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Al reemplazar a Hasina por Yunus en Bangladesh, EE.UU. interrumpe el nexo entre China e India en el Sur de Asia, desestabiliza aún más Myanmar y amenaza la independencia de Tailandia

Por Eduardo J. Vior
analista internacional, especial para Dossier Geopolitico

Bangladesh - Wikcionario, el diccionario libre

El golpe de estado del 5 de agosto en Bangladesh es un éxito momentáneo de la venganza de la vieja oligarquía colonial bengalí contra el movimiento nacional que al mismo tiempo inserta una cuña imperial en el proyecto de asociación indo-chino. La destitución de Hasina Wazed y la designación de Muhamad Yunus, cercano a Hillary Clinton y a George Soros, es la culminación de un enfrentamiento que ya lleva décadas. 

En una reunión a puertas cerradas con líderes de 14 partidos que la ex primera ministra de Bangladesh, la Jeque Hasina Wazed, mantuvo en la noche del 24 de mayo en Ganabhaban, la residencia oficial del jefe de gobierno, les advirtió sobre una conspiración que se preparaba para destituirla. El complot estaría siendo orquestado por “un país extranjero” (así se expresó entonces) que le había dejado claro que no estaba contento con su vuelta al poder en las elecciones de enero pasado. Durante la conversación la líder nacionalista contó que el representante de ese país (un hombre blanco, como lo describió) se había reunido con ella antes de los comicios y le había dicho que su reelección y su mandato serían más fáciles, si permitía que ocurrieran “ciertas cosas” como, por ejemplo, “la creación de un Estado cristiano con partes de Bangladesh (Chattogram) y de Myanmar”, y el primer paso sería permitirles construir una base aérea en la isla de Saint Martín, en el golfo de Bengala.

En el encuentro con los líderes políticos Hasina dijo que creía que sería derrocada y podría sufrir la misma persecución que su padre, el Jeque Mujibur Rahman, depuesto y asesinado en 1975. Todas sus preocupaciones se demostraron ciertas el pasado 5 de agosto, cuando tuvo que abandonar abruptamente Dhaka y huir en un helicóptero a India, después de que violentas protestas encabezadas por estudiantes, pero respaldadas por múltiples actores, le dejaron claro que, si se quedaba, seguiría el destino de su padre. Es evidente que funcionarios del Departamento de Estado de Estados Unidos fueron los principales protagonistas de la destitución de Hasina. 

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Tras su renuncia y huida a India, Hasina Wajed viajó a Beijing, donde el pasado viernes 9 fue recibida por el presidente Xi Jinping

Consecuentemente, el nombramiento la semana pasada del banquero y premio Nobel Muhammad Yunus como nuevo jefe interino de Bangladesh no hizo más que confirmar las sospechas sobre el papel del Departamento de Estado en el derrocamiento del gobierno bangladesí. Yunus mantenía desde hace tiempo una tensa relación con Hasina y el enfrentamiento entre ambos aumentó durante el gobierno de Joe Biden, cuando Washington presionó reiteradamente a Dacca para que detuviera los procesos contra Yunus por fraude fiscal y blanqueo de dinero.

Muhammad Yunus presta juramento como jefe del Gobierno provisional de  Bangladesh | Diario Digital Nuestro País
Muhammad Yunus, jefe del gobierno interino de Bangla Desh

Muhammad Yunus es un emprendedor social, banquero, economista y líder social que fue condecorado en 2006 con el Premio Nobel de la Paz por desarrollar el Banco Grameen y ser el desarrollador de los conceptos de microcrédito y microfinanzas. Estos créditos son otorgados a emprendedores que son muy pobres para calificar a un crédito en un banco tradicional. 

En marzo del 2011 el gobierno de Bangladesh desplazó a Yunus de su posición en el Banco Grameen argumentando violaciones legales y haber sobrepasado la edad límite fijada por la ley para ejercer su función. Las acusaciones contra Yunus, ex becario Fulbright de Estados Unidos, llevaron a la formación de un comité dirigido por el ex secretario Mamun Ur Rashid, denominado “Comisión del Banco Grameen”, que fue constituida por Hasina en mayo de 2012 y presentó su informe provisional en enero del año siguiente.

Desde 2010 muchas declaraciones se han hecho en contra de Yunus. Comenzaron con una crítica a los supuestos beneficios de las microfinanzas y sus efectos en la disminución de la pobreza, cuestionando especialmente el desempeño de varias instituciones microfinancieras en India y México. Las alegaciones contra Yunus se convirtieron en políticas cuando el gobierno de la Jeque Hasina Wajed cuestionó su concepto de microfinanzas, acusándolo de “chupar sangre de los pobres”.

No casualmente, apenas comenzadas las críticas y persecuciones legales contra Yunus, éste recibió el apoyo del matrimonio Clinton que aún se mantiene. 

En 2017 Charles E. Grassley, presidente del Comité Judicial del Senado de Estados Unidos, escribió una explosiva carta a Rex W. Tillerson, entonces secretario de Estado, en la que exponía cómo la exsecretaria de Estado Hillary Clinton había presionado al gobierno de Bangladesh, para que pusiera fin a una investigación por corrupción sobre Yunus, que era, según la carta, un importante donante de la Iniciativa Global Clinton (CGI). En la carta se detallaba, además, la cercanía entre Yunus y los Clinton y cómo éstos presionaron para que en 2006 se concediera el Premio Nobel a Yunus.

La República Popular de Bangladesh es un país soberano ubicado en Asia del Sur. Su territorio se encuentra rodeado casi por completo por India, a excepción de una pequeña franja al sureste donde limita con Myanmar. Geográficamente, el país se sitúa en el terreno fértil del delta del Ganges, por lo que está sujeto a las inundaciones anuales provocadas por los monzones y los ciclones. Junto con la provincia india de Bengala Occidental constituye la región etnolingüística de Bengala

Sus fronteras actuales fueron establecidas por el decadente Imperio Británico con la segunda partición de Bengala en 1947, cuando la región se convirtió en la parte oriental del recién formado Pakistán. Sin embargo, al estar separado de la parte occidental del país por 1.600 km de territorio indio, la discriminación política y lingüística, así como el abandono económico generaron en 1971 una serie de conflictos con Islamabad que condujeron a la guerra de independencia y al establecimiento de Bangladesh como una nación autónoma. Después de la independencia el nuevo Estado sufrió hambrunas, desastres naturales y pobreza generalizada, así como agitación política y golpes militares.

Con 148.460 km2 y 172.954.320 habitantes, Bangladesh es el país más densamente poblado del mundo. Su renta per cápita en 2010 era de 590 dólares. La propiedad de la tierra es muy desigual, ya que el 60% del territorio está en manos del 16% de los propietarios. La mayor parte del alimento producido en el país es exportado debido a la alianza entre los terratenientes y la industria exportadora. En consecuencia, en el interior predominan la inflación y el hambre.

Gracias a los bajísimos costos laborales, dada la alta tasa de pobreza y la baja o inexistente protección social y laboral, las principales compañías multinacionales de la indumentaria están instaladas en Bangladesh. Desde 2005 se han producido al menos 700 muertes de trabajadores por incendios en fábricas.

A dos años de tragedia textil, siguen los abusos en Bangladesh

A pesar de que dos tercios de la población se dedican a la agricultura, más de las tres cuartas partes de los ingresos de exportación proceden de la industria textil, que actualmente emplea a cerca de tres millones de trabajadores, de los cuales el 90 % son mujeres. Una gran parte de las divisas que obtiene el país también provienen de las remesas enviadas por los bangladesíes emigrados.

Sin embargo, desde la incorporación de Bangladesh a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, su economía está cambiando aceleradamente. Con carreteras y ferrocarriles, pasando por puertos y aeropuertos, el túnel bajo el río y la autopista elevada, el suministro de agua y la gobernanza electrónica, el carbón y la energía solar, China hace sentir su presencia en todo Bangladesh con fondos, tecnología y experiencia.

Hace un año la inversión total de China en el país ascendía a 7.070 millones de dólares. Además, empresas chinas han recibido contratos de construcción en diferentes sectores por valor de 22.940 millones de dólares. En los últimos 10 años China ha destinado 4.450 millones de dólares a 35 proyectos en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

China está ejecutando 21 puentes y 27 proyectos energéticos en Bangladesh. Unas 670 empresas chinas han invertido en el país. Beijing participará asimismo en muchas de las 100 zonas económicas de Bangladesh. Además del gobierno, el sector privado del pequeño país también ha recibido préstamos de China. Según datos del Banco de Bangladesh, los préstamos chinos en el sector privado del país superan ligeramente los 2.330 millones de dólares. La mayoría de los préstamos se destina al sector eléctrico y energético.

China es ahora el mayor socio comercial de Bangladesh. El volumen de comercio entre ambos países ronda los 25.000 millones de dólares. La nación surasiática importa de China principalmente maquinaria de capital y materias primas. Por otro lado, Bangladesh exporta hortalizas, pescado congelado y vivo, cuero y productos de cuero, fibras textiles, hilo de papel y tejidos, prendas de vestir y artículos de confección. 

How China's Belt and Road changing Bangladesh's economy and infrastructures

Tras la caída de Hasina el general Waker-Uz-Zaman anunció la formación de un gobierno de transición. La comunidad internacional, incluidas la Unión Europea y las Naciones Unidas, pidieron una transición pacífica hacia un gobierno elegido democráticamente e hicieron hincapié en la necesidad de respetar los derechos humanos durante este periodo. El golpe ha suscitado una gran inquietud sobre el futuro de la democracia en Bangladesh. El país tiene un historial de golpes militares y en la opinión pública internacional predomina el escepticismo sobre si la actual cúpula militar facilitará un auténtico retorno al gobierno civil. Las acciones del gobierno provisional en los próximos meses serán cruciales para determinar la trayectoria política de Bangladesh.

El golpe de Estado en Bangladesh tiene importantes implicaciones para sus vecinos, en particular India, China y Myanmar. India, que comparte una larga frontera con el país en el delta del Ganges, tiene un gran interés en la estabilidad de su vecino. Las dos naciones mantienen sólidas relaciones bilaterales, especialmente durante el gobierno de Hasina, que ha cooperado estrechamente con India en cuestiones económicas y de seguridad. El golpe de Estado podría perturbar esta cooperación, especialmente, si el nuevo régimen adopta un enfoque diferente de las relaciones bilaterales. A India también le preocupa que la inestabilidad y la violencia se extiendan a través de la frontera, lo que podría agravar los problemas de seguridad en sus estados del noreste. Además, la agitación política en Bangladesh puede afectar las inversiones y los intereses económicos indios en el país.

La implicación de China en Bangladesh, sobre todo a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por su nombre en inglés), hace que Beijing también siga de cerca los acontecimientos. Bangladesh se adhirió a la BRI en 2016 y China ha realizado en el país grandes inversiones en proyectos de infraestructuras. La inestabilidad política podría ahora plantear riesgos para estas inversiones y proyectos. Además, China ha apoyado históricamente a gobiernos estables que puedan garantizar la realización de los proyectos de la BRI. El periodo de transición en Bangladesh podrían por lo tanto, generar incertidumbres sobre la continuación y la seguridad de estos proyectos.

La agitación política de Bangladesh también tiene implicaciones para su relación con Myanmar, especialmente en lo que respecta a la crisis de los refugiados rohingya. Bangladesh acoge a más de un millón de refugiados de  ese grupo que huyeron de la persecución en Myanmar. La inestabilidad en Dakha podría afectar a su capacidad para gestionar la situación de los refugiados y a sus compromisos diplomáticos con Myanmar en materia de repatriación y otras cuestiones relacionadas.

Es probable que el golpe de Estado en Bangladesh tenga implicaciones regionales en todo el sur de Asia. La inestabilidad política en este país podría influir sobre la seguridad regional, la estabilidad económica y los patrones migratorios. La crisis política allí, por ejemplo, puede envalentonar a los grupos extremistas dentro del país, acarreando efectos indirectos en la seguridad regional… 

…Los países vecinos, en particular India y Myanmar, pueden enfrentarse a mayores amenazas de seguridad, si la inestabilidad en Bangladesh conduce a un resurgimiento de las actividades de grupos militantes. 

Al mismo tiempo, Bangladesh es un actor económico importante en el sur de Asia, con contribuciones significativas al comercio regional. La inestabilidad política podría perturbar las actividades económicas, afectando los flujos comerciales y el clima de inversión en la región. Los países con fuertes lazos económicos con Bangladesh, como India y China, podrían entonces tener que reevaluar sus estrategias económicas e inversiones a la luz del nuevo panorama político.

La inestabilidad en Bangladesh podría también desencadenar flujos migratorios, tanto internos como transfronterizos. Los países vecinos podrían experimentar una afluencia de refugiados y migrantes en busca de seguridad y oportunidades económicas. Esto podría sobrecargar los recursos y exacerbar los problemas humanitarios existentes en la región. 

Puede concluirse que el reciente golpe de estado en Bangladesh marca un momento crucial en la historia política del país. La dimisión de la primera ministra Hasina Wazed en medio de protestas generalizadas y la posterior toma del poder por los militares han sentado las bases para cambios significativos en la gobernanza del país. El llamamiento de la comunidad internacional a una transición pacífica y al respeto de los derechos humanos subraya la importancia de un Bangladesh estable y democrático para la estabilidad regional y mundial. Las implicaciones del golpe de Estado se extienden más allá de las fronteras nacionales, afectando a sus relaciones con los países vecinos y a la región de Asia Meridional en general. 

Sovereignty of Bangladesh and China's 'One Belt, One Road' Project |  DiverseAsia

Con el golpe de estado EE.UU. intentó, sobre todo, introducir una cuña en la cooperación indio-china que se materializaría mediante el desarrollo de un nuevo ramal de la Franja y la Ruta que, partiendo de la región autónoma sur china de Yunnan, debería atravesar Myanmar y Bangladesh, para llegar a Calcuta. Si este proyecto se concreta, al mismo tiempo que India refuerza su asociación con Rusia, todo el sur de Asia quedaría en la esfera de BRICS y EE.UU. estaría excluido. 

No es previsible que Washington pueda ofrecer a los militares golpistas alguna alternativa constructiva, ya que carece de medios y proyectos. El nuevo régimen, por consiguiente, pronto se enfrentará a los reclamos de una sociedad que en los últimos años comenzó a vislumbrar una salida para su atraso y miseria. Si a esta previsible reacción popular se suma la presión de las grandes potencias regionales para que el país retorne pronto a la normalidad institucional, es poco probable que los golpistas puedan afianzarse en el poder. Es la hora de Asia y los occidentales no tienen allí nada que decir.

Por Leonid Savin

La oposición tomó el Parlamento, la Primera Ministra huyó del país.

El lunes 5 de agosto llegó a Bangladesh el apogeo de semanas de protestas de la oposición, a consecuencia de las cuales la Primera Ministra del país, Sheikh Hasina, dimitió y abandonó el país. Voló en helicóptero a India, con la intención posterior de solicitar asilo político en el Reino Unido. El poder pasó a los militares, que anunciaron la formación de un gobierno provisional compuesto por representantes de todos los partidos. El Jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Waker uz Zaman, confirmó la dimisión de Hasina en una rueda de prensa y dijo que, tras mantener conversaciones con representantes de los principales partidos políticos y grupos de la sociedad civil, se había decidido formar un gobierno interino.

«La primera ministra ha dimitido. Se formará un gobierno interino para gobernar el país… Les doy mi palabra de que se abordarán todas las injusticias… El país ha sufrido mucho, la economía se ha resentido, muchas personas han muerto… es hora de poner fin a la violencia», declaró. También declaró que se levantaría el toque de queda impuesto anteriormente.

Es significativo que en la primera reunión no hubiera representantes del partido gobernante, la Liga Awami.

La administración del presidente Mohammed Shahabuddin también emitió un comunicado en el que afirmaba que había «decidido por unanimidad liberar» a la ex primera ministra encarcelada y líder del opositor Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), Khaleda Zia, archirrival de Hasina. Los manifestantes detenidos anteriormente también serán excarcelados.

El secretario general del Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), Mirza Fakhrul Islam Alamgir, ha anunciado que Tarique Rahman, presidente en funciones del partido, regresará al país muy pronto.

La oposición acogió con júbilo la noticia de la huida deal Primera Ministra. La víspera, a pesar del toque de queda, consiguieron tomar el despacho del jefe del Estado, y después entrar en el edificio del Parlamento. En su alegría, incluso devolvieron las armas que habían arrebatado al personal de seguridad del parlamento.

Las protestas comenzaron a principios de julio, con el motivo formal de la decisión del gobierno de conceder el 30% de las cuotas de empleo a funcionarios (en total se les reserva el 56%) a hijos y nietos de participantes en la guerra de liberación de Pakistán en 1971. Las primeras acciones fueron pacíficas y, según los medios locales, fue la dura represión policial la que se convirtió en una especie de catalizador de nuevas protestas. Aunque el Tribunal Supremo suspendió estas cuotas durante un mes, el 11 de julio, y posteriormente transfirió una parte a otras categorías, esto no detuvo a los manifestantes.

En realidad, las causas del conflicto son más profundas: en medio de graves problemas económicos y una elevada tasa de desempleo, los jóvenes de Bangladesh no están contentos con los 15 años de gobierno del partido de la Liga Awami ni con la actuación directa de Hasina como jefa de Estado, especialmente tras las últimas elecciones de enero, en vísperas de las cuales muchos líderes de la oposición fueron detenidos y no pudieron presentarse a los comicios. Por ello, la oposición se limitó a boicotear la votación.

Un estudio de la Oficina de Estadística de Bangladesh realizado en 2023 mostró que más del 39% de los jóvenes de entre 15 y 24 años están desempleados y no estudian. Es decir, unos 12,2 millones de personas. La afirmación del gobierno de que la tasa de desempleo es del 3,3%, es decir, 2,35 millones de parados, es rebatida por varios destacados economistas.

Además, hubo restricciones a Internet, y durante las protestas se apagó por completo.

También se acusó a funcionarios del gobierno de corrupción y retirada de fondos en el extranjero. Y como Hasina es hija de uno de los líderes del movimiento de liberación nacional y fundador de Bangladesh, Mujibur Rahman, el descontento se ha trasladado a su figura: el lunes, en Dhaka, intentaron derribar su estatua. Y esto demuestra la comprensión específica de la propia historia de la juventud bangladeshí.

El domingo 4 de agosto fue el día más significativo por el número de manifestantes y de muertos -en enfrentamientos con la policía y las fuerzas de seguridad-. Al menos 98 personas murieron a manos de las fuerzas de seguridad. En total, durante todo el tiempo que duraron los disturbios, se contabilizan oficialmente unos 300 muertos, y el número de heridos se cuenta por miles.

Hay varios puntos significativos en el actual tránsito de poder. En primer lugar, ahora el papel principal como intermediario y responsable lo desempeña el comandante en jefe Waker uz Zaman, que tomó posesión de su cargo el 23 de junio. Está casado con Sarahnaz Kamalika Zaman, hija del general Muhammad Mustafizur Rahman, que fue Comandante en Jefe del Ejército entre 1997 y 2000. El general Rahman era primo del jeque Mujibur Rahman, ya que se casó con la prima de Mujib, y era tío de la primera ministra Sheikh Hasina.

Resulta que el actual jefe de la junta es pariente de la primera ministra destituida, a quien la oposición odia. Al mismo tiempo, se sabe que a lo largo de su carrera militar también colaboró estrechamente con Hasina y ocupó el cargo de oficial jefe de Estado Mayor en el Departamento de las Fuerzas Armadas de la Oficina del Primer Ministro.

Por tanto, mucho dependerá de la percepción que tenga la oposición de su papel, así como de sus decisiones directamente. Hace relativamente poco tiempo, se han dado casos en los que, con el telón de fondo de la ola «democrática», los militares hicieron ciertas reducciones y luego aumentaron la presión autoritaria. Como ejemplo, Egipto, donde Sisi derrotó duramente a los Hermanos Musulmanes tras las elecciones, o la vecina Myanmar.

En segundo lugar, Bangladesh ya tuvo un periodo en el que, el enfrentamiento entre la Liga Awami y el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), desembocó en una crisis política en 2006 y entonces los militares intervinieron y declararon el estado de emergencia. Al final, el partido de la Liga Awami resultó vencedor, lo que condujo al gobierno permanente de Hasina durante 15 años. Será interesante ver cómo se desarrolla ahora el proceso.

En tercer lugar, aunque la causa fue una crisis interna, es imposible negar la influencia externa durante el actual tránsito de poder. No cabe duda de que habrá intentos de ejercer influencia por parte de India, implicada en gran medida en la creación de un Bangladesh independiente, así como la búsqueda de intereses por parte de los países occidentales y los inversores internacionales, incluidas las instituciones transnacionales.

Evidentemente, para Rusia será importante que se mantengan las relaciones amistosas y se sigan llevando a cabo los proyectos actuales en este país, como la construcción de una central nuclear y la producción de gas en alta mar. Dado que son necesarios para la economía del país y pueden significar puestos de trabajo, no hay motivos visibles para preocuparse. Sin embargo, si el lobby prooccidental está activo en el nuevo gobierno, algunos actores externos intentarán expulsar a Rusia de Bangladesh a cualquier precio.

Por lo tanto, es necesario vigilar de cerca los actuales cambios políticos y evitar la interferencia de países no amigos, justificando la necesidad de mantener los lazos amistosos y la falta de alternativas a una serie de áreas de cooperación bilateral, por ejemplo, el suministro de fertilizantes. Bangladesh ocupa actualmente el segundo lugar en volumen de comercio exterior entre los países del Sudeste Asiático, después de India. Me gustaría mantener esta posición, aunque es importante desarrollar las relaciones con otros países de la región.

Traducción al español para Geopolitika.ru

por el Dr. Enrique Refoyo

Fuente: https://orientalreview.su

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Por Dhairya Maheshwari

*Originalmente publicado el 7 de agosto 2024

La comunidad estratégica india baraja varias posibles razones para que Estados Unidos se oponga tanto al gobierno de Sheikh Hasina en Bangladesh. Una de las posibles razones es que Washington podría estar tratando de contener a India debido a su negativa a renunciar a su autonomía estratégica.

Algunos funcionarios del establishment de seguridad indio creen que el «golpe respaldado por EE.UU.» contra la ex primera ministra Sheikh Hasina fue una «retribución directa» de la administración Biden contra India por la reciente visita del primer ministro Narendra Modi a Moscú, según ha declarado a Sputnik India un jefe de un think tank indio.

«Hemos visto fricciones palpables entre India y Estados Unidos en torno al supuesto complot de (Gurpatwant Singh) Pannun, los derechos humanos y, últimamente, la visitadel primer ministro Narendra Modi a Rusia elmes pasado. De hecho, algunos miembros de la seguridad india creen que el cambio de régimen en Bangladesh es una represalia contra Modi por su visita a Moscú», señaló Abhinav Pandya, director y consejero delegado de la Fundación Usanas.

En su opinión, Washington probablemente era consciente de que la destitución de Hasina, considerada «pro India», complicaría la posición de Nueva Delhi como gran potencia en su propia vecindad.

Pandya subrayó a continuación la preocupación de India por el «papel negativo» desempeñado por la coalición del Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP) y Jamaat-e-Islami (JI)* la última vez que estuvieron en el poder, entre 2001 y 2006.

«Por aquel entonces, vimos casos de infiltración de islamistas radicales en la frontera india desde Bangladesh. El gobierno dirigido por el BNP solía permitir la transferencia de armas desde el puerto de Chattogram a militantes del noreste indio para alimentar la insurgencia en la región. También se produjo un repunte de los ataques contra las minorías hindúes. Desgraciadamente, estamos asistiendo de nuevo a un resurgimiento del sentimiento antiindio y antihindú enel país tras la destitución de Hasina», declaró Pandya.

Además, Pandya señaló que las heridas de la Guerra de Liberación de 1971, cuando India fue en contra de la voluntad de Estados Unidos y ayudó a la creación de Bangladesh a partir de Pakistán, todavía «supuran» en la psique del Estado profundo.

«Fue una humillación que Estados Unidos aún no ha superado. No hay que olvidar que Pakistán fue un aliado clave de Estados Unidos en Asia, parte de la Organización del Tratado del Sudeste Asiático (SEATO) durante la Guerra Fría. En aquella época, Jamaat-e-Islami (JI) colaboraba abiertamente con el gobierno pakistaní, entonces respaldado por Estados Unidos, para oponerse a las fuerzas indias y bangladeshíes. Incluso hoy se sabe que las fuerzas radicales de Bangladesh y Pakistán mantienen estrechos vínculos», señaló el experto.

Señaló que los «vínculos» entre el embajador estadounidense enDacca, Peter Haas, y los líderes del BNP-Jamaat se han hecho visibles en los últimos meses, como demuestran sus reuniones con el enviado estadounidense.

Sugirió que la negativa de Sheikh Hasina a entregar una base militar a las potencias occidentales podría no haber sentado bien a los estadounidenses. Según Pandya, la ex primera ministra de Bangladesh ha llevado a cabo una política exterior ferozmente independiente y se ha negado a sucumbir a las presiones extranjeras.

El experto subrayó además que Estados Unidos pretendía hacer incursiones estratégicas en el sur de Asia y en la región del océano Índico con la ayuda de India. Subrayó que esto formaba parte de una estrategia global más amplia de EE.UU. para contrarrestar a China, en la que ve a India como un socio crucial.

«Las recientes declaraciones conjuntas de India y EE.UU. y la declaración de la Reunión de Ministros de Asuntos Exteriores Quad (FMM) abogan por aumentar la cooperación en el sur de Asia. Sin embargo, India ha dejado claro que no formará parte de ningún marco de alianza liderado por Estados Unidos. En términos generales, la política exterior de India ha pasado de ser no alineada durante la Guerra Fría a ser multialineada en la actualidad. En ambos casos, India ha seguido manteniendo su autonomía estratégica», explicó Pandya.

Las declaraciones conjuntas de ambos países sobre el sur de Asia indicaban que Estados Unidos veía a India como un «baluarte» contra China, afirmó.

Mientras tanto, el experto afirmó que los responsables políticos indios se mostraban cautelosos a la hora de asumir ese papel, y añadió que Nueva Delhi ha rechazado sistemáticamente los esfuerzos de mediación estadounidenses en la disputa fronteriza con China.

Divergencia entre India y Estados Unidos sobre Bangladesh

El tono y el tenor de las declaraciones indias y estadounidenses sobre la destitución de Hasina fueron notablemente diferentes, subrayó Pandya.

«No me sorprende que Estados Unidos no haya criticado con dureza las protestas violentas y el vandalismo que tuvieron lugar en Bangladesh en el periodo previo a la destitución de Hasina. De hecho, ellos son los principales responsables de haber orquestado o fomentado este golpe», afirmó el jefe del think tank.

Pandya mencionó que el Departamento de Estado estadounidense «acogía con satisfacción» la formación de un «gobierno provisional» en Bangladesh. El martes, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, pidió a los nuevos jefes de Estado que «investiguen de forma cuidadosa y creíble todos los ataques» que tuvieron lugar en el periodo previo a la destitución de Hasina, en un intento de aumentar la presión sobre la ex primera ministra de 76 años.

El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, Ben Cardin, también saludó el golpe contra la líder de Bangladesh elegida democráticamente como «el poder transformador de la acción colectiva».

«Tras más de una década de un gobierno que reprimió sistemáticamente a la oposición, manipuló los tribunales y armó a los servicios de seguridad contra sus propios ciudadanos, hoy celebramos la renovada oportunidad de Bangladesh de restaurar una democracia basada en sus principios constitucionales», declaró Cardin en un comunicado el martes.

Por otra parte, el ministro indio de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, declaró el martes ante el Parlamento que Nueva Delhi seguía profundamente preocupada por la situación en Bangladesh, y tomó nota de los ataques contra infraestructuras públicas y minorías en vísperas del vuelo de Hasina de Dacca a Nueva Delhi.

El miércoles, India también redujo su presencia diplomática enel país cerrando temporalmente su misión en Sylhet por motivos de seguridad.

Comentando las diferentes perspectivas de India y Estados Unidos, el ex embajador indio Anil Trigunayat, miembro distinguido del think tank Vivekananda International Foundation (VIF), con sede en Nueva Delhi, fustigó a Washington por comportarse como una «hiperpotencia».

«Estados Unidos está a 10.000 km de distancia y se comporta como una hiperpotencia. Pero Bangladesh es vecino de India, donde tenemos ciudadanos, empresas e intereses indios. Por lo tanto, nuestra preocupación por la seguridad y la estabilidad del país es natural», declaró Trigunayat a Sputnik.

Subrayó que India siempre ha apoyado al pueblo de Bangladesh, ya que ambos países están conectados por la cultura y la historia.

* Organización terrorista prohibida en Bangladesh

Traducción al español para Geopolitika.ru
por el Dr. Enrique Refoyo
Fuente: https://sputniknews.in/

La milenaria República de La India es el tema central de la columna de geopolítica del Club de La Pluma, del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, cuando ya se ha transformado en la segunda potencia más importante de Asia, a consecuencia de los profundos cambios en los poderes globales, mientras se confirma que el conflicto de Ucrania es definitivamente un enfrentamiento directo entre Occidente contra el mundo euroasiático en ascenso, siendo Rusia un eslabón clave a destruir por el poder anglosajón, en su desesperada carrera por evitar la debacle de su poder hegemónico.

Nuestro director también nos brinda una clase de historia, geografía, política y economía sobre esta joya cultural única que es la India, con sus 1.400 millones de habitantes. Nacida con los albores de la humanidad, es el séptimo territorio del planeta y una de las primeras potencias económicas del mundo. También fue “la perla” del imperio colonial británico y el sustento más importante de Inglaterra durante un siglo aproximadamente, hasta su abandono en 1949, cuando la dejó sembrada de conflictos latentes que germinaron con los años y que provocaron su partición y las actuales tensiones violentas a las que se enfrenta a lo largo de sus extensas fronteras.

También nos explica el comportamiento geopolítico actual de su dirigencia, que aspira a que la India sea un gigante con contrapeso propio, evitando ser herramienta del resto de potencias y si uno de sus principales socios comerciales. Entienden que su área de influencia directa es el Océano Índico y a través de él, el control de los pasos marítimos al golfo Pérsico y al Mar Rojo y de allí al Mediterráneo. Sin dejar de mirar hacia el África oriental, mientras que sus fundamentales ejes de la política exterior son las buenas relaciones con Estados Unidos, con Rusia y con China.

Además nos explica cómo La India se abstuvo de condenar a Rusia ni acató sanciones en su contra por el conflicto de Ucrania, lo que ha significado un importante gesto hacia Moscú, mientras mantiene una firme posición ante los embates y las presiones de EEUU e Inglaterra. En este caso, nos cuenta como los norteamericanos se han tenido que tragar recientemente su soberbia de mirar al resto del mundo, desde arriba del caballo.

Entre tanto, la India aplica políticas abiertas y pragmáticas para asegurarse la provisión de armamento militar desde todo el mundo, ya que es fundamental para asegurar su enorme territorio. Y en este aspecto, Pereyra Mele se explaya en la histórica relación que tiene con Moscú desde la época de  la URSS. También nos cuenta del desarrollo de su fortísima flota naval. Y destaca el espectacular aumento de las relaciones comerciales con China, que ya alcanzan niveles apabullantes y donde el comercio bilateral entre ambos supera los 125.000 millones de dólares.

Y concluye con que gracias a este conflicto entre la OTAN y Estados Unidos contra Rusia y sus aliados asiáticos, están saliendo a la luz todos estos profundos cambios globales y el ascenso de las nuevas potencias, que han llegado de manera increíblemente veloz y definitiva 

Eduardo Bonugli (Madrid, 24/04/22)

GEOPOLITICA DE LA INDIA
DIASPORA INDIA IMPORTANCIA GEOESTRATEGICA Y MILITAR DE LA INDIA

Por Eduardo VIOR TELAM

Lejos de alinearse contra Rusia, como exige Estados Unidos, el gobierno de Narendra Modi se beneficia de la confrontación entre Washington y Moscú incentivando su rol como actor global

Acosado por la crisis política en su país, Boris Johnson llegó este jueves 21 a Nueva Delhi, para forzar la adhesión de su excolonia a la coalición antirrusa. Arribó tres semanas después de la exitosa visita del canciller ruso, Serguei Lavrov, quien a principios de abril cerró en la capital india acuerdos provechosos para ambas partes y un mes tras la visita de su colega chino, Wang Yi, que distendió las relaciones entre ambos gigantes, muy tensionadas desde los choques en la frontera del Himalaya el año pasado. India quiere aprovechar la confrontación entre EE.UU. y Rusia, para proyectarse hacia la primera liga de la política mundial, pero el camino está plagado de escollos y su elite deberá hacer gala de suma prudencia para no pelearse con tirios ni troyanos.

Johnson llegó el jueves a India en visita de dos días y el viernes por la mañana fue recibido en la residencia presidencial de Rashtrapati Bhavan. Más tarde debía reunirse con el ministro de Relaciones Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar, y con el primer ministro Narendra Modi. La relación entre Nueva Delhi y Londres fue elevada a Asociación Estratégica Integral durante una cumbre virtual el año pasado y el intercambio comercial entre ambos países se situó en 15.450 millones de dólares en 2019-20, con ventaja para la nación asiática. El Reino Unido es el sexto mayor inversor en India. Según funcionarios británicos, Boris Johnson aprovechará su estancia para impulsar el Tratado de Libre Comercio que vienen negociando desde principios de este año.

Durante su primera visita a India el primer ministro británico ofrecerá ayudar a su anfitrión a reducir su dependencia del petróleo y los equipos de defensa rusos y fortalecer la cooperación en materia de seguridad, tecnología y salud. Sin embargo, Gran Bretaña no tiene suficiente petróleo ni el tipo de equipamiento militar adecuado para vender a India. El Reino Unido era el tercer socio comercial del país asiático a principios de este siglo, pero el año pasado descendió al puesto 17 y no parece en condiciones de recuperar posiciones. Los mayores socios comerciales de India son Estados Unidos, China y los Emiratos Árabes Unidos.
Por las dudas, el portavoz del primer ministro británico ya avisó que Johnson se abstendrá de aleccionar a su colega indio. Las elites y las masas de ese país reciben mal los intentos moralizantes de los occidentales que ven como resabios de una mentalidad colonialista. No obstante, tratan a sus interlocutores con suma paciencia, porque necesitan las buenas relaciones con Estados Unidos, China y Rusia.

De los tres, Estados Unidos es el país más joven y poderoso. Las relaciones entre ambos países han oscilado a lo largo de la historia entre choques y acercamientos. Al atacar EE.UU. a Afganistán en 2001, la complicidad paquistaní con los talibanes llevó a Washington a estrechar sus vínculos con Nueva Delhi. Desde entonces las relaciones indio-estadounidenses se han desarrollado de forma bastante constante. Sin embargo, el pasado 11 de abril, cuando el secretario de Estado Antony J. Blinken y el de Defensa Lloyd J. Austin recibieron en Washington al ministro de Asuntos Exteriores de India, Subrahmanyam Jaishankar, y a su colega de Defensa, Rajnath Singh, Antony Blinken cuestionó la situación de los derechos humanos en India. Jaishankar respondió inmediatamente que su país también vigila la situación de los derechos humanos en Estados Unidos. Aunque Nueva Delhi ya había dejado en claro que su política exterior se basa en el interés nacional y Washington dice entenderlo, evidentemente la ideología puede más que el interés.

De Estados Unidos los indios necesitan dinero, tecnología y armas. Los estadounidenses, en tanto, quieren que India se convierta en un baluarte contra China, sin tener que invertir ellos fondos ni recursos. Para conseguirlo, intentan regularmente obligar a Nueva Delhi a pagar por el apoyo que le dan, a abrir totalmente su mercado a los productos y servicios norteamericanos, a participar en las iniciativas antichinas y a transformar su modelo de democracia, para adaptarlo a los estándares estadounidenses. Pero, cuanto más presionan, más se resiste India.

Por el contrario, tal como lo ve la elite del gigante surasiático, su país es ya por su propia existencia un contrapeso de China, por lo cual no tiene interés en complicarse la vida entrando en alianzas comprometedoras. El nacionalismo indio no quiere convertirse en un bastión antichino ni en un vasallo estadounidense, sino erigir un fuerte centro de poder asiático y mundial.

Si India se relaciona con Estados Unidos buscando el mutuo beneficio, su trato con China es mucho más complicado. Después de la independencia de India (1947) y de la liberación de China (1949) ambas potencias podrían haberse puesto de acuerdo, pero chocaron por un conflicto sobre el límite trazado por los británicos en 1911, librando en 1962 una guerra que India perdió. En los últimos 60 años indios y chinos no han resuelto la cuestión fronteriza ni superado el sentimiento de desconfianza mutua, pero han aprendido a comerciar con éxito. El año pasado el comercio bilateral entre ambos alcanzó un récord de más de 125.000 millones de dólares. Las exportaciones procedentes de Pekín aumentaron un 46,2%, hasta los 97.520 millones de dólares, mientras que los envíos en sentido inverso crecieron un 34,2%, hasta los 28.140 millones de dólares. O sea que el déficit comercial de India con China aumentó en 69.380 millones de dólares en 2021.

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India no busca derrotar a China ni recuperar los territorios perdidos en 1962, sino que Pekín la reconozca como centro de poder paritario. Esto, a su vez, implicaría que China acepte que India tiene una esfera de intereses regionales propia donde China no debe inmiscuirse. Sin embargo, hasta ahora, parece que Pekín no presta suficiente atención a su vecino del sur.

El comercio de Rusia con India es bastante modesto: apenas supera los 10.000 millones de dólares. Sin embargo, Moscú sigue siendo uno de los principales socios de Nueva Delhi. Esto se debe a tres factores: la antigua amistad, la cooperación en industrias críticas y las perspectivas futuras.

La Unión Soviética ayudó en la década de 1960 a India a llevar a cabo un programa de industrialización y a construir una potente industria pesada. Las centrales eléctricas diseñadas por ingenieros soviéticos e indios dieron energía a esta industria, las personas que estudiaron de los libros soviéticos se convirtieron en su reserva de personal y las armas suministradas por la URSS garantizaron su seguridad. La URSS fue neutral en la guerra chino-india de 1962 y apoyó a India en su guerra contra Paquistán en 1971. Estos viejos vínculos están todavía muy presentes en la consciencia nacional india. Durante décadas fue la principal abastecedora de armas del país asiático.

En el ámbito económico, Rusia mantiene sus posiciones en la esfera de la energía nuclear, pero va perdiendo terreno en el campo de la investigación espacial y la cooperación técnico-militar. En parte, las élites indias están tratando de diversificar los vínculos en áreas sensibles, para no repetir la situación de principios de los noventa, cuando tras el colapso de la URSS, India se quedó sin fuente de suministro de componentes para equipos ya adquiridos. Sin embargo, también hay que considerar la incapacidad de Rusia para ofrecer la tecnología y el equipo que India necesita y el creciente retraso del complejo militar-industrial ruso. No obstante, si se ponen en marcha determinados proyectos conjuntos (vehículos aéreos no tripulados, vehículos submarinos, aviación naval), la situación sólo podría revertirse.

No obstante las dificultades, en el proyecto indio de futuro, Rusia aparece como uno de los centros de poder amigos tanto como India en las construcciones geopolíticas de los dirigentes rusos. Ahora que el país eslavo ha perdido acceso a las inversiones y los mercados occidentales, India puede convertirse en punto de transbordo para las inversiones y los bienes occidentales que van a Rusia así como en un mercado para los bienes y la tecnología rusa. En este camino, hace tres semanas ambos países acordaron la venta de 3 millones de barriles de petróleo ruso diarios pagaderos en rublos y rupias. Después de Estados Unidos y China, India es el tercer consumidor mundial de petróleo, del que importa más del 80%. En 2021 compró a Rusia unos 12 millones de barriles de los Urales, lo que hace sólo alrededor del 2% de sus importaciones totales. En realidad, los mayores suministros del año pasado procedieron de Oriente Medio, de EE.UU. y de Nigeria.

Ahora, tras la invasión de Ucrania, hay menos compradores para el crudo ruso de los Urales y su precio ha caído. Aprovechando la coyuntura, entonces, la nación surasiática ha comprado tanto el emblemático Ural, que se embarca desde puertos del oeste, como un raro cargamento de ESPO del Lejano Oriente, habitualmente favorecido por China.

Ambas naciones han acordado asimismo la venta de carbón ruso. En marzo Nueva Delhi compró 1,04 millones de toneladas de las cuales dos tercios procedían de Siberia Oriental. Rusia es el sexto proveedor de carbón coquizable y térmico de India. En tanto, a finales de marzo el ministro del Acero de India, Ramchandra Prasad Singh, anunció que su país tiene previsto duplicar sus importaciones de carbón de coque ruso, un ingrediente clave en la producción de acero. Dijo que India estaba comprando hasta 4,5 millones de toneladas, pero no especificó a qué período se refería. En comparación, en 2021 la UE compró a Rusia 48,7 millones de toneladas de carbón térmico y coquizable, aumentando su volumen de suministro a 5 millones de toneladas al mes en el último tiempo antes de la guerra en Ucrania. Por lo tanto, el intercambio de carbón es muy provechoso para India, pero para Rusia sólo remplaza mínimamente las perdidas exportaciones a Europa.

En las últimas décadas las élites políticas indias han dominado el sutil arte de balancearse entre varios polos, aprendiendo a convertir las diferencias de otras grandes potencias en su beneficio. Si la actual confrontación por Ucrania continúa, empero, India va a tener serios problemas para compatibilizar su entendimiento con Rusia en el manejo de la turbulenta política de Asia Central con su alianza con Estados Unidos y Australia para vigilar el Océano Índico. Además, si Washington se recuesta en el gobierno surgido del reciente golpe de estado parlamentario en Paquistán e India continúa desarrollando su marina al paso actual, India se acercará aún más a Rusia e intentará remplazar a EE.UU. en el Índico. La guerra en Ucrania puede convertir a India en una potencia asiática de primer rango y en una firme aspirante a sentarse a la mesa del poder mundial, pero debe ser paciente y prudente.

El 12 de abril de 2022, fui convocado por el Periodista de Internacionales de los servicios de Radio y Televisión de la Universidad Nacional de Córdoba Mgter. Mariano Saravia (*), para participar como analista invitado al último programa del Ciclo que Organizó y dictó y que  tituló irónicamente: “El Eje del Mal”, donde analizo Historia, Cultura, Política y proyecciones de las potencias emergentes: Rusia, China, Irán, India, para el cierre del Ciclo que trató sobre la la República de la India fui entrevistado por mariano sobre “tendencias geopoliticas actuales de la India”. Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico

Por gentileza del Mgter Mariano Saravia se pone a disposición de los seguidores de Dossier Geopolitico, la Clase N 5 completa del Curso “el Eje del Mal”, clase clave para entender el milenario mundo de la India.

(*) Mariano Saravia: es periodista, escritor, docente universitario y conferencista. Sus especialidades son la política internacional, el periodismo histórico y los derechos humanos.

Sus artículos y ensayos han sido publicados en publicaciones de Argentina y el exterior. Además, es profesor titular de la materia Política Internacional de las carreras de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba.