Entrevista del director de Mangrullo Al Sur, Dr. Carlos Alberto Moreno Juarez, al director Ejecutivo de Dossier Geopolítico, Prof. Lic. Carlos Pereyra Mele, desde Comodoro Rivadavia (Chubut) en Junio de 2023. Desde nuestra Patagonia Argentina una charla profunda para analizar debilidades, fortaleza y tendencia Argentina en el escenario del Atlántico Sur y su destino con el Mar y la Antartida, junto a los Países del Cono Sur: Nuestro «Destino Manifiesto», que bien lo podemos definir como: Nuestro Norte está en el Sur
Por Germán Graiff -8 octubre, 2021
Una de las principales debilidades estratégicas de la República Argentina reside en su gran espacio aéreo, costero y marítimo. Esto es especialmente evidente en estos dos últimos, no solo por su vastedad, sino porque en las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur se encuentra la principal amenaza a sus pretensiones soberanas que interrumpen la continuidad jurisdiccional hacia el sur de la Argentina bicontinental. En el presente siglo XXI, nuestro país debe enfrentar su gran desafío estratégico de consolidar la ocupación y explotación de la última frontera a la que accedió a finales del siglo XIX, el océano Atlántico Suroccidental – Austral. Sostener que, sin pensar en él, vamos a crecer en forma continua y armónica es simplemente carecer de visión geopolítica.
El Mar Argentino no solo constituye una enorme fuente de recursos naturales estratégicos, sino que también cumple la función de puente geográfico para la necesaria integración con la porción antártica sudamericana y el afianzamiento de los lazos políticos y económicos con el resto de América, el Asia-Pacífico y el centro sur de África.
No mirar al mar y desatender los intereses que en él poseemos sería un error de magnitud tal que soslayarlo resulta imposible. No diseñar estrategias en relación al valor geopolítico de nuestros mares será imperdonable.
Si prestamos atención al escenario global y las relaciones de poder que atraviesan el Atlántico Sur, podemos reconocer fácilmente que la República Argentina se encuentra en las antípodas de los últimos hechos de relevancia mundial. Con posterioridad a junio de 1982 era frecuente advertir el abordaje de este espacio marítimo en relación con el conflicto del Atlántico Sur. A finales de la década del 80 y principios de la del
90, el análisis estuvo ligado a la finalización del conflicto entre los EE.UU. y la O.T.A.N. en oposición a la U.R.S.S. y el Pacto de Varsovia, por lo que se registró una baja en la relevancia estratégica que los grandes poderes le otorgaban al área. Sin embargo, en el presente, y como consecuencia del cambio en la distribución del poder mundial, por el ascenso de la República Popular China y la declinación relativa de los EE.UU., cada vez son más las investigaciones que documentan el retorno de un vigoroso interés geoestratégico del Atlántico Sur.
Consideramos necesario y pertinente primero conocer las concepciones más clásicas que delimitan al Atlántico Sur, con las siguientes demarcaciones basadas en criterios geográficos: al norte con la línea del Ecuador, al oeste con el litoral sudamericano y el meridiano del cabo de Hornos, al este con las costas africanas y el meridiano del cabo de la Agujas y al sur hasta el paralelo 60º S.
El océano Austral rodea a la Antártida y corresponde a los cuerpos de agua de los extremos sur de los océanos Pacífico, Atlántico e Índico. Su límite norte se considera demarcado por el paralelo de latitud 60° S; sin embargo, oceanográficamente su límite se encuentra en la llamada Convergencia Antártica o Frente Polar, el cual forma un anillo irregular alrededor de la Antártica entre los 50° S y 62° S, aproximadamente, variando su posición según las estaciones del año.
La declinación de la importancia geoestratégica del Atlántico Sur comenzó en 1869 con la inauguración del Canal de Suez; luego, en 1914 se habilitó oficialmente el canal de Panamá. Ambos acontecimientos representaron un duro golpe para la ruta del Cabo de Hornos. En estas circunstancias, el Atlántico Sur terminó convirtiéndose en un océano excéntrico y alejado de los principales conflictos mundiales. No obstante, y si pensamos que los intereses de una Nación se relacionan estrechamente con el concepto de asegurar la mejor calidad de vida posible a sus ciudadanos y habitantes, queda absolutamente claro que la República Argentina no solo debe mirar hacia el mar sino que debe asumir todas las responsabilidades que, por otra parte, le son indelegables de acuerdo a la legislación y el Derecho Internacional de incumbencia en el Mar Territorial, Zona Contigua, Zona Económica Exclusiva, Plataforma Continental Argentina, Islas del Atlántico Sur y Antártida Argentina.
La seguridad y la defensa son actividades que no pueden ser soslayadas ni menospreciadas por ningún estado en el mundo actual. Podemos discutir si, para los ciudadanos, la defensa constituye un bien o una carga pública; pero tal discusión surge en definitiva del concepto de seguridad que asuma cada estado. Es indudable que las acciones inherentes a la defensa nacional no deben supeditarse a las leyes del mercado, toda vez que la misma está íntimamente relacionada con la propia existencia y desarrollo de una Nación.
El paso del mundo unipolar hegemónico de la década de 1990 en transición hacia uno multipolar abrió el juego a un sinfín de debates respecto al nuevo ordenamiento mundial. El Atlántico Sur continúa siendo un área geopolítica de baja prioridad estratégica, comparado con la importancia que los EE.UU. le atribuye al Asia-Pacífico o al Medio Oriente. Pero esta circunstancia ha generado las condiciones necesarias para que potencias insatisfechas con el actual status quo, como la República Popular China y la Federación de Rusia, busquen incluir tanto al Atlántico Sur como al océano Austral en su área de influencia.
Podemos argumentar que aún no se advierte una iniciativa concreta de proyección de poder militar en el Atlántico Sur, pero es inocultable que el gigante asiático por el momento opera en la región a través de fuertes inversiones y préstamos estatales.
Como resultado, China junto con Brasil se ha convertido en el principal socio comercial de Argentina, avanzando cada vez con más determinación. 4 Muestra de ello es también la construcción en la provincia de Neuquén de la Estación CLTC-CONAE-NEUQUEN cuyo propósito es el de brindar soporte de telemetría, seguimiento, control de las misiones del Programa Chino para Exploración de la Luna (CLEP) y programas de investigación científica del espacio lejano. También es digno de destacar el incremento exponencial de inversiones en materia energética cuyo ejemplo más relevante es el proceso de diseño y construcción de la Central Nuclear Atucha III y Atucha IV.
La región antártica también se ha revelado como un espacio de gran interés para China, dado que de las cinco bases que actualmente administra el Instituto de Investigación Polar China, cuatro se encuentran en la Antártida y se prevé que en 2022 iniciará operaciones otra más. El principal objetivo de estas bases es el estudio de los glaciares y de la atmósfera, como así también astronomía, topografía, geofísica, etc. Así mismo, la ubicación y el equipamiento de estas bases les permiten recibir, enviar e interceptar señales satelitales.
Todos estos eventos revelan a China como un nuevo e importante actor estratégico para las potencias rectoras y statuquistas del Atlántico Sur. Así lo manifestó de manera explícita los EE.UU. durante la administración de Donald Trump: “Potencias revisionistas, como China y Rusia, utilizan la tecnología, la propaganda y la coerción para imponer un mundo que representa la antítesis de nuestros intereses y valores”.
Para EE.UU., los principales y mayores desafíos estratégicos estarán planteados por “una China asertiva y autoritaria en donde sus líderes buscan obtener ventajas injustas, se comportan de manera agresiva coercitiva socavan las reglas y valores en el corazón de un sistema internacional abierto y estable… y una Rusia desestabilizadora y determinada a mejorar su influencia global y jugar un papel disruptivo en el escenario mundial”.
Tampoco podemos perder de vista que Gran Bretaña no ha abandonado sus aspiraciones de mantenerse como un activo actor estratégico en la región, manteniéndose como una potencia naval como su eje fundamental en las estrategias de defensa y política exterior. Conservando un alineamiento irrenunciable con EE.UU., representa un miembro statuquista del sistema internacional, que apoya, ejerce y comparte la distribución de poder actual. 9 Si añadimos la creación unilateral de Áreas Marítimas Protegidas, no sorprende que el conjunto de posiciones de ultramar que domina Gran Bretaña en el Atlántico (Gibraltar, Ascensión, Santa Elena, Tristán de Acuña, Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur) no solo cumplen la función de ser “portaviones” naturales, sino que tienen gran relevancia estratégica para la proyección de la O.T.A.N. La protección de los territorios de ultramar es considerada un punto clave para garantizar su bienestar futuro.
Estos territorios ofrecen canales de abastecimiento y comunicación que legitiman el reclamo territorial sobre el continente antártico, además de posibilitar el despliegue de estrategias de anti acceso y negación de área de manera efectiva alrededor de las zonas en disputa con respecto a la República Argentina.
Ese tipo de estrategias pretenden limitar la libertad de movimiento de un actor estratégico adversario en espacios cercanos o contiguos al área de interés propia. A pesar de que no necesariamente implican proyectar poder, sí pretenden erosionar sostenidamente las operaciones comerciales y militares del adversario incrementando sus costos de manera ostensible. Esto le permite a Gran Bretaña la explotación exclusiva de recursos en ciertas áreas del Atlántico Sur y del océano Austral además de otorgarle la capacidad de controlar, limitar y negar el acceso a las mismas por parte de la República Argentina. Además, el mantener una alianza estrecha con EE.UU. le permite sostenerse en posiciones favorables por largos períodos de tiempo y maniobrar para mantenerse fuera del alcance del enemigo. En suma, podemos deducir que respecto a las responsabilidades compartidas entre aliados y socios, EE.UU. se presenta en el Atlántico Sur como el actor estratégico dominante.
Ante esta situación, estamos en condiciones de considerar los posibles márgenes de maniobra de la República Argentina en relación con su posición geoestratégica. Si observamos su mapa bicontinental comprobaremos inmediatamente que la provincia de Tierra del Fuego se sitúa en el punto medio del territorio nacional. Por lo que la clave para materializar los esfuerzos necesarios tendientes a ejercer desde allí el control de ese extenso espacio marítimo dependerá en gran medida de la posibilidad de generar instalaciones permanentes y de cierta importancia en la isla de los Estados. “La ubicación espacial (posición relativa y absoluta) de la isla de los Estados, facilita el establecimiento de un Sistema de Control Geovial para ejercer la supervisión de la navegación naval y aérea en el Atlántico Sur y permite la reterritorialización de los sectores afectados”.
La isla de los Estados es la última extensión continental de la Cordillera de los Andes, antes de hundirse en el Atlántico Sur, para volver a emerger en el Arco de las Antillas Australes y finalmente culminar en el extremo de la Península Antártica. A pesar de que la isla de los Estados debiera representar un asentamiento militar de importancia, dada su proximidad a Malvinas y la Antártida, en la actualidad no es más que uno de los lugares más inhóspitos del territorio nacional. Aun así, constituye el único fiordo natural del Atlántico Sur, con una estrecha entrada costera de mar que se avizora como un excelente refugio natural de una flota de fuerzas submarinas, capacidades que son propias de las estrategias de anti acceso y negación de área.
La República Argentina precisa imperiosamente recuperar, entre otras, la capacidad de acción submarina y antisubmarina, si es que conserva un verdadero interés por salvaguardar sus intereses estratégicos en el Atlántico Sur. El costo de un submarino resulta pequeño en relación con los daños que puede ocasionar. Su presencia en determinada área obliga al oponente a un considerable despliegue de diferentes fuerzas para proteger las líneas de abastecimiento naval de un oponente con lógicas de acción unilaterales. 14 Por lo anteriormente expuesto sería deseable trasladar a aquellas latitudes el Comando de la Fuerzas de Submarinos, actualmente apostado en la Base Naval Mar del Plata, aprovechando los beneficios naturales que ofrece la geografía más austral del país. También sería oportuno que toda la Fuerza Naval Antártica, incluyendo el rompehielos ARA “Almirante Irízar”, sean apostados en la Base Aeronaval Ushuaia.
Aunque la República Argentina tiene un interés histórico y estratégico por el Atlántico Sur, más allá de sus iniciativas diplomáticas, de la ampliación de los límites, etc., en la actualidad prácticamente no constituye ningún poder naval ni está desarrollando acciones que le permitan convertirse en uno.
Muchas veces y por falta de una idea general, o de una filosofía, hemos flotado a merced de los vientos adversos. En efecto, “la estrategia no ha de ser una doctrina única, sino un método de pensamiento, que permita clasificar y ponderar los acontecimientos, para luego escoger los procedimientos más eficaces”. 17 En cuanto a los procedimientos es preciso aclarar que no son los de orden exclusivamente militar, sino que deben ser incluidos también los correspondientes a los ámbitos político, económico, diplomático, psicosocial y científico. Cada campo y nivel estratégico comprende una estrategia específica que responde y contribuye a la política nacional adoptada. Por lo tanto, son los componentes de la estrategia nacional los que especifican la manera en la que los elementos, que forman parte del ámbito correspondiente, deben ser orientados, desarrollados, y aplicados para alcanzar los objetivos nacionales.
El camino hacia las estrategias de anti acceso y negación de área parece ser el más viable para la República Argentina, de cara a los conflictos que se avecinan a partir del 2030 – 2040. Pero para ello resulta imprescindible claridad en la determinación de los objetivos al más alto nivel estratégico que contemple racionalidad entre los objetivos que se persiguen y los instrumentos disponibles.
Obviamente, la idea del poder y su aplicación se complica cuando se le opone la voluntad de un actor adversario. En este caso, vemos que se origina una situación de conflicto. El ejercicio de este poder puede concretarse ya sea sobre los fines propios, para permitir el desarrollo de los planes correspondientes y el logro de los objetivos establecidos, o sobre los fines del adversario, para neutralizarlos e impedir que sus objetivos puedan ser alcanzados.
Es necesario plantearse escenarios probables, posibles y deseables a partir de las acciones presentes. Entre los cuales el comportamiento de algunos actores estratégicos en la región de los océanos Atlántico Sur y Austral nos permiten advertir posibles conflictos en los que no se descarte el empleo del instrumento militar. Si bien es cierto que el statu quo basado en la cooperación del continente blanco está ligado al Tratado Antártico, firmado en 1959, también es lícito pensar en que éste sea abandonado y que se inicie una carrera desenfrenada por los recursos naturales en ese continente.
A pesar de que la República Argentina no es considerada un actor de importancia geoestratégica en el Atlántico Sur por su poder o sus motivaciones, sí lo es más bien por su situación geográfica. Argentina está determinada por una geografía con capacidad de definir las condiciones de acceso y negación de área a actores geoestratégicos de importancia. En tal sentido, si Argentina modifica su racionalidad, un eventual reposicionamiento de sus capacidades navales en Ushuaia, como línea de proyección a la Antártida, y en la ciudad de Río Grande, como proyección al Atlántico Sur, podría impulsar un proceso de cohesión espacial que incremente su margen de maniobra y avanzar sobre su reterritorialidad y proyección naval.
El Mar Argentino es un tema estratégico de alta importancia y requiere de conocimiento y tecnología, de desarrollo e inversión y también de educación. En este último ámbito se debería hacer hincapié a efectos de que los ciudadanos de hoy y mañana conozcan la importancia de los intereses nacionales en el mar que pueden influir notablemente en la economía y bienestar nacional.
En palabras de Wilson Churchill, “Aquellos pueblos que buscan la paz a costa de su dignidad perderán ésta y no encontrarán aquella”.
Trabajo realizado en el Curso en Seguridad, Defensa y Conflictos Internacionales impartido en ZM.
FUENTE https://www.zona-militar.com/2021/10/08/el-vientre-blando-de-la-argentina-bicontinental/
FUENTES DEL TRABAJO:
Fraga, Jorge. 1983. La Argentina en el Atlántico Sur. Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales.
Instituto Antártico Chileno. www.inach.cl.
Ohanessian-Tajan. 2015. Geopolítica del Mar Argentino. Buenos Aires. Instituto de Publicaciones Navales.
Brasil y China concentran el 22% de las exportaciones argentinas: ¿cuáles son los principales productos? https://www.cronista.com/economia-politica/brasil-y-chinaconcentran-el-22-de-las-exportaciones-argentinas-cuales-son-los-principales-productos/
Prevén iniciar en junio de 2022 la construcción de Atucha III y relanzar de quinta central https://www.telam.com.ar/notas/202107/562454-junio-2022-construccion-atucha-iiiproyecto-quinta-central.html
China aumenta su presencia en la Antártida https://www.unav.edu/web/globalaffairs/detalle/-/blogs/china-aumenta-su-presencia-en-la-antartida
Departamento de Estado de los Estados Unidos 2017.
White House. 2021. National Security Strategy. Washington D.C. https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2021/03/NSC-1v2.pdf
Camilo Gioffreda. 2021. Los espacios vitales del sur argentino: el Atlántico Sur y el futuro de la Antártida – Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad No. 30. https://revistas.flacsoandes.edu.ec/urvio/article/view/4609/3714
La cuestión Malvinas ante la crisis y transición del sistema mundial: perspectivas frente al Brexit https://www.geograficando.fahce.unlp.edu.ar/article/view/GEOe095/13788
Battaleme, Juan. 2015 “Cambiando el statuquo de la geopolítica internacional: el acceso a los espacios comunes y las estrategias de negación de espacio y anti-acceso”. Ponencia presentada en XII Congreso Nacional de Ciencia Política, UNCUYO, 12 al 15 de agosto.
Pereyra Barrancos, María. 2014. La isla de los Estados (RA) un lugar para el control de navegación (aérea y marítima) del Mar Argentino, que permitiría el ejercicio responsable de la soberanía nacional. http://geousal.usal.edu.ar/archivos/geousal/docs/a3_tesis_doctoral_bertotto.pdf
Battaleme, Juan. 2015 “Cambiando el statuquo de la geopolítica internacional: el acceso a los espacios comunes y las estrategias de negación de espacio y anti-acceso”. Ponencia presentada en XII Congreso Nacional de Ciencia Política, UNCUYO, 12 al 15 de agosto.
Martin, José María (Clte. RE). 2015. La defensa y el Atlántico Sur. Geopolítica del Mar Argentino. Instituto de Publicaciones Navales.
Battaleme, Juan. 2019. Defensa hoy es un cascarón vacío. https://www.infobae.com/def/defensa-y-seguridad/2019/02/23/juan-battaleme-defensa-hoyes-un-cascaron-vacio/
Altieri, Mariana. 2017. “El poder naval en el Atlántico Sur Occidental del SXXI”. Tesis de maestría, Universidad de la Defensa Nacional.
Beaufre, André. 1965. Introducción a la Estrategia. https://amej20111.files.wordpress.com/2011/03/introduccic3b3n-a-la-estrategia.pdf
Escuela Superior de Guerra. 1994. Bases para el pensamiento estratégico. Fundamentos teóricos de la estrategia. http://www.cefadigital.edu.ar/bitstream/1847939/351/1/Bases%20pensamiento%20estrategi co_V.%201-t.%201%20y%202_1.pdf