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Por Enrique Lacolla de su sitio web Perspectivas

El gobierno pronuncia su inflexión pro-norteamericana. La carestía prosigue, el frente político-sindical se arremolina pero no se mueve mucho y la opinión pública sigue dando muestras de paciencia.

Despótico e intransigente con los débiles y servil con los fuertes, Javier Milei tiene una faceta tiránica en su personaje. Esperemos que no se trate más que de una vocación por revestir el  “physique du role” y no de una arraigada pulsión autoritaria. Por estos días tuvo otra ocasión de insinuar ese carácter de dictador en germen, al menos en la faceta servil.

Luego de no asistir a la conmemoración del 2 de abril en Ushuaia para participar en cambio de un acto frente al cenotafio que guarda el nombre de los caídos, en la Plaza San Martín, se precipitó a la provincia austral para presentar sus respetos a la jefa del Southcom, la generala Laura Richardson, que había descendido al lugar no sabemos exactamente para qué, pues no ha habido una reseña completa del sentido de sus actividades en su nuevo viaje a nuestro país. Sí se publicó que en reuniones a cuatro bandas entre la generala, el ministro de defensa argentino, la canciller Diana Mondino y el embajador norteamericano, quedó confirmada la firma de una carta de intención para la compra por Argentina de 24 cazas F-16, de fabricación estadunidense, más otro dedicado a la instrucción de los mecánicos que los sirven,que hasta ayer fueron parte de la dotación de la fuerza aérea de Dinamarca. Estos aviones, que tienen cerca de dos décadas de servicio, vienen a suplantar los JF 17 chino-paquistaníes también de cuarta generación, pero nuevos, cuya adquisición estaba a medias comprometida por el gobierno anterior.

El viaje de Richardson a Tierra del Fuego, sin embargo, saltó a la prensa cuando el gobernador de esa provincia, Gustavo Melella, expresó su rechazo a la visita y se solidarizó con los veteranos de Malvinas que habían manifestado su repudio por la presencia de un alto jefe militar de un aliado de Gran Bretaña. Pues Estados Unidos ejerció una influencia hostil y decisiva en el desenlace del conflicto librado en el Atlántico Sur en 1982.

Cuando Milei tuvo noticia del gesto del gobernador se precipitó a Tierra del Fuego en una actitud que no puede ser interpretada de otra manera que como un pedido de excusas. De paso encontró otra ocasión para disfrazarse de militar y exhibir su vocación “occidental y cristiana” reafirmando la pertenencia de Argentina a la línea orientada por Estados Unidos e Israel.

La frecuente mención al estado judío precisamente en el momento en que este se encuentra realizando prácticas inequívocamente genocidas en el territorio de Gaza no inmuta a nuestro presidente, acostumbrado a trastocar los elementos de la realidad de acuerdo a lo que son sus conveniencias o al grado de candor del público que lo escucha.

Los motivos de la visita de la generala Richardson a nuestro país, más allá de los circunloquios y silencios de las autoridades, son, con todo, transparentes.

Ella misma se ha ocupado en más de una oportunidad de puntualizar el valor que el entero subcontinente que reviste para su país con sus enormes reservas minerales, energéticas, ictícolas, hidrográficas y boscosas, y con el Cono Sur como llave de la comunicación bioceánica y puerta de acceso a la Antártida. En consonancia con el viaje de la generala el gobierno Milei hizo saber que las obras de la cuarta usina nuclear argentina que cuenta con apoyo chino (Atucha 3) quedaban paralizadas por falta de presupuesto (“no hay plata”), y que se activaba en cambio la construcción de una base norteamericana integrada a la base argentina ya existente en Tierra del Fuego, mientras se disponía la programación de una visita de inspección a la estación china de observación del espacio profundo sita en Neuquén. Esta instalación es similar a otra de la Unión Europea aposentada en Malargüe, que no ha recibido sin embargo la misma atención.

Los F-16

No quisiera opinar sobre asuntos que escapan a mi competencia, pero habría que cuidarse de emitir juicios demasiado apresurados e influidos por el pragmatismo político en torno al asunto de la reconstitución de la caza supersónica para la Fuerza Aérea Argentina. Aunque es evidente que la compra de los F-16 concuerda con la orientación pro-norteamericana del gobierno Milei, también es verdad que era una hipótesis que rondaba incluso durante las gestiones de Agustín Rossi y Jorge Taiana al frente del ministerio de Defensa. Según la revista Zona Militar (zona-militar.com), la Fuerza Aérea habría jugado un doble juego con el tema hasta conseguir que la oferta norteamericana incluyese una propuesta superadora referida a los sistemas de armas que portarán los cazas. En cualquier caso, la llegada a la Casa Rosada de un candidato tan claramente sesgado a favor de la alineación con los angloamericanos inviabilizaba la opción china. Había que llenar ese grave hueco en nuestro sistema de defensa y eso, mal que bien, parece haberse logrado, después de largos años de postergaciones, con la compra de los Fighting Falcon.

Ahora bien, el tema no se agota ahí.

El nudo de la cuestión está vinculado a cuál será, en definitiva, la opción estratégica de la Argentina: si elegirá alinearse definitivamente con el bando anglosajón, o si procurará valerse con cierto grado de autonomía en un mundo multipolar. No se puede cambiar cada cuatro años de lado y suponer que los aviones también pueden cambiar de marca. Cualquier elección en materia de defensa involucra tecnología, logística, actualizaciones e infraestructura, toda una parafernalia que gravitará pesadamente en la determinación de la política exterior de cualquier país. Lo cual demuestra, por si todavía hiciera falta, que no se puede vivir indefinidamente divididos por una grieta.

La crisis crece

El gran rival de Estados Unidos, China, y el bloque de las economías emergentes que encaran su desarrollo a partir de criterios contrapuestos a los del capitalismo financiero, están haciendo retroceder a la economía norteamericana.

Hasta aquí el imperialismo estadounidense no ceja en su propósito de imponer su hegemonía sobre el conjunto del globo. En consecuencia, en los años recientes ha enfatizado su ofensiva contra el binomio de naciones que más amenazan su supremacía, China y Rusia, ayudado por las reminiscencias de la guerra fría y por el temor que estas ejercen sobre la población europea. Basándose en estos miedos y explotando la que parece ser la irremediable mediocridad de su dirigencia, Estados Unidos aprovechó el conflicto en Ucrania –que fue buscado, inventado y fomentado por el gobierno de Barack Obama- no sólo para alinear a la Unión Europea en contra de Rusia sino para forzarla a deteriorar su economía. Al incremento en el gasto militar se sumaron las sanciones contra Moscú, que a la postre, lejos de dañar, sirvieron para potenciar la economía rusa al consolidar la relación con China y al activar la producción interna, mientras que Europa sufría el brutal encarecimiento energético que supuso el reemplazo del gas ruso por la necesidad de importar gas licuado desde Estados Unidos o desde fuentes controladas por este. La voladura del gasoducto Nord Stream presuntamente consumada por los servicios de inteligencia norteamericanos con la colaboración de Noruega, terminó por redondear la ecuación al no ser resistida ni denunciada por los aliados de la Unión, que más bien se confirmaron en su resolución de enfrentar a Rusia atribuyéndole intenciones expansivas que, si existen, no son otra cosa que una réplica a la política de cerco que la OTAN puso en práctica no bien caída la Unión Soviética.

Es un hecho que a partir de la decisión del Kremlin de frenar el hostigamiento occidental con la ocupación parcial de Ucrania, la situación global se ha tornado más crítica. Parece evidente que se está entrando a un período de conflictividad creciente, que se exterioriza en este momento en diversas áreas, cada una de ellas calificada por características peculiares que motivan asimismo respuestas diferenciadas en el seno del sistema imperial. Grosso modo se pueden distinguir tres áreas de conflicto crítico: Ucrania, medio oriente y el estrecho de Taiwán. No son por cierto los únicos lugares del globo afectados por la guerra, pero son críticos porque son los únicos donde un agravamiento de la situación puede arrastrar a un choque a las potencias mayores.

De los tres, Medio Oriente quizá sea el que califica mejor para ser un escenario susceptible de incendiarse: hay una presencia física en el terreno de tropas de Estados Unidos; y su más estrecho aliado, Israel, está poseído por un furor expansivo que sólo puede explicarse porque la derecha israelí, que controla el gobierno, percibe que la oportunidad de fundar el Gran Israel con que siempre ha soñado está en tren de desvanecerse a medida que cambian las cartas del juego e Irán se convierte en parte de una constelación de estados –Rusia, Turquía, Arabia Saudita, China- destinada a eclipsar su gravitación como agente provocador del binomio angloamericano y a constituirse más bien en una molestia por el hecho de perseguir sus propios objetivos. Desde luego, habrá que ver cómo impactaría en estas coordenadas un eventual triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales previstas para noviembre.

Más allá de la locura que puede permear a la política israelí en tanto punta de lanza de la estrategia occidental en la región, hay un elemento en ella que debería ser recuperado por nuestros gobernantes, en especial por nuestro presidente, que tan proclive se manifiesta a convertirse al judaísmo y que tan propenso es a identificar a la democracia israelí como el non plus ultra de la libertad. El estado hebreo es furiosamente nacionalista, nace de una experiencia socialista y cuida su independencia, incluso contra sus aliados, con una intransigencia moderada por el tino político, rasgos que deberían ser absorbidos por los estamentos de los que se nutre el corpus administrativo de este país.

La facción de este actualmente en el poder entre nosotros, por el contrario, está formada por los herederos más desenfadados del cipayaje, que tienen introyectado un desprecio hacia nuestras clases populares que viene de lejos, de un esnobismo anticriollo y antiespañol que ya se percibía en Sarmiento, sólo que ahora desprovisto de los sueños de grandeza que tenía el sanjuanino y también de su aliento y de su talento literario.

Los riesgos que corren la estabilidad social y la integridad territorial de nuestro país son enormes en este momento. Aunque todavía la opinión pública parecería no caer del todo en la cuenta, la realidad es que la batalla entre las fuerzas contrapuestas en el mundo ya ha comenzado y nosotros –a nuestra escala y por supuesto desde nuestro lugar en el globo- no podremos escapar a ella. 

Una mirada en profundidad del mundo multipolar, en el que la Argentina busca aliarse a una potencia en repliegue.

Por Eduardo Vior Analista Internacional miembro de Dossier Geopolitico

Eduardo Vior, es periodista, magister en ciencia política, doctor en ciencias sociales y en sociología y dedica su profesión al análisis de las relaciones internacionales y a la evolución de la geopolítica, hace un profundo análisis del contexto mundial, en el que prima la multipolaridad y la paulatina pérdida de la hegemonía de Estados Unidos, potencia con la cual el gobierno argentino actual se alínea de una forma incomprensible, poniendo en serio riesgo el proceso de recuperación de nuestro territorio insular y el futuro de la porción antántica.

Programa difundido por: https://lagrappacontenidos.net.ar/2024/04/entrevista-a-eduardo-vior-2/

LA SEGREGACIÓN INTERNA Y EL AISLACIONISMO EXTERNO QUE AMENAZAN ARGENTINA son los preocupantes temas que trata en su columna del Club de la Pluma, el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en medio de la guerra híbrida global fragmentada de EEUU y sus socios, contra Asia, que afecta de pleno a nuestros territorios tan llenos de riquezas. Con un Occidente decadente y deambulando sin rumbo, sin doctrina y sin respuestas a semejante desafío. Con el único argumento belicista de “invertir” en la industria armamentística pero con menos poder real, político, militar, industrial, tecnológico o científico. Y con Argentina sufriendo una espantosa crisis económica y social por el gobierno de Milei, que está transformando al país en una entelequia geopolítica, o lo que es peor, en una nada misma.

Y también denuncia y analiza la reimplantación, a manos de anglosajones y europeos, de un viejo complot imperial instigando al secesionismo interno de Argentina en tres o cuatro regiones “independientes” que les permita garantizarse el control de las mismas, destruyendo la fuerza del estado y las estructuras provinciales y para anular su función de organizador social, político, estratégico y geopolítico. Y para asegurarse con la división del país, la fácil enajenación y expolio de los recursos naturales. Un proceso de destrucción nacional gestado en el intento del presidente libertario de acumular autoritariamente la suma de los poderes del estado, en lo que estarían colaborando los actuales gobernadores afines a este ejecutivo extremista.

AUDIO

También aborda las graves consecuencias del AISLAMIENTO INTERNACIONAL DE ARGENTINA en el proceso de cambio global y analiza los puntos claves donde Milei comete errores importantes en el manejo de las relaciones internacionales:

  • Romper relaciones comerciales con China y Brasil, los dos principales socios comerciales de Argentina en el mundo.
  • Abandonar los BRICS+ siendo un socio preferente de la mayor organización comercial del nuevo mundo en alza, para ubicarse en la lastimosa “cola de ratón” del mundo occidental en decadencia.
  • Posicionarse incondicionalmente con Israel y Netanyahu, haciendo a Argentina cómplice indirecto del genocidio palestino en contra de la mayoría de los estados del mundo.
  • Declararse admirador de un “perdedor” como Zelensky, meter al país en guerra y en el bando perdedor, a la vez que se enfrenta sin beneficio al bloque asiático.
  • Provocar conflictos con Colombia, Bolivia, Chile y Venezuela.
  • Rogar ayuda de Biden para créditos del FMI y viajar a EEUU a dar el apoyo a su enemigo Trump.
  • Permitir, en concordancia con Washington, la ocupación territorial por Inglaterra del Mar Argentino sobre el Atlántico Sur, para su usufructo de las reservas pesqueras, petroleras y de cualquier otra riqueza.

Finalmente, Pereyra Mele concluye con que es tiempo de que “los argentinos vayan a por las cosas”, sino la segregación, el secesionismo y la disolución serán un escenario probable.

Eduardo Bonugli (Madrid, (17/03/24)

LA POLITICA EXTERIOR DE MILEI

Milei retuiteó una publicación que habla de «la dictadura de Lula» y hay presión para que Brasil llame a consulta al embajador

https://www.lapoliticaonline.com/internacionales/milei-retuiteo-una-publicaron-que-habla-de-la-dictadura-de-lula-en-brasil/

Con la ruptura con China y Brasil que propone Milei, Argentina perdería u$s 22.000 millones

https://lmdiario.com.ar/contenido/431365/con-la-ruptura-con-china-y-brasil-que-propone-milei-argentina-perderia-us-22000-

La Cancillería busca contener el malestar de la Casa Blanca tras los gestos de Javier Milei a Donald Trump

https://tn.com.ar/politica/2024/03/14/la-cancilleria-busca-contener-el-malestar-de-la-casa-blanca-tras-los-gestos-de-javier-milei-a-donald-trump/

Milei llama “comunista asesino” a Petro y Colombia llama a consultas a su embajador en Argentina

https://elpais.com/america-colombia/2024-01-26/milei-llama-comunista-asesino-a-petro-y-colombia-llama-a-consultas-a-su-embajador-en-argentina.html

La fuerte crítica de Nicolás Maduro a Javier Milei: “Eres un error fatal en la Argentina”

https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/la-fuerte-critica-de-nicolas-maduro-a-javier-milei-eres-un-error-fatal-en-la-argentina-nid16012024/

Venezuela prohíbe a los aviones argentinos sobrevolar su espacio aéreo

https://www.bbc.com/mundo/articles/cv2yvrvwj11o

AUDIO DE LA COLUMNA SEMANAL DE POLÍTICA INTERNACIONAL DE LOS DÍAS VIERNES EN RADIO BELGRANO AM650 DE LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES DEL DIRECTOR DE DOSSIER GEOPOLITICO PROF. LIC. CARLOS PEREYRA MELE

https://ar.radiocut.fm/radiostation/belgrano650/listen/2024/03/15/08/22/00/

Por Enrique Lacolla sito Perspectivas

Los problemas argentinos se agravan vertiginosamente con la gestión Milei. Inflación, caída brutal de la productividad, crisis de las obras sociales, pobreza y desempleo reciben ahora el impacto de la criminalidad asociada al narcotráfico.

La sociedad argentina está trabajada por un proceso de decadencia que a mi entender arranca de 1955, cuando se pronuncia la reacción oligárquica y las fuerzas que pugnaban por revertirla se revelan incapaces de volcar la balanza en su favor. Se abre en ese momento un impasse durante el cual se suceden muchos episodios, algunos terribles, pero sin que se verifique un vuelco definitivo en un sentido o en otro hasta que, en la década de 1990, en la estela del derrumbe del comunismo y el auge del consenso de Washington, el menemismo utiliza el carácter popular del peronismo para reventarlo desde dentro y usarlo como el arma idónea para destruir todo lo que hasta ahí ese movimiento había sostenido. Por ejemplo la conciencia del rol del estado como viga maestra para planificar y fomentar el desarrollo, la inclusión social y la educación.

Las consecuencias de este golpe de furca pudieron ser revertidas en alguna medida durante los gobiernos kirchneristas, pero volvieron a expresarse después de la victoria electoral de Cambiemos, que asestó un golpe formidable a las expectativas a futuro del país al endeudarlo sideralmente para cumplir con las obligaciones del capitalismo mafioso. El interregno del gobierno de Alberto Fernández no cumplió con las expectativas que cabían esperar de él (aunque pudo invocar como legítima excusa el peso de la herencia recibida, la pandemia y una sequía sin parangón). La combinación de esa ecuación con fatiga, desencanto, hartazgo, lastre gorila y vaciamiento de cerebro operado desde los grandes medios de comunicación de masa desde tiempo inmemorial, remataron en el acceso al poder de un irresponsable pero astuto personaje predispuesto a cualquier aventura que satisfaga su narcisismo y su convicción autoritaria acerca de un anarquismo capitalista que, en suma, lo único que hace es crear las condiciones para que el capitalismo de amigos que nuclea a los mismos individuos que fabricaron la debacle del gobierno Macri, lo rodee, controle o despida, según lo que requieran las circunstancias.

 El escepticismo, la falta de fe en un destino nacional y el apremio de unas circunstancias económicas que son agravadas por un plan de ajuste que corre a tontas y locas, sin preparación política alguna, están invitando a la proliferación de hechos de desorden e inseguridad que muchos pronostican como inevitable.

Anticipo de esa tormenta es la situación en Rosario, aunque por cierto el fenómeno narco tiene allí una manifestación muy anterior y que responde a peculiaridades específicas. De cualquier manera el fenómeno se articula con una situación nacional caracterizada por la renuncia al control de los resortes que hacen a la soberanía y con un “laisser aller” y” laisser faire” que están llevando la Argentina a la perdición.

Los hechos de Rosario son de una gravedad extrema y no pueden disimularse aduciendo que no revisten la magnitud de las “maras” salvadoreñas o ecuatorianas. Gradualmente, de un año para otro, las bandas de narcotraficantes en Rosario han ido creciendo, se han conectado con otras redes en el país y ahora están lanzando ataques asesinos que parecen ser el embrión de un terrorismo narco al estilo del que practicara Pablo Escobar en Colombia, en un espacio connotado por la corrupción política, judicial y policial. A modo de reacción por la represión al narco en las cárceles puesta en práctica por el gobernador Pullaro, sicarios reclutados por las bandas mataron al azar a dos taxistas, al conductor de un ómnibus y al cuidador de un estacionamiento. Para paliar la situación el gobierno nacional ha prometido la militarización del territorio, convocando a las fuerzas armadas a operar sobre el terreno, a pesar de que ha trascendido que los altos mandos, o al menos una parte de ellos, están en desacuerdo con ese cometido, que juzgan ajeno a su verdadera misión.

No se puede sino estar de acuerdo con este punto de vista. Las FF.AA. no están preparadas para ejercer funciones de policía, su cometido es la guerra.

El resultado de traerlas a desempeñar tareas para las que no están preparadas ha sido malo en otros países. En México, Ecuador y Colombia, por ejemplo. El poder corruptor de las enormes cantidades de dinero que circulan en el ámbito del tráfico de droga, suele terminar inficionando a los organismos llamados a combatirlo, que deben consagrar gran parte de sus esfuerzos a purgarse de esa plaga. Las fuerzas armadas tienen como real interés la defensa de la soberanía, no las tareas de policía. Es cosa resabida que la doctrina de seguridad norteamericana persigue justamente el objetivo contrario; es decir, apartar a los militares de los países subdesarrollados de ese espacio de reflexión y acción, para enredarlos en el ámbito siempre más ambiguo del accionar policial, que inevitablemente debe, incluso por la necesidad de recopilar información, ponerse en una disposición familiar con el delito, lo que propicia el contagio. La existencia de los departamentos policiales de Asuntos Internos, tan popularizados en las películas, es un reflejo de esta necesidad de profilaxis e implica una difícil dialéctica, una tensión constante entre lo que es y lo que debe ser, típica del quehacer policíaco. Argentina cuenta con cientos de miles de agentes pertenecientes a los cuerpos de seguridad, a menudo bien equipados y profesionalmente orientados, que deberían bastar para llenar la misión de contención y represión del narcotráfico. La cuestión pasa porque exista la voluntad política que es necesaria para hacerlo, y no en extraer y arriesgar recursos de los ya muy escasos de que disponen nuestras FF.AA.

Injerencia o invasión

Ahora bien,

el crecimiento de la violencia y la inseguridad en Rosario ha venido a coincidir con un despliegue diplomático-militar anglosajón que alcanza toda la región y que nos involucra. Días pasados la Administración General de Puertos (AGP) firmó un convenio con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos “para incrementar la eficiencia de nuevas capacitaciones en aspectos de la gestión de puertos y vías navegables… así como en el desarrollo de la infraestructura, entre otras áreas”.

A partir de ese convenio la famosa Hidrovía, o sea el eje troncal que se desenvuelve a lo largo de los ríos Paraguay y Paraná, quedaría bajo supervisión del Comando Sur, que ya está preparando una base en las proximidades de Ciudad del Este, en Paraguay, para vigilar las muchas veces denunciada y nunca demostrada existencia de nidos terroristas de origen iraní o árabe, a los que ahora se sumarían los potenciales atentados del narcotráfico.

Con la autorización del despliegue de efectivos estadounidenses en el territorio nacional por parte del gobierno, se procede a invertir una de las líneas de fuerza de nuestra política exterior, la marcada por el pacto de Santa Cruz de la Sierra entre Bolivia, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, que excluía la participación de otras entidades estatales que no fuesen las registradas en acuerdo para la gestión y vigilancia de nuestras aguas interiores.

Este proceso se verifica sobre una de las principales vías de agua del mundo, por la que sale el 80 por ciento de nuestros productos exportables a través de una variedad de puertos privados que se encuentran en manos extranjeras y responden a firmas como Bunge, Cargill, Dreyfuss, la china COFCO y otras. La enorme masa del tráfico que se canaliza por esos canales privados es propicia para la circulación de droga, pues se presume que por allí pueden eludir o traspasar con más facilidad los controles aduaneros. Y si se piensa en la eventual abolición del peso y su reemplazo por el dólar –el objetivo de Milei y del establishment – el aflojamiento de la resistencia a las filtraciones del tráfico podría devenir en una laxitud absoluta.

Hace unos tres años atrás caducó la concesión que el menemismo había firmado con la firma belga Jan de Nul para el control y la administración de la Vía Troncal Navegable. Inexplicablemente, o no tan inexplicablemente, el gobierno de Alberto Fernández no recuperó para el estado argentino esa potestad, ni licitó una nueva concesión. El asunto siguió siendo objeto de consideraciones indefinidas a lo largo de ese período, y así llegamos a la actual situación en la que el aventurerismo de Javier Milei aprovecha la ventana abierta por su éxito electoral para romper con una hasta aquí inviolada norma de la política argentina que prohíbe el ingreso de tropas extranjeras al territorio nacional sin un previo acuerdo del Congreso.

Por si esto fuera poco el tema del control de la Vía Troncal Navegable se complementa –o complica- con la firma con Uruguay de un convenio por la ampliación del puerto de Montevideo y el Canal de Punta Indio en detrimento del Canal Magdalena y de puertos nacionales. A esto, y en estos mismos días, se suma la decisión británica de ampliar en 166 mil kilómetros cuadrados el territorio marítimo circundante a las islas Malvinas, que se añaden a los 283 mil km2 ya puestos como zona de exclusión británica para la navegación y la pesca en torno a las islas.

La visita del canciller inglés David Cameron a las Malvinas hace unas semanas no fue el fruto de un rapto turístico que sirvió para excitar, cuando mucho, el humor irónico de nuestra canciller Diana Mondino: fue parte de un emprendimiento o serie de emprendimientos que se aprestan a poner en valor la utilidad geoestratégica del archipiélago; se construiría un puerto comercial que no solo serviría para incentivar la extracción pesquera y petrolera en la región, sino para servir de punto de apoyo y calzada hacia la Antártida. Si observamos la coincidencia de la expansión británica hacia el sur y la renuncia argentina a mantener sus vías interiores al amparo de presencias militares extranjeras, ¿no cabe percibir una                 especie de reedición del expansionismo anglofrancés en los tiempos de Rosas? Solo que Rosas enfrentó esa injerencia con los cañones de Obligado, mientras que Milei, Mondino y compañía parecerían sentirse halagados por la atención que las potencias nos prestan…

¿No hay un perfume a desintegración en el aire? Si atendemos a la confusión política, al carácter renunciatario y entreguista del establishment y al pasmo en que parece haber caído gran parte de la opinión pública, la respuesta tendría que ser que sí. Pero si nos fijamos en los momentos del pasado en los que alguna convocatoria apasionada movilizó a la sociedad en pro de una causa superior, no hay que desesperar todavía. Esta es todavía una sociedad joven en un continente joven. No se trata de vejez, sino de inmadurez. Pero cuidado, la fruta joven también se pudre. No sigamos perdiendo el tiempo.

Fuente https://www.enriquelacolla.com/sitio/notas.php?id=789

Por: Dr. Jorge Rachid que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

Quizás el título le resulte extraño a quienes no visualizan la política internacional en forma periódica, pero la confrontación del Mundo Multipolar (BRICS, OCS, Liga Árabe, Unión Africana, CELAC) bajo amenaza del Mundo Unipolar (EEUU, Israel, Inglaterra, Unión Europea, OTAN) se despliega a nivel Global. En algunas latitudes a través de cruentas guerras, en otras con sanciones económicas masivas, puntualmente en América Latina y no es casualidad, ya que el Mundo Unipolar la considera territorio propio desde hace 500 años, lo hace a través de Bloqueos a países hermanos y desestabilizaciones a las democracias que hayan elegido Gobiernos populares, que son las que intentan colocar límites al Mercado como ordenador social de los Pueblos.

Esa es una razón por la cual los Medios Hegemónicos, a nivel nacional e internacional,  no profundizan la información internacional, es más la ocultan, la manipulan o tergiversan, porque de hacerlo el Pueblo se enteraría de quienes son los protagonistas de la película que estamos viviendo en la Argentina con Milei, cuáles son sus conexiones internacionales, a qué intereses financieros responden y con quienes pactaron la entrega de la Soberanía Nacional en recursos naturales, lo cual incluye al deterioro de la calidad de vida de los argentinos, con destrucción de empleo e industria, sumado a la pérdida de los avances científicos tecnológicos, que nuestro país lidera a nivel Latinoamericano.

Pocos argentinos responderán conocer a Richarson generala de la lV Flota de EEUU, menos aún sabrán que la base ofensiva de Inglaterra en Malvinas, que tiene más militares que kelpers, trabaja en conjunto el Plan colonizador, siendo ambas parte de un Plan Estratégico sobre nuestro país, en su partición de la zona Austral. La ofensiva Atlántica, así se llama la coalición Unipolar que incluye a Israel y la Unión Europea, intenta frenar la expansión del Multipolarismo, que ya ha volcado el mapa comercial y político mundial hacia el Oriente. 

Las amenazas, las extorsiones, las deudas, el cierre de Mercados, la prohibición de nuevas tecnologías, el cierre de la investigación aplicada, la destrucción de la industria, el sometimiento a un comercio chico Occidental de 1.800 millones de habitantes del planeta, dándole la espalda al BRICS, la OCS, el Banco Asiático de Infraestructura e Inversión, al Banco del BRICS, a la Ruta de la Seda y la Ruta del Ártico, explican parte de esa lucha que abandona 6.400 millones de personas de un mundo, que nuevamente intentan clausurar, borrar de la información como hasta el año1970, pese a la proclama del libre comercio.

Volvamos a la información, hasta el año 1970 China no existía para el Mundo Occidental, no formaba parte de Naciones Unidas y sólo era reconocida Taiwan, por decisión de EEUU que castigaba así la Revolución Maoísta de 1949 triunfante en la Larga Marcha de 20 años en contra del colonialismo, inglés y la ocupación japonesa. Los aliados de Mao occidentalizados huyeron a Taiwan, que hoy EEUU/UE quieren reflotar en la confrontación, para poner límites a la expansión China, que ya recuperó sin sangre, con políticas a largo plazo, Macao, Shangai y Hong Kong, con el lema “un país dos sistemas”.

Vemos entonces como las piezas del tablero mundial se mueven: hasta hace poco Arabia Saudita era parte de la coalición EEUU/Israel, de hecho bombardeaba Yemen desde hacía 5 años por orden de EEUU, pero ahora ha sellado una alianza con Irán bajo el auspicio Chino, con lo cual el Estrecho de Ormuz queda bajo influencia oriental, por donde transcurren el gas y el petróleo mundial. Por esa razón EEUU declara terroristas a los Hutíes yemenitas que lo controlan. Esa acción, la alianza propiciada por China, permitió que Siria retornase a la Liga Árabe y que el BRICS se abriera a 11 países, entre ellos Argentina, que Milei decidió cancelar en acuerdo con las directivas emanadas a su Presidencia desde EEUU/Israel.

La iniciativa, si se puede llamar así, de Milei de trasladar la Embajada Argentina a Jerusalém e invitar a Selenski a su asunción, pone al país en un estado involucrado en guerras, que si bien en su fase bélica se desarrolla en otros territorios, va tomando volumen en las decisiones políticas internas, volcadas a fijar el colonialismo que va adoptando el Gobierno. El Genocidio israelí en Gaza y no frenar la confrontación en Ucrania, forma parte de un involucramiento innecesario, sólo explicable por la sumisión a los dictados de EEUU e Israel únicos aliados de Milei, que propician ambas confrontaciones en función de que la producción de armas, constituye hoy parte importante de sus PBI.

No se lee en los Medios Hegemónicos, que la OTAN declaró enemigos en su última reunión, a China y Rusia, que además aumentó los presupuestos en armamentos de los países miembros, comunicó a las empresas líderes europeas, en especial automotrices, matricerías, industria pesada y textiles, que adopten las medidas necesarias para su fabricación a escala, en caso de desatarse una guerra global prevista. Es la verdadera razón de la prolongación de las guerras actuales.

Al mismo tiempo se produce el desembarco de nuevas Bases Militares de EEUU en Europa y 17 de las mismas en Suecia, nueva socia de la OTAN, con la característica que ese país es limítrofe con Rusia. Sería similar a que Rusia coloque Bases Militares en México, Cuba, Nicaragua, Venezuela lo que anticiparía una guerra militar, ya que la guerra comercial, de recursos, diplomática, geopolítica está en pleno desarrollo desde hace años, como lo define Francisco, el Papa argentino que reza por la paz mundial.

Es cuando la definición Unipolar de debilitar la Argentina aparece en varias hipótesis con escenarios diferentes: fragmentación geográfica y política, control económico y estatal, partición parcial Patagónica, apropiación de Vaca Muerta y el Litio, compra compulsiva de territorio argentino con Glaciares, expansión OTAN a Mar territorial, Antártida y control de Pasos Bioceánicos. 

Ese diseño es funcional a la necesidad de impedir la reconstrucción del UNASUR y del desarrollo regional conjunto de Latinoamérica, al mismo tiempo del ataque sistemático de Guerra de lV generación psicológica, a los procesos populistas de la región, manteniendo el Bloqueo a países “hostiles”, según la propia definición del Departamento de Estado de EEUU y las FFAA especiales, desplegadas en las 70 bases militares en la región.

Por lo cual Milei es sólo la punta de un iceberg, que esconde una estrategia de dominación colonial con apropiación de recursos naturales estratégicos en la región y una avanzada de guerra en otras latitudes. Como esto está pasando en el Mundo, que ha cambiado hacia el Oriente, el diseño pos ll Guerra Mundial que forjó Naciones Unidas tal cual la conocemos, ha perdido su rol de equilibrar los conflictos y evitar nuevas masacres como en ambas guerras mundiales, al ser desbordada por la nueva situación geopolítica. 

Tanto el Plenario de la UN, como el Consejo de Seguridad, con los vetos de países en conflicto entre ellos, han desvirtuado su funcionamiento siendo sólo una pantalla sin capacidad de decisión. Lo mismo sucede con sus dispositivos que con los años en vez de armonizar, se dedicaron a extorsionar, endeudar, controlar a los países llamados emergentes o periféricos a través del FMI , BM, OCDE, OMS Tribunales de Justicia de La Haya, ya caducos en su accionar.

Entonces la Guerra Mundial no es algo lejano a la Argentina de hoy, es más somos actores de la misma como un  experimento anarco libertario, así llamado como eufemismo de nuevas formas de autocracias dictatoriales, a los fines de controlar los procesos políticos no alineados con el mundo Unipolar. Esa situación es delicada y no expresada al conjunto del pueblo argentino, que cualquier mañana posible puede encontrarse en un proceso de guerra mundial que afectará al país en muchos aspectos. 

Quizás el más preocupante sea la dependencia de medicamentos esenciales o materias primas, además de insumos importados, rubro en el cual poseíamos soberanía sanitaria hasta los años 70, que perdimos por la lógica neoliberal de importar por costos (Escuela de Chicago Milton Friedman), como sucede en la actualidad Milei. Estar involucrados siendo parte de la guerra, impide el despliegue como proveedores neutrales en cualquier conflicto, dañando la capacidad industrial argentina, en especial alimentos, que permitió en la época de Perón acumular ventajas comparativas, que dieron lugar a un proceso de sustitución de importaciones y de Justicia Social.

Una guerra lejana es un drama en el cual podemos colaborar y crecer desde la solidaridad y luchando por la paz, una guerra cercana sólo promete dolor social y muertes argentinas. Ese el  Mundo Milei, que es un proyecto que implica un proceso de desguace nacional de consecuencias impredecibles, a menos que tomemos el caminos de un diseño estratégico de Patria, ya definido en términos conceptuales y doctrinarios de la Comunidad Organizada, con Justicia Social y Soberanía política, en términos de Patria Matria Grande, por la que lucharon nuestros Padres Fundadores: San Martín, Bolívar y Artigas.

JORGE RACHID CABA, 14 de marzo de 2024

BIBLIOTECA

Boron Atilio,Sader Emir, Claudio Merino: Hacia la Tercera Guerra Mundial? Ed El Viejo Topo

Walter Formento, Wim Dierckxsens: Geopolítica de la crisis económica mundial Ed. Fabbro

Gabriel Fernández: Fuentes Seguras Ed. Fabbro

Javier Milei en contra de la soberanía económica

Por Bruno Susani * el autor autoriza su difusion en Dossier Geopolitico

Frente a la ficción de la teoría ortodoxa, los presupuestos de los Estados de las economías de las potencias mundiales incluyen gastos en políticas industriales

La soberanía económica uno de pilares principales de la soberanía polítical, lo que explica la razón que haya tomado tal relevancia en la agenda de las principales potencias del mundo. Los generales Mosconi y Savio, entre otros, comprendieron que era necesario disponer de combustibles y acero e industrias para garantizar su aprovisionamiento de la defensa de la soberanía. La configuración de YPF elegida por Mosconi y aceptada por Yrigoyen es de una gran lucidez, ya que implica una integración vertical de la producción al consumo pasando por la destilación y la venta todo esto bajo control del Estado. Es una estructura codiciada y ejemplar casi única en el mundo. Por eso, la renacionalización de YPF realizada por la presidenta Cristina Kirchner era una necesidad económica para monitorear la provisión y el precio de combustibles para consolidar la soberanía política. Las ofensivas judiciales contra esta decisión solo son tentativas tendientes a limitar la soberanía nacional.

Perón había ido más allá en la concepción de la soberanía económica ya que la independencia económica, uno de los tres principios del movimiento justicialista, implica proteger el país de todo condicionamiento económico externo, en particular del chantaje político de los acreedores de la deuda externa. La decisión de Néstor Kirchner de saldar la deuda con el FMI fue el mayor acto de defensa de la soberanía nacional desde el desendeudamiento del país anunciado el 9 de julio de 1947 en Tucumán por Perón. Recordemos que el año 1948 fue el primero desde 1822, que la Argentina no tenía deuda externa.

La soberanía económica, que había sido relegada en los países del centro capitalista a una idea pasada de moda con la mundialización de los ’90 dirigida por el capital financiero, aparece hoy como una bandera política y económica esencial. Los países que pueden enarbolarla son respetados en el mundo.

Se sostuvo en los años de la globalización que el comercio internacional libre y sin condicionamientos hacía que la guerra, por sus costos, no fuera negocio, pero se olvidaba que el comercio internacional de libre competencia no existe y que la regla general son las subvenciones para exportar y las barreras aduaneras para protegerse. Se argumentó así mismo que racionalmente se podía llegar al mismo resultado vale decir engrandecer a los países en la esfera internacional con el comercio y se creó a estos efectos la Organización Mundial del Comercio (OMC) que terminó, dada las necesidades de las potencias económicas, relegada a una estructura burocrática sin contenido ni función por aquellos mismos que la habían creado.

La razón del fracaso de la OMC fue que el comercio internacional no tiene nada que ver con la descripción del intercambio internacional de bienes que describe la teoría ortodoxa ya que implica respetar las reglas del juego pero en la realidad ningún país respeta. Ningún gobierno de ningún país está dispuesto a resignar el bienestar de sus habitantes en arras del respeto de normas etéreas de las reglas del juego. Esto explica la razón por la cual suprimir o disminuir los aranceles e interdicciones a las importaciones sin contrapartidas como hizo Macri y hace Milei es una necedad que no favorece a los consumidores sino que solo perjudica al país.

La Gran Recesión, la crisis financiera y económica del 2008 puso en evidencia el carácter indigente de la propuesta de la mundialización y hoy la soberanía económica es un dato duro fuera de debate y la discusión gira alrededor de cual es la mejor configuración económica para alcanzarla. Las nuevas problemáticas económicas son que el Estado debe gastar más para financiar las inversiones costosas pero necesarias como la Inflation Reduction Act (IRA) de los Estados Unidos para la transición hacia energías neutras en carbono o el programa Chips Act de la Unión Europea para los microprocesadores. Pero, a la vez, se busca eludir una dependencia demasiado significativa de los mercados financieros provocada por la deuda pública que condiciona a los gobiernos esto no solo en los centros capitalistas sino también en China.

Como una suerte de revancha de la realidad económica frente a la ficción de la teoría ortodoxa los presupuestos de los Estados de las economías de las potencias mundiales incluyen, nuevamente, gastos en políticas industriales término considerado como una blasfemia hasta hace apenas una década. Se sostenía que el “mercado” y el comercio eran capaces de resolver los conflictos. La revitalización de las políticas industriales y en ciertos casos la planificación explicita o implícita significa que la soberanía económica es una problemática global donde se entrecruzan la matriz económica, el comercio exterior y el lugar que cada país quiere ocupar en el conjunto de las naciones.

La consolidación de la soberanía económica implica la necesidad de disponer de insumos básicos y de tecnologías avanzadas que son a la vez estratégicos y que permitan de modular la dependencia del comercio exterior. Esto es así porque ningún país puede pretender seriamente a la autarquía económica que no solamente es costosa pero también difícilmente alcanzable.

El comercio exterior aparece así en su complejidad ya que debe proveer los insumos necesarios para viabilizar las industrias y servicios estratégicos a través de las importaciones y a la vez hacer de tal suerte que por un lado haya una diversificación de las exportaciones y por el otro facilitar el crecimiento económico. Keynes en su artículo “La autosuficiencia Nacional” sostuvo que “todo me lleva a pensar que una mayor autosuficiencia nacional y una porosidad menos fuerte de nuestra economía podrían ser útiles al objetivo de crecimiento más que entorpecerlo”.

Esto se puede ilustrar analizando la estrategia de autosuficiencia energética de Estados Unidos que en los 90 eran los principales importadores de petróleo del mundo y lograron, en menos de dos décadas, volver a ser autosuficientes y exportadores. Pero esto tuvo sus costos ya que impidieron a partir de 1976 a sus empresas de exportar petróleo ( la prohibición solo fue levantada en el 2008) sino que además planificaron la sustitución de la importaciones de petróleo a través de la técnica del fracking y hoy son exportadores netos.

Las orientaciones de Milei de vender empresas de tecnología avanzada como Arsat Nucleoeléctrica etc; o de destruir los equipos de investigación en ciencias pura o aplicada va en sentido contrario a las orientaciones más avanzadas en materia de desarrollo económico que son la base de la soberanía económica.

La noción de soberanía económica supone imponer el debate sobre las políticas y el crecimiento económico ya que ciertos intereses buscaron, deliberadamente, de confundir la soberanía con el proteccionismo o la autarquía. Una fundación muy conocida que impulsa el librecambio como política nacional afirmaba que “mientras los argentinos substituían las importaciones los compradores de productos agrícolas substituían nuestras exportaciones” lo cual cercenaba las posibilidad de acceder a esos mercados. Pero suponer que no substituir las importaciones tendrá como correlato la apertura económica o impedir que esos países desarrollen su agricultura es un desafío a la inteligencia.

Ese juego de palabras que recuerda el discurso de Milei en Davos, que pretendió que la Argentina era la mayor potencia mundial en 1910, es por un lado una manera indirecta de perpetuar la situación económica del país en la dependencia tecnológica y económica en la cual lo han querido mantener los gobiernos dictatoriales o sometidos al capital extranjero y por el otro engañar a los argentinos.

* Doctor en Ciencias Económicas de l’ Université de París. Autor de “La economía oligárquica de Macri”, Ediciones CICCUS Buenos Aires 2019. bruno.susani@wanadoo.fr

Fuente Pagina12

Invitado por la afamada Escuela Superior de Guerra del Brasil, el día 14 de marzo de 2024, el Prof. Dr. Miguel Ángel Barrios dictó un seminario para la alta oficialidad brasilera y oficiales extranjeros que cursan distintas especialidades en la misma,  diplomáticos de Itamaraty e invitados especiales en la misma en la Ciudad de Río de Janeiro, sobre la temática:  «América del Sur en la nueva multipolaridad». Y esta invitación y reconocimiento institucional suma un logro mas al grupo de trabajo de los que integramos el Tanque de Ideas Dossier Geopolitico, que Miguel Barrios integra desde su fundacion, Felicitaciones Miguel A. Barrios…Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico

En su disertación ante tan clasificado auditorio el Dr Barrios enumeró los  riesgos geopoliticos actuales, los cuales podemos resumir en los siguientes títulos y eje temáticos

  • -Del mundo unipolar a un mundo multipolar
  • -Las Empresas tecnológicas como actores de la política global 
  • -De la guerra convencional a la guerra híbrida
  • -El poder de la ciencia de los Datos con la cuarta revolución industrial 
  • -Las nuevas amenazas:cambio climático, tecnologías disruptivas, pandemias ,ciberataques 
  • -Crisis socioeconómica
  • -Normalización del conflicto 
  • -Posibilidades de secesionismo
  • -Polarización política
  • -Guerras indefinidas en Medio Oriente 

Todo este esquema que abordó el Dr Barrios con profusión de datos y ejemplos a los asistentes del Seminario. Tuvo su centralidad en los siguiente: Barrios fue direccionando la disertación hacia el “Eje” clave geopolitico para nuestra América Suramericana y que tiene como única alternativa en todas sus variantes de los problemas geopoliticos arriba mencionados, que no es otro que el de tomar el camino de la reunificación como un destino estratégico en la senda de Juan Perón y Getulio Vargas con el Nuevo ABC o sino seremos meros segmentos del mercado financiero global.

Al finalizar el Seminario, el Director  y jefe de los Seminarios de Capacitación Superior de la ESG, Gral. de Brigada Don César Zambao da Silva entregó al Prof. Dr. Miguel A. Barrios un reconocimiento por sus dilatados estudios en el campo de la Seguridad y Defensa y por la promoción de la alianza Brasil-Argentina

Dossier Geopolitico Argentina marzo de 2024

Dr. Barrios en la ESG de Brasil Rio de Janeiro

El dia 14 de marzo el politólogo, sociólogo e historiador argentino Prof. Dr Miguel Ángel Barrios dictará un Seminario de Postgrado sobre «Los desafíos estratégicos de América Latina en la nueva multipolaridad» en la Escuela Superior de Guerra de Brasil -Rio de Janeiro- destinado a la alta oficialidad de las FF.AA del Brasil y de cursantes de otros países y  para diplomáticos invitados.

La ESG creada por Ley 785/49 es un Instituto de Altos Estudios,integrante de la estructura del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA del Ministerio de Defensa de Brasil y su misión y función está destinada a desenvolver y consolidar los conocimientos necesarios para el ejercicio de funciones de dirección para el planeamiento de la defensa de la seguridad y defensa de la soberanía del país.

La ESG como centro universitario de investigación y de estudios, promueve el planeamiento, la coordinación y el desenvolvimiento de cursos que fueron instituidos por el Ministerio de Defensa. La ESG desempeña funciones de formulación y ejecución de política del país y junto al Instituto Rio Branco de la Cancillería -Itamaraty- son los dos más importantes centros de estudios del Brasil. Sus trabajos son de naturaleza politica académica, siendo un foro abierto al debate en el país.

Entre sus misiones, tiene la facultad de invitar a reconocidos especialistas internacionales:

El Prof.Dr Miguel Ángel Barrios, es un reconocido especialista geopolitico argentino, autor de alrededor de veinte obras de Historia, Política y Geopolitica Latinoamericana y brindó seminarios y conferencias invitado en Universidades y Academias de América Latina, Europa, Asia y África.

Sus últimas obras «Por qué Patria Grande» y «Poliedro y Amistad Social», fueron prologados por el recientemente fallecido Embajador Samuel Pinheiro Guimaraes -uno de los más grandes diplomáticos contemporáneos de Brasil y por el Papa Francisco.

El  2023 la Cancillería Argentina lanzó la Colección Sudamericana compuesta por 13 libros de estadistas y pensadores, y entre ellos se reeditó su libro «Perón y el peronismo en el sistema mundo del siglo XXI».

Prof. Lic. Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico Marzo 2024 Argentina

PD.: destacó que el Prof. Dr. Miguel Barrios es miembro fundador del Tanque de Ideas Dossier Geopolitico.

Por Enrique Lacolla de su sitio Web PERSPECTIVA

Javier Milei y las fuerzas que lo manipulan amenazan la unidad nacional. Aunque el proceso apenas se inicia, tiene una potencialidad muy peligrosa y debe ser combatido sin cuartel.

El autoritarismo necesita de fuerza para hacerse valer. De lo contrario se reduce a un gesto ridículo: a un ordenancismo estentóreo pero vacío. Los tweets que prodiga el primer mandatario a altas horas de la noche para invectivar a la “casta” o a cualquiera de los que considera sus enemigos; su ejercicio del poder en base a decretos de “necesidad y urgencia” que son verdaderos mandobles contra el bolsillo de los más necesitados, y sus poses –que incluyen salir al balcón de la Rosada, como orondo amo de casa, al lado del secretario de estado norteamericano para mostrarle la plaza y saludar a una multitud imaginaria- generan estupor y asombro. También excitan una propensión a la burla que habita el carácter nacional y que tiende a quitarle importancia a todo, como si la vida y la historia constituyesen una gigantesca broma.

Y bien, este último rasgo es tan inquietante como la torsión vesánica que se percibe en la actuación o sobreactuación de Javier Milei. Porque el país se está yendo al demonio y buscarle el costado cómico a lo que está pasando sin reparar en lo grave de los daños que se le están infligiendo y en lo insuperable que pueden llegar a ser, implicaría empezar a perder una batalla que todavía no se ha librado y que debería comprometer a todos los “argentinos de bien”. Para recurrir a una figura que acuñó Milei, pero que en este caso no apunta a realzar a una clase o raza de gente que se supone excelsa y se eleva por encima de otras (así sea parándose en puntas de pie) sino a quienes sienten al país como un todo, se reconocen como argentinos sin distinción ideológica y no quieren que ese todo se vaya al abismo.

El odio cainita que hace de contrapeso (o es más bien su complemento necesario) al humor cínico que mencionábamos antes, es en buena medida responsable de que estemos como estamos. Las luchas entre unitarios y federales en el siglo XIX; o entre la aspiración a constituir una sociedad autónoma, y la voluntad de aferrarse a un modelo que perpetuase la configuración dependiente que dio a la oligarquía y a su clientela una vida privilegiada bajo el paraguas de la semicolonia británica, constituyeron el trazo grueso de la grieta que nos ha dividido; pero aun allí se conservaba cierto respeto en lo referido a las fronteras nacionales, que el bando federal había sabido conseguir. Porque, aunque parezca mentira, lo que estamos viendo en este momento es el esbozo de la reedición de una lucha que se supuso cerrada con la revolución 1880. Asistimos a las primeras pulsiones centrífugas que apuntan a una virtual partición del país. Y ello debido fundamentalmente a la degeneración, quizá definitiva, de la clase poseyente que se benefició con el crecimiento deforme de la nación.

¿De qué otra manera puede evaluarse la aparición de un documento suscrito por los gobernadores patagónicos y firmado en nombre de las Provincias Unidas del Sur? ¿Y por qué no lo juzgamos disparatado? Pues porque es una reacción del país interior ante el desmanejo que se promueve desde el poder central. Este impulsa un ajuste que implica un reordenamiento económico arrasador de todo lo que se ha construido hasta hoy y que remata la trabajosa recuperación que se venía verificando después que la gestión Macri-Caputo endeudase al país hasta las calendas griegas. Los encargados de operar este proceso son los mismos que habían gestionado la timba financiera para enjugar la cual se hubo de contraer la deuda.

No es solo la chifladura de Milei, con sus amenazas y cortes de subsidios y coparticipaciones, lo que promueve el actual desbarajuste. Es la insania que deviene de la perspectiva angurrienta y deliberadamente miope de los operadores de la City, de los lobbies bancarios y empresarios, de los oligopolios agroexportadores y de algunos medios de comunicación de masas, que juegan la partida que conviene al sistema-mundo.

Es decir, al conglomerado que intenta monopolizar la tecnología, las finanzas, el acceso a los recursos naturales del planeta, la fuerza militar, las armas de destrucción masiva y la desinformación: ya sea la que se vierte a través de las grandes agencias de noticias o la que circula torrencialmente por medio de la manipulación de las redes sociales.

Este conglomerado se sitúa en un plano impreciso, en una selva de siglas que etiquetan a organismos internacionales que no han sido votados por nadie y que jamás se someten al escrutinio público. Su objetivo es la disolución de los estados nacionales, de las defensas tras las cuales mal que bien los pueblos pueden sentirse contenidos y proveerse de recursos para la defensa de sus intereses. El nombre de anarco-capitalismo le cuadra bien siempre y cuando desenganchemos la palabra anarquía del carácter individualista que le diera la tradición de las luchas sociales y lo remplacemos por el del accionar absorbente de la concentración capitalista, signada por su naturaleza a aplastar a los más débiles en aras del beneficio del más fuerte.

 No quiero dramatizar en exceso y dar a entender que la Argentina se encuentra al borde de su disolución. No es así. Pero sí resulta evidente que si no se toma en serio el camino que se ha comenzado a recorrer, ese riesgo va a crecer. La crisis mundial se pronuncia y no nos va a ignorar. El mundo multipolar que está comenzando a tomar cuerpo constituye una amenaza mortal para el sistema y este, si sigue en pie, va a intentar aferrarse a lo que le queda. La Argentina ha venido de motu proprio a situarse en ese lugar. Milei imita a sus perros y menea su melena ante los poderosos para que no olviden que se encuentra a su disposición.

¿Tendrán los pueblos que se encuentran comprendidos en el sistema opresor los recursos necesarios para forzar un cambio de rumbo en la carrera hacia el báratro que las fuerzas que los orientan han asumido? ¿O se proseguirá por esta vía hasta desembocar en otra Edad de Hierro?

En la batalla mundial que se está fraguando, la Argentina tiene un papel que jugar. Dispone de enormes recursos y de una posición geoestratégica importante por su proyección a la Antártida y por encontrarse a caballo entre los océanos Atlántico y Pacífico. La guerra de Malvinas no fue el capricho de un presidente borracho: aprender algo de geopolítica no le vendría mal a nuestro progresismo ilustrado. Argentina cuenta con enormes reservas de agua dulce, con una inmensa riqueza ictícola y agropecuaria, y con reservas minerales entre las cuales el gas, el petróleo y el litio brindan un póquer de ases, que la ponen entre las gemas que al imperialismo le gustaría conservar. Pero para eso el imperialismo y los parásitos que se ponen a su servicio, tienen que deshacerse, no de los excedentes poblacionales, porque estos no existen aquí, sino de las posibilidades de que sus habitantes puedan mejorar sus aptitudes y adueñarse de su destino. Argentina ha poseído tradicionalmente un elevado nivel educativo, ahora en proceso de deterioro por el ataque sin tregua de sus detractores, que lo han bombardeado durante décadas. Terminar con esta capacidad es el objetivo maestro tanto del presidente Milei como de las fuerzas que lo rodean. Estas se encuentran a la expectativa de si bastará con sostener al clown para que cumpla con su cometido o si habrá que sustituirlo por alguien más presentable si se revela incapaz de dominar a sus demonios y naufraga en el caos que él mismo está generando.

Cómo evolucionarán las cosas en las próximas semanas y meses no cosa fácil de pronosticar. De una cosa podemos estar seguros, sin embargo, y es que no es posible quedarse sentados a ver como este anarco-capitalista pone en práctica su plan. Si es que puede llamarse plan a una salva de misiles de “necesidad y urgencia” con los que se propone gobernar. O, más bien, desgobernar.

Que la Argentina cuente como sujeto consciente de sí mismo o que deje sus riquezas y su proyección geoestratégica a merced del primer venido, es importante para los poderes que se aprestan a medir sus fuerzas a nivel mundial. La cuestión está en saber si también lo será para nosotros.

FUENTE: https://www.enriquelacolla.com/sitio/notas.php?id=788

Cuando el río suena, es porque trae agua. El gobierno de Javier Milei quiere firmar los «Protocolos Adicionales» del TNP, y el resultado será la muerte del Mercosur.

Pero vamos por partes. El TNP es el Tratado de No Proliferación de 1968. Establece que hay cinco países con armas atómicas que integran el Consejo de Seguridad Permanente de las Naciones Unidas. A esos cinco no se les puede hacer ninguna inspección de arsenales nucleares. 

Luego está el resto de los países signatarios, que reciben inspecciones nucleares sorpresivas. Son frecuentes y profundas cuando tienen programas atómicos pacíficos, y mucho más aún si tienen cierta independencia tecnológica, vale decir si no compran y en cambio diseñan reactores y/o centrales de potencia, si enriquecen uranio o si fabrican agua pesada. Los inspectores tienen autoridad «Full Scope», es decir pueden acceder a todos los laboratorios e instalaciones. Brasil y Argentina hacen todo eso.

El encargado de las Naciones Unidas que ejercer el poder de vigilancia del TNP es el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dirigido hoy por un argentino, el embajador Rafael Grossi.

Desde 1968 a 1995, ningún gobierno argentino, fuera militar o civil y sin importar de qué partido, quiso firmar el TNP. Brasil tampoco, y por lo mismo. Es totalmente asimétrico, y una pérdida importante de soberanía científica, tecnológica e industrial. Como resumió alguna vez y con elegancia el embajador Julio César Carasales, radical, el TNP es el desarme de los desarmados.

Brasil tampoco quiso firmarlo. Sus gobiernos militares mantuvieron dos programas nucleares, uno civil y orientado a la energía y aplicaciones nucleares, y otro llamado «Paralelo», supuestamente secreto pero a voces, y que se orientaba a desarrollar bombas nucleares. 

Como cada fuerza armada tenía su propio programa paralelo, Brasil tenía cuatro programas nucleares a falta de uno, el Oficial y el Paralelo, como nuestro dólar. Pero como los paralelos no eran cooperativos entre sí sino más bien cerrados y competitivos, no parecen haber logrado nada fuera de despilfarrar recursos económicos y científicos.

Entre 1968 y 1984, la relación entre Brasil y Argentina estuvo muy envenenada por la desconfianza sobre el uso del Paraná. Los brasileños, dueños absolutos de la alta cuenca de ese río gigante, terminaron construyendo sobre el mismo más de 40 represas, la mayor de las cuales es Itaipú. 

Los militares argentinos suponían que en caso de conflicto el Paraná podía ser usado como arma: dejar el río en seco, aguas abajo de Itapú, o liberar decenas de embalses en forma simultánea, y anegar todas las ciudades costeras argentinas en la onda de crecida. Militarmente hablando, no es una hipótesis descabellada. Lo descabellado sería entrar en guerra otra vez con Brasil. En el siglo XIX tuvimos tres, y no se puede decir que hayamos ganado ninguna.

Pero en el Cono Sur los secretos son difíciles de mantener, incluso si son secretos a gritos, como el de Brasil. Durante ese período, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), dirigida en general por contraalmirantes o almirantes, discutió más de una vez si valía la pena desarrollar un programa nuclear armamentista y secreto. Optó por no hacerlo porque aquí no hay secreto que dure mucho, pero sobre todo para no desatar una carrera armamentista regional desaforada con Brasil y con Chile. 

La CNEA se concedió únicamente el «caveat» de que si se verificaba que los brasileños estaban cerca de la bomba, no habría más remedio que ponerse a la par. En realidad, con un programa nuclear basado en la investigación y el desarrollo propios, la CNEA tenía los recursos humanos como para alcanzar y pasar a Brasil caminando. Era nuestra única fortaleza, pero una decisiva. Educación pública desde la primaria a la universidad, y por ende un país lleno de ingenieros.

Y es que los brasileños habían encarado el átomo, tanto en sus aspectos pacíficos como en los otros, por el lado de la transferencia de tecnología. Así encararon su desarrollo metalmecánico e industrial, y con éxito. Pero en un asunto tan estratégico como el nuclear, los miles de pequeños secretos de la tecnología no te los vende nadie, y si lo hacen, te dan gato por liebre, como le pasó a Brasil cuando la República Federal Alemana les vendió, y bien caro, un sistema de toberas para enriquecer uranio que sencillamente no funcionaba. Esa miríada de secretitos, especiamente en ciencia de materiales, los aprendés vos en tus propios laboratorios. Eso nos daba una ventaja impresionante en los sesenta y setenta, y no tanto en equipamiento o en fondos, sino en recursos humanos.

La CNEA no podía decidir sobre estas cuestiones, pero sí aconsejar a los presidentes de la Nación, que en general eran militares, o gobiernos civiles atados con piolines. Pero el prestigio de la CNEA era enorme, los presidentes escuchaban y el resultado fue que nunca hubo ni un intento de bomba atómica argentina. ¿Y por qué? Porque la podíamos hacer de la noche a la mañana, PERO NO NOS CONVENÍA. Las carreras armamentistas nucleares son caras: le costaron la existencia a la URSS, y devoran desde hace medio siglo las economías de la India y Pakistán.

El mejor mensaje para darle al mundo era el argentino: «Usamos el átomo para mejorar la calidad de vida y la de la industria en nuestro país. No tenemos la bomba porque no queremos, no porque no podamos. NO NOS JODAN».

Esta leve ventaja nuestra los militares brasileños también lo sabían y no les hacía maldita la gracia. Pero en medio de tanta rivalidad, supieron negociar con nuestros propios militares un acuerdo tácito, jamás escrito, de no firmar el TNP, y de excusarse angelicalmente ante los EEUU de no hacerlo dado que sospechaban del país vecino. El mismo libreto. 

Eso dio buenos resultados hasta que volvió la democracia a ambos países y de modo muy contundente, aunque por distintas causas. El último marino en dirigir la CNEA, el contraalmirante y reactorista nuclear Carlos Castro Madero, se encargó de comunicar al mundo que la Argentina había desarrollado una minúscula planta de enriquecimiento de uranio en la quebrada de Pilcaniyeu, perdida en medio de la estepa rionegrina, a 60 kilómetros de Bariloche pero casi inaccesible por los malos caminos.

Esto se reveló a fines de 1983 y tras nuestra derrota en Malvinas. A la OTAN le agarró terror. Al cuete, porque la planta de PIlcaniyeu era deliberadamente chica y atrasada, y no había modo en que pudiera enriquecer suficiente uranio a un valor suficientemente alto como para hacer la bomba. Una fotografía satelital bastaba para confirmarlo.

Doblemente al cuete, porque «Pilca» se construyó reactivamente, debido a la prepotencia irracional y territorial de los EEUU. En 1981, cuando la CNEA le vendió a Perú dos reactores nucleares, uno de investigación y otro de producción de radioisótopos, decidió que éramos un país proliferador y nos declararon embargo de uranio enriquecido. Es decir, rompieron contratos de abastecimiento que garantizaban nuestros reactores de investigación y radioisótopos médicos durante décadas.

Pilca todavía hoy tiene el tamaño y las capacidades justas como para decirle a la mafia mundial del enriquecimiento de uranio que nos vendan libremente, no sea cosa de que tengamos que hacer una planta mejor. Los recursos humanos los seguimos teniendo. La plata, no. Pero ya se sabe, la plata viene y va.

Hábil en diplomacia, antes de dar la noticia al mundo Castro Madero fue autorizado por Presidencia para pedir una conversación telefónica con el entonces presidente de Brasil, el general Joao Figueiredo, para anunciarle la existencia de Pilca, y de sus limitaciones. Figueiredo era de Inteligencia. Se rió y felicitó a Castro Madero. Y así quedaron las cosas. 

Y luego, con alguna diferencia cronológica y por causas sumamente distintas, ambos países volvieron a ser democracias representativas y bastante apegadas a sus constituciones nacionales. Ya no alcanzaba con un guiño entre milicos para no firmar el TNP, y la presión de los EEUU era enorme.

Fue entonces que el embajador Adolfo Saracho, creador de la Dirección de Asuntos Nucleares y Desarme, pergeñó una estrategia dramática: invitar al presidente Jose Sarney a visitar Pilca, con todo el acompañamiento científico y militar que quisiera, y acceso pleno. Al canciller Dante Caputo la idea le encantó y también a Alfonsín: la idea era buena, garantizaba la paz, y además era un relanzamiento de imagen de su gobierno, ya bastante desgastado.

Lo que siguió fue el ABACC, que en la práctica empezó a funcionar mucho antes de que se pulieran los detalles en los papeles. En 1991, cuando finalmente se firmaron, hacía años que mandábamos y venían inspectores científicamente capacitados y tecnológicamente equipados. 

Imposible no decir que sin Saracho y sin ABACC jamás hubiera ocurrido algo tan insólito como el Mercosur, la primera alianza aduanera y económica de Sudamérica que, más allá de sus logros, no es un circo diplomático armado por el State Department.

Y así siguieron las cosas, cada cual en su casa y Dios en la de todos, como decía Sancho Panza, hasta que sobrevino Carlos Menem. Entre las muchas cosas que rompió,  firmó el TNP sin avisarle siquiera a Brasil. La relación nuclear con los primos, construida por Alfonsín y Sarney desde 1987, se nos fue al bombo durante muchos años. Nunca nos van a perdonar. 

El ABACC se creó justamente para no tener que firmar el TNP. Brasil inspecciona a la Argentina y la Argentina a Brasil, y nada más. El Consejo de Seguridad Permanente de las Naciones Unidas, formada únicamente por EEUU, Rusia, China, Francia e Inglaterra, está pintado en la pared. No nos inspecciona. Da por buenos los informes del ABACC, y chau.

Ése fue el formato original del ABBAC creado por las cancillerías de Alfonsín y Sarney, y éste es el documento que se firmó en 1991. Brasil garantiza que Argentina no prolifera, y viceversa. Terceros, afuera. Especialmente los grandes proliferadores exentos de toda inspección, es decir los cinco países armamentistas del Consejo de Seguridad Permanente. 

La posición conjunta del ABACC fue que, por supuesto, no se firmaba el TNP por considerarlo un documento asimétrico, y de yapa, anacrónico. Hoy los países con armas nucleares son nueve, le guste o no al Consejo de Seguridad Permanente. Y las potencias económicas, diplomáticas y militares emergentes son otras: las del BRICS ampliado. De modo que el actual Consejo de Seguridad representa al mundo de los años ’50, pero no el de hoy. 

En ese cuadro de grandes cambios históricos en la correlación de poder, el ABACC era un «TNP for two». Y un modelo a seguir por otros países del entonces llamado Tercer Mundo.

Durante un tiempo los EEUU se tuvieron que contentar con esa situación y sonreir. Pero en 1989 se derrumbó la URSS y en 1995 los EEUU se habían vuelto la única superpotencia del planeta. En el cuadro de sometimiento unilateral de las «relaciones carnales», la Cancillería Argentina firmó el TNP, sin siquiera avisarle previamente a Itamaraty.

Mala idea.

Las inspecciones recíprocas del ABBAC sin embargo se mantuvieron, pero en un nuevo formato absurdo. Brasil y la Argentina se controlan entre sí, como siempre, pero arriba está el OIEA que controla a ambos, y controla… el control. Se lo llama «Acuerdo Cuatripartito» porque a los gobiernos de ambos países añade dos partes: el ABACC y el OIEA. Ese organismo de la ONU está controlado por EEUU «ab initio» desde los ’50, pero en 1995 y con ese país puesto en el rol de superpotencia única, no quieras ver.

El Cuatripartito es una fantochada diplomática armada y/o tolerada piadosamente por Brasil. Finge que todo sigue como antes de que Menem firmara el TNP unilateralmente, y obligara así a firmar a Brasil. Brasil tuvo que hacerlo para no quedarse atajando solo en Sudamérica la presión de los EEUU. ¿Quién los paraba a los autodenominados americanos en aquellos años?

Pero si hay un medidor objetivo del enojo brasileño es que desde 1995 no tuvo lugar ningún programa tecnológico conjunto en el área nuclear. Nos vendieron el enriquecido para el CAREM, les vendimos la ingeniería del reactor RBM, punto. Nada más. En enriquecimiento de uranio, los primos avanzaron solos y lo hicieron técnicamente muy bien, con ultracentrifugadoras, un sistema mucho más moderno que el de Pilca, la difusión gaseosa. Eran tiempos de Lula y de CFK, buena onda entre gobiernos. Pudimos haber avanzado juntos en enriquecimiento por láser, algo aún más futurista, pero nada.

En el diseño del motor de su primer submarino nuclear, pasó lo mismo. Y ésa es un área en que tenemos la ventaja de ser diseñadores de reactores desde 1958, y de haber construido el 40% de nuestra primera central nucleoeléctrica, el 55% de la segunda, y el 90% de la tercera. Un motor naval nuclear es una centralita de entre 20 y 300 MW, construida en muy poco espacio. De centrales sabemos. Pero los primos brasucas no nos dieron bola. Y qué decir del CAREM, la central nuclear compacta argentina: en sociedad con Brasil, ya la estaríamos usando y exportando. A espaldas únicamente de la flaca economía argentina, todavía estamos construyendo el prototipo.

En esta conducta hay un componente histórico importante. Brasil fue un imperio antes de volverse un país, y eso no se olvida. También hay un componente geográfico: ese país que antes fue imperio hoy abarca el 50% de la superficie de Sudamérica. Pero por último aunque en primer lugar, está también el hecho de que firmamos con ellos un ABACC para no tener que firmar el TNP, y los traicionamos.

Ahora el OIEA sugiere gentilmente que firmemos los Protocolos Adicionales al TNP, redactados en 1997. En lugar de inspeccionar los sitios nucleares de la Argentina, esto habilita al OIEA a inspeccionar presuntos robos de material físil en TODO el territorio argentino. Ninguna puerta les queda cerrada a los inspectores.

Lo de todo el territorio me preocupa mucho. Ya me resulta intragable que los EEUU, que hemos derrotado en toda licitación de reactores salvo una (Tailandia), pueda acceder a cada detalle del RA-10 (ya quisieran tener uno así), o a la central compacta CAREM, un SMR cuyo diseño copiaron de sobra. Y aún así no están construyendo ningún reactor parecido y nosotros sí. 

Pero «full scope» sobre todo el territorio argentino implica demasiadas cosas. ¿Las universidades y laboratorios no nucleares también? ¿Los lugares donde diseñamos y fabricamos satélites y cohetes también? ¿Las empresas de biotecnología también? Puerta que les cerremos es denuncia ante el OIEA de que estamos «proliferando». Y luego te apilan sanciones de comercio exterior como para aniquilarte. Eso no va a suceder inmediatamente, pero sí en cuanto la Argentina -obviamente no con este gobierno- intente volver al BRICS ampliado, o reconstruir con industria propia su equipamiento militar convencional.

Un buen régimen de inspecciones obligatorias será excelente para nuestras industrias avanzadas. Tan provechoso como la munición para el pato. Bueno, las industrias que quedan…

Pero blanco sobre negro, una segunda puñalada diplomática por la espalda a Brasil firma el acta de defunción del Mercosur. Es exactamente lo que se busca.

Los Protocolos Adicionales no se deben firmar.

Daniel E. Arias

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Preservando la relación nuclear con Brasil

Hay restos arqueológicos que dan cuenta de actividades de cooperación nuclear entre la Argentina y Brasil, que se remontan a 1960. Sin embargo, visiones rivales que enfrentaban a ambos países por entonces y controversias irresueltas sobre la disposición de los recursos hídricos, impidieron hasta entrados los años ‘80 la firma de algún instrumento amplio sobre los usos pacíficos de la energía nuclear.

En la materia había cuestiones en las que lo natural era que trabajaran (parcial o totalmente) en conjunto: la producción de radioisótopos por ciclotrón, el desarrollo de patrones isotópicos, la protección radiológica, la seguridad nuclear, el reciclado de elementos combustibles, los proyectos energéticos.

Así las cosas, se fueron poniendo en práctica diversos mecanismos bilaterales de cooperación, dirigidos tanto a promover el desarrollo como a fortalecer la confianza mutua y transmitir a la comunidad internacional que ninguno de los dos países intentaba desarrollar o producir armas nucleares. Esto, a su turno, reforzaba la capacidad individual y conjunta en materia nuclear: siempre es bueno recordar que el régimen de no proliferación es asimétrico y que, por lo tanto, las naciones del Sur deben asegurarse un poder negociador básico.

El primero en magnitud fue el acuerdo celebrado en Guadalajara, México, en vigor desde el 12 de diciembre de 1991, luego de su ratificación por los Congresos brasileño y argentino. Cabe destacar que tal ratificación resultó en la promulgación con fuerza de ley de lo establecido en el Acuerdo, ley que es de cumplimento obligatorio y común en Brasil y en la Argentina.

El Acuerdo Bilateral establece un mecanismo de salvaguardias totales y crea el Sistema Común de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (SCCC) y la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), cuya función es administrar y aplicar el SCCC. Una salvaguardia, en el derecho internacional, es una medida que adopta uno o más países para proteger a su sector productivo nacional frente a un aumento de las importaciones de determinados productos que le causan o amenazan causar un daño grave.

Tanto Brasil como la Argentina tienen acuerdos de salvaguardias vigentes con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) desde los años sesenta y setenta, derivados de acuerdos de cooperación que Brasil había firmado con Estados Unidos y Alemania, y la Argentina con Estados Unidos, Alemania, Canadá y Suiza. Estos Acuerdos, tipo INFCIRC 66, contemplan los casos de cooperación y no abarcan los materiales nucleares involucrados en los programas autónomos de cada país, que actualmente, como consecuencia de las salvaguardias totales establecidas por el Acuerdo Bilateral, están sometidos al SCCC y son verificados y controlados por la ABACC. Por otra parte, y sobre la base del Acuerdo Bilateral, el 13 de diciembre de 1991 se firmó un Acuerdo Cuatripartito de salvaguardias entre la Argentina, el Brasil, la ABACC y el OIEA que hoy bajo la dirección general de un argentino, el embajador Rafael Grossi.

En esencia, los compromisos nucleares entre Buenos Aires y Brasilia han robustecido la democracia en ambos países, han contribuido a que América Latina se consolide como una zona de paz, han facilitado transformar una vieja cultura de la rivalidad, y han significado la concreción de una suerte de “ancla” que compele a los dos a evitar planes nucleares con fines militares. Este gran logro para nosotros, para la relación argentino-brasileña, para Latinoamérica e incluso para el mundo -pues no somos foco de proliferación-, se ha sustentado en principios compartidos y beneficios mutuos. La confianza y trasparencia alcanzadas no son producto de la filantropía, sino de la convergencia de objetivos e intereses.

Por ello, lo que estos párrafos pretenden subrayar es que, hoy más que nunca, en un escenario global turbulento e incierto, debemos preservar lo pactado con Brasil. Por ello, si Argentina firmara un acuerdo de salvaguardias adicionales de manera unilateral (aunque favorable a los propósitos de terceros países) no sólo se malograría severamente la relación con el vecino, sino que se estaría erosionando uno de los mejores y más acertados artefactos institucionales bilaterales y multilaterales que tenemos y que funcionan con seriedad. Cuando algo de esta naturaleza no trasciende, y no forma parte de los programas de chimentos, es porque está rindiendo buenos frutos.

Uno de los méritos de la política exterior democrática argentina en estas cuatro décadas ha sido eludir la improvisación o la sobreactuación en un tema tan sensible. Tenemos cuadros técnicos altamente calificados que han sido una especie de “disco duro” que ha logrado una continuidad poco habitual en nuestra diplomacia, en otros temas. Tenemos un acuerdo político amplio mediante el cual en materia nuclear, especialmente, con Brasil la clave es no innovar: refrendar lo ya alcanzado para garantizar una mayor efectividad futura.

No han faltado pedidos y hasta presiones internacionales para que, por ejemplo, Argentina y Brasil adhiriesen al llamado Protocolo Adicional de 1997. Quizás en alguna ocasión y por razones de conveniencia circunstancial se ha pensado en una adhesión unilateral del país a dicho instrumento, afectando un acuerdo tácito con Brasil de que si hubiera adhesión lo haríamos los dos. El oportunismo se puede convertir en un boomerang para la Argentina. Proceder así no solo dañaría severamente la relación bilateral con nuestro vecino, sino que de hecho levaríamos el “ancla” para que Brasil no se sienta obligado por los compromisos contraídos. Tal cosa, a su turno, afectaría nuestros intereses nacionales. Tampoco eso le conviene a las grandes potencias nucleares. En realidad no hay motivo alguno para que nosotros, para que Brasil, para que la OIEA e incluso para que Estados Unidos horademos, por acción u omisión, las acuerdos nucleares existentes entre Buenos Aires y Brasil.

La Argentina requiere de socios, amigos, acompañantes en esta hora de graves dificultades y grandes desafíos. Tensar, y muy probablemente, deteriorar nuestro vínculo con Brasil sería un despropósito. Procurar buenas relaciones con Washington no requiere estropear los lazos con otras naciones, menos aún con las más próximas. El unilateralismo -sin atributos de poder reales- es un tipo de comportamiento que nos resultará, más temprano que tarde, ruinoso.

Rafael Bielsa y Juan Gabriel Tokatlian

FUENTE: https://agendarweb.com.ar/2024/02/29/el-peligro-de-los-protocolos-del-tratado-de-no-proliferacion-nuclear/