tapan los ojos, que creen que si ellos no ven, tampoco se les ve a ellos. Y así vemos cómo desde Occidente se ha repetido que con esta visita “Rusia se ha entregado a China porque, como está aislada a nivel internacional, no le queda otra opción”. Por supuesto, no hay que dejar que la realidad te estropee una buena historia, o una buena histeria.

La realidad es muy diferente. Esta visita ha terminado con la firma de una nueva declaración conjunta (23 de marzo) que lleva el nombre de “Profundización de la asociación estratégica integral de coordinación en la nueva era» (3) y que ya lo dice todo: “asociación estratégica integral” (lo de “sin límites” de la firmada hace un año) y “coordinación en la nueva era” (ya de sa por hecho el mundo multipolar y el fin de la hegemonía occidental).

De ella hay algunos aspectos a reseñar, como la mención expresa a EEUU y la inexistencia de Europa, a la que no se refieren ni una sola vez. Para China y Rusia, Europa es irrelevante a nivel geopolítico y a lo sumo -en el caso chino-, contraparte económica.

Se repite el llamado a cumplir el derecho internacional en contra del mantra occidental de «orden basado en reglas»; se han firmado suculentos acuerdos comerciales, como la aceleración de la construcción del gasoducto Poder de Siberia 2 a través de Mongolia; se ha confirmado que ya el 65% del comercio bilateral entre Rusia y China se hace en sus propias monedas… y la bomba soltada por Rusia: «Rusia tiene la intención de crear su propio sistema de suministro de energía alternativa, que será beneficioso para casi toda la población del mundo. Es la gran oportunidad para 7.000 de los 8.000 millones de personas del planeta». Obsérvese que se deja fuera expresamente a los famosos «mil millones de oro», es decir, a la población de Occidente. Si esto último va en serio, es el fin definitivo de la hegemonía occidental.

Reciprocidad, lo que no entiende Occidente

Se ha dicho también en Occidente que esta visita de Xi pone de relieve que Rusia ha sido absorbida por China. No es lo que dicen los datos económicos, favorables a Rusia, y si no es así en términos económicos, al menos por ahora, tampoco lo es en términos geopolíticos y militares.

Por partes: se ha llegado a un punto en el que es bastante difícil para China proteger no solo sus intereses en el mundo, sino su seguridad, sin el apoyo de Rusia.

Rusia está ganando un tiempo precioso para China en el país 404, antes conocido como Ucrania. Cuanto más tiempo esté Occidente entretenido aquí, menos podrá enredar con Taiwán. Esto es tan evidente que es una de las razones por las que Occidente está presionando al país 404, antes conocido como Ucrania, para su famosa contraofensiva.

Hay más: China necesita a Rusia como parte de su nueva política global, ya que los dos coinciden en impulsar un nuevo orden multipolar fuera de la hegemonía de Occidente. Aquí China ha cambiado, y lo ha hecho gracias a Xi Jinping. Hasta ahora se mantenía en una posición de ser superpotencia económica manteniendo un perfil bajo en política exterior, pero se ha dado cuenta que eso no es efectivo si no participa, con fuerza, en la cuestión política mundial. Por eso China dio un vuelco a su política tradicional e impulsó la presencia diplomática en todo el mundo. Su penúltimo éxito ha sido la reanudación de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán, dos países con buenas relaciones con Rusia, por otra parte.

Como centro de fabricación del mundo, China necesita recursos energéticos y esos los tiene Rusia, ya el principal proveedor de petróleo y gas de China. Dos cosas importantes: ambos son baratos y sin complicaciones en términos de seguridad de suministro porque los dos países tienen fronteras terrestres. Esto cobra un especial relieve después del ataque occidental al gasoducto Corriente del Norte 2.

Y algo tan importante como lo anterior: tecnología militar. China considera que solo logrará la paridad militar estratégica con EEUU en 2027, pero las amenazas de EEUU sobre Taiwán, el decir que hará guerra dentro de un par de años, etc., indica que para EEUU (y para Occidente) el tiempo se acaba, por lo que hay que acelerar los plazos. Y para eso China necesita ayuda que solo puede obtener de Rusia, especialmente en aviación (todavía los motores son rusos) y en misiles hipersónicos de largo alcance. Además, China es el único país que cuenta con el sistema de defensa anti-misiles ruso S-500.

El impulso de los BRICS,la OCS y la desdolarización

En esa “coordinación en la nueva era” están jugando un papel los BRICS y a la importancia que chinos y rusos dan a esta estructura, así como a la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Se están creando nuevas estructuras internacionales de forma clara (BRICS contra G-7) y se está dando impulso a la desdolarización a gran escala.

Uno de los datos que lo refuerzan es que los BRICS superan en Producto Interior Bruto al fantasmagórico G-7. Cuando se habla de «los países más ricos del mundo», refiriéndose al G-7, no es cierto. El PIB de los BRICS, 31’5% del total mundial, supera al del G-7 (30’7%) basándose en la paridad del poder adquisitivo.

Por una parte, Egipto ha sido aceptado formalmente como nuevo miembro del banco de los BRICS, el Nuevo Banco de Desarrollo, y en la cumbre de este próximo verano se va a abordar el ingreso, con plazos, de Argentina, Irán y Argelia. Es más que probable que antes del ingreso oficial de estos países haya un periodo de transición en lo que ya se conoce como BRICS+, países que sin formar parte de forma oficial, sí lo hacen de forma oficiosa y coordinan sus políticas al estilo de lo que sucede con la OPEP+.

En paralelo, Arabia Saudita aprobó la última semana de marzo el memorando de entendimiento para ser admitido como socio de diálogo de la OCS, una decisión que la acerca mucho más a Rusia y China, sobre todo a este último país puesto que tras la visita de Xi Jinping a Riad en diciembre del año pasado ha supuesto un movimiento tectónico saudí, admitiendo que va a estudiar el comercio de petróleo en otras monedas que no sean el dólar y firmando un acuerdo entre el Banco Nacional de Arabia y el Banco de Exportación e Importación de China para la utilización del renminbi tanto en préstamos como en comercio. Es, sin la menor duda, el primer paso para el pago en renminbis del petróleo saudita.  Ya hay pasos que van en esa dirección, como la primera transacción de un envío de gas a China pagado en renmimbis, todo ello negociado a través de la Bolsa de Shanghái y siguiendo los precios de esta bolsa, no los de Occidente.

Al mismo tiempo, Brasil se acaba de unir al Sistema Interbancario de Pagos de China (CIPS), la alternativa china al SWIFT occidental. Eso significa que Brasil y China van a comerciar en sus propias monedas, con lo que se refuerza la internacionalización del yuan, y abandonan el dólar en su relación comercial.

Gramsci dijo que la crisis se produce cuando lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir, y que en ese interregno se producen monstruos. El monstruo es Occidente, que se deshace y lo hace destruyendo, lo nuevo ya ha nacido aunque aún está en la niñez y tras la asociación entre China y Rusia, Rusia y China, se puede afirmar que está entrando en la adolescencia.

Notas

(1) http://en.kremlin.ru/supplement/5770

(2) Las únicas sanciones legales, según el derecho internacional, son las impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU. El resto son consideradas sanciones unilaterales y, por lo tanto, contrarias al derecho internacional.

(3) https://www.mct.gov.cn/whzx/szyw/202303/t20230323_940847.htm

Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor.

FUENTE https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2787 

Vijay PrashadTricontinental

El 20 de marzo de 2023, el presidente de China, Xi Jinping, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, mantuvieron una conversación privada durante más de cuatro horas. Según declaraciones oficiales posteriores a la reunión, los dos líderes hablaron sobre la creciente asociación económica y estratégica entre China y Rusia, incluida la construcción del oleoducto Power of Siberia 2, y la iniciativa de paz china para la guerra en Ucrania. Putin dijo que «muchas de las disposiciones del plan de paz presentado por China están en consonancia con los enfoques rusos y pueden tomarse como base para un acuerdo pacífico cuando Occidente y Kiev estén listos para ello».

Estos pasos hacia la paz no han recibido una cálida bienvenida en Washington. Antes de la visita de Xi a Moscú, John Kirby, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, declaró que cualquier «llamada a un alto el fuego» en Ucrania por parte de China y Rusia sería «inaceptable».

A medida que surgieron los detalles de la reunión, los funcionarios estadounidenses expresaron su temor de que el mundo pudiera abrazar los esfuerzos de China y Rusia para asegurar una resolución pacífica y poner fin a la guerra. Las potencias atlánticas, de hecho, están redoblando sus esfuerzos para prolongar el conflicto.

El día de la reunión entre Xi y Putin, la ministra de estado del Reino Unido en el Ministerio de Defensa, la baronesa Annabel Goldie, dijo a la Cámara de los Lores que ’[a]junto con nuestra concesión de un escuadrón de carros de combate principales Challenger 2 para Ucrania, proporcionaremos munición, incluidos proyectiles perforantes que contienen uranio empobrecido». La declaración de Goldie se produjo en el vigésimo aniversario de la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y el Reino Unido, en la que Occidente usó uranio empobrecido en la población iraquí con efectos nocivos . En referencia al suministro de uranio empobrecido por parte del Reino Unido a las fuerzas ucranianas, Putin dijo que «parece que Occidente realmente ha decidido luchar contra Rusia hasta el último ucraniano, ya no con palabras, sino con hechos». En respuesta, Putin dijo que Rusia desplegaría armas nucleares tácticas en Bielorrusia.

Dentro de China, la visita de Xi a Rusia fue ampliamente discutida con un sentido general de orgullo de que el gobierno de China esté tomando el liderazgo tanto para bloquear las ambiciones de Occidente como para buscar la paz en el conflicto. Estas discusiones, reflejadas en revistas y plataformas de redes sociales como WeChat, Douyin, Weibo, LittleRedBook, Bilibili y Zhihu, enfatizaron cómo China, un país en desarrollo, ha podido superar sus limitaciones y asumir una posición de liderazgo en el mundo.

Estas discusiones dentro de China en gran medida no están disponibles para personas fuera del país por al menos tres razones: primero, se llevan a cabo en chino y no suelen traducirse a otros idiomas; en segundo lugar, tienen lugar en plataformas de redes sociales que, además de estar en chino, no son utilizadas por personas ajenas a la comunidad de habla china; y tercero, la creciente sinofobia, derivada de una larga historia colonial de pensamiento y exacerbada por la Nueva Guerra Fría , ha profundizado el desprecio por las discusiones en China que no adoptan la cosmovisión occidental. Por estas razones, y más, existe una verdadera falta de comprensión sobre la variedad de opiniones en China sobre los cambios en el orden mundial y el papel del país en estos cambios.

Dentro de China, existe una rica tradición de debate intelectual que tiene lugar en revistas inspiradas de una forma u otra en Xīn Qīngnián , o New Youth , de Chen Duxiu , publicado por primera vez en 1915. En el primer número de esa revista, Chen (1879–1942 ), quien fue miembro fundador del Partido Comunista de China, publicó una carta a la juventud que incluía una lista de advertencias que parece haber fijado los términos de la agenda intelectual de los próximos cien años:

Ser independiente y no esclavizar (自主的而非奴隶的) Ser progresista y no conservador (进步的而非保守的) Estar a la vanguardia y no quedarse atrás (进取的而非退隐的) Ser internacionalista y no aislacionista (世界的)而非锁国的) Sea práctico y no retórico (实利的而非虚文的) Sea científico y no supersticioso (科学的而非想象的)

La experiencia de New Youth puso en marcha revista tras revista, cada una con una agenda para construir teorías más adecuadas sobre los desarrollos en China que buscan establecer la soberanía del país y sacarlo del llamado ’siglo de la humillación’ (百年屈辱) , un período que se caracterizó por la intervención imperialista occidental y japonesa. En 2008, varios intelectuales destacados del país fundaron una nueva revista, Wenhua Zongheng (文化纵横), que se ha convertido cada vez más en una plataforma para debatir lo que Xi llamó el «gran rejuvenecimiento de la nación china» (中华民族伟大复兴). La revista bimensual presenta las principales voces del país, quienes ofrecen diversas perspectivas sobre temas importantes del día, como el estado del mundo posterior a COVID-19.y la importancia de la revitalización rural.

El año pasado, Tricontinental: Institute for Social Research y Dongsheng iniciaron una conversación con los editores de Wenhua Zongheng que condujo a la producción de una edición internacional trimestral de la revista. A través de esta asociación, ensayos seleccionados de las ediciones chinas de la revista se traducen al inglés, portugués y español, y se presenta una columna adicional en la edición china que trae voces de África, Asia y América Latina en diálogo con China. Estamos orgullosos de decir que el primer número de esta edición internacional (vol. 1, no. 1) se lanzó esta semana, con el tema ’ En el umbral de un nuevo orden internacional’.

Este número presenta tres ensayos de destacados académicos en China: Yang Ping (editor de Wenhua Zongheng), Yao Zhongqiu (profesor de la Escuela de Estudios Internacionales y decano del Centro de Estudios Políticos Históricos de la Universidad Renmin de China) y Cheng Yawen (decano del Departamento de Ciencias Políticas de la Escuela de Relaciones Internacionales y Asuntos Públicos de Shanghái Universidad de Estudios Internacionales), así como mi breve editorial. Tanto el profesor Yao como el profesor Cheng analizan los cambios en el orden internacional actual, principalmente el declive de la unipolaridad estadounidense y el surgimiento del regionalismo. La contribución del profesor Yao, que se remonta a la dinastía Ming (1388-1644), demuestra que los cambios que se están produciendo hoy en día no son necesariamente la creación de un nuevo orden.

Los tres ensayos se centran en la importancia del papel de China en el mundo en desarrollo, tanto en términos económicos (como a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, o BRI, por sus siglas en inglés) de diez años de antigüedad, como en términos políticos (como a través del intento de China de reiniciar una proceso de paz en Ucrania). El editor Yang Ping es firme en su opinión de que ’el destino histórico de China es apoyar al Tercer Mundo’, tanto porque, a pesar de sus grandes avances, China sigue siendo un país en desarrollo como porque la insistencia de China en el multilateralismo, como argumenta el profesor Cheng, significa que no busca desplazar a EE.UU. y convertirse en una nueva potencia hegemónica global. Yang finaliza su relato con tres consideraciones: en primer lugar, que China no debe dejarse guiar únicamente por intereses comerciales, sino que debe ’priorizar lo que sea necesario para garantizar la supervivencia estratégica y el desarrollo nacional’; segundo, que China debe intervenir en los debates sobre el nuevo sistema internacional introduciendo los principios de ’consulta, contribución y beneficios compartidos’ del BRI, que incluyen buscar expandir la zona de paz contra los hábitos de guerra; y tercero, que China debe alentar la creación de un mecanismo institucional más allá de la cooperación económica, como una ’Internacional del Desarrollo’, para promover la soberanía genuina de las naciones, la dignidad de los pueblos frente a la trampa de la austeridad de la deuda del Fondo Monetario Internacional, y un nuevo internacionalismo.

Las perspectivas de Yang, Yao y Chen son una lectura esencial como parte de una importante iniciativa para el diálogo global. Esperamos sus comentarios sobre la primera edición internacional de Wenhua Zongheng y actualmente estamos trabajando en la segunda edición, que se centrará en el camino de China hacia la modernización.

Mientras Estados Unidos impulsa un gran conflicto de poder en Asia-Pacífico, es esencial desarrollar líneas de comunicación y construir puentes hacia el entendimiento mutuo entre China, Occidente y el mundo en desarrollo. Como escribí en las palabras finales de mi editorial, ’[e]n lugar de la división global perseguida por la Nueva Guerra Fría, nuestra misión es aprender unos de otros hacia un mundo de colaboración en lugar de confrontación’.

CEPRID https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2782

Primera transacción de GNL en yuanes de China a través de la Bolsa de Petróleo y Gas Natural de Shanghái. La han completado la petrolera nacional china CNOOC y la francesa TotalEnergies. Esto es la consolidación en actos y hechos concretos de los cambios sistémicos económicos globales, según el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.

Más pasos para combatir al dólar

Los números dicen que se vendieron aproximadamente 65.000 toneladas de Gas Natural Licuado [GNL] importado desde Emiratos Árabes Unidos, esto último confirmado por TotalEnergies a la agencia Reuters.

Vale la pena recordar que, durante una visita a Riad en diciembre pasado, el presidente de China, Xi Jinping, anunció que su país utilizaría plenamente la bolsa de Shanghái como plataforma para liquidar en yuanes las transacciones de petróleo y gas.

Y es que, en años recientes, Pekín ha incidido precisamente en liquidar las transacciones de petróleo y gas en yuanes para establecer su moneda a escala internacional, por un lado, y por el otro, debilitar el dominio del dólar en el comercio mundial. Algo en lo está en línea, por ejemplo, con Rusia, que ha adoptado cada vez más el yuan en medio de las sanciones occidentales.

Y es que, durante la visita a Moscú del presidente de China, Xi Jinping, el mandatario ruso, Vladímir Putin, anunció que apoya el uso del yuan en el comercio con los países de Asia, América Latina y África.

A esto hay que sumarle que días pasados, Arabia Saudí aprobó la decisión de unirse a la Organización de Cooperación de Shanghái [OCS], mientras Riad construye una asociación a largo plazo con China, pese a las preocupaciones de seguridad de EEUU.

Formado en 2001 e integrado inicialmente por Rusia, China y antiguos Estados soviéticos en Asia Central, la OCS se ha ampliado para incluir a India y Pakistán con miras a desempeñar un papel más importante como contrapeso a la influencia occidental en la región, a lo que hay que sumarle que el año pasado también Irán firmó documentos para ser miembro de pleno derecho.

Según el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, «esto es la consolidación en actos y hechos concretos de los cambios sistémicos y económicos globales que demuestran que hay una transferencia violenta, por la velocidad y por la cantidad de movimientos económicos a nivel internacional, que va desplazando el poderío occidental que ha determinado hasta hace poco tiempo, que ellos fueron amos y señores de las finanzas internacionales, del comercio internacional, del transporte internacional, y poniendo a su vez, reglas y normas que debían cumplir terceros países, si no, procedían a sancionarlo».

SPUTNIK: https://sputniknews.lat/20230404/china-rusia-y-otros-paises-preparan-un-coctel-mortal-para-el-dolar-1137679368.html

Mondo cane: Por Gonzalo Fiori

El reconocimiento de Honduras a la República Popular China (RPCh) es uno más, dentro de una lista cada vez más larga de países que dejan de reconocer a Taiwán.

La política de «una sola China» es una política adoptada por varios países y organizaciones internacionales, que reconoce a la RPCh como el único gobierno legítimo que representa a China. Esta política se basa en la idea de que tanto Taiwán como China continental son parte de una sola China, y que el gobierno de la RPC es el único gobierno que representa a China en su conjunto. En términos prácticos, esto significa que los países que siguen esta política no reconocen oficialmente a Taiwán como un Estado soberano e independiente, sino que lo ven como parte de China.

Aunque Taiwán tiene su propio gobierno, economía y fuerzas armadas, no es reconocido como un Estado soberano por la mayoría de los países del mundo. La decisión diplomática del gobierno hondureño liderado por Xiomara Castro cumple con las promesas de campaña, pero, a su vez, representa un nuevo desafío a Estados Unidos, en una región que históricamente Washington consideró como su “patio trasero”.

Apenas quedan 13 países con embajadas en Taipei, que todavía no reconocen a la RPCh, éstos son: Belice, Guatemala, Haití, Islas Marshall, Nauru, Palaos, Paraguay, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, Suazilandia, Tuvalu, y la Santa Sede. Es importante mencionar que la mayoría de estos países son naciones muy pequeñas, con relaciones diplomáticas limitadas, y, en la gran mayoría de los casos, fuertemente dependientes de EEUU. En el caso de la Santa Sede, la cuestión adquiere otros ribetes, debido a la cuestión religiosa y las persecuciones que sufrió la iglesia católica tras la revolución de Mao Tse Tung y la proclamación de la República Popular el 1 de octubre de 1949. Sin embargo, ésto también está comenzando a cambiar, ya que hace tiempo se discute la posibilidad de una eventual visita del papa Francisco a China; de hecho, en 2018 se firmó un Acuerdo Provisional entre la Santa Sede y Beijing, de contenido confidencial. Mediante ese acto, se normalizó la situación de la iglesia en China, al volver a la plena comunión con Roma a los obispos nombrados sin mandato papal.

Taiwán llegó a tener hasta 56 aliados diplomáticos al momento en que perdió el reconocimiento de la ONU, en 1971. Ese número no hizo más que bajar, y se había reducido a sólo 22 cuando la presidenta Tsai Ing-wen asumió el cargo, en 2016. La postura oficial de Beijing, adoptada en el documento que establece las relaciones diplomáticas con Tegucigalpa, asegura: “Sólo hay una China en el mundo, y el gobierno de la República Popular China es el único gobierno legal que representa a toda China. Taiwán es una parte inalienable del territorio de China”. Los últimos países centroamericanos en reconocer a la RPCh habían sido Nicaragua en 2021, El Salvador en 2018, y Panama en 2017.

Costa Rica fue el primer país centroamericano en establecer relaciones diplomáticas con la RPCh, en 2007, abriendo la puerta al resto de sus vecinos y a una mayor entrada de China en el escenario regional. Con estos cambios, actualmente, apenas Guatemala y Belice mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán en Centroamérica.

El antecesor de Tsai en el cargo, Ma Ying-jeou, visitó Beijing el lunes 27 de marzo, en lo que sin dudas es una visita de ribetes históricos, ya que se trata del primer mandatario taiwanes en visitar la China continental desde el final de la guerra civil y el triunfo comunista de 1949.

Aún así, las tensiones y los rumores de una anexión por la fuerza crecen desde 2021, y Washington parece más involucrado que nunca en asegurar su influencia sobre la isla. No obstante, lo más probable es que, cuando efectivamente se produzca esta unificación, no sea mediante el uso de la fuerza sino a través del soft power (poder blando) chino, algo que, sin dudas, les ha reportado enormes beneficios en su disputa para que la mayoría de los países del mundo revoquen su reconocimiento a Taiwán como un país y lo consideren una parte más de China. No parecería haber motivos concretos para que Beijing decida hacer otra cosa.

Hoy dia Cordoba https://hoydia.com.ar/columnistas/analisis-internacional/china-cada-vez-mas-consolidada-en-centroamerica/

Salman Rafi Sheikh New Eastern Outlook

El conflicto militar entre Rusia y Ucrania (como también los aliados de Ucrania en la OTAN) ha traído algunos cambios muy interesantes a la economía política internacional. 

Si bien este conflicto ha llevado a Europa, que trabaja bajo la inmensa presión de los EEUU, a detener su compra de petróleo y gas a Rusia, también ha permitido que Rusia desvíe sus recursos, tanto materiales como de otro tipo, a regiones que antes estaban al margen de su lista de prioridades. En otras palabras, mientras que Occidente pensó que sería capaz de «aislar» a Rusia empujándola fuera de Europa, este «retroceso» ha llevado a la «gran entrada» de Rusia en otros lugares. Esto es más evidente en África, donde Moscú se ha convertido claramente en un gran jugador. Durante la cumbre Rusia-África celebrada recientemente en Moscú, Vladimir Putin seguramente reajustó las prioridades de Moscú con respecto a África.

Este fue un evento muy exitoso, ya que la próxima cumbre se llevará a cabo del 26 al 29 de julio en San Petersburgo, lo que indica el ritmo actual de la integración Rusia-África. Occidente, por supuesto, está paranoico al respecto, ya que ve la expansión rusa en el continente africano a expensas de su propia influencia.

Pero lo que es aún más preocupante para Occidente no es solo la creciente huella de Moscú en África. En realidad, es la geopolítica detrás de este compromiso lo que preocupa a Occidente. Para Rusia (como también para sus aliados, incluida China), África podría ser uno de los líderes globales en el mundo multipolar que tanto Rusia como China intentan construir para deshacerse de la hegemonía unilateral estadounidense. De hecho, Putin transmitió este mensaje a sus invitados de África muy claramente cuando dijo que “estamos listos para dar forma conjunta a la agenda global, trabajar juntos para fortalecer las relaciones interestatales justas y equitativas y mejorar los mecanismos para una cooperación económica mutuamente beneficiosa”.

El mensaje de Putin es un claro contraste con la forma en que Occidente, especialmente las antiguas potencias coloniales, se ven hoy en África. Hay un descontento generalizado. Como señaló un informe de 2022 en el New York Times , “En los últimos años ha habido un fuerte aumento de las críticas a Francia en sus antiguas colonias en África, arraigado en la sensación de que las prácticas colonialistas y las actitudes paternalistas nunca terminaron realmente”.

Rusia, por el contrario, está ofreciendo comercio en lugar de dominación colonial en un período por lo demás “post” colonial. Además de ser el mayor exportador de armas al continente durante muchos años, Moscú también ha incrementado sus exportaciones de petróleo a África, especialmente desde el inicio de su operación militar en Ucrania. Rusia envió 214.000 barriles por día de productos de petróleo refinado a África en diciembre de 2022, aproximadamente tres veces más que en diciembre de 2021.

Una gran cantidad de petróleo ruso va a países de África occidental, como Ghana, por primera vez desde 2018. Los países del norte de África, como Marruecos, han aumentado sus compras de petróleo ruso. Las importaciones marroquíes de diésel ruso, que se situaron en torno a los 600.000 barriles para todo 2021, aumentaron hasta los 2 millones de barriles en enero. Túnez, que tampoco importó casi ningún producto petrolero ruso en 2021, tomó 2,8 millones de barriles de productos petroleros rusos en enero y, según se informa, importó otros 3,1 millones de barriles el mes siguiente.

Lo que realmente destaca es el hecho de que muchos estados africanos se están rebelando contra la influencia de sus antiguos amos coloniales y, en cambio, se están vinculando con Rusia, dice mucho sobre el estado actual de la política internacional. 

África, tal como está, está lejos de seguir a Estados Unidos en su intento de crear una coalición mundial contra Rusia. África, por el contrario, está siguiendo la política que mejor sirve a sus intereses, ya que continúa comprando petróleo ruso a pesar de la amenaza de sanciones estadounidenses. Este es claramente un vistazo rápido a cómo sería la política internacional en un entorno multipolar.

Por lo tanto, el papel de África en la creación de un mundo multipolar no es insignificante. Está jugando un papel igualmente importante a través de sus profundos lazos con China. Por un lado, dado que la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) de China es un movimiento contra la geopolítica estadounidense de la contención de China, no se puede negar que la participación activa de África en la BRI de China está derrotando esta misma política de contención y facilitando el ascenso de China como potencia mundial.

Hoy en día, China es el mayor inversor extranjero en África, con un comercio bilateral que alcanzó los 254.000 millones de dólares estadounidenses en 2021 y los 282.000 millones de dólares estadounidenses en 2022.

De esto, las exportaciones chinas a África fueron de 165.000 millones de dólares estadounidenses, mientras que importó bienes de África por valor de 117.000 millones de dólares estadounidenses. Aunque la balanza comercial está a favor de China, China ya ha permitido que decenas de naciones africanas comiencen a exportar algunos bienes libres de impuestos. La nueva política incluye más de 8.800 productos básicos, y China tiene como objetivo aumentar las importaciones africanas a 300.000 millones de dólares para 2025. África, por lo tanto, se beneficia de sus lazos comerciales con China.

Dado que Rusia es el mayor proveedor de armas para África y China es el mayor inversionista, está claro que África está bastante bien vinculada con lo que EEUU llama «poderes revisionistas» empeñados en deshacer el sistema global unilateral dominado por EEUU. 

África es un continente clave donde este desmantelamiento del orden del viejo mundo está ocurriendo activamente a través de una coalición entre las fuerzas africanas locales y las potencias externas. Para las muchas naciones africanas que destrozan las banderas de sus antiguos amos coloniales, los lazos con China y Rusia son un mecanismo crucial que podría ayudarlos a evitar las capas de neocolonialismo de manera mucho más efectiva que hasta ahora. Para Rusia y China, cuanto más se opongan estos estados africanos a sus antiguos amos coloniales, mejor para el mundo multipolar que están tratando de construir.

Salman Rafi Sheikh, investigador-analista de Relaciones Internacionales y asuntos internos y externos de Pakistán.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, luego de rendir homenaje a la los héroes de la Guerra de las Malvinas en su nuevo aniversario, dedica básicamente la columna del Club de La Pluma ha explicitar los grandes cambios tectónicos globales y ha demostrar una realidad incontestable, muy diferente a la nube de falsedades de la propaganda occidental. Una realidad que para EEUU y aliados, es mucho más dura de lo que se habla. Además de que, sí o sí, tendrán que negociar unas nuevas relaciones comerciales, ya que no pueden doblegar a China en ese campo, ni tampoco pueden desengancharse de la maquinaria productiva del gigante asiático y de su entorno.

También nos habla del miedo en Occidente por los cambios en marcha y de su profunda crisis de pensamientos, lo que le origina un cúmulo de incertidumbres al verse enfrentado y sobrepasado por un poderoso Oriente y por sus valores culturales, históricos, filosóficos, políticos y socio económicos, mientras crecen sus inseguridades al comprobar cómo en los 23 años de este siglo, Asia va recuperando el poder y el liderazgo del que fue desplazada hace 200 años. Y cómo la centralidad mundial ha pasado de un modelo euro centrista a un modelo Asia-Pacífico.

Y para argumentar esta realidad, Pereyra Mele desarrolla números muy duros del PBI global y de sus tendencias, que aseguran que en los próximos 10 años, los países asiáticos encabezarán y dominarán los primeros puestos de esa lista. Además hace la contundente comparativa del PIB mundial desde 1975 hasta hoy, dando resultados muy alarmantes y deprimentes para el atlantismo. Y analiza la fragilidad manifiesta del G7 a manos de un “incómodo e indisciplinado” G20. Luego, presenta los datos oficiales de la ONU sobre la evolución de las patentes que muestran cómo Occidente también está perdiendo esta batalla fundamental en el terreno industrial y tecnológico. Sin dejar de lado la gran ofensiva de las monedas locales, con el Yuan a la cabeza, que está haciendo perder el monopolio del dólar en las transacciones comerciales, lo que debilitará aún más -y quizás fatalmente- a las economías occidentales.

Finalmente lanza un claro mensaje a los sudamericanos para que dejen de rendir pleitesía a los inventos y a las ocurrencias de EEUU, tales como la reciente Cumbre de la Democracia, y  para que rechacen las campañas de miedo de los agentes locales del sistema sobre los peligros del cambio. Y para que asuman decisiones trascendentales e históricas que los posicionen en este nuevo mundo real que está cambiando aceleradamente, y que es el único orden geopolítico mundial del que pueden aprovechar beneficios y desarrollos, además de poder defender y valorar, con mejores condiciones, sus recursos naturales y sus capacidades humanas.

Eduardo Bonugli (Madrid, 02/04/23)

DATOS A CONSIDERAR EN UN ANALISIS GEOPOLITICO POR CARLOS PEREYRA MELE

El punto de inflexión paradójicamente se dio con la ultima globalizacion instrumentada por el Hegemon Norteamericano que de acuerdo con su visión de tipo ideológica/teológica usando el llamado “Destino Manifiesto” y de la “Nación Insustituible” creo luego del fin de la URSS que se establece el Siglo XXI como el Siglo “Americano” que en el mismo 2001 (torres gemelas) empezó su propia decadencia con la Guerra infinita y su hiper despliegue militar sobre el planeta tierra, mientras las periferias empezaban a surgir y transformándose primero en Países resistentes a la globalización en su propio territorios luego ejerciendo influencia en su zona o región cercana y finalmente estableciendo líneas rojas 

TOP TEN 2023 PBI GLOBAL

  1. Estados Unidos: 25.035 billones de dólares.
  2. China: 18.321 billones de dólares.
  3. Japón: 4.301 billones de dólares.
  4. Alemania: 4.031 billones de dólares.
  5. India: 3.469 billones de dólares.
  6. Reino Unido: 3.199 billones de dólares.
  7. Francia: 2.778 billones de dólares.
  8. Canadá: 2.200 billones de dólares.

G7 VERSUS BRICS y G20

El G7 queda frenado en sus posiciones mientras va perdiendo peso en la economía a nivel global, recordemos que en 1975 cuando se creó, representaba el 70% del PIB mundial, en 2000 el 55% y hoy representa el 46%.

Los BRICS, que a inicios de 2000 contaban con el 8% del PIB global, hoy cuentan con más del 22% y el 42% de la población a nivel mundial, en este escenario van tomando fuerza en el plano geopolítico con una proyección de superar económicamente al G7 en la próxima década

Pero el mayor éxito se ve en que los BRICS mas el acuerdo de Cooperación de Shangai, mas la incorporación próximamente de Países africanos Asiáticos y Latinoamericanos supera ampliamente al G7 LA CLAVE A TENER EN CUENTA ES EL G20

PATENTES 2000 y en el 2023

Dato de ONU año 2000 Oficina de Patentes: el 75% patente eran 50% EEUU luego Alemania Japón; y mas lejos: Israel, Suiza, China solo el 1%. Año 2020 En los últimos 3 años casi la mitad de las patentes y luego están los Modelos de utilidad debajo de protección de las patentes 95% de las presentadas Huawei 5G la empresa que mas presenta patentes 3G correo electrónico (europa Siemens/Nokia) 4G (EEUU-Apple/Samsung 5G (ZTE Huawei las 2 China) EEUU creo una agencia de la CIA para controlar a Huawei

La importancia de la información para tomas de decisiones

China en la economía mundial es que es la principal socia comercial de 144 países en el mundo sobre 192 representados en Naciones Unidas; y por eso responde por 35% del crecimiento de la economía global en la última década, y al mismo tiempo el intercambio bilateral con EE.UU. ascendió el año pasado a US$639.490 millones, récord histórico absoluto.

Occidente está atrapado entre el sentimiento público que ideó y la realidad sobre el terreno escribe Alastair Crooke.

Cambio estratégico consecuente : al salir de su reunión con Vladimir Putin, Xi Jinping le dijo a Putin: «Se avecina un cambio que no ha sucedido en 100 años, y estamos impulsando este cambio juntos».

La ‘Entente’ se selló durante horas de conversaciones durante dos días, y en medio de una plétora de documentos firmados. Dos estados poderosos han formado una dualidad que, al casar una gigantesca base manufacturera con el preeminente proveedor de materias primas y el armamento avanzado y la inteligencia diplomática de Rusia, deja a los EE. UU. en la sombra. Un asiento en las sombras (asumido a través de la voluntad o la incapacidad de contemplar una transición tan radical) refleja a los EE. UU. de espaldas a la participación en el mundo multipolar que se desarrolla.

Con EE. UU. esclavizado por la hegemonía, el surgimiento de una trifurcación global es inevitable, incluidas las tres esferas de la guerra comercial: Eurasia, liderada por Rusia y China; Sur global influenciado por India, y con EE. UU. dominando la UE y Anglo-Sphere.

Pero esa no era la esencia de lo que el presidente Xi quiso decir con ‘cambio’; el comercio, el intercambio militar y el cambio del sistema monetario ya estaban ‘cocidos’. Lo que Xi y Putin están sugiriendo es que debemos dejar de lado los viejos espectáculos del orientalismo occidental, mediante los cuales nos hemos acostumbrado a ver el mundo y a pensarlo de manera diferente y de diversas maneras.

La transformación nunca es fácil. ¿Cómo está reaccionando la clase política estadounidense? = Se agita salvajemente. Está profundamente asustado por la manifestación de esta nueva entente. Ha arremetido, como de costumbre, con un torrente de propaganda: Putin obtuvo poco de la visita, la pompa y la ceremonia de Xi; Xi fue una ‘visita al lado de la cama’ de un paciente enfermo; Rusia humillada al convertirse en una colonia china de recursos y, para colmo, la cumbre no logró encontrar una solución para Ucrania.

Toda esta propaganda es una tontería, por supuesto. Estos son bulos lanzados a los vientos. Washington comprende cuán convincente es la narrativa china: China busca la armonía, la paz y una forma de vida significativa para todos. Estados Unidos, sin embargo, representa dominación, divide y contiene, y sangrientas guerras eternas de tipo colonial (en el meme de China).

La narrativa de Xi tiene tracción, no solo en el mundo de los ‘rechazados a ser alineados’, sino también significativamente dentro de ‘Otra América’. Incluso resuena un poco en una Europa que, por lo demás, es totalmente «de hojalata».

El problema aquí es que estas ‘dos ​​Américas’, la Oligarquía titulada y la ‘Otra América’, simplemente no pudieron dialogar entre sí, y se han retirado a esferas separadas: las plataformas tecnológicas occidentales (como Twitter) estaban a sabiendas configurado para no escuchar precisamente ‘Otra América’. Y para cancelar, o desplataformar, las voces contrarias. El esquema anti-ruso de hoy es otro derivado más de la ‘psicología del empujón’, originalmente probada durante el encierro: luego, la ‘ciencia’ (según lo determinado por los gobiernos) ofreció ‘certidumbre’ pública y, al mismo tiempo, avivó el temor de que cualquier incumplimiento de las reglas del gobierno pueden conducir a la muerte.

La certeza moral (reivindicada por seguir la ‘Ciencia’) dio justificación para juzgar con dureza, condenar y desestimar a las personas que de alguna manera cuestionaron el Encierro. La estratagema psicológica geopolítica de hoy, un derivado del precedente Lockdown, es ‘pegar’ a la esfera geopolítica la posición despierta de tolerancia cero hacia el cuestionamiento de supuestos principios ‘que son inviolables’ (como los Derechos Humanos). Por lo tanto, el esquema utiliza la ‘claridad’ narrativa de la ‘invasión ilegal, no provocada y criminal de Ucrania’ de Rusia para dar al público occidental el sentido satisfactorio de rectitud necesario para juzgar con dureza similar, expulsar del empleo y denigrar públicamente a cualquiera que exprese su apoyo a Rusia.

Esto se considera un éxito de inteligencia, al contribuir al objetivo de mantener el ‘compartir la carga’ de la OTAN, y al garantizar una expresión occidental generalizada de ‘indignación moral’ en todo lo relacionado con Rusia.

La ‘Estrategia de la certeza’ de Occidente puede haber funcionado, ya que engañosamente ha encendido una furia moral dentro de un gran segmento de la opinión pública. Sin embargo, también puede ser una trampa: al lanzar una propaganda tan cargada de emociones; la fuerza de este último ahora limita las opciones occidentales (en un momento en que las circunstancias de la guerra de Ucrania han cambiado mucho de lo que se esperaba). Occidente ahora está atrapado por esa opinión pública que ve cualquier compromiso que no sea una capitulación completa de Rusia como una violación de sus ‘principios inviables’.

La noción de exponer las diferentes facetas de un conflicto (que se encuentra en el quid de la mediación), proporcionando diferentes perspectivas, se vuelve intolerable cuando se compara con la rectitud ‘en blanco y negro’. Los medios occidentales sostienen que Xi y Putin son tan moralmente deficientes que muchos temen ser despreciados por estar en el lado equivocado de la falla ‘moral’ en un tema tan polémico.

En particular, esta estratagema no funciona en el resto del mundo, donde el wokism tiene poca tracción.

Sin embargo, existe un sustrato de preocupación de la clase dominante sobre esta técnica de negación. Surgen dos problemas reales: primero, ¿puede Estados Unidos sobrevivir sin la hegemonía estadounidense? ¿Qué lazos, qué significado nacional, qué visión podría sustituir para mantener unida a una nación tan diversa? ¿Es convincente la ‘modernidad como vencedora de la historia’ en el contexto de la degeneración cultural contemporánea? Si la ‘modernidad’ desoladora de hoy se produce sólo a costa de la soledad personal y la pérdida de la autoestima (que es el síntoma reconocido de la alienación que surge de la separación de las raíces comunitarias), ¿vale la pena entonces la ‘modernidad’ tecnológica? ¿O puede algún retorno a los valores anteriores convertirse en el requisito previo que guíe a un modo diferente de modernidad? – uno que trabaja con la corriente, en lugar de contra la corriente del arraigo cultural.

Esta es la pregunta clave planteada por los presidentes Xi y Putin (a través del concepto de estado-nación civilizacional).

En segundo lugar, EE. UU. ha pasado de ser un ejército a ser esencialmente una hegemonía financiada que busca rentas. ¿Qué precio tendría la perdurable prosperidad comercial de EE. UU. en caso de que EE. UU. perdiera la hegemonía del dólar? El ‘privilegio’ del dólar ha sostenido durante mucho tiempo la prosperidad estadounidense. Pero las sanciones estadounidenses, las incautaciones de activos y los nuevos arreglos monetarios plantean la pregunta: ¿ha cambiado tanto el orden global que la hegemonía del dólar, más allá de los EE. UU. y sus dependencias, ya no es sostenible?

Las clases dominantes occidentales están seguras de la respuesta: la hegemonía política y del dólar están interconectadas. Mantener el poder, enriquecer a los ‘mil millones de oro’, significa sostener ambos, incluso cuando las élites pueden ver claramente que la narrativa estadounidense está perdiendo fuerza en todo el mundo y los estados están migrando a nuevos bloques comerciales.

Ese ‘Otro Estados Unidos’ no está tan seguro de que vean la carnicería asociada con las interminables intervenciones de Estados Unidos como ‘vale la pena’. También existe una corriente de pensamiento subyacente de que un sistema financiero, que depende de «soluciones» cada vez mayores y cada vez mayores de estimulantes financieros, es saludable (en la creación de desigualdades) o que su apalancamiento piramidal puede mantenerse a largo plazo.

Hace algunos años, cuando Nathan Gardels hablaba con Lee Kuan Yew de Singapur, este último dijo : “Para Estados Unidos, ser desplazado… por un pueblo asiático despreciado durante mucho tiempo y despreciado como decadente, débil, corrupto e inepto, es emocionalmente muy difícil de aceptar. ” . Yew predijo: “ El sentido de supremacía cultural de los estadounidenses hará que este ajuste sea muy difícil”.

Igualmente, para China, que ha tenido una larga y continua historia como gran potencia, ser bloqueada por un ‘pueblo de la nada’ es intolerable.

l’Entente es un trago amargo para Occidente. Durante una generación, separar a Rusia de China ha sido un objetivo primordial de EE. UU., tal como lo prescribió originalmente Zbig Brzezinski: contener tanto a Rusia como a China mediante la exacerbación de las disputas regionales (Ucrania, Taiwán) era el juego de suma cero, con Rusia como primer objetivo. (forzar un giro hacia Occidente a través de la implosión económica) y luego pasar a contener a China, pero solo a China. (Sí, algunos en Occidente creían que un giro ruso hacia el oeste era muy factible).

Un ex subsecretario de Estado de EE. UU., Wess Mitchell, escribió en la revista National Interest : Para evitar que China se apodere de Taiwán: ¡Detengan a Rusia en Ucrania! En pocas palabras, el punto de Mitchell era: «Si EE. UU. infligiera suficiente dolor a Putin por su apuesta en Ucrania», entonces Xi implícitamente estaría contenido.

Entonces, contener a Rusia a través de Ucrania fue ‘eso’: «Si Estados Unidos va a amenazar con sanciones catastróficas contra Rusia por Ucrania, es mejor que sean catastróficas, porque la credibilidad del sistema financiero liderado por Estados Unidos para castigar la agresión a gran escala – está en la línea”, advirtió Mitchell. “Estados Unidos solo tendrá una oportunidad de demostrar esa credibilidad, y Ucrania lo es”.

Mitchell continuó,

“La buena noticia en todo esto es que Ucrania le ha dado a EE. UU. una ventana momentánea y perecedera para actuar con decisión y no solo para lidiar con la situación en Ucrania, sino también para disuadir un movimiento contra Taiwán… El impacto de la brutalidad de Putin en galvanizar a los europeos compartir la carga es un cambio de juego para la estrategia global de EE. UU. Con Alemania gastando más en defensa en los próximos años que Rusia ($ 110 mil millones anuales frente a $ 62 mil millones), Estados Unidos podrá concentrar más de sus fuerzas convencionales disponibles en disuadir a China”.

¿’Una ventana momentánea’? Pero aquí estaba el desajuste atroz: EE. UU. apostaba por el » momento perecedero «, pero Rusia se preparaba para una guerra a largo plazo . Las sanciones financieras no funcionaron; El aislamiento de Rusia no sucedió; y la estrategia de contención contribuyó más bien a desestabilizar el sistema financiero global en detrimento de Occidente.

La Administración Biden había apostado todo por una estrategia de contención destinada a evitar una guerra en dos frentes, una estrategia que no ha funcionado como se esperaba. Más que eso, el derribo del globo chino y los subsiguientes gritos de guerra anti-chinos que emanaron de todos los rincones de EE. UU. convencieron a los chinos de que su anterior intento de distensión con EE. UU. y Europa en noviembre en el G20 de Bali estaba «muerto en el agua’.

China recalibrada; y preparado para la guerra. (Como mínimo, una sanción de Guerra Fría, pero en definitiva, de Guerra Caliente). A todo vapor con l’Entente . La estrategia de divide y vencerás de Brzezinski se había hundido por debajo de la línea de flotación.

Occidente ahora está arrinconado: no puede sostener la guerra contra Rusia y China, pero su exagerada y deliberadamente engañosa manipulación de la opinión pública para crear la «cohesión» occidental hace que la reducción de la tensión sea casi imposible.

El público de EE. UU. y Europa ahora ve a Rusia y China en los tonos más oscuros del Demiurgo maniqueo. Se les ha dicho repetidamente que Rusia se encuentra al borde del colapso total y que Ucrania ‘está ganando’. La mayoría de los estadounidenses, la mayoría de los europeos creen esto. Muchos han venido a denigrar a estos nuevos adversarios.

La clase dirigente estadounidense no puede retroceder. Sin embargo, no tiene los medios para librar una guerra en dos frentes. La trampa consiste en propaganda derivada de un esquema anterior de Lockdown que fue diseñado para asustar y desinformar al público. Uno de sus objetivos principales era hacer que la duda o el escepticismo pareciera moralmente irresponsable dentro del discurso público. De manera similar, el nuevo esquema de control público occidental mediante el cual los presidentes Xi y Putin parecen tan moralmente deficientes que gran parte del público teme criticar la guerra contra Rusia, se ha convertido en un bumerán. Esa ‘certeza’ significa que sería moralmente irresponsable retirarse de una guerra, incluso de una que se está perdiendo. La guerra ahora debe proceder a la derrota del régimen ucraniano, un resultado mucho más humillante de lo que hubiera sido un final negociado. Pero la opinión pública no permitirá nada menos que la humillación de Putin. Occidente está atrapado entre el sentimiento público que ideó y la realidad sobre el terreno.

De esta manera, Occidente cayó en su propia ‘trampa de certeza’.

Fuente Fundacion de la Cultura Estrategica https://strategic-culture.org/news/2023/03/27/lentente-is-a-bitter-pill-for-the-west/

Alastair CROOKE Exdiplomático británico, fundador y director del Foro de Conflictos con sede en Beirut.

La visita de Xi Jinping en Moscú hizo visible la nueva configuración del mundo centrada en la alianza ruso-china que la torpeza estadounidense consolidó

Por Eduardo J. Vior – analista internacional El autor autoriza su publicación en Dossier Geopolitico, originalmente publicado en TELAM

“En la actualidad, China se encuentra en el mejor periodo de desarrollo desde el comienzo de los tiempos modernos y el mundo está inmerso en un gran cambio sin precedentes en un siglo, y ambos procesos están entrelazados y se incentivan mutuamente.” (Xi Jinping, en reiteradas ocasiones)

Joe Biden lo logró: la insistencia de la elite neoconservadora anglonorteamericana en atacar al mismo tiempo a Rusia y a China, su tendencia a tratar ambos conflictos como confrontaciones radicales sobre visiones del mundo, la insoportable presión que ejercen sobre el resto del planeta para obligarlo a alinearse y la amenaza de seguir escalando los conflictos hasta el duelo final han unido estrechamente a dos potencias que antes se entendían, pero que nunca habían llegado al estrecho vínculo actual, si la presión anglosajona no los hubiera empujado a hacerlo.

Vladimir Putin y Xi Jinping se encontraron este lunes y martes para hacer frente a la presión de la alianza atlántica y, sobre todo, para diseñar el orden que propondrán al resto del mundo para después del episodio ucraniano. Saben que el Imperio anglosajón aún tiene fuerza, que el bloque euroasiático no puede ni debe intentar moldear el mundo a su gusto y que en cada región del planeta están surgiendo actores regionales que reclaman su papel y no están dispuestos a subordinarse a nadie más. Entenderse con ellos es la clave del futuro y a esta cuestión se dedicaron conversando en el Kremlin.

Aún antes de su cumbre ambos explicaron sus propuestas al público del otro país en sendos artículos de opinión. La visión de Putin -centrada en una “asociación con vistas al futuro”- se expuso en el Diario del Pueblo de China, mientras que la de Xi se publicó en la Gaceta Rusa y en el sitio web de la agencia estatal RIA Novosti y gira en torno al inicio de un nuevo capítulo de cooperación y desarrollo compartido.

Durante su primera reunión, el lunes 20, los presidentes hablaron durante cuatro horas y media. Esta conversación, en la que no se omitieron las diferencias de enfoque y estilo, se dedicó a los lineamientos de la multipolaridad en construcción, que necesariamente debe empezar por hallar una solución para Ucrania. Como era previsible, hubo muy pocas filtraciones de los responsables por la agenda. No obstante, hubo una bastante significativa referida a su “intercambio en profundidad” sobre Ucrania. Putin subrayó cortesmente que respeta la posición de China, expresada en el plan de doce puntos de Pekín para la resolución del conflicto y que ha sido completamente rechazado por Washington. Sin embargo, el líder del Kremlin dejó en claro que la posición rusa sigue siendo férrea: desmilitarización, neutralidad de Ucrania y confirmación de los cambios territoriales por documentos internacionales validados por árbitros confiables.

Precisamente en este sentido, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso descartó por completo cualquier papel de Estados Unidos, Reino Unido, Francia o Alemania en las futuras negociaciones sobre Ucrania, ya que no los considera neutrales.

El gobierno chino entiende la percepción rusa de la amenaza que se cierne desde Ucrania y que ha sido confirmada por el belicismo occidental. Sin embargo, la República Popular está muy apegada a la Carta de la Naciones Unidas y a los principios de la coexistencia pacífica y rechaza la modificación violenta de las fronteras. Mucho más discorda con el objetivo ruso de querer recuperar los “territorios históricos” por sus implicaciones internacionales. Si se aceptara sin ambages la reunificación de “territorios históricos”, Pekín teme verse amenazado por las reivindicaciones de tibetanos, turcomanos y mongoles sobre su territorio y así le iría a todos los países. De todos modos, subraya la responsabilidad de Occidente en la ruptura del orden jurídico internacional y busca la forma de restaurarlo, satisfaciendo las necesidades de seguridad de todos los actores (el principio chino de la seguridad compartida).

En la reunión del martes 21, en tanto, ambos líderes se dedicaron a las cuestiones económicas. Rusia ya ocupa el primer lugar como proveedor de gas natural a China, superando a Turkmenistán y Catar. La mayor parte del fluido se envía por el gasoducto Poder de Siberia, de 3.000 km, puesto en marcha en diciembre de 2019. El ducto e extiende desde Siberia Oriental hasta la provincia nororiental china de Heilongjiang. Para multiplicar los envíos, en tanto, ambas potencias están negociando aceleradamente con Mongolia el tendido del oleoducto Poder de Siberia II que, a través del país estepario, llevará el petróleo de Siberia Central al norte de China.

Putin y Xi acordaron asimismo la realización de 79 proyectos conjuntos por valor de más de 165.000 millones de dólares. El abanico abarca desde gas natural licuado (GNL) hasta construcción aeronáutica, fabricación de máquinas herramienta, investigación espacial, agroindustria y corredores económicos mejorados.

En este contexto el presidente chino afirmó que quiere vincular los proyectos de la Nueva Ruta de la Seda (BRI, por su nombre en inglés) con la Unión Económica Euroasiática (UEEA). Es natural que la BRI y la UEEA se interrelacionen. China ya ha firmado un acuerdo de cooperación económica con la asociación económica liderada por Rusia y la mayoría de los miembros de la misma lo son también de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y están asociados al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (ABII, por su nombre en inglés). La red de organismos de integración euroasiáticos ya existe desde hace algunos años, pero la coyuntura bélica está acelerando ahora su integración.

Al mismo tiempo que los líderes de Rusia y China estaban reunidos en el Kremlin, en la Duma (parlamento) Federal sesionaba la conferencia parlamentaria “Rusia-África en el mundo multipolar”, preparatoria de la segunda cumbre Rusia-África del próximo julio. En la reunión interparlamentaria participaron delegados de más de 40 de los 53 países africanos. Con gran sentido mediático, Putin eligió este preciso momento para condonar más de 20.000 millones de dólares de deuda de los países africanos con Rusia. Si bien Pekín es el principal socio comercial de la mayoría de los países del continente negro, Moscú se está convirtiendo aceleradamente en su proveedor de cereales y en un valioso aliado para restablecer el orden y la seguridad.

También en Asia Occidental Rusia y China actúan totalmente en sincronía. El reciente restablecimiento de relaciones entre Arabia Saudita e Irán fue hilvanado por Rusia mediante discretas gestiones en Bagdad y Omán que condujeron a la firma del acuerdo en Pekín. Moscú también coordina el acercamiento entre Siria y Turquía. No obstante, la relación rusa con Irán (ahora bajo el estatus de asociación estratégica) se mantiene por separado.

No hay vuelta atrás en la demolición de los restos de la Pax Americana, pero el camino será arduo y demorará mucho tiempo. La torpeza de la elite neoconservadora anglosajon aceleró esta vez el paso de la historia, pero no siempre será así. Hay que prepararse también para la dura resistencia que Occidente presentará ante la pérdida de su hegemonía. Ningún león entrega sin lucha su dominio sobre la selva.

La cumbre Xi-Putin consagró definitivamente a China y Rusia como socios estratégicos integrales a largo plazo y comprometidos a desarrollar una seria competencia geopolítica y geoeconómica con las hegemonías occidentales en declive. Este es el perfil del nuevo mundo que adquirió nitidez en Moscú esta semana. Putin lo definió anteriormente como una nueva política anticolonial. Ahora se presenta como una colcha de retazos multipolar.

Rusia es el puente ineludible para unir Europa y Asia, pero el centro del nuevo mundo está en China. Tanto lo acepta Putin que recomendó usar el yuan como moneda de cambio con África, América Latina y Asia. Con cada región del mundo la potencia asiática se asocia de un modo diferente. No rehúye su imbricación con la economía mundo capitalista, pero pone límites a su hegemonismo. Se une estrechamente a Rusia, pero no olvida el resto del mundo. Con África, Asia y América Latina negocia de país a país, pero prefiere hacerlo con grandes bloques regionales. China vuelve a estar en el centro del mundo, de un mundo complejo y conflictivo, pero con menos dominación y más convivencia, y Rusia es su socio preferido.