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El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna del Club de La Pluma nos hace ver con fina ironía, que EL MUNDO SIGUE GIRANDO LUEGO DE LAS ELECCIONES EN EEUU ante la exagerada ola de especulaciones sobre el triunfo de Trump, por parte de “un ejército de expertos” haciendo proyecciones, análisis, hipótesis y futurología (imposibles de corroborar) e intentando disimular el vergonzoso papel de esos expertos y del poder mediático, cuando atosigaron de forma intencionada a la opinión pública con sus falsas -que no erróneas- encuestas de “empate técnico” sobre una elecciones que el republicano liquidó a pocas horas de cerrar las urnas, ganando ampliamente y en ambas cámaras legislativas, que se suman al control de la Corte Suprema de Justicia y arrasando con votos blancos, negros, latinos, obreros, etc.

Lo que significa que la gente votó con el bolsillo y con la memoria, con desilusión e incertidumbre, en su innata defensa propia, castigando sin piedad a los demócratas y demoliendo sin paliativos a los supuestos ataques informáticos rusos o chinos. Lo que ha dado paso a esta nueva operación psicológica de CATÁSTROFE sobre el nuevo gobierno, para ocultar la realidad geopolítica global, que sigue siendo tan angustiante y caótica para EEUU como antes del 5 de Noviembre.

Y dejando de lado toda ésta espuma de especulaciones a futuro, Pereyra Mele señala en el audio las graves y concretas dolencias que afectan a ésta Norteamérica pos electoral, al ser políticamente una viciosa República Imperial, al canceroso “estado profundo” que le consume, al contra poder totalitario de los lobby de la industria militar, petrolero, farmacéutico y de Whall Sreet, a su oligarquía de millonarios improductivos, a las matanzas entre civiles como rutina de una sociedad violenta y al trágico flagelo mortal de la droga instalada definitivamente en sus calles.

Todo un escenario demoledor que no puede ser compensado con su poderío militar ni con el dominio de los mares, defendiendo un “atlantismo” en decadencia, frente al “continentalismo” asiático en auge y luego de haber roto sus propias doctrinas y reglas históricas que le dieron su poder imperial, como el haberpermitido la alianza rusa-china y otras de segundo orden que conciernen a Irán y la India, además de seguir creando monstruos como Zelenky y Netanyahu y generando frentes de guerra que irremediablemente terminan en derrota militar.

Y finaliza con una breve y concisa referencia a las elecciones, reflexionando que si Trump no administra esta decadencia con cierta habilidad y maniobrabilidad, la crisis de Occidente será grave y profunda y con posibilidad de provocar un conflicto nuclear.

Eduardo Bonugli (Madrid (17/11/24)

Por Eleonora Gosman PERFIL 27 años de cobertura en Brasil como corresponsal. Entrevistó a todos los presidentes brasileños desde 1995, salvo el último. Autora del site Brasil 7 días. La autora autoriza a Dossier Geopolitico su difusion

Como organizador de la Cumbre, Brasil pretende que cada palabra de la declaración final tenga el máximo consenso. Pero hay obstáculos considerables y una de esas dificultades procede nada menos que de Buenos Aires, porque Milei pretende hacer valer sus reservas sobre algunos puntos.

SAN PABLO | No es apenas una reunión de las potencias occidentales  la cumbre que se inicia el próximo lunes en Río de Janeiro. El G20 ofrece un elemento diferencial sobre otros foros, que es el hecho de estar integrado por 19 países y dos bloques continentales. Son parte del grupo Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía. Y en cuanto a las dos organizaciones regionales, una es la Unión Europea que figura entre los miembros fundadores (en 1999) y la otra es la Unión Africana, que se incorporó en 2023. Pese a la variedad política y económica que caracteriza ese foro de naciones, o tal vez por esa razón, los temas en debate tienen chances de llegar a algunos resultados para mejorar las condiciones internacionales.


Todavía no se sabe qué grado de consenso logrará este nuevo G20, ya que aborda temas diferentes y difíciles de consensuar: desde la “gobernabilidad del mundo” y la “Alianza contra el Hambre y la Pobreza”, hasta los cambios climáticos y la imposición de un Tributo Internacional a las grandes fortunas. Hay además un objetivo que concierne a los países del Mercosur y que apuntaría a aprovechar la cita para avanzar en el acuerdo con la Unión Europea, largamente demorado. Ese es uno de los asuntos que vendrá a discutir con Javier Milei el presidente francés Emmanuel Macron, quién inicia hoy una visita a Buenos Aires. 

En Río de Janeiro los representantes, o “sherpas”, de cada país, ya comenzaron las negociaciones palabra por palabra de la declaración final. La función recayó en la Argentina sobre el abogado y político Federico Pinedo, a cargo de conducir los arreglos definitivos en total consonancia con las posiciones de la Casa Rosada. 

La  tarea de Pinedo no parece fácil desde que la posturas del gobierno nacional se han vuelto más rígidas y resistentes, en relación a la casi totalidad de los asuntos abordados en esta cúpula mundial. Milei, quién acaba de retornar de Estados Unidos donde se reunió con el futuro presidente americano Donald Trump, reveló una tendencia a diferir en 180 grados de las posiciones brasileñas. Es lo que se ha visto en los últimos días de reuniones de los sherpas, a puertas cerradas, en un hotel del Aeropuerto Santos Dumont. 

La diplomacia de Brasil, el país que tuvo a su cargo la organización de esta cumbre, pretende que cada palabra de la declaración final tenga el máximo consenso. Pero sabe que hay obstáculos considerables para llegar a una postura única de las 19 naciones y los dos bloques regionales. Uno de las dificultades procede nada menos que de Buenos Aires, donde el presidente argentino pretende hacer valer sus reservas en los distintos asuntos abordados en la cumbre,  como las cuestiones del tributo mundial sobre los ultra ricos, los desastres climáticos y de los derechos de las mujeres y de las minorías.

Putin no irá al G20 en Brasil porque la orden de detención en su contra perturbaría la cumbre

Milei vendrá acompañado esta vez por el flamante canciller Gerardo Werthein, que sustituyó recientemente a Diana Mondino en el comando del Palacio San Martín. Según comentaron en Brasilia, el presidente tendrá oportunidad de discursear ante sus colegas del mundo en dos oportunidades y, según esas mismas fuentes, todo indica que hablará sobre un asunto muy caro a los socios brasileños: la reforma de la gobernabilidad global, o sea, de organismos internacionales como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el FMI y el Banco Mundial. En la Casa Rosada indicaron que no habrá una reunión bilateral con Lula da Silva; aunque tampoco puede descartarse del todo. 

Un gran ausente en la Cumbre


En esta oportunidad hay un gran ausente: Rusia. Ocurre que el hacha de la Corte Penal Internacional pende sobre el cuello del presidente Vladimir Putin y éste podría perder su libertad si se traslada a territorios de Occidente, como es el caso de Brasil, la nación organizadora en 2024. Lo cierto es que aún, con esa defección, en esta cita están presentes jefes de Estado de variadas ideologías, aunque siempre dentro del contexto del sistema capitalista. Esta vez parecen coincidir sobre la necesidad de “democratizar” la gobernanza mundial. El caso más emblemático de las disparidades ideológicas y políticas es sin dudas el del estadounidense Joe Biden  con su colega chino Xi Jinping. No obstante esas grandes distancias, ambos estuvieron reunidos esta semana en Lima.

El nuevo “equilibrio” mundial figura, sin duda, entre los temas centrales de la cumbre que debe durar hasta el martes próximo en el Museo de Arte Moderno de la playa del Flamengo. Brasil, obviamente, es uno de los países más interesados en promover la reforma de las Naciones Unidas, cuyo Consejo de Seguridad responde todavía hoy al esquema vigente desde 1945. Este organismo de 5 países (Estados Unidos, China, Rusia, Francia e Inglaterra), cuenta con una herramienta: el veto,  con el que decide en última instancia la vigencia de medidas adoptadas en la ONU. Lo que se busca es ampliar la cantidad de miembros permanentes del CS con otras naciones de distintos continentes. 

El G20 y la crisis capitalista

Hasta ahora, la iniciativa menciona la inclusión de India, de Brasil, de Sudáfrica, de Japón y de Alemania; y hay probabilidades de un avance específico en esa dirección. No por acaso, los organizadores brasileños de la cumbre decidieron incorporar la cuestión a la cita previa del G20 Social, que ocurre por estas horas en Boulevard Olímpico carioca. De acuerdo con los diplomáticos de Brasil, “las discusiones buscan mapear los desafíos y proponer directrices para una gobernabilidad mundial más inclusiva y democrática”.

Celso Amorim, ex canciller y actual jefe de la Asesoría Especial del Presidente de la República Lula da Silva, hizo una reseña de las asimetrías mundiales que producen grandes distorsiones, inclusive entre continentes. Puso como ejemplo la estructura del Fondo Monetario Internacional, donde EE.UU. tiene un peso decisivo por cuenta de ser quien aporta la mayor cantidad de recursos. Con los mismos argumentos, cuestionó también al Banco Mundial y las propias Naciones Unidas. “Esa desigualdad estructural es una de las mayores trabas para que esas instituciones sean capaces de enfrentar las crisis globales, redistribuir recursos y promover la justicia social y ambiental”, tal como reveló el economista de Corea del Sur Ha Joon Chang. 

Para Amorim, un diplomático que tiene una relación no sólo laboral sino también de amistad con el presidente Lula, esta cumbre del G20 “abre un espacio para repensar” esta cuestión. Y, a seguir, destaco el papel de los bloque regionales en el equilibrio de las hegemonías tradicionales, entre los que mencionó específicamente al BRICS. Es ni más ni menos que el grupo integrado, originalmente, por Rusia, China, India, Brasil y África del Sur; y que ahora incorporó a Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos.   

El coreano del Sur, Ha Joon Chang, numeró los grandes problemas económicos globales que impiden una mejora global. Apuntó contra el neoliberalismo, que a su juicio perpetúa la dependencia de los países en desarrollo. Señaló concretamente: “No puede haber una única regla económica para todos, porque eso sólo beneficia a los países ricos”. Se refería, como es obvio, a la necesidad de admitir las diferencias entre naciones ricas, medianas y pobres; pero al mismo tiempo defendió la necesidad de crear mecanismos de financiamiento más justos y transparentes; a la vez que debe ser garantizada la transferencia de tecnología.

FUENTE PERFIL: https://www.perfil.com/noticias/columnistas/a-brasil-le-preocupan-las-diferencias-con-argentina-en-el-g20.phtml

La mayoría de los objetivos internacionales del reelecto presidente o no son realistas o suponen cambios internos demasiado profundos o requieren acuerdos difícilmente concretables

por Eduardo J. Vior
analista internacional

Donald Trump fue reelecto el martes 5 como presidente de los Estados Unidos y gobernará, por lo menos los dos primeros años, con una acumulación de poder que debería permitirle cumplir su agenda sin problemas. Sin embargo, al menos en la política exterior sus propuestas no son practicables, dependen de cambios internos demasiado profundos o requieren acuerdos internacionales que al día de hoy no se ven como posibles. Claro que al votante norteamericano medio no le interesa demasiado la política exterior, pero estos temas tienen claras implicaciones internas. ¿Qué chances tiene el futuro mandatario de no decepcionar a sus votantes en este campo?

El núcleo del programa económico electoral (la baja de impuestos y la liberalización del mercado energético) puede concretarse rápidamente dado que el Partido Republicano, ha conquistado la mayoría en ambas cámaras del Congreso. Asimismo, el traspaso de la política educacional a los estados, el pase a disponibilidad de un gran número de funcionarios y empleados del gobierno federal, el fin de la política de género, la derogación de medidas de protección del medio ambiente y muchas decisiones de valor simbólico dirigidas a galvanizar a su base son también sencillas de tomar.


Donald Trump hablando sobre la seguridad fronteriza y la delincuencia migrante durante una parada de campaña en Austin, el mes pasado. Credit…Kenny Holston/The New York Times

Por el contrario, otras –especialmente aquéllas que implican a uno o más países extranjeros- son más difíciles de encarar. Frecuentemente durante la campaña el ahora presidente ha anunciado que el primer día de su gobierno comenzará la deportación de los estimados 11 millones de inmigrantes indocumentados, mayormente procedentes de América Latina y el Caribe. Además de deportaciones masivas, la estrategia incluye expulsiones expeditas, nuevas restricciones para la entrada al país de ciudadanos de países de mayoría musulmana, la restitución del Título 42, el restablecimiento del Programa “Quédate en México” y restringir la política de asilo. 

Analistas y ONG calculan que a Trump le costaría miles de millones de dólares aplicar su plan de deportación. También podría tener un impacto dramático en la economía, ya que industrias como la construcción, la hostelería y la agricultura perderían masas de trabajadores. Asimismo faltan los ingentes recursos humanos y materiales que serían necesarios para detener y deportar a millones de personas. Los expertos dudan también de que pueda hacerlo con ayuda del Ejército y de policías estaduales y locales, como argumentan los republicanos.

Principalmente México se vería afectado. Durante los dos últimos gobiernos de Estados Unidos, Se calcula que unos cuatro millones de los inmigrantes indocumentados proceden de México. Si estas personas son deportadas, esa nación perdería el equivalente a 63 mil millones de dólares en remesas, que es lo que se estima que estos indocumentados enviaron en 2023. México también podría verse presionado, como en el pasado, para aceptar a migrantes venezolanos, nicaragüenses o cubanos, a quienes a veces no puede deportar a sus países de origen. México se ha convertido en una extensión de las políticas fronterizas de la Casa Blanca. Seguramente, el gobierno de Morena buscará retardar, ya que no puede impedir, las deportaciones, pero otras amenazas acechan a  la relación binacional.

Donald Trump prometió en campaña aranceles, acuerdos comerciales renegociados e incluso una intervención militar contra los cárteles mexicanos. Aprovechando la zona de libre comercio de América del Norte, muchas empresas chinas producen ahora en México y este país se ha convertido en la mayor fuente de importaciones de Estados Unidos. 


Numerosas empresas chinas se han establecido en México para aprovechar el libre comercio con EE.UU. y Canadá

Como no puede cancelar el Tratado de Libre Comercio que él mismo actualizó en 2019, el futuro presidente amenaza con implantar aranceles de 25% a las importaciones procedentes de México, si este país no detiene el flujo hacia el norte de migrantes y de precursores para la producción de fentanilo. 

Sin embargo, nada es tan fácil como parece. Trump también ha amenazado con imponer aranceles del 100 por ciento —o incluso del 200 por ciento— a los vehículos importados de su vecino del sur. Esto podría asestar un duro golpe a una industria que exporta a Estados Unidos cerca de 90 mil millones de dólares en vehículos terminados, lo que representa alrededor del 5 por ciento del PIB de México. Sin embargo, dada la estrecha interconexión entre las cadenas de producción de ambos países, una medida como ésta perjudicaría también a las empresas y consumidores estadounidenses. Ya imponer el 25% mencionado le pegaría tremendo empujón a la inflación dentro de EE.UU.

La hace poco asumida presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha dicho en repetidas ocasiones que México colaboraría con cualquier líder de EE.UU., incluido Trump. “Va a haber buena relación con los Estados Unidos, estoy convencida de ello”, afirmó en una de sus “mañaneras”. En su momento, Andrés Manuel López Obrador fue capaz de convencer a Donald Trump que él se encargaría de controlar la frontera. Habrá que ver si la ingeniera gobernante tiene el mismo poder de persuasión.

El segundo capítulo más importante de la política exterior que pretende ejecutar Donald Trump concierne la guerra en Ucrania. El equipo de transición del presidente electo —quien en su discurso de victoria prometió “detener las guerras”— está elaborando escenarios para poner fin al conflicto ucraniano, informó The Wall Street Journal el miércoles 6 con referencia a informantes anónimos.

De acuerdo al medio, el nuevo plan consiste, primero, en que Kiev se comprometa a no unirse a la OTAN durante al menos 20 años; segundo, en que la línea del frente “quedaría básicamente fija” según la situación en el terreno, tercero, que Rusia y Ucrania acordarían una zona desmilitarizada de casi 1.300 kilómetros y, cuarto, que Estados Unidos aportaría los fondos necesarios para la reconstrucción de Ucrania tras la firma del armisticio con Rusia. “A cambio, EE.UU. seguiría bombeando a Ucrania con armas, para disuadir un futuro ataque ruso”, según las fuentes citadas por el diario.

El expresidente Trump y el presidente de Ucrania Zelensky se reúnen en Nueva York el 27 de septiembre de 2024. Alex Kent/Getty Images
Donald Trump y el presidente de Ucrania Zelensky se reunieron en New York el 27 de septiembre de 2024.

La propuesta que trascendió está aún muy lejos de la realidad. Rusia está avanzando en todos los frentes y por el momento no tiene interés en negociar la paz, hasta alcanzar algunos objetivos estratégicos. Cuando los consiga, probablemente exija la rendición de Ucrania, su desarme, su neutralización permanente y la entrega de los principales criminales nazis. Es poco probable que acepte negociar por menos que esto.

En paralelo EE.UU. y la UE deberían acceder a levantar las sanciones económicas y comerciales contra Rusia y devolver los fondos incautados por Bruselas. Precisamente, la elección de Donald Trump ha desatado discusiones en los bancos occidentales sobre el posible levantamiento de las sanciones, según informó el Financial Times. 

Las diferencias entre ambos países son inmensas y nadie espera con realismo que Trump las pueda resolver rápidamente. Cuanto más se cargue la mesa, más difícil serán las negociaciones, pero cada tema que se postergue es el preanuncio de una crisis en el futuro.

La primera llamada telefónica del exterior que Donald Trump aceptó en la noche del triunfo provino de Benyamin Netanyahu. “La conversación fue cálida y cordial. Ambos acordaron trabajar juntos por la seguridad de Israel y hablaron sobre la amenaza iraní”, aseguró un comunicado oficial sobre la conversación. 

Donald Trump y Benjamín Netanyahu durante su último encuentro en Palm Beach, (Florida, Estados Unidos)
Donald Trump y Benjamín Netanyahu durante su último encuentro en Palm Beach, (Florida)

Trump y Netanyahu tienen una relación de larga data, que se movió en zigzag, pero que en los últimos años fluye sin problemas: los dos coinciden en que Irán es el enemigo, que es necesario liberar a los 101 rehenes secuestrados en Gaza que se supone todavía viven y que la situación en Asia Occidental sólo mejorará con un acuerdo diplomático que incluya a Arabia Saudita como pieza clave.

Si pretende tener éxito en esa región, Trump deberá resolver un dilema: para liberar a los rehenes tiene que negociar con Irán y Hamas, pero a la vez autorizaría la provisión de material bélico e información de inteligencia a Israel que Biden había embargado a pocos meses de las elecciones presidenciales para contener el voto de origen árabe. Y a este complejo escenario geopolítico se debe añadir la posibilidad de una nueva represalia ya anunciada por Teherán. Si Irán vuelve a atacar, la respuesta de Netanyahu puede complicar el rol mediador del presidente electo.

La situación regional es muy diferente a la de 2016, cuando Trump ganó su primer mandato y aún a la de 2021, cuando abandonó la Casa Blanca. Los Estados árabes del Golfo tienen hoy una posición mucho más fuerte, son menos dependientes de Estados Unidos y están mucho más interconectados con otras partes del orden multipolar en surgimiento. 


El Consejo de Cooperación del Golfo (GCC, por su nombre en inglés) se ha convertido en un actor potente de la política de Asia Occidental

Al mismo tiempo, el Golfo se ha vuelto más indispensable para la política regional estadounidense. Trump es visto en el Golfo como un hombre sin una noción clara de lo que sucede en la región. Su política regional estará condicionada por el lobby proisraelí, por un lado, y por los grupos de presión del Golfo, por el otro. La cuestión crucial será saber cuán mancomunados trabajarán los lobistas árabes en cuestiones clave como Palestina e Irán y el Eje de la Resistencia.

Trump confía en poder apoyarse en Mohamed bin Salman, el heredero del trono saudita, para firmar un “Acuerdo de Abraham” con los países árabes de la región y con Israel. Sin embargo, aunque Riad finalmente no concretó su incorporación a BRICS+, es consciente de la superioridad militar de Irán y de las ventajas que le ofrece su nueva relación con China. La República Popular ofrece un mercado inagotable para su petróleo, aporta cuantiosas inversiones en infraestructura y ha tendido una red de relaciones regionales y más allá en la que los sauditas se mueven con comodidad. New York y Londres, no obstante, siguen siendo excelentes plazas financieras. Del otro lado, la locura mesiánica de Israel amenaza con hacer estallar una gran guerra regional y la integridad territorial del reino.

Donald Trump's former Iran envoy, Brian Hook
El ex enviado de Donald Trump a Irán, Brian Hook

Mientras tanto, los primeros indicios sobre los posibles nombramientos en el futuro gobierno republicano permiten prever un sensible endurecimiento de la política hacia la República Islámica de Irán. La supuesta participación en el equipo de transición del Departamento de Estado de Brian Hook, ex enviado especial de Trump para Irán, es una señal nítida de endurecimiento hacia Teherán. 

Former US ambassador to Germany Richard Grenell.
El ex embajador de EE.UU. en Alemania, Richard Grenell.

Se habla asimismo de Richard Grenell, ex embajador de EE.UU. en Alemania durante el primer mandato de Trump, quien tuvo un papel activo durante su reciente campaña y acompañó al líder republicano en su reunión con Volodymir Zelensky en septiembre pasado. A Grenell se lo menciona para algún cargo destacado en el equipo de política exterior de Trump. El ex embajador es un “trumpista” duro que durante su estadía en Berlín chocó con la entonces Canciller Angela Merkel y en una reciente entrevista desaconsejó presionar a Ucrania, para que ceda territorios a Rusia a cambio de la paz. También criticó que el gobierno saliente hubiera autorizado al presidente iraní Masud Pezeshkian a ir a New York, para participar en la Asamblea General de la ONU en octubre pasado.

Former national security advisor Robert O'Brien.
El ex asesor de seguridad nacional Robert O’Brien.

Otro ex alto asesor de seguridad nacional de Trump que está siendo considerado posiblemente para Secretario de Estado es Robert O’Brien, quien anteriormente se desempeñó como negociador de rehenes del presidente electo y más tarde como asesor de seguridad nacional. Es un ferviente crítico del Acuerdo Nuclear de 2015 (JCPOA, por su nombre en inglés). El ex asesor de seguridad nacional sostiene que Irán debe hacer grandes concesiones no sólo en su programa nuclear, sino también en el de cohetes balísticos y en sus intervenciones regionales, puntos concordantes con las exigencias de Trump cuando se retiró del JCPOA.

Con estos o similares nombramientos se acumulan vertiginosamente los indicios de que en los primeros meses del año próximo en Asia Occidental se agudizará el enfrentamiento entre Israel e Irán. No obstante, Trump sigue afirmando querer que la guerra allí termine cuanto antes. En una llamada telefónica antes de las elecciones, el presidente electo dijo al primer ministro israelí que antes del día de la toma de posesión pusiera fin a las principales operaciones militares en Gaza. Para ello es muy probable que Trump y su equipo den a Israel mucho margen de maniobra, incluida la transferencia de ciertas armas para terminar de aniquilar a los gazatíes lo antes posible. Esto implica apoyar a Netanyahu en la aplicación del “plan de los generales” para desplazar a los 300.000 palestinos que todavía sobreviven en el norte de la Franja de Gaza o exterminarlos, si se resisten a la deportación. 

Indudablemente esta escalada de la agresión israelí contra sus vecinos y en los territorios ocupados no va a acabar con la guerra sino todo lo contrario. Israel puede masacrar a los gazatíes en el norte y afirmar su ocupación de la mitad de la Franja, pero la resistencia se va a desplazar y habrá nuevos teatros de operaciones. Si Netanyahu recibe una luz verde de Washington, buscará también ocupar la mitad sur de Líbano, lo que necesariamente provocará una reacción del Eje de la Resistencia. El escalamiento de la guerra está programado, si Trump no frena drásticamente a Israel.

President Donald Trump meets with China's President Xi Jinping at the start of their bilateral meeting at the G20 leaders summit in Osaka, Japan, June 29, 2019.
El presidente Donald Trump se reunió con el presidente Xi Jinping en la cumbre de líderes del G20 en Osaka, Japón, el 29 de junio de 2019. Éste fue su último diálogo personal hasta el momento.

El cuarto capítulo de la política exterior anunciada por Donald Trump que será determinante de la suerte de su gobierno y del devenir mundial concierne la relación con China. En la actualidad, este país es uno de los tres principales mercados de exportación para 32 estados de EE.UU., con más de 70.000 empresas estadounidenses trabajando allí y 930.000 puestos de trabajo en EE.UU. respaldados sólo por las exportaciones a la República Popular. 

Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca la relación entre ambos países se dirige hacia aguas turbulentas. El presidente Xi Jinping envió una felicitación a Trump el jueves 7 haciendo hincapié en la cooperación por encima de la confrontación. Estas manifestaciones insinúan que, por ahora, Beijing tiene la esperanza de conservar cierto diálogo y estabilidad en el vínculo binacional. Sin embargo, es probable que los 100 primeros días de Trump sean una montaña rusa. Bajo Biden los departamentos del Tesoro y de Comercio gestionaban las conversaciones económicas con China a través de grupos de trabajo, centrados en la estabilidad macroeconómica y la cooperación regulatoria. Estos canales estructurados ayudaron a garantizar un diálogo abierto sobre cuestiones como los aranceles, las restricciones tecnológicas y la estabilidad financiera. Por el contrario, la conocida preferencia de Trump por la diplomacia personal podría llevar al desmantelamiento de estos canales.


Durante su sorpresiva visita a China, Elon Musk  se reunió con el primer ministro Li Qiang en Beijing el pasado 28 de abril de 2024.

En este caso Beijing podría buscar canales alternativos para gestionar las relaciones con Trump. Un intermediario potencial es Elon Musk, cuyas profundas inversiones en la República Popular, en particular a través de Tesla, lo convierten en un enlace natural con el liderazgo chino. 

Trump ya ha anunciado que desea aumentar los aranceles sobre los productos chinos en el 10% y en algunos rubros hasta el 60%. Lo justifica no sólo con argumentos comerciales sino especialmente con la necesidad de “desacoplar” ambas economías, es decir, romper la estrecha interrelación desarrollada en los últimos 40 años y que las empresas norteamericanas “relocalicen” sus enteras cadenas de producción dentro de EE.UU.

Las repercusiones económicas a corto plazo podrían ser alarmantes. Las empresas inundarán los puertos para importar mercancías antes de que entren en vigor los aranceles, disparando los costos de transporte y almacenamiento que necesariamente recaerían sobre los hogares estadounidenses de rentas más bajas. Este aumento de los costos se mantendría por muchos años, porque la industria norteamericana no está en condiciones de sustituir rápidamente estas importaciones. Las repercusiones se extenderían a todos los sectores que dependen de las cadenas de suministro transnacionales, desde la electrónica a la automoción, y podrían sacudir la economía estadounidense. Por otra parte, ninguna empresa seria cierra sin más las instalaciones que tanto le costó construir en China, para trasladarlas a Estados Unidos sin garantías de ganancias. Además, por más sanciones que Washington aplique al comercio con y la inversión en China, las posiciones que los norteamericanos abandonen allí serán rápidamente ocupadas por sus competidores. Después de una corta transición el poderío chino aumentará, mientras que no hay certeza de que EE.UU. mejore así su posición internacional.

En síntesis, puede afirmarse que la agenda de política exterior anunciada por Donald Trump durante su campaña electoral es irrealizable y que cualquier paso que dé en esta dirección sólo puede ocasionar el caos y graves crisis internacionales. Quizás pueda imponer a México la militarización de la frontera binacional, como ya lo hizo en 2019, y que el gobierno de Claudia Sheinbaum aumente la presión sobre los cárteles narcos. Puede llegar también a deportar a algunos miles de inmigrantes indocumentados, pero siempre estará lejos de los cacareados once millones. A poco andar tendrá que buscar algún subterfugio para incumplir su promesa.

Tampoco podrá alcanzar una paz rápida en el este de Europa y mucho menos evitar el desmoronamiento de Ucrania. Para ello ya es demasiado tarde. En los meses venideros deberá afrontar una intensificación de la guerra y decidir, si se involucra o deja que Kiev se desmorone.

Mucho más graves pueden ser, empero, las consecuencias de su irrestricto apoyo a los crímenes de Benyamin Netanyahu. Habrá que ver en qué punto de la escalada se baja del bólido que avanza raudo contra el muro, pisa el freno o se deja arrastrar a una catástrofe generalizada.

Finalmente, aunque parezca paradójico, es en la relación con China donde puede ganar más y mejores posiciones, si actúa cuerdamente. Lejos del “desacople” entre ambos países y de la “relocalización” de inversiones norteamericanas, el pragmatismo chino puede ofrecerle suculentas compensaciones que mostrar en casa.

Todo depende, claro, de que deje de lado la retórica electoral y aplique el sentido común.

Javier Benitez entrevista al Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele

El canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, saludó el interés de Turquía por acercarse a los BRICS. Asimismo, incidió en el atractivo de este grupo, cuya seña de identidad es el respeto a la Carta de la ONU. Mientras, el jefe de la Cámara de Comercio e Industria alemana afirmó que los signos de desindustrialización en el país son cada vez más claros.

El pragmatismo del sur global supera a Occidente

En una entrevista que concedió al periódico turco Hürriyet, Lavrov afirmó que Rusia es partidaria de ampliar los lazos de los BRICS con los países de la mayoría global, sobre todo, con los que apoyan el multilateralismo, llevan adelante una política exterior soberana e independiente, y no se suman a las sanciones unilaterales del Occidente colectivo.

“Saludamos el interés de Turquía por acercarse a los BRICS. Esto confirma el atractivo de la asociación basada en el respeto a la Carta de la ONU, la apertura, el pragmatismo y la no directividad frente a terceros”, declaró al medio turco el jefe de la diplomacia rusa.

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En opinión del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, podemos observar al respecto que lo que antes atraía era un polo de concentración, o querer integrar una asociación que favoreciera a la nación que intentaba acceder a ella. “Hoy está claramente demostrado que la Unión Europea, en primer lugar, no es ni tanta unión, ni tan europea”.

Y mientras los países del sur global siguen avanzando en sus agendas de crecimiento y desarrollo, el jardín de Josep Borrell se marchita a pasos agigantados. Así, el director de la Cámara de Comercio e Industria alemana [DIHK], Martin Wansleben, afirmó que “los signos de desindustrialización son cada vez más claros”.

Mencionó que la principal representante de los trabajadores de VW, Daniela Cavallo, dijo que la compañía cerraría al menos tres fábricas en Alemania, despediría a 30.000 trabajadores, y recortaría los salarios en un 10%, y hasta un 18% en algunos casos. En este contexto, el 30 de octubre VW informó una caída en el beneficio neto del 64%, interanual, en el tercer trimestre, atribuible principalmente a las débiles ventas de sus automóviles en China.

Esto se produce tras meses de noticias igualmente escalofriantes. Ya en febrero el fabricante de electrodomésticos Miele dijo que trasladaría parte de su producción a Polonia, lo que afectará a 700 puestos de trabajo en Gütersloh, en Renania del Norte-Westfalia, la sede de la empresa familiar de 125 años de antigüedad. En tanto, Continental, proveedor de automóviles, está eliminando 7.000 puestos de trabajo y cerrando plantas. Por su parte, el fabricante de neumáticos francés Michelin está eliminando 1.500 puestos de trabajo en Alemania y cerrando fábricas. Y en julio, ZF Friedrichshafen, otro proveedor alemán de automóviles, informó que para 2028 eliminaría 14.000 puestos de trabajo.

“Todos estos datos vienen a echar por tierra toda una mitología que por lo menos se nos ha trasladado a los pueblos periféricos de la importancia que tenían los países centrales tradicionales que durante uno o dos siglos han estado controlando el desarrollo y las capacidades globales. Lo que está sucediendo en Alemania se va a ver replicado en otras regiones. Cuando se hacen esas deslocalizaciones de industrias, como en el caso citado de una empresa que se va a Polonia, allí no van a pagar mejores sueldos que en Alemania. Por supuesto que para que les dé ganancia, el recorte va a ir siempre al lugar más débil, que es la cadena de sueldos de sus operarios”, apunta Pereyra Mele.

Un nuevo estudio del DIHK de Wansleben está repleto de cifras alarmantes. En él se revela que un tercio de todas las empresas y dos quintos de las firmas industriales encuestadas tienen previsto reducir sus inversiones en Alemania. Solo un 19% de las firmas industriales califican su situación actual de “buena”, mientras que un 35% la califica de “mala”.

FUENTE: https://noticiaslatam.lat/20241107/rusia-y-turquia-congenian-y-avanzan-mientras-alemania-descarrila-en-plena-debacle-europea-1158844753.html

El éxito y la trascendencia de la 16ª CUMBRE DE LOS BRICS+ en la ciudad rusa de Kasán es analizado por el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele en su columna del Club de La Pluma, donde 43 países del mundo emergente volvieron a sacudir la hegemonía norteamericana de los últimos 30 años, cancelando el sistema mundial surgido tras la 2ª Guerra  e instalando a paso firme el nuevo orden global multipolar.

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Por lo que considera especialmente meritoria la organización y la seguridad ofrecida por Rusia, un país acosado por la OTAN desde hace lustros y en medio de una guerra existencial en la que 30 estados occidentales buscan desguazarla como a la URSS, usando vidas ucranianas y con mercenarios y terroristas internacionales en atentandos a civiles e infraestructuras. Y que a pesar de ello y de las 14.000 sanciones que Occidente le ha impuesto, Rusia sigue en marcha y con bonanza económica, además del incontestable avance en el frente de guerra. Por lo que el cónclave fue un rotundo éxito en todo sentido, sin sobresaltos ni riesgos para los mandatarios asistentes y con estratégicas decisiones e importantes propuestas para el nuevo mundo que se avecina.

A lo largo del audio aborda los acuerdos para ampliar la cooperación basada en intereses comunes y fortalecer las asociaciones estratégicas. Para continuar el plan de asociación económica hasta el 2025. Con la preocupación por el impacto de las sanciones ilegales y por la guerra de Sudán. Por la participación más activa de los países menos desarrollados en los procesos globales. Para favorecer el uso de monedas locales en las transacciones financieras entre países miembros. Reprochando al G7 las medidas aleatorias sobre el cambio climático. Exigiendo el cese de la violencia de Israel en Gaza y El Líbano. Unificando posiciones sobre la guerra de Ucrania. Apoyando el papel central de la ONU en el mundo, a la vez que reclamaron su actualización y reforma y que EEUU obedezca su autoridad. Y que se asuma el compromiso global con el mutilateralismo.  Además de dejar patente el desinterés creciente de los países asistentes por el vetusto modelo Bretton Good (FMI y Banco Mundial).

Además, se refirió a la infaltable campaña de desprestigio del poder mediático occidental contra la cumbre, cargada de falsedades, desinformación y negativismos sobre los resultados de la misma, a lo que respondió con una de sus reflexiones más sentidas: ”… a la cumbres solo hay que otorgarles el resultado final, porque es ahí donde comienza todo.”

También recomendó la lectura en www.dossiergeopolitico.com de los varios artículos publicados sobre el evento, especialmente del analista Pepe Escobar, al que agrego el suyo propio, donde plantea con meridiana claridad que ”Los Brics no son contra nadie pero aplastan al G7” Eduardo Bonugli (Madrid, (27/10/24)

Entrevista que le realizará al Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele la periodista Alejandra Piaggi, que conduce el Programa «Una Mirada Austral», que se transmite por Radio Cristal FM 94,9 de la ciudad Autónoma de Bs As

Allí consideramos los problemas de larga data que se está desarrollando en el mal llamado espacio como Medio Oriente.y la idea de instaurar un espacio como el «Gran Israel», también analizamos la violencia en EEUU y sus guerras infinitas en el exterior, y tratar de llegar a nuevos acuerdos políticos que reorganicen las zonas en conflicto y sobre cómo será las políticas exteriores de ambos candidatos a las presidenciales en EEUU. también hablamos del conflicto perdidoso de la OTAN en Ucrania, y además hablamos del enfrentamiento gane quien gane consideran a China el adversario estratégico…y mucho más en el Video.

Por Pepe Escobar

Ya está aquí. Una cita con el destino. Todo listo para el encuentro geopolítico/geoeconómico más crucial del año y posiblemente de la década: la cumbre de los BRICS bajo presidencia rusa en Kazán, capital de Tatarstán, donde los tártaros suníes conviven en perfecta armonía con los cristianos ortodoxos.

Todo el extenuante trabajo de sherpas y analistas a lo largo de 2024 -supervisado por el principal diplomático ruso a cargo de los BRICS, el viceministro de Asuntos Exteriores Serguéi Ryabkov- convergió en tres reuniones clave finales y separadas en Moscú antes de la cumbre, en las que se agruparon los ministros de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de los BRICS, los grupos de trabajo y el Consejo Empresarial.

Todo ello en un contexto ya familiar para la Mayoría Global. El PIB combinado de las actuales naciones BRICS supera los 60 billones de dólares, muy por delante del G7; se prevé que su tasa media de crecimiento a finales de este año sea del 4%, superior a la media mundial del 3,2%; y el grueso del crecimiento económico en el futuro próximo procederá de las naciones miembros de los BRICS.

🌐RUSIA KAZAN ESTÁ LISTA PARA DAR LA BIENVENIDA A DELEGACIONES Y PERIODISTAS A LA CUMBRE DEL BRICS #BRICS2024 pic.twitter.com/N0vzN1XVsW

– Sputnik (@SputnikInt) 21 de octubre de 2024

Incluso antes de la reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales, el ministro ruso de Finanzas, Antón Siluánov, subrayaba que el BRICS está dispuesto a eludir las plataformas occidentales «politizadas» -una sutil referencia al tsunami de sanciones y al armamentismo del dólar estadounidense- mientras los BRICS trabajan para crear su propio sistema internacional de pagos, favorable a la Mayoría Global.

El contexto de lo que se decidirá en Kazán esta semana no es menos que incandescente, ya que el caos descontrolado de las Guerras Forever del Hegemón -desde Ucrania hasta Asia Occidental- ha afectado incluso materialmente al pesado trabajo de los BRICS y a la necesidad de construir un nuevo sistema internacional de relaciones geoeconómicas prácticamente desde cero.

La filtración de información secreta de alto nivel a los Cinco Ojos sobre los preparativos de Israel y Estados Unidos para atacar Irán puede haber frustrado una escalada bélica creíble. El ataque acabará ocurriendo -con consecuencias nefastas- pero probablemente no esta semana, cuando podría haber sido programado para interrumpir explícita y completamente la cumbre de Kazán y expulsarla de los titulares mundiales.

La declaración conjunta de los ministros de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de los BRICS puede no parecer demasiado aventurada, pero las limitaciones reflejan no sólo la cautela frente a un Hegemón peligroso y acorralado, sino también las contradicciones internas entre los miembros de los BRICS.

La declaración reconoce «la necesidad de una reforma integral de la arquitectura financiera mundial para potenciar la voz de los países en desarrollo y su representación». Sin embargo, sigue estando claro que Estados Unidos tiene menos que cero interés en una reforma profunda del FMI, el Banco Mundial y el sistema de Bretton Woods. Rusia y China, especialmente, son plenamente conscientes de que lo que se necesita es un post-Bretton Woods.

La declaración es más contundente en cuanto a la Iniciativa de Pagos Transfronterizos de los BRICS, apodada BCBPI, acogiendo con satisfacción «el uso de monedas locales en el comercio internacional» y «el fortalecimiento de las redes bancarias» para permitirlo. Sin embargo, de momento todo es sólo «voluntario y no vinculante». Se espera que Kazán dé algún impulso al proceso.

No es un grupo antioccidental, sólo un grupo no occidental

En su discurso ante el Consejo Empresarial de los BRICS el pasado viernes y en una mesa redonda posterior con los jefes de los grupos mediáticos de los miembros de los BRICS, el Presidente Putin resumió de hecho todos los grandes expedientes. He aquí lo más destacado.

Sobre el papel del NDB, el banco de los BRICS con sede en Shanghai: Rusia «ampliará las capacidades del NDB»; el banco debería convertirse en el principal inversor en grandes proyectos tecnológicos y de infraestructuras para los miembros del BRICS y el Sur Global en general. Esto tiene todo el sentido, con el NDB financiando el desarrollo de infraestructuras e implicándose comercialmente con empresas locales privadas. Por cierto, el próximo presidente del NDB será ruso; el principal candidato es Aleksei Mozhin, que anteriormente estuvo en el FMI.

Sobre la creación de una infraestructura digital única para los BRICS: ya está en marcha. Rusia está trabajando en «el uso de monedas digitales en los procesos de inversión en interés de otras economías en desarrollo». Esto enlaza con el trabajo de los BRICS en su propia versión de SWIFT para las transacciones financieras internacionales. Y también con BRICS Pay, una tarjeta de débito cuya primera prueba tuvo lugar durante el Consejo Empresarial de la semana pasada, similar a AliPay en China, y que pronto se extenderá a todos los miembros del BRICS.

Una moneda única para los BRICS: «Aún no se está considerando, este tema aún no está maduro». La desdolarización, subrayó Putin, avanza paso a paso: «Estamos dando pasos individuales, uno tras otro. En cuanto a las finanzas, no abandonamos el dólar. El dólar es la moneda universal. Pero no fuimos nosotros: nos lo prohibieron y nos prohibieron [utilizarlo]. Y ahora el 95% de todo el comercio exterior de Rusia está denominado en monedas nacionales. Lo hicieron ellos mismos con sus propias manos. Pensaron que nos hundiríamos».

El reto de una moneda unificada de los BRICS: Eso «requiere una integración económica profunda (…) Aparte de un alto nivel de integración entre los miembros del BRICS, la introducción de una moneda única del BRICS implicaría una calidad y un volumen monetarios comparables (…) De lo contrario, nos enfrentaremos a problemas aún mayores que los que se produjeron en la UE». Putin recordó que cuando se introdujo el euro en la UE, sus economías no eran ni comparables ni iguales.

Putin mantendrá al menos 17 reuniones bilaterales en Kazán. Hizo hincapié, una vez más, en que «el BRICS no es un grupo antioccidental, es sólo un grupo no occidental».

Y nombró los motores económicos clave en un futuro próximo: El Sudeste Asiático y África. El desarrollo «se producirá objetivamente sobre todo en los países miembros del BRICS. Esto es el Sur Global. Esto es el Sudeste Asiático. Esto es África. Habrá crecimiento positivo en países poderosos como China, India, Rusia y Arabia Saudí, pero los países del Sudeste Asiático y África mostrarán un crecimiento más rápido por varias razones».

También destacó los principales proyectos de desarrollo de infraestructuras entre los BRICS y el Sur Global: la Ruta Marítima Septentrional -que los chinos definen como la Ruta de la Seda del Ártico- y el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC), con la tríada BRICS Rusia-Irán-India como socios clave. Sobre la Ruta Marítima Septentrional, Putin destacó cómo «estamos construyendo una flota de rompehielos que no tiene parangón en el mundo. Va a ser una flota única, siete rompehielos nucleares y 34 rompehielos de propulsión diésel, de alta clase y gran potencia».

Sobre la asociación estratégica Rusia-China: es uno de los factores clave de estabilidad en el mundo; en las relaciones entre ambos, «no hay mayores ni menores». Sobre el Gran Tablero de Ajedrez, «Rusia no interfiere en las relaciones entre Estados Unidos y China», incluso cuando «los europeos han sido arrastrados a Asia a través de la OTAN». Nadie pregunta a los europeos si quieren estropear su relación con China, si quieren utilizar las entidades de la OTAN para entrar en Asia y crear una situación que cause preocupación en la región, en China concretamente. Aun así, se dejan arrastrar como cachorros».

Las guerras eternas apuntan a los BRICS

Habrá una sesión especial sobre Palestina en Kazán con los miembros del BRICS, además de BRICS Outreach – como en los socios (Turkiye está incluido). Putin cree que «disolver el Cuarteto de Oriente Medio fue un error». El Cuarteto incluía a Rusia, Estados Unidos, la ONU y la UE. En teoría, debería haber mediado en el proceso de paz entre Israel y Palestina. En la práctica, no lo hizo.

El famoso belicista Tony Blair formaba parte del Cuarteto. Diplomáticamente, Putin dijo: «No pretendo acusar aquí a Estados Unidos en todos los aspectos, pero desgraciadamente fue un error disolver los cuatro [el Cuarteto]».

Volvió a insistir en que «Rusia ha mantenido siempre la opinión de que debe aplicarse la decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de establecer dos Estados: Israel y Palestina». Y, significativamente, añadió que «Rusia está en contacto permanente tanto con Israel como con Palestina».

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA SRPSKA: EL BRICS ES UN GRUPO DE «PAÍSES LIBRES QUE RESPETAN LA SOBERANÍA DE LOS DEMÁS

En una entrevista con Sputnik previa a la cumbre de los BRICS de 2024 en la ciudad rusa de Kazán, el presidente de la República de Srpska, Milorad Dodik, se centró en por qué los serbios… pic.twitter.com/ikhmNZ4x97

– Sputnik (@SputnikInt) 20 de octubre de 2024

Eso puede interpretarse como una mediación estratégica, e intercambios serios por el canal de atrás. Sin embargo, no se aventuró de lleno en el fuego, limitándose a decir que espera que cese el «interminable intercambio de golpes» entre Israel e Irán, al tiempo que añadió que «buscar un compromiso en el conflicto árabe-israelí es posible, pero se trata de un área muy delicada.»

Todo lo anterior es muy significativo para el contexto del BRICS porque las Guerras de Siempre en Asia Occidental han estado interfiriendo seriamente en el trabajo dentro del BRICS. Y encima, las Guerras de Siempre, frías, híbridas y calientes, están de hecho esencialmente dirigidas contra tres miembros del BRICS, Rusia, Irán y China – no por casualidad descritas como las Tres Principales amenazas existenciales para el Hegemón.

Y eso nos lleva inevitablemente a Ucrania. Putin subrayó que «el ejército ruso se ha convertido en uno de los ejércitos más eficaces en combate y de más alta tecnología del mundo (…) Cuando la OTAN se canse de librar esta guerra contra nosotros, sólo hay que preguntarles. Estamos dispuestos a seguir luchando, a continuar la lucha, y tendremos las de ganar».

Confirmando lo que el analista militar Andrei Martyanov lleva años estudiando, Putin explicó cómo la guerra moderna es la guerra de los matemáticos, algo que escapa totalmente a los guerreros de sillón de la OTAN: «He oído decir a la gente que lucha sobre el terreno que la guerra actual es la guerra de los matemáticos. Los dispositivos de interferencia de radio serían eficaces contra determinados vehículos de reparto y los suprimirían. El otro bando, por ejemplo, ha calculado y calculado cuál es la contrafuerza y reprograma el software de sus medios de ataque en una semana o tres semanas».

En cuanto al campo de batalla, con el «orden internacional basado en reglas» encontrando su humillante desaparición en el suelo negro de Novorossiya, Putin no podría ser más enfático sobre el gambito de la «Ucrania nuclear»: «Es una provocación peligrosa porque cualquier paso en esta dirección tendrá una respuesta (…) Lo diré sin rodeos: Rusia no permitirá que esto ocurra pase lo que pase».

Lo que está en juego en Kazán no podría ser mayor. Al final de la semana, la Mayoría Global sabrá si Kazán pasará a la historia como el hito de un nuevo sistema emergente de relaciones internacionales, o si las burdas tácticas de divide y vencerás seguirán aplazando la inexorable desaparición del Viejo Orden.

Geopolitika.ru

Fuente: https://sputnikglobe.com/

Javier Benitez entrevista a Carlos Pereyra Mele (Radio Sputnik)

El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que los BRICS no se dirigen contra nadie y solo se quiere lograr el desarrollo para sus países integrantes. Lo manifestó durante su intervención en el reciente Foro Empresarial del BRICS, donde destacó que el PIB total de los países del BRICS supera los indicadores de los países del G7 y sigue creciendo.

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BRICS: avance inexorable

Al destacar que los BRICS desempeñan un papel significativo en la economía global, con sus países siendo «los motores del crecimiento económico mundial», Putin afirmó que «el trabajo de los BRICS no está dirigido contra nadie, sino solo hacia un objetivo común de desarrollo sostenible y prosperidad para nuestros países y pueblos».

En su intervención, el mandatario ruso recordó que mientras que en 1992 la participación del G7 en el PIB mundial era del 45,5% y la de los países BRICS del 16,7%, pero que en 2023 la participación del BRICS trepó al 37,4% y la del G7 descendió hasta el 29,3%. «Y esta brecha se está ampliando y se ampliará. Es inevitable», subrayó Putin, al indicar que en las últimas décadas, más del 40% del crecimiento del PIB global ha correspondido a los países BRICS.

Añadió asimismo que a finales de este 2024, se augura que la tasa media de crecimiento económico en los BRICS sea del 4%, cifra superior, tanto a la tasa de los países del G7 que es solo del 1,7%, como a la tasa mundial, que será del 3,2%, según las previsiones.

Para el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, estos datos «son importantes porque parece que los BRICS han llegado a su etapa adulta». En este sentido, el analista recuerda que «no hace muchos años, en 2016, en los grandes medios occidentales y los think tank, y otros, se decía que el BRICS había sido una especie de promesa, pero que no había alcanzado ningún tipo de desarrollo, ni de organización, estructura, ni nada, y que se agotarían en sí mismos». «La realidad es que en muy pocos años hemos visto que esas especies de conclusiones a las que habían arribado los grupos occidentales [G7, y otros], no se corresponden con la realidad», afirma el experto.

En tanto, recientemente el viceprimer ministro de Serbia, Aleksandar Vulin destacó que la manera en que el BRICS defiende un sistema de valores y muestra al mundo la oportunidad de trabajar juntos, a pesar de las diferencias. «Es un mundo nuevo. Cosas como esta hacen del mundo un lugar mejor. El BRICS es esperanza», manifestó el alto cargo serbio.

Al incidir en el respeto mutuo que promueve la organización, el viceprimer ministro serbio habló sobre el trato que recibe Belgrado de sus socios. «¿Cuántas veces más grandes que Serbia son Rusia, China o la India? Pero cuando nos comunicamos, ¡nos hablan como a iguales! Y cuando nos comunicamos con algunos Estados enanos de la Unión Europea, ¡nos hablan como si fueran superpotencias nucleares! ¿Lo entiende?», apuntó.

«El crecimiento del PIB ha demostrado una energía y un dinamismo altísimo en las potencias emergentes [del BRICS], que no la tienen las tradicionales potencias del G7 que se quedaron totalmente ancladas en la historia y ahora están sufriendo esas consecuencias. Y esas consecuencias son las que llevan al viceprimer ministro de Serbia a decir que hasta los más chiquitos de la Unión Europea se creen que son todavía algún tipo de superpotencia, y en la práctica son todos unos enanos en todos los aspectos, fundamentalmente en el económico, porque su participación en el PIB mundial es prácticamente inexistente», concluye Pereyra Mele.

Entrevistado por Gastón Harispe y Nahuel Silva que conducen el espacio: «Peronismo sin gradualismo» (Canal de un espacio que impulsa la Tercera Posición, la Planificación de la economía por parte del Estado, en acuerdo y participación con los sectores privados y la comunidad organizada. Promovemos una Revolución Justicialista que tenga en cuenta los nuevos desafíos de la sociedad) Que se transmite por: Radio Con Aguante

En una reciente charla con #PeronismoSinGradualismo Carlos Pereyra Mele, reconocido analista geopolítico argentino, se abordaron las complejas dinámicas en el conflicto de Medio Oriente, con especial atención a la relación estratégica entre Irán e Israel.

Pereyra Mele brindó una visión aguda sobre la creciente inestabilidad global, marcada por enfrentamientos abiertos y luchas de poder que exceden la región. Pereyra Mele destacó que el conflicto en Gaza, pese a haber desaparecido en gran medida de la cobertura mediática, sigue siendo una herida latente, agravada por las incursiones militares recientes y las tensiones entre el ejército israelí y las milicias palestinas. Además, subrayó la importancia de entender que los conflictos regionales son impulsados por intereses externos, donde potencias como Estados Unidos y Reino Unido tienen un rol histórico y geopolítico clave.

En su análisis, el experto enfatizó que el mundo musulmán no es monolítico, y la rivalidad entre sunitas y chiitas —representada por Arabia Saudita e Irán—, es solo una parte de la ecuación. También señaló cómo la fragmentación del islamismo y la intervención occidental han alimentado el surgimiento de grupos radicales, a menudo apoyados por estructuras estatales de inteligencia.

Por otra parte, el analista advirtió sobre la escalada de tensiones que podría tener consecuencias devastadoras, no solo en Medio Oriente, sino a nivel global. Las disputas sobre el control de recursos estratégicos, como el petróleo, y las ambiciones de potencias emergentes como los BRICS, amenazan con alterar el equilibrio de poder.

Según Pereyra Mele, la reconfiguración geopolítica también se juega en el plano tecnológico, financiero y militar, con amenazas de uso de armas nucleares como un escenario plausible. Finalmente, Pereyra Mele no dejó de señalar la importancia de los factores internos en las decisiones de los actores involucrados, sugiriendo que líderes como Netanyahu están impulsados por crisis políticas domésticas. La entrevista dejó en claro que el panorama geopolítico está lejos de estabilizarse, y que los próximos meses podrían ser críticos, con implicaciones serias para la paz mundial.

En medio del espanto mundial por el genocidio judeo sionista del pueblo palestino en Gaza y Cisjordania y del horrendo bombardeo al Líbano, en paralelo a la macabra limpieza étnica que señala a Israel como uno de los más crueles estados terroristas de la historia de la humanidad, el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna del Club de La Pluma -no emitida la semana pasada por razones técnicas- nos dice que estamos en EL AÑO EN QUE VIVIMOS PELIGROSAMENTE y al borde del precipicio nuclear, debido al caótico belicismo de la mediocre dirigencia de EEUU, zombi y de segundo orden, sin conducción estratégica, con súbditos europeos suicidas y con vasallos descontrolados y peligrosos como Netanyahu y Zelensky.

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Entonces nos alertó que vivimos una crisis mucho más grave que la de los misiles de los 60 entre EEUU y la URSS y que se repite la política israelí de exterminio de dirigentes iraníes, lo  que transluce -entre otras razones- el resentimiento judío contra los líderes que derrotaron al Isis y Al Qaeda en Irak y en Siria. Unos terroristas que cuentan con el apoyo logístico y militar de la CIA y la OTAN y que “casualmente” jamás atentaron contra el estado hebreo. También abordó el discurso de Netanyahu en la ONU, en plena matanza de civiles por los suyos, y que dejó al desnudo el histórico plan del GRAN ISRAEL de principios del siglo XX, sobre anexionar por la fuerza a extensos territorios de sus países vecinos. Lo que deja claro el real objetivo sionista de estas atrocidades, que nada tienen que ver con su declamado “derecho a la defensa”.

También recordó con preocupación y perplejidad que el Parlamento Europeo haya pedido que se autorice a Ucrania a bombardear con misiles occidentales el territorio ruso, con lo que metería a la UE en una guerra total. A lo que siguió el temerario ataque fallido de Zelensky al complejo nuclear de Kurks, y el que Netanyahu decidiera el asesinato del líder de Hizbulá, Hasán Nasralá, justo cuando EEUU y Francia estaban pactando con él mismo, un inmediato alto del fuego. Lo que demuestra que ni el senil Biden ni el caótico EEUU preelectoral, tienen capacidad ni poder ni autoridad para conducir al viejo continente suicida y pusilánime, ni para poner en orden a dos psicópatas sanguinarios y genocidas rodeados de fanáticos, en su alocada huída hacia una guerra nuclear.

Y también analiza que mientras Israel acrecienta la barbarie con miles y miles de víctimas más, amenaza además atacar a Irán, tanto a sus instalaciones nucleares como a sus centros petrolíferos, lo que lleva al mundo al borde del holocausto, mientras el mundo sufre las consecuencias económicas del conflicto, como el aumento constante del precio del petróleo y la amenaza del cierre del Estrecho de Ormuz, por donde pasa el 35% de la producción mundial de ese combustible. En tanto que los científicos estudian ya el impacto de unos posibles ataques nucleares sobre el complejo alimentario global, siendo Ucrania y Rusia dos de los mayores proveedores de cereales al sistema alimentario mundial, lo que termina por demostrar que realmente estamos en EN EL AÑO EN QUE VIVIMOS PELIGROSAMENTE.

Eduardo Bonugli (Madrid, (06/10/24)

El sueño del «espacio» del Gran Israel, instalado en el «relato» hebreo desde 1947 a la fecha incluye: Egipto Jordonaia Arabia Saudita Siria Libano e Irak (del Eufrates al Nilo)