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Un enfrentamiento nuclear, uno de los mayores temores sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania, es en realidad infundado. Estados Unidos no intervendrá directamente, porque no es una crisis existencial para Washington, tiene poco que perder con la inevitable derrota de Ucrania, y “lo que sigue es una larga y sangrienta medida de limpieza”, dice un ex funcionario de espionaje de los marines, quien desmontó la mendacidad de las inexistentes “armas de destrucción masiva” en Irak cuando era inspector de armas de la ONU.

Por Scott Ritter
Los temores de que el conflicto de Ucrania esté ahora empantanado, en algún tipo de punto muerto, y que corre el riesgo de una escalada peligrosa de las partes involucradas para lograr la victoria, están fuera de lugar. Solo hay un vencedor en el conflicto de Ucrania, y ese es Rusia. Nada puede cambiar esta realidad.
El renombrado intelectual estadounidense John Mearsheimer ha escrito un importante artículo sobre el conflicto, titulado: “Jugando con fuego en Ucrania: los riesgos subestimados de la escalada catastrófica”. El artículo pinta un panorama sombrío sobre la naturaleza de la guerra en Ucrania (un estancamiento prolongado) y el resultado probable (una escalada decisiva de las partes involucradas para evitar la derrota).

Dos premisas erróneas
Sin embargo, las premisas fundamentales de Mearsheimer son fundamentalmente erróneas. Rusia posee la iniciativa estratégica, militar, política y económicamente, cuando se trata de la guerra en Ucrania y el mayor compromiso de poder con la OTAN. Además, ni EE.UU. ni la OTAN están en condiciones de escalar, de manera decisiva o no, para frustrar una victoria rusa, y Rusia no necesita una escalada similar por su parte.
En resumen, el conflicto de Ucrania ha terminado y Rusia ha ganado. Todo lo que queda es una limpieza larga y sangrienta —Nota del traductor: Y no solo en Ucrania. Rusia está esperando la llega del invierno, cuando los efectos del corte del gas ruso en los países de la OTAN en Europa Occidental, que están apoyando a Ucrania en la guerra, serán más que catastróficos, sin disparar ni una sola bal.

Ambiciones que no existen
La clave para comprender por qué Mearsheimer se equivocó tanto es analizar su comprensión de las ambiciones tanto de EE.UU. como de Rusia, en lo que respecta al tema. Según Mearsheimer, “Desde que comenzó la guerra, tanto Moscú como Washington han aumentado significativamente sus ambiciones, y ahora ambos están profundamente comprometidos con ganar la guerra y lograr formidables objetivos políticos”.
Este pasaje es especialmente difícil de analizar. En primer lugar, es extremadamente difícil articular una línea de base sólida cuando se trata de evaluar las “ambiciones” de EE.UU. frente a Ucrania y Rusia. El gobierno del presidente Joe Biden heredó una política que había sido concebida en la era de George W. Bush, e implementada parcialmente bajo el equipo de Barack Obama (donde Biden desempeñó un papel fundamental). Esta fue una política muy agresiva dirigida a socavar a Rusia con el objetivo de debilitar al presidente ruso, Vladimir Putin, hasta tal punto de que eventualmente sea reemplazado por —un Atlantista, es decir—una figura más dispuesta a adherirse a una línea política dictada por Estados Unidos.

Los cuatro años de Trump
Pero uno no puede obviar que no hubo cuatro años del gobierno de Trump que arrojaron de cabeza la narrativa política anti-Putin y, por extensión, anti-Rusia promulgada por la administración Obama. Si bien Trump nunca pudo ganar terreno con su enfoque de “por qué no podemos ser amigos” de la diplomacia estadounidense-rusa, pudo socavar seriamente dos pilares políticos importantes que apuntalaron la política de la era de Obama, a saber, la unidad de la OTAN y la solidaridad con Ucrania.
El gobierno de Biden nunca pudo resucitar la dirección política de la era Obama con respecto a Rusia, incluidas sus metas y objetivos anti-Putin. El socavamiento de la unidad y el propósito de la OTAN, por parte de Trump, combinado con la humillante retirada de Afganistán, puso al bloque en desventaja cuando se trataba de enfrentar el desafío de un estado ruso decidido a ser más asertivo, sobre lo que ellos consideraba su intereses legítimos de seguridad nacional, incluido un nuevo marco de seguridad europeo que respete la noción de una “esfera de influencia” rusa.

Amenazas militares vacías
En cambio, el mundo fue obsequiado con el espectáculo de Biden insultando a su homólogo ruso con comentarios caricaturescos de “es un asesino”, mientras hacía promesas sobre iniciativas diplomáticas (presionando a Ucrania para que aceptara Minsk II, iniciando conversaciones “significativas” de control de armas) que su gobierno demostró ser incapaz y/o no estar dispuesta a seguir adelante.
Cuando se enfrentó a la realidad de una acumulación militar rusa alrededor de Ucrania, lo mejor que pudo hacer el gobierno de Biden —Nota del Traductor: o el “Estado Profundo” del complejo de la industria militar, que hace las guerras para conseguir trillonarios negocios en dólares— fue hacer amenazas militares vacías e incluso promesas más vacías sobre sanciones económicas “significativas y sin precedentes”, en caso de que Rusia interviniera militarmente —Nota del traductor: sanciones que, a fin de cuentas, han sido un tiro por la culata.

Ladran mucho y no muerden
El hecho es que, si bien los funcionarios del gobierno de los EE.UU., a través de representantes, pueden hacer declaraciones audaces sobre la necesidad de infligir daño al ejército ruso, mediante el suministro de miles de millones de dólares en armas a Ucrania, es a los EE.UU. a los que se les ha infligido la derrota, en términos de las pérdidas continuas de sus fuerzas armadas ucranianas y la destrucción del equipo proporcionado en apoyo —Nota del traductor: aunque también cabe remarcar que una buena parte de esas armas han ingresado al mercado negro—. Estados Unidos, al igual que sus aliados de la OTAN, ha demostrado ser muy buenos para hacer pronunciamientos audaces sobre objetivos e intenciones, pero muy malos para ponerlos en práctica.
Este es el estado actual de las “ambiciones” estadounidenses con respecto a Ucrania: todo es pura retórica, ninguna acción es significativa. Cualquier temor a una intervención militar de EE. UU. y/o la OTAN en Ucrania debe sopesarse con la realidad de que el aire caliente no genera acero frío; Los políticos de EE.UU. pueden ser expertos en llenar las páginas de los principales medios de comunicación occidentales —Nota del traductor: a.k.a. el Ministerio de la Propaganda— con palabras que suenan impresionantes, pero ni el ejército de EE.UU. ni sus aliados de la OTAN son capaces de generar el tipo de capacidad militar significativa necesaria para desafiar efectivamente a Rusia sobre el terreno en Ucrania.

No existe una “opción militar”
Esta realidad limita severamente el alcance y la escala de cualquier posible ambición estadounidense con respecto a Ucrania. Al final del día, Washington solo tiene un camino a seguir: continuar desperdiciando miles de millones de dólares del dinero de los contribuyentes enviando equipo militar a Ucrania, que no tiene ninguna posibilidad de cambiar el resultado en el campo de batalla, para convencer a una audiencia estadounidense de que su gobierno está “haciendo lo correcto” en un esfuerzo fallido.
No existe una “opción militar” en Ucrania ni para EE.UU. ni para la OTAN porque, en pocas palabras, no hay fuerzas armadas capaces de ejecutar tal opción de manera significativa.

El objetivo final de Rusia
Esta conclusión es crítica para entender las “ambiciones” de Rusia. A diferencia de EE.UU., Rusia ha articulado objetivos claros y concisos con respecto a su decisión de enviar fuerzas militares a Ucrania. Estos se pueden describir de la siguiente manera: neutralidad permanente de Ucrania (es decir, no ser miembro de la OTAN), la desnazificación de Ucrania (la erradicación permanente de la odiosa ideología nacionalista de Stepan Bandera) y la desmilitarización del estado: la destrucción y eliminación de todo rastro de participación de la OTAN en los asuntos de seguridad de Ucrania.
Estos tres objetivos solo reflejan las metas inmediatas de la Operación Militar Especial en Ucrania. El objetivo final, un marco de seguridad europeo reestructurado que tenga toda la infraestructura de la OTAN retirada a los límites de esa alianza en 1997, sigue siendo un requisito no negociable que deberá abordarse después de que Rusia obtenga su victoria militar y política final en Ucrania.

El peligro que corre Ucrania es que ya no tenga salida al mar si Russia conquista las zonas pro-rusas.

Cuando ocurra la victoria rusa
En resumen, Rusia está ganando sobre el terreno en Ucrania, y ni Estados Unidos ni la OTAN pueden hacer nada para alterar este resultado. Y una vez que Rusia obtenga esta victoria, estará en una posición mucho más sólida para insistir en que se respeten e implementen sus preocupaciones, sobre un marco de seguridad europeo viable.
Mearsheimer cree que la situación sobre el terreno en Ucrania proporciona tanto a Estados Unidos como a Rusia “poderosos incentivos para encontrar formas de prevalecer y, lo que es más importante, para evitar perder”.

Un temor infundado de EE.UU.
Al fin y al cabo, el conflicto de Ucrania no es existencial ni para EE.UU. ni para la OTAN; una derrota en Ucrania será simplemente otro revés: Afganistán con esteroides. Pero una derrota ucraniana, en sí misma, no amenaza con el colapso de la OTAN ni significa el fin de la República estadounidense.
En pocas palabras, el temor de Mearsheimer de que una derrota en Ucrania “significa que Estados Unidos podría unirse a la lucha si está desesperado por ganar o por evitar que Ucrania pierda” es infundado.

¿Una situación peligrosa?
También lo es su afirmación de que “Rusia podría usar armas nucleares si está desesperada por ganar o enfrenta una derrota inminente, lo que sería probable si las fuerzas estadounidenses se involucraran en la lucha”. Rusia ni “se enfrenta a la derrota” ni tiene nada de qué preocuparse, existencialmente, de una intervención militar de EE.UU. que, desde todos los puntos de vista prácticos, no podría materializarse aunque EE.UU. quisiera ser tan audaz.
Mearsheimer concluye su artículo señalando que “Esta peligrosa situación crea un poderoso incentivo para encontrar una solución diplomática a la guerra”.

Una victoria estratégica rusa
Nada más lejos de la verdad. Así como EE.UU. se resistió a buscar una “solución diplomática” a los conflictos librados contra la Alemania nazi y el Japón imperial, Rusia tampoco estaría dispuesta a participar en ninguna diplomacia que le negara la plena implementación de sus objetivos centrales.
En marzo, en respuesta a un tuit de Joe Biden que decía: “Que no quepa duda de que esta guerra ya ha sido un fracaso estratégico para Rusia”, respondí tuiteando: “Esta guerra pasará a la historia como una victoria estratégica rusa”. Rusia habrá detenido la expansión de la OTAN, destruido una peligrosa guarida de la ideología nazi en Ucrania, redefinido la seguridad europea al socavar a la OTAN y demostrado (una vez más) la destreza militar rusa, un importante elemento disuasorio”.
Esas palabras eran exactas entonces, y siguen siendo exactas hoy.

Scott Ritter es un ex oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de EE.UU. y autor de “Disarmament in the Time of Perestroika: Arms Control and the End of the Soviet Union”. Sirvió en la Unión Soviética como inspector implementando el Tratado INF, en el estado mayor del General Schwarzkopf durante la Guerra del Golfo, y de 1991 a 1998 como inspector de armas de la ONU.

Fuente: https://www.rt.com/russia/561376-ukraine-russia-conflict-us/

Traducción: A. Mondragón

El lunes 22 del corriente fui entrevistado por el Periodista cordobes Alfredo Guruceta para su programa televisivo “Con Sentido Común” que se transmite por Canal “C” de Córdoba por el sistema de Cablevisión Argentina

En dicho encuentro junto a otros panelista que me precedieron realice una descripción de la actualidad mundial a la fecha en el marco del Conflicto Global que se vienen desarrollando desde hace 2 décadas entre las Potencias Emergentes y las Potencias de la Angloesfera que no se resignan a estos cambios globales irrefrenables y de cómo con el paso del tiempo de simples alianzas Comerciales se ha profundizando las mismas en otras áreas desde la Cientifica/Tecnologica hasta llegar a la actualidad a alianzas y experiencias de zonas sensibles como son la Seguridad y la Defensa de los emergentes.

Prof. Lic Carlos Pereyra Mele 

Director de Dossier Geopolitico DG

Por Andréi Uvarov

Cuando comenzaron las conversaciones de que Polonia estaba comenzando a desarrollar activamente el territorio ucraniano, a muchos les pareció demasiado. Sin embargo, los acontecimientos comenzaron a tener lugar a un ritmo tan rápido que el peligro de una «anexión blanda» ya es evidente para los habitantes de Banderstadt (Oeste de Ucrania). Y tal vez no solo Banderstadt.

Mire: Duda y Zelensky han afirmado repetidamente que no debería haber una frontera entre los dos países. La eliminación de fronteras entre dos estados es su fusión o absorción de un estado por otro.

Luego hubo información de que las autoridades polacas estaban presionando activamente a Zelensky para que les transfiriera el control de las funciones estatales más importantes de Ucrania. Con el consentimiento de Kyiv, los polacos albergan un centro de procesamiento de datos de respaldo del Servicio Estatal de Impuestos de Ucrania (GNSU), supuestamente para aumentar la eficiencia de este departamento. “La tarea principal de instalar el equipo GNSU en Polonia estuvo a cargo de la empresa de tecnología SILTEC afiliada a los servicios de inteligencia locales, y las corporaciones estadounidenses Dell, IBM y Cisco brindarán apoyo”.

Es decir, Polonia y los Estados Unidos obtienen acceso a información de importancia nacional, incluida información sobre los contribuyentes y, como resultado, sobre la situación financiera real de Ucrania.

No hay fin para hablar de que las reservas de oro y divisas de Kyiv ya están en Varsovia.

Y finalmente, Zelensky anunció un “estatus legal especial” para los polacos en Ucrania, y la Rada apoyó esta extraña idea. Entre los derechos especiales se encuentran la participación en las elecciones locales, el nombramiento para los puestos más altos en las empresas, la oportunidad de convertirse en jueces, la equiparación de los poderes de los servicios de policía de Ucrania y Polonia, etc.

Lo más desagradable para los residentes de Ucrania fueron las declaraciones sobre la posibilidad de que las fuerzas del contingente polaco y, probablemente, las unidades de la OTAN transfirieran a Polonia algún tipo de misión de mantenimiento de la paz u operación policial en las regiones occidentales.

Además, los mercenarios polacos cruzan la frontera en grandes grupos y participan en las hostilidades en el este de Ucrania. Fuentes polacas afirman que más de 2 mil zholnezhs contratados ya están luchando.

La anexión, que Duda niega públicamente, es reconocida por los propios polacos. “Ocupación de Ucrania. Los soldados polacos están robando Kharkiv”: artículos en los medios polacos aparecen con tales titulares.

Autores polacos escriben: “La condición principal para brindar asistencia militar a Ucrania fue el consentimiento de Zelensky para transferir parte del territorio a Polonia”. También se indica: “¡Las quejas de los residentes sobre los ocupantes polacos están comenzando a llegar a la administración de Jarkov! Los polacos roban en Kharkov. Varias empresas en Kharkov fueron transferidas a mercenarios polacos sin el consentimiento de los propietarios… Es una pena que los ucranianos aún no hayan entendido quiénes son los verdaderos ocupantes”.

Fue la actividad en materia de absorción de territorios ucranianos lo que provocó las protestas de junio de la izquierda y la derecha polacas con respecto a la prevención de, como dijeron, «la creación de Ukropoliya».

La ofensiva polaca también avanza de manera suave. El otro día, los usuarios de las redes sociales en Ternopil y Lviv notaron de repente que los precios en las tiendas comenzaron a indicarse en dos monedas: en hryvnias y en zlotys polacos. «¡Eso es todo, nosotros en Ucrania ya nos hemos entregado completamente a los polacos!» — dicen los residentes en las redes sociales, sugiriendo que pronto se convertirán en parte de alguna provincia polaca.

En las etiquetas de precios de Ucrania, la hryvnia se encuentra junto al zloty

En los puntos de venta, tal facturación se explica por la mítica «afluencia de polacos», pero la opción de pago en dos monedas no se explica de ninguna manera.

También hay formas más leves de polonización, porque según la propaganda tanto de Varsovia como de Kyiv, Polonia hoy es el estado más ucranófilo, que “en realidad salvó a millones de ucranianos”. No son sólo los medios de comunicación los que plantean esto. Recientemente, en las ciudades de Polonia y el oeste de Ucrania, comenzaron a aparecer calcomanías que mostraban a un niño polaco tocando a una niña ucraniana, bajo la inscripción: “Polonia — Ucrania. No te abandonaré».

O, digamos, en la Baja Silesia (suroeste de Polonia) comenzaron a aceptar solicitudes de ucranianos que venían a Polonia para entregarles hasta 200 computadoras portátiles, y el principal requisito es el conocimiento del idioma polaco. Como escriben los expertos polacos, el camino hacia la asimilación de los refugiados no es más que la liberación de las tierras ucranianas de la población ucraniana. Teniendo en cuenta que, según los últimos datos de la Unión de Megaciudades Polacas (UMP), 3,37 millones de ciudadanos ucranianos viven en el país, la “liberación de Ucrania de los ucranianos” avanza a buen ritmo.

Se cree que la anexión polaca es bienvenida en el oeste de Ucrania, aunque esto no es del todo cierto. Basta ya de los que no quieren y tienen miedo. Hay suficientes motivos para temer: los polacos han planteado repetidamente el tema de la restitución, y muchos incluso indicaron la propiedad de sus antepasados, y los occidentales saben en quién se convertirán cuando se conviertan en parte de Polonia. Como ejemplo, citan el acuerdo supuestamente “cerrado” entre Duda y Zelya sobre el suministro de información a Kyiv por parte de Varsovia sobre hombres ucranianos que están sujetos a movilización y se esconden en Polonia. Los testigos lo confirman: en la frontera, fue precisamente “para entrar en Ucrania” que los polacos comenzaron a controlar a los hombres con particular meticulosidad. Duda entiende que al apoyar la guerra, proporcionar armas y facilitar el envío de ucranianos al frente, también está «liberando» de la población los territorios que los polacos han puesto sus ojos durante mucho tiempo.

Fuente GEOESTRATEGIA.ES: http://www.geoestrategia.es/index.php/noticias/historico-de-noticias/38435-2022-08-01-18-15-13

Territorios que pretende ya inicio parte del controlpor Polonia del actual espacio Ucraniano, como tambien si es derrotado Zelensky; Hungaros, Moldavos, Bielorusos, Rumanos, Eslovaquia, seguramente querran su parte historica y quedara despedazada Ucrania

El 1 de Julio del 2022 fui convocado por el Periodista Alfredo Guruceta para hacer un análisis de la situación Internacional para su programa “Con Sentido Común”; para el Canal “C” de Córdoba, que se transmite por la señal de Cablevisión.

También estuvieron enfocando otros temas los panelistas Agustin Pizzichini, Prof Cristian Garcia del Alamo.

Mi opinión, se encuentra a partir del minuto 41 y 33 segundos, en la cual expusimos que la situación actual no debe confundirse con una Crisis Grave Internacional, sino que estamos ante la presencia de algo mucho mayor: “un cambio sistémico” que no es lo mismo, y que el mismo se ve reflejado en los cambios de poder hegemónicos mundiales y la transferencia de ese Poder al llamado “Sur Global” en detrimento del dominio que ejercía hasta ahora unilateralmente occidente  con distintos hegemones durante mas de 2 siglos pero siempre occidentales. Vivimos tiempos de cambios profundos y se avizora un nuevo tiempo -si lo sabemos administrar y conducir correctamente- para América del Sur

Lic, Carlos Pereyra Mele

Director de Dossier Geopolitico

Disertó el Cnel. (R) Carlos Pissolito (EA), Oficial de Estado Mayor, instructor de Comandos, Ex Agregado Militar Adjunto de la Embajada Argentina en EEUU y la ONU. Lic. en Estrategia y Administración, postgrado en Políticas de Seguridad Nacional Universidad de Boston. MINUSTAH (Haití). observador militar de la ONU en Irak y Chípre. Miembro del Centro de Estudios Estrategicos Santa Romana, miembro del Centro de Estudios Estrategicos Suramericano (CeeS) y miembro de Dossier Geopolítico.

El disertanté expuso sobre los tres modelos de conflictos; baja, media y alta intensidad y la guerra híbrida. Luego describío que el conflicto de Ucrania paso de baja a media intensidad. Con una alta posibilidad de transformarse en un conflicto de alta intensidad si Rusia ve peligrar su seguridad nacional por la intervención directa (no solapada como es ahora) de algún miembro de la OTAN. Explicó como es la doctrina militar rusa y que practicamente alcanzó los objetivos estratégicos desmantelando la fuerza área, la fuerza naval y las únidades blindadas del ejercito Ucraniano, como tambien la infraestructura lógistica en toda Ucrania.

Dossier Geopolítico agradece a José Francisco Herrera las tareas técnicas que realizo para el control de ingresos a la sala de Zoom y luego la grabación e instalación de la Conferencia al Canal de YouTube de Dossier Geopolítico.

Organiza Dossier Geopolítico DG.

Lic. Carlos Pereyra Mele,

Director de Dossier Geopolítico (DG)

Página web: https://dossiergeopolitico.com/