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La política exterior de Silvio Berlusconi expresó el deseo de una Italia mediadora en varios frentes: por desgracia, una utopía.

Por Mateo Zega13 de junio de 2023

No es momento de disculpas y mucho menos de epitafios. En primer lugar porque las necrologías muy rápidas tienden a menudo a una beatificación sin sentido e innecesaria, sobre todo a la luz de las sabias palabras de Andreotti, según las cuales “las palabras de los epígrafes son todas iguales. Al leerlos uno se pregunta: pero perdón, si todos son buenos, ¿ dónde está el cementerio de los malos? ”. Además, la dicotomía bueno-malo no pertenece a un examen inteligente de la acción política, especialmente de la política exterior, que es particularmente articulada por su naturaleza. Sin embargo, en cierto sentido, el estigma del villano acompañó a Silvio Berlusconi, el Caimán –epíteto cinematográfico mucho menos halagüeño que el Divo– a lo largo de su carrera política.

En la Europa posterior a 1989, la figura de Silvio Berlusconi resurgió claramente de las cenizas de la Primera República: hombre hecho a sí mismo , heraldo del liberalismo, promotor de una diplomacia fiel a su persona, exuberante y quizás caricaturizado, archiitaliano pero todavía inteligente, colaborativo, según un proyecto de «palmadita en la espalda» definido reductivamente. De hecho, la utopía, fallida pero ambiciosa, apuntaba a un nuevo y prestigioso papel para Italia, que sería la piedra angular y bisagra entre las potencias del Pacto Atlántico y no solo eso: una operación a raíz de su amigo de toda la vida Bettino Craxi. No es sorprendente que los dos fueran los únicos primeros ministros invitados que hablaran ante el Congreso estadounidense. Su ingenio en política exterior, recuerda su histórico colaborador Giovanni Castellaneta, «fue facilitado no solo por el consenso popular y político que disfrutaba en casa, sino también por su reputación como un exitoso hombre de negocios».

Muy visionarios, especialmente a la luz del actual conflicto ucraniano, los acuerdos de 2002 de Pratica di Mare, entre Rusia y la OTAN: acuerdos que, combinados con la amistad del Caballero con George Bush y Vladimir Putin, aseguraron un período de real como relajación precaria. Su aprecio por Vladimir Putin no le impidió apoyar las misiones americanas en Irak y Afganistán , obteniendo luego el aprecio de Barack Obama, ese «bronceado» presidente que, desconfiado, no adoraba el eje Roma-Moscú. Desde el fracaso de la histórica cumbre de Roma, pasando por las fatales diferencias entre el Kremlin y Washington sobre los conflictos en Georgia, Siria y Libia , comenzó la escalada de provocaciones y prevaricaciones, que culminó con el inicio de la guerra el pasado mes de febrero. 

Tanto en Occidente como en Europa, Silvio Berlusconi fue un atento observador de los equilibrios de Oriente Medio y el Mediterráneo: su sentimiento proisraelí era evidente, lo que le llevó a precisar cómo la defensa de Israel equivalía a la protección «de los razones de libertad, democracia, pluralismo civil y religioso». En Medio Oriente, su amistad fue inteligente, así como con Ben Ali, Erdogan y Mubarak, con el rais Muammar Gaddafi . De la relación personal nació una reconciliación diplomática con Libia, con la Cavque restableció definitivamente las relaciones tras el colonialismo de la era fascista. El pacto con Libia tomó la forma de un tratado de amistad y una asociación económica que, disgustada por la Europa franco-alemana, nunca se materializó: además, pocas semanas después de la firma de los acuerdos, Berlusconi tuvo que participar en la coalición que al bombardear Libia depuso al Rais, traicionando así sus propias intenciones e intuiciones. Una vez derrocado el régimen de Gaddafi, Libia es hoy un polvorín cuyo gobierno bicéfalo es disputado por dos facciones rivales, consecuencia de las primaveras árabes y a su vez causante de las graves migraciones hacia la Europa continental (ergo, hacia Italia) . El ex primer ministro, poco después de la intervención militar, comentará con amargura: «Tenía razón como siempre, Gadafi era un personaje controvertido pero era querido por la gente y se había convertido en un hombre con el que se podían hacer acuerdos, sobre todo en materia de inmigración”. En el frente oriental, sin embargo, se caracterizó por la hostilidad hacia China y la hegemonía del Dragón sobre la cuenca del Indo-Pacífico : definió al régimen de Xi Jinping como un «peligro global», una «amenaza real para las generaciones futuras». Tras el asunto de los globos espía derribados en América del Norte y probablemente de responsabilidad china, declaró que «desde hace un tiempo denuncio las maniobras sin escrúpulos de un régimen totalitario y comunista que se mueve desafiando todas las reglas internacionales y que apunta a la globalización». , es decir, expansión económica, política y militar en todas partes del mundo”.

En última instancia, el legado de la diplomacia de Berlusconi es la utopía de una Italia activa en varios frentes, decidida y decisiva, aunque tal vez excesivamente ligada a relaciones de carácter personal más que interestatal. El intento de incorporar a Rusia a Europa ha fracasado, el intento de entrar en acuerdos con Libia se ha desvanecido y casi todos los diseños geopolíticos de Cavaliere se han disuelto con el tiempo . Finalmente, una carrera quirinal audaz y simbólica, en desafío al poder judicial y ese sistema.que tanto lo había atormentado con averiguaciones de todo tipo. Silvio Berlusconi no vivió en el Quirinale -una carga y un honor que no le correspondían- pero ciertamente, sobreviviendo al antiberlusconismo para bien o para mal, en Italia y en el extranjero fue el hombre y el cuerpo de la Segunda República.

Fuente: DISSIPATIO.It – https://www.dissipatio.it/la-geopolitica-vista-da-arcore/?mc_cid=5509817b81&mc_eid=32edf24106

Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo

Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…

TEMA:

  • Los juegos a varias bandas del neo otomanismo de Turquía con Erdogan
  • EEUU abandonado la zona y dejando el caos
  • Turquía y su relación con el terrorismo islámico y su participación en Libia
  • Turquía y su responsabilidad en el caso de Idlib ocupada por los terrorista, firma del “acuerdo” alcanzado con rusia, para dividir la zona en cuestión.
  • El conflicto afgano en un nuevo vuelco de la historia con el acuerdo alcanzado por EEUU y los Talibanes luego de años de guerra. Un nuevo Vietnam (?)
  • Las cortinas de humo del Coronavirus que oculta la alta posibilidad de una nueva crisis de los mercados mundiales peor que los del 2008
  • Coronavirus una guerra bacteriológica que afecta a los países que firmaron acuerdos profundos con China Irán e Italia
  • Los tanques de Ideas de EEUU plantean un panorama complicado para las realidades internacionales por parte de EEUU.
AUDIO:

COLUMNA RADIAL DE GEOPOLITICA 11/3/19:

La Guerra Híbrida Cibernética en Venezuela

Análisis semanal de Geopolitica por Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo:

Analizamos:

1 India-Paquistán Negociaciones y presiones

2 La lucha interna dentro del gabinete de Trump que causó la parálisis de la Cumbre Corea del Norte & EEUU por el trio guerrerista del estado profundo: Bolton-Pence-Pompeo

3 América latina, una nueva escalada en la Guerra Híbrida contra Venezuela, ahora la desestabilización con las armas cibernéticas -Ataques a la red de Energía Eléctrica-; ha pasado unos años, en la década del 90 EEUU, usó como elemento desestabilizador los ataques directos a plantas de energía en Yugoslavia -nueva bomba la de grafito- que no destruía en forma directa las instalaciones solo las paraliza, y con ello el caos consiguiente fueron perfeccionando este sistema en Irak y Libia, en Venezuela se afectó con un virus el sistema de control electrónico de la Represa Simón Bolívar generadora de la mayor parte de la energía Venezolana y con el uso de armas de pulso electromagnéticos. Esta despiadada acción de guerra ha generado serios problemas en hospitales, institutos maternales, redes de comunicación, redes de distribución de agua potable y sistemas sanitarios, sistemas financieros y comerciales, redes de transporte, sin mencionar la afectación de millones de familias venezolanas en su vida cotidiana.

“No hay presente histórico sin recuerdos y sin presentimientos”

                                                                                                        Raymond Aron

Desde el retorno de la democracia en 1983 la dirigencia política argentina ha mantenido y profundizado dos consensos respecto de la política de defensa. El primero de ellos ha sido un notable acierto y consiste en la diferenciación conceptual entre Defensa Nacional y Seguridad Interior. Ambas habían sido mezcladas y confundidas desde los 60 en la Doctrina de Seguridad Nacional elaborada por los EEUU y asumida como legitimación de las dictaduras militares latinoamericanas. En el contexto de la Guerra Fría la tarea pregonada por el Pentágono para nuestras fuerzas armadas era la defensa de las fronteras ideológicas y la represión interior. Entonces la Ley de Defensa  (Ley N° 23.554) y la Ley de Seguridad Interior (Ley Nº 24.059) plasmaron legalmente la superación política y conceptual de aquella Doctrina de Seguridad Nacional. Ambas leyes convirtieron en excepcionales los casos en que las FFAA argentinas pueden realizar tareas internas. Desde fines de los 80 hasta hoy, no existe cambio alguno que haya modificado la naturaleza de las amenazas posibles a nuestra Defensa Nacional. O mejor dicho, el único cambio real es que sin Guerra Fría el Pentágono pregona a los latinoamericanos una reconversión de sus FFAA en la doctrina de “las nuevas amenazas” (narcotráfico y terrorismo). Ninguno de los países latinoamericanos que la adoptaron ha tenido buenos resultados y en general han empeorado sus problemas.

El otro consenso es uno negativo sobre el rol de las FFAA que viene desde 1983. Es de orden práctico, de ejecución de políticas públicas y podemos sintetizarlo en la idea de indefensión soberana. Me refiero a la constante degradación presupuestaria y material de las FFAA desde la guerra de Malvinas hasta la desaparición del ARA San Juan. Más allá de algunos parches, nuestras fuerzas armadas vienen perdiendo capacidades para afrontar cualquier conflicto convencional, y por lo tanto, para cumplir con las funciones que le asigna la Ley de Defensa. Sin aviones de combate, sin blindados modernos, sin misiles de todo tipo y perdiendo buques de alta mar por efecto de las propias decisiones y omisiones soberanas de nuestros gobiernos nos hemos puestoen una situación de indefensión. Indefensión soberana dado que no hemos firmado un Tratado de Versalles que nos obligue al desarme después de haber perdido una guerra. Las compras de material que anunció el gobierno y que ejecuta dudosamente van en el mismo sentido de darle a nuestras FFAA un perfil centroamericano, es decir, sin el armamento pesado y avanzado que exige la disuasión frente a un posible conflicto convencional con otro Estado. Aquí suelen aparecer los planteos sobre la falta de hipótesis de conflicto. El senador Pino Solanas, que no puede ser sospechado de militarista, ha señalado en estos días por televisión lo evidente, la cuestión Malvinas. Un territorio ocupado por una potencia colonial extranjera que realiza ejercicios militares continuamente pese a la continuidad de nuestra política de indefensión soberana. Los británicos también enfrentan restricciones presupuestarias militares pero mantienen y renuevan su capacidad disuasiva en las islas. ¿Son irracionales? No, no lo son. Simplemente entienden desde hace siglos que la guerra es parte de la realidad política del mundo y que su suerte en un conflicto no puede quedar meramente librada a la voluntad del enemigo. No olvidan que el otro también juega. De hecho, en 1982 casi lo habian olvidado y la irracionalidad de la Junta los despertó. Entonces el otro no solo juega sino que también puede jugar irracionalmente.

«EL OTRO CONSENSO ES UNO NEGATIVO SOBRE EL ROL DE LAS FFAA QUE VIENE DESDE 1983. ES DE ORDEN PRÁCTICO, DE EJECUCIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS Y PODEMOS SINTETIZARLO EN LA IDEA DE INDEFENSIÓN SOBERANA. «

La geopolítica, disciplina maldita para liberales y progresistas argentinos, nos recuerda que las Malvinas, el Mar Argentino y la Antártida son un mismo combo que puede verse alterado por los efectos inesperados del cambio climático y el cambio tecnológico. El cambio tecnológico ya permite explorar y extraer recursos naturales en un territorio virgen de formas que no estaban disponibles en la época en que se firmó el Tratado Antártico. Y aca otra vez lo mismo, lo único que hace respetar ese tratado es la falta de voluntad de romperlo por sus signatarios más fuertes. Es decir, el equilibrio de fuerzas políticas, económicas y militares. Vivimos tiempos de alteración en de equilibrios de poder y redefinición geopolítica, como recientemente han experimentado en carne propia muchas zonas del mundo que antes eran consideradas relativamente estables (Siria, Libia y Ucrania, por ejemplo). Nuestras Fuerzas Armadas deberían poder tener la capacidad de defender nuestra soberanía y disuadir cualquier amenaza sobre nuestros derechos en el Mar Argentino y la Antártida y ser parte inteligente de una política pacífica de recuperación de la soberanía efectiva sobre Malvinas. A ello hay que agregarle la defensa del vacío desprotegido de la Patagonia, reserva de materias primas, y del Acuífero Guaraní, tercer reservorio mundial de agua dulce. Perón decía en los 70 sobre las reservas de materias primas que “la historia prueba que cuando los grandes y fuertes han necesitado de ellas, las han ido a tomar por las buenas o por las malas. (…) Solamente si podemos defendernos -y estamos en condiciones de hacerlo- podremos, si no sacar ventaja, por lo menos obtener justicia en ese proceso de universalización que será la organización de la tierra. (…) porque en momentos de crisis de materia prima y comida, las vendran a tomar aquí y, si no nos preparamos, las tomarán incluso por teléfono”.

Un argumento,en alguna medida sobreentendido o dicho por lo bajo por algunos y que racionaliza este consenso negativo es que la debilidad del FFAA funciona como una especie de garantía para su subordinación al orden constitucional. Si bien ese argumento podía sonarle racional a muchos en la época de las sublevaciones carapintadas, sostenerlo en la actualidad equivale a reconocer la impotencia de la política y la justificación retroactiva del desguace del neoliberal del Estado. En el actual contexto internacional es un ejercicio ideológico de antimilitarismo suicida que desemboca en el desarme unilateral y la indefensión soberana.

«UN ARGUMENTO,EN ALGUNA MEDIDA SOBREENTENDIDO O DICHO POR LO BAJO POR ALGUNOS Y QUE RACIONALIZA ESTE CONSENSO NEGATIVO ES QUE LA DEBILIDAD DEL FFAA FUNCIONA COMO UNA ESPECIE DE GARANTÍA PARA SU SUBORDINACIÓN AL ORDEN CONSTITUCIONAL.»

A esta altura resulta bastante evidente que pensar y ejecutar una política de Defensa que no sea más de lo mismo requiere de algo parecido a estadista. Una dirigencia capaz de mirar más allá de lo inmediato y de los argumentos enlatados de las consultoras. Una dirigencia capaz de afrontar la realidad de un mundo que no se ajusta a los marcos ideológicos de un experimento de optimismo globalista como el que actualmente dirige al país.  

El actual decreto del gobierno (Decreto 683/2018), que motiva la polémica pública, tiene el grave problema de querer modificar la Ley de Defensa sin pasar por el Congreso Nacional. En su artículo 5 le asigna funciones al Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea de custodia de objetivos estratégicos referidos por el artículo 31 de la Ley de Defensa que en esa ley solo corresponden a la Prefectura y a la Gendarmería. Tanto la Ley de Defensa como la Seguridad Interior establecen mecanismos excepcionales (Comité de crisis, estado de sitio) para la utilización de las FFAA en el ámbito interno. Estamos en presencia de otro intento de avance del consenso negativo de la indefensión soberana por sobre el consenso positivo establecido por la Ley de Defensa. En esto el gobierno cambiemita es una continuidad y profundización de la lógica previa del deslizamiento constante en la indefensión soberana que es convergente con la doctrina del Pentágono. El deterioro de las fuerzas las va convirtiendo de hecho en algo residual y facilita las presiones por abandonar los parámetros de la Ley de Defensa.

En la coyuntura inmediata, el planteo del gobierno apunta a liberar gendarmes para afrontar un posible aumento de la conflictividad social producto del plan de ajuste pactado con el FMI. Con el bonus de ser un gesto que le permita de recuperar imagen frente su electorado más sensible a las cuestiones de orden público y seguridad. Esto sintoniza con el perfil centroamericano de fuerzas armadas, cuya principal tarea es la represión interna disfrazada y justificada por la doctrina de las “nuevas amenazas”. Se promueve así la conversión de las FFAA en suerte de policía militarizada orientada a la seguridad interior incompatible con la defensa del interés nacional y la integridad territorial del Estado argentino.

«SE PROMUEVE ASÍ LA CONVERSIÓN DE LAS FFAA EN SUERTE DE POLICÍA MILITARIZADA ORIENTADA A LA SEGURIDAD INTERIOR INCOMPATIBLE CON LA DEFENSA DEL INTERÉS NACIONAL Y LA INTEGRIDAD TERRITORIAL DEL ESTADO ARGENTINO.»

Por último, pero no menos importante, la cobertura de los anuncios hechos por el gobierno incluyen versiones sobre la relocalización y fusión de bases militares, lo cual permite sospechar que tras la excusa del ajuste, la austeridad, la eficiencia y la modernización, opere la intención de vender terrenos e instalaciones para negocios inmobiliarios o el uso de bases al estilo Flybondi. Nada puede sorprendernos en este sentido de un gobierno de derecha posmoderna cuya imprevisión ya hemos visto fracasar en el área económica. En su momento todos los llamados a la prudencia respecto de la vulnerabilidad de su política de endeudamiento externo se estrellaron contra el muro de optimismo babieca al que después le “pasaron cosas”. Poco se le puede pedir a una mentalidad deshistorizada y deshistorizante que carece de percepción y profundidad sobre las condiciones de posibilidad necesarias para la viabilidad de sus políticas y del propio Estado Nacional.

Facundo Álvarez
Peronista y federal. Politólogo, docente universitario. Me quedé en el 45. Vivo en la Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Ayres.