EEUU sobrestimó sus capacidades al tratar de socavar las economías de Rusia y China, declaró el economista de la Universidad de Columbia al podcast ‘New Rules’ de Sputnik Jeffrey Sachs. Desde Moscú señalan que la economía global sigue cambiando, principalmente porque Occidente está destruyendo el sistema de relaciones financieras.
«En lo que respecta a Rusia, la idea de que esto sería una especie de golpe noqueante en el conflicto ucraniano fue totalmente ingenua y previsiblemente un fracaso», declaró el renombrado economista y profesor.
En sus palabras, «se subestimó enormemente la economía rusa».
Y en lo que Occidente se equivoca en todos los aspectos de la crisis ucraniana es la creencia de que el mundo no está unido con ellos. Pero es solo una pequeña parte de la comunidad global, la mayor parte de la cual quiere mantenerse al margen de esta crisis», destacó Sachs.
«Rusia no solo tiene una enorme capacidad económica interna, que los analistas occidentales subestimaron, sino que mantiene vínculos comerciales con la mayor parte del mundo, y el petróleo que no vendía a Europa directamente lo vendía a Asia», recordó. Agregó que gran parte de ese petróleo dio la vuelta y volvió al continente europeo de todos modos a precios más altos debido a intermediarios asiáticos.
«Así que, en general, el régimen de sanciones es un fracaso. Y en el caso de Rusia, fracasó de dos maneras fundamentales. En primer lugar, no ha logrado en absoluto los objetivos de las sanciones. Y en segundo lugar, ni siquiera ha obstaculizado la economía rusa de forma significativa», prosiguió el profesor.
¿Qué hay detrás de la resistencia económica de Rusia?
El expresidente estadounidense Barack Obama, calificó la economía rusa de pequeña, débil, aislada y «hecha jirones». El difunto senador John McCain, llegó incluso a desprestigiar a Rusia como «una gasolinera disfrazada de país». Mientras que el mandatario estadounidense, Joe Biden, en marzo de 2022 afirmó a la prensa que el rublo ruso estaba casi «reducido a escombros».
«Bueno, está claro que Rusia tiene mucha capacidad de recuperación porque cuenta con una gran base de producción de alimentos (…) Tiene una extensa base mineral y tiene una vasta base industrial. En Occidente se suponía que no tenía una base de alta tecnología. Así que, como indicó la ministra de Exteriores alemán [Annalena Baerbock], creo, Moscú estaría gorroneando lavadoras importadas de Alemania para conseguir los chips para su capacidad militar», recordó Sachs.
Este «tipo de disparates» formaban parte de la mitología, continuó, y «es evidente que las capacidades de alta tecnología rusa estaban desatendidas y eran descartadas constantemente. Es evidente que este país tiene una industria digital muy sofisticada, tanto para fines civiles como militares».
«Así que había mucha ignorancia, en Occidente, o fantasía o cumplimiento de deseos en las capitales occidentales, especialmente en Washington, sobre lo que Moscú puede y no puede hacer, y lo que pasaría con las sanciones», agregó el economista.
Jeffrey Sachs también recordó que al principio de las sanciones, en sus conversaciones con Washington, «realmente creían que expulsar a Rusia del SWIFT era el arma definitiva. Esto tenía que ser el final. Esto era de alguna manera tan dramático, que terminaría decisivamente el conflicto. Sí, completamente ingenuos».
¿Quién ha forjado la mayor alianza?
Según el profesor, Estados Unidos calculó mal su capacidad de conseguir apoyo para sus iniciativas. Resultó que, en realidad, la alianza estadounidense no es tan grande, subrayó. Washington cuenta con el Reino Unido, la Unión Europea (UE), Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, pero el grupo constituye solo entre el 10% y el 12% de la población mundial, lo que significa que no es una potencia dominante, resaltó.
Cuando se observa el indicador del producto interior bruto (PIB), se ve que las principales potencias industrializadas, conocidas como el Grupo de los Siete (G7), constituyen alrededor del 30% del PIB mundial medido a precios internacionales. Al mismo tiempo, el grupo BRICS representa el 37% de la producción mundial, siete puntos porcentuales más que el G7. Y todos los miembros del BRICS están activamente comprometidos con Rusia, destacó.
«Hay dos dimensiones en esta pregunta sobre si las sanciones occidentales destruirán el crecimiento a largo plazo de Moscú. Una es que sobrestima por completo el dominio estadounidense sobre las tecnologías de vanguardia y subestima las capacidades nacionales rusas, así como las de sus socios. Y en segundo lugar, juzga completamente mal la escala de la llamada alianza liderada por Estados Unidos que ahora es más pequeña que el grupo al que Rusia pertenece firmemente, los BRICS», opinó Jeffrey Sachs.
Sachs precisó que incluso más allá de los BRICS, la mayor parte del mundo en desarrollo y las economías de mercado emergentes van a seguir manteniendo relaciones normales con Rusia, aunque «les resulten incómodas las sanciones secundarias, las amenazas y las zalamerías de Estados Unidos. Pero no quieren sucumbir a un orden determinado y dominado por la Casa Blanca».
China, el «desafío más amplio y serio» para la seguridad estadounidense
Otro miembro de los BRICS, China, también ha estado en el punto de mira de Washington, al considerarla el «desafío más amplio y serio» para la seguridad estadounidense. Sin embargo, recientemente los líderes del pensamiento estadounidense declararon el fin del milagro económico chino, mientras que Biden calificó al país asiático de «bomba de relojería».
«Lo que me divierte es que en 2022 era ‘¡China es la gran amenaza para el mundo, se apoderará del mundo!’. De repente la narrativa cambió, y tan pronto como cambió la narrativa, todos los columnistas, incluidos muchos, estoy seguro que nunca han estado en China, empezaron a escribir artículos sobre su colapso, su fracaso y el fin de su economía. En esencia, son tonterías. No son más que tonterías», aseguró el investigador.
El profesor explicó que las economías complejas avanzadas a veces sufren ralentizaciones e incluso recesiones. Eso le ocurrió a EEUU, eso le ocurrió a Europa. «Pero utilizar los primeros atisbos de un crecimiento un poco más lento de lo que se había previsto para usarlos como indicio del fin de las perspectivas de crecimiento de China es absurdo», afirmó.
Además, no hay prueba de que China se esté estancando en el nivel de desarrollo económico porque «China es una potencia en investigación científica, una potencia en innovación, una potencia en nueva productividad, y tiene un mercado mundial para sus productos de exportación». Y Washington está intentando romper esto, subrayó el economista.
«Existe una política activa para frenar el crecimiento de China«, afirmó Sachs al agregar que «EEUU lo niega. EEUU dice que no. Solo queremos evitar que algunas tecnologías lleguen a manos de los militares chinos. Tonterías. Uno lee, en realidad, el planteamiento de Washington y puede encontrarlo en muchos, muchos lugares. Es que ‘China es una amenaza y tenemos que detener su ascenso'».
Sin embargo, los responsables políticos estadounidenses parecen haber olvidado que el mundo es muy grande, destacó el profesor. En sus palabras, incluso si Washington restringe la capacidad de Pekín para exportar a EEUU, «China seguirá desarrollando sólidas relaciones comerciales con la mayor parte del mundo y seguirá teniendo, de hecho, un crecimiento impulsado por las exportaciones con la mayor parte del mundo o gran parte de él».
«Así que, para resumirlo todo, la Casa Blanca pretende frenar el crecimiento de Pekín, del mismo modo que intentó frenar el crecimiento de Japón a finales de los 80, a principios de los 90, y del mismo modo que hizo horas extras para detener cualquier tipo de progreso económico en la URSS. China, de todos esos casos, tiene tanto las capacidades internas como la orientación y la geopolítica para superar el desafío estadounidense«, continuó Sachs.
¿Quién es el gran perdedor de las sanciones?
Aunque las sanciones occidentales no han logrado paralizar la economía rusa ni obstaculizar el ascenso de China, continuó el analista, han impulsado el desarrollo de ambos países, incitándoles a explorar nuevos mercados, desarrollar nuevas tecnologías y forjar nuevas alianzas.
En su opinión, en los dos últimos años se ha visto cómo las empresas automovilísticas chinas se han convertido en actores importantes del mercado internacional, superando incluso a los fabricantes de automóviles alemanes. Y uno de los principales mercados para los coches chinos ha sido el ruso, en gran parte porque el año pasado muchas marcas occidentales y japonesas abandonaron el mercado del país euroasiático, lo que creó un vacío que las empresas chinas pudieron llenar, destacó Sachs.
«Creo que estas sanciones tienen un enorme efecto bumerán. Europa es la mayor perdedora de las sanciones, esto es seguro, porque la producción de bajo costo de Rusia, tanto de energía primaria, sin duda, como de fertilizantes y muchos otros productos manufacturados basados en materias primas que iban a Europa, ahora van a China y al resto de Asia. Y Europa está en plena recesión», explicó el economista.
Si hay un perdedor particular de todo esto, «es la industria alemana, que probablemente ha tenido la relación simbiótica más estrecha con la economía rusa en los últimos 30 años», añadió a tiempo de precisar que Alemania es el único país del G7 que registrará una contracción económica este año, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). El FMI atribuye esta tendencia a la debilidad de la producción, así como a una contracción en dos trimestres consecutivos (el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023). Este último factor llevó a los economistas internacionales a concluir a mediados de julio que el país había caído en una recesión técnica.
La destrucción de los gasoductos Nord Stream, así como la decisión de Berlín de seguir los pasos de Washington y aplicar sanciones energéticas a Rusia, se volvieron en contra de los fabricantes alemanes, provocando la deslocalización de empresas y, finalmente, la desindustrialización, declaró el investigador.
«Todo el fervor contra el Nord Stream, por ejemplo, formaba parte del deseo de EEUU de asegurarse de que Alemania y Rusia nunca se acercaran demasiado económicamente», señaló Sachs.
«Y a medida que Rusia se vuelve más a los BRICS y al resto del mundo, son esos países los que se benefician de estos vínculos», prosiguió el profesor al agregar que «es Europa la que queda absolutamente rezagada. Y uno de esos beneficiarios es China. Es evidente porque es una economía abarrotada, densamente poblada, con recursos naturales, pero en términos per cápita, relativamente baja. Así que es muy complementaria con Rusia».
De tal modo, al final, la política de sanciones de Occidente no ha provocado ningún tipo de crisis profunda y prolongada ni para Rusia ni para China, resumió el economista. Más bien al contrario, concluyó Sachs, «la parte más enérgica y dinámica del mundo, la que crece más rápido cuantitativamente, no está en el lado estadounidense-europeo de la historia».
FUENTE SPUTNIK