Por Sergio Pintado de Sputnik que entrevista a Silvina Romano y a Carlos Pereyra Mele

Luego de 10 años, Luis Almagro culmina un ciclo al frente de la OEA marcado por la «sumisión total a Washington», el apoyo a un golpe de Estado en Bolivia y la amenaza de una invasión a Venezuela. Dos analistas consultados por Sputnik reflexionaron sobre cómo Almagro «llevó al límite» a la OEA como herramienta de EEUU contra los «díscolos».

Con la inminente elección de un nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro se encamina a abandonar el puesto que ocupó durante una década y que lo tuvo como uno de los principales portavoces de las presiones de Washington contra los países latinoamericanos, incrementando el descrédito de una organización cada vez menos confiable.

Si bien Almagro llegó a la OEA impulsado, entre otros, por el Gobierno uruguayo de José Mujica (2010-2025) del que había sido canciller, pronto demostró su frecuente coincidencia con la política exterior estadounidense y, particularmente, con la agenda de Donald Trump, que alcanzó la Casa Blanca por primera vez poco después.

«Durante la gestión de Almagro se consolidaron algunas tendencias históricas de la OEA como la sumisión a EEUU, el principal ‘accionista’ de la organización. Pero, además, Almagro construyó una marca propia, muy personalista y en la línea del primer Gobierno de Trump y con el núcleo de republicanos afines a Trump en Miami», afirmó a Sputnik la politóloga argentina Silvina Romano.

La experta, una de las autoras del libro La OEA en tiempos de Almagro, admitió que la OEA siempre fue, desde su creación en 1948, un instrumento a través del cual Washington buscó imponer al resto del continente «su noción de la democracia y el desarrollo» y el american way of life. Aun así, consideró que el organismo aún era visto por algunos países como un instrumento «de diplomacia» que podía servir para la solución de controversias.

América Latina Bolivia preside el Consejo Permanente de la OEA para implementar una «reforma impostergable»

Romano subrayó que Almagro «eliminó esa característica del organismo y en vez de hacer diplomacia ejerció el intervencionismo directo en la política interna de los países y generó discordia», lo que en definitiva es «todo lo contrario a lo que debería esperarse de un organismo interamericano».

Para la analista, el episodio «más bochornoso» de la gestión de Almagro se dio con el apoyo de la OEA al golpe de Estado en Bolivia en 2019, cuando el propio secretario general acusó al entonces presidente boliviano Evo Morales (2006-2019) de fraude electoral, sin datos fehacientes que sustentaran esa hipótesis.

«Almagro profundizó la inestabilidad y propició un golpe de Estado convencional puro y duro en Bolivia, con un legado de violencia, muertes y desinstitucionalización muy fuerte. La OEA es responsable de eso y todos esperábamos que Almagro tuviera que rendir cuentas, pero parece que se irá impune», afirmó Romano.

La analista también apuntó como otro de los puntos oscuros de la gestión Almagro el apoyo explícito a una posible intervención armada en Venezuela en 2018, con el objetivo de derrocar al presidente Nicolás Maduro. «Se plegó a EEUU en esa amenaza que prácticamente planteó una situación de guerra que hacía mucho no se veía en la región«, recordó.

¿Por qué la OEA no funciona?

También en diálogo con Sputnik, el analista geopolítico Carlos Pereyra Mele definió al período de Almagro al frente de la OEA como una época de «sumisión total a las directivas de Washington» pero contextualizó esto dentro de la historia de una organización que nunca se apartó demasiado de ese camino.

Para el experto, el organismo tiene un problema desde su origen, cuando EEUU se aseguró el control sobre esa plataforma al financiarla y asegurar que su sede estuviera en la capital estadounidense. El debilitamiento se acentuó, de acuerdo al experto, cuando se incorporaron las excolonias europeas en el Caribe, diluyendo el poder que tenían los estados soberanos latinoamericanos al otorgar «un voto por país».

«El voto de Brasil tiene la misma potestad que el de Trinidad y Tobago, cuando sabemos que esa no es la real dimensión del poder en nuestra América. Por lo tanto, el poder latinoamericano se fue diluyendo y quedando a la saga de esta organización, que es fruto de la Guerra Fría», sostuvo Pereyra Mele.

El experto advirtió que, si bien en la actualidad EEUU ya no es el «Estado hegemónico» en la región como lo era en la época de postguerra en la nación la OEA, el organismo «siguió siendo una herramienta muy útil para los gobiernos norteamericanos de turno», especialmente en la tarea de «bloquear a todos los países díscolos de la región». Ello explica, fundamentalmente, el «castigo a Cuba», expulsada de la organización en 1962, o los más recientes embates contra Venezuela o Bolivia.

Pereyra Mele aseguró que la OEA «ha perdido credibilidad» al punto en que países como Venezuela han decidido directamente dejar de participar y «es un reflejo de algo que no existe más» porque «no representa los intereses reales de la región». «Todo esto genera un descrédito que ha llevado a una pérdida sustancial de importancia que terminará, seguramente, con el deterioro final de esta organización«, auguró.

América Latina Boric y Lula ante embates de Trump: buscan que Uruguay se una al «mapa progresista»

En efecto, el experto comparó la pérdida de relevancia de la OEA con la del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que «ha perdido la influencia que tenía» en la región en favor, por ejemplo, del Banco de los BRICS y la consolidación de China como principal socio comercial de la mayoría de los países latinoamericanos.

La CELAC, alternativa natural a la OEA

Para Romano, los diez años de Almagro en la OEA «terminaron de borrar» las pocas esperanzas de que la OEA tuviera, al menos, una apuesta por la diplomacia en la región americana. Por eso, consideró que la gestión del uruguayo «ha presionado para el nacimiento o el refuerzo de organismos de diplomacia y encuentro regional por fuera de la OEA».

«Es muy difícil que la OEA vuelva a revestirse de legitimidad luego de la gestión de Almagro y es urgente que encontremos institucionalidades alternativas porque en el tablero geopolítico de hoy, una de las únicas vías para que América Latina tenga voz y voto y pueda mejorar sus condiciones es la unidad regional», afirmó la analista.

Pereyra Mele apuntó especialmente a la presencia de EEUU y Canadá como uno de los grandes problemas de la OEA. «Mientras tengamos organismos donde la anglosfera tenga suficiente poder y suficiente relación desequilibrada, como en la OEA con EEUU y Canadá, no servirá porque será un mal espejo en el que se reflejan mal las situaciones de la región«, explicó.

Tras la desaparición de la Unasur, ese foco se ha colocado, remarcó Romano, sobre la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), organización que nuclea a los 33 países de las Américas, excepto EEUU y Canadá.

Pereyra Mele consideró, en tanto, que la CELAC podría agrupar a su vez a «organismos regionales» que contemplen de forma más específica las realidades de los diferentes «subcontinentes» de América y que, juntos, puedan «desarrollar una política más acorde a nuestros modelos de soberanía si queremos formar parte del nuevo orden mundial«.

El repliegue norteamericano sobre América del Norte y el Caribe y sus dificultades para financiar proyectos de infraestructura dejan el espacio sudamericano vacante para que lo ocupe China

Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico

La segunda presidencia de Donald Trump se inició con sucesivos llamados al realismo que despertaron brutalmente a Occidente de su ensoñación de cuatro décadas. Buscando el acuerdo con Rusia, EE.UU. quiere terminar con la guerra en Ucrania y delegar en los europeos la responsabilidad principal por su propia defensa. Las negociaciones comerciales con China, por su parte, apuntan a acotar la competencia entre ambas potencias de un modo mutuamente beneficioso y así reducir las tensiones en torno a Taiwan. De este modo, EE.UU. podría también retirar fuerzas del Extremo Oriente. Mientras tanto, con duros gestos el presidente estadounidense intenta tomar el control sobre América del Norte y el Caribe, a los que EE.UU. históricamente ha considerado como su hinterland. Disminuyendo gastos y ampliando el ámbito de negocios de su propia economía, el gobierno republicano espera ir bajando el gigantesco déficit del Estado norteamericano y liberando recursos, para invertirlos en la necesaria renovación de su economía con la esperanza de, en pocas décadas, poder competir nuevamente con China por el liderazgo mundial. 

Sin embargo, este gran repliegue estratégico y concentración de fuerzas dejan vacante el control sobre enormes espacios geográficos y sectoriales donde puede avanzar la influencia de China. Un caso ejemplar es el de la inversión en infraestructura en América Latina. Los dirigentes y medios occidentales así como sus aliados regionales se quejan por la “invasión china”, pero ¿de quién es la culpa?


“El que se fue a Sevilla perdió su silla”

la “economía política de las inversiones en infraestructura” –en especial en la región latinoamericana– es central en las luchas entre estas potencias por el liderazgo mundial en los albores del siglo XXI.

La infraestructura de América Latina (AL) está conformada por obras públicas, instalaciones, sistemas y redes que permiten el funcionamiento de ciudades, países y organizaciones. Entre las obras de infraestructura pueden clasificarse las redes viales, los sistemas de telecomunicaciones, la construcción y el mantenimiento de edificios públicos, las redes de distribución de servicios, los sistemas de gestión de desechos, el abastecimiento de agua, el tratamiento de residuos sólidos y aguas servidas y la generación y transmisión de energía.

Desde la primera década del siglo empresas chinas vienen invirtiendo fuertemente en estos sectores. De esta manera solventan las dificultades presupuestarias de los estados latinoamericanos y sus déficits de gestión que han generado en su historia contemporánea numerosos altibajos en la inversión en infraestructura. Al mismo tiempo los países occidentales han reducido mucho sus créditos para el sector. Los remplazan los organismos multilaterales de crédito (Banco Mundial –BM-, Banco Interamericano de Desarrollo –BID-  y Banco de Desarrollo de América Latina –CAF-, entre los más importantes), pero sus prestaciones se realizan a valor de mercado y están vinculadas a condicionamientos políticos y constelaciones continentales de poder que estrechan el margen de maniobra de los estados nacionales.

Como los organismos chinos de crédito para el desarrollo en principio sólo están ligados a las prioridades de su Estado, pueden gestionar sus líneas de financiamiento con menos conflictos políticos y de interés. Pueden, por lo tanto, ofrecer más fondos, más baratos y a más largo plazo. Además, como la República Popular aplica un criterio totalizante en sus relaciones con actores en el Sur Global, no le importa demasiado obtener beneficios inmediatos en uno u otro crédito en particular sino en el conjunto de la política de cooperación para el desarrollo de un determinado país o sector.

Estas diferencias entre ambos sistemas han dado al chino una ventaja inusitada sobre el norteamericano, difundiendo la percepción de que el continente está sufriendo una “invasión china”. 

Con un enorme potencial para ser eficiente y competitiva a escala mundial, América Latina y el Caribe (ALC) se enfrentan a importantes desafíos, para reducir las brechas de infraestructura física y digital que debe superar, si pretende integrarse y aumentar su productividad. Para 2030, ALC necesita invertir más de USD 2,220.736 billones en los sectores de agua y saneamiento, energía, transporte y telecomunicaciones, para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. De este total, el 59% debe destinarse a inversiones para nuevas infraestructuras y el 41% al mantenimiento y la sustitución de activos al final de su vida útil. 

En otras palabras, la región debe invertir al menos el 3,12% de su PIB cada año en el mantenimiento y desarrollo de su infraestructura. Hasta el momento Estados Unidos es el principal inversor extranjero en este sector, pero la inversión norteamericana se ha concentrado en México, Brasil y los territorios británicos del Caribe (BCT, por su nombre en inglés). 

Por otra parte, la inversión estadounidense en infraestructura se realiza mayormente a través de empresas privadas financiadas por créditos bilaterales o multilaterales (principalmente del BID, la CAF o el Banco Mundial). Por lo tanto, se dirige a regiones y sectores que potencialmente puedan arrojar un rápido beneficio y deja numerosos sectores y regiones sin cobertura. Allí es donde se cuela la inversión china.

Imagen
Proyectos chinos de infraestructura en América Latina y el Caribe 2021

Por su parte, la inversión china en la infraestructura de América Latina se concentró en la década pasada en grandes proyectos de infraestructuras (carreteras, ferrocarriles, represas y puertos, entre otros) frecuentemente respaldados por financiamiento estatal. Sin embargo, en los últimos años han empezado a cambiar las formas y el estilo de estas inversiones. Las empresas chinas han asumido por sí mismas crecientemente los riesgos financieros y han comenzado a fondearse para financiarlas, con especial atención a los sectores de las nuevas tecnologías.

“Vemos una caída en el monto global de las inversiones de China en la región y también a nivel global, tanto de parte de las nuevas inversiones como de las operaciones de adquisiciones y fusiones. Pero al mismo tiempo, hay un aumento en el número de proyectos enfocados en los nuevos sectores de tecnología de punta”, explica Margaret Myers, directora del Programa de Asia y América Latina del Diálogo Interamericano.

Desde 2015 se redujeron sensiblemente los préstamos para América Latina del China Development Bank (CDB) y del Export-Import Bank of China (CHEXIM), dos de los tres bancos públicos chinos propiedad del Consejo de Estado que históricamente han ofrecido más fondos a la región. Aprovechando el aprendizaje sobre las cuestiones regulatorias, laborales y de idiosincrasia que tanto el Estado como las empresas chinas hicieron desde 2000 proveyendo créditos para obras de infraestructura, las empresas chinas comenzaron a invertir sin financiamiento bancario. Al mismo tiempo, los grandes bancos públicos están ahora más ocupados en financiar la economía interna en la propia China.

La baja de los créditos de las instituciones públicas chinas ha sido mayor que el incremento de la inversión por parte de las empresas privadas, de modo que el monto total de la inversión de China en la región se ha reducido. De acuerdo a los datos del Monitor de las Inversiones de China en América Latina y el Caribe, en 2023 la inversión extranjera directa (IED) de China en ALC se ubicó en 8.748 millones de dólares, es decir poco menos del 10% del total de la IED recibida de todo el mundo.

También se han modificado las prioridades sectoriales de la inversión china. Los créditos del CDB y el CHEXIM en los primeros veinte años del siglo fueron mayormente dirigidos a apoyar la infraestructura de los sectores extractivos de materias primas, gasoductos y oleoductos, energía eléctrica y manufacturas. A partir de esas operaciones China se fue convirtiendo en un desarrollador y constructor líder de proyectos de infraestructura no sólo en la región sino en todo el Sur Global.

Ahora, sostiene Myers, China considera otros sectores prioritarios para su desarrollo. “Nosotros los llamamos la ‘Nueva Infraestructura’, para referirnos a los sectores de innovación. Hay que recordar que en las últimas dos décadas el crecimiento de China ha dependido muy fuertemente de los sectores de venta, manufacturas y la construcción, pero ahora la innovación en sectores de alta tecnología son las áreas que China quiere priorizar para crecer e impulsar su competitividad global”, sostiene.

Los nuevos rubros priorizados son autos eléctricos, paneles solares, baterías, digitalización, telecomunicaciones, fintech, electrificación e inteligencia artificial. En varios de los sectores China ocupa un lugar dominante a nivel global. Estos sectores representaron el 58% de la inversión externa de China en la región en 2022 y más del 60% de la cantidad de proyectos anunciados por compañías chinas en ese año.


IED de China en “nuevas infraestructuras” en ALC 2003-22

En el sector de autos eléctricos y baterías las compañías chinas líderes en el mundo y en la región son BYD, Beiqi Foton y Chery. Solamente BYD apunta a producir en Brasil más de 150 mil vehículos eléctricos e híbridos por año y ya inició la producción de un autobús eléctrico que funciona con una batería de litio fabricada en Manaos, Amazonas.

Un gran foco de las inversiones de China está en el sector de energías renovables, en particular la solar. Ocho de los diez mayores proveedores de paneles solares en la región son chinos, liderados por Longi, Jinko, Trina y JA. El parque solar Cauchari, uno de los más grandes de la región, ubicado en Jujuy, se financió con un crédito del CDB y fue construido por contratistas chinos.

Algunas de las mayores operaciones de fusiones y adquisiciones por parte de capitales chinos en la región se dieron en el sector del litio de Argentina. La explotación del litio, si bien es una actividad minera, está directamente vinculada a la electrificación del transporte. Se han destacado en 2022 la compra por la minera china Ganfeng Lithium de la argentina Lithea, para desarrollar el proyecto Pozuelos-Pastos Grandes por 962 millones de dólares, y la operación de Zijin Mining Group en 2021 para adquirir la canadiense Neo Lithium y explotar el yacimiento de Tres Quebradas por 737 millones de dólares. También en 2021 Great Wall Motor compró en Brasil una fábrica de Daimler donde desarrolla autos eléctricos.


Vista satelital de la planta de litio Cauchari-Olaroz de Ganfeng Lithium en la provincia de Jujuy, Argentina. La empresa china compró la firma argentina Lithea en 2022 para desarrollar otro proyecto de litio en la provincia de Salta

Asimismo, en el terreno de las telecomunicaciones la firma Huawei se expande por la región, especialmente en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, instalando centros de datos y expandiendo su cloud computing.

Entre tanto, el relevamiento de la UNAM que dirigió Enrique Dussel Peters resume de esta forma el escenario: “Los sectores vinculados a las materias primas ―metales, minerales y minería― siguen predominando en la inversión de China en América Latina, con el 34% del total durante 2020-2023, aunque muy por debajo de su participación en 2005-2009, del 81%. Como contraparte, los sectores de energía, en particular la no-fósil, y automotriz y autopartes se han convertido en los más dinámicos en la última década”.

Durante los primeros veinte años del siglo la táctica de acercamiento de China a la región a través de créditos de instituciones financieras tuvo gran impacto sobre aquellos países de la región que transitaban dificultades para acceder a otro tipo de financiamiento, como Venezuela, Argentina y Ecuador. “Se daban créditos a los gobiernos pero con exigencias de equipamiento chino, lo cual también era una forma de abrir mercados y de propiciar la inserción de las empresas en la región”, agrega Myers.

El Monitor de las Inversiones de China en América Latina y el Caribe marca asimismo que ha habido una diversificación en cuanto a “países, sectores y propiedad de las empresas chinas”. Detalla que entre 2020 y 2023 Brasil ha seguido siendo el principal receptor, con el 34% de las inversiones, seguido de Argentina con el 22,5%, México (15%), Perú (11%) y Chile (8,7%). En los casos de Argentina y Perú se destaca la participación del sector minero, del litio y cobre, respectivamente, mientras que en Chile al atractivo del litio se suma la transición energética. En México, en tanto, el mayor interés se centra en el sector automotor.

Otra característica relevante de la inversión de China en la región es su gran concentración en un reducido número de firmas. La UNAM relevó que “tan solo 5 empresas chinas ―State Power Investment Corporation Limited (SPIC), State Grid Corporation, Tibet Summit Resources, Jiangxi Ganfeng Lithium y Zijin Mining Group― concentraron el 46% de la IED china en América Latina y el Caribe durante 2020-2023”.

La confrontación entre Estados Unidos y China desde 2017 bajo el lema de “la competencia entre grandes potencias” y con la administración de Biden (“invertir, competir y alinear”) ha hecho que el primero subordine el comercio, las inversiones y el financiamiento, pero también otros aspectos como la educación y la cultura, a criterios de seguridad nacional. Este proceso incluye explícitamente a los proyectos de infraestructura de China en el mundo y particularmente la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Los 268 proyectos de infraestructura realizados por China en ALC hasta 2023 generaron más de 777.000 empleos y continúan con una importante tendencia a la alza. Por un lado, el monto por proyecto ha aumentado significativamente, pero los realizados por China en ALC en 2020-2023  generaron muchos menos empleos que en períodos anteriores, es decir que son de mayor tamaño medidos en dólares y crecientemente más intensivos en capital.

Las empresas chinas que realizan los proyectos de infraestructura en ALC son mayoritariamente de propiedad pública. En 2005-2023 el sector público participó con el 89.25% y 78.23% del monto de los proyectos de infraestructura y del empleo generado por China en ALC.


Puede concluirse que la alarma de los dirigentes y medios norteamericanos y de sus aliados en el continente por la amplitud, diversidad y profunda imbricación de las inversiones chinas en ALC está justificada, pero advirtiendo que la mayor responsabilidad le cabe a ellos. La concentración de las inversiones norteamericanas y europeas en el sector financiero y en servicios no productivos durante las últimas cuatro décadas ha creado un vacío que las empresas chinas fueron llenando desde principios del siglo XXI. 

Por un lado, el retroceso tecnológico relativo de los países occidentales, el deslocamiento de sus inversiones productivas hacia Asia y el endeudamiento público de EE.UU. le han restado herramientas para competir por los mercados regionales frente a China. Por otro lado, el costo financiero y los condicionamientos políticos que acompañan los créditos de los organismos multilaterales controlados por Occidente han forzado a muchos países de la región a recurrir al crédito chino.

Por cierto, en la medida en que ALC insiste en negociar con China por separado, que en la mayoría de los casos las inversiones chinas no se insertan en ningún plan sistemático de desarrollo y no surgen liderazgos con vocación soberana y visiones de largo plazo, persiste el riesgo de que las inversiones de ese origen sólo multipliquen la desigualdad estructural entre regiones y clases sociales, profundicen la concentración de la riqueza y, por un efecto búmerang, fortalezcan a las mismas elites oligárquicas que perpetúan la dominación anglonorteamericana sobre América Latina y el Caribe.

La culpa no es de China, sino de Estados Unidos y sus aliados continentales que han perpetuado el atraso y la dependencia. El que se fue a Sevilla perdió su silla.

Consciente del retraso norteamericano frente a China, el líder republicano se concentra en controlar su area de influencia para ganar tiempo, pero para ello necesita un capital que no tiene

Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico

Las iniciativas del presidente Donald Trump, anunciadas poco antes del traspaso del mando, para comprar Groenlandia, incorporar Canadá y reocupar el Canal de Panamá causaron estupor internacional y la mayoría de los observadores las tildaron de fanfarronadas típicas del neoyorquino. Sin embargo, como subrayaron varios de sus colaboradores más estrechos, tienen sentido dentro de la estrategia general de repliegue y concentración del poder norteamericano en el subcontinente norteamericano que implementa el caudillo reaccionario. Trump va a tratar de llegar a un acuerdo con Rusia sobre áreas de influencia en Europa y Asia Occidental, va a respaldar a Israel, pero le va a impedir que inicie una nueva guerra y va a competir rudamente con China, pero no piensa ir a la guerra con la potencia asiática.

El jefe de la Casa Blanca es consciente del retraso norteamericano ante China y busca ganar tiempo, para que EE.UU. encuentre una nueva fórmula de desarrollo que le permita recuperar la delantera mundial. Para ello, quiere expandir al resto de América del Norte y el Caribe y acordonar el área de control exclusivo de los capitales norteamericanos. Ahora bien, ya que no puede expandir su poder militarmente, aprendiendo de China, quiere hacerlo desarrollando en ese inmenso área una red de transporte y comunicaciones centrada en EE.UU. Sin embargo, para hacerla necesita desarmar la “espiral de la deuda” que absorbe todos los recursos de la economía occidental

El arancel del 10 por ciento impuesto por Trump a todos los productos chinos entró en vigor el martes 4 como resultado de una orden ejecutiva (decreto) emitida durante el fin de semana con el objetivo de presionar a Beijing, para que tomara decisiones enérgicas contra los envíos de fentanilo a Estados Unidos. El gobierno chino respondió el mismo día con una serie de medidas de represalia, incluidos aranceles adicionales sobre el gas natural licuado, el carbón, la maquinaria agrícola y otros productos procedentes de Estados Unidos, que entrarán en vigor el próximo lunes 10. También aplicó inmediatamente restricciones a la exportación de determinados minerales críticos, muchos de los cuales se utilizan en la fabricación de bienes de alta tecnología. Además, los reguladores del mercado chino dijeron que habían iniciado una investigación antimonopólica contra Google que, si bien está bloqueado en el Internet en China, mantiene relaciones con compañías chinas. El país ha presentado asimismo una demanda contra la subida de aranceles de EE.UU. ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). 


El puerto de Yangshan, cerca de Shanghai. El presidente Trump ha acusado a China de no hacer lo suficiente para detener la exportación de fentanilo y los productos químicos que se utilizan para fabricarlo

Las medidas arancelarias de ambas partes aumentan el riesgo de una guerra comercial que perjudicaría a todo el mundo. Sin embargo, algunos en Wall Street ven la respuesta china como una muestra de moderación que abre la puerta a un compromiso. En la misma dirección Trump manifestó su disposición a conversar con el presidente de China, Xi Jinping. La perspectiva de que Trump va a negociar con Trudeau y Sheinbaum trajo también cierta calma a los mercados. 

Mientras el presidente escenificaba su campaña arancelaria contra China, Canadá y México e inducía a Xi Jinping a negociar, su secretario de Estado, Marco Rubio, conseguía en Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana avances sustanciales contra la influencia económica de la República Popular. 

En el primer alto de Rubio en la región se reunió el sábado 1° con el presidente panameño José Raúl Mulino. Si bien el mandatario sigue firme en su posición de que no habrá negociaciones sobre la soberanía del Canal, la visita del secretario de Estado estadounidense ya tuvo sus primeros frutos. Así, Mulino anunció que su gobierno no renovará el memorándum de entendimiento de la “Iniciativa de la Franja y la Ruta”, firmado con China en 2017, y que incluso estudiaría la posibilidad de rescindirlo antes de tiempo.

Además, Panamá inició una auditoría sobre varios puertos que operan en el Canal, propiedad de una empresa china. Desde su ampliación en 2016 el Canal de Panamá ha manejado más del 6% del comercio marítimo mundial, con China y EE. UU. como los principales usuarios. Por la vía pasan más de 14,000 buques al año, facilitando más de $270.000 millones de dólares en comercio anual. Sus principales usuarios son EE.UU. (66% de la carga transportada), China (16%), Japón, Corea del Sur y la UE (resto de la carga). El tráfico de mercancías entre Asia y la costa este de EE. UU. depende críticamente del Canal. 

La salida de China de ciertos proyectos en Panamá puede tener efectos mixtos: 1) proyectos como el tren Panamá-David (inversión prevista de $4.100 millones) quedan en el aire. 2) EE. UU. esbozó la posibilidad de compensar los créditos que pierde Panamá con nuevas líneas y apoyo del Banco Mundial y el BID. Sin embargo, la mayoría de las veces estos créditos no se equiparan con los que ofrece China y el propio Estado norteamericano no tiene medios para financiar a nadie. 3) Panamá evita sanciones o restricciones comerciales que podrían afectar el 13% de su PIB vinculado al canal y la logística. 

La cuestión de la migración, en tanto, se abordó entre los dos países de una manera mucho más fluida. Debido a las políticas restrictivas de Mulino el año pasado cruzaron por el Tapón del Darién (el enclave selvático en la frontera con Colombia) 300.000 migrantes, o sea un 42 % menos que el año anterior.

https://mf.b37mrtl.ru/actualidad/public_images/2025.02/original/67a2398e59bf5b37e3740952.jpg
Marco Rubio (d) junto al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, el lunes 3 en San Salvador

El lunes Rubio anunció en El Salvador que había recibido una oferta extraordinaria del presidente Nayib Bukele, para confinar en una megacárcel a los migrantes “criminales” y a los estadounidenses enviados desde Estados Unidos. Al llegar más tarde a Costa Rica, Rubio señaló que la propuesta de Bukele fue “una oferta muy generosa” que “nunca nadie” les había hecho. 

También tras un encuentro con el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, y con el canciller Arnoldo Andre Tinoco, el secretario estadounidense dijo que el mandatario del país centroamericano le indicó que no iba a permitir la entrada de compañías chinas con tecnología 5G. La migración también estuvo sobre la mesa.

Luego, el diplomático estadounidense se trasladó a Guatemala, donde se reunió con el presidente Bernardo Arévalo y el canciller Carlos Ramiro Martínez. Arévalo calificó la presencia de Rubio como la chancc para abrir “nuevas oportunidades”. Además dijo, que “Guatemala es y seguirá siendo un socio para EE.UU.”. El presidente se comprometió a aumentar en 40 % el número de vuelos de deportados desde suelo estadounidense y de preparar políticas para el retorno de los migrantes. Por su parte, Rubio felicitó a Arévalo y le agradeció por su compromiso con el tema migratorio. El secretario también anunció que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU. construirá dos puertos y otras obras de infraestructura en Guatemala. 

Por su parte, en República Dominicana, Rubio sostuvo el miércoles 5 una reunión con el mandatario Luis Abinader, con quien habló sobre la suspensión de la colaboración económica que entregaba la Agencia Norteamericana de Ayuda para el Desarrollo (USAID, hoy intervenida por el gobierno y comisariamente a cargo del mismo Rubio) para atender la migración, la seguridad regional y la grave crisis de Haití. En la posterior rueda de prensa conjunta, Abinader anunció la explotación de tierras raras en alianza con Washington, al tiempo que clamó por más recursos para la misión internacional desplegada en Haití.

Sobre lo último, Rubio manifestó su interés en trabajar en conjunto, con el apoyo del Cuerpo Ingenieros del Ejército de su país. 

Breve reseña sobre Luis Abinader - Elecciones 2020
Luis Abinader, presidente de la República Dominicana

Sin estridencias ni amenazas estentóreas Washington ha marcado mucho más durante este solo viaje los límites que los países del Caribe y América Central no deben traspasar en la relación con China que los militares estadounidenses en muchos viajes de años anteriores. Fiel a su trayectoria empresaria, el presidente norteamericano exige, amenaza e inventa conflictos para distraer la atención. Mientras tanto, avanza sus posiciones en otra dirección. Cuando sus interlocutores se dan cuenta, deben rendirse a las nuevas circunstancias. 

Del mismo modo, mientras que China y EE.UU. elevaban el tono de su litigio comercial, a cambio de sustanciales concesiones de sus vecinos el gobierno estadounidense pactó el lunes en sucesivos acuerdos con sus pares de México y Canadá posponer por 30 días la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de esos países. 

“La pausa arancelaria de un mes da tiempo a México para dialogar y convencer a la administración de Donald Trump que la relación comercial fortalece a América del Norte frente a otras regiones del mundo”, aseveró la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. En un encuentro con empresarios en el Palacio Nacional la mandataria pidió el martes 4 a la iniciativa privada que acelere el Plan México para aumentar la proporción de componentes mexicanos en los productos que se exportan. También aprovechó el evento para agradecer a los jerarcas empresarios el apoyo que le brindaron el fin de semana, pues la comunicación de respaldo del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y de otros sectores le dieron fortaleza para la llamada que sostuvo el lunes 3 con su homólogo estadunidense. Señaló que en el diálogo con Trump también obtuvo el analizar qué es lo que se planteará exactamente y el seguir fortaleciendo la economía nacional. Celebró, además, que, pese a la decisión que había anunciado el presidente estadunidense, el peso apenas se devaluó en relación al dólar. 

En otra declaración, el mismo martes, la presidenta reveló que, durante la conversación que sostuvo con su colega estadounidense no abordaron la polémica sobre la definición de los cárteles como “terroristas”, con la que ella está en desacuerdo. Y advirtió que EE.UU. no ha dicho qué va a pasar con los fabricantes de armamento cuyo arsenal termina de manera ilegal en manos de las organizaciones delictivas. 

Entre tanto, México inició el despliegue de 10.000 elementos de las fuerzas federales en la frontera con EE.UU., que reforzarán los operativos de seguridad y que, en particular, tendrán la misión de frenar el tráfico de fentanilo. Otros objetivos prioritarios son el control de la migración irregular así como del tráfico de armas de EE.UU. a México. 

El aplazamiento por 30 días en la imposición de aranceles comerciales se alcanzó en una llamada en la que se acordó que México reforzará la frontera norte con 10 mil elementos de la Guardia Nacional, para evitar el tráfico de drogas, en particular fentanilo, a Estados Unidos. Éste trabajará para evitar el trasiego de armas de alto poder que acaban en manos del crimen organizado y ambas partes dialogarán en mesas de trabajo en torno a temas de interés común con el objetivo de eliminar la amenaza arancelaria.


La presidenta Claudia Sheinbaum, al dirigirse a empresarios en un encuentro realizado en Palacio Nacional, el 4 de febrero de 2025

El gobierno mexicano teme la intervención de militares estadounidenses en territorio mexicano. No es casual que a las pocas horas del anuncio arancelario tuviera lugar una llamada entre el secretario de la Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, y los secretarios de la Defensa y de la Marina de México. En esa comunicación Hegseth trasmitió la lógica de Trump: si el gobierno mexicano no acepta una mayor intervención de EE.UU., es porque esconde algún tipo de colusión con el crimen organizado. 

Desde hace algunas semanas las nociones de cooperación se ven reemplazadas por una vocación intervencionista cada vez más evidente. Para el gobierno de Claudia Sheinbaum esta pulsión implica un enorme desafío a su defensa de la soberanía nacional y, sobre todo, suscita el temor de que, ante una embestida frontal el narco pueda atacar a la población civil. Sin embargo, el sendero de la guerra comercial también es muy complicado para Sheinbaum. La semana pasada el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) confirmó que el año pasado la economía mexicana solo creció 1,4%, muy lejos del 3% que había pronosticado la secretaría de Hacienda, mientras que en 2023 el crecimiento había sido del 3,2%. Los proyectos desplegados por la presidenta, como el Plan México, pierden fuerza por los aranceles que, según estimó el BBVA, podrían llevar el tipo de cambio hasta los 24 pesos.

A caballo del acuerdo entre EE.UU. y México, el saliente primer ministro canadiense Justin Trudeau negoció con Donald Trump una postergación análoga, aunque a cambio de aceptar catalogar a los grupos del crimen organizado como “organizaciones terroristas”, una clasificación que socava el papel de la Justicia en la lucha contra la delincuencia y busca vulnerar la soberanía mexicana. Con esta actitud del canadiense Trump consiguió dividir a sus socios en el T-MEC y se prepara a negociar con ellos por separado.


Donald Trump, presidente de Estados Unidos de América

El presidente norteamericano ha mantenido el decreto que sugiere la complicidad de autoridades mexicanas con el narcotráfico y ha aprovechado la debilidad actual de Canadá, para imponer su tesis de que los cárteles del narcotráfico son “organizaciones terroristas”. Esta calificación justificaría la intromisión de militares norteamericanos en los asuntos internos de sus vecinos y la detención de personas sin intervención judicial.

Para iniciar su maniobra de ocupación de todo el subcontinente norteamericano, el presidente Donald Trump había anunciado ya el 23 de enero la creación de un sistema de defensa antiaérea “Cúpula de Hierro”. Las fuerzas armadas de Estados Unidos han tomado conciencia recientemente de que el sistema actual protege sólo ciertas partes del territorio estadounidense y no es capaz de destruir drones ni cohetes hipersónicos. 

Sin embargo, el problema principal de Trump no reside ni en los aranceles impuestos a sus vecinos y a China ni en el escudo de seguridad que el Pentágono quiere montar. Su verdadero problema está en la deuda pública norteamericana. Washington ha acumulado una deuda de 36 billones de dólares, pero sólo tiene ingresos anuales por impuestos de algo así como 5,5 billones. Desde 2021 el endeudamiento ha aumentado en 80%. Esta deuda es un gigantesco negocio para los grandes bancos, porque el Tesoro norteamericano nunca declarará la bancarrota y, por lo tanto, el pago de los intereses por los bonos de la deuda que coloca en la Bolsa está asegurado. Desde 1971, cuando se decretó la flotación libre del dólar, EE.UU. transfirió a todo el mundo el pago de su deuda imprimiendo dólares. Con la baja de la cotización de su divisa frente al oro, la Reserva Federal licuó la deuda pública del país y al mismo tiempo inundó el planeta con papeles verdes sin valor, pero que sirven para especular. 

Sin embargo, el problema amenaza con desbordar todo control. La economía occidental ha entrado en lo que los especialistas llaman “la espiral de la deuda”: para atraer interesados en comprar bonos de la deuda norteamericana, las tasas de interés internas deben mantenerse altas. Esta suba en el costo de la divisa internacional de cambio más usada encarece tanto los insumos transados en el mercado internacional como el crédito del que muchos países dependen, precisamente, para pagar las deudas que se han generado en etapas anteriores. La exacción del trabajo colonial del Sur Global (y ahora también de Europa) permite “rascar el fondo de la olla”, para proveer a Wall Street de dólares frescos, sin que se produzca (todavía) una explosión inflacionaria. No obstante, este juego tiene su límite en la paciencia de los pueblos, ya pronta a agotarse.

Con escaramuzas como la de este fin de semana Donald Trump puede alcanzar rápidamente el control político-militar del subcontinente y relativizar la influencia china, pero, si no puede utilizar la renta pública para el desarrollo de la infraestructura de comunicaciones y transportes a lo largo y a lo ancho de todo su área de dominio, no se creará el mercado continental que su industria necesita, para recuperar la vanguardia mundial. El presidente necesita imponer a los banqueros la baja de la deuda pública y la reconducción del crédito hacia la producción.

No va a ser tan fácil. En la primera reunión de política monetaria de la era Trump, después de tres recortes sucesivos en los tres últimos cónclaves, el miércoles 29 la FED mantuvo la tasa sin cambios en 4,50%. 

Sin plata el dominio norteamericano sobre su subcontinente será una cáscara vacía que pronto será rellenada por los chinos. Si Donald Trump quiere disputar a China el liderazgo mundial, tiene que doblegar a los banqueros y financistas. De lo contrario, “la espiral de la deuda” va a estallar en el futuro próximo en algún lado y va a desmoronar el edificio de papel del capitalismo norteamericano y ningún “cordón sanitario” en torno a América del Norte podrá evitarlo.

Un actor cada día más clave, pero cuya relevancia se ignora o se intenta ocultar, en vano.

Por Enrique Dussel Peters (*)

Desde 2017, en la Red ALC-China venimos realizando un esfuerzo con el Monitor de la OFDI para recolectar datos de toda América Latina, país por país, y analizamos 633 transacciones sobre las inversiones chinas en nuestra región. Para el caso de México, hay diferentes metodologías, que deben hacerse explícitas. Según la fuente oficial mexicana, China ha invertido un acumulado de 2.495 millones de dólares hasta 2023, mientras el Monitor de la OFDI registra invertidos 22.470 millones de dólares, es decir, casi diez veces más. En los debates con Estados Unidos, China aparece como el décimo octavo inversionista en México, pero con nuestras fuentes, es el sexto y creciendo rápidamente.

Sin instituciones, el conocimiento en América Latina y el Caribe sobre China no va a funcionar. Sorprendentemente, hay una gran brecha entre la relación socioeconómica entre nuestra región y las instituciones públicas académicas y sobre todo las privadas. Con la gran excepción del Consejo Empresarial Brasil-China, que hace todas las semanas informes sobre China, las instituciones privadas tienen una limitada capacidad de análisis, capacidad propositiva muy pobre y, menos, de implementar proyectos específicos.

También hay problemas en China, donde en los últimos 25 años el cambio generacional prácticamente es inexistente en lo que hace al trabajo sobre América Latina.

Proyectos de infraestructura

Acabamos de ver en el marco del foro APEC realizado en Lima, Perú, la inauguración del puerto de Chancay —y la reacción de, por ejemplo, el titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el estadounidense Mauricio Claver Carone, quien señaló que todo producto que pase por ese puerto va a tener un arancel del 60%. Margaret Myers, la directora del Programa de Asia y América Latina del Diálogo Interamericano, publicó este año el documento “Nueva infraestructura – Tendencias emergentes en la inversión extranjera directa china en América Latina y el Caribe”, en el cual ya desde el título se observa que no entendió la diferencia entre inversiones y proyectos de infraestructura. No lee en chino, no lee en español, no lee lo que se está haciendo en instituciones públicas privadas y menos académicas, cantidad de publicaciones sobre el tema de infraestructura, docenas de estudios de casos en Costa Rica, en México, en Argentina, etc.

Empleo

Con base en un esfuerzo reciente, los cuadernos de trabajo del CECHIMEX (Centro de Estudios China-México) de la UNAM  generados para el largo periodo 1995 a 2021, observamos que 8,1 millones de empleos en toda la región (cuadro 1) son resultado, en 85% de los casos, de la vía del comercio neto (no es que las exportaciones generen empleo); 8%, por vía de proyectos infraestructura, y 7%, vía OFDI (Outward foreign direct investment).

Cuadro 1

Estos 8,1 millones de empleos representan casi el 15% del empleo generado en América Latina y el Caribe. Brasil es el gran ganador, México es el gran perdedor. Casi 1 de cada 6 empleos en América Latina durante este largo periodo está asociado con China. El país asiático genera en la región más empleo que Estados Unidos; no hay buenos ni malos, pero estos temas no pueden desconocerse.

El impacto en la cotidianidad

Hace 20 años se filmó la película Un día sin mexicanos. Propongo hacer una película hoy de un día sin China en América Latina. Estaríamos descalzos, sin calzoncillos, sin computadoras, el metro que acaban de renovar en varios países no funcionaría, no habría 5G, en fin, somos cientos de millones de usuarios en América Latina que usamos servicios de infraestructura e inversiones chinas.

Proyecto de globalización con características chinas

No es ni bueno ni malo, pero es chino y China, a diferencia de otros países, está planteando un proyecto alternativo a las instituciones vigentes desde Bretton Woods lideradas por Estados Unidos (cuadro 2). Hay un grupo de instituciones regionales globales para América Latina y el Caribe, como el foro CELAC-China, que tienen, primero, un grado de cooperación y certidumbre dramático en comparación con Estados Unidos, con la iniciativa de la Franja y la Ruta como institución paraguas que organiza cientos de iniciativas, con un marco temporal de largo plazo, y segundo, que tienen a los proyectos de infraestructura bajo el tema de la interconectividad como centro.

Cuadro 2

Este último tema es foco de análisis y debates en China desde hace más de 40 años, involucrando los proyectos de infraestructura de hospitales, de redes inalámbricas, escuelas, carreteras, subterráneos, puertos, aeropuertos, etc. Ha sido un factor crítico para la erradicación de la pobreza que se dio en China y, por cierto, también para el desarrollo tecnológico de propias empresas públicas.

Los proyectos de interconexión juegan un papel relevante no sólo en el plano económico, sino también en otros órdenes. Los institutos Confucio, por ejemplo, bien juegan un papel importante para explicar qué es China, qué se habla en China, etc.

Esto es una de las manzanas de discordia ente EE.UU. y China. El primero se da cuenta de que el segundo tiene un proyecto diferente al suyo, razón por la cual, en fin, reacciona como reacciona.

El sector público

Hay en China una omnipresencia del sector público —no el Estado, no las empresas paraestatales—, que no existe en otro lugar del mundo, menos en América Latina. Si no se entiende el sector público es muy difícil entender la socioeconomía china, su economía política y su relación con América Latina. Estudios que hemos hecho hace 10 años y hemos actualizado recientemente muestran que el sector público chino tiene la propiedad de más de 45% del Producto Interno Bruto. No hay economía de las Top 20 que tengan el 5% de la propiedad del sector público.

El sector público en China tiene un factor de altísima competencia entre el gobierno central, ciudades, municipios y provincias. Entre estas jurisdicciones se sacan los ojos. Una automotriz puede entrar a China y festejar por adelantado que va a venderle autos a 1.400 millones de habitantes, pero luego se encuentra con que la competencia es más dura que en Alemania, en la Unión Europea y en EE.UU. Un segundo factor es la coordinación bajo el Partido Comunista Chino y una cantidad de instituciones. Hace 15 años, China decidió hacer autos eléctricos y entonces asigna entre capitales privados y públicos —no todos del gobierno central, sino que pueden ser provincias y ciudades— para montar cinco empresas, no 500, para evitar un proceso de destrucción del capital, que hagan baterías eléctricas. Han creado una cadena global de valor automotriz, con una producción de 30 millones de autos, el doble de los estadounidenses. El partido ahí juega un papel de relevancia en la cadena global de valor. Puede estudiarse el caso de la BAIC, anteriormente Beijing Automotive Industry Corporation, propiedad única no del gobierno central, sino de la ciudad de Beijing, y produce más autos que todo México junto.
Si no se entiende este sector público no vamos a entender la cooperación con universidades, ni el turismo, el comercio, la OFDI, ni los proyectos de infraestructura.

Nuevas relaciones triangulares

¿Qué quieren decir con nueva “guerra fría”? Pues si se piensa en la Unión Soviética contra Estados Unidos, la Unión Soviética ya ni existe, y entonces es contra una China que se asimila a Rusia… no se entiende nada, porque se manejan pobres conceptos. Lo que estamos viviendo es una durísima confrontación entre EE.UU. y China a todos los niveles, que va a proseguir y nos va a sobrevivir. El gran reto es qué van a hacer terceros países o las regiones, Latinoamérica, África, Asia, o Argentina, Vietnam, México.

Shorings

Hay un show de “shorings” de todo tipo para referirse a la relocalización de procesos. Desde los años 1970 existen estos procesos de relocalización. Invito al concepto de security shoring. Desde 2022 la propia Casa Blanca destaca que, en la relación con China, la seguridad nacional va a estar por encima de temas de comercio, de cultura, de semiconductores, autos eléctricos, etc. Se le propone a México sumarse al security shoring en contra de China. México se va a beneficiar con sus autos eléctricos de 7.500 dólares siempre y cuando no tengan componentes chinos, porque si tiene valor agregado chino no recibe subsidios. Esto va a tener un impacto relevante. Los estudios que hicimos sobre el valor agregado de ocho economías latinoamericanas (Cuadro 3) han arrojado resultados espectaculares. En el caso de México el valor agregado en las exportaciones mexicanas totales y prácticamente lo mismo para Estados Unidos aumenta del 0% en 1995 al 21.2% en 2020. Es decir 21.2% de lo que México exporta son componentes chinos.

Cuadro 3

La investigación sobre China

Un primer tema es invitar a los especialistas e investigadores en política internacional a que se integren a los debates relacionados con China.

La experiencia de casi 25 años de haber examinado a China desde América Latina nos enseña que es un tema de corte horizontal y no debe ser un tema sólo para sinólogos. No está en los cursos de licenciatura, maestría, doctorados, lo cual tiene un costo alto, porque en América Latina no estamos preparados. Hay que meterse con el tema de China, que no es otro país más, no es “de la A a la Z, de Argentina hasta Zambia y en medio está China”, sino que es un país que está generando una enorme riqueza en América Latina. Debemos, necesitamos meternos con él.

(*)  Dussel Peters es uno de los mayores especialistas latinoamericanos en las relaciones económicas entre China y América Latina. Coordina el Centro de Estudios China-México (CECHIMEX) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Red ALC-China. A fines de noviembre de 2024 participó del “Seminario de intercambio y cooperación América Latina – China” organizado por el Programa China-CONICET. Su disertación es la base de este artículo que publica Tektónikos.

FUENTE TEKTONICOS: https://tektonikos.website/china-en-america-latina-inversiones-y-desconocimiento/

Por Raphael Machado

Esta visita, junto con la aceleración de la colaboración militar entre Chile y los EE. UU., indica los límites geopolíticos del “izquierdismo” liberal-progresista de Gabriel Boric.

La General Laura Richardson regresó a Sudamérica a finales de agosto, confirmando que, hoy en día, esta región es una zona de interés más inmediatamente vital para los EE. UU. que lo era hace, por ejemplo, 20 años. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, nunca un comandante del SOUTHCOM de los EE. UU. había hecho tantas visitas al continente como Richardson.

Esta vez, la visita de Laura Richardson, quien estuvo acompañada del General Charles Q. Brown, de la Fuerza Aérea de los EE. UU., se centró en Chile, donde el evento principal de su agenda fue la participación en la Conferencia Sudamericana de Defensa (Southdec).

Este evento anual, patrocinado por el SOUTHCOM, tiene como objetivo discutir cuestiones de defensa y seguridad colectiva en Sudamérica… bajo la tutela de los EE. UU. En este sentido, detrás del discurso oficial que justifica el evento, cuando se habla de “cuestiones de defensa y seguridad colectiva en Sudamérica”, debe interpretarse como referidas a aquellas cuestiones que los EE. UU. (y no los países de la región) consideran prioritarias.

No es casualidad que, a pesar de que el tema oficial del evento fuera “nuevas tecnologías”, con un enfoque en su instrumentalización para la “defensa de la soberanía hemisférica” (concepto que debe traducirse como “defensa de la soberanía de los EE. UU. en el hemisferio occidental”), la General Richardson se lanzó en una cansada y repetitiva diatriba contra “gobiernos comunistas autoritarios” que supuestamente se “infiltraban” en Sudamérica para esparcir corrupción, desinformación, ciberdelitos y violaciones de los derechos humanos.

Es un discurso extemporáneo, excesivamente reminiscente de la Guerra Fría, pero es el tono que los sátrapas occidentales usan con sus clientes en Sudamérica. Estos comentarios delirantes que apelan a una “amenaza roja”, haciendo referencia discreta, pero clara, a China y Rusia, se suman a los ataques directos contra Venezuela, cuyo presidente, Nicolás Maduro, fue acusado por Laura Richardson de “sabotear la voluntad democrática del pueblo venezolano” y de ser el responsable de la crisis migratoria en su país.

Naturalmente, no hubo ninguna mención a la política hostil de sanciones que los EE. UU. impusieron a Venezuela, ni a los posibles efectos que esta política pudo haber tenido sobre los flujos migratorios venezolanos.

Aunque no menciona términos clásicos como “amenazas híbridas”, Richardson hace referencia a diversos elementos de las concepciones más contemporáneas de guerra, que involucran compromisos en múltiples dimensiones, mencionando específicamente el uso de inteligencia artificial y el control del espacio.

En cuanto al segundo punto, nos parece obvio que está dirigido contra la creciente cooperación espacial entre China y los países iberoamericanos, así como contra proyectos conjuntos de satélites, como el satélite meteorológico chino-brasileño que será lanzado en 2028, e iniciativas similares que China ha intentado desarrollar en asociación con otros países de la región.

Todo esto empaquetado en una retórica infantil-juvenil de “defensa de la democracia”, la cual estaría representada por los EE. UU. y los países que colaboran con los EE. UU. en el marco del SOUTHCOM.

Los países en cuestión, que estuvieron presentes en Southdec, son Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam y Uruguay, además de observadores de Canadá, Francia y el Reino Unido. Los países sudamericanos indicados, que corresponden a todos, excepto Bolivia y Venezuela, constituyen aquellos en los que los EE. UU. han invertido con el objetivo de atraerlos hacia una posición de colaboracionismo con el atlantismo en el hemisferio occidental, en una recuperación de la Doctrina Monroe.

Naturalmente, esto se da con diferentes grados de éxito, siendo Ecuador y Argentina los países donde la estrategia estadounidense ha sido más eficaz.

Pero Chile no se queda muy atrás.

Casi simultáneamente con esta conferencia, los EE. UU. y Chile realizaron dos ejercicios militares: Southern Fenix 2024, en el que los ejércitos de ambos países entrenaron en el Desierto de Atacama (una región rica en litio), y UNITAS LXV, un ejercicio marítimo que involucró a 24 países y que esta vez fue sede en Chile.

La General Laura Richardson, sin embargo, en una visita anterior a Chile estuvo en lugares estratégicos como Punta Arenas, una zona importante tanto por el Estrecho de Magallanes, que permite pasar del Atlántico al Pacífico, como por su acceso a la Antártida.

Esta visita, junto con la aceleración de la colaboración militar entre Chile y los EE. UU., indica los límites geopolíticos del “izquierdismo” liberal-progresista de Gabriel Boric, que parece satisfecho en mantener a su país como un apéndice de los EE. UU., siempre que esto se dé con respeto a los “derechos humanos”, la “democracia” y la “ideología de género”.

Fuente Strategic Culture Foundation

Las opiniones de los autores no necesariamente representan la linea del pensamiento de Dossier Geopolitico

Frenando el ataque reaccionario, la contención de Brasil, EE.UU., Colombia y México mantiene la paz, la gobernanza y la estabilidad y asegura la provisión de petróleo a través del Caribe

Por Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico

Por la conjunción de necesidades políticas, diplomáticas, económicas y geopolíticas de los principales actores la crisis posterior a la elección presidencial en Venezuela se está desarrollando de un modo muy diferente al de 2013 y 2018, bosquejando una nueva geometría de las relaciones dentro del continente. Como resultado, por un lado, de la inseguridad energética producida por las guerras en Ucrania y en Asia Occidental y del temor a una nueva oleada migratoria, así como, por el otro, del creciente rol de China y los BRICS en la política mundial, Estados Unidos y Brasil están confluyendo en la búsqueda de una solución pacífica a la crisis poselectoral. Unos necesitan el petróleo venezolano y evitar la afluencia masiva de refugiados; los otros, consolidar en el norte de América del Sur y el Caribe una zona de paz que contenga la ofensiva de Elon Musk y sirva de bisagra para ampliar BRICS. A estos dos se suman Colombia y México que no quieren sufrir una nueva crisis migratoria. Como, empero, hasta el más sabio plan estratégico puede fracasar si es mal ejecutado, la búsqueda de la paz continental depende de la capacidad del gobierno de Nicolás Maduro para blindar la defensa cibernética del Estado venezolano y así recuperar credibilidad.

Revés para Nicolás Maduro en X: Elon Musk le quitó el verificado gris que  identifica a los presidentes - LA NACION
Elon Musk y Nicolás Maduro: los verdaderos contendientes en la elección venezolana

Pasadas las nueve de la noche (hora local) del domingo 28, el presidente de la Comisión Electoral Nacional, Elvis Amoroso, anunció públicamente que el presidente Nicolás Maduro Moros había alcanzado la reelección con el 51,20% de los votos. Su principal competidor, Edmundo González Urrutia, candidato de la intransigente coalición opositora Plataforma de Unidad Democrática (PUD), habría alcanzado el 44,2%. Como en las elecciones presidenciales sólo se vota por una única categoría de candidatos y el doble sistema electoral venezolano (electrónico y manual) permite tener rápidamente los resultados totales, habitualmente la CNE sale a anunciarlos casi inmediatamente después del cierre de los locales. Sin embargo, esta vez se demoró por un ciberataque que interfirió la trasmisión de los datos. En realidad, -según supo este analista de fuentes seguras- la interferencia continúa y es imposible entrar al sistema, porque altera todos los resultados. 

Según explicó el mismo martes a Sputnik Víctor Theoktisto, PhD en computación y auditor externo del Consejo Nacional Electoral (CNE) entre junio y julio del año 2021, la trasmisión de los datos electorales fue afectada por un DOS (Denial Of Service – Denegación de Servicio) realizado desde la República de Macedonia del Norte. “Aunque es imposible alterar el contenido de lo que se transmitía, sí se logró disminuir las conexiones. De tal manera, que pocas veces se completaban exitosamente, ralentizando todo el proceso de totalización. Era una situación prevista por los organismos de inteligencia con ayuda de los operadores y eventualmente fue solventada, pero ocasionando un retraso notable, declaró Theoktisto. El ataque además consistió (y se mantiene todavía) en un ataque permanente al sitio del CNE, a los medios del Estado y, en general, a los servicios de la administración pública”, ahondó. 

También se atacó la red informática que comanda el sistema eléctrico, pero allí pudo ser contenido. El objetivo en este caso era, evidentemente, dejar el país a oscuras, para que pudieran actuar comandos terroristas.

“En el futuro, siguió Theoktisto, quizá habrá que extremar e incluso limitar el acceso desde fuera del país a las redes, un verdadero dolor de cabeza, aislarnos por unas horas hasta que toda la data esté transmitida”. Por esta razón, el presidente Maduro reunió este martes al Consejo de Estado (órgano asesor del gobierno con participación política, policial y militar) y anunció la formación de una comisión técnica para rechazar el ataque con asesoramiento ruso y chino.  Es decir, la agresión encontró un punto débil en la defensa cibernética del sistema electoral venezolano.

Inmediatamente surge, entonces, la pregunta sobre por qué se anunció un resultado aún no confirmado. Para anticiparse al plan de la oposición dentro y fuera del país. Hace ya un mes Jorge Rodríguez, jefe del Comando Electoral del Gran Polo Patriótico, había denunciado con detalles el plan subversivo que estaría preparando la oposición extremista. O sea, se repetía el libreto de 2013 y 2018. Era una conspiración cantada. Como el conteo electrónico se interrumpió, cuando había sido relevado el 40% de las actas, María Corina Machado, verdadera líder de la alianza antichavista, fiel al guión, salió a proclamar a González- Inmediatamente lo reconocieron los gobiernos de Argentina, Uruguay, Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica y República Dominicana. En Buenos Aires, incluso, los manifestantes opositores asediaron el domingo por la noche la embajada venezolana con la aquiescencia de los ministros Patricia Bullrich y Luis Petri allí presentes.

El lunes fue el día de las tradicionales guarimbas opositoras. En distintos puntos del este y centro de Caracas pequeños grupos de manifestantes atacaron objetivos gubernamentales y símbolos de la Revolución Bolivariana. Como relata Sergio Rodríguez Gelfenstein, “hoy se tiene la información de que algunos miles de personas en todo el país participaron en estas marchas y hechos de violencia. Casi 1000 terroristas fueron detenidos por estos incidentes y -como es habitual en personas pagadas que no tienen ética ni incentivo político alguno- han comenzado a hablar. Se ha sabido que el 80% tiene antecedentes penales, una buena parte ha regresado hace poco desde el exterior donde recibieron entrenamiento militar. De igual manera, el 90% estaba en avanzado estado de drogadicción y portaban armas ilegalmente. También afirmaron que recibieron 150 dólares por día para generar caos. A esta hora 7 de la tarde del día miércoles 31 la situación en la ciudad es de calma mientras que las calles vuelven lentamente a la normalidad.” 

A diferencia de ocasiones anteriores, empero, tanto la policía como organizaciones chavistas salieron a contenerlos. Todavía el lunes por la noche, una manifestación opositora pudo reunirse frente a la embajada argentina en solidaridad con los seis dirigentes de la PUD refugiados allí desde marzo, sin que la policía reprimiera. El acto fue convocado por Machado en respuesta a la presencia de efectivos de seguridad en las inmediaciones de la legación.

Paralelamente, una intensa campaña en medios europeos y latinoamericanos de “izquierda”, “centro” y derecha bate el parche contra el “fraude electoral” y exige nuevas elecciones o el reconocimiento de González como presidente.

La realidad es que los “testigos” (fiscales) de todos los partidos obtuvieron las constancias de cada mesa y ahora tanto la CNE como el oficialismo y la oposición están haciendo el conteo a mano. Por esta razón los gobiernos de Brasil, Colombia, México y EE.UU. así como el Centro Carter están apelando a esperar el fin del escrutinio manual y a guardar la calma. El propio presidente Maduro presentó este miércoles un pedido de amparo ante la Sala Electoral del Tribunal Superior de Justicia, para que ésta se aboque a hacer el recuento de las actas. De este modo, si interviene el Poder Judicial, podrá dar a publicidad la información que la CNE se ve impedida de difundir por el ciberataque. 

¿Por qué lo quieren detener el intento subversivo actores tan diversos como Lula, Petro, AMLO y Harris y quién está detrás del mismo? La causa de tan curiosa confluencia no está en Venezuela. El país caribeño es un nodo en el que se entretejen tendencias yuxtapuestas. Por un lado, la necesidad norteamericana de asegurar su abastecimiento de petróleo y de evitar que suba la inflación –como sucedió en 2021 y 2022- por falta de suministro. Aunque en Europa Oriental se llegara próximamente a una negociación entre Rusia y Ucrania, se mantendrá la polarización entre la OTAN y el gigante euroasiático y, por consiguiente, la inseguridad en el abastecimiento de petróleo y gas ruso a Europa Occidental. El mercado de hidrocarburos seguirá siendo muy sensible a los avatares políticos.

Al mismo tiempo, EE.UU. está irremisiblemente entrampado en su forzado apoyo a un Israel completamente aislado en Asia Occidental. Sólo le queda el gas azerbaiyano que llega a través de Turquía y los camiones que transportan petróleo emiratí y bajeriní a través de Arabia Saudita, pero ambas vías son muy vulnerables y pueden cerrarse en cualquier momento. Además, si Israel ataca a Líbano, los mercados petroleros van a temblar en todo el mundo. Washington, por lo tanto, no puede contar con el fósil árabe. La negociación que Joe Biden comenzó el año pasado con Nicolás Maduro no es, entonces, ocasional sino estratégica. Si Kamala Harris gana la elección de noviembre el diálogo se va a profundizar y, si el vencedor es Donald Trump, probablemente también.

La diferencia al respecto entre los dos es más bien de forma y de intensidad. Laura Dib, experta en Venezuela de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (una consultora ligada a los demócratas), dijo a CNN que si los demócratas siguen en el poder, “las negociaciones [bilaterales] continuarán”. “Ahora bien, añadió, si hay una administración Trump, lo más probable es que se limite a hacer negocios… sin tener mucho en cuenta lo que ocurre en términos de democracia y derechos humanos”.

¿Por qué no confían en la oposición pronorteamericana que ellos han financiado largamente para esta tarea? Muy simple: porque no la creen capaz de asegurar la gobernanza del país. Mediante una dolarización silenciosa Nicolás Maduro ha acabado desde 2021 con la hiperinflación, ha saneado las cuentas fiscales, pacificado el país, combatido el crimen, impulsado la recuperación de la economía (que en 2022 y 2023 creció entre el 5 y el 6% y este año puede alcanzar el 4,5%) y expandido de modo tal las políticas de contención social que, aun con una tasa de pobreza del 85% no hay hambre. Por otra parte, si la oposición llegara al gobierno, le sería imposible afirmarse frente a fuerzas armadas y policiales, sindicatos y organizaciones sociales controlados por el chavismo. Reinaría el caos y se reanudaría la migración masiva hacia EE.UU. a través de Colombia, América Central y México. La conclusión de los norteamericanos es pragmática: Maduro garantiza el orden, el envío de hidrocarburos y evita una nueva ola de refugiados. Con él hay pues que entenderse.


Rod Lewis (a la derecha) es uno de los 3.000 más ricos del mundo

Por esta razón la Casa Blanca avaló la primera negociación empresaria exitosa. LNG Energy Group, una empresa cotizada en Canadá y fundada por el multimillonario petrolero de Texas Rod Lewis, anunció el 24 de abril pasado un acuerdo con la compañía petrolera estatal de Venezuela PDVSA para rehabilitar cinco campos petrolíferos envejecidos. La empresa, que ya produce gas natural en Colombia, se creó el año pasado como resultado de la fusión entre la firma canadiense y otra propiedad de Rod Lewis, un legendario cazatesoros de Texas al que la revista Forbes llamó en una ocasión “el único gringo autorizado a perforar en México”. 

Se trata de un globo de ensayo. Si sale bien, seguramente Washington autorizará nuevas joint ventures y estará mejor dispuesta a aceptar la participación de PDVSA en la secuestrada Citgo. Dados los lazos de Donald Trump con el mundo petrolero texano, es probable que continúe excavando en la misma veta. 

Lula, por su parte, persigue dos objetivos geopolíticos, al apoyar una solución pacífica para la crisis venezolana: por un lado, perfilarse como EL líder de BRICS para América Latina y el Caribe. Una vez que el gobierno de Javier Milei se negó a incorporar a Argentina a BRICS, Brasil se quedó sin socio para hacer pesar su influencia regional dentro del bloque emergente. Ahora Nicolás Maduro ha manifestado su interés en incorporar a Venezuela a la asociación. Como el Planalto necesita articular con Colombia y Venezuela un bloque del norte suramericano que contrapese la ofensiva reaccionaria que viene de Argentina, probablemente se tome cierto tiempo para hallar una fórmula que satisfaga a uno sin dañar al otro. Si lo consiguiera, no sólo aumentaría su peso dentro de BRICS, sino que habría erigido una muralla contra la reacción oligárquica que viene del sur y tendría una fuerte carta para renegociar con Washington la distribución del poder en el continente.

Entonces, ¿quién apoya a la oposición violenta? Todo apunta a Elon Musk. Sólo él puede tener interés en desarrollar la minería en Venezuela y en extorsionar a todo el continente controlando el petróleo del país caribeño. Ya que los demócratas lo odian y Donald Trump lo mantiene lejos, el magnate surafricano-canadiense-norteamericano pretende condicionar la política continental con una mano sobre el grifo del petróleo venezolano.

Así se entiende la curiosa coalición de estabilizadores que procura llevar a Venezuela a un puerto seguro. Pero esta maniobra localizada y ocasional puede dar el puntapié inicial, para restablecer el diálogo entre el centro del poder atlántico y el euroasiático a través de la cooperación entre Washington y Brasilia. Una nueva arquitectura del poder mundial podría surgir de este esfuerzo mancomunado por superar la crisis venezolana ,,,, siempre y cuando las actas aparezcan y se pacifique la situación. De la eficacia del Estado venezolano depende hoy una gigantesca operación geopolítica que puede cambiar el mapa mundial.

Frente a un orden internacional cada vez más conflictivo, la integración permite que Latinoamérica pueda tener mayores márgenes de maniobra, así como espacios de diálogo y cooperación.

Por SEBASTIÁN SCHULZ

Desde la época de las primeras independencias latinoamericanas a finales del siglo XVIII y principios del XIX, distintos intelectuales, militares y políticos plantearon la necesidad de impulsar la integración de las naciones del continente. Estos debates continúan hasta nuestros días y, a medida que se agudizan las disputas geopolíticas a nivel internacional, vuelven a cobrar vigencia.

Ya sea por la necesidad de aumentar las cuotas de poder frente a las pujas globales, o señalando la existencia de un sustrato histórico y cultural común de los pueblos latinoamericanos, la integración estuvo desde siempre en la agenda regional. Sin embargo, por distintas razones, no ha llegado aún a materializarse verdaderamente.

La integración en perspectiva histórica

La idea de una patria latinoamericana puede encontrarse desde finales del 1700 en las obras de figuras destacadas a nivel regional como el expresidente de la Primera República de Venezuela, Francisco de Miranda; también el escritor jesuita peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, o el político, militar y revolucionario argentino, Bernardo de Monteagudo.

Uno de los primeros en darle impulso al integracionismo regional fue el expresidente de la Gran Colombia, Simón Bolívar, quien en 1826 convocó a los representantes de los recientemente independizados Estados americanos al Congreso de Panamá, con el objetivo de establecer una Confederación de Estados Latinoamericanos que promoviera la cooperación y la defensa mutua.

El político, filósofo, fundador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra de Independencia de Cuba, José Martí, en tanto, acuñó en 1891 el concepto de “Nuestra América” para señalar la necesidad de la unidad de los pueblos latinoamericanos frente a las amenazas del imperialismo y el colonialismo.

El escritor, diplomático y político argentino Manuel Ugarte fue otro de los grandes integracionistas latinoamericanos, y popularizó la idea de «Patria Grande» para referirse a una América Latina unida, libre de influencias extranjeras, y solidaria en su lucha por la justicia social y el desarrollo autónomo.

Estos fueron solo algunos de los referentes que impulsaron la idea de integración regional desde la etapa independentista frente a diferentes oligarquías locales que pugnaban por dividir al continente en una multiplicidad de estados nacionales, apoyadas generalmente por Estados Unidos, Gran Bretaña y otras potencias europeas.

En la década de 1950, en tanto, el militar y presidente argentino Juan Domingo Perón recuperó el espíritu de integración, y propuso la formación de un bloque “ABC” entre Argentina, Brasil y Chile, con el objetivo de fortalecer la autonomía regional, contrapesar la influencia de potencias extranjeras en un marco de Guerra Fría, promover el desarrollo económico conjunto y defender los intereses regionales.

Según la visión de Perón, plasmada en su obra La Doctrina Universal, “en el año 2000 las agrupaciones menores serán los continentes. Esa evolución no ha de detenerse y el progreso de los medios de comunicación nos llevará hacia una próxima etapa de universalismo”. Lo que decía el político y militar argentino es que, para poder adquirir los umbrales de poder necesarios que garanticen la soberanía, los países de América Latina debían constituirse como una confederación continental de estados.

La necesidad de constituir estados de dimensiones continentales, según esta visión, había sido la que llevó a conformar los principales Estados Continentales de la época: Estados Unidos y la Unión Soviética. También sería esta visión la que luego daría impulso a la conformación de la Comisión Económica Europea en 1951. Para lograr grados de autonomía suficientes que permitieran incidir en la política internacional, la región debía inevitablemente agruparse en una integración de proporciones continentales.

La necesidad de la integración

La noción de continentalismo propuesta por Perón la retomó el gran pensador uruguayo Alberto Methol Ferré, quien introdujo la idea de “Estado Continental Industrial” como núcleo mínimo de aglutinación para formar parte, en condiciones de soberanía, de las disputas globales de poder.

Según la visión de Methol Ferré, los estados latinoamericanos debían integrarse política y económicamente para tener mayor influencia en el escenario global, mientras que el desarrollo de industria pesada y estratégica era un requisito indispensable para reducir la dependencia de importaciones y fortalecer la economía interna. En ese sentido, alcanzar la soberanía tecnológica era crucial para asegurar un desarrollo autónomo y sostenible.

La necesidad de una integración económica efectiva se complementó a partir de la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) en 2004 y la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) en 2008, por el impulso de un Consejo de Defensa Sudamericano, por una Iniciativa para la Integración en Infraestructura Regional (IIRSA) e, inclusive, por la propuesta de creación de un mecanismo de compensación regional (el SUCRE) y un Banco del Sur.

Estas iniciativas tenían el objetivo, como dijimos antes, de dotar a la región de mayores márgenes de soberanía frente a las confrontaciones geopolíticas globales. Es que América Latina y el Caribe se ha convertido en una región clave en las disputas internacionales, al contar con 660 millones de habitantes (el 8% de la población mundial), más del 14% de la superficie y el 6% del PBI mundial (superior a Japón o Alemania).

La región posee, asimismo, la principal reserva de hidrocarburos del mundo, la principal reserva de litio, es una de las primeras regiones de producción de alimentos, posee una de las principales reservas de biodiversidad y una de las principales reservas de agua dulce del planeta.

A su vez, en un orden internacional en el cual el centro del dinamismo económico global se está trasladando desde el Atlántico Norte hacia el Pacífico, la región cuenta con dos pasos bioceánicos estratégicos: el Canal de Panamá, por un lado, y el Estrecho de Magallanes, por el otro, el cual también permite proyectar poder hacia el continente antártico.

En este marco, la llamada “balcanización” de la región promovida por británicos y estadounidenses desde mediados del siglo XIX solo ha exacerbado el divisionismo, la confrontación, la inestabilidad y la pérdida de peso relativo de América Latina y el Caribe en los asuntos globales.

La actualidad de la integración

Luego de una etapa de fuertes retrocesos en las iniciativas de integración regional entre 2015 y 2019, la vuelta de un ciclo progresista en la región ha permitido darle un nuevo impulso a esta articulación regional. Los esfuerzos conjuntos de Alberto Fernández en Argentina (2019-2023) y Andrés Manuel López Obrador en México (2018-2024) permitieron darle una nueva vitalidad a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que había sido paralizada en los años anteriores por gobiernos de sesgo neoconservador.

Con el retorno de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia de Brasil, este impulso tomó un nuevo vigor, ahora acompañado también por los apoyos de Gustavo Petro en Colombia, Luis Arce en Bolivia y Gabriel Boric en Chile.

De este modo, la integración latinoamericana vuelve a estar en la agenda regional de los gobiernos nacionales. Materializar esta integración será vital para que la región no sea un sujeto pasivo de las disputas geopolíticas, sino que pueda tener la capacidad de participar de la toma de decisiones sobre los asuntos globales.

Frente a una situación internacional cada vez más conflictiva, la integración regional permite que la región tenga mayores márgenes de maniobra, al dotarla de espacios de diálogo, ámbitos de cooperación y herramientas específicas generadas desde y para la región.

En un orden internacional donde los espacios continentales/regionales ganan cada vez mayor protagonismo, es imprescindible pensar en favorecer instancias de integración regional para ganar autonomía y soberanía.

FUENTE: TRT ESPAÑOL https://www.trtespanol.com/opinion/la-geopolitica-de-la-integracion-latinoamericana-14928217


Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista expresados ​​por los autores no reflejan necesariamente las opiniones, puntos de vista y políticas editoriales de TRT World.

Sebastian Schulz

Sebastián Schulz

Es sociólogo de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

!! HAITÍ: EL TRÁGICO PRECIO DE SER LIBRE !!

Una terrible verdad que sintetiza el contenido de esta columna del Club de La Pluma, del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en el día del 48º aniversario del inicio de “la larga y sangrienta noche argentina” por aquella tiranía cívico, militar y eclesiástica de 1976 que masacró al pueblo, que arruinó al país y que dejó montada una poderosa tenaza de poderes fácticos que anula su soberanía y le impide desarrollar sus potencialidades de acuerdo a su capacidad, su historia, sus dotes humanas, su tecnología, su ciencia y los gigantescos recursos naturales de este rico territorio, que es el octavo de tamaño en el mundo. Y que  coincide con el regreso al poder de los herederos de aquellos depredadores empresariales y financieros, siempre al servicio del imperio anglosajón, que están instalando otra dictadura “blanda” neoliberal y colocando a la Argentina en el bando perdedor de la guerra híbrida global fragmentada, que está destituyendo a Occidente del poder absoluto y global de los últimos 500 años.

En este audio históricamente desolador, se escalonan los dolorosos hechos que conformaron el destino trágico de Haití y de su pueblo a lo largo de sus 220 años de independencia, siempre sometido por las potencias blancas, occidentales, coloniales e imperiales, que en nombre del “mundo libre y democrático”, jamás le perdonaron haber sido el primer país independiente de Latinoamérica, ni el primero en declarar el fin de la esclavitud. Dos decisiones que ofendieron la ideología central y “los valores” del colonialismo, quién nunca perdonó semejante agravio y por lo que le condenó para siempre y con toda su maldad imperial a un destino terrible, agravado además por terribles desastres naturales.

De ser “La Perla de la Grandeur Francesa” gracias a la esclavitud y el expolio y bajo las banderas de la Libertad, Igualdad y Fraternidad, hasta los gobiernos títeres de EEUU y su doctrina del Caribe como su “Mare Nostrum”, Haití fue sometido a todas las vejaciones inimaginables de “La Civilización Occidental”. Primero con la alianza de las potencias en su contra que le hizo perder dos tercios de su población, con la imposición de una deuda externa a cañonazos, con el asalto de los marines para robarles oro por  500 millones de dólares, con la imposición de la dictadura financiera bajo la marca del City Group y con la continuidad de la política imperial blanca y colonialista, más la posterior geopolítica anglosajona, que en los últimos cien años ha sometido a América Central, imponiendo gobiernos y saqueando su economía, siempre con la complicidad de las oligarquías locales, que son igual de traidoras y entreguistas en todo el subcontinente.

También destaca el rayo de esperanza que significó, ya en este siglo, la presencia de las Fuerzas de Paz de la ONU, con excelentes profesionales militares argentinos, brasileros y uruguayos, que pusieron algo de orden, restituyendo algunas instituciones y abriendo alternativas de futuro. Pero que duro poco, ya que ninguna potencia quiere hacerse cargo del estado fallido que ellos provocaron. Por lo que siguieron más gobiernos títeres que desmantelaron las frágiles Fuerzas Armadas, profundizando una crisis terminal de todo tipo y que sintetiza EL TRÁGICO PRECIO DE HAITÍ POR SER LIBRE

Eduardo Bonugli (Madrid, (24/03/24)

Haití: una historia atravesada por la violencia y el intervencionismo extranjero

https://www.pagina12.com.ar/353928-haiti-una-historia-atravesada-por-la-violencia-y-el-interven

Hambre, terror y vudú: el Haití de Papa Doc

https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20210421/6979024/haiti-duvalier-pais-vudu-pobreza.html

Por Miguel Barrios (*)

Si la política es la relación del hombre con el hombre en su conjunto, es siempre “localizada” en espacios concretos. El hombre es un ser social, histórico, cultural de trascendencia espiritual, de naturaleza terrestre, por lo que hace naturalmente “geopolítica” aunque sea de modo no explicito.

No hay historia sino en espacios, lo que no impide que haya personas o comunidades que “cuenten” la historia con una gran desatención de los espacios. Pero la historia no es tiempo, sino espacio y tiempo, los tiempos solos son muy abstractos, tanto que la geopolítica es anterior a la “geografía”.

La cultura latinoamericana, el pueblo latinoamericano, para su autoconciencia también requiere gestar su “conciencia geopolítica”, mediante la unión.

Por ello, en tiempos de decadencia y agotamiento y casi segura implosión de nuestros sistemas políticos, y que a través del engendro Milei acelera la descomposición con un relato neomitrista, lo más urgente es reiniciar un nuevo revisionismo continentalista para orientarnos en la brújula de una estratégica periodización del pensamiento geopolítico latinoamericano unionista.

Esto es más urgente aún, porque la Argentina se puede convertir en un modelo colonial para el siglo XXI bajo el gobierno de la auténtica casta financiera local-globalista que gobierna nuestro sistema político y de la cuál Milei, paradójicamente es su representante. Y lo más grave, en un proceso de mutación del sistema mundo aún no nítido de una unimultipolaridad a una multipolaridad de matriz imperial. La multipolaridad o unipolaridad sin integración nos lleva al abismo igualmente, aunque la ignorancia o alineamiento ideológico acrítico de este gobierno lo lleva a desconocer totalmente lo dicho.

En este sentido, con el fin de ser sencillos y didácticos, resaltaremos los siguientes momentos del pensamiento político latinoamericano:

1- El Proyecto Liberador.

Se trata de las ideas que surgen con motivo de las independencias latinoamericanas o “guerras civiles”. Para nosotros la partida de nacimiento constituye la “Carta a los españoles americanos” del jesuita peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán en 1792 quién pronuncia por primera vez allí, la existencia de “una Patria”. En esta etapa se destacan la generación de los unificadores sintetizadas en la figura de los Libertadores José de San Martin y Simón Bolívar, la concepción de soberanía cultural del Maestro del Libertador Bolívar, don Simón Rodríguez, la concepción revolucionaria de Bernardo de Monteagudo, y la acción social y política de los curas Morelos e Hidalgo y la figura gigantesca en la liberación social del haitiano Alexander Petión.

2- Los proyectos de Confederación

De Artigas, la “Nación de Repúblicas” de Bolívar o la idea de unidad centroamericana de Morazán.

3- La idea de resistencia a los imperios.

Desde la figura del último libertador José Martí (héroe de la independencia y Cónsul de Argentina, Paraguay y Uruguay-hecho desconocido y que debemos revitalizar) al anunciador de la Patria Grande (con la incorporación de la América de variante portuguesa) del socialista católico nacional Manuel Ugarte y de la generación del 900.

4- Los Líderes Populares.

Se trata de los liderazgos de los movimientos nacionales populares que promueven la industrialización, la democratización y la integración. Juan Domingo Perón y Getulio Vargas y Carlos Ibáñez plantean el Nuevo ABC. Y Perón es el primer teórico y político del continentalismo en la fase previa al universalismo.

Manuel Ugarte será su Embajador en México y primer Embajador argentino en Cuba y Nicaragua de nuestra historia diplomática

5- Los movimientos de resistencia cultural.

El revisionismo histórico rioplatense con Luis Alberto de Herrera, Víctor Haedo, Methól Ferré, Vivian Trías, Jorge Abelardo Ramos, Hernández Arregui, Carlos Montenegro, José María Rosa, Gabriela Mistral, Helio Jaguaribe, Celso Furtado, Paulo Freire, Darcy Ribeiro. La Teología Latinoamericana con Helder Cámara, la Filosofía de la Liberación con Leopoldo Zea, la Teoría de la Dependencia con Theotonio Dos Santos o el Realismo Mágico Latinoamericano con García Márquez, Octavio Paz, Roa Bastos o Carlos Fuentes.

Es una constelación aún todavía no percibida en su hondura.

6- La etapa de los movimientos nacionales post consenso de Washington.

Simbolizada en el Mercosur, la UNASUR y la CELAC como ensamblaje ante el neoliberalismo.

El objetivo es redescubrir el ser latinoamericano. América Latina es un todo que no sabe totalizarse. Únicamente un pensamiento político de la integración conlleva a una ciudadanía regional hacia un Estado continental, para afrontar tal vez la etapa más difícil de nuestra historia.

El dilema es Patria Grande o la nada.

(*) Dr. Miguel Ángel Barrios Politólogo, Sociólogo e Historiador Miembro de Dossier Geopolitico

Autor de más de 20 obras de historia y política de América Latina

Dr Miguel A. Barrios

A partir del 29/12/2023 tenemos un acuerdo de difusión de los trabajos de Dossier Geopolítico en el Canal de Telegram (originado en Moscú) de «Nuestra América» [ Metapolítica. Filosofía política. Antiglobalismo. El objetivo de este canal es analizar la base ideológica de América Latina, como parte del mundo multipolar. Publicamos noticias y opiniones que son importantes para la formación de un polo]

https://t.me/nuestraamerica

Lo que fortalece la expansión de nuestros análisis y aportes a la temática geopolítica mundial que generamos.

Lic. Carlos Pereyra Mele
Director de Dossier Geopolitico