En su reciente referendum consultivo sobre la Guayana Esequiba el pueblo venezolano afirmó su unidad nacional, legitimó a su gobierno y afirmó su soberanía nacional.

Por Eduardo Vior Analista Internacional colaborador de Dossier Geopolitico

06-12-2023 | TELAM

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Foto: AFP.

Las estrofas del Himno Nacional resonaron el domingo a menudo en las calles de Venezuela. Es que el triunfo del “SÍ” en el referendo consultivo sobre la soberanía venezolana en la Guayana Esequiba (o, simplemente, Esequibo) representa una victoria por puntos de Venezuela sobre la Exxon Mobil, del conjunto de las fuerzas democráticas gubernamentales y opositoras sobre los intentos desestabilizadores, del partido oficialista sobre sus contendientes y del propio presidente Maduro dentro del mismo partido de gobierno.

El canciller venezolano, Yván Gil, emitió este lunes en la red social “X” un comunicado oficial en el que rechazó las declaraciones del portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos en relación al referendum consultivo realizado el pasado 3 de diciembre calificándolas como “una intromisión inaceptable”. Pocas horas antes el portavoz norteamericano Matthew Miller había advertido a Venezuela que la disputa territorial con Guyana por el Esequibo no puede ser resuelta mediante un referendum y subrayó que el gobierno de Joe Biden sólo reconoce la frontera establecida en 1899 por un laudo arbitral entre los dos países suramericanos, “mientras no haya un acuerdo entre las dos partes o un organismo competente lo decida”.

Por el contrario, el presidente Nicolás Maduro celebró este lunes el resultado del referendo que le otorga el respaldo popular para reclamar la soberanía sobre el territorio del Esequibo. El mandatario afirmó que “ahora sí vamos a recuperar” esa zona rica en petróleo, ante una Guyana que se muestra “vigilante” y que cuenta con el apoyo de Estados Unidos. Contra algunos reparos de la oposición, el mandatario reafirmó que “este referéndum es vinculante y acato el mandato del pueblo, el mandato popular es sagrado, la voz del pueblo es la voz de Dios”, agregó.

Aprovechando la ocasión, el jefe de Estado convocó a fortalecer la unidad nacional. “Tenemos como gran tarea seguir transitando caminos de encuentro y consensos, siempre junto al Pueblo, con planificación y organización para la convivencia sana, la defensa integral, la estabilidad, la recuperación económica y la armonización de políticas públicas en beneficio de la nación”, expresó en la red social X.

El presidente solicitó asimismo este lunes a Estados Unidos no interferir en la disputa por el Esequibo. Durante su programa “Con Maduro +” instó a la Casa Blanca a permitir que Guyana y Venezuela resuelvan la controversia conforme al Acuerdo de Ginebra de 1966. Con este pedido Maduro reaccionó a las declaraciones del portavoz Miller y acusó a EE.UU. de alentar a Guyana a provocar a Venezuela.

Según informó también este lunes el Consejo Nacional Electoral (CNE), más del 95% de los 10,4 millones de votantes que participaron en esta consulta, entre 20,7 millones convocados (el 50% del padrón), aprobó la incorporación de la zona reclamada a Venezuela como 24º estado de la Federación con el nombre de  Guayana Esequiba, así como dar la nacionalidad a sus 125.000 habitantes.

Las cinco preguntas que debieron responder los votantes en el referendo consultivo fueron las siguientes:

1. “¿Está usted de acuerdo en rechazar, por todos los medios, conforme a Derecho, la línea impuesta fraudulentamente por el Laudo Arbitral de París de 1899 que pretende despojarnos de nuestra Guayana Esequiba?”

2. “¿Apoya usted el Acuerdo de Ginebra de 1966 como el único instrumento jurídico válido para alcanzar una solución práctica y satisfactoria para Venezuela y Guyana en torno a la controversia sobre el territorio de la Guayana Esequiba?”

3. “¿Está usted de acuerdo con la posición histórica de Venezuela de no reconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia para resolver la controversia territorial sobre la Guayana Esequiba?”

4. “¿Está usted de acuerdo en oponerse, por todos los medios, conforme a Derecho, a la pretensión de Guyana de disponer unilateralmente de un mar pendiente por delimitar, de manera ilegal y en violación del Dderecho Internacional?”

5. “¿Está usted de acuerdo con la creación del estado Guayana Esequiba y que se desarrolle un plan acelerado para la atención integral a la población actual y futura de ese territorio, que incluya entre otros el otorgamiento de la ciudadanía y cédula de identidad venezolana, conforme al Acuerdo de Ginebra y el Derecho Internacional, incorporando en consecuencia dicho estado en el mapa del territorio venezolano?”

Guyana recurrió ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya contra la realización del referendum. Finalmente, el pasado viernes, el tribunal pronunció un fallo en el que pidió a Venezuela “abstenerse de cualquier acción que altere la situación que prevalece en el territorio en disputa”, pero no prohibió la realización del acto comicial.

Tras el referendo el ministro guyanés de Exteriores, Hugh Todd, dijo a la AFP que su país mantendrá una posición “vigilante”. Todd resaltó que Guyana cooperará con Estados Unidos para su defensa. Por su lado, el vicepresidente de Guyana, Bharrat Jagdea, aseguró que su país está preparado para cualquier eventualidad.

Preocupadas por el cariz que toma el conflicto en su frontera norte, las autoridades brasileñas mantienen contactos de alto nivel con ambos países en busca de un acercamiento, dijo a la prensa en Brasilia la secretaria para Latinoamérica de la cancillería brasileña, Gisela Padovan. No obstante, como el alto mando brasileño mantiene tradicionalmente muy fluidos intercambios con sus pares venezolanos, sabe que Caracas no invadirá Guyana. De todos modos ha mandado varias unidades para vigilar la zona.

En inmediata aplicación del voto popular, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) de Venezuela ha intensificado su acción social en los municipios linderos con Guyana. El Comando Estratégico Operacional (Ceofanb) compartió el martes 5 en redes sociales imágenes de los uniformados brindando atención médica y construyendo puentes en la localidad de Punta Barima, Estado de Delta Amacuro.

El Esequibo es un espacio territorial rico en petróleo, oro y bienes comunes que Venezuela reclama, porque durante la colonia pertenecía a la Capitanía General de Venezuela e Inglaterra lo ocupó en la década de 1830. En 1899 se reunió en París un tribunal arbitral que falló a favor de la soberanía inglesa sobre el territorio. Sin embargo, cincuenta años más tarde, al morir uno de los jueces, se supo que el fallo había sido “comprado” por la diplomacia de Londres y el gobierno venezolano lo impugnó. En 1966, poco antes de la independencia de Guyana ese mismo año, Gran Bretaña y Venezuela acordaron en Ginebra volver a negociar sobre la soberanía sobre el territorio. Sin embargo, desde que en 2019 Exxon Mobil y Chevron comenzaron a extraer petróleo en la zona marítima en litigio, Georgetown anunció que sólo reconocería el laudo arbitral de 1899 y permitió el ingreso de tropas norteamericanas a su territorio. El Comando Sur del US Army anunció recientemente la próxima instalación de una base militar en el Esequibo.

Ante la agudización del conflicto y el riesgo de que Estados Unidos erija otra base más cerca de su frontera (ya tiene otras en Colombia y en Curazao), el gobierno de Nicolás Maduro inició el año pasado una fuerte movilización nacionalista que este domingo tuvo un primer punto culminante en la celebración del referendum.

Sin ser un triunfo restallante, el referendum del pasado domingo 3 fue un éxito para el gobierno de Nicolás Maduro que le permite entrar con optimismo en la carrera para la elección presidencial del próximo13 de octubre de 2024. Si bien la participación electoral fue baja (50% del padrón), hay que recordar que sólo el referéndum revocatorio de 2004, en plena presidencia de Hugo Chávez y apenas dos años después de la derrota del golpe de estado de 2002, concitó una participación del 66%. En cambio, en el referendum electoral de 2007 sólo participó 55% del padrón. No hay otros referendos con los cuales comparar y hacerlo con elecciones presidenciales o legislativas no es pertinente.

El gobierno venezolano se propuso realizar una demostración de unidad nacional y tuvo éxito, ya que sólo el grupo reunido en torno a María Corina Machado rechazó la convocatoria. El resto de la oposición, la central empresarial FEDECAMARAS y la Conferencia Episcopal Venezolana (muy crítica del gobierno) apoyaron el llamado a las urnas.

Del mismo modo, la convocatoria sirvió al gobernante Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) para “calentar los motores” de cara a la elección presidencial venidera.

En lo que respecta al litigio fronterizo, la aprobación de la pregunta 5 obligará a una reforma constitucional siguiendo el precedente argentino de 1994, para incorporar a la Guayana Esequiba como 24º estado de Venezuela. A diferencia de nuestro país, empero, como el territorio reclamado linda con los estados venezolanos de Delta Amacuro y Bolívar, Caracas planea en los próximos años desarrollar intensamente la infraestructura social, educativa y sanitaria de la frontera, para inducir a más guyaneses a utilizar los servicios de Venezuela (muchos ya lo hacen) y, de ese modo, persuadirlos de tomar la ciudadanía venezolana. En la medida en que aumente el número de venezolanos que habite la Esequiba, disminuirá la legitimidad de la soberanía guyanesa.

Si UNASUR estuviera funcionando, este conflicto se resolvería en la mesa de negociaciones, pero hoy en día sólo vale la competencia pacífica. Mucho más ante un gobierno guyanés que se deja dictar su conducta desde Washington y se ha puesto completamente al servicio de Exxon Mobil.

Ante la centralidad que “la Olla” entre los ríos Orinoco y Esequibo adquirirá próximamente en la política petrolera mundial, Venezuela sigue el ejemplo argentino y lo supera hábilmente generando una movilización nacional que unifica a la sociedad, fortalece al Estado y aprovecha ventajosamente la coyuntura internacional. Cuando los vientos de la tormenta mundial arrecian, sólo la unidad nacional puede ofrecer protección.
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FUENTE: https://www.telam.com.ar/notas/202312/648714-venezuela-esquibo-guyana-referendum.html

¡¡ LA NARCO POLÍTICA SE EXPANDE DESDE EL CORAZÓN DE SUDAMÉRICA !!

Así lo alerta el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna del Club de La Pluma, señalando que Paraguay es ya el cuarto país del mundo con mayor criminalidad, gracias a que la narco política y el terrorismo narco se han apoderado de las estructuras del estado y desde el cual, gracias a su posición geográfica y a su capacidad refinadora, de almacenamiento y de logística, está expandiendo la geopolítica de las drogas en toda la región, trazando el eje del crimen desde Perú y Bolivia como países productores, sumando a Brasil y Argentina como sus primeros consumidores y utilizando a Uruguay, el segundo país con mayor desarrollo de la narco política, como puerto de salida hacia los ricos mercados de Europa.

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Y mientras profundiza su análisis del Paraguay, como un emporio del crimen organizado, poniendo énfasis en el gran desarrollo del contrabando de todo tipo, tráfico de armas y tráfico de personas, aborda la extraña paradoja de que a pesar de la actuación en territorio paraguayo de agencias norteamericanas como la CIA, el FBI y la DEA, haya aumentado -en lugar de disminuir- la producción, la exportación y el consumo de drogas, tanto como la impunidad de las mafias. Repitiendo lo ya ocurrido en México y Colombia. Además del impresionante aumento de las sucursales de la mayoría de los bancos anglo americanos, en un escenario donde es fundamental blanquear y transferir las cifras gigantescas de dinero negro que allí se generan.

Además, nos señala Pereyra Mele, la conexión directa de Paraguay con los cárteles de San Paulo y Río De Janeiro y con el “triángulo de oro” del consumo argentino entre Buenos Aires, Córdoba y Rosario. Siendo esta última ciudad el terrible ejemplo de cómo el narcotrafico se transforma en narco política, atacando gravemente el orden institucional y democrático de los países.

Y en medio de este desolador panorama, nos confirma que a su vez, Paraguay se ha transformado en una base militar norteamericana, que además pretende que sus ingenieros marines operen las estratégicas aguas de río Paraná, además de ser parte de la nueva estructura conducida por el comando Sur de los Estados Unidos.

Con lo que se confirma que la geopolítica de las drogas se utiliza también para desmembrar gobiernos que no son afines y para consolidar a grupos de poder disciplinados con la estrategia norteamericana de dominio y control de Sudamérica.

Eduardo Bonugli (Madrid, 03/12/23)

Por qué Paraguay se sumó a México y Colombia como uno de los países con mayor criminalidad del mundo BBC NEWS

El emirato de Qatar ejerce una enorme influencia sobre las guerras, la política, la economía y el deporte mundial, pero el nuevo reparto de poder en Asia Occidental amenaza su posición.

Por Eduardo Vior Analista Internacional que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

La pausa humanitaria entre Israel y Hamas, que, de prolongarse, podría conducir a un cese de hostilidades duradero, está confirmando a Qatar como uno de los principales mediadores de Asia Occidental, Central y el norte de África. En los últimos dos años el país ha mediado con éxito en la mayoría de los conflictos regionales, mientras sigue financiando a algunas organizaciones islámicas armadas. Ese ambiguo rol regional se sostuvo hasta ahora gracias a un complejo entramado político y financiero con ramificaciones en Europa, América del Norte, Asia Oriental y América del Sur, incluido nuestro país, y la capacidad de la monarquía catarí para sembrar la cizaña y/o mediar entre facciones contrapuestas en los países vecinos. Sin embargo, la reconfiguración de las alianzas entre países de Asia Occidental y de ellos con potencias externas a la región está amenazando el rol excepcional del emirato.

El 22 de noviembre pasado el gobierno de Israel llegó a un acuerdo con Hamas para cesar las hostilidades durante cuatro días e intercambiar prisioneros israelíes de la segunda por palestinos recluidos en cárceles israelíes. Paso a paso el cese de hostilidades se fue prolongando y al día de hoy ya lleva seis días. Si el alto el fuego se sostiene algunos días más, hará difícil que las partes retomen los combates.

La actual iniciativa de Doha es la continuación de una reciente serie de esfuerzos cataríes de mediación. Todavía en septiembre pasado el emirato medió entre Estados Unidos e Irán, para lograr la liberación de ciudadanos estadounidenses retenidos en la República Islámica y el descongelamiento de activos iraníes por parte de Washington. A fines de septiembre pasado Doha también sustituyó a Francia como principal mediador para resolver la crisis política de Líbano y alcanzar un consenso entre las facciones para elegir presidente. Además, Qatar facilitó las negociaciones entre EE.UU. y los talibanes que culminaron en el Acuerdo de Doha de 2020 y la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán en 2021. En agosto de este año, en tanto, por primera vez en dos años ambos países mantuvieron conversaciones, también en la capital catarí.

El éxito de Qatar como mediador puede explicarse por varios factores. En primer lugar, Doha mantiene contactos con la mayoría de los actores regionales no estatales, incluyendo insurgencias como los talibanes, los Hermanos Musulmanes y Hamas. En segundo lugar, el emirato respalda sus esfuerzos de mediación con apoyo financiero para la reconstrucción posconflicto. Otro factor importante ha sido su capacidad para mantener a la vez buenas relaciones con distintos y hasta encontrados centros de poder, como Rusia, Estados Unidos, China, Turquía, India, Irán e incluso Israel. El emirato ha compensado las contradicciones que estas relaciones producen con su ayuda a las distintas facciones palestinas, aunque favoreciendo a Gaza frente a Cisjordania. Simultáneamente, aunque con muchos vaivenes, Qatar e Israel han ido construyendo un vínculo bastante sólido que Doha utiliza, para influir en Estados Unidos a través de su comunidad judía.

Al mismo tiempo los cataríes han alcanzado un trato cuidadoso con la República Islámica de Irán. Qatar es una península que se adentra en el Golfo Pérsico, con enormes reservas submarinas de gas natural (las terceras del mundo detrás de Rusia e Irán) que comparte con la nación persa a la que, por lo tanto, no puede molestar o irritar.

Qatar ejerci de mediador en el intercambio de rehenes Foto AFP
Qatar ejerció de mediador en el intercambio de rehenes. Foto: AFP

Por último, hay que considerar que Estados Unidos tiene en el emirato la base aérea de Al Udeid, su mayor centro militar en toda Asia Occidental. Entre otros, en esa base están desplegados varios bombarderos ‎estratégicos para ataque nuclear.

Qatar es una monarquía absoluta que desde mediados del siglo XIX ha sido gobernada por la familia al Thani. Antes del descubrimiento de petróleo en su territorio, el país era famoso por la recolección de perlas y por su comercio marítimo. Fue protectorado británico hasta que ganó su independencia en 1971 y ese siglo de dominación colonial continúa todavía hoy condicionando las relaciones económicas, la visión del mundo y las estrategias de la monarquía catarí. En 1995 el jeque Hamad al Thani se convirtió en emir después de deponer en un golpe de Estado pacífico a su padre, Jalifa bin Hamad al Thani. Desde 2013, en tanto, el emir catarí es su hijo Tamim bin Hamad al Thani, que accedió al cargo tras la abdicación de su padre.

Gracias al gas Qatar es el país con mayor renta per cápita del planeta y tiene el segundo índice de desarrollo humano más alto del mundo árabe, sólo por detrás de los Emiratos Árabes Unidos. El Estado catarí maneja la riqueza obtenida mediante las regalías a través del Fondo Soberano (Qatar Investment Authority, QIA). Además de sus inversiones en populares clubes deportivos de todo el mundo, cabe destacar que Qatar albergó la Copa Mundial de la FIFA 2022 en cuya preparación gastó 220.000 millones de dólares.
El fondo invierte predominantemente en mercados internacionales (Estados Unidos, Europa y Asia-Pacífico), con inversiones que van desde el PSG parisino hasta el Banco Credit Suisse y la automotriz Volkswagen, y dentro de Qatar fuera del sector energético. Además, en 2020 se transformó en el principal accionista de la automotriz alemana Volkswagen, después de haber entrado también en el capital de Porsche. En el terreno financiero invirtió en el Credit Suisse y en Barclays. En la industria del entretenimiento, por su parte, compró en Estados Unidos la firma Miramax Films. A partir de 2020 el fondo anunció que ya no invertiría más recursos en combustibles tradicionales y que apostaría a proyectos de energía renovable. Quien lo maneja es Tamim bin Hamad Al-Thani, un miembro de la familia con extensos contactos en el deporte internacional, especialmente en el fútbol.

El emirato tiene una población de más de dos millones de personas, de las que sólo el 10% son ciudadanos cataríes. La mayor parte de sus habitantes son extranjeros, mayormente del sur y sureste de Asia, que trabajan y viven allí sin derechos. A su vez, la población de origen catarí se compone de treinta tribus. Sin embargo, desde el siglo XIX el grupo predominante es la gobernante gran familia al Thani, con unos 20.000 miembros, compuesta a su vez de cuatro diferentes ramas.

Precisamente porque al Thani es la tribu catarí más fuerte, las principales amenazas a la gobernabilidad provienen de la misma familia. Desde la independencia del país todas las luchas por el poder se han producido en el seno de la familia. También en el ámbito empresarial los al-Thani siguen estando muy por encima del resto. En 36 de las 44 empresas cataríes que cotizan en Bolsa hay al menos un miembro de la familia Al-Thani en el consejo de administración.

Para mantener su independencia en la conflictiva Asia Occidental, Qatar ha apoyado durante años a la Hermandad Musulmana y con ella al terrorismo islamista. La Hermandad Musulmana es una sociedad secreta de naturaleza política organizada por los servicios de inteligencia británicos siguiendo el esquema de la Gran Logia Unida de Inglaterra. En 1951 estos servicios crearon una organización clandestina a partir de la antigua sociedad del mismo nombre. La utilizaron sucesivamente para asesinar a personalidades que se les resistían y a partir de 1979 como mercenarios contra los soviéticos en Afganistán. A principios de los años 1990 los incorporaron a la OTAN y en los años 2010 trataron de llevarlos al poder en Túnez, Libia, Egipto, Siria e Irak. En esa época los Hermanos Musulmanes y la Orden Sufí de los Naqchbandis se convirtieron, con financiamiento de las monarquías del Golfo, en uno de los mayores ejércitos del mundo. Todos los dirigentes yihadistas, incluidos los del Estado Islámico, pertenecieron a este grupo militar.

Mientras tanto, la CIA estadounidense recuperó la Hermandad Musulmana, al extremo que esa secta llegó a estar representada en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos durante el segundo gobierno de Obama (2013-17). Los miembros de la Hermandad Musulmana no son bienvenidos en casi ningún país árabe, sólo en Qatar y en Turquía (que no es árabe). La sociedad secreta está prohibida en la mayoría de los Estados árabes, principalmente en Arabia Saudita, donde trató de derrocar al rey en 2013, y en los Emiratos Árabes Unidos. En Siria la Hermandad Musulmana intentó derrocar al gobierno en 1982 y entre 2011 y 2016 participó con apoyo de la OTAN e Israel en la ofensiva contra el Estado sirio. En Túnez la Hermandad Musulmana está a punto de ser prohibida, después de haber gobernado ese país durante un decenio.

Tras la intervención rusa a favor del gobierno sirio de Baschar al Assad y la derrota del Estado Islámico en ese país y en Irak en 2015/16, la mayoría de las monarquías del Golfo cambió de bando, pero no así Qatar. En junio de 2017, entonces, Arabia Saudita, Baréin, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, entre otros estados musulmanes, cortaron las relaciones diplomáticas con el emirato y le impusieron un bloqueo acusándolo de apoyar y financiar el terrorismo, así como de intervenir en los asuntos internos de sus vecinos. Como consecuencia del intento de Donald Trump de alcanzar los llamados Acuerdos de Abraham entre Israel y sus vecinos, empero, en enero de 2021, bajo mediación de Kuwait y los Estados Unidos, Qatar y Arabia Saudita acordaron poner fin al bloqueo, reabriendo sus fronteras e iniciando un proceso de reconciliación. No obstante, Qatar sigue financiando a Hamas y al Afganistán gobernado por los talibanes, así como cobijando a la Hermandad Musulmana.

La familia al Thani tiene un inmenso poder dado por su riqueza, sus inversiones europeas y norteamericanas, su vieja y estrecha alianza con la corona británica y con Estados Unidos, su financiamiento de la mayoría de las organizaciones terroristas de Asia Occidental y Central y, como derivación directa de este involucramiento, su papel preponderante en el tráfico internacional de armas (por ejemplo, de Ucrania a Gaza).

Ese inmenso poder le ha permitido en los últimos dos años aparecer como gestor de la paz en varios escenarios regionales, actualmente entre Israel y Hamas. Sin embargo, precisamente en esa habilidad de la dinastía para sembrar la cizaña y medrar de la división y fragmentación de sus vecinos reside su debilidad actual: tras el acuerdo de cooperación entre China y Arabia Saudita, el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ese reino e Irán, la armónica cooperación entre Riad y Moscú en el marco de la OPEP+ y la próxima incorporación de Irán, Arabia Saudita y los Emiratos a BRICS10 (sin Argentina), pierde relevancia el rol insidioso que la diplomacia británica adjudicó hace tiempo al emirato. Apoyando la ofensiva de Hamas, el Emir de Qatar volvió a ponerse el traje de mediador, pero ya no basta: o la familia al Thani se adapta a la cambiante constelación en su región o el ajuste de cuentas será inevitable. A nadie cuerdo se le ocurriría hoy hacer negocios con estos intrigantes caídos en desgracia.

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https://www.telam.com.ar/notas/202311/648271-es-tan-poderoso-el-chiquitin.html

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein

Entre noviembre de 1884 y febrero de 1885, en la ciudad de Berlín, convocada por Francia y Gran Bretaña​ y organizada por el canciller de Alemania, Otto Von Bismarck, se reunieron las principales potencias mundiales a fin de organizar el reparto de África. Algunos años después, en mayo de 1916 a través del Acuerdo Sykes-Picot Gran Bretaña y Francia hicieron lo propio en el Asia Occidental y el norte de África.

Estos repartos coloniales vinieron a consagrar el poderío mundial de Gran Bretaña, pero en esta instancia, debió ser un poder compartido, primero con Francia y posteriormente con Estados Unidos. No obstante, hubo un período de la historia en que Gran Bretaña fue ama y señora del planeta, a partir de el asombroso aumento de la productividad como consecuencia de la revolución industrial. Como parte sustancial de su poderío, Gran Bretaña construyó y desarrolló un gigantesco imperio colonial.

Ciento cincuenta años después, la huella colonial sigue presente en todo el planeta, en algunas regiones todavía a través de su expresión primigenia, y en otras, en forma de control neocolonial para mantener los hilos que permiten el dominio de buena parte del planeta. Vale mirar los trazados rectilíneos en los mapas derivados del surgimiento de Estados nacionales en los espacios trazados por las metrópolis tras el reparto del planeta. Para ello, no se contó con la opinión y aceptación de los pueblos originarios de esas regiones que vivían en tales territorios desde épocas ancestrales. 

Así mismo,  es menester observar la enorme cantidad de conflictos latentes emanados de las metrópolis tras retirarse de sus colonias, derrotadas u obligadas por circunstancias al margen de su control. Por ejemplo, el territorio de Cachemira que debió ser pakistaní, quedó en India. Kuwait, una provincia iraquí, fue elevada al status de Estado nacional por obra y gracia de Londres. Jordania, fue inventada nadie sabe de dónde, para ser entregada a la dinastía hachemita como premio consuelo por haber sido desplazada de Arabia que fue, a su vez, entregada como recompensa a la familia Saud, por su perruna lealtad a Gran Bretaña. 

En África, tutsis, hutus, bantúes, tuaregs, masái, mursis, zulúes y centenares de pueblos originarios, vieron trazadas líneas de separación de sus territorios ancestrales, siendo obligados por la fuerza a hablar idiomas extranjeros y aceptar religiones extrañas. De un día para otro, vieron horrorizados que en sus comunidades, una parte debía, hablar francés y la otra inglés además de tener que “pedir visa” para visitar a sus familiares que habitaban en comunidades cercanas. 

Ya a comienzos del siglo XIX, Gran Bretaña supo combinar su dominio naval, la enorme capacidad de crédito en las finanzas, una gran experiencia comercial y una exitosa diplomacia de alianzas para constituirse en la potencia hegemónica global. Así, la revolución industrial vino a fortalecer una posición que ya había mostrado grandes éxitos en las luchas mercantilistas y preindustriales del siglo anterior. En 1815, la derrota de Napoleón Bonaparte vino a consolidar la hegemonía inglesa. 

América Latina y el Caribe no fueron ajenos a esta circunstancia. Los conflictos en Europa y las imprevisibles victorias de uno u otro bando concluían con acuerdos que transferían la posesión de un territorio colonial de una soberanía a otra. Así, por ejemplo, Trinidad y Tobago fueron cedidas por España a Gran Bretaña por el Tratado de Amiens de 1802. Aruba por su parte, que fue ocupada por los holandeses en 1636 permaneció bajo su control durante casi dos siglos, pasando a dominio de Gran Bretaña en 1805 y devuelta al control neerlandés en 1816. Otro caso es el de Belice, un territorio que ocupado por Gran Bretaña en 1638, mantuvo una constante tensión con sus vecinos españoles hasta que en 1798, Madrid fue definitivamente desplazada,  convirtiéndola en la única colonia británica de América Central con el nombre de Honduras Británica. 

En este período de inicios del siglo XIX, aprovechando su poderío ilimitado, desde su pequeña posesión en Guayana, Gran Bretaña comenzó en 1814 su expansión hacia el oeste. Así, las 20 mil millas² originales de su colonia se fueron ampliando a 60 mil a mediados del siglo XIX, a 76 mil en 1855 hasta llegar a las 109 mil millas, equivalentes a 159 mil Km².

En este contexto internacional se produjo la declaración del presidente Monroe del 2 de diciembre de 1823, devenida en doctrina de política exterior de Estados Unidos. A fines de siglo, ya en plena etapa imperialista, Washington comenzó a dar mayor continuidad a la aplicación de esta doctrina: en 1898 Estados Unidos intervino militarmente en Cuba y en 1903 promovió la secesión de Panamá de Colombia para apoderarse de un territorio que le permitiera a construir el tan deseado canal. Al iniciar el siglo XX, los presidentes Teodoro Roosevelt y William Howard Taft implementaron nuevas modalidades de intervención que fueron conocidas como  “Política del Gran Garrote” y “Diplomacia del Dólar”. En ese marco, Estados Unidos ocupó Cuba entre 1906 y 1909. 

Así mismo, en la crisis de Venezuela, iniciada en 1902 cuando barcos de guerra de Inglaterra, Alemania e Italia bombardearon y bloquearon los puertos venezolanos para exigir el pago de deudas adquiridas durante la lucha de independencia, el gobierno del país invocó la doctrina Monroe ante lo cual Washington actuó para “apaciguar” a los europeos a cambio de lo cual se comprometió a obligar a Venezuela a sufragar sus compromisos financieros. 

Todo ello contrastaba con la tradición bolivariana de defensa irrestricta de la soberanía. Con su infinita sabiduría, el Libertador Simón Bolívar ya en 1819 durante su discurso en el Congreso de Angostura estableció claros principios y doctrinas para la creación de las repúblicas americanas que habrían de constituirse. En el caso de Colombia (a la cual pertenecía Venezuela),  en 1821 en el Congreso de Cúcuta, los plenipotenciarios acogieron la idea del Libertador y establecieron precisa delimitación del territorio nacional. Al hacerlo, se había originado una Doctrina de Derecho Internacional emanada del uti possidetis juris de 1810 que aceptaba como título legítimo la posesión en que habían estado los territorios americanos y a la cual tenían derecho en virtud de las disposiciones que habían generado su creación.

A Bolívar se le debe esta iniciativa que se incorporó al ordenamiento jurídico de la naciente república. El Libertador previó con extraordinaria visión de largo plazo que las discusiones de límites entre las nuevas repúblicas generarían graves inconvenientes por lo que era necesario trazar definidas reglas que dieran bases jurídicas a todos y evitaran problemas de orden público internacional. Nadie sabe cuántas guerras le evitó el Libertador a Nuestra América. Como la historia se ha encargado de demostrar –a diferencia de otras regiones del mundo- nuestros problemas limítrofes han sido ínfimos si se les compara con otros continentes. 

En este contexto, Venezuela permanentemente protestó por la actitud prepotente y expansionista de Gran Bretaña. Por esta razón, en 1896 Estados Unidos y Gran Bretaña iniciaron conversaciones sobre el problema limítrofe de esta última con Venezuela. Esto condujo en 1897 a un tratado para establecer el arbitraje.

Estados Unidos logró imponer condiciones de arbitraje absolutamente lesivas para Venezuela y favorables a Gran Bretaña. Este arbitraje es el que en 1899, al margen del derecho internacional, incumpliendo las normas que se habían establecido y sin que Venezuela pudiera exponer sus argumentos, falló legitimando la usurpación a través de un laudo.   El verdadero alcance de la expoliación sólo se vino a saber muchos años después.

En 1949 se dio a conocer un memorándum escrito por el abogado estadounidense Severo Mallet-Prevost quien había actuado como consejero de Venezuela en la negociación. En el documento, publicado después de su fallecimiento, Mallet-Prevost reconocía que el laudo fue producto de un arreglo político entre Estados Unidos y Gran Bretaña que hizo un trazado arbitrario de la frontera, acordado al margen del derecho internacional .Vale decir que dos de los cinco jueces que fallaron eran británicos y otros dos estadounidenses.

Esto demuestra la naturaleza viciada del laudo y es la razón por la que ningún gobierno venezolano lo ha reconocido. En 1966, Gran Bretaña aceptó finalmente, iniciar negociaciones con Venezuela, llegando al Acuerdo de Ginebra de 17 de febrero de 1966. Este documento fue reconocido por Guyana al acceder a su independencia el 26 de mayo de ese año.

Venezuela a su vez, reconoció la independencia de Guyana, reservándose el mantenimiento de su demanda histórica y por tanto reconociendo la soberanía del nuevo Estado a partir del territorio al este de la línea media del Río Esequibo desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico. Desde entonces, el diferendo se mantuvo en un plano amistoso.

Sin embargo, en fecha reciente se produjo una primera señal de alarma evidenciando una alteración de esta situación, cuando Guyana renunció a dar continuidad al trabajo del buen oficiante designado por Naciones Unidas. Esta fue una indicación inequívoca que anunciaba la intención guyanesa de llevar el conflicto por otra ruta. Lamentablemente así fue. Guyana decidió dar una concesión a la empresa estadounidense ExxonMobil, la cual bajo influjo imperial y apoyada por su gobierno y por poderosos intereses económicos y políticos trasnacionales se propuso escalar el conflicto para poner a Venezuela en el banquillo de los acusados como cabeza de playa de una nueva escalada intervencionista contra Venezuela que ha llevado el diferendo -de forma ilegal- a la Corte Internacional de Justicia de La Haya que no tiene jurisdicción sobre este asunto.

El originario pensamiento ecléctico de Hugo Chávez y su acelerada evolución política e ideológica lo condujo, de sostener preceptos nacionalistas, patrióticos y bolivarianos, a claras ideas antiimperialistas e incluso socialistas. Acorde a ello, su reflexión y su práctica también fue progresando en cuanto a su mirada sobre la Doctrina Monroe y sus efectos en Venezuela y América Latina y el Caribe. 

Su acendrado sentimiento bolivariano, sustentado en un profundo conocimiento de la vida y la obra del Libertador lo llevaron a apuntalar casi de forma natural su rechazo al panamericanismo y las derivaciones intervencionistas que emanan de la Doctrina Monroe. 

En la gran batalla librada en Mar del Plata contra el Tratado de Libre Comercio de las Américas (ALCA) presentado por Estados Unidos en noviembre de 2005,   Chávez comenzaba a perfilar la idea de continuidad que esbozaba la Doctrina Monroe, el panamericanismo y esta nueva propuesta de Estados Unidos. En su discurso durante la concentración popular en apoyo a la política latinoamericana y caribeña y contra el imperialismo frente al Palacio de Miraflores el 19 de noviembre de ese año, trazó con precisión la forma que debía adquirir el pensamiento y la práctica antiimperialista. 

Al referirse a su participación en el evento de la ciudad argentina, expresó: “Allí llegamos nosotros los venezolanos, decididos a continuar resistiendo la agresión imperialista, a continuar diciéndole no a la propuesta imperialista de engullirnos, en una propuesta –como ya he dicho– muy vieja, pero que va cambiando de nombre, a medida que pasan los años, las décadas y los siglos; ya la llamaban Doctrina Monroe en una época, más recientemente Iniciativa para las Américas y luego, la propuesta de ALCA, ALCA, ALCA, ¡Al carajo! ALCA ¡Al carajo! Se va, mandamos al ALCA ¡Al carajo! Bien lejos, porque aquí tendremos patria, aquí seremos libres, no seremos colonia norteamericana, preferimos morir mil veces, a que Venezuela se convierta otra vez, en una colonia norteamericana”.

En el futuro, el pensamiento integracionista bolivariano de Chávez se fue llenando de un sustento antimperialista que impregnó su quehacer en la construcción de instancias de unión latinoamericana y caribeña alejadas de la impronta panamericana. En 2011, al definir los fines de la naciente Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) expresó que debía ser “un escudo protector contra la injerencia […] incluso un cortafuego contra la locura imperial”. Así mismo conceptualizó a la nueva organización como “el proyecto de unión política, económica, cultural y social más importante de nuestra historia contemporánea” desterrando para siempre cualquier atisbo de aceptación de la Doctrina Monroe y su influjo como soporte del proyecto integracionista de la región.

Las líneas anteriores nos permiten apreciar que desde Bolívar a Chávez, la marca de la Doctrina Monroe ha estado siempre presente en Venezuela. A través del tiempo, su rastro ha señalado el devenir propio de la vida de Venezuela como nación independiente. 

América Latina y el Caribe se han movido en torno a la diatriba entre bolivarismo y monroísmo. Nuestra condición de ser el país natal del Libertador, en el cual desarrolló los primeros años de su vida política llevando a Venezuela a su surgimiento como nación independiente y soberana,  señalan el derrotero de una huella que en términos políticos y económicos, pero también en los planos de la cultura, la identidad y los símbolos, han establecido el rumbo del país. Incluso en aquellos momentos de la historia cuando los gobiernos han estado más cerca de Washington que de los propios intereses nacionales, la condición de nido de las ideas bolivarianas ha estado presente para dar continuidad al espíritu y al sentimiento de nación.

Es verdad que tras Bolívar, vino Páez y la subordinación del país a la oligarquía. También es cierto que después de Cipriano Castro, llegó Juan Vicente Gómez para entregar Venezuela y su petróleo a Estados Unidos. Pero la llegada al poder de Hugo Chávez y su extraordinario quehacer pedagógico en materia de hacer conocer la historia con criterio refundacional, apelando a la revisión de los argumentos tradicionales, que se mostraban como impolutas verdades de nuestro pasado y que de esa manera se le enseñaba a las nuevas generaciones como parte de los anales que dieron origen y continuidad a la nacionalidad venezolana, han venido a producir un cisma en la interpretación de la vida pretérita del país.  

La publicación en el año 2000 de la versión número 4 de los documentos de Santa Fe, elaborados por una comisión de expertos estadounidenses ultra conservadores sólo unos meses después de la llegada al poder de Hugo Chávez, apuntaban claramente a contener su impulso integracionista bajo la acusación de que “apoyándose en el bolivarismo,  [Chávez] aspira a formar la Gran Colombia (Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador), probablemente como república socialista”.

Después de eso, vinieron el golpe de Estado del año 2002 y el paro y sabotaje petrolero del mismo año que marcaron el preludio de un rosario de agresiones continuadas hasta que el 8 de marzo de 2015 el presidente Barack Obama firmara una orden ejecutiva por la cual declaraba a Venezuela “una amenaza inusual y extraordinaria” a la seguridad nacional de Estados Unidos. 

De esta manera, se estableció una razón jurídica para iniciar un proceso permanente de agresión a Venezuela que aun hoy no cesa. Este decreto se ha seguido renovando anualmente durante las administraciones de Donald Trump y Joe Biden. El fantasma de la Doctrina Monroe y el panamericanismo siguen apareciendo en el espectro de la patria de Bolívar. Doscientos años después, el enemigo es el mismo.

Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor/autora y no representan necesariamente la posición de Dossier Geopolitico



El papel de los liderazgos y el fenómeno de ciertas creencias juega un papel central en el ascenso de corrientes reaccionarias. Cómo puede afectar las relaciones internacionales del país si la agenda gira hacia ellas.

Por Bernabé Malacalza y Juan Gabriel Tokatlian

9 de octubre de 2023

Es notable que, a pesar de algunas menciones o acusaciones, la política exterior no haya sido abordada de manera sustancial en los debates presidenciales de la primera vuelta. Resulta sorprendente dado que en la actualidad es prácticamente imposible eludir la naturaleza “interméstica” de la agenda de un país, que implica una interconexión constante entre asuntos internacionales y domésticos. Esto se vuelve aún más relevante considerando la necesidad apremiante de establecer una hoja de ruta ante el vertiginoso proceso de transición de poder, influencia y prestigio en el ámbito mundial.

A pesar de la falta de debate público sobre este asunto, hemos observado algunas declaraciones y otros lineamientos más elaborados que nos llevan a considerar la posibilidad de que, por primera vez en la historia de la Argentina, se implemente lo que en estudios de los últimos lustros se llamó una política exterior conspiratoria. Por lo tanto, dedicamos aquí nuestro análisis a explorar cómo se abordó la relación entre conspiración y política exterior, así como sus implicaciones. También examinamos las posibles limitaciones de una política exterior conspiratoria y los mecanismos de reaseguro disponibles para mitigar sus efectos negativos.

Conspiración y política exterior

La disciplina de las Relaciones Internacionales aborda múltiples temáticas mediante diversos paradigmas y enfoques y a partir de distintos niveles de análisis. Existen perspectivas que enfatizan la gravitación de la política interna en la política exterior, la influencia del régimen político y, en ese contexto, el rol crucial del individuo — el líder, el decisor último, el mandatario — en determinadas coyunturas. Los estilos de conducción, los rasgos de personalidad, las motivaciones subyacentes, el mapa cognitivo y el sistema de creencias de los hombres y mujeres al frente del ejecutivo pueden incidir significativamente en los cursos de acción diplomática que persigue un país. También se estudia la relevancia del “entorno próximo” al tomador de decisión: el tipo de formación, de conocimiento y de experiencia en materia internacional, el ambiente intelectual de aquellos cercanos al poder, el grado de apertura o bloqueo ante la información que proviene de la realidad, los intereses inmediatos de quienes asesoran al jefe de Estado, y el conjunto de ideas y visiones del mundo que posee el círculo íntimo cercano al gobernante.

Recientemente, una literatura novedosa sobre política internacional estudió, mediante investigaciones comparativas, el vínculo entre ésta, el papel de los liderazgos y el fenómeno de la conspiración. Este fenómeno en la política exterior pasó de ser un tema marginal a recibir más atención y un tratamiento riguroso en la última década debido, en gran medida, al surgimiento de varios líderes con argumentos y prácticas conspirativas. Esto se reflejó en trabajos sobre política exterior como señalan los escritos, entre otros, de Tim Aistrope y Roland Bleike, “Conspiracy and foreign policy”; Thorsten Wojczewsk, “Conspiracy theories, right-wing populism and foreign policy: The case of Alternative for Germany”; y Feliciano de Sá Guimarães, Davi Cordeiro Moreira, Irma Dutra de Oliveira e Silva, y Anna Carolina Raposo de Mello, “Conspiracy Theories and Foreign Policy Narratives: Globalism in Jair Bolsonaro’s Foreign Policy”.

Más que acercarse a la conspiración como un acto deliberado de un grupo que se reúne con fines dañinos, malévolos o ilegales, los estudios académicos se centran en el análisis del sentido y alcance de las percepciones y narrativas relacionadas con la formulación de una política exterior de tipo conspiratoria. No se trata tanto de examinar el comportamiento paranoico de algunas personas con propósitos siniestros, sino de comprender cómo se construyen argumentaciones plagada de complots, y confabulaciones y tergiversaciones para legitimar ciertas prácticas en el ámbito internacional.

En este contexto, el ascenso de corrientes reaccionarias, que en algunos casos llegan a radicalizarse o adoptar posturas extremistas, en diversos países del mundo se debe, en parte, a la habilidad y capacidad de líderes políticos (y su séquito) para influir en la opinión pública mediante el uso de eslóganes impactantes, declaraciones agresivas, gestos provocativos, explicaciones sensacionalistas y mensajes falaces. Algunos estudios (Bruno Gabriel Salvador Casara, Caterina Suitner y Jolanda Jetten, “The Impact of Economic Inequality on Conspiracy Beliefs”) señalan que la desigualdad económica puede alimentar creencias conspirativas; otros enfatizan la cuestión de la precariedad socio-económica (Jais Adam-Troian, María Chayinka, María Paola Paladino, Özden Lelis Ulug, Jeroen vaes y Pascal Wagner-Egger, “Of Precarity and Conspiracy: Introducing a Socio-Functional Model of Conspiracy Beliefs”) y su nexo con la aceptación de dichas creencias; y aún otros destacan que el narcisismo puede ser un buen predictor de tales creencias (Taylor J. Cosgrove y Christopher P. Murphy, “Narcissistic Suscetibility to Conspiracy Beliefs Exaggerated by Education, Reduced by Cognitive Reflextion”).

Ahora bien, ¿cómo se construye y sostiene el pensamiento que subyace a ciertos anuncios, promesas o medidas basada en una narrativa conspiratoria? A lo largo del tiempo, este tipo de pensamiento tiende a proliferar en momentos de crisis y en situaciones que conducen a una genuina ansiedad social y a la búsqueda desesperada de soluciones urgentes entre la población. Sirven para personificar el miedo, creando un relato que implanta amenazas. La desinformación se emplea de manera deliberada en un mundo altamente tecnológico y receptivo a las comunicaciones. Al mismo tiempo, se recurre a argumentos anticientíficos para negar, por ejemplo, la existencia del coronavirus, afirmar que la Tierra es plana o propagar falsas pseudo-teorías, como la creencia errónea de que el 5G, utilizado en redes de telefonía celular y que emplea señales transmitidas mediante ondas de radio, es responsable de la pandemia. Esto se hace con el propósito de captar a incautos, de engañar a personas desprevenidas o para continuar desinformando, ya sea mientras se busca el poder o una vez que se lo alcanzó. De esta manera, sus relatos reemplazan la ciudadanía por creyentes, la diplomacia por cofrades, y los diagnósticos del mundo por un maniqueísmo que respalda nociones sobre fuerzas internas y externas que coadyuvan, por ejemplo, a la decadencia nacional.

¿Cuáles son las condiciones que propician la formación de este pensamiento y cómo se gesta en las élites? Podemos identificar al menos cuatro factores. En primer lugar, este tipo de pensamiento conspiratorio en la política exterior suele derivar de una mirada altamente ideologizada que se alimenta de apreciaciones dogmáticas. Ello no se relaciona necesariamente con la dicotomía izquierda-derecha, sino que se basa en atacar a una serie de ideas y conceptos que son identificados como perjudiciales o malignos y que, en consecuencia, deben ser combatidos y erradicados. Desde esta perspectiva por ejemplo, la integración con los vecinos se percibe como algo potencialmente perjudicial, ya que se cree que podría ser utilizada por ciertos líderes y naciones para promover formas de vida y concepciones que son contrarias a las que se defienden en el ámbito doméstico. Se parte de la suposición de que existen fuerzas del “mal” que conspiran a nivel mundial (y regional) en contra de las ideas supremas del “bien”, que solo el líder esclarecido conoce y defiende.

En segundo lugar, una política exterior estimulada por la conspiración a menudo sirve para fomentar la auto-afirmación. Los líderes que promueven narrativas conspiratorias intentan convencer a su audiencia de que son quienes han descubierto los tentáculos ocultos o subterráneos en el frente interno y en el ámbito internacional. Esto genera un ambiente de intriga en el que se sugiere la existencia de una conspiración global, respaldada por organizaciones como, por ejemplo, Naciones Unidas, cuyo propósito sería el establecimiento de un gobierno universal, la supresión de la soberanía de los Estados nacionales y la imposición de una agenda social intrusiva y engañosa. Algunos critican a esta institución por imponer “ideales universalistas” inadmisibles, mientras que otros la atacan por supuestamente socavar los valores de las “sociedades libres”. Los compromisos multilaterales se perciben como una “camisa de fuerza” impuesta a los países como resultado de un supuesto pacto o contubernio tenebroso. La clasificación de la ONU como “maligna” no se limita a la retórica, sino que se manifestó en propuestas extremas como el rechazo a acuerdos, la suspensión de financiamiento a organismos y acusaciones temerarias como sucedió en la gestión del presidente Donald Trump.

En tercer lugar, el pensamiento conspiratorio remite a la existencia de una comunidad epistémica selecta. Quienes sostienen estas teorías se consideran a sí mismos como los “iluminados” que poseen un conocimiento especial, al mismo tiempo que desacreditan como “ignorantes” a quienes no comparten sus puntos de vista. El efecto de ello es una polarización inflexible, caracterizada por ataques personales; lo cual obstaculiza el diálogo y la negociación, así como la posibilidad de alcanzar acuerdos básicos en áreas clave de la política pública — incluida la política internacional. Y en cuarto lugar, existe una tendencia a concebir una especie de “refundación” en esta mirada conspiratoria. Se critica a la mayoría o a todos los mandatarios y políticas pasadas y se presenta al nuevo líder como alguien que puede revelar la verdad, destruir lo anterior y proporcionar un horizonte superador. Se considera que las tradiciones diplomáticas y la noción de continuidad en la política exterior son errores que llevaron a un país a la postración o a la pérdida de poder e influencia. Se postula que solo un cambio drástico puede poner fin a lo anterior y establecer una diplomacia con nuevos aliados y enemigos claramente identificados, a menudo personificados en líderes vistos como parte de las indeseables ‘continuidades’. Esta aproximación generalmente conlleva una serie de comportamientos predecibles, que pueden incluir la adopción de medidas en contra de ciertas contra-partes internacionales o la promoción de políticas específicas en línea con las creencias conspiratorias. En la política exterior, los países parecieran dividirse en “puros” e “impuros”; lo que hace que las relaciones con estos últimos sean intransigentes y prácticamente innegociables. No obstante, las políticas exteriores conspiratorias suelen también justificarse como una estrategia política para abordar la incertidumbre y la inestabilidad global. Se apela a que de ese modo se reducirán, por ejemplo, los costos de la globalización o el globalismo, según el caso, presentándose como una forma de proteger el país en lugar de exponerlo al peligro que se percibe en el mundo exterior. Abordar estas preocupaciones, se asume, puede contribuir a fortalecer la cohesión social que se fracturó en sociedades muy afectadas por el desempleo, la pobreza y la desigualdad o por un largo período de declive.

La importancia de los reaseguros de la Argentina

En años recientes se conocieron políticas exteriores conspiratorias en algunos países y se aprecia, aún en casos extremos, que existieron salvaguardas, dispositivos, tradiciones, contrapesos y manifestaciones que evitaron el enraizamiento de dinámicas conspirativas en el frente internacional. En nuestro caso, la política exterior experimentó fluctuaciones durante los 40 años de democracia, con períodos de acuerdo y desacuerdo, a veces con una mayor priorización de los asuntos internos sobre los internacionales; a veces con políticas de Estado de facto y otras con marchas y contramarchas. No obstante, existen “mínimos comunes” que constituyen garantías, incluso durante períodos cortos que buscan alterar radicalmente ciertos pilares cruciales de la política exterior. Estas “coincidencias no explicitadas” entre actores políticos y fuerzas sociales pueden funcionar como mecanismo de reaseguro frente a intentos de desmantelar patrones sostenidos y valiosos en nuestras relaciones exteriores.

Para ello, Argentina cuenta con su Cancillería, su cuerpo diplomático y un historial reconocido: subsiste una suerte de “disco duro” que refleja la existencia de una carrera profesional con funcionarios calificados. También pervive una comunidad epistémica compuesta por políticos, intelectuales, ex ministros y ministras, académicos, comunicadores, expertos en los partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil — además de una audiencia ciudadana interesada en asuntos de política exterior — dispuesta a proteger principios básicos de actuación internacional, ya sea a través de la movilización social, las investigaciones rigurosas, y la conversación pública en formas comunicativas diversas. La colaboración entre estos actores, la movilización social y la presencia pública son herramientas fundamentales para evitar giros dramáticos y potencialmente muy costosos, previniendo así daños irreversibles.

Es crucial destacar que, a pesar de las consecuencias negativas que una política exterior conspiratoria tendría en Argentina, con su enfoque “anti” o de “shock” en torno a áreas temáticas como el multilateralismo, la integración regional, el Mercosur, las relaciones estratégicas con Brasil, el vínculo con China, la búsqueda de justicia global y el reforzamiento de regímenes internacionales como el de derechos humanos, entre otros, existen contrapesos en cada uno de estos ejes que pueden mitigar los efectos de liderazgos promotores de eventuales políticas exteriores conspirativas.

En primer lugar, mientras quienes defienden las políticas exteriores conspiratorias perciben a la ONU y el multilateralismo como reliquias obsoletas, los diplomáticos argentinos desempeñaron y lo continúan desempeñando un papel crucial a nivel multilateral para prevenir la guerra, el uso de la fuerza y la proliferación nuclear en el sistema internacional. Asimismo, Argentina desempeñó un papel activo en la formación de expertos y diplomáticos que accedieron a puestos clave en organismos internacionales, como los destacados ejemplos de Rafael Grossi, quien se desempeña como director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA); de Celeste Saulo, quien ocupa el cargo de secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial; de Frida Armas Pfirter, que fue designada jueza del Tribunal Internacional del Derecho del Mar; y de Andrea Pochak, quien fue electa para integrar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Contra la creencia de que los poderosos inevitablemente prevalecerán y que los países más débiles solo tienen la opción de acatar, América Latina — con un compromiso decisivo de la Argentina — aún se mantiene como una zona de paz y no se vio involucrada en confrontaciones bélicas de otras partes del mundo. Incluso cuando hubo la posibilidad de que estemos directamente implicados en conflictos como el de Ucrania, enviando armas y/o tropas, ningún gobierno de la región, independientemente de su ideología, tomó esa medida.

En segundo lugar, mientras que el pensamiento conspiratorio insinúa una postura anti-latinoamericana, anti-integracionista y anti-Mercosur, lo que podría conducir a un antagonismo innecesario e imprudente en las relaciones con los países vecinos, es importante destacar que existen continuidades ya establecidas que serían gravosas de desmantelar. Con Brasil, podríamos encontrarnos en una situación preocupante en la que se tomen medidas unilaterales sin consultar, los desacuerdos sean inflexibles y las tensiones bilaterales aumenten. Esto podría llevar al extremo de formar sistemas de alineamientos abiertamente contrapuestos en política exterior, donde cada país se apegue a una gran potencia diferente. Sin embargo, es importante recordar que hay un acervo institucional ya consolidado que actúa como un dispositivo reasegurador. En la década de los 80 y hasta principios de los 90, funcionarios, políticos, militares, académicos y comunicadores convergieron en la necesidad de abandonar las hipótesis de conflicto mutuo. 

La creación de Mercosur y la fundación de la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares son ejemplos claros, entre muchos, de cómo se establecieron compromisos duraderos y vitales para el interés nacional argentino. El hecho de haber transformado una cultura de rivalidad en una cultura de amistad entre Buenos Aires y Brasilia es un logro colectivo y compartido, y revertir esta situación sería extremadamente perjudicial.

En tercer lugar, aunque una variante del pensamiento conspiratorio adopte un carácter “revisionista” frente al crecimiento de Asia, especialmente de China, que se percibe como un “imperio autocrático en ascenso”, es fundamental recordar que la profundización de la relación entre China y Argentina avanzó en la última década, independientemente de los gobiernos nacionales en el poder. Aquellos que argumentan que las acciones agresivas de China no deben pasar desapercibidas, incluso si están disfrazadas como operaciones comerciales normales, no pueden ignorar la relevancia que tiene China para la ampliación de las reservas del Banco Central, el financiamiento de obras de infraestructura, como destino de nuestras exportaciones, y en tanto potencia de proyección internacional. A pesar de los intentos de ciertos voceros cercanos a la narrativa conspiratoria de generar una atmósfera similar a una nueva Guerra Fría, las principales coaliciones y partidos políticos del país, en la práctica, evitaron internalizarla, teniendo en cuenta los altos costos que generó en su momento y por décadas la “primera” Guerra Fría. La invocación hoy del anti-comunismo como guía de la diplomacia es anacrónica, extravagante e infecunda.

En cuarto lugar, aunque una política exterior conspiratoria ataca a organismos que considera “satélites” de la ONU, como la CEPAL, la FAO, la UNESCO y la Organización Mundial de la Salud (OMS), es esencial reconocer que el papel de estos organismos es determinante en la arquitectura internacional en temas cruciales para los países en desarrollo. Estos temas están intrínsecamente relacionados con la promoción de un orden internacional más justo, como la seguridad alimentaria, la erradicación del hambre, el desarrollo sostenible, el derecho a la educación y el derecho a la salud. No obstante, es importante destacar que existe una fuerte tradición y reputación en nuestro cuerpo diplomático, así como un acervo histórico que enfatiza la importancia de reclamar contra las injusticias del orden internacional, reconocer las asimetrías entre el Norte y el Sur Global en foros mundiales y regionales y promover iniciativas que busquen acortar esa brecha. El costo de desmantelar una política diplomática consolidada a lo largo de décadas sería significativo. Hay asuntos claves que podrían sufrir retrocesos inquietantes y elevados si el país busca apartarse de estas instancias que se hacen eco de las posiciones del sur global y de los países en desarrollo, así como de la región latinoamericana. Para el caso, alejarse de los pares del sur y de América Latina y alinearse casi exclusivamente con Occidente podría tener efectos nocivos en el reclamo histórico del país en torno a Malvinas.

Y en quinto lugar, el pensamiento conspiratorio podría tener un efecto muy negativo en uno de los pilares de la política exterior argentina, que es la defensa interna y la promoción internacional de los derechos humanos. Aunque voceros cercanos a este razonamiento critican las actitudes de la Comisión de Derechos Humanos por otorgar un asiento a gobiernos no democráticos (lo cual es práctica estándar al incluir a todos los miembros de Naciones Unidas con asientos rotativos), es importante destacar que el compromiso del país, no de un gobierno en particular, con los derechos humanos desde el retorno a la democracia alcanzó su punto más alto recientemente, cuando un argentino, Federico Villegas, asumió la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2022. 

A pesar de que surgieron voces notorias (aunque no marginales) que reivindican la dictadura, desde el histórico juicio a las juntas militares — reconocido por ser el primer enjuiciamiento en el mundo a una dictadura militar bajo procedimientos del Estado de Derecho — casi la totalidad de los actores respaldaron los avances judiciales y legislativos para condenar los delitos de lesa humanidad y defender el derecho a la verdad. 

El negacionismo no es parte de la cultura democrática alcanzada y sostenida durante cuatro décadas. Los derechos humanos son un activo esencial del perfil argentino en el mundo y como tal es registrado por las contrapartes del país y en los foros internacionales y continentales. Son ya parte del interés nacional y una regresión tendría una consecuencia devastadora para la imagen de la Argentina.

Además, el pensamiento conspiratorio en diversas partes del mundo manifestó una fuerte oposición a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un acuerdo que fue aprobado en 2015 por todos los Estados miembros de las Naciones Unidas. Esta agenda abarca 17 objetivos para hacer frente a la creciente pobreza, las desigualdades y la urgente crisis climática. Quienes se adhieren a la perspectiva conspiratoria consideran esta agenda como “intrusiva” y la acusan de promover principios “redistributivos” de justicia social que rechazan. Por tal razón, propagaron discursos con un marcado sesgo anti-ambientalista y argumentos anti-científicos, cuestionando la responsabilidad de los países en la aceleración del cambio climático y desestimando los compromisos multilaterales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. También se opusieron a la “igualdad de género”, pues aluden que no respeta la diferencia biológica de la sexualidad entre hombre y mujer y destruye la institución de la familia tradicional. 

No obstante, es importante destacar que Argentina mantuvo un perfil activo en la promoción de derechos humanos de primera, segunda y tercera generación, tanto en la Asamblea General de las Naciones Unidas como en diversos organismos internacionales, independientemente de los gobiernos de turno. Esto incluyó un compromiso continuo con la protección del medio ambiente y la lucha contra las desigualdades, aspectos que son parte integral de la agenda de derechos humanos que el país respaldó a nivel internacional.

A modo de reflexión final

La disciplina de las Relaciones Internacionales ha fundamentado y documentado la existencia de políticas exteriores conspiratorias en diferentes latitudes. Además, se ha acumulado un conjunto de experiencias que merecen un estudio más sistemático y comparativo para identificar rasgos compartidos. Por lo tanto, tenemos un conocimiento de cómo se manifiestan estas políticas exteriores conspiratorias, comprendiendo sus motivaciones, lógicas, modus operandi, e implicaciones, así como las limitaciones y respuestas a las mismas. Es importante destacar que las referencias de estudios comparados no indican un éxito absoluto ni un fracaso total, ya que existen ejemplos pasados y vigentes de políticas exteriores conspiratorias que demuestran esto. No obstante, es cierto que hubo casos que han mostrado sus limitaciones, y es evidente que estas políticas dejan huellas que es preferible evitar para no caer en giros contundentes ni vaivenes contraproducentes que pueden perjudicar los intereses nacionales.

Es relevante reconocer que, aunque existen políticas exteriores conspiratorias, también contamos con la presencia y vigencia de mecanismos de reaseguro. Hoy, por primera vez en la Argentina, existe la probabilidad de que se despliegue una política exterior de este tipo, y esto merece atención. En caso de que sea factible su implementación, es importante disponer de formas de argumentación, organización, manifestación y acción que minimicen el daño potencial de una experiencia de política exterior conspiratoria en el país.

FUENTE: https://cenital.com/la-politica-exterior-conspiratoria-un-riesgo-inadvertido-para-la-argentina/ 

Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor/autora y no representan necesariamente la posición de Dossier Geopolitico

Bernabe Malacalza: Doctor en Ciencias Sociales. Investigador del CONICET. Profesor en Universidad Nacional de Quilmes y Universidad Torcuato Di Tella.

Juan Gabriel Tokatlian: Vicerrector de la Universidad Torcuato Di Tella.

Por Jiang Shixue*

Algunas personas han descubierto que la mayoría de los países desarrollados del mundo están en el hemisferio norte y la mayoría de los países en desarrollo están en el hemisferio sur. Por tanto, norte es sinónimo de países desarrollados y sur es idéntico a países en desarrollo. Y las relaciones norte-sur se dan entre países desarrollados y países en desarrollo, mientras la cooperación sur-sur es entre países en desarrollo. Este entendimiento se ha convertido en consenso internacional. Incluso Deng Xiaoping dijo a mediados de la década de 1980 que el orden internacional se caracterizaba por cuatro palabras: este y oeste, y norte y sur, lo que significa que la relación este-oeste se refiere a la que se produce entre países desarrollados y en desarrollo, y la relación norte-sur ocurre entre países socialistas y países capitalistas.

Además de la palabra sur, existe la expresión sur global, que ha aparecido en el círculo académico y los medios de comunicación de todo el mundo. La locución fue acuñada por el activista político estadunidense Carl Oglesby (1935-2011), cuando publicó en 1969 un artículo sobre la guerra de Vietnam en la revista católica Commonwealth. Argumentó que la guerra de Vietnam fue el resultado inevitable de cientos de años de dominio del sur global por el norte global.

Lo sorprendente es que, después de entrar en 2023, el sur global haya atraído una atención sin precedente por muchas personas, tanto a escala internacional como en China. La popularidad de esa expresión puede estar relacionada con las siguientes tres conferencias: la primera fue la Cumbre de la voz del sur global, en India (6/1/23). El anfitrión invitó a 120 países, excluyendo a China. La segunda fue la Conferencia de seguridad de Múnich (17-19/2/23), cuyo panel de discusión se tituló Recalibrando la brújula: cooperación sur-norte. La tercera fue la cumbre del G7 en Hiroshima, Japón (5/23). Este encuentro estableció dos agendas, una de las cuales fue el acercamiento al sur global. Algunos países en desarrollo asistieron a esta cumbre, y en esta oportunidad tampoco fue invitada China.

Pese a la exageración de la frase sur global, hay que señalar que no existe un consenso sobre su definición. Mientras algunos creen que ocurre lo mismo al expresarse acerca del sur, es decir, los países en desarrollo, los países subdesarrollados, los países pobres o los países atrasados; otros sostienen que, al igual que la anticuada frase tercer mundo, mantiene una fuerte connotación política, que refleja la naturaleza del orden mundial dividido entre los países desarrollados y en desarrollo. Otros más tienden a decir que mientras los países en desarrollo reflejan su individualidad, el sur global les presta más atención como un cuerpo colectivo y también resalta los múltiples impactos de la globalización en los países en desarrollo.

Precisamente debido a la falta de un consenso general la gente a menudo aplica el concepto de sur global siguiendo caprichos propios o la interpreta según su comprensión como la definición del término.

Sin importar si la carencia de una definición bien reconocida conduce a confusión y desconcierto académico, es necesario señalar que algunos países, Estados Unidos, en particular, desean expulsar a China de la familia del sur global. De hecho, ya cuando Trump estaba en el poder, Estados Unidos ya había dicho que China no es un país en desarrollo. Por ejemplo, en el Memorando presidencial sobre la reforma del estatus de los países en desarrollo en la Organización Mundial del Comercio (26/7/19), Estados Unidos anunció que nunca aceptó el reclamo de China de tener el estatus de país en desarrollo.

Vale la pena resaltar que las motivaciones de Estados Unidos no surten mayor efecto debido a que el estatus internacional de determinado país no lo deciden unas pocas naciones, sino la comunidad internacional conjunta. En su informe titulado Forjar un sur global (19/12/04), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ya había incluido a China en la lista del sur global, que comprende más de 130 países en desarrollo.

Es cierto que, a medida que su economía crece rápidamente, el estatus internacional de China ha aumentado cada día. Pero la identidad de China como país en desarrollo no ha cambiado. Según la reciente clasificación por ingresos del Banco Mundial, por ejemplo, China aún está debajo del umbral del grupo de ingresos altos (INB per cápita de 13 mil 846 dólares o más). Aun en el futuro previsible, China seguirá siendo miembro de la gran familia de países en desarrollo y seguirá contribuyendo a la prosperidad común de los mismos mediante la promoción de la cooperación sur-sur. Por tanto, el concepto y aplicación del sur global dejando a China a un lado es una seudo hipótesis o una falsa proposición.

*Profesor distinguido. Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Estudios Internacionales de Sichuan

LA JORNADA

FUENTE: https://www.nodal.am/2023/11/el-sur-global-sin-china-es-una-seudohipotesis-por-jiang-shixue/ 

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Katehon

Según informan los medios de comunicación, el 24 de octubre se inauguró en Kazajstán un Centro de Operaciones de Paz de la OTAN. El embajador estadounidense en Kazajstán, Daniel Roseblum, participó en el acto inaugural. Después de que el portavoz presidencial ruso, Dmitry Peskov, dijera que Moscú estaba esperando «información detallada» sobre el episodio, el ministerio de Defensa de Kazajstán se apresuró a decir que sólo se había inaugurado en el país una nueva sala de conferencias del Centro de Operaciones de Mantenimiento de la Paz. Sin embargo, el embajador estadounidense sí participó en el acto: resultó que fue la embajada de Estados Unidos la que financió la inauguración de la sala de conferencias.

Este episodio ilustra uno de los componentes de la política estadounidense hacia Kazajstán: la penetración en el país con el pretexto del mantenimiento de la paz y la lucha contra las amenazas.

Kazajstán – OTAN: cooperación militar

Las relaciones entre la OTAN y Kazajstán se han desarrollado activamente desde 1992, cuando Kazajstán se incorporó al Consejo de Cooperación Euroatlántico. En 1994, la república postsoviética se incorporó al programa de la Asociación para la Paz. El documento marco de la Asociación establecía los siguientes objetivos «desarrollar la transparencia en los procesos de planificación y presupuestación militar; garantizar el control democrático de las fuerzas armadas; mantener la capacidad y la preparación de las fuerzas para contribuir a las operaciones dirigidas por la ONU y/o la OTAN; desarrollar una relación militar de cooperación con la OTAN para la planificación conjunta de la formación y los ejercicios con el fin de mejorar la capacidad de llevar a cabo operaciones de mantenimiento de la paz, humanitarias y de otro tipo; crear, a largo plazo, una fuerza capaz de interoperar con la OTAN; y desarrollar la capacidad de llevar a cabo operaciones de mantenimiento de la paz, humanitarias y de otro tipo».

De facto, todas estas prioridades pretenden reforzar el control de la OTAN sobre las fuerzas armadas kazajas, y no al revés. Esto resulta comprensible. La «Asociación para la Paz» se planificó inicialmente como un paso preparatorio para el posterior ingreso en la Alianza. Cuando en un principio no se pretendía admitir a un país por razones políticas, como en el caso de Rusia en los años noventa, o -como en el caso de Kazajstán- debido a su ubicación fuera del área de responsabilidad del Tratado de Washington de 1949, la OTAN utiliza el documento marco para controlar las fuerzas armadas del «socio».

Un examen somero de los instrumentos oficiales de la «asociación» Kazajstán-OTAN nos permite llegar a una conclusión segura: su objetivo es el control total. Abarca cuestiones como la planificación de la defensa y la transformación de las fuerzas armadas de la República de Kazajstán, la preparación y el equipamiento de un «contingente de mantenimiento de la paz conforme a las normas de la OTAN», la «formación de oficiales de Estado Mayor», la cooperación intensiva en el ámbito de la educación militar, el suministro de material militar, etc.

Desde 2007, la Universidad de Defensa Nacional de Kazajstán participa en el Programa de Mejora de la Educación para la Defensa (DEEP) de la OTAN. Desde 2020, Kazajstán acoge el KAZCENT, el Centro de Adiestramiento de Kazajstán para el programa de la Asociación para la Paz de la OTAN, que ofrece cursos de «inglés militar y procedimientos del personal de la OTAN, así como un curso introductorio sobre la historia, la economía y la cultura de Asia Central y Afganistán». La OTAN participa en la formación tanto de suboficiales como de oficiales de las fuerzas armadas de la República de Kazajstán.

Todo ello requiere la presencia de instructores y asesores de la OTAN en las tropas, la transparencia de las fuerzas armadas kazajas para la Alianza del Atlántico Norte, el acceso de la OTAN a los documentos del personal y a la información confidencial sobre las fuerzas armadas kazajas, y la formación de especialistas kazajos en la OTAN. Esto abre un amplio espacio para las actividades de inteligencia y la organización de redes occidentales de influencia no sólo en Kazajstán sino también en las estructuras de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva en su conjunto. Al mismo tiempo, se están llevando a cabo ejercicios conjuntos con la OTAN «Águila Esteparia».

Para el mundo exterior, la principal tarea de la cooperación son las «operaciones de mantenimiento de la paz», pero por qué se eligió a una organización agresiva como socio principal en el mantenimiento de la paz, la Astana oficial no lo explica.

Los intereses de la OTAN

El Centro Europeo George C. Marshall señala que, con el telón de fondo de los intereses de la OTAN en el mantenimiento de la paz, el Centro Europeo para la Seguridad y la Cooperación en Europa (ECSEC, por sus siglas en inglés), el Centro Europeo George C. Marshall. El Centro Europeo George C. Marshall señala que, con los acontecimientos de Ucrania como telón de fondo, «los programas de entrenamiento destinados a mejorar la profesionalidad del ejército de Kazajstán podrían ser una forma rentable de que Estados Unidos desarrolle una asociación a largo plazo con el país más estable de Asia Central». Según Sebastian Engels, analista del Centro Marshall, los programas de cooperación del ejército kazajo con la OTAN

  1. reforzarán «la interoperatividad con la OTAN y aumentarán la probabilidad de que Kazajstán participe en operaciones de la ONU como parte de una brigada de mantenimiento de la paz (KAZBRIG), que es un objetivo a largo plazo del IPAP de Kazajstán y, hasta 2014. – el principal objetivo de Estados Unidos»;
  2. influir en la política interior de Kazajstán: «los valores liberales y democráticos se introducirán bien directamente en clases de temática occidental desarrolladas por el Consorcio de Academias de Defensa e Institutos de Estudios de Seguridad de la Asociación para la Paz (PfPC), bien osmóticamente a través de la interacción con soldados y civiles estadounidenses durante los intercambios o en las instalaciones militares de EE.UU.»;
  3. reducir la «dependencia» de Kazajstán de Rusia en el ámbito militar: «hay aspectos de la mejora militar que están más allá de las capacidades de Rusia, como la formación de suboficiales, la logística, la gestión de la formación y los recursos humanos (RH). Estados Unidos, con los suboficiales más capaces de todas las fuerzas armadas y décadas de esfuerzos propios de profesionalización, está mejor situado para afrontar este reto.»

«Al incrustarnos en los institutos y academias de Kazajstán, tendremos un conocimiento fundamental de su mentalidad de defensa y podremos influir en sus actitudes hacia las posiciones occidentales… Tener expertos incrustados en puestos clave permitirá a EEUU influir en la toma de decisiones en Kazajstán en tiempos de crisis», afirmó un analista de un centro afiliado a la OTAN y al gobierno estadounidense.

Lazos tóxicos entre Kazajstán y EEUU

Otra área de cooperación entre Kazajstán y el ejército estadounidense es la defensa contra las amenazas biológicas. Sin embargo, Rusia tiene una opinión discrepante sobre el papel de Estados Unidos. Como declaró anteriormente el ex médico sanitario ruso Gennady Onishchenko en el Laboratorio Central de Referencia, cerca de Almaty, «se están desarrollando formulaciones biológicas militares». Este lugar no tiene nada que ver con la sanidad civil kazaja». A su vez, las autoridades kazajas afirman que por el momento no hay supuestamente ningún estadounidense en este laboratorio, que fue construido con dinero estadounidense, y que todo el trabajo lo realizan científicos kazajos.

Estados Unidos también está interesado en las cuestiones de seguridad nuclear en Kazajstán: el país es uno de los mayores exportadores de uranio y alberga varias instalaciones del programa nuclear soviético, incluidos los reactores de Alma-Ata y Kurchatov, antiguo centro del polígono de pruebas nucleares de Semipalatinsk. En 2017, Kazajstán inauguró un Centro de Formación en Seguridad Nuclear (NSTC). Se creó con el apoyo de la Administración Nacional de Seguridad Nuclear de Estados Unidos (NNSA).  En agosto de 2023, Estados Unidos llevó a cabo un ejercicio de seguridad nuclear en Kazajstán.

De facto, Estados Unidos ha creado centros para su presencia militar en Kazajstán, y esto afecta a cuestiones de seguridad biológica y radiológica, lo que contradice la letra y el espíritu de las obligaciones de Kazajstán como miembro de la OTSC y de la OCS, afirman los expertos rusos.

Cooperación con el Reino Unido

En abril de 2022, Kazajstán firmó un plan de cooperación militar con el Reino Unido para 2022-2023. Esto fue precedido por la participación activa de oficiales británicos en programas conjuntos entre Kazajstán y la OTAN y el acuerdo de un programa de cooperación reforzada en materia de defensa en 2013-14. Son los instructores británicos los que participan predominantemente en la enseñanza del inglés al personal militar kazajo.

A finales de septiembre de 2023, el secretario de Defensa británico, James Hippey, visitó Kazajstán para hablar de cooperación militar y «acogió con satisfacción el apoyo de Kazajstán al régimen de sanciones contra Rusia».

Kazajstán y Turquía

Además de con Estados Unidos, Kazajstán está aumentando su cooperación militar con otro miembro de la OTAN, Turquía. En julio de 2023, oficiales militares turcos discutieron con la dirección del Ministerio de Defensa de Kazajstán las perspectivas de las relaciones bilaterales en educación militar, entrenamiento de combate y mantenimiento de la paz.

En mayo de 2022, durante la visita de la delegación del presidente kazajo Kasym-Jomart Tokayev a Ankara, se firmó un memorando sobre cooperación técnico-militar, en virtud del cual Kazajstán podrá iniciar el ensamblaje bajo licencia y el mantenimiento de los aviones no tripulados turcos ANKA. Aibek Barysov, presidente de la Asociación de Empresas de la Industria de Defensa de Kazajstán, declaró que desea seguir desarrollando la cooperación con Ankara y las empresas turcas. Señaló que los estándares de la OTAN son más modernos y seguros y, por tanto, más atractivos.

El deseo de Kazajstán de reforzar la cooperación con la OTAN también queda patente en el intento de Astana de comprar más de 800 vehículos ARMA a la empresa turca Otokar por más de 4.000 millones de dólares en 2022.

¿El fin del multivectorismo?

Kazajstán se ha negado a apoyar a Rusia desde el inicio de la Operación Militar Especial en Ucrania. El presidente Kasym-Jomar Tokayev prometió seguir el «régimen de sanciones» contra Rusia. Esto es objetivamente contrario a los intereses del país, cuyas empresas se benefician de facto en gran medida participando en esquemas de elusión de las sanciones. Cultural y económicamente, Kazajstán está estrechamente vinculado a Rusia y China.

Las tendencias negativas de la política kazaja están relacionadas con la influencia atlantista, que contradice los intereses objetivos del país y la identidad euroasiática de sus pueblos. Tanto Estados Unidos como la UE y el Reino Unido son ahora muy activos en la dirección de Asia Central. El objetivo es abrir una brecha en las relaciones con Moscú y Pekín explotando las frustraciones de las élites nacionales ante el poder de los dos vecinos. Por ello, la OTAN también intenta reforzar su influencia en la región.

Sin embargo, esto supone un reto de seguridad para Rusia y la RPC, que, en el contexto del empeoramiento de las relaciones con el Occidente colectivo, se muestran muy negativas ante los indicios de una presencia atlantista en la región. Kazajstán intenta ahora mantener una estrategia de equilibrio entre eurasianistas y atlantistas. El aspecto más visible de la cooperación con la OTAN: el ejercicio Águila Esteparia no tiene lugar desde 2023. A otros niveles, sin embargo, la interacción no sólo persiste sino que se está ampliando.

La reacción de Moscú ante el acto con el embajador estadounidense en el Centro de Operaciones de Mantenimiento de la Paz demuestra que este tipo de contactos ya no son aceptables tampoco para Moscú. En estas condiciones, será difícil para Kazajstán mantener el multivectorismo como principio fundamental de su política exterior. Hay que elegir: o los atlantistas, interesados en desestabilizar la región para crear problemas a Moscú y Pekín, o el vector euroasiático de desarrollo – una apuesta por la multipolaridad, la negativa a cooperar con los atlantistas, el desarrollo pacífico y armonioso y la amistad con los vecinos.

Traducción: Enric Ravello Barber para Geopolitika.ru

FUENTE: https://www.geopolitika.ru/es/article/kazajstan-y-la-otan-el-atlantismo-en-el-corazon-de-eurasia

El cristianismo ortodoxo, el islam moderado y varias corrientes del taoísmo/confucianismo pueden convertirse en las tres civilizaciones principales de una humanidad limpia.

Por Pepe Escobar para la Fundacion de la Cultura Estrategica

Se está redactando el Aviso de Desalojo. Y vendrá en cuatro idiomas. Ruso. farsi. Mandarín. Y por último pero no menos importante, el inglés.

Un placer muy apreciado por la escritura profesional es verse siempre enriquecido por lectores informados. Esta idea sobre el “desalojo” –que vale más que mil tratados geopolíticos– fue ofrecida por uno de mis lectores más sagaces al comentar en una columna.

De manera concisa, lo que tenemos aquí expresa un consenso profundamente sentido en todo el espectro, no sólo en Asia occidental sino también en la mayoría de las latitudes del Sur Global/Mayoría Global.

Lo impensable, en forma de genocidio llevado a cabo en vivo, en tiempo real en cada teléfono inteligente en la tercera década del milenio –que llamé los furiosos años veinte en un libro anterior– ha actuado como un acelerador de partículas, concentrando corazones y mentes.

Aquellos que optaron por incendiar Asia occidental ya se enfrentan a un desagradable revés. Y eso va mucho más allá de la diplomacia ejercida por los líderes del Sur Global.

Por primera vez en mucho tiempo, a través del presidente Xi Jinping, China ha sido más que explícita en términos geopolíticos (un verdadero soberano no puede protegerse cuando se trata de genocidio). La posición inequívoca de China sobre Palestina va mucho más allá de la rutina geoeconómica de promover los corredores comerciales y de transporte de la BRI.

Todo eso mientras el presidente Putin definió el envío de ayuda humanitaria a Gaza como un “deber sagrado”, que en el código ruso incluye, de manera crucial, el espectro militar.

A pesar de todas las maniobras y posturas ocasionales, a todos los efectos prácticos todo el mundo sabe que el actual acuerdo de la ONU está podrido sin posibilidad de reparación y es totalmente impotente cuando se trata de imponer negociaciones de paz significativas, sanciones o investigaciones de crímenes de guerra en serie.

La nueva ONU en ciernes es BRICS 11; en realidad, BRICS 10, considerando que el nuevo caballo de Troya Argentina en la práctica puede quedar relegado a un papel marginal, suponiendo que se incorpore el 1 de enero de 2024 .

Los BRICS 10, liderados por Rusia y China, ambos regulados por una fuerte brújula moral, mantienen su oído en el terreno y escuchan a las calles árabes y a las tierras del Islam. Especialmente su gente, mucho más que sus élites. Este será un elemento esencial en 2024 durante la presidencia rusa de los BRICS.

Incluso sin check out, tendrás que irte.

El orden del día actual en el Nuevo Gran Juego es organizar la expulsión de la Hegemonía de Asia Occidental, lo que constituye un desafío tanto técnico como civilizacional.

Tal como están las cosas, el continuo Washington-Tel Aviv ya es prisionero de su propio dispositivo. Esto no es ningún Hotel California; Es posible que no salgas cuando quieras, pero te verás obligado a marcharte.

Eso puede suceder de una manera relativamente suave (pensemos en Kabul como una remezcla de Saigón) o, si las cosas se ponen feas, puede implicar un Apocalipsis Ahora naval, con costosas bañeras de hierro convertidas en arrecifes de coral suboceánicos y la desaparición de CENTCOM y su proyección AFRICOM. .

El vector crucial desde el principio es cómo Irán –y Rusia– han jugado, año tras año, con infinita paciencia, la estrategia maestra ideada por el general Soleimani, cuyo asesinato en realidad inició los furiosos años veinte.

Una potencia hegemónica desarmada no puede derrotar al “nuevo eje del mal”, Rusia-Irán-China, no sólo en Asia occidental sino también en cualquier lugar de Eurasia, Asia-Pacífico y toda África. La participación directa/normalización del genocidio solo funcionó para acelerar la progresiva e inevitable exclusión de la Hegemonía de la mayor parte del Sur Global.

Todo eso mientras Rusia elabora meticulosamente la integración del Mar Negro, el Mar Caspio, el Mar Báltico (a pesar de la histeria finlandesa), el Ártico y el Mar del Pacífico Noroccidental y China impulsa la integración del Mar de China Meridional.

Xi y Putin son talentosos jugadores de ajedrez y se benefician de asesores estelares del calibre de Patrushev y Wang Yi. China jugar al go geopolítico es un ejercicio de no confrontación: todo lo que necesitas hacer es bloquear la capacidad de movimiento de tu oponente.

Chess and go , en un tándem diplomático, representa un juego en el que no interrumpes a tu oponente cuando se dispara repetidamente en las rodillas. Como beneficio adicional, conseguirás que tu oponente se enfade con más del 90% de la población mundial.

Todo eso conducirá al colapso de la economía de la hegemonía. Y luego puede ser derrotado por defecto.

“Valores” occidentales enterrados bajo los escombros

Mientras Rusia, especialmente a través de los esfuerzos de Lavrov, ofrece al Sur Global/Mayoría Global un proyecto de civilización, centrado en una multipolaridad mutuamente respetuosa, China, a través de Xi Jinping, ofrece la noción de “comunidad con un futuro compartido” y un conjunto de iniciativas, discutidas en detalle. en el Foro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) celebrado en Beijing en octubre, donde Rusia, no por casualidad, fue el invitado de honor.

Un grupo de académicos chinos enmarca de manera concisa el enfoque como China “creando/facilitando nodos globales para relacionarse/comunicarse y plataformas para colaboración/intercambios prácticos concretos. Los participantes siguen siendo soberanos, contribuyen al esfuerzo común (o simplemente a proyectos específicos) y reciben beneficios que los hacen dispuestos a continuar”.

Es como si Beijing estuviera actuando como una especie de estrella brillante y luz guía.

En marcado contraste, lo que queda de la civilización occidental –ciertamente sin mucho que ver con Montaigne,

Pico della Mirandola o Schopenhauer – se sumerge cada vez más en un Corazón de las Tinieblas autoconstruido (sin la grandeza literaria de Conrad), confrontando la verdadera e irremediablemente horrible cara del individualismo conformista y servil.

Bienvenidos al Nuevo Medievalismo, precipitado por las “aplicaciones asesinas” del racismo occidental, como se argumenta en un brillante libro, Cosmopolitanismo chino , del académico Shuchen Xiang, profesor de Filosofía en la Universidad de Xidan.

Las “aplicaciones asesinas” del racismo occidental, escribe el profesor Xiang, son el miedo al cambio; la ontología del dualismo bivalente; la invención del «bárbaro» como el Otro racial; la metafísica del colonialismo; y la naturaleza insaciable de esta psicología racista. Todas estas “aplicaciones” están ahora explotando, en tiempo real, en Asia occidental. La consecuencia clave es que la construcción de “valores” occidentales ya ha perecido, enterrada bajo los escombros de Gaza.

Ahora, un rayo de luz: se puede argumentar –y volveremos a ello– que el cristianismo ortodoxo, el islam moderado y varias corrientes del taoísmo/confucianismo pueden abrazar el futuro como las tres principales civilizaciones de una humanidad limpia.

Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor/autora y no representan necesariamente la posición de Dossier Geopolitico

La Cadena de Radio Contineltal sección Tucuman FM 100.1 entrevistó al director de Dossier Geopolítico  Lic. Carlos Pereyra Mele sobre los desafíos de Política Exterior y del Sistema Mundo que deberá enfrentar el nuevo Presidente electo de Argentina Sr. Javier Milei 

AUDIO SUBIDO AL CANAL DE YOU TUBE DE DOSSIER GEOPOLITICO

Hace 22 años desde que volvimos a relanzar Dossier Geopolitico, y que venimos sosteniendo esta realidad (que es la única verdad) y que se relanza año a año, que describe el analista internacional Jorge Castro para Clarín Económico…y que a ello, solo se le contrapone una oleada de guerras híbridas periféricas fragmentadas y falsos informes y ataques ideológicos y frenos comerciales de la angloesfera decadente…las firmas multinacionales y transnacionales norteamericanas ovacionan al Presidente Ing. Xi Jinping en USA, porque saben muy bien dónde está el futuro…latinoamérica y los argentinos en especial tomaran nota o seguiran balbuceando eslóganes ridículos de la guerra fría que terminó en 1991 (hace 32 años) como “comunismo o socialismo”…No se si a los millennial, o la generación de cristal, a los -40, o los -30, etc., etc., y muchos otros argie todo esto le entra por un oído y le sale por el otro sin hacer ruido en su «cerebro» con estos datos durísimos para oxidente…pero de lo que si, se, que cada año el poder se irá concentrando y guiando por el mundo euroasiático-asia pacifico, lo demás es idiologismo demodé y falso…la realidad demuestra que no nos equivocamos en los tiempos que vendrían…EL FUTURO LLEGÓ !!!! Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico

Por JORGE CASTRO ANALISTA INTERNACIONAL

El presidente Xi Jinping señaló ante más de 300 empresarios de primera línea de EE.UU. después de entrevistarse con el Jefe de la Casa Blanca, Joe Biden, entre los que se encontraban Tim Cook titular de Apple, la empresa número 1 de alta tecnología del mundo, Elon Musk propietario de Tesla, la mayor productora de vehículos eléctricos norteamericanos y la segunda de China, y Albert Bourla de Pfizer, la mayor compañía farmacéutica del sistema global, que “…China es al mismo tiempo una economía gigantesca y un enorme mercado interno, y en ella 1.400 millones de chinos llevan a cabo un proceso de profunda modernización, que es una extraordinaria oportunidad que la República Popular ofrece al sistema mundial”. Hay que agregar que el Financial Times subraya que el mandatario chino fue recibido por una “ovación” por sus interlocutores norteamericanos.

Esto significa en términos cuantitativos que el ingreso per cápita de la población china asciende a US$12.600 anuales, y se duplica cada 10 años, lo que implica un alza de 8,1% anual; y el dato estratégico central de esta situación es que ya dispone de una clase media de 500 millones de personas con ingresos comparables a los norteamericanos (US$35.000/45.000 anuales), cuya capacidad de gasto ha desatado el mayor mercado de consumo del sistema global; y a la que la política de “modernización” a la que se refiere Xi Jinping equivale a la participación plena en la Cuarta Revolución Industrial (CRI) – que es el proceso de digitalización completa de la manufactura y los servicios -; y que hoy, con la denominación de “economía digital”, abarca 40% del PBI, y el gobierno chino aspira a cubrir 100% del producto en los próximos 10 años.

Esto ocurre en el país más digitalizado del sistema con 1.100 millones de usuarios de Internet, y donde el despliegue de la Internet móvil (“smartphones”) en la variedad 5-G alcanza ya a más de 700 millones de personas, y cuenta con una infraestructura de más de 50 millones de usinas desplegadas en todo el territorio de la República Popular.

Xi Jinping reiteró ante los empresarios que lo “ovacionaron” lo que sostuvo ante la Cumbre de la APEC (Cooperación Económica Asia Pacífico) que “…el mundo necesita que China y EE.UU trabajen juntos para un futuro mejor”, y subrayó que: “China está preparada y dispuesta para ser una socia y amiga de EE.UU.”.

Por eso el presidente Xi Jinping reiteró que la República Popular va “…a importar US$40 billones de bienes y servicios en los próximos 15 años”, en una relación de 3 a 1 respecto a sus exportaciones; y que su estrategia fundamental consiste en abrir cada vez más su economía, que es la segunda del mundo (US$19 billones /18% del PBI global), buscando atraer en gran escala al capital extranjero, ante todo a las grandes transnacionales norteamericanas, todas ellas representadas en el fervoroso auditorio de San Francisco.

La situación económica de China se puede resumir en los siguientes términos: las ventas al minorista crecieron 7,6% anual en octubre (5,5% por año el mes anterior), en tanto que el PBI industrial se expandió, medido en valor agregado, 4,6% anual en ese mismo periodo; y todo esto implica que el cuarto trimestre del año (que comienza en octubre) la República Popular se expandiría 5,5% anual, con lo que alcanzaría a 5% en el año, una recuperación significativa tras 3 años de pandemia y sus consecuencias.

Por eso este año la República Popular aportaría más de 30% al crecimiento de la economía global (EE.UU. aporta 15% de ese total).

Se da la situación paradójica de que el aporte de EE.UU., la mayor economía del mundo (US$26,4 billones/25% del PBI global) es inferior a la que provoca China; y esto se debe a que la República Popular es la principal socia comercial de 144 países en el mundo.

A partir de octubre, en suma, China experimenta un nítido proceso de recuperación; y ha dispuesto consolidarlo con una inversión adicional de más de 1 billón de yuanes (lo que equivale a US$596.560 millones) en bonos especiales del Tesoro.

La prioridad para la República Popular está centrada en el desarrollo de las nuevas industrias de alta tecnología, con el objetivo de acelerar la transición de la “economía digital” de modo de abarcar a la totalidad de su sistema productivo y de servicios.

Todo indica que la crisis de la etapa post-pandemia, en que la demanda doméstica cayó casi 10 puntos, ha quedado atrás definitivamente, y ahora se ha pasado a una fase de reestructuración de la economía, hasta lograr su plena conversión en una “economía digital” al nivel de la norteamericana.

Para el logro de este objetivo histórico el presidente Xi Jinping reclama el respaldo de los grandes empresarios estadounidenses, lo que ha conseguido notoriamente después de la noche en que lo “ovacionaron”, lo que constituye un signo inequívoco del carácter absolutamente integrado que ha adquirido el capitalismo del siglo XXI por el proceso de la revolución digitalizadora, y esto es sin duda lo decisivo.

fUENTE: https://www.clarin.com/economia/ovacion-empresarios-estadounidenses-xi-jinping_0_cHWwKaxvUL.html