Por Carlos Alberto Del Campo –
El presidente Mauricio Macri acaba de visitar en Córdoba la Fábrica Argentina de Aviones “Brig. San Martín” sin hacer mención que Israel se opone que Argentina vendo el Pampa III a Bolivia motivado en cuestiones ideológicas, políticas y diplomáticas.
El Pampa III en realidad está dejos de los productos de la emblemática industria argentina: el motor es de EE. UU. y los componentes de Europa y de Israel.
El presidente Evo Morales en su visita a Buenos Aires había confirmado la compra del Pampa para entrenamiento militar y vigilancia de las fronteras ante el contrabando y narcotráfico ratificando lo solicitado por el Secretario de Energía Gustavo Lopetegui en su visita anterior a Santa Cruz de la Sierra relacionada con la provisión de gas boliviano.
Sin embargo, los principales proveedores de la aviónica y del tren de aterrizaje son firmas de Israel (IAI y ELBIT) que se oponen a que Bolivia sea un usuario final del avión. Lo absurdo y ridiculo es que el canciller Jorge Faurie y el ministro de Defensa Jorge Aguad habían formulado un rimbombante anuncio por la compra por parte de Guatemala y Bolivia. ¡Pocas veces se ha visto esta debilidad extrema de nuestra política exterior y la sumisión a que se somete a nuestro país a pesar de la promocionada “amistad” de los países del G20!
El valor de venta del Pampa III –de alta tecnología y prestigio internacional- es de 15 a 18 millones de dólares y la venta formaba parte del contrato de sobre cumplimiento de 45.000.000 metros de gas boliviano durante los meses de mayor consumo.
Inauguración consuelo
El gobierno no dijo una palabra de la grave afrenta impuesta al estado argentino con el bloqueo de la venta. Solo se escuchó un repetitivo e inquietante discurso del presidente de la Nación diciendo: “el camino es este, hacia adelante, nunca más hacia atrás… el gigante moribundo revivió” (¿) mientras procedía a inaugurar en un hangar alquilado a FADEA una fábrica de aerogeneradores que ocupa a 30 personas y otras tantas en unos meses.
Córdoba, junio 7 de 2019
Por Carlos Alberto Del Campo Ex-Legislador de la Provincia de Córdoba
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