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El mundo transita claramente al multilateralismo, con escenarios de alta tensión y un decidido expansionismo de los países más poderosos. Los recursos naturales del continente blanco aparecen con enorme valor estratégico.

Por Omar Ruiz (*)

Argentina y Suramérica se encuentran en un escenario caracterizado por las tensiones que se producen en la configuración del nuevo mundo multipolar, y a partir de las crisis, tanto del orden unilateral liberal siguiente a la guerra fría, como de las reglas del derecho internacional y el multilateralismo.

Esta nueva configuración se expresa por un lado en el proceso de desplazamiento y transición de la hegemonía económica y comercial de EE.UU. (que mantiene su poder cultural y militar) hacia China; y por otro, el desafío disruptivo que Rusia con su intervención militar en Ucrania realiza para contener la expansión de la OTAN y establecer los límites de una nueva arquitectura de seguridad mundial.

Asistimos a una gradual división del mundo entre el occidente noratlántico y el nororiente, y un sur global que intenta hacerse un lugar en medio de estas disputas.

Occidente pretende contener militarmente a China por su proyecto geoeconómico de Ruta y Franja de la seda, a través de la reciente conformación de la alianza militar AUKUS (Australia, Reino Unido y EE.UU.) y de QUAD (diálogo de cooperación en seguridad entre EE.UU., Japón, India y Australia).

A su vez, asistimos al resurgimiento de la geopolítica, expresada en distintos puntos del planeta, como Asia Pacífico, con la guerra no declarada por el control del Mar de China, el reclamo soberano de Beijing sobre Taiwán, el movimiento anticolonialista en Africa noroccidental, la guerra en Israel y Palestina, y la proyección global de la OTAN como alianza ofensiva. La OTAN se está fortaleciendo para enfrentar las pretensiones rusas de garantizar una zona de seguridad y de lograr el desmantelamiento, aunque sea parcial, de los sistemas de misiles en Europa del este.

Los cálculos geopolíticos también están dados por los porcentajes de crecimiento demográficos actuales, en poco más de tres décadas el mundo tendrá un tercio más de habitantes, la mayoría se concentrará en Asia, con lo cual se incrementará el consumo de agua dulce y se encarecerá el precio de la misma, tendremos, además, más demanda de alimentos, disminución de suelo cultivable y aumentará el consumo de energía.

Al igual que Malvinas y Atlántico Sur, la Antártida tiene una gran importancia geopolítica para el mundo y en particular para nuestro país. Argentina ha sido el primer país del mundo en tener presencia en el continente antártico, son 120 años de permanencia desde el 22 de febrero de 1904 cuando se establece una base en la isla Laurie, del grupo de Islas Orcadas y se inaugura allí un observatorio meteorológico.

Reservas

Considerando la gran reserva de agua, hidrocarburos y minerales que existen en la Antártida y su valor geoestratégico se abren muchos interrogantes y tensiones que nos interpelan sobre la futura gobernabilidad y gobernanza de la Antártida.

Agua. La Antártida contiene las reservas de agua dulce más importantes del planeta; se estima que cerca de un 70 %; el otro 30 % se encuentra repartida entre el Amazonas, el Acuífero Guaraní y el Lago Baikal entre otros. El sexto continente es el depósito de casi 30 millones de kilómetros cúbicos de hielo. Si el continente blanco se derritiera, los océanos subirían aproximadamente entre 45 y 65 metros, lo que haría desaparecer todas las ciudades costeras. La Organización de Naciones Unidas viene advirtiendo sobre que, son muchos los países que sufren o sufrirán sequías, lo que aumentará la necesidad de agua y el ejercicio del derecho humano a su acceso. Por otra parte, en el mundo viven 8.000 millones de personas y el crecimiento demográfico ejerce y ejercerá en el futuro una tensión sobre los recursos naturales y alimentos, la pesca, y en particular en la Antártida.

Minerales. En la Antártida está comprobada la existencia de minerales críticos y tierras raras, así, por ejemplo, en el cuadrante americano encontramos, titanio, hierro y cobre y en la península antártica en particular, níquel, cromo, cobre, cobalto, oro y plata; en el cuadrante australiano, hidrocarburos, zinc y plomo; cuadrante africano, uranio, hierro y en el cuadrante pacífico magnesio y molibdeno. Muchos de estos minerales son utilizados en la industria de baterías para celulares, turbinas eólicas, misiles y elementos aeroespaciales.

Hidrocarburos. Distintas estimaciones establecen la posible existencia en los hielos antárticos de entre 50 y 200 billones de barriles de petróleo, 115 trillones de pies cúbicos de gas y 500 mil millones de toneladas de carbón. Se trata de reservas que no han sido explotadas porque el Tratado Antártico lo prohíbe, por las condiciones climáticas imperantes y los costos.

El centro de las miradas

El interés que despiertan sus potenciales recursos naturales, el agotamiento de los combustibles fósiles, el incremento poblacional en el mundo, la escasez de alimentos y el aumento en la demanda de agua y energía, ponen al continente antártico en el centro de la disputa geopolítica actual y futura. El Reino Unido desde su «Collar de Perlas» atlántico (Islas de Ascensión, Santa Helena y Tristán de Acuña) junto a la ocupación ilegal de Malvinas, proyecta su espacio de poder en tres continentes (Africa, América del Sur y Antártida), estableciendo además sobre cuatro océanos (Atlántico, Pacífico, Indico y Antártico) un control aéreo y marítimo. Esto se expresa en una militarización de toda la región desde la base instalada a partir de 1982 en Monte Agradable, Islas Malvinas, desde donde proyecta su poder hacia la Antártida, constituyendo así una clara amenaza tanto a la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur, creada por Naciones Unidas en 1986 e integrada por 23 países de Africa y 3 de América del Sur; como también al Tratado de Tlatelolco de prohibición de armas atómicas en esta región. A su vez, la Antártida como zona desmilitarizada y desnuclearizada, (con un régimen amplio de inspecciones nacionales establecido por el Artículo VII del Tratado Antártico) está potencialmente alcanzada y monitoreada por estos dispositivos militares británicos.

Las presentaciones en Naciones Unidas de los proyectos de Plataforma Continental, que tres (Argentina, Australia y Chile) de los doce países signatarios y reclamantes de soberanía sobre la Antártida realizaron en los últimos años, significan también un posicionamiento geopolítico y futuros reclamos.

Australia pidió el reconocimiento ante la ONU (Comisión de Límites de Plataforma Continental) de más de 2.5 millones de kilómetros cuadrados en el Océano Antártico y acompaña el mismo de un fuerte incremento en el gasto militar con la futura compra de doce submarinos avanzados, tres nuevos destructores, equipados con proyectiles crucero «Tomahawk» con rango de 2,200 kilómetros, y cien (100), F-35 Lightning «Joint Strike Fighters». Su Territorio Antártico es reconocido por el Reino Unido, Francia, Nueva Zelanda y Noruega, a diferencia del sector antártico argentino que no sólo no es reconocido por estos países, sino que además es pretendido en un cien por ciento por el Reino Unido al igual que la pretensión que los británicos tienen sobre el sector chileno.

El think-tank australiano Lowy Institute viene definiendo al Tratado Antártico, como «un compromiso frágil e imperfecto» y advertía que conforme los precios del petróleo van subiendo y el mercado se va haciendo más pequeño «es probable que el marco actual de administración de la Antártida a través de la cooperación internacional se encuentre bajo creciente presión y no pueda ser sostenido».

Límites

Argentina, a diferencia de los otros reclamantes (con excepción de Australia), realizó una presentación completa ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental, incluyendo tres grandes áreas: el margen continental, el sector antártico argentino y las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur.

Mientras tanto, se suman nuevas adhesiones al Tratado Antártico (Eslovenia en 2019 y San Marino en 2023). Son 59 los miembros del Tratado Antártico, de los cuales 29 son consultivos (participación con voz y voto) y 27 no consultivos (participación sólo con voz). Para ser miembro consultivo es necesario haber realizado investigaciones en la Antártida o haber construido alguna base. China y EE.UU. están construyendo nuevas bases y despliegan al igual que países como Rusia un poder inteligente esperando las nuevas instancias.

El poder blando (ciencia, cultura, infraestructura y logística) también tiene lugar en la Antártida desde hace décadas, en varias bases o estaciones se ha hecho un gran esfuerzo para promover la vida civil, con la idea de legitimar y potenciar aún más sus reclamos territoriales, así en la estación Bellingshausen existe una iglesia ortodoxa rusa y en los años 70 hubo nacimientos en bases argentinas y chilenas, siendo de nacionalidad argentina el primer bebé nacido en el continente blanco.

Hasta el momento no hay espacio en la Antártida para el poder duro (militar), ya que el Tratado Antártico no lo permite, en 2048 se presenta una oportunidad para volver a discutir la explotación de recursos naturales y ¿su protección?…

* Omar Ruiz es Magister en RR.II., diplomado en Defensa y docente en Derecho Internacional Público

Fuente El Tribuno https://www.eltribuno.com/salta/opiniones/2024-3-5-22-24-0-la-mirada-geopolitica-del-mundo-esta-puesta-en-la-antartida

Por Gustavo Barbarán Salta Argentina

Generosos lectores de columnas de opinión advirtieron la conveniencia de algunas precisiones sobre aspectos abordados en mis dos últimas -«Salta y las regiones ante el modelo liberal-libertario» (25/01/24) y «Es hora de planificar una demografía salteña» (17/02/24) -; y quizás en otras precedentes, variaciones sobre la misma temática: geopolítica y geoestrategia con óptica salteña, si se me permite. Me considero dentro de una larga lista de quienes reivindicamos la geopolítica como reaseguro para un extenso país bicontinental… si la terminamos de diseñar.

Aceptadas de plano las atinadas sugerencias, en verdad hay conceptos -y contextos- que no debiera dar por sobrentendidos, ya que la reflexión geopolítica sigue ajena a los debates políticos y radares de las dirigencias.

Con afán aclaratorio y sentido de recopilación integradora de distintos tópicos, procuraré reseñar las bases conceptuales de un pensamiento construido durante años de esfuerzo intelectual (caótico, por tramos), en la línea frondiciana de pensar como hombres de acción y actuar como hombres de pensamiento.

Estado y territorialidad

Empecemos reiterando lo básico: la geopolítica -define Jorge Atencio- concibe al Estado como un fenómeno espacial, un organismo geográfico, que interpreta la realidad en función de los elementos que son su objeto (política, población, espacios físicos, recursos). «No hay Estado sin territorialidad», agregaba Alberto Methol Ferré, pues el Estado se «politiza» desde que un grupo humano lo ocupó legítimamente, ejerciendo su soberanía. Dicho sea de paso, esta concepción resulta absolutamente incompatible con lo anarco – capitalismo libertario, su antítesis.

La geografía también es referencia de la geoestrategia, que incide en un diseño político. Para quien escribe, la geopolítica debe ser única y nacional. Los cuatro «imperativos geopolíticos» propuestos por Javier Jordán justifican la escala nacional: 1- alcanzar y mantener un nivel adecuado de poder relativo, 2- mantener la unidad territorial, 3- proteger las fronteras y 4- asegurar las conexiones externas.

Por su parte, la geoestrategia es susceptible de abordaje subnacional, centrada en un contexto témporo-espacial determinado (por ejemplo, Salta en su relación con el NOA, Norte Grande y Zicosur).

La crisis del eurocentrismo

Desde que surgió el Estado moderno con la Paz de Westfalia hace más de tres siglos, no hay una geopolítica «mundial», variando sí la forma e intensidad en que históricamente los países consolidaron sus respectivas potencialidades. Se ha dicho con acierto que hay tantas geopolíticas como sistemas estatales en conflicto; y eso hoy está a la vista.

En el proceso de elaboración de un proyecto geopolítico perdurable, cada Estado encara un estudio concienzudo de la historia y geografía mundiales para encuadrar el suyo. Esa visualización amplia requiere análisis detallados de la geografía nacional, su historia y contexto regional (Suramérica, por caso). Es, pues, un proceso de construcción política inacabable, que se mantendrá en el tiempo con coherencia y perseverancia.

Relaciónense los basamentos precedentes descriptos con nuestro mundo en fase multipolar, afirmada cada día. Las grandes potencias se comportaron siempre como si solo ellas pudieran «ejercer» la geopolítica. Eso instalan diariamente los grandes mass media y centros académicos occidentales, apostando a una bipolaridad sino-norteamericana que arrastre a los aliados históricos donde quiera se sitúen.

Si los conflictos de Ucrania y Gaza no se resuelven, quizás ocurra por la lógica westfaliana con que todavía se abordan. En efecto, aquel esquema surgido en 1648 impuso un orden eurocéntrico basado en el equilibrio de poderes entre grandes potencias, el cual, pese a colapsar en 1914, mantuvo su esencia en el diseño de Naciones Unidas, cuyo esquema de seguridad colectiva claramente fracasó.

Geopolítica y poder

A su vez, el escenario de continentalización constituye un proceso histórico con hitos como el triunfo del norte industrialista en la cruenta guerra civil norteamericana. Figuras como F. List y A. Hamilton (promotores de la industrialización de las economías nacionales), A. de Tocqueville, F. Ratzel (y su «ley de los espacios crecientes»), entre tantos, lo vaticinaron. Methol lo explicó con solvencia.

Entre 1750 y 1850, Europa incorporó el capitalismo en la historia universal, a partir de las sucesivas revoluciones industriales. Sólo un selecto grupo de países logró industrializarse plenamente y aprovechar el proceso de acumulación de capital, transformándose en superpotencias mundiales. Los países que no subieron a ese tren, como Argentina, tendrán que redoblar esfuerzos e imaginación en tiempos de la cuarta revolución industrial, impulsada por una etapa globalizadora enancada en la inteligencia artificial.

Todos los países manifiestan alguna visión geopolítica, producto de la acumulación de poder obtenida con el tiempo, partiendo del común denominador territorio, población, gobierno; cuanto más grandes y sostenibles esos elementos, más poder se exhibe y ejerce (aunque no siempre y en todos los casos).

Los pocos que superaron el «umbral industrial» compiten en el control de los asuntos internacionales, sostenidos por una geopolítica eficaz para sus intereses, atentos a los cambios en la estructura de poder mundial a medida en que ocurren (a mi criterio, tres veces en el siglo XX: el colapso del orden eurocéntrico en 1918, ascenso de Deng Xiaoping al poder en 1978, la implosión de la URSS a fines de 1991).

Difícil que una potencia de segundo o tercer orden tercie en asuntos mundiales sin construir poder nacional, o sea acumulación sostenida de los recursos tangibles e intangibles de que dispone todo país. Para consolidar y resguardar intereses permanentes, tal constructo requiere su previa identificación y definición de prioridades, lo cual requiere consenso social amplio y planificación estratégica.

No se trata solo de acumular recursos: de qué valen las costas marinas, ríos, bosques, praderas, minerales, sin un plan de desarrollo acorde a su calidad y cantidad, orientado hacia una precisa visión geopolítica nacional.

Para sostener ese poder nacional es muy necesario ordenar las variables macroeconómicas; pero más importante aún movilizar un aparato productivo que empareje desequilibrios internos, garantice institucionalidad, salud, educación, seguridad interna y despliegue defensa disuasoria.

Argentina y el Norte Grande

En la Argentina subyace, a mi criterio, una presunta geopolítica respaldada en su vasta geografía y recursos naturales, más insinuada que concretada en políticas de estado. Bicontinental y marítima, con destino de polo suramericano, Salta y la Región del Norte Grande deben jugar un papel de conexión y vertebración continental. «Apenas» nos falta acomodar la política y economía nacionales en dirección de esa meta. De nuevo, un proyecto anarco – libertario está en su antípoda.

Respetuosamente exhorto a las dirigencias políticas y sociales salteñas a involucrarse, si no lo hicieron ya, con la geografía económica moderna. Precisamente, el Premio Nobel Paul Krugman analizó los patrones de la «nueva geografía económica», en diferentes escalas territoriales, se trate de regiones, áreas metropolitanas o grandes ciudades, y cómo inciden en el desarrollo regional la demografía y las redes de transporte y comunicaciones. Con esta mención se entenderá mejor la significancia del corredor bioceánico, el litio, el nodo logístico Güemes y sus incidencias en el destino salteño y del Norte Grande.

Fuente: El Tribuno https://www.eltribuno.com/salta/opiniones/2024-3-1-0-0-0-estrategia-y-geopolitica-lo-que-seguimos-ignorando

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein (*)

En años recientes, tres acontecimientos vinieron a acelerar el proceso de construcción del nuevo mundo:

  1. La pandemia de Covid19. 

La pandemia puso en evidencia la incapacidad del sistema internacional y del capitalismo para enfrentar a un enemigo común de toda la humanidad. Fue un momento estelar para coordinar acciones y ponerse de acuerdo para cooperar, pero fue imposible porque primó el interés por mantener funcionando la economía por encima de la salud y asegurar el lucro y la ganancia en vez de preocuparse por salvaguardar la vida de los seres humanos. El país más rico del planeta con 330 millones de habitantes vio morir a casi 1.2 millones de ciudadanos por la incapacidad de proteger a su propia población. En el extremo opuesto, en China con 1.4 mil millones de habitantes, fallecieron 120 mil ciudadanos. Se puso sobre el tapete la forma diferente como ambos sistemas atienden la salud de los ciudadanos, manifestándose el contraste entre aquellos países que invierten en salud pública y los que la consideran un bien del mercado. Este hecho dio inicio al proceso de transformación global.

  1. La Operación Militar Especia (OME) de Rusia en Ucrania. 

Ante la incapacidad del sistema internacional por evitar que se siguiera consumando el genocidio contra la población ruso parlante en el este de Ucrania, ante el peligro de expansión del nazismo que tomó a ese país como base de su florecimiento mundial y en consideración del grave riesgo que significaba la expansión de la OTAN para su paz, la de la región y del mundo, Rusia se vio obligada a iniciar una OME en territorio ucraniano. Más allá del desarrollo del conflicto en su dimensión local y regional se debe considerar el impacto que está teniendo a nivel global. El 21 de marzo del año 2023 durante una visita a Moscú y en el momento que se despedía de su colega ruso, Xi Jinping le dijo a este: “Están ocurriendo cosas que hace 100 años no pasaban” y refiriéndose a sus países, remató “…y nosotros somos los protagonistas”. En esa frase se expone lo que está ocurriendo: cambios nunca antes vistos en más de un siglo.

Esto es trascendental en momentos en que Estados Unidos acentúa su crisis hegemónica, materializada en un perceptible debilitamiento de uno de sus pilares: el dólar, parte vital de su diplomacia de fuerza centrada en el unilateralismo agresivo. El otro instrumento de dominio, en el que aún conserva relevante capacidad y gran distancia respecto de sus adversarios es en el ámbito, cultural y mediático.

Mientras crecen los acuerdos comerciales bilaterales para usar monedas nacionales (India, Irán, Dubái, Malasia, Pakistán, Arabia Saudita, Sri Lanka, entre otros), Rusia y China crearon su propio sistema de pagos; también se alejan del dólar los BRICS, que planean una moneda fiduciaria común; Brasil y China acordaron comerciar con sus monedas, así mismo, una serie de países africanos plantean negociar con respaldo en títulos sobre tierras raras o metales. Si bien en el corto plazo no se vislumbra una masiva salida del dólar, este es un camino inexorable más allá del tiempo que demore en ocurrir. La abusiva racha de sanciones que ya traspasó la tolerancia y afecta a una treintena de regiones y naciones con impacto socioeconómico devastador ha acelerado tal proceso. La forma en que Estados Unidos abusa de su preponderancia monetaria es parte de una riesgosa diplomacia de fuerza.

Según el periódico chino Global Times en un artículo con el sugestivo nombre de  “La desdolarización es inevitable”, el declive de la hegemonía, a menudo comienza con su moneda. Hace 10 años, 80% del comercio entre China y Rusia se realizaba en dólares, mientras que hoy el 90% es en yuanes y rublos.

La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés), en una reciente reunión, contempló el abandono del dólar y otras monedas. El grupo BRICS está avanzando hacia la creación de una nueva moneda que pueda sustituir al dólar estadunidense, empezando por el uso de sus monedas locales. Como se dijo antes, China y Brasil han tomado la decisión de realizar el comercio mutuo en yuanes abandonando el dólar mientras anuncian que se va a ampliar la oferta de alimentos, minerales y bienes de alto valor agregado. El comercio entre China y Brasil alcanzó una cifra récord equivalente a 150 mil millones de dólares (una cifra que no se puede desdeñar) y que está dejando de comercializarse en esa moneda para pasar al yuan.

El espacio estratégico global está dejando de ser el Atlántico en favor de Eurasia. Zbigniew Brzezinski advirtió que “el más peligroso escenario (para el status de Estados Unidos como poder global) sería una gran coalición de China, Rusia y quizás Irán […]  una coalición antihegemónica”.

La reconciliación entre Arabia Saudita e Irán gracias a los buenos oficios de China abre esa zona del planeta a una era de paz en una región que es la mayor compradora de armas del mundo con lo cual se debilita económica, financiera y políticamente a Estados Unidos.

Por su parte, Europa y otros aliados claves de Estados Unidos están buscando salir del “hueco” en que se metieron. Francia busca inversiones en China, España rompe récord de compra de petróleo ruso, Alemania renovó el seguro del Nord Stream, Japón le dio la espalda a Washington para comprar petróleo ruso a precio de mercado, Arabia Saudita prefirió llegar a un acuerdo con Rusia y la OPEP que seguir los dictados de Washington de aumentar la oferta. El presidente de Francia, Emmanuel Macron,  recomendó a Europa diseñar un proyecto de “autonomía estratégica” para no depender “de otros en temas críticos, porque el día que nos quedemos sin margen de maniobra en cuestiones como la energía, la defensa, las redes sociales o la inteligencia artificial, el día que nos quedemos sin la estructura necesaria sobre esos temas, nos quedaremos apartados del ritmo de la historia”. Eso ya está ocurriendo. 

Por otro lado en África, en tiempos recientes Chad expulsó al embajador de Alemania, Jan-Christian Gordon acusándolo de «interferir en la política interior del país» y hacer «comentarios despectivos y tendenciosos que pueden trastornar la cohesión social». El presidente de ese país Idriss Déby lo criticó por tener una «actitud descortés» y una «falta de respeto en prácticas diplomáticas».

El presidente de Namibia, Hage Geingob, (ya fallecido) detuvo tajantemente al embajador alemán Herbert Beck que se quejaba de que hubiera más chinos que alemanes en ese país. El presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, dijo que «Estados Unidos está obsesionado con las actividades de China en África». Por su parte, el presidente de Kenia, William Ruto, recomendó a su población deshacerse del dólar. Así mismo, el presidente de Ruanda, Paul Kagame, rechazó la actitud aleccionadora de la BBC, y le recordó que fueron gobiernos europeos los que cambiaron las fronteras de África a su antojo generando conflictos territoriales que no había, esparciendo odio entre pueblos africanos que derivaron en las guerras actuales.

El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, opinó que los políticos europeos eran «insufribles» y que «creen que lo saben todo, pero están equivocados al exhibir su ignorancia allá donde van». El Gobierno de Burkina Faso anuló un acuerdo de ayuda militar con Francia que llevaba 62 años de vigencia y le ordenó retirar a sus tropas. Malí declaró persona ‘non grata’ al jefe de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, al mismo tiempo que obligó a Francia a retirar su contingente militar del país, donde se encontraban participando de  operativos militares antiterroristas sin completarlos. 

El presidente de la República Democrática del Congo, Felix Tshisekedi,  le dijo a su homólogo francés, Emmanuel Macron: «Mírenos de otra manera, respetándonos, considerándonos como verdaderos socios y no siempre con una mirada paternalista, con la idea de saber siempre lo que nos hace falta». En Gabón, Macron se vio obligado a anunciar que  «la era de la ´Francáfrica` ha terminado», lamentando que todavía se vea a su país como injerencista en los asuntos internos de las naciones africanas.

¿Quién lo hubiera pensado hace solo algunos años? El mundo está cambiando y todo se ha acelerado gracias a la OME de Rusia en Ucrania?

En el trasfondo, lo que está en crisis son los intereses superiores del capitalismo global que observa impávido la pérdida de su poder omnímodo. Ucrania es solo un instrumento despreciable para Occidente en la búsqueda de lograr su objetivo primordial que es salvar al capitalismo en el momento de su mayor y creciente debilidad. En particular está visto, que a través de la historia a Estados Unidos, nunca -cuando se trata de preservar su sistema – le ha importado sacrificar millones de vidas, incluyendo la de los ciudadanos estadounidenses humildes que son los que conforman su ejército. Sus 800 bases militares en todo el mundo y sus 11 portaviones son el instrumento más importante con que cuenta Estados Unidos para “resolver” los problemas que plantea el derecho internacional.

Durante los cinco últimos siglos, es decir desde que se inició la globalización hegemonizada por Occidente, el poder mundial se asentaba sobre el control de los mares. Eso ha comenzado a cambiar generando una transformación paradigmática en la que Estados Unidos está quedando fuera. La creación de un gran espacio euroasiático en territorio terrestre a partir de la alianza entre Rusia y China, establece parámetros novedosos en la estructuración del poder mundial. Hay que tener en cuenta que fueron pensadores occidentales como el inglés Halford Mackinder y el estadounidense de origen neerlandés Nicholas Spykman quienes expusieron que el control del Asia Central, como “corazón continental” o “área pivote”, conduciría al control del mundo.

En años recientes, la alianza ruso-china ha llegado al súmmum de su fortaleza tras la declaración conjunta del 4 de febrero de 2022 firmada por los presidentes de ambos países en Beijing, que en la práctica manifiesta la decisión de dar los primeros pasos para la creación de un nuevo orden mundial. Tras la derrota y huida de Afganistán por parte de Estados Unidos y la OTAN y después del fracaso de los golpes de Estado en Kirguistán en enero de 2020 y en Kazajistán en enero de 2022, se ha puesto de relieve la incapacidad de Estados Unidos por dominar ese territorio estratégico del planeta, más allá de su éxito en el derrocamiento del primer ministro de Pakistán, Imran Khan en abril de 2022 en una operación tramada por Washington y ejecutada por sus adláteres locales.

La alianza euroasiática se ha concretado a través del funcionamiento de varias organizaciones. Una de ellas, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), que mostró su eficacia, evitando el golpe de Estado en Kazajistán. Otra instancia creada y que ha mostrado su efectividad es la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), donde participan China, Rusia, KazajistánKirguistánTayikistán como miembros fundadores. Después se han incorporado Uzbekistán, India, Pakistán e Irán con el objetivo de cooperar en materia política, económica y de seguridad. Bielorrusia, Mongolia y Afganistán esperan aprobación para su ingreso. De la misma manera la Unión Euroasiática conformada por cinco países constituye la extensión exitosa de vínculos económicos y comerciales en el más amplio espacio terrestre del planeta.

China por su parte promovió y creó la mayor alianza económica del mundo, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP por sus siglas en inglés). Esta asociación está conformada por el 30% de la población mundial. Pero el ámbito de mayor alcance en la región y el mundo es la nueva Ruta de la Seda proyecto desarrollado por China para el cual ha destinado hasta ahora 900.000 millones de dólares distribuidos entre 72 países, con una población de unos 5.000 millones de habitantes o sea el 65% de la población mundial según apunta el periodista belga Marc Vandepitte en un reciente artículo.

El gran peligro para Estados Unidos y su sistema de predominio mundial es la incorporación de Europa y en particular de Alemania a este sistema. Si ello ocurriera, se desmoronaría irremediablemente todo la estructura hegemónica construida tras la segunda guerra mundial que tiene en la democracia representativa de corte occidental su sustento político,  en la Organización de Naciones Unidas, su instrumento de control global, en la OTAN el soporte militar de presión, chantaje y amenaza y el Sistema de Bretton Woods constituido a partir del control occidental del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, como los pilares para sostener económica y financieramente su hegemonía global. La subordinación y control de Europa es fundamental para sustentar este modelo diseñado desde que se pusiera en práctica el Plan Marshall tras el fin de la segunda guerra mundial.

El objetivo fundamental de la política estadounidense ha sido evitar que se produjeran acuerdos de integración energética entre Rusia y Europa que podrían sellar una alianza estratégica mutuamente beneficiosa para ambas partes que, por añadidura enlazaría a Europa con China dejando a Estados Unidos alejado de la posibilidad de seguir manteniendo la supremacía energética en Europa, que junto a la OTAN configuran la garantía del control del Viejo Continente por parte de Estados Unidos.

  1. La invasión de Israel a Gaza. 

Aunque es un hecho muy reciente, que impide sistematizar de forma acabada, las repercusiones que pueda tener en el sistema internacional, vale analizar los acontecimientos en Asia Occidental como un evento que da continuidad a los dos anteriores y como expresión de la dinámica transformadora en el planeta, Por lo pronto, se ha cuestionado al eje sionista-imperialista desde el punto de vista político, militar, diplomático y hasta jurídico. Algo también impensable solo hace unos meses atrás. 

Las nuevas coaliciones y alianzas que se están produciendo entre países árabes y musulmanes de tres continentes y la búsqueda de estos por abrirse un espacio más allá de la región a través de acuerdos con otras instancias como la Organización de Cooperación de Shanghái, la Ruta de la Seda, el Corredor Norte-Sur y sobre todo los BRICS son expresión de una realidad novedosa, sobre todo cuando se está hablando de la región que ocupa el primer lugar mundial en producción de energía…y en la compra de armas. 

La cercanía cada vez mayor de estos países con Rusia y China y el papel más relevante que estas dos potencias están jugando como articuladores de procesos de negociación, y búsqueda de acuerdos en favor de la paz y la distensión, generan un nuevo momento en el planeta. 

El eje de esta situación fue el inicio de la operación “Diluvio de Al-Quds” por las fuerzas políticas y militares palestinas y su soporte por parte del eje de la resistencia a través de variadas manifestaciones concretas de solidaridad y apoyo, sobre todo de Yemen, Irán, el Líbano, Siria e Irak, así como de la mayoría de los pueblos árabes y musulmanes, a menudo en franca contradicción con sus gobiernos. 

Un gran influjo para que ello ocurriera, tuvo el acuerdo saudita-iraní para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, creando una situación mucho más ventajosa en la región para la lucha del pueblo palestino, aislando a Estados Unidos y al ente sionista.

A manera de conclusión pudiera señalarse que, vista la situación en la perspectiva planteada, se podría afirmar que se está avanzando hacia un sistema internacional inédito, jamás antes explicado e impensado incluso en el pasado más reciente. En un artículo en el periódico La Jornada de México, el laureado economista estadounidense Joseph Stiglitz opina que: ”Parece que Estados Unidos ha iniciado una nueva guerra fría”. 

Pero a diferencia de la del siglo pasado en el que el elemento ideológico era el ordenador de las relaciones internacionales, Stiglitz afirma que ante la hipocresía estadounidense que sustenta sus puntos de vista en una supuesta defensa de la democracia, la de ahora “…hace pensar que, al menos en parte, lo que está en juego aquí es la hegemonía global más que una cuestión de valores”.

La avalancha de eventos internacionales de diferentes características durante los últimos meses, dan cuenta de la intensidad con la que se están moviendo los principales protagonistas en el escenario internacional y la vorágine de gestiones en las que se ven envueltos. Es necesario tomar cartas en el asunto en este mundo tan caótico y en plena efervescencia en la que el imperio arrecia su agresividad mientras se debate en una crisis multisectorial de la que -según lo visualizan- solo pueden salir solo a través de la guerra y un conflicto permanente que le asegure incrementar sus ingresos por la vía de su principal industria: la de la producción y venta de armas.

Así, llegamos a esta situación original y extraña enmarcada en la posibilidad de esa nueva guerra fría de la que habla Stiglitz. Lo novedoso es que la bipolaridad se manifiesta de manera diferente. Por una parte el polo occidental autodenominado “comunidad internacional” configurado por el 11% de la población del planeta y alrededor de 54 países del norte global, que funciona hacia el interior en términos unipolares con Estados Unidos actuando de forma hegemónica y teniendo a Europa, Australia, Nueva Zelanda y Japón como subordinados obedientes, incluso en desmedro de sus propios ciudadanos.

El otro polo, configurado por la gran mayoría de la humanidad se ha propuesto construir un gran ambiente multipolar en el que puedan participar varios centros de poder mundial en un espacio de cooperación y ayuda que ya se puso de manifiesto en el combate a la pandemia. 

En este ámbito de confrontaciones y definiciones, se coteja la validez y persistencia de un derecho internacional construido tras siglos de búsqueda de la paz en el planeta versus la propuesta estadounidense de establecer “un sistema internacional basado en reglas” como forma de imposición unilateral de su lógica imperial. En este punto ya no se sabe cuál será el papel de la ONU en el futuro. Si sigue existiendo, habrá que definir, en qué condiciones lo hará, cuando observamos que la OTAN se ha apoderado de la principal organización multilateral del planeta. 

www.sergioro07.blogspot.com

(*) Colaborador habitual de Dossier Geopolitico desde Venezuela

ENTREVISTA: Discurso de Milei ante Congreso argentino remite a Consenso de Washington, afirma académico

BUENOS AIRES, 3 mar (Xinhua) — El reciente discurso del presidente argentino, Javier Milei, ante el Congreso de la Nación reunido en Asamblea Legislativa remite al Consenso de Washington, adoptado por países de América Latina en la década de 1990, afirmó el pasado sábado el académico argentino Sebastián Schulz.

El experto abordó en entrevista con Xinhua las palabras presidenciales, que incluyeron el llamado a establecer un «nuevo pacto fundacional» en Argentina a través de diez lineamientos, en su mayoría de naturaleza económica, presentados por el mandatario durante la apertura del 142° período de sesiones ordinarias del Congreso.

«El presidente Milei pronunció un discurso en el que hizo énfasis en la ratificación de su modelo liberal de gobierno, volvió a criticar a la ‘casta política’ que se opone a sus medidas y rechazó cualquier intervención del Estado en la economía nacional», dijo Schulz.

El experto, que es investigador en el Centro de Investigaciones en Política y Economía (CIEPE) de la Red Clacso, basado en Buenos Aires, planteó que «frente al negativo impacto social que vienen teniendo sus medidas económicas, Milei dio un discurso pensando en la gente, con el objetivo de darle legitimidad a sus políticas de ajuste».

«De hecho, continuó con su estrategia de romper protocolos históricos en la política nacional, al pronunciar su discurso en el ‘prime time’ televisivo de las 21:00 hora local del viernes, cuando este acto protocolar siempre se hizo en horario del mediodía», dijo el analista.

Schulz señaló que el mandatario argentino «no hizo ningún tipo de mención al ajuste brutal de las tarifas de servicios públicos, como agua, luz y transporte, que se realizaron en sus primeros meses de gobierno, ni tampoco al congelamiento de los salarios reales».

«Es decir, no habló de los problemas sociales que aquejan a la mayor parte de la sociedad, sino que su discurso estuvo centrado en denunciar a la oposición política por ‘poner palos en la rueda’ a sus políticas», añadió el entrevistado.

Los lineamientos propuestos por Milei a las provincias de Argentina constan de 10 puntos que refieren a la «inviolabilidad de la propiedad privada», un «equilibrio fiscal innegociable», la «reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25 por ciento del Producto Bruto Interno» y una «reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio».

Además, incluyen la «rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual», un «compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país», una «reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal» y una «reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación».

El pacto propuesto por Milei menciona también una «reforma política estructural que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados», y la «apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global».

«Milei intentó mostrar una actitud dialoguista, proponiendo la firma de un pacto de gobierno con todos los gobernadores del país, pero aclaró que si no se aprueba su paquete de leyes de ajuste, habrá consecuencias, como por ejemplo, el desfinanciamiento a las provincias», mencionó el académico.

El investigador señaló que Milei realizó en su mensaje un diagnóstico de la herencia recibida y mencionó «a la ‘casta política’ que rechaza sus reformas y al Estado como responsables de la crisis económica que atraviesa el país, ejes discursivos que fueron los que lo llevaron a la presidencia de la nación en 2023».

«Estos ejes tienen todavía alguna legitimidad en un sector de la población y le permiten a Milei avanzar con su plan de ajuste, aunque la viabilidad del mismo está siendo jaqueada cada vez más por la realidad de un aumento exponencial del costo del nivel de vida, el creciente desempleo y la parálisis de los salarios», observó el experto.

En la visión de Schulz, el «Pacto del 25 de Mayo», propuesto por Milei ante la Asamblea Legislativa, «tiene, sugerentemente, una gran similitud con los 10 puntos del Consenso de Washington de los años 90. Es, en líneas generales, un plan de ajuste típico del modelo neoliberal, que incluye un achicamiento del Estado de sus funciones sociales, un avance de las privatizaciones de las empresas estratégicas del Estado, la reforma laboral y del sistema previsional, y la apertura indiscriminada de la economía, entre otras cuestiones».

Así, según el experto, «el mandatario ratificó su decisión de profundizar el plan de ajuste estructural de la economía argentina, lo que tiene consecuencias principalmente en los sectores medios y bajos».

«La decisión de bajar prácticamente a cero el gasto público en salud, educación, ciencia y tecnología, y los planes sociales para desocupados, impacta fuertemente, con una merma de la calidad de vida de la población, y seguramente genere un aumento de la desocupación, la pobreza y la exclusión social», advirtió el experto.

Consultado sobre el grado de viabilidad del pacto propuesto por Milei a las provincias, el entrevistado consideró que «para poder aprobarlo, el Gobierno seguramente deberá flexibilizar algunos puntos importantes para obtener un mínimo consenso de la oposición».

«Recordemos que La Libertad Avanza, el partido de Milei, está en minoría en ambas Cámaras legislativas, y no tiene ningún gobernador propio, por lo que si quiere gobernar mediante el consenso deberá apelar al diálogo con el resto de los sectores y matizar varios de los puntos planteados», dijo el analista.

Schulz añadió que el mensaje presidencial no incluyó comentarios de política exterior, como la cuestión de las Islas Malvinas, cuya soberanía Argentina reclama ante el Reino Unido, o temas propios del Mercado Común del Sur (Mercosur) o la Comunicación de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

«Esas omisiones muestran que el Gobierno argentino mantendrá un alineamiento, una alianza y a la vez una subordinación a las potencias liberales occidentales, con Estados Unidos a la cabeza», advirtió el experto.

El académico argentino Sebastián Schulz. es miembro y colaborador de Dossier Geopolitico

FUENTE Xinhua https://spanish.news.cn/20240304/2cd29e363be64cfe84720f9cbd8d343d/c.html

Por Enrique Lacolla de su sitio Web PERSPECTIVA

Javier Milei y las fuerzas que lo manipulan amenazan la unidad nacional. Aunque el proceso apenas se inicia, tiene una potencialidad muy peligrosa y debe ser combatido sin cuartel.

El autoritarismo necesita de fuerza para hacerse valer. De lo contrario se reduce a un gesto ridículo: a un ordenancismo estentóreo pero vacío. Los tweets que prodiga el primer mandatario a altas horas de la noche para invectivar a la “casta” o a cualquiera de los que considera sus enemigos; su ejercicio del poder en base a decretos de “necesidad y urgencia” que son verdaderos mandobles contra el bolsillo de los más necesitados, y sus poses –que incluyen salir al balcón de la Rosada, como orondo amo de casa, al lado del secretario de estado norteamericano para mostrarle la plaza y saludar a una multitud imaginaria- generan estupor y asombro. También excitan una propensión a la burla que habita el carácter nacional y que tiende a quitarle importancia a todo, como si la vida y la historia constituyesen una gigantesca broma.

Y bien, este último rasgo es tan inquietante como la torsión vesánica que se percibe en la actuación o sobreactuación de Javier Milei. Porque el país se está yendo al demonio y buscarle el costado cómico a lo que está pasando sin reparar en lo grave de los daños que se le están infligiendo y en lo insuperable que pueden llegar a ser, implicaría empezar a perder una batalla que todavía no se ha librado y que debería comprometer a todos los “argentinos de bien”. Para recurrir a una figura que acuñó Milei, pero que en este caso no apunta a realzar a una clase o raza de gente que se supone excelsa y se eleva por encima de otras (así sea parándose en puntas de pie) sino a quienes sienten al país como un todo, se reconocen como argentinos sin distinción ideológica y no quieren que ese todo se vaya al abismo.

El odio cainita que hace de contrapeso (o es más bien su complemento necesario) al humor cínico que mencionábamos antes, es en buena medida responsable de que estemos como estamos. Las luchas entre unitarios y federales en el siglo XIX; o entre la aspiración a constituir una sociedad autónoma, y la voluntad de aferrarse a un modelo que perpetuase la configuración dependiente que dio a la oligarquía y a su clientela una vida privilegiada bajo el paraguas de la semicolonia británica, constituyeron el trazo grueso de la grieta que nos ha dividido; pero aun allí se conservaba cierto respeto en lo referido a las fronteras nacionales, que el bando federal había sabido conseguir. Porque, aunque parezca mentira, lo que estamos viendo en este momento es el esbozo de la reedición de una lucha que se supuso cerrada con la revolución 1880. Asistimos a las primeras pulsiones centrífugas que apuntan a una virtual partición del país. Y ello debido fundamentalmente a la degeneración, quizá definitiva, de la clase poseyente que se benefició con el crecimiento deforme de la nación.

¿De qué otra manera puede evaluarse la aparición de un documento suscrito por los gobernadores patagónicos y firmado en nombre de las Provincias Unidas del Sur? ¿Y por qué no lo juzgamos disparatado? Pues porque es una reacción del país interior ante el desmanejo que se promueve desde el poder central. Este impulsa un ajuste que implica un reordenamiento económico arrasador de todo lo que se ha construido hasta hoy y que remata la trabajosa recuperación que se venía verificando después que la gestión Macri-Caputo endeudase al país hasta las calendas griegas. Los encargados de operar este proceso son los mismos que habían gestionado la timba financiera para enjugar la cual se hubo de contraer la deuda.

No es solo la chifladura de Milei, con sus amenazas y cortes de subsidios y coparticipaciones, lo que promueve el actual desbarajuste. Es la insania que deviene de la perspectiva angurrienta y deliberadamente miope de los operadores de la City, de los lobbies bancarios y empresarios, de los oligopolios agroexportadores y de algunos medios de comunicación de masas, que juegan la partida que conviene al sistema-mundo.

Es decir, al conglomerado que intenta monopolizar la tecnología, las finanzas, el acceso a los recursos naturales del planeta, la fuerza militar, las armas de destrucción masiva y la desinformación: ya sea la que se vierte a través de las grandes agencias de noticias o la que circula torrencialmente por medio de la manipulación de las redes sociales.

Este conglomerado se sitúa en un plano impreciso, en una selva de siglas que etiquetan a organismos internacionales que no han sido votados por nadie y que jamás se someten al escrutinio público. Su objetivo es la disolución de los estados nacionales, de las defensas tras las cuales mal que bien los pueblos pueden sentirse contenidos y proveerse de recursos para la defensa de sus intereses. El nombre de anarco-capitalismo le cuadra bien siempre y cuando desenganchemos la palabra anarquía del carácter individualista que le diera la tradición de las luchas sociales y lo remplacemos por el del accionar absorbente de la concentración capitalista, signada por su naturaleza a aplastar a los más débiles en aras del beneficio del más fuerte.

 No quiero dramatizar en exceso y dar a entender que la Argentina se encuentra al borde de su disolución. No es así. Pero sí resulta evidente que si no se toma en serio el camino que se ha comenzado a recorrer, ese riesgo va a crecer. La crisis mundial se pronuncia y no nos va a ignorar. El mundo multipolar que está comenzando a tomar cuerpo constituye una amenaza mortal para el sistema y este, si sigue en pie, va a intentar aferrarse a lo que le queda. La Argentina ha venido de motu proprio a situarse en ese lugar. Milei imita a sus perros y menea su melena ante los poderosos para que no olviden que se encuentra a su disposición.

¿Tendrán los pueblos que se encuentran comprendidos en el sistema opresor los recursos necesarios para forzar un cambio de rumbo en la carrera hacia el báratro que las fuerzas que los orientan han asumido? ¿O se proseguirá por esta vía hasta desembocar en otra Edad de Hierro?

En la batalla mundial que se está fraguando, la Argentina tiene un papel que jugar. Dispone de enormes recursos y de una posición geoestratégica importante por su proyección a la Antártida y por encontrarse a caballo entre los océanos Atlántico y Pacífico. La guerra de Malvinas no fue el capricho de un presidente borracho: aprender algo de geopolítica no le vendría mal a nuestro progresismo ilustrado. Argentina cuenta con enormes reservas de agua dulce, con una inmensa riqueza ictícola y agropecuaria, y con reservas minerales entre las cuales el gas, el petróleo y el litio brindan un póquer de ases, que la ponen entre las gemas que al imperialismo le gustaría conservar. Pero para eso el imperialismo y los parásitos que se ponen a su servicio, tienen que deshacerse, no de los excedentes poblacionales, porque estos no existen aquí, sino de las posibilidades de que sus habitantes puedan mejorar sus aptitudes y adueñarse de su destino. Argentina ha poseído tradicionalmente un elevado nivel educativo, ahora en proceso de deterioro por el ataque sin tregua de sus detractores, que lo han bombardeado durante décadas. Terminar con esta capacidad es el objetivo maestro tanto del presidente Milei como de las fuerzas que lo rodean. Estas se encuentran a la expectativa de si bastará con sostener al clown para que cumpla con su cometido o si habrá que sustituirlo por alguien más presentable si se revela incapaz de dominar a sus demonios y naufraga en el caos que él mismo está generando.

Cómo evolucionarán las cosas en las próximas semanas y meses no cosa fácil de pronosticar. De una cosa podemos estar seguros, sin embargo, y es que no es posible quedarse sentados a ver como este anarco-capitalista pone en práctica su plan. Si es que puede llamarse plan a una salva de misiles de “necesidad y urgencia” con los que se propone gobernar. O, más bien, desgobernar.

Que la Argentina cuente como sujeto consciente de sí mismo o que deje sus riquezas y su proyección geoestratégica a merced del primer venido, es importante para los poderes que se aprestan a medir sus fuerzas a nivel mundial. La cuestión está en saber si también lo será para nosotros.

FUENTE: https://www.enriquelacolla.com/sitio/notas.php?id=788

Cuando el río suena, es porque trae agua. El gobierno de Javier Milei quiere firmar los «Protocolos Adicionales» del TNP, y el resultado será la muerte del Mercosur.

Pero vamos por partes. El TNP es el Tratado de No Proliferación de 1968. Establece que hay cinco países con armas atómicas que integran el Consejo de Seguridad Permanente de las Naciones Unidas. A esos cinco no se les puede hacer ninguna inspección de arsenales nucleares. 

Luego está el resto de los países signatarios, que reciben inspecciones nucleares sorpresivas. Son frecuentes y profundas cuando tienen programas atómicos pacíficos, y mucho más aún si tienen cierta independencia tecnológica, vale decir si no compran y en cambio diseñan reactores y/o centrales de potencia, si enriquecen uranio o si fabrican agua pesada. Los inspectores tienen autoridad «Full Scope», es decir pueden acceder a todos los laboratorios e instalaciones. Brasil y Argentina hacen todo eso.

El encargado de las Naciones Unidas que ejercer el poder de vigilancia del TNP es el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dirigido hoy por un argentino, el embajador Rafael Grossi.

Desde 1968 a 1995, ningún gobierno argentino, fuera militar o civil y sin importar de qué partido, quiso firmar el TNP. Brasil tampoco, y por lo mismo. Es totalmente asimétrico, y una pérdida importante de soberanía científica, tecnológica e industrial. Como resumió alguna vez y con elegancia el embajador Julio César Carasales, radical, el TNP es el desarme de los desarmados.

Brasil tampoco quiso firmarlo. Sus gobiernos militares mantuvieron dos programas nucleares, uno civil y orientado a la energía y aplicaciones nucleares, y otro llamado «Paralelo», supuestamente secreto pero a voces, y que se orientaba a desarrollar bombas nucleares. 

Como cada fuerza armada tenía su propio programa paralelo, Brasil tenía cuatro programas nucleares a falta de uno, el Oficial y el Paralelo, como nuestro dólar. Pero como los paralelos no eran cooperativos entre sí sino más bien cerrados y competitivos, no parecen haber logrado nada fuera de despilfarrar recursos económicos y científicos.

Entre 1968 y 1984, la relación entre Brasil y Argentina estuvo muy envenenada por la desconfianza sobre el uso del Paraná. Los brasileños, dueños absolutos de la alta cuenca de ese río gigante, terminaron construyendo sobre el mismo más de 40 represas, la mayor de las cuales es Itaipú. 

Los militares argentinos suponían que en caso de conflicto el Paraná podía ser usado como arma: dejar el río en seco, aguas abajo de Itapú, o liberar decenas de embalses en forma simultánea, y anegar todas las ciudades costeras argentinas en la onda de crecida. Militarmente hablando, no es una hipótesis descabellada. Lo descabellado sería entrar en guerra otra vez con Brasil. En el siglo XIX tuvimos tres, y no se puede decir que hayamos ganado ninguna.

Pero en el Cono Sur los secretos son difíciles de mantener, incluso si son secretos a gritos, como el de Brasil. Durante ese período, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), dirigida en general por contraalmirantes o almirantes, discutió más de una vez si valía la pena desarrollar un programa nuclear armamentista y secreto. Optó por no hacerlo porque aquí no hay secreto que dure mucho, pero sobre todo para no desatar una carrera armamentista regional desaforada con Brasil y con Chile. 

La CNEA se concedió únicamente el «caveat» de que si se verificaba que los brasileños estaban cerca de la bomba, no habría más remedio que ponerse a la par. En realidad, con un programa nuclear basado en la investigación y el desarrollo propios, la CNEA tenía los recursos humanos como para alcanzar y pasar a Brasil caminando. Era nuestra única fortaleza, pero una decisiva. Educación pública desde la primaria a la universidad, y por ende un país lleno de ingenieros.

Y es que los brasileños habían encarado el átomo, tanto en sus aspectos pacíficos como en los otros, por el lado de la transferencia de tecnología. Así encararon su desarrollo metalmecánico e industrial, y con éxito. Pero en un asunto tan estratégico como el nuclear, los miles de pequeños secretos de la tecnología no te los vende nadie, y si lo hacen, te dan gato por liebre, como le pasó a Brasil cuando la República Federal Alemana les vendió, y bien caro, un sistema de toberas para enriquecer uranio que sencillamente no funcionaba. Esa miríada de secretitos, especiamente en ciencia de materiales, los aprendés vos en tus propios laboratorios. Eso nos daba una ventaja impresionante en los sesenta y setenta, y no tanto en equipamiento o en fondos, sino en recursos humanos.

La CNEA no podía decidir sobre estas cuestiones, pero sí aconsejar a los presidentes de la Nación, que en general eran militares, o gobiernos civiles atados con piolines. Pero el prestigio de la CNEA era enorme, los presidentes escuchaban y el resultado fue que nunca hubo ni un intento de bomba atómica argentina. ¿Y por qué? Porque la podíamos hacer de la noche a la mañana, PERO NO NOS CONVENÍA. Las carreras armamentistas nucleares son caras: le costaron la existencia a la URSS, y devoran desde hace medio siglo las economías de la India y Pakistán.

El mejor mensaje para darle al mundo era el argentino: «Usamos el átomo para mejorar la calidad de vida y la de la industria en nuestro país. No tenemos la bomba porque no queremos, no porque no podamos. NO NOS JODAN».

Esta leve ventaja nuestra los militares brasileños también lo sabían y no les hacía maldita la gracia. Pero en medio de tanta rivalidad, supieron negociar con nuestros propios militares un acuerdo tácito, jamás escrito, de no firmar el TNP, y de excusarse angelicalmente ante los EEUU de no hacerlo dado que sospechaban del país vecino. El mismo libreto. 

Eso dio buenos resultados hasta que volvió la democracia a ambos países y de modo muy contundente, aunque por distintas causas. El último marino en dirigir la CNEA, el contraalmirante y reactorista nuclear Carlos Castro Madero, se encargó de comunicar al mundo que la Argentina había desarrollado una minúscula planta de enriquecimiento de uranio en la quebrada de Pilcaniyeu, perdida en medio de la estepa rionegrina, a 60 kilómetros de Bariloche pero casi inaccesible por los malos caminos.

Esto se reveló a fines de 1983 y tras nuestra derrota en Malvinas. A la OTAN le agarró terror. Al cuete, porque la planta de PIlcaniyeu era deliberadamente chica y atrasada, y no había modo en que pudiera enriquecer suficiente uranio a un valor suficientemente alto como para hacer la bomba. Una fotografía satelital bastaba para confirmarlo.

Doblemente al cuete, porque «Pilca» se construyó reactivamente, debido a la prepotencia irracional y territorial de los EEUU. En 1981, cuando la CNEA le vendió a Perú dos reactores nucleares, uno de investigación y otro de producción de radioisótopos, decidió que éramos un país proliferador y nos declararon embargo de uranio enriquecido. Es decir, rompieron contratos de abastecimiento que garantizaban nuestros reactores de investigación y radioisótopos médicos durante décadas.

Pilca todavía hoy tiene el tamaño y las capacidades justas como para decirle a la mafia mundial del enriquecimiento de uranio que nos vendan libremente, no sea cosa de que tengamos que hacer una planta mejor. Los recursos humanos los seguimos teniendo. La plata, no. Pero ya se sabe, la plata viene y va.

Hábil en diplomacia, antes de dar la noticia al mundo Castro Madero fue autorizado por Presidencia para pedir una conversación telefónica con el entonces presidente de Brasil, el general Joao Figueiredo, para anunciarle la existencia de Pilca, y de sus limitaciones. Figueiredo era de Inteligencia. Se rió y felicitó a Castro Madero. Y así quedaron las cosas. 

Y luego, con alguna diferencia cronológica y por causas sumamente distintas, ambos países volvieron a ser democracias representativas y bastante apegadas a sus constituciones nacionales. Ya no alcanzaba con un guiño entre milicos para no firmar el TNP, y la presión de los EEUU era enorme.

Fue entonces que el embajador Adolfo Saracho, creador de la Dirección de Asuntos Nucleares y Desarme, pergeñó una estrategia dramática: invitar al presidente Jose Sarney a visitar Pilca, con todo el acompañamiento científico y militar que quisiera, y acceso pleno. Al canciller Dante Caputo la idea le encantó y también a Alfonsín: la idea era buena, garantizaba la paz, y además era un relanzamiento de imagen de su gobierno, ya bastante desgastado.

Lo que siguió fue el ABACC, que en la práctica empezó a funcionar mucho antes de que se pulieran los detalles en los papeles. En 1991, cuando finalmente se firmaron, hacía años que mandábamos y venían inspectores científicamente capacitados y tecnológicamente equipados. 

Imposible no decir que sin Saracho y sin ABACC jamás hubiera ocurrido algo tan insólito como el Mercosur, la primera alianza aduanera y económica de Sudamérica que, más allá de sus logros, no es un circo diplomático armado por el State Department.

Y así siguieron las cosas, cada cual en su casa y Dios en la de todos, como decía Sancho Panza, hasta que sobrevino Carlos Menem. Entre las muchas cosas que rompió,  firmó el TNP sin avisarle siquiera a Brasil. La relación nuclear con los primos, construida por Alfonsín y Sarney desde 1987, se nos fue al bombo durante muchos años. Nunca nos van a perdonar. 

El ABACC se creó justamente para no tener que firmar el TNP. Brasil inspecciona a la Argentina y la Argentina a Brasil, y nada más. El Consejo de Seguridad Permanente de las Naciones Unidas, formada únicamente por EEUU, Rusia, China, Francia e Inglaterra, está pintado en la pared. No nos inspecciona. Da por buenos los informes del ABACC, y chau.

Ése fue el formato original del ABBAC creado por las cancillerías de Alfonsín y Sarney, y éste es el documento que se firmó en 1991. Brasil garantiza que Argentina no prolifera, y viceversa. Terceros, afuera. Especialmente los grandes proliferadores exentos de toda inspección, es decir los cinco países armamentistas del Consejo de Seguridad Permanente. 

La posición conjunta del ABACC fue que, por supuesto, no se firmaba el TNP por considerarlo un documento asimétrico, y de yapa, anacrónico. Hoy los países con armas nucleares son nueve, le guste o no al Consejo de Seguridad Permanente. Y las potencias económicas, diplomáticas y militares emergentes son otras: las del BRICS ampliado. De modo que el actual Consejo de Seguridad representa al mundo de los años ’50, pero no el de hoy. 

En ese cuadro de grandes cambios históricos en la correlación de poder, el ABACC era un «TNP for two». Y un modelo a seguir por otros países del entonces llamado Tercer Mundo.

Durante un tiempo los EEUU se tuvieron que contentar con esa situación y sonreir. Pero en 1989 se derrumbó la URSS y en 1995 los EEUU se habían vuelto la única superpotencia del planeta. En el cuadro de sometimiento unilateral de las «relaciones carnales», la Cancillería Argentina firmó el TNP, sin siquiera avisarle previamente a Itamaraty.

Mala idea.

Las inspecciones recíprocas del ABBAC sin embargo se mantuvieron, pero en un nuevo formato absurdo. Brasil y la Argentina se controlan entre sí, como siempre, pero arriba está el OIEA que controla a ambos, y controla… el control. Se lo llama «Acuerdo Cuatripartito» porque a los gobiernos de ambos países añade dos partes: el ABACC y el OIEA. Ese organismo de la ONU está controlado por EEUU «ab initio» desde los ’50, pero en 1995 y con ese país puesto en el rol de superpotencia única, no quieras ver.

El Cuatripartito es una fantochada diplomática armada y/o tolerada piadosamente por Brasil. Finge que todo sigue como antes de que Menem firmara el TNP unilateralmente, y obligara así a firmar a Brasil. Brasil tuvo que hacerlo para no quedarse atajando solo en Sudamérica la presión de los EEUU. ¿Quién los paraba a los autodenominados americanos en aquellos años?

Pero si hay un medidor objetivo del enojo brasileño es que desde 1995 no tuvo lugar ningún programa tecnológico conjunto en el área nuclear. Nos vendieron el enriquecido para el CAREM, les vendimos la ingeniería del reactor RBM, punto. Nada más. En enriquecimiento de uranio, los primos avanzaron solos y lo hicieron técnicamente muy bien, con ultracentrifugadoras, un sistema mucho más moderno que el de Pilca, la difusión gaseosa. Eran tiempos de Lula y de CFK, buena onda entre gobiernos. Pudimos haber avanzado juntos en enriquecimiento por láser, algo aún más futurista, pero nada.

En el diseño del motor de su primer submarino nuclear, pasó lo mismo. Y ésa es un área en que tenemos la ventaja de ser diseñadores de reactores desde 1958, y de haber construido el 40% de nuestra primera central nucleoeléctrica, el 55% de la segunda, y el 90% de la tercera. Un motor naval nuclear es una centralita de entre 20 y 300 MW, construida en muy poco espacio. De centrales sabemos. Pero los primos brasucas no nos dieron bola. Y qué decir del CAREM, la central nuclear compacta argentina: en sociedad con Brasil, ya la estaríamos usando y exportando. A espaldas únicamente de la flaca economía argentina, todavía estamos construyendo el prototipo.

En esta conducta hay un componente histórico importante. Brasil fue un imperio antes de volverse un país, y eso no se olvida. También hay un componente geográfico: ese país que antes fue imperio hoy abarca el 50% de la superficie de Sudamérica. Pero por último aunque en primer lugar, está también el hecho de que firmamos con ellos un ABACC para no tener que firmar el TNP, y los traicionamos.

Ahora el OIEA sugiere gentilmente que firmemos los Protocolos Adicionales al TNP, redactados en 1997. En lugar de inspeccionar los sitios nucleares de la Argentina, esto habilita al OIEA a inspeccionar presuntos robos de material físil en TODO el territorio argentino. Ninguna puerta les queda cerrada a los inspectores.

Lo de todo el territorio me preocupa mucho. Ya me resulta intragable que los EEUU, que hemos derrotado en toda licitación de reactores salvo una (Tailandia), pueda acceder a cada detalle del RA-10 (ya quisieran tener uno así), o a la central compacta CAREM, un SMR cuyo diseño copiaron de sobra. Y aún así no están construyendo ningún reactor parecido y nosotros sí. 

Pero «full scope» sobre todo el territorio argentino implica demasiadas cosas. ¿Las universidades y laboratorios no nucleares también? ¿Los lugares donde diseñamos y fabricamos satélites y cohetes también? ¿Las empresas de biotecnología también? Puerta que les cerremos es denuncia ante el OIEA de que estamos «proliferando». Y luego te apilan sanciones de comercio exterior como para aniquilarte. Eso no va a suceder inmediatamente, pero sí en cuanto la Argentina -obviamente no con este gobierno- intente volver al BRICS ampliado, o reconstruir con industria propia su equipamiento militar convencional.

Un buen régimen de inspecciones obligatorias será excelente para nuestras industrias avanzadas. Tan provechoso como la munición para el pato. Bueno, las industrias que quedan…

Pero blanco sobre negro, una segunda puñalada diplomática por la espalda a Brasil firma el acta de defunción del Mercosur. Es exactamente lo que se busca.

Los Protocolos Adicionales no se deben firmar.

Daniel E. Arias

ooooo

Preservando la relación nuclear con Brasil

Hay restos arqueológicos que dan cuenta de actividades de cooperación nuclear entre la Argentina y Brasil, que se remontan a 1960. Sin embargo, visiones rivales que enfrentaban a ambos países por entonces y controversias irresueltas sobre la disposición de los recursos hídricos, impidieron hasta entrados los años ‘80 la firma de algún instrumento amplio sobre los usos pacíficos de la energía nuclear.

En la materia había cuestiones en las que lo natural era que trabajaran (parcial o totalmente) en conjunto: la producción de radioisótopos por ciclotrón, el desarrollo de patrones isotópicos, la protección radiológica, la seguridad nuclear, el reciclado de elementos combustibles, los proyectos energéticos.

Así las cosas, se fueron poniendo en práctica diversos mecanismos bilaterales de cooperación, dirigidos tanto a promover el desarrollo como a fortalecer la confianza mutua y transmitir a la comunidad internacional que ninguno de los dos países intentaba desarrollar o producir armas nucleares. Esto, a su turno, reforzaba la capacidad individual y conjunta en materia nuclear: siempre es bueno recordar que el régimen de no proliferación es asimétrico y que, por lo tanto, las naciones del Sur deben asegurarse un poder negociador básico.

El primero en magnitud fue el acuerdo celebrado en Guadalajara, México, en vigor desde el 12 de diciembre de 1991, luego de su ratificación por los Congresos brasileño y argentino. Cabe destacar que tal ratificación resultó en la promulgación con fuerza de ley de lo establecido en el Acuerdo, ley que es de cumplimento obligatorio y común en Brasil y en la Argentina.

El Acuerdo Bilateral establece un mecanismo de salvaguardias totales y crea el Sistema Común de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (SCCC) y la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), cuya función es administrar y aplicar el SCCC. Una salvaguardia, en el derecho internacional, es una medida que adopta uno o más países para proteger a su sector productivo nacional frente a un aumento de las importaciones de determinados productos que le causan o amenazan causar un daño grave.

Tanto Brasil como la Argentina tienen acuerdos de salvaguardias vigentes con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) desde los años sesenta y setenta, derivados de acuerdos de cooperación que Brasil había firmado con Estados Unidos y Alemania, y la Argentina con Estados Unidos, Alemania, Canadá y Suiza. Estos Acuerdos, tipo INFCIRC 66, contemplan los casos de cooperación y no abarcan los materiales nucleares involucrados en los programas autónomos de cada país, que actualmente, como consecuencia de las salvaguardias totales establecidas por el Acuerdo Bilateral, están sometidos al SCCC y son verificados y controlados por la ABACC. Por otra parte, y sobre la base del Acuerdo Bilateral, el 13 de diciembre de 1991 se firmó un Acuerdo Cuatripartito de salvaguardias entre la Argentina, el Brasil, la ABACC y el OIEA que hoy bajo la dirección general de un argentino, el embajador Rafael Grossi.

En esencia, los compromisos nucleares entre Buenos Aires y Brasilia han robustecido la democracia en ambos países, han contribuido a que América Latina se consolide como una zona de paz, han facilitado transformar una vieja cultura de la rivalidad, y han significado la concreción de una suerte de “ancla” que compele a los dos a evitar planes nucleares con fines militares. Este gran logro para nosotros, para la relación argentino-brasileña, para Latinoamérica e incluso para el mundo -pues no somos foco de proliferación-, se ha sustentado en principios compartidos y beneficios mutuos. La confianza y trasparencia alcanzadas no son producto de la filantropía, sino de la convergencia de objetivos e intereses.

Por ello, lo que estos párrafos pretenden subrayar es que, hoy más que nunca, en un escenario global turbulento e incierto, debemos preservar lo pactado con Brasil. Por ello, si Argentina firmara un acuerdo de salvaguardias adicionales de manera unilateral (aunque favorable a los propósitos de terceros países) no sólo se malograría severamente la relación con el vecino, sino que se estaría erosionando uno de los mejores y más acertados artefactos institucionales bilaterales y multilaterales que tenemos y que funcionan con seriedad. Cuando algo de esta naturaleza no trasciende, y no forma parte de los programas de chimentos, es porque está rindiendo buenos frutos.

Uno de los méritos de la política exterior democrática argentina en estas cuatro décadas ha sido eludir la improvisación o la sobreactuación en un tema tan sensible. Tenemos cuadros técnicos altamente calificados que han sido una especie de “disco duro” que ha logrado una continuidad poco habitual en nuestra diplomacia, en otros temas. Tenemos un acuerdo político amplio mediante el cual en materia nuclear, especialmente, con Brasil la clave es no innovar: refrendar lo ya alcanzado para garantizar una mayor efectividad futura.

No han faltado pedidos y hasta presiones internacionales para que, por ejemplo, Argentina y Brasil adhiriesen al llamado Protocolo Adicional de 1997. Quizás en alguna ocasión y por razones de conveniencia circunstancial se ha pensado en una adhesión unilateral del país a dicho instrumento, afectando un acuerdo tácito con Brasil de que si hubiera adhesión lo haríamos los dos. El oportunismo se puede convertir en un boomerang para la Argentina. Proceder así no solo dañaría severamente la relación bilateral con nuestro vecino, sino que de hecho levaríamos el “ancla” para que Brasil no se sienta obligado por los compromisos contraídos. Tal cosa, a su turno, afectaría nuestros intereses nacionales. Tampoco eso le conviene a las grandes potencias nucleares. En realidad no hay motivo alguno para que nosotros, para que Brasil, para que la OIEA e incluso para que Estados Unidos horademos, por acción u omisión, las acuerdos nucleares existentes entre Buenos Aires y Brasil.

La Argentina requiere de socios, amigos, acompañantes en esta hora de graves dificultades y grandes desafíos. Tensar, y muy probablemente, deteriorar nuestro vínculo con Brasil sería un despropósito. Procurar buenas relaciones con Washington no requiere estropear los lazos con otras naciones, menos aún con las más próximas. El unilateralismo -sin atributos de poder reales- es un tipo de comportamiento que nos resultará, más temprano que tarde, ruinoso.

Rafael Bielsa y Juan Gabriel Tokatlian

FUENTE: https://agendarweb.com.ar/2024/02/29/el-peligro-de-los-protocolos-del-tratado-de-no-proliferacion-nuclear/

¡¡ LA CASTA OCCIDENTAL TIENE MIEDO !! alerta Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico en su columna del Club de La Pluma, tras el Congreso de Seguridad de Munich, cuyo brindis final se ahogó con la caída de la fortaleza ucraniana de Avdíivka, generando pánico y desazón en la el mundo atlantista.

Un sombrío panorama cuando todo apunta a que les llega la hora a los anglosajones de pagar los platos rotos por aquella fatídica apuesta en los años 90 por el neoliberalismo y la guerra eterna, mientras se le desmorona el poder logrado tras la 2ª Guerra Mundial, con la alianza occidental agrietada y con una élites aterrorizadas y desubicadas ante el poderoso mundo euroasiático en alza, habiendo perdido el tren de la economía productiva y manufacturera y con su costosa estructura militar muy cuestionada por los errores estratégicos y por las derrotas históricas que se le acumulan. Los puntos claves que atormentan a los atlantistas serían:

  • El pánico generalizado por la evidente derrota de la OTAN en Ucrania, que hasta confirman los medios norteamericanos, en medio de caóticas retiradas y tremendas bajas que no tienen reemplazo, mientras el canciller Borrell sigue con sus delirios de “jardinero bélico”.
  • Por el fin del relato victimista de Israel y por su aislamiento y condena internacional junto a EEUU, además del retroceso del 20% de su economía a causa de sus crímenes en Gaza.
  • Por el colapso ante la falta de armas en la OTAN, que nunca tuvo una producción a la altura de una guerra tradicional y de desgaste como la planteada por Putin.
  • Por el fracaso estratégico de los estados mayores occidentales cuando provocaron la guerra con Rusia, al masacrar desde el 2014 la población eslava del Donbás.
  • Por el terrible precio de los 14 paquetes de sanciones que Europa aplicó a Rusia y que fueron “un tiro en el pié” a su economía y a su estado del bienestar, tras el sueño húmedo de trocear Rusia e ir a por China.
  • Por el pánico en la UE, luego de abandonar por décadas su propia producción de armas y ante las amenazas de Trump sobre el incierto futuro de la OTAN.
  • Por el terrible daño que sufre la economía occidental ante los ataques directos de Yemen en el Mar Rojo, al que solo pueden responder con acciones a distancia.
  • Por la crisis interna y múltiple en el propio EEUU, con la candidatura de Biden en el aire y con la justicia tratando de proscribir a Trump.
  • Por el avance de los Brics. Por el liderazgo de Lula. Por el poder del renovado G20. Por la pérdida del dominio global del dólar. Por el auge de la Organización de Cooperación de Shanghai.
  • Por la creación en Moscú del Foro Internacional de las Naciones, que convoca a las naciones del sur global a luchar contra el moderno neocolonialismo occidental.

Además, en su audio, menciona a los “Neocons” de Trump, Bannon, Bolsonaro, Milei o Macri. A los cuales, la “Argentina Oficial” de hoy ha adherido con su actual desvarío ideológico y posicionamiento internacional

Eduardo Bonugli (Madrid, (25/02/24)

ANEXO ANALISIS DE CARLOS PEREYRA MELE Y LA REUNION DEL G20 EN RIO PARA RT

Lavrov se reúne con el presidente de Brasil
La reunión se celebra en Brasilia, adonde Lavrov viajó tras concluir la reunión de ministros de Asuntos Exteriores del G20 en Río de Janeiro.

VER EN SITIO DE RT: https://actualidad.rt.com/actualidad/500057-lavrov-reunirse-presidente-brasil

Por Redaccion de Geoestrategia.es

Un artículo publicado en el medio británico ‘Financial Times’ sostiene que el optimismo respecto a Ucrania que reinó en la Conferencia Internacional de Seguridad de Múnich —apodada el Davos de la defensa— del año pasado, ahora se ha transformado en «una tristeza incesante», en medio de las constantes derrotas del Kiev en el campo de batalla.

«Pero incluso antes de que se iniciara la conferencia, las perspectivas para Ucrania se estaban deteriorando, cuando los republicanos en el Congreso [de Estados Unidos] bloquearon un paquete de ayuda militar a Kiev, exacerbando una grave escasez de municiones críticas», se lee en la publicación.

Al respecto, señala el medio de comunicación, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, recibió con satisfacción los esfuerzos europeos para llenar el vacío provocado por el retraso de la ayuda estadounidense.

Sin embargo, el alto funcionario advirtió que la «magnitud y las capacidades militares» del país norteamericano son inalcanzables para el bloque bélico.

A lo anterior se suman las recientes declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump, que durante un mitin de campaña en Carolina del Sur criticó a los países de la OTAN que no aportan el 2% de su producto interior bruto al gasto en defensa, como se han comprometido.

«Uno de los presidentes de un país grande se levantó y dijo: ‘Bueno, señor, si no pagamos y somos atacados por Rusia, ¿nos protegerá?’, y le dije: ‘Tú no pagaste, ¿eres un delincuente?'», aseveró Trump al recordar un intercambio que supuestamente tuvo lugar en alguna reunión de la OTAN. «No, no te protegería«.

Según el FT, las críticas del exmandatario republicano se produjeron «en un momento en que los líderes occidentales ya estaban preocupados por lo que podría significar una posible segunda presidencia de Trump para el futuro de la alianza transatlántica y el apoyo occidental a Ucrania».

«Hay un elefante en la habitación de Múnich y se llama Donald. Debe estar riéndose tanto que no puede dormir«, dijo al respecto el ex ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, en declaraciones recogidas por el FT.

Por si fuera poco, el pasado 17 de febrero, un día después del inicio de la Conferencia Internacional de Seguridad de Múnich de este año, el recientemente nombrado comandante en jefe de las FFAA de Ucrania, Olexandr Sirski, anunció la retirada de las tropas de la ciudad de Avdéyevka.

En ese contexto, el medio asegura que el estado de ánimo de este año «contrasta marcadamente con el más optimista de 2023».

«El año pasado fue muy autocamplaciente, con tantas esperanzas puestas en la contraofensiva ucraniana«, declaró la directora del Fondo Marshall Alemán, Heather Conley. «Vamos a ver a Ucrania sufrir pérdidas en el campo de batalla, podríamos ver importantes ganancias rusas y a los ucranianos no les quedan municiones«, añadió.

El presidente del comité militar de la OTAN, el almirante Rob Bauer, reconoció que Occidente fue «demasiado optimista sobre el conflicto en 2023». En sus palabras, los aliados occidentales creyeron que si le daban municiones a los ucranianos y los entrenaban, ganarían.

Sin embargo, observó el medio, los discursos y debates públicos en Múnich giraron en torno a la preocupación sobre la forma de cubrir el déficit de armas en Ucrania.

«Rusia ha aprendido muchas lecciones [y] también está produciendo más municiones y equipos de los que podemos proporcionar colectivamente«, dijo el presidente checo y ex general Petr Pavel.

Además, los discursos de varios líderes, sostiene el FT, estuvieron marcados por la sensación de que solo algunos países de Europa han estado haciendo todo lo posible por Ucrania, mientras que otros no.

Por ejemplo, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, criticó que no hay una sensación de urgencia respecto a la situación en Ucrania y aseguró que Copenhague «ha donado todo su arsenal de artillería, pero todavía quedan municiones en Europa» que podrían enviarse a Kiev.

En total, desde el comienzo de la operación especial rusa en Ucrania fueron destruidos 571 aviones militares ucranianos, 266 helicópteros, 12.819 drones, 470 sistemas de misiles antiaéreos, 15.107 tanques y otros vehículos blindados de combate. Igualmente, según el Ministerio de Defensa ruso, fueron eliminados 1.222 vehículos de sistemas de lanzacohetes múltiples, 8.102 cañones de artillería de campaña y morteros, así como 18.837 vehículos militares especiales.

Le hicieron eco el secretario de Defensa del Reino Unido y el canciller alemán, Grant Shapps y Olaf Scholz, respectivamente, para quienes es necesario que todos los países den un paso al frente.

Con todo, el director del Instituto Freeman Spogli de Estudios Internacionales de la Universidad de Stanford y exembajador de Estados Unidos en Moscú, Michael McFaul, aseguró que hay un «verdadero sentimiento de frustración» entre los ucranianos.

La OTAN ya se pelea por los contratos militares

Francia, Grecia y Chipre han bloqueado la compra de proyectiles de artillería y la compra de drones turcos Bayraktar para Ucrania. Se produce un escándalo: dos países de la OTAN, Francia y Grecia, se oponen a los intereses de otro miembro de la Alianza del Atlántico Norte, Turquía.

Francia tiene sus propios intereses: quiere recibir pedidos para su complejo militar-industrial en un momento en el que la actividad empresarial en el país cae por octavo mes consecutivo.

Grecia tiene una posición especial hacia Rusia y varios empresarios griegos están ayudando a los rusos a eludir las sanciones. En Chipre reina la decepción: allí no se observaron ventajas tras la decisión de adherirse a las sanciones contra Rusia. Los rusos abandonaron la isla en masa, cerrando sus cuentas, lo que afectó la facturación de las tiendas y restaurantes chipriotas.

Y la lucha en el campo de la OTAN no hace más que empeorar. La publicación europea Politico informa que la UE se está preparando para imponer sanciones a varias empresas turcas por suministrar productos de doble uso a Rusia. Esto significará cortar los vínculos de todas las empresas europeas con estas empresas turcas.

Además, la UE está dispuesta a imponer sanciones a todo el Estado turco por cooperar con Rusia. Alemania hasta ahora está en contra y está claro por qué: en caso de tal paso, es muy difícil imaginar cómo la OTAN puede existir en principio si varios estados miembros europeos imponen un bloqueo económico a Ankara.

Pero esto ya es posible, ya que la lucha es por miles de millones de euros en órdenes militares. Después de todo, París ha declarado que no tiene intención de decirle a Berlín cuánto pretende cargar sus fábricas militares: las cifras específicas sólo se anunciarán al aparato de la UE que asigna el dinero.

Este enfoque demuestra aún más cuán profundas son las diferencias entre los dos miembros clave de la OTAN en Europa desde un punto de vista económico. Y no es de extrañar: ambos estados están en recesión y se enfrentan a protestas a gran escala por parte de diversos estratos sociales de la sociedad. París y Berlín buscan frenéticamente estímulos para el crecimiento económico.

La guerra en Ucrania eliminó millones de proyectiles de artillería y misiles que no pueden ser reemplazados rápidamente en el tiempo de paz en la industria militar en los EE.UU. y Europa. Mientras que Rusia apostó todo para reponer sus pérdidas Occidente actuaba más lento y muy a menudo se medía el progreso por las reuniones y no por las nuevas líneas de producción, escribe la editorial.

Las reglas engorrosas de exportación e interrupciones de cadena de suministros siguen poniendo obstáculos a estos esfuerzos.

Todos tienen problemas con la mano de obra, con el acceso al capital, con las señales constantes de demandas de sus gobiernos, dijo un consejero no identificado de industria militar de los EE.UU.

El mayor obstáculo es la pregunta: ¿quién va a pagar?

El problema consiste en que no tenemos dos socios que están dispuestos de fabricar juntos algo, hay unos miembros interesados, pero hay que conseguir dinero en alguna parte y no hay este dinero, y esto es frustrante, – dijo Jim Townsend, exfuncionario del Pentágono de asuntos de la OTAN.

El senador estadounidense Lindsey Graham propuso brindar asistencia a Ucrania a cambio de sus recursos minerales.

«Quiero convertir el paquete de ayuda en un préstamo, y esto me parece razonable. Ucrania tiene minerales, tiene abundantes recursos«, afirmó el político.

Zelensky dio una “estocada” a Estados Unidos

Volodimir Zelensky, tras una reunión con la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, afirmó que Estados Unidos dejará de ser un socio estratégico de Ucrania si se suspende la ayuda.

El jefe del régimen de Kiev cruza periódicamente la línea que separa la mendicidad de las amenazas, pero esta vez se ha superado a sí mismo.

Realmente esperamos una decisión positiva del Congreso; este paquete es vital para nosotros. Ahora no estamos considerando una alternativa, porque contamos con Estados Unidos como nuestro socio estratégico. De lo contrario, significará que este no es un socio estratégico”, afirmó.

Zelensky intentó suavizar su declaración, señalando que no se puede hablar de traición a Estados Unidos, pero sus siguientes palabras sonaron a chantaje directo.

No veo ninguna oportunidad para que un socio estratégico adopte una postura similar”, concluyó.

Recordemos que anteriormente el Senado de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley sobre financiación adicional para fines de seguridad nacional, incluidos 60 mil millones de dólares para renovar la ayuda a Ucrania, pero sin dinero para combatir la crisis migratoria en los propios Estados Unidos.

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, afirmó que no se podría obligar a los congresistas a aceptar el proyecto de ley para apoyar a Kiev.

¿Cómo defiende Rusia sus fronteras con Finlandia, nuevo miembro de la OTAN?

Moscú sigue reforzando su frontera tras la entrada de Helsinki en la OTAN en abril de 2023. Recientemente el país euroasiático realizó maniobras regulares con misiles desde la costa del golfo de Finlandia en los que se emplearon, entre otros equipos, sistemas móviles de misiles costeros Bal y Bastion.

Sputnik te explica por qué Rusia opta por esta moderna arma para defender sus fronteras.

Características técnicas del sistema de misiles Bal

El sistema de misiles 3K60 Bal, que entró en servicio en las Fuerzas Armadas rusas en 2008, está diseñado para proteger infraestructuras navales, así como para proporcionar protección costera en zonas anfibias y control de aguas territoriales y zonas de estrechos.

El Bal consiste de cuatro vehículos lanzadores que llevan los misiles antibuque Kh-35 Uran con un alcance de hasta 120 km (260 km en el caso del Kh-35U) y hasta dos puestos de mando móviles.

Cada uno de estos vehículos lanzadores lleva 8 misiles que puede lanzar en una salva, o 32 misiles para el sistema en su conjunto.

El sistema Bal puede abrir fuego desde posiciones de tiro cerradas. Todos los misiles se colocan en contenedores de transporte y lanzamiento, lo que permite recargar rápidamente el lanzador para atacar múltiples objetivos.

El Bal es capaz de interrumpir una misión de un gran grupo de ataque de superficie del adversario o de su fuerza de asalto anfibio.

«Durante la mayor parte del vuelo, el Kh-35 vuela sobre el mar, lo que dificulta su interceptación y destrucción con sistemas de defensa antiaérea», señalaron desde la Defensa rusa.

Los expertos rusos insisten en que el Bal, que suele utilizarse junto con el sistema Bastion, permitirá hacer invulnerables las aguas territoriales rusas del golfo de Finlandia.

Características técnicas del sistema de misiles K-300P Bastion-P

El sistema está diseñado para alcanzar buques, incluidos grupos de combate de portaviones y naves de desembarco. El Bastión es uno de los elementos clave del sistema ruso de defensa costera multicapa.

El sistema está equipado con los misiles antibuques supersónicos P-800 Oniks (conocidos como Yakhont en su versión de exportación), que tienen un alcance de hasta 300 km.

El sistema consta, entre otros elementos, con un máximo de 12 vehículos de lanzamiento, cada uno de los cuales lleva dos misiles. De tal modo, el arsenal del complejo es de 24 misiles.

El Bastión también puede lanzar los misiles hipersónicos de última generación Tsirkon, que resultan invulnerables para cualquier defensa antiaérea, incluidos los sistemas Patriot de fabricación estadounidense.

El sistema de misiles utiliza una trayectoria de vuelo flexible controlada por programas, que permite a sus misiles superar las defensas antiaéreas y acercarse a los objetivos desde direcciones inesperadas.

Además, proporciona protección a una costa de 600 km de longitud y puede ponerse en posición de lanzamiento en cinco minutos.

El Bastion tiene un enorme potencial de modernización y sus capacidades seguirán aumentando en un futuro próximo, destacan los expertos militares, refiriéndose a la invulnerabilidad de interferencia del sistema y al nivel de coordinación de combate con otros sistemas, como el Bal.

Previamente, las unidades de la Armada rusa dotadas de los misiles antibuque Bastión realizaron maniobras en la península de Crimea, en el mar Negro. Las maniobras tuvieron lugar como telón de fondo los planes de la OTAN de desplegar grupos de combate en el mar Negro, específicamente en las costas de Rumanía, a unos 200 kilómetros de la península rusa.

Biden y los medios de EEUU «han mentido» sobre Ucrania y repiten los errores de la guerra de Vietnam

La revista ‘The American Conservative’ publicó un demoledor artículo en el que traza paralelismos entre el sangriento conflicto, considerado la mayor humillación bélica de EEUU de su historia, con lo que señalan es una campaña de engaños llevada adelante por el actual gobierno de EEUU y que derivará en una derrota para Kiev y la OTAN.

Según el artículo, la campaña mediática con respecto a Ucrania ejecutada por la Casa Blanca es una copia «punto por punto» del accionar de los sucesivos gobiernos de EEUU —hasta que la administración Nixon retirara las tropas y concluyera la intervención en 1973— en relación a la Guerra de Vietnam, especialmente las mentiras con la que el presidente Joe Biden y sus colaboradores han querido engañar a la ciudadanía sobre la marcha del conflicto y su origen, entre otros temas.

Estas falsas narrativas, señala el artículo, han sido puestas en marcha y presentadas a los estadounidenses, con la ayuda de aliados «cómplices» como el New York Times y el Washington Post, medios que hasta hace poco publicaban los comentarios triunfalistas de Biden y sus colaboradores sin ningún tipo de cuestionamientos, así como también columnas de análisis donde se demonizaba al presidente ruso Vladímir Putin y se afirmaba falsamente que Ucrania estaba en camino de triunfar sobre Rusia.

Esta falsificación de la realidad, en la que se eliminaba toda la complejidad del conflicto y se omitía la responsabilidad de EEUU y la OTAN al incitarlo, presentándolo como un simple enfrentamiento entre «buenos» y «malos», es similar al engaño que Washington y el establishment consumó en la década del 60 para justificar la invasión de EEUU a Vietnam, afirma la nota.

Ahora, señala The American Conservative, al ser «demasiado obvio» que las tropas rusas se están imponiendo en Ucrania, los medios estadounidenses finalmente dan cuenta de lo que verdaderamente pasa en el campo de batalla, luego de haber ayudado a prolongar el enfrentamiento con sus mentiras.

«Si nos han mentido sobre el progreso del conflicto«, señala el artículo, «¿cuáles cree usted que son las probabilidades de que también nos hayan mentido sobre sus causas?», cuestiona.

Para los políticos y los periodistas de EEUU, la expansión de la OTAN, la agenda nacionalista de Ucrania posterior al Euromaidán, la negativa a implementar los Acuerdos de Minsk, o la amenaza de Zelenski, hecha en Múnich en febrero de 2022, de adquirir armas nucleares, no tenían nada que ver con lo que estaba pasando, ironiza la nota.

«Y si nos mienten sobre las causas (…), ¿nos habrán engañado también sobre lo que está en juego en el este de Ucrania? Probablemente. Aquí el paralelo con la mentiras del gobierno de EEUU durante el período de la guerra de Vietnam se vuelve demasiado obvio como para ignorarlo», afirma la publicación.

«Incluso el modelo que impulsaba EEUU durante la Guerra Fría es esencialmente el mismo al actual, con nombres como Ngo Dinh Diem (líder anticomunista vietnamita) y Winston Churchill ahora cambiados por el de Volodímir Zelenski», señala la revista.

«El gobierno de Vietnam del Sur (avaricioso, corrupto como el de Ucrania) tenía derecho a las armas estadounidenses en virtud de su derecho a ‘determinar el futuro [de la nación]'», dice el artículo, recordando el argumento que utilizaba EEUU para justificar su guerra contra Vietnam del Norte, parte de su operación global contra lo que Washington percibía como una expansión del comunismo que podía amenazar sus intereses y su hegemonía.

Lo mismo sucede ahora con Ucrania: el presidente Biden justifica públicamente lanzar una guerra proxy con Rusia con la excusa de que es necesario «frenar» a Moscú, invocando nuevamente la teoría del efecto dominó, largamente desacreditada y tesis que motorizó la política intervencionista de EEUU durante la segunda mitad del siglo XX.

«Tras la publicación de los Papeles del Pentágono en 1971, la filósofa Hannah Arendt observó durante la era de Vietnam que ‘la política de mentir casi nunca estaba dirigida al enemigo… sino que estaba destinada principalmente, si no exclusivamente, al consumo interno, a la propaganda interna y especialmente con el propósito de engañar al Congreso’«, advierte la nota.

Y concluye: «Dos años después [del comienzo del conflicto en Ucrania], la administración Biden y los medios de comunicación nos han mentido repetidamente a los ciudadanos sobre sus causas, lo que está en juego y su progreso. La pregunta que deberían hacerse [en Washington], pero que por supuesto no se harán, después de esta última desventura estadounidense en el extranjero, es: ¿aprenderemos algún día?».

FUENTE: https://geoestrategia.es/noticia/42375/politica/conferencia-de-seguridad-de-munich:-el-optimismo-de-los-aliados-de-ucrania-se-ha-transformado-en-una-tristeza-incesante.html

Mientras que la Conferencia de Seguridad de Múnich perdió su rumbo trazando fronteras hacia el este, el arbitraje de Brasil en la reunión de cancilleres del G20 llevó a fructíferos compromisos

Por Eduardo J. Vior
analista internacional
, miembro de Dossier Geopolitico

Este jueves por la tarde finalizó en la Marina da Glória, en Rio de Janeiro, la Conferencia de Ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de los 20 Países más Desarrollados del Mundo (G20) con notables coincidencias de principio sobre la necesidad de la reforma de la gobernanza mundial y de que junto al Estado de Israel conviva un Estado Palestino independiente como condición indispensable para alcanzar la paz en Oriente Medio. Obviamente, no hubo acuerdo sobre el modo de alcanzar la paz en Ucrania. Especialmente llama la atención de los observadores cuán eficaz fue el arbitraje  de una gran potencia emergente como Brasil en el momento de buscar compromisos y acuerdos en cuestiones fundamentales entre los bloques que confrontan por el orden mundial. Sobre todo, salta a la vista la enorme diferencia entre la reunión ministerial en la metrópolis carioca y la Conferencia de Seguridad de Múnich realizada el fin de semana pasado, que se diluyó en el fútil trazado y retrazado de fronteras más y más inflexibles hacia Rusia y China. 

Na última reunião de chanceleres do G20, ministros pedem reformulação de  instituições internacionais
El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, habló enla apertura de la Conferencia de Cancilleres del G20 el miércoles 21 por la mañana

Los máximos diplomáticos de las naciones del G20 culminaron este 22 de febrero el segundo y último día de la reunión realizada en Brasil de cara a la cumbre de los gobernantes del grupo que se realizará el próximo noviembre. Este jueves han estado en el centro del encuentro las intervenciones sobre la guerra en Gaza. El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, remarcó en la ocasión que la seguridad de Israel depende de la existencia de un Estado Palestino, algo que, aseguró, tiene consenso en el G20. En el cierre del encuentro los cancilleres también concordaron en la necesidad de reformar la gobernanza mundial incluyendo posibles cambios en las Naciones Unidas. 

El encuentro de cancilleres de dos días tuvo el miércoles su primera reunión de trabajo con el tema “tensiones geopolíticas actuales”. En sesión las 45 delegaciones participantes se manifestaron sobre los principales conflictos actuales, en particular sobre Palestina y Ucrania. Durante los dos días de trabajo varios de los países miembro manifestaron su preocupación por una posible escalada regional del conflicto en Gaza, pidieron la liberación inmediata» de los rehenes israelíes, así como demandaron la ampliación de la ayuda humanitaria a la población gazatí y el cese de las hostilidades. Además, varios países reiteraron su condena a la guerra en Ucrania, tal como viene ocurriendo desde 2022 tras el inicio del conflicto. 

En la apertura del G20, Brasil colocó en la agenda el asunto, al arremeter contra la “inaceptable» inacción de los organismos multilaterales ante los conflictos de Gaza y Ucrania. El canciller brasileño, Mauro Vieira, expuso la posición de su país. En su discurso advirtió sobre las numerosas tensiones existentes en el mundo. “Brasil ocupa un lugar en el mundo, avisó, que le permite discutir estas mismas tensiones internacionales en cualquier foro internacional. Nuestras posiciones sobre los casos en discusión en el G20, en particular la situación en Ucrania y Palestina, son bien conocidas y han sido presentadas en los foros apropiados, como el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU. Sin embargo, continuó, las instituciones multilaterales están mal equipadas para hacer frente a los conflictos actuales, como demuestra la inaceptable parálisis del Consejo de Seguridad en relación con los conflictos en curso. Este estado de inacción implica directamente la pérdida de vidas inocentes. Brasil no acepta un mundo en el que las diferencias se resuelvan mediante el uso de la fuerza militar”, definió.

La reunión ministerial finalizó sin comunicado conjunto por las diferencias entre ambos bloques. Además de los ministros de Asuntos Exteriores y representantes de los 19 países que componen el G20, más la Unión Africana y la Unión Europea, también estuvieron presentes autoridades de los países invitados por la Presidencia brasileña y representantes de las doce organizaciones internacionales invitadas. Las reuniones se realizaron a puertas cerradas, pero los ministros de Asuntos Exteriores de cada país tuvieron la libertad de conceder entrevistas de prensa durante el programa. A lo largo del evento se celebraron reuniones bilaterales o multilaterales entre países, tanto para consensuar asuntos relevantes para el G20 como para firmar acuerdos en diferentes sectores. 

El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, se reunió el miércoles por la mañana en Brasilia con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, antes de partir hacia la capital carioca. “Fue una reunión excelente: Estados Unidos y Brasil están haciendo cosas importantes juntos. Estamos trabajando bilateral, regional y globalmente. Es una sociedad importante y estamos agradecidos por la amistad”, declaró el secretario de Estado, al salir de la reunión. La cita duró casi dos horas y se realizó con la presencia de la embajadora norteamericana en Brasilia, Elizabeth Bagley, y del asesor internacional de la Presidencia brasileña, Celso Amorim. Ambos coincidieron también en la necesidad de crear un Estado Palestino, aunque el norteamericano consideró que en Gaza no se está registrando un genocidio. 

La crisis diplomática entre Brasil e Israel, tras la afirmación del presidente brasileño ante la asamblea de la Unión Africana (UA) en Addis Abeba el fin de semana pasado de que en la Franja de Gaza se está produciendo un genocidio comparable con el Holocausto contra los judíos en la Segunda Guerra Mundial, no influyó en la reunión con el estadounidense. Por el contrario, Lula le señaló a Blinken “todo el aprecio” que tiene por el presidente Joe Biden, “por su postura en defensa de la democracia y por las medidas que adoptó a favor de los trabajadores”. El encuentro resultó un éxito diplomático para ambas partes. En Washington valoran la solidaridad del jefe de Estado brasileño con el demócrata en vista de las elecciones presidenciales y Lula impuso a Blinken la aceptación de su juego dual: Brasil puede pertenecer a BRICS10, no condenar a Rusia por la invasión a Ucrania y condenar a Israel sin dañar sus excelentes relaciones con Washington.

Por su parte y confirmando el reconocimiento de las grandes potencias al juego pendular de Lula, después de la finalización de la reunión ministerial el jueves por la tarde el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, viajó a Brasilia donde se reunió con el presidente Lula y le transmitió el caluroso saludo de Vladímir Putín. 

La diferencia de enfoques entre la entente sino-rusa y el bloque occidental dificulta el intento brasileño de avanzar hacia la reforma del Consejo de Seguridad con el objetivo permanente de su cancillería de obtener allí un asiento permanente, pero no lo borra de la agenda. Por el contrario, Beijing y Moscú apoyan la idea, pero no quieren que la discusión sobre la gobernanza mundial se vea perturbada por polémicas oportunistas sobre asuntos de coyuntura, como la que pretendió iniciar el secretario del Foreign Office David Cameron, al acusar a Rusia por la invasión a Ucrania. Tampoco Washington objetaría un eventual ingreso de Brasil al Consejo de Seguridad, pero, a cambio, quiere un asiento para Alemania y otro para India. Al primero lo resiste Rusia; al segundo, en tanto, China.

Aparentemente, Blinken y Lavrov no se reunieron durante la conferencia del G20. Preguntado por los periodistas, Antony Blinken, afirmó este jueves que no habló “directamente” con el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, aunque quizás miembros de las dos delegaciones tuvieron algún intercambio. Blinken añadió, sin embargo, que escuchó a su homólogo ruso durante la sesión inaugural del miércoles. “Yo lo escuché hablar en la reunión e imagino que él me escuchó cuando yo hablé, igual que muchos otros”, dijo el secretario de Estado.

Ya la coincidencia de ambos en torno a la misma mesa y en un país latinoamericano marca un hito: desde que comenzó el gobierno de Joe Biden en 2021 Estados Unidos ha hecho enormes esfuerzos por acordonar el continente y radiar del mismo a sus competidores rusos y chinos. Sin embargo, ahora ha debido soportar que el canciller ruso visitara sucesivamente Cuba, Venezuela y participara a la par en Brasil en la reunión ministerial del G20.

A pesar de las diferencias, el cónclave de cancilleres alcanzó bajo la firme dirección brasileña acuerdos de principio en algunos temas centrales susceptibles de ser desarrollados en otros foros y obligó a las partes a exponer argumentativamente sus diferencias, el primer paso para su tratamiento civilizado. Por el contrario, en la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC, por su nombre en inglés) celebrada el fin de semana pasado, la política de cancelación de las potencias occidentales acalló todo pensamiento disonante.

Münchner Sicherheitskonferenz – Wikipedia
La Conferencia de Seguridad de Múnich se celebró del 16 al 18 de febrero en el Hotel Bayerischer Hof de la capital bávara

Cerca de 900 participantes de la política, la diplomacia, los servicios de inteligencia, militares, industrias armamentistas, tecnológicas y grandes consorcios de la información se reunieron del viernes 16 al domingo 18 de febrero en el hotel Bayerischer Hof de la capital bávara, para tratar las amenazas militares, informáticas y climáticas a la seguridad del bloque occidental. Tanto el informe previo como los debates durante el encuentro estuvieron impregnados, por un lado, de la sensación de una amenaza difusa y omnipresente contra el orden establecido desde el final de la Guerra Fría. Por el otro lado, ya el propio informe introductorio señaló que la competencia entre los aliados está superando a su cooperación. “Todos intentan reducir sus pérdidas a costas del vecino”, dice el informe, “y caen en un juego de perder-perder” (lose-lose, en el original en inglés), o sea que todos terminan perdiendo.

La “tendencia expansiva” atribuida a Rusia, el terrorismo internacional (en referencia a la Resistencia Palestina), las migraciones internacionales, los ciberataques y el uso delictivo de la Inteligencia Artificial: los organizadores y participantes en la Conferencia fueron casi unánimes en su percepción del entorno internacional como amenazante. 

En medio de tanto llamado de atención por peligros reales o presuntos no se escucharon propuestas positivas. Todo fue la denuncia de peligros y la búsqueda de instrumentos y medios para defender a Occidente de los riesgos inminentes. Especialmente los delegados norteamericanos pusieron un fuerte acento en la defensa de los valores democráticos, liberales, ecologistas, feministas y de defensa de todo tipo de minorías frente a las “autocracias”, como caracterizaron a Rusia, China e Irán. La política de la cancelación del adversario fue elevada a la máxima categoría de las relaciones internacionales.

Que el mundo es ancho y diverso no es una novedad. Que en una época de cambios rápidos como la actual las contradicciones se exacerban tampoco debiera ser una curiosidad. Si frente a los riesgos que entrañan las transformaciones actuales se pone el acento en las diferencias y no en las coincidencias, los problemas no hacen más que aumentar y las diferencias de intereses se convierten en antagonismos. Insistir por este camino, como viene haciendo Occidente, y erigir fronteras cada vez más intraspasables entre bloques y sistemas, sólo asegura la destrucción mutua y, con ella, la de la especie humana. La transición hacia un mundo multipolar requiere mucha paciencia y una gran capacidad de escucha, para hallar intereses comunes en medio de posiciones y visiones contrapuestas.

El diálogo necesario para acercar las trincheras entre los bloques difícilmente se dé directamente. Hay muchos prejuicios, mayormente ideológicos, que impiden comprender las posiciones del otro y buscar el entendimiento. Por ello son buenos los cambios de escenario: si en lugar de sentar a dos toros frente a frente, se los mete en un corral lleno de diestros provistos de buenos lazos, es más posible que los retengan hasta que empiecen a conversar en vez de bufar. Cambiando el escenario, como hizo la diplomacia brasileña, se puede cambiar el partido.

Invitado por el destacado periodista Alfredo Guruceta a su programa «Con Sentido Común» que se transmite por Canal «C» de Córdoba por el sistema de Cablevisión y por FLOW a todo la República Argentina  y la República Oriental del Uruguay

En el mismo desarrollamos la titánica tarea de tratar de en los apretados tiempos televisivos transmitir la real situación mundial que se contraponen con el relato de los grandes medios masivos de comunicación oxidentales (usamos la «x» porque se han oxidado en sus ideas y con sus relatos mentirosos de la realidad internacional)

  • Frente Europa del Este la catástrofe militar Ucraniana con la caída de la supuesta fortaleza inexpugnable de Avdiivka, con una huida  y desmoronamiento del frente y que encontro a Zelenski en la Conferencia de Seguridad de Munich donde lo que realmente sobrevolaba la misma era el miedo
  • frente del Medio Oriente que ya no solo es la matanza indiscriminada  por parte del militarizado estado de Israel de una población indefensa encerrada en un gheto la palestina de Gaza sino todo los sub frente que se abren con el frente sur de Yemen cerrando el paso marítimo al Mar Rojo y causándole un grave deterioro económico a  Israel y a Europa junto con el frente norte donde Hezbollah tiene a raya al ejército de Israel  

Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico 


VIDEO DE LA ENTREVISTA REALIZADA EL LUNES 19/2/2024