¿Por qué Donald Trump ha decidido sancionar a funcionarios de la Corte Penal Internacional en un momento tan crítico? Casualidad será que quienes han sido sancionados y restringidos de visa adicional, son quienes se encuentran investigando si las fuerzas norteamericanas han cometido crímenes de guerra en Afganistán. También son investigadas las fuerzas afganas, quienes presentaron su oposición a la misma investigación.
Ya son 67 los Estados Parte que rechazaron las sanciones unilaterales a través de un comunicado. En América Latina, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y Paraguay han decidido abstenerse a su firma.
Los ya mencionados han sido actores clave este mes, aun así, contextualmente se deben tener en cuenta los recientes sismos en la zona y la necesidad de mantener a salvo a los habitantes. Por ende, a rasgos generales, quiero destacar una serie de cuestiones:
En un primer punto, la entrada en vigencia del T-MEC. Si bien los movimientos no esenciales entre los países están prohibidos hasta el 21 de julio, la circulación de bienes se mantiene, y se intentará reforzar la ya generada interdependencia económica entre las mismas.
En un segundo punto, lo sucedido el pasado 24 de junio: la declaración estadounidense, a través de un comunicado de prensa, de la destinación de una ayuda de 252 millones de dólares para El Salvador, Guatemala y Honduras en calidad de promover la seguridad nacional de EE. UU y disminuir la inmigración ilegal a su territorio. “El reforzar la inversión en el sector privado para abordar el impacto económico de la pandemia es un hecho clave a la hora de alcanzar el éxito a largo plazo, afrontando asuntos de seguridad, gobernanza y prosperidad, que llevan a la inmigración ilegal a los EE.UU” declara Pompeo en el comunicado de prensa, donde además señala que se pretende “ayudar a estas naciones a ser más seguras y prósperas, permitiendo al sector privado liderar las oportunidades económicas y proporcionar asistencia sanitaria”. Considero pertinente reconocer que, de manera paralela, se ha brindado ayuda económica extra para Honduras y para El Salvador, al primero en concepto de ayuda para la pandemia, y al segundo debido a la tormenta tropical Amanda y por la celebración de alianzas/Friendship Day.
Un tercer punto alude a la política migratoria norteamericana. El juez federal Timothy J. Kelly rechazó la política tomada por Trump de prohibir a los migrantes solicitar asilo en la frontera sur, diciendo que el gobierno no justificó el repentino cambio sin previo aviso ni comentario público, habiendo fallas en el procedimiento. Hay que subrayar que la política consiste en exigirle a los solicitantes de asilo que lo hagan primero en los países que se encuentran “en camino” hacia EE. UU, es decir, Guatemala y México.
Concluyendo estos puntos, procedo a destacar los avances en cuanto a alianzas en el territorio.
Por un lado, tenemos a México, donde recientemente el presidente López Obrador, a través de su conferencia de prensa, ofreció detalles de su futura visita a los Estados Unidos el 8 y 9 de julio. Se tratarán temas relacionados al T-MEC y otros temas cuyas “posturas ya conocemos”, según refirió en su conferencia de prensa. Cabe mencionar que, a principios de junio, también se informó por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana, un acuerdo con el gobierno estadounidense en plan de ampliar los puntos de revisión a lo largo de la frontera común, estableciendo un claro “compromiso de intercambio de información y fortalecimiento de la colaboración”.
Por otro lado, y en relación al narcotráfico, se debe destacar la reciente acción por parte de Panamá, quien, en conjunto con las fuerzas aéreas y navales de los Estados Unidos y la información suministrada por la armada colombiana, logró incautar 1000 paquetes de droga. Esto me da pie para hablar sobre la situación con Colombia, quien el mes pasado ha aceptado los despliegues militares de las tropas estadounidenses que tanto rechaza la oposición, sumado a la reciente donación de 7 millones de dólares para la seguridad alimentaria en épocas de pandemia, ya siendo 30 millones de dólares de donaciones en total.
A fines del mes de junio, el embajador estadounidense en Colombia, Philip S. Goldberg solicitó al presidente Duque y al ministro de comercio que se tomen medidas excepcionales para proteger la inversión extranjera, específicamente, la modificación de la ley 80 de 1993 de contratación de administración pública, quien según Goldberg, asegura que impone trabas a la inversión en proyectos de infraestructura: “La ley 80 de Colombia genera dudas generalizadas a las empresas estadounidenses a desarrollar algunos de los principales proyectos de infraestructura en Colombia, consideran que la ley impone a las empresas privadas requisitos fiscales y de responsabilidad penal poco realistas” Manifestó en el foro virtual realizado por la Cámara de Comercio.
Otra injerencia a tener en cuenta alude a Paraguay, con quien el gobierno norteamericano decidió reimpulsar la agenda internacional y comenzar a concretar los compromisos ya establecidos el año pasado en relación al comercio, inversiones, etc. Paralelamente a mediados de junio, el informe del Departamento de Estado norteamericano halagó al gobierno paraguayo y a su Secretaria de Inteligencia, al haber catalogado al grupo libanés Hizbulá de “terrorista”.
Ahora bien, los problemas se complicaron para Nicaragua, Venezuela y Cuba, con quienes el gobierno norteamericano mantiene una relación muy tensa, y no es novedad al considerar el rechazo hacia las presidencias que difieren de ideología estadounidense. Puntualmente en Nicaragua, Pompeo ha incluido al gobierno nicaragüense a la lista negra de países que no hacen lo suficiente para combatir la trata de personas, diciendo que no cumplió con los estándares mínimos ni realizó esfuerzos significativos. En la otra cara, el presidente Ortega denunció a fines de mes que el gobierno norteamericano intenta “asfixiar” a Nicaragua con todas estas imposiciones y sanciones -recordemos las ya realizadas en relación a los acontecimientos de 2018-.
Aludiendo ahora a Venezuela y Cuba, los bloqueos económico-comerciales siguen manifestándose abiertamente. En parte, Estados Unidos sancionó a siete empresas turísticas y financieras controladas por militares cubanos, bajo la justificación de que el gobierno cubano utiliza las ganancias para financiar su interferencia en Venezuela, y mientras tanto, esta última mencionada se opone a las últimas acciones norteamericanas. El gobierno de Trump sancionó a cuatro empresas navales por transportar petróleo hacia el país venezolano, bajo el argumento de que la explotación de crudo para beneficiar al régimen ilegítimo de Maduro es inaceptable. El Tribunal de EEUU decidió además subastar otro cargamento de gasolina supuestamente destinado a Venezuela.
En conclusión, se puede destacar un cierto fortalecimiento de relaciones con respecto a México, Paraguay, Panamá y Colombia, y muchas complicaciones en Nicaragua, Venezuela y Cuba. En un segundo punto, los problemas migratorios han aumentado considerablemente en República Dominicana, Guatemala y Honduras. A nivel de sector privado, se pueden destacar otros problemas: En Argentina, se estableció que el juicio de YPF continuará en los Estados Unidos, y en Chile, el procedimiento de la causa judicial de LATAM sigue entorpeciéndose. Finalmente, se debe recordar la injerencia en torno al reclamo opositor en Uruguay, de que Estados Unidos interviene en decisiones internas que le competen solamente al país, y en Ecuador, el embajador estadounidense mantiene su posición de lucha contra la corrupción, instando a los medios en que sigan investigando los casos y afirmando que Estados Unidos colaborará en lo que pueda.
Natalia Arias Investigadora Junior de Dossier Geopolitico
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2019/11/america-latina-eeuu-800x400.jpg400800Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2020-07-04 17:43:172020-07-04 17:43:19OBSERVATORIO DE DOSSIER GEOPOLITICO: EEUU EN IBEROAMERICA JUNIO 2020
Las desigualdades y las oligarquías de Occidente han erosionado el propósito cívico en el que se basan las democracias liberales. Por John Bell
Recientemente, el historiador Peter Frankopan predijo que la Ruta de la Seda de Asia Central simbolizará el centro de nuestro futuro y un «retorno a la historia». Su declaración contrasta con el ensayo de 1989 de Francis Fukuyama «El fin de la historia» que, después de la caída de la Unión Soviética, proclamó el orden liberal como la elección inevitable en todo el mundo. Tarde o temprano, dijo Fukuyama, la democracia liberal terminaría en el «estado estacionario» en todo el mundo. Algunos se sorprenderán al saber que Fukuyama también advirtió sobre las peligrosas consecuencias de ese desarrollo, la llegada del «Último Hombre», un término que tomó prestado de Friedrich Nietzsche. Este es un estado de apatía mortal que proviene de la falta de desafíos en el mundo plano y aburrido de las democracias liberales exitosas.
Él predijo que los humanos buscarían emoción y significado en actividades de alto riesgo como deportes de peligro, relaciones internacionales y emprendimiento empresarial.
Estado de alienación
Irónicamente, podemos haber logrado ese estado de alienación sin el final de la historia ni la victoria de las democracias liberales, y podemos agradecer la difusión de las redes sociales por eso. Peter Frankopan apunta en otra dirección completamente. En lugar del «fin», dice que tenemos el «retorno» de la historia en la forma de los dinámicos estados autoritarios de Eurasia. Rusia, China e Irán son los ejemplos más destacados, y están unidos por el resurgimiento de la famosa Ruta de la Seda que une el este y el oeste a través de Asia Central, «la misma encrucijada de la civilización». De hecho, hace un milenio, Asia Central era tan fértil en las artes, las ciencias, el pluralismo y la filosofía como Italia durante el Renacimiento. • Hace un milenio, Asia Central era tan fértil en las artes, las ciencias, el pluralismo y la filosofía como Italia durante el Renacimiento …
Era el profundo interior intelectual de la civilización islámica. El regreso de la historia es el retorno a ese eje de intercambio e intercambio, incluso si las naciones eurasiáticas involucradas están marcadas por «tradiciones de cortes reales», es decir, sistemas autoritarios en lugar de democracias. La democracia liberal puede estar en decadencia, en Occidente y más allá, superada en parte por su socio en el crimen y el desarrollo, el capitalismo global. Las tensiones anteriormente constructivas entre los sectores público y privado en Occidente se están derritiendo frente a los flujos globalizados de capital y divisas. Las desigualdades y las oligarquías que han crecido en Occidente han erosionado el propósito cívico, una idea en la que las democracias liberales están fundamentalmente arraigadas.
Tiempos amenazantes por delante
Mientras tanto, las naciones de Eurasia tienen como objetivo proporcionar seguridad junto con el dinamismo económico: el efectivo y la seguridad son una fórmula ganadora para muchos ciudadanos. Lo que ofrece Occidente, libertades e instituciones previsibles, puede que ya no sea tan atractivo en los tiempos difíciles y amenazantes que se avecinan. Correcto o incorrecto, puede triunfar el modelo más simple de líder fuerte, seguridad y crecimiento económico, todos unidos por el orgullo y el fervor nacional. Frankopan puede tener un punto. Sin embargo, al final del día, tanto Fukuyama como Frankopan pueden estar equivocados. Lo que podríamos enfrentar no puede ser ni el final ni el regreso de la historia, sino su reinvención desde lugares poco probables. Rusia, China e Irán enfrentarán desafíos considerables para garantizar el crecimiento económico y un suministro constante de recursos naturales para sus ciudadanos. De hecho, Rusia y China ya están en competencia económica en Asia Central, y ¿adivinen quién tiene la ventaja allí? Del mismo modo, Irán todavía está hasta el cuello en la geopolítica del Medio Oriente y puede que no se extraiga fácilmente de esas torturas. El regreso de la historia puede no ser tan fácil como parece; La competencia en Eurasia puede terminar siendo más feroz y conflictiva que las suaves caravanas que pasan por la Ruta de la Seda. La idea de que Asia Central se convertirá nuevamente en el corazón del mundo es atractiva. Pero, es posible que necesitemos buscar en otros lugares nuestro «mejor de lo mejor» para el futuro, lugares que, debido a las circunstancias y la historia, puedan tener mejor suerte para navegar en los tiempos difíciles que se avecinan.
Como ejemplos, ¿qué pasa con América Latina e India? El primero tiene la ventaja de una base de recursos masiva, una población proporcionalmente pequeña y suficientes elementos del viejo orden liberal, sin su estancamiento, para facilitar el camino a seguir.
Gran nave espacial rebelde
India, por otro lado, sobresale de Eurasia como una gran nave espacial rebelde. Es parte de la ecuación asiática, pero claramente distinta. Pero su ventaja no es la ubicación, y ciertamente no la demografía, sino su pluralismo inherente e implícito. Como Sirdar Aqbar Ali Shah, un autor y diplomático indio-afgano, comentó una vez: «El secularismo de la India no se basa en los conceptos occidentales modernos de materialismo o ateísmo, sino en el concepto inmemorial de que el próximo hombre tiene tanto derecho a su interior experiencias como yo”. • Serán aquellas áreas del mundo que no repitan el pasado, ya sea euroasiático u occidental, y que lleguen más profundamente a nuestras bóvedas creativas las que tendrán más éxito.
En lugar de las inevitables rigideces del autoritarismo y la ironía de un Occidente hoy en día desigual y excesivamente regulado, India y América Latina pueden, cada una a su manera, brindar creatividad y flexibilidad mental. Estos son los ingredientes clave para que podamos enfrentar nuestros nuevos y enormes desafíos. Pueden combinar el orden suficiente, junto con un desorden creativo y la liberalidad de espíritu suficiente para catalizar el descubrimiento de soluciones verdaderamente nuevas y efectivas. De hecho, serán aquellas áreas del mundo que no repitan el pasado, ya sea euroasiático u occidental, y que lleguen más profundamente a nuestras bóvedas creativas las que tendrán más éxito. Puede ser hora de pensar más allá del hemisferio norte como conductor, hacia el sur, y luego estirar la mente aún más. Más allá de todas estas comparaciones, puede haber otro lugar también en juego. Un gran espacio donde el viejo orden liberal y los nuevos autoritarios los miran ardientemente pero, por ahora, a una distancia segura. Y ese es el Océano Pacífico. Quizás el futuro corazón del mundo sea metafóricamente ese vasto cuerpo de agua que cubre el 30.5 por ciento de la superficie de la tierra, en lugar de cualquier tierra, incluso la riqueza de la estepa asiática. El final y el regreso de la historia se encuentran a través del Pacífico en una línea de falla invisible, lo que sugiere el potencial de tensión creativa y destructiva. ¿Quién sabe qué cosas interesantes pueden desarrollarse allí en el futuro? Y tal vez también sea una pista de que, en el futuro, no habrá una sola tierra que sea el corazón del mundo.
John Bell es director del programa de Medio Oriente en el Centro Internacional de Toledo para la Paz en Madrid. Ex diplomático canadiense y de la ONU, fue asesor político del representante personal del secretario general de la ONU para el sur del Líbano y asesor del gobierno canadiense.
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2020/07/la-ruta-de-la-seda-un-camino-de-leyenda-1366x768-1.jpg7681366Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2020-07-04 17:12:052020-07-04 17:13:52Ruta de la Seda reeditada: ¿El regreso de la historia?
Los partidarios del Brexit esperan recuperar el control de un país cuyo referéndum de 2016 realizó una votación para rechazar no solo a la Unión Europea sino también un modelo de globalización que favorecía a los centros urbanos prósperos sobre las comunidades rurales más pobres. Incluso antes de las nuevas divisiones y cierres provocados por la actual pandemia de coronavirus, Johnson lideraba el experimento más radical del mundo en desglobalización:
Un impulso sangriento para derrocar décadas de sabiduría convencional de que las naciones medianas deben unirse para cosechar las recompensas de comerciar y resolver problemas que cada una encontraría demasiado grandes para solucionar por sí solas.
Si funciona, el Brexit actuará como una reprimenda para aquellos globalistas que argumentan que la prosperidad económica y la soberanía democrática son difíciles de conciliar. Otras naciones pueden hacer lo mismo, rechazando las restricciones del multilateralismo en pos de nuevas e intrépidas eras de autonomía nacional. Pero eso es un gran problema, dado que el Brexit también deja a Gran Bretaña enfrentando preguntas incómodas no solo sobre el tipo de acuerdo comercial que Johnson puede alcanzar con la UE, sino también sobre el tipo de país que Gran Bretaña aspira a convertirse.
Muchos argumentos a favor del Brexit se basaron en malentendidos, quizás intencionados, tal vez no, de la globalización en sí misma y, por lo tanto, la forma en que los lazos de Gran Bretaña con Europa ahora es probable que se renueven.
Johnson quiere creer que el futuro de Gran Bretaña puede ser simultáneamente más abierta al mundo y a la vez tener más en control sobre su destino. Pero sus políticas ya parecen incoherentes. El apretado calendario de Gran Bretaña para llegar a un acuerdo este año se ha complicado mucho debido a su respuesta pandémica. Incluso dejando esto de lado, Johnson está equilibrando visiones futuras contradictorias de un «Singapur sobre el Támesis» de libre comercio y baja regulación con más compromisos para reducir las enormes desigualdades sociales.
La votación del referéndum en Gran Bretaña fue un aullido de frustración, pero contenía una lógica innegable. Justo antes de la votación de 2016, Michael Gove, un aliado de Johnson, afirmó que Gran Bretaña había «tenido suficiente de los expertos«, se refería a las filas de economistas que predijeron la calamidad de la salida del Reino de la UE.
«Las personas que respaldan la campaña Remain (pro UE) son personas que les han ido muy bien, gracias, salgamos de la UE«, dijo Gove.
Gove tenía un argumento. Décadas de lazos cada vez más estrechos ayudaron a impulsar la economía británica. En 1992, el Reino Unido firmó el Tratado de Maastricht, que aceleró la integración económica europea al otorgar más poderes a Bruselas, incluida la cooperación ampliada en materia de justicia penal y política exterior, y sentar las bases para la creación del euro. En ese momento, el PIB británico per cápita era casi un quinto inferior al de Francia. Veinticinco años después, Gran Bretaña había avanzado.
Sin embargo, el crecimiento de Gran Bretaña fue desigual. Londres prosperó, al igual que otras ciudades importantes. Las regiones industriales en decadencia y las ciudades costeras de difícil acceso no lo hicieron. En conjunto, los ingresos de los hogares británicos permanecen muy por debajo de su nivel antes de la crisis financiera de 2008. Los propietarios de viviendas en áreas deseables han disfrutado de un auge prolongado pero solo a costa de una desigualdad cada vez mayor entre las regiones. Durante la década de 2010, los precios de la vivienda en Londres, por ejemplo, aumentaron el doble de rápido que en el resto de Gran Bretaña.
Fueron los votantes de esas áreas rezagadas, incluidas las pequeñas ciudades posindustriales del norte de Inglaterra, como Consett y Wigan, las que impulsaron a Johnson al poder en las recientes elecciones británicas. El líder conservador ahora dirige una coalición desgarbada, que reúne suburbios gentrificados y tradicionalmente conservadores en el sur de Inglaterra con ciudades del norte una vez sólidamente socialistas. En lo que equivale a una realineación de la política británica en torno a un eje Remain-Leave (quedarse / irse) Johnson unió a dos grupos que votaron enérgicamente para irse: conservadores sociales ricos y mayores, por un lado, y las clases trabajadoras menos calificadas que solían respaldar al Partido Laborista del otro.
Baldwin, un economista comercial conocido por su trabajo en las cadenas de valor globales dijo:
«Si pierdes unos cientos de empleos en Londres, nadie se da cuenta. Pero si pierde unos pocos cientos de estos buenos trabajos en las áreas abandonadas, los efectos secundarios pueden ser devastadores«.
Este es, entonces, el dilema del Brexit de Johnson, es decir , que al perseguir un Brexit duro, amenaza con dañar un sector manufacturero que ha sido un punto brillante raro en las regiones en dificultades de Gran Bretaña. Han surgido dos visiones contradictorias del futuro de Gran Bretaña para intentar superar este dilema.
El primero es el de «Singapur sobre el Támesis» o, para sus patrocinadores más bulliciosos, «Singapur con esteroides«, una visión de una isla ultra competitiva de impuestos bajos y reglas laxas, que tentaría a las empresas europeas a trasladar el negocio al Reino Unido en busca de una regulación más fácil o, de hecho, reubicarse allí por completo.
Había elementos de esta visión en el discurso de Johnson en Greenwich, en el que se veía como el animal más inusual: un populista ardientemente pro libre comercio, en lugar de la variedad proteccionista representada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Sin embargo, el futuro del modelo Singapur en Gran Bretaña sigue siendo poco probable por tres razones, la primera es su malentendido sobre el país en el que se basa. Singapur es sin lugar a dudas una economía competitiva y de bajos impuestos. Pero en lugar de que Singapur sea un paraíso para la desregulación, su gestión económica es intervencionista, con un Estado que posee participaciones en casi todo, incluidos los proveedores de telecomunicaciones y las aerolíneas. En lugar de socavar a los rivales regionales, Singapur prosperó al ofrecer estándares regulatorios y legales relativamente altos, ganando la inversión de vecinos más pobres como India, Indonesia y Malasia.
Luego está el segundo asunto: Europa. Ansiosa por los anhelos singapurenses de los británicos, la UE planea plantear un «campo de juego nivelado«, es decir, estándares sociales y ambientales comparables, como su argumento central en sus negociaciones del Brexit. Gran Bretaña puede impulsar la divergencia regulatoria si lo desea. Pero Europa puede responder levantando barreras comerciales o con aranceles de represalia, en efecto negando cualquier beneficio que el Reino Unido pueda obtener al socavar las normas europeas.
La barrera final para el Singapur sobre el Támesis viene a través del público británico.
El Reino Unido ya tiene uno de los mercados laborales más desregulados de Europa. Las encuestas muestran poco apoyo para reducir aún más los estándares, por ejemplo, recortando el salario mínimo o bajando las normas ambientales y de seguridad alimentaria. Es seguro que la respuesta pública a largo plazo al coronavirus también influirá en esto, al expandir radicalmente el alcance de la intervención estatal en la economía y al aumentar la demanda pública de un mayor gasto en servicios públicos básicos, especialmente atención médica.
De hecho, es principalmente por estas razones que Johnson había comenzado antes de la pandemia para impulsar una segunda estrategia posterior al Brexit, que era mucho más estatista y populista y diseñada para atraer a los votantes que respaldan el Brexit en las regiones más pobres. Parte de este esfuerzo fue simbólico, incluidos los planes discutidos para reubicar la cámara alta del Parlamento de Gran Bretaña, la Cámara de los Lores, al norte de Inglaterra. Pero también hubo propuestas serias para rejuvenecer las áreas en declive del norte a través de una nueva promesa de gasto en infraestructura de $ 100 mil millones y construir una línea de ferrocarril de alta velocidad prometida durante mucho tiempo entre Londres y Manchester, todo financiado por un mayor endeudamiento público.
La idea aquí, atractiva a primera vista, es que Gran Bretaña puede innovar en su camino hacia un nuevo período de prosperidad. Las medidas económicas del gobierno reveladas en respuesta a la pandemia también pueden crear más espacio para ideas radicales. Cummings imagina un sistema educativo radicalmente diferente como parte de esto, con un enfoque en la ciencia, la creatividad y la resolución de problemas. La reciente decisión de Gran Bretaña de desafiar a Trump y permitir que la empresa china Huawei desempeñe un papel en su futuro lanzamiento de 5G también fue parte de esta imagen, ya que Johnson y Cummings priorizaron la infraestructura de telecomunicaciones de próxima generación sobre los lazos favorables con los Estados Unidos.
Políticamente, Johnson tiene que pensar en el resto de su coalición, que incluye muchos tories tradicionales interesados en los bajos impuestos y preocupados por los costosos esquemas de infraestructura.
Incluso si pueden convencerse, en parte al cambiar el nombre de estos planes como medidas de estímulo pandémico, la estructura económica subyacente de Gran Bretaña ha demostrado ser sorprendentemente duradera, desde su mercado laboral flexible hasta sus profundas desigualdades regionales y bajos niveles de inversión. Como ha argumentado la economista Diane Coyle, incluso las sumas que Johnson planea gastar actualmente no están ni cerca de lo que se necesitaría para cambiar este patrón fundamentalmente.
La posición británica posterior al Brexit está lejos de ser desesperada. Las predicciones de los prominentes especialistas de que hundiría al Reino Unido en una recesión no se han cumplido, incluso si la pandemia provocó esto de todos modos. La tasa de crecimiento de Gran Bretaña ha estado muy por encima de la de Alemania y Francia en los últimos años. La tasa de crecimiento de Gran Bretaña ha estado muy por encima de la de Alemania y Francia en los últimos años. Es probable que el Reino Unido siga siendo una de las 10 economías más grandes y competitivas del mundo durante muchas décadas.
Con el tiempo, Gran Bretaña también se adaptará a sus nuevas circunstancias. El economista de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik, habla sobre el «trilema político» de la globalización, en el que la integración global profunda es incompatible con la soberanía nacional y la responsabilidad democrática. Las naciones, sugiere, deben elegir dos de estas tres cosas. Gran Bretaña ha decidido establecer sus propias reglas y administrar sus propias instituciones, pero a costa de renunciar a los beneficios económicos que la hiperglobalización a menudo trae.
Johnson rechaza este trilema, alegando que Gran Bretaña ahora puede ser más abierta económicamente y más en control de su propio destino. Los partidarios más moderados del Brexit piensan que abandonar la UE podría crear una nueva Gran Bretaña que crece más lentamente pero es más democrática e igualitaria. Piensan que tal negociación probablemente valga la pena, siempre y cuando comience a curar algunas de las heridas que causaron el Brexit en primer lugar.
El brote de coronavirus cambiará esta trayectoria en formas complejas pero significativas. Ante la peor crisis mundial de salud pública en una generación, el público británico podría redescubrir cierto afecto por el multilateralismo, especialmente después de una crisis que ha visto muy poca coordinación internacional. Pero, por supuesto, es tristemente posible que, a medida que se profundice la pandemia, los lazos de Gran Bretaña con Europa se tensen aún más, haciendo que las negociaciones sobre el Brexit sean mucho más difíciles.
A la larga, hay muchas maneras en que Brexit podría llegar a ser un buen negocio. La UE como institución puede prosperar en la próxima década. Pero si no es así, la decisión de Gran Bretaña de irse parecerá fortuita. Más concretamente, si bien no existe una plantilla única para el desarrollo económico nacional, los países que controlan lo que Rodrik denomina su propio «espacio político» a menudo están en mejores condiciones para descubrir nuevas rutas hacia la prosperidad, como lo han hecho Corea del Sur y Singapur. Este es un proceso difícil con pocas garantías de éxito. Pero Gran Bretaña al menos tiene el potencial de convertirse en líder en los tipos de industrias que apuntalarán el crecimiento mundial futuro, desde las energías renovables y la inteligencia artificial hasta la educación en línea.
Sin embargo, incluso esta visión cautelosamente optimista conlleva riesgos, es decir, que un proceso prometido como cura para los males de la globalización puede terminar empeorando la enfermedad. Brexit se describe como un divorcio por una buena razón. Si la globalización fue la embriagadora y romántica fiebre de la integración económica, entonces la desglobalización es la eliminación lenta, incómoda y dolorosa de décadas de relaciones comerciales. Casi todas las estimaciones respetables sugieren que esto dejará a Gran Bretaña más pobre fuera de la UE. De hecho, su economía ya es aproximadamente un 3 por ciento más pequeña de lo que hubiera sido si hubiera votado para quedarse.
El Brexit en sí mismo fue un acto democrático radical, pero es probable que sus efectos se sientan en un proceso gradual y doloroso de relativo declive económico durante al menos una década. A medida que la economía británica se ajusta, la erosión de la manufactura en particular amenaza con dañar a muchos de los que confían en las promesas de Johnson. En el peor de los casos, Gran Bretaña podría enfrentar un futuro mediterráneo similar a países como Italia, que han tenido problemas económicos desde hace mucho tiempo y cuya política se ha vuelto más inestable como resultado. En lugar de un acto de liberación y transformación nacional, el Brexit corre el riesgo de dejar a Gran Bretaña sola para navegar en una era global más compleja e incierta, sintiéndose más fuera de control que nunca.
* James Crabtree es profesor asociado en la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur y autor de The Billionaire Raj.
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2020/07/Europa-Reino-Unido-UE-Política-Referendum-Brexit-2016-01-1-scaled.jpg18142560Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2020-07-04 17:01:142020-07-04 17:01:15Crisis de identidad post - Brexit de Gran Bretaña
De la Globalización a la Perestroika en Estados Unidos
Wim Dierckxsens – Walter Formento
Introducción
Hoy todo demuestra que estamos ante una crisis sistémica. Crisis sistémicas hemos visto ya en la Antigüedad, con el Imperio Romano, la vimos con la descomposición de la Unión Soviética hace treinta años y la vemos también hoy ante nuestros ojos en Estados Unidos. Observamos, que rara vez se percibe el borde del acantilado, o incluso el fondo del abismo, antes de que éste se haya tragado un imperio entero y, aun así, tampoco se ve hoy. El ascenso y la caída de las civilizaciones es una tesis clásica que con la Gran Depresión del Siglo XXI toma nuevamente vigencia. Durante la depresión, los tres momentos: las relaciones sociales de producción, las fuerzas productivas y la conciencia de estas pueden bien entrar en fuerte contradicción al interior de sí mismas. Este sistema de contradicciones se manifiesta a través del carácter crecientemente improductivo del capital financiero y la enorme dificultad de un retorno al trabajo productivo en el mundo en general, en primer lugar en los centros del poder.
Con la Gran Depresión del Siglo XXI se revelará, en otras palabras, un momento particularmente crítico del capitalismo. El capital financiero especulativo, basado en trabajo improductivo, se impone hoy más que nunca al trabajo productivo y aparentemente puja por llegar a los límites más extremos. En estos días estalló otra burbuja especulativa en la bolsa de valores y todo hace prever que podría ser la última. La pregunta central es si el capital podrá o no invertir, una vez más, esta relación y retornar al ámbito productivo con ganancias justo cuando el mundo entra en una Gran Depresión.
Este retorno, lo consideramos muy complejo y difícil. Por lo tanto, al no poder regresar y reconectarse al ámbito productivo, nos encontraremos no solo ante una crisis del modelo neoliberal sino ante la crisis sistémica del capitalismo mismo. Entonces, como podemos observar, la continuidad del capitalismo como sistema dependerá de sus posibilidades de retorno de las inversiones al ámbito productivo. Dicho de otra manera, a partir de una imposición dominante de la inversión financiera improductiva y especulativa por sobre la productiva sin una clara posibilidad de retorno, la racionalidad misma del capitalismo se encuentra en crisis. Incluso podríamos estar ante la inversión misma de esta racionalidad, basada en el crecimiento perpetuo, hacia otra civilización donde se reafirme tanto la vida humana como la de la naturaleza.
Crisis y transición en la historia a vuelo de pájaro
El ascenso y la caída de las grandes culturas en la historia se encuentran estrechamente vinculados con el tema del trabajo productivo e improductivo, sucede así también para el capitalismo. Una visión histórica nos permite una mejor mirada hacia nuestro futuro. El enunciado de que las relaciones existentes de producción se tornan en su desarrollo en una traba para el propio desarrollo de las fuerzas productivas, se manifiesta precisamente por el carácter improductivo del trabajo que pasa a predominar sobre el productivo en cada fase final de una civilización.
Los conceptos de trabajo productivo y trabajo improductivo trascienden entonces al propio capitalismo. Se presenta en todas las culturas de la humanidad, pero en el capitalismo adquiere una modalidad específica. El hecho que en el capitalismo podrá definirse el trabajo productivo específicamente para el capital, puede entrar en contradicción con lo que es productivo a nivel más general, es decir, más allá de las relaciones sociales de producción dominantes actuales. En otras palabras, aunque exista el concepto de trabajo productivo para el capital, lo anterior no quita que en el capitalismo continúe existiendo trabajo productivo en general. Esta concepción de trabajo productivo en general mejor se entiende a través de la historia, o sea, allende el capitalismo. La concepción de trabajo productivo en general es fundamental para entender la brecha creciente entre el capital improductivo y productivo.
A través de toda la historia, el trabajo productivo en general se asocia con el ascenso de las culturas, y el improductivo con su declive. El ascenso y el declive estratégico de las élites en el poder están en función de su propio carácter productivo en la historia, esto también es válido para esta etapa en el 2020. En cada crisis de un modo de producción, la élitese vuelve superflua por el carácter improductivo de su presencia, que adquiere y muestra en esa fase final. Hagamos a vuelo de pájaro un recorrido por la historia para entender mejor el concepto de trabajo productivo e improductivo más allá de las relaciones sociales existentes. Esta visión nos prepara mejor para analizar la Gran Depresión del Siglo XXI y sus posibles consecuencias.
Las grandes civilizaciones de la Mesopotamia, Egipto y la China antigua, así como las culturas precolombinas, todas ellas ven surgir y resurgir una dinastía tras otra a partir de la aparición de grandes obras de culto, que encuentran su base económica en las grandes obras productivas que las anteceden. Cada expansión de las obras hidráulicas significa un gran trabajo productivo con un fuerte ascenso en las fuerzas productivas sociales particularmente por la división de trabajo entre las comunidades de base y la comunidad dirigente en las obras productivas. Esta base productiva da pie a una expansión de obras de tipo ‘cultural’. Estas últimas, al distanciarse-y-perder la dimensión en relación con la base productiva, impactan contrayendo a esta última. Las obras (re)productivas reafirman el Bien Común y legitiman la división del trabajo entre las comunidades de base y la comunidad dirigente. Las hambrunas resultado de una desproporcional inversión en suntuarias obras de culto, deslegitiman esa división de trabajo, evidencian y potencian los choques de intereses y, por ende, suele producir e impulsar las rebeliones de las comunidades de base contra las élites en el poder y en el gobierno.
Cuanto más suntuarias sean las obras de culto, más tienden a desarrollarse a costa de la base productiva y hacen manifiesto el carácter improductivo de la élite dominante. En una coyuntura semejante, la permanencia de la comunidad “superior” pone en peligro la base productiva de las comunidades. Sin embargo, la ausencia de la comunidad superior implica una ausencia también de la clase dirigente de las obras de infraestructura productiva. La desaparición de una dinastía improductiva es sucedida por otra productiva. La misma crisis de un centro de poder demanda uno nuevo, para restaurar y/o reiniciar las obras productivas ya existentes o iniciar otras nuevas. La consecuencia es una crisis cíclica del sistema imperante. La conquista de otros pueblos y su tributo, en trabajo (como comunidad subyugada) y/o especie, a la comunidad superior conquistadora pueda ampliar el espacio y el tiempo de la dominación, pero cuanto más alejados del centro de poder se encuentren éstos, más fácil será su rebelión, fenómeno muy bien estudiado para la era del esclavismo.
El trabajo improductivo es inherente e imprescindible en el modo de producción esclavista. En el régimen esclavista no existe ningún mecanismo natural para la reproducción de la fuerza de trabajo. Aunque haya existido la esclavitud por deudas, esta misma encuentra sus límites inmediatamente. La esclavitud por deudas, que sufren históricamente los propios civiles, tiene su límite objetivo: la amenaza de la reproducción futura de la mano de obra esclava. Para garantizarle a los amos la reproducción de los esclavos, existe la necesidad de una tercera clase social: los ciudadanos libres. La reducción a la esclavitud de pueblos conquistados es la única modalidad efectiva para mantener su ‘oferta’. Al no reproducirse biológicamente los esclavos, la demanda adquiere carácter permanente y con ello la guerra. La guerra en sí constituye un trabajo improductivo. La guerra resulta productiva a los ojos e intereses de los conquistadores, mientras sus costos son compensados con holgura por el botín de guerra y el reclutamiento de mano de obra esclava. Cuando se invierte la relación, el gasto de defensa manifiesta su carácter improductivo para el imperio.
Conforme el imperio esclavista se expande, la demanda de esclavos crece a escala ampliada. El costo de la guerra aumenta entonces, sin cesar. Una esclavitud a escala ampliada aumenta la base productiva y la prosperidad pero a la vez exige un proceso de conquistas en escala igualmente ampliada. Al acortarse la vida media de los esclavos por efectos de trato brutal, el retorno al campo de batalla se acelera. En medio de ello surge la necesidad objetiva de ampliar la tercera clase, ya que muchos suelen morir en los campos de batalla. En Roma, la ciudadanía se reproducía de manera artificial al otorgársele la ciudadanía a los pueblos conquistados que brindaron escasa o ninguna resistencia. La reproducción ampliada de la ciudadanía es vital para recaudar los impuestos y reclutar guerreros necesarios para la perpetuación de la guerra.
Conforme el imperio se expande en el espacio, las derrotas en el campo de batalla suelen ser más frecuentes, la afluencia de esclavos disminuye de cara a la demanda existente y su precio va en alza. Cuando el costo de la guerra supera crónicamente su beneficio, se manifiesta una crisis de reproducción de la relación esclavista. La única salida es promover la propia reproducción biológica de los esclavos. Para ello, sin embargo, se requiere que el propio esclavo tenga acceso a condiciones objetivas de reproducción de su vida: por lo general la tierra. Para eso hay que concederles libertad como personas. Aparecen así el liberto y el colono, y el esclavo tiende a desaparecer. De esa forma cambia en su esencia la racionalidad económica, lo mismo que la relación de explotación.
Durante el Feudalismo la mayoría de los siervos disponían de una parcela. En sus orígenes, se paga al señor una renta en trabajo. Con el crecimiento de la fuerza productiva más elemental, es decir, con la reproducción de la propia población, hay necesidad de crear pueblos nuevos. Bajo la conducción de los señores se realizan esas obras productivas en lugares más lejanos y menos accesibles. El paso de la renta en trabajo a la renta en especie está vinculado al desarrollo de estos pueblos nuevos más lejanos del burgo del señor. La renta en especie se da entonces a partir de la ampliación de la base productiva. Los señores cobran la renta en productos de fácil venta en otros lugares más lejanos. Los siervos más especializados en tareas de transporte obtienen mayor libertad del señor para moverse para la venta de productos especializados. Estos nuevos comerciantes se instalan fuera de los grandes burgos medievales, transformados con el tiempo en ciudades.
Los señores ya no suelen tener artesanos (siervos de la gleba) en su burgo para sus ropas y artefactos rústicos, sino los mismos artesanos se especializan libremente en los burgos más grandes. Nace la burguesía con su propia economía de artesanos (guildas) y pronto con su propio gobierno político. Con el desarrollo del comercio, los siervos en el campo se ven obligados de entregar cada vez más el tributo en forma de dinero, dejando el riesgo de una mala venta o cosecha en manos de los mismos. A partir de entonces son campesinos libres como persona para vender su producto al mejor postor.
Al pasar de la renta en especie a la renta en dinero, el rol de los señores feudales se torna cada vez más improductivo. La pequeña nobleza que vive de rentas más o menos fijas sufre las consecuencias de alzas inflacionarias a partir de la entrada masiva de oro latinoamericano en la economía de mercado. La venta masiva de tierras por parte de la pequeña nobleza se convierte en fenómeno común. Puede surgir así la gran explotación agrícola destinada al mercado y cuya producción se basa en la fuerza de trabajo asalariado. La nobleza que vive de rentas improductivas se encuentra cada vez más reducida y desconectada de la economía viviendo como rentistas improductivos. Como clase, en esencia, ya pasaron a la historia.
El gasto improductivo y militar en el capitalismo y el socialismo
Si la guerra es una actividad improductiva por su contenido lo es en el pasado, presente y futuro. En los tiempos nuestros, no solo la guerra sino también las armas producidas y empleadas en la misma lo son. Las armas producidas en un ciclo económico aparecen como producto y riqueza material pero no encadenan con el próximo ciclo productivo, y en el mejor de los casos no son utilizadas. El uso de las mismas más bien es un trabajo destructivo. En lugar de alentar el crecimiento de la economía civil, el gasto de defensa tiende más bien a limitar la expansión de la economía. La exportación de armas podrá beneficiar a su productor pero el comprador asumirá el gasto improductivo, en otras palabras y visto para las economías en su conjunto, sigue siendo un gasto improductivo.
Si el gasto militar, visto por su contenido, constituye un gasto improductivo, lo anterior será válido sin importar las relaciones de producción, ya sean pre-capitalistas (Imperio Romano), socialistas (URSS) o capitalistas (EEUU). En vez de alentar el crecimiento de la economía civil, el gasto de defensa tiende a la reproducción limitada. La capacidad distributiva interna del gasto militar mediante impuestos significa restar dinámica a los sectores de la economía civil. La transferencia de este gasto improductivo a terceras naciones mediante la exportación de armas o la obtención de pagos por la ‘protección militar’ ofrecida (OTAN), significa transferir el costo improductivo y una consecuente reproducción más limitada a terceras naciones en beneficio del país productor de armas y su complejo industrial y militar.
Ahora bien, EEUU y sus “aliados” europeos organizados en la OTAN contaban en los años ochenta, con más o menos 600 millones de habitantes, mientras la URSS bajo el Pacto de Varsovia no llegaba a 400 millones. El PIB de EEUU era el doble del de la URSS. EEUU pudo transferir sus gastos de defensa a terceras naciones, incluso más allá de sus socios del Pacto Atlántico, como fue el caso del tercer mundo latinoamericano. Mientras que Rusia que exportaba menos, a menudo ni siquiera cobraba a los suyos. Si EEUU invertía, por ejemplo, el 5% del PIB en la carrera armamentista, la URSS tendría que invertir el 10% y esto solo era posible al costo de debilitar más la economía civil, con austeridad y un consumo contraído. En el período de Reagan (1981-1989), el gasto de defensa norteamericano sube con respecto a 1980 (5% del PBI), llegando a 6,3% en 1986. En otras palabras si los EEUU gastaban más de 6% de su PBI en gasto de defensa, la URSS debería haber gastado más o menos 12%.
Para la URSS, la carrera armamentista, hasta cierto punto respondió a la necesidad de defender la reproducción de las relaciones socialistas de producción. La carrera armamentista en la Guerra Fría, sin embargo, también era una competencia sistémica, pero significó cada vez más una carrera de la URSS hacia una reproducción limitada en el campo civil de la economía. La asociación de China (1967-76) al Bloque capitalista y la guerra desplegada desde Iran-Pakistan-Afganistan sobre Rusia y cómo esto impacta incrementando los esfuerzos de la URSS para equilibrar el poder, no hizo más que agravar la situación. Desde 1967-73 ya no es contra EEUU solamente sino con el Tri-continentalismo también contra Europa, Japón, China, etc.
Las necesidades populares quedaron desatendidas y el proceso deslegitimado al interior. La Guerra Fría significaba para la URSS, la imposibilidad de un desarrollo sostenible y fue una importante causa de su decadencia estructural económica, social y política. Debido a la crisis económica y política, la Perestroika hizo su entrada y la nación se volcó hacia adentro para poder sobrevivir, que es cuando emergen las contradicciones internas con las repúblicas que habían quedado subordinadas al poder centralizado.
El complejo estratégico industrial-militar era el eje medular de la planificación centralizada. Con la Perestroika (o Reestructuración integral), la atención debería poder ser dirigida a incrementar la (re)producción civil y a adecuar a ella las relaciones sociales necesarias. Re-organizar la economía civil en función del crecimiento de la economía en su conjunto implicó descentralizar la toma de decisiones en materia de economía política en las Repúblicas. Al delegar así mayor autonomía a las repúblicas soviéticas, la Perestroika tuvo, como efecto no esperado, el fomento de sentimientos nacionalistas que fortalecieron los poderes locales en las repúblicas y con ello las empujaron hacia la separación del poder central. El rechazo a la planificación centralizada en torno al complejo industrial-militar condujo a la independencia de las repúblicas. La “caída” del Muro de Berlín simbolizó la desintegración del Bloque Socialista y con ello se sella la caída del socialismo real.
Con la caída del socialismo real, “todo” parecía indicar que el capitalismo era el único sistema posible para la humanidad, que por naturaleza parecía ser eterno. Esta perspectiva, impulsada por el estado profundo y expresado a través de un pensador reaccionario de Washington (Francis Fukuyama), significaba que se cerraba cualquier alternativa de desarrollo para los países del Sur. Teniendo como consecuencia su virtual subordinación al EEUU tri-continentalista, a sus corporaciones y a la OTAN. En este marco, es que el Consenso de Washington dio marco a la era de globalización neoliberal (1991) que hizo entonces su entrada con fuerza. EEUU se presentó como el glorioso triunfador de la Guerra Fría, pero en realidad ya el Consenso de Washington mostraba la poderosa fractura interna en EEUU, fruto de la puja entre grandes capitales por dominar el mundo, tema que abordaremos a continuación.
El imperio norteamericano
La dominación estadounidense de la economía mundial desde 1920 hasta 1960 se basó en su posición de gran productor, exportador y acreedor reflejado por su superávit en la balanza comercial con el mundo. Con superávit comercial en ese periodo y con sus grandes reservas en oro, Estados Unidos podía comprar y reconstruir las grandes industrias de Europa (Alemania) y Japón derrotados en las guerras, y de la América Latina periférica y dependiente subordinada a fuerza de golpes de estado y asesinatos de sus presidentes nacionales. En el periodo entre el final de la Segunda Guerra Mundial 1944 y 1950, cuando estalló la Guerra de Corea, EEUU acumuló más del 75 por ciento del oro monetario del mundo. Ese oro fue el respaldo para el dólar como moneda internacional de reserva desde Bretton Woods en 1944.
A partir de la década de 1960, su dominación provino de su posición deudora, es decir EEUU vivió más de medio siglo debiéndole al mundo. Su influencia como principal economía deudora del mundo fue tan fuerte como la que antes reflejaba su posición de acreedor neto. A partir de 1958, cuando el sistema de Bretton Woods se hizo realmente operativo, los países liquidaban sus operaciones de comercio internacional en dólares al mismo tiempo que esos dólares eran convertibles por oro para los bancos centrales participantes del sistema. Los países acordaron mantener tipos de cambio fijos, pero ajustables en circunstancias excepcionales, en el cual el dólar y el oro podían intercambiarse entre sí a un tipo fijo de 35,20 dólares por onza.
En los años sesenta las exportaciones sobre todo desde Alemania y Japón, que incluían las de las corporaciones multinacionales norteamericanas radicadas en Europa y Japón, sobrepasaban sus importaciones desde EEUU, lo cual hizo que disminuyeran su demanda de dólares, que más bien cambiaban por oro. La orden de presidente Nixon en agosto de 1971 fue cerrar la ventana de cambio de oro por dólares de los bancos centrales del mundo. En ese momento el Sistema Monetario Internacional se convirtió en un sistema de dinero fiduciario (o sea dinero sin respaldo en un bien tangible como el oro).
En 1974 el precio del petróleo se disparó por acuerdos entre los países de la OPEP. En ese momento, EEUU obtuvo un acuerdo con Arabia Saudita (principal productor de petróleo) que podía cobrar lo que quisiera por su petróleo, pero tenía que reciclar prácticamente todas sus ganancias netas en dólares, ya sea bajo la modalidad de compra de armas o mediante la compra de bonos del tesoro de EEUU. Luego, EEUU determinó que el precio del petróleo se define y paga exclusivamente en dólares. Los países que dependían de las importaciones de petróleo tenían que disponer de reservas en dólares (a menudo Bonos del Tesoro de EEUU) y los países con superávit comercial con EEUU se vieron obligados a aceptar bonos del tesoro (una especie de pagarés) de EEUU. Impusieron, en otras palabras, que el resto del mundo mantuviera sus superávits y ahorros en forma de préstamos a los Estados Unidos. Esta es una posición de rentista improductiva.
El país consume bienes de trabajo productivo de otras naciones a cambio de promesas de pago a futuro. Para mantener ese orden de las cosas EEUU, como verdadero imperio pudo incluso, a base de crédito externo, instalar bases militares (hoy en día 800) en 40 países. Los dólares que este gasto militar implicaba se los “prestan”, en buena medida, los países del mundo sin saberlo. Los países que no cumplen con el requisito de comprar dólares para el pago de petróleo corren el riesgo concreto de una invasión, como hemos visto en Irak y Libia por ejemplo.
Crédito Privado y privatización del Sistema Monetario Internacional
La expansión de la banca privada, a partir del crédito, se desarrolla después de 1965. Hasta esa fecha, el origen principal de los préstamos y créditos internacionales provino de organismos multilaterales (Banco Mundial, BID, etc.) o bilaterales. El dinero no es externo a la reproducción del capital y así como tampoco lo es el crédito. El crédito, sin embargo, permite la reproducción temporal de la ganancia sin que se reproduzca el capital productivo. En este sentido, el acto de préstamo en dinero se distingue del crédito. El préstamo es el empleo de un capital monetario previamente reunido a partir de riqueza creada en el pasado y atesorada, y a menudo depositada en un banco (Banco Comercial), para poder crear mayor riqueza en el futuro. El crédito, en cambio, es un título o derecho sobre la propiedad de mercancías futuras a generar con trabajo futuro.
La expansión del crédito sin ahorro previo y sobre la base de deuda, significa creación de dinero que no garantiza una inversión productiva a futuro. El surgimiento de la Banca de Inversión privada fue clave para este desarrollo. La banca privada de inversiones se especializa en (crédito para) fusiones y adquisiciones, y en obtener dinero para que las empresas privadas puedan realizar todo tipo de inversiones, productivas o no. El carácter improductivo (ficticio) de la acumulación sustentada por el crédito llega a primer plano, cuando la cuasi-validación de la ‘plusvalía’ se afirma en una acumulación de títulos o derechos sobre el trabajo futuro como, por ejemplo, en seguros contra oscilaciones en tipos de cambio en la compra y venta a futuro o en cambios de tipos de interés sobre deudas a plazo.
Las acciones de una empresa son títulos que en principio reflejan el capital (valor de equipo y maquinaria en libros contables) realmente invertido en una empresa. El capital accionario es ficticio, ya que no se puede contar dos veces el capital, al contabilizar también el capital real (maquinaria, edificios, etc.) de una empresa con su valor en libros. La recompra de sus propias acciones por las grandes corporaciones aumenta el precio de las mismas en la Bolsa de Valores pero no así el capital realmente invertido con su valor en libros. Las acciones constituyen más que todo un derecho a participar en las ganancias futuras de la empresa. Si es invertido en expansión y desarrollo de la economía real es respaldado por capital real. La emisión de bonos del Tesoro para financiar desarrollo de infraestructura es una inversión productiva, pero para ir a la guerra dicho trabajo no crea riqueza a futuro. Por lo tanto, es capital ficticio.
Recién a partir de 1965, la Banca Internacional Privada comienza a operar realmente en el mercado internacional con una notable expansión del crédito no controlado por los gobiernos y tuvo su desarrollo precisamente cuando la tasa de ganancia tendía a la baja en la economía real. En un primer momento ésta expansión surge a partir de las inversiones extranjeras directas (IDE) en la esfera productiva. El desarrollo de las IDE productivas genera un creciente flujo financiero privado más allá de las fronteras. En 1964, tales créditos no representaban más del 20% de las reservas internacionales, magnitud todavía perfectamente controlable por la banca central nacional. En 1970, estos créditos representaban ya el 70% de las reservas internacionales y la especulación aumentó con ello.
Al perder los bancos centrales el control sobre los créditos privados internacionales, observamos una creciente inestabilidad monetaria que culmina a partir de 1971, cuando se impone la no-convertibilidad del dólar en oro. En 1975, los créditos internacionales superaban ya las reservas internacionales, y en 1980 más que duplicaba el nivel de esas reservas. En los años noventa, las reservas de los especuladores resultaban ilimitadas frente a las reservas internacionales oficiales. A mediados de los noventa, la economía financiera en su conjunto manejaba 50 veces más dinero que la economía real. A partir de entonces, podemos decir que la banca privada transnacional de hecho gobierna en el mundo.
En el periodo que va de 1970 a 1990, el volumen de las deudas de la banca privada internacional se multiplicó por doce (12) y el de los créditos bancarios transnacionales a destinatarios no bancarios por treinta y dos (32) veces. Las reservas internacionales se han vuelto ridículas a la par de la fuerza alcanzada por el “dinero privado” en manos de banca transnacional. Las autoridades monetarias de los países (Bancos Centrales) ya no tienen ningún poder para defender su tipo de cambio frente al “libre juego” del mercado y la especulación. El sistema monetario internacional se ha tornado transnacional privado, especulativo e inestable. En este sistema monetario privado (de la banca transnacional) domina el imperio del dólar (petro-dolar) ya que la especulación se efectúa en dólares.
Del Crédito Norte-Norte en la Triada al Crédito Norte-Sur
En la disputa por el mercado mundial, las IDE (Inversiones Extranjeras Directas) originan tejidos de propiedad más allá de las fronteras. A partir de ello se reestructura la producción y distribución de bienes y servicios cada vez más entre Corporaciones e Instituciones Financieras Privados transnacionales y cada vez menos entre naciones.
Del flujo de las IDE que tuvo lugar hasta 1990, el 75% tuvo lugar en la triada tricontinental de EEUU, UE y Japón, y solo un 20% fluyó hacia los países periféricos. En cada país, el 1% de los consorcios-corporaciones de origen local detentaba el 50% del stock de las IDE de ese país en el exterior, que se dirigieron sobre todo a fusiones y adquisiciones, o sea, hacia actividades improductivas pero muy rentables. A raíz de las fuertes inversiones extranjeras directas (IDE) en los diferentes polos de la Triada se desarrolló progresivamente un comercio intra-corporativo, revelando cada vez más una cadena de producción (cadenas de valor) con planificación privada a nivel planetario. Las corporaciones se transforman en grandes Multinacionales Tricontinentales con múltiples filiales distribuidas en todo el mundo.
La disputa por el reparto del mercado mundial restante comenzó en los años ochenta dentro de la Triada. A finales de la década, Japón emergió como la potencia victoriosa en Asia Oriental a costas de Estados Unidos sobre todo, hecho que generó fricciones entre ambas naciones no solo a nivel de comercio sino también para la inversión extranjera. En la primera mitad de los años noventa comienza el neoproteccionismo al interior de la Triada. Se constituyen los bloques económicos regionales (la Unión Europea y el NAFTA) y disminuyen las IDE entre los bloques de la Triada. Comienza el flujo de las IDE Norte-Sur. La desintegración (Perestroika) de Unión Soviética permitió, sin mayores reparos políticos, llegar a un nuevo reparto del mundo entre las Transnacionales de los Bloques Económicos centrales. La expansión de la IDE se reorienta hacia la periferia, en cuyo proceso EEUU toma el liderazgo. A partir de este momento se observa un doble movimiento, neoproteccionismo en el Norte, los países centrales “van” dejando lugar a las transnacionales globales que los relegan, y la apertura simultánea y forzada del Sur, la periferia emergente.
La subordinación del mundo entero al Capital Transnacional Global
El traslado deliberado de capacidades productivas hacia China se inició en la década de los ochenta del siglo XX, cuando Japón realizó un firme proceso de reconversión industrial. Esta iniciativa comenzó con la subcontratación en países de bajos salarios, básicamente en el Este de Asia, de actividades manufactureras intensivas en fuerza de trabajo y tecnológicamente estandarizadas. El primer grupo de países que se benefició de este proceso fueron las nuevas economías industrializadas del Este de Asia (NEIS): Hong Kong, Singapur, Corea y Taiwán; más tarde, también Indonesia, Filipinas, Tailandia y Malasia; y luego en China y Vietnam.
La causa de la ’sorpresiva’ crisis especulativa en el sudeste asiático de 1997, no reside en Asia ni en algunos especuladores sin escrúpulos, sino en la guerra económica mundial que estalló entre las grandes corporaciones multinacionales y transnacionales globales. La crisis monetaria comenzó un tiempo antes de Hong Kong, con un ataque aparentemente aislado contra la moneda tailandesa. Los especuladores desestabilizaron su moneda, y la misma situación se dio en Malasia y la podemos observar obviamente también en América Latina. La explicación es que a EEUU le convenía la crisis en esta región asiática para subordinarla al Fondo Monetario Internacional. El objetivo fue poder luego penetrar con las transnacionales globales de origen norteamericano sus mercados, desplazando a las multinacionales japonesas sobre todo. Es el final del milagro económico japonés 1997-1999. Es este el momento en que entró en escena un capital global, que empieza a hacer de todos los países del Sur “neo-colonias emergentes”.
Finalizada la Guerra Fría, era de suponer que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) perdiera su función y que desapareciera. Sucedió todo lo contrario. En 1999, la OTAN inició una intervención militar contra la ex república de Yugoslavia, sin consulta previa del Consejo de Seguridad de la ONU. Este hecho inauguró una nueva etapa en la historia de las relaciones internacionales y fue el principio de un nuevo orden internacional. La OTAN acompañara el proceso de globalización económica de las transnacionales globales. Porque requería ser completada con un proyecto estratégico global en materia “geopolítica” para “limitar” estructuralmente las soberanías nacionales de todos los países. La guerra de Kósovo fue la oportunidad para ello y la OTAN fue esencial en esa tarea. A partir de entonces los gobiernos del mundo, incluyendo a EEUU, se subordinaran a la voluntad impuesta por las Transnacionales Globalistas.
En la primera mitad de los años noventa, se observa un creciente flujo de las IDE productivas hacia la “periferia”, a la par que se da un freno brusco al flujo Norte-Norte. Las IDE en Asia se concentran, aunque no exclusivamente, en la industria orientada a la exportación y constituye en este aspecto, un complemento de la inversión a partir del ahorro interno en el sector industrial, especialmente en China. Ambas inversiones juntas permitieron hacer crecer al sector entre un 10% (Corea del Sur) y un 20% (China) al año. Esta tasa de crecimiento sin igual revela que el ascenso de la economía china no dependía en alto grado de las Inversiones Directas Extranjeras, como a menudo se interpreta en Occidente, sino que tenía también un fuerte desarrollo interno previo desde la década de 1970, como ya hemos señalado (Dierckxsens y Piqueras, 2008). Este empuje de la inversión a la economía real desarrolló una nueva locomotora de la economía mundial, que acrecentó de manera excepcional sus exportaciones baratas en el periodo 1979-1992, especialmente hacia Estados Unidos. Y luego se tornaran en conglomerados cada vez más avanzados tecnológicamente.
La batalla entre grandes capitales globalistas y continentalistas
El capital financiero global opera ya por sobre las naciones, las centrales e incluso por encima de EEUU. Y en concreto lo hace desde los centros financieros de Wall Street, el de la City de Londres para la región europea y la City de Hong Kong para Asia Oriental, China en particular. El banco central, y la City Financiera en cada país, emergen como la nueva institución y como el poder paralelo a los históricos gobiernos nacionales democráticamente electos, así como los golpes de mercado financiero ocupan el lugar de los golpes de estado militares. Al manejar esta escala global transnacional, dicha fracción del gran capital financiero disputa su espacio a costa del capital financiero multinacional en los diferentes Bloque Económicos (Unión Europea, 1993 y NAFTA, 1992). La proyección defensiva de la gran banca multinacional se da desde EEUU y Alemania delimitándolos como Continentalismos.
Cuando Clinton deroga la Ley Glass Steagal en 1998, o sea, cuando se fusionan la Banca Comercial (sobre todo continentalista) con la banca financiera (sobre todo globalista), el continentalismo recibe un golpe duro e inicia su fase de declive estratégico. La derogación dio lugar a un período de mega-fusiones. Los nuevos seis bancos de mayor importancia (sobre todo globalistas) aumentaron sus activos del 20% del PIB en 1997, a más del 60% del PIB en 2008. A partir de ello, la gran banca global transnacional abre el enfrentamiento desigual contra la gran banca multinacional continentalista de EEUU como país central.
La banca global transnacional (Citygroup, HSBS, Barclays, Lloyd’s, ING Bahrings, Santander, etc.) proyecta instaurar poder global desde la red de cities financieras transnacionales como forma dominante y a costa de los megabancos multinacionales continentalistas (JPMorgan-Chase, Bank of América, Goldman Sachs, entre otros) con sus corporaciones multinacionales relacionadas sobre todo con el gran complejo industrial militar, el Pentágono, y el poder político en Washington. En 2001, esta fracción responde con un ataque defensivo con la demolición de las Torres Gemelas en Nueva York, en tanto asiento del World Trade Center (centro del comercio financiero global). La confrontación es seguida en 2008 por otra ‘caída provocada’, la del Lehman Brothers banco de inversiones que era controlado por Citygroup globalista.
A pesar de ello, el globalismo avanzaba y el continentalismo seguía replegándose a la defensiva, lo cual se observara sobre todo con el presidente Globalista Obama en la presidencia de EEUU y con Hillary Clinton como Secretaria de Estado desde enero de 2009. Es desde entonces que la Reserva Federal (globalista) comienza con sus iniciativas de legitimar la política de “emisión de dólares sin respaldo en la economía real”, desplegadas por la Gran Banca globalista desde el Reserva Federal (Fed) para rescatar a sus propias bancas.
Los globalistas se enfrentan a una Nueva Formación Social multipolar
En el nuevo milenio, se observa el ascenso constante de la participación de EEUU, y en menor medida también de la Unión Europea, en la inversión extranjera directa (IDE) en China a costa de Hong Kong, Taiwán y Japón. Microsoft ya entró en el mercado chino en 1992 y luego entraron otros gigantes, particularmente aunque no exclusivamente, las corporaciones tecnológicas de la información y comunicación como Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft (GAFAM), juntos con Netflix, Intel, Oracle, IBM, Qualcomm, PayPal, Cisco, entre otros. A la par de las transnacionales globales, se desarrollan también los gigantes conglomerados nacionales de China (Pekín).
Hace años que China compite en casi todos los sectores de alta tecnología con las empresas globales procedentes de Estados Unidos. A principios de este milenio, Estados Unidos exportaba tres veces más que China en productos tecnológicos a los mercados mundiales. Con el tiempo, sin embargo, Estados Unidos se convirtió en un importador masivo de productos tecnológicos hechos en China que antes producía en su país, generando una balanza comercial cada vez más negativa.
Desde 2010, Pekín asumió el liderazgo de las exportaciones, superando a las transnacionales ‘norteamericanas’ en renglones como información y comunicación. Asimismo, acaba de igualar las ventas de instrumentación científica y está cerca de emparejar las ventas de plantas de generación de energía. Hoy Pekín es uno de los fabricantes más grandes del mundo de productos de alta tecnología como robots industriales, chips y máquinas herramienta. Los titanes estadounidenses ven cada vez más complicada la competencia con los gigantes chinos.
Durante la última década, la IDE de Occidente muestra una tendencia al estancamiento en el ámbito productivo que se atribuye a la baja de la tasa de ganancia de la IDE en la economía real. A partir de 2008, las IDE de las Transnacionales globalistas se dedican cada vez más a la recompra de acciones propias. Después de la crisis global de 2007-08, más bien hay una aceleración de los volúmenes de las IDE (Inversiones Extranjeras Directas) de China hacia el mundo que revela la decisión de la internacionalización de empresas chinas, el aumento de la inversión china en la economía de otros países como decisión estratégica. Lo anterior mucho tiene que ver con el desarrollo de un sistema de instituciones financieras diferentes al de Bretton Woods y la denominada Nueva Ruta de la Seda –NRS-.
Gráfico:
Entradas de inversión extranjera directa y tendencia subyacente, 1990-2018 (Índice 2010 = 100)
Fuente: UNCTAD, Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2019.
Esta iniciativa de la NRS está asociada a las políticas de inversión regional de “Ir al Oeste”, en el propio territorio chino, y ha evolucionado hasta incluir acuerdos y proyectos de conectividad por construcción de infraestructura con Europa, Asia, África y América Latina, principalmente en energía, alimentos, minerales y transporte comercial. La NRS incluye acuerdos con organizaciones ya establecidos entre China y otros países hacia un mundo multipolar. El proyecto de inversión es de enorme magnitud de recursos en más de 60 países, así como acuerdos bilaterales y multilaterales de inversión y cooperación. Lo anterior mucho tiene que ver con el desarrollo de un sistema de instituciones financieras diferentes al de Bretton Woods como el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), una moneda de reserva internacional (el Petro-Yuan-Oro) y una Cripto-Moneda.
Hacia una Perestroika en EEUU
En el cuadro geopolítico reciente, tenemos que las fuerzas del capital financiero globalizado procuran imponer un Nuevo Orden Económico con un Estado global sin fronteras ni ciudadanos, con otro sistema monetario internacional basado en la cripto-moneda, Libra, de Facebook (GAFAM Globalistas). Este proyecto implicaría el desplazamiento del petro-dólar como moneda internacional de referencia, “reduciéndola” a la categoría de moneda nacional, lo que significaría el fin del imperio norteamericano continental y tricontinental. Sería un Estado global con una fuerza militar propia basada en la OTAN-Globalista. Sin embargo, para poder imponerlo mundialmente tendrían que poder subordinar primero a China y Rusia a su esquema, hecho que no sería posible sin un conflicto militar.
No solo las fuerzas globalistas quieren otro sistema monetario internacional, también lo quiere el proyecto multipolar de China-Rusia-India-Sudáfrica-Sudamérica. China es el principal acreedor de EEUU que se manifiesta en el enorme déficit en la balanza comercial y de pagos de esta última nación. Desde 2013, China ha parado de acumular bonos del Tesoro norteamericano e incluso ya empezó a disminuir su tenencia. Para China (y Japón) está claro ya que EEUU no va a poder pagarles su inmensa deuda. Para reasegurarse contra esa pérdida, China desde hace años está comprando oro con Bonos del Tesoro, al igual que Rusia y otros países de la Nueva Ruta de la Seda. El dólar pierde cada vez más su papel de moneda de reserva y de intercambio internacional. Cuando sucede, el precio del oro se dispara en términos de dólares. Lo que China pierde por los bonos devaluados lo gana con el aumento de precio del oro.
China y Rusia junto con otros países de la Nueva Ruta de la Seda, apuestan por un sistema monetario internacional multipolar con naciones soberanas, donde opere el dólar pero ya como una moneda más a la par del Yuan con soberanía, es decir sin subordinación.
La fracción conservadora de los Republicanos, continentalistas, se ha aferrado al dólar como moneda internacional de cambio y reserva a la fuerza para poder sostener su proyecto de ´Otro Siglo Norteamericano´. Halcones como Tillerson y Bolton, han tenido que dejar el gobierno por tratar de imponerse por la fuerza bruta. Procuraban mantener el precio de petróleo alto para así mantener elevada la demanda de petrodólares. Para lograrlo han estado asfixiando a grandes productores de petróleo como Venezuela e Irán. Han asfixiado a estos países mediante el bloqueo de transferencias interbancarias internacionales (vía el sistema SWIFT). Fueron también estos dos países los que más claramente se alinearon con Rusia y China a favor de la desdolarización en el pago del petróleo.
Rusia, finalmente dio un golpe de gracia al petrodólar al romper el acuerdo de la OPEC+1, con el objetivo empujar la oferta de petróleo hacia arriba y el precio hacia abajo, lo que fue un golpe duro y tal vez terminal a la explotación costoso de petróleo de esquisto en EEUU, que ya está en situación de bancarrota. Más importante fue el golpe de gracia que dio al propio petrodólar como moneda internacional de cambio. Hasta Arabia Saudita dejo de vender su petróleo en dólares mientras Rusia y Alemania aseguran su posición común para que el Gas Natural de petróleo de Rusia alimente a la Unión Europea. China, Rusia y los países de la Nueva Ruta de Seda, avanzan des-dolarizándose. El Yuan-multipolar aparece cada vez más como moneda de intercambio internacional. China y Japón también intercambian sus productos y servicios por fuera del dólar. Está cada vez más claro que la era del dólar está en sus últimos momentos antes de pasar a ser historia.
Cuando el dólar ya no juega como moneda de intercambio general, los países importadores de petróleo ya no se preocupan por tener dólares (bonos del Tesoro) en reserva para tal fin. La demanda de dólares se reduce y cada vez más países se están deshaciéndose de dólares y con ello acaba una fuente de crédito importante para EEUU. Sin este crédito, no hay posibilidad de mantener tantas bases militares (800 en 40 países) en el mundo, ni tampoco motivos de quedarse en Medio Oriente para defender el petrodólar. Las bases militares ya no tienen mucho por hacer en el Medio Oriente y el gobierno de Trump considera el desmantelamiento de las mismas. Se ha tornado un gasto improductivo para EEUU ya que no genera beneficios indirectos.
Al perder espacio el petrodólar como moneda de intercambio y al disminuir la tenencia de Bonos del Tesoro en manos de extranjeros se acaba el crédito externo, no solo para el complejo industrial y militar. Estados Unidos, sin embargo, no depende totalmente de entradas de capital extranjero para cubrir sus déficits. Cuando los rendimientos de los bonos estadounidenses y globales colapsaron durante el pánico bursátil en marzo de 2020, la Reserva federal realizó una “expansión monetaria sin límites”, lo que significa un paso más que lo acerca al colapso del precio del dólar y de las monedas fiduciarias en general. Aquí comienza la aparición de las cripto-monedas como alternativa como veremos
La Guerra de ´Big Data´ en 2020
Las tecnologías 5G, con híper-velocidad e interconectividad de dispositivos y sus datos en tiempo real, cobran una importancia medular en el Capitalismo de ‘Big Data´ de las corporaciones transnacionales como Facebook, Apple, Microsoft, Amazon y Google (Big Five: GAFAM) con otras empresas globalistas como Netflix, Paypal, IBM, etc. Las ´Big Five´, en conjunto, representaban, a principios de 2017 el 11.5% del valor de las acciones de Standard & Poors (SPX), finales de 2019 ya un 17,4% y en abril de 2020 incluso el 25% y con ello pueden ejercer una influencia muy grande en la manipulación del mercado bursátil. En 2019, el top 34 en la Bolsa de Nueva York (Standard&Poors) obtuvo una ganancia media de 26.8% y las ´Big Five´ obtuvieron en promedio 47.6%. Son las corporaciones que más se han beneficiado de los programas de expansión monetaria de la Reserva Federal en estos años.
Con todo, las Big-Five no han podido alcanzar el liderazgo en 5G frente a China. La pugna por el liderazgo en el 5G es una pugna por la dominación en el terreno del Grandes-Datos (Big-Data), estos son los verdaderos motivos que subyacen en la guerra comercial que Washington mantiene con Pekín, porque quién controle la red 5G controlará la producción de los Grandes-Datos (Big-Data) y luego, el proceso de la producción social, económico, político e ideológico-cultural. Y la empresa china Huawei ha tomado la delantera en el desarrollo 5G y el ´Big Data´. De consolidar su posición actual, Pekín (Beijing) bien podría “direccionar” el futuro de la humanidad, al contar con el poder para impulsar y sostener una transición hacia el multipolarismo. Que implicaría un diálogo pluriversal de naciones soberanas unidas. Presupondría un poscapitalismo financiero, objetivo que se contrapone particularmente a los intereses globalistas financieros que plantean una coordinación de Cities-Financieras con centro en una oligarquía financiera global a partir del banco central de los bancos centrales –Banco de Basilea (BIS)-.
Los actores financieros globalistas con sus políticas vinieron construyendo desde 2018-19, desde la Reserva Federal de EEUU, el escenario de una crisis de “recesión con depresión” en la economía norteamericana y más allá. Fue Apple quien primero encendió la alarma, al decir que sus ganancias esperadas estaban en caída, y muy probablemente fue quién tomó la iniciativa de poner en venta sus acciones en coordinación con las ´Big Five´. Con ello inició la caída en la bolsa de valores, justo en el momento que la crisis por “terror al coronavirus” ya “estaba iniciada”.
Los grandes medios de comunicación globalistas (CNN, BBC, Deutsche Welle, Washington Post, New York Times, AP, UPI, etc.) responsabilizaron de la crisis bursátil al Coronavirus –Covid19- (aunque la crisis bursátil se haya iniciado antes) y han logrado que la OMS declare el estado de pandemia mundial. Todo parece indicar que aquí hay intencionalidad de provocar un ambiente de pánico y crisis total´cerrando la economía´no solo en torno al virus, sino atribuyendo la misma al Coronavirus. Se consideró al Covid-19 como la causa de la crisis bursátil y de la consecuente depresión económica.
Luego de la mayor caída en el valor de las acciones de las GAFAM a sus mínimos históricos, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos anunció, junto con la Secretaria del Tesoro (Min-Economía), que adquiriría de forma ilimitada bonos del Tesoro para sustentar los mercados financieros, como respuesta a la crisis sistémica. Continuaron los estímulos, pero la toma de decisiones ya no se circunscribiría solo a la Fed sino también debería incluir a la Secretaria del Tesoro (Mnuchin con vínculos históricos con Goldman Sachs), y la influencia directa del presidente mismo. Solo las muy grandes corporaciones (To-Big-To-Fail), las GAFAM principalmente, se beneficiaron y sus acciones subieron un 10%. Mientras muchas empresas que cotizan en Standard&Poors 500 (S&PX) no recibieron nada, por ello sus acciones bajaron un 13%, como puede verse en el gráfico siguiente.
GAFAM al alza y las demás empresas de S&P a la baja en S&P500
¿Por qué sólo las GAFAM? Porque las GAFAM conforman el complejo de Inteligencia Artificial capaz de organizar y motorizar la guerra económica comercial y monetaria, política, cultural, técnico-militar y estratégica a nivel mundial desde las transnacionales capitalistas y disputar con la IA del complejo BRICS multipolar pluriversal que llevan la delantera.
Hacia una situación pre-revolucionaria
El año 2020 inaugura una nueva Gran Depresión económica más amplia y más profunda a nivel mundial como nunca antes. Si no existen condiciones para volver a estimular la inversión ´productiva´ para el capital (al no invertir sin expectativa de ganancia), no habrá salida de la crisis, sin cambio de sistema económico. En otras palabras estamos ante una crisis sistémica. La inversión en el ámbito especulativo, redistributivo e improductivo (como la re-compra de las acciones propias con crédito prácticamente gratuito) fomenta la concentración de capital en cada vez menos Corporaciones. Todas estas inversiones improductivas no generan nueva riqueza, ni amplían el mercado total, ni fomentan el crecimiento, sino que fomentan solo la progresiva concentración de capital e ingreso en cada vez menos manos.
Durante el período de posguerra, la inversión estaba muy amarrada al proceso productivo mediante todo un arsenal de regulaciones económicas. La tasa de ganancia descendente en la esfera productiva hacia finales de los años sesenta, hizo surgir el neoliberalismo que liberó los flujos de capital de esas trabas. En década del 70”, el capital financiero podía deshacerse de los amarres en la inversión productiva y se hizo cada vez más improductivo. La concentración de capital hacia actividades improductivas (fusiones, adquisiciones, etc.) restaba fuerza al crecimiento económico. La única forma de acumular, cuando la riqueza total no crece es desarrollar una batalla por el reparto de la misma y con ello se desarrolla el conflicto entre grandes capitales, no solo entre países sino también al interior de ellos e incluso al interior de EEUU. Seguir con la acumulación a partir de este mismo esquema en forma cada vez más agresiva, provoca una espiral de decrecimiento económico, hacia la recesión mundial, o sea, provocando una reproducción limitada.
La paradoja de una crisis de productividad a partir de la innovación tecnológica, no tiene otra solución que regular en forma planificada la vida media de la tecnología, reduciendo la velocidad de la sustitución de la misma en los países centrales y declarar a la vez, la propiedad intelectual como patrimonio mundial. En vez de recurrir a ello se desarrolla una gran guerra entre capitales cada vez más grandes y la batalla central se desarrolla al interior de EEUU.
En esta batalla por el mercado mundial, la participación de las 200 empresas transnacionales (TN) en el Producto Mundial Bruto pasó del 17% en 1965 a más del 35% en el año 2000, en tanto que el conjunto de las TN habían acaparado al final de ese período más del 50% de dicho producto. En mayo de 2020, las BIG FIVE (Apple, Google, Microsoft, Amazon y Facebook) tenían un capital conjunto de 25 billones de dólares, o sea, el 12% del PIB mundial de 2019. También tenían para mayo de 2020, el 25% del capital accionario de la bolsa de valores de Nueva York (S&P500). El triunfalismo de los capitales más poderosos en un mundo donde la mayoría eran perdedores, hace aumentar la cotización de las acciones en la bolsa de los triunfadores y los mismos se dedican a la re-compra de sus propias acciones, en medio de una caída bursátil, a partir de acceder al crédito sin límite que reciben de la Banca Central –Fed- a intereses hasta negativos, en términos reales.
La guerra por el mercado mundial se ha tornado total, principalmente en EEUU. Aquí observamos a las diferentes fracciones de gran capital en disputa: el capital financiero unipolar globalista enfrentado a “muerte” contra el capital financiero unipolar continentalista. Ya habíamos visto situaciones similares en las llamadas: “caída” de las Torres financieras Gemelas en setiembre de 2001 y “caída” del Lehman Brothers en septiembre de 2008. Las bancarrotas se provocan entre los grandes capitales en disputa, ni hablar en las empresas nacionales pequeñas, medianas y grandes. El colapso de la madre de todas las burbujas (de hipotecas, de préstamos de autos, de tarjetas de crédito, de deudas empresariales y gubernamentales, etc.) si no estalla antes de las elecciones en noviembre de 2020, será a principios de 2021.
Existía la expectativa que al otorgar crédito, mediante la expansión monetaria sin límite coordinada entre la Fed y el Tesoro (gobierno de Trump), la articulación entre el gran capital no-globalista (JPMorgan, Goldman Sachs, Bank-of-America, Warren Buffet, entre otros), la Secretaria del Tesoro y el Gobierno de EEUU podrían forzar la situación y consolidar un reposicionamiento como dominantes en el Complejo Estratégico de Inteligencia Artificial -IA- angloamericano. Esto lo harían “comprando” las acciones GAFAM, a través de la expansión monetaria ilimitada.
Se le otorgó, sin comunicación alguna en los grandes medios globalistas, a BlackRock un contrato sin licitación en virtud de la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica de Coronavirus (Ley CARES) para desplegar un fondo provisional de $ 4 billones en crédito de la Reserva Federal y casi medio billón del Tesoro, para convertirse en la «cuarta rama del gobierno». Administrando, a solicitud del banco central y la Tesorería, los controles del dinero creado a través de la expansión monetaria (Ellen Brown, Global Research, junio de 2020). Es preciso saber que BlackRock es una empresa globalista de gestión de inversiones estadounidense cuya sede central se encuentra en Nueva York (con lazos originarios en la City de Londres). Es considerada como la mayor empresa de gestión de activos (fondos de pensiones, etc.) del mundo, con activos bajo gestión valorados en más de 5,1 billones de dólares. Cuatro ejecutivos de BlackRock, liderados por el ex director del Banco Nacional Suizo, presentaron una propuesta para un restablecimiento económico puesto en práctica el 23 de marzo de 2020.
En el último trimestre del 2019, los bancos centrales se estaban quedando sin ´municiones´ para controlar la oferta monetaria y la economía. La hora histórica exigía que el banco central abandonase su independencia y que se reuniera la política monetaria de la Fed con la política fiscal de la Tesorería. Se le “otorgó” a BlackRock un contrato sin licitación en virtud de la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica de Coronavirus (Ley CARES) para “desplegar y manejar” un fondo de $ 4 billones en créditos de la Reserva Federal y otro de casi medio billón del Tesoro. Que en sentido estricto, lo convirtió en la «cuarta rama del gobierno», como señala Ellen Brown. Por el momento podemos considerar este hecho como un golpe de estado del Globalismo (BlackRock) que lo fortalece y reposiciona frente al Continentalismo (JPMorgan- Goldman Sachs,-Bank-of-America-Warren Buffet) y a los nacionalistas (Trump).
En este entorno se presenta la convocatoria hecha por Putin a reunirse con motivo de los 75 años de resolución de la Segunda Guerra Mundial, que empieza en la crisis financiera sistémica de 1929-44 y concluye con la derrota del Nazismo. Entonces los líderes mundiales del capitalismo financiero (Estados Unidos e Inglaterra) dejaron abiertos todos los “márgenes” para que el Nazismo “avanzara militarmente”. Por ello, Putin remarca con la convocatoria a Trump, y a los líderes de las otras grandes potencias nucleares (China, Gran Bretaña y Francia), que significa una reunión de no-globalistas y no es un hecho casual que remarque que si se actúa de buena fe y comprometidos con la Paz. Las salidas vía la guerra militar o financiera no tendrán márgenes para avanzar. Seguramente, en las próximas semanas o meses podremos observar, cómo sigue la trama de este conflicto en Estados Unidos entre las grandes facciones de capital, en las calles y en político-institucional.
Bajo la expansión monetaria sin límite, era de esperar una inyección programada de liquidez (expansión monetaria –EQ-), que hiciese subir las “acciones de las corporaciones de punta” (GAFAM) de tal manera que éstas alcancen de pronto un 40% del total del capital accionario del panel de S&P. Si tenemos en cuenta que éstas tenían apenas el 11% hace solo tres años atrás, queda clara la batalla por el “control accionario” sobre el Complejo Estratégico de IA se hace observable concretamente en el terreno de la economía. El hecho que hacia finales de junio hayamos observado una política de contracción monetaria de la Fed en vez de su expansión, implica que hay bancarrotas y un nuevo colapso bursátil. Los activos de mayor riesgo en la Bolsa de Valores continúen bajando durante el período que va de junio en adelante. Y su caída implicaría un colapso del sistema bancario.
Ya se anuncia que no habrá una recuperación económica con forma V. En la última semana de junio, Apple anunció cerrar muchas de sus ´tiendas´ debido a la segunda ola del Covid-19 (primordialmente en estados con gobiernos Demócratas, donde las tasas de desempleo y las de mortalidad por Covid-19 son las más altas). Inmediatamente cayó el precio de sus acciones, al igual que las de Facebook. Observaremos si se presenta, en medio de la profundización de la Gran Depresión, la coyuntura en la cual el gobierno de Trump, ante el Estado de Emergencia de la Nación y la urgencia de una nueva expansión monetaria monumental para salvar la banca, logre avanzar en comprar directamente acciones de las corporaciones, particularmente las GANFAM (N de Netflix) de la IA, con o sin autorización del Congreso. Cada vez menos corporaciones y bancos tendrán acceso a los dólares de la expansión cuantitativa sin límites. Una situación de concentración de capital en tan pocas corporaciones acentuará la situación pre-revolucionaria.
Lo que está sucediendo ante nuestros ojos es una de las mayores transferencias de riqueza de la historia a unas cuantas corporaciones bien identificadas y que se cuentan con los dedos de las dos manos. Mientras las pequeñas, medianas y grandes empresas nacionales entran masivamente en bancarrota al tiempo que más de 47 millones de trabajadores estadounidenses han presentado ya solicitudes por desempleo. Parecen existir las condiciones objetivas para que los movimientos e izquierdas radicalizados “pudieran impulsar” la reivindicación “por la nacionalización de los Big Five del complejo globalista de Inteligencia Artificial” en Estados Unidos, exigiendo un control democrático ciudadano-popular, es decir su base política histórica. El silencio de la “izquierda” (en el Partido Demócrata: Sanders, etc.), así como de los grandes complejos comunicacionales, sobre las actuales «transferencias abismales de riquezas» de Wall Street no parecería ser un accidente.
Las fuerzas globalistas en el Partido Demócrata (los Neoliberales Clinton´s & Obama´s) saben de esta tendencia y han producido, a través de sus múltiples-plataformas-de-comunicación, toda una gran publicidad para la lucha “contra el racismo”. Es, sin duda, un hecho de lo más importante combatir la brutalidad policial (provocada y filmada) y la discriminación racial en Estados Unidos y en el mundo entero. En un momento de situación pre-revolucionaria político-democráticaen general en que nos encontramos, esta lucha contra el“racismo” sin embargo parece profundizar la división de la clase trabajadora, del Pueblo, como bien señala Thierry Meyssan. Porque particularmente reorienta la atención, el discurso comunicacional-cultural con objetivos de profundizar las diferencias en el pueblo norteamericano: “violencia” entre afroamericanos e hispanoamericanos, entre angloamericanos pobres y afroamericanos, entre jóvenes y adultos mayores (con Covid-19), entre mujeres y hombres, y así. Diferencias que son “operadas” por estructuras estatales y particularmente teniendo muy activos a los distintos gobernadores Demócratas, de vínculos estrechos con el poder global.
Por otro lado, se suma el hecho que con la expansión monetaria sin límite se desvaloriza el dólar, lo que podría conllevar en un futuro cercano a su colapso y con ello el de todas las monedas fiduciarias. El dólar tal como le conocíamos como moneda de reserva y de intercambio internacional dejará de existir y perderá mucho de su valor. Habrá una nueva cripto-moneda que la reemplazará y ese sería el momento crucial cuando se manifieste el punto-de-precipitación en la ´Perestroika´ norteamericana, que bien podría implicar que Estados Unidos inicie su desintegración en varias regiones a partir de noviembre, gane quien gane en las elecciones. Esta tendencia podría arrastrar tras de sí a la Unión Europea en su conjunto probablemente. Lo cual llevaría la situación-pre-revolucionaria a una escala ampliada, creando condiciones para abrir toda una brecha en las relaciones sociales de producción dominadas por el capital financiero transnacional desde 1973.
En otro aspecto, el probable colapso del dólar nos plantearía un momento de crisis similar al de la República Weimar de fines de los años veinte del siglo XX, situación pre-revolucionaria que históricamente no lograron conducir y aprovechar los movimientos de la “izquierda” alemana. Esto nos permite observar que es el turno de los movimientos progresistas y revolucionarios de hoy, en primer lugar el estadounidense, de ver si puede aportar a conducir esta situación o de lo contrario podría llegar a ser el nacionalismo oligárquico industrialista con arrastre popular, partidarios de Trump, quienes podrían encabezarla reivindicándola.
La caída del centro financiero de Hong Kong
Occidente, especialmente los Estados Unidos, ya está sumergiéndose cada vez más en la Gran Depresión del siglo XXI, mientras la República Popular China está a un paso de lograr reactivar su economía. El centro de gravedad del poder económico sigue moviéndose, inexorablemente, hacia el oriente y hacia el sur, hacia al Asia-África-Sudamérica y hacia el mundo multipolar emergente.
El Congreso Nacional del Pueblo (APN), que en junio abrió sus sesiones en China, ha visto al primer ministro Li Keqiang admitir que: “No hemos establecido un objetivo específico para el crecimiento económico este año. China enfrentará algunos factores que son difíciles de predecir en su desarrollo, debido a la gran incertidumbre con respecto a la pandemia de Covid-19 y el “entorno económico y comercial mundial”. El hecho que China se vuelva hacia lo nacional, hacia adentro, significa que desarrollará y potenciara la demanda interna (profundizara el consumo popular nacional) para reemplazar y reducir al mínimo la dependencia del consumo del mercado externo, particularmente de EEUU.
Es justo en esta coyuntura, en que Pekín (Beijing) avanza e impone directamente una ley draconiana de seguridad nacional en Hong Kong (HK), “evitando” por completo la legislatura municipal de HK. Un golpe contundente a la “independencia” relativa del centro financiero de Hong Kong, dominado por las transnacionales financieras globalistas desde 1999. Al mismo tiempo, la administración Trump anuncia que derogara la ley que permite un trato preferencial a la antigua colonia británica de HK, lo cual permitió que la City Financiera creciera y se consolidara. La combinación de estas dos acciones, harán muy difícil que la HK continúe “operando” como centro financiero (City).
Al mismo tiempo, esta decisión de hecho es un ataque directo del presidente de EEUU a los intereses de las fuerzas globalistas que ya no tendrán a HK y deberán abandonar, “salir”, este centro financiero. Algo similar, pero no igual, a lo que les sucede en la City de Londres, con el Brexit. Y que podría también sucederle a la City de Nueva York, aunque observamos que BlackRock se ha posicionado con fuerza. Una vez más se revela que el enemigo principal hoy, para el proyecto nacional Neo-Rooseveltiano de Trump, no es China sino las fuerzas Transnacionales Globalistas de las cuales Pekín también procura protegerse y por ello las confronta donde puede.
En síntesis, estamos presenciando todo el despliegue de múltiples crisis (Sanitaria-energética-comercial-de moneda-de Big Data e IA-Militar-Estratégica), que es propio de la estructural puja estratégica de intereses que juegan en la interna del poder oligárquico norteamericano: globalismo oligárquico vs continentalismo y nacionalismo oligárquico. Esto es lo que hemos conceptualizado como la Perestroika en EEUU.
¿Hacia otra racionalidad económica en China?
Desde los años noventa, académicos e investigadores como Paul Cockshott y Allin Cottrell, han contestado solventemente todas las críticas procedentes de la economía ´capitalista´ de mercado, particularmente de la marginalista y la escuela austriaca. Asegurando y demostrando que el nivel tecnológico del 5G, que existe actualmente consolidado en el complejo de Inteligencia Artificial –IA- en China, elimina cualquier tipo de impedimento técnico para planificar una economía desde abajo. China renuncia al crecimiento económico cuantitativo, porque a partir de la Inteligencia Artificial y la robotización existe la capacidad de planificar con los más complejos sistemas de ecuaciones simultáneas.
La revolución de la Inteligencia Artificial -IA- tiene además la potencialidad de crear las circunstancias para dar el salto en la planificación, que permitiría poder avanzar aún más en democratizar las relaciones sociales de participación. El componente “subjetivo” de la demanda comunitaria y multicultural de servicios y valores de uso (más que mercancías), ahora puede ser identificado e incorporado con la Inteligencia Artificial a la planificación mediante información no enajenada, obtenida en torno a necesidades y preferencias comunitarias con toda su diversidad.
Con la Inteligencia Artificial desarrollada, el plan para implementar la supremacía del valor de uso (la utilidad del producto, bien o servicio) por sobre el valor de cambio (el precio monetario) podría ser definido ya no desde arriba y desde fuera, sino desde el Sujeto colectivo mismo, la comunidad organizada. Esta transición no tiene posibilidad de ser viabilizada por el unipolarismo del capitalismo occidental por su interés de minorías oligárquicas y por estar en decadencia (por su subordinación al valor de cambio o ganancia). En tanto que, sí tiene mayor grado de posibilidades de darse en un mundo multipolar y pluriversal como el proyecto de la Nueva Ruta de Seda, con China como una de las grandes locomotoras, no la única ni excluyente, de Estados Unidos, Rusia, Alemania, India, Brasil, Argentina, México, Sudáfrica, Egipto, Irán, etc.
Ya existe en China una práctica de economía nacional de lo necesario, que bien podrá complementarse con una economía de lo suficiente a nivel nacional, regional y finalmente con miras a lo mundial-pluriversal. Que ponga límites al consumo por el consumo mismo (consumismo compulsivo-superfluo), analizando satisfacer cuáles necesidades individuales y colectivas son las estructurales y priorizando sobre todo las comunitarias y pluriculturales. Las dos economías juntas apuntan a la vida misma de la Humanidad, en coexistencia e igualdad con la Naturaleza. La nueva “racionalidad” economía sería síntesis de la negación de los dos sistemas de relaciones sociales contradictorias: el capitalismo y el socialismo realmente existentes.
La posibilidad de dicha transición se torna una necesidad, en medio de la Gran Depresión del Siglo XXI, que está mostrando niveles de desempleo nunca vistos antes en la historia del capitalismo y sin las posibilidades de migración que existían en los años treinta hasta el 2008. Y por la posibilidad, que muestra el multipolarismo poliédrico pluriversal real existente a partir de la Nueva Ruta de la Seda y del Dialogo Poliédrico de Civilizaciones.
En la crisis del Covid-19 se impuso ya la prioridad de aquellos productos y servicios que satisfacen necesidades vitales. Se dejaron, y dejarán de lado, las ´necesidades´ creadas por el capital con el fin casi exclusivo de realizar ganancias (incluso las financieras que excluyen a la economía real) que incluyo artículos superfluos como valores de uso. En la crisis, la práctica económica tendrá que aumentar necesariamente la vida útil y duradera de los bienes de consumo, no las “modas de lo superfluo” y, primero que todo la vida de los medios de producciónque siguen aún siendo útiles para producir valores de uso, productos. En esta crisis existe la posibilidad y necesidad de orientar la producción por las necesidades y posibilidades concretas de vida de un Sujeto Colectivo y Diverso. Mundialmente se abre una coyuntura para la reivindicación y lucha por una economía que reafirme la Vida integral misma.
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https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2020/07/trump-bate.jpg654980Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2020-07-01 14:02:572020-07-01 14:03:00De la Globalización a la Perestroika en Estados Unidos - Del Choque al Diálogo de Civilizaciones
La región se ha convertido en una zona económica tan estrechamente integrada como la Unión Europea .
Los historiadores económicos pueden fechar el comienzo del siglo asiático en mayo de 2020, cuando la mayoría de las economías asiáticas se recuperaron al pleno empleo mientras que Occidente languideció por el bloqueo del coronavirus. Asia se ha convertido en una zona económica tan estrechamente integrada como la Unión Europea, cada vez más aislada de las crisis económicas de Estados Unidos o Europa.
Los datos diarios de Google sobre movilidad en el lugar de trabajo utilizan la ubicación del teléfono inteligente para determinar la cantidad de personas que van a trabajar, con mucho, la lectura más precisa y actualizada disponible sobre la actividad económica. A partir del 13 de mayo, Taiwán, Corea del Sur y Vietnam volvieron a los niveles normales. Japón y Alemania habían vuelto a subir al 20% por debajo de lo normal. Estados Unidos, Francia y el Reino Unido siguen paralizados. Google no puede tomar lecturas en China, pero la evidencia disponible indica que China está en el mismo camino que Taiwán, Corea del Sur y Vietnam.
La recuperación económica asiática es consistente con el éxito en el control de la pandemia de Covid-19. China, Japón, Taiwán, Corea del Sur, Hong Kong y Singapur tienen tasas de mortalidad Covid-19 una décima parte de la tasa de Alemania y una centésima parte de la tasa en los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia o España. Como informé el 21 de mayo , Estados Unidos está luchando por reabrir su economía a pesar de una tasa mucho más alta de nuevas infecciones que los países asiáticos o Alemania. Eso conlleva un riesgo sustancial. Dos plantas de Ford Motor en los EE. UU. Que habían reabierto el 17 de mayo cerraron ayer después de que los empleados dieron positivo por Covid-19, por ejemplo.
El aumento a corto plazo de Asia siguió a su éxito en la prevención de enfermedades.
Pero el motor a largo plazo del crecimiento asiático es la aparición de China como una superpotencia tecnológica . Se espera que la sesión de esta semana del Congreso del Pueblo en Beijing apruebe $ 1.4 billones de nuevas inversiones gubernamentales en banda ancha 5G, automatización de fábricas, automóviles autónomos, inteligencia artificial y campos relacionados.
Asia ahora actúa como un bloque económico cohesivo. El 60% ciento del comercio de los países asiáticos se realiza dentro de Asia, la misma proporción que la Unión Europea. Los números de movilidad de Google confirman lo que aprendimos a principios de este mes de los datos comerciales de abril de China. El comercio intra-asiático aumentó año tras año, mientras que el comercio con los Estados Unidos se estancó.
El aumento del comercio chino con el sudeste asiático, Corea del Sur y Taiwán muestra el alcance de la integración económica asiática. Las exportaciones de China a Asia han crecido mucho más rápido que su comercio con Estados Unidos, que se estancó después de 2014.
Mientras tanto, el mercado bursátil de China tiene el mejor desempeño de este año, solo un 2% hasta la fecha en el índice MSCI en términos de dólares estadounidenses, mientras que todos los demás intercambios importantes tienen cifras negativas. La fortaleza del mercado de valores de China es notable dada la escalada de la guerra económica con los EEUU , Incluida la prohibición de las exportaciones de terceros de chips de computadora hechos con propiedad intelectual de los EEUU a compañías chinas incluidas en la lista negra, y la amenaza de eliminar a las compañías chinas de Bolsa de valores de los Estados Unidos.
Sin embargo, las compañías de tecnología de atención médica lideraron el mercado de valores chino, con Alibaba Health Information más del doble hasta la fecha. La ambición de China de liderar el mundo en inteligencia artificial y análisis de big data en el sector de la salud recibió un impulso de la pandemia de Covid-19, para consternación de los funcionarios estadounidenses .
La semana pasada, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos impuso controles sobre las ventas de semiconductores a las empresas chinas en la «lista de entidades» de Washington, si se producen en cualquier parte del mundo con tecnología estadounidense. El gigante de telecomunicaciones de China, Huawei, el líder mundial en banda ancha 5G, diseña sus propios chips y contrata su fabricación a Taiwan Semiconductor Manufacturing Corporation, la principal fundición de chips del mundo. TSMC utiliza equipos de fabricación de chips estadounidenses y estará bajo la prohibición. Los analistas de la industria esperan ver cuán estrictamente los Estados Unidos harán cumplir estas reglas, que tienen un período de gracia de 120 días.
Como escribí el 18 de mayo , esto representa una apuesta apostada por parte de la Administración Trump, que no ha disuadido a la mayoría de sus aliados de hacer negocios con Huawei, que Washington califica como una amenaza para la seguridad nacional de los EE. UU. Un puñado de compañías estadounidenses y el ASML de Holanda ahora dominan el mercado de equipos de fabricación de semiconductores que pueden producir chips de última generación. Si Estados Unidos evita que las fundiciones de todo el mundo vendan a Huawei, la empresa china no tendrá una fuente de semiconductores de alta gama. Según los informes, Huawei tiene un gran inventario de chips; Las importaciones de semiconductores de China se duplicaron entre finales de 2017 y finales de 2018, lo que sugiere que China ha almacenado chips como medida de precaución. La prohibición de los Estados Unidos si se implementa por completo dañaría a la empresa china.
Pero esa es la última carta que Washington tiene que jugar. El equipo de fabricación de semiconductores es el último punto de control de América entre las tecnologías críticas. En las salas de juntas corporativas de EE. UU. Y en las salas de chat por Internet de los ingenieros, la pregunta no es si, sino cuándo China realizará ingeniería inversa en máquinas estadounidenses u holandesas y producirá la suya. Es posible que China no pueda comprar chips de computadora de alta gama, pero puede contratar a todos los ingenieros de chips que quiera en cualquier parte del mundo. Taiwán ahora domina la fabricación de chips, y una décima parte de los ingenieros de chips de Taiwán ahora trabajan a doble paga en China continental, según informes de los medios.
En el pasado, China estableció su autonomía de alta tecnología mucho más rápido de lo que la mayoría de los observadores esperaban. Su empresa número dos de equipos de telecomunicaciones, ZTE, casi cerró en abril de 2018 después de que Washington prohibió las ventas de los chips Qualcomm que alimentan sus teléfonos inteligentes. Para diciembre de 2018, Huawei estaba produciendo su propio chipset Kirin, con más potencia que el producto Qualcomm. China todavía utiliza software estadounidense para diseñar chips y depende de las fundiciones taiwanesas que utilizan equipos estadounidenses. Si China alcanza la autosuficiencia en la producción de chips rápidamente, la última fortaleza del dominio tecnológico estadounidense caerá.
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2020/06/ASIA.jpg660750Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2020-06-28 19:51:212020-06-28 19:52:25El siglo asiático comenzó en mayo de 2020
Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. CLUB DE LA PLUMA, Programa que el viernes 26/6/2020 cumplio 16 años de permanencia en el aire,
Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…
TEMAS:
El Conflicto Sino Indo en Eurasia
Dada la difusión masiva de dos enfrentamientos entre efectivos militares de la República Popular de China y la República de la India por parte de los medios “occidentales”, azuzando los mismo como que se estuviera ante las puertas de un conflicto bélicos mayor entre las dos potencia Asiaticas, destinamos el programa del 28/06 para explicar qué es lo que está en juego y los aspectos Geopoliticos y Geoestrategico en juego:
Región autónoma China de Sinkiang -Etnia Uigur- religión Musulmana y limítrofe con Rusia, Mongolia, Kazajistán, Tayikistán, Pakistán, Afganistán
Ruta Estratégica China/Pakistán de Kasgar a Puerto Gwadar, de 3000Km con parte a una altura 4800 mts de altura
Evita el cerco del Mar de la China con la 7ma. Flota y Bases de EEUU en Corea del Sur/ Japón/ Filipina/ Singapur/ Australia/ Guam y evita el Estrecho de Malaca.
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2020/06/indiachina.jpg482640Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2020-06-28 19:40:312020-06-28 19:42:45ANÁLISIS RADIAL DE GEOPOLITICA DE PEREYRA MELE PARA EL CLUB DE LA PLUMA 28/06/2020
Jacinda Ardern parece ser la líder internacional más querida por los usuarios de redes sociales y los medios (progresistas) de todo el mundo. La Primera Ministra de Nueva Zelanda se ha convertido, en tan solo dos años de gobierno, en una mandataria de alcance internacional al nivel de alguno de sus homólogos, como el canadiense Justin Trudeau. Ardern es una joven (39 años) que se convirtió en la máxima líder de su país apenas dos meses después de haber sido ungida como la jefa del Partido Laborista, entonces en la oposición. La neozelandesa se define como una política socialdemócrata de centro izquierda, progresista en lo social, proteccionista en lo económico, republicana en lo institucional, y feminista.
En sus dos años de mandato, Ardern ha tenido que enfrentarse a dos grandes acontecimientos que marcaron a fuego a su país y al mundo. Los atentados de Christchurch, el 15 de marzo de 2019, y la pandemia del Covid-19.
Los ataques terroristas contra las mezquitas de Al Noor y Linwood, en la ciudad de Christchurch, dejaron 51 muertos y 49 heridos; perpetrados por un neozelandés militante de la extrema derecha. Ardern respondió de inmediato, solidarizándose con las victimas y visitando a integrantes de la comunidad islámica en el Centro Comunitario de Phillipstown, el día posterior a los atentados. Allí cubrió su cabello con un hijab, y rechazó de plano cualquier tipo de discurso que tenga que ver con el odio o la discriminación. En medio de una ola de gobiernos con un discurso fuertemente anti islámico, ya sea abiertamente o de manera implícita, la respuesta de Ardern fue una lección para muchos dirigentes que se ubican en el espectro del centro o el progresismo, pero no son capaces de entender la problemática de una comunidad creciente en sus respectivos países. Además, impulsó una nueva legislación sobre la tenencia de armas, que prohibía la tenencia de rifles de asalto o armas automáticas, aprobando la ley menos de un mes. Ardern aclaró que nunca se referiría al atacante por su nombre, para no darle una notoriedad particular, sino más bien referirse al contexto que permitía que surgieran tales individuos y así evitar que este tipo de hechos vuelvan a suceder en el futuro.
A su vez, la respuesta del gobierno neozelandes frente a la crisis desatada por el coronavirus ha sido ejemplar: tras 75 días de pelea, el país virtualmente eliminó los contagios colectivos, reduciéndolos al mínimo (menos de diez en los últimos días), por lo que Ardern afirmó que ya “no hay transmisión comunitaria generalizada y no detectada” en el país. Si bien luego se produjeron algunos nuevos casos, su gobierno parece haber manejado la pandemia como pocos en el mundo, dictando una cuarentena obligatoria y un cierre de fronteras tempranos, mientras se pusieron en funcionamiento equipos de rastreadores eficaces de casos.
Nueva Zelanda logró ingresar a la “nueva normalidad” tras dos meses y medio de que el virus llegara al país. La cifra de muertes y contagios es también una de las más bajas del mundo: 22 víctimas fatales y 1161 personas infectadas. La misma Ardern se confinó en su vivienda personal, comunicándose con sus funcionarios y con sus seguidores a través de las redes sociales. Su uso intensivo de Facebook Live se convirtió en uno de sus mayores activos a la hora de incrementar su popularidad. A partir de sus transmisiones en la red social interactuaba con sus seguidores y daba consejos de higiene para mantener a raya el avance del virus. Estos videos los hacía después de haber acostado a su hija de dos años, vestida con ropa informal y con un estilo llano que conecta con sus ciudadanos.
Su discurso sencillo y sin grandes estridencias, pero con un gran carisma, ha logrado hacer del liderazgo de Ardern uno de los más queridos en el país en los últimos tiempos. Mientras el año pasaba registraba el 40% de nivel de aprobación, ahora éste se sitúa por sobre el 50%. Según el diario británico The Guardian, Ardern es la líder neozelandesa más popular de los últimos 100 años gracias a su manejo de la pandemia.
Una de las principales promesas electorales de Jacinda Ardern fue resolver la crisis habitacional del país. Las propiedades han aumentado 75% en los últimos cuatro años debido a las inversiones de inmobiliarias extranjeras, especialmente chinas. Según un informe de The Economist, publicado en 2018, los costos habitacionales de Nueva Zelanda son los más inasequibles del mundo. El aumento de los costos de vivienda ha llevado a que, en los últimos cinco años, unas 50.000 personas se quedaran sin techo. Por ello, una de las primeras medidas del gobierno laborista, en 2017, prohibió la compra a extranjeros que no lleven más de un año viviendo en el país. A pesar de ello, la crisis aún no se solucionó debido a que las inmobiliarias extranjeras representaban apenas el 3,8% de las compras.
En septiembre habrá nuevas elecciones en Nueva Zelanda, donde la líder laborista podrá consolidar su liderazgo. El tiempo dirá si logra afirmarse en las letras grandes de la historia de su país, y si se sigue proyectando como una mandataria de peso en el crecientemente complejo panorama global.
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2020/06/jacinta.jpg12001200Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2020-06-25 12:05:242020-06-25 12:05:26Nueva Zelanda, la mandataria más querida del mundo
Hay una expectación curiosa entre los analistas indios sobre la videoconferencia Rusia-India-China de ministros de Asuntos Exteriores que tiene lugar hoy. Incluso los detractores compulsivos de procesos como RCI (formato Rusia–India-China), BRICS y SCO que excluyen a los Estados Unidos están tomando interés.
El proceso RIC como tal no es el punto focal aquí, sino la extraña coincidencia del contexto inmediato de las tensiones fronterizas entre India y China. El proceso RIC debería haber evolucionado con el tiempo como un vector dinámico de la política exterior de la India. Pero eso nunca sucedió.
Se le pueden atribuir varias razones, pero principalmente, hay cuatro factores:
*India no es un gran jugador de equipo y se siente segura de sí misma mientras persigue sus intereses a través de canales bilaterales;
*India es cautelosa de dar la impresión de que está «agrupando» con dos grandes poderes «revisionistas» en la mira de los Estados Unidos en el tablero de ajedrez global: Rusia y China;
*India se siente limitada en el triángulo Rusia-India-China debido a su problemática relación con China; y, lo más importante,
*India es muy consciente de que Washington considera a la RIC como una entidad hostil, que podría debilitar o debilitar las estrategias estadounidenses en Asia y en todo el mundo; un RIC completamente cargado no es una opción para India dada su alineación manifiesta con la plataforma «Quad» anti China.
La videoconferencia de hoy (23/6/2020) es una conferencia virtual y no habrá ninguna «separación» entre el ministro de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, y su homólogo chino, Wang Yi. El evento será aún más formal de lo habitual. Es decir, no hay razón para esperar que el evento abra la puerta a un camino que conduce al jardín de rosas en las relaciones India-China.
Por el contrario, lo que está en juego es que un restablecimiento de la relación India-China que será un proceso bilateral largo y tortuoso. Las condiciones para una comunicación estratégica significativa ni siquiera existen en la India en este momento. Los halcones todavía están en el cielo y se niegan a descender a la madre tierra.
Las conversaciones sin sentido dominan la narrativa india y muchos, incluido un ex ministro de Defensa, han articulado nociones absurdas de que la capacidad militar india en el Himalaya es más que un rival para el EPL.
Incluso hay triunfalismo de que el ejército indio mató a un oficial al mando del EPL en el valle de Galwan. Mientras tanto, los ultranacionalistas están quemando las fotos de Xi Jinping. Muchos entre la élite gobernante buscan un «boicot» al comercio con China.
Y luego, están las fantasías salvajes que debido al coronavirus y la dislocación económica, China se ha debilitado significativamente y el Partido Comunista Chino apenas está apuntalando su base de apoyo.
Al igual que los vagabundos en la obra de Samuel Beckett Esperando a Godot, los indios están esperando que Estados Unidos se «desacople» de China; Japón creará un «segundo frente» contra China sobre las Islas Senkaku; y Australia para que desangre a China con rifles de francotirador.
Claramente, esta configuración surrealista cuelga como un albatros alrededor del cuello de Jaishankar. Sin embargo, al ser el realista incondicional que es, se puede confiar en Jaishankar para avanzar en su comunicación con Wang incluso dentro de las severas limitaciones de una reunión virtual.
El verdadero significado de la reunión de RIC es que está teniendo lugar. Después del encuentro personal con el primer ministro Modi el 16 de junio, Jaishankar siguió con una solicitud para hablar con Wang (a lo que este último aceptó de inmediato). Y fue después de la conversación con Wang el 17 de junio, cuando los dos principales diplomáticos llegaron a un punto en común sobre la salida del pozo en el Valle de Galwan, que Jaishankar señaló su conveniencia para asistir a la reunión del RIC el 23 de junio.
Fue una señal positiva. Basta decir que, con la aprobación del primer ministro, Jaishankar abrió una vía política con Beijing. Cualquier interacción entre Jaishankar y el liderazgo chino, por lo tanto, constituye un importante paso adelante. La reunión de RIC de hoy será un avance suficiente si se produce una reunión bilateral en algún momento cercano.
Los analistas indios se han vuelto locos al estimar que Rusia se está metiendo en la relación chino-india. Esta es una idea falsa. El presidente Vladimir Putin no es un bombero, aunque tiene un genio raro como estadista mundial para hablar con sentido e inyectar racionalidad en situaciones de conflicto.
En segundo lugar, debe entenderse la alquimia de la entente Rusia-China: ambas partes tienen un amplio espacio para perseguir independientemente sus intereses centrales, y Moscú sería consciente de que la soberanía territorial es un tema central para China. Tercero, Rusia y China no necesariamente están de acuerdo en todos los temas bajo el sol.
Dicho esto, Moscú y Pekín le dan una gran importancia al formato RIC como una dimensión importante de su estrategia común para democratizar el sistema internacional y consolidar la opinión mundial sobre los imperativos de la estricta adhesión al derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas en la conducta de los Estados.
En pocas palabras, desde la perspectiva rusa y china, el RIC complementa a BRICS y al SCO, mientras que también existe el factor positivo de que RIC es su único foro exclusivo con India, a quien ambas potencias consideran un jugador cada vez más importante en el ámbito multilateral y estrella en aumento en Asia cuya integración euroasiática es de su interés.
Por supuesto, Rusia y China son practicantes del zen de crear sinergia a partir de formatos multilaterales para enriquecer y fortalecer su relación bilateral, armonizar las divergencias, si las hay, y seguir profundizando su convergencia estratégica en asuntos regionales y globales.
India tiende a adoptar una actitud de «todo o nada», lo cual es lamentable. Tal vez, una buena cosa puede salir de la participación de la India en la reunión de RIC y hoy radica en la señal de su creciente conciencia de los encantos ocultos de este formato único en un mundo en transición histórica.
El camino a seguir radica, posiblemente, en que los tres países de RIC emprendan algunos proyectos comunes en los que los tres se convierten en partes interesadas en su futuro compartido.
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2020/06/RIC.jpg424600Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2020-06-25 11:54:272020-06-25 11:55:45India despierta a los encantos ocultos de RIC RUSIA INDIA CHINA
DOSSIER GEOPOLITICO: Mientras la sociedad argentina, en medio de una Pandemia Universal, de la cual no ha llegado aún su pico de contagio, en el ínterin, digo; la misma es direccionada a discusiones bizantinas y estériles carentes de la más mínima lógica y que sirven para desviar la atención de los verdaderos Intereses nacionales y de la proyección a futuro de la República en el marco de las nuevas realidades que el Covid-19 vino a desenmascarar, con zonceras, como que nos van a quitar la propiedad privada o que llegan ideologías totalitarias a gobernarnos y temas por el estilo. Además de enfrentarnos estérilmente por una empresa evasora y vaciada por sus propios propietarios. Lo bueno, es que los argentinos descubren; que el río Paraná, (un río Interior) no es controlado por el Estado nacional, al igual que los Puertos de donde salen casi el 80% de la riquezas alimentarias y minerales del País. Y usando el modelo Tero -poner el huevo en un lado y gritar en otro-, los grandes medios nos habla de la depredación de nuestro Mar por flotas extranjeras -eso si solo Chinas, y las Españolas, las Coreanas, las Noruegas, Las japonesas, que, NO depredan (?)- Sabedores que no tenemos Marina de Guerra, especialmente, después del hundimiento del ARA San Juan para ese control y que gran parte del mar económicamente exclusivo está bajo dominio del invasor Inglés, que da permisos de saqueo a esas flotas. Pero la principal sangría está en nuestros propios ríos interiores, digo, que mientras estamos “entretenidos” por esas discusiones. El Mundo sigue girando, y por ello aportamos está analisis del Sancta Sanctorum del Neoliberalismo o FORO ECONÓMICA MUNDIAL o también conocido como Foro de Davos donde nuestros funcionarios en especial los anteriores peregrinaban año a año a participar del besamanos con los poderosos del mundo de las Finanzas Globales. Destacó que el informe fue publicado el 9 de Enero de este año, cuando aún no había estallado la pandemia y el Covid-19 se concentraba en China, el informe dice:
1 “En 2020, el producto interno bruto (PIB) de Asia será superior al PIB del resto del mundo en su conjunto.”
2 “Se estima que esta región representará aproximadamente el 60 % del crecimiento mundial en 2030.”
3 “la región de Asia-Pacífico donde se radique la inmensa mayoría (el 90 %) de los 2 400 millones de nuevos miembros de la clase media que accederán a la economía mundial.”
Con estos datos contundentes se entiende la desesperación Norteamericana de hacerse con todos los recursos de las Américas, incluyendo hasta el Banco Interamericano de desarrollo (BID) controlando todo para poder negociar con algo de fortaleza en el Nuevo Orden Mundial en construcción, con Trump o sin él, esa es la realidad que hoy nos debe llevar a analizar, planificar y negociar: el cómo nos insertamos en este mundo cambiante con posibilidades reales, pues los alimentos y los minerales serán muy importantes, sin seguir depredando nuestros recursos todos finitos, sin casi ningún beneficio; para volver a ser la Nación que nos merecemos en estos tiempos, con una segunda independencia NO de bicentenarios festivos pero intrascendentes a la hora de hacer historia en el Siglo XXI.
Los tres puntos que determina lo que ocurrirá el World Economic Forum, lo adelantamos hace más de 15 años en nuestras libros y publicaciones…LA PANDEMIA ACELERO LOS TIEMPOS…”El futuro llegó”…Argentinos a las Cosas Lic. Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico.-
En 2020, Asia registrará el mayor PIB mundial. ¿Qué significa eso?
El grueso de ese crecimiento provendrá de los mercados en desarrollo de China, la India y el Sureste Asiático y obligará a empresas, gobiernos y organizaciones no gubernamentales (ONG) a tomar toda una serie de decisiones nuevas. Suya será la responsabilidad de guiar el desarrollo de Asia de manera que sea equitativo y esté encaminado a resolver numerosos problemas sociales y económicos.
Entre tanto, Indonesia, Filipinas y Malasia experimentarán un crecimiento notable de su población activa, que dará lugar a un incremento de la renta per cápita disponible. El rápido avance de la economía digital en la región proporciona acceso adicional a quienes anteriormente carecían de servicio y satisfará las demandas de comodidad y eficacia de los consumidores.
Cómo ha crecido el PIB de Asia desde 2014 y su previsión de crecimiento
Un nuevo perfil de consumidor
Todas estas fuerzas macro llevan a una bipolarización del consumo, por la que los consumidores tendrán más fuerza y, al mismo tiempo, demandarán productos y servicios prémium y con buena relación calidad-precio. Es probable que el consumidor del futuro sea mucho más exigente en todo, desde lo que consume (personalizado/localizado/saludable/sostenible) hasta donde compra (omnicanal, compra según su comodidad), pasando por la influencia que reciba (menos de las empresas y más de las comunidades sociales).
Los operadores locales y regionales están ganando terreno
Las empresas locales y disruptivas crecerán más que las tradicionales y comenzarán a alterar el mercado: esta tendencia adquirirá cada vez mayor relevancia y se observa ya tanto en los mercados desarrollados como en los mercados en desarrollo. Los operadores locales más ágiles están ganando gracias a su facilidad de acceso y su conocimiento del medio local. Por ejemplo, Wardah se ha hecho con un 30 % de cuota de mercado en Indonesia centrando su actividad en los cosméticos halal.
Otra ventaja de las empresas locales es el compromiso para capear pequeños temporales. En un conglomerado indonesio, la opinión de los altos ejecutivos pasa por adoptar una visión secular, invertir en ella y mantener el rumbo… y no preocuparse por las fluctuaciones trimestrales o anuales de los resultados.
Estamos viviendo una era asiática y, a medida que las empresas elevan sus ambiciones e intensifican sus esfuerzos, han de formularse varias preguntas básicas. Entre las más importantes:
¿Tenemos una estrategia de «futuro con retrospectiva» (imaginar el futuro y después trabajar en las actuaciones necesarias para posicionar a una empresa de modo que pueda competir en 10 o 20 años) que sea adecuada para el dinamismo de la región?
¿Estamos generando ventajas competitivas y modelos de negocio a prueba del futuro?
¿Qué quieren nuestros clientes?
¿Qué nuevos productos satisfarán sus necesidades?
¿Cuál es la mejor manera de interactuar con ellos y darles servicio?¿Cómo manejamos los datos?
¿Tenemos una agenda de sostenibilidad que nos ayude a apoyar este auge del consumo sin perjudicar todavía más al planeta?
¿Cómo debemos organizarnos para aprovechar al máximo esta oportunidad sin precedentes con la máxima agilidad?
Un mercado de trabajo en transformación
Los gobiernos de los países en desarrollo de Asia-Pacífico se están dando prisa para superar la pobreza, la falta de infraestructuras y otros obstáculos importantes para alcanzar al resto del mundo digital. La transformación digital y la Cuarta Revolución Industrial de los mercados desplazarán a los puestos de trabajo existentes y la distribución del empleo entre sectores variará de forma considerable durante este proceso.
Por ejemplo, cabe esperar que aumente el empleo en atención sanitaria, estimulado por el envejecimiento de la población. Sin embargo, es probable que los sectores que utilizan mucha mano de obra, como la fabricación, el transporte y el almacenamiento registren una reducción de los niveles de empleo a raíz de la automatización. Cabe esperar que solo entre los miembros de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) haya que reciclar a 53 millones de trabajadores. Esta dinámica se complica todavía más por el incremento de la economía bajo demanda (gig economy), que lleva a titulados universitarios a ofrecer sus servicios como conductores de plataformas de servicios de taxi o repartidores de comida.
El nuevo enfoque sobre la sostenibilidad
La sostenibilidad y su impacto ambiental, social y económico también seguirá adquiriendo mayor importancia para los gobiernos y las ONG de la región. Tanto la definición institucional como el ámbito de actuación de la empresa seguirán ampliándose para abarcar temas como la salud y el bienestar o la diversidad y la igualdad. Los inversores también tendrán que poner de su parte: muchos grandes inversores de la región de Asia-Pacífico han comenzado a abandonar sectores primarios como el petróleo y el gas, la minería y los productos agrícolas en favor de modelos de negocio que satisfagan necesidades ambientales y sociales, como las energías renovables y las redes de hospitales con fines de lucro que ofrecen mejor acceso a atención sanitaria a las poblaciones peor atendidas.
Un equilibrio complicado para los gobiernos
Conforme este futuro se vaya materializando, los gobiernos tendrán que hacer cosas bien. Tendrán que hacer reformas adecuadas para el comercio y para los inversores, promover la inclusión social y financiera, invertir en infraestructuras físicas y lógicas y crear asociaciones público-privadas. Tendrán que innovar y reformar la enseñanza para asegurarse de que exista una población activa competitiva y con las competencias adecuadas. Al mismo tiempo, tendrán que equilibrar el progreso tecnológico con la creación de empleo y el reciclaje del talento, el desarrollo económico con la sostenibilidad, y las ventajas de escala con la concentración del poder. De ello dependerá, en gran medida, que el Sureste Asiático esté a la altura de su potencial de crecimiento.
Por Praneeth Yendamuri Partner, Bain & Company Zara Ingilizian Head of Shaping the Future of Consumption; Member of the Executive Committee, World Economic Forum
https://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2020/06/edificio-chino.jpg867600Dossierhttps://dossiergeopolitico.com/wp-content/uploads/2018/05/Dossier_Logo-2.pngDossier2020-06-23 23:01:292020-06-23 23:09:03En 2020, Asia registrará el mayor PIB mundial. ¿Qué significa eso?
[Ya no solo pensadores extranjeros ven la situacion critica de EEUU muchos de sus intelectuales hacen un llamado de alerta Dossier Geopolitico recuerden el factor demografico sera clave]
La primera potencia se enfrenta a una tormenta perfecta en un momento de grave polarización. Las movilizaciones antirracistas, la embestida del coronavirus y el aumento vertiginoso del desempleo diseñan un desafío de consecuencias imprevisibles en el gigante norteamericano Por AMANDA MARS Tulsa (Oklahoma) Para Diario EL PAIS
Despacho del abogado H. A. Guess, destruido en 1921, reabierto. Consulta del doctor H. J. Watson, destruida en 1921, reabierta. Sastrería Allen, agencia inmobiliaria Twine… Al distrito de Greenwood, en Tulsa (Oklahoma), lo llamaban el Wall Street Negro porque a principios del siglo XX se había convertido en un polo segregado pero próspero. En plena época de linchamientos y expansión del Ku Klux Klan, aquella comunidad parecía una isla donde se mezclaban músicos, profesionales, comerciantes y criadas que regresaban del trabajo. Al calor de la bonanza económica se elevaron las expectativas de su población, alentadas también por veteranos negros de la Primera Guerra Mundial que habían visto mundo, uno en el que no se les recordaba en cada momento su reciente pasado de esclavitud. Liberados, pero no considerados ciudadanos de pleno derecho en Estados Unidos, su prosperidad causó miedo y rabia. Hoy las placas en el suelo recuerdan en el barrio la mayor masacre racista ocurrida desde el fin de la esclavitud.
La chispa que prendió fue la detención de un chico negro por una supuesta agresión a una muchacha blanca en un ascensor. Entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1921, una turba de hombres blancos arrasó el barrio. Los historiadores calculan que unos 8.000 vecinos, casi el 80% del total, perdieron sus casas, que se destruyeron la mayor parte de los negocios y murieron unas 300 personas. Según el historiador de Harvard Hannibal B. Johnson, ni un solo blanco resultó condenado por los disturbios, pero docenas de negros fueron acusados de incitarlos. Hoy es un barrio en transición, donde bloques fantasmales conviven con establecimientos de vanguardia en edificios industriales de ladrillo visto.
La masacre de Tulsa se ha recordado estos días, en plena ola de protestas contra el racismo, porque Donald Trump ha escogido esta ciudad para reanudar los grandes mítines tras la crisis sanitaria. Los carteles con el lema Black Lives Matter (Las vidas negras importan) se han multiplicado en las calles. Elizabeth Henley, artista afroamericana de 36 años, y otros grafiteros, llevaba todo el viernes pintando un mural enorme con esas palabras. “Creo que todo ha surgido con esta fuerza porque las emociones están a flor de piel con la pandemia”, explicaba. “Ha surgido este movimiento, que reconoce el racismo como algo sistémico, pero también la fealdad y las divisiones son más visibles”.
Apenas a tres calles de allí, pero separados por una vía de tren, medio centenar de seguidores de Trump aguardaban en tiendas de campaña el discurso del presidente este sábado. “A esa gente [se refiere a los manifestantes del otro lado] les están mintiendo quienes quieren romper este país en un momento en el que necesitamos estar juntos”, decía Carson Kurtright, de 33 años, en una galaxia completamente distinta de Henley. Los tenderetes con propaganda del republicano son los únicos comercios abiertos en un centro apagado por el coronavirus y la crisis.
Esas tres manzanas de Tulsa explican la convulsión de los últimos meses. Las crisis capitales tienen la capacidad de transformar un país y Estados Unidos, el más poderoso del mundo, está atravesando tres al mismo tiempo.
El historiador de Georgetown Michael Kazin, experto en movimientos sociales y editor de la revista Dissent, no encuentra un antecedente similar. “No hay una analogía para esta situación. Encontramos similitudes con 1968 y el movimiento de liberación negra. También había disgusto con las promesas incumplidas de Lyndon B. Johnson sobre la guerra de Vietnam, como ahora con Trump por la crisis del coronavirus, y también había elecciones, pero la economía estaba bien. En la pandemia de 1918 [la llamada gripe española], sí se produjo un declive económico después de la Primera Guerra Mundial, y hubo muchos disturbios raciales, pero la economía se recuperó a principios de los veinte. No recuerdo tres crisis así a la vez”, explica por teléfono.
La Gran Depresión alentó el nacionalismo y la Segunda Guerra Mundial, pero también alumbró los programas sociales del New Deal y sembró el surgimiento de Estados Unidos como gran superpotencia mundial. A la Gran Recesión se le atribuye la ola antiestablishment, la ascendencia de la izquierda política y la llegada al poder de una figura como Donald Trump. ¿Qué puede surgir de una crisis múltiple como la actual? ¿El futuro se parece más al lado grafitero de la vía del tren o al de las tiendas de campaña donde esperan el mitin de Trump?
“Se puede pedir a la población actos heroicos de sacrificio por un tiempo, pero no por siempre. Una pandemia persistente, combinada con una profunda pérdida de empleo, una recesión prolongada y un volumen de deuda sin precedentes creará tensiones que se convertirán en una reacción violenta, lo que no está aún claro es contra quién”, apunta Francis Fukuyama en un extenso artículo publicado esta semana en Foreign Affairs. A su juicio, el auge del nacionalismo, la xenofobia y los ataques al orden liberal en todo el mundo se verán agravados por esta pandemia, aunque el shock también puede generar resultados políticos positivos, empujar a reformas estructurales. El coronavirus ha mostrado una doble faz de los Gobiernos: los fallos en sus respuestas, pero también la capacidad de buscar soluciones y desplegar recursos colectivos.
La sensación de peligro puede inclinar a la población hacia la izquierda o la derecha, según la naturaleza de la amenaza. Un estudio de 2018 de Fade R. Eadeh, del Carnegie Mellón, y de Katharine K. Chang, del Instituto Nacional de Salud Mental, señala que las crisis sanitarias, los problemas del clima o la corrupción empresarial aumentan el apoyo a la política progresista, mientras que la seguridad nacional ante ataques del exterior impulsan un giro conservador, que se percibe “más eficaz lidiando con el terrorismo, mientras que los progresistas se consideran mejores ante problemas de salud o medioambientales”, señalan.
La propia actitud de la sociedad ante un fenómeno la crisis sanitaria se lee en clave de partido en Estados Unidos. Según los datos del Pew Research de primeros de mayo, el 87% de los demócratas se declara preocupado porque las medidas de confinamiento se levantasen demasiado pronto, algo que solo incomodaba al 47% de los republicanos, y esa brecha ha ido en aumento. Un mes antes, en abril, los porcentajes se situaban en un 81% frente a un 51%.
La decisión de llevar o no llevar mascarilla se ha convertido en una declaración de principios para algunos. Trump se ha negado abiertamente a mostrarse cubierto en público y es menos común verlas entre los seguidores del republicano que en la población en general. El viernes por la tarde, entre el medio centenar que aguardaba al mitin, solo la llevaba una persona. Ante la ola de protestas, mientras los progresistas y parte de los republicanos perciben el racismo como un problema estructural que afrontar, los trumpistas ven un problema de individuos que requiere soluciones individuales.
Para Kazin, “la polarización lleva produciéndose desde los noventa, cuando Newt Gingrich y los republicanos se hacen con el control de la Cámara de Representantes. El auge conservador les vuelve muy seguros e intolerantes con sus oponentes. Y entonces, la gente a la izquierda también genera su propia intolerancia”. “Vivimos dos intolerancias, no es una guerra civil, pero hay divisiones profundas que creo van a seguir en el futuro porque este es un país muy heterogéneo. También había esas divisiones en los treinta, la gente se olvida de que a muchos no les gustaba el New Deal”. El clima se ha extendido a la esfera privada de la vida. “Yo tengo un solo amigo republicano votante de Trump, eso no solía ser así hace años. Recuerdo que Karl Rove [asesor de Bush hijo] me invitó a comer a la Casa Blanca para hablar de un libro mío. Eso no es hoy imaginable”, explica el historiador.
El profesor Steven Levitsky, autor de How Democracies Die (Cómo mueren las democracias), expresaba un temor similar en una entrevista en EL PAÍS en 2019. “Hay pocos lugares en EE UU donde conviven demócratas y republicanos. Donde vivo, en Boston, tengo que conducir 20 kilómetros para encontrar a un trumpista. Eso no es normal. Y, al contrario, si vas a Oklahoma vas a encontrar pueblos enteros que votan 99% por Trump, no hay demócratas. Los ciudadanos pierden la costumbre y la capacidad de coexistir”.
Este pulso entre las dos Américas se produce ahora, a diferencia de hace tres meses, en el escenario económico más tenebroso desde la Gran Depresión. El parón autoimpuesto en medio mundo para frenar la propagación del virus ha sumido a Estados Unidos en la recesión, tras una década de bonanza. El desempleo pasó del 3,5% en febrero al 14,7% en abril, un salto vertiginoso en un país de frágil red social frente a los parámetros europeos. Fue esta debacle la que logró algo insólito en estos tiempos, que republicanos y demócratas aprobasen de forma unánime en el Senado un multimillonario paquete de estímulos.
Los primeros compases de esta crisis apuntan además a una mayor brecha económica y el refuerzo del poder de gigantes grupos tecnológicos. En plena marea de bancarrotas de empresas pequeñas y medianas, las acciones de Amazon está en zona de máximos históricos, la compañía tiene una capitalización de 1,19 billones de dólares y el patrimonio de su fundador, Jeff Bezos, engordó en casi 30.000 millones en un solo mes.
Este es también un país en plena metamorfosis. El lunes, el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, decidió por una mayoría de seis a tres jueces que los trabajadores LGTB quedaban protegidos de la discriminación bajo el paraguas de la Ley de Derechos Civiles de 1964. Hasta ahora, no se consideraba que la orientación sexual o la identidad sexual quedase cubierta. Según una encuesta de la CBS, hasta el 82% de los estadounidenses (incluido el 71% de los republicanos) consideraba que debía cambiarse esa concepción para proteger también a gais o transgénero.
Y esta es una nación cada vez más diversa. En 2011, por primera vez, nacieron más niños de minorías que blancos de origen europeo. Los blancos no hispanos son el único grupo de población en retroceso y, según las proyecciones del reputado demógrafo William Frey, en 2060 pueden llegar a representar menos del 50%.
Las tensiones han alumbrado catarsis súbitas en los últimos años. Se ha producido una mayor concienciación contra la discriminación sexual y de raza, cristalizada en movimientos como el Me Too y ahora esta ola de movilizaciones a raíz de la muerte del afroamericano George Floyd. De la noche a la mañana, Nike convierte el 19 de junio, cuando se conmemora la liberación de los esclavos, en vacaciones pagadas para los empleados, los circuitos de NASCAR prohíben las banderas confederadas y el diccionario Merriam-Webster anuncia que revisará la definición de racismo para expresar los modos en que puede resultar sistémico. La oleada traspasó fronteras, reafirmó la capacidad de la gran potencia de marcar la agenda en el mundo.
La socióloga Suzanne Staggenborg, experta en movimientos sociales de la Universidad de Pittsburg, cree que Estados Unidos vive un punto de inflexión en la lucha contra el racismo. ¿Por qué ahora, por qué la muerte de George Floyd ha provocado esto si ha habido muchos otros casos de brutalidad policial antes? “Un factor ha sido lo estremecedor que resultó el vídeo, pero más que eso, se debe a los años de movilizaciones de Black Lives Matter [creado en 2013], su trabajo organizativo previo ha sido crucial como lo fue para el feminismo en la Marcha de las mujeres. Y también está el movimiento de resistencia a Trump, que ya estaba en marcha y ha encontrado otra causa unificadora”, explica.
La era Trump ha tenido una capacidad inusitada para sacar a miles de estadounidenses de diferentes generaciones y orígenes a la calle contra el machismo, contra las armas, por el clima y contra el racismo. Pocos como el republicano son capaces de exasperar tanto a los progresistas y demócratas moderados y esta triple crisis no ha sido una excepción.
A cinco meses de las elecciones, el presidente ha puesto el acento en los disturbios violentos de la ola de protestas, en lugar de situarlo en el problema del racismo, y ha azuzado la bandera de la ley y el orden contra lo que llama la “izquierda radical”. Este mismo viernes, advertía, cara a su mitin en Tulsa: “Cualquier manifestante, anarquista, agitador, saqueador o escoria que vaya a Oklahoma, por favor, que entienda que no van a ser tratados como en Nueva York, Seattle o Minneapolis [ciudades con alcaldes progresistas]. ¡Será un escenario muy diferente!”.
Con la pandemia, Trump insistió en la negación durante semanas, llegó a decir que desaparecería como “un milagro” (27 de febrero) y hasta la equiparó con la gripe común (9 de marzo). Al republicano le habían advertido de que una pandemia como esta era una amenaza muy real desde que puso los pies en la Casa Blanca, pero no solo no preparó la respuesta, sino que en los últimos años redujo los medios para enfrentarse a ella. A partir de mediados de marzo, cuando la gravedad de la crisis era evidente, los estadounidenses vieron al Trump más estrafalario, llegando a sugerir en rueda de prensa utilizar inyecciones de desinfectante para matar al virus. Y entró en guerra con los gobernadores demócratas, a los que acusó de extremar las medidas de confinamiento para perjudicarle electoralmente.
El analista Julian Zelizer, profesor de la Universidad de Princeton, afirma que el presidente ha respondido a la pandemia y los problemas posteriores “amplificando e incrementando las divisiones desde un púlpito de matón, en lugar de intentar apagarlas, y eso hace mucho más difícil dar respuestas coherentes”.
Este país en convulsión, que empezó 2020 juzgando a su presidente en el Senado, acude a las urnas en noviembre. Para Michael Kazin, que está trabajando en un libro sobre la historia del Partido Demócrata, la izquierda en Estados Unidos lleva creciendo al menos desde 2008 y una victoria de Joe Biden consolidará la transformación. Trump se afana en amarrar la presidencia echando mano del manual de 2016. Ahora vuelve a los mítines, pero con una importante novedad: los asistentes y periodistas firman el compromiso de no demandarle si enferman por el virus.
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