Carlos Pereyra Mele entrevistado por javier Benitez para Radio Sputnik

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Los hutíes de Yemen lo habían anunciado: para tratar de frenar el genocidio que Israel ejecuta en la Franja de Gaza, atacarían sólo a los barcos con bandera de Israel, o cuyo destino fuera algún puerto de ese país. Entonces, EEUU y Reino Unido decidieron que su seguridad nacional estaba en peligro y comenzaron a atacar a Yemen.

Sheriff del mundo, enésimo capítulo

Tras los primeros ataques contra Yemen de EEUU, Reino Unido y demás cómplices, la Casa Blanca comunicó las palabras del presidente, Joe Biden: «Hoy, bajo mi orden, las fuerzas militares de EEUU, junto con el Reino Unido y el apoyo de Australia, Baréin, Canadá y los Países Bajos, llevaron a cabo con éxito ataques contra un número de objetivos en Yemen, usados por los rebeldes hutíes para poner en peligro la libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo».

Biden mencionó a sus cómplices en estos ataques a uno de los países más pobres del mundo y al que le iniciaron una guerra interpuesta hace 11 años: Australia, Baréin, Canadá y los Países Bajos. Biden justificó estos ataques al puntualizar que fueron bombardeados «objetivos en Yemen, usados por los rebeldes hutíes para poner en peligro la libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo».

La realidad es que nunca estuvo en peligro esa «libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo», sino que, como anunciaron los propios hutíes, los buques con bandera de Israel, o cuyo destino fuera algún puerto de ese país, en un intento de que Israel frene el genocidio que está cometiendo en Gaza, según sus propias declaraciones.

Al referirse a EEUU y Reino Unido, el Dr. Carlos Pereyra Mele, director de Dossier geopolítico, apunta que «estas potencias, que en su momento fueron hegemónicas, las que no permitían ningún tipo de contradicción a sus planteos y alineamientos a nivel internacional, hoy en día siguen repitiendo los viejos esquemas que supieron conseguir y que desarrollaron ampliamente desde la década de 1990, hasta mediados de la década de 2010».

Respecto al accionar de las potencias occidentales, Pereyra Mele señala que «han seguido utilizando las mismas técnicas y metodologías, pero los resultados ya van siendo totalmente distintos. El mundo, que ya no es solamente lo que piensa Occidente, tiene claramente definido quiénes son los buenos y los malos esta vez», sentencia el analista.

Simulacros de drones y misiles fabricados por los hutíes de Yemen. EFE/EPA/Yahya Arhab

Abrumada por la campaña internacional para independizar la isla, los ciudadanos de esta provincia china deciden este sábado entre el acercamiento y la confrontación con su patria

Por Eduardo J. Vior
analista internacional 

Tras la provocativa reunión de la Canciller Diana Mondino con la encargada de negocios de Taiwán en Argentina, el Diario del Pueblo (órgano oficial del PC Chino) advirtió al gobierno argentino que Taiwán es parte indisoluble de China. Se trató, en realidad, de un mensaje por elevación a EE.UU. y sus aliados, para que dejen de azuzar la campaña separatista del actual gobierno insular. El próximo sábado se realizan en esta provincia elecciones presidenciales y de su resultado puede depender que haya paz o guerra en el este de Asia y el Pacífico Occidental.

Taiwán acude a las urnas el sábado en una elección que decidirá el futuro de la isla separada de China, primero, por la invasión japonesa de 1894 y, luego, por la “protección” norteamericana, cuando las fuerzas del Kuomintang (KMT, Partido Nacionalista Chino) se refugiaron allí en 1949 tras su derrota en la guerra civil con los comunistas. Luego de la muerte en 1975 del líder del KMT, Chiang Kai-shek, el partido siguió hasta 1987 gobernando la isla como único autorizado, pero entonces comenzó un período de reformas políticas que llevó en 2016 al Partido Democrático Progresista (DPP, por su nombre en inglés) al gobierno, posición que revalidó en 2020. Sin embargo, el KMT, en alianza con otras fuerzas, sigue teniendo mucho peso.

Bajo la presidencia de Tsai Ing-wen (DPP) en los últimos ocho años los lazos entre el continente y la isla se han agriado especialmente. Su defensa del status soberano de la isla llevó a China a suspender las comunicaciones formales con Taiwán. 

Para la elección presidencial de este sábado ambas alianzas han esbozado estrategias opuestas. Mientras que el independentista DPP es partidario de reforzar las relaciones con Estados Unidos y sus aliados, al tiempo que refuerza la disuasión militar y pretende avanzar hacia la declaración unilateral de la independencia, el KMT es partidario de la unificación y promete aliviar las tensiones reabriendo el diálogo con la República Popular sobre la base de que los dos lados del estrecho pertenecen a un solo país. William Lai, vicepresidente del DPP y favorito en las elecciones presidenciales hasta las últimas encuestas autorizadas, el pasado 2 de enero, es visto por Beijing con gran desconfianza por su defensa de la secesión en épocas juveniles.

Si el PDP gana un tercer mandato consecutivo, el gobierno chino aumentará la presión militar en el estrecho, podría cortar los cables de Internet y las rutas de suministro a las pequeñas islas que rodean Taiwán. Por su lado, Washington aún no ha aclarado exactamente qué forma adoptaría su apoyo en caso de ataque chino, y tampoco se sabe, si Japón se sumará, ya que alberga la mayor concentración de tropas estadounidenses en la región.

Tan contrapuestas son las posiciones de ambos candidatos que, en tanto el KMT ha dicho que esta votación es una decisión entre “paz o guerra”, el DPP la ubica entre “democracia o autocracia”. Ambos partidos sugieren que la elección del otro conducirá a la desaparición de Taiwán, ya sea provocando un ataque chino o acelerando la unificación.

Para China, Taiwán es parte inseparable de su territorio y la reunificación debe darse de modo pacífico siguiendo el principio de “un Estado, dos sistemas” ya aplicado a Hong Kong. Sin embargo, en reiteradas ocasiones ha advertido que no admitirá que la isla declare la independencia y que la resistirá usando la fuerza, si es necesario. Por el otro lado, desde el histórico viaje de Richard Nixon en 1972 y el comunicado conjunto sino-estadounidense de 1979, EE.UU. se ha comprometido con la política de “una sola China” y ha rebajado la relación con Taiwán al nivel de representación comercial. Sin embargo, luego de que Barack Obama en 2009 puso a la región de Asia-Pacífico como “pivote” de la estrategia internacional de Washington, los sucesivos gobiernos norteamericanos han adoptado una actitud muy ambigua: por un lado, en sus encuentros con funcionarios chinos reconocen que la isla es parte de China, por el otro, incentivan el independentismo del DPP, proveen a la isla con ingentes armamentos, amenazan militarmente a China y provocan permanentemente en el Estrecho de Taiwán, al que presentan como aguas internacionales, aunque vincula dos partes del mismo país.

Por esta razón la cancillería pequinesa reaccionó sumamente irritada este miércoles 10 tras el comunicado conjunto del diálogo entre EE.UU., Japón y la República de Corea en el que sus participantes reclamaron la “libre navegación” del Estrecho de Taiwán y el cese de las presiones continentales sobre la isla. “Quiero enfatizar que Taiwán es una parte inalienable del territorio de China, que la cuestión de Taiwán es completamente un asunto interno de China y no admite ninguna interferencia extranjera”, afirmó Mao Ning, la Subdirectora del Departamento de Información del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.

Asimismo indicó que la clave para mantener la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán es defender el principio de “una sola China” y oponerse firmemente a las actividades secesionistas proclives a la “independencia de Taiwán”.

Washington, por su parte, espera que su posible involucramiento disuada a China de atacar, pero será el próximo presidente de Taiwán quien deberá optar entre estas alternativas. El Departamento de Estado se ha manifestado preocupado por una eventual victoria del Kuomintang, pero un triunfo del DPP podría precipitar los acontecimientos fuera del control de Washington y eso también preocupa en EE.UU.

De producirse, una guerra en Taiwán sería devastadora, tanto por su costo humano como por el golpe que supondría para la paz y la economía mundial. Cerca de la mitad de los portacontenedores del mundo pasan cada año por el Estrecho de Taiwán, lo que lo convierte en un centro crítico para el comercio internacional. Taiwán también fabrica la mayoría de los semiconductores que impulsan la vida moderna, desde automóviles a heladeras y celulares. Cualquier perturbación paralizaría la cadena de suministro mundial. Las sanciones contra China no harían sino agravar estos daños. Enmendar los lazos con China, la mayor amenaza para Taiwán pero también su mayor socio comercial, es, por lo tanto, una de las prioridades de quien gobierne la isla. 

Los analistas prevén que de la elección surja un gobierno dividido, en el que el ejecutivo y el legislativo estén controlados por partidos diferentes. A pesar de la posibilidad de un bloqueo político, algunos confían en que un DPP más experimentado y un KMT menos poderoso puedan encontrar el equilibrio adecuado entre impulsar la economía y mantener la paz con China.

La escalada de las tensiones y los esfuerzos por reducirlas se dan la mano en el continente y en la isla. Lunes y martes pasados se celebraron en Washington las XVIIas. Conversaciones de Coordinación de Políticas de Defensa entre China y EE.UU. en las que la parte china subrayó sus posiciones sobre Taiwán y el Mar de China Meridional, así como sobre la seguridad marítima y aérea. Aunque las diferencias persisten y no pueden resolverse a corto plazo, estas conversaciones tienden a reducir los riesgos de errores de apreciación y evitar que los accidentes se conviertan en conflictos. Se trata de la primera reunión de este nivel desde que las conversaciones anuales se suspendieron cuando la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, visitó Taiwán en agosto de 2022.

EE UU y China reanudan el diálogo militar tras 16 meses de parón en las  comunicaciones | Internacional | EL PAÍSNew Leader Takes Over as Chief of Staff of China's Military Command -  Caixin Global
General de la Fuerza Aérea (USAF) Charles Brown Jr. y General Liu Zhenli (EPL), jefes de Estado Mayor Conjunto de EE.UU. y China

Estas conversaciones se produjeron después de que los jefes de Estado Mayor de ambos ejércitos mantuvieron una reunión virtual en diciembre de 2023. Es una indicación de que otros canales de comunicación militar, incluidas las reuniones del Acuerdo Consultivo Marítimo Militar, las conversaciones telefónicas entre los comandantes de teatro de operaciones y las reuniones entre los ministros de Defensa también podrían recomenzar pronto, marcando así la reanudación completa de los intercambios a todos los niveles entre los dos ejércitos. Dado que el Ejército Popular de Liberación (EPL) depende de la Comisión Militar Central del Partido Comunista de China, es indudable que sus oficiales sólo pueden dialogar con sus pares norteamericanos siguiendo órdenes partidarias. Por el contrario, que los más altos oficiales estadounidenses se avengan a estos contactos indica que la Junta de Jefes de Estado Mayor (JCS, por su nombre en inglés) de las fuerzas armadas de EE.UU. tiene una visión mucho más realista que los neoconservadores enquistados en la Casa Blanca y el Departamento de Estado.

Para evitar que en Asia Oriental estalle una guerra que tendría consecuencias catastróficas para todo el mundo es necesario que el próximo gobierno de la isla reconozca la pertenencia de la misma a la nación china, que Washington retorne a la política de “una sola China”, retire sus fuerzas del Mar Meridional de China y del Estrecho y retome el diálogo político y militar con Beijing. Hasta tanto estas condiciones no se cumplan, la presencia militar china en torno a la isla y los encontronazos con EE.UU. irán en aumento, con los riesgos del caso.

La asombrosa visita del canciller indio Jaishankar a Moscú y San Petersburgo, donde fue calurosamente recibido por Putin y Lavrov del 25 al 29 de diciembre, constituye un giro estratégico transcendental en la fase post-Ucrania, que alteró el sistema nervioso de la anglósfera. El pronazi exembajador de EEUU en Rusia McFaul puso el grito en el cielo.

Por Alfredo Jalife-Rahme para Sputnik

Si el año 2023, en la fase post-Ucrania, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, fue considerado como el óptimo geopolítico global, el 2024 arranca como el «año de los BRICS+», con la incrustación de cinco países (Irán, Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía) y con su larga lista de espera de entre 20 y 30 países que desean adherirse durante la rotativa presidencia anual de Rusia, que celebrará en octubre la cumbre en Kazán del relevante grupo, ya ganándole la partida geoeconómica al G7, hoy en franco declive.

El encuentro del canciller indio, Subrahmanyam Jaishankar, con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, y el presidente Putin fue más que exitoso en todos los rubros: desde los corredores geoeconómicos, el NSTC Corredor de Transporte Norte-Sur y el EMC Corredor marítimo Oriental de Chennai a Vladivostok; pasando por la cooperación militar y espacial, hasta la colaboración en la planta nuclear Kudankulam.

Solo faltó la cooperación en los mecanismos de pago entre las divisas nacionales rublo y rupia, cuando uno de los objetivos de la cumbre 16 de los BRICS —Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica— en Kazán será la desdolarización y la probable creación de la divisa del bloque.

El pensamiento geoestratégico del canciller indio Jaishankar es eminentemente multipolar, como lo denota su libro La ruta de India: Estrategias para un mundo incierto, que a mi juicio refleja el consustancial politeísmo teológico de su país: responde a varios dioses y no a uno solo.

Rusia aplica el teorema clásico de su exprimer ministro Yevgeny Primakov —en la fase aciaga de Boris Yeltsin— sobre el triángulo RIC (Rusia/India/China), que sigue fielmente el canciller Lavrov y que de cierta manera constituye el núcleo de la evolución de los BRICS.

Con el anterior gobernante Partido del Congreso en la India, tanto la extinta Unión Soviética como Rusia han mantenido óptimas relaciones con Nueva Delhi, pese al reciente coqueteo de la anglósfera con la India, a la que pretendió usar para contener la nueva complementariedad geoestratégica de Rusia y China.

En solo seis meses, específicamente desde junio de 2023, más que el estrechamiento de relaciones tradicionales entre la India y Rusia, llama la atención el alejamiento de la anglósfera y su famoso enjambre de espionaje de los «cinco ojos» (Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) contra la India.

En los pasados seis meses se escenificaron vigorosas turbulencias centrífugas entre la India y Estados Unidos debido a supuestos intentos de muy extraños homicidios de personalidades de los separatistas sikh, que buscan crear la republica de Khalistán.

La sinergia de Canadá, donde residen más de 700.000 sikhs, y Estados Unidos, dos miembros del conglomerado anglosajón de espionaje de los «cinco ojos», ha envenenado las relaciones con la India a grado tal que antes de la azorante visita de cinco días del canciller indio Jaishankar a Moscú y San Petersburgo, el presidente Joe Biden había declinado la invitación a concurrir a la celebración del Día de la República de la India el 26 de enero, según narra el exdiplomático indio Bhadrakumar, donde iban a reunirse para impulsar al etéreo Quad (agrupación de Nueva Delhi, Washington, Tokio y Canberra contra Pekín y Moscú), que hoy se puede dar por sepultado, como da a entender Global Times. En el mismo lapso de seis meses del giro estratégico (game changer) de India vis a vis de la anglósfera.

Cabe señalar el reajuste de su política exterior con Israel frente a la catástrofe humanitaria en Gaza, cuando la India se acopla más a las votaciones de los BRICS en las Naciones Unidas.

A mi juicio, en la fase post-Ucrania, la política exterior de la India pondera mucho más la presencia de la imponente diáspora de sus ciudadanos en el Golfo Pérsico, que se ha volcado a favor de la causa palestina.

La reacción a la visita del canciller indio Jaishankar a Moscú y San Petersburgo ha rebasado la definición psiquiátrica de la histeria geopolítica, cuando Michael McFaul, anterior embajador filonazi de EEUU en Rusia, de 2012 a 2014, durante la dupla Obama-Biden y admirador confeso del regimiento neonazi Azov (organización terrorista prohibida en Rusia) arremetió contra la colaboración estratégica de Rusia y la India.

«La India fue alguna vez un campeón mundial contra el imperialismo y a favor de la descolonización. Es triste ver esta aceptación de la Rusia imperial utilizando la guerra y la anexión para intentar recolonizar Ucrania. Supongo que el dinero es más importante que los valores», apuntó.

Más allá de la muy cantada defunción de Ucrania, la anglósfera no digiere ni el alejamiento de la India con EU ni su mayor estrechamiento con Rusia, como delata el canto de su cisne muy negro Isabel Oakeshott en The Telegraph, portavoz de la monarquía globalista neoliberal británica, quien espeta «el tiempo de repensar» las relaciones de Gran Bretaña «con la India, que se ha acercado demasiado a Rusia«.

La lúgubre realidad es que en la fase post-Ucrania, la anglósfera perdió a la India. El mundo suele volcarse con los triunfadores, no con los perdedores.

FUENTE: https://sputniknews.lat/20240105/un-mayor-acercamiento-de-la-india-con-rusia-exaspera-a-la-anglosfera-1147132122.html

El Ministro de Asuntos Exteriores de la India, S. Jaishankar, con el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov (izq.), y el Presidente Vladimir Putin (der.), en Moscú, durante una visita de cinco días a Rusia (del 24 al 29 de diciembre de 2023)

La visita del Ministro de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, a Rusia del 24 al 29 de diciembre presentó un espectáculo extraordinario que recuerda los días felices de las relaciones indo-soviéticas. Había un éxtasis indescriptible en las palabras de Jaishankar en suelo ruso. Incluso dio un paseo por la Plaza Roja en pleno invierno ruso. Pero el ministro es cualquier cosa menos un diplomático sentimental, que puede manejar las emociones no necesariamente como una carga, sino convirtiéndolas en una gran óptica. 

Esta visita a Rusia se destacará en la carrera diplomática de Jaishankar y se comparará con su papel estelar en la elevación de la relación entre India y Estados Unidos a un crescendo. La paradoja es que la misión de Jaishankar apuntaba esencialmente a fortalecer la autonomía estratégica de la India en un entorno internacional complejo. Una metáfora adecuada sería la de un crucero atrapado en la tormenta (pero no hundido) y en peligro en busca de un puerto que le resulta familiar. 

Dicho claramente, el viaje de Jaishankar a Moscú tenía como objetivo crear espacio para la diplomacia india. La crónica de las relaciones entre India y Rusia está repleta de situaciones similares. Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el plebiscito en Cachemira, el levantamiento húngaro de 1956, la Primavera de Praga, el nacimiento de Bangladesh, la intervención soviética en Afganistán: la lista incluye algunos momentos fatídicos de la historia moderna. 

Si en los últimos dos años la relación entre Estados Unidos e India se ha disparado y luego ha caído en picada poco después, la razón principal se encuentra en la creciente frustración de la administración Biden porque el gobierno de Modi se negó a unirse a la caravana de Occidente para sancionar a Rusia, India aumentó pragmáticamente su importaciones de petróleo de Rusia a pasos agigantados, lo que se convirtió en una importante fuente de apoyo presupuestario, pero moderó el impacto de las «sanciones infernales» de Occidente contra Rusia y contribuyó indirectamente a la fenomenal recuperación de la economía rusa, que actualmente registra un impresionante 3,5%. crecimiento este año. Desde entonces, el comercio bilateral entre India y Rusia ha registrado un aumento masivo desde un nivel insípido hasta alcanzar los 50 mil millones de dólares en 2023.

Da la casualidad de que en algún momento del proceso, la embriaguez del éxito embriagó a los tomadores de decisiones indios, que buscaban gravitar hacia el campo occidental para crear una matriz de «cooperación» aún más beneficiosa. No hay nada malo en aplicar una política equilibrada en interés propio, pero en este caso, la estrategia fue fundamentalmente defectuosa, ya que se basó también en la noción de que Rusia estaba destinada a perder la guerra en Ucrania. El establishment indio sacó conclusiones apresuradas de los reveses militares sufridos por las fuerzas rusas en la fase inicial de la guerra de Ucrania. La famosa observación de que «esta-no-es-una-era-de-guerras» ejemplifica esa perspectiva surrealista. 

Los estadounidenses, por supuesto, estaban eufóricos de que India estuviera mostrando el dedo medio ante la «operación militar especial» de Rusia y corrió la voz entre los bienes comunes globales de que India se estaba «distanciando» de Rusia. Ese período de bromance entre Estados Unidos e India duró casi un año hasta mediados de 2023, cuando las fuerzas rusas regresaron al campo de batalla en Ucrania con una brillante estrategia de guerra de desgaste, aplastaron la «contraofensiva» de Kiev y finalmente tomaron la iniciativa. El verano se convirtió en otoño el año pasado. 

Mientras tanto, sucedieron tres cosas. En primer lugar, se estaba haciendo evidente que los países del Sur Global estaban abandonando a Estados Unidos y desplazándose hacia el eje Rusia-China, lo que por supuesto ponía a India en un dilema, ya que también aspiraba a ser el líder del la llamada Mayoría Global. 

En segundo lugar, la narrativa occidental sobre Ucrania comenzó a deshilacharse y aparecieron signos de «fatiga de guerra» en Europa y Estados Unidos. En tercer lugar, lo más importante, la administración Biden hizo un profundo replanteamiento de los lazos con China, que estaban en caída libre, y a partir de junio, altos funcionarios estadounidenses comenzaron a llamar a la puerta en Beijing buscando una mayor previsibilidad en su relación y presionando para una cumbre. entre el presidente Biden y el presidente Xi Jinping.

Basta decir que el clima de las relaciones entre Estados Unidos y China ha mejorado desde la cumbre de San Francisco en noviembre. Pero el cambio infligió un daño colateral a Delhi: disminuyó el valor de la India para Washington como «contrapeso» a China. Curiosamente, el cambio en la geopolítica del Lejano Oriente también coincidió con la actual acritud que estalló por supuestos complots indios para matar a ciudadanos estadounidenses y canadienses. 

Entra Rusia. Sintiendo que el bromance entre Estados Unidos e India se dirigía hacia el sur, Rusia comenzó a enaltecer a Modi. El mes pasado, con la vista puesta en Washington, Putin elogió excesivamente a Modi por negarse a ser “asustado, intimidado u obligado a tomar cualquier acción, paso o decisión que estuviera en desacuerdo con los intereses nacionales de la India y del pueblo indio”.

Nueva Delhi espera que Estados Unidos se quede estancado en su política interna hasta 2024. Con el alivio de las tensiones entre Estados Unidos y China, la estrategia del Indo-Pacífico ha quedado en un segundo plano y, en consecuencia, Estados Unidos   no tiene motivos para adular a la India. Sin embargo, este no es el final de la saga indio-estadounidense. Una vez que se instale la próxima administración estadounidense, habrá renovados esfuerzos en Delhi para retomar el hilo. No se equivoquen: para las elites indias, Estados Unidos sigue siendo el socio más importante y está garantizado que Washington corresponderá . 

Por el momento, sin embargo, el hecho de que Rusia haya ganado la partida en la guerra en Ucrania también significa que India ya no tiene necesidad de caminar sobre la cuerda floja frente a la ruptura de Moscú con Occidente. Así, la cumbre anual India-Rusia se reanudará en 2024 tras una pausa de dos años. India también está en mejor posición para rechazar las críticas de Estados Unidos sobre cuestiones de derechos humanos ahora que Washington ha perdido autoridad moral sobre los crímenes de guerra de Israel en Gaza. En general, ha llegado el momento de vengarse del gobierno de Modi. Jaishankar está saboreando cada momento incluso después de su regreso de Moscú. 

La conclusión es que India y Rusia han ampliado su agenda sobre los modelos de geopolítica e intereses estratégicos para beneficio mutuo. En el futuro, más allá de la óptica, la eficacia y la sostenibilidad de la óptica se pondrán a prueba seriamente en la cumbre de los BRICS que se celebrará en Kazán en octubre, que presidirá Putin. 

Un referente a seguir 

La gran pregunta es si India mostrará la presencia de ánimo necesaria para atacar los intereses fundamentales de Estados Unidos aceptando la creación de una moneda BRICS para desafiar al dólar y a la arquitectura financiera y comercial internacional dominada por Estados Unidos, un proyecto que lleva el visto bueno de Putin. y apunta a demoler de manera concluyente el excepcionalismo y la hegemonía global de Estados Unidos, y también cuenta con el apoyo de China. Curiosamente, el Global Times ha publicado un comentario extraordinario en este tumultuoso telón de fondo geopolítico elogiando al gobierno de Modi por sus políticas. ¿Ha llegado el momento de desempolvar el formato Rusia-India-China (RIC)? No hay respuestas fáciles. 

Del mismo modo, otro indicador a seguir es la trayectoria de la cooperación en materia de defensa ruso-india, que históricamente ha sido el ancla de la relación estratégica de los dos países. Si se eliminan los vínculos de defensa, los vínculos entre India y Rusia se convertirán en una cáscara vacía. Es por eso que Estados Unidos ha estado exigiendo persistentemente que India reduzca sus compras de armas a Rusia como señal de alineación con Occidente y con el espíritu de profundizar la «interoperabilidad» con el armamento estadounidense. 

Sin embargo, en la conferencia de prensa conjunta con Jaishankar tras las conversaciones en Moscú, el Ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, lanzó una bomba. Reveló que las discusiones cubrieron «perspectivas de cooperación técnico-militar, incluida la producción conjunta de armas modernas». Lavrov añadió: 

“También logramos avances en esta área. Nuestra interacción es estratégica en este sentido. El fortalecimiento de esta cooperación responde a los intereses nacionales de nuestros estados y ayuda a mantener la seguridad en Eurasia . Respetamos los esfuerzos de nuestros colegas indios por diversificar los vínculos en la cooperación técnico-militar. También entendemos y estamos dispuestos a apoyar su iniciativa de fabricar material de combate en el marco del programa «Make in India». Estamos dispuestos a interactuar con ellos a este respecto”. [Énfasis añadido.] 

El destacado desempeño del armamento ruso en la guerra de Ucrania y el auge general de la industria de defensa rusa en el último año colocarían a Rusia en una posición fuerte para recuperar su posición como el socio número uno de la India, con diferencia, en tecnología militar. La trayectoria en este frente proporcionará evidencia concluyente de un nuevo pensamiento en Delhi con respecto a la geopolítica del triángulo India-Rusia-Estados Unidos. 

FUENTE https://www.indianpunchline.com/

El doble colapso de los canales revoluciona las rutas comerciales, vuelve a generar disrupciones logísticas y da alas al petróleo. Estas son las diez claves de los daños colaterales de una situación que está elevando los riesgos sistémicos globales.

Por DIEGO HERRANZ

El caos geopolítico que ha obstruido el Canal de Suez, por donde circula el 12% del comercio global, y el colapso por el efecto de la sequía en el Canal de Panamá, que absorbe otro 6% de los flujos de mercancías, han sumido a la economía y el comercio mundiales en un océano de incertidumbre.

Las grandes navieras se encuentran en un limbo estratégico: sin rutas alternativas rentables para reconducir sus cargas; virajes en sus escalas logísticas; dudas sobre la tramitación de permisos de embarque en sus puertos de destino por los retrasos en sus tránsitos; y, sobre todo, inquietud por los sobrecostes de circunvalar América y África en sus viajes intercontinentales.

Las navieras admiten no tener rumbos claros y alertan que el bloqueo de las dos grandes arterias de Suez y Panamá añadirán, de promedio, 1 millón de dólares y entre siete y diez días de retrasos por carga, según la previsión del lobby mercante.

Rolf Habben Jansen, consejero delegado de Hapag-Lloyd, la naviera alemana que domina los tránsitos del norte europeo, reconoce que su empresa ha dejado de enviar sus buques a Suez después de la sucesión de ataques hutíes que han provocado la reacción de EEUU y Europa para enviar con urgencia fragatas militares con las que combatir a los piratas procedentes de varias latitudes del llamado Cuerno de África y sus movimientos insurgentes patrocinados por Irán.

En paralelo, otro conglomerado mercante, Slolt Nielsen, afirma a Bloomberg que el colapso en el Canal de Panamá ha provocado que esta pasarela deje de ser operativa y rentable y asegura que sus 166 mercantes, casi en su totalidad tanques de transporte químico, están anclados en el cuello de botella en el que se ha convertido el sistema de esclusas centroamericano.

La amenaza sobre Suez del grupo yemení bajo la tutela de Irán que dirige sus ataques contra cualquier buque que tenga vínculos con Israel por su incursión armada en Gaza y la catástrofe climática sobre Panamá han elevado la temperatura geopolítica y económica del planeta. Pero ¿en qué ámbitos se apreciarán sus tentáculos? Un decálogo explica las vicisitudes y los efectos de este doble colapso comercial.

El secretario de Defensa americano, Lloyd Austin, señaló que habrá patrullas de acción colectiva en el sur del Mar Rojo y en el Golfo de Adén para reanudar el tráfico marítimo y calmar los precios de la energía. Aunque el contingente naval de EEUU, Francia y Reino Unido en la zona ha repelido más de una docena de ataques en los últimos dos meses, operadores como Maerks, CMA CGM y Hapag Lloyd o la petrolera BP han suspendido sus rutas.

Desde Apollo Global Management se advierte de que la tensión en Suez puede echar por tierra las esperanzas de un rebote de la economía en tiempos de rebajas de tipos y volver a impulsar las tensiones inflacionistas.

1. ¿Qué grado de gravedad ha adquirido la piratería en el Canal de Suez?

No es la primera vez que los hutíes atacan barcos, pero nunca se fijaron como objetivos buques-tanque o cargueros. Tampoco en el pasado usaron misiles para abordarlos. La mayoría de los ataques proceden del Estrecho de Bab al-Mandab por el que atraviesa la ruta entre el Océano Índico y el Mar Rojo.

La exhibición en el puerto yemení de Al Hudayda del barco israelí Galaxy Leader capturado en noviembre es una advertencia a los mercantes y sus navieras que les ha incitado a evitar sus aguas y circunvalar el continente africano para alcanzar sus destinos en Europa o Asia. Varios líderes de la insurgencia hutí justifican sus acciones por el apoyo a Palestina, y dicen que no pararán hasta que la ofensiva de Tel Aviv cese definitivamente.

2. EEUU busca aliados para detener las incursiones armadas

Washington teme que el conflicto israelí se torne regional e, incluso, que se globalice. A la Operación Guardián de la Prosperidad se ha unido una decena de países como el Reino Unido, Noruega, Italia, Francia, Canadá, Baréin, Países Bajos y Seychelles y, según Washington, también España, donde el Gobierno de coalición exige que sea bajo mandato de la UE o la OTAN.

3. ¿Por qué es tan impactante el colapso de Suez?

Más de 17.000 barcos atraviesan su canal cada año, por donde pasa el 12% del comercio global, cuyas mercancías tienen un valor de más de 1 billón de dólares. Esta pasarela proporciona a las navieras, en un viaje por ejemplo desde Ámsterdam a Singapur, 25,5 días de navegación y unas 10.000 millas náuticas; en caso de tener que rodear África por Buena Esperanza, el calendario de entrega se eleva a 34 días con más de 13.500 millas de recorrido.

Además, el canal es una ruta neurálgica del transporte de crudo y gas licuado (casi 9 millones de barriles de petróleo diarios han pasado en la primera mitad de 2023, según la firma Vortexa). Los expertos de S&P Market Intelligence recuerdan que el 15% de las importaciones europeas de Oriente Próximo y del Norte de África procedentes de Asia utilizan este canal, por el que pasa el 21,5% del carburante refinado y más del 13% del crudo con destino al viejo continente.

4. ¿Por qué es tan vital el bloqueo de Panamá?

La cuota en el comercio mundial del pasillo panameño es de menor cuantía, el 6%, aunque en los 13.369 barcos que lo atravesaron en 2020 llevaron 255,7 millones de toneladas (especialmente de soja y de maíz), y, sobre todo, mercancías de EEUU y Brasil hacia Asia.

La Autoridad del Canal de Panamá gestiona normalmente 36 barcos diarios, pero desde el 30 de octubre, se ha reducido gradualmente, hasta el punto de permitir la mitad (18) desde febrero para conservar los mínimos niveles de agua durante la estación más seca de su historia por los efectos de El Niño. Algunos mercantes han tenido que esperar en noviembre hasta 20 días para atravesar el canal y los fletes diarios para atender la ruta entre el Pacífico y Europa saltaron hasta los 42.558 dólares, una tasa desconocida desde agosto de 2022 según Baltic Exchange.

5. ¿Qué efectos tendrá sobre el crudo y el gas?

De momento, el barril del WTI, de referencia en EEUU, y el Brent, en Europa, se mantienen en torno a los 80 dólares, 15 por debajo de septiembre. Sin embargo, la prolongación de los viajes y sus entregas han hecho saltar las alarmas. «A largo plazo es difícil de determinar pese a los recortes adicionales anunciados para 2024 por la OPEP por el aterrizaje económico global, que agitará el barómetro de la oferta y la demanda», explica Fawad Razaqzad, de la firma Forex.com, si bien «los daños colaterales sucederán» porque el 8% del crudo transita por Suez.

Otros medios, como Oil.com, descartan que el precio del crudo vuelva a los 100 dólares o más en 2024, aunque estará cerca de ese nivel. En caso de que no se globalice el conflicto israelí, según sus analistas. La oferta de petróleo será cubierta por productores ajenos a la OPEP; en especial, por parte de EEUU. Aunque también es un asunto de capacidad del mercado, y «más recortes» de la producción decretados por Arabia Saudí y Rusia, con cambio de rutas y logística más cara, supondrá que el barril se acerque a los 100 dólares con suma facilidad. El gas ya se encareció en Europa un 13% la jornada en la que BP anunció su intención de eludir Suez.

6. Salto de las primas de riesgo mercantiles.

Suez registra el 30% de carga de contenedores y un valor diario de mercancías de entre 3.000 y 9.000 millones de dólares, lo que supone «demasiado riesgo político y económico en juego», según Simon Lockwood, ejecutivo de Willis Tower Watson (la aseguradora que mayores coberturas concede al negocio marítimo).

A ello hay que unir los generados por la guerra en Ucrania. Lockwood sitúa en el 0,7% el impuesto revolucionario que las navieras van a pagar por cada millón de dólares de su valor de carga; unos 70.000 dólares. Es el precio por asegurar ahora los tránsitos, afirma el ejecutivo en Foreign Policy.

7. Las cadenas de valor se resentirán…

La Gran Pandemia reveló la fragilidad de los modelos empresariales, el encallamiento del buque Ever Given en Suez en 2021 agudizó sus disrupciones y las tensiones geopolíticas y la espiral inflacionista obligaron a prolongar sus reestructuraciones. Sin embargo, las cadenas de valor han mostrado una intensa capacidad de resiliencia.

Aun así, el peligro de que Suez desestabilice los mercados regionales y contagie las producciones de manufacturas y servicios en otras latitudes «es más que evidente», asegura Hung Tran, del Centro GeoEconómico del Consejo Atlántico, por «el incremento de costes y los retrasos en las entregas» de materias primas y materiales imprescindibles para elaborar sus negocios.

8. …al igual que el consumo.

«Todos estos encarecimientos pasarán directamente a clientes y consumidores», alerta Henning Gloystein, director de investigación en Eurasia Group. Las tasas de embarque han aumentado ya un 4% en una semana, y esto va a pasar factura al consumo, previo sobrecoste para las empresas, al margen de si hay o no un relanzamiento del precio de la energía y, por ende, un repunte de la inflación que retrasaría o relegaría las rebajas de tipos de interés por parte de los bancos centrales.

9. Una píldora mortal para el comercio global…

El comercio ya mostraba, según la OMC, señales de anemia. Tanto que su previsión para este ejercicio es de un aumento pírrico del 0,8%, con signos también poco alentadores para 2024. Por su parte, la Unctad, la agencia para el Comercio y el Desarrollo de la ONU, cifra el crecimiento del próximo año en un 3,2%, en un informe, publicado días antes del bloqueo de Suez, que hablaba ya de vientos geopolíticos huracanados que han propiciado un descenso del 5% de los flujos de bienes y servicios en 2023.

10. …con efectos secundarios sobre la economía.

Según The Economist, el impacto en la economía será en dos direcciones. La primera, con el riesgo de una escalada militar en Oriente Próximo que altere el orden político y económico global y precipite a las potencias industrializadas, con EEUU y Europa a la cabeza, a unos aterrizajes todavía más brusco de sus PIB.

Y, en segundo término, agravando crisis de los países del área, como la de Egipto, sumido en una crisis financiera, que tiene en Suez su fuente más garantista de ingresos estables; y también de Israel, aunque menor medida, pues solo el 5% de su comercio acaba en su puerto del Mar Rojo, el de Eilat. También África se verá afectada por los flujos directos y por probables focos de inseguridad.

FUENTE: Diario Pubico

https://www.publico.es/economia/bloqueos-suez-panama-suben-tension-geopolitica-comercial-economica-energetica.html

Por M. K. BHADRAKUMAR de su sitio web

Estados Unidos fue anfitrión de la primera reunión del nuevo grupo de trabajo sobre terrorismo en formato Quad en Honolulu, Hawaii, del 19 al 21 de diciembre. El grupo de trabajo QUAD sobre terrorismo se constituyó en marzo en la reunión a nivel de ministros de Asuntos Exteriores celebrada en Nueva Delhi, organizada por el Ministro de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar. 

La declaración conjunta emitida después de la reunión de marzo señaló “con profunda preocupación que el terrorismo se ha vuelto cada vez más difuso, ayudado por la adaptación de los terroristas y el uso de tecnologías emergentes y en evolución, como los sistemas aéreos no tripulados e Internet, incluidas las plataformas de medios sociales para reclutamiento e incitación a cometer actos terroristas, así como para el financiamiento, planificación y preparación de actividades terroristas”. 

Al anunciar el establecimiento del Grupo de Trabajo del Quad sobre Antiterrorismo, la declaración conjunta señaló que “explorará la cooperación entre el Quad y con sus socios del Indo-Pacífico para contrarrestar formas nuevas y emergentes de terrorismo, radicalización hacia la violencia y extremismo violento”. .” 

Una declaración del Departamento de Estado el viernes después de la reunión inaugural del grupo de trabajo subrayó que el foco de la discusión era «mejorar la cooperación del Quad en respuesta a un abrumador incidente terrorista en la región del Indo-Pacífico». [Énfasis añadido.]

La declaración del Departamento de Estado decía además que las discusiones se referían a “presentaciones y un ejercicio teórico centrado en el intercambio de información sobre amenazas terroristas en constante evolución, un mayor desarrollo de mecanismos de coordinación regional y la lucha contra el uso terrorista de tecnologías emergentes. Los participantes (los cuatro países del Quad) exploraron qué capacidades y apoyo podría ofrecer el Quad, y cómo el Quad podría coordinarse para apoyar las capacidades existentes de los países del Indo-Pacífico”. 

No hace falta mucho ingenio para darse cuenta de que Estados Unidos se centra en la situación en desarrollo en el Mar Rojo, donde una coalición de dispuestos encabezada por Estados Unidos está luchando por asumir el desafío al transporte marítimo planteado por los indomables hutíes de Yemen. 

Los hutíes tienen una vieja cuenta que saldar con Israel debido a las repetidas intervenciones encubiertas de este último en la guerra civil en Yemen que se remonta a la década de 1960, debido a la gran importancia de ese país a los ojos de los estrategas israelíes como salida de Israel al Océano Índico y el Lejano Oriente, que hoy se ve agravado por el apoyo de los hutíes a los derechos de los palestinos y la negativa a normalizar las relaciones con Israel.

En abril de 2018, los Emiratos Árabes Unidos, aprovechando la inestabilidad y la falta de un gobierno central en Yemen, simplemente ocuparon la isla de Socotra de ese país, respaldados por tanques, vehículos blindados y artillería. Desde entonces, los Emiratos Árabes Unidos han anexado la isla de Socotra y, en un proyecto conjunto con Israel, están tratando de construir allí una base militar que albergaría a soldados, oficiales y otros expertos y personal militar israelíes en un proyecto para ejercer control militar sobre las rutas marítimas y operaciones de inteligencia. contra Irán. 

Sin duda, las condiciones de inseguridad que afectan el tráfico marítimo hacia el Canal de Suez tendrán enormes consecuencias para la economía mundial en múltiples sentidos: el comercio internacional y las cadenas de suministro, el mercado petrolero, etc. Pero detrás del aluvión de propaganda, las verdaderas intenciones estadounidenses pueden ir mucho más allá.  La demonización de los hutíes proporciona una capa de nubes que oscurece lo que en realidad es una matriz increíblemente compleja.  

Según un análisis del grupo de expertos estadounidense Washington Institute for Near East Policy, Israel tiene planes de desplegar submarinos al este de Suez. Claramente, la base militar de Socotra será ideal para que los submarinos israelíes proyecten su fuerza en el Mar Arábigo. No sorprende que los hutíes estén furiosos por la pérdida de soberanía de su país sobre Socotra y la transformación de la isla en un puesto avanzado israelí con el apoyo tácito de Estados Unidos. Esto es una cosa. 

Los estados regionales son cautelosos a la hora de asociarse con la coalición encabezada por Estados Unidos de los que están dispuestos a desplegar fuerzas navales en el Mar Rojo para preservar los intereses israelíes bajo el pretexto de proteger la «libertad de navegación». Los hutíes no harán concesiones con Israel y los Estados de la región actuarán con cautela para no quedar atrapados en el fuego cruzado. Los hutíes tienen una reputación bien ganada de ser luchadores duros y, en este caso, también son un grupo muy motivado con adrenalina fluyendo por sus venas después de haber resistido la guerra entre Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos para borrarlos del panorama político de su país.

Desde una perspectiva geopolítica, Estados Unidos tiene fuertes razones para dominar el Mar Rojo, donde China tiene una base naval en Djibouti y Washington ha estado alimentando la guerra civil en Sudán para mantener al país en ebullición y bloquear los planes de Rusia de establecer una base de submarinos. . Otro estado litoral, Eritrea, ocupa una posición estratégica clave en el lado oriental del Mar Rojo, que tiene fuertes vínculos económicos, diplomáticos y militares con China y Rusia. 

De hecho, los esfuerzos estadounidenses por derrocar al  primer ministro democráticamente elegido, Abiy Ahmed, de Etiopía , el país más grande del Cuerno de África y alineado con Rusia, fracasaron estrepitosamente. Basta decir que a Estados Unidos no le queda ni un solo amigo o aliado en toda la parte oriental del Mar Rojo.  

La gran pregunta es si la estrategia estadounidense para arrastrar a QUAD –y junto con él, a la India– al Mar Rojo tendrá éxito. En cierto modo, esto es una repetición de la historia cuando, resistiendo la presión de la administración de George W. Bush, el gobierno de Atal Bihari Vajpayee se negó a unirse a la coalición encabezada por Estados Unidos de los dispuestos a invadir Irak en 2003. En retrospectiva, eso resultó ser una sabia decisión. Entonces, como ahora, hay grupos de interés influyentes en Delhi que probablemente abogarían por la participación india en la «guerra contra el terrorismo» encabezada por Estados Unidos contra los hutíes . 

De hecho, los comentarios ambivalentes del portavoz indio en una conferencia de prensa el jueves causan cierta inquietud: “Mire, India siempre, por supuesto, ya sabe, hemos tenido intereses creados y hemos apoyado el libre movimiento del transporte marítimo comercial. Eso es algo que nos interesa. Por supuesto, estamos siguiendo de cerca los acontecimientos allí. En la medida en que creo que hubo… también somos, como saben, parte de los esfuerzos a nivel mundial para… los esfuerzos internacionales para garantizar el envío gratuito, ya sea contra la piratería o de otro modo, la India ha estado involucrada en ello. Así que continuaremos monitoreándolo. Creo que hubo alguna comunicación sobre este grupo de trabajo o la operación, pero tendría que volver a comunicarme con usted sobre cualquier novedad específica sobre ese tema, porque no sé si ha habido alguna invitación específica o nos han pedido que nos unamos o hemos aceptado hacerlo. Como dije, esta es una nueva iniciativa y tendremos que comunicarnos con usted tan pronto como tengamos algo que transmitir al respecto. Pero permítanme enfatizar que hemos sido parte de los esfuerzos para garantizar el tránsito seguro de los barcos en el Mar Arábigo y valoramos la libre circulación del transporte marítimo comercial. No tengo conocimiento de ninguna conversación con ningún país específico, ciertamente Irán o Yemen…” 

Mientras tanto, lo que hay que señalar cuidadosamente es que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, llamó por teléfono al primer ministro Narendra Modi el martes, coincidiendo con la reunión del grupo de trabajo QUAD en Hawaii. Modi escribió más tarde que durante un intercambio “productivo” de opiniones sobre el “conflicto en curso entre Israel y Hamas” con Netanyahu, los dos tenían “preocupaciones compartidas” sobre el tráfico marítimo. La publicación de Modi no profundizó en detalles mientras que la versión israelí afirmó que Modi «señaló que la libertad de navegación es una necesidad global esencial que debe garantizarse».

De hecho, hay mucho en juego para que Israel dé lastre a la coalición liderada por Estados Unidos en el Mar Rojo. Estados Unidos e Israel están desesperados por involucrar a la India en su próxima desafortunada «guerra contra el terrorismo» contra Yemen, un estado civilizacional, para darle a su arriesgada empresa un lugar y un nombre regional.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

Yemen ha sacudido la trayectoria de la guerra de Israel en Gaza al atacar barcos en ruta hacia el Estado ocupante. Estados Unidos y sus aliados ahora amenazan con establecer un grupo de trabajo naval en respuesta, una medida que probablemente resulte contraproducente y avivará aún más conflictos.

Por Khalil Harb

En lugar de presionar a Israel para que detenga su brutal ataque a la Franja de Gaza, la administración Biden ahora está movilizando flotas árabes y occidentales -y tal vez también una israelí- para salvar los intereses económicos, políticos y de Tel Aviv.

En medio de intensas operaciones navales llevadas a cabo contra embarcaciones con destino a Israel por parte de las fuerzas armadas de Yemen alineadas con Ansarallah, esta movilización estadounidense se está llevando a cabo con el pretexto de defender la libertad de navegación en el Mar Rojo y Bab. al-Mandab. 
Oficialmente, Washington afirma que está haciendo todo lo posible para evitar que la guerra de Israel se expanda hasta convertirse en una confrontación regional, y ha instalado públicamente a Tel Aviv a que baje el tono de sus ataques indiscriminados contra civiles en la franja sitiada. 

En realidad, sin embargo, la Casa Blanca está empleando una retórica vacía para darle a Israel más tiempo para lograr una victoria en Gaza y eliminar la resistencia palestina.

La propuesta estadounidense de reunir una fuerza naval internacional para proteger la navegación en el Mar Rojo sólo puede entenderse en el contexto del apoyo incondicional de Estados Unidos a Israel. Cuando el Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, anunció conversaciones el 4 de diciembre sobre la formación de un grupo de trabajo naval, Tel Aviv rápidamente intensificó sus amenazas de represalias militares contra Yemen por obstruir los barcos israelíes y aquellos asociados con intereses israelíes en Bab. al-Mandab.

Estados Unidos busca un papel mayor en el Mar Rojo 

En lugar de prestar atención a las repetidas advertencias del líder de Ansarallah, Abdulmalik al-Houthi, a Washington de que deje de apoyar la guerra de Israel contra Gaza tras la operación Inundación de Al-Aqsa de la resistencia palestina el 7 de octubre, la La administración Biden parece haber hecho la vista gorda. 

En lugar de presionar a Tel Aviv para que impida una escalada regional, Washington ha abierto un puente aéreo de armas hacia Israel que supera con creces sus suministros de armas a Ucrania durante un período similar. Estados Unidos incluso ha ampliado su despliegue militar en la región y se ha enfrentado directamente a los misiles y drones yemeníes que apuntan a la ciudad de Umm al-Rashrash (Eilat), en el sur de Israel.

A pesar de dos meses de una matanza sin precedentes contra los civiles de Gaza que ha invertido la opinión mundial contra Tel Aviv, Estados Unidos parece no estar dispuesto a confrontar la decisión de Israel de librar una guerra prolongada . En cambio, el enfoque de la Casa Blanca se ha centrado en proteger los intereses comerciales de Israel en el Mar Rojo y ha enredado a Estados Unidos en la formación de un grupo de trabajo naval profundamente controvertido en Asia Occidental.

La semana pasada, después de que la campaña militar de Yemen para detener el transporte marítimo vinculado a Israel cobrara impulso, el jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, Tzachi Hanegbi, declaró que “si el mundo no se ocupa de ello, tomaremos medidas ”. Esto siguió a la discusión del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, con su homólogo saudí, Khalid bin Salman, sobre las “amenazas hutíes a la libertad de navegación en el Mar Rojo”, a principios de mes.  

Sullivan dejó las cosas más claras cuando anunció conversaciones en curso para formar un grupo de trabajo marítimo de “algún tipo” para garantizar el paso seguro de los barcos en la vía fluvial.
La expresión “algún tipo” de fuerza indica que Washington no pretende limitarse a la llamada “Fuerza de Tarea Conjunta 153”, que se formó hace dos años para “combatir las actividades terroristas y de contrabando” en el Mar Rojo y el Golfo. de Adén. Esta fuerza incluye 15 países, incluidos Estados Unidos, Arabia Saudita, Egipto y Jordania, pero no incluye a Israel.
De hecho, el nuevo ‘grupo de trabajo’ parece cada vez más una medida estadounidense para enfrentar a Yemen de manera más directa, después de una guerra de ocho años que sus aliados sauditas y emiratíes no lograron ganar. También es una oportunidad para imponer la integración regional de Israel a los estados de Asia occidental, involucrando a Tel Aviv en una misión militar con poderes más amplios, mayores armamentos y de naturaleza multinacional.

Desafío de Ansarallah para el CTF 153

Las intenciones de Washington han sido claras desde al menos febrero de 2022, cuando Estados Unidos supervisó ejercicios militares navales en los que participaron 60 países, incluido Israel, la primera vez que el Estado ocupante participó en ejercicios junto a países árabes con los que carecen de relaciones diplomáticas formales.

CTF 153 es la cuarta fuerza de su tipo en el marco de la «Fuerza Marítima Combinada» (CMF), una alianza de fuerzas multinacionales de 39 países establecida en 2002 bajo el mando de la Quinta Flota en Bahréin, aparentemente para combatir las actividades de Actores ilegales y terrorismo internacional en los mares. 

El CMF incluye otros tres grupos de trabajo (150, 151 y 152). Entre los países participantes se encuentran Australia, Bélgica, Brasil, Francia, Alemania, Grecia, India, Irak, Italia, Japón, Corea del Sur, Noruega, Kuwait, Portugal, Qatar, Singapur, España, Tailandia, Turquía y Gran Bretaña.
Pero según Defense News , Estados Unidos “no necesita crear un nuevo grupo de trabajo; existe un grupo de trabajo dentro de las Fuerzas Marítimas Combinadas, a saber, CTF 153, que puede proporcionar un buen comienzo”.

Esto se debe a que la misión actual del CTF 153 es “centrarse en la seguridad marítima internacional y los esfuerzos de creación de capacidad en el Mar Rojo, Bab al-Mandeb y el Golfo de Adén”.

De hecho, las fuerzas estadounidenses y francesas se enfrentaron a drones y misiles lanzados por los yemeníes en los últimos días.

Sin embargo, una posible intensificación de los ataques de Ansarallah contra buques asociados a Israel podría plantear un desafío importante para el CTF 153. Debido al volumen sustancial de buques que atraviesan las aguas cercanas a Yemen, desde el Golfo de Adén hasta Bab al-Mandab y el Mar Rojo, la fuerza naval tendría que enfrentarse a aproximadamente 21.000 buques. 

Objetivos geopolíticos y seguridad energética

Bab al-Mandab, en particular, se identifica como un punto vulnerable por el que pasa anualmente el 12 por ciento del total del comercio marítimo mundial. Esto plantea algunas consideraciones importantes para las partes que intentan obstaculizar las capacidades de Ansarallah: 

Estados Unidos, por ejemplo, se verá obligado a proporcionar una gran cantidad de buques militares multimisión a través de grandes masas de agua. El informe de Defense News destacó la necesidad de la presencia de Israel junto a Egipto, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein en la fuerza naval propuesta, además de los países del G7 que incluyen a Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón. y Gran Bretaña.

Washington necesitará incluir a un gran número de países regionales -e incluso lejanos- en esta fuerza, lo que conducirá efectivamente a la militarización de áreas marítimas enteras desde el Mar Mediterráneo hasta el Canal de Suez, el Golfo de Aqaba, el Mar Rojo, el Golfo de Adén, el Mar Arábigo, hasta el Golfo Pérsico.
Mientras Estados Unidos compite con China y Rusia, su objetivo general es afirmar su dominio sobre los corredores internacionales , fortalecer la seguridad energética y gestionar los conflictos geopolíticos en Asia occidental. Sin embargo, la escalada estadounidense para salvar los intereses de Israel plantea el espectro de iniciar una guerra regional, contradiciendo las afirmaciones de Washington de tratar de evitar tal escenario.

Esta mayor tensión genera preocupación sobre posibles ataques estadounidenses contra Yemen, poniendo en peligro la frágil tregua que detuvo la guerra de siete años liderada por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. También corre el riesgo de socavar los esfuerzos de la ONU para consolidar el alto el fuego. 

Según informes de prensa , Estados Unidos ya está presionando a Riad para que retrase la firma de un acuerdo de paz con Yemen. En cambio, Washington está instalando a los sauditas a renovar su confrontación con Yemen uniéndose al grupo de trabajo ampliado de protección marítima.

Tal participación implica acciones militares estadounidenses, occidentales, árabes o israelíes en la agresión contra Yemen, amplificando el resentimiento regional contra la percepción de que Estados Unidos se inclina a favor de Israel.

‘Coalición de contención’ 

En respuesta al desafío que plantea Yemen a la alianza estadounidense, árabe e israelí, están surgiendo varias ideas y propuestas, entre ellas: 

Atacar sitios de lanzamiento de misiles y drones e instalaciones de radar en Yemen; Reclasificar a Ansarallah como organización terrorista e imponer sanciones, incluido un embargo de armas;  

Fortalecer el armamento de la “Guardia Costera” afiliada al Consejo de Transición del Sur ( STC ), respaldado por los Emiratos Árabes Unidos; Monitorear los movimientos de las fuerzas navales iraníes y establecer una red de defensa aérea y antimisiles en la región; Explorar la utilización de las capacidades de Israel y Arabia Saudita para formar una » coalición de contención «, como sugiere el Instituto Washington.

Las de la administración Biden, presentadas como esfuerzos para salvar los intereses internacionales, hacen que uno se pregunte cuáles son los verdaderos motivos para crear una nueva fuerza de trabajo naval y el posible impacto en la paz y la estabilidad en Asia occidental. 

Mientras Estados Unidos persigue sus objetivos estratégicos, existe una preocupación genuina de que pueda desestabilizar una situación geopolítica ya inestable, incorporando a otras grandes potencias a la ecuación. 

Es importante recordar la máxima de que ninguna acción queda sin reacción. Cualesquiera que sean los aviones estadounidenses e israelíes para enfrentar a Ansarallah, enfrentarán una respuesta. Si la historia sirve de juez, las aventuras exteriores de Washington están plagadas de consecuencias no deseadas que refuerzan a sus enemigos. 

Si el plan es destruir las capacidades militares de Yemen, Saná responderá con dureza y bien podría “cerrar el Mar Rojo durante años”, dicen fuentes oficiales yemeníes a The Cradle . Las fuentes dicen que Ansarallah envió sus “amenazas defensivas” a Washington en respuesta a las amenazas estadounidenses que recibieron a través de intermediarios. En consecuencia, las opciones de Washington y Tel Aviv parecen muy limitadas para enfrentar a Yemen.Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de The Cradle y de Dossier Geopolitico.

La guerra de Gaza ha acelerado la cooperación entre los gigantes del Sur Global que se resisten al conflicto respaldado por Occidente. Juntos, los BRICS liderados por Rusia y el Eje de Resistencia liderado por Irán pueden dar forma a un Asia Occidental libre de Estados Unidos.

Por Pepe Escobar para Cradle

MOSCÚ – La semana pasada, el presidente ruso Vladimir Putin hizo una parada notable en los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita para reunirse, respectivamente, con el presidente emiratí Mohammad bin Zayed (MbZ) y el príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman (MbS) antes de volar de regreso a Moscú para reunirse El presidente iraní, Ebrahim Raisi. 

Los tres temas clave en las tres reuniones, confirmados por fuentes diplomáticas, fueron Gaza, la OPEP+ y la expansión de los BRICS. Por supuesto, están interrelacionados. 

La asociación estratégica Rusia-Irán  se está desarrollando a una velocidad vertiginosa, junto con Rusia-Arabia Saudita (especialmente en la OPEP+) y Rusia-EAU (inversiones). Esto ya está provocando cambios radicales en la interconexión de la defensa en toda Asia occidental. Las implicaciones a largo plazo para Israel, mucho más allá de la tragedia de Gaza, son crudas.

Putin le dijo a Raisi algo extraordinario en muchos niveles: 

“Cuando volaba sobre Irán, quería aterrizar en Teherán y conocerte. Pero me informó que usted quería visitar Moscú. Las relaciones entre nuestros países están creciendo rápidamente. Por favor, transmite mis mejores deseos al Líder Supremo, quien apoya nuestras relaciones”.

La referencia de Putin a “sobrevolar Irán” se conecta directamente con cuatro armados Sukhoi Su-35 que vuelan en formación, escoltando al avión presidencial a lo largo de 4.000 kilómetros (si se miden en línea recta) desde Moscú a Abu Dhabi, sin ningún aterrizaje ni repostaje de combustible. 

Como observar cada asombrado analista militar, un F-35 estadounidense es capaz de volar, en el mejor de los casos, 2.500 km sin repostar combustible. Sin embargo, el elemento más importante es que tanto MbZ como MbS autorizaron la escolta de los Su-35 rusos sobre su territorio, algo extremadamente inusual en los círculos diplomáticos. 

Y eso nos lleva a la conclusión clave. Con un solo movimiento en el tablero aéreo, combinado con el posterior gol decisivo de Raisi, Moscú cumplió cuatro tareas: 

Putin demostró -gráficamente hablando- que ésta es una nueva Asia Occidental donde la hegemonía estadounidense es un actor secundario; destruyó el mito político neoconservador del “aislamiento” ruso; demostró una amplia supremacía militar; y, por último, a medida que se acerca el inicio de la presidencia de los BRICS, Rusia demostró que conserva todas sus cartas geopolíticas y geoeconómicas cruciales.    

Mátalos, pero suavemente. 

Los cinco BRICS originales, liderados por la asociación estratégica Rusia-China, abrirán sus puertas a tres grandes potencias de Asia occidental: Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos el 1 de enero de 2024. Su adhesión a la potencia multipolar ofrece a estos países una plataforma excepcional. para mercados más amplios, y es probable que acompañe una avalancha de inversiones e intercambios tecnológicos. 

El sofisticado juego a largo plazo que juegan Rusia y China está provocando un cambio tectónico completo en la geoeconomía y la geopolítica de Asia occidental.   

El liderazgo de los BRICS 10 –teniendo en cuenta que el undécimo miembro , Argentina, por el momento, es, en el mejor de los casos, un comodín– incluso tiene el potencial, bajo una presidencia rusa, de convertirse en una contraparte efectiva de la ineficaz ONU. 

Y eso nos lleva a la compleja interacción entre los BRICS y el Eje de Resistencia.

Al principio, había razones para sospechar que la suave condena  del genocidio en Gaza por parte de la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica (OCI) era una señal de cobardía. 

Sin embargo, una evaluación renovada puede revelar que todo está evolucionando orgánicamente cuando se trata de la intersección del panorama general diseñado por el difunto comandante iraní de la Fuerza Quds, el general Qassem Soleimani, con la meticulosa microplanificación del líder de Hamás en Gaza, Yahya. Sinwar, que conoce la mentalidad israelí en el interior. y demostró en detalle su devastadora respuesta militar. 

Podría decirse que el foco más incandescente de las discusiones detalladas en Moscú estos últimos días es que podemos estar acercándonos al punto en el que “una señal” desatará una respuesta concertada del Eje de Resistencia.

Por el momento, lo que tenemos son ataques esporádicos: Hezbollah destruyendo las torres de comunicación de Israel frente a la frontera sur del Líbano, las fuerzas de resistencia de Irak atacando bases estadounidenses en Irak y Siria, y Ansarallah de Yemen bloqueando concretamente el Mar Rojo. para los barcos israelíes. Todo esto no constituye todavía una ofensiva concertada y coordinada. 

Y eso explicaría la desesperación dentro de la administración Biden en Washington, junto con los rumores de que necesita que Israel termine el Plan Gaza entre Navidad y principios de enero. No sólo la óptica global del ataque a Gaza se ha vuelto terriblemente insostenible, sino que, sobre todo, una campaña militar más aumenta dramáticamente la probabilidad de una “señal” al Eje de Resistencia. 

Y eso resultará en el fin de todos los planos elaborados de la Hegemonía para Asia Occidental. 

Los objetivos geopolíticos del sionismo son bastante claros: restablecer su aura de dominio autoconstruida en Asia occidental y mantener un control constante sobre la política exterior estadounidense y la alianza militar. 

La depravación es un componente clave para lograr estos objetivos. Es muy fácil bombardear, bombardear y quemar objetivos civiles ultrablandos, incluidos miles de mujeres y niños, convirtiendo Gaza en un gran cementerio, mientras el White Man’s Burden Club insta a las fuerzas de ocupación israelíes a matarlos, por supuesto, pero de forma más silenciosa. . . 

La señal es que la tóxica atlantista y presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ofreció sobornos, en persona, a los líderes de Egipto y Jordania (10 mil millones de dólares a El Cairo y 5 mil millones de dólares a Ammán) , como lo confirmaron los diplomáticos de Bruselas. Ésa es la abrumadora solución de la UE para detener el genocidio de Gaza.  

Todo lo que el presidente egipcio Abdel Fattah el-Sisi y el rey jordano Abdullah bin al-Hussein tendrían que hacer es “facilitar” el éxodo forzado y la limpieza étnica final de Gaza hacia sus respectivos territorios. 

Porque el objetivo escatológico del sionismo sigue siendo una Solución Final pura, pase lo que pase en el campo de batalla. Y, por supuesto, como sugiere la operación Inundación de Al-Aqsa encabezada por Hamas el 7 de octubre, destruir la Mezquita Islámica de Al-Aqsa en Jerusalén y construir un Tercer Templo judío sobre sus cenizas.  

¿Qué pasa cuando llega “la señal”? 

Así que lo que tenemos es esencialmente el plan de Emigración o Aniquilación del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, frente a lo que el veterano experto en Asia occidental Alastair Crooke ha acuñado memorablemente como “Sykes-Picot está muerto”. Esa frase significa que la inclusión de árabes e iraníes en los BRICS eventualmente reescribirá las reglas en Asia occidental, en detrimento del proyecto sionista.  

Incluso existe una gran posibilidad esta vez de que los crímenes de guerra certificados por Israel en Gaza sean procesados, a medida que palestinos, árabes y naciones de mayoría musulmana, con pleno apoyo de los BRICS, formen una comisión reconocida por el Sur Global para tomar Tel Aviv y sus fuerzas armadas. a los tribunales.

Olvídese de la contaminada IPC, por más servil que siga siendo ante el orden basado en reglas de la Hegemonía. Los BRICS ayudarán a que el derecho internacional vuelva al primer plano de la escena mundial, como se pretendía cuando nació la ONU en 1945, antes de ser castrada.

El genocidio de Gaza también está obligando a todas las latitudes del Sur Global a ser más inclusivas, como a profundizar en la sabiduría de nuestra historia premoderna común y entrelazada. Todo aquel que tiene conciencia se ha visto obligado a profundizar en sí mismo para encontrar explicaciones a lo Inexcusable. En este sentido, ahora todos somos palestinos.  

Tal como están las cosas, no hay poder: Occidente porque lo rechaza; los BRICS y el Sur Global porque aún no han hecho su jugada- ha sido capaz de detener una Solución Final llevada a cabo por una ideología racista y etnocentrista. 

Sin embargo, eso también abre la sorprendente posibilidad de que ningún poder sea lo suficientemente fuerte como para detener al Eje de Resistencia cuando llegue la “señal” de bajar el telón sobre el Proyecto Sionista. Para entonces, el Eje tendrá un imperativo moral supremo, reconocido e incluso instalado por las poblaciones de todo el mundo.

Así que ahí es donde estamos ahora: evaluando la incandescente simetría entre impotencia e imperativo. Se romperá el estancamiento, tal vez antes de lo que todos esperamos. 

Esto evoca una comparación con un punto muerto anterior. El actual impasse entre una versión perversa y de mala calidad de la “civilización” hebraica y el nacionalismo islámico emergente –llamémoslo “Islam civilizacional”– refleja dónde estábamos en diciembre de 2021, cuando los tratados propuestos por Rusia sobre la “indivisibilidad de la seguridad” ”fueron rechazados. por Washington. En retrospectiva, esa fue la última oportunidad para una salida pacífica al enfrentamiento entre Heartland y Rimland. 

El Hegemón lo rechazó. Rusia hizo su jugada y aceleró exponencialmente el declive de la hegemonía. 

La canción sigue siendo la misma, desde las estepas del Donbás hasta los campos petrolíferos de Asia occidental. ¿Cómo puede el Sur Global multipolar –representado cada vez más por los BRICS ampliados– gestionar un Occidente imperialista furioso, temeroso y fuera de control que mira hacia el abismo del colapso moral, político y financiero?    

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de The Cradle y de Dossier Geopolitico.

FUENTE https://new-thecradle-co.translate.goog/articles/brics-and-the-resistance-axis-a-convergence-of-goals?_x_tr_sl=auto&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es

Por Tiberio Graziani colaborador de Dossier Geopolitico

«Hay suficiente en la tierra para las necesidades de todos, pero no para la codicia de unos pocos».

Mohandas K. Gandhi

«El estatus de potencia de segunda clase, que una comunidad internacional todopoderosa concede a muchas naciones […], ya no puede aplicarse a la India del siglo XXI».

Olivier Guillard

«Como resultado de la estrategia global de Estados Unidos y de su búsqueda de hegemonía, India y China están sometidas a una presión significativa. Son las naciones más pobladas del mundo y no pueden ser fácilmente influenciadas y controladas.»

A.S. Hasan

El crecimiento económico de la India

Al igual que China, aunque a un ritmo más lento (en torno al 6% anual), India también ha registrado una tasa de crecimiento económico tan elevada en los últimos quince años que puede incluirse entre las cuatro economías más importantes del planeta en las proyecciones para 2020 realizadas por el Banco Mundial y el FMI. Otro dato relevante, que siempre debe tenerse en cuenta cuando se analizan naciones caracterizadas por una masa demográfica masiva (1.028.610.328 habitantes en el caso de la República de Bhārat, según el censo de 2001), es también su porcentaje de crecimiento anual, que, aunque no es elevado, de hecho sólo ronda el 1,6% (1998-2003), constituye un parámetro de evaluación importante e indispensable cuando se trata de comprender el papel y el peso que India adquirirá a nivel mundial en las próximas décadas.

Pasar del 11º puesto en la clasificación de las mayores economías del mundo al 4º es el objetivo tanto del gobierno de Manmohan Singh, padre de las reformas «liberalistas» y exponente de la coalición liderada por el Partido del Congreso, como de la oposición compuesta, nacional y antiliberal, que ve como aliados objetivos al Partido Popular (Partido Bharatiya Janata), considerado de derechas según los esquemas occidentales, al Partido Comunista de la India y al Partido Comunista Marxista-Leninista de la India.

La adopción de un modelo particular de «desarrollo», que favorece una especialización considerable en el sector terciario avanzado y un interés específico por la investigación científica y tecnológica, ha permitido a la India ganarse para sí, dentro de la economía mundial, el papel de «atractor global» de los sectores de servicios e investigación científica, con especial referencia a ámbitos económicamente «sensibles» como el farmacéutico y el de la tecnología de la información, que siempre han estado vigilados por EE.UU. y el Reino Unido. Esto ha causado una gran preocupación en estos países y ha dado lugar a normas y reglamentos defensivos; recientemente (2005), por poner sólo un ejemplo, el Senado estadounidense aprobó una medida para excluir de las compras gubernamentales a las empresas que hayan subcontratado (aunque sólo sea 50 puestos de trabajo) en los últimos cinco años.

Los gobiernos indios de la última década, además de apoyar el crecimiento económico del país y facilitar su participación gradual en la economía mundial mediante una diplomacia pragmática, han puesto en marcha amplios programas para modernizar las infraestructuras viarias, ferroviarias, portuarias y aeroportuarias del país, así como la red de suministro energético. Estos programas, sin embargo, tienen dificultades para llegar a buen puerto debido a las tensiones internas generadas por el enfrentamiento entre la tendencia profundamente «liberalista» del actual gobierno y la oposición.

Una estrategia multipolar

India, al igual que el otro coloso asiático, China, intenta sacar provecho de su reciente auge económico también en el ámbito internacional, dándose a conocer y siendo reconocida no sólo como «socio» ocasional y teóricamente «estratégico», sino también, y sobre todo, como potencia nuclear y miembro constituyente de un nuevo orden planetario.

De hecho, a partir del análisis de sus acciones de política exterior, India parece haber comprendido plenamente el momento histórico actual, que se caracteriza por ser un periodo de transición entre el anterior sistema bipolar y un futuro sistema multipolar en formación. Un periodo histórico de transición, nos gustaría subrayar, en el que el grado de ruptura parece haber alcanzado su clímax, ya que la incierta «regencia unipolar» de la hiperpotencia estadounidense muestra cada vez más signos de su declive, entre los que mencionamos: el «atolladero» iraquí, la aceptación a regañadientes de la política nuclear india, la cooperación ruso-china en el ámbito militar, las relaciones «especiales» entre algunos países sudamericanos, principalmente Brasil y Venezuela, con China, India y Rusia.

La conciencia, metabolizada por la India, de que se encuentra en un proceso de transición hacia un nuevo orden mundial y la experiencia que ha adquirido como potencia regional desde el día de su independencia (15 de agosto de 1947) hasta principios de los años 90, subrayada simbólicamente en varias ocasiones (en 1955, con ocasión de la Conferencia de Bandung de los «países no alineados», en 1974, con los primeros experimentos nucleares), la obligan a asumir una responsabilidad no sólo regional, sino mundial.

Una responsabilidad que se deriva precisamente del papel geopolítico que Nueva Delhi desempeñó durante la segunda mitad del siglo pasado. La Unión India, de hecho, mucho antes que China y otras naciones importantes de lo que se llamaba, en la publicidad de la época, el «tercer mundo», se dio cuenta de que el sistema bipolar se encontraba en un equilibrio precario y, por ello, se convirtió en la madrina del movimiento de los países no alineados y en la «correctora» de la brecha entre Estados Unidos y el «bloque soviético», adhiriéndose a acuerdos de amistad con este último. Hay que recordar que la amistad con la Unión Soviética también se vio reforzada por las fricciones entre Pekín y Nueva Delhi, que desembocaron, como sabemos, en los enfrentamientos armados de 1962-63 y, sobre todo, con la elección china de formar parte del acuerdo nixoniano Washington-Islamabad-Pekín.

El papel de «intermediario» que la India asumió en el marco del sistema geopolítico anterior le permite, sin embargo, reforzar esta vez sus lazos con Moscú sobre la base de la paridad y de una mayor autonomía, mientras que su participación en el movimiento de los no alineados la convierte en candidata a ser, junto con Rusia y China, uno de los países rectores de un hipotético sistema multipolar. Para confirmar esta estrategia, cabe mencionar los recientes acuerdos firmados con China sobre los conflictos fronterizos y la colaboración tecnológica y científica en el campo de la energía.

El establecimiento de un eje Moscú-Pekín-Nueva Delhi parece, pues, un hecho establecido. A este acuerdo, geopolíticamente relevante para la autonomía de la masa continental euroasiática de la tutela estadounidense, le falta un colgante vital e insustituible, el que la emanciparía por completo, del Atlántico al Pacífico, y haría posible una pax euroasiática: el eje europeo París-Berlín-Moscú.

Para no frustrar la labor de los gobiernos de Moscú, Pekín y Nueva Delhi en la construcción de un nuevo sistema que tenga en cuenta las peculiaridades y aspiraciones nacionales, y para tener, sobre todo, un papel equitativo en la futura configuración multipolar, corresponde a los responsables europeos hacer una elección funcional del campo en interés de sus propios pueblos y del continente euroasiático.

FUENTE Geopolitika.ru

Si Netanyahu se ve obligado a prologar la tregua en Gaza, para que Hamás libere a todos los rehenes, la situación política de los palestinos podría influir sobre Tel Aviv.

Por Eduardo Vior Analista Internacional

Finalmente este viernes ha entrado en vigor en Gaza el alto el fuego acordado por Israel y Hamás con la mediación de Catar. Al firmar este miércoles el acuerdo, el gobierno israelí cedió a la presión interna e internacional, para que acceda a un canje de los rehenes en manos de Hamás por prisioneros palestinos encerrados en las cárceles israelíes. Como después de 40 días de combates las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) no han derrotado a la resistencia palestina ni liberado a los rehenes, la fractura del gobierno y de la sociedad israelí, la ambigüedad de la política norteamericana hacia el conflicto de Gaza y el vuelco de la mayor parte de la opinión pública occidental a favor de los palestinos dificultan que Benyamin Netanyahu retome las hostilidades después de la tregua. Además de que este resultado reabriría la crisis política interna, la influencia internacional de Israel se vería sumamente afectada.

Tras la liberación por Hamás de seis mujeres y niños israelíes y siete inmigrantes tailandeses secuestrados el pasado 7 de octubre, Israel ha permitido este viernes la salida de prisión de  39 palestinos, algunos detenidos desde hace muchos años.

El miércoles por la mañana el Emirato de Catar comunicó que el Estado de Israel y el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás habían acordado una pausa humanitaria de cuatro días en la Franja de Gaza, que el jueves se extendió por uno más. Según el mismo, las partes cesan las operaciones militares en todas las zonas de la Franja de Gaza y la Fuerza Aérea israelí sus vuelos sobre el sur del enclave, mientras que en el norte los bombardeos sólo se suspenderían diariamente durante seis horas. Además, se permite la entrada de ayuda humanitaria al sur del territorio. Israel se ha comprometido también a no detener a los palestinos de la Franja, mientras dure la tregua, y a garantizar su libertad de circulación por la carretera que une el norte y el sur del enclave. Cincuenta rehenes israelíes, especialmente mujeres y niños menores de 19 años, serán liberados por grupos a cambio de 150 presos políticos palestinos.

Antes de que entrara en vigencia el acuerdo, Israel extendió hasta la noche del jueves los bombardeos a áreas de Gaza que no había atacado antes y sus tropas detuvieron a miembros del personal médico y sanitario que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estaba evacuando del devastado Hospital al Shifa en el norte de la Franja. Cientos de cohetes y proyectiles de artillería cayeron en esas horas sobre el campo de refugiados de Jabalia y sobre el centro de la Franja. Las autoridades gazatíes denunciaron que en esos bombardeos Israel lanzó bombas de fósforo blanco.

Foto AFP
Foto: AFP

Si bien el gobierno de coalición derechista-ultraderechista anunció que no permitirá el regreso de los desplazados a sus hogares en el norte de la Franja, este mismo viernes decenas de miles de palestinos desafiaron la prohibición y retornaron a sus barrios buscando a seres queridos que yacen bajo los escombros y tratando de rescatar sus enseres.

También en la frontera norte este vienes se han calmado los intensos intercambios de artillería y los ataques aéreos entre Hizbolá y el ejército israelí. En una reunión celebrada en Washington el jueves el presidente norteamericano Joe Biden pidió a Netanyahu que también en la frontera con Líbano se pacte un cese al fuego, pero el primer ministro israelí eludió una definición.

En principio, alrededor de 201 rehenes siguen en manos de Hamás y varios miles de palestinos en las cárceles de la ocupación israelí. El primer ministro hace como que EE.UU. le ha impuesto este acuerdo, para no perder imagen frente a los halcones en su gabinete, pero, según informes del portal norteamericano Politico, fue él quien el 14 de noviembre imploró a un alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos que se firmara el acuerdo. Es que no podía soportar más la presión pública de los familiares de los rehenes con el apoyo de la oposición parlamentaria. El jefe de gobierno sabe que nunca podrá liberarlos por medios militares, pero no podía dar el brazo a torcer.

Tanto el gobierno israelí como el estadounidense están sumamente preocupados por la certeza de que el cese del fuego permitirá a periodistas de todo el mundo documentar la devastación que han provocado los bombardeos israelíes y la invasión de su ejército. Las imágenes del horror van a volcar decisivamente a la opinión pública occidental contra Israel e imposibilitar la reanudación de los combates. Desde el 7 de octubre decenas de trabajadores de prensa han muerto en Gaza a manos de los militares israelíes y aun en medios de prensa habitualmente proisraelíes se ha generalizado un sentimiento de solidaridad profesional con los colegas perseguidos y asesinados. Los colegas van a realizar ahora un festival de fotos y videos.

Durante los 40 días de operaciones Hamás sufrió terribles pérdidas. Según informaciones de la inteligencia militar israelí, las unidades palestinas en el norte de Gaza han sido rodeadas, han sido expulsadas de numerosos barrios y han debido abandonar la mayor parte de su territorio en el norte de Gaza. Sin embargo, múltiples filmaciones demuestran que los resistentes han seguido luchando desde la red de túneles que las FDI sólo parcialmente pudieron destruir. Por las dudas, el ministro de Defensa israelí Yoav Gallant, uno de los duros del gabinete, declaró el jueves 23 que después de la tregua se reanudarán las hostilidades “por, por lo menos, dos meses más”. Previendo este tipo de amenazas, ya unas horas antes el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Hossein Amirabdollahian, avisó al margen de una reunión que mantuvo en Líbano con el líder de Hizbolá, Sayed Hassen Nasrallá, que, si Israel no respeta la tregua, “el ámbito de la guerra se va a expandir”.

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Si bien a costas de 15.000 civiles muertos (40% de los cuales, niños), decenas de miles de heridos y la destrucción de toda la infraestructura civil en el norte de la Franja de Gaza así como de las viviendas de 1,8 millones de civiles, Hamás consiguió todos los objetivos que se planteó para esta operación: impidió que los israelíes rescataran a sus rehenes y, en cambio, los canjea por prisioneros palestinos. Gracias a la difusión que tuvieron los bombardeos y los combates terrestres, ante la opinión pública mundial mostró a Israel como un Estado que viola masivamente los derechos humanos. También volvió a colocar la independencia y soberanía de Palestina al tope de la agenda mundial. Además, arrebató a la Autoridad Palestina el liderazgo sobre toda su nación. Finalmente, para los palestinos lo más importante, destruyó el mito de la invencibilidad de las FDI.

Israel, por el contrario, no propuso objetivos tangibles. Sus líderes prometieron liberar a los rehenes por las armas y acabar con Hamás, pero al cabo de 40 días de invasión no pudieron liberara ningún rehén y las milicias gazatíes les dieron batalla hasta el último minuto. Ahora, tras el inicio de la tregua se plantean distintos cursos de acción, cada uno con desarrollos diferentes.

En primer lugar, puede preverse que durante el presente cese de hostilidades aumente la presión internacional, para que Israel lo prolongue. De hecho, al filtrar la disposición de su gobierno de extender el alto el fuego un día más por cada 10 rehenes suplementarios que libere Hamás, Bibi Netnyahu insinuó que accedería a una extensión del acuerdo. Israel también puede preferir una pausa más larga, para recuperar su economía y su turismo. Por otra parte, aun con la intención de reanudar los combates cuando termine la tregua, una pausa más larga permitiría a las FDI estudiar la red de túneles bajo la Franja, reagruparse, remplazar el cuantioso material dañado y organizarse para una nueva ofensiva en el sur de la Franja que duraría meses.

Es poco probable que Hamás reanude por sí las hostilidades, porque la población palestina está pidiendo un respiro, para recuperarse de la masacre que ha sufrido y porque la organización islamista ha ganado ante los mediadores (Egipto y Catar) un reconocimiento político que no quiere dilapidar.

Si, por el contrario, Netanyahu decide reanudar las operaciones contra la opinión interna y externa y después de que Hamás usó la pausa para reagruparse y rearmarse, no sólo aumentará el número de bajas civiles, sino también las ya altas pérdidas humanas y de material de sus fuerzas armadas, sin alcanzar objetivo militar alguno y en medio de un creciente aislamiento internacional.

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Si no lo hace, la victoria por puntos que alcanzó la resistencia palestina con este acuerdo se convertirá en un triunfo político aplastante. Es posible que para disminuir el efecto de esta derrota, Israel vuelque su furia sobre Cisjordania. Se sucedería, entonces, una ola de asesinatos, detenciones y secuestros de palestinos. Recientes anuncios de grupos de la resistencia iraquí, empero, dan cuenta de preparativos para apoyar a la población de Cisjordania a través de Jordania, sin que el rey Abdalá II pueda detenerlos.

Si se llegara a esta situación. la coalición gobernante en Israel debería optar entre negociar un acuerdo global que regule todas las relaciones de su país con Palestina y las naciones vecinas o arriesgar una guerra regional. Si opta por la primera alternativa, tan contraria a su política, perderá el gobierno. Si elige la segunda, aislará a Israel de la comunidad internacional, porque EE.UU. tampoco la podrá acompañar y sufrirá a la vez una derrota política y militar.

No sólo Israel enfrenta un dilema, también el liderazgo norteamericano está preocupado por la situación humanitaria en Gaza y por la revuelta de los jóvenes demócratas de quienes no puede prescindir en vísperas del año electoral. Es indudable que Biden aumentará su presión sobre Israel, para que llegue a un acuerdo duradero con los palestinos.

La influencia política y económica que las elites sionistas ejercen en EE.UU., Europa Occidental y otros países se basa en el supuesto de que su Estado es el único representante genuino de Occidente en Asia Occidental y de que es invencible. Sin embargo, el fracaso de la respuesta israelí ante la operación palestina del 7 de octubre descascara ese barniz de invulnerabilidad. Sus lobistas, representantes y aliados van a tener ahora que esforzarse mucho para justificar el trato privilegiado que reclaman en las relaciones internacionales. Quien hoy se identifique con Israel para hacer negocios o carrera política no habrá hecho una buena apuesta.

Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor/autora y no representan necesariamente la posición de la agencia TELAM y de Dossier Geopolitico