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¡¡ LA LUCHA GLOBAL ES ENTRE ATLANTISTAS Y CONTINENTALISTAS !! 

Lo afirma una vez más el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna del Club de La Pluma, ante los interrogantes que se abren con las cumbres telefónicas de Putin y Trump, y de las que sobresale “el buen feeling” entre ellos. En tanto que considera que la guerra de Ucrania sigue y que no se va a detener sólo por dos conversaciones a distancia. Mientras que define a los Continentalistas como el “Triángulo de Hierro” entre Rusia, China e Irán -sólidamente aliados- más la posible incorporación de la India, mientras que el Atlantismo Occidental -radicalizado y en caótica desconexión- se atrinchera desesperado en Europa para continuar la guerra como sea, con unos líderes sin legitimidad, con personajes monstruosos como Zelensky y con una burócrata que nadie eligió, como Úrsula Von der Layen, que ha impuesto dictatorialmente un rearme de 80 mil millones de euros que liquidarán el “estado del bienestar”, que hundirán el avance tecnológico de los países miembros y todo ello, sin que Europa pueda llegar a ser una potencia militar global.

AUDIO:

En el audio también destaca que:

• Que Trump, con sus cabildeos, estaría haciendo un control de daños ante el evidente derrumbe del imperio estadounidense.

• Que se confirma el suicidio militar de Zelenski en Kurks, que es palmario que NO manda y SÍ obedece a Inglaterra y que ha tratado de “bastardear” las conversaciones de paz, atacando en simultáneo a instalaciones energéticas rusas.

• Qué Putin no aceptará fuerzas de la OTAN en Ucrania, como fantasea Francia y Reino Unido, y que no permitirá una agresión directa Irán, en tanto que se burló -con datos del PIB- de la debilidad económica del G7.

• Que es inmutable la alianza entre Rusia y China, a pesar de las de la prensa imperial, y que el Continentalismo crece regionalmente en África a pesar del terrorismo anglosajón y que hasta en América del Sur se “cuecen las habas” por el auge y éxito de los Brics.

• Que ésta locura belicista global fue instaurada tanto por los demócratas como por los republicanos estadounidenses, con la complicidad de Europa, para intentar mantener inútilmente la hegemonía anglosajona, cuya debacle comenzó en el 2005.

Y reflexiona con que en estos tiempos borrascosos de niebla guerrera, hay que entender al mundo desde la realidad geográfica -como lo establece la ciencia de la geopolítica- y más en ésta transición histórica con cambios tectónicos, en que el ejemplo del desarrollo imparable de nueva Ruta de La Seda confirma el liderazgo global asiático, el del  Sur Global y el los BRICS hacia un nuevo mundo multipolar, a pesar del belicismo, del terrorismo y de la desestabilización desesperada impuesta por Imperio Atlantista que naufraga en sus propias aguas. 

Eduardo Bonugli (Madrid, (23/03/25)

La Ruta de la seda terrestre y maritima para salir del encierro que durante siglos impusieron los Atlantistas (G7) a los Continentalistas BRICS+

Wang Wen Universidad china de Renmin en Guancha

El segundo mandato de Donald Trump puede no ser del todo malo para todos los países, especialmente para China. Según muchos internautas chinos, las políticas de Trump han fortalecido inadvertidamente a su país. Por esta razón, el lema de “ Chuan Jianguo ”, que significa “ Hacer grande a China ”, se ha vuelto popular .

El primer mandato de Trump contribuyó al ascenso de China de al menos tres maneras importantes.

En primer lugar, para muchos chinos, su presidencia ha destrozado la imagen de Estados Unidos como modelo de democracia, revelando el caos político y las profundas divisiones sociales del país. Durante décadas, algunos chinos habían idealizado a Estados Unidos como un “ país hermoso ” (la traducción literal del nombre chino para Estados Unidos). Sin embargo, las acciones de Trump han proporcionado lo que algunos describen como una “ lección política ”, transformando las percepciones y fomentando una mayor apreciación por la estabilidad y la gobernanza de China.

En segundo lugar, Trump ha ayudado a acelerar el impulso de China hacia la independencia tecnológica. Hace más de 20 años, el gobierno chino comenzó a promover la innovación en ciencia y tecnología, aunque muchos creían que no había límites en este campo.

Solo con eventos como el arresto de la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, en 2018, y la represión a las empresas tecnológicas chinas, el país decidió involucrarse plenamente en la innovación. En 2024, China alcanzó hitos importantes en independencia tecnológica, con avances en la fabricación de semiconductores. Este cambio se puso de relieve por las exportaciones récord de chips en 2024, que superaron los 159 mil millones de dólares, duplicando las cifras de 2018.

En tercer lugar, la guerra comercial de Trump con China ha provocado una rápida reestructuración del comercio global, lo que ha llevado a más chinos a reconocer que el mundo es mucho más grande que Estados Unidos. A través de iniciativas como la Iniciativa del Cinturón y la Ruta, China ha fortalecido sus relaciones con las naciones del Sur Global. Entre 2018 y 2024, el comercio con estos países aumentó más de un 40%, mientras que la dependencia comercial de China respecto de Estados Unidos cayó del 17% al 11%.

En retrospectiva, la experiencia combinada del primer mandato de Trump y las políticas de contención de China de Biden durante los últimos ocho años han fortalecido la posición de China en el mediano plazo .

Desde una perspectiva a largo plazo, China ha obtenido una ventaja psicológica estratégica para lidiar con un posible Trump 2.0.

Los medios de comunicación y los centros de estudios chinos han reaccionado a la posibilidad de un regreso de Trump con relativa calma, en comparación con la creciente ansiedad en Europa y Canadá. Beijing parece confiado, ya que enfrentó guerras comerciales y bloqueos tecnológicos durante el primer mandato de Trump.

China no provocará activamente a Trump 2.0, pero si continúan las políticas agresivas de Estados Unidos, como las guerras comerciales o las restricciones tecnológicas, China responderá con contramedidas calculadas y, en última instancia, emergerá aún más fuerte.

El 7 de enero de 2025, tanto China como Estados Unidos enfrentaron desastres naturales. Un terremoto de magnitud 6,8 ​​sacudió el condado de Dingri, en el Tíbet, mientras un gran incendio arrasó Los Ángeles.

En el Tíbet, las autoridades chinas pasaron rápidamente de la fase de emergencia a la fase de recuperación, reubicando a 50.000 residentes en un solo día. Mientras tanto, el incendio en Los Ángeles ardió más de 10 días, exacerbado por conflictos políticos y mala gestión.

La rápida respuesta de China al terremoto, que pasó del socorro al reasentamiento, contrastó marcadamente con la prolongada crisis en Los Ángeles, donde los líderes políticos intercambiaron acusaciones mientras los incendios causaban más estragos que los ataques del 11 de septiembre. Estas respuestas contradictorias ponen de relieve las debilidades de la gestión de crisis y la gobernanza en Estados Unidos.

Mientras gran parte del mundo no occidental permanece relativamente en calma, el neofascismo al estilo de Trump está causando pánico al otro lado del Atlántico, especialmente en Europa y Canadá. Ahora están surgiendo preguntas en los niveles más altos de la diplomacia internacional: ¿Dinamarca perderá Groenlandia? ¿Perderá la OTAN el apoyo militar de EE.UU.? ¿Se convertirá Canadá en el estado número 51? Estos conceptos, antes considerados absurdos, ahora se discuten abiertamente.

Para muchos en China, es poco probable que el impacto global de Trump 2.0 supere al de Trump 1.0. De hecho, para 2025, muchos en los países no occidentales creen que Trump 2.0 se centrará principalmente en los asuntos internos, con turbulencias ocasionales entre los aliados occidentales. Los observadores no occidentales saben bien que Trump 2.0 no pondrá fin a la guerra entre Rusia y Ucrania en un día. No resolverá el conflicto israelí-palestino a corto plazo. Los aranceles del 60% no impedirán el crecimiento del comercio a largo plazo de China. No detendrá, ni puede detener, el continuo ascenso de China.

Es probable que Trump 2.0 continúe retirándose de los acuerdos internacionales, incluidos el clima y la Organización Mundial del Comercio. ¿El resultado? La desintegración gradual de la hegemonía global de Estados Unidos.

Si esta tendencia continúa, Trump 2.0 podría empujar a Estados Unidos hacia el estatus de potencia regional, adoptando el aislacionismo.

Independientemente de la escala del impacto de Trump (ya sean guerras comerciales, conflictos tecnológicos o retiros de tratados), China está bien preparada para lo peor. Como lo ha hecho en el pasado, China tiene la capacidad de convertir los desafíos en oportunidades.

En 2028, el pueblo chino tendrá más confianza que nunca para decir: “Gracias, Trump”.

Wang Wen, Universidad china de Renmin en Guancha: «Si a China se le permite liderar la cuarta revolución tecnológica, esto sin duda significará el declive oficial de la civilización occidental».

Confluencia entre liderazgo tecnológico y poder mundial en el Mundo Moderno

Síntesis de la disertación del Director de Dossier Geopolitico, en la CGT Historia de Córdoba sobre el Conflicto de Europa del este Guerra de la OTAN vs Fed. Rusa, desarrollado en el Taller de Actualidad Internacional, juntos a destacados disertantes de Córdoba y nacionales organizado por el Ateneo del Pensamiento Peronista -APP- el dia 13 de Marzo del 2025

Tema de Carlos Pereyra Mele: Guerra entre Rusia, la OTAN y Ucrania.

Cuando la Unión Soviética se disolvió en 1991, se firmó un acuerdo entre Mijail Gorvachov y George Bush que establecía la obligación para la OTAN de no expandirse más al este.

En 1994, Clinton decidió unilateralmente desechar ese acuerdo de no expansión de la OTAN, y en 1999 la OTAN se expandió a Hungría, Polonia y República Checa.

La Rusia de Boris Yeltsin protestó formalmente pero nadie en Occidente reparó en la violación del acuerdo, y Rusia no quiso escalar bélicamente porque esos países están lejos de la frontera rusa.

Luego en 2004 la OTAN siguió expandiéndose violando el acuerdo de 1994, incorporando a Estonia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Rumania, Eslovenia y Eslovaquia.

Empezó la reacción Rusia: En 2007 Putin dijo «basta, paren, suficiente», pero la diplomacia de Occidente decidió ignorar.

Luego en 2008 la OTAN decidió iniciar las tratadistas para la incorporación de Ucrania y Georgia, países limítrofes con Rusia.

Rusia volvió a protestar formalmente señalando que si ellos decidieron tener bases en Canadá o México, EEUU iniciaría una guerra inmediatamente. Occidente siguió ignorando.

Rusia decidió entonces declarar la guerra a Georgia por tal motivo (casus belli), como todos conocemos y Georgia quedó pulverizada. La guerra terminó con un cese al fuego impulsado por Rusia, que estableció una fuerza de paz mixta y dejó dividida a Osetia del Sur en dos autoridades rivales. Osetia del Sur se convierte de facto en independiente, pero internacionalmente reconocida como parte de Georgia.

En 2010 EEUU instaló misiles en Polonia y Rumania, violando de nuevo el acuerdo de 1994.

Ese mismo año 2010, el pueblo ucraniano eligió de Presidente a Viktor Yanukovic, bajo un programa de gobierno que prometía neutralidad entre Rusia y la OTAN.

En 2014 Rusia y Ucrania firmaron un acuerdo en que Rusia buscaba el arriendo de Sebastopol por 25 años. No había ninguna intención de anexar Crimea ni Donbas.

Pero en 2014 EEUU operó para derrocar a Yanukovic, evento probado con la famosa y escandalosa llamada que se filtró entre Victoria Nuland y el embajador americano en Ucrania, Geoffrey Pyatt.

Luego llegaron los Tratados de Minsk I y  Minsk II (este último estableció autonomía para las regiones rusoparlantes del este de Ucrania. Este acuerdo fue apoyado de forma unánime por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Pero EEUU y la nueva Ucrania intervenida decidieron que no sería obligatorio 

Ucrania masacró a varios miles de ciudadanos rusoparlantes en el Donbass con Zelensky como autor intelectual y principal organizador de las riadas genocidas.

Luego en 2022 EEUU reclamó el derecho de poner misiles «dondequiera» en Ucrania, y Blinken le dijo a Lavrov que EEUU pondría sistemas de misiles en cualquier lugar de Europa y no solo en Ucrania.

Y ese fue el casus belli por el que Rusia decide declarar la guerra a Ucrania: hacer respetar la obligación de la OTAN de no expandirse al este. Ni más ni menos.

La intención de Putin con la guerra es detener el avance de la OTAN (obligada desde 1994 a no expandirse) y obligar a Zelensky a firmar la neutralidad.

Zelensky estaba listo al séptimo día de iniciada la guerra para firmar la neutralidad con Putin. Pero a último minuto Zelensky decidió declinar la firma por directa solicitud de Joe Biden.

La idea era incorporar a Ucrania, Rumania, Bulgaria, Turquía y Georgia en un anillo de bloqueo a Rusia al Mar Negro.

La guerra continúa hasta hoy. Y debido a la decisión de Biden y Zelensky, más de 1 millón de ucranianos han muerto en una guerra sin sentido.

Esta es toda la verdad histórica, ni más ni menos, de los acontecimientos entre Rusia, Ucrania y la OTAN. 

Y como vemos NO se trató de que NO se respetara las normas y las reglas, mas el derecho internacional, pero la angloesfera le importa poco y nada respetar esas posiciones y su alternativa es solo la guerra y el caos.

Todo lo demás es confusión instrumentada por analfabetos locuaces bien pagados (llamados periodistas especializados o Grupos de interés que usan sus ONGs o Think Tank para imponer un relato falso favorable a los agentes del atlantismo) y que con la censura mediática y de redes instaló férreamente  “democráticamente” La Unión Europea lo que hace que sus poblaciones no entienden una pizca de todo lo que pasa en esa zona del mundo y que consumen la amarga hiel de la propaganda belicista de la OTAN/UE y hasta Biden en EEUU se seguía con el libreto, sin mayor pensamiento crítico.  Hasta el reciente cambio en la administración de USA con Donald Trump, que pareciera encauzar el diálogo con las potencia y poner a EEUU en pie ante tanto deterioro causado por las administraciones demócratas y de las que él también ha tenido responsabilidad en su primer mandato, pronto veremos si esto se encamina a terminar con un Tratado de Paz concreto duradero o se transforma en un conflicto de largo tiempo 

Carlos Pereyra Mele Analista geopolitico

Director Dossier Geopolitico

¡¡ TIEMPOS BORRASCOSOS PARA LA REPÚBLICA IMPERIAL !! pronostica el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele en su columna del Club de La Pluma, ante la lucha intestina de las élites occidentales entre los triunfalistas de Trump contra los globalistas derrotados, que se han atrincherado en Europa tras el falso símil de aquel pacto del siglo XIX, de “La Entente Cordiale Franco Británica”, buscando una unidad imposible en el viejo continente, para continuar una guerra contra Rusia que ya han perdido, en tanto que Trump exige darla por acabada con un acuerdo de paz directo con Putin, que sellaría el fracaso definitivo de la estrategia imperial en destruir a Rusia para luego cercar a China. A lo que Europa responde abrazándose a un acabado Zelensky -símbolo y peón de la catástrofe- y con exigencias cercanas al ridículo, obviamente rechazadas por Moscú.

AUDIO:

A lo largo del audio, aborda y analiza la secuencia de los últimos acontecimientos tales como:

• El enfrentamiento verbal en la Casa Blanca, que no fue un show ni una trampa, y sí mostró la realidad del “personaje Zelensky” que sabe que el fin de la guerra será su propio final.

• La encerrona previa de Macron y Starmer a Trump, con un “tratado de paz” que solo sería un alto el fuego por 30 días para transformar a Ucrania en una especie de las “2 Coreas” y el despliegue de tropas europeas en Ucrania. Hipótesis tan fantasiosas para Europa como inaceptables para Rusia.

• Que la NO firma del tratado por los recursos minerales y tierras raras fue porque Ucrania exigía que EEUU fuera el “garante de seguridad” contra Rusia. Condición también descartada de plano por la administración Trump.

• La sobreactuada reacción de los europeos con “sus cumbres” repletas de rispideces y elucubrando con unas fuerzas armadas propias en tanto que alientan el conflicto a pesar de que aumenta el rechazo a mandar tropas a Ucrania y a las dudas sobre el esfuerzo económico anunciado.

• Que en este momento la guerra continúa, perdiendo Ucrania más territorios y más vidas, mientras que Moscú no tiene prisas por negociar una paz que no sea concreta, real, y factible de cumplir, además de que reconozca todos sus objetivos.

• Que Inglaterra, que encabeza con Francia el grupo de países europeos “rebeldes” a Trump, no seguirá ese rumbo de choque contra EEUU porque pesan más sus lealtades anglosajones y porque la UE es garantía de divisiones y conflictos internos.

Finalmente, Pereyra Mele reflexiona que en estos momentos es crucial tanto la neutralidad del Sur global, cómo el NO castigar a Rusia y el fortalecer las bases de los BRICS+ para tener un sitio en la futura mesa de negociaciones del nuevo orden mundial, en tanto que se aproxima la guerra comercial del gobierno de Trump a nivel global por lo que habría que pensar en grande y vislumbrar correctamente todos los escenarios, más allá de los TIEMPOS BORRASCOSOS EN LA REPÚBLICA IMPERIAL

Eduardo Bonugli (Madrid, (09/03/25)

Ajedrez de geopolítica: Movimientos inesperados, movimientos que esconden otros, o que distraen. Hay peones, hay caballos, hay alfiles, torres, reina y rey. Todos juegan, todos tienen su rol. En Radio Sputnik, ‘Ajedrez de geopolítica’. Donde conocemos todo lo que se juega y todo lo que se decide. Conduce Javier Benítez. que entrevista al Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, destacó las acciones del Ejército ruso que condujeron al inicio de conversaciones entre el gigante euroasiático y Occidente. Y mientras representantes de Moscú y Washington volvieron a reunirse, ahora en Estambul, el mandatario de EEUU, Donald Trump, humilló al primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer.

AUDIO:

Honor a quienes lo merecen

«Los cambios dinámicos que se producen hoy en el panorama internacional son en gran parte resultado del coraje y la resiliencia de nuestras Fuerzas Armadas, nuestros héroes. Fueron ellos, con su valor, con sus victorias diarias, quienes crearon las condiciones para el inicio de un diálogo serio, un diálogo sobre una solución fundamental a la crisis ucraniana y a otras crisis», manifestó Putin durante una reunión de la junta directiva del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, por sus siglas en ruso).

Al respecto, el Dr. Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, expresa que en la política exterior y en la diplomacia hay dos vías para alcanzar los objetivos. El analista apunta que «una es la vía diplomática, de negociación, de arreglo, de concesiones, de diálogo, y la otra es a través del sistema de defensa y seguridad militar».

«Es evidente que la primera opción fue imposible con el régimen de Kiev, que no es justamente el principal jugador de todo este gran conflicto, sino que es una parte utilizable por parte de la OTAN, y en su momento, por las distintas administraciones estadounidenses, que impidieron todo accionar de tipo diplomático para llegar a un acuerdo. Y cuando se llegó a un acuerdo, lo traicionaron, como fue el caso de Minsk I y Minsk II, con los que se intentó una vía pacífica para solucionar el conflicto interno que ocurría en Ucrania. Todos ya sabemos perfectamente que fueron boicoteados por los mismos que tenían que ser garantes, diplomáticamente hablando, porque Angela Merkel, excanciller alemana, y el expresidente francés François Hollande, reconocieron públicamente que fue una trampa montada contra el Gobierno ruso», detalla el experto.

En este sentido, el analista añade que «entonces ocurrió lo que siempre ocurre con una potencia: se pasa a la fase dos que es la del enfrentamiento militar directo, que ha sido la consecuencia no haber dialogado y de no haber llegado a acuerdos firmes y haberlos respetado [por parte de Ucrania, Francia y Alemania]». «En esa situación es muy clara la declaración de Vladímir Putin al elogiar los éxitos y la valentía de sus tropas que enfrentan a uno de los ejércitos más numerosos de Europa», subraya Pereyra Mele.

En este sentido, también el jueves 27 de febrero, tuvo lugar una reunión Estambul entre representantes de Rusia y EEUU, en la que se acordaron medidas para garantizar la financiación de las actividades de las misiones diplomáticas de ambos países sobre la base de la reciprocidad, y crear las condiciones necesarias para que los diplomáticos cumplan con sus obligaciones, informó el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso el 28 de febrero.

El diálogo avanzó en formato experto entre el director del Departamento del Atlántico Norte del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Alexandr Darchiev, y la subsecretaria adjunta de Estado estadounidense, Sonata Coulter. Se debatieron en profundidad las formas de superar los numerosos aspectos «irritantes heredados de anteriores administraciones estadounidenses», según la Cancillería rusa.

En este escenario, también el pasado 27 de febrero, el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, visitó al presidente de EEUU, Donald Trump. Según medios estadounidenses, el líder británico no recibió lo que esperaba de esta reunión. «Trump no pareció conmoverse ante el pedido desesperado de Starmer de un compromiso más firme de EEUU para proteger a Ucrania», afirma el medio, señalando que el líder estadounidense dijo no a todo.

Tal vez lo más preocupante para Starmer y otros aliados de la OTAN fue la «indiferencia» del presidente sobre si Washington respondería militarmente en caso de que las tropas británicas fueran atacadas en Ucrania. «No necesitan mucha ayuda. Pueden cuidarse muy bien», dijo Trump.

FUENTE SPUTNIK https://noticiaslatam.lat/20250302/putin-honra-a-los-soldados-rusos-crearon-las-condiciones-para-resolver-la-crisis-ucraniana-1161399485.html

Por Alastair Crooke

Trump no cree en la mentira primaria que pretende ser el pegamento que mantiene unida toda la estructura geopolítica de la UE.

Los bits van cayendo en un patrón definido: un patrón previamente preparado.

En la Conferencia de Seguridad de Munich, el Secretario de Defensa Hegseth nos dio cuatro «no»: no a la permanencia de Ucrania en la OTAN; no a la vuelta a las fronteras anteriores a 2014; no a los mecanismos de salvaguardia de las fuerzas de paz del «Artículo 5» y «no» a la presencia de tropas estadounidenses en Ucrania. Y, como broche de oro, añadió que las tropas estadounidenses en Europa no son «para siempre» e incluso puso un signo de interrogación sobre la continuidad de la OTAN.

¡Bastante claro! Estados Unidos claramente se está distanciando de Ucrania y tiene intención de normalizar las relaciones con Rusia.

Luego, el vicepresidente Vance lanzó su petardo entre las élites europeas allí reunidas. Dijo que las élites se habían apartado de los valores democráticos “compartidos”; que dependían excesivamente de la represión y la censura de sus pueblos (y que eran propensas a encerrarlos); y, sobre todo, criticó el cordón sanitario europeo (“cortafuegos”) por el cual los partidos europeos que no pertenecen al centro-izquierda son considerados políticamente non gratos : “Es una falsa “amenaza”, sugirió. ¿De qué tienen tanto miedo en realidad? ¿Tienen tan poca confianza en su “democracia”?

Estados Unidos, insinuó, ya no apoyará a Europa si ésta continúa reprimiendo a sus electores, deteniendo a ciudadanos por delitos de expresión y, en particular, cancelando elecciones, como se hizo recientemente en Rumania . “Si uno se presenta a las elecciones con miedo a sus propios votantes”, dijo Vance, “no hay nada que Estados Unidos pueda hacer por uno”.

¡Ay! Vance les había dado donde más les dolía.

Es difícil decir qué fue lo que más desencadenó el catatónico colapso europeo: ¿fue el temor a que Estados Unidos y Rusia se unieran para formar un gran nexo de poder, privando así a Europa de volver a deslizarse a lomos del poder estadounidense, mediante la noción engañosa de que todo estado europeo debe tener un acceso excepcional al «oído» de Washington?

¿O fue el fin del culto a Ucrania y a Zelenski, tan apreciado entre la élite europea como el «pegamento» en torno al cual se podía imponer una falsa unidad e identidad europeas? Probablemente ambos factores contribuyeron a la furia .

Que Estados Unidos, en esencia, abandonara a Europa a sus propias ilusiones sería un acontecimiento calamitoso para la tecnocracia de Bruselas.

Muchos pueden suponer perezosamente que el doble acto de Estados Unidos en Munich fue sólo otro ejemplo de la conocida afición trumpiana a lanzar iniciativas «extrañas» destinadas a escandalizar y a derribar paradigmas congelados. ¡Los discursos de Munich lograron exactamente eso! Pero eso no los convierte en accidentales, sino más bien en partes que encajan en un panorama más amplio.

Ahora está claro que el ataque relámpago de Trump contra el Estado administrativo estadounidense no habría podido llevarse a cabo a menos que se hubiera planificado y preparado cuidadosamente durante los últimos cuatro años.

La oleada de órdenes ejecutivas presidenciales que Trump emitió al comienzo de su presidencia no fue una casualidad. El destacado abogado constitucionalista estadounidense Johnathan Turley y otros abogados dicen que las órdenes estaban bien redactadas desde el punto de vista jurídico y que se entendía claramente que se producirían impugnaciones legales. Es más, el equipo de Trump acoge con agrado esas impugnaciones.

¿Qué está pasando? El recién confirmado director de la Oficina de Gestión Presupuestaria (OBM), Russ Vought, dice que su Oficina se convertirá en el “interruptor de encendido y apagado” de todos los gastos del Ejecutivo en virtud de las nuevas órdenes ejecutivas. Vought llama al remolino resultante la aplicación del radicalismo constitucional. Y Trump ahora ha emitido la orden ejecutiva que restablece la primacía del Ejecutivo como mecanismo de control del gobierno.

Vaught, que estuvo en OBM en Trump 01, está seleccionando cuidadosamente el terreno para una guerra financiera total contra el Estado Profundo. Se librará primero en la Corte Suprema, que el equipo de Trump espera ganar con confianza (Trump tiene la mayoría conservadora de 6-3). El nuevo régimen se aplicará luego en todas las agencias y departamentos de estado. Esperemos gritos de dolor.

La cuestión aquí es que el Estado Administrativo –alejado del control ejecutivo– se ha arrogado prerrogativas como la inmunidad ante el despido y la autoridad autoadjudicada para dar forma a las políticas, creando un sistema estatal dual, dirigido por tecnócratas no electos, que, al implantarse en departamentos como Justicia y el Pentágono, han evolucionado hasta convertirse en el Estado profundo estadounidense.

Sin embargo, el artículo 2 de la Constitución dice muy claramente: el poder ejecutivo recaerá en el presidente de Estados Unidos (sin condiciones ni peros). Trump pretende que su administración recupere ese poder ejecutivo perdido. De hecho, lo perdió hace mucho tiempo. Trump también está reclamando el derecho del ejecutivo a despedir a «servidores del Estado» y a «eliminar» gastos innecesarios a su discreción, como parte de un requisito previo ejecutivo unitario.

Por supuesto, el Estado administrativo está contraatacando. El artículo de Turley se titula: Nos están quitando todo lo que tenemos: demócratas y sindicatos lanzan una lucha existencial. Su objetivo ha sido paralizar la iniciativa de Trump mediante el uso de jueces politizados para emitir órdenes de alejamiento. Muchos abogados de la corriente dominante creen que la afirmación de Trump de un Ejecutivo Unitario es ilegal. La pregunta es si el Congreso puede establecer agencias diseñadas para actuar independientemente del Presidente; y cómo se compagina eso con la separación de poderes y el Artículo Dos que otorga un poder ejecutivo incondicional a un solo funcionario electo: el Presidente de los Estados Unidos.

¿Cómo es posible que los demócratas no lo hayan previsto? El abogado Robert Barnes afirma, en esencia , que el «blitzkrieg» estaba «excepcionalmente bien planificado» y que se había discutido en los círculos de Trump desde finales de 2020. Este último equipo había surgido de un cambio generacional y cultural en Estados Unidos. Este último había dado lugar a un ala libertaria/populista con raíces en la clase trabajadora que a menudo había servido en el ejército, pero que había llegado a despreciar las mentiras neoconservadoras (especialmente las del 11 de septiembre) que provocaron guerras interminables. Estaban más animados por el viejo adagio de John Adams de que «Estados Unidos no debería ir al extranjero en busca de monstruos para matar».

En resumen, no formaban parte del mundo anglosajón WASP; provenían de una cultura diferente que recordaba el tema de Estados Unidos como república, no como imperio. Esto es lo que se ve en Vance y Hegseth: una vuelta al precepto republicano de que Estados Unidos no debería involucrarse en las guerras europeas. Ucrania no es la guerra de Estados Unidos.

Al parecer, el Estado Profundo no estaba prestando atención a lo que un grupo de populistas atípicos, apartados del enrarecido ambiente de conversación de Washington, estaban haciendo: ellos (los atípicos) estaban planeando un ataque concertado contra el grifo del gasto federal, identificado como el punto débil sobre el cual se podría presentar un desafío constitucional que descarrilaría, en su totalidad, los gastos del Estado Profundo.

Parece que un factor de sorpresa ha sido la disciplina del equipo de Trump: «no hay filtraciones». Y, en segundo lugar, que quienes participaron en la planificación no provienen de la angloesfera predominante, sino de una rama de la sociedad que se sintió ofendida por la guerra de Irak y que culpa a la «angloesfera» de «arruinar» a Estados Unidos.

De modo que el discurso de Vance en Munich no fue disruptivo, sólo por el hecho de ser disruptivo; de hecho, estaba alentando a la audiencia a recordar los primeros valores republicanos. Esto es lo que quería decir con su queja de que Europa se había alejado de “nuestros valores compartidos”, es decir, los valores que animaban a los estadounidenses que buscaban escapar de la tiranía, los prejuicios y la corrupción del Viejo Mundo. Vance estaba reprendiendo (con bastante cortesía) a las élites europeas por volver a caer en los viejos vicios europeos.

Vance también estaba insinuando implícitamente que los libertarios conservadores europeos deberían emular a Trump y actuar para deshacerse de sus «Estados administrativos» y recuperar el control sobre el poder ejecutivo. «Derriben los cortafuegos», aconsejó.

¿Por qué? Porque probablemente considera que el Estado tecnocrático de “Bruselas” no es nada más que una rama pura del Estado profundo estadounidense y, por lo tanto, es muy probable que intente torpedear y hundir la iniciativa de Trump de normalizar las relaciones con Moscú.

Si Vance tenía esa intuición, estaba en lo cierto. Macron convocó casi de inmediato una «reunión de emergencia» del «partido de la guerra» en París para estudiar cómo frustrar la iniciativa estadounidense. Sin embargo, la reunión fracasó y, según se dice, terminó en disputas y acritud.

Resultó que Europa no podía reunir una fuerza militar de «punta afilada» mayor de 20.000-30.000 hombres. Scholtz se opuso en principio a su participación; Polonia se opuso por ser un vecino cercano de Ucrania; e Italia guardó silencio. Sin embargo, Starmer, después de Munich, llamó inmediatamente a Zelenski para decirle que Gran Bretaña veía a Ucrania en un camino irrevocable hacia la membresía de la OTAN, contradiciendo así directamente la política estadounidense y sin el apoyo de otros estados. Trump no olvidará esto, como tampoco olvidará el papel anterior de Gran Bretaña en apoyar el insulto de Rusiagate durante su primer mandato.

Sin embargo, la reunión subrayó las divisiones y la impotencia de Europa. Europa ha quedado marginada y su autoestima está muy dañada. En esencia, Estados Unidos dejaría a Europa librada a sus propias ilusiones, lo que sería calamitoso para la autocracia de Bruselas.

Sin embargo, mucho más trascendental que la mayoría de los acontecimientos de los últimos días fue cuando Trump, hablando con Fox News después de asistir a Daytona, desestimó la falacia de Zelensky de que Rusia quiere invadir países de la OTAN. “No estoy de acuerdo con eso; ni siquiera un poco”, replicó Trump.

Trump no cree en la mentira primaria que pretende ser el pegamento que mantiene unida toda esta estructura geopolítica de la UE. Porque, sin la “amenaza rusa” y sin que Estados Unidos crea en la mentira globalista fundamental, no puede haber ninguna pretensión de que Europa necesite prepararse para una guerra con Rusia. Europa, en última instancia, tendrá que llegar a reconciliar su futuro como periferia en Eurasia.

FUENTE https://strategic-culture.su/news/2025/02/26/america-as-republic-not-as-empire-europe-sound-and-fury-after-jaw-dropping-pivots-in-us-policy/

El repliegue norteamericano sobre América del Norte y el Caribe y sus dificultades para financiar proyectos de infraestructura dejan el espacio sudamericano vacante para que lo ocupe China

Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico

La segunda presidencia de Donald Trump se inició con sucesivos llamados al realismo que despertaron brutalmente a Occidente de su ensoñación de cuatro décadas. Buscando el acuerdo con Rusia, EE.UU. quiere terminar con la guerra en Ucrania y delegar en los europeos la responsabilidad principal por su propia defensa. Las negociaciones comerciales con China, por su parte, apuntan a acotar la competencia entre ambas potencias de un modo mutuamente beneficioso y así reducir las tensiones en torno a Taiwan. De este modo, EE.UU. podría también retirar fuerzas del Extremo Oriente. Mientras tanto, con duros gestos el presidente estadounidense intenta tomar el control sobre América del Norte y el Caribe, a los que EE.UU. históricamente ha considerado como su hinterland. Disminuyendo gastos y ampliando el ámbito de negocios de su propia economía, el gobierno republicano espera ir bajando el gigantesco déficit del Estado norteamericano y liberando recursos, para invertirlos en la necesaria renovación de su economía con la esperanza de, en pocas décadas, poder competir nuevamente con China por el liderazgo mundial. 

Sin embargo, este gran repliegue estratégico y concentración de fuerzas dejan vacante el control sobre enormes espacios geográficos y sectoriales donde puede avanzar la influencia de China. Un caso ejemplar es el de la inversión en infraestructura en América Latina. Los dirigentes y medios occidentales así como sus aliados regionales se quejan por la “invasión china”, pero ¿de quién es la culpa?


“El que se fue a Sevilla perdió su silla”

la “economía política de las inversiones en infraestructura” –en especial en la región latinoamericana– es central en las luchas entre estas potencias por el liderazgo mundial en los albores del siglo XXI.

La infraestructura de América Latina (AL) está conformada por obras públicas, instalaciones, sistemas y redes que permiten el funcionamiento de ciudades, países y organizaciones. Entre las obras de infraestructura pueden clasificarse las redes viales, los sistemas de telecomunicaciones, la construcción y el mantenimiento de edificios públicos, las redes de distribución de servicios, los sistemas de gestión de desechos, el abastecimiento de agua, el tratamiento de residuos sólidos y aguas servidas y la generación y transmisión de energía.

Desde la primera década del siglo empresas chinas vienen invirtiendo fuertemente en estos sectores. De esta manera solventan las dificultades presupuestarias de los estados latinoamericanos y sus déficits de gestión que han generado en su historia contemporánea numerosos altibajos en la inversión en infraestructura. Al mismo tiempo los países occidentales han reducido mucho sus créditos para el sector. Los remplazan los organismos multilaterales de crédito (Banco Mundial –BM-, Banco Interamericano de Desarrollo –BID-  y Banco de Desarrollo de América Latina –CAF-, entre los más importantes), pero sus prestaciones se realizan a valor de mercado y están vinculadas a condicionamientos políticos y constelaciones continentales de poder que estrechan el margen de maniobra de los estados nacionales.

Como los organismos chinos de crédito para el desarrollo en principio sólo están ligados a las prioridades de su Estado, pueden gestionar sus líneas de financiamiento con menos conflictos políticos y de interés. Pueden, por lo tanto, ofrecer más fondos, más baratos y a más largo plazo. Además, como la República Popular aplica un criterio totalizante en sus relaciones con actores en el Sur Global, no le importa demasiado obtener beneficios inmediatos en uno u otro crédito en particular sino en el conjunto de la política de cooperación para el desarrollo de un determinado país o sector.

Estas diferencias entre ambos sistemas han dado al chino una ventaja inusitada sobre el norteamericano, difundiendo la percepción de que el continente está sufriendo una “invasión china”. 

Con un enorme potencial para ser eficiente y competitiva a escala mundial, América Latina y el Caribe (ALC) se enfrentan a importantes desafíos, para reducir las brechas de infraestructura física y digital que debe superar, si pretende integrarse y aumentar su productividad. Para 2030, ALC necesita invertir más de USD 2,220.736 billones en los sectores de agua y saneamiento, energía, transporte y telecomunicaciones, para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. De este total, el 59% debe destinarse a inversiones para nuevas infraestructuras y el 41% al mantenimiento y la sustitución de activos al final de su vida útil. 

En otras palabras, la región debe invertir al menos el 3,12% de su PIB cada año en el mantenimiento y desarrollo de su infraestructura. Hasta el momento Estados Unidos es el principal inversor extranjero en este sector, pero la inversión norteamericana se ha concentrado en México, Brasil y los territorios británicos del Caribe (BCT, por su nombre en inglés). 

Por otra parte, la inversión estadounidense en infraestructura se realiza mayormente a través de empresas privadas financiadas por créditos bilaterales o multilaterales (principalmente del BID, la CAF o el Banco Mundial). Por lo tanto, se dirige a regiones y sectores que potencialmente puedan arrojar un rápido beneficio y deja numerosos sectores y regiones sin cobertura. Allí es donde se cuela la inversión china.

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Proyectos chinos de infraestructura en América Latina y el Caribe 2021

Por su parte, la inversión china en la infraestructura de América Latina se concentró en la década pasada en grandes proyectos de infraestructuras (carreteras, ferrocarriles, represas y puertos, entre otros) frecuentemente respaldados por financiamiento estatal. Sin embargo, en los últimos años han empezado a cambiar las formas y el estilo de estas inversiones. Las empresas chinas han asumido por sí mismas crecientemente los riesgos financieros y han comenzado a fondearse para financiarlas, con especial atención a los sectores de las nuevas tecnologías.

“Vemos una caída en el monto global de las inversiones de China en la región y también a nivel global, tanto de parte de las nuevas inversiones como de las operaciones de adquisiciones y fusiones. Pero al mismo tiempo, hay un aumento en el número de proyectos enfocados en los nuevos sectores de tecnología de punta”, explica Margaret Myers, directora del Programa de Asia y América Latina del Diálogo Interamericano.

Desde 2015 se redujeron sensiblemente los préstamos para América Latina del China Development Bank (CDB) y del Export-Import Bank of China (CHEXIM), dos de los tres bancos públicos chinos propiedad del Consejo de Estado que históricamente han ofrecido más fondos a la región. Aprovechando el aprendizaje sobre las cuestiones regulatorias, laborales y de idiosincrasia que tanto el Estado como las empresas chinas hicieron desde 2000 proveyendo créditos para obras de infraestructura, las empresas chinas comenzaron a invertir sin financiamiento bancario. Al mismo tiempo, los grandes bancos públicos están ahora más ocupados en financiar la economía interna en la propia China.

La baja de los créditos de las instituciones públicas chinas ha sido mayor que el incremento de la inversión por parte de las empresas privadas, de modo que el monto total de la inversión de China en la región se ha reducido. De acuerdo a los datos del Monitor de las Inversiones de China en América Latina y el Caribe, en 2023 la inversión extranjera directa (IED) de China en ALC se ubicó en 8.748 millones de dólares, es decir poco menos del 10% del total de la IED recibida de todo el mundo.

También se han modificado las prioridades sectoriales de la inversión china. Los créditos del CDB y el CHEXIM en los primeros veinte años del siglo fueron mayormente dirigidos a apoyar la infraestructura de los sectores extractivos de materias primas, gasoductos y oleoductos, energía eléctrica y manufacturas. A partir de esas operaciones China se fue convirtiendo en un desarrollador y constructor líder de proyectos de infraestructura no sólo en la región sino en todo el Sur Global.

Ahora, sostiene Myers, China considera otros sectores prioritarios para su desarrollo. “Nosotros los llamamos la ‘Nueva Infraestructura’, para referirnos a los sectores de innovación. Hay que recordar que en las últimas dos décadas el crecimiento de China ha dependido muy fuertemente de los sectores de venta, manufacturas y la construcción, pero ahora la innovación en sectores de alta tecnología son las áreas que China quiere priorizar para crecer e impulsar su competitividad global”, sostiene.

Los nuevos rubros priorizados son autos eléctricos, paneles solares, baterías, digitalización, telecomunicaciones, fintech, electrificación e inteligencia artificial. En varios de los sectores China ocupa un lugar dominante a nivel global. Estos sectores representaron el 58% de la inversión externa de China en la región en 2022 y más del 60% de la cantidad de proyectos anunciados por compañías chinas en ese año.


IED de China en “nuevas infraestructuras” en ALC 2003-22

En el sector de autos eléctricos y baterías las compañías chinas líderes en el mundo y en la región son BYD, Beiqi Foton y Chery. Solamente BYD apunta a producir en Brasil más de 150 mil vehículos eléctricos e híbridos por año y ya inició la producción de un autobús eléctrico que funciona con una batería de litio fabricada en Manaos, Amazonas.

Un gran foco de las inversiones de China está en el sector de energías renovables, en particular la solar. Ocho de los diez mayores proveedores de paneles solares en la región son chinos, liderados por Longi, Jinko, Trina y JA. El parque solar Cauchari, uno de los más grandes de la región, ubicado en Jujuy, se financió con un crédito del CDB y fue construido por contratistas chinos.

Algunas de las mayores operaciones de fusiones y adquisiciones por parte de capitales chinos en la región se dieron en el sector del litio de Argentina. La explotación del litio, si bien es una actividad minera, está directamente vinculada a la electrificación del transporte. Se han destacado en 2022 la compra por la minera china Ganfeng Lithium de la argentina Lithea, para desarrollar el proyecto Pozuelos-Pastos Grandes por 962 millones de dólares, y la operación de Zijin Mining Group en 2021 para adquirir la canadiense Neo Lithium y explotar el yacimiento de Tres Quebradas por 737 millones de dólares. También en 2021 Great Wall Motor compró en Brasil una fábrica de Daimler donde desarrolla autos eléctricos.


Vista satelital de la planta de litio Cauchari-Olaroz de Ganfeng Lithium en la provincia de Jujuy, Argentina. La empresa china compró la firma argentina Lithea en 2022 para desarrollar otro proyecto de litio en la provincia de Salta

Asimismo, en el terreno de las telecomunicaciones la firma Huawei se expande por la región, especialmente en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, instalando centros de datos y expandiendo su cloud computing.

Entre tanto, el relevamiento de la UNAM que dirigió Enrique Dussel Peters resume de esta forma el escenario: “Los sectores vinculados a las materias primas ―metales, minerales y minería― siguen predominando en la inversión de China en América Latina, con el 34% del total durante 2020-2023, aunque muy por debajo de su participación en 2005-2009, del 81%. Como contraparte, los sectores de energía, en particular la no-fósil, y automotriz y autopartes se han convertido en los más dinámicos en la última década”.

Durante los primeros veinte años del siglo la táctica de acercamiento de China a la región a través de créditos de instituciones financieras tuvo gran impacto sobre aquellos países de la región que transitaban dificultades para acceder a otro tipo de financiamiento, como Venezuela, Argentina y Ecuador. “Se daban créditos a los gobiernos pero con exigencias de equipamiento chino, lo cual también era una forma de abrir mercados y de propiciar la inserción de las empresas en la región”, agrega Myers.

El Monitor de las Inversiones de China en América Latina y el Caribe marca asimismo que ha habido una diversificación en cuanto a “países, sectores y propiedad de las empresas chinas”. Detalla que entre 2020 y 2023 Brasil ha seguido siendo el principal receptor, con el 34% de las inversiones, seguido de Argentina con el 22,5%, México (15%), Perú (11%) y Chile (8,7%). En los casos de Argentina y Perú se destaca la participación del sector minero, del litio y cobre, respectivamente, mientras que en Chile al atractivo del litio se suma la transición energética. En México, en tanto, el mayor interés se centra en el sector automotor.

Otra característica relevante de la inversión de China en la región es su gran concentración en un reducido número de firmas. La UNAM relevó que “tan solo 5 empresas chinas ―State Power Investment Corporation Limited (SPIC), State Grid Corporation, Tibet Summit Resources, Jiangxi Ganfeng Lithium y Zijin Mining Group― concentraron el 46% de la IED china en América Latina y el Caribe durante 2020-2023”.

La confrontación entre Estados Unidos y China desde 2017 bajo el lema de “la competencia entre grandes potencias” y con la administración de Biden (“invertir, competir y alinear”) ha hecho que el primero subordine el comercio, las inversiones y el financiamiento, pero también otros aspectos como la educación y la cultura, a criterios de seguridad nacional. Este proceso incluye explícitamente a los proyectos de infraestructura de China en el mundo y particularmente la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Los 268 proyectos de infraestructura realizados por China en ALC hasta 2023 generaron más de 777.000 empleos y continúan con una importante tendencia a la alza. Por un lado, el monto por proyecto ha aumentado significativamente, pero los realizados por China en ALC en 2020-2023  generaron muchos menos empleos que en períodos anteriores, es decir que son de mayor tamaño medidos en dólares y crecientemente más intensivos en capital.

Las empresas chinas que realizan los proyectos de infraestructura en ALC son mayoritariamente de propiedad pública. En 2005-2023 el sector público participó con el 89.25% y 78.23% del monto de los proyectos de infraestructura y del empleo generado por China en ALC.


Puede concluirse que la alarma de los dirigentes y medios norteamericanos y de sus aliados en el continente por la amplitud, diversidad y profunda imbricación de las inversiones chinas en ALC está justificada, pero advirtiendo que la mayor responsabilidad le cabe a ellos. La concentración de las inversiones norteamericanas y europeas en el sector financiero y en servicios no productivos durante las últimas cuatro décadas ha creado un vacío que las empresas chinas fueron llenando desde principios del siglo XXI. 

Por un lado, el retroceso tecnológico relativo de los países occidentales, el deslocamiento de sus inversiones productivas hacia Asia y el endeudamiento público de EE.UU. le han restado herramientas para competir por los mercados regionales frente a China. Por otro lado, el costo financiero y los condicionamientos políticos que acompañan los créditos de los organismos multilaterales controlados por Occidente han forzado a muchos países de la región a recurrir al crédito chino.

Por cierto, en la medida en que ALC insiste en negociar con China por separado, que en la mayoría de los casos las inversiones chinas no se insertan en ningún plan sistemático de desarrollo y no surgen liderazgos con vocación soberana y visiones de largo plazo, persiste el riesgo de que las inversiones de ese origen sólo multipliquen la desigualdad estructural entre regiones y clases sociales, profundicen la concentración de la riqueza y, por un efecto búmerang, fortalezcan a las mismas elites oligárquicas que perpetúan la dominación anglonorteamericana sobre América Latina y el Caribe.

La culpa no es de China, sino de Estados Unidos y sus aliados continentales que han perpetuado el atraso y la dependencia. El que se fue a Sevilla perdió su silla.

Ante la abrumadora velocidad de los acontecimientos globales en desarrollo, el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, titula su columna del Club de La Pluma con ¡¡ COMIENZA EL GRAN JUEGO SIGLO XXI !! emulando el mismo nombre del conflicto del siglo XIX por el que británicos y rusos se disputaron el Asia Central. Y dada la forma trepidante en que está cambiando el mundo a una velocidad de vértigo, nos ofrece una apretada cronología de hechos ocurridos en los últimos días, a partir del 12 de febrero, cuando Trump informó de “su muy productiva” llamada telefónica a Putin, con la manifiesta intención de sellar el fin de la guerra de Ucrania. Lo que cayó como un balde de agua helada sobre los ánimos de Europa y Ucrania, y que los ha sumido en tal estado catatónico y desesperado, que apenas han podido responder de forma inconexa y bastante anárquica a tan comprometida situación. Y a partir de esa fecha, nos enumera los episodios que se sucedieron día a día y que demuestran el profundo cisma generalizado que divide y encona a las facciones  ya casi irreconciliables del bloque occidental anglosajón sionista, en franca ruptura.

AUDIO:

• Ese día, el Secretario de Defensa de EEUU comunicaba a la OTAN que la guerra de Ucrania debe terminar porque Washington ya no priorizará la seguridad de Europa y que dejaba de ser su garante, para enfocarse en asegurar la frontera de su país y en evitar la guerra con China. Además de que ya no se tolera una relación desequilibrada e injusta entre su país y Europa.

• Ese mismo día, el vicepresidente JD Vance, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, les espetó a sus aliados, y sin miramiento, que la peor amenaza de Europa es la propia Europa, además de que ya no comparte los Valores de EEUU y que camina en una deriva no democrática al anular resultados electorales adversos y por cancelar partidos críticos. Lo que causó alto revuelo, indignación y profundo abatimiento. Sobre todo con lo que …ha llegado a su fin el privilegio de aprovecharse de los Estados Unidos.

• Entre tanto, desde Londres se oyeron voces autorizadas reconociendo que “por décadas Europa ha ignorado que la paciencia de EEUU sobre su defensa se había agotado.” Y The Guardian escribió “… la disputa entre ambos no es ya por el reparto de la carga militar sino que está en cuestión la propia alianza entre ambos.”

• El 16 de febrero, un medio londinense destacó “… que los atónitos líderes europeos comprobaron que terminaban las  décadas de una diplomacia que encumbró a la OTAN como la alianza militar más exitosa de la historia moderna.”

• En tanto que la respuesta de los europeos se centró en una fracasada mini cumbre convocada por Macrón que terminó en un “sálvese quien pueda”  además de declaraciones de algunos jefes comunitarios totalmente decepcionados y angustiados al saber que “…Europa se enterará del acuerdo de paz por la prensa”.

El audio, además de otros análisis geopolíticos, también se refiere a los duros epítetos y desafíos que Trump le lanzó a Zelensky, de los ecos optimistas llegados de Arabia Saudita por las negociaciónes entre EEUU y Rusia, y de la conmemoración, el próximo 9 de mayo, del 80 aniversario de la rendición alemana ante el Ejército Rojo, donde podrían encontrarse –ante la notable ausencia de Europa Putin con Trump y con el presidente chino, Xi Jinping.

Lo que demuestra que el GRAN JUEGO DEL SIGLO XXI acompaña el profundo cambio de los tiempos y la llegada del nuevo orden multipolar global.

Eduardo Bonugli (Madrid, (23/02/25)

Vice Presidente de EEUU J Vance en la Conferencia de Seguridad de Munich Febrero 2025

Por Aleksandr Dugin Geopolitika.ru

Hace ochenta años, el 4 de febrero de 1945, las Potencias Aliadas celebraron la Conferencia de Yalta, la cual predeterminó el orden mundial que surgió tras la derrota de la Alemania nazi. La derrota era ya inevitable y los líderes de los bandos victoriosos – el mundo soviético y el mundo capitalista liberal occidental – sentaron las bases del orden de la posguerra.

Este orden se caracterizó por el hecho de que sólo existían dos bandos, dos bloques con dos ideologías diferentes, quienes se repartían el mundo distribuyéndose zonas de influencia. Y este modelo se mantuvo en general hasta la disolución de la Organización del Pacto de Varsovia y, finalmente, el colapso de la URSS. Después de eso, el mundo de Yalta desapareció, dando paso a un orden mundial unipolar que ocupó el lugar del mundo bipolar.

Por lo tanto, no es de extrañar que la USAID, una organización de espionaje y terrorista, tuviera que ver con la creación de la Rusia postsoviética: la Constitución de Yeltsin, los nuevos Códigos Fiscales y de la Tierra, etcétera, fueron escritos por esta organización. Fue el triunfo del mundo unipolar y la destrucción de Yalta.

Ahora se está preparando una reunión entre Putin y Trump. Sí, se trata de dos grandes figuras políticas, dos gobernantes que representan a dos civilizaciones. Pero su reunión no se convertirá en una «Nueva Yalta» ni tampoco predeterminará los parámetros del futuro, es decir, del mundo multipolar. Ni Putin ni Trump son suficientes para decidir el futuro de la humanidad. Además, Rusia carece de un elemento muy importante para participar plenamente en la creación de una nueva arquitectura global: la victoria sobre el globalismo en Ucrania. Al igual que Stalin derrotó a Hitler en la Gran Guerra Patria, Putin debe obtener la victoria en Ucrania.

Sí, nos dirigimos hacia esa victoria y estoy seguro de que sucederá, pero sólo después de que logremos la victoria sobre Ucrania habrá negociaciones verdaderamente significativas entre Rusia y la civilización occidental. Sin embargo, ni siquiera estas negociaciones determinarán la arquitectura definitiva del futuro, porque un mundo multipolar requiere la participación de otras civilizaciones. Al menos de China e India. Por lo tanto, será una construcción con cuatro representantes.

Por otro lado, Europa se aleja cada vez más de Estados Unidos y representa un modelo geopolítico diferente, siendo otro actor potencial. Tampoco podemos olvidar el mundo islámico con sus mil millones de representantes, ni África y América Latina. Son otros tres actores civilizacionales cuyas opiniones no pueden ser ignoradas a la hora de construir el futuro.

Pero el nuevo orden mundial está surgiendo en medio de la guerra civil de los trumpistas contra el «Estado profundo», es decir, la cúpula fanática de los globalistas en los Estados Unidos. Resulta muy diciente que los demócratas hayan organizado una manifestación de apoyo a la USAID cerrada por Trump y Musk, entendiendo que en las entrañas de esta organización se guardaban documentos que podrían usarse contra los líderes del Partido Demócrata e incluso contra los republicanos.

En consecuencia, esta es la razón por la que Estados Unidos está ahora en medio de una guerra civil y Trump tiene que ganarla con tal de construir un nuevo Estados Unidos. Nosotros tenemos que ganar nuestra guerra en Ucrania, derrotar a los globalistas y sus títeres en el campo de batalla. China, India, África y América Latina tendrán que superar también muchos retos y ni hablar del mundo islámico, que ahora mismo está sufriendo frente al «Gran Israel».

Por lo tanto, repito, no hemos llegado todavía a la creación de una nueva Yalta, un momento donde dos bandos habían derrotado a un tercero y se preparaban a darle forma a un ciclo de la historia mundial. Estamos todavía en guerra y tal vez incluso en el umbral de una verdadera gran guerra. Sólo cuando veamos el final de estas guerras, cuando veamos quién es el vencedor y quién el vencido, entonces podremos hablar de una verdadera reunión de los líderes de las grandes potencias para establecer una nueva estructura y un nuevo orden mundial.

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

FUENTE: https://www.geopolitika.ru/es/article/dugin-en-directo-una-nueva-yalta-el-orden-mundial-despues-de-la-victoria

Sergio Rodríguez Gelfenstein que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

Los acontecimientos internacionales han tomado un ritmo extraordinariamente acelerado. He consultado con algunos colegas y hemos concluido que se está haciendo difícil seguir el movimiento de hechos que están conmoviendo, transformando y reestructurando el sistema internacional a una velocidad nunca antes vista por lo menos en los últimos 80 años. Lo cierto es que el mundo de la posguerra parece desmoronarse. El consenso logrado en 1945 en Yalta y Potsdam acaba de recibir un golpe mortal en Múnich. 

Hagamos un somero recorrido de los acontecimientos de los últimos días para constatar esta aseveración que emana  la impronta que la administración Trump le está imponiendo al mundo:

  • 12 de febrero. El presidente de Estados Unidos informó que había sostenido una “larga y muy productiva” llamada telefónica con su homólogo ruso Vladimir Putin. Dijo que este  quiere que la guerra en Ucrania termine y que cree que habrá un alto el fuego “en un futuro no muy lejano”. La llamada fue la primera conversación conocida entre ambos presidentes desde que Trump asumió el cargo el mes pasado. 
  • 12 de febrero. El Secretario de Defensa de Estados Unidos Pete Hegseth, durante su reunión en Bruselas con los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), declaró “directamente y sin ambigüedades” que Washington ya no priorizará la seguridad de Europa, determinó que la guerra entre Ucrania y Rusia “debe terminar”, pues su prioridad se enfoca en asegurar las fronteras del país norteamericano y evitar la guerra con China.

Hegseth afirmó que las realidades estratégicas actuales impiden que Estados Unidos siga siendo el principal garante de la seguridad en Europa. Estas mismas realidades obligan –según el jefe del Pentágono-  a una reducción de las fuerzas estadounidenses en la región.  La prioridad para Washington es enfrentar a China, a la que definió como “ un competidor de gran envergadura” porque tiene la capacidad y la intención de amenazar la seguridad nacional de Estados Unidos y sus intereses principales en la región del Indo-Pacífico.   Hegseth subrayó que la disuasión de un conflicto con China en el Pacífico es la misión más importante de su despacho. Reconoció la escasez de recursos y la necesidad de tomar decisiones difíciles para garantizar que el proceso no fracase. 

El Secretario de Defensa instó a los aliados europeos, miembros de la OTAN, a asumir un liderazgo activo. Les dijo tajante que: “La Casa Blanca ya no tolerará una relación desequilibrada que fomente la dependencia. En su lugar, la relación entre Estados Unidos y Europa se centrará en capacitar a los países europeos para que asuman la responsabilidad de su propia seguridad”.

  • 14 de febrero. El vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, pronunció un discurso durante la 61.ª Conferencia de Seguridad de Múnich, en Alemania, sorprendiendo tanto a los presentes como a los países europeos aliados de Washington. En la disertación, el alto cargo estadounidense afirmó que: «La amenaza que más me preocupa respecto a Europa no es Rusia, no es China, no es ningún otro actor externo. Lo que me preocupa es la amenaza desde dentro, el retroceso de Europa respecto a algunos de sus valores más fundamentales, valores compartidos con Estados Unidos». Sin tomar en consideración la perplejidad que generaban sus palabras, agregó que «Cuando vemos a las cortes europeas cancelando elecciones, con altos funcionarios amenazando con cancelar otras, tenemos que preguntarnos si nos ceñimos a unos estándares debidamente altos».
  • 14 de febrero. El senador republicano por Texas John Cornyn,  afirmó que esperaba que los europeos reconocieran que su privilegio de aprovecharse de los Estados Unidos había llegado a su fin y añadió que: «Lo han pasado bastante bien, y esos días ya terminaron”.
  • 14 de febrero. Keir Giles, investigador principal del centro de estudios Chatham House, con sede en Londres, declaró a NBC News que Europa ha ignorado décadas de señales de que la paciencia de Estados Unidos se ha estado «agotando» con la dependencia de Europa de la defensa estadounidense.
  • 14 de febrero. Patrick Wintour, editor diplomático del diario británico The Guardian, destacó que las palabras de Vance demostraron que «la disputa preexistente entre Europa y Estados Unidos ya no tenía que ver con el reparto de las cargas militares o la naturaleza de la futura amenaza a la seguridad planteada por Rusia, sino con algo más fundamental: la sociedad».
  • 16 de febrero. En una columna titulada “El asalto de Donald Trump a Europa”, el periódico digital londinense  “The Economist” destacó que los líderes europeos que asistieron a la conferencia de Múnich quedaron «atónitos» al ver que la Administración Trump «echó por tierra décadas de diplomacia que han sustentado a la OTAN como la alianza militar más exitosa de la historia moderna».
  • 18 de febrero. El primer ministro de Hungría señaló que: “La Unión Europea (UE) quedó «atrapada en la guerra» y conocerá los resultados de las negociaciones sobre Ucrania por la prensa”.
  • 18 de febrero. El primer ministro polaco, Donald Tusk afirmó que la cumbre de urgencia de la UE, celebrada en París no tomó ninguna decisión sobre el conflicto ucraniano. Las contradicciones entre los líderes reunidos impidieron que surgiera una solución común. El portal Político indicó que, tras la reunión de 3 horas y media, sus reacciones fueron «decepcionantes».
  • 19 de febrero. Un encuentro realizado en Riad capital de Arabia saudita entre delegaciones de alto nivel de Rusia y Estados Unidos concluyó exitosamente tras producirse un diálogo fluido y sin contratiempos según informó el asesor presidencial del Kremlin, Yuri Ushakov, quien participó en el encuentro junto con el canciller Serguéi Lavrov. Ushakov resaltó que durante las conversaciones se abordaron todos los temas con seriedad y profundidad y además, se logró un consenso para avanzar en las relaciones bilaterales.
  • 19 de febrero. Al referirse a la reacción de Ucrania y de su líder Volodímir Zelenski a las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia en Riad, Arabia Saudita, el presidente Trump dijo:” Piénselo: un comediante de éxito modesto, Volodímir Zelenski, convenció a los Estados Unidos de América de gastar 350 mil millones de dólares para entrar en una guerra que no se podía ganar, que nunca tuvo que comenzar, pero una guerra que él, sin los Estados Unidos y Trump, nunca podrá resolver. Estados Unidos ha gastado 200 mil millones de dólares más que Europa, y el dinero de Europa está garantizado, mientras que Estados Unidos no recibirá nada a cambio. ¿Por qué el soñoliento Joe Biden no exigió la igualdad, ya que esta guerra es mucho más importante para Europa que para nosotros? Tenemos un gran y hermoso océano como separación. Además de esto, Zelenski admite que la mitad del dinero que le enviamos está en falta. Se niega a tener elecciones, tiene un puntaje muy bajo en las encuestas y lo único en lo que era bueno era en manipular a Biden “como un violín”.  Zelenski es un dictador sin elecciones que debe actuar rápido o no le quedará ningún país. Mientras tanto, estamos negociando con éxito el fin de la guerra con Rusia, algo que todos admiten que solo Trump y la administración Trump pueden hacer. Biden nunca lo intentó, Europa no ha logrado traer la paz y Zelenski probablemente quiera mantener el “tren de la salsa” en marcha. Amo a Ucrania, pero Zelenski ha hecho un trabajo terrible, su país está destrozado y millones han muerto innecesariamente. Y así continúa…”

Parafraseando el título de  aquel famoso libro de John Reed, podríamos hablar de “los ocho días que estremecieron el mundo”. Los europeos están atónitos y, como lo demostró su reunión cumbre de París, absolutamente desarticulados y sin capacidad de respuesta. Asistieron a Múnich esperando que Vance hablara de asuntos relacionados con la seguridad y defensa del bloque europeo, pero en su lugar «atacó rotundamente» a los aliados de Washington denunciando «la desinformación, la información errónea y los derechos a la libertad de expresión». Según RT, “un alto funcionario europeo que habló con Foreign Policy bajo condición de anonimato dijo que Vance «mientras estaba en Alemania hizo algo en lo que los alemanes son bastante buenos: dar lecciones a otros».

Quien no fue sorprendida ni desarticulada fue Rusia. Desde 2014, con paciencia y visión de largo plazo articuló un plan que ha ido cumpliendo al pie de la letra. Hace unos meses, el presidente Putin esbozó su concepto de paz y su idea de nuevo orden internacional. Durante el foro “Interconexión de tiempos y civilizaciones, base de la paz y el desarrollo” que se celebró en Asjabad, capital de Turkmenistán en octubre 2024, explicó que: «…La paz global solamente puede lograrse teniendo en cuenta los intereses de todos los pueblos del planeta”. En su discurso en el evento, el presidente ruso dio a conocer que su país estaba convencido de que la “paz universal y el desarrollo integral solo pueden garantizarse teniendo en cuenta las opiniones de cada pueblo, respetando, al mismo tiempo el derecho de cada Estado a su propio rumbo soberano, a su propia cosmovisión, a sus propias tradiciones e ideas religiosas», señalando además que  la mayoría de los Estados del mundo abogan por «una distribución más equitativa de los beneficios».

Este fue el soporte que permitió que la semana pasada los mandatarios de Rusia y Estados Unidos conversaran por teléfono y acordaran dejar atrás un período «absolutamente anómalo» de las relaciones entre ambos países, cuando no hubo contactos mutuos.

CONTINUARÁ

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