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En su columna del Club de La Pluma, el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, aborda el tema de LA ANTÁRTIDA: UN OBJETIVO EN RIESGO PARA ARGENTINA al peligrar sus derechos soberanos sobre el continente helado, dada la pretensión de EEUU y sus aliados de controlar hegemónicamente los mares australes, las riquezas de la zona y su posición estratégica, como parte de su agenda de Guerra Híbrida Fragmentada, en medio de los cambios tectónicos en todos los ámbitos del planeta, ante la gran batalla global por el nuevo poder internacional, que enfrenta al imperio anglosajón en evidente declive, contra las nuevas potencias en ascenso de los BRICS.

AUDIO:

Un conflicto mundial que sacude a dos objetivos geopolíticos de Argentina, ya sea el de la unión continental sudamericana y como “país bi continental” con  la ocupación efectiva de la Antártida. Una aspiración histórica en grave riesgo, al constatar que sus opciones están en clara minoría ante un cártel de poderosas potencias occidentales dispuestas a monopolizar los reclamos. Lo que ha creando unas expectativas internacionales que explican la sorpresiva importancia de la reunión del Comité Científico de Investigación Antártica, ya en marcha en Chile, con la participación de más de 1.400 asistentes de todo el mundo.

Pereyra Mele, en tanto que puntualiza la importancia para Argentina de contar con el apoyo de los Brics, analiza otros aspectos relevantes del asunto cómo:

·        *La preocupación de EEUU y aliados por las actividades de China en la Antártida.

·        *La relación entre ésta estrategia occidental por dominar la zona austral, con su alianza militar del Aukus en el Indo Pacífico, para crear una OTAN del Sur.

·        *Los datos precisos de la reclamación argentina ante la ONU por sus derechos sobre la Antártida.

·        *El Tratado Antártico de 1959 que la declaró como reserva natural para la paz y la ciencia, firmado por solo 12 países y que hoy ya cuenta con 56.

Además, nos recomienda la lectura en la Web de Dossier Geopolítico del artículo LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LA ANTÁRTIDA del periodista Eduardo Vior, “Cómo un escenario de grave riesgo para la Argentina”, mientras insiste en lo complicado que son para Argentina las amenazas imperiales sobre el Atlántico Sur, en tanto que para la población argentina parece ser un tema lejano y distante, al estar tan absorbida en sus graves penurias económicas. Link del articulo de E. Vior: https://dossiergeopolitico.com/2024/08/23/9499/

Eduardo Bonugli (Madrid, (25/08/24)

El Jueves 22 de agosto del 2024, fui entrevistado por el Jefe de Prensa Enzo Anchante del prestigioso Canal Prensa Alternativa «El Jota» (Voces de la Patria Grande) sobre el trasfondo de la guerra en Ucrania y la debilidad de Occidente que parece acercarse a su declive definitivo.en próximos programas iremos detallando otros escenarios geopolíticos como África, las Américas, etc., donde se disputa la Guerra Híbrida Global en pleno desarrollo.

Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico

La internacionalización de la Antártida: un escenario de grave riesgo para Argentina

16 agosto 2024, 05:50

Con el trasfondo idílico del Volcán y el Lago Villarrica, del 19 al 23 de agosto próximos se celebrará en Pucón, Araucanía, la reunión del Comité Científico para la Investigación sobre la Antártida (SCAR, por su nombre en inglés). Con más de 1.400 participantes, será la mayor conferencia científica que se haya realizado hasta ahora sobre el continente austral. Su preocupación central será el cambio climático, pero también se tratarán los brotes de gripe aviar registrados allí, el tratamiento de los residuos humanos, los microplásticos y la disminución del krill. Todos temas científicos que pronto serán presa de la competencia hegemónica entre el bloque occidental y el euroasiático. Nuestro país deberá estar atento, particularmente, a las demandas para poner al continente polar bajo un régimen internacional de gobierno y desconocer los reclamos de soberanía registrados al firmarse el Tratado Antártico en 1959, dado que detrás de la supuesta internacionalización se esconde la ambición hegemónica de las potencias anglosajonas y sus aliados.

“Ciencia antártica: encrucijada para una nueva esperanza”, es el título de la conferencia internacional que se realizará entre el 19 y el 23 de agosto en Pucón. Se realizarán charlas, exposición de pósters, conferencias magistrales, simposios y workshops, en 50 áreas del conocimiento. La última década ha sido la más cálida en la Antártida desde el comienzo de la medición instrumental y durante los últimos cuatro años la reducción de su hielo marino ha alcanzado cifras récord. Las especies intolerantes al cambio se repliegan hacia el interior del continente, mientras que las que lo toleran comienzan a competir con especies invasoras llegadas desde otras latitudes.

Además de los impactos del cambio climático, la gripe aviar, los microplásticos y el krill, la reunión también se centrará en las áreas marinas protegidas y las políticas que estimulen la participación femenina y de jóvenes en la ciencia antártica.

La reunión científica de Pucón es la continuación de la 46ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico (ATCM-46, por su nombre en inglés) y la 26ª del Comité para la Protección del Medio Ambiente (CEP-26, por su nombre en inglés), que se celebraron en Kochi, estado de Kerala (India), del 20 al 30 de mayo pasados. Si bien la firma del Tratado Antártico en 1959, en plena Guerra Fría fue una demostración del poder que puede tener la diplomacia aun en los momentos más difíciles de la política internacional, desde hace unos veinte años la competencia entre las grandes potencias se fue agudizando también en la Antártida.

El ATCM se caracteriza por la particularidad de que en sus reuniones las decisiones sólo se adoptan por consenso. Si bien este principio hace mucho más lento el proceso resolutivo, garantiza, en cambio, que las resoluciones adoptadas sean acatadas por todos los miembros. El principio de consensualidad ha sido especialmente práctico, para proteger los derechos soberanos de Argentina. De hecho, entre los países miembros del Tratado Antártico hay una mayoría de aliados de Estados Unidos y Gran Bretaña. En muchas ocasiones sólo nos apoyaban Rusia, China, Sudáfrica y Brasil. En esta relación de fuerzas adversa el principio de consensualidad ha sido el principal salvavidas de la soberanía argentina.

En el marco del Tratado Antártico el continente austral se administra a través de reuniones consultivas (bianuales hasta 1991, anuales desde entonces). Originariamente vigente por 50 años, el Tratado fue prorrogado por el Protocolo de Protección Ambiental hasta 2048. Podría ser terminado antes por acuerdo unánime de los miembros, pero eso es altamente improbable. A partir de 2048, en tanto, para modificarlo o abolirlo bastará con que un miembro lo solicite y obtenga los votos de la mayoría de los firmantes.

El Tratado dispone que el área antártica sólo debe usarse con fines pacíficos, pero permite el uso de personal y equipo militar en apoyo de actividades científicas. Incluye, además, bajo la jurisdicción del Tratado todas las tierras y las barreras de hielo al sur de los 60°00′ de latitud Sur, pero no el alta mar al sur de ese paralelo. También faculta a los Estados a inspeccionar cualquier área y cualquier instalación en el continente. El Tratado, finalmente, quedó abierto a la adhesión de cualquier Estado miembro de las Naciones Unidas. De hecho, a los doce signatarios originarios se sumaron a lo largo de los años 44 países más, hasta llegar a los actuales 56 signatarios. Además del Tratado se han incorporado a la normativa antártica 170 recomendaciones adoptadas en las reuniones consultivas y ratificadas por los Estados miembros, así como el Protocolo sobre Protección Ambiental en vigencia desde el 14 de enero de 1998.

El Tratado Antártico considera dos clases de miembros: los consultivos o plenos, con voz, voto y veto, y los miembros no consultivos, o adherentes, que cuentan solo con derecho a voz. La Secretaría del Tratado tiene sede en Buenos Aires. Siete de los Estados miembros del Tratado Antártico (Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y Reino Unido) mantienen reclamaciones de soberanía sobre sectores del territorio antártico que durante la vigencia del tratado las mismas están “congeladas”, no pueden ser ampliadas o modificadas ni se permiten nuevas. Australia, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Noruega y Francia se reconocen mutuamente sus reclamaciones antárticas. Argentina y Chile también se reconocen mutuamente derechos antárticos. Sin embargo, el autodenominado “Territorio Antártico Británico” (BAT, por su nombre en inglés) se yuxtapone con el sector argentino y con el chileno e incluye las islas Shetland y Orkney del Sur. Rusia (antes la URSS) y Estados Unidos hicieron en el Tratado reserva de su posterior derecho a presentar reclamaciones de soberanía, pero todavía no efectivizaron el reclamo.

Gran Bretaña tiene en el continente seis bases, tres permanentes y tres temporarias. Estados Unidos, en tanto, tiene tres bases permanentes y dos estivales en la Antártida Oriental. A pesar de que está prohibido por el Tratado, éste es el único país que tiene instalaciones militares en una base (McMurdo). También China tiene cinco bases en ese continente.

Por su parte, el Sector Antártico Argentino comprende el territorio entre los meridianos 25° y 74° de longitud Oeste al sur del paralelo de 60° de latitud Sur. Forma parte de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (Ley 23.775) y tiene una superficie de 1.461.597 km², de los cuales 965.314 km² corresponden a tierra firme.

Dentro del Sector Antártico Argentino, nuestro país administra trece bases o estaciones, de las cuales seis son permanentes (operativas todo el año) y el resto, temporarias (operativas sólo en verano). De este modo, Argentina es el país con más presencia en el Continente Antártico. Nuestro país tiene presencia permanente en la Antártida desde 1904 y desde 1927 hizo constar internacionalmente su afirmación de soberanía sobre el territorio del actual Sector Antártico. En 1940 se creó la Comisión Nacional del Antártico, hoy Dirección, encargada de coordinar la actividad nacional en ese continente, islas adyacentes y aguas territoriales. También desde 1940 Argentina y Chile se reconocieron mutuamente sus aspiraciones de soberanía superpuestas y se comprometieron a resolverlas pacíficamente.

El avance de la ocupación pacífica de la Antártida por Argentina es una política de Estado que se ha venido desarrollando a lo largo de las décadas. Esta continuidad ha convertido a nuestro país en la principal potencia antártica. La línea principal de esta ocupación es la investigación en ciencias duras sobre la geografía, la geología, el clima y el medio ambiente antártico y cubre un amplio espectro disciplinario.

Sin embargo, desde el inicio de la presencia argentina en la Antártida nuestros derechos fueron impugnados por Inglaterra, llegándose en varias ocasiones al borde de enfrentamientos militares (1903, 1943 y 1952/53). Además, el avance del turismo y de la pesca comercial (ésta, gracias al calentamiento de las aguas superficiales), junto con el cambio climático, acrecientan el interés económico en la región. El turismo todavía no ha sido regulado y su creciente masificación plantea problemas de todo tipo: legales, sanitarios, fiscales y medioambientales.

El Tratado Antártico rige sobre las tierras y hielos continentales, pero no sobre los mares circunantárticos. Si se considera el clima relativamente más benigno del norte de la Antártida Argentina, puede entenderse la codicia de las grandes flotas pesqueras, especialmente la española, por las riquezas de las aguas antárticas.

El cambio climático está modificando aceleradamente el escenario geopolítico: Como señaló recientemente Marcelo Brignoni en Tektónikos, “los espacios marítimos de la Antártida están adquiriendo un nuevo valor estratégico, al punto de que las propias corporaciones privadas transnacionales están proyectando la explotación comercial del continente. De esta forma, se potencia la militarización de estos espacios de cara a la revisión del Tratado Antártico en 2041 y del Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente en 2048”.

Y más adelante añade: “en los últimos años tanto Washington como Londres han señalado su ‘preocupación’ sobre presuntas actividades de China y sobre todo de Rusia en la supuesta exploración y explotación de los recursos naturales antárticos, a lo que han ‘contestado’ con la construcción de nuevas bases antárticas y actualmente, con la construcción de una quinta base británica, igualando el número de bases estadounidenses, a las que deben sumarse los asentamientos australianos, que juntos representan al AUKUS en la Antártida”

“El AUKUS (Australia-United Kingdom-United States), explica el autor, se presentó como la Alianza Estratégica Militar complementaria de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) por parte centralmente del Reino Unido de Gran Bretaña y Estados Unidos con Australia de invitado. Se anunció públicamente el 15 de septiembre de 2021 para la región del Océano Indo-Pacífico, aunque su pretensión incluye además el Atlántico Sur.”

“La probable incorporación de Nueva Zelanda en un corto plazo posibilitaría a esta alianza geopolítica militar reclamar soberanía en más de la mitad del territorio antártico. De hecho, con una creciente cantidad de rompehielos y de submarinos nucleares, AUKUS se plantea controlar los accesos a la Antártida”.

Cuando AUKUS fue firmado en 2021, se lo presentó como un pacto para la defensa del Indo-Pacífico, sugiriendo que se trataba de una alianza antichina. Para ello, ya entonces fue invitado a sumarse Japón. Sin embargo, los países firmantes ya forman parte del pacto “Cinco Ojos” (Five Eyes) para el intercambio de inteligencia con Canadá y Nueva Zelanda, que EE.UU., Australia y Japón ya participan con India en el pacto Quad (Quadrilateral Security Dialogue), firmado también en 2021 y que EE.UU., Australia y Nueva Zelanda participan desde la década de 1950 en la alianza ANZUS. Si fuera sólo para la defensa del Indo-Pacífico, entonces, AUKUS sería superfluo.

En realidad, AUKUS adquiere sentido si se invierte el mapa: China se está expandiendo hacia la Antártida y ya tiene allí cinco bases: una en la Antártida Occidental (en las Islas Shetland del Sur) y cuatro en la Antártida Oriental. Si, efectivamente, EE.UU., Gran Bretaña y Australia se aliaron para contener a China, es, principalmente, para hacerlo en la Antártida y los mares circundantes. Si a ellos se une Noruega (otro miembro de la OTAN), la alianza suma reclamos de soberanía sobre 80% del continente.

¿Qué ofrece Gran Bretaña a esta coalición? El Reino Unido desde su ‘Collar de Perlas’ atlántico (Islas de Ascensión, Santa Helena y Tristán de Acuña) junto a la ocupación ilegal de Malvinas, proyecta su poder en tres continentes (África, América del Sur y Antártida), estableciendo además sobre cuatro océanos (Atlántico, Pacífico, Indico y Antártico) un control aéreo y marítimo. Esto se expresa en una militarización de toda la región desde la base instalada a partir de 1982 en Monte Agradable, Islas Malvinas. A las posesiones atlánticas debe añadirse el llamado Territorio Británico del Océano Índico (BIOT, por su nombre en inglés) del que dependen las islas y grupos de islas de Diego García, Tres Hermanos, Egmont, Nelson, Peros Banhos, Águila, Islas Salomón y Peligrosa. Aunque en las islas no hay población civil permanente, habitualmente están estacionados allí unos 4.000 militares y civiles estadounidenses contratados y británicos. El territorio tiene una superficie total de 60 km2.

Es decir que, mediante las dos cadenas de islas bajo su dominio (en el Atlántico y en el Índico), a pesar de su menguado poder y de sus magras capacidades navales, Gran Bretaña ofrece a AUKUS el control sobre una porción importante del Océano Antártico. A su vez, la incorporación de nuevos aliados al control de la Antártida permite a Estados Unidos compensar la baja de recursos destinados a las zonas polares en los últimos veinte años.

Puede concluirse que China, Rusia y Argentina están amenazados en el continente antártico por el mismo competidor: la OTAN del sur o AUKUS. Aunque estas dos potencias no han presentado reclamos territoriales sobre la Antártida, en la medida en que AUKUS busca tomar el control sobre el Océano Antártico, amenaza la navegación en todos los mares australes y, por lo tanto, la libertad de navegación y comercio.
En este contexto estratégico los reclamos por la internacionalización de la Antártida deben entenderse como la manifestación de EE.UU., Gran Bretaña y sus aliados de su voluntad de controlar hegemónicamente el continente austral. Por el contrario, sólo el reconocimiento de los reclamos de soberanía bajo las normas de la ONU puede asegurar que el Continente Antártico continúe siendo un bien común de la humanidad.

Para Argentina su sector antártico es una continuidad geoeconómica natural y su internacionalización traería consigo la pérdida de control sobre el Atlántico Sur y sobre los pasos interoceánicos. No tenemos alternativa: Argentina será antártica o no será.

Eduardo J. Vior
analista internacional

FUENTE: https://agendarweb.com.ar/2024/08/16/la-internacionalizacion-de-la-antartida-un-escenario-de-grave-riesgo-para-argentina/

Mondo cane

Arde Gran Bretaña Por Gonzalo Fiore

A partir de “fake news” difundida en redes sociales, el Reino Unido vive la peor ola de racismo y ataques en más de 20 años. Hace una semana el país se encuentra incendiado y al borde de un caos aún mayor. Todo empezó en un “summer camp” de Taylor Swift. ¿Qué está pasando? La violencia estalló después de que tres niñas –Alice Dasilva Aguiar, de 9 años; Elsie Dot Stancombe, de 7; y Bebe King, de 6– fueran apuñaladas hasta la muerte en un campamento de verano con temática de Taylor Swift, aunque no auspiciado oficialmente por la artista, realizado en Southport, una ciudad tranquila al norte de Inglaterra.

Tras la vigilia pacífica que se hizo, un grupo de agitadores y fanáticos de extrema derecha desató el caos en escenas que se han repetido durante una semana. La “fake news” que empezaron a hacer circular decía que el autor de los crímenes había sido un inmigrante musulmán.

Nada de esto es cierto. El sospechoso fue identificado como Axel Rudakubana, de 17 años. Aunque los sospechosos menores de 18 años tienen anonimato, los jueces decidieron revelar su nombre para detener la propagación de información falsa. Es un cristiano con padres de Ruanda. Se trata de un ciudadano británico nacido en Gales, cristiano e hijo de padres cristianos.

Sin embargo, a pesar de los intentos por desacreditar a los provocadores, ya era demasiado tarde. El daño ya se había hecho.

Se vandalizaron mezquitas, casas, se atacaron barrios de mayoría musulmana, se propinaron golpizas en grupo a inmigrantes y a musulmanes, se pintaron cientos de “grafitis” exigiendo que se vayan del país a gente que incluso nació allí y ya es de segunda o de tercera generación. Los manifestantes cantaban «There ain’t no black in the Union Jack» («No hay negro en la Union Jack”, la bandera británica), un histórico canto de la extrema derecha neonazi del país.

Las ubicaciones y los horarios de los disturbios se compartieron días antes a través de las redes sociales y servicios de mensajería como WhatsApp y Telegram, lo que llevó a que las empresas de redes sociales se vieran arrastradas a la conversación nacional sobre la violencia. En particular, X, la red social de Elon Musk, ha sido criticada por figuras de todo el espectro político por permitir que líderes de extrema derecha, como Tommy Robinson, puedan postear libremente allí, donde ha publicado una serie de mensajes alentando las protestas violentas.

La decisión del flamante primer ministro laborista asumido el pasado 5 de julio, Keir Starmer, el domingo, de reafirmar que los manifestantes son «matones de extrema derecha» fue contundente; pero esa declaración inicial a su vez luego fue criticada por cuentas de ultraderecha, lo que llevó a la circulación del hashtag #FarRightThugsUnite (Matones de extrema derecha, unanse) en X. El propio Musk escribió en su cuenta de la red social durante el fin de semana que «la guerra civil es inevitable», en respuesta a una publicación en la plataforma que culpaba a los disturbios de la “migración masiva y las fronteras abiertas”.

Los planes para marchar se han difundido en aplicaciones de mensajería como Telegram varios días antes, animando a los asistentes a ocultar sus rostros o utilizando un lenguaje codificado que incita al odio hacia la inmigración sin llamar explícitamente a la violencia. Mientras tanto, figuras destacadas de extrema derecha fomentaron la organización de protestas anti-inmigrantes online, usando una retórica cargada de odio anti-musulmán o anti-inmigrante, mientras se distancian de la violencia y los ataques a la policía después de que ocurren.

Lo cierto es que apenas el 6% de la población británica profesa la religión del Islam, de los cuales el 15% viven en Londres -donde el alcalde Sadiq Khan, es musulmán-, y, una cifra más insignificante aún es que los musulmanes representan menos del 1% del total de todos los condenados por delitos cometidos en Gran Bretaña. Es decir, la incidencia de los inmigrantes y los musulmanes en el delito nacional es prácticamente insignificante. Sin embargo, esta es agrandada históricamente por los medios y los dirigentes ligados a la extrema derecha.

Las redes sociales han jugado un papel central en la escalada de violencia. La capacidad de plataformas como X para difundir mensajes de odio y coordinar actos violentos revela la necesidad urgente de una regulación más estricta para controlar el discurso de odio y prevenir la incitación a la violencia en estos espacios digitales. Aunque los musulmanes y los inmigrantes representan una fracción menor de la población y de los delitos cometidos, han sido desproporcionadamente atacados. Esta discrepancia subraya cómo los prejuicios y estereotipos distorsionan la percepción pública y fomentan el racismo y la xenofobia. La crisis actual resalta la importancia de promover una educación que fomente la tolerancia y el entendimiento intercultural. Es crucial avanzar hacia una sociedad que valore y respete la diversidad, en lugar de permitir que el odio y la desinformación alimenten el conflicto y la división de un mundo ya al borde de un estallido permanente.

PUBLICADO EN Hoy Dia Cordoba

La peor era de gobierno desde la posguerra – DISSIPATIO

Por  
Gino Lanzara

La toma de posesión de Keir Starmer en Downing Street fue el «momento Portillo» que todos estaban esperando. Los conservadores ponen fin a una temporada de fracasos y ahora están llamados a elegir a su nuevo líder: por el momento los candidatos son Kemi Badenoch, James Cleverly y Tom Tugendhat. Por otro lado, el envalentonado Partido Laborista vio el éxito con tanta antelación que evitó ser detallado programáticamente durante la campaña electoral. Pero ahora es el momento de decidir, evitando posiblemente continuar con lo que el historiador Sir Anthony Seldon ha indicado que es el punto más bajo (que comenzó en 2010) del liderazgo anglosajón desde 1945 hasta hoy.

Ya ha llegado el alba, las luces se apagan, los ruidos resuenan, el cartel de aquel último pub vuelve a encenderse; las calles se despiertan, el Támesis corre lentamente mientras, solo, va un Tory con frac; las líneas de una canción, de Baker Street, dedicada a él están atrapadas en la pajarita de seda azul…  Luz en tu cabeza y muerta en tus pies, Bueno, otro día loco, Beberás toda la noche, Y te olvidarás de todo. Esta ciudad desértica te hace sentir mucho frío.  Olvidar, que es difícil: en menos de seis semanas, Gran Bretaña ha puesto fin a la última  era conservadora , reducida a un folletín paródico; El trabajo ha llegado  ,  mientras Sir Keir Starmer, el Jedi  capaz de controlar, irrumpe en Downing Street  .

Las fuerzas de la oposición ya luchan contra el lado oscuro del extremismo como Corbyn , no en vano apreciado por el transalpino Mélenchon; Para Sunak, de frac, no sirvió de nada convocar elecciones anticipadas, destinadas a contener el efecto del humillante guante de lágrimas y sangre del presupuesto de septiembre…

…En los últimos años, la deuda pública ha aumentado, del 75% del PIB en 2010, el primer año conservador después de los laboristas Blair y Brown, al 101% en 2023,..

con un déficit fuera de control, especialmente después del desastre del  minipresupuesto Truss  en 2022. El juicio electoral fue definitivo : el Partido Laborista obtuvo 412 escaños, sólo superado por el de Blair en 1997, y la debacle de los conservadores recordó los espectros de 1832 o 1906 con 156 escaños; el partido conservador siempre ha representado la alianza entre la ciudad y la sociedad; los seguidores de Peel y Thatcher han logrado la  imposible misión  de alienar a ambos. 

Desde 2010, cada uno de los últimos cinco gobiernos conservadores no ha dejado más que legados negativos, desde el Brexit, pasando por el escándalo Windrush , hasta el crédito universal  que redujo el límite de las prestaciones para las familias pobres, hasta el   vergonzoso partido turbulencia financiera  causada por la incompetencia de Liz Truss y del Ministro de Hacienda Kwarteng en sólo 45 días embriagadores de poder eufórico bajo el efecto estupefaciente de la predicción aleatoria de un crecimiento económico imposible. Sunak, como último recurso, sólo pudo recoger las piezas de Albion, con la oposición tanto de una mayoría cada vez menos silenciosa como de la base del partido que, de manera aún más imprevista, le antepuso el Truss: ¿Victoria laborista?  Sí, pero sobre todo, el vergonzoso fracaso de los conservadores  derrotados  también  por el Reform UK de Nigel Farage, un panfleto más que un partido, el creador del Brexit elegido en la circunscripción de Clacton on Sea, una de las más pobres del Reino, un populista. quien provocó la dispersión de millones de votos conservadores después de contribuir al éxito de Johnson en 2019.

En el fondo, la situación generada por el carácter mayoritario de la ley electoral uninominal, de  mayoría absoluta,  capaz de conducir a resultados aparentemente incomprensibles según los cuales quienes obtuvieron menos votos obtuvieron todavía un mayor número de escaños, pero que tiene la ventaja de contener el radicalismo en el Parlamento y de trazar la línea para un sistema bipartidista más estable al estilo Duverger. Las elecciones incluyeron también tanto la derrota del Partido Nacional Escocés, abrumado por los escándalos, como la reconquista laborista de las Midlands, seducida en 2019 por el  get Brexit done de BoJo , una vulnerabilidad política que llevó prudentemente a Starmer a declarar que no prevé ninguna reunión. con la UE. Si el electorado proeuropeo puede haberse sentido decepcionado, racionalmente la posición de Starmer, que difiere de la de Corbyn en 2019, lo protegió del riesgo de incógnitas.

La inconmensurable escala del éxito laborista ha permitido tácticamente a Starmer evitar ser detallado programáticamente, aunque no se debe subestimar una participación poco entusiasta, dando por sentado que el abstencionismo puede contenerse cuando el electorado percibe alternativas inteligibles. Cuidado con las digresiones partidistas: en el universo político anglosajón  aparecen periódicamente Momentos Portillo , excelentes fracasos electorales, que perfilan un panorama diferente al esbozado en el continente, donde la batalla electoral se percibe como un choque fatal en un contexto que sitúa a todos Múltiples y cambiantes temas vuelven a llamar nuestra atención. Esto lleva a varias consideraciones: la primera se refiere a la (hasta ahora) alternancia fisiológica e inherente de los diversos grupos políticos en el gobierno británico; el segundo se refiere al bipartidismo que, a diferencia de lo que pone de relieve el resultado electoral francés groseramente estigmatizado por Cacciari, no impone alianzas compuestas de ardua  gestión , sino que perfila rápida y decisivamente una dirección destinada a afrontar inmediatamente el  teorema de la imposibilidad de Arrow , o con la tesis de que es imposible evaluar el bien común. 

Pensando en  tiempos más oscuros  y difíciles, la comparación entre los líderes del pasado y el  liderazgo conservador recientemente caído , a pesar de las críticas de los disidentes más obstinados, muestra discrepancias basadas en diferentes preparación, coraje y habilidades analíticas que ahora faltan dramáticamente. El  inmanente » nunca nos rendiremos»  de Winston estigmatiza el bajo valor político de los  protagonistas del partygate.  Si con el gobierno de Churchill la nación inglesa confió al Todopoderoso la salvación de una jovencísima reina, con el gobierno de Truss, para el anciano Carlos III, se hubiera esperado una ayuda menos trascendente y más concreta en términos de calibre, ciertamente no de Género:  Honi soit qui mal y pense.  Con Starmer, el Rey, en su discurso del 17 de julio, tendrá que hacer suyas las intenciones de un gobierno que se espera que afronte una tarea ardua, dado que las propuestas políticas de la Cámara de los Comunes todavía tendrán que pasar el escrutinio de la Cámara Alta. Pero el visto bueno real conservará su valor.   

El problema, como decía Calvino, es que el diablo sigue escondido entre los pliegues del aproximado , lo que está haciendo reflexionar sabiamente a Starmer sobre la volatilidad del electorado y sobre un hipotético y muy hiperbólico segundo mandato por parte de un abogado penalista que ha se ha dedicado a la política activa solo desde 2014. Un líder que llegó a la cima tras la dimisión del demasiado polarizado Corbyn, para inaugurar una  dirección de izquierda suave,  ajena al radicalismo y a las estratagemas repentinas y dramáticas y cuidadosa a la hora de hacer oscilar el péndulo entre el apoyo a Jerusalén y apoyo a la causa palestina, subrayando el riesgo de una posible alienación del electorado musulmán. Desde el punto de vista financiero, se espera que los nuevos proyectos de ley otorguen más poderes al organismo económico independiente para el presupuesto y una revisión del gasto sobre cuya base se decidirá si se confirman los compromisos preexistentes para tener tiempo de desarrollar una política económica más amplia, que es  lo más audaz  como el nuevo primer ministro, dispuesto a remodelar promesas con geometría variable y dispuesto a eliminar incluso  a viejos amigos  en nombre de un  socialismo moral personal . En última instancia, la ausencia de una ideología en términos dogmáticos es en sí misma, teleológicamente, una ideología.

Yo diría que podemos ir y hacer balance.  Porque en un momento en que la política parece girar hacia el centro-derecha, Gran Bretaña ha llevado al Partido Laborista de nuevo a un pico de contratendencia, expresión tradicional del sindicalismo basado en la concreción y el trabajo, según un paradigma que no Mira por qué uno gana pero ¿por qué no hay gente que gane dinero? El problema es poder entender cómo funciona la política exterior, empezando por el sistema electoral, que con su »  el ganador se lo lleva todo»  en el continente podría resultar desagradable a pesar de la garantía de estabilidad, dentro de una arquitectura institucional donde la correlación entre circunscripciones y electores se mantiene. fuerte y a seguir en cada momento de la legislatura. Si es cierto que el multipartidismo no tiene cabida, también lo es que en el seno de los grandes partidos conviven almas múltiples y diferentes, tanto más condicionantes cuanto más inherentes a las facciones en las que existen, facciones naturalmente destinadas al gobierno, Ciertamente no son formaciones nacidas sabiendo que, como los Verdes, nunca podrán aspirar al cargo de primer ministro. 

Dentro de la esfera conservadora, era el ala más reaccionaria la que enturbiaba la política conservadora; El propio Cameron fue incapaz de contenerlo, y los referendos que promovió se convirtieron en un boomerang que destrozó al partido y, paradójicamente, también puso en dificultades al rival laborista, que también albergaba un componente antieuropeo. Lo que ahora interesa es Reform UK, sobre el que se dirige la atención sobre la existencia real de los candidatos. Farage apunta al electorado de clase baja, que puede ser influenciado y motivado para votar en protesta; expresa ideas, a menudo cuestionables, pero es incapaz de presentar programas viables, asignando siempre cargas y responsabilidades: política extravagante sí, visión no. Farage era experto en crear  ruido cognitivo , que servía para robar votos a los partidos principales. Una de las principales responsabilidades políticas fue haber olvidado las tres consignas bipartidistas de Blair: la  educación gramosciana, la educación, la educación,  o más bien la educación en la que invertir para el futuro; si falta educación no puede existir crecimiento  , como Liz Truss sigue sin entender. Starmer, en esencia y tal vez por pura necesidad, mantiene todavía planes precisos, intenciones de inversión reflexivas y amplias, intenciones de estabilidad capaces de evitar planes sin sentido o irrealizables, como el reingreso a la UE, favoreciendo en cambio la reanudación de un Servicio Nacional de Salud. al colapso y limitando localismos cada vez más perniciosos. 

Keir está imbuido de prudencia y racionalidad atlantista, con la intención de recrear una izquierda pragmática capaz de regenerar una tercera vía que recuerde a Blair, Jospin y Schroeder pero sin los dogmatismos de Corbyn; con un neologismo,  el starmerismo  caracteriza un nuevo pragmatismo. Para los conservadores, el período 2010-2024 representó la peor era de gobierno desde 1945 , según el historiador contemporáneo Sir Anthony Seldon. Ahora se ha abierto la sucesión de Sunak, con Kemi Badenoch, James Cleverly y Tom Tugendhat en la primera posición, y la perspectiva de una política que caracterizará la escena británica durante mucho tiempo, con el divisivo Farage, que aspira a empobrecer aún más a la conservadores, antes de que los propios conservadores se desplacen hacia la derecha para precederle en la obtención de los 4 millones de votos que le abrieron las puertas del Parlamento.

Si la campaña y las elecciones han vuelto a despertar intereses latentes, las consecuencias podrían ser aún más apremiantes o preocupantes. Tu eliges.

FUENTE DISSIPATIO:  https://www.dissipatio.it/la-peggior-era-di-governo-dal-dopoguerra/


La victoria apabullante de los laboristas en la elección parlamentaria anticipada es una derrota histórica para los conservadores, pero no despeja ninguna de las incertidumbres que acechan al reino

Por Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico

El avasallante triunfo electoral del Partido Laborista en la elección anticipada para el Parlamento británico expresa el cansancio generalizado con 14 años de desmanejo y promesas incumplidas por los conservadores. Sin embargo, para conquistar la mayoría, los laboristas formularon intencionalmente un programa impreciso que ahora deberán llenar de contenido. Como la situación del reino no da para medias tintas, cada decisión gubernamental va a implicar optar sobre la alocación de fondos escasos. El síndrome de la frazada corta puede terminar rápidamente el idilio entre la mayoría electoral y el gobierno.

 Kier Starmer y su esposa Victoria sonríen en un centro de conteo de Camden, Londres,  a la espera del resultado oficial.
El rey Carlos III recibió esta mañana al líder laborista Keir Starmer, para designarlo primer ministro

El Partido Laborista británico ha obtenido una amplia mayoría en las elecciones británicas de 2024. Su líder, Keir Starmer, ya se reunió esta mañana con el rey Carlos III, quien le encargó la formación inmediata de gobierno. Ahora debe ser ratificado por el Parlamento. Su triunfo se apoyó en la cantidad de votos que obtuvo en el área metropolitana de Londres y en su expansión territorial que le permitió vencer en numerosas circunscripciones del centro y norte del país. También en el sur de Escocia conquistó un gran triunfo a costa de los nacionalistas del SNP que perdieron muchos distritos.

A este triunfo contribuyeron, por un lado, el cansancio de los votantes tras 14 años de gobierno conservador caracterizados por el aumento de la desigualdad, el desgobierno y el desorden político y administrativo y, por el otro, un programa y un liderazgo laboristas intencionalmente vagos que han logrado sugerir un cambio que nadie sabe en qué consiste.

La victoria aplastante de los laboristas pone punto final a cinco años tumultuosos en la política británica. Un periodo en el que se produjeron la pandemia, la guerra de Ucrania y una elevada inflación y en el que hubo nada menos que tres Primeros Ministros conservadores, dos de los cuales dimitieron en medio de grandes escándalos. La más efímera de ellas, Liz Truss, sólo duró 49 días en el cargo, después de que sus recortes fiscales sin financiación provocaran la convulsión de los mercados financieros.  

Boris Johnson -que ganó las últimas elecciones de diciembre de 2019 con una saludable mayoría de 80 escaños- fue expulsado después de que se revelara que había incumplido sus propias leyes de bloqueo de Covid al organizar fiestas en las oficinas de Downing Street. 

Los votantes británicos no eligieron directamente a un nuevo líder el jueves. Según el sistema parlamentario del Reino Unido, los votantes eligen a sus representantes locales para la Cámara Baja del Parlamento, la Cámara de los Comunes. 

El jueves estaban en juego 650 escaños parlamentarios, cada uno de los cuales es ocupado por un diputado (MP) en la Cámara de los Comunes. Para que un partido consiga la mayoría absoluta en los Comunes, debería obtener al menos 326 escaños, más de la mitad de los disponibles. El partido que lo consiga formará el próximo gobierno, y su líder se convertirá en Primer Ministro. Con el resultado obtenido ayer Labour tiene una mayoría cómoda para gobernar.

Gracias a la participación más baja en 20 años (60%), habiendo obtenido apenas 1,7% de votos que en la elección de 2019, el Partido Laborista alcanzó un triunfo arrasador, ganando 214 escaños más de los que tenía. Paralelamente, los conservadores perdieron 251 diputaciones, pero sus votos se dispersaron hacia el nuevo Reform UK, de ultraderecha, los Liberal-Demócratas (que sumaron 63 bancas, llegando a 71), los laboristas y los no votantes. También el Partido Nacional Escocés (SNP, por su nombre en inglés) perdió muchos votos –sobre todo en el sur de Escocia- que fueron a los laboristas.

En el Reino Unido rige el sistema de mayoría relativa (first-past-the-post), según el cual los votantes eligen sólo a un candidato por circunscripción que obtuvo la mayor cantidad de votos, no importa cuántos. Así, puede obtener el mandato alguien que sólo cosechó 25% de los votos, mientras que los demás quedan afuera. Este sistema excluyente de mayoría y minoría concentra la representación en los dos partidos mayoritarios, les da una representación que no se corresponde con la cantidad de votos obtenida y favorece los comportamientos tácticos de los votantes.

Al mismo tiempo, puede suceder que un partido tenga una gran votación, como ha sucedido con el ultraderechista Reform UK, dirigido por el líder del Brexit, Nigel Farage, que obtuvo 14% de los sufragios, pero que por su distribución geográfica no le den muchos parlamentarios. De hecho, Reform UK ha conquistado sólo 4 bancas.


El sistema electoral deforma la relación entre la cantidad de votos obtenida por un partido y la cantidad de mandatos parlamentarios

Starmer fue elegido por los miembros del partido para liderar a los laboristas en 2020, justo después de que el partido sufriera su peor derrota en unas elecciones generales en 85 años. Inmediatamente declaró que su misión era hacer que el partido volviera a ser “elegible”. Para ello, ha congelado metódicamente a los elementos del ala socialista que dirigió el partido bajo el anterior líder Jeremy Corbyn y éste mismo fue excluido hace dos meses. Corbyn se presentó, entonces, como candidato independiente en su histórico distrito de Islington North (Gran Londres) y fue reelecto. Por el contrario, en Rochdale (cerca de Manchester) fracasó George Galloway, otro ex laborista, quien se presentó con su Partido de los Trabajadores. Galloway había conquistado la banca en febrero pasado en una elección intermedia, pero la perdió ahora a manos de su competidor laborista.

La distribución del voto por circunscripciones muestra algunos patrones tradicionales: por ejemplo, los conservadores predominan en el sur y en el este del país, ls laboristas, en tanto, en la región londinense y en los desindustrializados oeste y norte. Sin embargo, los conservadores han perdido el centro a manos de los laboristas e importantes circunscripciones del sur fueron al Reform UK o a los Liberal Demócratas. La amplia distribución geográfica del voto laborista es uno de los secretos de su triunfo.

Tanto el giro del partido hacia el centro como su orientación proisraelí le han costado algunos votos en determinadas circunscripciones. Tanto en el área londinense como en el noroeste se hizo sentir la repulsa de los dos millones de musulmanes contra la política anti palestina de Starmer. Si bien ninguna de estas manifestaciones regionales hizo peligrar el triunfo laborista, dan una señal sobre lo que puede acontecer, si el nuevo gobierno no resuelve rápidamente los acuciantes problemas sociales del país.

Además de los acuciantes problemas internos (reforma del sistema de salud, saneamiento de la infraestructura y los transportes, del sistema escolar, de las finanzas comunales, de la asistencia social y mejoramiento de la seguridad pública), que insumirán los escasos recursos disponibles, el nuevo gobierno se enfrenta con una sobrecargada agenda de política exterior.

El cambio de gobierno no supondrá un giro de 180 grados sobre el Brexit, ya que el nuevo primer ministro ha descartado volver al mercado único y la unión aduanera con la UE o reintroducir la libre circulación de personas. 

Más difícil será la toma de decisiones sobre la política hacia Europa Oriental. Los conservadores embarcaron a Gran Bretaña en la tradicional política de cerco a Rusia heredada del Imperio. Para ello construyeron alianzas estratégicas privilegiadas con los países escandinavos, los bálticos, Polonia y Rumania. Impulsaron cuanto pudieron la guerra en Ucrania con armas, personal y apoyo político y financiero. Lograron arrastrar detrás suyo a los aliados occidentales, pero el emprendimiento es un fracaso y se avecina una derrota estruendosa. Starmer deberá, entonces, hallar un modus vivendi con Rusia sin abandonar a sus aliados orientales. Difícil, pero no imposible.

Londres se comprometió ciegamente con Israel y en la desestabilización del Cáucaso y Asia Central, pero el tejido de alianzas urdido por Rusia, China e Irán lo dejó casi sin interlocutores e involucrados en la defensa de un Netanyahu sin salida. Después de que el candidato Starmer se negó a pedir un alto el fuego en Gaza, le será difícil salirse de esa madeja, pero deberá evaluar riesgos: los dos millones de musulmanes que habitan el reino apoyan a Palestina y en circunscripciones del Gran Londres y en el norte del país los candidatos independientes de esa confesión sacaron muchos votos a los laboristas.

Fue fácil en 2021 desplazar a Francia del negocio con Australia para la construcción de tres submarinos nucleares, en realidad un arreglo norteamericano en el que los británicos sólo ponen los motores de Rolls Royce, y firmar el acuerdo AUKUS con Canberra y Washington, pero es muy difícil cumplir con la parte que toca a los isleños, cuando la flota de submarinos nucleares está obsoleta, faltan buques y tripulaciones y no hay fondos para remplazarlos. Si el nuevo gobierno atiende a la demanda de los votantes por mejorar la salud, la educación, la asistencia social y la infraestructura, no le quedarán medios para invertir en defensa y deberá resignar posiciones en el Atlántico Sur y el Antártico.

Cambiando primer ministro los conservadores se fueron adaptando a los sucesivos gobiernos norteamericanos, pero es menos probable que un gobierno laborista pueda amoldarse a un futuro presidente Trump. 

Los laboristas han hecho campaña criticando mucho a los conservadores y prometiendo poco. Sin embargo, el líder laborista ya recibió este viernes del rey el encargo de formar gobierno y el Parlamento lo elegirá seguramente a principios de la semana. No gozará de los famosos 100 días de tolerancia. Ya no basta con consignas huecas. 

La cuestión general que, según los expertos de los principales ámbitos políticos, están eludiendo tanto los conservadores como los laboristas es la más importante de todas: el dinero. Desde hace 45 años las exenciones impositivas y los subsidios a las empresas han agravado la desigualdad y las privatizaciones de servicios públicos e infraestructura han desmejorado las condiciones de vida de las poblaciones trabajadoras y de clase media. Sólo Londres crece gracias a los servicios financieros concentrados en el área metropolitana, pero el resto del país ha retrocedido a los niveles de hace noventa años.

Los laboristas asumen sin programa ni conducción clara el gobierno de un reino fallido que aún no ha reencontrado su lugar en el mundo. Que algo salga bien en Broken Britain (Gran Bretaña rota) sería casi un milagro.

Broken Britain': el país donde “nada funciona” dijo adiós a 14 años de  Gobierno conservador - elDiarioAR.comPor el desborde del río Severn en Worcester, en el oeste del país, como resultado de la falta de obras hidráulicas, las aguas inundaron la ciudad. Aquí se ve un cisne bogando plácidamente al lado de un cesto de residuos.

Con su “Global Britain”, lanza programas de defensa de Norte a Sur que no puede financiar.

Por Eduardo Vior analista internacional miembro de Dossier Geopolitico

Antes de fin de 2024 se realizarán en Gran Bretaña elecciones generales en las que, después de 14 años, muy probablemente el Laborismo volverá al gobierno. La última encuesta de YouGov da al actual partido opositor 468 diputados contra 98 que retendría el Partido Conservador. Dado el reciente giro del Partido Laborista hacia el centro, empero, el cambio de gobierno no implica necesariamente que vaya a haber fuertes modificaciones en todas las políticas públicas, como por ejemplo en la política exterior y de defensa. Los dos partidos coinciden en mantener el rol del Reino Unido como una de las grandes potencias mundiales. Para ello deben financiar el despliegue mundial de su Marina de Guerra, que abarca hasta la Argentina, y reforzar el potencial de su intervención militar en Europa Oriental, aunque la debilidad de su economía y el rechazo de su población les juegue en contra.

Aunque no lo propició abiertamente, el Partido Conservador aceptó la decisión del referéndum de 2016 sobre el Brexit y llevó adelante las negociaciones con la Unión Europea hasta la salida definitiva en 2020. En ese momento, el entonces primer ministro Boris Johnson se comprometió a negociar un tratado con el bloque europeo que después postergó indefinidamente. Los vínculos entre ambas partes quedaron en el limbo. Por el contrario, los laboristas quieren una relación mucho más estrecha con la UE, particularmente con Francia y Alemania, y muy especialmente en materia de defensa. 

La política exterior de un eventual gobierno laborista se caracterizaría por su fuerte acentuación ideológica. Para Labour, la contradicción principal de la política mundial se da entre democracias y dictaduras. Entre las últimas, su líder, Keir Starmer, cuenta a Rusia, Azerbaiyán (por su ataque a Armenia), Irán, China y Corea del Norte. Consecuentemente, aboga por la inmediata incorporación de Ucrania a la OTAN, lo que habilitaría –lo dice explícitamente– la imposición de una zona de exclusión aérea para impedir a la aviación rusa bombardear Ucrania y el envío de tropas para defender a Kiev. Al mismo tiempo, el líder laborista insiste en denunciar la complicidad de los conservadores con oligarcas rusos y el financiamiento del Brexit con fondos de Moscú.

No obstante el fragor de la campaña electoral que ya se anuncia, la mayoría de los británicos no ve ninguna diferencia en el apoyo de ambos partidos a la política israelí hacia la Franja de Gaza así como en la política de defensa en general. Los dos coinciden en equilibrar la relación con China, en el desarrollo de la economía mundial, la alianza transatlántica y el apoyo continuado a Ucrania. También se asemejan en su falta de alternativas para el caso de que las elecciones parlamentarias europeas de este junio conduzcan a la formación de un fuerte bloque antieuropeista, o de que en noviembre próximo Donald Trump recupere la presidencia de Estados Unidos.

Por cierto, existen algunas diferencias entre las visiones de política exterior de los partidos. La más notable es la “seguroeconomía” de la eventual canciller laborista Rachel Reeves, que centra la política exterior en la protección de las cadenas de suministro y desalienta la deslocalización de industrias críticas. La formalización de la cooperación en materia de seguridad con la UE y una mayor atención a la lucha contra las finanzas ilícitas son otras notas peculiares de la política exterior laborista. 

Los dos partidos intentan, con todo, equilibrar la necesidad de mantener relaciones con China, cuyas acciones en materia de cambio climático, pobreza mundial y tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, serán importantes para el Reino Unido, con el cuestionamiento que hacen de  su historial en derechos humanos. Sobre todo, ambos quieren proteger los activos, las infraestructuras y las cadenas de suministro británicas de una excesiva dependencia de China.

El Indo-Pacífico

En un principio, los laboristas se mostraron reticentes al plan del actual gobierno para un mayor despliegue diplomático y militar en el Indo-Pacífico, pero más recientemente el eventual ministro de Defensa laborista, John Healey, se ha comprometido a aprovechar la inclinación hacia la región y a hacer que funcione el pacto AUKUS con Australia y Estados Unidos. 

La reorientación del Reino Unido hacia el Indo-Pacífico ha aumentado la importancia de Gran Bretaña en la región. A medida que se aleja la espumosa retórica post-Brexit de la Global Britain (Gran Bretaña Global), Londres está buscando cómo desarrollar más sólidamente su reinserción en la vasta región entre el Océano Índico y el Pacífico. No altera su Concepto Operativo Integrado (IOC, por su nombre en inglés) de 2021, que daba un enorme relieve al softpower, pero desplaza el peso de los factores hacia el poder duro.

Para ello, el instrumento principal es la expansión y desarrollo tecnológico de la Royal Navy. En medio de la escalada de tensiones en Asia Occidental, el Reino Unido reforzó su presencia naval en la región del Golfo y el secretario de Defensa del gobierno de Rishi Sunak, Grant Shapps, subrayó la importancia de hacerlo.

Al mismo tiempo, una fuerza operativa de ocho países dirigida por el Reino Unido inició a fines de 2023 patrullas desde el Canal de la Mancha hasta el Mar Báltico. El objetivo de esta iniciativa es proteger de posibles amenazas los cables submarinos vitales para Europa. Con una media diaria de 50 grandes buques mercantes atravesando el estrecho de Bab-el-Mandeb y el doble de ellos pasando por el estrecho de Ormuz, la protección de estos activos submarinos críticos es asimismo primordial. El bloqueo del movimiento yemenita Ansar Alá al pasaje por el estrecho de Bab el Mandeb de buques hacia Israel, así como el corte del cable de Internet submarino en ese mismo lugar, muestran la vulnerabilidad de las líneas de suministro occidentales.

El rearme naval británico

En su discurso ante la Conferencia sobre Poder Naval (Sea Power Conference), celebrada en Londres el 17 de mayo de 2023, el jefe de la Marina Real Británica, Ben Key, resumía así el programa de construcción naval en marcha: “Hace poco más de un año hablé en Rosyth, donde se están construyendo nuestras fragatas de tipo 31, y lancé un llamamiento a la industria para que no se limitara a ser contratista, sino que se asociara a nuestro viaje en el desarrollo de la flota del futuro. Han respondido y en la actualidad tenemos encargados o en construcción 16 buques y 6 submarinos y eso sólo representa los principales programas de capital. Las inversiones en la Royal Navy –continuó–, incluso en los últimos 12 meses, han sido significativas: tres nuevos buques de Apoyo Sólido a la Flota, otros cinco Tipo 26 han sido encargados. El SSN-AUKUS está en fase de diseño. El HMS Anson se ha unido a la Flota. Muy pronto entrarán en servicio el RFA Proteus y el RFA Stirling Castle”. Este programa se continuó hasta la actualidad.

A largo plazo, la Royal Navy podría modernizar su persistente presencia en la región con patrulleras de altura de la clase River, para convertirlas en fragatas de Tipo 31, más aptas para el combate. Estos nuevos despliegues complementan la presencia regional del Reino Unido, que ya incluye destacamentos permanentes en Brunei y Singapur. Una red ampliada de agregados de defensa está siendo asimismo coordinada en el Sudeste Asiático y Oceanía y se espera que un próximo acuerdo con Mauricio permita al Reino Unido y a Estados Unidos seguir utilizando la base militar de Diego García.

Cualquier papel del Reino Unido en una crisis o conflicto real en el Indo-Pacífico tendría que calibrarse teniendo en cuenta la situación de seguridad europea. Un apoyo en Europa o la provisión de seguridad marítima que libere fuerzas estadounidenses podría ser tan valioso como cualquier contribución militar directa en el Indo-Pacífico. Aun así, la presencia cada vez más visible del Reino Unido en el Índico y el Pacífico, coordinada hasta cierto punto con Francia y otros países europeos, debería tener un efecto disuasorio para cualquier adversario.

Una vez tenidos en cuenta los compromisos con Ucrania, los arsenales de municiones y las contingencias por exceso de gasto en la disuasión nuclear, el presupuesto de defensa del Reino Unido debería aumentar un 1,8% en términos reales durante este ejercicio, manteniendo el gasto por encima del 2% del producto interior bruto. 

Al exponer la visión laborista de una Britain Reconnected (Gran Bretaña reconectada), el probable futuro ministro de Asuntos Exteriores, David Lammy, abogó por aliarse con Australia y otros países para enfrentar el “giro autoritario” del líder chino Xi Jinping. Sin embargo, los laboristas parecen más escépticos que los conservadores sobre la inseparabilidad de la seguridad europea y la indopacífica. En Britain Reconnected, Lammy aceptó el AUKUS, pero advirtió que los compromisos del Reino Unido con el Indo-Pacífico “no pueden ir en detrimento de nuestros compromisos de seguridad en Europa”.

Parte del escepticismo laborista probablemente refleje preocupaciones más amplias sobre la sobrecarga de Estados Unidos y las prioridades de un posible segundo gobierno de Trump. La “gran estrategia” del Reino Unido se cimenta sobre la alianza con EE.UU. que, a su vez, se complementa con los Cinco Ojos (Five Eyes), la coalición de inteligencia y seguridad de EE.UU. con el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, con AUKUS y con Quad (EE.UU., India, Gran Bretaña y Asutralia). El concepto de defensa colectiva se ha transformado así en un elemento central de la estrategia mundial británica. La posibilidad de responder unilateralmente a un adversario parece estar fuera de discusión. 

Malvinas y otras áreas de patrullaje

A estos teatros principales de operaciones se añaden los patrullajes de rutina en el Atlántico Sur. Ello incluye obviamente las Islas Malvinas, visitadas recientemente por David Cameron, el expremier conservador y hoy secretario de Estado para Asuntos Exteriores en el gobierno de Sunak, y otras islas argentinas como Georgias del Sur, toda una zona donde Londres ha ampliado unilteralmente una zona de exclusión pesquera y avanza en un puerto a favor de los kelpers y de la defensa británica. La cancillería argentina llamó la atención de la embajadora Kirsty Hayes en Buenos Aires por estas acciones, pero para Gran Bretaña todo es cordialidad por parte del nuevo gobierno argentino, cuyo presidente Javier Milei mantuvo un encuentro con Cameron en Davos hace dos meses, acompañado por su canciller Diana Mondino.

Los patrullajes también incluyen al Océano Antártico (yuxtapuesto con las áreas reclamadas por Argentina y Chile), el Atlántico Norte, el Océano Índico y el Pacífico Sur. 

El área de despliegue de la Marina Real Británica es inmensa y supera completamente las posibilidades reales de su fuerza naval, que ésta intenta compensar con su programa de construcciones. Sin embargo, éste debería continuarse durante décadas, para satisfacer las ambiciones de poder del reino.

Sin el apoyo de Estados Unidos, Gran Bretaña no puede sostener duraderamente su presencia mundial. Si Donald Trump vuelve al gobierno y concentra las menguadas fuerzas de su país en la confrontación con China, Gran Bretaña se va a ver desprovista de apoyo en el teatro europeo, el Atlántico Sur y el Antártico. Si, además, una importante minoría antieuropeista en el Parlamento Europeo obstruye los planes de defensa de los partidos hoy dominantes, Gran Bretaña estará obligada a emprender un esfuerzo adicional para enfrentar a Rusia.

La alta coincidencia de ambos partidos británicos en política exterior y de defensa implica asumir costos que la economía británica no puede solventar y su sociedad no está dispuesta a acompañar. Si, como parece, los laboristas acceden al gobierno antes de fin de año, tendrán que calibrar muy bien entre mantener su base electoral o continuar las aventuras de sus predecesores.

Por Luciano R Moreno Calderon

Pal´Sur entrevistó al reconocido científico ganador del premio Konex, Daniel E Arias, para hablar sobre un tema al que vuelve seguido: defensa. En esta ocasión pudimos hablar sobre la inminente adquisición de los aviones F-16 a Dinamarca que serán usados para engrosar o reactivar nuestra Fuerza Aérea.

El periodista nos informa sobre las características de este avión, el verdadero motivo de su adquisición, las opciones rusas y chinas, nuestros aviones Pampa III y las verdaderas necesidades de nuestro país en la tarea de proteger una de las fronteras mas extensas del mundo, con hipótesis de conflictos claras que no parecen ser tenidas en cuenta con esta adquisición.

“El F-16: un feroz avión que terminará transformándose en una “reina del hangar”.

Una adquisición geopolítica

 

Ante todo, esta es una adquisición geopolítica, que no debería tener ninguna consecuencia militar, pero la va a tener.

Digo que es una adquisición geopolítica, porque es un caza de los considerados top de la tercera generación y media, y porque los F-16 son s icónicos para Estados Unidos, un símbolo nacional. Si te compras un F-16 estás encuadrándote militarmente con la Casa Blanca y diciendo “SÍ SEÑOR”.

Como los aparatos no sirven para un comino, no tendría que tener consecuencias militares, pero sí las tiene al quitarle 690 millones de dólares a la Nación y al FONDEF (el fondo construido y promulgado por unanimidad para el reequipamiento de las Fuerzas Armadas).

Es decir, comprando chatarra se pierde la oportunidad de hacer las cosas mas serias en el terreno de la Fuerza Aérea, y ni hablar que con esta operación algunos personajes se quedan con una tajada.

Esto no es nuevo, y viene desde que se termino el proyecto del Pulqui II. Todas las adquisiciones de chatarra y excedentes de los Estados Unidos y la OTAN han sido bajo el pago de coimas, siempre. Y por eso casi siempre se compraron aviones malos, o buenos pero en mal estado, o malos y en mal estado.

Obsolescencia programada hacia la indefensión

 

Vamos diferenciar el avión por dos segmentos distintos.

Sería la tercera vez que tenemos un avión radarizado, porque los aviones Mirage III franceses y los Dagger israelíes que se usaron en Malvinas fueron radarizados.

El F-16 caza te va a venir con un radar de la actualización MLU, de hace 30 años. Es muy obsoleto, porque la radarización de caza cambió mucho desde entonces con la entrada en línea de los radares AESA, que son de antena fija, barrido multihaz rapidísimo, capaces de detectar contactos a centenares de kilómetros y de seguir y apuntar a muchos blancos a la vez, y por último, capaces de tres medidas “stealth” sorprendentes.

Una es la detección pasiva, sin emisión, pescando los rebotes generados por otros radares, con lo que el piloto oculta la posición exacta de su aeronave. La segunda son los saltos aleatorios de la frecuencia emitida, que también es una medida de ocultamiento. Y la última es un “game changer” impresionante: un radar AESA puede generar interferencias sobre otros radares, e invisibilizarse.

La radarización cambió muchísimo en estos últimos 30 años, lo que equivale a decir que de todos los rasgos AESA enumerados, la actualización MLU trae unos pocos. Obviamente, ni los daneses ni la FAA te van a decir cuáles.

A tener en cuenta: estos aviones salieron de la fábrica hace más de 40 años, muchos de ellos son del constructor original, General Dynamics, antes de que esa empresa fuera comprada por Lockheed.

El F-16 se diseñó a fines de los 60´ y salió muy bueno y se desplegó muy rápido. Debe ser de los cazas mas construido en el mundo desde los años 80 en adelante. Creo que hay que entre 4500 y 5000 F-16 volando.

La célula, es decir el conjunto de fuselaje y alas, es excelente. Si la célula de un caza multipropósito bien construido tiene que resistir unas 5 mil horas de vuelo haciendo maniobras acrobáticas, de bombardeo o de pelea, éste resiste 10 y tal vez 15 mil horas: por lo que en ese aspecto solo tengo elogios.

Era un avionazo en los 80, pero ahora ya no. Pasaron casi 50 años. Estos aviones fueron actualizados entre los ’90 y 2000 a Standard MLU, es decir Mid Life Update, actualización de media vida.

Eso significa que la aviónica de estos F-16 es de los ’90. En materia de sensores internos, externos y despliegue de información ante el piloto, cualquier Pampa III (Bloque 2C) tiene mejor aviónica que este avión, y eso que el Pampa nunca llevó radar en la nariz. Cosa curiosa si tenés en cuenta que el nuestro es un caza de entrenamiento y sin capacidad de combate. Es decir; el F-16 es un avión totalmente de combate, pero con radar viejo y aviónica del año del jopo.

Estos cazas van a venir con una vida útil de aproximadamente 10 años si los haces volar en desfile. Si lo vas a usar como avión de entrenamiento de combate y bombardeo (porque para patrullaje no sirven, después te digo por qué), en maniobras de ataque o de defensa la célula del avión sufre bastante.

Entonces, en caso de usar el avión en simulación de combate real, la vida útil va a ser mucho menos de 10 años y van a comenzar a tener problemas de fisuras de raíz de ala.

Les va a pasar lo que les pasó a nuestros viejos A4: en el caso de los de la Marina, cuando empezó la guerra de Malvinas casi la mitad tenía la raíz de ala fisurada: eso quiere decir que en medio de una maniobra de ataque a tierra o a buque el avión podía perder las alas (aplaudir).

Es una compra sumamente estúpida y política. Hace años que los EEUU nos venía presionando para que compremos esto, como forma pública y ostentosa de alineamiento con ellos.

Además con esta compra EEUU tienen la garantía de que estamos comprando un caza que en caso de guerra regional, ya sea por el lado de las Malvinas o de Chile (únicas hipótesis de conflicto) no nos sirven.

En uno u otro caso los enemigos posibles los recontra conocen, pueden detectarlos y localizarlos a distancia no bien prendan el radar, e incluso si no lo hacen, las computadoras de los radares chilenos o británicos reconocen desde muy lejos la “huella digital” de ecos que genera un F-16 iluminado desde todos los ángulos posibles, especialmente el frontal.

Pero es más: en caso de guerra, estos cazas pueden incluso no despegar. Desde EEUU les pueden anular la aviónica, el radar, los sensores y los sistemas de navegación cuando quieran, y a toque de botón. Un avión de esta generación que entrega EEUU a un país periférico y además impredecible como el nuestro, prácticamente se lo puede teledirigir. Y no para volar, sino para NO volar.

No te vaya a extrañar que estos cazas tengan “virus” incrustados dentro de su software, muy difíciles de reconocer hasta para un experto en seguridad informática. Y que esos virus permitan discapacitar la aviónica del caza en pista, si está preparándose una salida para defender la frontera Este u Oeste de Argentina en una guerra no autorizada por los EEUU.

Te digo esto porque ya le pasó a otros usuarios de cazas norteamericanos, como ser el caso de Malasia.

Sea por “soft power” o directamente por software, EEUU nunca deja de ser el propietario real de las armas complejas que te vendió y te cobró. El Ministro de Defensa de Malasia, Mahatir Mohammad, se lo dijo el 20 de mayo de 2020 a la cadena qatarí Al-Jazeera: “si la Malasian Royal Air Force trata de usar sus cazas F-18 contra un estado con el cual Washington no autoriza guerras, los aparatos sencillamente no obedecen”.

Las computadoras de misión tienen código cerrado, y están microcableadas de modo que sólo se las pueda reprogramar en EEUU. De modo que, como admite Mahatir, los F-18 de su flota son impresionantes, pero sólo sirven para desfiles aéreos.

Obviamente, también, todos los F-35 que está comprando Europa a EEUU a punta de fusil son aviones absolutamente teledirigidos desde el Pentágono y el Departamento de Estado de Estados Unidos.

Es decir, el F-16 no puede modificarse, no podés subirle ni bajarle nada en software, ni ponerle armas o actualizaciones de aviónica o de radar, incluso de tu propio desarrollo, que no sean autorizadas por los Estados Unidos y con material de los Estados Unidos, y, de alguna manera, también, con el permiso del Reino Unido.

Los Brits también son los que autorizan o desautorizan, porque no tengas dudas de que hoy los dueños reales de la ocupación en Malvinas son los EEUU. Si no aterrizan con los Galaxy en Malvinas es para poder seguir haciendo un poco de relaciones públicas con Argentina.

Opciones al F-16 (ninguna buena, pero sí mejores que el F-16)

 

El mejor de todos era el MiG 35 ruso, pero tiene dos problemas: 1) en este momento no le podes comprar nada a Rusia, porque sería prácticamente una declaración de guerra a los EEUU 2) si tuviéramos la guita para comprar los aviones, yo le diría a los rusos que no nos manden ese avión sino un Sukhoi 35 que tiene mucho mas alcance porque éste, no tanto como Rusia, pero es un país gigante.

Porque si bien el MIG35 tiene virtudes por donde le busques, no es un avión de gran alcance y Argentina lo que necesita es un caza con capacidad de reabastecimiento en vuelo, pero que además, sin hacer uso de esa capacidad, tenga una autonomía de ataque de unos 2000 Kilómetros.

Pero además necesitamos que sean monomotores, y los caza rusos son bimotores, porque de otra manera el precio de la hora de vuelo se eleva mucho. Tenés los aviones pero no podes usarlos, porque dos turbinas consumen el doble de repuestos que una, y de yapa las turbinas rusas tienen menos vida útil total que las de la OTAN, lo que supone fallas más precoces. El feroz avión que termina transformándose en una “reina del hangar” es algo que le pasa a Venezuela y también a México.

Además tampoco los rusos lo están construyendo, porque se les cayeron algunos clientes posibles en el mundo árabe, y a Rusia, se empieza a ver ahora con la guerra de Ucrania, el MiG 35 le resulta un aparato que no puede operar demasiado lejos de la línea del frente. Y hoy, incluso a 200 km. detrás del frente, los ucranianos te destruyen aviones en tierra con misiles HIMARS o con drones. La noción de “retaguardia” como sitio distinto del frente empieza a ser borrosa.

Si el avión no está en condiciones de operar porque no hay repuestos y el servicio técnico te queda en el otro lado del planeta, estás en el horno. Cuando vos comprás un aparato de esta complejidad, y hablo del MiG 35, lo tenés que adquirir con condiciones OFFSET, es decir, licencias de construcción nacional de varias de la partes e integración de la turbina, o transferencia de tecnología para fabricación local. Tenés que capacitar mucho personal argentino en Rusia, y tienen que venir técnicos rusos a instalarse aquí para ayudarte a montar las plantas de integración y de fabricación. Toma años.

Y no es sólo con los rusos que te pasa esto: nos pasó con los cazas estadounidenses, franceses e israelíes. Pero Rusia nos queda casi en las antípodas, y todos ellos hablan inglés, malo pero entendible, porque es el idioma de la aviación en esta parte del mundo. Pero si te compras el MiG 35, tanto por parte de ellos como la nuestra vas a necesitar de gente que hable ambos idiomas, ruso y castellano, domine ambas grafías y además sea técnicamente muy del palo aeronáutico. No es imposible generar esos recursos humanos, pero lleva tiempo.

En el caso de los F16, te los van a vender con algunos repuestos de turbinas para que vos puedas tirar unos años pero te vas a quedar corto en poco tiempo. Y obviamente no vienen con ninguna transferencia de tecnología.

Lo único que vas a poder hacer sin permiso de los EEUU es sacarte fotos con el avión, pero vas a necesitar autorización para cualquier otra cosa, y como te dije, eso lo descubrió Malasia con los F 18 Super Hornet, hace muy poco. El tipo se clavó con 24 aparatos que Malasia no puede usar para nada real y que esté alineado 100% con los intereses de su país.

Por lo cual los malasios le terminaron comprando unos Sukhoi a los rusos. Estos juran que el caza que te venden es propiedad del propietario, y que no tienen ningún software con el cual puede teledirigirlo. Podés creerles o no, pero si es cierto, es un argumento de márketing excelente.

La otra propuesta era el JF17 es un avión pakistaní, pero acá tenés un cuello de botella: poseen una capacidad de fabricación de 12 a 18 cazas por año (que es un montón). Si bien la oferta estaba en precio, lo que no ibas a tener con los pakistaníes son 12 cazas entregados llave en mano ahora. Pakistán está renovando su propia Fuerza Aérea, cambiando sus JF-17 de modelos anteriores por el bloque C, que es el único que califica de cuarta generación plus, el único que nos interesa.

Te van a decir, con muy buen criterio, que te sumes a la cola, porque ya hubo pedidos de otros. Y que te vengas con un banquito para esperar turno. Y además, tampoco vas a tener capacidad integración nacional de partes.

Primero, porque a ellos no les sobran recursos humanos como para mandar mucha gente aquí. Una compra a Pakistán implicaría una cantidad de años de intercambio de personal técnico y fabril con Pakistán, y así como en ese país no sobran hablantes de castellano, aquí nadie entiende el urdu.

Igual, como país que fue colonia inglesa y que vive en pie de guerra contra la India, que también lo fue, los militares de rango en ambos países son más o menos anglófonos. Y también nuestros aviadores. Pero la movida de recursos humanos que acompaña a una compra exitosa no sería fácil ni rápida. Pero…  dificultad a sumar: más o menos la mitad del avión viene de China.

No es muy clara la expectativa de vida real de la turbina, ni tampoco la duración real de la célula, y una célula que no supere las 5000 horas de vuelo no te sirve. ¿Por qué? Porque la Argentina adquiere aviones cada 40 años, esto quiere decir es que los últimos 10 años del avión, cuando se empiezan a multiplicar las fallas, los vas a usar matando gente en entrenamientos, o adoptar la opción de volar mucho menos y que la gente entrene poco y mal, para que no se mate.

Es lo que venimos haciendo nosotros desde que perdimos la guerra de Malvinas. Los yanquis nos acogotaron con los repuestos de los A4B, C y R, y se empezó a volar cada vez menos. Para que te des una idea, antes de la guerra de Malvinas el promedio de horas de vuelo de los pilotos argentinos de ataque y de intercepción era el mejor de la región, nuestros pilotos caza tenían entre 180 y 200 horas a anuales de entrenamiento.

Pero ojo, como volaban aparatos viejos, también se mataban bastante. Los A4 B, C y R que se compraron a los EEUU entre los ’60 y ’70 venían muy hechos fruta de la guerra de Vietnam. Con esos cazas volando en entrenamiento, antes de 1982 murieron más pilotos sumados que en Malvinas. Si sumás un avión demasiado viejo y un piloto demasiado nuevo, va a haber problemas.

Ignoro si los JF-16 C son nuestra gran salida. No parece. Y a U$ 50 palos la unidad pelada, sin armas lanzables, no es que los estén regalando.

Si hay un aparato chino interesante para la Argentina, ése es el J-10 C. Es un muy buen desarrollo del Laví israelí, un caza ochentoso parecido al F-16 inicial de General Dynamics pero bastante superior en casi todo lo que importa: alcance, aviónica y agilidad. Los yanquis apretaron diplomáticamente a Israel para que no se construyera, porque le iba a empiojar el mercado internacional al F-16.

Los israelíes cedieron, pero al costo de un escándalo parlamentario, peleas a trompadas en el gabinete de gobierno, y luego despedir a miles de ingenieros, técnicos y laburantes de Israel Aircraft Industries. Pero como se quedaron re-calientes, le vendieron no muy en secreto la ingeniería del Laví a China. Y de ahí salieron los J-10 A y B, y hoy el C chinos.

Es incomparablemente mejor que el JF-17, que los chinos desarrollaron pero no tienen para su uso. Un dato al uso: la célula del JF-17 es metálica, la del J-10 C es de materiales compuestos. Es más fuerte, más liviana, requiere de mucho menos mantenimiento, dura más, y refleja menos las ondas de radar.

Los J-10 C son el aparato más abundante en la aviación china de combate, y lo que necesitaría tener Argentina, de tener los morlacos necesarios. Pero, ¿sabés qué? Los chinos no te los venden ni a palos. No porque los aviones sean tecnológicamente revolucionarios.

Pero aunque vinieran con equipamiento atrasado una década, no nos venden ni uno porque nos conocen. Saben que aquí los J-10 serían volados, testeados, desarmados y rearmados por la USAF al toque de llegar a la Argentina. Tenemos una cúpula aeronáutica formada por viudos de la OTAN, y eso sigue sin cambios más o menos desde 1955.

Los pampa

 

Como típico fruto del Proceso, el avión se hizo con 100% de componentes importados, y la mitad de la ingeniería se hizo con una excelente fábrica alemana, la Dornier, que cerró hace mucho.

En su esfuerzo por nacionalizar este caza para poder construirlo en cantidades significativas y bajar su precio, el gobierno de Cristina trató de crear una cadena nacional de proveedores de partes y en 2015 se llegó a un 13% de componentes nacionales. Con Macri se paró todo. Durante gobierno de Fernández, con Mirta Iriondo en FAdeA y Fernández negándole plata, se habrá avanzado a un 15% de componentes nacionales. Pero la verdad cruda es que el 85% del Pampa lo tenés que comprar afuera, y en dólares.

Aunque lo adoro, es un caza argentino muy poco argentino. Me produce ideas muy encontradas, porque es la máquina aeronáutica más ágil que conozco. Cuando aún a los pilotos de Mirage los mandaban a hacer entrenamiento en Tandil con los Pampa, salvo que la lucha se hiciera en vertical y que los Mirage aprovecharan que tenían mucho motorización para escaparse hacia arriba, los Pampas se les colgaban a la cola, en posición de ametrallamiento, y no había modo de despegarlos de ahí.

Pero esas prácticas no se hacen más. Los Mirage ya no pueden volar desde 2015. Y lo de “ametrallamiento” es una simulación: el Pampa nunca tuvo cañones en fuselaje ni en las alas. Puede usar góndolas con armas de tubo en las alas, pero deterioran un poco sus características de vuelo. ¿Cuánto y de qué modo? La FAA jamás te lo va a decir, y tienen razón en no hacerlo.

Son aparatos espectaculares, pero es muy difícil construirlos porque tenés que tener una cadena fabricación de componentes nacionales importante. Y si bien es un caza sencillo, tiene mas de 20.000 componentes. Haciendo las cuentas, 17.000 son importados y atados a dólar, y el más caro y complejo de todos es la turbina, que es una Pratt & Withney PT6 canadiense macanuda, aguantadora, potente y liviana, y la encontrás en todo el mundo, así como sus repuestos, si te importa violar los bloqueos de compras que te puede infligir su Graciosa Majestad, Carlos III. Pero no se regala. Y si querés precio, tenés que hacer compras grandes, 12 unidades de un saque, mínimo.

Además no es un caza de combate, sino de entrenamiento avanzado. Te sirve como escalera para subir a un caza de 4ta generación. Justamente, a un aparato que no tenemos. Es una escalera que termina en la nada.

¿Por qué Argentina no puede defenderse con los Pampa?. Porque al ser subsónicos, si le ponés un misil térmico y lo conectás a la aviónica, va a tener poco alcance debido a que la mayor parte del combustible del cohete se va a consumir tratando de cruzar la velocidad del sonido. No sería lo mismo si el misil partiera desde un caza que viaja más rápido que el sonido. Ahí el motor del misil obtiene más velocidad y alcance.

¿QUÉ NECESITA LA ARGENTINA PARA DEFENDERSE?

Lo que necesita argentina es un caza de muy largo alcance, con reabastecimiento en vuelo y con un radar AESA. Y por eso es que el F-16 no sirve para combate ni defensa nacional, y tampoco sirve para patrulla.

¿Y sabés por qué no te sirve para patrulla? Porque aunque sea viejo y aunque los EEUU les ordenen a Dinamarca que nos hagan precio de regalo, algo que casi está sucediendo, la hora de vuelo de estos chiches, promediando su desgaste y amortización está entre los 10 mil o 15 mil dólares. Saliste a patrullar dos horas y te patinaste 30 mil dólares de avión, y eso sin contar el combustible ni gastos de recursos humanos.

Un piloto de combate para estar en las condiciones en las que estaban los nuestros en 1982 necesita mínimo 180 horas anuales, es decir que son casi 2 millones de dólares anuales por piloto, para que los aviones no se transformen en maceteros. Y ahí no estás incluyendo gastos de sueldos, combustibles, nada. Sólo la amortización de aviones que ya vienen amortizados.

Es irreal que con aparatos así uno pueda defender a la Argentina. Porque si uno los adquiere para entrenar a la gente a un nivel aceptable para la guerra, los quizás 10 años de resto de vida con que te lleguen de Dinamarca se vuelven la mitad. En 4 o 5 años estan todos los cazas juntando polvo en el hangar, y sin repuestos. Y cuando te ponen el ejemplo de la Fuerza Aérea chilena, que tiene 46 F-16, hay que decir también que la mitad no vuelan, y solo tienen 22 en orden de combate.

Ojo, estas cosas les juegan en contra incluso a los propios yanquis, aunque nadan en billetes. Por lo poco que se sabe, los F-35, esas computadoras volantes de 100 millones de dólares, son tan complicados y se rompen tanto que su tasa de disponibilidad real anda por el 50%.

Nosotros en orden de combate supersónico hoy no tenemos ningún aparato. Cuando se cajonearon los últimos Mirage, Dagger y Finger, perdimos nuestros únicos aviones supersónicos de combate. Y ojo, rara vez llegamos a tener 16 o 17 interceptores en línea, listos para salir. Es decir que ni siquiera durante el Proceso, cuando la Fuerza Aérea y la Marina se dieron a sí mismas unos presupuestos escalofriantes, nunca tuvimos los suficientes cazas para defender nuestro país. ¿Por qué?

Porque es el octavo del mundo en extensión geográfica. Por el Este, son  5500 Km de costa y, por el Oeste, la frontera con Chile, que es de las fronteras secas más largas del mundo. Si querés defender fronteras semejantes se necesita una fuerza de 60 o 70 aviones supersónicos multirrol muy modernos y actualizados, con un personal de vuelo capaz de superar las al menos 120 horas de entrenamiento por año.

Igualmente si miramos lo que pasa en Ucrania vamos a observar que existen grande combates aéreos. Todos son radares, drones, misiles y baterías automatizadas. Los cazas que operan del lado ucraniano, operan casi pegados a la frontera de Polonia para que no los bajen, porque un misil S-400 ruso tiene más de 300 km de alcance.

Por el lado Este, los cazas rusos ni se acercan a la línea de contacto y lanzan prudentemente sus misiles desde 100 o 150 km. a retaguardia. La lucha es robotizada. Los misiles son robotizados y los drones de bajo costo, que son los que deciden la suerte de los combates de infantería, son aparatos que cuestan entre 2000 y 20.000 dólares.

Y que podemos diseñar y fabricar nosotros. Ya ves para adónde apunto los tiros. ¿Aviones avanzadísimos? ¿O al menos que no sean biplanos? Ya perdimos esa carrera. No tiene sentido correr detrás de un tren que se te escapa. Si tenés los recursos humanos, y la Argentina los tiene, lo que hacés es esperarlo en la estación siguiente.

Tenemos que resucitar el Proyecto SARA, Sistema Aéreo Robotizado Argentino, que estaba desarrollando INVAP con FAdeA y el Ejército hasta 2015, y que Macri canceló y desde entonces no ha resucitado.

Y dado que INVAP diseña y construye buenos radares, tenemos que empezar a desarrollar baterías misilísticas móviles terrestres.

Puedo equivocarme, pero creo que los aviones de combate del futuro se van a parecer un poco al Pampa, pero supersónicos, sin armamento propio a muy poco, más grandotes, llenos de contramedidas para eludir radares y con dos tipos en la cabina, sentados en tándem. Y el tipo realmente importante va a ser no el piloto, que va adelante, sino el que va sentado atrás, dirigiendo una banda de drones volando decenas de kilómetros al frente, y esos sí dotados de radar y armas. Y todo va a estar coordinado en red por los data-links.

Lo que yo veo en un futuro son enjambres de drones semiautónomos. Por la sencilla razón que son más descartables que la gente.

Homemaje de Dossier Geopolitico al Dia de la Soberania Nacional Argentina

El «Himno a la gesta de la Vuelta de Obligado» es una canción que honrra la Batalla de la Vuelta del Obligado (sucedida el 20 de Noviembre de 1845) y a la vieja Confederación Argentina en su lucha contra el imperio Francés y el imperio Británico, que intentaron bloquear la confederación desde 1845 hasta 1850 con el objetivo de dejar el libre paso comercial en los ríos Paraná y Uruguay. La batalla resultó en una victoria pírrica para los invasores, y la guerra fue ganada por la Argentina. Los personajes más notables de la batalla fueron Juan Manuel de Rosas, el principal caudillo de la confederación, Lucio Norberto Mansilla, quien comandó las fuerzas argentinas en la batalla, y el almirante Guillermo Brown, un Irlandés que creó la flota de la nación. Los autores de la canción son Marta Pizzo y Walter Larroquet, y el intérprete es Daniel Argañaraz.

Por Emilio Luis Magnaghi*

La interacción entre países vecinos y potencias mundiales en contra de nuestros intereses podría hacernos pasar un mal rato si no se toma conciencia de que es necesario establecer, entre otras, acciones concretas de política exterior

Un claro signo de los tiempos que nos tocan atravesar a los argentinos son los debates políticos, en los que poco o nada se habla de las relaciones internacionales.

“La verdadera política es la exterior”, supo decir una persona que fue tres veces presidente. Hoy, por el contrario, parecemos enredados en cuestiones domésticas y menores, pero hay varios indicios que pueden llevarnos a un violento despertar de esta apatía que nos envuelve. A saber:

  1. El Paraguay ha iniciado una serie de protestas y de acciones concretas contra los intereses argentinos, especialmente en todo lo relacionado con la Hidrovía Paraná/Paraguay y con el uso de la energía eléctrica que se genera en nuestra represa común de Yacyretá. Los mismos no suenan menores, pues han sido voceados por su propio presidente, Santiago Peña.
  2. El Uruguay, por su parte, no pierde oportunidad de mostrar su desagrado hacia nosotros; pese a las ventajas que le otorga nuestra vecindad y su calidad de socio menor del Mercosur. Por ejemplo, todo barco, tanto civil, pesquero o militar que tenga por destino nuestras Islas Malvinas, encuentra en sus puertos una recalada segura y el apoyo logístico necesario.
  3. La República de Chile, como sabemos, tiene una larga historia de diferendos limítrofes con nuestro país. No importa cuántas veces creamos que se ha cerrado el último de ellos entre nosotros, para que los trasandinos vuelvan a iniciar uno nuevo. Tal como ha sido el reclamo de su presidente Sebastián Piñera en uno de sus últimos actos de gobierno, por el cual Chile se adjudicó 5.000 kilómetros cuadrados de espacio marítimo bajo nuestra jurisdicción nacional.
  4. El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, el padre de todos nuestros enemigos, parece no descansar desde antes mismo de ser argentinos y nos invadiera en dos oportunidades, nos bloqueara junto con Francia y nos arrebatara con el apoyo de los EE.UU. nuestras queridas Islas Malvinas y demás dependencias del Atlántico Sur. Para colmo de males, el tiempo no ha hecho más que consolidar ese despojo con acciones vinculadas a la pesca y a la explotación de los recursos del subsuelo marino.

Pero la cuestión pinta mucho peor cuando analizamos las interacciones entre ellos. Por ejemplo, cuando comprobamos que el Cuerpo Militar de Ingenieros del Ejército de los EE.UU. participa de los trabajos que el Paraguay pretende hacer en la Hidrovía. También, la estrecha e histórica colaboración que existe entre los gobiernos de Chile y Gran Bretaña cuando se trata de oponerse, ya sea por medios pacíficos o violentos, al desarrollo de las cuestiones vinculadas con intereses argentinos en la Antártida y en el Atlántico Sur.

Tampoco pueden excluirse de esta asociación en nuestra contra las ventajas que obtienen países como la República Oriental del Uruguay y el propio Reino de España en lo referente al apoyo que prestan a la usurpación británica de nuestras queridas Islas Malvinas.

Exigencias de la geopolítica

¿Qué es lo que lleva a todos estos países -o al menos a sus clases dirigentes- a desarrollar políticas antiargentinas? Y enfatizamos en la palabra dirigentes, pues no dejamos de ver a sus dirigidos en estas tierras cada vez que necesitan emigrar o, simplemente, atenderse de una dolencia médica o educarse en nuestras universidades gratuitas.

No se trata de levantar banderas xenófobas. Nuestra historia es rica al respecto. Nuestros ejércitos han enarbolado sus banderas por Santiago de Chile, Lima, Guayaquil, Montevideo, Ituzaingó y Asunción, pero siempre lo han hecho en tren de libertadores y nunca de conquistadores.

Pero más allá de la Historia están las exigencias puras y duras de la Geopolítica, que un poco cínicamente afirmaba el inglés Lord Parlmenston de que los Estados no tienen ni amigos ni enemigos permanentes, sino intereses permanentes.

Más humanamente, un gran autor político alemán, Carl Schmitt, sostuvo que la primera y más importante decisión de toda Nación es elegir a sus amigos y a sus enemigos.

¿Qué hacer hacia el futuro?

Como argentinos de ley preferimos las recomendaciones de Schmitt, pues la Argentina ha conquistado amigos y, de paso, se ha sabido ganar buenos enemigos históricos.

De hecho, tenemos un Premio Nobel, el de la Paz, otorgado a Carlos Saavedra Lamas, cuando supo mediar en el conflicto militar entre Paraguay y Bolivia por la guerra del Gran Chaco.

También hemos adherido a sabias doctrinas de las Relaciones Internacionales, como la no injerencia en asuntos internos de otros Estados y al no cobro por medios militares de las deudas externas de los países.

Todo eso está en nuestra genética y en la historia, pero ahora se trata de seguir adelante de cara al futuro, y al respecto la pregunta que nos hacemos es: ¿qué hacer?

Lo que se impone es la recomposición de los tres elementos que hacen a la tranquilidad exterior de toda nación de esta Tierra. En primer lugar, fortalecer los instrumentos de nuestra diplomacia como la causa eficiente que debe materializar y concretar nuestras acciones concretas de política exterior.

En segundo lugar, hay que devolver las capacidades necesarias a nuestras Fuerzas Armadas, pues deben ser el necesario respaldo de nuestras políticas externas.

Y en tercer y último punto, no dejar de desarrollarnos económicamente mediante la producción de bienes y servicios que no solo hagan al bienestar de nuestra población, sino también que sean contribuyentes de las dos condiciones anteriores ya señaladas, las de la Defensa y la de la Diplomacia.

La frase “Estamos rodeados, no los dejemos escapar” es a menudo atribuida al rey espartano Leónidas durante la Batalla de las Termópilas, en 480 a.C, y muy bien puede aplicarse a nuestra situación actual.

Y aquí agregamos la no menos conocida de: “Argentinos, a las cosas”

El Doctor *Emilio Luis Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.

Publicado en la Revista Defensa y Seguridad. Link: https://deyseg.com/analysis/1150