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Por Consuelo Diéguez *

Atarajan Chandrasekaran, o Chandra, como se le conoce, preside el grupo Tata, el mayor conglomerado empresarial de la India y uno de los mayores del mundo, con unos ingresos de unos 150.000 millones de dólares. Tata posee acerías, bancos, empresas de energía y tecnología, así como marcas simbólicas del refinamiento, como Jaguar y Land Rover. Esta máquina de hacer dinero quiere multiplicar las inversiones en Brasil, todavía pequeñas por ahora, en los próximos años. Por este motivo, el presidente Lula recibió calurosamente a Chandra a finales de marzo, en su oficina, en el Palacio do Planalto.

En el encuentro, Lula celebró los vínculos entre Brasil e India y habló de la importancia de fortalecer la asociación con el miembro más fuerte de los Brics, después de China. Al posar para fotos con Chandra, Lula dio un paso más en su diplomacia presidencial, estrategia que viene ejerciendo desde el inicio de su gobierno con el objetivo de buscar inversiones, incrementar el comercio y, principalmente, influencia en la geopolítica global de Brasil.

“Europa ha perdido su papel de liderazgo en todos los ámbitos. Tanto en el comercio como en la política internacional, mientras los Brics ganan cada vez más importancia”, dijo Lula a Chandra durante la reunión, según uno de los presentes. Por la noche, en una cena en la Embajada de la India en Brasilia – un palacio de líneas modernas y atrevidas, en el Sector de Embajadas, en Lago Sur, en la capital federal – le tocó a Chandra reforzar, frente a empresarios brasileños y extranjeros, políticos y diplomáticos, lo que escuchó anteriormente de Lula. “La geopolítica está cambiando. Estados Unidos y China se están asentando y la India está creando su propio camino”, afirmó, en un breve discurso, en el que presentó el potencial de su país como socio comercial y político de Brasil. “Bajo el liderazgo del Primer Ministro Narendra Modi, la India está emergiendo como líder regional y potencia económica. Ya se ha convertido en la quinta economía mundial y, en los próximos cinco años, será la tercera”, afirmó el ejecutivo. Esto significa que su país espera, en poco tiempo, desplazar a dos de las mayores economías del mundo: Japón y Alemania, sólo por detrás de China y Estados Unidos.

Chandra luego pasó al punto central de la conversación que tuvo con Lula: los Brics. «India y Brasil son dos de los países más importantes del Sur Global y de los BRICS». Brasil, dijo, tiene recursos naturales gigantescos, como petróleo, gas, mineral de hierro, además de bosques y fuentes de energía limpia. “Son dos naciones muy amigas y a ambos gobiernos les gustaría que sucedieran más cosas. Tanto en el flujo comercial como en la sostenibilidad, en la producción de alimentos, en la transición energética, en la tecnología, entre otras cosas”. Son áreas en las que Europa ha ido perdiendo importancia y competitividad, mientras que los países Brics ganan cada vez más espacio. Hasta el punto de que el bloque empezó a ser visto como una molestia por parte de los países más ricos. Y en ocasiones incluso como una amenaza en el futuro.

ohBrics surgió de un acrónimo creado por un ejecutivo del banco estadounidense Goldman Sachs, en 2001, para designar a un grupo de países emergentes -inicialmente, Brasil, Rusia, India y China- cuyas economías llamaban la atención por su gran potencial de crecimiento. El apodo acabó animando al grupo a unirse, en 2009, en un bloque del mismo nombre, al que también se uniría Sudáfrica.

A pesar de que estos países destacan en el escenario mundial, especialmente China, los Brics eran vistos hasta hace poco por las economías del G – 7 (grupo que reúne a Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Japón) como un bloque. con más divergencias que intereses comunes, lejos de representar riesgo alguno para los dueños del mundo. Esta indiferencia se ha mantenido sin cambios durante las últimas dos décadas, a pesar de la expansión acelerada de China y la India.

La advertencia de que algo nuevo podría desafiar la hegemonía del G – 7 llegó el año pasado con la entrada de cuatro socios más al bloque: los Emiratos Árabes Unidos, Irán, Egipto y Etiopía. Se espera que Arabia Saudita selle su participación este mes. Se incluyó a Argentina, pero el presidente Javier Milei renunció a la asociación. El bloque se volvió más heterogéneo, especialmente desde el punto de vista político, al mezclar dictaduras y democracias en una misma canasta, pero se convirtió en un coloso económico. Los Brics ampliados, o Brics+, como se les llama, representan (con la participación de Arabia Saudita) el 46% de la población del planeta, el 38% del PIB  y el 23% de las exportaciones globales, además del 43% de la producción mundial de petróleo. Entre las diez economías más grandes del mundo, tres (China, Brasil e India) pertenecen a los BRICS.

China, naturalmente, es el buque insignia del grupo. Cuando se crearon los Brics en 2009, el PIB chino , según la revista The Economist , representaba el 47% del PIB del bloque . En 2022 ya era del 70%. En el comercio entre los BRICS, la participación de China era del 55% en 2001 y saltó al 69% en 2022. En términos globales, con un PIB  de 19,9 billones de dólares, los chinos ocupan el segundo lugar después de Estados Unidos, que con un PIB de 25,3 billones de dólares. sigue siendo la economía más grande del mundo.

La creación de los BRICS, como me dijo un diplomático brasileño, “fue un ejercicio diplomático creativo”. Reunió a países que no tenían muchos vínculos directos, pero que, con la creación del bloque, lograron agilizar algunos mecanismos de intercambio. “En una mesa se reunieron líderes de cinco países que han cobrado relevancia”, dijo. «Esto hizo que los tratos fueran mucho más rápidos, principalmente porque las conversaciones siempre fluían bien».

Los especialistas en geopolítica y comercio internacional apuestan a que los BRICS no desplazarán la supremacía occidental en el corto plazo. Pero existe una creencia generalizada de que, por primera vez desde su creación en 1944, el sistema de Bretton Woods –que sentó las bases del orden mundial liberal, con sus organismos tentaculares, como el FMI , el Banco Mundial, así como el La ONU , que nació de los escombros de la Segunda Guerra Mundial, está siendo cuestionada. Al igual que la Organización Mundial del Comercio ( OMC ), creada en 1995. Todas estas organizaciones comenzaron a decaer, perdiendo relevancia y credibilidad. El caso más dramático tal vez sea el de la ONU , que se ha ido desmoralizando ante los ojos del mundo por su incapacidad para influir en la resolución de guerras, como las entre Rusia y Ucrania, o como ejemplo de lo ocurrido en los EE.UU. principios de la década de 2000, cuando no pudo evitar que Estados Unidos atacara Irak y Afganistán. El testimonio más reciente de la tibieza de la organización es su completo fracaso a la hora de impedir la masacre de palestinos por parte de Israel, en represalia por el ataque de Hamás el 7 de octubre del año pasado.

La brutal reacción de Israel, tratada como genocidio por la comunidad internacional, incluido el secretario general de la ONU , Antonio Guterres, y los países miembros de la organización, ya ha matado a casi 40.000 civiles palestinos, ha herido gravemente a unos 80.000 y ha destruido casi por completo la Franja de Gaza. El 20 de mayo, el fiscal de la Corte Penal Internacional, Karim Khan, pidió a los jueces que emitieran órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y tres altos líderes de Hamás por crímenes de guerra. La Corte Internacional de Justicia de la ONU  ordenó a las fuerzas israelíes abandonar Rafah, pero Netanyahu, desafiando a la institución, bombardeó la región el 26 de mayo.

Al no poder detener el ataque, como resultado de los vetos de Estados Unidos, la ONU expuso su ineficacia a la hora de intermediar en los enfrentamientos, la razón principal de su existencia. Para académicos, como los estadounidenses John Mearsheimer, de la Universidad de Chicago, y Jeffrey Sachs, de la Universidad de Columbia, dos críticos de la acción de Occidente tanto en el conflicto de Ucrania como en el de Palestina, la tendencia es la creciente pérdida de influencia de los Estados Unidos. Estados Unidos y Europa en zonas afectadas por guerras.

La opinión es compartida por el embajador brasileño retirado José Maurício Bustani, ex director general de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). “La ONU tal como está se acabó. Ya no tiene razón de existir, porque está subordinado a la voluntad de Estados Unidos”, me dijo, durante una conversación en su apartamento, en Río de Janeiro, con vistas al Pan de Azúcar. «Y Estados Unidos siempre tiene la última palabra, incluso si los otros 192 países están en contra de ellos».

Los errores de Estados Unidos y sus aliados, especialmente los europeos –que podrían conducir a la pérdida de la supremacía del bloque– no se limitan a la geopolítica. En el terreno comercial, los países del grupo han abusado de estrategias desastrosas, que terminaron por debilitar sus economías. Empezando por las medidas proteccionistas adoptadas en los últimos años, reduciendo drásticamente el comercio con sus antiguos socios y aliados. Este es el caso de Brasil. Resultado: las exportaciones brasileñas a China, el año pasado, fueron mayores que la suma de sus exportaciones a Europa y Estados Unidos. Es la primera vez en la historia que esto sucede.

El cambio de rumbo se aceleró bajo la administración de Donald Trump, cuando Estados Unidos dejó de nombrar jueces de la OMC para juzgar disputas en transacciones entre países, estrategia mantenida por Joe Biden. “Como los estadounidenses casi siempre perdían los litigios, dejaron de nombrar jueces y decidieron abandonar la organización. Entonces, hoy no hay nadie que resuelva las diferencias, como los subsidios, las barreras y el proteccionismo que comenzó a adoptar la administración Trump para bloquear el ingreso de productos chinos a Estados Unidos”, explicó Bustani.

Una vez establecida la inseguridad en los intercambios comerciales con estadounidenses y europeos, cuando las reglas comerciales comenzaron a ser irrespetadas, China aceleró su estrategia de búsqueda de nuevos socios. Brasil es uno de los que entró en ese vacío, considerando que estaba en disputa con sus socios occidentales históricos, especialmente Francia y Estados Unidos, debido a las barreras impuestas a los productos brasileños.

Marcos Caramuru, embajador de Brasil en China entre 2016 y 2018, es un gran experto en Asia. En una conversación a finales de marzo, en un café de Ipanema, evaluó los cambios que se están produciendo en el mundo, no sólo con el crecimiento de China, sino con la percepción errónea de las grandes potencias de que las reglas del juego eran inmutables. y siempre se inclinaría a su favor. En los últimos siglos, recordó Caramuru, el mundo estuvo dominado por valores occidentales, como la democracia, el capitalismo liberal y las libertades individuales. “Ahora nos enfrentamos a una realidad en la que los asiáticos han crecido, se han vuelto relevantes y ahora tienen relaciones comerciales globales y una voz activa”. De esta manera, el mundo avanza hacia la multipolaridad, con más países influyendo en el tablero geopolítico y comercial.

En el conjunto de errores cometidos por Estados Unidos, lo más destacado, según Caramuru, fue tratar a China como una amenaza en términos de tecnología, equipamiento militar y su asociación comercial con 140 países. En lugar de buscar algún tipo de acercamiento, Estados Unidos insistió en la rivalidad, castigando al país con diversos obstáculos a sus exportaciones. Para empeorar las cosas, evaluó Caramuru, la política interna estadounidense desde la llegada de Trump ha sido un desastre. “No sólo han aumentado enormemente las dudas sobre la calidad de la democracia estadounidense sino que también ha aumentado enormemente el liberalismo económico. Estados Unidos comenzó a otorgar subsidios y crear barreras comerciales, en contra de su orden liberal. La falta de reglas resultó en competencias desleales, como fue el caso en Brasil”.

Continuó su análisis: “La verdad es que, desde el punto de vista del comercio internacional, Estados Unidos es nuestro mayor competidor, porque compite con Brasil por los mercados de carne, soja y maíz”, afirmó. “Es cierto que, desde el punto de vista ideológico, Brasil está mucho más cerca de Estados Unidos, por ser sociedades muy similares, que de Asia. Ambos son países democráticos, con un régimen presidencial, con una gran presencia africana y europea, con valores occidentales similares”. Sin embargo, a pesar de la convergencia, aseguró, desde el punto de vista económico, Brasil está cada vez más cerca de Asia.

En la economía global, el FMI y el Banco Mundial también están eclipsando. Creadas para financiar o ayudar a economías en desarrollo o en crisis, estas organizaciones, durante décadas, fueron las principales instituciones globales para otorgar crédito. Sin embargo, los duros requisitos y condiciones para la liberación de préstamos, además de las altas tasas de interés, hicieron que muchos países buscaran nuevas alternativas de financiación, afirmó Caramuru. En el caso de los más pobres, como los de África, se crearon situaciones en las que el pago de la deuda se volvió inviable. Y los chinos olieron la oportunidad.

El Banco de Desarrollo de China ha desempeñado bien el papel de organización crediticia. En muchos casos, se ha convertido en un socio vital para los países en diversos proyectos, aumentando sus vínculos e influencia económica y política en África, América Latina, Medio Oriente y la propia Asia. «Estados Unidos pensó que, al restringir a China, garantizaría su espacio privilegiado en el mundo», afirmó Caramuru. “Todavía creen, con razón, en la gran fortaleza de su economía, que, evidentemente, no será eliminada, principalmente por el hecho de que el dólar sigue siendo la moneda de reserva mundial. También creen que unirán a los países democráticos occidentales a su alrededor”, afirmó. “Pero todo esto es muy discutible. Cuando se piensa en el mundo en su conjunto, se llega a la conclusión de que nosotros, los occidentales, somos una minoría. Siempre nos comportamos como si fuéramos mayoría, pero somos minoría”.

La política de financiación de China a cambio de asociaciones es exactamente el camino que el banco BRICS – Nuevo Banco de Desarrollo, NDB (en sus siglas en inglés) – busca emular, debido a la influencia de los chinos. De esta forma, los Brics quieren reducir la dependencia del FMI y el Banco Mundial en las operaciones de crédito, aumentando su influencia en las regiones donde los países del bloque están presentes. Eso es lo que el presidente Lula intentó hacer el año pasado, cuando pidió ayuda financiera al banco para la empobrecida Argentina, que estaba a punto de quebrar.

Tras la victoria de Milei en las elecciones de noviembre, se condonó el préstamo. Milei recurrió al FMI , aunque Argentina ya ha incumplido dos veces con el fondo. Ahora, el BND debe prestar 5.750 millones de reales al gobierno brasileño para ayudar a Rio Grande do Sul, afectado por las inundaciones.

Creado en 2015, el NDB , ahora bajo el mando de la ex presidenta Dilma Rousseff, es el resultado más visible de los esfuerzos de los Brics para contrarrestar la hegemonía del G – 7 , especialmente después de la entrada de los Emiratos Árabes Unidos (y los casi cierta adhesión de Arabia Saudita), cuyo capital financiero contribuirá a fortalecer el flujo de caja de la institución. “El banco de los Brics todavía no es lo suficientemente grande en comparación con el FMI ”, me dijo durante una conversación telefónica el economista Paulo Gala, de la Fundação Getulio Vargas, académico del bloque.

Gala cree, sin embargo, que el NBD  será una alternativa a las organizaciones crediticias tradicionales. «El banco Brics es el embrión de una estructura financiera que podría tener un espacio muy relevante en el mundo». Se trata de una institución, destacó, asociada a China, con estupendas reservas de alrededor de 3 billones de dólares, ocho veces mayores que las reservas brasileñas, por ejemplo. “Está claro que China no va a desperdiciar sus reservas en el banco, del mismo modo que Estados Unidos no utiliza sus reservas en el FMI . Pero tener un socio de semejante gigantismo en el bloque da la dimensión del apoyo a esta nueva organización”.

Marcos Caramuru sigue la misma línea. “No se podía tener un banco de desarrollo con cinco miembros para siempre, porque la financiación la hacían ellos y los préstamos sólo se hacían entre ellos”, comentó el embajador, refiriéndose a los socios originales del Brics. “La entrada de los Emiratos Árabes Unidos, y probablemente de Arabia Saudita, que tienen un gran peso económico, es importante porque da más vitalidad y credibilidad al banco. Con los vaivenes del mercado financiero internacional, es necesario que existan otros países con suficiente capital y peso para sostener la institución”.

La adhesión de nuevos socios al bloque, sin embargo, va más allá del sentido económico. Detrás de esta asociación hay una connotación geopolítica que preocupa a Occidente. De los cinco nuevos miembros, tres están en Medio Oriente (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irán) y el cuarto, Egipto, está en África, pero en el borde de la región. De los cuatro, uno de ellos, Irán, es un enemigo histórico de Occidente. Sin mencionar la relación también turbulenta entre China y Rusia –socios fundamentales de los Brics– con Estados Unidos. En el caso de Rusia, debido a la guerra en Ucrania, la situación es de abierta hostilidad.

ALa guerra de Israel contra Palestina, apoyada por los europeos del G – 7 y Estados Unidos, sacudió aún más la confianza de los países árabes en Occidente. Esto incluye dos socios leales a los estadounidenses: Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. A pesar de los vínculos con Washington, los dos países tienen, por razones religiosas e históricas, más afinidad con sus vecinos árabes que con Israel. Y dejaron clara esta afinidad votando siempre a favor del alto el fuego en las reuniones plenarias de la ONU .

El distanciamiento de los países de Medio Oriente de Estados Unidos, aunque sea temporal, preocupa al gobierno de Joe Biden. Desde el inicio de los bombardeos sobre Palestina, ante la reacción negativa de la comunidad internacional y de una parte de la opinión pública estadounidense, expresada últimamente en protestas universitarias en todo el país, el riesgo electoral de Biden ha aumentado en las elecciones de noviembre, en las que se enfrentará Triunfo. El temor es que muchos de estos jóvenes, aunque no apoyen a Trump, dejen de acudir a las urnas para votar por Biden, lo que podría contribuir a su derrota. Pero también existe preocupación por la disminución de la influencia de Estados Unidos en la región, abriendo más espacio para China y, ahora, para los Brics+.

Biden, según la prensa estadounidense, advirtió a Netanyahu que la persistencia de los ataques podría tener consecuencias negativas para ambos países. Netanyahu ignoró el llamado a un alto el fuego. Y Biden, presionado por el fuerte lobby judío en Estados Unidos, continuó donde siempre estuvo. Tal comportamiento llevó al economista estadounidense Jeffrey Sachs, de ascendencia judía, a llamar a Estados Unidos “vasallo de Israel” durante una entrevista para un programa de noticias en YouTube. “Sólo hay un país capaz de detener esta guerra. Y son los Estados Unidos los que, sin embargo, no imponen ningún límite a Israel y al gobierno más derechista y más radical de la historia del país”, afirmó, mostrando indignación.

La guerra contribuyó a socavar la influencia estadounidense en Oriente Medio, que ya estaba siendo cuestionada. Empezando por la entrada de los Emiratos Árabes Unidos y la probable adhesión de Arabia Saudita a los BRICS, por invitación de China. Además, China, aprovechando la brecha estadounidense en la región, logró, a través de su diplomacia, lograr el impensable acercamiento entre Irán y Arabia Saudita, roto durante décadas. «Nunca ha habido un desacuerdo internacional de esta magnitud que no haya sido resuelto por un país occidental», me aseguró Caramuru. «De esta manera, China ha ampliado enormemente su diálogo en la región». La muerte del presidente iraní, Ebraim Raisi, en un accidente de helicóptero en mayo no debería afectar al acuerdo, según los analistas.

La represalia occidental fue un pacto creado por Estados Unidos en el que Arabia Saudita reconocería al Estado de Israel. La alianza traería beneficios no sólo a los israelíes, cuya debilitada economía recibiría inversiones de poderosos fondos sauditas, sino también a Estados Unidos, que esperaba, normalizando las relaciones entre sus dos aliados históricos, recuperar la influencia perdida y detener la expansión de China. en Oriente Medio. Con el ataque del 7 de octubre por parte de Hamás, el acuerdo se vino abajo, aunque Estados Unidos sigue intentando acercarlo. Se especula que uno de los objetivos de Hamás era precisamente hacer descarrilar el acuerdo entre saudíes e israelíes, que estaba a punto de firmarse. Hamás temía que si Arabia Saudita reconociera a Israel, otros países árabes harían lo mismo y los palestinos quedarían aislados en la región.

tTodo esto es nuevo para un mundo que antes estaba acostumbrado a seguir las reglas dictadas por Occidente, bajo el liderazgo de Estados Unidos. Hasta hace poco, la comunidad internacional creía que el sistema de Bretton Woods era inquebrantable. Las reglas capitalistas y liberales lideradas por Estados Unidos, después de salvar a Europa en la Segunda Guerra Mundial, parecían tan bien cimentadas que, en 1989, el politólogo estadounidense Francis Fukuyama publicó su famoso ensayo ¿ El fin de la historia? .

Fukuyama imaginó un horizonte en el que los “valores” occidentales tendrían un poder inquebrantable. Las democracias occidentales habían ganado la partida, el sistema capitalista había triunfado y el orden internacional, bajo el mando estadounidense, se había solidificado. Habría una adhesión progresiva a este sistema. A falta de una alternativa, todo el mundo estaría de acuerdo en que éste era el modelo ideal a seguir.

La historia, como sabemos, no ha terminado y está demostrando que el sistema de Bretton Woods ya no es tan sólido. Ya sea por la arrogancia y la indiferencia de los ricos, el descontento de los pobres, el surgimiento de un fuerte nacionalismo, el giro de algunas democracias hacia gobiernos autoritarios y, principalmente, el florecimiento de nuevas potencias dispuestas a luchar por un lugar en el sol. en el club de Richer. Entre ellos, los países Brics.

El embajador retirado Marcos Azambuja, que tuvo una importante carrera en Itamaraty, sigue con diligencia el cambio global. Para él, está claro que la supremacía occidental se está desvaneciendo. “Estados Unidos se encuentra en una crisis de liderazgo. Es en este contexto que surge el Brics, que es el primer desafío a la hegemonía occidental y a los preceptos de Bretton Woods, después del desmantelamiento de la Unión Soviética, a principios de los años 1990 del siglo pasado”, afirmó, durante el almuerzo, en el Zona Sur de Río. “La Unión Soviética, sin embargo, no fue un desafío científico, económico o comercial. Lo que ella defendía era un sistema más eficaz que el de Occidente y que no funcionó”.

En el caso de los Brics, continúa Azambuja, la situación es diferente. “Los BRICS no representan un desafío militar o ideológico a Estados Unidos. Lo que sugieren los países del bloque, principalmente debido a la fortaleza económica de China e India, es una nueva competencia, una capacidad para hacerlo mejor. Y, sobre todo, el bloque sugiere el desplazamiento del poder, con el Océano Pacífico, y no sólo el Atlántico Norte, como punto de atracción”.

La cuestión, evalúa el embajador, es que Estados Unidos parece ajeno a estos cambios: “Después de la Segunda Guerra Mundial, el único desafío de los estadounidenses era la Unión Soviética”. Ahora, el país enfrenta el desafío de todos los grandes imperios: China, Rusia e India. “Estados Unidos no se dio cuenta de que su hegemonía después de la guerra era un momento mágico. En lugar de utilizar el poder adquirido en las últimas ocho décadas para rediseñar un poco el mundo a su imagen y semejanza, pero donde otros también tenían espacio, ellos, en un ciclo de autosuficiencia, quisieron ser, solos, los únicos. superpotencia”, añade Azambuja.

Los BRICS son una demostración de que la estrategia no funcionaría para siempre y, poco a poco, el mundo empieza a salir de la unipolaridad. Rusia, al igual que Estados Unidos, es una superpotencia natural. “La Unión Soviética ya no existe, pero Rusia sigue siendo una superpotencia. El comunismo fue una doctrina que no prosperó, pero Rusia no se acabó y ahora emerge más fuerte. Es un país con once husos horarios, que es más grande que Estados Unidos, más grande que China, dos veces más grande que Brasil”.

Vladimir Putin, afirmó Azambuja, a pesar de todas las críticas a su régimen autocrático, está empezando a ser visto en su país como una especie de Pedro el Grande, el zar que modernizó Rusia. En este paralelo, Putin es el hombre que devolvió la grandeza a la Madre Rusia y la hizo crecer militarmente nuevamente. China, para Azambuja, es un caso fascinante, pues ya no es una potencia emergente, dado que vuelve a ser lo que alguna vez fue: el imperio del centro. “China tiene una inmensa capacidad de crecimiento y ya ha sacado de la pobreza a 700 millones de sus habitantes. Se trata de reconstruir la Ruta de la Seda, hacer enormes inversiones, comprar y vender cada vez más a todo el mundo”.

Lo mismo ocurre con la India, otro antiguo imperio que hoy está bastante avanzado en términos tecnológicos. En este gran escenario, Brasil también destaca. “Por primera vez Brasil es visto como una potencia. No militar, sino agrícola, mercantil, territorial, económico”, evaluó el embajador. Los cuatro países, por estas características, no pueden ser derrotados, según Azambuja. No por su competencia militar, sino por su tamaño: “Brasil es invencible. No porque sea capaz de ganar una guerra, sino porque es indigesto”.

A Casas Casadas, en el barrio de Laranjeiras, en Río de Janeiro, forma un hermoso conjunto arquitectónico del siglo XIX , de estilo neoclásico. Allí, en una de las casonas catalogadas por la alcaldía, está la sede del Brics Policy Center, el Centro de Estudios e Investigaciones Brics, vinculado al Instituto de Relaciones Internacionales, de la Pontificia Universidad Católica ( PUC -Rio). Allí me reuní con la directora del centro, Marta Fernández, una tarde de febrero, la misma semana en que se desarrollaba en Río la reunión de ministros de Asuntos Exteriores del G – 20 , el grupo que reúne a las veinte mayores economías del mundo. de los cuales cinco son del BRICS, incluido Brasil.

Fernández hizo un análisis optimista de la situación de Brasil en el escenario mundial y en los BRICS, aunque ve con preocupación las tensiones geopolíticas y económicas en Europa y Oriente Medio. «Creo que Brasil tiene mucha fuerza en este momento», afirmó. “No sólo porque será sede de la reunión del G – 20 de este año [ en noviembre habrá una reunión de los presidentes de los países del bloque, también en Río ], sino porque será sede de la COP- 30 , en Belém, y de los Brics. , el año que viene viene. Estos eventos no se pueden ver por separado, porque se discutirán temas en los que Brasil tiene un peso importante, especialmente el cambio climático y la transición energética”. Y continuó: “Este es un tema en el que tenemos credenciales. Contamos con una matriz energética limpia, un compromiso con la sostenibilidad y un deseo genuino de evolucionar hacia una economía baja en carbono. Si llegaremos allí o no es otra cuestión”.

Pero la cuestión ambiental es, al mismo tiempo, una ventaja y un obstáculo. Así como defiende las energías limpias, Lula fomenta las energías fósiles, como la producción de petróleo, también en la desembocadura del río Amazonas, una contradicción cuestionada recientemente por la revista The Economist . Brasil, sobre este tema, dice que quiere liderar el proceso de transición con energía, pero de manera justa. Esto significa que los países pobres, como los africanos, sólo podrán hacer la transición enérgicamente si reciben asistencia financiera de los ricos. “Están enterrados en deudas. Es imposible realizar esta transición sin la ayuda de bancos como los Brics y las organizaciones de Bretton Woods. Esto es lo que defiende Lula”, dijo Fernández.

En otra controversia, Lula apareció en una ceremonia en una de las fábricas de JBS en abril para celebrar la autorización del matadero para exportar a China. Lula pronunció un discurso entusiasta, junto a sus hermanos Wesley y Joesley Batista, dueños de la empresa, diciendo que estaba “muy orgulloso” de la posición de JBS como el mayor productor de proteína animal del mundo. Con esto, Lula se expuso a las críticas, ya que los hermanos Batista han sido acusados, incluso en el extranjero, de comerciar con ganado de zonas deforestadas y de subvaluar los datos sobre su producción de carbono.

Además de la cuestión medioambiental, otros temas que estarán en la agenda de estos tres eventos –los Brics, el G – 20 y la COP – 30– son la pobreza y la desigualdad, la renegociación de la deuda de los países más pobres, la reforma de las instituciones globales, y, por supuesto, la inestabilidad geopolítica. “Creo que Brasil tiene una gran capacidad de articulación, de crear este puente entre Occidente y Oriente”, dijo Fernández. “Brasil tiene esta capacidad precisamente porque no está involucrado en grandes conflictos o disputas comerciales como las que existen entre Estados Unidos y China”.

En este sentido, el director del Centro de Políticas de los Brics da crédito al gobierno de Lula, que -a diferencia de Jair Bolsonaro, que se conformó con la alianza con Estados Unidos- ha ido diversificando sus relaciones exteriores y socios comerciales. Incluso en el comercio con China, país responsable del destino de la mayoría de las exportaciones brasileñas, Fernández cree que Brasil no se ha adaptado. “Brasil exporta productos primarios a China e importa productos industrializados. Mucho se ha hablado del riesgo de desindustrialización, ya que China está entrando fuertemente en América Latina y podría, de alguna manera, quitarle mercado a Brasil, que exporta bienes manufacturados a los países vecinos y a Estados Unidos. Pero Brasil está reaccionando, especialmente en el área energética”.

“La balanza comercial brasileña registró el año pasado un superávit récord de 98 mil millones de dólares. Las exportaciones a China ascendieron a 105 mil millones de dólares. Es la primera vez en la historia que las ventas a un solo país superan los 100 mil millones”, afirma Tatiana Prazeres, secretaria de Comercio Exterior del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios, encabezado por el vicepresidente, Geraldo Alckmin.

En conversación telefónica, comentó sobre las relaciones de Brasil con los chinos. “Nuestro desafío comercial es hacer que más empresas brasileñas se beneficien de las oportunidades asociadas a una economía gigantesca”, afirmó. Admite, sin embargo, que las importaciones chinas ejercen presión sobre algunos segmentos de la economía brasileña, al mismo tiempo que las máquinas e insumos chinos ayudan a aumentar la competitividad de los productos brasileños. Además, explicó, también hay inversiones chinas en infraestructura y manufactura en Brasil que ayudan a aumentar nuestra competitividad y ampliar nuestro mercado. “Esta complejidad, esta dualidad en la relación Brasil-China, llegó para quedarse. Nuestro desafío es encontrar la mejor manera de abordarlo”.

El exgobernador y exsenador del PT de Acre, Jorge Viana, ocupa actualmente el cargo de presidente de ApexBrasil, entidad que promueve las exportaciones brasileñas. Lo conocí en un evento en la Embajada de la India, donde Viana circulaba con soltura entre extranjeros y brasileños. Me dijo que su función es abrir mercados con todos los países. “Aunque China es nuestro mayor socio, nuestra relación con Estados Unidos es muy buena. Nuestras ventas de productos manufacturados al mercado americano el año pasado fueron de 30 mil millones de dólares”, afirmó. Y, en referencia a los sectores más a la izquierda del PT que desprecian la relación de Brasil con su socio del Norte, provocó: “No podemos hacer pucheros con Estados Unidos. Son el segundo destino más importante para nuestras exportaciones”. El pragmatismo de Viana es una de las razones por las que algunos de sus pares del PT lo llaman el “tucán del PT ”.

Encuentra divertida la provocación. «Mira», dijo. “China y Taiwán son enemigos, pero negocios separados. Taiwán tiene una balanza comercial con China de 100 mil millones. Es el enemigo que más dinero gana con China. Eso es lo que tenemos que tener en cuenta. Los negocios primero”. No hay enemistad con Estados Unidos, sino rivalidad en algunos productos de nuestra agenda, continuó. Pero la idea es incrementar la relación con el país. Tal es así que Apex promovió una gran reunión en la Embajada de Brasil en Washington, con empresarios brasileños y estadounidenses y expertos comerciales de ambos países. «Tomamos a Embraer, nuestras empresas de jugo de naranja, nuestras empresas procesadoras de proteínas animales, como Marfrig y JBS «, dijo. Según él, el 35% de la carne que se consume en Estados Unidos y el 70% del jugo de naranja provienen de empresas brasileñas.

Viana refuerza que la lucha de Estados Unidos no es con Brasil, sino con China. En 2018, China representó el 23% de las importaciones estadounidenses. La pandemia aumentó esta dependencia, ya que los estadounidenses necesitaban máscaras, respiradores y suministros fabricados por los chinos. Para reducir la peligrosa dependencia, Estados Unidos decidió entrar en una guerra más intensa con el país asiático, reemplazando las importaciones chinas, que posteriormente cayeron al 10% de las importaciones totales. “Lo que intento decir es que perdimos la oportunidad de entrar fuertemente en el mercado estadounidense cuando estaba haciendo esta sustitución de importaciones. No hicimos eso porque no teníamos una estrategia. El volumen de nuestro comercio exterior es casi el mismo que hace diez años. México ha aumentado significativamente las exportaciones a Estados Unidos”, afirmó Viana.

Algunos expertos en comercio exterior, sin embargo, no le dan crédito a México en esta expansión, pues, según ellos, gran parte de las empresas que han surgido en el país para abastecer el mercado estadounidense son chinas. Aún así, Viana está emocionada. “Tenemos que tener estrategias para negociar con Estados Unidos, la economía más grande del mundo. Es importante destacar que la mayoría de nuestras ventas son productos manufacturados, no mercancías. Necesitamos aumentar este espacio”.

El PT culpa al gobierno de Bolsonaro de una parte importante de la pérdida de espacio de Brasil en el mercado internacional. «Utilizo la expresión ‘negocios aparte’ porque no se puede hacer como Bolsonaro, que maldijo a los chinos, se burló de la familia de Emmanuel Macron y atacó a Argentina y Venezuela». La consecuencia, dijo, es que las exportaciones de productos manufacturados de Brasil a Argentina han caído un 40% en los últimos cinco años. El comercio con Venezuela, otro blanco de los ataques del ex presidente, fue de 7 mil millones de dólares, con un saldo positivo de 5 mil millones de dólares para Brasil. Se redujo a 400 millones.

En un intento por desideologizar a las empresas brasileñas, Apex también tomó la medida de trasladar su oficina en Israel a Tel Aviv. La oficina fue trasladada a Jerusalén durante el último gobierno sólo como un gesto ideológico y para complacer al presidente Donald Trump. “El primer ministro Benjamín Netanyahu está participando en este conflicto con Palestina para tratar de mantenerse en el gobierno. Pero pasará. Siempre hemos tenido excelentes relaciones con Israel. Es un país importante y queremos seguir negociando con ellos”.

Aunque los Brics son un gran mercado para Brasil, Viana asegura que el objetivo del gobierno Lula es diversificar el destino de las exportaciones brasileñas. El problema, dijo, es que el fin de la OMC ha empeorado la geografía comercial mundial. El riesgo de guerras comerciales ha aumentado. Es en este momento, evaluó, cuando la diplomacia se vuelve fundamental. Principalmente diplomacia presidencial. «Quien vende aviones Embraer es el presidente, así como quien vende Airbus franceses es Macron», afirmó. “Es el peso del Presidente de la República en las ventas del país lo que ayuda al comercio en momentos en que los organismos internacionales están debilitados. Lula viaja por el mundo no sólo por un acercamiento geopolítico, arruinado por Bolsonaro. Pero económico y comercial. Ya sea con África, Asia, Europa y, ahora, centrándonos en nuestros vecinos, principalmente Chile, Colombia y Uruguay, mientras esperamos bajar la temperatura con Argentina”.

Días después, en conversación telefónica, Viana volvió a hablar sobre la estrategia de diplomacia presidencial de Lula. “Su reunión con Macron fue una fiesta. Aunque Macron se resistió al acuerdo Mercosur-Unión Europea, allí casi hubo una boda”, bromeó, refiriéndose a la visita del francés a Brasil en marzo. “Además, Lula ha recibido a jefes de países europeos, como el canciller alemán Olaf Scholz y el primer ministro español, Pedro Sánchez, defensores del acuerdo entre ambos bloques”.

“Desde el punto de vista de las exportaciones, tenemos todo un mundo en crecimiento. Seguimos siendo el exportador número 23 del mundo. Nuestra participación en la economía global es del 2%, es decir, nada”. Y, nuevamente, culpó a Bolsonaro de parte del desastre. “Perdimos protagonismo no sólo en las exportaciones, sino en la política mundial, en el debate sobre el cambio climático, en la transición energética. Precisamente las áreas donde Brasil es líder. Eso es a lo que Lula está tratando de volver”, aseguró.

Oh Brasil: A a pesar de ser un socio importante de los Brics, tiene una estrategia pragmática. No estará en desacuerdo con nadie debido a conflictos entre los miembros del bloque y las naciones occidentales, o viceversa. “Ni siquiera los Brics apuestan todas sus fichas por los Brics. ¿Por qué Brasil haría esto?”, me dijo un diplomático brasileño. En última instancia, no se trata sólo de pragmatismo. Los miembros de los Brics, aunque el bloque está creciendo como un importante frente comercial, no piensan ni actúan de manera cohesiva, como los países del G – 7 , que siguen lealmente las decisiones de Estados Unidos.

“Los BRICS tienen una particularidad que llama la atención”, afirmó el embajador Marcos Azambuja. “Nunca he visto una organización internacional que no se haya creado en torno a un país hegemónico. En el caso de los BRICS, para empezar, tres de ellos, Rusia, China y la India, son potencias nucleares. Y, de los cinco fundadores, ninguno quiere subordinarse a nadie. Es una tribu que sólo tiene jefes. Son líderes sin seguidores. Debido a esto, es difícil imaginar, por ahora, que sean una amenaza a corto plazo para la supremacía estadounidense, pero está claro que tienen el potencial para hacerlo”.

No es sólo esta independencia entre sus pares lo que hace de los Brics un bloque distinto. Los países del bloque tienen problemas entre ellos. China y la India, por ejemplo, tienen disputas territoriales, que empeoraron con el ascenso del primer ministro Narendra Modi, un nacionalista inflexible y de derecha. Rusia y China mantienen rivalidades, que por ahora se han visto suavizadas por el acercamiento entre ambas provocado por la guerra en Ucrania. India, a su vez, tiene una relación tumultuosa con los musulmanes y ahora tendrá que coexistir con Irán, los Emiratos Árabes Unidos y, probablemente, Arabia Saudita.

Más allá de las rarezas, el bloque ganó peso en la escena internacional. “Antes de los Brics sólo nos invitaban a tomar un café”, dijo un diplomático brasileño. “Quiero decir, los países del G – 7 decidieron y los demás llegaron al final de la reunión simplemente para aceptar las decisiones. Los BRICS se volvieron relevantes porque tienen países relevantes. Queremos ser parte de las decisiones”. La situación del G – 7 es completamente diferente. Allí mandan los Estados Unidos y obedecen Europa y Japón, afirmó Azambuja. Los socios del bloque fueron rehenes de los estadounidenses, principalmente por razones de seguridad militar. Estados Unidos es el mayor financista de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que brinda apoyo militar a sus miembros.

Una gran demostración de este sometimiento se produjo en la invasión de Irak por parte de Estados Unidos en 2003, bajo la justificación de que Saddam Hussein tenía un arsenal de armas químicas. El embajador José Maurício Bustani, entonces en su segundo mandato a cargo de la agencia de prohibición de armas químicas de la ONU , había obtenido previamente carta blanca de Irak y Libia para inspecciones in situ . Si no tenían nada, no tenían nada que temer. “Ya habíamos recibido información de algunos servicios secretos de que realmente no tenían este tipo de arma”, recordó Bustani, en la conversación en su casa. Bueno: como la verdad no era de interés para Estados Unidos, los estadounidenses comenzaron a presionar para que se fuera Bustani e invadieron Irak, donde murieron 315.000 personas y nunca se encontraron armas químicas.

Aunque conocían las sombras detrás de escena, los miembros del G – 7 se mantuvieron cohesivos y obedientes al liderazgo estadounidense. En 2014, cuando Rusia anexó Crimea, en una advertencia a las potencias occidentales de que no permitiría que Ucrania (propietaria de Crimea) se uniera a la OTAN, como quería Estados Unidos, los rusos fueron expulsados del entonces G – 8 que, pasó a denominarse GRAMO – 7 . Además, por decisión del grupo y, nuevamente, contrariamente a la ONU , se impusieron fuertes sanciones unilaterales al país.

Las escaramuzas de Rusia con la OTAN comenzaron en 2007, en la Conferencia de Munich. Allí Putin ya se había quejado de la expansión de la OTAN hacia sus fronteras. Y pronunció un discurso en el que llamó la atención sobre el hecho de que, con el colapso de la Unión Soviética, el orden global había cambiado y el mundo había quedado bajo el dominio de Estados Unidos. “Sólo existe un centro de autoridad. Un centro de fuerza, un centro de toma de decisiones. Es un mundo en el que hay un amo, un soberano”, afirmó. Según él, “este maestro y sus aliados se sintieron capacitados para usar la fuerza contra sus adversarios y no soportar las consecuencias”.

Putin no se refería sólo a las guerras en Irak y Afganistán, sino también a los bombardeos de la OTAN contra Serbia, aliada de Rusia, en 1999. El ataque fue condenado por la ONU como una injerencia indebida en los asuntos internos de Serbia, que se enfrentaba al movimiento separatista en la región de Kosovo. «Hoy somos testigos del uso exacerbado de la fuerza militar en las relaciones internacionales, que está hundiendo al mundo en un abismo de conflictos permanentes», afirmó Putin. Como si ya hubiera anunciado su intención de reaccionar, advirtió: “Y, por supuesto, esto es extremadamente peligroso. Esto se debe al hecho de que nadie se siente seguro. Quiero enfatizar esto: nadie se siente seguro”.

Estados Unidos había aprovechado el fin de la Unión Soviética en 1991 para expandir su poder en Europa del Este. En aquel momento, el Pacto de Varsovia, la organización militar de los países del Este, ya se había disuelto. Uno a uno, los antiguos satélites de la Unión Soviética –la República Checa, Hungría, Polonia, Bulgaria y Rumania, seguidos más tarde por los países bálticos– se incorporaron a la OTAN, sin que una Rusia debilitada pudiera reaccionar.

Sin embargo, con Putin, un ex agente de la KGB con una perspectiva nacionalista y autocrática, la situación cambió. En abril de 2008, en la cumbre de la OTAN en Bucarest, Rumania, según un informe de John Mearsheimer, de la Universidad de Chicago, Putin, que asistía a la reunión como invitado, se enfureció al enterarse de las intenciones de la organización de seguir avanzando. hacia el Este. En aquella reunión quedó clara la intención de Estados Unidos de permitir que Georgia y Ucrania se unieran a la OTAN, lo que supondría la instalación de las bases militares de la alianza a las puertas de Rusia. En el informe de Mearsheimer a la revista New Yorker , Putin afirmó que eliminaría a Ucrania y Georgia antes de que se unieran a la organización.

En ese momento, Rusia comenzaba a salir de la crisis en la que se había hundido tras la disolución de la Unión Soviética, pero aún mantenía relaciones amistosas con Occidente. Por lo tanto, como dice Mearsheimer, no representaba ningún peligro para Europa, aunque había sido humillada por Occidente por no haber sido aceptada en la OTAN. En la reunión de Bucarest, Alemania y Francia, encabezadas por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, así como Italia, Bélgica y los Países Bajos, votaron en contra de la ampliación de la OTAN, pero, de nuevo, consintieron frente a Estados Unidos, que mantuvo la decisión de ganar ambos países. Cuatro meses después, Rusia invadió Georgia.

En septiembre de 2014, en una nueva cumbre de la OTAN en Gales, le tocó al entonces presidente Barack Obama defender la inclusión de Ucrania en la organización. La propuesta se produjo después de que Rusia se anexara la península de Crimea en marzo de ese año, en represalia por el derrocamiento del presidente ucraniano, su aliado. En la versión de Putin, el golpe había sido orquestado por Occidente. En 2021, bajo el gobierno de Joe Biden, Estados Unidos volvió a pedir que Ucrania se uniera a la OTAN. Putin y Volodymyr Zelensky, el presidente ucraniano, habían llegado a un acuerdo, mediado por Turquía, según el cual, para evitar una confrontación con Rusia, Ucrania permanecería neutral. Zelensky, sin embargo, acabó siendo convencido por los estadounidenses de que la OTAN protegería a su país en caso de guerra y aceptó unirse a la alianza militar.

La confianza de Zelensky en el apoyo de la OTAN era tan grande que el 24 de febrero de 2022, apenas cayeron las primeras bombas rusas sobre Kiev, grabó en su teléfono celular un mensaje de 66 segundos dirigido a sus conciudadanos y lo publicó en las redes sociales. Como cuenta el periodista Simon Shuster en su libro The Showman: detrás de escena de la guerra que sacudió al mundo y forjó el liderazgo de Volodymyr Zelensky , el líder ucraniano garantizó en su discurso que “los aliados extranjeros de Ucrania” ya estaban preparando “una reacción en el plano internacional”. nivel».

La primera “reacción” de los aliados fue promulgar sanciones unilaterales contra Rusia, a pesar del desacuerdo de los países de la ONU , incluidos los del BRICS. Entendieron que, antes de eso, debían intentar acciones diplomáticas para detener el conflicto. Pero la decisión de Estados Unidos de librar una guerra por poderes con Rusia ya se había tomado. Dos años después, una victoria de Ucrania es cada vez más remota. En abril, Estados Unidos aprobó una ayuda para el país por valor de más de 60 mil millones de dólares. Ucrania, sin embargo, se enfrenta a una crisis sin precedentes, con miles de muertes. Sólo en el primer año de la guerra, el PIB cayó un 29%.

En una entrevista en el canal de YouTube del estadounidense Andrew Napolitano, ex juez y ahora analista político, el ex inspector de armamento de la Comisión Especial de la ONU, William Scott Ritter Jr., afirmó que Ucrania está atrapada. Un buen número de sus soldados murieron o resultaron heridos, su Fuerza Aérea fue aniquilada y muchos políticos abandonaron el país llevándose parte de los recursos que antes enviaba la OTAN para apoyar al Ejército. Además, Rusia anunció que tiene intención de enviar 100.000 soldados adicionales a luchar en el país vecino.

En geopolítica, evaluó Mearsheimer, en el mismo canal YouTube, la situación es aún más complicada para el G – 7 , cuyos miembros europeos se encuentran en un dilema, ya que necesitan sostener un conflicto que sólo debilitará aún más sus economías. Peor aún, si Ucrania pierde la guerra, dijo Mearsheimer, como es probable que suceda, la OTAN y su principal socio, Estados Unidos, quedarán desmoralizados y Rusia saldrá fortalecida. “Estados Unidos estuvo involucrado en dos guerras frías peores que la que vivió al final de la Segunda Guerra Mundial, hasta el desmantelamiento de la Unión Soviética. Ahora tienen a Rusia como enemigo militar, por un lado, y a China como adversario comercial, por el otro”. El 16 de mayo, China y Rusia, en un claro mensaje a Estados Unidos, firmaron un acuerdo de cooperación comercial y militar. En la reunión entre los líderes de los dos países, en Beijing, Xi Jinping recibió a Putin con una alfombra roja, en señal de reverencia.

Los países del G – 7 terminaron empantanados en la confusión con Rusia para no pelear con Estados Unidos. Cuando Trump estaba en la Casa Blanca, ya se habían visto presionados por Estados Unidos, que había decidido entrar en la guerra comercial con China. Trump amenazó con retirar el apoyo financiero de Estados Unidos a la OTAN, dejando a cada miembro a su suerte en busca de recursos para mantener su arsenal militar. También lanzó otra amenaza a sus pares si reemplazaban la compra de productos estadounidenses por productos chinos. A Japón, por ejemplo, como me dijo un diplomático, se le advirtió que Estados Unidos suspendería las importaciones de automóviles del país si no reducían las relaciones comerciales con los chinos. “Los aliados aceptaron el chantaje”, me dijo el diplomático, que prefirió no identificarse porque no era voz oficial en Itamaraty. “Hoy la OTAN pesa mucho más que la Unión Europea, que acabó convirtiéndose en un apéndice de la organización”.

ALa última demostración de sumisión del G – 7 a Estados Unidos se produjo con la decisión del bloque de apoyar a Israel en el ataque a Palestina. Todos los intentos de alto el fuego fueron bloqueados por Estados Unidos (excepto una pausa durante el Ramadán, ignorada por Israel), con el apoyo de Inglaterra y Francia, miembros del Consejo de Seguridad de la ONU . Inglaterra, junto con Alemania, también continúa enviando armas a Israel por orden de Estados Unidos. Los estadounidenses se quedaron solos en la reciente decisión de la ONU de apoyar la creación del Estado palestino (el Reino Unido y Suiza se abstuvieron). Pero como Estados Unidos tiene poder de veto, la propuesta aún no ha sido aprobada. Otra razón más para la separación de Oriente de Occidente.

«Creo que existe el temor por parte del G – 7 de que los BRICS sean una liga antioccidental», afirmó un diplomático brasileño que prefirió permanecer en el anonimato. “Pero yo no lo veo así. Tengo la impresión de que fue Occidente el que se volvió anti-Brics. Primero, anti-China, luego anti-Rusia y, más recientemente, anti-Irán, debido al ataque del país a los israelíes, en represalia por el bombardeo de Israel al consulado iraní en Damasco, Siria, que mató a varios funcionarios iraníes”. El bombardeo de unidades diplomáticas es considerado, según el derecho internacional, un ataque territorial y, por tanto, con derecho a la legítima defensa.

Con esta acción se especula que Netanyahu quería arrastrar a Estados Unidos y a la OTAN a una guerra con Irán. Sin embargo, esta vez los estadounidenses, preocupados por una posible escalada del conflicto en Oriente Medio, detuvieron al aliado y se limitaron. imponer nuevas sanciones al país. El hecho, me dijo el embajador Eduardo Saboia, secretario para Asia y el Pacífico de Itamaraty, en una conversación en su oficina en Brasilia, es que el mundo no parece seguir, como en el pasado, las decisiones de los líderes globales. “Pensé que después de que Estados Unidos impusiera nuevas sanciones a Rusia debido a la invasión de Ucrania, muchos países harían lo mismo. Pero eso no sucedió”, dijo. “Rusia dirigió sus ventas a Asia, India y Oriente Medio. Lo mismo ocurre con Irán”.

Rusia, de hecho, ya estaba preparada para afrontar sanciones porque lo había experimentado con la anexión de Crimea. Esta vez, en opinión de Saboia, el país no se estremeció. Por lo contrario. La economía rusa se expandió. Según el FMI , se espera que crezca un 3,2% este año, mientras que el de los países europeos del G – 7 se contraerá. Europa sufre las consecuencias de la guerra, como el aumento de los precios de los productos importados de Rusia, especialmente el gas y el petróleo. Desde la perspectiva del FMI , Alemania entró en recesión el año pasado. El segundo peor desempeño es el del Reino Unido, cuya economía se espera que crezca un magro 0,5% en 2024.

En el contexto de las guerras comerciales desencadenadas por Estados Unidos y la Unión Europea, el marco del comercio global se está desmantelando. Estados Unidos crea legislación para su propio beneficio, dice Rubens Barbosa, ex embajador de Brasil en Washington y ahora consultor geopolítico y empresarial. “Con el desmantelamiento de la OMC , el liberalismo terminó, ahora el comercio se ha convertido en un juego de poder. Es la ley de la selva, del más fuerte”, afirmó. Además, la decisión de Estados Unidos de congelar las reservas rusas en el país a causa de la guerra puso en duda la fiabilidad del dólar como moneda de reserva mundial y guió el debate en los Brics hacia la creación de una moneda alternativa. “Es una revisión de todo el esquema que sirvió a los intereses de las economías capitalistas”, afirmó Barbosa. Aún así, piensa que Brasil no debería tener voz en cuestiones geopolíticas, como las guerras en Rusia e Israel.

Se refirió a las declaraciones de Lula. Por un lado, el presidente dijo que la diplomacia debería ayudar a detener el conflicto entre Rusia y Ucrania, que enfureció a Zelensky. Por otro lado, dijo que Israel estaba cometiendo genocidio contra los palestinos, lo que enfureció al gobierno israelí. “Brasil está atrapado entre el Este y el Oeste. Debería permanecer en silencio, como hace la India. Sería más beneficioso para nuestra economía y para nuestra diplomacia, que tiene como principio no interferir en los asuntos de otras personas”.

El embajador Eduardo Saboia ve las acciones de Brasil de otra manera. “Brasil es un país que se mueve bien en diplomacia. Dentro de los Brics, es el país que habla con todos y tiene una tradición de multipolaridad. Parece que Brasil puede ofrecer alguna solución al mundo. Quizás, al mantener un buen diálogo con todos, Brasil sea, dentro de los BRICS, el país más capaz de cerrar la brecha entre Occidente y Oriente”.

Por ahora, la costura es difícil. El bloque es cuestionado por los países occidentales, incluidos los analistas brasileños, por la inclusión de autocracias. La preocupación es que Brasil se esté alejando de los valores occidentales para unirse a las economías de países no democráticos. Le pregunté a Marcos Caramuru si esto podría convertirse en un problema para Brasil en su relación con sus socios europeos y Estados Unidos. “Si bien el mundo asiático no tenía expresión propia, ser democrático parecía tener un brillo extraordinario. Pero eso ha cambiado. El mundo es diverso”, afirmó Caramuru. “Hay democracias, autocracias, monarquías absolutas. Este mundo está creciendo y entrando en el juego de los negocios. Y muchos de ellos no quieren vivir la realidad de Occidente, del liberalismo comercial, de la democracia. Los países tienen diferentes puntos de vista, y estos no son necesariamente puntos de vista éticos negativos, porque esa es su historia”.

El embajador Bustani está de acuerdo. Piensa que las grandes potencias están tratando de ideologizar el tema para debilitar y desmoralizar a los BRICS. Después de todo, Estados Unidos tiene entre sus socios, Arabia Saudita, una monarquía absoluta. Javier Vadell, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Federal de Minas Gerais, toca otro punto. “Aunque afirman ser democráticos, los países del G – 7 no respetan las reglas, violan las leyes políticas y comerciales internacionales y faltan el respeto a la ONU . Como resultado, los países en desarrollo están confiando más en los BRICS, ya que tienen reglas más estables, que Occidente”.

En la reunión de los Brics celebrada en Johannesburgo el año pasado, China intentó utilizar su poder económico para imponer algunas condiciones al bloque. El mayor de ellos fue la entrada de nuevos países, que no fue vista con buenos ojos por el gobierno brasileño, que consideró necesario dar más tiempo para evaluar las posiciones de los futuros socios. Pero como se trata de una tribu formada únicamente por jefes, como bromeó el embajador Azambuja, hubo que hacer algunas concesiones, principalmente para que India y Brasil aceptaran el aumento del número de miembros.

China y Rusia, por ejemplo, terminaron acordando que los BRICS defiendan un cambio en el Consejo de Seguridad de la ONU , actualmente formado por quince países, para que Brasil pueda ganar una pretensión que ha defendido durante décadas: tener un asiento permanente en el grupo con el derecho a votar. Es una forma de democratizar e influir en las decisiones. También negociaron que haya presión sobre los actuales miembros permanentes en el tema de los vetos. Hoy, un país por sí solo puede impedir una decisión. La idea brasileña es que el veto requerirá votos de otros miembros. A China y Rusia, que tienen derecho de veto, no les gustó mucho la propuesta que les quita poder. Y no se sabe si realmente ejercerán la presión prometida.

El embajador Celso Amorim es el asesor internacional de Lula y uno de los negociadores en la formación inicial de los Brics, en 2009, como canciller brasileño. Una tarde de marzo lo encontré en su oficina, en el tercer piso del Palacio do Planalto. Sobre una mesa en el centro de la habitación había un pastel, servido como refrigerio, que devoró con visible placer. Le pregunté cómo analizaba la posición de Brasil en el tablero geopolítico, dados los desacuerdos entre tres socios del BRICS –China, Rusia e Irán– con Estados Unidos.

“Seguimos siendo muy amigables con Estados Unidos. Pero espero que respeten nuestra independencia, del mismo modo que, nos guste o no, tenemos que respetar la suya. Espero que entiendan que los amigos no siempre están de acuerdo en todo. El mundo se está volviendo un poco más equilibrado entre Occidente y Oriente. Los BRICS son un factor de equilibrio. Principalmente dentro del G – 20 , dado que ahora deciden economías más relevantes, y no sólo el G – 7 . Esto reduce la injusticia”, dijo.

Brasil, cree Amorim, tiene un papel importante debido a su reconocida experiencia en diplomacia. “Criticamos la invasión de Ucrania, pero seguimos hablando con Rusia. No queremos ni romperemos las relaciones con Rusia, como lo hizo el G – 7 . Es absurdo pensar que Rusia será eliminada del mapa. Es el país con más fronteras del mundo”.

“El otro día”, continuó, “estaba hablando con una embajadora de Europa del Este y se sorprendió cuando le dije en broma que el mundo necesitaba un nuevo Henry Kissinger [ ex Secretario de Estado estadounidense ], aunque sabemos cuántos desastres políticas que adoptó, especialmente en América Latina. Pero es verdad. Hay una falta de pragmatismo en las relaciones globales”. Y citó al ghanés Kofi Annan, ex secretario general de la ONU . “Dijo que no puedes hacer las paces con tus amigos. La paz se hace con los adversarios. Es esta paz la que debemos buscar”.

Luego pregunté por la situación de Brasil con Israel, hoy adversario, dado que Netanyahu declaró a Lula persona non grata en el país, tras las críticas al presidente brasileño por ataques a los palestinos. «Bien», dijo, con serenidad en su voz. “Brasil siempre ha tenido buenas relaciones con Israel y seguirá teniéndolas. Lula estuvo allí dos veces. Yo mismo tuve conversaciones muy difíciles con el ex Primer Ministro Ariel Sharon que terminaron en un intercambio de fotografías de hijos y nietos. Así es la humanidad, ¿entiendes? Pero con este gobierno que está ahora la relación se ha vuelto imposible”.

Antes de regresar al despacho de Lula, Amorim dijo que, a pesar de pertenecer a los BRICS, Brasil sigue manteniendo buenas relaciones con todos los países. “Brasil tiene esta pluralidad. Para hablar con todos. Y esto hay que verlo como algo positivo. Si se quiere participar en una cruzada, capitalista o anticapitalista, o de Occidente contra Oriente, todo saldrá mal. Tenemos que invertir en el diálogo. Eso es lo que estamos buscando”.

*Reportera de Piauí, autora de O Ovo da Serpente y Nova direita e bolsonarismo

FUENTE: Folha

PUBLICADO POR NODAL: https://www.nodal.am/2024/06/brasil-ganar-espacio-en-la-geopolitica-mundial-equilibrando-occidente-y-oriente-por-consuelo-dieguez/

Tras la segunda fase de las elecciones indias, se confirma que Narendra Modi será electo para un tercer mandato gracias al crecimiento económico, el antiislamismo y su retórica nacionalista

Por Eduardo J. Vior
analista internacional

El pasado 19 de abril comenzaron las elecciones para el Lok Sabha (el Parlamento indio) que se realizan en siete fases durante 44 días y en las que se prevé que el primer ministro Narendra Modi consiga un tercer mandato consecutivo. Desde hace diez años su partido Popular Indio (BJP, por el nombre en hindi) viene obteniendo altas tasas de crecimiento económico, aunque al mismo tiempo concentrando extremadamente la riqueza y agravando la fractura social, regional, religiosa y étnica del país. Esta política se justifica con un agresivo nacionalismo hindú que difunde el odio antimusulmán y anticristiano así como el temor hacia el vecino chino. Para dar a sus contrarreformas suficiente espacio de maniobra internacional, al mismo tiempo mantiene buenas relaciones con EE.UU. y Rusia y convive con China en BRICS10. Esta vez el BJP trata de conquistar 400 de las 543 bancas del Parlamento, para poder reformar la Constitución y erigir un Estado autoritario inspirado por el hinduismo, pero la  maniobra va a desatar tensiones que pueden amenazar la unidad nacional.


El Primer Ministro Narendra Modi durante el espectáculo itinerante organizado en apoyo de los contendientes del BJP para las elecciones al Lok Sabha en Pondi Bazaar, Chennai, capital del estado de Tamil Nadu

Ya se realizaron la primera y segunda ronda de las elecciones generales para la elección de los 543 miembros de la Lok Sabha, la cámara baja del Parlamento de India. La primera fase tuvo lugar el 19 de abril y abarcó 102 circunscripciones de 17 Estados y cuatro territorios de la Unión. La segunda, en tanto, se realizó el pasado jueves 26 en 89 distritos de 13 estados. Las próximas citas son el 7 de mayo, el 13, el 20, el 27 y el 1º de junio. Teniendo en cuenta la extensión del país (3,287 millones de km2) y la cantidad de votantes habilitados (970 millones sobre una población de 1.400 millones), las elecciones se escalonan, para facilitar su organización, logística y custodia. 

La votación enfrenta al Partido Bharatiya Janata (BJP) del primer ministro Narendra Modi al frente de la coalición de derecha Alianza Democrática Nacional (NDA, por su nombre en inglés) con la Alianza Nacional India Democrática e Inclusiva (INDIA, por su nombre en inglés), compuesta por el tradicional Congreso Nacional Indio (INC, por su nombre en inglés) y casi dos docenas de partidos de la oposición. Todas las encuestas preelectorales coinciden en que el primer ministro Narendra Modi obtendrá el triunfo reivindicando el crecimiento reciente de la economía, el bienestar de grandes sectores de las clases medias y el nacionalismo hindú.

India tiene un sistema multipartidista en el que dos grandes partidos, el BJP y el INC, dominan la política nacional. El BJP ha gobernado el país con Narendra Modi al frente desde 2014 y lo ha reelegido en 2019. Las elecciones a la Lok Sabha se celebran cada cinco años y, fiel a la tradición colonial británica, los 543 diputados son elegidos en circunscripciones uninominales mediante mayoría simple, o sea que el ganador se lleva todo.

El BJP mantiene estrechos vínculos ideológicos y organizativos con la organización paramilitar de voluntarios Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS, Asociación de Voluntarios Nacionales o Asociación Patriótica Nacional), una milicia nacionalista hindú fundada en 1925 que, a lo largo de su historia, se ha caracterizado por su agresivo antiislamismo. El nacionalismo hindú es una ideología política basada en la creencia de que la identidad nacional y la cultura indias son inseparables de la religión hindú. Hindutva -término acuñado en la década de 1920 que significa “hinduidad”- es la forma predominante de este nacionalismo, que trata de definir al país como hindú, rechazando su multietnicidad, multirreligiosidad y diversidad regional. Los hindúes se consideran más un grupo étnico que religioso. 

El BJP moderó un poco su postura tras la formación de la coalición NDA en 1998, para poder convocar a un espectro ideológico más amplio. Sin embargo, sus tendencias autoritarias se manifestaron nuevamente tras la reelección de Modi en 2019. Los nacionalistas hindúes se han propuesto la misión de descolonizar el país y borrar tanto el legado de la “conquista islámica” de India (en distintas épocas, pero especialmente entre los siglos XVI y XVIII) como la del Imperio Británico (1757-1947). El lema nacionalista hindú “un país, una cultura, una ley” conduce a la homogeneización y a la imposición de la cultura de la elite de la comunidad mayoritaria como si fuera la única aceptable.

El partido fue fundado en 1980 sobre la base de la RSS y la experiencia de un primer gobierno nacionalista entre 1977 y 1979. Aunque en las elecciones generales de 1984 sólo obtuvo dos escaños, su fuerza creció gracias a su agresiva agitación antiislámica. Tras ganar varias elecciones estatales, el BJP se convirtió en 1996 en el mayor partido político del Parlamento. Sin embargo, recién en 1999 pudo formar, como parte de la NDA, un gobierno que duró hasta 2004, cuando fue derrotado por el Partido del Congreso. 

Hasta 2014 fue el principal partido de la oposición y desde entonces gobierna ininterrumpidamente con Narendra Modi (hasta entonces primer ministro en Gujarat) como primer ministro. Actualmente la alianza NDA gobierna 17 estados y territorios de la Unión. El partido aboga por el conservadurismo social y una política exterior nacionalista. En estos diez años el BJP ha convertido en ley varias de las prioridades del RSS. La interrelación entre el gobierno y la milicia es muy estrecha. 

También la política económica del BJP ha cambiado considerablemente desde su fundación. En la década de 1980 todavía apoyaba el swadeshi (la promoción de industrias y productos autóctonos) y una política de exportación proteccionista. Sin embargo, impulsaba la liberalización económica interna y se oponía a la vasta red de empresas del Estado favorecida por el INC. Sin embargo, en 1996 pasó a promover la globalización. Los dos gobiernos del NDA en el periodo 1998-2004 introdujeron, entonces, una importante desregulación y privatización de empresas públicas. También redujeron aranceles. El crecimiento del PIB de India aumentó sustancialmente durante ese mandato. 

Las políticas del gobierno de Modi a partir de 2014 se centraron en la privatización y la desregulación de la economía. El primer ministro liberalizó la inversión extranjera directa, permitiéndole participar en varias industrias, incluidas las de defensa y ferrocarriles. También intentó dificultar a los trabajadores la formación de sindicatos y facilitar a los empresarios su contratación y despido, pero, fuertes protestas sindicales se lo impidieron.

La mayoría de los analistas políticos explica el éxito de Modi, primero, por la pérdida de apoyo al Partido del Congreso debido a los escándalos de corrupción durante su anterior mandato. También, porque el BJP amplió su base de apoyo, tradicionalmente de castas y clases altas, y recibió un apoyo significativo de la clase media y los dalit (los sin casta), así como entre las otras clases desposeídas, aunque su apoyo entre los musulmanes siguió siendo escaso. El Partido Popular tuvo as imismo mucho éxito al movilizar masivamente a sus partidarios y aumentar su participación electoral.

Indian National Congress leader Mallikarjun Kharge.
Mallikarjun Kharge, de 80 años de edad, desde 2022 presidente del Partido del Congreso (INC), es el primero que no pertenece a la familia Gandhi

Por su parte, el INC tiene enormes dificultades para adaptarse al nuevo modelo económico y social. El prestigio que tuvo desde la independencia como representante policlasista, multiétnico y multirreligioso de la nación india está deslucido. Para estas elecciones el Partido del Congreso no ha presentado candidato a primer ministro y sólo tiene postulantes en 330 de los 543 distritos electorales. Además, trata de no mostrar a Rajul Gandhi, heredero de la histórica familia, ni a su madre Sonia, viuda del asesinado Rajiv Gandhi. Por el contrario, el partido se cuelga de la popularidad de algunos líderes regionales, para mantener una base electoral mínima. 

Esta polarización política e ideológica se correlaciona con la creciente concentración de la riqueza y fractura social. Ya desde las reformas neoliberales de hace 30 años el crecimiento económico se ha visto impulsado por la expansión de los servicios, que han crecido más rápido que otros sectores. Este crecimiento desigual se debe al abandono del proteccionismo y a la apertura de cada vez más sectores económicos a la inversión extranjera. Consecuentemente, se ha desestimulado la inversión en industrias que requieren una alta concentración de capital fijo y/o que generan muchos puestos de trabajo. Por el contrario, se han visto beneficiados los servicios tecnológicos. 

No obstante, casi el 70% del PIB de India se debe al consumo interno y el país sigue siendo el cuarto mayor mercado de consumo del mundo. Ya sólo por el tamaño del mismo, las políticas neoliberales no pudieron acabar con la industria. Aparte del consumo privado, el PIB de India también se alimenta del gasto público, las inversiones y las exportaciones. En 2022 India era el octavo mayor importador del mundo y el décimo mayor exportador. Sin embargo, al mismo tiempo es uno de los países más desiguales del mundo. Aunque la tasa de pobreza disminuyó tras las reformas económicas de 1991, la desigualdad ha aumentado: según Oxfam, sólo el 5% de los indios posee más del 60% de la riqueza del país, mientras que el 50% de la población más pobre sólo posee el 3% de la riqueza. Entre 2012 y 2021 el 40% de la riqueza generada en India ha ido a parar a sólo el 1% de la población total y el 3% de la riqueza ha ido a parar al 50% más pobre. El número de indios hambrientos aumentó de 190 millones en 2018 a 350 millones en 2022, mientras que el número de multimillonarios ha pasado de 102 en 2020 a 166 en 2022. La riqueza combinada de los 100 más ricos de India supera ya los 600.000 millones de dólares, lo que equivale al presupuesto de la Unión para 18 meses. 

Esta extrema desigualdad está permitiendo alcanzar enormes tasas de crecimiento global gracias a la expansión demográfica que permite tener muchos trabajadores jóvenes dispuestos a trabajar por salarios mínimos. Para 2024 la calificadora de riesgo Moody estima que el PIB crecerá al 8% anual, convirtiendo a India en el país de más rápido crecimiento. 

En 2014 India era la décima economía mundial, pero actualmente, con un PIB de 3,8 billones de dólares, ya es la quinta más grande después de Estados Unidos (26,8 billones), China (19,3), Japón (4,4) y Alemania (4,3). En los próximos cuatro años, el PIB de la India alcanzará los 5 billones de dólares, convirtiéndola para 2027 en la tercera economía más grande, superando a Japón y Alemania. No obstante, sus principales problemas económico-sociales no hacen más que agravarse: pobreza y desigualdad de ingresos, desempleo y subempleo, déficit de infraestructuras, déficit fiscal y deuda pública, inflación, corrupción y burocracia y el deterioro medioambiental.

India tiene una sociedad jerarquizada. Todas las cosas, personas y grupos sociales están clasificados según diversas cualidades esenciales. Aunque tiene un sistema democrático, no prima el principio de igualdad. A pesar de que la ley no las reconoce, sobre todo la población hindú (80% del total) se clasifica en cuatro castas principales: los brahmanes (sacerdotes, maestros), los kshatriyas (gobernantes, guerreros), los vaishyas (terratenientes, comerciantes) y los sudras (sirvientes) y el quinto grupo es el de los intocables o desposeídos, los llamados dalits. A su vez las castas se subdividen múltiplemente, de modo que la sociedad está fracturada en una enorme cantidad de casilleros intraspasables.

Si bien el sistema de castas fue hecho más rígido por la dominación británica (1757-1947) como modo de dividir a la población y dominarla más fácilmente, ya las reformas de hace unos cien años introdujeron la discriminación positiva, hoy incluida en la Constitución de la Unión India. De este modo, las castas y subcastas gozan de ciertos privilegios por los que compiten entre sí en el acceso a medios públicos escasos. La desigualdad producida por el sistema de castas y agravada por las políticas neoliberales se combina con las diferencias regionales. 

El aumento de la desigualdad entre las castas, etnias, regiones y religiones tiene su correlato en la representación política. Como el Partido del Congreso (INC) a principios de la década de 1990 abandonó el nacionalismo igualitario que había aplicado desde la independencia, dejó de representar transversalmente a las castas, regiones y etnias. Además carece de propuestas para la nueva masa de prestadores de servicios imbuida de individualismo, resentimientos y odios raciales y religiosos por la continua propaganda del BJP y su aparato mediático. 

Narendra Modi y su elite de ultramillonarios confían su futuro a la hasta ahora interminable cantera demográfica del país que los provee permanentemente de mano de obra baratísima. Una eficaz combinación de neoliberalismo e intervencionismo estatal les permite, además, mantener una cierta estabilidad del mercado e impulsar el desarrollo de una amplísima clase media en el sector servicios. Combinando pragmáticamente su alineamiento con EE.UU. en el área del Océano Índico con la cooperación con Rusia en el área asiática, que data de la independencia en 1947, y balanceando las diferencias con China con la convivencia con ella en BRICS10, la política exterior del BJP asegura a India mantener abiertos todos los mercados asiáticos.

Si bien todavía faltan cinco fases hasta terminar las elecciones para el próximo Parlamento de la Unión India el 1º de junio, todo parece apuntar a un triunfo del BJP aún mayor que el de 2019. El Partido del Congreso tiende, por su parte, a estancarse en el 30% de los votos. La continuidad de la política hindú depende, por un lado, de su capacidad para maniobrar entre la multitud de conflictos que suscita y, por el otro, de un escenario asiático que en cualquier momento puede explotar. La permanente agudización de las fricciones internos alienta un clima de creciente violencia desestabilizadora. Consciente del peligro, para su tercer gobierno Narendra Modi apuesta a la reforma constitucional y a la instauración de un régimen autoritario. Si lo logra, se agudizará  enfrentamiento civil. Por el contrario, si no consigue los 400 diputados necesarios para reformar la Ley Fundamental desde el Parlamento, se verá fuertemente limitado por la Justicia y las tensiones pueden paralizar al Estado. En cualquiera de los dos casos, se avecinan tiempos tormentosos para la mayor democracia del mundo, que seguramente van a repercutir en la vasta región de Surasia.

Nos parece de capital importancia, difundir está entrevista central y con ella poder confirmar que existe pensamiento estratégico en Europa, como es el caso del Dr. Profesor Glenn Diesen, a pesar del “relato” atlantista homogéneo que atosiga a la población de Occidente Y cómo deben los europeos entender que se aproxima rápidamente el “fin de la historia del unipolarismo” y de los “5 siglos de control Occidental” y que ello, es ya un hecho y que deberán optar en integrarse como península a la unión euroasiática o seguir el modelo de decadencia anglosajona o peor ir a un conflicto armado que los borrara del mapa y la historia. La tesis del Dr. Diesen es la misma que sostenemos desde hace década y media del fin del dominio occidental. Argentina Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico

En su nuevo libro «La guerra de Ucrania y el orden mundial euroasiático», el profesor Glenn Diesen argumenta de manera convincente que la forma en que el mundo ha funcionado no solo durante el último siglo, sino durante los últimos 500 años, ha terminado. A partir de ahora, el sistema global será mucho más dinámico, multipolar y mucho más complejo. El profesor Diesen también muestra cómo Ucrania ha sido un peón en manos de los belicistas de la OTAN que, a pesar de sus mejores esfuerzos, sin embargo, no han podido quebrar ni a uno de sus rivales estratégicos en el sistema.

El tiempo de la impunidad occidental está terminando. La pregunta es, ¿qué viene después?

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Glenn Diesen es profesor en la Universidad del Sureste de Noruega y editor asociado en la revista «Rusia en Asuntos Globales». Muchos de ustedes ciertamente lo conocen por su trabajo con el canal de YouTube «The Duran», donde ha realizado numerosas entrevistas maravillosas junto a Alexander Mercouris.

Más de Glenn Diesen: https://www.usn.no/kontakt-oss/tilset…

Por Omar Pereyra

Representa un ejemplo interesante de cómo se comporta en un entorno internacional cambiante un Estado independiente, capaz de «inclinar la balanza mundial en uno u otro sentido», señala un experto ruso.

¿Cómo la India equilibra la geopolítica global en era de cambios?
El primer ministro indio, Narendra Modi, participa en la inauguración de un gran templo dedicado al dios hindú Rama. Ayodhya, India, el 22 de enero de 2024.Pib / www.globallookpress.com

Fuente: https://actualidad.rt.com

La India ya tiene garantizado un lugar destacado en la escena mundial en un futuro próximo, gracias a los «procesos políticos fundamentales que están teniendo lugar en el país y en todo el mundo», opina Fiódor Lukiánov, editor jefe de la revista Russia in Global Affairs y presidente del Consejo ruso para la Política Exterior y de Defensa. Además, su propia ubicación y sus tradiciones culturales la convierten por sí sola en un actor importante.

El primer ministro indio, Narendra Modi, inauguró el lunes un enorme templo hindú en Ayodhya, la ciudad santa donde se cree que nació Rama, uno de los principales dioses del panteón. El acontecimiento no puede atribuirse únicamente al ámbito religioso, ya que demuestra claramente el deseo generalizado de una «identidad específica» tras el fin de la era del universalismo personificada por la globalización político-económica liberal de finales de los años 1980 y 2010, argumenta Lukiánov.

En cuanto al panorama religioso, si bien los hindúes representan el 80% de los más de 1.000 millones de habitantes del país, hay bastantes partidarios de una orientación más laica y menos nacionalista, representada por el segundo partido del país, el Congreso Nacional Indio. Asimismo, la India alberga más de 200 millones de musulmanes, lo que la convierte en el tercer país musulmán del mundo, destacó.

Sin embargo, «es desde que el Partido Bharatiya Janata, liderado por Modi, llegó al poder a mediados de la pasada década cuando se ha apostado por la consolidación ideológica en torno a la identidad hindú», indicó.

En este sentido, el experto recordó que el país vive una campaña electoral de cara a las elecciones generales que se celebrarán en la primavera boreal. «Los retratos de Narendra Modi y sus declaraciones le acompañan por todas las autopistas y los canales de televisión cubren sus actividades con sumo cuidado. La India acaba de concluir con gran éxito su presidencia del G20 y los recordatorios de este periodo también están por todas partes, como testimonio del papel internacional cada vez más importante de la India«, afirmó.

Además, en su opinión, factores externos, como el aumento de las tensiones mundiales y la polarización entre Occidente y Rusia y entre Estados Unidos y China, también desempeñan un papel importante, lo que permite a una India grande y bastante independiente «inclinar la balanza global en un sentido u otro«. Al mismo tiempo, su escala, ubicación y autosuficiencia cultural le garantizan por sí solas un papel importante en la escena mundial, afirmó.

La sesión final de la cumbre del G20 en Nueva Delhi, India, el 10 de septiembre de 2023Dan Kitwood / Gettyimages.ru

«La India es un país complejo, agobiado objetivamente por multitud de problemas, que siempre gastará el máximo de recursos y energía en su autodesarrollo y en mantener la estabilidad interna», señaló Lukiánov. Con todo esto, el intento de Modi de construir una línea vertical ideológica y política pretende, en parte, liberar algo de energía para los empeños exteriores.

«Sin embargo, la India tiene una peculiaridad. En sentido estricto, puede que no haga nada en absoluto, pero su escala (demográfica, de mercado), su ubicación y su tradición cultural (autosuficiencia basada en una fuerte confianza en sí misma, hasta cierto punto incluso en su propia superioridad) le garantizan un lugar significativo en el escenario mundial. Solo el hecho mismo de la existencia de este país», subraya el experto.

«El objetivo de Modi es convertir a la India en una nación desarrollada para el centenario de su independencia, en el 2047«, destacó. Según Lukiánov, aunque ese horizonte es aún lejano, la India resulta un ejemplo interesante de cómo se comporta un Estado independiente en un entorno internacional cambiante.

«Por otro lado, si la visión india de la seguridad internacional tiene una constante, es la desconfianza y el miedo a China», afirmó. Mientras, la actitud del país hacia Rusia es buena, y el legado de las décadas anteriores podría ser la base de una relación sólida. No obstante, «sobre esta base es hora de construir un nuevo edificio, teniendo en cuenta otras circunstancias mundiales. De lo contrario, tarde o temprano la fundación se convertirá en un recuerdo del otrora brillante templo de la interacción bilateral, y no en la base de su renacimiento», concluye Lukiánov.

FUENTE EJU.TV https://eju.tv/2024/01/como-la-india-equilibra-la-geopolitica-global-en-era-de-cambios/

La asombrosa visita del canciller indio Jaishankar a Moscú y San Petersburgo, donde fue calurosamente recibido por Putin y Lavrov del 25 al 29 de diciembre, constituye un giro estratégico transcendental en la fase post-Ucrania, que alteró el sistema nervioso de la anglósfera. El pronazi exembajador de EEUU en Rusia McFaul puso el grito en el cielo.

Por Alfredo Jalife-Rahme para Sputnik

Si el año 2023, en la fase post-Ucrania, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, fue considerado como el óptimo geopolítico global, el 2024 arranca como el «año de los BRICS+», con la incrustación de cinco países (Irán, Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía) y con su larga lista de espera de entre 20 y 30 países que desean adherirse durante la rotativa presidencia anual de Rusia, que celebrará en octubre la cumbre en Kazán del relevante grupo, ya ganándole la partida geoeconómica al G7, hoy en franco declive.

El encuentro del canciller indio, Subrahmanyam Jaishankar, con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, y el presidente Putin fue más que exitoso en todos los rubros: desde los corredores geoeconómicos, el NSTC Corredor de Transporte Norte-Sur y el EMC Corredor marítimo Oriental de Chennai a Vladivostok; pasando por la cooperación militar y espacial, hasta la colaboración en la planta nuclear Kudankulam.

Solo faltó la cooperación en los mecanismos de pago entre las divisas nacionales rublo y rupia, cuando uno de los objetivos de la cumbre 16 de los BRICS —Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica— en Kazán será la desdolarización y la probable creación de la divisa del bloque.

El pensamiento geoestratégico del canciller indio Jaishankar es eminentemente multipolar, como lo denota su libro La ruta de India: Estrategias para un mundo incierto, que a mi juicio refleja el consustancial politeísmo teológico de su país: responde a varios dioses y no a uno solo.

Rusia aplica el teorema clásico de su exprimer ministro Yevgeny Primakov —en la fase aciaga de Boris Yeltsin— sobre el triángulo RIC (Rusia/India/China), que sigue fielmente el canciller Lavrov y que de cierta manera constituye el núcleo de la evolución de los BRICS.

Con el anterior gobernante Partido del Congreso en la India, tanto la extinta Unión Soviética como Rusia han mantenido óptimas relaciones con Nueva Delhi, pese al reciente coqueteo de la anglósfera con la India, a la que pretendió usar para contener la nueva complementariedad geoestratégica de Rusia y China.

En solo seis meses, específicamente desde junio de 2023, más que el estrechamiento de relaciones tradicionales entre la India y Rusia, llama la atención el alejamiento de la anglósfera y su famoso enjambre de espionaje de los «cinco ojos» (Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) contra la India.

En los pasados seis meses se escenificaron vigorosas turbulencias centrífugas entre la India y Estados Unidos debido a supuestos intentos de muy extraños homicidios de personalidades de los separatistas sikh, que buscan crear la republica de Khalistán.

La sinergia de Canadá, donde residen más de 700.000 sikhs, y Estados Unidos, dos miembros del conglomerado anglosajón de espionaje de los «cinco ojos», ha envenenado las relaciones con la India a grado tal que antes de la azorante visita de cinco días del canciller indio Jaishankar a Moscú y San Petersburgo, el presidente Joe Biden había declinado la invitación a concurrir a la celebración del Día de la República de la India el 26 de enero, según narra el exdiplomático indio Bhadrakumar, donde iban a reunirse para impulsar al etéreo Quad (agrupación de Nueva Delhi, Washington, Tokio y Canberra contra Pekín y Moscú), que hoy se puede dar por sepultado, como da a entender Global Times. En el mismo lapso de seis meses del giro estratégico (game changer) de India vis a vis de la anglósfera.

Cabe señalar el reajuste de su política exterior con Israel frente a la catástrofe humanitaria en Gaza, cuando la India se acopla más a las votaciones de los BRICS en las Naciones Unidas.

A mi juicio, en la fase post-Ucrania, la política exterior de la India pondera mucho más la presencia de la imponente diáspora de sus ciudadanos en el Golfo Pérsico, que se ha volcado a favor de la causa palestina.

La reacción a la visita del canciller indio Jaishankar a Moscú y San Petersburgo ha rebasado la definición psiquiátrica de la histeria geopolítica, cuando Michael McFaul, anterior embajador filonazi de EEUU en Rusia, de 2012 a 2014, durante la dupla Obama-Biden y admirador confeso del regimiento neonazi Azov (organización terrorista prohibida en Rusia) arremetió contra la colaboración estratégica de Rusia y la India.

«La India fue alguna vez un campeón mundial contra el imperialismo y a favor de la descolonización. Es triste ver esta aceptación de la Rusia imperial utilizando la guerra y la anexión para intentar recolonizar Ucrania. Supongo que el dinero es más importante que los valores», apuntó.

Más allá de la muy cantada defunción de Ucrania, la anglósfera no digiere ni el alejamiento de la India con EU ni su mayor estrechamiento con Rusia, como delata el canto de su cisne muy negro Isabel Oakeshott en The Telegraph, portavoz de la monarquía globalista neoliberal británica, quien espeta «el tiempo de repensar» las relaciones de Gran Bretaña «con la India, que se ha acercado demasiado a Rusia«.

La lúgubre realidad es que en la fase post-Ucrania, la anglósfera perdió a la India. El mundo suele volcarse con los triunfadores, no con los perdedores.

FUENTE: https://sputniknews.lat/20240105/un-mayor-acercamiento-de-la-india-con-rusia-exaspera-a-la-anglosfera-1147132122.html

El Ministro de Asuntos Exteriores de la India, S. Jaishankar, con el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov (izq.), y el Presidente Vladimir Putin (der.), en Moscú, durante una visita de cinco días a Rusia (del 24 al 29 de diciembre de 2023)

La visita del Ministro de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, a Rusia del 24 al 29 de diciembre presentó un espectáculo extraordinario que recuerda los días felices de las relaciones indo-soviéticas. Había un éxtasis indescriptible en las palabras de Jaishankar en suelo ruso. Incluso dio un paseo por la Plaza Roja en pleno invierno ruso. Pero el ministro es cualquier cosa menos un diplomático sentimental, que puede manejar las emociones no necesariamente como una carga, sino convirtiéndolas en una gran óptica. 

Esta visita a Rusia se destacará en la carrera diplomática de Jaishankar y se comparará con su papel estelar en la elevación de la relación entre India y Estados Unidos a un crescendo. La paradoja es que la misión de Jaishankar apuntaba esencialmente a fortalecer la autonomía estratégica de la India en un entorno internacional complejo. Una metáfora adecuada sería la de un crucero atrapado en la tormenta (pero no hundido) y en peligro en busca de un puerto que le resulta familiar. 

Dicho claramente, el viaje de Jaishankar a Moscú tenía como objetivo crear espacio para la diplomacia india. La crónica de las relaciones entre India y Rusia está repleta de situaciones similares. Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el plebiscito en Cachemira, el levantamiento húngaro de 1956, la Primavera de Praga, el nacimiento de Bangladesh, la intervención soviética en Afganistán: la lista incluye algunos momentos fatídicos de la historia moderna. 

Si en los últimos dos años la relación entre Estados Unidos e India se ha disparado y luego ha caído en picada poco después, la razón principal se encuentra en la creciente frustración de la administración Biden porque el gobierno de Modi se negó a unirse a la caravana de Occidente para sancionar a Rusia, India aumentó pragmáticamente su importaciones de petróleo de Rusia a pasos agigantados, lo que se convirtió en una importante fuente de apoyo presupuestario, pero moderó el impacto de las «sanciones infernales» de Occidente contra Rusia y contribuyó indirectamente a la fenomenal recuperación de la economía rusa, que actualmente registra un impresionante 3,5%. crecimiento este año. Desde entonces, el comercio bilateral entre India y Rusia ha registrado un aumento masivo desde un nivel insípido hasta alcanzar los 50 mil millones de dólares en 2023.

Da la casualidad de que en algún momento del proceso, la embriaguez del éxito embriagó a los tomadores de decisiones indios, que buscaban gravitar hacia el campo occidental para crear una matriz de «cooperación» aún más beneficiosa. No hay nada malo en aplicar una política equilibrada en interés propio, pero en este caso, la estrategia fue fundamentalmente defectuosa, ya que se basó también en la noción de que Rusia estaba destinada a perder la guerra en Ucrania. El establishment indio sacó conclusiones apresuradas de los reveses militares sufridos por las fuerzas rusas en la fase inicial de la guerra de Ucrania. La famosa observación de que «esta-no-es-una-era-de-guerras» ejemplifica esa perspectiva surrealista. 

Los estadounidenses, por supuesto, estaban eufóricos de que India estuviera mostrando el dedo medio ante la «operación militar especial» de Rusia y corrió la voz entre los bienes comunes globales de que India se estaba «distanciando» de Rusia. Ese período de bromance entre Estados Unidos e India duró casi un año hasta mediados de 2023, cuando las fuerzas rusas regresaron al campo de batalla en Ucrania con una brillante estrategia de guerra de desgaste, aplastaron la «contraofensiva» de Kiev y finalmente tomaron la iniciativa. El verano se convirtió en otoño el año pasado. 

Mientras tanto, sucedieron tres cosas. En primer lugar, se estaba haciendo evidente que los países del Sur Global estaban abandonando a Estados Unidos y desplazándose hacia el eje Rusia-China, lo que por supuesto ponía a India en un dilema, ya que también aspiraba a ser el líder del la llamada Mayoría Global. 

En segundo lugar, la narrativa occidental sobre Ucrania comenzó a deshilacharse y aparecieron signos de «fatiga de guerra» en Europa y Estados Unidos. En tercer lugar, lo más importante, la administración Biden hizo un profundo replanteamiento de los lazos con China, que estaban en caída libre, y a partir de junio, altos funcionarios estadounidenses comenzaron a llamar a la puerta en Beijing buscando una mayor previsibilidad en su relación y presionando para una cumbre. entre el presidente Biden y el presidente Xi Jinping.

Basta decir que el clima de las relaciones entre Estados Unidos y China ha mejorado desde la cumbre de San Francisco en noviembre. Pero el cambio infligió un daño colateral a Delhi: disminuyó el valor de la India para Washington como «contrapeso» a China. Curiosamente, el cambio en la geopolítica del Lejano Oriente también coincidió con la actual acritud que estalló por supuestos complots indios para matar a ciudadanos estadounidenses y canadienses. 

Entra Rusia. Sintiendo que el bromance entre Estados Unidos e India se dirigía hacia el sur, Rusia comenzó a enaltecer a Modi. El mes pasado, con la vista puesta en Washington, Putin elogió excesivamente a Modi por negarse a ser “asustado, intimidado u obligado a tomar cualquier acción, paso o decisión que estuviera en desacuerdo con los intereses nacionales de la India y del pueblo indio”.

Nueva Delhi espera que Estados Unidos se quede estancado en su política interna hasta 2024. Con el alivio de las tensiones entre Estados Unidos y China, la estrategia del Indo-Pacífico ha quedado en un segundo plano y, en consecuencia, Estados Unidos   no tiene motivos para adular a la India. Sin embargo, este no es el final de la saga indio-estadounidense. Una vez que se instale la próxima administración estadounidense, habrá renovados esfuerzos en Delhi para retomar el hilo. No se equivoquen: para las elites indias, Estados Unidos sigue siendo el socio más importante y está garantizado que Washington corresponderá . 

Por el momento, sin embargo, el hecho de que Rusia haya ganado la partida en la guerra en Ucrania también significa que India ya no tiene necesidad de caminar sobre la cuerda floja frente a la ruptura de Moscú con Occidente. Así, la cumbre anual India-Rusia se reanudará en 2024 tras una pausa de dos años. India también está en mejor posición para rechazar las críticas de Estados Unidos sobre cuestiones de derechos humanos ahora que Washington ha perdido autoridad moral sobre los crímenes de guerra de Israel en Gaza. En general, ha llegado el momento de vengarse del gobierno de Modi. Jaishankar está saboreando cada momento incluso después de su regreso de Moscú. 

La conclusión es que India y Rusia han ampliado su agenda sobre los modelos de geopolítica e intereses estratégicos para beneficio mutuo. En el futuro, más allá de la óptica, la eficacia y la sostenibilidad de la óptica se pondrán a prueba seriamente en la cumbre de los BRICS que se celebrará en Kazán en octubre, que presidirá Putin. 

Un referente a seguir 

La gran pregunta es si India mostrará la presencia de ánimo necesaria para atacar los intereses fundamentales de Estados Unidos aceptando la creación de una moneda BRICS para desafiar al dólar y a la arquitectura financiera y comercial internacional dominada por Estados Unidos, un proyecto que lleva el visto bueno de Putin. y apunta a demoler de manera concluyente el excepcionalismo y la hegemonía global de Estados Unidos, y también cuenta con el apoyo de China. Curiosamente, el Global Times ha publicado un comentario extraordinario en este tumultuoso telón de fondo geopolítico elogiando al gobierno de Modi por sus políticas. ¿Ha llegado el momento de desempolvar el formato Rusia-India-China (RIC)? No hay respuestas fáciles. 

Del mismo modo, otro indicador a seguir es la trayectoria de la cooperación en materia de defensa ruso-india, que históricamente ha sido el ancla de la relación estratégica de los dos países. Si se eliminan los vínculos de defensa, los vínculos entre India y Rusia se convertirán en una cáscara vacía. Es por eso que Estados Unidos ha estado exigiendo persistentemente que India reduzca sus compras de armas a Rusia como señal de alineación con Occidente y con el espíritu de profundizar la «interoperabilidad» con el armamento estadounidense. 

Sin embargo, en la conferencia de prensa conjunta con Jaishankar tras las conversaciones en Moscú, el Ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, lanzó una bomba. Reveló que las discusiones cubrieron «perspectivas de cooperación técnico-militar, incluida la producción conjunta de armas modernas». Lavrov añadió: 

“También logramos avances en esta área. Nuestra interacción es estratégica en este sentido. El fortalecimiento de esta cooperación responde a los intereses nacionales de nuestros estados y ayuda a mantener la seguridad en Eurasia . Respetamos los esfuerzos de nuestros colegas indios por diversificar los vínculos en la cooperación técnico-militar. También entendemos y estamos dispuestos a apoyar su iniciativa de fabricar material de combate en el marco del programa «Make in India». Estamos dispuestos a interactuar con ellos a este respecto”. [Énfasis añadido.] 

El destacado desempeño del armamento ruso en la guerra de Ucrania y el auge general de la industria de defensa rusa en el último año colocarían a Rusia en una posición fuerte para recuperar su posición como el socio número uno de la India, con diferencia, en tecnología militar. La trayectoria en este frente proporcionará evidencia concluyente de un nuevo pensamiento en Delhi con respecto a la geopolítica del triángulo India-Rusia-Estados Unidos. 

FUENTE https://www.indianpunchline.com/

Por Tiberio Graziani colaborador de Dossier Geopolitico

«Hay suficiente en la tierra para las necesidades de todos, pero no para la codicia de unos pocos».

Mohandas K. Gandhi

«El estatus de potencia de segunda clase, que una comunidad internacional todopoderosa concede a muchas naciones […], ya no puede aplicarse a la India del siglo XXI».

Olivier Guillard

«Como resultado de la estrategia global de Estados Unidos y de su búsqueda de hegemonía, India y China están sometidas a una presión significativa. Son las naciones más pobladas del mundo y no pueden ser fácilmente influenciadas y controladas.»

A.S. Hasan

El crecimiento económico de la India

Al igual que China, aunque a un ritmo más lento (en torno al 6% anual), India también ha registrado una tasa de crecimiento económico tan elevada en los últimos quince años que puede incluirse entre las cuatro economías más importantes del planeta en las proyecciones para 2020 realizadas por el Banco Mundial y el FMI. Otro dato relevante, que siempre debe tenerse en cuenta cuando se analizan naciones caracterizadas por una masa demográfica masiva (1.028.610.328 habitantes en el caso de la República de Bhārat, según el censo de 2001), es también su porcentaje de crecimiento anual, que, aunque no es elevado, de hecho sólo ronda el 1,6% (1998-2003), constituye un parámetro de evaluación importante e indispensable cuando se trata de comprender el papel y el peso que India adquirirá a nivel mundial en las próximas décadas.

Pasar del 11º puesto en la clasificación de las mayores economías del mundo al 4º es el objetivo tanto del gobierno de Manmohan Singh, padre de las reformas «liberalistas» y exponente de la coalición liderada por el Partido del Congreso, como de la oposición compuesta, nacional y antiliberal, que ve como aliados objetivos al Partido Popular (Partido Bharatiya Janata), considerado de derechas según los esquemas occidentales, al Partido Comunista de la India y al Partido Comunista Marxista-Leninista de la India.

La adopción de un modelo particular de «desarrollo», que favorece una especialización considerable en el sector terciario avanzado y un interés específico por la investigación científica y tecnológica, ha permitido a la India ganarse para sí, dentro de la economía mundial, el papel de «atractor global» de los sectores de servicios e investigación científica, con especial referencia a ámbitos económicamente «sensibles» como el farmacéutico y el de la tecnología de la información, que siempre han estado vigilados por EE.UU. y el Reino Unido. Esto ha causado una gran preocupación en estos países y ha dado lugar a normas y reglamentos defensivos; recientemente (2005), por poner sólo un ejemplo, el Senado estadounidense aprobó una medida para excluir de las compras gubernamentales a las empresas que hayan subcontratado (aunque sólo sea 50 puestos de trabajo) en los últimos cinco años.

Los gobiernos indios de la última década, además de apoyar el crecimiento económico del país y facilitar su participación gradual en la economía mundial mediante una diplomacia pragmática, han puesto en marcha amplios programas para modernizar las infraestructuras viarias, ferroviarias, portuarias y aeroportuarias del país, así como la red de suministro energético. Estos programas, sin embargo, tienen dificultades para llegar a buen puerto debido a las tensiones internas generadas por el enfrentamiento entre la tendencia profundamente «liberalista» del actual gobierno y la oposición.

Una estrategia multipolar

India, al igual que el otro coloso asiático, China, intenta sacar provecho de su reciente auge económico también en el ámbito internacional, dándose a conocer y siendo reconocida no sólo como «socio» ocasional y teóricamente «estratégico», sino también, y sobre todo, como potencia nuclear y miembro constituyente de un nuevo orden planetario.

De hecho, a partir del análisis de sus acciones de política exterior, India parece haber comprendido plenamente el momento histórico actual, que se caracteriza por ser un periodo de transición entre el anterior sistema bipolar y un futuro sistema multipolar en formación. Un periodo histórico de transición, nos gustaría subrayar, en el que el grado de ruptura parece haber alcanzado su clímax, ya que la incierta «regencia unipolar» de la hiperpotencia estadounidense muestra cada vez más signos de su declive, entre los que mencionamos: el «atolladero» iraquí, la aceptación a regañadientes de la política nuclear india, la cooperación ruso-china en el ámbito militar, las relaciones «especiales» entre algunos países sudamericanos, principalmente Brasil y Venezuela, con China, India y Rusia.

La conciencia, metabolizada por la India, de que se encuentra en un proceso de transición hacia un nuevo orden mundial y la experiencia que ha adquirido como potencia regional desde el día de su independencia (15 de agosto de 1947) hasta principios de los años 90, subrayada simbólicamente en varias ocasiones (en 1955, con ocasión de la Conferencia de Bandung de los «países no alineados», en 1974, con los primeros experimentos nucleares), la obligan a asumir una responsabilidad no sólo regional, sino mundial.

Una responsabilidad que se deriva precisamente del papel geopolítico que Nueva Delhi desempeñó durante la segunda mitad del siglo pasado. La Unión India, de hecho, mucho antes que China y otras naciones importantes de lo que se llamaba, en la publicidad de la época, el «tercer mundo», se dio cuenta de que el sistema bipolar se encontraba en un equilibrio precario y, por ello, se convirtió en la madrina del movimiento de los países no alineados y en la «correctora» de la brecha entre Estados Unidos y el «bloque soviético», adhiriéndose a acuerdos de amistad con este último. Hay que recordar que la amistad con la Unión Soviética también se vio reforzada por las fricciones entre Pekín y Nueva Delhi, que desembocaron, como sabemos, en los enfrentamientos armados de 1962-63 y, sobre todo, con la elección china de formar parte del acuerdo nixoniano Washington-Islamabad-Pekín.

El papel de «intermediario» que la India asumió en el marco del sistema geopolítico anterior le permite, sin embargo, reforzar esta vez sus lazos con Moscú sobre la base de la paridad y de una mayor autonomía, mientras que su participación en el movimiento de los no alineados la convierte en candidata a ser, junto con Rusia y China, uno de los países rectores de un hipotético sistema multipolar. Para confirmar esta estrategia, cabe mencionar los recientes acuerdos firmados con China sobre los conflictos fronterizos y la colaboración tecnológica y científica en el campo de la energía.

El establecimiento de un eje Moscú-Pekín-Nueva Delhi parece, pues, un hecho establecido. A este acuerdo, geopolíticamente relevante para la autonomía de la masa continental euroasiática de la tutela estadounidense, le falta un colgante vital e insustituible, el que la emanciparía por completo, del Atlántico al Pacífico, y haría posible una pax euroasiática: el eje europeo París-Berlín-Moscú.

Para no frustrar la labor de los gobiernos de Moscú, Pekín y Nueva Delhi en la construcción de un nuevo sistema que tenga en cuenta las peculiaridades y aspiraciones nacionales, y para tener, sobre todo, un papel equitativo en la futura configuración multipolar, corresponde a los responsables europeos hacer una elección funcional del campo en interés de sus propios pueblos y del continente euroasiático.

FUENTE Geopolitika.ru

La Argentina empieza a tener socios espaciales interesantes con subpotencias y potencias emergentes.

INVAP tiene una sociedad con Turkish Aerospace Industries para construir satélites geoestacionarios de telecomunicaciones GS-1. Ahora la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) se asoció con la India para algo de resultados probablemente más rápidos: testear y desarrollar 2 tipos distintos de paneles solares satelitales de bajo peso, alta eficiencia y la mayor resistencia posible al «viento solar», esa lluvia de electrones, protones y partículas alfa que los destruye rápidamente.

Las fuentes de potencia de los satélites argentinos vienen siguiendo dos líneas. Los aparatos geoestacionarios de telecomunicaciones de órbita muy alta, como los ARSAT-1 y 2, necesitan paneles solares de muy larga duración (15 años) y de marca internacionalmente prestigiosa, con mucha «herencia de vuelo», para bajar los costos de aseguramiento. Ahí no hay más remedio que comprar lo mejor que se fabrique en otros países.

Pero con los satélites de observación terrestre, cuya vida planificada es de alrededor de 5 años y que están en órbita baja, se pueden intentar desarrollos propios. Hubo placas solares desarrolladas artesanalmente por la CNEA en casi todos los satélites de la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales).

Hay una división del trabajo en nuestra incipiente sociedad espacial con la India. Ellos van por celdas solares de perovskita, una familia de cristales de diversa composición química, pero siempre con estructuras atómicas parecidas a la del titatano de calcio. Se las considera puramente inorgánicas.

La Argentina, por el contrario, ensaya otra línea distinta, la de sustratos como el arseniuro de galio «pintados» con soluciones de solventes y sales metaloorgánicas, que se curan en 24 horas y te queda una celda «híbrida» (mitad inorgánica, mitad orgánica) funcionando. La idea en ambos casos es el bajo peso, la mayor potencia eléctrica posible en la menor superficie, y mucha resistencia al viento solar.

Pero hay un cuarto y un quinto requisitos: bajo costo y patentamiento y fabricación propios. De este modo uno sabe qué esperar de la fuente de potencia que uno le pone a sus satélites. Pero además, abre otros caminos. Si el costo es lo suficientemente bajo una celda espacial puede funcionar también aplicaciones para ambientes terrestres complicados por diferencias de temperatura brutales o un exceso de radiación ultravioleta. La Argentina está llena de ambientes así. Y el mundo también, de modo que el producto puede exportarse.

Tanto la India como Argentina quieren crear nichos propios en un mercado que, como el fotovoltaico terrestre, está totalmente monopolizado por China, y en mucha menor medida por los EEUU, la UE y Japón.

Lo que reúne en esta aventura tecnológica a actores espaciales tan disímiles (la India es una potencia en este rubro desde los ’80) es un aparato: el acelerador de iones pesados TANDAR, de la CNEA. Comprado a fines de los ’70 por la CNEA a U$ 80 millones, sigue siendo el mayor acelerador de partículas del Hemisferio Sur.

Pese a ser un aparato diseñado para la física pura, no es la primera vez que se usa el TANDAR en investigación tecnológica: en los ’90 fue tapa de todos los diarios por el desarrollo de una película de diamante sintético que endurecía de un modo impresionante las herramientas de corte y estampado.

El exjefe de Investigación y Desarrollo de la CNEA hasta 1986, el físico Mario Mariscotti, se habría sorprendido de este desarrollo práctico de su gente con este aparato que se compró debido a su insistencia. La que no tuvo resto para llevar la apuesta del «diamond like» al mercado fue la pobre industria argentina. Eran los ’90, estaba en vías extinción.

En estas décadas no han faltado imbéciles que consideraron el TANDAR un gasto suntuario de físicos sin réditos para el país. Pero ahora, como cuenta Vanina Lombardi de TSS, este inmenso aparato vertical de 10 pisos de altura nos hace socios del programa espacial de la India, que pese a ser una potencia nuclear y espacial, no tiene ningún laboratorio de testeo de las capacidades del TANDAR. 

Esta capacidad argentina de generar asociaciones y potenciales clientes se multiplicará exponencialmente cuando se inaugura el reactor RA-10 de Ezeiza. En oposición simétrica al TANDAR, es una planta de producción de radioisótopos y de silicio dopado para chips, pero con un potencial para la investigación pura y aplicada que nos llenará de profesionales y fabricantes extranjeros tratando de terminar una tesis o de desarrollar nuevos materiales para ingenierías muy diversas. Cualquier investigador del Sur Global que haya hecho un post-doctorado en Ezeiza es una posible autoridad política cuando regrese a su país. Ergo, un posible cliente.

Por su potencia y capacidades, el RA-10 será sí o sí, y mucho más que el TANDAR, una instalación geopolítica, capaz de poner a la Argentina en el centro de una nueva diplomacia científica, tecnológica e industrial. Alguien que se entere de esto en nuestra Cancillería, por favor.

Los cultores del ajuste que quieran volver a demorar la entrada en servicio del RA-10 cortándole el presupuesto a la CNEA, como ya se hizo entre 2016 y 2021, estarán jugando muy claramente para equipos contrarios.

Daniel E. Arias

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Científicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica trabajarán junto a colegas del Indian Institute of Technology Roorkee, de India, en la investigación sobre la tolerancia a la radiación de celdas solares de perovskita para aplicaciones espaciales. Con este proyecto conjunto se busca generar conocimientos sobre nuevos materiales más eficientes y sustentables.

En el espacio, todos los dispositivos utilizan paneles solares. Y si bien el silicio es el material más empleado –y posiblemente también el más conocido– para la fabricación de celdas solares, no puede ser utilizado en satélites, radares y otros instrumentos espaciales, ya que en esos casos se necesitan materiales semiconductores más livianos. Actualmente, los más empleados son los de los grupos III-V de la tabla periódica de los elementos, como galio, germanio e indio.

“Esos materiales son muy escasos en la naturaleza, por eso cada una de esas celdas para instrumentos espaciales son carísimas, aunque son las que se usan ya que son delgadas y livianas”, dice María Dolores Perez, investigadora del CONICET en el Departamento de Física de la Materia Condensada de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), será la directora en la Argentina de un proyecto de investigación conjunto con colegas del Indian Institute of Technology Roorkee (IITR), de India, en el que explorarán la tolerancia a la radiación de celdas solares de perovskitas –otro mineral escaso en la naturaleza con propiedad semiconductora–, para aplicaciones espaciales. La CNEA ha desarrollado los sistemas de paneles solares de uso espacial de misiones de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), como en el caso de los satélites SAOCOM.

“La perovskita permitirían obtener estas celdas mediante un procesamiento que es muy simple: se fabrican unas tintas, mediante la disolución y mezcla de unas sales particulares; esa tinta luego se coloca sobre una placa que nosotros preparamos, que llamamos sustrato, y en un día fabricamos una celda solar de manera muy simple y con eficiencia alta”, explica Pérez, y agrega que otra de las problemáticas a resolver es la resistencia a las radiaciones de los materiales que se utilizan en el espacio.

“Tenemos trabajos previos donde mostramos que una perovskita que estudiamos soporta las radiaciones; sería muy buena candidata para ser utilizada en aplicaciones espaciales”, dice Pérez (izq), en la foto junto a investigadoras del Departamento de Física de la Materia Condensada de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

“En el vacío del espacio, además del sol y de los ciclos de temperatura, el ambiente espacial tiene mucha radiación ionizante, y eso hace que toda la electrónica, incluso los paneles solares, se degraden por esta radiación”, explica Pérez. Por eso están probando si las perovskitas son robustas frente a esa radiación: “Tenemos trabajos previos donde mostramos que una perovskita que estudiamos soporta las radiaciones; sería muy buena candidata para ser utilizada en aplicaciones espaciales”, subraya la especialista, y destaca que en el laboratorio en el que se desempeña pueden hacer pruebas y ensayos simulando las exigencias de un ambiente espacial. Para ello, se utiliza una línea del acelerador de partículas Tandar, específicamente diseñada para realizar ensayos de irradiación de celdas solares, que permiten observar la respuesta real de cada celda bajo irradiación directa, como si estuviera en el espacio exterior.

Esa capacidad fue clave en este proyecto, puesto que los especialistas de India desarrollan sus propias celdas de perovskitas pero no tienen cómo probarlas simulando entornos espaciales. “La idea es que ellos nos manden la celdas solares que producen, que funcionan muy bien, para que  nosotros acá las irradiemos y evaluemos si son robustas o no para su uso espacial”, comenta Pérez. Las celdas que fabrican sus colegas en India son distintas a las que hacen ellos en Argentina, ya que son todas inorgánicas, mientas que las locales se denominan híbridas, porque incluyen componentes orgánicos e inorgánicos.

“Cuando nosotros vayamos a India –considerada a nivel mundial una potencia en términos de capacidades de acceso al espacio–, la idea es que aprendamos a hacer esas celdas en particular”, agrega Pérez, y celebra este tipo de convenios binacionales en los que considera que los beneficios exceden a lo meramente académico. “Lo bueno es que ya establecemos un contacto, que antes no teníamos, con este grupo de colegas de India que es muy reconocido allá por sus desarrollos con perovskitas, y nos permite ampliar nuestros enfoques”, subraya Pérez.

Esta iniciativa fue una de las cuatro seleccionadas en la Convocatoria a Proyectos Conjuntos de Investigación con India (impulsada como parte del Programa de Cooperación Científica entre el Ministerio de Ciencia (MINCYT) y el Departamento de Ciencia y Tecnología de la India (DST), firmado en 2013), que busca apoyar el desarrollo de investigaciones en biotecnología y transición energética, entre grupos binacionales. El MINCYT financiará a cada grupo durante dos años, por un máximo de pesos equivalentes a 10.000 dólares por proyecto cada año.

En este caso en particular, el grupo binacional espera fabricar celdas solares de perovskita de alta eficiencia y estudiar su rendimiento y estabilidad, antes y después de la exposición a la radiación. Este tipo de celdas ofrecen varias ventajas sobre la fotovoltaica espacial convencional. Por ejemplo, son más rentables, ultra ligeras, tolerantes a la radiación y con potencial de ampliación.

A lo largo de este proyecto, esperan desarrollar más capacidades con el fin de alcanzar una mayor comprensión de la tolerancia a la radiación de las celdas solares de perovskita inorgánica para aplicaciones espaciales, que les permita desarrollar una tecnología para la aplicación espacial de celdas solares de este mineral, y generar patentes y publicaciones conjuntas.

“Uno de los objetivos de estos proyectos binacionales también es cultural, para ellos es muy emotivo venir a la Argentina, al igual que para nosotros viajar a India, además de aprender todas las técnicas que ellos tienen, es algo que nos abre un montón de posibilidades”, concluye Pérez.

Vanina Lombardi

FUENTE:

Por Giorgio Shani que fuera publicado en Geopolitika.ru en Español, que reproduce Dossier Geopolitico 

El asesinato de Hardeep Singh Nijjar, un líder sij canadiense, a manos de supuestos agentes del Estado indio a las puertas de la gurdwara de Surrey, en la Columbia Británica, en junio de 2023, desencadenó un importante incidente diplomático entre India y Canadá. Nijjar era un líder religioso acusado por India de liderar la proscrita Fuerza de los Tigres de Khalistán. Aunque había nacido en el estado indio de Punjab, era ciudadano canadiense, y su asesinato a manos de dos militantes no identificados con presuntos vínculos con India en suelo canadiense fue descrito por el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, como «una violación inaceptable de nuestra soberanía». Independientemente de la presunta implicación del Estado indio, el asesinato de Nijjar tiene implicaciones más amplias que las relaciones indocanadienses. Arroja luz sobre el fenómeno del nacionalismo sij y la relación entre la diáspora sij y su «patria» en el Punjab. Además, cuestiona el significado de la identidad y la soberanía sij en un mundo globalizado.

Los sijs son una comunidad cultural y religiosa distintiva del sur de Asia con una diáspora activa y una patria territorial. Se distinguen porque la mayoría de los sijs varones llevan el pelo sin cortar con turbantes y pueden llevar espadas ceremoniales llamadas kirpans, de acuerdo con las enseñanzas de su décimo y último gurú, Gobind Singh. Hay unos 26 millones de sijs en todo el mundo, y la gran mayoría vive en el estado indio de Punjab, donde son una ligera mayoría. El Punjab es su patria y Amritsar es la Jerusalén o Meca sij, donde se encuentra el santuario más sagrado, Sri Harmandir Sahib, en el complejo del Templo Dorado.

Unos 2-3 millones de sijs forman una diáspora dispersa por todo el mundo. Entre ellos hay colonos que emigraron a los antiguos dominios del Imperio Británico, incluido Canadá y sus colonias. Muchos, sin embargo, se vieron obligados a huir del Punjab durante la guerra civil que estalló entre militantes sijs y el gobierno central tras el asalto del Templo Dorado de Amritsar, santuario del sijismo, por tropas indias por orden de la primera ministra india Indira Gandhi en 1984. Posteriormente, Gandhi fue asesinada por su guardaespaldas sij, lo que provocó un pogromo, supuestamente organizado por miembros del partido gobernante, el Congreso Nacional Indio (INC), en el que murieron tres mil personas. Esto desembocó en una guerra civil en el Punjab, ya que varios grupos militantes, algunos de los cuales apoyaban claramente la creación de un estado sij separado de Khalistan, se rebelaron contra el gobierno central. Puede que algunos de ellos contaran con el respaldo de Pakistán, pero gozaban de cierta legitimidad en el Punjab, ya que el gobierno central suspendió las elecciones y desplegó fuerzas armadas para aplastar el movimiento por la «autodeterminación nacional» con un coste estimado de 30.000 vidas.

Aunque la «normalidad» volvió al Punjab a mediados de la década de 1990 con el restablecimiento de las elecciones democráticas, el khalistán siguió viviendo en la diáspora, especialmente en sociedades multiculturales como Canadá, que recibió a muchos emigrantes del Punjab. Hace tres décadas, Benedict Anderson (1992) sugirió que el nacionalismo sij en Canadá era una forma de «nacionalismo a distancia», con lo que quería decir «nacionalismo sin responsabilidad». De hecho, Nijjar estaba haciendo campaña a favor de un referéndum en Canadá sobre la independencia de Jalistán cuando fue asesinado a tiros. Los sijs representan el 2% de la población de Canadá, más o menos lo mismo que en la India. Mientras que hoy en día los principales problemas del Punjab, predominantemente agrícola, son los suicidios de agricultores debido a la elevada carga de la deuda -la liberalización prevista del sector agrícola desató las protestas de los agricultores hace tres años-, el desempleo juvenil y una epidemia de drogas, el fantasma del Khalistán sigue acechando en la diáspora. A continuación, considero tres razones.

Una razón es que la soberanía sij está encarnada; es decir, los sijs llevan símbolos que les recuerdan que forman parte de una comunidad religiosa y política: la Khalsa. La orden del Khalsa, o «comunidad de los puros», fue fundada por el décimo y último Gurú Gobind Singh (1658-1707). Guru Gobind confirió autoridad espiritual al Libro Sagrado Sij del Granth Sahib y autoridad secular a la comunidad de sijs bautizados a través de la doctrina del Guru Panth, el cuerpo corporativo de la comunidad (Khalsa colectivo) en el que su espíritu está eternamente presente. Esto ha dado lugar a un discurso que identifica a los sijs como una comunidad tanto política como religiosa que comparte mitos y recuerdos colectivos relacionados con el establecimiento de la orden Khalsa y el posterior imperio del maharajá Ranjit, que en su día gobernó un imperio que se extendía hasta las fronteras del Afganistán moderno. Aunque en la práctica el imperio de Ranjit Singh era multiconfesional, los sijs eran una «minoría dominante» y tras su muerte los británicos necesitaron dos guerras para anexionarse formalmente el territorio. A los sijs se les recuerda su historia cada vez que visitan el gurudwara, su lugar de culto.

La segunda razón es que la India ya no puede pretender ser un Estado laico. A diferencia de las versiones norteamericana y francesa del laicismo, el laicismo indio siempre se ha basado en el reconocimiento de las diferencias religiosas y culturales en la esfera pública. En teoría, se suponía que el Estado debía ser un árbitro neutral entre las reivindicaciones contrapuestas de las comunidades religiosas y mantener una «distancia de principio» respecto a la religión. En la práctica, sin embargo, el Estado indio surgió después de que los británicos dividieran por la fuerza no sólo el subcontinente sino también el Punjab en una India de mayoría hindú y un Pakistán de mayoría musulmana. Los sijs se encontraron en el centro de los acontecimientos. Se pusieron del lado de la India, pero muchos se convirtieron en refugiados obligados a huir de la limpieza étnica en Pakistán.

Los intentos de encontrar una patria dentro de la India dieron sus frutos con la reorganización lingüística del Punjab. Los sijs declararon el punjabí, ampliamente hablado por todas las comunidades religiosas del Punjab, como lengua propia. Mientras buscaban una mayor autonomía dentro de la India, el gobierno central bajo el liderazgo de India Gandhi intentó dividir a la comunidad sij patrocinando a militantes. Esto tuvo consecuencias desagradables, ya que lanzaron una brutal campaña de intimidación contra los hindúes y los miembros de las sectas minoritarias sijs. Finalmente, el Estado trató de reprimir a los militantes que se habían refugiado en el complejo del Templo Dorado. En su intento de «expulsarlos», las tropas indias, muchas de las cuales eran también sijs, profanaron el Templo Dorado, matando a muchos peregrinos. A partir de este momento, gran parte de la comunidad sij estuvo en guerra con el Estado indio. Aunque el Estado consiguió finalmente reprimir el movimiento, ya no podía reivindicar el laicismo. Ni siquiera la elección del primer ministro sij Manmohan Singh consiguió apaciguar a muchos sijs. La posterior aparición del nacionalismo hindú, apoyado por el gobernante Partido Bharatiya Janata (BJP), intensificó la consolidación de la identidad nacional india en torno a un núcleo étnico hindú. Bajo el mandato del primer ministro Narendra Modi, India se convirtió en un Estado hindú o Rastra hindú.

Sin embargo, quizá la razón más importante sea que el orden internacional actual sólo reconoce a las naciones que pueden reclamar la condición de Estado. Los sijs pueden haber sido una nación incluso antes de la independencia del dominio colonial británico. La reivindicación de la condición de Estado de los sijs se basa, como hemos argumentado Gurharpal Singh y yo en nuestro reciente libro Nacionalismo sij, en un núcleo étnico punjabí, ya que el sijismo no es una religión conversa, una lengua punjabí y una patria territorial. Sin embargo, todos estos componentes de la nacionalidad sij pueden ser discutidos. De hecho, la propia nación se considera mejor como una «comunidad imaginada». Lo que es innegable es que los sijs tienen su propio sistema político, que evolucionó a partir del movimiento akali para recuperar el control de los gurdwaras bajo el dominio colonial británico. La creación del Comité Shiromani Gurdwara Prabandhak proporcionó a los sijs un mecanismo para regular los gurdwaras. Se celebraron elecciones competitivas para controlar el Comité, que estaba dominado por varias facciones del Shiromani Akali Dal, el principal partido político sij. Sin embargo, el control del Comité no se extendió a la diáspora, donde surgieron diversas facciones comprometidas con la creación de una patria sij. Hardeep Singh Nijjar era el líder de una de esas facciones que organizó el referéndum sobre el Khalistán. La acusación de la implicación del Estado indio, si se confirma, no hará más que subrayar lo que muchas minorías, especialmente los musulmanes, han sostenido durante mucho tiempo como un hecho: la India bajo el gobierno del BJP es una patria para los hindúes.

A pesar del racismo arraigado y a menudo violento al que se enfrentan muchos sijs en la diáspora, en muchos sentidos los sijs se han convertido en una «minoría modelo». El éxito de muchos emigrantes sijs a la hora de integrarse en la sociedad multicultural canadiense puede verse en la elección del practicante sij con turbante Jagmeet Singh como líder del Nuevo Partido Democrático, un socio electoral crucial del primer ministro Justin Trudeau. Sin embargo, a muchos sijs de la diáspora les sigue resultando difícil viajar fuera de Jalistán. Ofrecí tres razones: la soberanía sij está encarnada en Khalsa; la India se está convirtiendo en un rashtra hindú; y el orden internacional actual da prioridad al reconocimiento de las naciones que pueden reclamar la condición de Estado. En resumen, el khalistán sigue proyectando una larga sombra sobre la diáspora.

Fuente: https://www.e-ir.info/2023/09/27/the-sikh-diaspora-in-the-shadow-of-khalistan/

Traducción: Enric Ravello Barber

El corredor de transporte India-Oriente Medio-Europa puede ser la comidilla de la ciudad, pero probablemente seguirá el camino de los últimos tres proyectos de conectividad Asia-Europa promocionados por Occidente: al cubo de la basura. Este es el por qué.

Por PEPE ESCOBAR para de The Cradle

El Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC) es una enorme operación de diplomacia pública lanzada  en la reciente cumbre del G20 en Nueva Delhi, completada con un memorando de entendimiento firmado el 9 de septiembre. 

Los jugadores incluyen a Estados Unidos, India, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y la UE, con un papel especial para las tres principales potencias de esta última, Alemania, Francia e Italia. Es un proyecto ferroviario multimodal, junto con transbordos y vías auxiliares digitales y eléctricas que se extienden hasta Jordania e Israel. 

Si esto camina y habla como la muy tardía respuesta colectiva de Occidente a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China, lanzada hace 10 años y que celebra un Foro de la Franja y la Ruta en Beijing el próximo mes, es porque lo es. Y sí, es, sobre todo, otro proyecto estadounidense más para eludir a China, que se puede reivindicar con crudos propósitos electorales como un magro “éxito” en política exterior.  

Nadie entre la Mayoría Global recuerda que los estadounidenses idearon su propio plan de la Ruta de la Seda allá por 2010. El concepto surgió de Kurt Campbell del Departamento de Estado y fue vendido por la entonces Secretaria Hillary Clinton como su idea. La historia es implacable, se redujo a la nada.  

Y nadie entre la Mayoría Global recuerda el plan de la Nueva Ruta de la Seda promovido por Polonia, Ucrania, Azerbaiyán y Georgia a principios de la década de 2010, completo con cuatro transbordos problemáticos en el Mar Negro y el Caspio. La historia es implacable, esto también quedó en nada.   

De hecho, muy pocos entre la Mayoría Global recuerdan el plan global de 40 billones de dólares patrocinado por Estados Unidos para Construir un Mundo Mejor (BBBW, o B3W, por sus siglas en inglés), lanzado con gran fanfarria hace apenas dos veranos, centrándose en “el clima, la salud y la seguridad sanitaria, la tecnología digital , y equidad e igualdad de género”. 

Un año después, en una reunión del G7, B3W ya se había reducido a un proyecto de infraestructura e inversión de 600 mil millones de dólares. Por supuesto, no se construyó nada. La historia realmente es implacable, se redujo a nada. 

El mismo destino aguarda a los PIEM, por una serie de razones muy específicas.

Girando hacia un vacío negro 

Todo el fundamento de los PIEM se basa en lo que el escritor y ex embajador MK Bhadrakumar describió deliciosamente como “evocar los Acuerdos de Abraham mediante el encantamiento de un tango saudita-israelí”.

Este tango está Muerto al llegar; Ni siquiera el fantasma de Piazzolla puede resucitarlo. Para empezar, uno de los principales –el príncipe heredero saudita Mohammad bin Salman- ha dejado claro que las prioridades de Riad son una relación nueva y vigorizada, mediada por China, con Irán, Turquía y Siria después de su regreso a la Liga Árabe. 

Además, tanto Riad como su socio emiratí IMEC comparten inmensos intereses comerciales y energéticos con China, por lo que no van a hacer nada que moleste a Beijing.

A primera vista, los PIEM proponen una iniciativa conjunta de los países del G7 y los BRICS 11. Ése es el método occidental para seducir a la India, eternamente protegida por Modi, y a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, aliados de Estados Unidos, para que se sumen a su agenda. 

Sin embargo, su verdadera intención no es sólo socavar la BRI, sino también el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INTSC), en el que India es un actor importante junto con Rusia e Irán.  

El juego es bastante crudo y realmente bastante obvio: un corredor de transporte concebido para evitar los tres principales vectores de la verdadera integración de Eurasia (y los miembros de los BRICS, China, Rusia e Irán) colgando una tentadora zanahoria de Divide y vencerás que promete cosas que no se pueden cumplir. . 

La obsesión neoliberal estadounidense en esta etapa del Nuevo Gran Juego tiene que ver, como siempre, con Israel. Su objetivo es hacer viable el puerto de Haifa y convertirlo en un centro de transporte clave entre Asia occidental y Europa. Todo lo demás está subordinado a este imperativo israelí. 

Los PIEM, en principio, transitarán por Asia occidental para vincular a la India con Europa oriental y occidental, vendiendo la ficción de que la India es un Estado pivote global y una convergencia de civilizaciones. 

Disparates. Si bien el gran sueño de la India es convertirse en un estado pivote, su mejor oportunidad sería a través del ya operativo INTSC, que podría abrir mercados a Nueva Delhi desde Asia Central hasta el Cáucaso. De lo contrario, como Estado Pivote Global, Rusia está muy por delante de la India en términos diplomáticos, y China está muy por delante en comercio y conectividad. 

Las comparaciones entre los PIEM y el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) son inútiles. IMEC es una broma en comparación con este proyecto emblemático de la BRI: el plan de 57.700 millones de dólares para construir un ferrocarril de más de 3.000 kilómetros de largo que unirá Kashgar en Xinjiang con Gwadar en el Mar Arábigo, que se conectará con otros corredores terrestres de la BRI que se dirigen hacia Irán y Turquía. 

Esta es una cuestión de seguridad nacional para China. Por lo tanto, se pueden hacer apuestas a que los líderes de Beijing mantendrán algunas conversaciones discretas y serias con los actuales quintacolumnistas en el poder en Islamabad, antes o durante el Foro de la Franja y la Ruta, para recordarles los hechos geoestratégicos, geoeconómicos y de inversión relevantes. .

Entonces, ¿qué le queda al comercio indio en todo esto? Poco. Ya utilizan el Canal de Suez, una ruta directa y probada. No hay ningún incentivo para siquiera empezar a contemplar la posibilidad de quedarse atrapado en vacíos negros en las vastas extensiones desérticas que rodean el Golfo Pérsico. 

Un problema evidente, por ejemplo, es que “faltan” casi 1.100 kilómetros de vías del ferrocarril que va de Fujairah en los Emiratos Árabes Unidos a Haifa, “faltan” 745 km de Jebel Ali en Dubái a Haifa, y “faltan” 630 km. desde el ferrocarril de Abu Dhabi a Haifa. 

Si se suman todos los enlaces que faltan, aún quedan más de 3.000 kilómetros de ferrocarril por construir. Los chinos, por supuesto, pueden hacer esto para el desayuno y por un centavo, pero no son parte de este juego. Y no hay evidencia de que la pandilla IMEC planee invitarlos. 

Todos los ojos puestos en Syunik 

En la Guerra de los Corredores de Transporte trazada en detalle para The Cradle en junio de 2022, queda claro que las intenciones rara vez se encuentran con la realidad. Estos grandes proyectos tienen que ver con logística, logística, logística, por supuesto, entrelazados con los otros tres pilares clave: energía y recursos energéticos, mano de obra y manufactura, y reglas de mercado/comercio. 

Examinemos un ejemplo de Asia Central. Rusia y tres “stans” de Asia Central –Kirguistán, Uzbekistán y Turkmenistán– están lanzando un Corredor de Transporte Sur multimodal que evitará Kazajstán. 

¿Por qué? Después de todo, Kazajstán, junto con Rusia, es un miembro clave tanto de la Unión Económica Euroasiática (UEEA) como de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). 

La razón es que este nuevo corredor resuelve dos problemas clave para Rusia que surgieron con la histeria de sanciones de Occidente. Pasa por alto la frontera kazaja, donde todo lo que va a Rusia se examina con insoportable detalle. Y una parte importante de la carga ahora podrá ser trasladada al puerto ruso de Astracán, en el Caspio. 

Por lo tanto, Astaná, que bajo la presión occidental ha jugado un arriesgado juego de cobertura con Rusia, puede terminar perdiendo el estatus de centro de transporte de pleno derecho en Asia Central y la región del Mar Caspio. Kazajstán también es parte de la BRI; Los chinos ya están muy interesados ​​en el potencial de este nuevo corredor.    

En el Cáucaso, la historia es aún más compleja y, una vez más, se trata de Divide y vencerás. 

Hace dos meses, Rusia, Irán y Azerbaiyán se comprometieron a construir un ferrocarril único desde Irán y sus puertos en el Golfo Pérsico a través de Azerbaiyán, que se conectaría con el sistema ferroviario entre Rusia y Europa del Este. 

Se trata de un proyecto ferroviario de la escala del Transiberiano, que conectará Europa del Este con África Oriental y el Sur de Asia, evitando el Canal de Suez y los puertos europeos. El INSTC con esteroides, de hecho. 

¿Adivina qué pasó después? Una provocación en Nagorno-Karabaj , con el potencial letal de involucrar no sólo a Armenia y Azerbaiyán sino también a Irán y Turquía. 

Teherán ha sido muy claro en sus líneas rojas: nunca permitirá una derrota de Armenia, con la participación directa de Turkiye, que apoya plenamente a Azerbaiyán.

A la mezcla incendiaria se suman los ejercicios militares conjuntos con Estados Unidos en Armenia –que casualmente es miembro de la OTSC liderada por Rusia– presentados, para el consumo público, como uno de esos programas de “asociación” aparentemente inocentes de la OTAN. 

Todo esto detalla una trama secundaria de IMEC destinada a socavar a INTSC. Tanto Rusia como Irán son plenamente conscientes de las debilidades endémicas del primero: problemas políticos entre varios participantes, esos “eslabones perdidos” en la vía y toda la infraestructura importante aún por construir. 

El sultán turco Recep Tayyip Erdogan, por su parte, nunca abandonará el corredor Zangezur que atraviesa Syunik, la provincia del sur de Armenia, previsto en el armisticio de 2020, que une Azerbaiyán con Turquía a través del enclave azerí de Nakhitchevan, que atravesará territorio armenio. .

Bakú amenazó con atacar el sur de Armenia si Ereván no facilitaba el corredor Zangezur. Así que Syunik es el próximo gran asunto sin resolver en este enigma. Cabe señalar que Teherán no hará nada para impedir que un corredor turco-israelí-OTAN aísle a Irán de Armenia, Georgia, el Mar Negro y Rusia. Esa sería la realidad si esta coalición con tintes de la OTAN se apodera de Syunik. 

Hoy, Erdogan y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, se reúnen en el enclave de Nakhchivan entre Turkiye, Armenia e Irán para iniciar un gasoducto y abrir un complejo de producción militar.   

El sultán sabe que Zangezur podría finalmente permitir que Turkiye se vincule con China a través de un corredor que transitará por el mundo turco, en Azerbaiyán y en el Caspio. Esto también permitiría al Occidente colectivo ser aún más audaz en su estrategia de Divide y vencerás contra Rusia e Irán. 

¿Es el PIEM otra fantasía occidental descabellada? pero el lugar a observar es Syunik.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de The Cradle y Dossier Geopolitico.

FUENTE https://new.thecradle.co/articles/war-of-economic-corridors-the-india-mideast-europe-ploy