La incorporación al bloque no alineado conlleva para nuestro país enormes oportunidades, pero implica diseñar una estrategia realista y asumir responsabilidades en el liderazgo mundial
por Eduardo J. Vior
analista internacional Dossier Geopolitico
Tras la adhesión de Argentina a BRICS, el pasado jueves 24, la mayoría de los medios argentinos se centró en las posibilidades comerciales, financieras y las inversiones en infraestructura que pueden generarse a partir de nuestra entrada al bloque. Sin embargo, nadie mencionó la posibilidad que se nos ofrece, para intercambiar recursos energéticos, minerales y alimenticios por un financiamiento que nos libre del endeudamiento actual, ni las responsabilidades que nos caben como parte del gobierno mundial en ciernes. Nuestro nuevo bloque de pertenencia puede organizar sinergias positivas para reubicarnos en el mundo, pero demanda inteligencia y flexibilidad.
La negociación en Johannesburgo fue extremadamente difícil y complicada. India quería tres nuevos miembros y China, hasta diez. Finalmente se llegó a un compromiso con seis: Egipto, Irán, Arabia Saudita (AS), Emiratos Árabes Unidos (EAU), Argentina y Etiopía. Rusia apoyó la incorporación de Egipto, China apostó por Irán, EAU y AS. La India, por el contrario, no se sentía cómoda con tres nuevos miembros musulmanes (AS, EAU, Egipto), pero Rusia apaciguó sus temores. En tanto, Brasil y China apoyaron a Argentina, porque nosotros tenemos enormes problemas, pero somos para Pekín un proveedor clave de materias primas y para Brasil, un socio indispensable. Por su parte, Sudáfrica apoyó a Etiopía, para sumar otro miembro africano no árabe.
India se tranquilizó, cuando el ministro de Exteriores ruso Serguéi Lavrov le aseguró que falta mucho para implantar una nueva moneda única de los BRICS. Lavrov comprendió que Nueva Delhi está absolutamente aterrorizada por las sanciones que podría decretar EEUU, si se involucra excesivamente en BRICS. Tanto es así que, según versiones, a pedido de Francia Nueva Delhi habría vetado el ingreso de Argelia. El primer ministro Modi tiene una conducta ambivalente entre BRICS y su adhesión a la estrategia norteamericana para el área Indo-Pacífico. Por eso frena la mayor integración y expansión de BRICS.
A partir de la presidencia rotatoria rusa en BRICS desde el 1º de enero de 2024 se incluirán progresivamente más socios y, seguramente, en la cumbre de BRICS11 que se celebrará en Kazán, Rusia, en octubre de 2024 se anunciará una nueva ronda de incorporaciones. Así pues, es posible que pronto avancemos hacia el BRICS20 en camino hacia el BRICS40.
Todo lo anterior respeta los principios geográficos y trasmite la noción de que BRICS representa al Sur Global, pero la jugada va mucho más allá. Lo que realmente importa ahora es ampliar el comercio intrabloque en las monedas nacionales de sus socios. Así lo subrayó la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), Dilma Rousseff, en su informe a la cumbre sudafricana, a pesar de que el presidente brasileño Lula da Silva volvió a insistir en la importancia de tener un grupo de trabajo para debatir sobre una moneda común de los BRICS. De hecho, este grupo viene trabajando ya desde el año pasado, pero se ha orientado más bien hacia el intercambio en las monedas de los cinco miembros precedentes, la llamada R5 por la coincidencia de que todas las monedas de los países hasta hora miembros comienzan con “R” (real, rublo, rupia, renminbi [yuan] y rand). Con la ampliación del grupo esta discusión se hace aún más compleja.
El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, elogió públicamente el informe de la presidenta del NDB sobre los primeros nueve años de la institución, pero la propia Dilma volvió a subrayar que el banco pretende que sólo el 30 por ciento del total de préstamos se otorgue en monedas diferentes al dólar estadounidense. Este inmenso volumen de operaciones en dólares hace al Banco muy sensible a las sanciones estadounidenses, por lo que la modificación de su estatuto está a la orden del día.
A diferencia de India, a Mohammed bin Salman de Arabia Saudita no le importa jugar fuerte en BRICS. Es uno de los principales productores de energía del mundo y una de sus prioridades es cortejar a su principal cliente energético (Pekín), preparando el camino para el petroyuan. No lo ve como contradictorio con su inmensa tenencia en dólares y euros. Precisamente, el principal avance geopolítico y geoeconómico de la reunión de Sudáfrica se da en los mercados de la energía y las materias primas. Al incorporar a Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, el BRICS11 se convierte instantáneamente en una potencia en petróleo y gas. Controla ya el 39% de las exportaciones mundiales de petróleo, el 45,9% de las reservas certificadas y al menos el 47,6% de todo el petróleo producido en el mundo, a los que se suma el potencial exportador de gas natural que Argentina puede desarrollar en los próximos años. Con la posible incorporación en 2024 de Venezuela, Argelia y Kazajistán como nuevos miembros, el BRICS11 podría controlar hasta el 90% de todo el petróleo y el gas comercializado en el mundo.
La alianza de los BRICS incluye ahora a dos de los tres principales productores de petróleo del mundo, Arabia Saudita (nº 2) y Rusia (nº 3), lo que probablemente socavará en el futuro aún más la influencia de Estados Unidos (nº 1) sobre los mercados energéticos mundiales. Si, además, las operaciones se liquidan en divisas locales, el petrodólar se hundirá. EE.UU. perderá su capacidad de amenazar y presionar al mundo con su control del mercado energético. Éste era el objetivo principal de Rusia y China al impulsar enérgicamente la expansión del grupo.
Podría pensarse que BRICS11 es puramente una coalición antiestadounidense. Sin embargo, como señala el geopolítico ruso Fyodor Lukyanov: “Difícilmente podemos hablar de una orientación antioccidental: con la excepción de Rusia y ahora quizá Irán, ninguno de los participantes actuales y probablemente futuros [BRICS] quiere oponerse abiertamente a Occidente. Sin embargo, esto refleja la era venidera, en la que la política de la mayoría de los Estados es una constante elección de socios para resolver sus problemas, y puede haber diferentes contrapartes para diferentes problemas.”
Este juego de alianzas cruzadas puede tener su estreno en la 18ª Cumbre del G20 que se reunirá el 9 y 10 de septiembre próximos en Nueva Delhi, India. Pensado otrora como un organismo de concertación entre el G7 y representantes del G77 + China, en los últimos años se convirtió en un campo de batalla entre el G7, Rusia y China. Si las potencias occidentales hacen gala de pragmatismo, el encuentro en India puede servir para hallar soluciones de interés común. Lamentablemente, todo indica lo contrario: la cumbre amenaza con convertirse en una batalla campal entre el G7 (plenamente representado en la conferencia) y el BRICS11 (siete de sus miembros estarán en la capital india) y, por lo tanto, no conducir a ningún acuerdo.
¿Qué tiene que ver este desarrollo con la candente realidad argentina? El hecho de que la negociación del ministro Sergio Massa con el FMI en Washington recién se resolvió favorablemente, cuando se supo que los cinco socios originales del BRICS habían admitido a Argentina como nuevo miembro del bloque es la clave para las futuras negociaciones a varias bandas que nuestro país puede encarar, para salir de nuestra angustiosa situación actual y ocupar nuestro lugar en el nuevo liderazgo mundial. Estamos encadenados al FMI, al que aún debemos 46.000 millones de dólares, pero contamos con recursos (gas, litio, alimentos y trabajadores altamente capacitados) que otros socios de BRICS11 necesitan. Al ingresar al bloque de países emergentes, también nos sumaremos al Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), su entidad para el financiamiento de obras de infraestructura. Somos también miembros del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura. Por ejemplo, algunos socios recién incorporados, como Arabia Saudita, cuentan con ingentes recursos financieros y pueden tener interés en nuestra oferta o en financiar proyectos comunes entre Argentina y otros participantes. Las posibilidades de triangulación son enormes.
Si, como se discute, se modificara la carta del NDB, para convertirlo también en Banco de crédito, nuestras chances de obtener financiamiento barato para saldar la deuda con el FMI se potenciarían.
El ingreso al comité directivo del Sur Global ofrece innumerables posibilidades para armar nuevos esquemas de relacionamiento internacional, pero exige pensar en redes. Ya no hay un centro único al que haya que halagar y ante el que haya que postrarse, para obtener migajas escasas y caras. Ahora hay que armar combinaciones triangulares y hasta cuadrangulares, pero para ello hay que tener inteligencia estratégica y conducción centralizada. Este objetivo se torna tanto más perentorio, cuanto que a Argentina no la beneficiaría que la reunión del G20 se convierta en una batalla entre trincheras enfrentadas. Necesitamos alianzas móviles y flexibles. Enorme desafío para redefinir la ubicación de nuestro país en el mundo.
Publicado en TELAM
https://www.telam.com.ar/notas/202308/638717-argentina-brics-oportunidad-opinion.html
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