Por Raphael Machado

Esta visita, junto con la aceleración de la colaboración militar entre Chile y los EE. UU., indica los límites geopolíticos del “izquierdismo” liberal-progresista de Gabriel Boric.

La General Laura Richardson regresó a Sudamérica a finales de agosto, confirmando que, hoy en día, esta región es una zona de interés más inmediatamente vital para los EE. UU. que lo era hace, por ejemplo, 20 años. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, nunca un comandante del SOUTHCOM de los EE. UU. había hecho tantas visitas al continente como Richardson.

Esta vez, la visita de Laura Richardson, quien estuvo acompañada del General Charles Q. Brown, de la Fuerza Aérea de los EE. UU., se centró en Chile, donde el evento principal de su agenda fue la participación en la Conferencia Sudamericana de Defensa (Southdec).

Este evento anual, patrocinado por el SOUTHCOM, tiene como objetivo discutir cuestiones de defensa y seguridad colectiva en Sudamérica… bajo la tutela de los EE. UU. En este sentido, detrás del discurso oficial que justifica el evento, cuando se habla de “cuestiones de defensa y seguridad colectiva en Sudamérica”, debe interpretarse como referidas a aquellas cuestiones que los EE. UU. (y no los países de la región) consideran prioritarias.

No es casualidad que, a pesar de que el tema oficial del evento fuera “nuevas tecnologías”, con un enfoque en su instrumentalización para la “defensa de la soberanía hemisférica” (concepto que debe traducirse como “defensa de la soberanía de los EE. UU. en el hemisferio occidental”), la General Richardson se lanzó en una cansada y repetitiva diatriba contra “gobiernos comunistas autoritarios” que supuestamente se “infiltraban” en Sudamérica para esparcir corrupción, desinformación, ciberdelitos y violaciones de los derechos humanos.

Es un discurso extemporáneo, excesivamente reminiscente de la Guerra Fría, pero es el tono que los sátrapas occidentales usan con sus clientes en Sudamérica. Estos comentarios delirantes que apelan a una “amenaza roja”, haciendo referencia discreta, pero clara, a China y Rusia, se suman a los ataques directos contra Venezuela, cuyo presidente, Nicolás Maduro, fue acusado por Laura Richardson de “sabotear la voluntad democrática del pueblo venezolano” y de ser el responsable de la crisis migratoria en su país.

Naturalmente, no hubo ninguna mención a la política hostil de sanciones que los EE. UU. impusieron a Venezuela, ni a los posibles efectos que esta política pudo haber tenido sobre los flujos migratorios venezolanos.

Aunque no menciona términos clásicos como “amenazas híbridas”, Richardson hace referencia a diversos elementos de las concepciones más contemporáneas de guerra, que involucran compromisos en múltiples dimensiones, mencionando específicamente el uso de inteligencia artificial y el control del espacio.

En cuanto al segundo punto, nos parece obvio que está dirigido contra la creciente cooperación espacial entre China y los países iberoamericanos, así como contra proyectos conjuntos de satélites, como el satélite meteorológico chino-brasileño que será lanzado en 2028, e iniciativas similares que China ha intentado desarrollar en asociación con otros países de la región.

Todo esto empaquetado en una retórica infantil-juvenil de “defensa de la democracia”, la cual estaría representada por los EE. UU. y los países que colaboran con los EE. UU. en el marco del SOUTHCOM.

Los países en cuestión, que estuvieron presentes en Southdec, son Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam y Uruguay, además de observadores de Canadá, Francia y el Reino Unido. Los países sudamericanos indicados, que corresponden a todos, excepto Bolivia y Venezuela, constituyen aquellos en los que los EE. UU. han invertido con el objetivo de atraerlos hacia una posición de colaboracionismo con el atlantismo en el hemisferio occidental, en una recuperación de la Doctrina Monroe.

Naturalmente, esto se da con diferentes grados de éxito, siendo Ecuador y Argentina los países donde la estrategia estadounidense ha sido más eficaz.

Pero Chile no se queda muy atrás.

Casi simultáneamente con esta conferencia, los EE. UU. y Chile realizaron dos ejercicios militares: Southern Fenix 2024, en el que los ejércitos de ambos países entrenaron en el Desierto de Atacama (una región rica en litio), y UNITAS LXV, un ejercicio marítimo que involucró a 24 países y que esta vez fue sede en Chile.

La General Laura Richardson, sin embargo, en una visita anterior a Chile estuvo en lugares estratégicos como Punta Arenas, una zona importante tanto por el Estrecho de Magallanes, que permite pasar del Atlántico al Pacífico, como por su acceso a la Antártida.

Esta visita, junto con la aceleración de la colaboración militar entre Chile y los EE. UU., indica los límites geopolíticos del “izquierdismo” liberal-progresista de Gabriel Boric, que parece satisfecho en mantener a su país como un apéndice de los EE. UU., siempre que esto se dé con respeto a los “derechos humanos”, la “democracia” y la “ideología de género”.

Fuente Strategic Culture Foundation

Las opiniones de los autores no necesariamente representan la linea del pensamiento de Dossier Geopolitico

Frenando el ataque reaccionario, la contención de Brasil, EE.UU., Colombia y México mantiene la paz, la gobernanza y la estabilidad y asegura la provisión de petróleo a través del Caribe

Por Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico

Por la conjunción de necesidades políticas, diplomáticas, económicas y geopolíticas de los principales actores la crisis posterior a la elección presidencial en Venezuela se está desarrollando de un modo muy diferente al de 2013 y 2018, bosquejando una nueva geometría de las relaciones dentro del continente. Como resultado, por un lado, de la inseguridad energética producida por las guerras en Ucrania y en Asia Occidental y del temor a una nueva oleada migratoria, así como, por el otro, del creciente rol de China y los BRICS en la política mundial, Estados Unidos y Brasil están confluyendo en la búsqueda de una solución pacífica a la crisis poselectoral. Unos necesitan el petróleo venezolano y evitar la afluencia masiva de refugiados; los otros, consolidar en el norte de América del Sur y el Caribe una zona de paz que contenga la ofensiva de Elon Musk y sirva de bisagra para ampliar BRICS. A estos dos se suman Colombia y México que no quieren sufrir una nueva crisis migratoria. Como, empero, hasta el más sabio plan estratégico puede fracasar si es mal ejecutado, la búsqueda de la paz continental depende de la capacidad del gobierno de Nicolás Maduro para blindar la defensa cibernética del Estado venezolano y así recuperar credibilidad.

Revés para Nicolás Maduro en X: Elon Musk le quitó el verificado gris que  identifica a los presidentes - LA NACION
Elon Musk y Nicolás Maduro: los verdaderos contendientes en la elección venezolana

Pasadas las nueve de la noche (hora local) del domingo 28, el presidente de la Comisión Electoral Nacional, Elvis Amoroso, anunció públicamente que el presidente Nicolás Maduro Moros había alcanzado la reelección con el 51,20% de los votos. Su principal competidor, Edmundo González Urrutia, candidato de la intransigente coalición opositora Plataforma de Unidad Democrática (PUD), habría alcanzado el 44,2%. Como en las elecciones presidenciales sólo se vota por una única categoría de candidatos y el doble sistema electoral venezolano (electrónico y manual) permite tener rápidamente los resultados totales, habitualmente la CNE sale a anunciarlos casi inmediatamente después del cierre de los locales. Sin embargo, esta vez se demoró por un ciberataque que interfirió la trasmisión de los datos. En realidad, -según supo este analista de fuentes seguras- la interferencia continúa y es imposible entrar al sistema, porque altera todos los resultados. 

Según explicó el mismo martes a Sputnik Víctor Theoktisto, PhD en computación y auditor externo del Consejo Nacional Electoral (CNE) entre junio y julio del año 2021, la trasmisión de los datos electorales fue afectada por un DOS (Denial Of Service – Denegación de Servicio) realizado desde la República de Macedonia del Norte. “Aunque es imposible alterar el contenido de lo que se transmitía, sí se logró disminuir las conexiones. De tal manera, que pocas veces se completaban exitosamente, ralentizando todo el proceso de totalización. Era una situación prevista por los organismos de inteligencia con ayuda de los operadores y eventualmente fue solventada, pero ocasionando un retraso notable, declaró Theoktisto. El ataque además consistió (y se mantiene todavía) en un ataque permanente al sitio del CNE, a los medios del Estado y, en general, a los servicios de la administración pública”, ahondó. 

También se atacó la red informática que comanda el sistema eléctrico, pero allí pudo ser contenido. El objetivo en este caso era, evidentemente, dejar el país a oscuras, para que pudieran actuar comandos terroristas.

“En el futuro, siguió Theoktisto, quizá habrá que extremar e incluso limitar el acceso desde fuera del país a las redes, un verdadero dolor de cabeza, aislarnos por unas horas hasta que toda la data esté transmitida”. Por esta razón, el presidente Maduro reunió este martes al Consejo de Estado (órgano asesor del gobierno con participación política, policial y militar) y anunció la formación de una comisión técnica para rechazar el ataque con asesoramiento ruso y chino.  Es decir, la agresión encontró un punto débil en la defensa cibernética del sistema electoral venezolano.

Inmediatamente surge, entonces, la pregunta sobre por qué se anunció un resultado aún no confirmado. Para anticiparse al plan de la oposición dentro y fuera del país. Hace ya un mes Jorge Rodríguez, jefe del Comando Electoral del Gran Polo Patriótico, había denunciado con detalles el plan subversivo que estaría preparando la oposición extremista. O sea, se repetía el libreto de 2013 y 2018. Era una conspiración cantada. Como el conteo electrónico se interrumpió, cuando había sido relevado el 40% de las actas, María Corina Machado, verdadera líder de la alianza antichavista, fiel al guión, salió a proclamar a González- Inmediatamente lo reconocieron los gobiernos de Argentina, Uruguay, Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica y República Dominicana. En Buenos Aires, incluso, los manifestantes opositores asediaron el domingo por la noche la embajada venezolana con la aquiescencia de los ministros Patricia Bullrich y Luis Petri allí presentes.

El lunes fue el día de las tradicionales guarimbas opositoras. En distintos puntos del este y centro de Caracas pequeños grupos de manifestantes atacaron objetivos gubernamentales y símbolos de la Revolución Bolivariana. Como relata Sergio Rodríguez Gelfenstein, “hoy se tiene la información de que algunos miles de personas en todo el país participaron en estas marchas y hechos de violencia. Casi 1000 terroristas fueron detenidos por estos incidentes y -como es habitual en personas pagadas que no tienen ética ni incentivo político alguno- han comenzado a hablar. Se ha sabido que el 80% tiene antecedentes penales, una buena parte ha regresado hace poco desde el exterior donde recibieron entrenamiento militar. De igual manera, el 90% estaba en avanzado estado de drogadicción y portaban armas ilegalmente. También afirmaron que recibieron 150 dólares por día para generar caos. A esta hora 7 de la tarde del día miércoles 31 la situación en la ciudad es de calma mientras que las calles vuelven lentamente a la normalidad.” 

A diferencia de ocasiones anteriores, empero, tanto la policía como organizaciones chavistas salieron a contenerlos. Todavía el lunes por la noche, una manifestación opositora pudo reunirse frente a la embajada argentina en solidaridad con los seis dirigentes de la PUD refugiados allí desde marzo, sin que la policía reprimiera. El acto fue convocado por Machado en respuesta a la presencia de efectivos de seguridad en las inmediaciones de la legación.

Paralelamente, una intensa campaña en medios europeos y latinoamericanos de “izquierda”, “centro” y derecha bate el parche contra el “fraude electoral” y exige nuevas elecciones o el reconocimiento de González como presidente.

La realidad es que los “testigos” (fiscales) de todos los partidos obtuvieron las constancias de cada mesa y ahora tanto la CNE como el oficialismo y la oposición están haciendo el conteo a mano. Por esta razón los gobiernos de Brasil, Colombia, México y EE.UU. así como el Centro Carter están apelando a esperar el fin del escrutinio manual y a guardar la calma. El propio presidente Maduro presentó este miércoles un pedido de amparo ante la Sala Electoral del Tribunal Superior de Justicia, para que ésta se aboque a hacer el recuento de las actas. De este modo, si interviene el Poder Judicial, podrá dar a publicidad la información que la CNE se ve impedida de difundir por el ciberataque. 

¿Por qué lo quieren detener el intento subversivo actores tan diversos como Lula, Petro, AMLO y Harris y quién está detrás del mismo? La causa de tan curiosa confluencia no está en Venezuela. El país caribeño es un nodo en el que se entretejen tendencias yuxtapuestas. Por un lado, la necesidad norteamericana de asegurar su abastecimiento de petróleo y de evitar que suba la inflación –como sucedió en 2021 y 2022- por falta de suministro. Aunque en Europa Oriental se llegara próximamente a una negociación entre Rusia y Ucrania, se mantendrá la polarización entre la OTAN y el gigante euroasiático y, por consiguiente, la inseguridad en el abastecimiento de petróleo y gas ruso a Europa Occidental. El mercado de hidrocarburos seguirá siendo muy sensible a los avatares políticos.

Al mismo tiempo, EE.UU. está irremisiblemente entrampado en su forzado apoyo a un Israel completamente aislado en Asia Occidental. Sólo le queda el gas azerbaiyano que llega a través de Turquía y los camiones que transportan petróleo emiratí y bajeriní a través de Arabia Saudita, pero ambas vías son muy vulnerables y pueden cerrarse en cualquier momento. Además, si Israel ataca a Líbano, los mercados petroleros van a temblar en todo el mundo. Washington, por lo tanto, no puede contar con el fósil árabe. La negociación que Joe Biden comenzó el año pasado con Nicolás Maduro no es, entonces, ocasional sino estratégica. Si Kamala Harris gana la elección de noviembre el diálogo se va a profundizar y, si el vencedor es Donald Trump, probablemente también.

La diferencia al respecto entre los dos es más bien de forma y de intensidad. Laura Dib, experta en Venezuela de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (una consultora ligada a los demócratas), dijo a CNN que si los demócratas siguen en el poder, “las negociaciones [bilaterales] continuarán”. “Ahora bien, añadió, si hay una administración Trump, lo más probable es que se limite a hacer negocios… sin tener mucho en cuenta lo que ocurre en términos de democracia y derechos humanos”.

¿Por qué no confían en la oposición pronorteamericana que ellos han financiado largamente para esta tarea? Muy simple: porque no la creen capaz de asegurar la gobernanza del país. Mediante una dolarización silenciosa Nicolás Maduro ha acabado desde 2021 con la hiperinflación, ha saneado las cuentas fiscales, pacificado el país, combatido el crimen, impulsado la recuperación de la economía (que en 2022 y 2023 creció entre el 5 y el 6% y este año puede alcanzar el 4,5%) y expandido de modo tal las políticas de contención social que, aun con una tasa de pobreza del 85% no hay hambre. Por otra parte, si la oposición llegara al gobierno, le sería imposible afirmarse frente a fuerzas armadas y policiales, sindicatos y organizaciones sociales controlados por el chavismo. Reinaría el caos y se reanudaría la migración masiva hacia EE.UU. a través de Colombia, América Central y México. La conclusión de los norteamericanos es pragmática: Maduro garantiza el orden, el envío de hidrocarburos y evita una nueva ola de refugiados. Con él hay pues que entenderse.


Rod Lewis (a la derecha) es uno de los 3.000 más ricos del mundo

Por esta razón la Casa Blanca avaló la primera negociación empresaria exitosa. LNG Energy Group, una empresa cotizada en Canadá y fundada por el multimillonario petrolero de Texas Rod Lewis, anunció el 24 de abril pasado un acuerdo con la compañía petrolera estatal de Venezuela PDVSA para rehabilitar cinco campos petrolíferos envejecidos. La empresa, que ya produce gas natural en Colombia, se creó el año pasado como resultado de la fusión entre la firma canadiense y otra propiedad de Rod Lewis, un legendario cazatesoros de Texas al que la revista Forbes llamó en una ocasión “el único gringo autorizado a perforar en México”. 

Se trata de un globo de ensayo. Si sale bien, seguramente Washington autorizará nuevas joint ventures y estará mejor dispuesta a aceptar la participación de PDVSA en la secuestrada Citgo. Dados los lazos de Donald Trump con el mundo petrolero texano, es probable que continúe excavando en la misma veta. 

Lula, por su parte, persigue dos objetivos geopolíticos, al apoyar una solución pacífica para la crisis venezolana: por un lado, perfilarse como EL líder de BRICS para América Latina y el Caribe. Una vez que el gobierno de Javier Milei se negó a incorporar a Argentina a BRICS, Brasil se quedó sin socio para hacer pesar su influencia regional dentro del bloque emergente. Ahora Nicolás Maduro ha manifestado su interés en incorporar a Venezuela a la asociación. Como el Planalto necesita articular con Colombia y Venezuela un bloque del norte suramericano que contrapese la ofensiva reaccionaria que viene de Argentina, probablemente se tome cierto tiempo para hallar una fórmula que satisfaga a uno sin dañar al otro. Si lo consiguiera, no sólo aumentaría su peso dentro de BRICS, sino que habría erigido una muralla contra la reacción oligárquica que viene del sur y tendría una fuerte carta para renegociar con Washington la distribución del poder en el continente.

Entonces, ¿quién apoya a la oposición violenta? Todo apunta a Elon Musk. Sólo él puede tener interés en desarrollar la minería en Venezuela y en extorsionar a todo el continente controlando el petróleo del país caribeño. Ya que los demócratas lo odian y Donald Trump lo mantiene lejos, el magnate surafricano-canadiense-norteamericano pretende condicionar la política continental con una mano sobre el grifo del petróleo venezolano.

Así se entiende la curiosa coalición de estabilizadores que procura llevar a Venezuela a un puerto seguro. Pero esta maniobra localizada y ocasional puede dar el puntapié inicial, para restablecer el diálogo entre el centro del poder atlántico y el euroasiático a través de la cooperación entre Washington y Brasilia. Una nueva arquitectura del poder mundial podría surgir de este esfuerzo mancomunado por superar la crisis venezolana ,,,, siempre y cuando las actas aparezcan y se pacifique la situación. De la eficacia del Estado venezolano depende hoy una gigantesca operación geopolítica que puede cambiar el mapa mundial.

Frente a un orden internacional cada vez más conflictivo, la integración permite que Latinoamérica pueda tener mayores márgenes de maniobra, así como espacios de diálogo y cooperación.

Por SEBASTIÁN SCHULZ

Desde la época de las primeras independencias latinoamericanas a finales del siglo XVIII y principios del XIX, distintos intelectuales, militares y políticos plantearon la necesidad de impulsar la integración de las naciones del continente. Estos debates continúan hasta nuestros días y, a medida que se agudizan las disputas geopolíticas a nivel internacional, vuelven a cobrar vigencia.

Ya sea por la necesidad de aumentar las cuotas de poder frente a las pujas globales, o señalando la existencia de un sustrato histórico y cultural común de los pueblos latinoamericanos, la integración estuvo desde siempre en la agenda regional. Sin embargo, por distintas razones, no ha llegado aún a materializarse verdaderamente.

La integración en perspectiva histórica

La idea de una patria latinoamericana puede encontrarse desde finales del 1700 en las obras de figuras destacadas a nivel regional como el expresidente de la Primera República de Venezuela, Francisco de Miranda; también el escritor jesuita peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, o el político, militar y revolucionario argentino, Bernardo de Monteagudo.

Uno de los primeros en darle impulso al integracionismo regional fue el expresidente de la Gran Colombia, Simón Bolívar, quien en 1826 convocó a los representantes de los recientemente independizados Estados americanos al Congreso de Panamá, con el objetivo de establecer una Confederación de Estados Latinoamericanos que promoviera la cooperación y la defensa mutua.

El político, filósofo, fundador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra de Independencia de Cuba, José Martí, en tanto, acuñó en 1891 el concepto de “Nuestra América” para señalar la necesidad de la unidad de los pueblos latinoamericanos frente a las amenazas del imperialismo y el colonialismo.

El escritor, diplomático y político argentino Manuel Ugarte fue otro de los grandes integracionistas latinoamericanos, y popularizó la idea de «Patria Grande» para referirse a una América Latina unida, libre de influencias extranjeras, y solidaria en su lucha por la justicia social y el desarrollo autónomo.

Estos fueron solo algunos de los referentes que impulsaron la idea de integración regional desde la etapa independentista frente a diferentes oligarquías locales que pugnaban por dividir al continente en una multiplicidad de estados nacionales, apoyadas generalmente por Estados Unidos, Gran Bretaña y otras potencias europeas.

En la década de 1950, en tanto, el militar y presidente argentino Juan Domingo Perón recuperó el espíritu de integración, y propuso la formación de un bloque “ABC” entre Argentina, Brasil y Chile, con el objetivo de fortalecer la autonomía regional, contrapesar la influencia de potencias extranjeras en un marco de Guerra Fría, promover el desarrollo económico conjunto y defender los intereses regionales.

Según la visión de Perón, plasmada en su obra La Doctrina Universal, “en el año 2000 las agrupaciones menores serán los continentes. Esa evolución no ha de detenerse y el progreso de los medios de comunicación nos llevará hacia una próxima etapa de universalismo”. Lo que decía el político y militar argentino es que, para poder adquirir los umbrales de poder necesarios que garanticen la soberanía, los países de América Latina debían constituirse como una confederación continental de estados.

La necesidad de constituir estados de dimensiones continentales, según esta visión, había sido la que llevó a conformar los principales Estados Continentales de la época: Estados Unidos y la Unión Soviética. También sería esta visión la que luego daría impulso a la conformación de la Comisión Económica Europea en 1951. Para lograr grados de autonomía suficientes que permitieran incidir en la política internacional, la región debía inevitablemente agruparse en una integración de proporciones continentales.

La necesidad de la integración

La noción de continentalismo propuesta por Perón la retomó el gran pensador uruguayo Alberto Methol Ferré, quien introdujo la idea de “Estado Continental Industrial” como núcleo mínimo de aglutinación para formar parte, en condiciones de soberanía, de las disputas globales de poder.

Según la visión de Methol Ferré, los estados latinoamericanos debían integrarse política y económicamente para tener mayor influencia en el escenario global, mientras que el desarrollo de industria pesada y estratégica era un requisito indispensable para reducir la dependencia de importaciones y fortalecer la economía interna. En ese sentido, alcanzar la soberanía tecnológica era crucial para asegurar un desarrollo autónomo y sostenible.

La necesidad de una integración económica efectiva se complementó a partir de la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) en 2004 y la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) en 2008, por el impulso de un Consejo de Defensa Sudamericano, por una Iniciativa para la Integración en Infraestructura Regional (IIRSA) e, inclusive, por la propuesta de creación de un mecanismo de compensación regional (el SUCRE) y un Banco del Sur.

Estas iniciativas tenían el objetivo, como dijimos antes, de dotar a la región de mayores márgenes de soberanía frente a las confrontaciones geopolíticas globales. Es que América Latina y el Caribe se ha convertido en una región clave en las disputas internacionales, al contar con 660 millones de habitantes (el 8% de la población mundial), más del 14% de la superficie y el 6% del PBI mundial (superior a Japón o Alemania).

La región posee, asimismo, la principal reserva de hidrocarburos del mundo, la principal reserva de litio, es una de las primeras regiones de producción de alimentos, posee una de las principales reservas de biodiversidad y una de las principales reservas de agua dulce del planeta.

A su vez, en un orden internacional en el cual el centro del dinamismo económico global se está trasladando desde el Atlántico Norte hacia el Pacífico, la región cuenta con dos pasos bioceánicos estratégicos: el Canal de Panamá, por un lado, y el Estrecho de Magallanes, por el otro, el cual también permite proyectar poder hacia el continente antártico.

En este marco, la llamada “balcanización” de la región promovida por británicos y estadounidenses desde mediados del siglo XIX solo ha exacerbado el divisionismo, la confrontación, la inestabilidad y la pérdida de peso relativo de América Latina y el Caribe en los asuntos globales.

La actualidad de la integración

Luego de una etapa de fuertes retrocesos en las iniciativas de integración regional entre 2015 y 2019, la vuelta de un ciclo progresista en la región ha permitido darle un nuevo impulso a esta articulación regional. Los esfuerzos conjuntos de Alberto Fernández en Argentina (2019-2023) y Andrés Manuel López Obrador en México (2018-2024) permitieron darle una nueva vitalidad a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que había sido paralizada en los años anteriores por gobiernos de sesgo neoconservador.

Con el retorno de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia de Brasil, este impulso tomó un nuevo vigor, ahora acompañado también por los apoyos de Gustavo Petro en Colombia, Luis Arce en Bolivia y Gabriel Boric en Chile.

De este modo, la integración latinoamericana vuelve a estar en la agenda regional de los gobiernos nacionales. Materializar esta integración será vital para que la región no sea un sujeto pasivo de las disputas geopolíticas, sino que pueda tener la capacidad de participar de la toma de decisiones sobre los asuntos globales.

Frente a una situación internacional cada vez más conflictiva, la integración regional permite que la región tenga mayores márgenes de maniobra, al dotarla de espacios de diálogo, ámbitos de cooperación y herramientas específicas generadas desde y para la región.

En un orden internacional donde los espacios continentales/regionales ganan cada vez mayor protagonismo, es imprescindible pensar en favorecer instancias de integración regional para ganar autonomía y soberanía.

FUENTE: TRT ESPAÑOL https://www.trtespanol.com/opinion/la-geopolitica-de-la-integracion-latinoamericana-14928217


Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista expresados ​​por los autores no reflejan necesariamente las opiniones, puntos de vista y políticas editoriales de TRT World.

Sebastian Schulz

Sebastián Schulz

Es sociólogo de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

!! HAITÍ: EL TRÁGICO PRECIO DE SER LIBRE !!

Una terrible verdad que sintetiza el contenido de esta columna del Club de La Pluma, del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en el día del 48º aniversario del inicio de “la larga y sangrienta noche argentina” por aquella tiranía cívico, militar y eclesiástica de 1976 que masacró al pueblo, que arruinó al país y que dejó montada una poderosa tenaza de poderes fácticos que anula su soberanía y le impide desarrollar sus potencialidades de acuerdo a su capacidad, su historia, sus dotes humanas, su tecnología, su ciencia y los gigantescos recursos naturales de este rico territorio, que es el octavo de tamaño en el mundo. Y que  coincide con el regreso al poder de los herederos de aquellos depredadores empresariales y financieros, siempre al servicio del imperio anglosajón, que están instalando otra dictadura “blanda” neoliberal y colocando a la Argentina en el bando perdedor de la guerra híbrida global fragmentada, que está destituyendo a Occidente del poder absoluto y global de los últimos 500 años.

En este audio históricamente desolador, se escalonan los dolorosos hechos que conformaron el destino trágico de Haití y de su pueblo a lo largo de sus 220 años de independencia, siempre sometido por las potencias blancas, occidentales, coloniales e imperiales, que en nombre del “mundo libre y democrático”, jamás le perdonaron haber sido el primer país independiente de Latinoamérica, ni el primero en declarar el fin de la esclavitud. Dos decisiones que ofendieron la ideología central y “los valores” del colonialismo, quién nunca perdonó semejante agravio y por lo que le condenó para siempre y con toda su maldad imperial a un destino terrible, agravado además por terribles desastres naturales.

De ser “La Perla de la Grandeur Francesa” gracias a la esclavitud y el expolio y bajo las banderas de la Libertad, Igualdad y Fraternidad, hasta los gobiernos títeres de EEUU y su doctrina del Caribe como su “Mare Nostrum”, Haití fue sometido a todas las vejaciones inimaginables de “La Civilización Occidental”. Primero con la alianza de las potencias en su contra que le hizo perder dos tercios de su población, con la imposición de una deuda externa a cañonazos, con el asalto de los marines para robarles oro por  500 millones de dólares, con la imposición de la dictadura financiera bajo la marca del City Group y con la continuidad de la política imperial blanca y colonialista, más la posterior geopolítica anglosajona, que en los últimos cien años ha sometido a América Central, imponiendo gobiernos y saqueando su economía, siempre con la complicidad de las oligarquías locales, que son igual de traidoras y entreguistas en todo el subcontinente.

También destaca el rayo de esperanza que significó, ya en este siglo, la presencia de las Fuerzas de Paz de la ONU, con excelentes profesionales militares argentinos, brasileros y uruguayos, que pusieron algo de orden, restituyendo algunas instituciones y abriendo alternativas de futuro. Pero que duro poco, ya que ninguna potencia quiere hacerse cargo del estado fallido que ellos provocaron. Por lo que siguieron más gobiernos títeres que desmantelaron las frágiles Fuerzas Armadas, profundizando una crisis terminal de todo tipo y que sintetiza EL TRÁGICO PRECIO DE HAITÍ POR SER LIBRE

Eduardo Bonugli (Madrid, (24/03/24)

Haití: una historia atravesada por la violencia y el intervencionismo extranjero

https://www.pagina12.com.ar/353928-haiti-una-historia-atravesada-por-la-violencia-y-el-interven

Hambre, terror y vudú: el Haití de Papa Doc

https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20210421/6979024/haiti-duvalier-pais-vudu-pobreza.html

Por Miguel Barrios (*)

Si la política es la relación del hombre con el hombre en su conjunto, es siempre “localizada” en espacios concretos. El hombre es un ser social, histórico, cultural de trascendencia espiritual, de naturaleza terrestre, por lo que hace naturalmente “geopolítica” aunque sea de modo no explicito.

No hay historia sino en espacios, lo que no impide que haya personas o comunidades que “cuenten” la historia con una gran desatención de los espacios. Pero la historia no es tiempo, sino espacio y tiempo, los tiempos solos son muy abstractos, tanto que la geopolítica es anterior a la “geografía”.

La cultura latinoamericana, el pueblo latinoamericano, para su autoconciencia también requiere gestar su “conciencia geopolítica”, mediante la unión.

Por ello, en tiempos de decadencia y agotamiento y casi segura implosión de nuestros sistemas políticos, y que a través del engendro Milei acelera la descomposición con un relato neomitrista, lo más urgente es reiniciar un nuevo revisionismo continentalista para orientarnos en la brújula de una estratégica periodización del pensamiento geopolítico latinoamericano unionista.

Esto es más urgente aún, porque la Argentina se puede convertir en un modelo colonial para el siglo XXI bajo el gobierno de la auténtica casta financiera local-globalista que gobierna nuestro sistema político y de la cuál Milei, paradójicamente es su representante. Y lo más grave, en un proceso de mutación del sistema mundo aún no nítido de una unimultipolaridad a una multipolaridad de matriz imperial. La multipolaridad o unipolaridad sin integración nos lleva al abismo igualmente, aunque la ignorancia o alineamiento ideológico acrítico de este gobierno lo lleva a desconocer totalmente lo dicho.

En este sentido, con el fin de ser sencillos y didácticos, resaltaremos los siguientes momentos del pensamiento político latinoamericano:

1- El Proyecto Liberador.

Se trata de las ideas que surgen con motivo de las independencias latinoamericanas o “guerras civiles”. Para nosotros la partida de nacimiento constituye la “Carta a los españoles americanos” del jesuita peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán en 1792 quién pronuncia por primera vez allí, la existencia de “una Patria”. En esta etapa se destacan la generación de los unificadores sintetizadas en la figura de los Libertadores José de San Martin y Simón Bolívar, la concepción de soberanía cultural del Maestro del Libertador Bolívar, don Simón Rodríguez, la concepción revolucionaria de Bernardo de Monteagudo, y la acción social y política de los curas Morelos e Hidalgo y la figura gigantesca en la liberación social del haitiano Alexander Petión.

2- Los proyectos de Confederación

De Artigas, la “Nación de Repúblicas” de Bolívar o la idea de unidad centroamericana de Morazán.

3- La idea de resistencia a los imperios.

Desde la figura del último libertador José Martí (héroe de la independencia y Cónsul de Argentina, Paraguay y Uruguay-hecho desconocido y que debemos revitalizar) al anunciador de la Patria Grande (con la incorporación de la América de variante portuguesa) del socialista católico nacional Manuel Ugarte y de la generación del 900.

4- Los Líderes Populares.

Se trata de los liderazgos de los movimientos nacionales populares que promueven la industrialización, la democratización y la integración. Juan Domingo Perón y Getulio Vargas y Carlos Ibáñez plantean el Nuevo ABC. Y Perón es el primer teórico y político del continentalismo en la fase previa al universalismo.

Manuel Ugarte será su Embajador en México y primer Embajador argentino en Cuba y Nicaragua de nuestra historia diplomática

5- Los movimientos de resistencia cultural.

El revisionismo histórico rioplatense con Luis Alberto de Herrera, Víctor Haedo, Methól Ferré, Vivian Trías, Jorge Abelardo Ramos, Hernández Arregui, Carlos Montenegro, José María Rosa, Gabriela Mistral, Helio Jaguaribe, Celso Furtado, Paulo Freire, Darcy Ribeiro. La Teología Latinoamericana con Helder Cámara, la Filosofía de la Liberación con Leopoldo Zea, la Teoría de la Dependencia con Theotonio Dos Santos o el Realismo Mágico Latinoamericano con García Márquez, Octavio Paz, Roa Bastos o Carlos Fuentes.

Es una constelación aún todavía no percibida en su hondura.

6- La etapa de los movimientos nacionales post consenso de Washington.

Simbolizada en el Mercosur, la UNASUR y la CELAC como ensamblaje ante el neoliberalismo.

El objetivo es redescubrir el ser latinoamericano. América Latina es un todo que no sabe totalizarse. Únicamente un pensamiento político de la integración conlleva a una ciudadanía regional hacia un Estado continental, para afrontar tal vez la etapa más difícil de nuestra historia.

El dilema es Patria Grande o la nada.

(*) Dr. Miguel Ángel Barrios Politólogo, Sociólogo e Historiador Miembro de Dossier Geopolitico

Autor de más de 20 obras de historia y política de América Latina

Dr Miguel A. Barrios

A partir del 29/12/2023 tenemos un acuerdo de difusión de los trabajos de Dossier Geopolítico en el Canal de Telegram (originado en Moscú) de «Nuestra América» [ Metapolítica. Filosofía política. Antiglobalismo. El objetivo de este canal es analizar la base ideológica de América Latina, como parte del mundo multipolar. Publicamos noticias y opiniones que son importantes para la formación de un polo]

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Lo que fortalece la expansión de nuestros análisis y aportes a la temática geopolítica mundial que generamos.

Lic. Carlos Pereyra Mele
Director de Dossier Geopolitico 

Por Jiang Shixue*

Algunas personas han descubierto que la mayoría de los países desarrollados del mundo están en el hemisferio norte y la mayoría de los países en desarrollo están en el hemisferio sur. Por tanto, norte es sinónimo de países desarrollados y sur es idéntico a países en desarrollo. Y las relaciones norte-sur se dan entre países desarrollados y países en desarrollo, mientras la cooperación sur-sur es entre países en desarrollo. Este entendimiento se ha convertido en consenso internacional. Incluso Deng Xiaoping dijo a mediados de la década de 1980 que el orden internacional se caracterizaba por cuatro palabras: este y oeste, y norte y sur, lo que significa que la relación este-oeste se refiere a la que se produce entre países desarrollados y en desarrollo, y la relación norte-sur ocurre entre países socialistas y países capitalistas.

Además de la palabra sur, existe la expresión sur global, que ha aparecido en el círculo académico y los medios de comunicación de todo el mundo. La locución fue acuñada por el activista político estadunidense Carl Oglesby (1935-2011), cuando publicó en 1969 un artículo sobre la guerra de Vietnam en la revista católica Commonwealth. Argumentó que la guerra de Vietnam fue el resultado inevitable de cientos de años de dominio del sur global por el norte global.

Lo sorprendente es que, después de entrar en 2023, el sur global haya atraído una atención sin precedente por muchas personas, tanto a escala internacional como en China. La popularidad de esa expresión puede estar relacionada con las siguientes tres conferencias: la primera fue la Cumbre de la voz del sur global, en India (6/1/23). El anfitrión invitó a 120 países, excluyendo a China. La segunda fue la Conferencia de seguridad de Múnich (17-19/2/23), cuyo panel de discusión se tituló Recalibrando la brújula: cooperación sur-norte. La tercera fue la cumbre del G7 en Hiroshima, Japón (5/23). Este encuentro estableció dos agendas, una de las cuales fue el acercamiento al sur global. Algunos países en desarrollo asistieron a esta cumbre, y en esta oportunidad tampoco fue invitada China.

Pese a la exageración de la frase sur global, hay que señalar que no existe un consenso sobre su definición. Mientras algunos creen que ocurre lo mismo al expresarse acerca del sur, es decir, los países en desarrollo, los países subdesarrollados, los países pobres o los países atrasados; otros sostienen que, al igual que la anticuada frase tercer mundo, mantiene una fuerte connotación política, que refleja la naturaleza del orden mundial dividido entre los países desarrollados y en desarrollo. Otros más tienden a decir que mientras los países en desarrollo reflejan su individualidad, el sur global les presta más atención como un cuerpo colectivo y también resalta los múltiples impactos de la globalización en los países en desarrollo.

Precisamente debido a la falta de un consenso general la gente a menudo aplica el concepto de sur global siguiendo caprichos propios o la interpreta según su comprensión como la definición del término.

Sin importar si la carencia de una definición bien reconocida conduce a confusión y desconcierto académico, es necesario señalar que algunos países, Estados Unidos, en particular, desean expulsar a China de la familia del sur global. De hecho, ya cuando Trump estaba en el poder, Estados Unidos ya había dicho que China no es un país en desarrollo. Por ejemplo, en el Memorando presidencial sobre la reforma del estatus de los países en desarrollo en la Organización Mundial del Comercio (26/7/19), Estados Unidos anunció que nunca aceptó el reclamo de China de tener el estatus de país en desarrollo.

Vale la pena resaltar que las motivaciones de Estados Unidos no surten mayor efecto debido a que el estatus internacional de determinado país no lo deciden unas pocas naciones, sino la comunidad internacional conjunta. En su informe titulado Forjar un sur global (19/12/04), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ya había incluido a China en la lista del sur global, que comprende más de 130 países en desarrollo.

Es cierto que, a medida que su economía crece rápidamente, el estatus internacional de China ha aumentado cada día. Pero la identidad de China como país en desarrollo no ha cambiado. Según la reciente clasificación por ingresos del Banco Mundial, por ejemplo, China aún está debajo del umbral del grupo de ingresos altos (INB per cápita de 13 mil 846 dólares o más). Aun en el futuro previsible, China seguirá siendo miembro de la gran familia de países en desarrollo y seguirá contribuyendo a la prosperidad común de los mismos mediante la promoción de la cooperación sur-sur. Por tanto, el concepto y aplicación del sur global dejando a China a un lado es una seudo hipótesis o una falsa proposición.

*Profesor distinguido. Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Estudios Internacionales de Sichuan

LA JORNADA

FUENTE: https://www.nodal.am/2023/11/el-sur-global-sin-china-es-una-seudohipotesis-por-jiang-shixue/ 

Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor/autora y no representan necesariamente la posición de Dossier Geopolitico

Desde hace casi un mes los istmeños se movilizan masivamente contra un proyecto minero a cielo abierto que reinstalaría un enclave colonial y dañaría el medio ambiente.

Por Eduardo Vior Analista Internacional

Desde que el pasado 20 de octubre la Asamblea Legislativa de Panamá sancionó la ley 406 otorgando a una empresa canadiense de capitales chinos una gigantesca concesión para la ampliación de un yacimiento de cobre a cielo abierto de 13.000 hectáreas, no cesan las masivas movilizaciones en todo el país. No sólo se oponen a la extracción de cobre en un área del ecológicamente sensible Corredor Biológico Mesoamericano sino también a la entrega de soberanía. Por estas razones todo el país está pendiente del fallo que adopte la semana próxima la Corte Suprema de Justicia.

La mina panameña objeto de masivas protestas redujo este lunes sus operaciones productivas, después de que pequeñas embarcaciones de pesca bloquearan su puerto en señal de repudio. Paralelamente, el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del oficialista Partido Revolucionario Democrático (PRD) exigió este domingo al gobierno del presidente Laurentino Cortizo agilizar una salida a la crisis. De acuerdo al partido, en la solución “deben estar presente todos los sectores de la sociedad”. Para esta agrupación política, además del problema minero el descontento se origina en la ausencia de un “modelo político-económico de ejecutorias sociales justas, equitativas y con equidad”.

Mientras tanto, el país está pendiente del fallo que la Corte Suprema podría anunciar la semana próxima contra la minera canadiense First Quantum. Los nueve jueces de la corte están sopesando si revocan el contrato de la empresa canadiense para la mina Cobre Panamá por sus insanables vicios de fondo y forma. Si bien el presidente ha advertido contra los procesos en sede extranjera que amenazarían al país en caso de rescindir el contrato, los procuradores fiscales citan precedentes en los que el Estado panameño retiró concesiones a empresas extranjeras y obtuvo razón en los tribunales extranjeros.

Las protestas más grandes que ha tenido Panamá en tres décadas comenzaron el 23 de octubre, tres días después de que el gobierno firmó un contrato con la multinacional minera canadiense First Quantum dándole una concesión por hasta 40 años para la explotación de un yacimiento a cielo abierto de 13.000 hectáreas en la selva de la Provincia de Colón, sobre el Caribe. Desde entonces todos los días hay más de 70 000 personas en las calles de Ciudad de Panamá, otros tantas en las capitales del interior y pueblos remotos y hasta en el mar: reclamando “Panamá libre de minería” pescadores bloquearon el lunes pasado el puerto de Punta Rincón, propiedad de la minera. Las manifestaciones asemejan una marejada de gente proclamando que “el oro de Panamá es verde”, en alusión a la biodiversidad del país. En las manifestaciones los sindicatos de docentes y de la construcción se unieron a grupos indígenas y ambientalistas para exigir que se cancele la concesión.

Hasta hoy se han registrado todos los días enfrentamientos entre manifestantes y policías que intentan disolver las protestas y reabrir las carreteras y puentes bloqueaddos. Cuatro personas han perdido ya la vida en las refriegas. A los enfrentamientos con la policía (que dejaron más de 800 detenidos), el cierre de rutas (particularmente de la Panamericana) y el desabastecimiento de combustible y alimentos se suma también la imposibilidad para desplazarse de miles de migrantes que cruzan Panamá en su camino hacia Estados Unidos.

A inicios de noviembre Standard & Poor’s revisó a la baja su evaluación del país por los riesgos potenciales para la confianza de los inversores y el crecimiento económico. La incertidumbre también ha mermado el valor de mercado de First Quantum en unos 8.000 millones de dólares canadienses (5.800 millones de dólares estadounidenses). En medio de la caída, la china Jiangxi Copper Co Ltd, el mayor accionista de First Quantum, elevó la semana pasada su participación en la empresa canadiense al 18.5%.

Cortizo, un centrista que no puede presentarse a la reelección, se ha enfrentado a unos índices bajos de aprobación (18%) por la corrupción, la falta de transparencia y los deficientes servicios sociales. La política medioambiental también ha sido objeto de renovada atención a medida que una grave sequía azota el país, limitando la navegación a través del Canal de Panamá.

El rechazo de los panameños a la explotación de la mayor mina de cobre a cielo abierto de Centroamérica es de vieja data. El yacimiento, ubicado en la provincia de Colón, viene siendo operado desde 1997 a través de un contrato firmado entre el Estado y la sociedad minera Petaquilla S.A. Ese acuerdo se concretó sin licitación y sin estudios de impacto ambiental. En 2009 aquella irregularidad movió a la sociedad civil a interponer una demanda. Sin embargo, no fue hasta 2017 que se logró el fallo por inconstitucionalidad, con el agravante de que su publicación en la Gaceta Oficial no se concretó hasta 2021.

La empresa primero se aprovechó de esa demora para ampliar las operaciones del yacimiento. Después, el Estado debió haber hecho cumplir el fallo definitivo. En cambio, renegoció el contrato. Las negociaciones con los canadienses se iniciaron en enero de 2022 a puerta cerrada, hasta que en marzo de 2023, sin haber habilitado la participación ciudadana, se anunció el acuerdo. Ante la protesta pública, en la Asamblea Legislativa se hicieron tres debates y se consultó a los pueblos relacionados con la actividad extractiva, quienes expresaron su rechazo. Entonces, en vez de derogar el contrato, el gobierno lo devolvió con algunas mejoras. Al final, la Asamblea aprobó en 72 horas la Ley 406 y la noche del 20 de octubre el presidente la promulgó.

El nuevo contrato minero contempla aportes mínimos anuales de U$S 375 millones de la minera al Estado panameño, aunque diez veces el monto del acuerdo anterior. Además del daño implícito para el medio ambiente, el contrato otorga a la minera privilegios y concesiones que generan un territorio aparte con características administrativas diferentes. El reclamo de la ciudadanía al contrato de la empresa minera tiene que ver, por consiguiente, también con la reivindicación de la soberanía. Panamá recuperó su canal recién en 1999 después de 96 años de lucha y no quiere repetir la experiencia.

Cortizo, un centrista que no puede presentarse a la reelección, se ha enfrentado a unos índices bajos de aprobación (18%) por la corrupción, la falta de transparencia y los deficientes servicios sociales. La política medioambiental también ha sido objeto de renovada atención a medida que una grave sequía azota el país, limitando la navegación a través del Canal de Panamá.

El rechazo de los panameños a la explotación de la mayor mina de cobre a cielo abierto de Centroamérica es de vieja data. El yacimiento, ubicado en la provincia de Colón, viene siendo operado desde 1997 a través de un contrato firmado entre el Estado y la sociedad minera Petaquilla S.A. Ese acuerdo se concretó sin licitación y sin estudios de impacto ambiental. En 2009 aquella irregularidad movió a la sociedad civil a interponer una demanda. Sin embargo, no fue hasta 2017 que se logró el fallo por inconstitucionalidad, con el agravante de que su publicación en la Gaceta Oficial no se concretó hasta 2021.

La empresa primero se aprovechó de esa demora para ampliar las operaciones del yacimiento. Después, el Estado debió haber hecho cumplir el fallo definitivo. En cambio, renegoció el contrato. Las negociaciones con los canadienses se iniciaron en enero de 2022 a puerta cerrada, hasta que en marzo de 2023, sin haber habilitado la participación ciudadana, se anunció el acuerdo. Ante la protesta pública, en la Asamblea Legislativa se hicieron tres debates y se consultó a los pueblos relacionados con la actividad extractiva, quienes expresaron su rechazo. Entonces, en vez de derogar el contrato, el gobierno lo devolvió con algunas mejoras. Al final, la Asamblea aprobó en 72 horas la Ley 406 y la noche del 20 de octubre el presidente la promulgó.

El nuevo contrato minero contempla aportes mínimos anuales de U$S 375 millones de la minera al Estado panameño, aunque diez veces el monto del acuerdo anterior. Además del daño implícito para el medio ambiente, el contrato otorga a la minera privilegios y concesiones que generan un territorio aparte con características administrativas diferentes. El reclamo de la ciudadanía al contrato de la empresa minera tiene que ver, por consiguiente, también con la reivindicación de la soberanía.  Panamá recuperó su canal recién en 1999 después de 96 años de lucha y no quiere repetir la experiencia.

Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor/autora y no representan necesariamente la posición de la agencia TELAM

Por Eduardo Vior Analista Internacional que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

Falto de capacidades económicas y tecnológicas para competir con China, Washington interviene militarmente en nuestro subcontinente para sembrar la discordia entre nuestros países.

Mientras veta a Brasil la posibilidad de avanzar con la explotación petrolera en la Amazonía, Estados Unidos impulsa la actividad de ExxonMobil en el Esequibo, una región en disputa entre Guyana y Venezuela. Para reforzar la amenaza, Georgetown y Washington incrementan su cooperación militar. Mientras tanto, el gobierno saliente de Guillermo Lasso llevó a Ecuador fuerzas militares norteamericanas para la lucha contra el narcotráfico, y el régimen golpista de Perú realizó ejercicios militares conjuntos con efectivos estadounidenses. Finalmente, el anterior gobierno paraguayo de Mario Abdo concesionó al Cuerpo de Ingenieros del US Army el dragado y balizamiento del Río Paraguay. Washington agradece interviniendo masivamente en la política paraguaya. América del Sur está siendo involucrada en la guerra mundial de EEUU contra Rusia y China. Para ello, Washington busca la división de nuestro subcontinente y pone cuñas entre Brasil, Argentina y Paraguay.

El ex ministro de Deportes de Lula y Dilma y exdiputado por el Partido Democrático Laborista (PDT, por su nombre en portugués) Aldo Rebelo, comentó el domingo 24 en una entrevista con el portal Brasil247 que EEUU está militarizando la disputa territorial entre Venezuela y Guyana sobre la región del Esequibo. “Estados Unidos pretende crear una base militar para garantizar la explotación del petróleo de Guyana por sus empresas, pero dice que la explotación de petróleo de Brasil en la Amazonía amenaza al planeta. En el gobierno brasileño hay quien piensa que Estados Unidos tiene razón”, advirtió.

El Esequibo es un río que atraviesa Guyana de sur a norte hasta desembocar en el Atlántico. Dos terceras partes del país quedan al este y un tercio al oeste. Ésta es la también denominada región del Esequibo, de 159 mil km² que perteneció a Venezuela desde la época colonial, pero fue usurpada por el Imperio Británico en 1831. En 1899 se reunió en París un Tribunal Internacional Arbitral que dio a los británicos la soberanía sobre esta faja. Sin embargo, al morir uno de los jueces del tribunal en 1946, por una carta suya de puño y letra, se supo que los árbitros habían sido comprados por Londres. En consecuencia, Venezuela desconoció el laudo y pasó a reclamar la soberanía sobre esa faja.

En 1966 los dos países firmaron el Acuerdo de Ginebra para buscar una solución pacífica, pero en 2018 Guyana solicitó ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) la ratificación del laudo arbitral de 1899. Desde 1983 Venezuela ha propuesto a Guyana entablar negociaciones directas, pero ésta remite a la Asamblea General de la ONU, al Consejo de Seguridad o la CIJ.

En las últimas semanas el conflicto está escalando peligrosamente, porque Guyana llamó a una licitación internacional para la exploración y explotación petrolífera de bloques del territorio en disputa y áreas marinas conexas. Entonces, este domingo 24 Venezuela denunció ante la ONU que EEUU intenta instalar una base militar en el Esequibo. Ya dos días antes la Asamblea Nacional venezolana aprobó por unanimidad la realización de un referendo consultivo sobre la soberanía en esa región.

El conflicto se ha agravado por declaraciones encontradas de los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Guyana, Irfaan Alí, y este martes 26 decenas de miles de venezolanos marcharon en Caracas en defensa del Esequibo.

EEUU ya tiene tres bases y un comando en las cercanías de la capital guyanesa, Georgetown, y desde hace algunos años las fuerzas de ambos países realizan ejercicios conjuntos. Por su ubicación en el noreste de Sudamérica y sobre el Atlántico Norte, este país tiene para EEUU un gran valor estratégico. Su Comando Sur niega querer instalar una base en el Esequibo, pero seguramente acompañará a la mayor petrolera norteamericana, cuando ésta comience a trabajar allí.

Brasil no está sólo amenazado desde el noreste. El 20 de julio pasado EEUU y Ecuador firmaron un Memorando de Entendimiento para intensificar la cooperación militar entre ambos países en la lucha contra el narcotráfico, el crimen transnacional y el terrorismo. Cuando falta poco para que Guillermo Lasso entregue el mando a quien resulte elegido el próximo 15 de octubre, el acuerdo condiciona la libertad de maniobra del próximo gobierno y militariza la política criminal.

También en Perú en mayo pasado la Asamblea Nacional autorizó el ingreso de más de mil efectivos militares estadounidenses que hicieron largos ejercicios conjuntos con sus pares peruanos en ocho departamentos del país. Como señaló un artículo de Infobae del 11 de junio pasado, explícitamente este despliegue pretende “mostrar músculo”, para contener a Rusia y China en América del Sur. No casualmente, en otro país fronterizo con Brasil.



Como Paraguay no podía ser menos, en marzo pasado el saliente gobierno de Mario Abdo acordó con EEUU, para que el Cuerpo de Ingenieros del US Army se encargue del mantenimiento de la vía navegable en el Río Paraguay desde la frontera brasileña hasta la confluencia con el Río Paraná. Además de implicar una amenaza directa para las linderas Formosa y Chaco, esta intromisión militariza indebidamente las tareas civiles de dragado y balizamiento del río.

La presencia militar directa no es la única vía de intervención de Estados Unidos en Paraguay. Un informe confidencial publicado este miércoles 27 por el portal La Política Online (LPO) reveló de qué modo EEUU impone sus intereses en Paraguay. Para ello el gobierno de Joe Biden quiere debilitar la influencia del expresidente Horacio Cartes (líder del Partido Colorado) sobre el gobierno paraguayo y romper sus vínculos con el actual presidente Santiago Peña.

Cartes (2013-18) está ligado al contrabando en el este y norte de Paraguay, particularmente al narcotráfico manejado por organizaciones brasileñas, y mantiene vínculos con negocios dudosos en toda la región. Recuérdese que en plena pandemia, el 20 de julio de 2020 el expresidente Mauricio Macri realizó una visita de un día a Horacio Cartes en las cercanías de Asunción. Nunca se supo de qué hablaron, pero todo indica que sobre algún negocio regional urgente.

El líder colorado está muy vinculado a la familia Bolsonaro y en su momento estuvo incorporado al esquema político y de negocios del expresidente norteamericano Donald Trump. Por estas razones, el gobierno demócrata lo tiene entre ceja y ceja.

El informe de trece páginas titulado “Plan de Acción Integrado Interinstitucional Anticorrupción para Paraguay” tiene fecha del 27 de julio de 2023, semanas antes de la asunción del nuevo presidente, al que cataloga como “protegido” del exjefe de Estado, por lo que propone “debilitar la influencia política de Cartes y empoderar a Peña”. La estrategia apunta a que Peña lleve a Paraguay a actuar bajo los “intereses de EEUU”, actualmente amenazados por Cartes.

Según LPO, la nueva doctrina del Departamento de Estado para Paraguay, basada en la llamada “Teoría del Cambio”, consiste en emprender acciones “fuertes y unilaterales” a través de la embajada en Asunción. “El documento abre una ventana extraordinaria sobre cómo opera el Departamento de Estado en la región y el lugar de ‘laboratorio político’ que los demócratas han asignado a la democracia paraguaya”, describe LPO. Según el texto, EEUU buscará “actores creíbles” que luchen contra la corrupción y “la cultura de la impunidad”. El informe confidencial también aboga por frenar urgentemente la influencia de China en la región aprovechando a que Paraguay aún reconoce a Taiwán. Además, el informe dice en su introducción que el plan para Paraguay es un modelo para otros países.

Con estos antecedentes no debe extrañar el cariz que ha tomado el reciente conflicto entre Argentina y Paraguay por el cobro de peajes a las barcazas que circulan por el río Paraná. “Paraguay aceptó discutir la tarifa en el tramo Santa Fe-Confluencia de la vía troncal de navegación. Al aceptarlo, el gobierno argentino suspende las interdicciones de embarcaciones que adeudan el peaje por 60 días, pero el peaje al valor actual se seguirá cobrando”, informó este jueves 28 a Rosario3 el secretario de Transporte de la Nación, Diego Giuliano.

La decisión de Paraguay, cuyas navieras se negaban a pagar el peaje que Argentina empezó a cobrar este año por el servicio de acondicionamiento del tramo, se tomó en un encuentro de la Comisión Intergubernamental de la Hidrovía Paraná-Paraguay (CIH) realizado este miércoles en la embajada de Brasil en Buenos Aires. Desde que se hizo cargo de la administración de la Vía Navegable Troncal (VNT) en 2021 y hasta fin de 2022 la Administración General de Puertos (AGP) siguió cobrando peaje en el tramo concesionado y subsidiando la navegación en el tramo norte hasta Confluencia. Cuando esto se acabó en enero pasado, sobrevino el reclamo de las navieras.

¿Paraguayas? Casi ninguna. Como explica el colega Luciano Orellano, los mismos sectores que tienen hegemonía en el comercio exterior argentino son los que también poseen gran parte de la flota que abastece desde el río al Complejo Agroexportador en la zona del Gran Rosario. Por eso tampoco es casualidad que la AmCham, la Cámara de Comercio Paraguayo-Americana, pidiera que el gobierno de EEUU interviniera en defensa de “sus” intereses.

Excepto LPG (Línea Panchita G), que es paraguaya, tanto Atria (la mayor de las navieras) como Horamar, Interbarge, ADM y Cargill son empresas norteamericanas. Sólo Louis Dreyfus es francesa. Son firmas con una larga experiencia en el transporte fluvial por el río Mississipi o, como Cargill y Dreyfus, directamente gigantes del agronegocio mundial. El conflicto por el cobro de peaje en el tramo norte de la VNT, entonces, no tiene nada que ver con un diferendo argentino-paraguayo. Está claro además, que en medio de la lucha por el predominio global el control de esta arteria pase a ser para Washington una cuestión de Estado.

… Está claro además, que en medio de la lucha por el predominio global el control de esta arteria ( Río Paraná) pase a ser para Washington una cuestión de Estado…

Los países suramericanos no estamos en guerra con nadie. Sin embargo, falto de capacidad para competir económica y tecnológicamente con la industria china, los Estados Unidos han sumido a nuestro subcontinente en la guerra por el predominio mundial. Al hacerlo, se preocupan especialmente por dividir a nuestros países y, muy especialmente, por poner cuñas para presionar a Brasil y Argentina. Desde siempre ha sido una preocupación estratégica de Washington evitar que nuestros dos países se unan, porque unidos somos una potencia que puede disputar la hegemonía norteamericana en la región. Unirse y alejar la guerra de nuestro querido continente son, entonces, una y la misma tarea.

El multimedio Turco TRT World a través de su redactor Murat Sofuoglu, analiza la postura de América Latina en relación a su neutralidad respecto de la Guerra Ucranio/OTAN contra la Federación Rusa y para ello entrevista a un miembro de Dossier Geopolitico Juan Martin Gonzalez Cabañas 

Por qué América Latina se mantiene neutral en el conflicto entre Rusia y Ucrania


La región tiene muchos de sus propios problemas que atender.

Mientras muchos países occidentales han aislado a Rusia con sanciones y suministrando armas a Ucrania, gran parte de América Latina ha adoptado un enfoque diferente ante el conflicto.

Esto se debe en parte a la historia de Estados Unidos en la región, donde países como Cuba y México han experimentado intervenciones políticas y militares estadounidenses en el pasado. Hace dos décadas, la audiencia mundial, incluida América Latina, también fue testigo de la invasión estadounidense de Irak, en violación del derecho internacional.

Brasil, la potencia económica latinoamericana y miembro de BRICS, un bloque político no occidental, se ha ofrecido a mediar entre Rusia y Ucrania.

Eugene Chausovsky, experto en defensa y analista senior del New Lines Institute, dice que América Latina representa en gran medida una posición del «Sur Global» que no es «ni abiertamente pro occidental ni pro rusa en lo que respecta a la guerra en Ucrania». «

América Latina se ve a sí misma como parte del Sur Global, un grupo de países de ingresos bajos y medios que han experimentado los horrores de la colonización occidental.

En la década de 1950, algunos estados del Sur Global como India, Indonesia y Ghana desempeñaron un papel decisivo en el lanzamiento del Movimiento de Países No Alineados para mantenerse neutrales en los bandos opuestos de la Guerra Fría.

El presidente izquierdista de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha criticado a Estados Unidos por armar a Ucrania, algo que, según él, está prolongando el conflicto. Brasil, junto con India e Indonesia, ha ofrecido su papel de mediador.

‘No, no otra Guerra Fría’

La mayoría de los latinoamericanos, al igual que sus pares del Sur Global, ven el conflicto de Ucrania transformándose en una nueva Guerra Fría, dice Chausovsky. Durante las décadas de Guerra Fría, América Latina experimentó varios golpes de estado de derecha que fueron respaldados por Estados Unidos. Los gobiernos socialistas con vínculos con el bloque comunista liderado por los soviéticos eran inaceptables para Washington.

Agrupaciones como BRICS tienen más atractivo para los países latinoamericanos. Argentina se unió recientemente a los BRICS como parte de un plan de ampliación junto con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.

«Brasil ha aumentado su compromiso con Rusia a través de la plataforma BRICS, al mismo tiempo que se ha ofrecido como mediador neutral en el conflicto ucraniano», dice Chausovsky a TRT World .

Algunos analistas ven a los BRICS como una nueva encarnación del movimiento de no alineados del Sur Global. Pero esta vez las cosas son diferentes, ya que los países se están alineando con múltiples potencias en lugar de optar por una no alineación total, según los expertos .

Rusia es “mucho más importante” para Argentina y Brasil, los dos miembros de los BRICS, dice Kamran Gasanov, analista político del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales, un grupo de expertos con sede en Moscú. «Pero en la cuestión de la resolución del conflicto no dan prioridad a Rusia y también tienen en cuenta los intereses de Ucrania».

Si bien los estados latinoamericanos, excepto Nicaragua, un firme aliado de Rusia, se opusieron a la anexión rusa de territorios ucranianos, no se han sumado a las sanciones occidentales contra Moscú.

“La región, en términos generales, ha mantenido una postura neutral y equidistante, reacia a tomar partido con firmeza e instando constantemente a las beligerantes Rusia y Ucrania a retomar el diálogo diplomático para solucionar el conflicto”, afirma Juan Martín González Cabañas, investigador del Estado de Moscú. Universidad Lingüística (MSLU) y especialista en Eurasia en el Centro de Estudios «Soberanía» con sede en Argentina.

Lazos con Rusia

En comparación con el resto del Sur Global (desde la India hasta los Estados del Golfo y gran parte de África) que han mantenido fuertes vínculos económicos con Moscú a pesar de no ser un claro partidario de la posición rusa, el comercio de América Latina con Rusia es minúsculo Pero los intereses económicos pueden profundizarse, dicen los expertos.

«Rusia está interesada en una América Latina independiente», que debería tener derecho «a elegir sus propios socios políticos y económicos sin la presión de Estados Unidos», afirma Gasanov. Moscú está interesada en ampliar la cooperación con América Latina en los ámbitos económico, comercial y de inversión, afirma el analista ruso a TRT World .

Rusia, uno de los cinco principales productores de petróleo del mundo, ha aumentado sus vínculos con América Latina a través de proyectos petroleros conjuntos. «Las compañías petroleras rusas operan en Venezuela y desarrollan proyectos en Argentina, Brasil y otros países», dice Gasanov.

A raíz del conflicto de Ucrania, los vínculos entre Rusia y Venezuela han preocupado a los responsables políticos estadounidenses. Washington envió una delegación diplomática a Caracas para buscar la reconciliación con el gobierno antiestadounidense de Nicolás Maduro .

El acercamiento de Estados Unidos con Caracas tiene como objetivo aumentar la producción de petróleo venezolano en un intento por hacer mella en las ganancias de Rusia por la venta de petróleo en el mercado internacional.

Rusia también ha desarrollado vínculos militares con Venezuela, desplegando dos bombarderos con capacidad nuclear en el país hace cinco años. También hubo algunas especulaciones sobre la presencia del grupo mercenario ruso Wagner en Venezuela en nombre de defender al gobierno de Maduro contra cualquier amenaza.

“Según el periódico El Mundo, los wagnerianos ayudaron a Maduro en la Operación Tiburón para buscar y capturar a los militares insurgentes que desembarcaron en la costa del país”, dice Gasanov, refiriéndose a un intento fallido vinculado a Estados Unidos de derrocar al gobierno de Maduro en 2020. “Pero no hay información exacta de que el ejército ruso perteneciera a Wagner”, añade.

Cabanas, el politólogo argentino, considera que la presencia de Wagner en América Latina es “esporádica y ocasional a diferencia del resto del mundo”.

La semana pasada también hubo revelaciones de que los rusos habían reclutado “ciudadanos” cubanos para luchar en la guerra en Ucrania. Cuba, un estado comunista, era aliado de la Unión Soviética, el estado predecesor de la Federación Rusa. Pero el Ministerio de Asuntos Exteriores cubano declaró su clara oposición al «objetivo de reclutar ciudadanos cubanos para portar armas en cualquier país».

Ucrania y la izquierda latinoamericana

La izquierda latinoamericana, que tenía fuertes vínculos con la Unión Soviética, ha desconfiado durante mucho tiempo de la intervención estadounidense en la región y ve los golpes respaldados por Washington como un ataque a la soberanía de sus países. Pero sobre la ofensiva rusa en Ucrania, “la izquierda de la región no mantiene una posición unificada”, según Cabanas.

“Abarca una amplia gama de puntos de vista, incluidas posturas diametralmente opuestas: desde el gobierno sandinista en Nicaragua, que apoya retóricamente la acción militar rusa, hasta el gobierno de Boric en Chile, que condenó y denunció públicamente la decisión rusa”, dijo Cabanas a TRT . Mundo .

Los sandinistas, un movimiento de izquierda, lucharon contra la ocupación estadounidense de Nicaragua en la década de 1930. Gabriel Boric, de ascendencia croata, es el presidente de izquierda de Chile elegido el año pasado y originalmente proviene de una plataforma de extrema izquierda llamada grupo Convergencia Social.

FUENTE:

https://www.trtworld.com/magazine/why-latin-america-remains-neutral-on-russia-ukraine-conflict-14973847