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Por Lorenzo María Pacini

Quien obtenga el control de Pentalasia, probablemente obtendrá el control de todo Rimland.

Planificación regional esencial para el equilibrio

Como hemos visto, no se puede subestimar la importancia estratégica de Irán. Las llamadas «sanciones de la comunidad internacional» en realidad tienen el efecto de empujar a Irán a los brazos de China, Rusia, Turquía y la India (que las ignoran), y no representan nada más que temores atlantistas de que Irán pueda reconstruir su antigua esfera de influencia, llevarse bien con Europa y estabilizar vastas áreas terrestres que albergan rutas vitales que pueden desempeñar un papel importante fuera de las rutas marítimas dominadas por los atlantistas.

Las reacciones paranoicas de Washington contra Irán siempre han tenido como objetivo una serie de objetivos, que analizamos a continuación.

Proteger, desestabilizar, rodear

– Proteger al Estado de Israel de Irán, rival económico, energético y geopolítico en general. En palabras del presidente estadounidense y Premio Nobel de la Paz, Barak Hussein Obama, “la seguridad de Israel es sacrosanta”, en consonancia con la voluntad del lobby sionista estadounidense.

– Desestabilizar todas las fronteras iraníes e impedir que Irán se conecte territorialmente con Pakistán, Irak, Siria, Líbano, India, Rusia y China, especialmente a través de proyectos energéticos (oleoductos, gasoductos, etc.). Como «imperio intermedio» entre el romano y el chino, los persas siempre han necesitado puertos en el Mediterráneo y rutas hacia el este de Asia para prosperar. El atlantismo debe contrarrestar esto impidiendo, por ejemplo, la consolidación de proyectos como el oleoducto IPI.

– Rodear Irán con un anillo de bases militares atlantistas (Irak, Emiratos, Bahréin, Afganistán) y estados satélites atlantistas (Georgia, Azerbaiyán, Arabia Saudita), así como concentrar tropas alrededor del país para ejercer presión y quizás obligarlo a defenderse, lo que serviría como pretexto para atacarlo militarmente. Los Emiratos Árabes Unidos parecen ser el país donde esta concentración de tropas será más fuerte, con varias instalaciones estadounidenses (base de drones, base naval, centro de inteligencia de la CIA y complejo de entrenamiento de la empresa militar privada Academi –antes Blackwater/Xe Services). Azerbaiyán también sirve como representante de Israel en la región. Junto con la oficina talibán en Qatar y otras instalaciones, se está formando en el Golfo una infraestructura para reclutar, entrenar y financiar mercenarios yihadistas que hagan el trabajo sucio del atlantismo en Siria, Pakistán, Chechenia, Libia, Somalia, el Magreb y donde sea necesario.

– Impedir que Irán se conecte con China, especialmente a través de un gasoducto que atraviese el antiguo espacio soviético de Asia Central, o simplemente ampliando el IPI.

Cerrar el acceso al Mediterráneo

– Bloquear cualquier intento persa de acercarse al Mediterráneo, incluida Siria, lo que implica desestabilizar a Irak como zona de preparación y a Siria y Líbano como sus principales aliados en el Mediterráneo. Las revueltas promovidas en Siria por el atlantismo pueden ser interpretadas en gran medida como el deseo de Israel y Turquía de apropiarse del gas natural sirio (todo el Mediterráneo oriental está lleno de gas natural; recientemente se estimó que podrían encontrarse 3,5 billones de metros cúbicos en las costas de Egipto, Gaza, Israel, Líbano, Siria y Turquía), del gasoducto árabe (nótese las importantes ramificaciones en Homs, una ciudad donde ha habido enfrentamientos y atrocidades muy graves por parte de los «rebeldes»), así como de impedir la construcción de dos oleoductos (acordados en septiembre de 2010) y un gasoducto llamado Gasoducto Islámico (julio de 2011) que conectaría los campos petrolíferos iraquíes de Akkas y Kirkuk y el enorme campo de gas iraní de South Pars con el puerto sirio de Baniyas (una ciudad cercana a la base naval rusa de Tartus y donde también ha habido fuertes inversiones extranjeras). El objetivo de todos estos oleoductos «heréticos» Irán-Irak-Siria es abastecer de energía a Europa sin pasar por aguas o territorios controlados por los atlantistas y, además, siguiendo recorridos geográficos «lógicos» en plena armonía con la antigua Ruta de la Seda. La pequeña pero influyente monarquía petrolera qatarí ve en estos proyectos rivales a su ideal, que sería Qatar-Arabia Saudita-Jordania -Golfo de Aqaba-Golfo de Suez-Mediterráneo , y que además aumentaría la influencia israelí en la Pentalasia.

Hasta poco antes de los recientes acontecimientos del 7 de diciembre de 2024, con la caída de la República Árabe de Siria, la creación en Siria de grandes centros energéticos costeros como Baniyas, patrocinado por Rusia, competiría directamente con el puerto turco de Ceyhan, patrocinado por Estados Unidos. El Líbano ha adoptado con el paso de los años la forma de un protectorado iraní y ha hecho realidad el deseo persa de llegar al Mediterráneo. Tanto Siria como el Líbano tienen disputas territoriales pendientes con Israel, que giran en gran medida en torno al gas natural en alta mar , los acuíferos y el dominio de las montañas, en particular en los Altos del Golán.

La formación del eje Irán-Irak-Siria-Hezbolá (la llamada Resistencia) siempre ha contado con la bendición de Moscú. Vale la pena mencionar que a principios de 2010, la Secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton llamó a Damasco a «distanciarse de la Resistencia». La respuesta provocadora del (ex) presidente sirio Bashar al-Assad fue reunirse en público con Ahmadinejad (en ese momento presidente de Irán) y el difunto Hassan Nasrallah (secretario general de Hezbolá), firmar con ellos un documento humorísticamente titulado «Tratado de Reducción de Distancia» y declarar que debió haber entendido mal la traducción de las palabras de Clinton. El humor del presidente sirio no debió de hacer gracia a Washington: Obama respondió prorrogando las sanciones contra Siria por dos años.

La razón por la que la “comunidad internacional” (es decir, los países dominados por Estados Unidos) siempre ha estado tan interesada en eliminar al presidente sirio Bashar al-Assad es que desde mayo de 2009 había estado promoviendo la llamada Estrategia de los Cuatro Mares : convertir a Siria en una encrucijada de rutas energéticas desde el Caspio, el Mar Negro, el Mediterráneo y el Golfo Pérsico. En realidad, a través del Gasoducto Árabe (AGP), Siria también pondría un pie en el Mar Rojo, ejerciendo más bien una Estrategia de los Cinco Mares: la estrategia de dominación de Pentalasia. Assad había declarado: “Cuando el espacio económico entre Siria, Turquía, Irán e Irak esté integrado, conectaremos el Mediterráneo, el Caspio, el Mar Negro y el Golfo (…). Una vez que estos cuatro mares estén conectados, nos convertiremos en la intersección obligada de todo el mundo para la inversión, el transporte y más (…). Estamos hablando del centro del mundo. Siria, como Irán, también está rodeada por un anillo de bases atlantistas”.

Desviar el comercio y reescribir las zonas de influencia financiera

– Al promover “rutas comerciales” (oleoductos y gasoductos) que explícitamente evitan pasar por Irán, Armenia, Rusia y Siria, promueven a otros actores geopolíticos como Azerbaiyán, Georgia, Turquía e Israel. En estos espacios, Israel participa activamente en la prestación de servicios de seguridad y vigilancia, militarizando de hecho la región. Israel, que quiere convertirse en el grifo energético de Europa (algo que difícilmente puede hacer sin dominar toda la Pentalasia en una estrategia Eretz Israel), pretende reconstruir un oleoducto (el antiguo oleoducto Mosul-Haifa) y construir un nuevo gasoducto desde Irak hasta el puerto de Haifa, que actualmente está bloqueado por la fuerte influencia iraní en la región. Si este proyecto se completa (y la ocupación de Irak tuvo mucho que ver con esto), Israel estaría interesado en un Kurdistán libre, dependiente de Tel Aviv para los ingresos petroleros y que le daría a Israel una influencia decisiva en la región en general. Israel también pretende conectar el importante centro energético turco de Ceyhan con el puerto israelí de Ashkelon a través de un oleoducto submarino que explícitamente evita pasar por Siria. La estrategia de Tel Aviv es hacer pasar por su territorio todos los oleoductos procedentes del Mar Caspio, del Golfo Pérsico y de Sudán. – Impedir que Irán torpedee el negocio del petrodólar con sus iniciativas financieras para socavar el papel del petrodólar como moneda de comercio internacional: Irán acepta euros a cambio de petróleo desde 2003.

En 2007, Teherán dejó de facturar el petróleo en dólares, convencido de la victoria de Hezbolá en la guerra del Líbano de 2006. En 2011, abrió la bolsa de Kish y recientemente la India empezó a pagar el petróleo iraní en oro, mientras que se espera que China siga su ejemplo. Vale la pena mencionar que el dólar estadounidense se utiliza no sólo en Estados Unidos, sino también en El Salvador, Ecuador y Panamá, y que las monedas del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar, Omán y Bahréin), Jordania, Líbano, Eritrea, Yibuti, Belice y varias islas del Caribe están vinculadas al dólar, ya que tienen un tipo de cambio fijo con él. Además de utilizarse en la eurozona de la UE, el euro se utiliza en Montenegro y en la provincia serbia de Kosovo, mientras que las monedas de Bosnia, Bulgaria, Dinamarca, Letonia, Lituania, Cabo Verde, Comoras, Marruecos, Santo Tomé y Príncipe, las dos zonas africanas franco-CFA (colonias francesas africanas), la zona franco-CFP (colonias francesas del Pacífico), Groenlandia y otras dependencias insulares tienen un tipo de cambio fijo frente al euro. Estas áreas de influencia financiera se apoyan, entre otras cosas, en el comercio de petróleo y gas natural en sus respectivas monedas. Los países que se deshacen de los petrodólares o los petroeuros sabotean esta red global e Irán tiende a crear su propio coto de caza financiero.

– Impedir que Irán se convierta en la segunda potencia nuclear de Oriente Medio (después de Israel, país que se ha negado a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear) para salvaguardar la hegemonía atlantista en la región y evitar que una mayor autarquía energética le permita exportar más hidrocarburos. El sabotaje al programa nuclear iraní es también el pretexto perfecto para operaciones encubiertas en suelo iraní: secuestros y asesinatos de científicos, políticos y altos mandos militares, normalmente con la ayuda del Mossad. El 28 de septiembre de 2012, Obama eliminó de la lista de organizaciones terroristas a la MKO (Mujahedin e-Khalq Organisation), una milicia fundamentalista con base en Irak que actúa contra los intereses iraníes con el apoyo de Estados Unidos desde los años 1980. – Sabotaje a Irán como paso vital de agua para Asia Central. Está previsto construir un acueducto desde los acuíferos de la etnia persa de Tayikistán hasta los sedientos países árabes. El acueducto pasará necesariamente por Irán y le otorgará un enorme poder sobre las dictaduras petroleras del desierto del Golfo Pérsico.

Prevenir la unidad y la cooperación

– Impedir que Irán dé una estructura fuerte a todos los grupos étnicos persas, por ejemplo a través de la Alianza de Países de Habla Persa, creada en julio de 2006.

– Aislar a Irán de la «comunidad internacional», hasta ahora sin éxito, dadas las relaciones de Irán con los BRICS (Brasil-Rusia-India-China-Sudáfrica), Turquía, Líbano, Siria, Irak, Afganistán, toda Asia Central, Armenia, Serbia, Sudán, Nigeria, Eritrea, Costa de Marfil, Yemen, Venezuela, Kazajstán y muchos otros que se han negado a adherirse a las sanciones contra Teherán.

– Impedir que Irán promueva la disidencia en Occidente como lo hace Estados Unidos en Oriente.

– Impedir que Irán se convierta en el «grifo energético» de la UE (que, antes de las sanciones, compraba el 20% de su petróleo) y que establezca vínculos lucrativos con nuestro continente, especialmente con Alemania (que, antes de la última ronda de sanciones, era el segundo socio comercial de Irán después de China), Austria (que, según el presidente de la Cámara de Comercio iraní, era «la puerta de entrada de Irán a la UE», también gracias a los negocios de la petrolera OMV), Francia (negocio importante para la petrolera Total antes de la penúltima ronda de sanciones), España (Repsol tenía importantes intereses en el país e Irán fue nuestro primer suministrador de petróleo, antes de Libia; la última ronda de sanciones ha tenido el efecto de encarecer el combustible y entregarnos a los petro-regímenes árabes, que han hecho incursiones en el mundo del fútbol y la publicidad), Italia (quinto socio comercial de Irán) y Grecia. Al dejarse chantajear por Washington y Londres, estos países europeos, a los que se han sumado Japón, Corea del Sur y los países del CCG, han demostrado que carecen de soberanía y de libertad para defender sus verdaderos intereses nacionales en el marco de una geoestrategia lógica y coherente. La UE, con su servilismo al atlantismo, ha perdido la oportunidad de llevarse bien con Irán y de formar un euro petrolero que le permita imponerse frente a Estados Unidos.

– Impedir que Irán socave las dictaduras petroleras del Consejo de Cooperación del Golfo y Jordania, apoyadas por Londres y Washington. – Exacerbar el sectarismo y el radicalismo religioso en todas partes, entre el Sáhara Occidental e Indonesia. Provocar un conflicto entre chiítas y sunitas para desestabilizar la región y posiblemente provocar una macroguerra civil. La fe y la cohesión chiítas deben ser contenidas por el radicalismo sunita financiado por Washington y Riad. Para evitar la sectarización (y por lo tanto la balcanización) de Oriente Medio, el modelo debería ser el de Hezbolá: un movimiento nacionalista libanés en lugar de un movimiento religioso sectario. Irán debería apoyarse en grupos étnicos y religiosos que ofrezcan un vínculo con Occidente, como los cristianos (ortodoxos, armenios, etc.).

Cristianos (ortodoxos, armenios, coptos, católicos, maronitas, etc.), alauitas, ismailitas, sufíes, drusos y otros. Washington, por su parte, desea la erradicación de muchas de estas comunidades, que tienden a impedir el divorcio entre Occidente y Oriente y son socios perfectamente válidos para unas relaciones pacíficas y ordenadas entre Europa y Oriente Medio. Esto explicaría muy bien la reciente visita del Papa al Líbano (sin olvidar que el Vaticano sigue siendo una potencia internacional a tener en cuenta en el tablero de ajedrez).

– Alimentar el odio étnico y el separatismo en Irán, en particular utilizando a personas de etnia beluga y azerí.

– Utilizar la amenaza persa-chiita para convencer al Consejo de Cooperación del Golfo de la necesidad de una presencia de la OTAN y de una minialianza regional antiiraní en la región, incluida una defensa antimisiles conjunta (un eufemismo para “instalaciones antimisiles tanto ofensivas como defensivas”). Estos ejercicios complementan la integración de las estructuras de mando militar y de inteligencia de Estados Unidos e Israel en Oriente Medio, así como el despliegue de miles de tropas estadounidenses en Israel.

En conclusión, resulta evidente que la evolución de la Pentalasia ha sido y sigue siendo central para definir Oriente Medio y todo el Rimland geopolítico. Quien controle la Pentalasia probablemente controlará todo el Rimland o, desde una perspectiva diferente, controlará toda una zona global.

FUENTE: https://strategic-culture.su/news/2024/12/15/the-geopolitical-evolution-of-pentalasia/

Las opiniones de los autores no representan necesariamente las de Dossier Geopolitico

Por Lorenzo María Pacini

El concepto de Pentalasia podría asumir un nuevo y significativo papel para comprender los acontecimientos mundiales en Medio Oriente y más allá.

Entre los conceptos geopolíticos menos conocidos por el público en general está el de Pentalasia, que hoy podría asumir un papel recientemente significativo para comprender los acontecimientos mundiales en Medio Oriente y más allá.

El concepto en la doctrina geopolítica

Desde un punto de vista geopolítico, Pentalasia representa una configuración regional estratégica de cinco estados interconectados o áreas geográficas que abarcan Asia, como sugiere su nombre. Un espacio de cooperación multilateral basado en intereses comunes como la seguridad, el desarrollo económico, la estabilidad política y la sostenibilidad medioambiental.

En esta perspectiva, Pentalasia podría surgir como un proyecto de integración regional en una zona particularmente estratégica del mundo. Los Estados involucrados podrían compartir fronteras territoriales o estar unidos por vínculos históricos, culturales y económicos, creando un bloque capaz de afrontar los desafíos globales de manera concertada. Su colaboración podría basarse en un arreglo institucional que promueva el diálogo político, el intercambio económico y la resolución pacífica de conflictos.

Un ejemplo hipotético podría ser el de cinco países ubicados en una región neurálgica, distinta a Oriente Medio, Asia Central o el Sudeste Asiático, que decidieran unirse para garantizar la seguridad energética, promover la infraestructura regional y fortalecer su influencia en la dinámica global. En este contexto, Pentalasia podría actuar como contrapeso a las grandes potencias mundiales o a las organizaciones internacionales dominantes.

Además de los aspectos económicos y políticos, es evidente que un bloque de estas características tendría importantes implicaciones culturales, proporcionando una plataforma para mejorar la diversidad y fortalecer una identidad común, además de abordar cuestiones transnacionales promoviendo soluciones colectivas.

Por tanto, no sólo una entidad geopolítica, sino también un laboratorio para un nuevo enfoque de gobernanza regional, basado en el equilibrio entre interdependencia y soberanía.

Irán como centro de la cuestión

Centrémonos en Oriente Medio, la primera zona de identificación de Pentalasia.

Veamos el país más importante de la región: Irán.

Se trata de una potencia regional por derecho propio y de una potencia internacional al estilo de países emergentes como Brasil y Sudáfrica, hasta tal punto que el futuro del planeta está indisolublemente ligado a lo que ocurra en Irán. Es el Estado mejor situado para dominar Oriente Próximo y, junto con Rusia, el mejor situado para monopolizar las rutas entre el Gran Oriente y el Gran Occidente. En muchos sentidos, de hecho, Irán es una Rusia meridional y abundan las líneas genéticas paternas R1a (las mismas asociadas al mundo eslavo, los escitas, los indoarios, la cultura del hacha de guerra del Volga y la cultura kurgan). En la antigüedad, el Imperio persa –que corresponde a la esfera de influencia del Irán moderno– compartía fronteras con el Imperio romano al oeste y con la India al este, y dominaba también las rutas hacia China. Este simple hecho dice mucho sobre el destino histórico y geopolítico de Teherán.

Durante la época de los imperios coloniales, Irán fue el único país de la zona, junto con la mutilada Turquía, que no cayó en manos extranjeras, aunque la influencia tanto británica (en el Golfo Pérsico e Índico) como rusa (hacia el Cáucaso y el Caspio) fue muy fuerte. Era la época de la Anglo-Persian Oil Company (precursora de la actual British Petroleum) y su influencia en el Golfo Pérsico. En 1925, Reza Khan, primer ministro y antiguo general de la Brigada Cosaca Persa, organizó un golpe de Estado y se erigió en ‘shah’ (palabra iraní relacionada con el ‘ksatriya’ hindú y que significa algo así como ‘señor’) de Persia. Debido a su afinidad con Alemania, Reza Shah fue obligado por los británicos y los soviéticos a abdicar en favor de su hijo, Mohammad Reza Pahlavi. Los aliados temían que los alemanes, al entrar por el Cáucaso, pudieran llegar a Irán (y, por ende, a la India y el Tíbet, donde Alemania tenía muchos simpatizantes) y causar graves problemas en los territorios británico, soviético y francés. Además, los británicos ya tenían en la mira el ferrocarril Transiraní como ruta de abastecimiento a la URSS.

A través de Persia, Winston Churchill apoyó el esfuerzo bélico soviético con enormes envíos de material militar y materias primas. La compañía estadounidense Occidental Petroleum (hoy Oxy), de Armand Hammer, también aceptó llevarse petróleo soviético del Caspio por esa ruta. En 1951, Mohammad Mossadegh fue elegido primer ministro de Irán e inició un programa soberanista que nacionalizó la industria petrolera iraní y sus reservas de crudo, aplastando el monopolio de Londres. El gobierno británico, encabezado por Winston Churchill, respondió con el primer embargo naval al petróleo iraní, lanzó una campaña de sanciones económicas para arruinar y aislar al país, congeló los activos iraníes y conspiró con el presidente estadounidense Eisenhower para lanzar la Operación Ajax (conocida en Irán como Coup Mordad 1338) en 1953, esencialmente un golpe de Estado patrocinado por la inteligencia angloamericana. Mossadegh, muy popular en Irán, fue arrestado y su gobierno fue reemplazado por uno bajo el mando del Sha, totalmente bajo el mando de Londres y en buenos términos con Israel, Estados Unidos y Arabia Saudita. El régimen iraní empezó a reorganizarse siguiendo los pasos de las dictaduras petroleras árabes del Golfo y de la Libia del rey Idris. Durante décadas, el servicio de inteligencia del Sha , el SAVAK, aterrorizó a gran parte de la población y fue temido y odiado por sus brutales tácticas para reprimir cualquier oposición al régimen (esencialmente, clérigos chiítas y activistas comunistas).

El descontento popular culminó en la Revolución Islámica de 1979, encabezada por el Ayatolá Jomeini, que instauró una especie de teocracia nacionalista chiita, restableció una agenda política soberana, expulsó a la British Petroleum, formó la Guardia Revolucionaria y reformó el país. Poco después, Irán vivió la imposición de la guerra con el Irak de Saddam Hussein, apoyado por los angloamericanos, los mismos que lo traicionaron poco después. Esta guerra, en la que Irak utilizó armas químicas con pleno conocimiento de Occidente, reveló el enorme poder magnético que ejercía la religión chiita sobre las masas iraníes, dándoles la fuerza para hacer con alegría los mayores sacrificios y emprender acciones kamikazes que aplastaban la moral del enemigo.

El papel de Irán como nexo de unión no se limita a su bisagra este-oeste. De todos los países con costa en el océano Índico, Irán es el más próximo al Mediterráneo, al Caspio, a Rusia, al Heartland, a Israel y al antiguo espacio soviético. Su posición única en el corazón de Pentalasia (una auténtica tierra de los cinco mares ) lo convierte en una bisagra que conecta el océano Índico y el golfo Pérsico con una delicada arquitectura geopolítica que se extiende al Cáucaso, Turquía, Israel, Asia Central, Rusia y Europa. Pentalasia es, por tanto, la región bisagra por excelencia, que conecta cinco espacios marítimos totalmente diferentes e inconmensurablemente importantes.

Además, la región es rica en hidrocarburos. Probablemente no haya otro lugar en el mundo como éste y no es de extrañar que sea el entorno más sensible del planeta. Es comprensible que el atlantismo esté interesado en ocuparlo y desestabilizarlo (Israel, Irak, Siria, Líbano, Kurdistán): si este espacio se estructurara y estabilizara bajo una potencia soberana, esto restaría enorme importancia a las rutas marítimas, que son el gran recurso de las potencias talasocráticas.

Irán entra en la historia moderna como el único estado del mundo que posee mares en el Océano Índico, el Mar Caspio y el Golfo Pérsico, así como tierras en el Corazón de Eurasia y Pentalasia.

Si observamos el mapa de la Eurasia balcanizada, vemos que Irán también se sitúa en los «Balcanes euroasiáticos», la «Zona central de inestabilidad» y el «Nuevo pivote global». El papel geopolítico de Irán no es sólo el de nexo de unión, sino también el de potencial muro de contención, gracias a su territorio, que en su mayor parte es una meseta montañosa, una especie de fortaleza natural, un espacio fácilmente defendible, bien poblado (75 millones de habitantes, aproximadamente lo mismo que Turquía), con mejores medios materiales y económicos y más población que el Irak de Sadam Husein, pero con la complicada orografía de Afganistán y excelentes salidas al mar. Al ampliar su influencia en el Mediterráneo, Irán puede aislar al mundo árabe petrolero del resto de Eurasia y también sería capaz de cortar a Turquía los recursos del Golfo.

Los retos regionales de Irán son el Estado de Israel, las monarquías petroleras árabes y la presencia desestabilizadora de Estados Unidos y el Reino Unido en la región. Turquía, Israel y las monarquías petroleras árabes aspiran a dominar la región convirtiéndola en «Pentalandia». Sin embargo, les guste o no, geopolíticamente hablando la potencia más adecuada para hacerlo es Irán, que ya la ha gobernado en el pasado (medos, persas, aqueménidas, partos, sasánidas, etc.). Teherán, aliado con Siria, Irak, Líbano y las comunidades chiítas, alauitas, cristianas, drusas, ismaelitas, sufíes, etc., podría desempeñar un papel importante en la estabilización de este espacio y, por ende, en la paz mundial. Para evitarlo, el atlantismo financia el radicalismo sunita (en particular las corrientes salafista-wahabitas vinculadas a Arabia Saudita, Turquía, Estados Unidos e Israel) y hace todo lo posible para fomentar el odio sectario entre chiítas y sunitas, tal vez con la esperanza de provocar una macroguerra civil religiosa en la región.

Irán es, junto con los Emiratos Árabes Unidos y Omán, el único país del Golfo Pérsico que también tiene costa en el Océano Índico. El atlantismo apoya firmemente a las dictaduras petroleras árabes (Arabia Saudita, Qatar, los Emiratos, Bahréin), pero Irán está en mejor posición que cualquier otro país del mundo para dominar el Golfo Pérsico porque:

  1. Domina el estratégico estrecho de Ormuz, por el que pasa el 40% del tráfico petrolero mundial (incluido el 40% del petróleo de China). Si Irán cerrara este estrecho (lo que se consideraría un acto de guerra), las consecuencias internacionales serían difíciles de calcular. Recientemente, los Emiratos Árabes Unidos abrieron un oleoducto desde el Golfo Pérsico hasta el Mar Arábigo (parte del Océano Índico), eludiendo el control iraní del estrecho de Ormuz.
  2. Irán es el país con más costas en el Golfo Pérsico que ningún otro. El escenario geopolítico «normal» prevé que las actividades comerciales y financieras del Golfo Pérsico, que suponen un fabuloso tráfico de capitales cada día, se realicen en Irán y que el principal centro financiero del Golfo Pérsico no sea Dubai, sino la isla persa de Kish (destinada a convertirse en el Dubai de Irán, también gracias a los arquitectos alemanes), declarada por Teherán «zona de libre comercio», al estilo de las zonas similares de China. Kish alberga la Bolsa de Petróleo Iraní, un mercado de acciones de petróleo en divisas distintas del dólar (principalmente euro, rial, rublos, renminbi y yen), lo que es casi una declaración de guerra a Estados Unidos, atacándolo donde más le duele: el monopolio del petrodólar, creado de la nada como moneda de intercambio internacional. Kish tiende a desviar la atención de la opulenta ciudad de los Emiratos, donde se encuentra la Bolsa de Dubai, el trono supremo del petrodólar, que está estrechamente controlada por la NYMEX de Nueva York (controlada a su vez por Morgan Stanley, Goldman Sachs y otras capitales neoyorquinas y londinenses), la ICE Futures (Intercontinental Exchange), la IPE (International Petroleum Exchange) de Londres y la London International Commodity Exchange. Todas estas entidades realizan sus negocios en dólares. La Bolsa de Kish se inauguró en agosto de 2011 y utilizó el euro y el dírham emiratí en sus primeras transacciones.
  3. La mayoría de la población de la costa del Golfo Pérsico es chií. Hay un dicho que dice que «el Islam no conquistó Persia, sino que Persia conquistó al Islam», es decir, que en Irán se ha producido una indoeuropeización y una desemitización del Islam, dando lugar a una religiosidad chií, más jerarquizada que el sunnismo, con un clero plenamente organizado y con claras reminiscencias mazdeístas, zoroastrianas y maniqueas. En todo Oriente Próximo, los chiíes son una potencial quinta columna para Irán: constituyen el 66% de la población de Irak y Bahréin (un Estado petrolero insular dominado por una monarquía sunita que ha reprimido duramente a la mayoría chií sin que la «comunidad internacional» haya movido un dedo), el 33% de Kuwait, el 20% de Arabia Saudí (concentrada en las provincias petroleras del Golfo Pérsico) y el 10% de los Emiratos y Qatar. También hay importantes poblaciones chiítas en Azerbaiyán (65%), Yemen (40%), Líbano (33%) y Siria (15%), así como en Pakistán, Turquía, India, Afganistán y otros países. Estas comunidades son esenciales para la columna vertebral del «nuevo imperio persa» –la esfera de influencia de Irán– y ponen muy nerviosos a los regímenes árabes petroleros.

FUENTE: https://strategic-culture.su/news/2024/12/13/pentalasia-in-grand-chessboard-and-central-role-iran/

Por Pescare25 de noviembre de 20246 Minutos

El Atlántico Sur y el Mar Argentino son epicentros de tensiones internacionales por su riqueza pesquera y minera. Mientras Reino Unido amplía Áreas Marinas Protegidas, China busca acceso logístico en puertos argentinos, y España fortalece joint ventures para explotar recursos estratégicos. ¿Puede Argentina proteger su soberanía?

El Atlántico Sur y el mar argentino se han convertido en zonas de gran valor estratégico y económico debido a su inmensa riqueza en recursos naturales, particularmente en lo que respecta a sus riquezas pesqueras y minerales. Las aguas que rodean las Islas Malvinas, la Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEEA) y las áreas circundantes han sido durante mucho tiempo el centro de tensiones internacionales, donde actores globales como el Reino Unido, China y España buscan consolidar su influencia para aprovechar estos recursos.

Reino Unido y las Áreas Marinas Protegidas: Un control expansivo

El Reino Unido ha intensificado su control sobre el Atlántico Sur mediante la ampliación de Áreas Marinas Protegidas (AMP) que abarcan zonas de alto valor pesquero, especialmente alrededor de las Islas Malvinas y las Islas Georgias y Sándwich del Sur. Estas AMP, que el Reino Unido ha declarado unilateralmente desde 2011, tienen como objetivo proteger ecosistemas marinos, pero también aseguran el acceso a los recursos naturales que abundan en la región, como el krill y otros recursos pesqueros vitales como el caso de la merluza negra de valioso mercado internacional.

La más reciente expansión de la AMP, que incluye una franja de 164.000 kilómetros cuadrados en la zona, se extiende sobre partes de la Zona Económica Exclusiva Argentina y aguas internacionales adyacentes. Esto ha generado una fuerte reacción de Argentina, que considera estas acciones como una violación de su soberanía marítima y de los principios del derecho internacional. Mientras el Reino Unido justifica sus medidas bajo el pretexto de la conservación ambiental, muchos observadores ven estas expansiones como un intento de consolidar un control ilegítimo sobre el Atlántico Sur y sus recursos.

Islas Georgias del Sur. Reino Unido expande zona de prohibición de pesca, ignorando la soberanía argentina

https://pescare.com.ar/islas-georgias-del-sur-reino-unido-expande-zona-de-prohibicion-de-pesca-ignorando-la-soberania-argentina/embed/#?secret=rwLjhM7COD#?secret=Ih3gjQM2jp

China y su ingreso al continente: Ofrecimientos de logística y asilo a su flota

Por otro lado, China, con su creciente poder económico y expansión internacional, ha mostrado interés en entrar al mar argentino bajo el pretexto de ofrecer mejores condiciones laborales a los trabajadores de puertos santacruceños. A través de acuerdos logísticos, China busca establecer una base de operaciones en el litoral de Santa Cruz, (lo había propuesto en Tierra del Fuego), lo que podría facilitar la presencia de su flota pesquera en las aguas del Atlántico Sur. Esta incursión está siendo vista con preocupación por algunos sectores, ya que se teme que bajo la fachada de «desarrollo local», China pueda estar consolidando una mayor presencia en las aguas cercanas a la ZEEA argentina, contribuyendo a la sobreexplotación de los recursos pesqueros, como el calamar Illex, sin los controles necesarios practicando operaciones de pesca desleal en competencia con los mismos mercados de consumo internacionales.

La posible alianza con los puertos santacruceños parece una jugada estratégica para China, que desea asegurar acceso a recursos pesqueros clave (de hecho ya lo hizo en Peru, bajo el mismo esquema argentino). Sin embargo, esta colaboración podría socavar la soberanía argentina, ya que no solo las flotas chinas operarían en la zona, sino que se integrarían dentro de un sistema logístico que favorecería a las embarcaciones extranjeras, dificultando el control argentino sobre sus propias aguas, no obstante garantizando la presencia y la sustentabilidad de su flota a más de 10.000 millas náuticas de su puerto base.

Inexplicable. Santa Cruz propone la apertura de sus puertos a la flota pesquera china

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España y las joint ventures en Malvinas: Continuación de la pesca ilegal

España, por su parte, mantiene una presencia significativa en el Atlántico Sur a través de joint ventures con empresas de participación en las Islas Malvinas. Las flotas gallegas, que operan con licencias británicas, no solo pescan dentro de la ZEEA argentina afianzadas en sociedades argentinas, sino que también trasladan sus operaciones a las aguas linderas de la zona, donde pescan calamar Illex, loligo y merluza negra, aunque también especies protegidas por la legislación argentina vigente. Las joint ventures entre las empresas gallegas y las de las Malvinas han permitido la explotación de estos recursos marinos en competencia desleal con la flota argentina, que se ve limitada por las restricciones impuestas por el Reino Unido en la zona de exclusión Malvinas linderas a la zona de presencia de la codiciada merluza negra.

Aunque el gobierno argentino ha intentado plantear su posición en foros internacionales, la falta de una estrategia firme para contrarrestar estas acciones y la tendencia de algunos funcionarios a ignorar las implicaciones de la pesca ilegal en la región ha permitido que esta situación persista. Los intereses pesqueros españoles en las Malvinas han sido un tema delicado, pues las flotas españolas continúan operando, aprovechando las licencias británicas y ahora la sociedad mixta con un 51% de participación de sociedades isleñas para explotar recursos marinos transzonales cuyo Estado ribereño debiese ser suficiente marco legal para evitar su captura.

Se construirá un avanzado Buque Pesquero español para operar en Islas Malvinas

https://pescare.com.ar/se-construira-un-avanzado-buque-pesquero-espanol-para-operar-en-islas-malvinas/embed/#?secret=V1XAEhix8M#?secret=JehOhDGVes

Un Escenario de riqueza y tensiones geopolíticas

La riqueza de los recursos del Atlántico Sur y el mar argentino, especialmente en lo que respecta a la pesca de especies como la merluza negra, hubbsi, abadejo, robalo y calamar Illex y loligo, ha hecho que estos mares sean objeto de un creciente interés y disputa internacional. El Reino Unido, a través de sus Áreas Marinas Protegidas, ha asegurado un control efectivo sobre estos recursos y otros como el krill, mientras que China busca aumentar su influencia en la región mediante acuerdos logísticos y pesqueros. España, por su parte, continúa afianzando sus posiciones a través de asociaciones con sociedades pesqueras de Islas Malvinas, explotando los recursos marinos de manera cuestionable.

Ante esta situación, Argentina se encuentra en una encrucijada, donde la defensa de su soberanía marítima y la protección de sus recursos pesqueros requieren una acción diplomática más firme, contundente y coordinada bajo la estructura de una política de Estado. El Atlántico Sur no solo es un espacio de vital importancia para la biodiversidad y la seguridad alimentaria global, sino también un escenario de tensiones geopolíticas que podría redefinir el equilibrio de poder en la región, por presencia, por proyección hacia la Antártida y sobre todo por el control del paso natural de los océanos Pacífico y Atlántico.

El Atlántico Sur es, sin lugar a dudas, un territorio de gran valor estratégico y económico de reservorio de proteínas salvajes de origen marino vital para la garantía alimentaria de la humanidad. Además, base de proyección a la Antártida y custodia natural del pasaje entre los océanos Pacífico y Atlántico. Mientras actores como el Reino Unido, China y España buscan consolidar su control sobre los recursos de la región, Argentina enfrenta el desafío de proteger su soberanía y los derechos sobre sus recursos marinos. La geopolítica del Atlántico Sur está lejos de ser resuelta, y la competencia por los recursos pesqueros continúa siendo un terreno fértil para las tensiones internacionales de estas tres grandes potencias.

FUENTE: PESCARE; LINK: https://pescare.com.ar/la-apetecible-riqueza-del-atlantico-sur-un-campo-de-batalla-geopolitico-en-el-mar-argentino/

Mi análisis junto a Francisco Zanichelli, sobre los conflictos internacionales ayer en el programa: «Redacción Abierta» por «Canal 10» de los Servicios de Radio y Televisión de la Unv. Nac. de Córdoba.con la clasificación Política internacional: Balotaje en Uruguay, Conflicto Rusia-Ucrania. En Redacción abierta. Consideramos la gravedad por las acciones de un bloque el occidental vía la OTAN pone en peligro la vida humana en el Planeta, con la idea peregrina de que Rusia no responderá a la agresión con los misiles de corto alcance en su territorio nacional pero estamos hablando de la mayor potencia nuclear del mundo Rusia cuidado con jugar con fuego por parte de estas mediocres dirigencias de EEUU y del Occidente que sólo en los últimos años llevaron adelante una crisis económica tras otras con gran endeudamiento  que se profundizó desde la de 2008 y parece que su alternativa es jugar a crear más conflictividad y más gastos en «defensa» y parece que nunca existieron las catástrofes y derrotas como las de  Afganistán ni la de Siria–

Lic. Carlos Pereyra Mele
Director de Dossier Geopolitico

 

Análisis de la actual situación internacional en la escalada de EEUU y aliados en la Guerra que la OTAN impuso a la federación de Rusia, donde Francisco Javier Martinez utilizando documentación desclasificada desde la caída de la ex URSS de cómo el occidente preparó todos los conflictos que hoy estamos viviendo…La situación es grave pues la burocracia profunda de los EEUU, los NeoCon y atlantista están desesperados en estos días ante del cambio de administración de Biden por Trump, para desarrollar un conflicto nuclear y el mundo está en vilo   —

Lic. Carlos Pereyra Mele
Director de Dossier Geopolitico

 

Ponencia en el Simposio Internacional “Descolonización y cooperación en el Sur global”

El colonialismo un cáncer que debe ser erradicado en el siglo XXI (II y final) 

Shanghái, 12 de noviembre de 2024.

Sergio Rodríguez Gelfenstein

Estimados colegas y amigos:   Hemos sido convocados a este trascendente evento sobre “Descolonización y cooperación global” en un momento en que el mundo se debate en una crisis que pareciera avizorar una transición hacia un mundo mejor.

Diversas manifestaciones señalan este rumbo que ya no será de hegemonía global occidental. Aquellos discursos triunfalistas provenientes de Estados Unidos y Europa que recorrieron el mundo señalando “el fin de la historia” y una próxima “guerra de civilizaciones” están siendo superados por el devenir de los acontecimientos en diversas latitudes y longitudes del planeta. Ello anuncia el declive del colonialismo como fenómeno consustancial al capitalismo. En el nuevo mundo que amanece ya ningún país podrá someter a otros de la misma manera que en el pasado lo hicieran las potencias europeas primero y Estados Unidos después. El mundo multipolar que está surgiendo solo tendrá viabilidad si la cooperación sustituye a la competencia, la paz a la guerra y la amistad al conflicto.

Tres eventos recientes de incidencia global: la pandemia de COVID19, la Operación Militar de Rusia en Ucrania y el genocidio sionista en Palestina, han producido sustanciales cambios en el planeta. La alianza de China y Rusia, la emergencia de otros centros de poder regional y global, la creación y fortalecimiento de los BRICS y otras instancias multilaterales también regionales y globales, son expresión diáfana de ese mundo que está naciendo. La economía mundial está mutando al tiempo que el eje de la geopolítica global se está trasladando del Atlántico norte hacia el gran espacio euroasiático donde se gesta cada vez más la conducción de la política mundial.

El proyecto estratégico de la Ruta de la Seda manifiesta la posibilidad cierta de construir relaciones económicas desde la perspectiva de ganar-ganar beneficiosa para todas las naciones del planeta. Ni Estados Unidos ni Europa pueden evitarlo ni económica, ni política ni militarmente. Sus últimos esfuerzos se manifiestan en el terreno financiero y en el cultural. Pero son los últimos estertores de una fiera que fenece cuando ya no tiene capacidad para seguir ejerciendo su dominio. La paradoja es que esto los hace más peligrosas: resistirán con todos los instrumentos a su alcance el declive y cese de su economía. 

La crisis que vivimos es civilizatoria y sólo puede ser comprendida, en su verdadera magnitud, desde una perspectiva multidimensional. Los países occidentales y del norte global, parecieran no tener capacidad para superar la crisis. Al contrario, todos sus pasos recientes apuntan a involucrarse más en ella y profundizarla.

El carácter multidimensional de la crisis viene dado porque se manifiesta en los terrenos de la alimentación, la energía, la ecología y el ambiente y la cultura, pero también en lo político, social, económico, financiero y lo que es peor, en lo ético y moral.  No tenemos tiempo ni espacio en esta ocasión para exponer en toda su dimensión como se manifiesta la crisis global en cada una de estas áreas. 

Como dice el filósofo boliviano Rafael Bautista, el ascenso de las potencias emergentes no sólo reequilibra el poder global sino que hace posible descentralizar la economía y la política globales. La disposición centro-periferia es lo que ya no puede mantenerse; con el ascenso de los BRICS se reivindican culturas y civilizaciones que el mundo moderno las consideró arcaicas y superadas del todo. India y China vuelven a tener la importancia global anterior a la modernidad. Por eso no es raro que una buena parte de la literatura estadounidense hable del “choque de civilizaciones”. Occidente se siente amenazada por el despertar de las civilizaciones que supuso atrasadas, lo cual no hace sino desmentir su presunta superioridad civilizatoria.

En ese contexto, el primer mundo ya no es más un modelo civilizatorio. Y la economía que patrocinó por cinco siglos ya no es más sostenible. Energéticamente el mundo ya no puede seguir el modelo de consumo occidental. Estados Unidos con el 6% de la población mundial, consume el 25% de la energía. Como no la tiene, y sobre todo como no la tendrá, sale a buscarla donde existe en abundancia, en algunos países se la entregan sin remilgos, pero en otros, gobierno y pueblo dignos se resisten a ser maltratados, a ceder su soberanía y a renunciar al usufructo de bienes que le son propios.  Entonces se usa la fuerza pero cada vez mayor cantidad de pueblos y países en el planeta se resisten. En esa medida la imposición colonial se está haciendo más difícil. Como dice Bautista “La colonización ya no sería posible de reeditarse en el siglo XXI”.

Esta lucha entraña también un combate en los marcos ideológicos toda vez que aquellos intentos de sometimiento en este plano manifiestan la patente intencionalidad de establecer patrones universales de comportamiento, coaccionado también para que en términos conceptuales, las relaciones internacionales justifiquen esta práctica. La idea eurocéntrica y occidentalizada de las ciencias sociales y humanas tienen el objetivo de justificar la dependencia imponiendo una lógica que expone la unilateralidad de la civilización occidental, intentando ocultar que nuestro planeta es multicivilizacional y multi cultural. 

De esta manera, si aceptamos que el mundo avanza hacia la multipolaridad, debemos aceptar también que tenemos la obligación de construir miradas distintas desde cada uno de los potenciales polos de poder (y debo decir que América Latina y el Caribe aspira a ser uno de ellos) para que podamos ver al mundo desde lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser. En esa dimensión fuimos colonizados, nos liberamos parcialmente logrando la independencia política y no queremos que ninguna persona en el planeta tenga que sufrir por causa de esta calamidad. Así, debemos proponernos construir un cuerpo teórico y conceptual propio que nos dé una perspectiva propia conducente a asumir una posición que cuestione y combata la visión occidental en un ámbito holístico de la sociedad, el Estado y las relaciones internacionales.

Ya es evidente que la filosofía y la ciencia política occidental están en declive como instrumentos de control y sujeción global ante el empuje de civilizaciones hasta ahora marginadas y excluidas. Occidente no tiene capacidad para comprender al mundo y ofrecer respuestas acertadas que pongan al ser humano en el centro de todas las preocupaciones y las atenciones. La pandemia de COVIG19 y el genocidio en Palestina son evidencias irrefutables de esta afirmación. 

Recurro nuevamente a Rafael Bautista quien citando al reconocido historiador de la Universidad de Yale, Paul Kennedy, recuerda que este sostiene que los asuntos internacionales no andan bien en el mundo político y social y que incluso estarían comenzando a desmoronarse, tanto institucional como discursivamente. Pero este desmoronamiento lo ve como un atentado al “mundo libre”, siendo incapaz, según Bautista de ver que se trata del desmoronamiento cultural-civilizatorio de la propia hegemonía occidental, es decir, del llamado “mundo libre”.

El mundo occidental y sus sustentos filosóficos y políticos emergidos en primera instancia de la democracia ateniense que tuvieron sus sustento en Aristóteles, Platón y Sócrates entre otros, y que se desarrollaron a lo largo del tiempo teniendo en la revolución francesa y la revolución industrial en Inglaterra de los siglos XVII, XVIII y XIX poderosos impulso institucional se vinieron a consolidar tras el fin de la segunda guerra mundial primero y la desaparición del mundo bipolar y la Unión Soviética después. Todo ello le ha permitido construir una “verdad” geopolítica acorde sus intereses y sus valores que tienen en la hegemonía y en una visión universal de la cultura sus principales pilares. El colonialismo es parte de esos valores, de esos principios como instrumento de dominio y control. En esa medida, luchar contra el colonialismo, es luchar por la construcción de un mundo más justo, equitativo y democrático que consagre la igualdad jurídica de todos los pueblos y países del planeta. Por eso, como dice Bautista “tiene sentido hablar de una descolonización de la geopolítica”.

Pero esta lucha y esta transición que entraña una transformación estructural del planeta en términos de las instituciones, de la cultura, de la democracia y e las relaciones internacionales debe hacerse desde la perspectiva de todos. No puede ser como la Carta de la ONU que fue elaborada solo por 51 países manteniendo a la amplia mayoría marginada y excluida del debate, incluida a casi toda África, Asia y el Caribe. Hoy el mundo está configurado por 194 países, no podemos seguir gobernador por una minoría que se asume como la “comunidad internacional”. Luchas contra el colonialismo en el siglo XXI es darle voz a aquellos pueblos y territorios que aun no lo tienen

Si, la mayoría del planeta logra imponerse y estar a la altura para de asumir la conducción de la transición civilizatoria, otro mundo es posible, pero debe hacerse sobre un nuevo trato, es decir, se debería fundar otra organización que ordene las relaciones internacionales en el planeta porque evidentemente la Organización de Naciones Unidas (ONU) no está capacitada para ello 

Pero aceptando que hemos sido convocados a este evento bajo la lógica actual, no podemos olvidar que, como dice la convocatoria a esta reunión: “El 14 de diciembre de 1960, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) adoptó la Resolución 1514 (XV), “Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales”, en la que se declaraba inequívocamente la necesidad de poner fin al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones de manera rápida e incondicional. Sin embargo, hasta el día de hoy, casi 2 millones de personas siguen viviendo a la sombra del colonialismo, y las secuelas del colonialismo siguen afectando a los antiguos países coloniales a través de la política de poder, la infiltración cultural y la construcción del discurso. Mientras tanto, la colonización en sus formas económicas, financieras, tecnológicas e ideológicas, así como otras formas de neocolonialismo, plantea desafíos para todos los países del Sur global”. Este es y debe ser nuestro norte. 

No obstante, aunque el trabajo ONU ha conducido a la descolonización tal de más de 80 países desde su fundación, en este momento solo reconoce la existencia de sólo 17 colonias, pero según organizaciones especializadas en el asunto, en realidad la lista debería incluir a más de 60 colonias alrededor del mundo. 

Lamentablemente, hoy nos reunimos porque, aunque parezca increíble, cuando ya estamos bastante adentrados en el siglo XXI este tema que debió ser parte de la historia y de un asunto recordado como algo nefasto que no debe seguir ocurriendo, se sigue extendiendo por nuestro planeta como una mancha negra en la historia de la humanidad. Es nuestro deber conocer, denunciar, y luchar contra este flagelo hasta exterminarlo definitivamente de la faz de la tierra. 

Estimados colegas y amigos. Vengo de Venezuela, de América Latina y el Caribe. Una región que ha vivido y vive la afrenta colonial en su total expresión.  Realizamos este evento en un año en que nuestra región conmemora algunos eventos que marcaron la pauta de la lucha anticolonial, por la independencia y la autodeterminación de nuestros pueblos.  

Para los latinoamericanos y en particular para los sudamericanos, 2024 es el año del bicentenario de las batallas de Junín y Ayacucho, libradas por los ejércitos patriotas contra el colonialismo español en el territorio del Perú, extirpando para siempre el colonialismo de la América meridional antes española. Todavía hubo que seguir luchando casi 75 años más para que tras la derrota del ejército español en Cuba, este país hermano y Puerto Rico accedieran a su independencia, eso sí, mediatizada por la intervención militar de Estados Unidos que fue derrotada definitivamente en Cuba en 1959, mientras que aún mantiene a los boricuas en una situación de subordinación colonial.

Hoy, doscientos años después, el Reino Unido, Francia, los Países Bajos y Estados Unidos siguen poseyendo territorios en nuestra región, bajo administración colonial. El Reino Unidos controla Anguila, Bermudas, Montserrat y las islas Caimán, Malvinas, las Vírgenes Británicas, así como Turcas y Caicos. Francia, bajo subterfugios legales administra Cayena, Guadalupe y Martinica. Estados Unidos a las islas Vírgenes y a Puerto Rico y los Países Bajos a Curazao, Aruba, Bonaire, Saba, San Eustaquio y San Martín. 

Puerto Rico es una colonia clásica de Estados Unidos desde 1898. Entre 1952 y 1953 Washington hizo ante la ONU un simulacro en el que aparentaba el inicio de un proceso descolonizador. Posteriormente sus poderes ejecutivo, legislativo y judicial desmintieron aquel teatro, especialmente a través de la ley promesa y la junta de control fiscal. El estado colonial ha sumido a Puerto Rico en una situación de pobreza, desigualdad social, deterioro de la economía y la calidad de vida. Tras 126 años de colonialismo, el pueblo de Puerto Rico sigue luchando. Es la hora de la descolonización de Puerto Rico.

Las islas Malvinas están situadas en el Mar Argentino a unos 600 km, aproximadamente, de la costa patagónica, poseen una superficie de 11.718 kilómetros cuadrados. Incluyen dos islas principales, Soledad y Gran Malvina, y aproximadamente 200 islotes más pequeños.

A partir del año 1765 fueron ocupadas por las autoridades españolas del Virreinato del Río de la Plata y en 1816 asumidas como territorio integrante de la soberanía argentina. En la década de 1820 las autoridades argentinas con asiento en Buenos Aires tomaron posesión de las islas el 10 de junio de 1829. El 3 de enero de 1833 las islas Malvinas fueron usurpadas por la fuerza por Gran Bretaña que expulsaron a los residentes argentinos e iniciaron una ocupación colonial sistemática que se extiende hasta el día de hoy.

Desde el siglo XIX se suman las resoluciones naciones e internacionales que exigen al Reino Unido la devolución de las islas. El 2 de abril de 1982 se inició la Operación Militar del Rosario, que recuperó las islas, situación que permitió que flameara el pabellón argentino hasta el 14 de junio de 1982.

La Constitución Nacional argentina, en su reforma vigente desde el año 1994, expresa en su Disposición Transitoria Primera que “la Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.”

Algunas de estos territorios, mantienen su estatus colonial encubierto bajo distintas modalidades de engaño ante la mirada impertérrita de la ONU que, en el caso del colonialismo como en muchos otros, ha mostrado total inoperancia, incapacidad y falta de voluntad para decidir la desaparición total de este flagelo.

Para nosotros, los latinoamericanos, la victoria de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824 y la capitulación firmada por el general español Canterac en representación de la corona española significaron –de hecho– el reconocimiento de la independencia del Perú y de toda la América del Sur en términos del derecho internacional. También fue el colofón para un largo período de casi 15 años de movilizaciones, pronunciamientos, declaraciones, batallas y victorias a favor de la libertad de las repúblicas americanas antes españolas. Ayacucho fue la consumación de un esfuerzo conjunto encaminado a derrotar a la monarquía, el absolutismo y el dominio extranjero en la América meridional.

La participación en Ayacucho de oficiales y soldados de un ejército compuesto por venezolanos, colombianos, ecuatorianos, peruanos, chilenos, rioplatenses y altoperuanos, reunidos en torno a los mismos ideales, mostraron la fuerza superior de una unidad que fue capaz de sobreponerse a la inferioridad numérica para imponerse en base a la calidad superior de sus combatientes, jefes, oficiales y generales.

Para nuestro Libertador Simón Bolívar significó el compromiso cumplido hecho en su juramento del Monte Sacro, Italia en 1803, la realización de ideales esbozados en la Carta de Jamaica en 1815 y la posibilidad cierta de concretar los preceptos institucionales delineados en su discurso en el Congreso de Angostura en 1819. El esfuerzo en pro de la independencia había concluido. Entonces, comenzó una batalla no menor para vencer intereses mezquinos de clase, sector o grupo y, en favor de la defensa de la soberanía nacional y la consolidación de la unidad de las naciones de Nuestra América. En eso estamos todavía.

La magnanimidad del hecho no puede ocultar que sabedor de la inminente victoria, dos días antes de la batalla, metido de lleno en la problemática del Perú, sabedor del acontecimiento decisivo que estaba a punto de ocurrir en la guerra, informado de las resistencias que algunos sectores conservadores de las repúblicas americanas estaban haciendo para impedir la unidad necesaria y después de constatar que en Bogotá (tras su destitución como jefe del ejército), se daban pasos sin su conocimiento y/o aprobación, Bolívar entendió que debía apresurar la marcha que condujera a la realización de la gran Asamblea que allanara el camino a la unidad de las repúblicas hispanoamericanas. 

El 7 de diciembre de 1824, casi en la víspera de que se produjera el combate decisivo, desde Lima, Bolívar emitió una circular dirigida desde la más alta magistratura del Perú a los jefes de gobiernos de las repúblicas americanas antes españolas (Colombia, México, Río de la Plata, Chile y Guatemala) convocándolos a un magno evento continental a realizarse en Panamá. En Ayacucho se consolidó la independencia y en Panamá, dos años después se inició el camino de América Latina y el Caribe hacia su integración.

Estimados colegas y amigos, históricamente China ha sufrido mucho a causa del colonialismo y de los tratados desiguales. Desde su creación, la República Popular China ha mantenido una postura firme en apoyo de los esfuerzos de descolonización emprendidos por países y pueblos de Asia, África y América Latina, al tiempo que se opone vehementemente a todas las formas de colonialismo. 

En fecha tan lejana como octubre de 1960, durante una visita a China de Ferhat Abbas, presidente del gobierno provisorio de la República Argelina (cuando todavía no era independiente y luchaba por su libertad que finalmente se concretó el 5 de julio de 1962), se reunió con el líder chino Mao Zedong y el presidente Lui Chao Chi. Al concluir la estadía de varios días, Abbas firmó una declaración conjunta suscrita por la parte china por el primer ministro Chou En Lai que en alguna de sus partes dice que: “…reconocen que la lucha de los movimientos de liberación nacional en los países colonizados y semi colonizados, la acción de los pueblos del mundo por la democracia y el progreso social, aportan una contribución importante. Las dos partes se felicitan de constatar que el movimiento de los pueblos del mundo contra el imperialismo se sigue desarrollando con amplitud y profundidad”.

Más adelante agrega que:” Ambas partes tienen la firme convicción de que mientras persistan en la lucha y formen un amplio frente unido antimperialista podrán golpear y derrotar al imperialismo y al colonialismo, conquistarán y salvaguardarán su independencia nacional, asegurando la paz mundial” 

Estimados colegas y amigos, como dice la convocatoria este evento: “En la nueva era, China también ha propuesto conceptos como “Una comunidad de futuro compartido para la humanidad”, “Tres iniciativas globales” y “Una nueva forma de civilización humana” que trascienden y superan los escollos e influencias del discurso colonial”. 

Para eso estamos aquí, para debatir y definir nuevas alternativas y propuestas que por una parte denuncien las injusticias del colonialismo, y por la otra, insten al mundo a tomar medidas muchos más efectivas para eliminar este flagelo que afecta la decencia de la humanidad y perjudica la convivencia civilizacional en el planeta. 

Espero que estos dos días sean de fructífera labor y que salgamos de aquí con nuevos bríos para hacer cumplir la resolución 1514 (XV) que señala inequívocamente la “necesidad de poner fin al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones de manera rápida e incondicional”.

Muchas gracias

www.sergioro07.blogspot.com

Por MK BHADRAKUMAR

El presidente ruso, Vladimir Putin, emitió un comunicado el jueves sobre los dos ataques con armas occidentales de largo alcance en territorio ruso el   19 y 21 de noviembre y el ataque reactivo de Moscú a una instalación dentro del complejo industrial de defensa de Ucrania en la ciudad de Dnepropetrovsk con un misil balístico hipersónico no nuclear hasta ahora desconocido llamado Oreshnik. 

El viernes, en una reunión en el Kremlin con los altos mandos militares , Putin volvió a abordar el tema y aclaró que Oreshnik no está realmente en una etapa “experimental”, como había determinado el Pentágono, sino que su producción en serie ya ha comenzado. 

“Dada la particular fuerza de esta arma, su potencia, se pondrá en servicio en las Fuerzas de Misiles Estratégicos”, añadió. “También es importante que, junto con el sistema Oreshnik, en Rusia se estén probando varios sistemas similares. Según los resultados de las pruebas, estas armas también entrarán en producción. En otras palabras, tenemos toda una línea de sistemas de mediano y corto alcance”. 

Putin reflexionó sobre el contexto geopolítico: “La actual situación militar y política en el mundo está determinada en gran medida por los resultados de la competencia en la creación de nuevas tecnologías, nuevos sistemas de armas y desarrollo económico”. 

En pocas palabras, la escalada de tensiones autorizada por el presidente estadounidense Joe Biden ha tenido un efecto contraproducente. ¿Biden ha mordido más de lo que podía masticar? Esto es lo primero. 

Al parecer, Estados Unidos decidió que las “líneas rojas” de Putin y la disuasión nuclear de Rusia eran cosa de retórica. Washington no tenía ni idea de la existencia de un arma maravillosa como el Oreshnik en el arsenal ruso, que es tan demoníacamente aterradora como un misil nuclear en su puro potencial apocalíptico destructivo, pero que salvará vidas humanas. Putin añadió con calma que Rusia tiene la intención de avisar con antelación a los civiles para que se aparten del camino antes de que el Oreshnik se dirija a su objetivo designado para aniquilarlo. La conmoción y el asombro en las capitales occidentales hablan por sí solos. Biden evitó hacer comentarios sobre el tema cuando los periodistas le preguntaron. 

El Oreshnik no es una actualización de los viejos sistemas de la era soviética, sino que “se basa completamente en innovaciones modernas de vanguardia”, subrayó Putin. Izvestia informó que el Oreshnik es una nueva generación de misiles rusos de alcance intermedio con un alcance de 2.500-3.000 km y potencialmente de 5.000 km, pero no intercontinental, equipado con múltiples vehículos de reentrada con objetivos independientes (MIRV), es decir, con ojivas de separación con unidades de guía individuales. Tiene una velocidad entre Mach 10 y Mach 11 (superior a 12.000 km por hora). 

El diario ruso Readovka informó que con una carga útil de combate estimada de 1.500 kilogramos, elevándose a una altura máxima de 12 kilómetros y moviéndose a una velocidad de Mach 10, el Oreshnik lanzado desde la base rusa en Kaliningrado atacaría Varsovia en 1 minuto 21 segundos; Berlín, 2 min 35 s; París, 6 min 52 s; y Londres, 6 min 56 s. 

En su declaración del jueves, Putin afirmó que “hoy en día no hay forma de contrarrestar este tipo de armas. Los misiles atacan objetivos a una velocidad de Mach 10, es decir, de 2,5 a 3 kilómetros por segundo. Los sistemas de defensa aérea que existen actualmente en el mundo y los sistemas de defensa antimisiles que están creando los estadounidenses en Europa no pueden interceptar este tipo de misiles. Es imposible”. 

De hecho, ha nacido una belleza terrible, pues Oreshnik no es sólo un arma hipersónica eficaz ni un arma estratégica ni un misil balístico intercontinental, sino que su poder de impacto es tal que, cuando se utiliza en masa y en combinación con otros sistemas de precisión de largo alcance, su efecto y potencia están a la altura de las armas estratégicas. Sin embargo, no es un arma de destrucción masiva, sino un arma de alta precisión.

La producción en serie implica que se están desplegando decenas de Oreshnik, lo que significa que ningún grupo de personal de los EE.UU./OTAN ni ninguna unidad de inteligencia de objetivos angloamericana en los búnkeres de Kiev o Lvov están a salvo por más tiempo. 

Oreshnik es también una señal para el presidente entrante de Estados Unidos, Donald Trump, que no deja de pedir hasta la saciedad un acuerdo inmediato para poner fin a la guerra. Irónicamente, Oreshnik se ha desarrollado sólo como reacción de Moscú a la dura decisión que adoptó en 2019 el entonces presidente estadounidense Trump de retirarse unilateralmente del tratado soviético-estadounidense de 1987 sobre fuerzas nucleares de alcance intermedio (INF). Por lo tanto, esto también indica que la confianza de Moscú en Trump es casi nula. 

Para dejar en claro este punto, el mismo día que Oreshnik salió de su silo, Tass publicó una entrevista inusual con un importante miembro de un grupo de expertos ruso afiliado al Ministerio de Asuntos Exteriores y al Kremlin: Andrey Sushentsov, director de programa del Club de Discusión Valdai, decano del Departamento de Relaciones Internacionales MGIMO del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso y miembro del Consejo Científico del Consejo de Seguridad Ruso. 

Los siguientes extractos de la entrevista, claros y sorprendentes, deberían disipar la hipótesis de que hay algo especial entre Trump y Putin: 

  • “Trump está considerando poner fin a la crisis ucraniana, no por simpatía hacia Rusia, sino porque reconoce que Ucrania no tiene posibilidades reales de ganar. Su objetivo es preservar a Ucrania como una herramienta para los intereses estadounidenses, centrándose en congelar el conflicto en lugar de resolverlo. En consecuencia, bajo el gobierno de Trump, la estrategia a largo plazo de contrarrestar a Rusia persistirá. Estados Unidos sigue beneficiándose de la crisis ucraniana, independientemente de qué administración esté en el poder”.
  • “Estados Unidos ha recuperado su posición como principal socio comercial de la Unión Europea por primera vez en años. Son los europeos los que soportan la carga financiera de prolongar la crisis ucraniana, mientras que a Estados Unidos no le interesa resolverla. En cambio, les conviene más congelar el conflicto, mantener a Ucrania como herramienta para debilitar a Rusia y como foco persistente en Europa para mantener su enfoque de confrontación.”
  • “Trump ha hecho numerosas declaraciones que difieren de las políticas de la administración de Joe Biden. Sin embargo, el sistema estatal estadounidense es una estructura inercial que se resiste a las decisiones que considera contrarias a los intereses estadounidenses, por lo que no todas las ideas de Trump se materializarán”.
  • “Trump tendrá un período de dos años antes de las elecciones legislativas de mitad de mandato, durante el cual tendrá cierta libertad para impulsar sus políticas en el Senado y la Cámara de Representantes. Después de eso, sus decisiones podrían enfrentar resistencia tanto en el país como por parte de los aliados de Estados Unidos”.

No nos engañemos: Rusia no se hace ilusiones. Putin no dudará en cumplir las condiciones que esbozó en junio para resolver el conflicto: la retirada de las tropas ucranianas de Donbass y Novorossiya; el compromiso de Kiev de abstenerse de unirse a la OTAN; el levantamiento de todas las sanciones occidentales contra Rusia; y el establecimiento de una Ucrania no alineada y libre de armas nucleares. 

Está claro que esta guerra seguirá su curso hasta llegar a su única conclusión lógica, que es la victoria rusa. El vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvedev, tiene toda la razón cuando dijo ayer en una entrevista con Al Arabiya que el uso del misil Oreshnik “cambia el curso” del conflicto ucraniano. 

Las capitales occidentales tendrán que aceptar la realidad de que las posibilidades de escalada de la guerra están llegando a su fin. No se equivoquen: si se intenta otro ataque ATAMCS dentro de Rusia, tendrá consecuencias devastadoras para Occidente. 

El presidente serbio, Aleksandar Vucic, lo expresó muy bien: “Si ustedes [la OTAN] creen que pueden atacar todo en territorio ruso con logística y armas occidentales sin obtener una respuesta, y que Putin no usará las armas que considere necesarias, entonces no lo conocen o son anormales”.

FUENTE: https://www.indianpunchline.com/a-defining-moment-in-the-ukraine-war/

Por décadas referencia de la fortaleza económica de Europa occidental, la locomotora alemana ha perdido empuje y ahora, en un escenario político nacional agitado y fragmentado, con un entorno global adverso, se queda sin la coalición tripartita que la condujo tres años y se prepara para elecciones anticipadas.

El sistema político alemán, símbolo de estabilidad desde la posguerra, entró de golpe en un torbellino con la fractura de la coalición de socialdemócratas, liberales y verdes (2021), incapaz de sacar del estancamiento a la mayor economía de Europa.

El gobierno del “semáforo” (rojos, amarillos y verdes) del socialdemócrata Olaf Scholz se desmembró por la salida del principal referente de los Liberales y ministro de Finanzas, Christian Lindner (Demócratas Libres), cuando el país da señales alarmantes de debilidad productiva, en particular de su industria.

La economía alemana lleva dos años cayendo  por el impacto de la pandemia, la guerra de Ucrania y la competencia de China. Va camino de contraerse por segundo año consecutivo (hasta 0,2%) y desde 2018, antes ya de la pandemia, no logra un crecimiento potente como acostumbraba.

Socialdemócratas y Verdes querían suspender las estrictas normas fiscales alemanas para ampliar el endeudamiento (64% del PIB, déficit fiscal de 1,75%), todavía de los más bajos de la Unión Europea (UE), pero los Liberales se negaron por considerar que viola el espíritu de la Constitución de posguerra.

En su lugar, Lindner -liberal ortodoxo y fiscalista- impulsaba una baja de impuestos de sociedades y a la renta, financiada con recortes del gasto social, reformas del mercado laboral y una desregulación destinada a fomentar la inversión privada. “Es indecente”, dijo Scholz, y lo reemplazó por su copartidario Jörg Kukies.

La salida de Lindner, eclipsada en las noticias por el triunfo de Donald J. Trump en EEUU, obliga a Scholz a someterse a una moción de confianza, en diciembre. Si la pierde, Scholz llamará a elecciones anticipadas (debían ser en septiembre), para el 23 de febrero.

En la oposición, espera volver al poder la conservadora CDU pero también buscan una oportunidad la ultraderecha radical y la izquierda nacionalista, ambas de creciente apoyo en las últimas elecciones regionales en el postergado Este del país.

Los conservadores, liderados por Friedrich Merz (68), reclaman una resolución política rápida: “No podemos estar meses gobernados sin una mayoría, ni meses en campaña ni semanas formando otro gobierno”, dijo. La misma demanda le hizo la industria y recogen las encuestas.

Cambio de contexto

Al principio, la coalición gozó de popularidad, pese a ser la primera tripartita que gobernaba en más de seis décadas, liderada por los socialdemócratas, que siempre habían administrado el país en solitario, o aliado con los verdes, o co-gobernando tres veces (1966, 2005 y 2013) en “gran coalición” con los conservadores

La economía reaccionó con fuerza en ese 2021 de cambio político. El gobierno de Scholz (66, foto)  evitó una gran crisis energética e introdujo reformas sociales, entre otros logros.

Sin embargo, Alemania sintió el doble golpe de la reconfiguración energética de toda Europa por el corte del suministro desde Ucrania y Rusia por la guerra, y de la competencia industrial de China. Y sumó un factor interno: el Tribunal Constitucional prohibió al Ejecutivo federal reutilizar los fondos sobrantes de la pandemia. Ese ajuste condenó la suerte del gobierno tripartito.

Socialdemócratas y liberales querían ampliar el gasto público para reactivar la economía y cumplir sus promesas, pero los Liberales insistieron en  respetar el llamado “Cero Negro”, un techo de deuda consagrado en la Constitución germana que impide tomar prestadas grandes sumas salvo en emergencias como el COVID.

La poderosa industria alemana quedó tocada por la interrupción de las cadenas globales de suministro de 2020-2021. Y la invasión a Ucrania en 2022 llevó al país a quedarse sin gas ni petróleo rusos, lo que redujo la rentabilidad histórica de sectores claves como la siderurgia, la química y la construcción. 

Por fin, la expansión tanto de la industria como del mercado de consumo interno de China -hace siete años principal socio comercial de Alemania, con un intercambio de casi 300 mil millones de euros- le redujo un mercado clave a la máquina económica germana, históricamente montada para exportar bienes manufacturados.

Mientras que en 2020 China absorbió el 8% de todas las exportaciones alemanas, este año es más probable que la cifra se reduzca al 5%. Eso se nota en el sector automotriz, portaestandarte industrial alemán, que ahora enfrenta la competencia de vehículos eléctricos chinos de gran calidad pero salidos de plantas subsidiadas.

Tres sectores claves, el automotriz, el químico y el metalúrgico caen ahora simultáneamente, al cabo de casi tres años de estancamiento y, este año, de probable contracción del PIB. Pero Alemania da señales de cansancio desde antes

La producción industrial -sin construcción- tocó techo en 2017 y ha caído un 16% desde entonces. La inversión empresarial ha disminuido en 12 de los últimos 20 trimestres y ahora se encuentra en un nivel que no se había visto durante la primera fase de la pandemia. La inversión extranjera directa también ha caído fuerte.

En su última previsión, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dice que el PIB alemán crecerá sólo un 0,8% en 2025. De las economías más grandes y ricas, sólo Italia crecerá a un ritmo tan lento. Para peor, los alemanes ahorran ahora el 11,1% de sus ingresos, el doble que los estadounidenses, desacelera más la economía.

La emblemática automotriz Volkswagen anunció el cierre de plantas en la propia Alemania por primera vez en sus 87 años de historia. Thyssenkrupp, con 212 años de antigüedad y símbolo del poderío industrial germano, está inmersa en una batalla corporativa sobre el futuro de su unidad siderúrgica, y miles de  empleos en riesgo. 

Por si fuera poco, Trump volverá a la Casa Blanca y amenaza con imponer aranceles de hasta el 20% a los productos procedentes de la UE, que golpearían de lleno a las exportaciones germanas, cuyo 10% tiene como destino Estados Unidos.

Alemania, pero también Francia, son víctimas de las mismas fuerzas políticas que ayudaron a Trump: la reacción contra el costo de vida, la ansiedad y la ira ante la inmigración y la erosión de la confianza pública en las élites políticas.

“El modelo empresarial alemán está en grave peligro, no en el futuro, sino aquí y ahora”, advirtió Siegfried Russwurm, presidente de la Federación de Industrias Alemanas (BDI), y siembra alarma: una quinta parte de la producción industrial alemana podría desaparecer en 2030. “La desindustrialización es un riesgo real.  

El presidente del poderoso Bundesbank o Banco Central alemán, Joachim Nagel, pone paños fríos: “Alemania no está en declinación”, dijo, y destacó que el número de desempleados (2,8 millones) es el más bajo de la última década y la solidez de los balances de las empresas alemanas. 

“Alemania como lugar de negocios es mejor que su reputación actual”, según el banquero central, quien estima que la economía alemana tiene margen para expandirse sin recalentarse -como temen los liberales que rompieron la coalición- por la escasez de mano de obra y el bajo aumento de la productividad.

Horizonte de cambio

Cuando el frenazo de la locomotora alemana era indisimulable, el gobierno tripartito de Scholz apostó en 2023 a la inversión de cientos de miles de millones de euros de inversiones en tecnología verde. “Alemania podrá alcanzar por un tiempo tasas de crecimiento vistas por última vez en los años 50 y 60”, afirmaba el Bundeskanzler.   

Un año más tarde, el gobierno aceptó que la economía corría riesgo de volver a la recesión pero ya el clima político interno del gobierno de coalición era demasiado tenso por el debate sobre un eventual endeudamiento adicional. 

Scholz intentó reformas para estimular el crecimiento, entre ellas incentivos para que las empresas inviertan y los trabajadores se reincorporen al mercado laboral, así como subvenciones energéticas para algunas fábricas. 

También prometió una “nueva agenda industrial” y llamó a los líderes empresariales y sindicales a una cumbre para debatir la salvaguarda de los empleos industriales. Pero lo hizo sin siquiera invitar a sus aliados liberales y verdes, toda una señal de que el gobierno se desmoronaba.

El futuro del primer ministro socialdemócrata, cuya popularidad se ha reducido a mínimos (sólo 14% apoya la coalición), depende ahora más que de su propio partido de la performance de la fuerza conservadora CDU, liderada por Friedrich Merz (68, foto), quien aboga por elecciones que le den “estabilidad” al sistema político.

Según Scholz, Alemania tiene margen para ampliar el gasto. “Hay soluciones para financiar con solidez nuestras instituciones y responsabilidades públicas”, dijo, y confió en obtener el apoyo de los conservadores de Merz para aprobar sus medidas de coyuntura en el Parlamento antes del recurso de llamar a elecciones.

“Después de tres años, se han perdido 300.000 puestos de trabajo en la industria. Eso no es el legado de gobiernos anteriores . . . Eso es el resultado de su política económica de los últimos tres años”, denuncia sin embargo Merz, que pone a salvo la herencia histórica de la conservadora Angela Merkel hasta 2021. 

Para reactivar la locomotora alemana, los conservadores impulsan una Agenda 2030, de menos burocracia, menos impuestos a empresas y grandes rebajas de electricidad para industrias. 

El socialdemócrata SPD (15,5% en la encuesta) y la conservadora CDU (32,5%) siguen siendo cabeza del escenario de partidos como hace seis décadas.

Sin embargo, han perdido terreno ante fuerzas liberales (11,5%), verdes (5%) y, en especial, la neonazi Alternativa por Alemania (AfD) (19,5%) y la recién surgida Alianza Sara Wagenknecht (7%), de esa líder homónima, de ideas económicas izquierdistas pero posiciones reaccionarias sobre migración.

Scholz también ha tenido problemas para responder al creciente descontento sobre la inmigración. Tras una tregua durante la pandemia, el país se ha enfrentado a un repunte de las nuevas llegadas, con 6,6 millones de personas en la última década. Alemania concentra ahora un tercio de todas las solicitudes de asilo de Europa. 

FUENTE «EMBAJADA ABIERTA»: https://www.embajadaabierta.org/post/la-locomotora-alemana-descarrila

Por: Anthony Medina Rivas Plata (Perú). Lic. en Ciencia Política y Mg. en Políticas Públicas. Profesor de Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y de la Universidad Católica de Santa María. Egresado del U.S. Foreign Policy Program de la Universidad de Delaware (Estados Unidos). Que autoriza a Dossier Geopolitico a publicar su articulo

Las discusiones sobre temas internacionales en el Perú suelen estar mal enfocadas, tanto por la propia dinámica de las redes sociales (en donde las voces autorizadas suelen tener el mismo peso que las de influencers, trolls y comentaristas de ocasión), como del efecto que estas generan en las filias y fobias que nacieron como producto de la segunda vuelta del 2021 y de la coyuntura posterior a la caída del gobierno de Pedro Castillo. Evaluamos conflictos internacionales asumiendo bandos en países que no son el nuestro (¿eres demócrata o republicano?, ¿estás con Israel o con Hamás?, ¿eres chavista u opositor?, etc.), mientras que a la vez convertimos problemas estrictamente internos/domésticos en problemas de seguridad internacional; como cuando Fernando Belaúnde culpaba a la Unión Soviética y a la Comintern de la aparición de Sendero Luminoso o como cuando Alan García culpaba a los chilenos y al chavismo continental de los conflictos sociales en Bagua y Tía María. Debido a esta antilógica, no podemos evaluar de manera fría y realista las causas de la victoria de Donald Trump como del impacto que su futuro gobierno tendrá en nuestro país.

¿Por qué ganó Trump?


La victoria de Trump se debe principalmente a su agenda proteccionista en política económica y a la incapacidad del Partido Demócrata de ofrecer una alternativa que incluya a los trabajadores “blue collar” que perdieron sus empleos debido a la deslocalización industrial iniciada en los años 70, así como de la creciente privatización de los servicios públicos y del encarecimiento del precio de los alimentos y del costo de la vivienda. El llamado “progresismo”, la “ideología de género”, George Soros y todos los lugares comunes del conservadurismo alt-right pueden haber tenido una cierta influencia en la opinión pública a la hora de votar (sobre todo entre los más jóvenes), pero no son ni de lejos la razón por la cual Trump ganó las elecciones. Pero de ser así, ¿por qué entonces seguimos pensando que las últimas elecciones en Estados Unidos fueron una especie de referéndum anti-izquierdista?


¿El problema es el comunismo o el capitalismo?


Hace más de 10 años, la politóloga norteamericana Nancy Fraser acuñó el concepto “neoliberalismo progresista” para referirse a un conjunto de políticas postmateriales que posteriormente fueron identificadas con el movimiento “woke”: Feminismo, LGTBI, aborto, antirracismo e inclusión forzada de minorías étnicas en los medios y la cultura; las cuales fueron implementadas desde inicios de los 90’s por las administraciones demócratas de Bill Clinton en adelante (inalteradas por sus sucesores republicanos, por cierto). Hasta aquí, parecería que la teoría de Fraser coincidiría con la de influencers alt-right como Agustín Laje, pero esto es un error. Mientras que Laje culpa al “marxismo cultural” de promover una conspiración en contra de la vida, la familia y la propiedad privada; lo que Fraser señala es que el wokismo no es sino la mano izquierda del capitalismo en su variante neoliberal.


En su último libro, titulado “Globalismo”, Laje opina que la soberanía de los Estados está en riesgo como producto de la cooptación de los organismos internacionales por parte del activismo izquierdista global, el cual tendría como objetivo la creación de un régimen comunista mundial controlada por las élites en donde los vínculos sociales tradicionales desaparecen y la soberanía de los Estados es destruida. El libro de Laje intenta justificar teóricamente el discurso que el presidente argentino Javier Milei realizó en el Foro Económico Mundial en Davos el pasado enero: las élites mundiales son de izquierda, controlan los organismos internacionales, y las políticas que proponen son comunistas. Por supuesto, el libro de Laje no señala en qué momento el movimiento comunista mundial posterior a la disolución de la URSS se volvió millonario y logró “cooptar” dichos organismos. Por el contrario, Fraser, menos conocida en el mundo de las redes sociales y de los TikToks de minuto y medio, señala que la destrucción de la vida, la familia y la propiedad no se produce como consecuencia del wokismo, sino como consecuencia de políticas neoliberales de privatización, desregulación, tercerización, financiarización y oligarquización de la economía norteamericana; en la cual la izquierda institucional, representada por el Partido Demócrata, ha seguido al pie de la letra la doctrina económica de republicanos como Ronald Reagan y George H. W. Bush (padre), utilizando al progresismo como una especie de “premio de consuelo” para con sus bases izquierdistas frente a su incapacidad de producir cambios en el modelo económico estadounidense. Aquí tocaría preguntarse si la razón por la cual las generaciones jóvenes (millenials/centennials) deciden no tener hijos tiene más que ver con que no les alcance el dinero para llegar a fin de mes o con el ver a lesbianas o transexuales en alguna película de Netflix o Disney.


¿De qué manera el progresismo refuerza al capitalismo?


Para ilustrar el concepto de neoliberalismo progresista, Fraser en su artículo de 2013 “How feminism became capitalism’s handmaiden” (“¿Cómo el feminismo se convirtió en la mucama del capitalismo?”) señala que el movimiento feminista de los Estados Unidos dejó de defender reivindicaciones colectivas de clase para enfocarse estrictamente en una política neoliberal de “cuotas” de acceso de mujeres al mercado laboral; absolutamente compatibles con las políticas antisindicales y de desregulación de derechos laborales iniciadas por Reagan en los años 80. Efectivamente, si el único cambio que propone el Partido Demócrata es el de reemplazar a los patrones hombres blancos y educados en Universidades Ivy League por patronas mujeres blancas y educadas en Universidades Ivy League, mientras las empleadas latinas que trabajan para ellas no tienen ni para pagar el alquiler; entonces no debería sorprendernos que el mal llamado “voto latino” se haya inclinado por un Trump que propone cortar la competencia de migrantes ilegales y el retorno de los trabajos que se fueron a China y al Sudeste Asiático desde la época de Nixon en adelante. La victoria de Trump por segunda vez es la mayor derrota que el neoliberal-progresismo ha enfrentado en toda su historia; y en consecuencia es el fin de una forma de hacer política que en los Estados Unidos se había vuelto inamovible desde los años 90.


Pero nuevamente, si ya es bastante claro que las preocupaciones de los votantes son principalmente económicas, ¿entonces por qué el movimiento conservador, tan activo en redes sociales, sigue diciendo que su prioridad es la lucha contra de los woke, las ONGs y la izquierda? Obviamente, porque la única forma de hacer que la gente vote por políticas contrarias a sus intereses es desviando su atención con cortinas de humo como las del “marxismo cultural” y la “ideología de género”; dirigiendo sentimientos antiprogresistas, ya sea contra la “casta” en Argentina, los “burócratas de Bruselas” en Reino Unido, las “élites globalistas” en Estados Unidos o contra los “caviares” en el Perú. Si los conservadores dijeran la verdad sobre lo que quieren hacer con la economía no sacarían ni el 1% de los votos. Esto puede llegar a niveles esquizofrénicos, como en el caso de Argentina donde mucha gente es capaz de seguir tolerando políticas económicas abiertamente antipopulares y regresivas, como las que el señor Milei viene ejecutando en contra de ellos. No importa si hoy el costo de vida en Argentina es el más alto de América Latina (superando incluso a algunos países europeos) o que la pobreza haya llegado al 53% como producto de sus políticas de ajuste estructural; al parecer, lo realmente importante para muchos argentinos es que hayan eliminado el Ministerio de la Mujer y el llamado “lenguaje inclusivo” en los documentos de gestión pública. En ese sentido, la llamada “batalla” contra el “marxismo cultural” no es más que una cortina de humo que oculta la verdadera batalla: una de carácter estrictamente económico en la que, por supuesto, el pueblo es el enemigo.


Conclusiones


Vemos entonces que evaluar la victoria de Trump implica evaluar la contradicción entre un patrón de voto y el resultado de las políticas públicas implementadas desde el gobierno una vez tomado el poder. Los norteamericanos quieren más producción local y no más importaciones de China; más regulaciones bancarias y no más derivados financieros; más servicios públicos de calidad y no más privatizaciones. Pero hacer eso implicaría que Trump rompa definitivamente con los sectores libertarios y anarcocapitalistas (los más acérrimos antiizquierdistas existentes en Estados Unidos hoy) que lo apoyaron durante su campaña de 2016, así como con muchos de los amigos millonarios que se beneficiaron de las políticas de desregulación que implementó en su primer gobierno. Aún no sabemos cuáles serán las reales políticas económicas que implementará Trump a partir del 20 de enero de 2025 (ya sabemos que una cosa es la campaña y otra el gobierno), pero por ahora, de acuerdo con el índice de Bloomberg Billionaires Index, magnates como Elon Musk, Jeff Bezos o los “progres” Bill Gates y Mark Zuckerberg han visto multiplicadas sus fortunas en los días posteriores a la victoria de Trump debido al incremento del valor de las acciones de sus empresas. Qué tanto beneficiará al pueblo norteamericano el aumento de la riqueza de los multimillonarios es una pregunta aparte.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna del Club de La Pluma nos hace ver con fina ironía, que EL MUNDO SIGUE GIRANDO LUEGO DE LAS ELECCIONES EN EEUU ante la exagerada ola de especulaciones sobre el triunfo de Trump, por parte de “un ejército de expertos” haciendo proyecciones, análisis, hipótesis y futurología (imposibles de corroborar) e intentando disimular el vergonzoso papel de esos expertos y del poder mediático, cuando atosigaron de forma intencionada a la opinión pública con sus falsas -que no erróneas- encuestas de “empate técnico” sobre una elecciones que el republicano liquidó a pocas horas de cerrar las urnas, ganando ampliamente y en ambas cámaras legislativas, que se suman al control de la Corte Suprema de Justicia y arrasando con votos blancos, negros, latinos, obreros, etc.

Lo que significa que la gente votó con el bolsillo y con la memoria, con desilusión e incertidumbre, en su innata defensa propia, castigando sin piedad a los demócratas y demoliendo sin paliativos a los supuestos ataques informáticos rusos o chinos. Lo que ha dado paso a esta nueva operación psicológica de CATÁSTROFE sobre el nuevo gobierno, para ocultar la realidad geopolítica global, que sigue siendo tan angustiante y caótica para EEUU como antes del 5 de Noviembre.

Y dejando de lado toda ésta espuma de especulaciones a futuro, Pereyra Mele señala en el audio las graves y concretas dolencias que afectan a ésta Norteamérica pos electoral, al ser políticamente una viciosa República Imperial, al canceroso “estado profundo” que le consume, al contra poder totalitario de los lobby de la industria militar, petrolero, farmacéutico y de Whall Sreet, a su oligarquía de millonarios improductivos, a las matanzas entre civiles como rutina de una sociedad violenta y al trágico flagelo mortal de la droga instalada definitivamente en sus calles.

Todo un escenario demoledor que no puede ser compensado con su poderío militar ni con el dominio de los mares, defendiendo un “atlantismo” en decadencia, frente al “continentalismo” asiático en auge y luego de haber roto sus propias doctrinas y reglas históricas que le dieron su poder imperial, como el haberpermitido la alianza rusa-china y otras de segundo orden que conciernen a Irán y la India, además de seguir creando monstruos como Zelenky y Netanyahu y generando frentes de guerra que irremediablemente terminan en derrota militar.

Y finaliza con una breve y concisa referencia a las elecciones, reflexionando que si Trump no administra esta decadencia con cierta habilidad y maniobrabilidad, la crisis de Occidente será grave y profunda y con posibilidad de provocar un conflicto nuclear.

Eduardo Bonugli (Madrid (17/11/24)