Un triunfalismo forzado y hueco, como un ronco grito de resignación, se hace notar en los titulares de los medios europeos, ( y de la mayoría de las agencias de noticias Occidentales) en la mañana pos electoral de EEUU, mientras se prodigan en lanzar el epitafio político a Donald Trump y el fin de su buena estrella con las urnas. 

Los guarismos conocidos, que confirman una clara derrota de los demócratas en la cámara baja y de una lucha titánica, voto a voto, en el Senado, sirven al poderoso y radicalizado eje mediático neoliberal progre europeo, para festejar el supuesto pinchazo de la supuesta ola roja. Una ola que ellos mismos negaban hasta ayer.

Los titulares se centran hoy en glorificar «la resistencia de la libertad», en el «frenazo a la extrema derecha» y -abusando de la hipérbole- de una «derrota al fascismo.» Pero quizás lo más esperpéntico sea la desmesura por proclamar que con esta derrota demócrata, más apretada de lo que se pensaba, SE HA SALVADO LA DEMOCRACIA Y LA LIBERTAD EN «AMÉRICA» Y EN EL MUNDO. 

Una contradicción mayúscula, ya que no se puede salvar lo que no existe. Es decir, el falsario sistema político norteamericano se distingue por su lacerante falta de representatividad, por la exclusividad de acceso a los cargos solo para millonarios y -sobre todo- porque es un hermético sistema plutocrático que garantiza que la política internacional expansiva y belicista del imperio nunca cambie, sean cuáles sean los resultados electorales. Llamar a eso Democracia es un prodigio de imaginación. La porfiada realidad dice sin contemplaciones que la mayoría absoluta en EEUU es para el voto ausente y silencioso.

Entretanto, por aquí, por Europa, nadie se priva de subirse al fantasmal carro ganador, que es apenas un sueño húmedo de una noche de resaca, donde los conservadores anhelan volver a las viejas épocas cuándo se sentían dueños de la economía mundial, dónde los neoliberales esperan que este «triunfo/derrota» venga de la mano de un milagro que arregle el caótico debacle financiero de su sistema. 

Y hasta el progresismo, esa esperpéntica «izquierda de la derecha», también canta victoria porque elucubra que esos votos de la resistencia son gracias a la defensa del aborto, principio y base de la ideología LGTB+ que acapara toda su batería revolucionaria. Mientras sostiene que «los valores sobre el género» significan para los norteamericanos, su primera y casi única prioridad, muy por encima de la inflación, la crisis energética, la enajenación financiera, la guerra y sus gastos y la brecha social, cultural y humana de su sociedad. El que no se conforma es porque no quiere.

Y cómo guinda del pastel, la gran conclusión de todas es la sentencia de cualquier editorial. Aquello que no podía faltar, o sea que LA DERROTA ES DE PUTIN 

Cartón lleno!!!

En fin… También hay otra realidad, esa que los medios ignoran. A Biden le quedan dos años de mandato con un vía crucis infernal y  EEUU está bajo un temporal que hace temblar hasta su última entraña.

Pero ese es otro cuento, no apto para avestruces que esconden su cabeza en un agujero de festejos y fantasías, cuando en verdad es un oráculo que avisa que vienen tiempos dramáticos y de mucho sufrimiento.

Eduardo Bonugli Dossier Geopolitico

Madrid, 9/11/22 Especial desde Madrid

En el mientras tanto…la dura realidad que es la única verdad: nos dice y se OCULTA; “Biden perdió en estas elecciones un 11% de los votos del 2020 y Trump por el contrario, hace 2 años quedó 4,5% por debajo y en éstas elecciones va 6,5% por arriba.

Ya anuncian una grieta y profunda crisis política en el interior de el ex hegemón que puede derivar en una Guerra Civil (situación que dependerá a partir de ahora de las FFAA)

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