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¡¡ LA LUCHA GLOBAL ES ENTRE ATLANTISTAS Y CONTINENTALISTAS !! 

Lo afirma una vez más el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna del Club de La Pluma, ante los interrogantes que se abren con las cumbres telefónicas de Putin y Trump, y de las que sobresale “el buen feeling” entre ellos. En tanto que considera que la guerra de Ucrania sigue y que no se va a detener sólo por dos conversaciones a distancia. Mientras que define a los Continentalistas como el “Triángulo de Hierro” entre Rusia, China e Irán -sólidamente aliados- más la posible incorporación de la India, mientras que el Atlantismo Occidental -radicalizado y en caótica desconexión- se atrinchera desesperado en Europa para continuar la guerra como sea, con unos líderes sin legitimidad, con personajes monstruosos como Zelensky y con una burócrata que nadie eligió, como Úrsula Von der Layen, que ha impuesto dictatorialmente un rearme de 80 mil millones de euros que liquidarán el “estado del bienestar”, que hundirán el avance tecnológico de los países miembros y todo ello, sin que Europa pueda llegar a ser una potencia militar global.

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En el audio también destaca que:

• Que Trump, con sus cabildeos, estaría haciendo un control de daños ante el evidente derrumbe del imperio estadounidense.

• Que se confirma el suicidio militar de Zelenski en Kurks, que es palmario que NO manda y SÍ obedece a Inglaterra y que ha tratado de “bastardear” las conversaciones de paz, atacando en simultáneo a instalaciones energéticas rusas.

• Qué Putin no aceptará fuerzas de la OTAN en Ucrania, como fantasea Francia y Reino Unido, y que no permitirá una agresión directa Irán, en tanto que se burló -con datos del PIB- de la debilidad económica del G7.

• Que es inmutable la alianza entre Rusia y China, a pesar de las de la prensa imperial, y que el Continentalismo crece regionalmente en África a pesar del terrorismo anglosajón y que hasta en América del Sur se “cuecen las habas” por el auge y éxito de los Brics.

• Que ésta locura belicista global fue instaurada tanto por los demócratas como por los republicanos estadounidenses, con la complicidad de Europa, para intentar mantener inútilmente la hegemonía anglosajona, cuya debacle comenzó en el 2005.

Y reflexiona con que en estos tiempos borrascosos de niebla guerrera, hay que entender al mundo desde la realidad geográfica -como lo establece la ciencia de la geopolítica- y más en ésta transición histórica con cambios tectónicos, en que el ejemplo del desarrollo imparable de nueva Ruta de La Seda confirma el liderazgo global asiático, el del  Sur Global y el los BRICS hacia un nuevo mundo multipolar, a pesar del belicismo, del terrorismo y de la desestabilización desesperada impuesta por Imperio Atlantista que naufraga en sus propias aguas. 

Eduardo Bonugli (Madrid, (23/03/25)

La Ruta de la seda terrestre y maritima para salir del encierro que durante siglos impusieron los Atlantistas (G7) a los Continentalistas BRICS+

Javier Benitez entrevista al Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele 

La Unión Europea está fundida, y el ‘plan Kallas’ lo dejó al desnudo. La iniciativa de la guerrerista jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, pretendía regar a Ucrania con 40.000 millones de euros. Cuando naufragó, bajó sus pretensiones a 5.000 millones, y tampoco cuajó. Ahora, las dádivas serán a voluntad, para lo que Francia pasa la gorra.

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Misión: pasar la gorra

El ‘mendigo de Kiev’ Volodímir Zelenski se desesperó, cuando el pasado 20 de marzo en la cumbre en Bruselas, vio que los 40.000 millones de euros que, a pedido de Kallas, esperaba como a una mensualidad, se le escurrían como agua entre las manos. Entonces, la ideóloga lanzó a los líderes europeos una contraoferta a la baja: 5.000 millones de euros so pretexto de adquirir 2 millones de cartuchos de munición a corto plazo.

Zelenski pidió de todas las formas posibles a sus socios europeos –hasta con señales de humo– que le dieran la venia, pero Francia, Italia y España, aparte de la habitual Hungría, no lo vieron tan claro y dieron carpetazo al asunto.

Y como no hay dos sin tres, el documento final de la cumbre señala que la Unión Europea está dispuesta a brindar ayuda militar a Ucrania de manera voluntaria, pero acorde a las competencias y capacidades de cada país miembro del bloque.

En este escenario, el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, lanzó un mensaje demoledor. «La UE no tiene ni un céntimo; ha gastado todo su dinero. Cuando habla de querer seguir armando a Ucrania, mantener el Ejército ucraniano, financiar el funcionamiento del Estado ucraniano en general o reconstruir Ucrania, lo hace de tal manera que, al sacar la bolsa, no encontrará ni una moneda», aseveró Orban durante una entrevista con un medio local.

Y por si alguien duda de la verdad de las palabras de líder húngaro, la miseria se deja ver en Francia. De los creadores del ‘mendigo de Kiev’, ahora llega ‘el mendigo de París’. Y es que Francia creó cuentas bancarias especiales para los ciudadanos que quieran «invertir sus ahorros en financiar los esfuerzos bélicos» del país, según el ministro de Economía francés, Eric Lombard. Traducido: Francia no tiene ni un céntimo para armas y ha empezado a mendigar dinero haciendo una colecta entre sus ciudadanos. Parece que los sablazos que el Gobierno galo ya les propina a base de impuestos no son suficientes para París.

El Dr. Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, entiende que es evidente que hay una falta concreta de proyecto y de plan político de la Unión Europea. «Porque fue rechazado el paquete de esta señora Kallas […] quien quiere arrastrar a todo el continente europeo a un conflicto […] Ahora estamos viendo la realidad. Lo que está haciendo Francia, no solamente es pasar la gorra, sino que es mostrar la zanahoria delante del burro, para que siga tirando del carro. Lamentablemente, todos sabemos que es un gasto improductivo el de la producción de armamentos porque si se usan, hay que producir más, pero si no se usan, también es improductivo. El área de armamentismo es de pérdidas, de la que únicamente se pueden dar el lujo las superpotencias económicas para sostener su seguridad y su defensa», sostiene el analista.

Ante este panorama, las así llamadas potencias militares europeas dicen que están preparando un plan que busca reemplazar el rol de EEUU en la OTAN en un lapso de 5 a 10 años, según afirmaron a Financial Times varios funcionarios familiarizados con el asunto. La pregunta que surge es: ¿con qué dinero?

«El principal escollo que tiene todo esto es una cosa que se llama ‘dinero, dinero y más dinero’. Entonces, ¿de dónde sale el dinero? Y va a salir de la expoliación de los países y de su reducción del Estado del bienestar a estándares mínimos y los europeos van a verse degradados en su calidad de vida, como ya lo vienen siendo», concluye Pereyra Mele.

Fuente: https://noticiaslatam.lat/20250323/europa-no-tiene-ni-para-cerillas-del-mendigo-de-kiev-al-mendigo-de-paris–1161682923.html 

Por Federico Rucco Contropiano

Según un informe publicado por el Instituto alemán de Kiel, Europa en su conjunto ha destinado 132.000 millones de euros a Ucrania en estos tres años (70 en ayuda financiera y humanitaria y 62 en ayuda militar) frente a los 114.000 millones de EEUU (64 en armas y 50 en ayuda financiera y humanitaria).

Se trata por tanto de una cifra muy alejada de los 350.000 millones de dólares anunciados por Trump y de los 500.000 millones que EEUU pretende obtener como compensación por la explotación de los recursos minerales ucranianos.

También hay que tener en cuenta que la ayuda militar se destina al menos a tres ámbitos: la OTAN, la Unión Europea y los Estados individuales.

En la UE, Estonia y Dinamarca son los países que han destinado más del 2,5% a la ayuda a Ucrania. En contraste, potencias económicas como Alemania, el Reino Unido y los Estados Unidos gastaron menos del 0,2% de su PIB anual. The Economist señaló que Letonia y Lituania contribuyeron con el 2% de su PIB de antes de la guerra.

La contribución a Ucrania de Francia, Italia y España se cuantifica en torno al 0,1% del PIB. En términos absolutos, Alemania fue el mayor donante de Europa, con una contribución total de 17.000 millones de euros, seguida por el Reino Unido con 15.000 millones de euros y Dinamarca con 8.000 millones de euros.

El 11 de febrero, fuentes diplomáticas en Bruselas anunciaron que los aliados de la OTAN han proporcionado a Ucrania 51.000 millones de euros en ayuda militar en 2024, superando ampliamente los 40.000 millones prometidos en la cumbre de Washington, y que el 60 por ciento de estos suministros proceden de aliados europeos.

El sitio web especializado Analisi Difesa desmiente luego las noticias falsas sobre el gasto militar de Rusia. Se trata de cifras infladas deliberadamente para justificar el rearme y el aumento del gasto militar en los países europeos.

Para ello, se cita un estudio del 22 de febrero del Observatorio de Cuentas Públicas Italianas, dirigido por Carlo Cottarelli, que desmiente la narrativa reciente, apoyada sobre todo por fuentes atlánticas como el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos a favor del crecimiento de los presupuestos militares europeos, según la cual el gasto militar ruso en 2024 (146.000 millones de dólares) habría superado el gasto europeo en términos reales (457.000 millones de dólares), alcanzando los 461.000 millones.

Un análisis más equilibrado de la confrontación en torno al gasto militar cuestionaría la narrativa según la cual Europa no está preparada para una confrontación militar con Moscú, al menos en términos de los recursos financieros asignados a Defensa.

Según el estudio del Observatorio, el gasto global de los países europeos es un 58% superior al de Rusia, lo que pone de relieve un panorama muy diferente al que informan algunos medios internacionales.

La confusión – escribe el OCPI – surge de la comparación entre dos datos incoherentes, la fórmula de gasto de defensa utilizada para Rusia y el presupuesto de defensa utilizado para Europa. Si se utilizara también la definición de la OTAN ( Gastos de Defensa) para Europa , el gasto europeo ascendería a 493.100 millones (1,9% del PIB), más de treinta mil millones más que el gasto ruso.

La OCPI señala luego un segundo error presente en el mismo estudio del IISS en el que el gasto militar ruso se evalúa a tipos de cambio PPP (dólares internacionales) mientras que el gasto europeo se expresa en dólares actuales. Esto subestima el gasto europeo porque el nivel de precios en Europa es significativamente inferior al de Estados Unidos (aunque no tanto como en el caso de Rusia).

En un mundo que, según el IISS, ha aumentado el gasto militar general a un récord de 2,46 billones de dólares en 2024, en comparación con 2,24 billones de dólares en 2023 (un 7,4% más), Moscú gasta en términos absolutos un tercio de los países europeos (146.000 millones, equivalentes al 6,7% del PIB), pero estos países afirman temer una invasión rusa.

Por lo tanto, los datos de Europa también deberían convertirse a tipos de cambio PPP. Así, el gasto militar europeo, según la definición de la OTAN, asciende a 730.000 millones de dólares internacionales en 2024, un 58% más que los 462.000 millones gastados por Rusia, concluye el OCPI.

Evaluar el gasto militar ruso en 462 mil millones de dólares, es decir, 316 mil millones más que los 146 efectivamente asignados, parece confirmar que la tendencia, muy extendida durante la primera Guerra Fría, de inflar el gasto militar de Moscú para justificar un gasto militar elevado está volviendo a ponerse de moda, tanto porque las razones por las que las armas y las municiones en Rusia cuestan menos están vinculadas a diferentes evaluaciones: acceso a grandes reservas de materias primas, bajo coste de la energía, producción casi totalmente nacional y empresas controladas por el Estado que han eliminado los beneficios porque «trabajan para la patria», no para los accionistas como las occidentales.

Si sumamos el gasto militar estadounidense al europeo, en 2024 llegamos a 1.343 billones y si añadimos el gasto canadiense, el de la OTAN supera los 1.350 billones de dólares, más de nueve veces el gasto ruso que en 2025 se espera que alcance el 7,6% del PIB con un crecimiento del 13,7 por ciento respecto al año pasado.

Estados Unidos pide a Europa que gaste más, hasta el 5 por ciento del PIB, justo cuando Washington gasta el 3,3 por ciento en Defensa y planea con la actual administración recortar el presupuesto del Pentágono en 50.000 millones (8 por ciento) anuales a partir del próximo año fiscal, llevándolo de unos 900 a unos 600.000 millones de dólares al final del mandato de Donald Trump: una cifra no muy alejada del gasto global de las naciones europeas.

Según el estudio de Analisi Difesa, el objetivo de EEUU parece ser el de «ampliar su mercado» y vender a los europeos (bajo amenaza de aranceles) los sistemas de armas «made in USA» que en el futuro se comprarán en cantidades reducidas para las fuerzas armadas estadounidenses.

Además, si los países europeos aumentaran su gasto militar al tres por ciento del PIB, como lo solicitó el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, el presupuesto general aumentaría en otros 250 mil millones de dólares, superando los 700 mil millones. Si el gasto de los países alcanzara el 5 por ciento del PIB, como pretende Trump, se sumarían 800.000 millones al presupuesto global, lo que superaría el billón, una cifra nunca alcanzada ni siquiera por Estados Unidos.

Ya hoy la relación entre EEUU y Europa en términos de gasto militar parece menos desequilibrada (en términos financieros, no en términos de capacidades militares expresadas) si observamos que los fondos asignados por EEUU son ligeramente menos del doble de los de Europa (886 mil millones contra 457), pero el presupuesto americano incluye una potente tríada nuclear y el hecho de que el instrumento militar está desplegado en todo el mundo, principalmente en el Indo-Pacífico, no sólo en el teatro europeo.

Las recientes tensiones en Estados Unidos y Europa por las negociaciones iniciadas por la administración Trump para poner fin al conflicto en Ucrania han puesto de relieve la idea de que Europa debe ocuparse de su propia defensa.

Un estudio del Instituto Bruegel y del Instituto de Kiel estima que, sin Estados Unidos, para ser autosuficiente en defensa, la Unión Europea tendría que gastar 250.000 millones de euros adicionales al año a corto plazo para crear 50 nuevas brigadas con 300.000 nuevos soldados y compensar a los soldados estadounidenses actualmente en Europa y a los que llegarían en caso de un ataque a la OTAN.

FUENTE CEPRID: https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2964

Síntesis de la disertación del Director de Dossier Geopolitico, en la CGT Historia de Córdoba sobre el Conflicto de Europa del este Guerra de la OTAN vs Fed. Rusa, desarrollado en el Taller de Actualidad Internacional, juntos a destacados disertantes de Córdoba y nacionales organizado por el Ateneo del Pensamiento Peronista -APP- el dia 13 de Marzo del 2025

Tema de Carlos Pereyra Mele: Guerra entre Rusia, la OTAN y Ucrania.

Cuando la Unión Soviética se disolvió en 1991, se firmó un acuerdo entre Mijail Gorvachov y George Bush que establecía la obligación para la OTAN de no expandirse más al este.

En 1994, Clinton decidió unilateralmente desechar ese acuerdo de no expansión de la OTAN, y en 1999 la OTAN se expandió a Hungría, Polonia y República Checa.

La Rusia de Boris Yeltsin protestó formalmente pero nadie en Occidente reparó en la violación del acuerdo, y Rusia no quiso escalar bélicamente porque esos países están lejos de la frontera rusa.

Luego en 2004 la OTAN siguió expandiéndose violando el acuerdo de 1994, incorporando a Estonia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Rumania, Eslovenia y Eslovaquia.

Empezó la reacción Rusia: En 2007 Putin dijo «basta, paren, suficiente», pero la diplomacia de Occidente decidió ignorar.

Luego en 2008 la OTAN decidió iniciar las tratadistas para la incorporación de Ucrania y Georgia, países limítrofes con Rusia.

Rusia volvió a protestar formalmente señalando que si ellos decidieron tener bases en Canadá o México, EEUU iniciaría una guerra inmediatamente. Occidente siguió ignorando.

Rusia decidió entonces declarar la guerra a Georgia por tal motivo (casus belli), como todos conocemos y Georgia quedó pulverizada. La guerra terminó con un cese al fuego impulsado por Rusia, que estableció una fuerza de paz mixta y dejó dividida a Osetia del Sur en dos autoridades rivales. Osetia del Sur se convierte de facto en independiente, pero internacionalmente reconocida como parte de Georgia.

En 2010 EEUU instaló misiles en Polonia y Rumania, violando de nuevo el acuerdo de 1994.

Ese mismo año 2010, el pueblo ucraniano eligió de Presidente a Viktor Yanukovic, bajo un programa de gobierno que prometía neutralidad entre Rusia y la OTAN.

En 2014 Rusia y Ucrania firmaron un acuerdo en que Rusia buscaba el arriendo de Sebastopol por 25 años. No había ninguna intención de anexar Crimea ni Donbas.

Pero en 2014 EEUU operó para derrocar a Yanukovic, evento probado con la famosa y escandalosa llamada que se filtró entre Victoria Nuland y el embajador americano en Ucrania, Geoffrey Pyatt.

Luego llegaron los Tratados de Minsk I y  Minsk II (este último estableció autonomía para las regiones rusoparlantes del este de Ucrania. Este acuerdo fue apoyado de forma unánime por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Pero EEUU y la nueva Ucrania intervenida decidieron que no sería obligatorio 

Ucrania masacró a varios miles de ciudadanos rusoparlantes en el Donbass con Zelensky como autor intelectual y principal organizador de las riadas genocidas.

Luego en 2022 EEUU reclamó el derecho de poner misiles «dondequiera» en Ucrania, y Blinken le dijo a Lavrov que EEUU pondría sistemas de misiles en cualquier lugar de Europa y no solo en Ucrania.

Y ese fue el casus belli por el que Rusia decide declarar la guerra a Ucrania: hacer respetar la obligación de la OTAN de no expandirse al este. Ni más ni menos.

La intención de Putin con la guerra es detener el avance de la OTAN (obligada desde 1994 a no expandirse) y obligar a Zelensky a firmar la neutralidad.

Zelensky estaba listo al séptimo día de iniciada la guerra para firmar la neutralidad con Putin. Pero a último minuto Zelensky decidió declinar la firma por directa solicitud de Joe Biden.

La idea era incorporar a Ucrania, Rumania, Bulgaria, Turquía y Georgia en un anillo de bloqueo a Rusia al Mar Negro.

La guerra continúa hasta hoy. Y debido a la decisión de Biden y Zelensky, más de 1 millón de ucranianos han muerto en una guerra sin sentido.

Esta es toda la verdad histórica, ni más ni menos, de los acontecimientos entre Rusia, Ucrania y la OTAN. 

Y como vemos NO se trató de que NO se respetara las normas y las reglas, mas el derecho internacional, pero la angloesfera le importa poco y nada respetar esas posiciones y su alternativa es solo la guerra y el caos.

Todo lo demás es confusión instrumentada por analfabetos locuaces bien pagados (llamados periodistas especializados o Grupos de interés que usan sus ONGs o Think Tank para imponer un relato falso favorable a los agentes del atlantismo) y que con la censura mediática y de redes instaló férreamente  “democráticamente” La Unión Europea lo que hace que sus poblaciones no entienden una pizca de todo lo que pasa en esa zona del mundo y que consumen la amarga hiel de la propaganda belicista de la OTAN/UE y hasta Biden en EEUU se seguía con el libreto, sin mayor pensamiento crítico.  Hasta el reciente cambio en la administración de USA con Donald Trump, que pareciera encauzar el diálogo con las potencia y poner a EEUU en pie ante tanto deterioro causado por las administraciones demócratas y de las que él también ha tenido responsabilidad en su primer mandato, pronto veremos si esto se encamina a terminar con un Tratado de Paz concreto duradero o se transforma en un conflicto de largo tiempo 

Carlos Pereyra Mele Analista geopolitico

Director Dossier Geopolitico

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein

Si la conquista y colonización forzada fue una desgracia para los pueblos del sur, el que a vastas regiones de América hayan llegado los españoles primero que otras potencias coloniales fue una doble desgracia. A finales del siglo XV, España se encontraba en un proceso de transición hacia la Edad Moderna, marchando a la zaga de buena parte de Europa en este sentido.

La culminación de la Reconquista a fines del siglo XV tuvo como resultado la expulsión violenta de los musulmanes de la península ibérica y la convergencia política y territorial de las principales coronas españolas, las de Castilla y Aragón. A esa unión monárquica se incorporaron poco después otros reinos lográndo así la completa unión peninsular hispánica, o ibérica, en el marco de una monarquía común.

El título de Católicos concedido a los reyes de España por el papa Alejandro VI en 1496,  hizo referencia en su momento a la concreta adscripción religiosa de la monarquía y a su defensa de la fe católica. Con ello, los procesos de conquista y colonización se realizaron no solo en nombre de un poder político, también de un poder divino. Ambos fueron usados para desatar el peor genocidio cometido jamás en la historia de la humanidad. 

Así, la historia nos enseña con lujo de detalles, lo que hizo esa raza maldita venida de allende los mares. Tal vez no sería correcto culpar a los españoles de hoy de los desmanes que cometieron sus antepasados, salvo porque lo siguen reivindicando como si fuera un pretérito glorioso que además niega la consumación del asesinato de  alrededor de 56 millones de seres humanos, el 90% de la población del Abya Yala de entonces.

Después de 332 años de ocupación salvaje fueron derrotados y se tuvieron que ir. Pero aun se quedaron en Cuba y Puerto Rico por 74 años más. Todo esto vino a mi mente cuando leí que el actual presidente del gobierno español Pedro Sánchez, intentando rechazar las recientes medidas tomadas contra Europa por la administración del presidente Donald Trump,  dijera palabras más, palabras menos, que buena parte de la riqueza de Estados Unidos había sido obtenida gracias a Europa… y vaya que España ha jugado un papel relevante en ese sentido. Lo que extraña es que sus líderes lo reivindiquen como algo positivo.

Ya  en febrero de 1819, España cedió gustosamente a Estados Unidos los territorios de Florida y Oregón y la navegación por el río Misisipi  a cambio de que Washington la apoyara en su lucha contra los independentistas del sur. A través del Tratado Adams-Onis o Tratado Transcontinental, España aceptó algunas migajas, entre otras que Estados Unidos “respetará” su posesión de Texas y los límites de California. Sabemos lo que ocurrió después con estos territorios, que incrementaron la “riqueza” de Estados Unidos. Pero el secretario de Estado John Quincy Adams, posteriormente presidente de Estados Unidos ni siquiera aceptó hacer una promesa formal,  se limitó solo a una declaración verbal  sobre estos asuntos. 

Mucho antes, por lo menos desde 1801, Estados Unidos había mostrado su interés en apoderarse de Cuba. Algunas décadas después, una vez más, España acudió gustosa a incrementar la riqueza de Estados Unidos. En diciembre de 1898, una España acostumbrada a que se le impusieran acuerdos ignominiosos, firmó con Estados Unidos el Tratado de París mediante el cual renunció a la “soberanía y propiedad de Cuba” al tiempo que cedía -en favor de la riqueza de Estados Unidos-  Puerto Rico, las islas Guam y el archipiélago de las Filipinas. Claro, España permitió que Estados Unidos se introdujera en la guerra de independencia de Cuba cuando los irredentos mambises tenían prácticamente ganada la contienda. 

En el artículo 7 del tratado, España renunciaba a todo reclamo de indemnización de “cualquier género” y en el artículo 8 entregaba todas sus haciendas y patrimonios en estos territorios. Es tan grande la estulticia y la cobardía de las élites españolas a lo largo de la historia que el Tratado de París en su artículo 16 dice textualmente: “Queda entendido que cualquier obligación aceptada en este Tratado por los Estados Unidos con respecto a Cuba está limitada  al tiempo que dure su ocupación en esta isla; pero al terminar dicha ocupación aconsejarán al gobierno que se establezca en la isla que acepte las mismas obligaciones”.

Así, en 1901 se estableció la Enmienda Platt que fue incorporada a la Constitución de Cuba limitando su independencia y entronizando un sistema neocolonial para el control y dominio de la isla. Este engendro tuvo “validez” hasta 1934, pero desapareció en realidad  del horizonte político de Cuba, con el triunfo de la revolución en 1959. El Tratado de París fue una gran contribución de  España -una vez más- para aumentar la riqueza de Estados Unidos, tan necesitado de ello.

Siguiendo su práctica entreguista, años después, en 1975, España ya ni siquiera sin firmar un tratado, entregó su posesión en el Sahara Occidental a la putrefacta monarquía marroquí. Parecía que su absoluta carencia de dignidad manifestada en favor de Estados Unidos, también se expresaría en África en apoyo a otros entes que también “necesitaban” la ayuda de Europa para incrementar su riqueza. En noviembre de ese año a través de la Operación Golondrina prepararon la evacuación urgente del territorio saharaui de las fuerzas armadas hasta entonces ocupantes y sus propiedades.

A través de un oscuro personaje llamado José Solís, España le manifestó al monarca alauita de Marruecos, Hassan II, su disposición de abandonar el Sahara de inmediato, solo a cambio de que Marruecos “cubriera las formas y salvara los compromisos de España” y que la monarquía borbónica estaba de acuerdo en que el Sahara pasara a estar bajo soberanía marroquí. Fue una actuación tan deshonrosa que hasta las propias fuerzas armadas españolas ocupantes la rechazaron. 

Después de eso, Hassan II y su hijo, el actual monarca, han tenido el dinero suficiente para comprar a las élites españolas, esta vez para contribuir a elevar su propia riqueza y la de otros líderes europeos necesitados de alimentar su pecunio personal. No se ha podido hacer nada, para cambiar la situación. La ignominia y la desvergüenza está presente en el ADN de las élites españolas sean estas monárquicas o políticas. Es una condición natural para su repulsiva existencia. 

A mediados del siglo pasado, cuando finalizó la segunda guerra mundial, Estados Unidos ideó el Plan Marshall que fue “vendido” como el esfuerzo de Washington para la reconstrucción de la Europa devastada por la guerra. En realidad, el Plan Marshall fue el instrumento mediante el cual – en medio de la guerra fría- Estados Unidos se compró Europa para confrontar a la Unión Soviética.

Pero una vez desaparecida ésta y finalizada la contienda ideológica del siglo XX, Europa dejó de ser necesaria para Washington. Sin embargo las élites atlantistas que han gobernado en ambos lados del océano durante los últimos 35 años, siguieron construyendo la ficción de que seguían siendo aliados, socios y amigos.

Hoy, cuando el presidente Trump está poniendo las cosas en su sitio, Europa está tomando nota de un carácter parásito y dependiente que la llevó a nutrir el poder de  Estados Unidos  en detrimento de sus propios pueblos. Ahora, constata que, como ciertos adminículos que se usan y se botan, Estados Unidos la está lanzando al estercolero de la historia de donde nunca más podrá salir.

Europa habida cuenta de la decisión de sus élites, es nadie, entre otras cosas porque no tiene ninguna riqueza material: dependía de Rusia para tener energía barata que le servía para  garantizar su desarrollo industrial y tecnológico y renunció a ello para -contribuyendo a la riqueza de Estados Unidos- comprarla tres veces más cara. Ahora, están sumidos en una profunda crisis económica de la que no saben cómo salir.

Depende de China para su intercambio económico, sobre todo desde 2021 cuando Beijing se transformó en su principal socio comercial y aún cuando en 2023 cedió ese sitial nuevamente a Estados Unidos, hoy, en medio de su crisis, se han visto obligados a recurrir al gigante asiático para no profundizar su dependencia de Washington.

Depende de Estados Unidos para su defensa. Ese sometimiento le salía muy barato mientras enarbolaban el fantasma de una probable invasión rusa que nunca ha ocurrido pero que las élites atlantistas de Washington “compraban” porque les interesaba. No obstante, cuando a partir de las más elementales normas del capitalismo, Trump se ha propuesto cobrar por el servicio prestado, se han desmoronado y no tienen respuesta por lo que han optado por exhibir su mediocridad con total desfachatez. 

Además, como no tienen una robusta industria militar propia, en el momento en que se han propuesto reforzar su potencial militar, tendrán que comprar armas en Estados Unidos -por lo menos en la primera etapa- contribuyendo de esa manera con la ampliación de la riqueza de Estados Unidos.

Si Pedro Sánchez cree que decirle esto a Trump, va a cambiar el estado de las cosas, solo expone su pequeñez mental, su carencia de comprensión de lo que está ocurriendo en el mundo y su insignificancia como político y estadista. 

No se podría esperar otra cosa de él habida cuenta de la sangre que corre por sus venas y el ADN de su estirpe … si lo sabremos nosotros aquí, en Nuestra América.

sergioro07.blogspot.com 

 Las opiniones de los colaboradores individuales no representan necesariamente las de DOSSIER GEOPOLITICO

¡¡ TIEMPOS BORRASCOSOS PARA LA REPÚBLICA IMPERIAL !! pronostica el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele en su columna del Club de La Pluma, ante la lucha intestina de las élites occidentales entre los triunfalistas de Trump contra los globalistas derrotados, que se han atrincherado en Europa tras el falso símil de aquel pacto del siglo XIX, de “La Entente Cordiale Franco Británica”, buscando una unidad imposible en el viejo continente, para continuar una guerra contra Rusia que ya han perdido, en tanto que Trump exige darla por acabada con un acuerdo de paz directo con Putin, que sellaría el fracaso definitivo de la estrategia imperial en destruir a Rusia para luego cercar a China. A lo que Europa responde abrazándose a un acabado Zelensky -símbolo y peón de la catástrofe- y con exigencias cercanas al ridículo, obviamente rechazadas por Moscú.

AUDIO:

A lo largo del audio, aborda y analiza la secuencia de los últimos acontecimientos tales como:

• El enfrentamiento verbal en la Casa Blanca, que no fue un show ni una trampa, y sí mostró la realidad del “personaje Zelensky” que sabe que el fin de la guerra será su propio final.

• La encerrona previa de Macron y Starmer a Trump, con un “tratado de paz” que solo sería un alto el fuego por 30 días para transformar a Ucrania en una especie de las “2 Coreas” y el despliegue de tropas europeas en Ucrania. Hipótesis tan fantasiosas para Europa como inaceptables para Rusia.

• Que la NO firma del tratado por los recursos minerales y tierras raras fue porque Ucrania exigía que EEUU fuera el “garante de seguridad” contra Rusia. Condición también descartada de plano por la administración Trump.

• La sobreactuada reacción de los europeos con “sus cumbres” repletas de rispideces y elucubrando con unas fuerzas armadas propias en tanto que alientan el conflicto a pesar de que aumenta el rechazo a mandar tropas a Ucrania y a las dudas sobre el esfuerzo económico anunciado.

• Que en este momento la guerra continúa, perdiendo Ucrania más territorios y más vidas, mientras que Moscú no tiene prisas por negociar una paz que no sea concreta, real, y factible de cumplir, además de que reconozca todos sus objetivos.

• Que Inglaterra, que encabeza con Francia el grupo de países europeos “rebeldes” a Trump, no seguirá ese rumbo de choque contra EEUU porque pesan más sus lealtades anglosajones y porque la UE es garantía de divisiones y conflictos internos.

Finalmente, Pereyra Mele reflexiona que en estos momentos es crucial tanto la neutralidad del Sur global, cómo el NO castigar a Rusia y el fortalecer las bases de los BRICS+ para tener un sitio en la futura mesa de negociaciones del nuevo orden mundial, en tanto que se aproxima la guerra comercial del gobierno de Trump a nivel global por lo que habría que pensar en grande y vislumbrar correctamente todos los escenarios, más allá de los TIEMPOS BORRASCOSOS EN LA REPÚBLICA IMPERIAL

Eduardo Bonugli (Madrid, (09/03/25)

Por Elena Fritz

El European Council on Foreign Relations (ECFR), uno de los think tanks más influyentes de la UE, presenta un «plan de cinco puntos» que arrastra a Europa a una guerra por poder con Rusia.

Los estrategas de política exterior de Europa han ideado algo nuevo, y podría ser su proyecto más peligroso hasta la fecha. El ECFR, uno de los think tanks más influyentes de la UE, presenta un «plan de cinco puntos» que supuestamente hará a Europa más segura. Sin embargo, quien lea el documento pronto se dará cuenta de que no se trata de seguridad, sino de una estrategia de escalada que llevará a Europa a una guerra por poder con Rusia.

Las propuestas del ECFR son una pesadilla de sobreconfianza, ingenuidad geopolítica y locura económica. Uno se pregunta inevitablemente: ¿Alguien en Bruselas tiene todavía una visión clara de la realidad?

Un plan sin consideración por las pérdidas

El plan del ECFR se basa en cinco puntos clave:

    – El masivo rearme de Ucrania, financiado con fondos de la UE.

    – Nuevas sanciones contra Rusia, a pesar de que las anteriores han dañado más a Europa que a Moscú.

    – Una agenda europea de alto el fuego que se definirá sin Rusia.

    – Una obligación de rearme para la UE, con un aumento del gasto en defensa hasta el tres por ciento del PIB.

    – La pretensión de reemplazar a EE. UU. como potencia líder, a pesar de que Europa depende militar, económica y geopolíticamente de Washington.

¿Suena como un plan? No, suena como una ilusión peligrosa. Porque detrás de esta agenda hay una fatídica suposición: que la UE es una gran potencia que puede determinar lo que sucede en el mundo.

Pero la realidad es diferente.

Europa está económicamente debilitada, socialmente profundamente dividida y políticamente incapacitada. Mientras Rusia convierte su economía en producción bélica y los EE. UU. se retiran cada vez más de la escalada directa, los burócratas de la UE sueñan con dirigir la política mundial con sanciones y transferencias de dinero. Esto no es una estrategia, es megalomanía.

Europa no puede reemplazar a EE. UU.

Uno de los puntos más extraños del documento del ECFR es la idea de que la UE pueda ocupar el lugar de EE. UU. Solo se necesita actuar con determinación, se dice, y entonces Europa podrá «marcar el tono». Pero para reemplazar a EE. UU., la UE tendría que poseer primero el poder militar, financiero y estratégico de Washington. Y eso es precisamente lo que falta:

    – Militarmente: La UE no tiene un ejército propio y depende completamente de la OTAN. La idea de que Bruselas pueda de repente actuar como una potencia militar líder es absurda.

    – Financieramente: Mientras los EE. UU. controlan el dólar y dirigen los flujos financieros globales, la UE está económicamente debilitada y luchando contra tendencias recesivas.

    – Estratégicamente: Los EE. UU. pueden permitirse una flexibilidad geopolítica a través de sus redes globales. La UE, por otro lado, se ha metido en un callejón sin salida, donde se encuentra sin opciones propias.

Entonces, ¿qué queda de la idea de que Europa podría ponerse a la cabeza del juego geopolítico? Nada, excepto pensamiento ilusorio.

Un barril sin fondo: ¿Quién se beneficia de los miles de millones para Ucrania?

El ECFR exige para Ucrania 40 mil millones de euros en 2025, y inversiones a largo plazo equivalentes al 0,25 por ciento del PIB de la UE. Pero no hay respuestas claras a la pregunta crucial: ¿A dónde va realmente ese dinero?

Hoy en día, Ucrania está económicamente colapsada, la producción industrial está en ruinas y millones de personas han huido. Cada euro que fluye hacia Kiev financia ya sea la guerra o desaparece en redes de corrupción.

Los estrategas de la UE parecen no aprender nada de esto. Siguen inyectando dinero de los contribuyentes en una estructura que ya no funciona. ¿El resultado? Los ciudadanos de Europa pagan la factura, y Ucrania sigue siendo un estado en crisis permanente.

¿Rusia debe capitular? El ECFR exige lo imposible

Particularmente provocadora es la exigencia del ECFR de que Rusia se someta a un «plan de reparaciones» occidental. Moscú debería pagar reparaciones, limitar sus armas de largo alcance y cumplir con las directrices de Bruselas.

Pero quien crea que Rusia se someterá a un dictado de la UE ignora la realidad geopolítica. Los tiempos en que Europa podía dictar condiciones a Rusia han pasado.

En realidad, Moscú reacciona a esta confrontación con aún más determinación. Mientras Occidente se pierde en debates sobre el suministro de armas, Rusia ha transformado su industria en economía de guerra, ha aumentado masivamente la producción de armas y ha forjado nuevas alianzas globales.

En otras palabras: la UE intenta trabajar con una postura amenazante, pero le falta el poder para imponer sus propias amenazas.

Europa ya no tiene tiempo para juegos de planificación

Mientras Bruselas aún discute sobre nuevos gastos en defensa, otros actores ya están actuando. Rusia está ampliando su capacidad de producción militar. China fortalece sus redes económicas y geopolíticas. Los EE. UU. se preparan para una nueva dirección de política exterior después de las elecciones.

Europa, por su parte, se pierde en teorías y espera que las sanciones y los paquetes financieros cambien el rumbo de la historia.

Pero el tiempo para tales ilusiones se ha acabado. Europa no está del lado de los ganadores en este conflicto, y es hora de que lo reconozca.

Conclusión: La política bélica de Europa conduce al abismo

El plan del ECFR no es un concepto de seguridad, sino una receta para una catástrofe geopolítica. Una política de rearme sin base económica. Una estrategia de sanciones que causa más daño a Europa que a Rusia. Una escalada militar para la cual Europa no está preparada. Una idea utópica de reemplazar a EE. UU. como potencia líder, sin los medios de poder necesarios.

La UE se encuentra en un punto de inflexión. ¿Seguirá siendo un vasallo de Washington que tropieza ciegamente en un conflicto? ¿O finalmente encontrará una estrategia independiente basada en la diplomacia, la estabilidad económica y un cálculo de poder inteligente?

Si Europa no se despide pronto de estas fantasías peligrosas, se avecina un futuro en el que el continente no será el «líder del mundo libre», sino solo el próximo campo de batalla geopolítico.

FUENTE: https://www.geopolitika.ru/es/article/el-ultimo-acto-de-europa-como-el-plan-del-ecfr-lleva-la-ue-al-abismo

Ajedrez de geopolítica: Movimientos inesperados, movimientos que esconden otros, o que distraen. Hay peones, hay caballos, hay alfiles, torres, reina y rey. Todos juegan, todos tienen su rol. En Radio Sputnik, ‘Ajedrez de geopolítica’. Donde conocemos todo lo que se juega y todo lo que se decide. Conduce Javier Benítez. que entrevista al Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, destacó las acciones del Ejército ruso que condujeron al inicio de conversaciones entre el gigante euroasiático y Occidente. Y mientras representantes de Moscú y Washington volvieron a reunirse, ahora en Estambul, el mandatario de EEUU, Donald Trump, humilló al primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer.

AUDIO:

Honor a quienes lo merecen

«Los cambios dinámicos que se producen hoy en el panorama internacional son en gran parte resultado del coraje y la resiliencia de nuestras Fuerzas Armadas, nuestros héroes. Fueron ellos, con su valor, con sus victorias diarias, quienes crearon las condiciones para el inicio de un diálogo serio, un diálogo sobre una solución fundamental a la crisis ucraniana y a otras crisis», manifestó Putin durante una reunión de la junta directiva del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, por sus siglas en ruso).

Al respecto, el Dr. Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, expresa que en la política exterior y en la diplomacia hay dos vías para alcanzar los objetivos. El analista apunta que «una es la vía diplomática, de negociación, de arreglo, de concesiones, de diálogo, y la otra es a través del sistema de defensa y seguridad militar».

«Es evidente que la primera opción fue imposible con el régimen de Kiev, que no es justamente el principal jugador de todo este gran conflicto, sino que es una parte utilizable por parte de la OTAN, y en su momento, por las distintas administraciones estadounidenses, que impidieron todo accionar de tipo diplomático para llegar a un acuerdo. Y cuando se llegó a un acuerdo, lo traicionaron, como fue el caso de Minsk I y Minsk II, con los que se intentó una vía pacífica para solucionar el conflicto interno que ocurría en Ucrania. Todos ya sabemos perfectamente que fueron boicoteados por los mismos que tenían que ser garantes, diplomáticamente hablando, porque Angela Merkel, excanciller alemana, y el expresidente francés François Hollande, reconocieron públicamente que fue una trampa montada contra el Gobierno ruso», detalla el experto.

En este sentido, el analista añade que «entonces ocurrió lo que siempre ocurre con una potencia: se pasa a la fase dos que es la del enfrentamiento militar directo, que ha sido la consecuencia no haber dialogado y de no haber llegado a acuerdos firmes y haberlos respetado [por parte de Ucrania, Francia y Alemania]». «En esa situación es muy clara la declaración de Vladímir Putin al elogiar los éxitos y la valentía de sus tropas que enfrentan a uno de los ejércitos más numerosos de Europa», subraya Pereyra Mele.

En este sentido, también el jueves 27 de febrero, tuvo lugar una reunión Estambul entre representantes de Rusia y EEUU, en la que se acordaron medidas para garantizar la financiación de las actividades de las misiones diplomáticas de ambos países sobre la base de la reciprocidad, y crear las condiciones necesarias para que los diplomáticos cumplan con sus obligaciones, informó el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso el 28 de febrero.

El diálogo avanzó en formato experto entre el director del Departamento del Atlántico Norte del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Alexandr Darchiev, y la subsecretaria adjunta de Estado estadounidense, Sonata Coulter. Se debatieron en profundidad las formas de superar los numerosos aspectos «irritantes heredados de anteriores administraciones estadounidenses», según la Cancillería rusa.

En este escenario, también el pasado 27 de febrero, el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, visitó al presidente de EEUU, Donald Trump. Según medios estadounidenses, el líder británico no recibió lo que esperaba de esta reunión. «Trump no pareció conmoverse ante el pedido desesperado de Starmer de un compromiso más firme de EEUU para proteger a Ucrania», afirma el medio, señalando que el líder estadounidense dijo no a todo.

Tal vez lo más preocupante para Starmer y otros aliados de la OTAN fue la «indiferencia» del presidente sobre si Washington respondería militarmente en caso de que las tropas británicas fueran atacadas en Ucrania. «No necesitan mucha ayuda. Pueden cuidarse muy bien», dijo Trump.

FUENTE SPUTNIK https://noticiaslatam.lat/20250302/putin-honra-a-los-soldados-rusos-crearon-las-condiciones-para-resolver-la-crisis-ucraniana-1161399485.html

Por Alastair Crooke

Trump no cree en la mentira primaria que pretende ser el pegamento que mantiene unida toda la estructura geopolítica de la UE.

Los bits van cayendo en un patrón definido: un patrón previamente preparado.

En la Conferencia de Seguridad de Munich, el Secretario de Defensa Hegseth nos dio cuatro «no»: no a la permanencia de Ucrania en la OTAN; no a la vuelta a las fronteras anteriores a 2014; no a los mecanismos de salvaguardia de las fuerzas de paz del «Artículo 5» y «no» a la presencia de tropas estadounidenses en Ucrania. Y, como broche de oro, añadió que las tropas estadounidenses en Europa no son «para siempre» e incluso puso un signo de interrogación sobre la continuidad de la OTAN.

¡Bastante claro! Estados Unidos claramente se está distanciando de Ucrania y tiene intención de normalizar las relaciones con Rusia.

Luego, el vicepresidente Vance lanzó su petardo entre las élites europeas allí reunidas. Dijo que las élites se habían apartado de los valores democráticos “compartidos”; que dependían excesivamente de la represión y la censura de sus pueblos (y que eran propensas a encerrarlos); y, sobre todo, criticó el cordón sanitario europeo (“cortafuegos”) por el cual los partidos europeos que no pertenecen al centro-izquierda son considerados políticamente non gratos : “Es una falsa “amenaza”, sugirió. ¿De qué tienen tanto miedo en realidad? ¿Tienen tan poca confianza en su “democracia”?

Estados Unidos, insinuó, ya no apoyará a Europa si ésta continúa reprimiendo a sus electores, deteniendo a ciudadanos por delitos de expresión y, en particular, cancelando elecciones, como se hizo recientemente en Rumania . “Si uno se presenta a las elecciones con miedo a sus propios votantes”, dijo Vance, “no hay nada que Estados Unidos pueda hacer por uno”.

¡Ay! Vance les había dado donde más les dolía.

Es difícil decir qué fue lo que más desencadenó el catatónico colapso europeo: ¿fue el temor a que Estados Unidos y Rusia se unieran para formar un gran nexo de poder, privando así a Europa de volver a deslizarse a lomos del poder estadounidense, mediante la noción engañosa de que todo estado europeo debe tener un acceso excepcional al «oído» de Washington?

¿O fue el fin del culto a Ucrania y a Zelenski, tan apreciado entre la élite europea como el «pegamento» en torno al cual se podía imponer una falsa unidad e identidad europeas? Probablemente ambos factores contribuyeron a la furia .

Que Estados Unidos, en esencia, abandonara a Europa a sus propias ilusiones sería un acontecimiento calamitoso para la tecnocracia de Bruselas.

Muchos pueden suponer perezosamente que el doble acto de Estados Unidos en Munich fue sólo otro ejemplo de la conocida afición trumpiana a lanzar iniciativas «extrañas» destinadas a escandalizar y a derribar paradigmas congelados. ¡Los discursos de Munich lograron exactamente eso! Pero eso no los convierte en accidentales, sino más bien en partes que encajan en un panorama más amplio.

Ahora está claro que el ataque relámpago de Trump contra el Estado administrativo estadounidense no habría podido llevarse a cabo a menos que se hubiera planificado y preparado cuidadosamente durante los últimos cuatro años.

La oleada de órdenes ejecutivas presidenciales que Trump emitió al comienzo de su presidencia no fue una casualidad. El destacado abogado constitucionalista estadounidense Johnathan Turley y otros abogados dicen que las órdenes estaban bien redactadas desde el punto de vista jurídico y que se entendía claramente que se producirían impugnaciones legales. Es más, el equipo de Trump acoge con agrado esas impugnaciones.

¿Qué está pasando? El recién confirmado director de la Oficina de Gestión Presupuestaria (OBM), Russ Vought, dice que su Oficina se convertirá en el “interruptor de encendido y apagado” de todos los gastos del Ejecutivo en virtud de las nuevas órdenes ejecutivas. Vought llama al remolino resultante la aplicación del radicalismo constitucional. Y Trump ahora ha emitido la orden ejecutiva que restablece la primacía del Ejecutivo como mecanismo de control del gobierno.

Vaught, que estuvo en OBM en Trump 01, está seleccionando cuidadosamente el terreno para una guerra financiera total contra el Estado Profundo. Se librará primero en la Corte Suprema, que el equipo de Trump espera ganar con confianza (Trump tiene la mayoría conservadora de 6-3). El nuevo régimen se aplicará luego en todas las agencias y departamentos de estado. Esperemos gritos de dolor.

La cuestión aquí es que el Estado Administrativo –alejado del control ejecutivo– se ha arrogado prerrogativas como la inmunidad ante el despido y la autoridad autoadjudicada para dar forma a las políticas, creando un sistema estatal dual, dirigido por tecnócratas no electos, que, al implantarse en departamentos como Justicia y el Pentágono, han evolucionado hasta convertirse en el Estado profundo estadounidense.

Sin embargo, el artículo 2 de la Constitución dice muy claramente: el poder ejecutivo recaerá en el presidente de Estados Unidos (sin condiciones ni peros). Trump pretende que su administración recupere ese poder ejecutivo perdido. De hecho, lo perdió hace mucho tiempo. Trump también está reclamando el derecho del ejecutivo a despedir a «servidores del Estado» y a «eliminar» gastos innecesarios a su discreción, como parte de un requisito previo ejecutivo unitario.

Por supuesto, el Estado administrativo está contraatacando. El artículo de Turley se titula: Nos están quitando todo lo que tenemos: demócratas y sindicatos lanzan una lucha existencial. Su objetivo ha sido paralizar la iniciativa de Trump mediante el uso de jueces politizados para emitir órdenes de alejamiento. Muchos abogados de la corriente dominante creen que la afirmación de Trump de un Ejecutivo Unitario es ilegal. La pregunta es si el Congreso puede establecer agencias diseñadas para actuar independientemente del Presidente; y cómo se compagina eso con la separación de poderes y el Artículo Dos que otorga un poder ejecutivo incondicional a un solo funcionario electo: el Presidente de los Estados Unidos.

¿Cómo es posible que los demócratas no lo hayan previsto? El abogado Robert Barnes afirma, en esencia , que el «blitzkrieg» estaba «excepcionalmente bien planificado» y que se había discutido en los círculos de Trump desde finales de 2020. Este último equipo había surgido de un cambio generacional y cultural en Estados Unidos. Este último había dado lugar a un ala libertaria/populista con raíces en la clase trabajadora que a menudo había servido en el ejército, pero que había llegado a despreciar las mentiras neoconservadoras (especialmente las del 11 de septiembre) que provocaron guerras interminables. Estaban más animados por el viejo adagio de John Adams de que «Estados Unidos no debería ir al extranjero en busca de monstruos para matar».

En resumen, no formaban parte del mundo anglosajón WASP; provenían de una cultura diferente que recordaba el tema de Estados Unidos como república, no como imperio. Esto es lo que se ve en Vance y Hegseth: una vuelta al precepto republicano de que Estados Unidos no debería involucrarse en las guerras europeas. Ucrania no es la guerra de Estados Unidos.

Al parecer, el Estado Profundo no estaba prestando atención a lo que un grupo de populistas atípicos, apartados del enrarecido ambiente de conversación de Washington, estaban haciendo: ellos (los atípicos) estaban planeando un ataque concertado contra el grifo del gasto federal, identificado como el punto débil sobre el cual se podría presentar un desafío constitucional que descarrilaría, en su totalidad, los gastos del Estado Profundo.

Parece que un factor de sorpresa ha sido la disciplina del equipo de Trump: «no hay filtraciones». Y, en segundo lugar, que quienes participaron en la planificación no provienen de la angloesfera predominante, sino de una rama de la sociedad que se sintió ofendida por la guerra de Irak y que culpa a la «angloesfera» de «arruinar» a Estados Unidos.

De modo que el discurso de Vance en Munich no fue disruptivo, sólo por el hecho de ser disruptivo; de hecho, estaba alentando a la audiencia a recordar los primeros valores republicanos. Esto es lo que quería decir con su queja de que Europa se había alejado de “nuestros valores compartidos”, es decir, los valores que animaban a los estadounidenses que buscaban escapar de la tiranía, los prejuicios y la corrupción del Viejo Mundo. Vance estaba reprendiendo (con bastante cortesía) a las élites europeas por volver a caer en los viejos vicios europeos.

Vance también estaba insinuando implícitamente que los libertarios conservadores europeos deberían emular a Trump y actuar para deshacerse de sus «Estados administrativos» y recuperar el control sobre el poder ejecutivo. «Derriben los cortafuegos», aconsejó.

¿Por qué? Porque probablemente considera que el Estado tecnocrático de “Bruselas” no es nada más que una rama pura del Estado profundo estadounidense y, por lo tanto, es muy probable que intente torpedear y hundir la iniciativa de Trump de normalizar las relaciones con Moscú.

Si Vance tenía esa intuición, estaba en lo cierto. Macron convocó casi de inmediato una «reunión de emergencia» del «partido de la guerra» en París para estudiar cómo frustrar la iniciativa estadounidense. Sin embargo, la reunión fracasó y, según se dice, terminó en disputas y acritud.

Resultó que Europa no podía reunir una fuerza militar de «punta afilada» mayor de 20.000-30.000 hombres. Scholtz se opuso en principio a su participación; Polonia se opuso por ser un vecino cercano de Ucrania; e Italia guardó silencio. Sin embargo, Starmer, después de Munich, llamó inmediatamente a Zelenski para decirle que Gran Bretaña veía a Ucrania en un camino irrevocable hacia la membresía de la OTAN, contradiciendo así directamente la política estadounidense y sin el apoyo de otros estados. Trump no olvidará esto, como tampoco olvidará el papel anterior de Gran Bretaña en apoyar el insulto de Rusiagate durante su primer mandato.

Sin embargo, la reunión subrayó las divisiones y la impotencia de Europa. Europa ha quedado marginada y su autoestima está muy dañada. En esencia, Estados Unidos dejaría a Europa librada a sus propias ilusiones, lo que sería calamitoso para la autocracia de Bruselas.

Sin embargo, mucho más trascendental que la mayoría de los acontecimientos de los últimos días fue cuando Trump, hablando con Fox News después de asistir a Daytona, desestimó la falacia de Zelensky de que Rusia quiere invadir países de la OTAN. “No estoy de acuerdo con eso; ni siquiera un poco”, replicó Trump.

Trump no cree en la mentira primaria que pretende ser el pegamento que mantiene unida toda esta estructura geopolítica de la UE. Porque, sin la “amenaza rusa” y sin que Estados Unidos crea en la mentira globalista fundamental, no puede haber ninguna pretensión de que Europa necesite prepararse para una guerra con Rusia. Europa, en última instancia, tendrá que llegar a reconciliar su futuro como periferia en Eurasia.

FUENTE https://strategic-culture.su/news/2025/02/26/america-as-republic-not-as-empire-europe-sound-and-fury-after-jaw-dropping-pivots-in-us-policy/

Cada día está más claro, para quien lo quiera ver, que la maquinita de hacer dólares -empleada para financiar el derroche y desbarajuste de las finanzas de EEUU-, está agotada

Por Augusto Zamora R.

En los previos de la guerra del Peloponeso, discutían los espartanos sobre el conflicto en ciernes con Atenas, y, en un punto de la discusión, el rey Arquidamo hizo esta aseveración: «la guerra no es cosa de armas, las más de las veces, sino de dinero, gracias al cual las armas son eficaces». En Atenas, Pericles les decía a los atenienses que «son las reservas de dinero las que sostienen las guerras». En otro discurso, el ateniense recordaba lo mismo a sus compatriotas: «la mayoría de las veces las guerras se ganan con inteligencia y con abundancia de dinero». Sin dinero no es posible ganar guerras (tampoco partidos de fútbol profesional ni premios de cocina, pero lo dejamos aquí).

Aquellos discursos fueron recogidos por Tucídides en su célebre Historia de la Guerra del Peloponeso, escrita hace ya más de 2.400 años, discursos que, pese al tránsito del tiempo, siguen manteniendo plena vigencia, sin importar que hayan pasado 24 siglos. Tal vez por aquello que también recoge Tucídides, de que las calamidades «suceden y sucederán siempre, mientras la naturaleza humana siga siendo la misma». Podríamos agregar que no sólo sigue varada en lo mismo, sino que, siendo caritativos, tampoco ha mejorado, pero también dejaremos el tema aquí, para no hacer guiso de los fatalismos.

Siendo tan antigua esta verdad, resulta sorprendente el cacareo del gallinero europeo -donde sobran plumas y faltan neuronas-, por las medidas económicas, comerciales y políticas que viene tomando el presidente Trump (Donaldo para los amigos), como si Trump estuviera destrozando, de forma inédita, una regla sagrada o, nuevo Alejandro (ningún parecido, aclaramos), hubiera cortado de un tajo el nudo gordiano del neoliberalismo, para salvar a su país de ese sistema asesino de pueblos.

No ocurre ni lo uno ni lo otro. Donaldo -o su equipo, que es lo mismo-, está queriendo enderezar la balanza de ingresos y gastos gubernamentales, pues las cifras cada vez cuadran menos. Está diciendo, sin decirlo, que EEUU está en bancarrota (o casi) y que no puede seguir dilapidando recursos, pues los necesita para cubrir su creciente abismo presupuestario.

No hace falta recurrir a Sherlock Holmes para encontrar los números crudos de la crisis de EEUU, entre otras razones porque decenas de expertos estadounidenses llevan años advirtiendo que el país estaba metido en un agujero negro de gastos irracionales y que, cegado por los dogmas del neoliberalismo, se había desmantelado lo que un día fue la economía más productiva del planeta. La otrora ‘fábrica del mundo’ ya no lo es y, tal y como están las cosas, haría falta un milagro colosal para que volviera a serlo. Y los milagros escasean tanto que es más fácil hallar un T-Rex vivo que ver tal milagro (los australopitecos son otra cosa: basta pasearse por la Unión Europea para hallar miles).

En cuanto a la aritmética, empezaremos apoyándonos en el artículo ‘More Than Decline’ (Más que decadencia), de Drew Holden, publicado el 24 de diciembre de 2024 en The American Conservative, una revista -obviamente- conservadora, pero con artículos asombrosamente críticos con la deriva política y económica de la casta dirigente de EEUU, de una claridad tal que no hallaremos nada similar en el gallinero europeo.

Holden afirma, desde un inicio, que «EEUU ha perdido la capacidad de producir cosas, y esto crea tanto el riesgo como la realidad de la escasez y la vulnerabilidad. Pero lo que debería preocuparnos son las carencias que afectan a los estadounidenses comunes y corrientes, y los problemas que conlleva una economía que no les sirve», en la que faltan «cosas como la energía verde o universidades asequibles».

Oren Cass, en su artículo ‘Free Trade’s Origin Myth’ (El mito del origen del libre comercio), publicado en Law & Liberty, en enero de 2024, da cuenta de los números:

«Las exportaciones e importaciones estadounidenses estaban más o menos equilibradas en 1992; en 2022 el déficit comercial superó los 900.000 millones de dólares por primera vez. Incluso en productos de tecnología avanzada, en el mismo período de 30 años EEUU pasó de un superávit de 60.000 millones de dólares a un déficit de casi 250.000 millones. El crecimiento económico y la inversión empresarial se desaceleraron, y las décadas de 2000 y 2010 se convirtieron en la peor y la segunda peor década del período de posguerra. En la industria manufacturera, el crecimiento de la productividad se volvió negativo: las fábricas estadounidenses necesitaban más mano de obra en 2022 que en 2012 para alcanzar la misma producción. Las joyas de la corona de la industria estadounidense, innovadores revolucionarios como General Electric, Boeing e Intel, perdieron sus posiciones de liderazgo mundial. La relación comercial entre EEUU y China se convirtió en la más desequilibrada de la historia mundial y costó millones de empleos estadounidenses.»

Drew Holden apunta a otra grave deformación de la economía de EEUU: «Al mismo tiempo, EEUU perdió la distinción entre mercados productivos e improductivos, o el reconocimiento de que no toda la actividad económica es igual. Empezamos a equiparar la actividad improductiva, como la ingeniería financiera, con los usos productivos, como la fabricación de semiconductores». Holden ejemplifica de otra forma este desastre: «Lo que una vez fue el centro del dominio industrial de EEUU se convirtió en el Cinturón del Óxido, y ha mantenido ese apodo desde entonces». Esta es una cuestión medular y es preciso tenerla en cuenta para comprender mejor la magnitud de la crisis estadounidense, que va más allá de unos pocos números.

Al día de hoy, las empresas con mayor valor de cotización en los mercados financieros son Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Facebook, Berkshire Hathaway, Nvidia y etcétera, amén de las otras que se dedican a la especulación en sus múltiples formas. Berkshire Hathaway, propiedad de Warren Buffet, se dedica a la ingeniería financiera. Amazon y Facebook ya sabemos lo que son. Las demás son tecnológicas, que, es fama, representan lo máximo en su género, lo que dice todo y dice nada. Veamos.

Todos estos gigantescos conglomerados tecnológicos tienen un denominador común: no producen bienes tangibles. Nada que pueda compararse con una fábrica de productos de primera necesidad o un campo cultivado de cereales. Apple tiene como producto estrella los iPhone, así como iTunes, Apple Music y Apple Pay. Microsoft brilla con Microsoft Windows, suite Office, las consolas Xbox y las tabletas Surface. Nvidia llegó a desplazar a Microsoft en capitalización bursátil, pero la irrupción sorprendente de la compañía china DeepSeek en el campo de la inteligencia artificial (IA) le carcomió sus cimientos, al punto de hacerle perder, en horas, 600.000 millones de dólares.

El ‘efecto DeepSeek’ tuvo rebote e hizo temblar a todas las tecnológicas de EEUU. Podríamos conjeturar que la pequeña empresa china es una especie de ángel de la anunciación, que anticipa el fin de la supremacía de EEUU en su más preciado tesoro: las tecnológicas. Si tal ocurriera (y ocurrirá), el tesoro terminará repartido y sin dueño.

Vistos desde la economía productiva, estos enormes conglomerados son globos inflados, esencialmente infructíferos, pero que absorben centenares de miles de millones de dólares que no son invertidos en áreas productivas. Es el ejemplo más descarnado del enfrentamiento que lleva años sucediendo, entre economías reales, sólidamente productivas -como las de China, Japón o Rusia-, y economías virtuales, improductivas, que es en lo que se ha convertido la economía EEUU. Por decirlo de otra manera, la economía virtual de EEUU no puede enfrentar al eficaz complejo industrial y científico-técnico de la economía real china (o japonesa o rusa) blandiendo a Amazon o Facebook o llenándonos de iPhones. Es como lanzar triquitracas contra vehículos blindados.

Para aterrizar mejor en este tema hay que ir al artículo del Dr. James Holmes ‘China’s Shipbuilding Capability: A Threat to the U.S. Navy?’ (La capacidad de construcción naval de China: ¿una amenaza para la Armada de EEUU?), publicado en julio de 2023, en la revista 1945 (que no es comunista, ojo). Holmes hace este comentario:

«China puede fabricar más de doscientas veces la capacidad de transporte marítimo de EEUU, medida en tonelaje. Esto es, cuanto menos, revelador. Significa que China ha acumulado la capacidad para superar a EEUU no sólo en buques de guerra, sino también en buques mercantes, y por un margen enorme.

En el ámbito naval, extrapolando las tendencias actuales, la Armada del EPL contará con más de 400 buques a mediados de la década de 2030, mientras que la Armada de EEUU se estanca en unos 300. Además, la enorme capacidad de construcción naval significa que a China le resultará mucho más fácil reparar los buques dañados en batalla que a EEUU, que está luchando por mantener la flota que tiene, y le costará mucho menos regenerar el poder de combate en una guerra.»

No es, el naval, tema menor, sino todo lo contrario. EEUU ha dependido -y sigue dependiendo-, de su poder naval, sin el cual su proyección mundial e influencia se diluirían como azúcar en una taza de café, aunque fuera malo (el café). En su condición de Estado-isla, separado del mundo por los dos mayores océanos del planeta, EEUU ha requerido de su capacidad naval para hacer valer los dos pilares esenciales de una potencia: comercio y despliegue militar. Que China posea, hoy, 200 veces más capacidad de transporte marítimo que EEUU -que es igual a decir en capacidad de construcción naval-, significa que la proyección global del poder de EEUU tiene los días contados. Si a la capacidad de China le agregamos la de Rusia, la desventaja se hace colosal. Sólo en 2024, Rusia dio el alta a una treintena de buques y submarinos.

En 2015, el Congreso de EEUU destinó 3.700 millones de dólares para modernizar siete cruceros. Pocos años después, el proyecto fue cancelado por su escasa rentabilidad y la poca capacidad de los astilleros, decidiendo dar de baja cuatro buques. Para entonces, según la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (GAO), se habían gastado 1.840 millones de dólares. Entre 1983 y 1994, el gobierno estadounidense encargó 27 cruceros tipo Ticonderoga. En los hechos, únicamente nueve de esos cruceros se encuentran hoy en servicio. La situación es tan crítica, que, en los años 2000, en EEUU se consideró incluso la posibilidad de ampliar la vida útil de sus buques de guerra a 52 años. El Pentágono quiso justificar los fracasos aduciendo el envejecimiento de los astilleros, la interrupción de las cadenas de suministro y la falta de personal cualificado. Aquello fue como reconocer que, en EEUU, el sector naval estaba en crisis (y en esa crisis sigue).

No terminan ahí los males de la potencia estadounidense. Como señala Holden, «cualquier propuesta de nuevas inversiones apoyadas por el gobierno debe tener en cuenta la realidad de que EEUU enfrenta una deuda de 35 billones de dólares. No se trata de un problema lejano para nuestros hijos y nietos: gastamos más por año en los intereses de esa deuda que en defensa nacional». Un hecho para meditar.

Según datos de 2023 de la Reserva Federal, EEUU debía pagar 1.026 billones de dólares en intereses. Para hacernos una idea mejor, EEUU paga en intereses de la deuda cuatro veces el PIB de Portugal y dos veces y media el de Austria. En 2021, el pago de la deuda era de 500.000 millones de dólares. En 2022 subió a 635.000 millones. En 2023, la cifra era de 873.000 millones. En 2024 debieron pagarse 7,6 billones de dólares en bonos. El pago de la deuda ha pasado a ser el segundo mayor gasto del presupuesto federal, solo superado por lo destinado a la Seguridad Social (1,4 billones, el 21% del presupuesto) y por encima del gasto militar que, ya sabemos, es el mayor del mundo.

En resumen, que Donaldo y su equipo no son un grupo de dementes adoptando medidas sin ton ni son, sino los representantes de la corriente de pensamiento que, desde hace más de una década, viene abogando por contener el gasto, racionalizar las finanzas públicas y poner fin al pozo insondable de guerras y aventuras exteriores, como único camino para evitar la bancarrota de EEUU. Donaldo, simplemente, está haciendo caja y cobrando a los beneficiarios los fondos públicos recibidos de gobiernos anteriores (incluyendo su primer mandato).

Cada día está más claro, para quien lo quiera ver, que la maquinita de hacer dólares -empleada para financiar el derroche y desbarajuste de las finanzas estadounidenses-, está agotada y la única forma de mantener el derroche es endeudarse hasta el infinito, pero, en economía, el infinito no existe. La bancarrota sí. Y China, en el horizonte, espera. No lo olviden. EEUU hace caja para dedicarla a China. Por eso, ahora, ha dicho Donaldo, se acabaron los regalos. ¿Quieres algo? Paga. Punto. ¿Quiere Europa más guerra en Ucrania? Cubran los gastos. Esto es el «America First».

En cuanto al gallinero europeo, es nada lo que puede hacer en las negociaciones en ciernes sobre Ucrania entre EEUU y Rusia. El papel de las gallinas es servir al gallo y poner huevos (y alguna otra cosa más, que por pudor omitimos), para luego cacarear.

Ya que empezamos con Tucídides, terminemos con otros episodios de su magna obra, como la siguiente aseveración del sabio Pericles: «Para quienes tienen posibilidad de elección y gozan, además, de prosperidad, en una gran insensatez entrar en guerra». También esta otra, acontecida en el primer año de la guerra. Al dirigir Pericles la ceremonia por los soldados caídos, afirmó: «No es posible que tomen decisiones equitativas y justas quienes no exponen a sus hijos a que corran peligro como los demás». Bueno tenerlo en cuenta, ahora que algunos líderes del gallinero quieren mandar soldaditos a Ucrania, ninguno de los cuales será hijito de esos lidercitos.

Donaldo, en fin, ha acabado con el delirio europeo, de un EEUU siempre presto a acudir a su rescate. Con hechos y palabras les viene diciendo que el desembarco de Normandía es historia pasada. Que ya no habrá otro. No tardarán en pasar a ser historia la Unión Europea y la OTAN. Entes fantasmales, pesadillas. A enterrar para siempre. Con estacas y clavos. Y si acaso salen, que sea para ir a picar hielo a Siberia. Eternamente.

FUENTE: LA HAINE https://www.lahaine.org/mundo.php/de-tucidides-a-trump-las