Uno se vislumbra en el posicionamiento de las élites financieras globales y algunos líderes de países occidentales, el otro lo perfilan en sus discursos los líderes de las potencias anti hegemónicas Xi Jinping y Vladimir Putin. Davos entre distopías y esperanzas

POR GUILLERMO WIERZBA FEB 7, 2021 

El Foro Económico Mundial que se reúne anualmente en Davos tiene el objetivo de reunir a grandes empresarios, personas que poseen la concentración más alta de riqueza en el mundo desigual del presente, líderes de las grandes potencias mundiales y gobernantes de países periféricos. La composición de los encuentros de Davos refleja con nitidez el sentido intelectual de los mismos y el tipo de intereses e ideas que resultan hegemónicos.

El Foro de 2021 se realizó con conexión remota y sin presencialidad debido a la pandemia. Así, el tema de la peste constituyó una cuestión dominante del debate. Lo discutido en Davos confirmó que los intelectuales, dirigentes sociales y políticos están visualizando la alta probabilidad de cambios en el funcionamiento de la economía mundial para la pospandemia. Su dirección y profundidad aparece expresada en distintas opiniones, encuentros y manifestaciones que se realizan. Hay quienes hacen postulaciones de cambios radicales, a partir de la exposición desnuda que el despliegue de Covid-19 hizo de un mundo injusto, desigual y con una concentración opulenta de la riqueza conviviendo en sociedades con multitudes humanas sumergidas en la miseria. Otros temen por la caída de los fundamentos de un régimen que los privilegia, y postulan versiones gatopardistas para que cambie algo en función de que nada modifique las relaciones de poder que permitieron las obscenas diferencias con las que las minorías acomodadas y las mayorías oprimidas y excluidas enfrentaron la pandemia. No resulta ocioso señalar que el Summit del G20 en Londres, durante la “crisis de las hipotecas” de 2008, produjo un documento final que se hacía eco del clima de crisis del paradigma neoliberal y asumía la necesidad de cambios que redujeran la desigualdad y la pobreza, promovía mayores regulaciones financieras y criticaba las condiciones previas de la economía mundial. Sin embargo, cuando las aguas se calmaron emergió una lógica de correctivo continuismo de lo preexistente, en la que predominaron planes de consolidación fiscal que hundieron a muchas de las economías periféricas o con mayor debilidad.

Una de las diferencias que aparecieron en los discursos de Davos fue que algunos adherían a la caracterización de que se transitaba la entrada a un período de pospandemia,  mientras otros, como Xi Jinping, subrayaron que proseguían los tiempos de pandemia y que las preocupaciones sobre las características y las políticas necesarias para enfrentarla constituían la cuestión sustantiva de la época. En referencia a las diferentes miradas sobre la post-peste, es imperioso ver que en tiempos de Covid las desigualdades se profundizaron en lugar de mitigarse y no se debe pasar por alto que esta tendencia podría no ser ajena a la sociedad pospandémica.

El capitalismo de los stakeholders 

Esta propuesta debatida en Davos revela una fuerte crisis de ideas e imposibilidad de cambios del capitalismo de la financiarización, en el cual predomina la lógica de maximización de ganancias y el predominio de las remuneraciones a los fondos de inversión financiera por sobre la tasa de beneficios del capital productivo.

La ingenuidad y falta de solvencia académica y teórica del cambio en el capitalismo promovido por los líderes de la mayoría de los países centrales acompañado por las “ideas innovadoras” sobre la sociedad de los empresarios multimillonarios, quedaron expuestas en la propuesta del capitalismo de stakeholders. Su denominación españolizada es “capitalismo de las partes interesadas”, y su axioma clave postula que las empresas desempeñen el papel director de las economías, pero sujetas a una serie de condiciones éticas que incluyen consideraciones respecto de la justicia social, la mitigación de la desigualdad y una actitud activa en el cuidado del medioambiente. Estaría basado en un cambio de la conducta empresaria. Una transformación de carácter “moral” que modificaría el móvil de la empresa capitalista. Consiste en llevar al centro de la escena a lo que dio en llamarse “responsabilidad social empresaria”.

Más que una propuesta realista, los “buenos” promotores del Foro Económico Mundial parecen predicadores de una religión laica. Realizan un llamado a un comportamiento empresarial que mejore el bienestar social. Pretenden ese comportamiento de los poderosos protagonistas de la financiarización. En la lista de ponentes que incluyó el encuentro virtual de hace unos días estaba Larry Fink, el CEO del principal fondo de inversión de Wall Street, Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, y Marc Benioff, director ejecutivo de Salesforce.com.

En dos cosas el poder hegemónico de Davos resulta taxativo:

  1. El capitalismo resulta indiscutible, y
  2. El sector público no debe manejar la economía. O sea que los paradigmas previos a la contrarrevolución neoconservadora deben quedar bien enterrados.

Hubo una prédica insistente desde la conducción del Foro y sus hegemónicos líderes occidentales respecto a la promoción de la “economía verde”, la urgente reducción de las emanaciones de carbono y la utilización de energías limpias. Pero sin discriminar los deberes de los países desarrollados respecto de los dependientes en esa tarea. También se propugnó la colaboración público-privada para la intensificación de la innovación tecnológica, especialmente de la economía digital. Hubo referencias a mejorar condiciones sociales, como la disminución de la desigualdad y la limitación a la concentración de la economía. El pilar para sostener todo esto sería la empresa privada, pero imbuida de responsabilidad social. No hicieron referencias para terminar con la promoción de la flexibilización laboral, ni para construir sociedades sin desempleo. Sólo un apunte de Angela Merkel planteando que los sectores digitales fueron beneficiados por la pandemia, y los de servicios, perjudicados.

El gran ausente de esta edición del Foro fue el gobierno norteamericano, seguramente por la traumática transición política. Pero fue evidente en el conjunto de las exposiciones la bienvenida a Biden y al final del gobierno del ultraderechista Trump. El motivo, la coincidencia en la restauración del multilateralismo previo a la llegada de este último al poder.

La pospandemia en la mirada de los líderes occidentales

Merkel reconoció que el sistema de salud en Alemania es de carácter individual y no contempla la atención primaria comunitaria. En cambio, reivindicó como una fortaleza de la sociedad alemana el sentimiento de solidaridad. Sentenció que la concentración de la economía debe detenerse. Pero, a la hora de formular una propuesta de organización de la economía posterior a la crisis, la líder conservadora recurre al viejo slogan liberal de la “economía social de mercado” que popularizó Ludwig Erhard, miembro de la sociedad Mont Pellerin –cuna del neoliberalismo— y que fuera pregonado en nuestro país por Álvaro Alsogaray. Merkel le agrega “la responsabilidad social empresaria”, para estar a tono con el eje propuesto por la convocatoria al Foro. Hace algunos diagnósticos progresistas, que revelan una lectura atenta de la realidad, y propuestas gatopardistas,  cuya debilidad refleja la incapacidad, desorientación e imposibilidad para construir un futuro diferente para el capitalismo financiarizado.

Emmanuel Macron hizo una intervención apologética de las décadas de neoliberalismo. Sostuvo que durante ese período accionistas y consumidores se beneficiaron como nunca y elogió los cambios tecnológicos y la modernización productiva durante ese período. Su intervención revela un alto nivel intelectual que no permite presumir como una omisión involuntaria, la no mención de las virtudes que pudo haber tenido la llamada época del “capitalismo de oro”, con su modelo del Estado de bienestar. El Presidente francés es, sin duda, un entusiasta de la economía de libremercado. Pero luego debe situarse en el clima de época de la peste, y señala que el modelo del apogeo del liberalismo neo no es replicable para el futuro, pasando a enunciar consecuencias no menores (asimilables a efectos no deseados o colaterales) del liberalismo neo: la financiarización —cuando asigna sobreremuneración a una facción social—, la pérdida de empleos, el deterioro de los salarios, la externalización del empeoramiento climático. Tampoco ahorró la mención de una amenazante crisis de la desigualdad, de la demanda y climática. Pero en relación a su propuesta de sistema pospandemia, Macron resulta taxativo y coincidente con Merkel en la salida gatopardista.

El Presidente francés hace suya la propuesta del “capitalismo de las partes interesadas”, una definición con pretensiones más académicas que la de “responsabilidad social empresaria”. El gobernante galo advierte que el activismo estatal no puede, ni deber, ser la única –ni la predominante— respuesta para detener las externalidades negativas. Los Presidentes de las naciones hegemónicas de la Unión Europea coinciden en predicar la necesidad de disminuir el gasto fiscal incrementado durante la pandemia y en la vocación de poner un límite a la intervención del Estado. El enunciado de Macron de que no se puede pensar la economía sin lo humano va de la mano con la convocatoria a un cambio de la actitud empresarial que corrija las plagas neoliberales. Ningún cambio de rumbo. Una manifestación de deseos ingenua, o tal vez cínica.

La ministra de Relaciones Exteriores española se pronunció contra el “nacionalismo sanitario” y por una justa distribución de las vacunas a los países pobres. Advirtió sobre la inadmisibilidad del incumplimiento de contratos por parte de los laboratorios respecto a la entrega de esas vacunas para enfrentar la pandemia. También pregonó reglas del juego justas para el mundo digital. Sin embargo, repitió como conceptos de valor estratégico la confianza y la transparencia, una música ligada a la crítica de lo público y la valoración de la iniciativa privada. Cuestión que reforzó con su posición promotora de la alianza-público privada para la investigación y promoción de las medicinas de prevención y atención del virus. 

Continuismo explícito

Los posicionamientos más derechistas y sin revisionismos respecto al neoliberalismo fueron los del presidente israelí Benjamín Netanyahu y el canciller brasileño Ernesto Araujo. El primero reivindicó la continuidad de la desregulación económica, la desburocratización de las reglas y la educación y el mercado libre como pilares del desarrollo económico. Hizo la analogía de las vacunas contra Covid con las municiones para la guerra. Pero exhibió el liderazgo que su país adquirió en la cantidad de vacunados, adjudicándolo a la flexibilidad que tuvo respecto del precio a pagar por las vacunas. El brasileño se refirió a la importancia que tiene el reconocimiento a los Estados Unidos como la superpotencia de la libertad, “porque esa es la garantía para impulsar ese valor en el mundo y en el continente”.  Araujo sentenció que su país recupera, con el gobierno de Bolsonaro, la democracia y la libertad. Propició la dinamización de la OMC como política para promover la apertura económica y la democracia, categorías que emergieron en su discurso como indisolublemente unidas. 

Contrahegemónicos

Xi Jinping afirmó que la “historia avanza y no se vuelve atrás”. Hizo un aporte crítico del tono general del encuentro. Expresó que “no todos los países tienen el mismo sistema social” y que era necesaria la coexistencia pacífica entre los países de distintos regímenes de organización social. Afirmó que sin la comprensión de esa diversidad no habrá progreso social. Llamó a reducir la brecha de desarrollo entre países y advirtió que la pandemia agudiza la polarización entre países ricos y pobres. Se pronunció contra la lógica de la Guerra Fría, y enunció los valores de: paz, desarrollo, igualdad, justicia y libertad. Promovió un sistema internacional en donde no se use la potencia del más fuerte para imponerse frente a los países más chicos en la resolución de diferencias. Manifestó que hoy sigue siendo más importante atender la pandemia como problema clave, expresando que estamos en épocas de seguir pensando la peste, contrastando con las reflexiones centradas en suponer que estamos en tiempos de salida de la pandemia. Reivindicó un multilateralismo de iguales. 

Señaló que China erradicó recientemente la pobreza extrema y definió a su país como de un sistema socialista moderno.

Putin dijo que existe una crisis política mundial, con enfrentamientos violentos y conflictos regionales crecientes. Criticó la concentración de ingresos y la estratificación social en los países más desarrollados. Rechazó el Consenso de Washington, cuyo modelo de crecimiento económico, sostuvo, estuvo basado en el crédito, la deuda y la desregulación. Planteó la necesidad de intervención del Estado para proteger los puestos de trabajo, concibiendo la economía futura con un paradigma de personas viviendo en un entorno de seguridad, con empleo, jubilación, educación y salud. Reivindicó los estímulos fiscales para el desarrollo y reclamó la reducción de la brecha entre países. Hizo una crítica explícita a los Estados Unidos por su política de construcción de enemigos internos y externos. Realizó un llamado explícito a democratizar la disposición de vacunas, advirtiendo sobre la desventaja africana.

Publicado en: El Cohete a la Luna: https://www.elcohetealaluna.com/entre-distopias-y-esperanzas/ 

El 15/2/2012 fui entrevistado por el Programa «Detrás de la Razón», que conduce el Periodista mexicano Roberto de la Madrid, junto al Dr. Eduardo J. Vior, dos argentinos, analizando el futuro de Trump y la situación política interna de USA. que por supuesto tendrá efectos externos dado el rol de República Imperial que asumió luego de la Segunda Guerra Mundial y mas aún después de la desaparición de la Unión Soviética. 

Dossier Geopolitico Tanque de Ideas suramericano, cada dia tiene mas presencias en medios globales de habla hispana

¿Perdió o ganó? ¿O qué pierde y qué gana EEUU? El impeachment contra Donald Trump del cual se desprende que es dos veces inocente cuando lo acusan de villano violador de la Constitución, se volvió un show de cámaras y micrófonos que mostró lo que menos importa para analizar la situación estadounidense tanto social, económica como política. Si bien el impeachment que fue presentado como un acto necesario ante un acto grave el cual tenía que ser castigado según los demócratas, lejos de entrar en el si Trump fue culpable o no, si de verdad movió mentes Trump para que asaltaran el Capitolio o no, sí representa el estado esencial de la relación entre pueblo y política y entre pueblo y pueblo en sus diferentes aristas dentro de los EEUU. Ese el punto que analizaremos en este capítulo para ver la conformación de poder para los próximos 8 años, vitales para el reacomodo geopolítico. ¿Quién defiende a Trump que no lo pueden sentenciar o no es más que un reflejo de lo que pasa en lo más profundo del devenir de ese país? ¿Qué sigue para Biden, qué propone y cómo enfrentará al nuevo padrino de los republicanos que ya tiene oficina electoral virtual en el club de golf Mar-a-Lago?

15 años promoviendo semanalmente la Geopolitica, en este Programa

Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

TEMAS:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) conflicto que conduce a un mundo Bipolar nuevamente

AUDIO:

La columna dominical de geopolítica para el Club de la Pluma de este domingo, que presenta Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, nos trae dos temas centrales y de gran actualidad: Las  Elecciones en Ecuador y Los despliegues de barcos de guerra en nuestro Atlántico Sur. Y en ambos casos, la presencia de EEUU es determinante, tanto con maniobras militares como políticas.

Pero el análisis de esta semana es más variado y también muy importante. Por lo que comienza con EEUU y su lucha interna y sigue con su política exterior que al parecer no va a variar. Por el contrario, que se estaría reforzando la idea de la confrontación.

Y asegura que: ¡¡EEUU ya está decidido: Los enemigos son China y Rusia y cualquier otro posible aliado!!

También nos avisa que el choque entre Atlantistas y Continentalistas se extiende por todo el mundo y ya llega a Sudamérica.

Luego nos adelanta que China avanza en la ruta de la Seda con trascendentales acercamientos con Europa Central y Oriental y también con Bruselas para profundizar las relaciones comerciales. Movimientos estos que agudizan fracturas internas entre los diferentes intereses y potestades de los miembros de la UE. Mientras la prensa del viejo continente nada informa al respecto.

Más adelante se refiere al conflicto diplomático de la UE con Rusia, con Borrell y Navalni como primeros actores. Y pone especial foco en que Rusia puede romper relaciones con Bruselas, si ésta insiste en hacer seguidísimo de EEUU y ser funcional a la OTAN.

Sobre Italia, desgrana los tópicos del nuevo gobierno tecnócrata y genuflexo de Mario Drahgui, que se inclina sumiso ante el Atlantismo de EEUU y se pregunta sobre la reacción de Merkell y Macron a tal actitud de sometimiento, cuando estos dirigentes intentan abrir horizontes hacia Rusia y China.

Y a seguir, aborda en profundidad uno de los tema centrales de la semana: Las Elecciones en Ecuador.

Repasa los resultados de la primera vuelta. El triunfo claro del “Correísta” Araoz. El empate técnico por la segunda vuelta entre la derecha financiera y los “supuestos indigenistas”. Alerta de la maniobra para ensuciar el triunfo de Araoz con alusiones de fraude. Habla de un muy extraño recuento de votos ordenado por la Comisión Nacional Electoral, que solo atiende y escucha a los dos partidos contrarios a Araoz. Nos cuenta de la intranquilidad por este abuso de la autoridad electoral. Y pone encima de la mesa la madre de todas la maniobras de EEUU: ¡¡UN PACTO PARA LA SEGUNDA VUELTA ENTRE EL PARTIDO DE LOS BANQUEROS Y EL DE LOS INDIGENISTAS!! Y termina el tema repasando las posibilidades de Araoz en la segunda vuelta.

Pereyra Mele continúa su columna por Brasil y nos explica que ésta semana se ha reconocido oficialmente que el famoso caso del “Lava Jato” fue creado para destituir a Dilma Rousseff y encarcelar a Lula. Además habla de la confesión del anterior jefe del ejército sobre que presionaron y lograron que justicia negara al ex-presidente el Habeas Corpus y sus derechos a ser candidato. Y finalmente desentraña la maniobra fáctica que llevó al poder a Jair Bolsonaro. 

Y cierra el programa en nuestro país con otro tema de candente actualidad. LOS MARES DEL SUR ARGENTINO.

Y se sumerge en submarinos nucleares, con un tweet secreto (pero público y amenazante) de la armada estadounidense. Navega por las Islas Malvinas entre las patrullas anglo americanas. Nos recuerda el reciente rechazo argentino al atraque en el puerto de Mar del Plata de un buque de guerra de EEUU. Y habla del enfado de Washington por esa negativa.

Y denuncia la estrategia en marcha de Inglaterra y EEUU para cercar y cerrar el perímetro marítimo de América del Sur, tanto del Atlántico como del Pacífico.

Así, Pereyra Mele nos desglosa impresionantes informaciones y argumentos, como si fuese una película de guerra sigilosa, pero que es real y verídica. Una disputa que ya se está librando en este momento, con un gran botín en juego, que es nada más y nada menos, que nuestra reserva marina. 

Un electrizante relato. Duro. Impactante. Preocupante. Pero necesario para comprender por qué Argentina también es un centro de codicia de los imperios mundiales. 

Eduardo Bonugli

Pereyra Mele

Lo dijo el presidente de China, Xi Jinping, al inaugurar el Foro Económico Mundial de Davos: tras la pandemia, «el mundo no volverá a ser como era». Y esta constatación cobra una gran relevancia, no sólo por venir de quien viene, sino además en un contexto de pandemia en que precisamente el gigante asiático fue el único país que creció en 2020.

AUDIO:

https://mundo.sputniknews.com/20210212/davos-2021-preludio-de-una-rusia-y-europa-unidas-1101790457.html

La sentencia

La sentencia del mandatario chino tiene sustento y sustancia, si tenemos en cuenta las principales conclusiones a las que arribaron economistas jefes consultados por el Foro y hechas públicas el día del puntapié inicial del evento.De acuerdo al dossier, pero también a los últimos acontecimientos, exacerbados con las últimas elecciones de EEUU, la actual crisis derivada de la pandemia acarreará una aceleración en la posición de dominio de las grandes tecnológicas y el trabajo a distancia, y por ende, las desigualdades económicas.Esto, y siempre según el informe, originará una nueva era en cuanto a políticas fiscales, monetarias y de competencia, y sorprendentemente, una mayor presencia del sector público en la economía.

El coronavirus vino a acelerar procesos que ya estaban en marcha», señala el director del think tank Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, al indicar que hace años que se estaba procesando un cambio sustancial en el mundo, en las transferencias de áreas de poder y de distintas potencialidades.

«Esa transferencia de poder de unos hacia otros, como bien ha dicho Xi Jinping y también Vladímir Putin en su discurso ante Davos, se ha acelerado», abunda el analista.En sus anteriores jornadas anuales «la ideología globalista que se aplicó desde Davos fue un centro de poder hegemónico —EEUU de Norteamérica—, que difundía principios y valores a cumplir a rajatabla sin que nadie le cuestionara esas indicaciones o directivas, por aquello del famoso consenso de Washington, que poco tenía de consenso, y mucho más de dictado sobre lo que tenían que hacer los países subdesarrollados o subordinados a los poderes globales centrales. Ahí es donde hay que encontrar la letra de lo que ha traslucido el presidente de China Xi Jinping, donde habla de que hay que reestructurar esta globalización», explica Mele.

¿De Lisboa a Vladivostok?

En otro tono, y tal vez sabedora de su fecha de caducidad inminente en la vida política, no sólo a nivel global, sino también a nivel doméstico, la canciller alemana, Angela Merkel, actuó en modo ‘Para lo que me queda en el convento…’. Desde ese lugar lanzó dardos contra China, y de paso contra la OMS [Organización Mundial de la Salud] por lo que considera una gestión opaca de la crisis del coronavirus.Sin embargo, se ungió como defensora de un multilateralismos real, desdeñando las relaciones multilaterales de bloques que son las que reinan en la actualidad. Clamó por una Europa fuerte y unida para enfrentar los retos de proporciones que se vienen por delante.En este sentido, es donde cobra, si cabe, una mayor relevancia unos conceptos vertidos por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, durante su intervención en el cónclave, una situación que tuvo lugar luego de una pausa de unos años. Afirmó que Rusia y Europa forman una misma civilización y que tienen mucho en común, sobre todo desde el punto de vista geográfico, cultural, económico, científico y tecnológico, pero matizó que ahora mismo las relaciones entre ambos «no son normales».InternacionalMerkel defiende el papel de la OMC ante el creciente proteccionismo26 Enero, 14:39Así, Putin llamó a Europa a dejar de utilizar todos los problemas de siglos pasados en la política interna y mirar hacia el futuro. «Estamos preparados para hacerlo, lo queremos y lo buscamos , pero el amor es imposible si se declara solo por una parte, debe ser mutuo», subrayó.»Las declaraciones de Putin son más que claras: es tenderle la mano a una Europa que se autoimagina como unida, pero en el fondo sabemos perfectamente que hay una gigantesca diferenciación por áreas, por regiones, y por países», señala Mele.Para ilustrar sus afirmaciones, el analista menciona la gestión que han hecho de la pandemia los distintos países del bloque comunitario, mientras entre unos y otros actuaban de manera mezquina. «No logran ni siquiera en un área de emergencia mundial, ponerse de acuerdo. Los mismo ha ocurrido con su política exterior que es errática, y más después del Brexit«.»El escenario que se ha presentado en Davos nos da un panorama más claro y comprendemos mucho más qué es lo que entienden Rusia y China sobre la globalización, y cómo la entiende EEUU», concluye Carlos Pereyra Mele.

Especial Para Dossier Geopolitico Por Miguel Ángel Barrios

Hablar de Pueblo, parece de lo más abstracto, y a pesar de que el pueblo es una realidad muy concreta.

¿Dónde estudiar al pueblo? ¿Dónde se estudia esta realidad?

El único lugar donde hay pueblos es la historia. Solo ahí en la historia, podemos verificar elementos que tiene el pueblo. Por eso, diría que buscar lo que es el pueblo no es concretar una definición, sino más bien, abrir cierta reflexión sobre la historia. 

El concepto de pueblo adquiere y posee diferentes contenidos en los diversos países y en los distintos periodos de la historia, hasta en un mismo país. Porque el pueblo es una realidad eminentemente dinámica e histórica.

En general, nuestra formación, las historias que hemos estudiado, tienden a hacernos creer que los grandes personajes hicieron la historia. 

En verdad, son los pueblos los que hacen la historia; los pueblos son los sujetos activos de la historia. En ese sentido, la historia es el proceso de lucha, de esfuerzo de los pueblos por ser sujetos activos de sus propias historia y copartícipes, como sujetos también, en la historia universal. 

La historia universal sería el camino hacia la unidad de todos los pueblos, adonde cada uno quiere llegar con su personalidad cultural para aportarla en la integración universal. 

Y si de alguna manera la historia es una larga lucha de los pueblos, para lograr estar integrados como tales en el concierto de las naciones-y esto es uno de los aspectos fundamentales de lo que llamamos liberación de los pueblos-es porque hay pueblos que intentan incorporar a otros a la historia como objetos, como instrumentos. Los pueblos luchan para ser sujetos, es decir, por ser libres. En esta idea fuerza, nos conduce al problema de la capacidad de hacer historia. 

El hombre hace la historia desde la razón. Pero si nos encerramos en una visión iluminista, se podrán sostener particularmente los pueblos de occidente en su versión europea o norteamericana, que postulan que sólo tienen historia los que poseen ciencia positiva racional. Y por lo tanto desde esta lógica solo conducen la historia los avanzados científicamente, “los pueblos sujetos» frente a los «pueblos objetos «.

Loa otros pueblos, los «primitivos» ya que los primeros serían los «civilizados”, son los «pueblos objetos» incorporados a la historia por los «civilizados”. Y si los «pueblos objetos » no aceptan la interpretación histórica de estos «pueblos sujetos » por la razón, la tendrán que aceptar por la razón de la fuerza, que es lo que pasado en la historia. 

En la concepción cristiana, creemos en una concepción natural, de derecho natural: todos los pueblos poseen racionalidad.

El pueblo posee una honda vivencia de la realidad y esta honda vivencia es la que produce el tener valores. La expresión de esta sabiduría, de esta conciencia directa, es más bien una toma de posición o una forma de praxis. Por ejemplo, solo el que ha sufrido la injusticia valora en su profundidad la justicia. Esta praxis, recogemos los pueblos como movimientos históricos para ser libres. Porque en esencia los pueblos anhelan ser libres.

Por lo tanto, un pueblo puede no tener ciencia, pero tiene conciencia, que es un modo fundamental de llevar la historia. Y esta conciencia es básicamente la cultura. En la experiencia de la vida es donde asume valores: tiene valores.

Teniendo en claro lo antedicho, decimos que el pueblo es un todo nacional. Pueblo son todos. Todos los que tienen la capacidad de trabajar la tierra, de relacionarse y de sentir que hay que alejar la muerte y la soledad. Es decir, todos aquellos que se cultivan asociativamente. Son todos; pero también son pueblos los sectores. La mayoría es pueblo. Y primordialmente, los pobres. 

El pobre por su propia condición busca la justicia, que es el fin de la historia, que es donde el pueblo es sujeto. Por eso, el pueblo es aquel que, por no tener, por su propia situación existencial, afirma que la sociedad se encamina hacia lo justo. Por eso. Por aquí pasa, originaria, aunque no exclusivamente, la historia. 

Las élites, los líderes, los sectores medios y altos, también son pueblo, pero en la medida, diríamos, en que saben ser pobres, es decir, recogen el clamor de la historia siga adelante, en la medida que no se autoexcluyan, no aceptando la solidaridad de los pueblos. 

Pueblo, también, es un todo temporal. No es sólo la actual situación; es un proceso de tiempo que se condensa en el hoy, en el nosotros. 

Entonces el elemento determinante no es el hoy geográfico, ni el hoy histórico, sino diríamos, que el elemento determinante de la Nación es la unidad de pueblo, cuyo factor específico es la cultura. Lo que une al pueblo en el tiempo y en el espacio es la cultura, que va continuamente elaborando, que es, que viene de la historia, que se vive y que se sigue transmitiendo a las generaciones futuras. 

En ese sentido, un pueblo Nación es una comunidad de hombres reunidos sobre la base de participación en una misma cultura, en un mismo estilo cultural. 

El positivismo nos hizo creer que la cultura son creaciones individuales. Y en verdad es creatividad de toda una comunidad. Es un pueblo el que realiza valores. El ethos, el estilo cultural, es el que reúne el pueblo y lo constituye. 

Y en el centro de esa conciencia cultural, la decisión política de serlo: de defender sus valores, de querer constituirse como tal y, por lo tanto, incorporarse a la cultura universal con su propia idiosincrasia, con su propio estilo, con su ethos cultural, es lo que constituye un pueblo.

La conciencia histórica es el prerrequisito ineludible para adquirir una conciencia nacional.

Y la soberanía solo se logra con la identidad cultural sólida y en su dimensión más profunda, la espiritualidad cristiana o evangelización constituyente que forjó a la Patria Grande mestiza, católica y barroca.

           Miguel Ángel Barrios-Argentina Doctor en Educación Doctor en Ciencia Política Autor de más de quince obras de Historia y Política Latinoamericana. Director Academico de Dossier Geopolitico

Especial para Dossier Geopolitico Por Denis Korkodinov Rusia(*)

Estados Unidos está tramando planes para revivir al Estado Islámico en Irak. El aumento de la actividad terrorista, principalmente en las provincias del sur y el oeste de Irak, contribuye al surgimiento de un nuevo epicentro del «Califato Islámico» bajo los auspicios de Washington.

Según fuentes competentes, durante los últimos 3 meses, Estados Unidos ha estado trasladando regularmente a militantes de ISIS detenidos en prisiones en Al-Hasak, Goyran y Al-Sinaa, Al-Shaddadi y Al-Tanf a la frontera con Irak para organizar ataques a las tropas gubernamentales sirias e iraquíes.

Los takfiris suelen entrar en Irak con convoyes militares estadounidenses. Y si de repente detiene un convoy de fuerzas armadas estadounidenses que navega entre las bases militares fronterizas, entonces puede encontrar fácilmente a terroristas de ISIS que ni siquiera se esconden de los ojos de la población local.

Vale la pena señalar que ahora el número de militantes de ISIS en las cárceles controladas por las Fuerzas Democráticas Sirias es de aproximadamente 82 mil personas, de las cuales alrededor de 45 mil son ciudadanos iraquíes. Estos militantes están siendo transportados rápidamente a áreas fronterizas bajo la protección de las tropas estadounidenses, lo que obliga a las fuerzas armadas iraquíes a entrar en un modo de alerta máxima, esperando una serie de ataques terroristas en el futuro cercano.

Estados Unidos proporciona directamente el proceso de transferencia de terroristas a la frontera sirio-iraquí. Su tarea principal es intentar revivir el «Califato Islámico» y, así, justificar otra invasión estadounidense del territorio iraquí.

Donald Trump no pudo crear las condiciones para la eliminación del estado iraquí con la ayuda de las tropas estadounidenses. Además, bajo la influencia de la resistencia de Bagdad el 5 de enero de 2020, se vio obligado a tomar una decisión sobre la retirada de las tropas estadounidenses de Irak. Bajo Joe Biden, la apuesta está puesta en el factor terrorista «ISIS», que finalmente debe destruir la soberanía iraquí. La amenaza del terrorismo, según los organizadores de esta empresa, debería ser el motivo del inicio de una nueva campaña militar estadounidense en Irak. Sin embargo, si en 2003 el objetivo de la invasión estadounidense era el asesinato de Saddam Hussein, ahora Washington espera destruir completamente Irak como estado.

(*) Editor del Servicio de Investigación de la revista de radio y televisión sociopolítica interestatal World Community, Tecnólogo político, Experto político

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE DOSSIER GEOPOLITICO

En un comunicado, la empresa de telecomunicaciones del Estado Nacional se asume como un actor clave en los proyectos que el presidente Alberto Fernández firmó con el mandatario chileno, Sebastián Piñera. Se trata del primer cable submarino de Internet que conecta Sudamérica con el Asia-Pacífico y que se implementará con participación argentina a través de ARSAT.
El cable submarino Transpacífico tendrá su amarre en Valparaíso, lo que implica una conexión accesible con los más de 34.500 kilómetros de nuestra Red Federal de Fibra Óptica (REFEFO). Así se acelera la integración digital de Argentina y Chile, mediante el transporte del tráfico de Internet a través de ARSAT.


Este transporte, desde y hacia Brasil, y también a Uruguay, Paraguay y Bolivia hacia Oceanía/Asia, que evita tener que conectarse a través de EEUU y Europa, posicionará regionalmente a ARSAT, tanto en el mercado de fibra óptica como en servicios satelitales.
Asimismo, la mayor conectividad que se lograría por tener una salida directa al Océano Pacífico, sumada a las salidas naturales por el Atlántico a través de la localidad de Las Toninas, podría transformar a nuestro país en un actor digital del hemisferio sur.
Argentina mejoraría además la conectividad de los pasos fronterizos. En ese sentido se avanza en una mesa de trabajo interdisciplinaria entre ambas naciones, para determinar qué pasos priorizar en el tendido de fibra óptica, para ser conectados a nuestra REFEFO, logrando de esa manera optimizar recursos y reducir los tiempos de atención.


La República Argentina se compromete a participar en el proyecto, a través de un aporte de capital cuyo monto y modalidad será determinado de común acuerdo entre Desarrollo País, la entidad pública chilena a cargo de la estructuración del mismo, y la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (ARSAT).


El presidente Piñera manifestó el interés de Chile en los servicios de internet satelital de alta velocidad que brindará nuestro tercer satélite argentino de telecomunicaciones ARSAT SG-1 que está en pleno proceso de construcción en Argentina.
Sobre esto, se ha dicho bastante que esta traza elude los servers estadounidenses y europeos, al que hasta hoy nos obliga nuestra salida informática hacia el Atlántico por Las Toninas, vía cable brasileño. Con la traza Atlántica, queda garantizado el espionaje de cualquier negociación delicada entre Argentina y China.


Pero en opinión de AgendAR la realidad es más compleja. Las trazas posibles de la fibra óptica transpacífica pasan por Nueva Zelanda y/o Australia, aliados estratégicos de EEUU y duchos en «pinchar» tráfico de bits hacia y desde China, y ni mencionar a Chile, alineado siempre con la OTAN y consorcista en este cable. La información reservada, cuando la hay, circula por canales mucho reservados (aunque nada impermeables, eso no existe). La otra obviedad que no queda dicha es que este emprendimiento lo financia básicamente China.
Lo que sí es innegable es que con una conexión bioceánica, la REFEFO, con sus 35.000 km. de fibra óptica de gran ancho de banda, todo laboriosamente construido casi desde la nada por ARSAT entre 2010 y 2015, dejará de ser un lugar de llegada o de origen del tránsito de bits. En cambio, se volverá además un gran nodo de paso dentro de la matriz de intercambio global. Logísticamente, es un avance considerable.

15 años promoviendo semanalmente la Geopolitica, en este Programa

Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

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Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) conflicto que conduce a un mundo Bipolar nuevamente

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En la tradicional columna semanal de geopolítica para el Club de la Pluma de este domingo, Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, nos hace un índice de los titulares de la política internacional. 

-La dantesca lucha  por las vacunas en Europa demuestra que la UE es un gigante económico y a la vez una enana geopolítica

-En Italia, otra vez van a repetir con un gobierno de tecnócratas del Mercado, en un país que aún no se recuperó de la crisis del 2008.

-Alemania por su parte ha dejado de reconocer al “Encargado” Guaidó y aboga por más diálogo sobre Venezuela, mientras EEUU amenaza con más mano dura.

-En Brasil, aumentan las protestas contra Bolsonaro por NO ADMINISTRAR la pandemia. Mientras el presidente trata de blindarse ante un posible juicio político y se desinfla el famoso caso judicial del Lava Jato.

-Argentina por su parte, no autorizó la visita de un guarda costa de EEUU (USCG Stone), quien se ha auto designado combatiente de  la pesca ilegal en la región.

-En Ecuador se celebran elecciones que buscan resolver la larga crisis política iniciada por el presidente Lenín Moreno al traicionar la herencia de Rafael Correa.

-Colombia cierra un enero sangriento con 17 asesinatos de líderes sociales, evidencia de que allí sigue sin parar la violencia política.

-Y en EEUU, el nuevo presidente volvería a la política migratoria de Obama, iniciaría un acercamiento a Cuba, en contradicción con los acosos y presiones de Washington sobre La Habana, mientras siguen los intentos por el juicio político a Donalld Trump. 

Seguidamente, el director del Dossier, abre un segundo bloque y señala el enorme éxito internacional de Rusia con el reconocimiento mundial de su vacuna Sputnik, avalada por el mundo científico, con una efectividad impresionante y que tira por tierra la brutal campaña  de desprestigio y desprecio llevada a cabo por Occidente y que coincide con los fracasos de producción de sus farmacéuticas, en medio de los escándalos con sus contratos secretos.

También sigue en Rusia para analizar a fondo el caso de Alexéi Navalni, el bloguero condenado por estafa y luego por burlar su libertad condicional, pero que, a pesar de sus delitos demostrados y juzgados, ha sido adoptado por Europa y EEUU como un símbolo de la democracia y los derechos humanos. También nos demuestra el paupérrimo apoyo que tiene en Rusia este “opositor” con unas expectativas electorales ínfimas. 

Y remata el tema con la estrafalaria y fallida actuación en Moscú del Alto Representante de la UE, que protagonizó un sonado y ridículo conflicto diplomático, que afectará a otros asuntos bilaterales en juego. 

A continuación, el politólogo analiza los entresijos de la elección en Ecuador y sus posibles derivadas. También nos habla de las intenciones de los gobiernos de Brasil y Uruguay para transformar el MERCOSUR y hacerlo funcional a los tratados de libre comercio auspiciados por EEUU y que iría en paralelo con las presiones para que Latinoamérica vuelva a contemplar el tratado de libre comercio con la UE. 

Y sobre estas tendencias, nuestro director, con la agudeza que le caracteriza, esboza un lapidario balance sobre las consecuencias aparejadas en el caso de la cristalización de tales iniciativas y alerta a “sectores confundidos” sobre el infantilismo de creer que semejantes concesiones mejorarían nuestras aspiraciones sobre las Malvinas. 

Y finalmente remata la columna semanal con un tema de peso, fundamental para el futuro. Nos habla del Comando Sur (EEUU), de su aplastante poder en todos los sectores, de su estrategia para ocupar el sitio de las fuerzas de seguridad nacionales y ahora, como novedad, para “proteger” la pesca en nuestros mares. 

Aquí el relato de la realidad que nos hace Pereyra Mele, pone los pelos puntas. Son unos pocos minutos de rabiosa actualidad, con datos contundentes e imprescindibles para estar bien informado. 

Eduardo Bonugli

Especial para Dossier Geopolitico Por Denis Korkodinov Rusia(*)

El conflicto entre Estados Unidos e Irán ciertamente se ha calmado temporalmente con la llegada de Joe Biden, pero esto no significa que Donald Trump no creará obstáculos para la reactivación del acuerdo nuclear. Al menos en cooperación con Israel y Arabia Saudita, el exjefe de la Casa Blanca está preparando una serie de provocaciones anti-iraníes.

En la actualidad, el establecimiento político estadounidense está preocupado no tanto por la intención de Joe Biden de restaurar el acuerdo nuclear con el régimen del ayatolá, sino por los sacrificios que aceptará el presidente de Estados Unidos para el éxito del evento planeado. Sin embargo, ya es bastante obvio que el nuevo titular de la Casa Blanca pretende utilizar el acuerdo nuclear como cebo al que debería tentarse la dirigencia iraní, lo que, a su vez, se convertirá en un motivo de debilitamiento de las posiciones regionales del país. Entonces, el siguiente paso, según el plan de Estados Unidos, debería ser un programa para limitar el número de misiles balísticos iraníes.

Teherán ha respondido fácilmente a la propuesta de reactivar el acuerdo nuclear después de que se levanten las sanciones de Estados Unidos. Sin embargo, Washington no está listo para levantar las sanciones durante al menos los próximos 6 meses. Por tanto, la perspectiva de la renovación del acuerdo nuclear estaba en duda.

El Ayatolá Supremo Ali Khamenei se vio obligado a admitir que la cuestión del levantamiento de las sanciones estadounidenses es la piedra angular de la supervivencia de la República Islámica. En particular, en su programa de acción, el sumo sacerdote iraní señaló que Irán en un futuro cercano debe desarrollar un conjunto de medidas adicionales de desarrollo económico para asegurar la existencia continua del estado. En otras palabras, Rahbar enfatizó que las sanciones estadounidenses causaron daños significativos, que comenzaron a amenazar las bases estatales de Irán. Y para preservar el estado, el régimen ayatolá debe implementar políticas de austeridad o aceptar la restauración del acuerdo nuclear en los términos propuestos por Estados Unidos.

Mientras tanto, Joe Biden seguramente enfrentará una dura oposición del Partido Republicano y algunos congresistas demócratas respaldados por Donald Trump. En particular, el intento del nuevo jefe de la Casa Blanca de levantar las sanciones contra Irán, pasando por alto la opinión del Congreso, seguramente provocará una ola de críticas entre los miembros de la cámara baja del parlamento estadounidense y, muy probablemente, conducirá a el surgimiento de una crisis política interna, que será activamente alimentada por Israel y Arabia Saudita … En particular, Tel Aviv y Riyadh comenzaron a realizar actividades a gran escala para sobornar a congresistas, senadores y diplomáticos estadounidenses para que boicoteen las iniciativas de Joe Biden dirigidas al acercamiento con Irán.

Vale la pena señalar que Estados Unidos no tiene mucho tiempo para reactivar el acuerdo nuclear. Entonces, en junio de 2021, se llevarán a cabo elecciones presidenciales en Irán, como resultado de lo cual un político ultraconservador puede llegar al poder en el país, adoptando una posición más intransigente hacia Washington que Hassan Rouhani. Por esta razón, el proceso de negociación entre Estados Unidos e Irán corre el riesgo de un completo fiasco a partir de julio de 2021, como resultado de lo cual la restauración del acuerdo nuclear no será realista. En cualquier caso, la coalición formada por el séquito de Donald Trump, Israel y Arabia Saudita utilizará medios radicales para influir en Joe Biden durante los próximos 6 meses, lo que lo obligará a abandonar el acercamiento con el régimen del ayatolá.

(*) Editor del Servicio de Investigación de la revista de radio y televisión sociopolítica interestatal World Community, Tecnólogo político, Experto político

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE DOSSIER GEOPOLITICO

Por Manuel R. Torres Soriano (*)

La pandemia ha llevado a los extremistas a reajustar su propaganda a un nuevo contexto donde buena parte de los agravios que utilizan para justificar su violencia han quedado eclipsados por la emergencia sanitaria.

El yihadismo ha sido uno de los movimientos que más dificultad ha tenido para posicionarse en este nuevo escenario. En un primer momento, estos grupos presentaron el virus como un castigo divino contra los incrédulos: un “soldado invisible” de Alá que estaba minando el poderío económico de sus enemigos y allanando el camino a la victoria. Sin embargo, esta narrativa empezó a hacer aguas cuando la pandemia también se extendió a los países de mayoría islámica. La siguiente versión fue presentar a la Covid-19 como una llamada de atención a la humanidad, incluyendo a los musulmanes, para regresar a Dios. Sin embargo, culpabilizar a la víctima nunca ha sido una buena estrategia para ganar adeptos, una lección que a los yihadistas les ha llevado tiempo asimilar. De ahí, que en sus comunicaciones públicas se haya prestado una escasa atención a este fenómeno, fingiendo que el mundo no se ha visto sacudido por algo que nada tiene que ver con sus actos y pretendiendo creer que el foco de la atención internacional sigue apuntando a Siria, Malí, Afganistán o Cachemira.

Por otro lado, el extremismo de izquierdas ha visto en el nuevo contexto la enésima confirmación de sus teorías sobre la crisis estructural del capitalismo y la incompatibilidad entre la salud pública y el interés económico de las grandes corporaciones. Pero ante todo ha identificado en estos tiempos convulsos una nueva ventana de oportunidad para confrontar de manera violenta a un sistema que se tambalea mortalmente ante su incapacidad de doblegar el virus y gestionar sus terribles secuelas económicas y sociales.

ero, sin duda, la narrativa que más se ha visto beneficiada por la pandemia ha sido la que se sitúa en la extrema derecha. Las medidas de excepción, las restricciones de derechos, la extensión del control político y otras respuestas a la propagación del virus han sido recibidas por estos radicales como una colosal confirmación de todas sus profecías. Durante años, estas redes se habían volcado de manera obsesiva en la tarea de difundir a través del ciberespacio las “píldoras rojas” que creen pueden sacar a la sociedad de su estado de control mental. Esta metáfora, tomada de la popular película de los 90 The Matrix, es uno de tantos elementos de la cultura popular que han sido parasitados por la extrema derecha para persuadir a su audiencia de que están atrapados en un mundo ilusorio creado por las élites globalistas. Sus “píldoras”, presentadas en forma de estadísticas manipuladas, supuestos documentos secretos sacados a la luz u otro tipo de reclamo efectista no habían ejercido hasta el momento resultados demasiados espectaculares. Los temas clásicos de este universo: el antisemitismo, la conspiración para acabar con la raza blanca, etcétera, aunque fuesen revestidos de las vestimentas de la cultura pop, seguían siendo contenidos con un atractivo marginal.

Sin embargo, la pandemia terminó conmoviendo los cimientos del sistema de creencias y el falso sentimiento de seguridad de una buena parte de la sociedad. Ante la necesidad de encontrar certezas, el pensamiento conspirativo empezó a ser mainstream: el estado profundo, el fraude del cambio climático, el movimiento antivacunas, el origen militar del coronavirus, la conspiración del 5G, la disolución de las identidades nacionales a través de las invasiones migratorias, etcétera. Bajo las capas más superficiales de tesis disparatadas existe un sustrato terriblemente atrayente para personas que necesitan aferrarse a la ilusión de pensar que sus vidas no están regidas por el azar. Cualquier teoría de la conspiración encierra la afirmación de que nada sucede por accidente. Los acontecimientos geopolíticos o el cambio social es resultado de causas simples, en las que las consecuencias se conocen y pueden ser planificadas por los que controlan los resortes del poder. Nada es lo que parece. La mentira es el principal recurso de los que dominan la mente de los otros a través de unos medios de comunicación manipulativos.  Sólo los intelectos más sagaces son capaces de prevalecer frente a esa maraña de engaños y mostrar el camino a los demás a través de los pocos reductos donde aún se puede hablar libremente.

Sin embargo, no es el confort que ofrecen las soluciones contundentes frente a la incertidumbre, o el narcisismo intelectual que lleva a algunos a volcarse en cuerpo y alma en el apostolado de las verdades alternativas. Un factor determinante en este crecimiento ha sido la desidia de los gobiernos y las grandes plataformas de Internet a la hora de poner freno al crecimiento de esta comunidad radical en el ciberespacio. Durante estos años se ha producido la paradoja de que mientras se actuaba con cada mayor contundencia y efectividad contra el contenido yihadista en la Red, existía una resistencia a aplicar ese mismo enfoque a esos contenidos que fomentaban de manera inequívoca el odio y la violencia, pero que se entendía (de manera errónea) que quedaban fuera del alcance de la acción antiterrorista. Así, por ejemplo, a finales de 2019 tuvo lugar un hito en el proceso de expulsión de contenido extremista en Internet. Europol consiguió involucrar en el proceso de identificación y cancelación de cuentas de contenido radical a Telegram, una plataforma que se había mostrado durante años renuente a ejercer la moderación y en control de contenidos de sus usuarios. Como consecuencia de este cambio de paradigma, la infraestructura yihadista online sufrió un duro revés del cual no se ha repuesto aún. Este servicio de mensaje dejó de ser un repositorio y lugar de encuentro seguro para miles de extremistas que se habían refugiado en este servicio tras ser expulsados de las grandes plataformas como Twitter, Facebook o Youtube. Sin embargo, mientras miles de cuentas yihadistas eran canceladas de manera definitiva, el contenido de carácter supremacista y neonazi apenas sufrió algún tipo de molestia.

Resulta indudable que la pandemia ha podido ser un factor de empuje para miles de extremistas. Las pérdidas y traumas personales, la perturbación de los hábitos de vida cotidiana, la incertidumbre sobre el futuro o incluso el aburrimiento son factores que pueden agravar las percepciones y comportamientos de los individuos. Sin embargo, la radicalización violenta es un proceso eminentemente social, donde buena parte de las barreras que inhiben el recurso a la violencia se derriban en compañía de otras personas. En ocasiones, el ingrediente decisivo que necesita un sujeto que está plenamente imbuido en esta percepción extrema de la realidad es acompañamiento humano: una mano amiga o un referente de autoridad que arrope emocionalmente a la persona en el complicado salto al vacío que supone pasar de las ideas a los hechos. Estos agentes activos de radicalización son esenciales para superar las inseguridades y miedos que llevan a algunos individuos a quedarse encallados en una fase, donde, aunque se está dispuesto a justificar y aplaudir la violencia de otros, son incapaces de implicarse materialmente en todo aquello que defienden. La pandemia ha reducido y dificultado este tipo de interacciones que son fundamentales para activar el sustrato de radicalismo que anida en nuestras sociedades. Sin embargo, Internet ha ofrecido un salvavidas a todos aquellos radicales que se habrían quedado solos y a la deriva, incapaces de seguir alimentando sus pulsiones violentas. Este espacio alternativo para la radicalización ha sido especialmente valioso para el extremismo violento de derechas, el cual encontró en la red de redes la herramienta que permitía materializar su teoría de la “resistencia sin líderes” como una estrategia viable para confrontar el enorme poder de los Estados.

Durante los últimos años en aplicaciones de mensajería como Telegram, VK o Gab se ha galvanizado un agresivo movimiento político que sólo acaba de empezar a mostrar su faceta abiertamente terrorista. La desidia ha permitido que durante demasiado tiempo se consolide una base transnacional de apoyo y legitimación a la violencia de extrema derecha que será muy complicado revertir. Es urgente que se aplique contra esta otra faceta del extremismo online la misma contundencia y herramientas que ha costado años desarrollar para poner fin a la impunidad que el terrorismo yihadista gozó en Internet.

(*) Manuel R. Torres Soriano es catedrático de Ciencia Política en la Universidad Pablo de Olavide de Seville.

Publicado en Esglobal el 3 Febrero 2021