Capítulo 11 (HARARI, Yubal N. “21 Lessons for the 21st Century”. Kindle Edition. Trad.: Carlos Pissolito).

GUERRA

Nunca subestimes a la estupidez humana

Las últimas décadas han sido la más pacífica era en la historia humana. En las primeras sociedades agrícolas la violencia humana causaba hasta el 15% del total de las muertes humanas y en el siglo XX causó un 5%, hoy solo es responsable de un 1%.  Pero desde la crisis financiera del 2008, la situación internacional se ha deteriorado rápidamente, guerrear se ha puesto de moda y los gastos militares se han disparado. Tanto la gente común como los expertos temen que como en 1914, cuando la muerte de un Archiduque encendió la 1ra GM, también, en el 2018 un incidente en el desierto sirio o una mala jugada en la Península de Corea puedan iniciar una guerra global.

Dadas las personalidades de los líderes en Washington, Pyongyang y en otros lugares hay un incremento de la tensión que causa preocupación. Aunque hay varias diferencias claves entre 1914 y el 2018. En particular en el 1914, la guerra tuvo un gran atractivo para las élites a lo largo del mundo porque ellos tenían muchos ejemplos concretos de cómo las guerras habían contribuido a la prosperidad económica y al poder político. Por el contrario, en el 2018, las guerras exitosas parecen ser una especie en extinción.

Desde los días de los asirios y de los Qin, los grandes imperios eran generalmente construidos por medio de la conquista.  En 1914, también, las potencias le debían su status a guerras exitosas. Por ejemplo, el Japón se había transformado en una potencia regional debido a sus victorias sobre China y Rusia; Alemania se había transformado en el perro más bravo de Europa por su triunfo sobre Austria-Hungría y Francia y la Gran Bretaña había creado el más grande y próspero imperio del mundo con una serie de pequeñas y espléndidas guerras alrededor de todo el planeta -en 1882 cuando Gran Bretaña invadió y ocupó Egipto sólo perdió 57 soldados en la decisiva batalla de Tel el-Kebir. Sea como sea, hoy ocupar un país musulmán sería una pesadilla para cualquier estado mayor occidental, siguiendo Tel el-Kebir los británicos se enfrentaron a muy poca resistencia armada y solo seis décadas después controlaban el Valle del Nilo y el vital Canal de Suez. Los otros poderes europeos emulaban a los británicos y cada vez que podían en París, en Roma o en Bruselas contemplaban poner sus botas en Vietnam, en Libia o en el Congo, lo único que tenían era que alguno de los otros europeos pudiera llegar primero.

Aún los Estados Unidos, sin gran poder militar de acción pero con uno de tipo económico, en 1846 invadió México y conquistó California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México y partes de Colorado, Kansas, Wyoming y Oklahoma. El tratado de paz, también, confirmó la previa anexión de Texas. Alrededor de 13.000 soldados norteamericanos murieron en la guerra que le agregó 2.300.000 kilómetros cuadrados a los Estados Unidos (más que la superficie combinada de Francia, Gran Bretaña, Alemania, España e Italia).  Fue la gran jugada del milenio.

En 1914 las elites en Washington, en Londres y en Berlín sabían, exactamente, lo que era hacer una guerra exitosa y cuanto se podía ganar con ellas. En contraste, en el 2018 las élites globales tiene muy buenas razones para sospechar que este tipo de guerra se ha extinguido. En consecuencia, algunos dictadores del Tercer mundo y actores no estatales se han manejado para progresar a través de la guerra, las potencias son las que parecen no saber cómo hacerlo.

La más grande victoria, de la cual se tenga memoria, la de los Estados Unidos sobre la Unión Soviética, se logró sin ninguna confrontación militar mayor. Los Estados Unidos saborearon el gusto de las viejas glorias militares con la Primera Guerra del Golfo, pero esto solo los tentó a desperdiciar miles de millones de dólares y a humillantes fiascos militares en Irak y en Afganistán. China, el poder naciente a principios siglo XXI, asiduamente ha evitado los conflictos armados, a partir de su fallida invasión contra Vietnam en 1979 y hoy le debe su ascenso a estrictos factores económicos. En esto, no ha emulado  a los imperios japonés, alemán o italiano de preguerra de 1914; pero sí a los japoneses, a los alemanes y a los italianos y a sus milagros económicos después de la era de 1945. En todos los casos, la prosperidad económica y el poder geopolítico se obtuvo sin disparar un solo tiro.

Aún en el medio oriente, el coliseo de la lucha mundial, los poderes regionales no saben cómo librar una guerra exitosa. Irán no ganó nada con su sangrienta guerra con Irak y, subsecuentemente, evitó toda confrontación militar directa. Los iraníes financiaron y armaron a movimientos locales desde Irak hasta Yemen, enviando a sus guardias revolucionarios a ayudar a sus aliados en Siria y en el Líbano; pero están lejos de querer invadir algún país. Irán se ha transformado, recientemente, en el hegemón regional, no por ninguna victoria brillante,  más bien, por default. Ya que sus dos más grandes enemigos, los Estados Unidos e Irak se han visto enzarzado en una guerra que ha destruido tanto a los iraquíes como que ha disminuido el apetito norteamericano por inmiscuirse en las cuestiones del Medio Oriente. En consecuencia le han dejado a Irán los despojos.

Mas de lo mismo se puede decir de Israel, cuya última guerra exitosa fue librada en 1967. A partir de allí, Israel progresó, pese a muchos años de guerras y no gracias a ellas. La masa de sus territorios ocupados son una pesada carga económica y le restan capacidades políticas.  Muy similar a Irán, Israel, recientemente, ha mejorado su posición geopolítica, no por librar alguna guerra exitosa, sino, más bien, por evitar aventuras militares. Mientras que la guerra ha asolado a los enemigos de Israel en Irak, en Siria y en Libia, Israel ha permanecido tranquila.

El no verse envuelta en la guerra civil siria, se puede argumentar, que ha sido el mayor logro político del Primer Ministro Benjamín Netanyahu (en marzo de 2018).  Las Fuerzas de Defensa de Israel podrían haber tomado Damasco en una semana, pero ¿qué hubieran ganado los israelíes con esto? Hubiera sido, aún más fácil, para ellas conquistar Gaza y echar al régimen de Hamas, pero Israel ha declinado hacerlo con su poder militar. Y contra toda la retórica guerrera de sus políticos, Israel sabe que tiene muy poco que ganar en una guerra. Como los Estados Unidos, China, Alemania, Japón e Irán; Israel parece haber entendido que en el siglo XXI,  la estrategia más exitosa es sentarse en la cerca y dejar que otros hagan la pelea por uno.

LA VISIÓN DESDE EL KREMLIN

A partir de que la única invasión exitosa montada por una gran potencia en el siglo XX ha sido la conquista rusa de Crimea.  En febrero del 2014 fuerzas rusas invadieron a su vecina Ucrania y ocuparon la Península de Crimea mientras era, subsecuentemente, anexada a Rusia.  Casi sin lucha Rusia ganó un territorio estratégicamente vital, le impuso el miedo a sus vecinos y se restableció a sí misma como un poder mundial. Sin embargo, la conquista tuvo éxito debido a un extraordinario set de circunstancias. Ni el ejército ucraniano ni la población local mostraron mucha resistencia a los rusos, mientras que otras potencias no actuaron, directamente, para intervenir en la crisis. Esta circunstancia, difícilmente, se pueden reproducir en algún otro escenario mundial. Si la precondición para una guerra exitosa es la ausencia de enemigos deseosos de resistir al agresor, esto limita, seriamente, sus oportunidades.

De hecho, cuando Rusia pensó en reproducir el éxito de Crimea en otras partes de Ucrania se encontró con resistencias sustanciales y con la perspectiva de que una guerra en la Ucrania Oriental se hubiera estancado en forma improductiva.  Aún peor (para la perspectiva de Moscú), la guerra hubiera desatado sentimientos anti rusos en Ucrania y vuelto a ese país aliado en un enemigo interior, tal como sucedió con la Primer Guerra del Golfo y la tentación norteamericana de sobrerreaccionar en Irak, el éxito de Crimea podría haber tentado a los rusos hacer lo mismo en Ucrania.

Tomadas en conjunto las guerra rusas en el Cáucaso y en Ucrania, en los primeros años del siglo XXI, difícilmente, puedan ser descritas como exitosas. En consecuencia, ellas han incrementado el prestigio ruso como una gran potencia, pero también han remarcado la falta de confianza y en la animosidad contra Rusia y, en términos económicos, ha sido una empresa perdida.  Los centros turísticos en Crimea y las decrépitas factorías soviéticas en Luhansk y en Donetsk, difícilmente, balanceen el precio del financiamiento de la guerra y, ciertamente, no compensan los costos del capital internacional que se fue después de las sanciones, para comprender las limitaciones de la política rusa, uno nada más tiene que comparar el inmenso progreso económico de China en los últimos 20 años con la estagnación de la “victoriosa” Rusia durante el mismo periodo.

Más allá de las fuertes declaraciones desde Moscú, la élite rusa está, probablemente, bien al tanto de los costos reales y de los beneficios de sus aventuras militares y es por ello que ha tenido mucho cuidado en permitir su escalada. Rusia ha seguido la norma escolar de atacar en el recreo al niño más débil, sin golpearlo demasiado para evitar la intervención de algún maestro. Si Putin se hubiera conducido en esta guerra con el espíritu de Stalin, de Pedro el Grande o de Gengis Khan los tanques rusos, desde hace tiempo, que podrían haber aplastado Tiblisti,  qué sino Varsovia y Berlín. Pero Putin no es Stalin ni Gengis Khan. Él parece conocer mejor que nadie que el poder militar no puede ir muy lejos en el siglo XXI y que librar guerras exitosas significa librar guerras limitadas, aún en Siria, donde pese a la rudeza de los ataques aéreos rusos, Putin ha tratado, cuidadosamente, de minimizar la huella rusa y evitar toda pelea seria para prevenir una guerra que pudiera dividir a las naciones vecinas.

De hecho, desde una perspectiva rusa, toda movida,  supuestamente, agresiva en los años recientes no han sido los primeros movimientos de una guerra global, sino un intento de mejorar sus expuestas defensas. Los rusos pueden justificar este punto, a partir de que luego  de sus retiradas pacíficas, a finales de los ochenta y principios 90, ellos fueron tomados como enemigos derrotados. Los Estados Unidos y la OTAN tomaron ventaja de la debilidad rusa y pese a las promesas en contrario, expandieron la OTAN al este de Europa y aún a las ex repúblicas soviéticas. Occidente llegó a ignorar los intereses rusos en el Medio Oriente, invadió Serbia e Irak y con dudosos pretextos, dejó bastante claro Rusia solamente podía confiar en su propio poder militar para proteger su esfera de influencia de las incursiones occidentales. Desde esta  perspectiva las recientes movidas rusas hay que achacársela, tanto a Bill Clinton como a George W. Bush antes que a Vladimir Putin.

Por supuesto que las acciones militares rusas en Georgia, en Ucrania y en Siria bien podrían ser los fuegos  de preparación de una política Imperial mucho más dura. Aún si Putin no ha dispone de grandes planes, hasta el momento, para grandes conquistas;  el éxito, muy bien, puede aumentar estas ambiciones. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la Rusia de Putin es mucho más débil que la Unión soviética de Stalin y a menos que se una con otros países, como China; no podría estar en condiciones de llevar adelante otra Guerra Fría sola y sin apoyo. Tanto su población como su producción se ve empequeñecida por la de  los Estados Unidos (325 millones de personas y 19 billones de producto bruto interno) y por la Unión Europea (500 millones de personas y 21 billones de producto bruto interno). Juntos los Estados Unidos y la Unión Europea tienen 5 veces más población que Rusia y son 10 veces más ricos que ella.

Los recientes desarrollos tecnológicos hacen aún mayor estas diferencias de lo que parecen. La Unión Soviética alcanzó su cénit a mediados del siglo XX, cuando sus industrias pesadas eran la locomotora de la economía global y la economía centralizada soviética sobresalía en la producción en masa de tractores, de camiones, de tanques y de misiles intercontinentales. Hoy en día, la tecnología la información y la biotecnología son mucho más importantes que la industria pesada; pero Rusia no destaca en ninguna de esas áreas.  En consecuencia, más allá de su impresionante capacidad para la guerra cibernética, carece de un sector civil para la inteligencia artificial y su economía, todavía, confía demasiado en los recursos naturales, particularmente en el petróleo y en el gas. Esto puede ser lo suficientemente bueno para enriquecer a unos pocos oligarcas y para mantener a Putin en el poder; pero no es suficiente para ganar una carrera de armas digital y de biotecnologicas.

Aún más importante, la Rusia de Putin carece de una ideología universal.  Durante la Guerra Fría la Unión Soviética confiaba en el atractivo global del comunismo tanto como en el alcance global del Ejército Rojo. El putinismo, en contraste, tiene poco que ofrecer a cubanos, a vietnamitas o a los intelectuales franceses. El autoritarismo nacionalista, de hecho, se puede expandir por el mundo; pero es su propia naturaleza la que no es conductiva para el establecimiento de bloques internacionales. Como sea, el comunismo polaco y el ruso estaban ambos dedicados, al menos en teoría, por intereses universales, a la clase trabajadora. El nacionalismo polaco y el nacionalismo ruso, por definición, están abocados a intereses opuestos. Mientras la elevación de Putin encienda al nacionalismo polaco, lo único que va a lograr es hacer a los polacos más anti rusos de lo que eran antes.

Sin embargo Rusia se ha embarcado en una campaña global de desinformación y de subversión que va en contra de la NATO y la  UE; pero no parece que vaya a embarcarse en otra campaña de conquista psicológica global. Y uno podría llegar a tener la esperanza, con algún tipo de justificación, de que la ocupación de Crimea, que las incursiones rusas en Georgia y en el este de Ucrania, quedarán como ejemplos aislados, antes que como anuncios de una nueva era de  guerra.

EL ARTE PERDIDO DE GANAR GUERRAS

¿Por que es difícil para las grandes potencias librar guerras en forma exitosa en el  siglo XXI? hay una razón y es el cambio de la naturaleza de los bienes económicos. En el pasado, estos  eran mayormente materiales. En consecuencia, era relativamente fácil enriquecerse mediante la conquista; ya que si uno derrotaba a un enemigo en el campo de batalla, uno podía cobrarse vendiendo sus ciudadanos en los mercados de esclavos y ocupando valiosos territorios y minas de oro. Los romanos prosperaron vendiendo cautivos a los griegos y a los galos y en el siglo XIX los norteamericanos lo hicieron ocupando las minas de oro de California y vendiendo los rebaños de ganado de los ranchos de Texas.

Pero, en el siglo XXI, solo una pequeña ganancia se puede obtener de este modo. Hoy en día, los principales bienes económicos consisten en conocimiento técnico e institucional antes que en campos de trigo, minas de oro o, aún, en pozos de petróleo y uno no puede, simplemente, conquistar el conocimiento mediante la guerra.  Una organización como el Estado Islámico puede, todavía, florecer mediante el saqueo de ciudades y de pozos petroleros en el Medio Oriente -este ha conquistado más de U$ 500 millones de bancos iraquíes y en el 2015 otros 500 millones vendiendo petróleo- pero para una gran potencia como China o los Estados Unidos son sumas pequeñísimas.  Con un producto bruto interno de más de 20 billones, China muy difícilmente, pueda Iniciar una guerra por unos pocos miles de millones, ya que tendría que gastar billones de dólares en una guerra contra los Estados Unidos. ¿Cómo podría China reparar esos gastos, a la par de compensar los daños de la guerra con las oportunidades de comercio perdidas? ¿Podría un victorioso Ejército Popular de Liberación chino saquear el rico Silicon Valley. Verdad, corporaciones como Apple, Facebook y Google valen billones de dólares, pero no pueden ser obtenidos por la fuerza. No hay minas de silicón en Silicon Valley.

Una guerra exitosa todavía, teóricamente, puede traernos grandes beneficios, dándole al vencedor la posibilidad de modificar el sistema de comercio mundial en su favor,  como lo hizo Gran Bretaña después de su victoria sobre Napoleón y como lo hicieron los Estados Unidos después de su victoria sobre Hitler. Sin embargo, los cambios en la tecnología militar hacen muy difícil repetir esto en el siglo XXI.  La bomba atómica ha hecho que cualquier victoria en una guerra mundial se convierta en un suicidio colectivo. No es una coincidencia que nunca después de Hiroshima, las superpotencias no se hayan peleado, alguna vez, la una contra la otra, directamente, en lugar de hacerlo en la única forma posible (para ellas) que es en conflictos de baja intensidad, en los cuales la tentación de usar armas nucleares para evitar la derrota es muy pequeña. De hecho, aún atacando a potencias nucleares de segundo orden, como Corea del Norte es una muy poco atractiva proposición. Da miedo pensar que la familia de Kim puede hacerlo ante la perspectiva de una derrota militar.

La ciberguerra hace las cosas, aún peor, para un mundo de aspirantes a imperialistas. En los buenos y viejos tiempos de la Reina Victoria y de la ametralladora Maxim, el Ejército británico podía masacrar a unos “negritos” en algún desierto alejado sin arriesgarse a perder la paz en Manchester o en Birmingham. Aún en los días de George Bush, los Estados Unidos podían llevar el terror a Bagdad o a Fallujah, mientras que los iraquíes no tenían medios para tomar represalias contra San Francisco o contra Chicago. Pero, si los Estados Unidos ataca, ahora, a países que poseen, aún, una capacidad moderada para la ciberguerra, la guerra puede ser, rápidamente, llevada a California o a Illinois, en minutos. Malware y bombas lógicas pueden detener el tráfico aéreo en Dallas, causar que los trenes choquen en Filadelfia y tirar abajo la red eléctrica en Michigan.

En la era de las grandes conquistas, la guerra era un asunto de bajo daño y de alta ganancia. En la batalla de Hastings  en 1066, Guillermo el Conquistador ganó toda Inglaterra, en un solo día, al costo de unos pocos miles de muertos. La guerra cibernética y las armas nucleares, por el contrario, son armas que producen un gran daño con tecnologías de bajo costo. Son armas que pueden ser utilizadas para destruir países enteros, pero que no sirven para construir imperios que den ganancias.

En consecuencia, el mundo está harto de los blandedores de sables y de las malas vibras. Probablemente, la mejor garantía para la paz es que las grandes potencias ya no están familiarizadas con ejemplos recientes de guerras exitosas. Mientras que Genghis Khan o Julio César podían invadir un país vecino en un abrir y cerrar de ojos, los líderes nacionalistas actuales como Recep Tayyip Erdogan de Turquía, Narendra Modi de la India o el israelí Benjamin Netanyahu hablan fuerte;  pero se cuidan muy bien de lanzarse a algún tipo de guerra. Por supuesto, si alguien encontrara la fórmula por la cual se pueda librar guerras exitosas en las condiciones del siglo XXI, las puertas del infierno podrían volver a abrirse en un instante. Esto es lo que hace que el éxito ruso en Crimea sea particularmente un presagio aterrador. Tengamos la esperanza que se mantendrá como una excepción.

LA MARCHA DE LOS TONTOS

Pobres de nosotros,  que sea la posibilidad absoluta de la paz, que se mantenga como imposible la posibilidad de librar una guerra exitosa en el siglo XXI. Nunca debemos subestimar la estupidez humana, tanto la personal como la de nivel colectivo, la inclinación que tienen los humanos para realizar actividades autodestructivas.

La guerra de 1939 fue, probablemente, una contraproducente movida de las potencias del Eje -pero esta probabilidad no salvó al mundo de un conflicto. Una de las cuestiones más sobresaliente de la 2da GM fue que las potencias derrotadas prosperaron después de la guerra como nunca antes. Veinte años después de la completa aniquilación de sus ejércitos y del colapso posterior de sus imperios, alemanes, italianos y japoneses estaban gozando de niveles, sin precedentes, de crecimiento. ¿Por que fueron ellos a una guerra en primer lugar? ¿por que ellos infligieron muertes innecesarias y destrucción que se contó por millones? Fue todo un estúpido error de cálculo. En 1930, los generales, los almirantes, los economistas y los periodistas japoneses estaban de acuerdo que sin el control de Corea, de Manchuria y de la costa china, Japón estaba condenado a la estagnación económica. Estaban todos equivocados. De hecho, el famoso milagro de la economía japonesa comenzó después de que Japón perdiera toda esas conquistas terrestres.

La estupidez humana es una de los más potentes fuerzas de la historia aunque a veces tendemos a no verlo así.  Los políticos, los generales y los estudiosos tratan al mundo como si fuera un gran tablero de ajedrez, donde cada movida sigue a un cálculo racional. No es un punto de vista correcto, pocos líderes en la historia han estado locos en el sentido estricto de la palabra, moviendo peones y caballeros, alegremente. Hideki Tojo, Saddam Hussein o Kim Jong-Il han tenido razones racionales para cada una de sus movidas. El problema es que el mundo es mucho más complicado que un tablero de ajedrez y la racionalidad humana no está a la altura para poder entenderlo realmente. Por esta razón aún los líderes más racionales, frecuentemente, terminan haciendo cosas muy estúpidas.

¿Cuánto se debe tener una guerra mundial? Por un lado, la guerra no es, definitivamente, inevitable. La terminación pacífica de la Guerra Fría prueba de que cuando los seres humanos toman las decisiones correctas, aún, los conflictos entre potencias pueden ser resueltos pacíficamente. Más aún, es extremadamente peligroso, asumir que una nueva guerra mundial es inevitable. Sería una profecía autocumplida. Una vez que los países asumen que la guerra es inevitable, alimentan sus ejércitos y se embarcan en espiraladas carreras armamentistas,  rechazan la negociación en cualquier conflicto y sospechan que todo gesto de buena voluntad es una trampa. Esto garantiza erupción de una guerra.

Por otro lado, sería ingenuo asumir que una guerra es imposible aún una guerra catastrófica para todos. Ningún dios y ninguna ley natural nos puede proteger de la estupidez humana.

Un remedio potencial para la estupidez humana es una dosis de humildad. Las tensiones  nacionales, religiosas culturales se han agravado por el sentimiento grandilocuente de que mi nación, mi religión y mi cultura son lo más importante del mundo -y en consecuencia, mis intereses deben ir delante que los intereses de cualquier otro o de la humanidad como un todo. ¿ Cómo podemos hacer a las naciones, a las religiones y a las culturas un poco más realistas y modestas respecto de su verdadero lugar en el mundo?

Traducción y notas: Coronel Carlos Pissolito Miembro de Dossier Geopolitico DG

Notas:

(1)La dinastía Qin gobernó China desde el 221 a. C. al 206 a. C. (N.T.)

(2) La batalla de Tel El Kebir se libró cuando el ejército egipcio dirigido por Ahmed Urabi, se había rebelado en 1882, contra la posesión extranjera del Canal de Suez, y fuera enfrentado por una fuerza militar anglo-francesa a órdenes del teniente general británico, Garnet Wolseley,  cerca de Kassassin en las cercanías del Canal. Bien podría establecerse un paralelismo con los combates librados por las fuerzas argentinas en la Vuelta de Obligado (20 de noviembre de 1845) para detener las incursiones anglo-francesas en favor de la libre navegabilidad de los ríos interiores. (N.T.)

(3) El término coloquial usado por el autor es “fuzzy-wuzzies”. Un vocablo utilizado por el escritor inglés Rudyard Kipling, como parte de su poema “Barrack Room Ballads” y publicado en 1883, que describe el respeto del soldado británico por la valentía de los guerreros Hadendoa que lucharon contra ellos ejército en Sudán y en Eritrea. (N.T). 

(4) La batalla de Hastings se libró el 14 de octubre de 1066, cerca de esa ciudad, entre el ejército invasor normando-francés, al mando de Guillermo, duque de Normandía, contra un ejército inglés bajo el rey anglosajón Harold Godwinson. La derrota del segundo implicó la conquista normanda de Inglaterra. (N.T.). 

(5)  La afirmación del autor es discutible. De hecho, fue la percepción de la dirigencia japonesa de la 1ra posguerra respecto de que el Japón estaba siendo privado de sus recursos vitales, la que lo llevó a plantear un conflicto abierto con los EEUU. Una percepción, por otro lado, justificada en medidas concretas adoptadas, por esos años, por los EEUU y destinadas a prevenir el surgimiento del Japón como potencia en la Cuenca del Pacífico. Tal como ya había ocurrido antes con la “diplomacia de las cañoneras” desplegadas por los “Black Ships” norteamericanos del Comodoro Mattew Perry en 1854 y que obligaron al Japón a abrir su comercio por la fuerza. Por otro lado, como lo reconoce el mismo autor, fue la invención del arma atómica la que cambió, radicalmente, la forma de hacer la guerra. Ergo, no nos debería llamar la atención que fuera Japón (receptor de dos bombas atómicas) quien extrajera la mejor lección de este hecho y que modificara sus estrategia y su geopolítica en consonancia. (N.T.)

Fuente Espacio Estratégico: https://espacioestrategico.blogspot.com/2020/01/nunca-subestimes-la-estupidez-humana.html 

Parece que el término Inteligencia Artificial se ha instalado en nuestra mente y de hecho forma parte de nuestro vocabulario cotidiano desde hace un par de años, pero lo cierto es que fue en 1956 cuando un profesor universitario, John McCarthy, lo acuñó en una conferencia académica. Aunque las Leyes de Turin y de Asimov son de 1950, habría que esperar 6 años para acuñar este término y referirse a ese conjunto de tecnologías con las que se pretende que las máquinas sean inteligentes.

La Robótica, también ya es término muy asiduo y cotidiano ya en nuestros días, hace no más de un par de años atrás, parecía ser de ciencia ficción, algo que quedaba muy lejos, pero nada más real, a punto tal que vino para quedarse para siempre en nuestro entorno. Robótica es un concepto que etimológicamente viene del idioma Checo, es la unión de dos términos: robota que es como se lo define al trabajo forzado, y robota, sinónimo de servidumbre; esta palabra se empezó a usar por primera vez o hacerse referencia, allá por el año 1920.

Actualmente la Robótica es definida como la ciencia y la técnica que está involucrada en el diseño, fabricación y utilización de robots, así mismo, el robot es, por otra parte, una máquina que puede programarse para que interactúe con objetos y lograr que imite, en cierta forma, el comportamiento humano o animal.

Desde entonces, y volviendo a la Inteligencia Artificial, han pasado más de 6 décadas, y los avances han sido llamativos: ordenadores capaces de ganar a campeones de ajedrez, máquinas que aprenden solas, coches que se conducen solos, entre otras…

Pero, ¿qué será realmente la Inteligencia Artificial capaz de hacer dentro de 10 años? ¿Seguiremos llamando Inteligencia Artificial a la Inteligencia Artificial? ¿Qué hay de realidad y qué de ciencia ficción o esperanza en lo que se dice sobre estas tecnologías?

Si hacer predicciones a futuro es difícil, hacerlo sobre una tecnología como la Inteligencia Artificial se antoja complicada incluso para los propios expertos que trabajan en su desarrollo y análisis cotidiano, galopando a un ritmo vertiginoso que va marcando esta nueva era.

Si bien existe a nivel global en la actualidad una mitad de expertos que dicen que manifiestan que la robotización va a destruir empleo de una manera inexorable; uno de los emblemas de estos denominados tecno-pesimistas es Marin Ford, autor del libro; El ascenso de los robots: la tecnología y la amenaza del desempleo masivo, un ex-emprendedor de Silicon Valley que está convencido de que las maquinas inteligentes eliminaran muchos más empleos en el futuro. Este experto en la materia esboza que no es un enemigo de la tecnología, pero que debemos tener respuestas económicas y políticas para la ola de desempleo tecnológico que se viene.

Martin Ford es uno de los voceros de un ingreso básico universal para los ciudadanos de todos los países, para que puedan hacer frente a la disrupción tecnológica. 

Sin dudas en el pasado la automatización era un fenómeno que solía estar concentrado en una industria a la vez; eso permitía a los trabajadores que eran desplazados por la tecnología en una industria moverse hacia una nueva industria emergente. Pero en la actualidad todo es diferente –manifiesta Ford- y esto se debe a que la IA puede utilizarse en todas las industrias y hace que la automatización se pueda dar simultáneamente  en muchas industrias. 

A medida que los algoritmos sean cada vez más inteligentes, el proceso se va acelerar, agrega Martin Ford, quien también expresa su preocupación de menos horas de trabajo y ganare un sueldo menor, se pregunta cómo haría para sobrevivir, entre los grandes interrogantes que exponen este grupo de expertos respecto al avance tecnológico.

Por otro lado de las academias de expertos se encuentran quienes miran que optimismo todo lo que ocurre en la Cuarta Revolución Industrial del siglo XXI que está generando sin dudas cambios estructurales en el empleo como así también en otras actividades. Si bien no desconocen que la IA y la automatización ocasionan un aumento de la productividad, incentivan la relocalización y emergen interrogantes sobre su impacto en el empleo y la equidad social entre otras. 

Estos experto denominados tecno-optimistas, (unos de los que sobresale es el reconocido Carl Benedikt Frey), no desconocen entre múltiples estudios que se han realizado en torno a estas cuestiones que uno de los más importantes que se han realizado y que nos muestran una parte de la realidad, pero por ello no signifique sea la única realidad es el realizado por la Universidad de Oxford, donde se pronostica que el 47% de los empleos corren riesgo de ser reemplazados por robots y computadores con Inteligencia Artificial, durante los próximos 15 o 20 años.

Si bien este fenómeno no es nuevo, también es verdad que nunca antes se había dado aceleradamente (y esto es a raíz de lo que caracteriza a esta nueva era al Digitalización y la Velocidad). La destrucción de puestos de trabaja a manos de la tecnología siempre ha existido, y esto data desde la revolución industrial a fines del siglo XVIII, pero hasta ese momento los seres humanos siempre habíamos logrado crear muchas más fuentes de trabajo que lo que se había aniquilado con la tecnología. 

Los ejemplos son múltiples en la actualidad, de proceso de destrucción creativa de la tecnología está logrando crear nuevas empresas, pero siempre a costas de terminar con otras que empleaban muchas más personas, una de las que más resaltaron en el mundo fue Kodak a manos de Instagram, o también de Blockbuster a manos de Netflix y esto ocurre en gran parte porque las empresas como las antes enunciadas no han sabido innovar a tiempo, como una de las grandes causales.

Como lo exprese ut-supra Frey y también Osborne fueron unos de los primeros que alertaron sobre los riesgos de la Inteligencia Artificial y la Robótica a raíz sus los efectos disruptivos y esto se daba que a diferencia del pasado esto avanzaba de manera exponencial, es decir cada vez más acelerada.

Tambien es dable destacar que ya en 2003, economistas como Maartin Goos Y Alan Manning, advertían que ese avance exponencial de la tecnología estaba empezando a crear una polarización laboral en la que solo sobrevivirán los trabajadores con mayor y mejor educación. 

Ahora bien volviendo a la temática en cuestión en lo que atañe a la realidad y a nuestra región (Latinoamérica), es un imperativo saber cómo enfrentar estas cuestiones, que sin dudas urge a los efectos de dar respuestas acabadas y precisas en el menor tiempo posible, con el objeto de poner andar políticas públicas acordes a la nueva era tecnológica. 

Son varias las voces que tratan estos temas trascendentales, dando una impresión de que el tema tecnológico en lo que refiere a la discusión del mismo se halla planchado, debido a la masividad; pero nada más distante de ello, el debate se debe dar de cara a la sociedad y con todas los actores que forman ésta. 

La IA y la Robótica ya no pertenecen a un futuro lejano sino que se están convirtiendo en realidad con rapidez. Si bien lo observamos con cotidianeidad en el sector manufacturero, también se están comenzado a ver sus ventajas en otros ámbitos importantes de la vida humana.

El Dr. Gustavo Beliz fue uno de los pioneros en tratar estas cuestiones tecnológicas en la región y principalmente en nuestro país, un profesional que abrió el debate en torno a las nuevas tecnologías. Entre sus tantas ponencias que hace poco tiempo atrás en la Pontificia Academia Vaticana, lanzó una advertencia sobre los riesgos que emanan de la Inteligencia Artificial y la Robótica,  expresando que todos, en especial dirigiéndose a los Latinoamericanos, debemos ser conscientes de que existe un calentamiento global tecnológico sobre nosotros, como así también agrego que los avances tecnológicos co-existen con el hambre en nuestra región y una muestra acabada de ello es el ejemplo que la mitad de los Latinoamericanos tiene un Smartphone y de ese 50%, el 31% no le alcanza sus ingresos para vivir y un 16% de ese tercio pasa hambre, esto nos hable de “Pobreza Analógica y Riqueza Digital”.

A su vez Beliz también resalta el Abuso de la Tecnología; puesto esto ocasionaría desembocar inexorablemente en un problema de salud pública, es por eso que reafirma que el abuso del celular sin dudas puede derivar en una enfermedad social, y no solo se remitió a dichas afirmaciones, sino que también agrego que la adicción tecnológica y las fake news, representan en la actualidad también problemas de salud pública, debido a que así analizadas, afectan la cohesión social, la calidad democrática y la productividad laboral, otro ejemplo a que se hace alusión es que Latinoamérica tiene los niveles más bajo de adhesión al sistema democrático, con una gran demanda de equidad y posee la inter-confianza interpersonal más baja del mundo con el 14%, y esto lo que genera el famoso Panic Atakk en los Latinoamericanos respecto a los cambios tecnológicos, que sin dudas repetimos hay que revertir con políticas publicas acorde a estos nuevos tiempos, quizás tratando de comprender y estudiando lo que este experto cree que es posible como ya ocurrió una vez en el mundo, para Beliz es hora de crear un Nuevo Contrato Social Tecnológico, que tenga como eje 3 elementos indispensables a desentrañar: La Geopolítica de los Robots, La Tecno-gobernanza y la Cognificacion, pues al día de hoy existe un nivel muy alto de desconfianza entre los Latinoamericanos respecto a estos cambios exponenciales, un ejemplo de ello es que 4 de cada 5 Latinoamericanos creen como una creciente amenaza a las nuevas tecnologías.

Además es dable advertir y tener plenamente en cuenta que el Smartphone es una herramienta de conexión y trabajo, pero a su vez también es un arma de destrucción masiva y de Obesidad Tecnológica. Por ultimo recalco redefinir el contrato de propiedad en un mundo digital que incluya nuestros datos y la necesidad de que los algoritmos sean un derecho universal; siguiendo en estas líneas según la Doctrina Social de la Iglesia, esa propiedad debe tener una función social, en otras palabras es darle “Un Alma a la Tecnología”.

Sin dudas es hora de reinventar el trabajo, a través de nuevas formas de trabajo que se focalicen principalmente en habilidades blandas como ser: la Empatía, el Trabajo en equipo y la Inteligencia Emocional; también es posible reinventar el trabajo con nuevas habilidades del sector civil, para no tener Zombis Tecno-craticos, sino Servidores Tecno-saphiens.

También reclamo un no a la manipulación y esclavitud digital, como lo expresa y se suma a ese pedido desde el Santa Sede con una mirada ecuménica el Papa Francisco en su encíclica “Laudato Si” en donde expresa el cuidado de la casa común, y en la Exhortación Apostólica Postsinodal “Christus Vivit” en el llamado que realiza especialmente a los jóvenes abordando el ambiente digital, celebrando sus avances a favor de la humanidad, pero a la vez resaltando sus defectos y más aún las consecuencias nefastas que aún son una materia pendiente.

Por último es preciso tener presente, ante varios interrogantes que aún nos restan dilucidar y muchos más los que aun vendrán, que en el mundo contemporáneo se vive una cultura ampliamente digitalizada, afectando de manera muy profunda la noción del tiempo y del espacio, la percepción de uno mismo y de los demás con respecto al mundo o al entorno en que convivimos, el modo de aprender, de comunicar, de informarse y de relacionarse con los demás.

Una manera de acercarse a la realidad que suele privilegiar la imagen, en vez de la escucha y la lectura, pues esto incide en el modo de aprender y en el desarrollo del sentido crítico.

Si el conocimiento puede crear problemas, no es a través de la ignorancia el camino para resolverlos, sino que se los va a resolver a través de la Creatividad. 

No hay tiempo que perder. La Velocidad del cambio es de tal magnitud que profesiones y oficios útiles de repente parecen pre-históricos. Nuestro deber es estar preparados y crear las condiciones para conducir el cambio tecnológico hacia estados más inteligentes y economías más sólidas e inclusivas que creen trabajos sustentables. Porque con cada empleo que se pierde una persona queda herida en su dignidad, y ninguna tarea cobra más sentido que remediarlo.

El momento es ahora, capital humano sobra, la Cuarta Revolución Industrial no espera, es nuestra una coproducción de todos, entender y comprender el tiempo en que vivimos, pero el éxito repito estará y será tal cuando le demos realmente a todo esto “Un Alma a la Tecnología”. 

DR. MARIO RAMON DUARTE ABOGADO (UCASAL) – JUEZ ADM. MUN. FALTAS M/C (CTES-ARG) – ESP. DER. PUB. CONT. (UCSF) – MIEMBRO DOSSIER GEOPOLITICO (CBA-ARG) -COLABORADOR CENEGRI (RJ-BRA). ESP. CIBERSEGURIDAD Y CIBERDEFENSA

FUENTES CONSULTADAS

ROBOTLUCION. El futuro del trabajo en la integración 4.0 – Autor: Dr. Gustavo Beliz. Editorial: Planeta. (2017).

EL AUGE DE LOS ROBOTS. – Autor: Martin Ford. Editorial: Paidós. (2016)

SALVESE QUIEN PUEDA. – Autor: Andrés Oppenheimer. Editorial: Debate. (2018).

LAUDATO SI. – Autor: Papa Francisco. Ediciones: Paulinas (2015).

CHRISTUS VIVIT. – Autor: Papa Francisco. Ediciones: Paulinas (2019).

https://www.alainet.org/es/articulo/192833

https://www.telam.com.ar/notas/201910/399894-reaparecio-gustavo-beliz-en-un-seminario-en-la-santa-sede.html

El martirio del General iraní Soleimani en Irak por misiles vehiculizado por dron con alta precisión y alta inteligencia es noticia mundial y por supuesto se han tejido múltiples hipótesis que llega un momento que la sobre información se vuelve caótica.

Consideramos que es imprescindible enunciar ideas fuerzas de carácter estratégico sobre el impacto geopolitico de trascendental hecho.

Por supuesto que existen innumerables variables estratégicas que naturalmente desbordan una nota. Aclaramos que son las que consideramos más importantes:

-Evidentemente más allá de las múltiples razones que llevaron a EEUU a bombardear y asesinar a Soleimani y a nueve personas más, ya sea razones internas o externas, cruzó la línea roja.

– El General Soleimani era un líder político militar. En la línea de mando están el Ayatollah Jamenei, el Presidente Rohani y el General Soleimani.

Era el hombre entre múltiples proezas militares que había derrotado a la organización terrorista DAESH, o sea el verdadero enemigo del terrorismo.Y pone en un laberinto de sombras el vínculo de EEUU con el terrorismo, si identificamos al terrorismo como una táctica de la violencia con fines políticos, llevado a cabo desde una persona, una organización paraestatal,un Estado,etc. Su dimensión política militar había trascendido lo común.

En Irán es cotidiano ver fotos de Soleimani en las mezquitas, junto a los líderes religiosos.

-El hecho de que el martirio de Soleimani haya ocurrido en Irak transforma su muerte en una dimensión espiritual como pocas.

La gran mayoría de los mártires chiitas islámicos se encuentran en Irak.

-Lo antedicho implica que el martirio del estratega General sella la unión definitiva entre Irak e Irán.

– Esto significa que la errática política norteamericana en Medio Oriente lo va aislando, excepto con dos países desprestigiados como Arabia Saudita e Israel. Europa no sabe qué hacer.

-Por supuesto que los acontecimientos llevan a un alza del petróleo ,pero analizar cómo algunos hacen solamente desde los recursos del petróleo es incompleto.

-Se vislumbra a partir de Siria, un «orden» multipolar en función de una matriz de Estados Continentales nucleados en áreas civilizatorios.

EEUU, China, Rusia, India, Turquía e Irak como Estados de influencia regional.

Y esta crisis, pone en evidencia lo afirmado

– La única salida de Nuestra América en el siglo de las guerras cibernéticas y de los recursos y de la geopolitica de los robots es retomar el continentalismo de Perón, y, la Patria Grande de Manuel Ugarte, Puebla y el Papa Francisco.

Todo cambio de ‘orden» pasa por una guerra. Y la guerra de a trozos que advirtió Francisco es una realidad.

Miguel Ángel Barrios – Argentina- 

Dr en Educación – Dr en Ciencia Política – miembro de Dossier Geopolitico – Autor de reconocidas obras de referencia en América Latina

¿Puede el asesinato del general Qasem Soleimani provocar una conflicto armado global? La opinión de un especialista en política internacional

En el siglo 21, los conflictos bélicos tienen características muy diferentes de las que tenían en el 20. La última guerra tradicional que involucró directamente a una potencia occidental fue la segunda invasión a Irak por parte de George Bush hijo, en 2003, que con los años se ha transformado en un nuevo Vietnam para Estados Unidos. 

Si bien conocer los hechos del pasado es fundamental para entender el presente, es un error analizar los acontecimientos haciendo comparaciones históricas que no se condicen con la realidad actual.

El asesinato de Qasem Soleimani, ordenado por Donald Trump, no será comparado, en los libros de historia, con Gavrilo Princip jalando el gatillo contra Francisco Fernando en 1914.

El papel de China

La hegemonía por sobre el resto de los países del globo que pretende China no es necesariamente militar. El gigante asiático prefiere llamar a la prudencia y mirar “por arriba”, sin involucrarse demasiado, en cualquier tipo de conflicto bélico. 

Aunque ha demostrado tener un ejército que si se enfrentara con Estados Unidos podría llegar a provocar una destrucción mundial sin precedentes, es consciente de que su fuerte se encuentra en una dominación tanto comercial como tecnológica que al día de hoy se perfila prácticamente imbatible en el mediano plazo.

Por ello, Xi Jinping es uno de los principales interesados en arreglar cuanto antes cualquier tipo de controversias o, al menos, que pasen lo más lejos posible del patio trasero chino.

Un mundo diferente

Una tercera guerra mundial, entendida en los mismos términos de la Primera o de la Segunda, claramente capta la imaginación del público y de las redes sociales. 

Sin embargo, el mundo de hoy es completamente diferente del que existía en 1914 o en 1939. El derecho internacional, si bien muchas veces funcional a los países centrales, tiene una capacidad de contención con la que sólo podía soñar previo a la conformación de la Organización de Naciones Unidas.

Pero, más importante aún, los líderes mundiales comprenden sin dudar que una confrontación de este tipo podría terminar con “el fin de la civilización”, como declaró recientemente Vladimir Putin. 

El ruso explicó muy bien que desde 1945 sólo estallan conflictos regionales porque entre las principales potencias militares se ha establecido una “paridad estratégica” que, debido al miedo al “exterminio mutuo”, frena cualquier tipo de movimiento brusco entre ellas. Como si se tratase de una reedición de la “destrucción mutua asegurada” de los tiempos de la Guerra Fría.

Conflictos regionales

Por ello, como dice el papa Francisco, lo que vive el mundo desde hace ya varios años, quizás desde la invasión de Estados Unidos a Afganistán tras los atentados del 11 de septiembre, es una “tercera guerra mundial a pedazos”.

Una serie de conflictos regionales o parciales que se engloban dentro de un solo conflicto mundial o total. 

Una partida de ajedrez grupal que enfrenta a las principales potencias, y a jugadores secundarios, con los países restantes utilizados como campo de operaciones.

Por lo menos cuatro países de África se encuentran bajo cruentos conflictos armados: Libia, República Centroafricana, Sudán del Sur y Mali.

Los coletazos de la guerra en Siria perduran, mientras que la guerra civil en Yemen sigue causando una catástrofe humanitaria con pocos precedentes. El reclamo por un Kurdistán independiente quizás encuentre nueva fuerza y Estados Unidos aproveche para desestabilizar aún más a la zona de influencia iraní. 

No se sabe aún cómo responderá exactamente Irán al asesinato de uno de sus dirigentes más influyentes y queridos por su pueblo.

Por lo pronto, el tablero parece encenderse cada día un poco más. Y, como cualquier jugador de ajedrez sabe muy bien, las primeras bajas siempre son los peones.

GONZALO FIORE VIANI*

Analista Internacional y Miembro de Dossier Geopolitico

Publicado en la Voz del Interior Córdoba Argentina

https://www.lavoz.com.ar/mundo/iran-una-tercera-guerra-mundial-pero-en-pedazos

Gavrilo Princip https://es.wikipedia.org/wiki/Gavrilo_Princip 

Tensión en Medio Oriente: el Papa pidió “diálogo” y “autocontrol”

https://www.lavoz.com.ar/mundo/tension-en-medio-oriente-papa-pidio-dialogo-y-autocontrol

Atentado a las Torres Gemelas: publicaron un archivo con fotos inéditas del 11 de septiembre de 2001

https://www.lavoz.com.ar/mundo/atentado-torres-gemelas-publicaron-un-archivo-con-fotos-ineditas-del-11-de-septiembre-de-2001

Nuevas amenazas de Trump: aviso a Irak y mensaje a los iraníes

https://www.lavoz.com.ar/mundo/nuevas-amenazas-de-trump-aviso-a-irak-y-mensaje-a-iranies

Por Paul Krugman (1)

Las crisis internacionales, a menudo, conducen, al menos inicialmente, a un creciente apoyo para el liderazgo de un país. Y eso está sucediendo claramente ahora. Hace apenas unas semanas, el líder de la nación enfrentó un descontento público tan intenso que su control del poder parecía estar en riesgo. Ahora el asesinato de Qassim Suleimani ha transformado la situación, generando una ola de patriotismo que ha fortalecido enormemente a los responsables.

Desafortunadamente, esta manifestación patriótica alrededor de la bandera no está ocurriendo en los Estados Unidos, donde muchos (con buena razón) sospechan profundamente de los motivos de Donald Trump, sino en Irán.

En otras palabras, el último intento de Trump de intimidar a otro país ha fracasado, al igual que todos sus intentos anteriores.

Desde sus primeros días en el cargo, Trump ha actuado bajo la aparente creencia de que podría intimidar fácilmente a los gobiernos extranjeros, que se retirarían rápidamente y se dejarían humillar. Es decir, se imaginó que se enfrentaba a un mundo de Lindsey Grahams, (2) dispuesto a abandonar toda dignidad ante el primer indicio de un desafío.

Pero esta estrategia sigue fallando; los regímenes que amenaza se fortalecen en lugar de debilitarse, y Trump es quien termina haciendo concesiones humillantes.

¿Recuerdan, por ejemplo, cuando Trump prometió «fuego y furia» a menos de que Corea del Norte detuviera su programa de armas nucleares? Reclamó el triunfo después de una reunión cumbre de 2018 con Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte. Pero Kim no hizo concesiones reales, y Corea del Norte anunció, recientemente, que podría reanudar las pruebas de armas nucleares y misiles de largo alcance.

O considere la guerra comercial con China que, supuestamente, pondría a los chinos de rodillas. Presuntamente se ha llegado a un acuerdo, aunque los detalles siguen siendo escasos; lo que está claro es que está muy lejos de los objetivos de los Estados Unidos y que los funcionarios chinos están contentos por su éxito al enfrentar a Trump.

¿Por qué la estrategia internacional de Trump, que podría describirse como ganar a través de la intimidación, sigue fallando? ¿Y por qué sigue haciéndolo de todos modos?

Sospecho que una respuesta es que, como muchos estadounidenses, a Trump le cuesta mucho comprender el hecho de que otros países son reales, es decir, que no somos el único país cuyos ciudadanos que prefieren pagar un precio muy alto, en dinero e incluso en sangre, en lugar de hacer lo que ven como concesiones humillantes.

Pregúntese, ¿cómo reaccionarían los estadounidenses si una potencia extranjera hubiera asesinado a Dick Cheney, alegando que tenía la sangre de cientos de miles de iraquíes en sus manos? No respondas que Suleimani fue peor. Eso no viene al caso. El punto es que no aceptamos el derecho de los gobiernos extranjeros a matar a nuestros funcionarios. ¿Por qué imaginar que otros países son diferentes?

Por supuesto, tenemos muchas personas en el cuerpo diplomático con un profundo conocimiento de otras naciones y sus motivaciones y que entienden los límites de la intimidación. Pero cualquiera con ese tipo de comprensión ha sido excluido del círculo íntimo de Trump.

Ahora, es cierto que durante muchos años, los Estados Unidos tuvo una posición de liderazgo especial, una que a veces implicaba jugar un papel en la remodelación de los sistemas políticos de otros países. Pero aquí es donde entra el segundo error de Trump: nunca ha mostrado ninguna señal de comprensión de por qué Estados Unidos solía ser especial.

Parte de la explicación, por supuesto, era el crudo poder económico y militar. Los Estados Unidos solía ser mucho más grande que todos los demás. Eso, sin embargo, ya no es cierto. Por ejemplo, según algunas medidas clave, la economía de China es significativamente más grande que la de los Estados Unidos.

Aún más importante, sin embargo, fue el hecho de que los Estados Unidos era algo más que un gran país por su peso. Siempre representamos algo más grande.

Eso no significa que siempre fuimos una fuerza para el bien. Los Estados Unidos hizo muchas cosas terribles durante su reinado como hegemón global. Pero, claramente, defendimos el estado de derecho global, un sistema que impuso reglas comunes a todos, incluidos nosotros mismos. Estados Unidos puede haber sido el socio dominante en alianzas como la OTAN y organismos como la Organización Mundial del Comercio, pero siempre tratamos de comportarnos como uno más,  el primero entre iguales.

Ah, y como estábamos comprometidos a hacer cumplir las reglas, también éramos relativamente confiables; una alianza con los Estados Unidos era significativa, porque no éramos el tipo de país que traicionaría a un aliado por conveniencia política a corto plazo.

Sin embargo, Trump le ha dado la espalda a todo lo que solía hacer grande a los Estados Unidos. Bajo su liderazgo, nos hemos convertido en nada más que en un gran matón egoísta, un matón con delirios de grandeza, que no es tan duro como él piensa. Abandonamos abruptamente a los aliados como los kurdos; honramos a los criminales de guerra; aplicamos aranceles punitivos a naciones amigas como Canadá sin una buena razón. Y, por supuesto, después de más de 15.000 mentiras, nada de lo que digan nuestro líder y sus secuaces puede ser confiable.

Los funcionarios de Trump parecen desconcertados por las consecuencias uniformemente negativas del asesinato de Suleimani: el régimen iraní está empoderado, Irak se ha vuelto hostil y nadie ha intensificado nuestro apoyo. Pero eso es lo que sucede cuando traicionas a todos tus amigos y malgastas toda tu credibilidad.

Traducción y notas: 

Cnel Carlos Pissolto Miembro de Dossier Geopolitico

Publicado en Espacio Estratégico el Blog del Cnel. Pissolito

https://espacioestrategico.blogspot.com/2020/01/trump-el-intimidador-falla-nuevamente.html

Notas:

(1) Paul Robin Krugman es un profesor de Economía yen la Universidad de Princeton. En el 2008 fue laureado con el Premio Nobel en Ciencias Económicas por sus contribuciones a la Nueva Teoría del Comercio y la Nueva Geografía Económica. 
(2) Lindsey Olin Graham es un senador norteamericano del partido republicano por el estado de Carolina del Sur. Es conocido por sus posiciones ideológicas conservadoras, en especial  en temas de defensa.

Por Andrew Korybko 

Global Research

Una de las opiniones más comunes que circulan en la comunidad Alt-Media después del asesinato del mayor general Soleimani es que Trump está provocando una guerra con Irán para ayudar a ganar su reelección, pero este no es el caso, ya que en primer lugar no lo hace. No creo que esté provocando nada (independientemente de las acciones de sus militares), y en segundo lugar, los costos inmediatos de tal conflicto podrían realmente volcar su intento de reelección.

Trump nunca ocultó su odio hacia el gobierno iraní, por lo que es fácil para muchos observadores estar de acuerdo con la opinión común que circula por la comunidad de Alt-Media después del asesinato del mayor general Soleimani de que el presidente está provocando una guerra con Irán para ayudar a ganar su reelección. Esta es la evaluación incorrecta que no se debe hacer, ya que el ejército de los EE. UU. que está dando la forma más directa al curso de los acontecimientos no cree que esté provocando nada (independientemente del hecho objetivo), por lo tanto, Trump tampoco lo cree. El Pentágono exuda la ideología del excepcionalismo estadounidense y está convencido de que tiene el derecho de utilizar todos los medios posibles para eliminar a Irán y sus milicias aliadas, incluido el Kataib Hezbollah de la Unidades de Movilización Popular (UMP) que está integrado en las Fuerzas Armadas  de Irak en interés de la » seguridad nacionales» para lo cual él y su aliado» israelí «han bombardeado estas unidades varias veces durante el último mes. No importa si esta es la política «correcta» o «incorrecta», sino simplemente que existe y es cómo las personas estadounidenses que toman las decisiones entienden esas acciones.

Dado que Estados Unidos cree que tiene el «derecho» a llevar a cabo tales ataques, por lo tanto, percibió que las posteriores protestas a gran escala  fuera de su embajada iraquí representaban una amenaza inminente para sus ciudadanos dentro de la instalación diplomática más grande del mundo. Dado que Kataib Hezbollah y el resto de la (UMP) en general tienen excelentes relaciones de trabajo con el IRGC de Irán, fue extremadamente fácil para los EE. UU. girar la narrativa de que «debe» haber una «mano iraní oculta» detrás de ese incidente de alto perfil, que inmediatamente recordó el momento de Benghazi de Obama y, por lo tanto, obligó a Trump a responder de manera completamente opuesta a su predecesor al duplicar las unidades militares de los Estados Unidos allí y jactarse con orgullo de que este es su momento «anti-Benghazi». Para empeorar las cosas desde la perspectiva estadounidense (que es simplemente explicar su proceso de pensamiento y no disculparlo), el ayatolá Jamenei se burló de Trump al decir que «no puede hacer nada», en respuesta al presidente que prometia que «Irán será tenido por completo responsable «y» pagaria un PRECIO MUY GRANDE «si los estadounidenses son asesinados».

El general de división Soleimani ya estaba en la lista de asesinatos de «ataques de decapitación» de EE. UU. Incluso antes del asedio a la embajada, pero ese comentario podría haber sido la gota que colmó el vaso y convenció a Trump de que tenía que asesinar al brillante  táctico anti terrorista con el fin de demostrar el punto de que no tolerará que su enemigo lo «disuada». Puede sonar insignificante para algunos y aterrador para otros, pero Trump se toma muy en serio su «carne de twitter», tanto que demostró que está dispuesto a matar para defender su reputación internacional después de ser burlado públicamente. Irán calculó  erróneamente la respuesta de Trump al asedio a la embajada y la burla del ayatolá, pero hay que decir que el presidente no habría subido la escalada tan descaradamente como lo hizo si Irán no hubiera abandonado su «ambigüedad nuclear» después del Trato Obama Rouhani- 2015 . Irónicamente, debido a su predecesor, Trump pensó que los costos máximos que Irán podría infligir a los Estados Unidos en respuesta a ese asesinato podrían ser «manejables» o «aceptables».

Como el autor escribió en su artículo anterior sobre el tema de cómo «El asesinato del mayor general Soleimani no va a comenzar la Tercera Guerra Mundial», los EE. UU. podrían destruir por completo todos los activos fijos de Irán (ya sean bases, ciudades o lo que sea) si Trump tenía la voluntad política de hacerlo para «responder» a cualquier ataque convencional por parte de la República Islámica, ya sea «preventivamente» debido a la supuesta «inteligencia» de que estaba preparando un ataque con misiles, por ejemplo o «represalia» en el improbable caso de que lo mencionado ocurra realmente. Por lo tanto, Irán solo puede responder de manera asimétrica si no quiere cometer un suicidio nacional, con lo que Trump estaría más que feliz de ayudarlo si se trata de eso. No quiere hacer eso, pero creería que no tiene «ninguna opción» si Irán lanza una salva de misiles contra las bases regionales de su país, el CCG y / o «Israel». Los costos militares de un «castigo» sin precedentes contra Irán son manejables porque la República Islámica no tiene armas nucleares, pero las políticas a corto plazo podrían costarle a Trump su intento de reelección.

No hay duda de que el escenario mencionado provocaría la muerte de innumerables personas, de las cuales seguramente se culparía a Trump, incluida la pérdida de vidas estadounidenses y especialmente «israelíes». El caos regional a corto y mediano plazo que el colapso de la República Islámica generaría en los sentidos humanitario, geopolítico y económico crearía tal incertidumbre en todo el mundo que los demócratas podrían fácilmente retratarlo como aún más «malvado» de lo que ya lo hacen parecer y asustan a los estadounidenses para que no lo voten por segunda vez. Los propios Estados Unidos no se verían afectados directamente, ya que ya es bastante autosuficiente en energía, ya que es posible que las interrupciones en el Estrecho de Ormuz no lo afecten, aunque podrían paralizar la economía china dependiendo de cuánto tiempo ocurran. Por lo tanto, Estados Unidos está relativamente «aislado» de las consecuencias que podrían ocurrir en el «peor de los casos», aunque Trump probablemente estaría sacrificando su futuro político si continuara con ese curso de eventos.

El estado de cosas es, por lo tanto, más complejo de lo que podría parecer a primera vista. Trump no quiere comenzar una guerra con Irán porque podría poner en peligro sus perspectivas de reelección, aunque no retrocederá si Irán responde de manera convencional, y tampoco evitará ordenar más «ataques de decapitación» si él puede afirmar que cualquiera de sus respuestas asimétricas supuestamente estaban vinculadas al país (independientemente de dónde supuestamente se organizaron). Sin embargo, Irán no puede dejar que este asesinato quede sin respuesta, por lo que seguramente habrá una escalada de algún tipo en el futuro próximo. Si los eventos suben rápidamente la escalera de la escalada, tanto Irán como posiblemente el mismo Trump podrían terminar siendo los perdedores, con solo los demócratas y el complejo militar-industrial de los EE. UU. emergiendo cínicamente como los «ganadores» ya que «Israel» podría ser eliminado por Irán antes de que se destruya la República Islámica. En retrospectiva, esto hace que uno se pregunte quién ordenó la eliminacion del militar de Irán en Irak en primer lugar y si fue un complot de «estado profundo» para atrapar a Trump provocando este mismo escenario.

Trump es totalmente responsable de sus propias acciones, pero él, al igual que el ayatolá, está siendo empujado en una dirección donde es imposible dar marcha atrás y aún «salvar la cara». Ninguno de los hombres puede permitirse el lujo de hacerlo, lo que hace que sea probable que muchas más personas que solo el mayor general Soleimani estén a punto de morir. Sin embargo, para recordarle al lector una vez más, nada de esto sucedería si Irán no hubiera abandonado su «ambigüedad nuclear» al aceptar el acuerdo Rouhani-Obama de 2015, con ese evento en retrospectiva siendo el cable que provocó que el ejército estadounidense  intensifique sin motivo las tensiones con Irán (a pesar de creer que lo están haciendo en «defensa propia) porque se dieron cuenta de que los costos máximos que la República Islámica podría infligirle en respuesta a sus acciones podrían ser» manejables «. La lección que se debe aprender de todo esto es que la posesión de armas nucleares salvaguarda la soberanía de un país al permitirle infligir costos «ingobernables» o «inaceptables» a sus enemigos y así disuadir su agresión, fallando cuando líderes de ambos lados pueden ser manipulados en una grave crisis. 

Andrew Korybko es un analista político estadounidense con sede en Moscú que se especializa en la relación entre la estrategia estadounidense en Afro-Eurasia, la visión global de China One Belt One Road de la conectividad de la Nueva Ruta de la Seda y la Guerra Híbrida. Es colaborador frecuente de Global Research.

Fuente, Global Research : 

English Version

One of the most common opinions circulating around the Alt-Media Community after Major General Soleimani’s assassination is that Trump is provoking a war with Iran in order to help win re-election, but this isn’t the case since he first of all doesn’t believe that he’s provoking anything (irrespective of his military’s actions), and secondly, the immediate costs of such a conflict could actually capsize his re-election bid.

Trump never made any secret of his hatred for the Iranian government so it’s easy for many observers to agree with the common opinion circulating around the Alt-Media Community after Major General Soleimani‘s assassination that the President is provoking a war with Iran in order to help win re-election. This is the wrong assessment to make since the US military that’s most directly shaping the course of events doesn’t believe that it’s provoking anything (irrespective of objective fact), hence Trump doesn’t think so either. The Pentagon exudes the ideology of American Exceptionalism and is convinced that it has the right to use all means possible to remove Iran and its allied militias (including the PMU’s Kataib Hezbollah that’s integrated into the Iraqi Armed Forces) from Iraq in the interests of “national security”, to which end it and its “Israeli” ally have bombed these units several times over the past month. It doesn’t matter whether this is the “right” or “wrong” policy to have, but simply that it exists and is how such actions are understood by American decision makers.

Given that the US believes that it has the “right” to carry out such attacks, it therefore perceived the PMU’s subsequent large-scale protests outside of its Iraqi Embassy to pose an imminent threat to its citizens inside the world’s largest diplomatic facility. Since Kataib Hezbollah and the rest of the PMU more broadly have excellent working relations with Iran’s IRGC, it was extremely easy for the US to spin the narrative that there “must” have been a “hidden Iranian hand” behind that high-profile incident, which immediately called to mind Obama’s Benghazi moment and thus compelled Trump to respond in the complete opposite way as his predecessor by doubling down on the US’ military units there and proudly boasting that this is his “anti-Benghazi” moment. Making matters worse from the American perspective (which is simply to explain their thought process and not excuse it), the Ayatollah taunted Trump by saying that he “can’t do anything” in response to the President promising that “Iran will be held fully responsible” and “pay a very BIG PRICE” if Americans are killed.

Maj. Gen. Soleimani was certainly already on the US’ “decapitation strike” kill list even before the embassy siege, but that comment might have been the proverbial straw that broke the camel’s back and convinced Trump that he needed to assassinate the brilliant anti-terrorist tactician in order to prove the point that he will not tolerate being “talked down to” by his foe. It might sound petty to some and scary to others, but Trump takes his “twitter beef” real seriously, so much so that he just proved that he’s willing to kill in order to defend his international reputation after being publicly mocked. Iran totally miscalculated Trump’s response to the PMU’s embassy siege and the Ayatollah’s taunt, but it must be said that the President wouldn’t have climbed the escalation ladder as brazenly as he did had Iran not abandoned its “nuclear ambiguity” after the 2015 Rouhani-Obama deal. It was ironically because of his predecessor that Trump figured that the maximum costs that Iran could inflict on the US in response to that assassination could be “manageable”/”acceptable”.

As the author wrote in his earlier piece on the topic about how “Major General Soleimani’s Assassination Isn’t Going To Start World War III“, the US could utterly destroy every single one of Iran’s fixed assets (be they bases, cities, or whatever else) if Trump had the political will to do so in “responding” to any conventional tit-for-tat by the Islamic Republic, whether done so “preemptively” because of supposed “intelligence” that it was preparing a missile strike for example or “retaliatory” in the unlikely event that the aforesaid actually occurs. Iran can therefore only respond asymmetrically lest it wants to commit national suicide, which Trump would be more than happy to assist it with if it comes to that. He doesn’t want to do that, but would believe that he has “no choice” should Iran launch a missile salvo against his country’s regional bases, the GCC’s, and/or “Israel’s”. The military costs of such an unprecedented “punishment” against Iran are manageable because the Islamic Republic doesn’t have nuclear weapons, but the short-term political ones could cost Trump his re-election bid.

There’s no doubt that the aforementioned scenario would result in the deaths of countless people, which Trump would surely be blamed for, including the loss of American and especially “Israeli” lives. The short- and medium-term regional chaos that the collapse of the Islamic Republic would generate in the humanitarian, geopolitical, and economic senses would create such uncertainty across the world that the Democrats might easily be able to portray him as even more “evil” than they already make him out to be and thus scare Americans into not voting for him a second time. The US itself wouldn’t be too directly affected since it’s already pretty much energy self-sufficient as it is so possible disruptions in the Strait of Hormuz won’t affect it, though they could cripple the Chinese economy depending on how long they occur. America is therefore relatively “insulated” from the consequences that could transpire in the “worst-case scenario”, though Trump would probably be sacrificing his political future if he went through with that course of events.

The state of affairs is therefore more complex than it might appear at first glance. Trump doesn’t want to start a war with Iran because it could greatly jeopardize his re-election prospects, though he won’t back down if Iran responds conventionally, and he also won’t shy away from ordering more “decapitation strikes” if he can claim that any of its asymmetrical responses were somehow supposedly linked to the country (regardless of where they were allegedly organized). Iran, though, cannot let this assassination go unanswered, so there’s sure to be an escalation of some sort in the coming future. If events quickly climb the escalation ladder, then both Iran and possibly even Trump himself might end up the losers, with only the Democrats and the US’ military-industrial complex cynically emerging as the “winners” (since “Israel” might be wiped out by Iran before the Islamic Republic is destroyed). In hindsight, this makes one wonder who ordered Iran’s militant removal from Iraq in the first place and whether it was a “deep state” plot to entrap Trump by provoking this very scenario.

Trump is wholly responsible for his own actions, but he — just like the Ayatollah — is being pushed in a direction where it’s impossible to back down and still “save face”. Neither men can afford to do so, which makes it likely that a lot more people than just Maj. Gen. Soleimani might be about to die. To remind the reader once more, however, none of this would be happening had Iran not abandoned its “nuclear ambiguity” by agreeing to the 2015 Rouhani-Obama deal, with that event in hindsight being the tripwire that provoked the American military into wantonly escalating tensions with Iran (despite believing that they’re doing so in “self-defense) because they realized that the maximum costs that the Islamic Republic could inflict on it in response to their actions could be “manageable”. The lesson to be learned from all of this is that the possession of nuclear weapons safeguards a country’s sovereignty by enabling it to inflict “unmanageable”/”unacceptable” costs on its foes and thus deter their aggression, failing which leaders on both sides can be manipulated into a serious crisis.

*

Note to readers: please click the share buttons above or below. Forward this article to your email lists. Crosspost on your blog site, internet forums. etc.

This article was originally published on OneWorld.

Andrew Korybko is an American Moscow-based political analyst specializing in the relationship between the US strategy in Afro-Eurasia, China’s One Belt One Road global vision of New Silk Road connectivity, and Hybrid Warfare. He is a frequent contributor to Global Research.

Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo

TEMAS:

Último programa de Dossier Geopolitico del 2019 para el Club de la Pluma – Balances y tendencias globales para el 2020

EUROPA ERA LA LLAVE; ASIA EL CERROJO” Jhon May secretario de estado de EEUU Presidencia Teodoro Roosevelt 

EUROPA

Inglaterra holgada victoria de los Conservadores, tremenda derrota Laborista la mayor desde 1935 BREXIT CONFIRMADO EN LAS URNAS (lo sostenemos desde hace años)

FIN de la era MERKEL debilitamiento alemán 

Crisis de la Unión Europea + conflicto en los países del este europeos -Ucrania- los negocios con Rusia

Una OTAN en crisis Macron: “La OTAN en muerte cerebral”

Crecimiento de los Nacionalismos Austria Hungría Polonia

EURASIA:

EEUU vs China continuará el conflicto que no es “comercial” es por el poder global: Politico Economico Tecnologico y Cientifico

Corea del Norte Vs EEUU se reducirá lentamente pero será siempre un conflicto

EEUU Vs Iran continuara el ataque de Trump por su campaña en contra para satisfacer a su electorado especialmente el ala dura de los israelíes norteamericanos (Trump en campaña electoral)

Rusia mejoró su relación con los países del ex espacio soviético Moldavia, Bielorrusia, con Ucrania y el nuevo presidente Zelenski se abre un nuevo periodo de negociación por el tema del Donbass

También mejorará la relación con la Europa post Merkel; Macron quiere abrir un nuevo espacio de acuerdos con Rusia y levantar las sanciones

China 

Sigue la larga marcha para alcanzar su posición de gran Poder global

Acuerdo  con los países del Sudeste asiático que se incorporan a la conducción del China antes el abandono de EEUU

Incrementara su poder tecnológico y científico en especial en la clave del Siglo XXI: “la Inteligencia Artificial”

Por primera vez regulará el Poder suave con el Poder Duro desarrolla a pasos acelerados la creación de un gigantesca flota de portaaviones (7 siete) la mayor en tiempo de Paz

MEDIO ORIENTE

EEUU se repliega solo sostendrá a su aliado estrategico Israel

La victoria Siria-rusa-Irani en la larga guerra en Siria marca un cambio geopolitico y realineamiento de los países del Golfo que ya negocian por separado con Irán junto a Arabia Saudita con la vigilancia de Rusia

BUEN 2020

AUDIO:


Por Claudio Fabián Guevara

Desde el sur del continente hasta la cuenca del Caribe, circula el fantasma de una guerra inducida en toda la región. Los contornos geográficos de la conflagración fueron anticipados hace 15 años en un mapa de la agenda globalista para reconfigurar el mundo.

«Estamos en el borde del nuevo ciclo de descolonización que va a correr por toda América del Sur. Parece que estamos entrando en una guerra civil continental». Alexander Dugin 14/11/2019 

¿Comenzará una guerra en América Latina?

Bajo la impronta del Totalitarismo 2.0, que gobierna en casi todo el continente, un clima de guerra civil psicológica comienza a afectar a la población y a las instituciones en América Latina. Un estado de excepción se va configurando de la mano de decretos y leyes especiales, mientras que el lenguaje cotidiano de los medios glorifica la guerra y la represión.

Se instala una lógica de «amigos-enemigos» / «criminales-gente decente» que legitima la resolución de diferencias políticas por vías violentas en lugar del diálogo y el derecho.

El ambiente se va enrareciendo y los conflictos tienden a resolverse por actos bélicos. El lanzamiento de la operación multidimensional de guerra híbrida que derribó violentamente

al Gobierno del boliviano Evo Morales, y la explosión de un coche bomba en Colombia son dos de los hitos más recientes. El intento de magnicidio frustrado contra el presidente venezolano Nicolás Maduro y el ensayo de guerra híbrida en Nicaragua el año pasado se inscriben dentro de la misma agenda.

Hay muchos otros síntomas: la violencia paramilitar rampante en distintos países, la diplomacia beligerante de la OEA, la cacería de opositores mediante el lawfare y el blindaje mediático que oculta la matriz criminal de esta violencia sistémica contra los pueblos.

Cada uno de estos hechos aparece en la narrativa noticiosa como estrictamente local y desconectados entre sí. Sin embargo, la similitud de esta escalada de violencia con otro conjunto de eventos internacionales permite ver los patrones de un modus operandi que se ha ensayado en otros escenarios.

América Latina se aproxima a un periodo de violencia en base a odios externamente implantados. Para entender por qué, hace falta remontarse al tumor que representa la industria de la guerra en la principal economía del mundo.

Del imperialismo al pentagonismo

Hace casi 50 años, el dominicano Juan Bosch explicó las raíces del militarismo que tiene su apogeo en nuestros días en su libro El pentagonismo, sustituto del imperialismo. Allí postuló que la noción clásica de «imperialismo» había sido sustituida por otro fenómeno: la expansión permanente del poder de las corporaciones militares asociadas al Pentágono. Bosch denominó pentagonismo a este nuevo polo de poder, que nace de la súper productividad del capitalismo norteamericano, del cual es el principal beneficiario.

Desde los años 60, cuando Kennedy pasó a ocupar la presidencia de Estados Unidos, ya el poder militar era más fuerte que el civil en términos de presupuesto. Desde entonces, no para de crecer. En 2019 alcanzó los 733.000 millones como presupuesto básico.

Si se agregan otros rubros relacionados con las guerras, su fogoneo encubierto y sus consecuencias (Asuntos de Veteranos, Presupuesto de Seguridad Nacional, Asuntos Internacionales, Presupuesto de Inteligencia e intereses de la deuda), llega a 1,25 billones de dólares. En todos los casos, siempre se ubica por encima del 60% de los gastos generales del país y por tanto por encima del presupuesto del poder civil. Es, además, la mitad del presupuesto militar de todo el globo.

«Fue alrededor de esa disponibilidad de dinero cómo se formó el actual poder pentagonista», afirmó Bosch en su libro. Estados Unidos acabaría siendo una nación con dos gobiernos: el gobierno civil para el interior y el gobierno militar para el exterior.

El pentagonismo se movió libremente en el campo internacional. Su actuación en el extranjero produciría miles de millones de dólares de ingreso para Estados Unidos a través de sus corporaciones armamentistas, lo cual a su vez reforzó el predominio del pentagonismo dentro del sistema político y económico de Estados Unidos.

En esa exportación forzosa de equipos militares, los industriales pentagonistas hallarían una fuente fabulosa de beneficios. De ahí se deriva que este poder tiene un proyecto propio: mantenerse constantemente en guerra en algún lugar del mundo. En suma, crear un mercado militar global a través de la guerra permanente.

La metrópolis que coloniza a su propio pueblo

Este nuevo tipo de capitalismo súper productivo superó el viejo esquema del imperialismo basado en el intercambio desigual (territorios dependientes produciendo materias primas baratas y consumiendo artículos manufacturados caros).

El capitalismo sobredesarrollado ha hallado en sí mismo la capacidad para elevar al cubo las tasas de ganancia que se ponían en juego en la etapa imperialista. Sus formidables instalaciones industriales, bajo condiciones creadas por la acumulación científica, pueden producir materias primas a partir de materias primas básicas y a costos bajísimos. El resultado final es una productividad altísima, nunca antes prevista en la historia del capitalismo.

El pentagonismo desarrolló una estructura más lucrativa que el viejo imperialismo. A la par que retiene la características más destructivas de la explotación de los territorios coloniales, explota también a su propio pueblo vía la confiscación del 60% del presupuesto público de esta metrópolis súper productiva con el pretexto de «gastos de defensa».

Esto tiene un impacto decisivo en las relaciones metrópolis-colonias, ya que el gasto de la guerra en sí mismo es más lucrativo que el comercio internacional de mercancías. Bosch argumenta que la industria de la guerra ha cambiado sus objetivos.

«La guerra se hace para conquistar posiciones de poder en el país pentagonista, no en un territorio lejano. Lo que se busca no es un lugar donde invertir capitales sobrantes con ventajas; lo que se busca es tener acceso a los cuantiosos recursos económicos que se movilizan para la producción industrial de guerra; lo que se busca son beneficios donde se fabrican las armas, no donde se emplean, y esos beneficios se obtienen en la metrópoli pentagonista, no en el país atacado por él», señala Bosch.

Objetivo estratégico: dividir el mundo en dos

El desarrollo natural de este súper poderío militar generó su propia ideología y programa de acción. Desde la década de los 80, los teóricos del Pentágono comenzaron a soñar con un mundo sumido en una guerra sin fin, con Estados Unidos como garante de la seguridad y el aprovisionamiento de recursos naturales de sus países asociados.

Este se resume en el nuevo mapa del Pentágono, atribuido a Adam Siegel y publicado por Thomas Barnett en un libro de su autoría El nuevo mapa del Pentágono: guerra y paz en el siglo XXI. Este mapa divide al mundo en dos grandes áreas: el «núcleo» y la «zona no integrada».

El «núcleo» goza de los beneficios del sistema: comercio, comunicaciones, transporte y transacciones monetarias fluidas. Esta zona la comprenden América del Norte, Europa, Japón, Rusia, Sudáfrica, China, India, Australia y Nueva Zelanda, Brasil, Uruguay y parte de Argentina y Chile.

La zona «no integrada» está desacoplada del sistema, y vive sumida en un caos donde la población es incapaz de organizar su desarrollo colectivo y solo piensa en sobrevivir. Esta zona está compuesta por Oriente Medio (a excepción de Israel), casi toda África, algunos estados asiáticos y los países del norte de América del Sur y la cuenca del Caribe.

Desde la perspectiva de esta teoría, la zona no integrada es vista como un tanque de recursos, en la cual el Ejército de EEUU es la única fuerza capaz de proporcionar apoyo militar para «facilitar su integración».

Para dotar de cierta organización social a estos territorios (y extraer recursos para las naciones del núcleo) hace falta una Fuerza de Administración de Sistemas dependiente del Ejército estadounidense, dice Thomas Barnett.

Este enfoque del Pentágono asume que grandes áreas del mundo serán convertidas en campo arrasado, completamente dependientes de fuerzas militares para resolver necesidades básicas y cuya vida cotidiana se caotizará por años o para siempre. Y que —en ausencia de un Estado organizado— los estados del núcleo dependerán necesariamente del Ejército de EEUU para explotar recursos naturales en esos territorios.

Como en una profecía autocumplida, este panorama ya es realidad en el presente. En este momento hay guerra, con movimientos de blindados y tropas regulares e irregulares, en Túnez, Libia, Egipto, Palestina, Líbano, Siria, Irak, Arabia Saudí, Bahréin, Yemen, Turquía y Afganistán.

Como en un proceso de destrucción controlada cuidadosamente planificado, agentes de inteligencia y escuadrones especiales de las potencias juegan un rol crucial, organizando atentados de falsa bandera, entrenando y financiando tropas irregulares y jugando cartas diplomáticas funcionales a la prolongación de los conflictos. Una combinación de revoluciones de colores, guerra híbrida e incursiones de ejércitos convencionales están sembrando la devastación en estas amplias zonas del mundo.

Todos los países envueltos en la guerra en curso están, en el nuevo mapa del Pentágono, dentro de las zonas no integradas.

Dentro del mapa, en América Latina figuran Cuba, Nicaragua y Venezuela, enemigos políticos de Washington. También Bolivia, un enemigo político, que ahora cayó dentro de su órbita gracias a un golpe multidimensional que combinó estrategias de guerra híbrida con cooptamiento del ejército local. 

Pero al mismo tiempo, se incluyen Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay y Centroamérica, zona bajo control de gobiernos pro-EEUU.

¿Por qué el Pentágono promovería la guerra y la destrucción en áreas bajo su control geopolítico?

El pentagonismo, etapa superior del imperialismo

En la distopía trazada por Barnett y otros ideólogos del Pentágono, el derrocamiento de un Gobierno no es seguido por un periodo de «paz y reconstrucción», sino que se trata de crear amplios corredores de inestabilidad permanente. En su trabajo Interpretaciones divergentes en el campo antiimperialista, Thierry Meyssan sostiene que las intervenciones militares desde el 2001 en adelante han aplicado esta doctrina.

Tradicionalmente, el campo antimperialista estimaba que Estados Unidos agredía a otros países que se resistían a su imperialismo para controlar los recursos energéticos. «Los hechos han echado abajo ese razonamiento», dice Meyssan. «El objetivo de Estados Unidos es destruir los Estados, hacer retroceder sus pueblos a los tiempos de la prehistoria».

Enfatiza Meyssan: «El imperialismo contemporáneo ya no tiene como prioridad apoderarse de los recursos naturales. Hoy domina el mundo y lo saquea sin escrúpulos. Ahora apunta a aplastar a los pueblos y destruir las sociedades».

De hecho, los derrocamientos de Saddam Hussein y Gadafi no dieron paso al restablecimiento de la paz; las guerras continúan a pesar de la instalación de gobiernos de ocupación y los conflictos se extienden sin fin a lo largo de toda la zona no integrada. El mismo destino le espera a Bolivia, la última pieza caída en este ajedrez geopolítico del caos inducido.

¿Por qué la destrucción de los Estados funciona para el pentagonismo?

Las 4 pilares lógicos de la política de destrucción

Asumiendo que la industria de la guerra es en sí misma más lucrativa que el comercio de mercancías, la inducción del caos y la violencia en amplias zonas del mundo rinde mayores beneficios a las élites del núcleo que la consolidación de gobiernos-cliente en las zonas no integradas.

1 Permite la creación de un mercado permanente para la industria bélica y es convergente con el establecimiento de un estado policial a nivel mundial. Los países del núcleo deben recurrir obligatoriamente a los servicios militares de EEUU para extraer los recursos del tanque. La explotación de recursos en la zona no integrada se organiza en torno a pequeñas ciudadelas fortificadas, aisladas del caos circundante, como en Irak y Libia.

2 La destrucción de los Estados de la zona no integrada impide a largo plazo cualquier intento de surgimiento de nuevos procesos de emancipación política, industrialización soberanista o insubordinación fundante —como lo definió Marcelo Gullo—. Es decir que el fomento de la inestabilidad dentro de la zona no integrada es funcional al mantenimiento del predominio de los estados del núcleo sobre el mundo. El deterioro permanente de las condiciones de vida en la zona «no integrada» facilita una drástica reducción del consumo y un recorte de facto de derechos. En suma, se economiza el mantenimiento de esas poblaciones marginales «no deseadas» y se facilita el despoblamiento del planeta (o al menos, el control demográfico), un objetivo necesario ante la crisis del modelo del crecimiento ilimitado.

3 La creación de grandes áreas de caos, con sus poblaciones desesperadas huyendo hacia los países estables, facilita la domesticación de las poblaciones en el núcleo, o en términos de Juan Bosch, la «colonización de la metrópolis», es decir, la explotación de su propio pueblo por la metrópolis colonial. El progresivo endurecimiento de las barreras migratorias en los países del núcleo es una política preventiva frente a esta crisis siempre creciente.

Guerra en América Latina: una conflagración inducida

La estrategia del pentagonismo, al tiempo que sublima la opción militar en todos los terrenos y le asigna a EEUU un especial papel redentor, le imputa discretamente a los pueblos de las zonas no integradas la responsabilidad por su ruina.

Por eso la principal batalla de las fuerzas que inducen al caos en las regiones elegidas del mundo, se libra en las mentes de sus ciudadanos. Se trata de cultivar una percepción del mundo que fomenta el odio contra el prójimo, de responsabilizar al propio Gobierno por los padecimientos de la vida cotidiana y de volverse violentamente contra las instituciones y autoridades locales.

Es clave en esta estrategia la demolición del Estado de derecho y la deslegitimización de toda autoridad, la erosión de todo liderazgo genuino de los pueblos. Al mismo tiempo, la construcción artificiosa de líderes huecos, manipulables (Guaidó, Añez) que se irán desechando en forma periódica. No se plantea la consolidación de ciertos Gobiernos-títere, ni tampoco el descabezamiento de un sector de la sociedad para que gobierne otro. Más bien, se trata de sentar las bases para un desgobierno de tiempo indefinido.

Dice el analista Miguel Angel Barrios: «En las operaciones estadounidenses no solo se encuentra un objetivo de cambio de régimen, similar a los muchos que realizaron durante todo el siglo XX en nuestra América, sino también el objetivo es la creación de un caos regional, similar a los escenarios de Oriente Medio que provocaron la destrucción de Siria e Irak, así como Afganistán».

Las señales de este proceso están a la vista. ¿Seremos capaces de superar colectivamente la ceguera?

Publicado en Sputnik: https://mundo.sputniknews.com/blogs/201912111089597655-guerra-en-america-latina-i-se-perfila-el-nuevo-mapa-del-pentagono/ 

por William S. Lind traditionalRIGHT

En los Estados Unidos, el número de tiroteos masivos continúa aumentando. En el Líbano, Irak, Hong Kong y Chile, los manifestantes llenan las calles durante semanas o meses. En Francia, esa cuna del desorden, los chalecos amarillos se han quedado en silencio por ahora, pero probablemente no por mucho tiempo. ¿Qué esta pasando? ¿Y qué tiene que ver, en todo caso, con las Guerras de la 4ta Generación?

Para abordar la última pregunta, debemos recordar que las Guerras de la 4ta Generación están enraizada en una crisis de legitimidad del Estado. A medida que las personas cambian su lealtad primaria del Estado a una amplia variedad de otras cosas, el Estado pierde su monopolio sobre la guerra y la organización social. Y a medida que esos monopolios desaparecen, el desorden se extiende.

Lo que estamos viendo en la propagación de un trastorno que no es una guerra de la 4ta Generación en sí. Pero es un fracaso del Estado. Como Martin van Creveld argumenta en The Rise and Decline of the State, el Estado surgió con un solo propósito: establecer y mantener el orden y la seguridad de las personas y la propiedad. Los Estados que no pueden hacer eso pierden su legitimidad.

Aquí es donde vemos una respuesta a nuestra primera pregunta, ¿qué está pasando? En más y más lugares, los Estados no logran mantener el orden, pero permanecen como vehículos de la Nueva Clase, del Establishment. El Establishment dirige el Estado, no para proporcionar seguridad a las personas y propiedades para todos, sino para su propio beneficio. Utiliza su control del Estado para darse puestos, dinero (mucho), poder, prestigio, etc. Luego, los emplea para eximirse de las consecuencias del fracaso del Estado; es decir, vive en comunidades cerradas, sus hijos van a escuelas privadas y sus trabajos no emigran al extranjero.

Una de las características interesantes del nuevo desorden mundial es que proviene principalmente de la clase media. Los chalecos amarillos son un ejemplo sorprendente. Pero los jóvenes que llenan las calles de Bagdad y Hong Kong también suelen ser de clase media. Son estudiantes universitarios o recién graduados universitarios. Están tomando las calles porque en todo el mundo, la clase media está bajo una presión cada vez mayor. Los títulos universitarios ya no traen buenos trabajos. Las pensiones y los cheques de sueldos ya no duran hasta fin de mes. Mantener incluso un vestigio de un nivel de vida de clase media requiere endeudarse aún más. El Estado surgió para proporcionar seguridad, pero ahora genera una creciente inseguridad para la clase media.

Hasta ahora, el desorden parece estar dirigido contra el Establishment que dirige el estado, no el estado en sí. Por eso no es la guerra de Cuarta Generación. Si se demuestra que es posible arrancar el establecimiento y reemplazarlo con gobernadores que sirven a la clase media en lugar de a sí mismos, es probable que el estado permanezca. Sin embargo, si el Establishment puede mantenerse en el poder a pesar de su fracaso en la gobernanza, entonces en algún momento es probable que las personas comiencen a renunciar al propio Estado. En ese momento estaremos viendo varias Guerras de 4ta Generación, muchas.

Uno de los pocos beneficios del circo que es la acusación del presidente Trump, es que ha obligado al Establishment de Washington, el Estado Profundo de los Estados Unidos, a manifestarse. Los «testigos» contra el Presidente (ninguno de los cuales parece haber presenciado realmente nada) están en puestos muy bien remunerados y de alto prestigio. Han tenido carreras distinguidas, desde las «escuelas correctas» en adelante. Todos están, profundamente, comprometidos con el orden mundial globalista. Y detestan al presidente porque él no es uno de ellos.

Si el Establishment logra expulsar al presidente Trump de su cargo, de una forma u otra, el mensaje a las personas que votaron por él será simple: usted no cuenta y nunca lo hará. En ese momento, muchos de esos votantes comenzarán a cuestionar el sistema en sí, si aún no lo están haciendo. Y ese sistema es el Estado.

Al final, los Estados no pueden seguir siendo un coto de caza privado para la Nueva Clase. Como Martin van Creveld me dijo hace años en mi oficina de Capitol Hill, todos pueden verlo, excepto las personas en las ciudades capitales.

Traducción: Carlos Pissolito

Publicado en Espacio Estrategico: https://espacioestrategico.blogspot.com/2019/12/la-difusion-de-los-desordenes-y-las.html 

Es un vehículo aéreo no tripulado o que vuela sin tripulación, esta palabra deriva de su homónimo en ingles drone o VANT (vehículos aéreos de combate no tripulados), capaz de mantener autónoma su nivel de vuelo controlado y sostenido, propulsado por un motor de explosión eléctrico o de reacción en la mayoría de los casos.-

Si bien existen muchas variedades de formas, tamaños, configuraciones y características, podemos empezar por describir que existen VANT de usos civiles y comerciales, pero de acuerdo a su historia surgen como aviones pilotados remotamente o drones. Sus primeros usos fueron aplicaciones militares. Con la progresiva popularización del uso civil de los drones sus aplicaciones varían, ampliándose el número de consumidores más allá del terreno militar.

Actualmente, los VANT militares realizan tanto misiones de reconocimiento como de ataque.​ Si bien se ha informado de muchos ataques de drones con éxito, también son susceptibles de provocar daños colaterales y/o identificar objetivos erróneos, como con otros tipos de arma.​Los VANT se emplean asimismo en un pequeño pero creciente número de aplicaciones civiles, como en labores de lucha contra incendios o seguridad civil, como la vigilancia de los oleoductos.

Algunas de las ventajas de los drones son: la posibilidad de uso en áreas de alto riesgo de difícil acceso, no requiere la actuación de pilotos en zona de desastre. Y entre las desventajas podemos mencionar: las técnicas, éticas y económicas.

Los VANT, dependiendo de su misión principal, suelen ser clasificados en seis tipos:

  • Blanco: sirven para simular aviones o ataques enemigos en los sistemas de defensa de tierra o aire.
  • Reconocimiento: enviando información militar. Entre estos destacan los MUAV (Micro Unmanned Aerial Vehicle) tipo avión o helicóptero.
  • Combate (UCAV): para combatir y llevar a cabo misiones que suelen ser muy peligrosas.
  • Logística: diseñados para llevar carga.
  • Investigación y desarrollo: en ellos se prueban e investigan los sistemas en desarrollo.
  • UAV comerciales y civiles; son diseñados para propósitos civiles, realizar filmación, tomar imágenes y purificar el aire (ZED CORP).

También pueden ser categorizados dependiendo de su techo y alcance máximo:

  • Handheld: unos 2000 pies de altitud, 600 metros y unos 2 km de alcance en vuelo.
  • Close: unos 5000 pies de altitud, 3000 metros y hasta 10 km de alcance.
  • NATO: unos 10 000 pies de altitud, hasta 50 km de alcance.
  • Tactical: unos 18 000 pies de altitud, hasta 160 km de alcance.
  • MALE (mediumaltitude, longendurance); hasta 30 000 pies de altitud y un alcance de unos 200 km.
  • HALE (highaltitude, longendurance): sobre 30 000 pies de techo y alcance indeterminado.
  • HYPERSONIC: alta velocidad, supersónico (Mach 1-5) o hipersónico (Mach 5+): unos 50 000 pies de altitud o altitud suborbital, alcance de 200 km.
  • ORBITAL: en órbitas bajas terrestres (Mach 25+).
  • CIS lunar: viaja entre la Luna y la Tierra.

En lo que respecta a su fabricación, en diversos países del mundo que se abocan a la venta y comercialización de los diversos características y para diversas aplicaciones en múltiples ámbitos, podemos mencionar a: China quien éste año mostro el ensayo de una escuadra de drones acuáticos, mientras que EEUU avanza con la construcción de una base drones, allí estarán estacionados aviones de combate y drones militares MQ-9, Rusia otra de las potencias que presento el año pasado el drone Korsar donde exhibió sus capacidades de última generación todos estos para la cuestión militar de Defensa, otro países de vanguardia es Israel quien últimamente utilizo sus drones para capturar gases lacrimógenos en un ataque a tierra y población palestina.-

Últimamente es preciso destacar los ataques a instalaciones petroleras de Arabia Saudita, presuntamente por el ejercito Yemeni, podrían tener repercusiones económicas y políticas en el mundo entero.

Ahora bien lo que respecta a Latinoamérica, más precisamente en Argentina DJI presento nuevos drones también este año, que presentan funciones inteligentes para la captura de fotos y videos, como así también un rendimiento de vuelo optimizado. Mientras que México es el país pionero en la región, otro dato que no podemos dejar pasar es el ataque frustadro con drones que recibió el Presidente de Venezuela, hace un tiempo atrás supuestamente, por paramilitares Colombianos. 

En fronteras, seguridad de aeropuertos y ciudades, medición de terrenos y obtención de mapas, fumigación, revisión de torres eléctricas o paneles solares, los drones tienen múltiples usos hoy en América Latina. Desde sus inicios como blanco de tiro militar a principios del siglo XX, el desarrollo de esta tecnología ha ido en aumento y, por primera vez, participan masivamente en la Feria Internacional del Aire y del Espacio (Fidae), el evento de aviación más importante de América Latina que se desarrolló en Santiago de Chile. 

En Brasil, las Fuerzas Armadas usan drones en misiones de reconocimiento y vigilancia de las fronteras, especialmente en la Amazonia. Actualmente está en producción el modelo Falcão, el primer dron de uso militar. De acuerdo con Defensenews.com, América Latina gastó 71,1 millones de dólares en VANT en 2013, pero gastará 271 millones de dólares en 2022, un promisorio futuro para las industrias de defensa.

Se estima de acuerdo a datos de fabricante de drones que para el año 2021 se venderán 16 millones de drones en todo el mundo para diversos usos, una cifra que resulta increíble a masiva, que sería un costado positivo para las empresas, pero al mismo tiempo el costado negativo radica que los narcos, militares y políticos todos subidos al boom de los drones en Latinoamérica. 

En pocos años más todas las fronteras del mundo serán monitoreadas por drones específicamente diseñados para largas distancias. De hecho ya son muchos los Estados de la región que los han incorporado a sus sistemas de defensa territorial, como Bolivia, Chile, Argentina o Colombia.

Nuestra dependencia de la tecnología conlleva necesariamente una mayor vulnerabilidad respecto a incertidumbres científicas así como a riesgos de disfuncionamiento técnico que podrían provocar grandes catástrofes humanitarias inéditas, como accidentes tecnológicos mayores, parálisis de los sistemas de salud o de aprovisionamiento de un país debido a la destrucción de las redes informáticas en el marco de las llamadas cyber-guerras. Vale la pena preguntarse qué pasará el día que hackeen el sistema informático de un ejército de drones y una banda criminal pueda utilizarla a su antojo. Frente a esta problemática, algunos expertos sostienen la necesidad de otorgarle poder de decisión a la máquina, y ahí entramos en otro gran debate que es la inteligencia artificial, la misma que hoy nos exhibe un gran potencial transformador y disruptivo, que deberá sin dudas estar acompañado de más temprano que tarde, al menos en nuestra región de líderes que deban equilibrar el statu quo con la viabilidad dependiendo de las circunstancias que se presenten.  

DR. MARIO R. DUARTE – ABOGADO (UCASAL)

JUEZ ADM. FALTAS (CTES.-ARG.) = ESP. DER. PUB. Y CONT. (UCSF)

MIEMBRO DOSSIER GEOPOLITICO (CBA.-ARG.) – COLABORADOR CENEGRI (RJ.-BRA.)

ESP. CIBERSEGURIDAD Y CIBERDEFENSA