Frenando el ataque reaccionario, la contención de Brasil, EE.UU., Colombia y México mantiene la paz, la gobernanza y la estabilidad y asegura la provisión de petróleo a través del Caribe
Por Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico
Por la conjunción de necesidades políticas, diplomáticas, económicas y geopolíticas de los principales actores la crisis posterior a la elección presidencial en Venezuela se está desarrollando de un modo muy diferente al de 2013 y 2018, bosquejando una nueva geometría de las relaciones dentro del continente. Como resultado, por un lado, de la inseguridad energética producida por las guerras en Ucrania y en Asia Occidental y del temor a una nueva oleada migratoria, así como, por el otro, del creciente rol de China y los BRICS en la política mundial, Estados Unidos y Brasil están confluyendo en la búsqueda de una solución pacífica a la crisis poselectoral. Unos necesitan el petróleo venezolano y evitar la afluencia masiva de refugiados; los otros, consolidar en el norte de América del Sur y el Caribe una zona de paz que contenga la ofensiva de Elon Musk y sirva de bisagra para ampliar BRICS. A estos dos se suman Colombia y México que no quieren sufrir una nueva crisis migratoria. Como, empero, hasta el más sabio plan estratégico puede fracasar si es mal ejecutado, la búsqueda de la paz continental depende de la capacidad del gobierno de Nicolás Maduro para blindar la defensa cibernética del Estado venezolano y así recuperar credibilidad.
Elon Musk y Nicolás Maduro: los verdaderos contendientes en la elección venezolana
Pasadas las nueve de la noche (hora local) del domingo 28, el presidente de la Comisión Electoral Nacional, Elvis Amoroso, anunció públicamente que el presidente Nicolás Maduro Moros había alcanzado la reelección con el 51,20% de los votos. Su principal competidor, Edmundo González Urrutia, candidato de la intransigente coalición opositora Plataforma de Unidad Democrática (PUD), habría alcanzado el 44,2%. Como en las elecciones presidenciales sólo se vota por una única categoría de candidatos y el doble sistema electoral venezolano (electrónico y manual) permite tener rápidamente los resultados totales, habitualmente la CNE sale a anunciarlos casi inmediatamente después del cierre de los locales. Sin embargo, esta vez se demoró por un ciberataque que interfirió la trasmisión de los datos. En realidad, -según supo este analista de fuentes seguras- la interferencia continúa y es imposible entrar al sistema, porque altera todos los resultados.
Según explicó el mismo martes a Sputnik Víctor Theoktisto, PhD en computación y auditor externo del Consejo Nacional Electoral (CNE) entre junio y julio del año 2021, la trasmisión de los datos electorales fue afectada por un DOS (Denial Of Service – Denegación de Servicio) realizado desde la República de Macedonia del Norte. “Aunque es imposible alterar el contenido de lo que se transmitía, sí se logró disminuir las conexiones. De tal manera, que pocas veces se completaban exitosamente, ralentizando todo el proceso de totalización. Era una situación prevista por los organismos de inteligencia con ayuda de los operadores y eventualmente fue solventada, pero ocasionando un retraso notable, declaró Theoktisto. El ataque además consistió (y se mantiene todavía) en un ataque permanente al sitio del CNE, a los medios del Estado y, en general, a los servicios de la administración pública”, ahondó.
También se atacó la red informática que comanda el sistema eléctrico, pero allí pudo ser contenido. El objetivo en este caso era, evidentemente, dejar el país a oscuras, para que pudieran actuar comandos terroristas.
“En el futuro, siguió Theoktisto, quizá habrá que extremar e incluso limitar el acceso desde fuera del país a las redes, un verdadero dolor de cabeza, aislarnos por unas horas hasta que toda la data esté transmitida”. Por esta razón, el presidente Maduro reunió este martes al Consejo de Estado (órgano asesor del gobierno con participación política, policial y militar) y anunció la formación de una comisión técnica para rechazar el ataque con asesoramiento ruso y chino. Es decir, la agresión encontró un punto débil en la defensa cibernética del sistema electoral venezolano.
Inmediatamente surge, entonces, la pregunta sobre por qué se anunció un resultado aún no confirmado. Para anticiparse al plan de la oposición dentro y fuera del país. Hace ya un mes Jorge Rodríguez, jefe del Comando Electoral del Gran Polo Patriótico, había denunciado con detalles el plan subversivo que estaría preparando la oposición extremista. O sea, se repetía el libreto de 2013 y 2018. Era una conspiración cantada. Como el conteo electrónico se interrumpió, cuando había sido relevado el 40% de las actas, María Corina Machado, verdadera líder de la alianza antichavista, fiel al guión, salió a proclamar a González- Inmediatamente lo reconocieron los gobiernos de Argentina, Uruguay, Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica y República Dominicana. En Buenos Aires, incluso, los manifestantes opositores asediaron el domingo por la noche la embajada venezolana con la aquiescencia de los ministros Patricia Bullrich y Luis Petri allí presentes.
El lunes fue el día de las tradicionales guarimbas opositoras. En distintos puntos del este y centro de Caracas pequeños grupos de manifestantes atacaron objetivos gubernamentales y símbolos de la Revolución Bolivariana. Como relata Sergio Rodríguez Gelfenstein, “hoy se tiene la información de que algunos miles de personas en todo el país participaron en estas marchas y hechos de violencia. Casi 1000 terroristas fueron detenidos por estos incidentes y -como es habitual en personas pagadas que no tienen ética ni incentivo político alguno- han comenzado a hablar. Se ha sabido que el 80% tiene antecedentes penales, una buena parte ha regresado hace poco desde el exterior donde recibieron entrenamiento militar. De igual manera, el 90% estaba en avanzado estado de drogadicción y portaban armas ilegalmente. También afirmaron que recibieron 150 dólares por día para generar caos. A esta hora 7 de la tarde del día miércoles 31 la situación en la ciudad es de calma mientras que las calles vuelven lentamente a la normalidad.”
A diferencia de ocasiones anteriores, empero, tanto la policía como organizaciones chavistas salieron a contenerlos. Todavía el lunes por la noche, una manifestación opositora pudo reunirse frente a la embajada argentina en solidaridad con los seis dirigentes de la PUD refugiados allí desde marzo, sin que la policía reprimiera. El acto fue convocado por Machado en respuesta a la presencia de efectivos de seguridad en las inmediaciones de la legación.
Paralelamente, una intensa campaña en medios europeos y latinoamericanos de “izquierda”, “centro” y derecha bate el parche contra el “fraude electoral” y exige nuevas elecciones o el reconocimiento de González como presidente.
La realidad es que los “testigos” (fiscales) de todos los partidos obtuvieron las constancias de cada mesa y ahora tanto la CNE como el oficialismo y la oposición están haciendo el conteo a mano. Por esta razón los gobiernos de Brasil, Colombia, México y EE.UU. así como el Centro Carter están apelando a esperar el fin del escrutinio manual y a guardar la calma. El propio presidente Maduro presentó este miércoles un pedido de amparo ante la Sala Electoral del Tribunal Superior de Justicia, para que ésta se aboque a hacer el recuento de las actas. De este modo, si interviene el Poder Judicial, podrá dar a publicidad la información que la CNE se ve impedida de difundir por el ciberataque.
¿Por qué lo quieren detener el intento subversivo actores tan diversos como Lula, Petro, AMLO y Harris y quién está detrás del mismo? La causa de tan curiosa confluencia no está en Venezuela. El país caribeño es un nodo en el que se entretejen tendencias yuxtapuestas. Por un lado, la necesidad norteamericana de asegurar su abastecimiento de petróleo y de evitar que suba la inflación –como sucedió en 2021 y 2022- por falta de suministro. Aunque en Europa Oriental se llegara próximamente a una negociación entre Rusia y Ucrania, se mantendrá la polarización entre la OTAN y el gigante euroasiático y, por consiguiente, la inseguridad en el abastecimiento de petróleo y gas ruso a Europa Occidental. El mercado de hidrocarburos seguirá siendo muy sensible a los avatares políticos.
Al mismo tiempo, EE.UU. está irremisiblemente entrampado en su forzado apoyo a un Israel completamente aislado en Asia Occidental. Sólo le queda el gas azerbaiyano que llega a través de Turquía y los camiones que transportan petróleo emiratí y bajeriní a través de Arabia Saudita, pero ambas vías son muy vulnerables y pueden cerrarse en cualquier momento. Además, si Israel ataca a Líbano, los mercados petroleros van a temblar en todo el mundo. Washington, por lo tanto, no puede contar con el fósil árabe. La negociación que Joe Biden comenzó el año pasado con Nicolás Maduro no es, entonces, ocasional sino estratégica. Si Kamala Harris gana la elección de noviembre el diálogo se va a profundizar y, si el vencedor es Donald Trump, probablemente también.
La diferencia al respecto entre los dos es más bien de forma y de intensidad. Laura Dib, experta en Venezuela de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (una consultora ligada a los demócratas), dijo a CNN que si los demócratas siguen en el poder, “las negociaciones [bilaterales] continuarán”. “Ahora bien, añadió, si hay una administración Trump, lo más probable es que se limite a hacer negocios… sin tener mucho en cuenta lo que ocurre en términos de democracia y derechos humanos”.
¿Por qué no confían en la oposición pronorteamericana que ellos han financiado largamente para esta tarea? Muy simple: porque no la creen capaz de asegurar la gobernanza del país. Mediante una dolarización silenciosa Nicolás Maduro ha acabado desde 2021 con la hiperinflación, ha saneado las cuentas fiscales, pacificado el país, combatido el crimen, impulsado la recuperación de la economía (que en 2022 y 2023 creció entre el 5 y el 6% y este año puede alcanzar el 4,5%) y expandido de modo tal las políticas de contención social que, aun con una tasa de pobreza del 85% no hay hambre. Por otra parte, si la oposición llegara al gobierno, le sería imposible afirmarse frente a fuerzas armadas y policiales, sindicatos y organizaciones sociales controlados por el chavismo. Reinaría el caos y se reanudaría la migración masiva hacia EE.UU. a través de Colombia, América Central y México. La conclusión de los norteamericanos es pragmática: Maduro garantiza el orden, el envío de hidrocarburos y evita una nueva ola de refugiados. Con él hay pues que entenderse.
Rod Lewis (a la derecha) es uno de los 3.000 más ricos del mundo
Por esta razón la Casa Blanca avaló la primera negociación empresaria exitosa. LNG Energy Group, una empresa cotizada en Canadá y fundada por el multimillonario petrolero de Texas Rod Lewis, anunció el 24 de abril pasado un acuerdo con la compañía petrolera estatal de Venezuela PDVSA para rehabilitar cinco campos petrolíferos envejecidos. La empresa, que ya produce gas natural en Colombia, se creó el año pasado como resultado de la fusión entre la firma canadiense y otra propiedad de Rod Lewis, un legendario cazatesoros de Texas al que la revista Forbes llamó en una ocasión “el único gringo autorizado a perforar en México”.
Se trata de un globo de ensayo. Si sale bien, seguramente Washington autorizará nuevas joint ventures y estará mejor dispuesta a aceptar la participación de PDVSA en la secuestrada Citgo. Dados los lazos de Donald Trump con el mundo petrolero texano, es probable que continúe excavando en la misma veta.
Lula, por su parte, persigue dos objetivos geopolíticos, al apoyar una solución pacífica para la crisis venezolana: por un lado, perfilarse como EL líder de BRICS para América Latina y el Caribe. Una vez que el gobierno de Javier Milei se negó a incorporar a Argentina a BRICS, Brasil se quedó sin socio para hacer pesar su influencia regional dentro del bloque emergente. Ahora Nicolás Maduro ha manifestado su interés en incorporar a Venezuela a la asociación. Como el Planalto necesita articular con Colombia y Venezuela un bloque del norte suramericano que contrapese la ofensiva reaccionaria que viene de Argentina, probablemente se tome cierto tiempo para hallar una fórmula que satisfaga a uno sin dañar al otro. Si lo consiguiera, no sólo aumentaría su peso dentro de BRICS, sino que habría erigido una muralla contra la reacción oligárquica que viene del sur y tendría una fuerte carta para renegociar con Washington la distribución del poder en el continente.
Entonces, ¿quién apoya a la oposición violenta? Todo apunta a Elon Musk. Sólo él puede tener interés en desarrollar la minería en Venezuela y en extorsionar a todo el continente controlando el petróleo del país caribeño. Ya que los demócratas lo odian y Donald Trump lo mantiene lejos, el magnate surafricano-canadiense-norteamericano pretende condicionar la política continental con una mano sobre el grifo del petróleo venezolano.
Así se entiende la curiosa coalición de estabilizadores que procura llevar a Venezuela a un puerto seguro. Pero esta maniobra localizada y ocasional puede dar el puntapié inicial, para restablecer el diálogo entre el centro del poder atlántico y el euroasiático a través de la cooperación entre Washington y Brasilia. Una nueva arquitectura del poder mundial podría surgir de este esfuerzo mancomunado por superar la crisis venezolana ,,,, siempre y cuando las actas aparezcan y se pacifique la situación. De la eficacia del Estado venezolano depende hoy una gigantesca operación geopolítica que puede cambiar el mapa mundial.