Articulo Publicado en el sitio web Vos Populi Por Luis Riestra
Mi conclusión es que los supuestos liberales, dueños y señores del Departamento de Estado, son unos taimados realistas, pues lo que tienen es una estrategia de dominación mediante la implantación y promoción de partitocracias
La agresión militar de Rusia contra Ucrania dejó perplejos a casi todos por su aparente irracionalidad pero, en realidad, tiene su lógica dentro de los esquemas dominantes del pensamiento geopolítico contemporáneo, tanto que pareciera que se está aplicando un manual, de ahí que algunos pensadores y analistas lo hubieran advertido repetidamente durante años. Putin no se ha vuelto loco y, una vez más, se ha comprobado algo que repetimos aquí continuamente: la política (en este caso la geopolítica) determina la economía, no al revés, salvo que no tengas nada y no quieras ser un miserable infeliz. Así que hoy, que los ánimos están más calmados, exploraremos este complejo rompecabezas intentando entender la perspectiva rusa.
Lamentablemente, en España, salvo contadas excepciones, antes de que termines de decir lo anterior eres asaltado con que «eres un vendido a Putin», etc., una ofensa intolerable, pues yo no me dedico a la prostitución económica como muchos economistas del régimen, aparte que antes de esta guerra yo ya había sido víctima indirecta de Putin con un costo altísimo, de esos que te cambian la vida, con lo que ya se pueden imaginar la estima que le tengo al personaje y a su régimen, y ahora, con su guerra, me toca segunda ronda.
Debería ser obvio que cuando uno explica cómo se comporta un oso, o un adversario, no significa que uno sea partidario de que ese animal vaya por ahí descabezando a la personas, o que seas un traidor, pero, por lo visto, no lo es, incluso entre quienes te conocen.
Realismo vs. idealismo geopolítico
Esas dicen que son las dos «escuelas» (enlace a un breve debate introductorio) que marcan las relaciones internacionales y que recuerdan a otra dicotomía, a la de la economía positiva (trata de lo que es) versus la economía normativa (lo que debería ser) Los realistas dicen que existen causas objetivas, como la geografía, que marcan las acciones de los Estados, mientras que los (supuestos) idealistas se nos presentan como «liberales» que defienden la llamada «democracia liberal», que es como los anglosajones llaman a la socialdemocracia y, si no les obedeces, te mandan al ostracismo.
Mi conclusión es que los supuestos liberales, dueños y señores del Departamento de Estado, son unos taimados realistas, pues lo que tienen es una estrategia de dominación mediante la implantación y promoción de partitocracias, tal fue nuestro caso con el R78 y, de Japón a Iraq, la lista es larguísima. Los idealistas dicen seguir a Woodrow Wilson pero en realidad siguen a Mackinder, como demostramos en «El progresismo y sus trampantojos«, y en eso, esta guerra les viene de fábula.
Para los realistas los Estados y los políticos que los dirigen son actores implacables y sin escrúpulos que están dispuestos a hacer lo que haga falta por su supervivencia, de modo que «el poder es el derecho» y, como demócrata, me parece que el mejor punto de partida es considerar a los políticos son presuntos delincuentes, de ahí la necesidad de la democracia formal y acabar con las partitocracias. Lógicamente, como en la mayor parte del mundo no hay democracia formal, delinquen más, por eso abundan las ONGs fake, el tráfico de personas, de drogas, el terrorismo, etc., al tiempo que imponen narrativas y los pueblos les compran sus unicornios azules, que así no buscamos el interés de España por ejemplo.
Por supuesto, hay luchas por el botín geopolítico, que la política es eso, lucha por tener y aumentar el poder, una lucha en la que somos meros instrumentos. Como realistas duros tendríamos a Rusia, EE.UU. y, ya más cerca, a Marruecos y Francia; mientras, en España, se aplica una especie de idealismo idiota y corrupto.
Las «puertas» de Rusia
El tirano ruso ha dicho en distintas ocasiones que hay líneas rojas pero parece que no le escuchan, al menos los ciudadanos del común, esos a quienes manipulan los oligopolios televisivos. Una de dichas líneas rojas era la entrada de Georgia y Ucrania en la OTAN y, cuando pudo, a Georgia le dio un correctivo. Luego, desde Occidente se siguió insistiendo con Ucrania y puede que alguien dijera «sabes qué, te voy a meter en una guerra en la que te vas a empantanar y desangrar, así no molestas por una generación«; no lo descarten, sean «realistas».
Putin también ha repetido que Ucrania se había convertido en una amenaza existencial (entiéndanlo literalmente), luego, esta guerra no puede «perderla», y, a los españoles, protegidos por mares y los Pirineos, con uno de los territorios más difíciles de conquistar (salvo traiciones internas, como ahora) dicha afirmación rusa nos suena raro, pero no lo es. ¿En qué se basa?
Sin buenas fronteras naturales la defensa de Rusia es durísima y ya ha sido invadida en distintas ocasiones (una lista hasta antes de la PGM), de ahí que siempre se recuerde la respuesta de Catalina la Grande sobre cómo pensaba defender sus fronteras: «¡extendiéndolas!». Así, de oriente a occidente, las puertas de Rusia serían la del corredor de Altái (de momento segura), la centro asiática, asegurada temporalmente tras la crisis de Kazajistán, que vimos, la costa occidental del mar Caspio, con Azerbaiyán (que está pendiente), la costa oriental del mar Negro, de ahí la importancia de asegurar Georgia, la de Crimea (reconquistada), la del corredor de Besarabia, la puerta más amplia a occidente, con Transnistria de freno, pero que se aseguraría con una Ucrania neutral o dominada, la del corredor polaco, la del báltico y la de Arcángel o del mar Blanco.
Esas puertas solo consiguió asegurarlas con la URSS, cuya disolución Putin considera la mayor catástrofe geopolítica del siglo veinte, y son la columna vertebral de la política exterior de los «siloviki» (o silovik), los hombres fuertes del Kremlin. Hoy, ese objetivo es inalcanzable y menos con el ejército ruso que hemos visto (un bien apertrechado ejército polaco lo liquida en dos semanas), salvo que la guerra se alargue y Ucrania se convierta en una laboratorio bélico para Rusia.
La amenaza existencial para Rusia viene de que una coalición (la OTAN) la invada por el Cáucaso vía Turquía (enemigo secular) y por Ucrania, mientras le cierran la salida al Báltico y al mar Blanco por Finlandia. Sería su muerte. Tendría entonces que usar armas nucleares en territorios con población rusa. Nadie se cree hoy dicha invasión, salvo los realistas (taimados o no) y los rusos, que recuerdan sus invasiones, las promesas a Libia, Iraq, etc. y que la historia da muchas vueltas, así que lo de que la OTAN solo es defensiva lo ven como otro unicornio azul.
El credo geopolítico
Es la doctrina por la que se rige la geopolítica de las grandes potencias y a la que dedicamos un resumen (enlace), destacando de nuevo Mackinder, como su máximo ideólogo y para quien hay una región pivote, que coincide con los territorios de Rusia, Bielorrusia, Irán, las repúblicas centro asiáticas, Mongolia y parte de China y, según dicho territorio se moviera, así se movía la geopolítica, de modo que quien la controle o inmovilice dominará el mundo.
La razón de la potencia de esta región pivote, que los rusos han defendido con decenas de millones de muertos, se debe a su disponibilidad de recursos para aguantar una guerra y, en caso de invasión, la defensa sería parecida a la que le hacen hoy los ucranianos, que el oso se ha metido en un lago que creía lleno de salmones cuando son feroces pirañas con los aliados más poderosos de la Tierra. El peligro cierto ahora es que, ante una debacle militar, Rusia utilice armamento nuclear táctico; han dado señales al respecto, pero de nuevo, no les hacen caso.
La política de contención, destrucción, control y/o sumisión de la región pivote la conocen, se ha venido haciendo desde la Guerra Fría (si no antes) y luego se añadieron revoluciones de colores, etc. Hoy destacan las sanciones y, cuando un senador estadounidense necesitaba votos, sancionaban a Rusia; incluso Trump presumía de haber puesto más sanciones que nadie. Las sanciones no evitan guerras, al contrario, como ocurrió con Japón antes de la SGM, pero dan mucho juego a los políticos; de hecho, hoy, son un obstáculo a la retirada rusa y a quien no se puede aislar totalmente.
Guerra y Paz
Putin podría haber dejado el problema a otro, pero prefirió hacer la guerra ahora que luego con Ucrania en la OTAN, total, las sanciones seguían creciendo y, tras la huida de Afganistán de un Biden con lagunas transitorias y un Zelensky, que es el menos anti ruso de los políticos con poder en Ucrania pero no tenía más alternativa que seguir la línea dura (fracaso de Minsk II, etc.), se la jugó y ahora a Putin y a los rusos solo les queda correr o reventar, adaptándose a la derrota en el norte y la victoria en el sur y modernizando y aumentando sus capacidades militares a marchas forzadas, algo que conocen de siempre.
Luego hay otro factor añadido, la demografía (siguiente gráfica), con una natalidad tan mala como la nuestra pero con la gran diferencia de que, de Rusia, muchos se quieren ir y pocos «volver» (de ex URSS), mientras España tiene españoles fuera (que tanto molestan al progresismo), algunos de emigración reciente, en Hispanoamérica, que desean venir. Con menos población rusa a futuro para mantener su sistema económico y de defensa y para la compensación del islamismo (de nuevo Kazajistán, etc.), el tiempo jugaba en contra.
Por otro lado, cuando se cambia de orden generacional es muy difícil derrotar una país (caso URSS en SGM) y Ucrania y Rusia, con dos órdenes nuevos consolidados (globalismo vs. nacionalismo), la sangría se podría «eternizar».
¿Y el interés de España?
No entraremos, por su extensión, en el interés de España, pero una guerra larga en Ucrania no nos interesa por nuestra carencia casi absoluta de materias primas industriales (realismo), por no hablar de, aunque sí nos interesa el castigo a Rusia, que al sur (más realismo) hay otro tirano con tradición invasora, de momento en la zona gris, pero sobre todo y antes que nada, para parar las muertes y destrucción de esta guerra (idealismo moral) al que se sumarán las hambrunas subsaharianas y en otras áreas por el encarecimiento de los fertilizantes y otros insumos agrícolas. El panorama que se presenta es realmente desolador.
Lamentablemente, parece que nadie quiere la paz y cuando hoy, como en 2014, propones ayudar a Ucrania pero buscar su neutralidad (como Kissinger, John Mearsheimer o incluso Alemania), se repiten las agresiones personales comentadas al principio, que quiero creer que ocurren porque desconocen el término. En todo caso, trabajemos por la paz y por el fin de este desastre humanitario intolerable. ¿O es que acaso lo que realmente se quiere es la guerra y que sigan matándose? Espero que no.Guerra en UcraniaRusiaUcraniaVladímir Putin
Fuente Voz Populis 28/4/2022
https://www.vozpopuli.com/opinion/la-geopolitica-de-rusia.html
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