[Articulos autorizados a su difusion por el autor del mismo y colaborador de Dossier Geopolitico, Profesor Dr. Lorenzo Carrasco que fuera Publicado en el Sitio Web: Soliradidade IBERO-AMERICANA de Brasil]
Mucho tiene que aprender Iberoamérica de la recién conocida “Estrategia de Seguridad Nacional” de la Federación Rusa, en particular porque los peligrosos ataques que el continente viene sufriendo contra sus raíces culturales y espirituales se asemejan a los que la Federación Rusa padece contra sus valores nacionales. El documento nos es de gran valor pues contribuye con elementos esenciales para ayudar a la imperiosa reorganización del mundo hoy día. Para Iberoamérica su contribución mayor solo puede apreciarse en la perspectiva de pensar en la totalidad del continente para que podamos aspirar al lugar protagónico de gran potencia mundial capaz de superar el atraso económico, científico, tecnológico y de bienestar general digno para nuestra población. El documento ruso dice lo siguiente:
“Los tradicionales valores espirituales, morales e histórico-culturales rusos se encuentran bajo el ataque activo de Estados Unidos y de sus aliados, así como de corporaciones transnacionales, de organizaciones no gubernamentales extranjeras, de organizaciones extremistas y terroristas. Ellos ejercen un efecto informativo y psicológico en las conciencias individuales, de grupos y públicas, por la diseminación de actitudes sociales y morales que contradicen las tradiciones, creencias y convicciones de los pueblos de la Federación Rusa… Los intentos de falsificación de la historia rusa y mundial, que distorsionan la verdad histórica y destruyen la memoria histórica, que incitan conflictos interétnicos e interconfesionales y debilitan a la ciudadanía, han aumentado”.
En Iberoamérica se viene propalando, a través de grupos ambientalistas e indigenistas, una visión actualizada contra el descubrimiento y la evangelización promovida por grupos oligarcas casi todos congregados en el Consejo Mundial de Iglesias (CMI). Esta organización, involucrada en una estrategia de guerra cultural contra los estados nacionales soberanos, principalmente de los países en desarrollo, promueve la derogación de la intitulada Doctrina del Descubrimiento en referencia a las bulas papales del siglo XV que confirieron el derecho de conquista a España y Portugal. Si esto continúa prosperando toda la base jurídica que dio origen a nuestros estados nacionales estaría en cuestionamiento y abriría el camino a nuevas divisiones territoriales basadas en demandas étnicas o raciales para destruir nuestra memoria histórica. Esta es el fundamento del autodenominado etnonacionalismo. Ahí está el porqué de la destrucción de estatuas y monumentos simultáneamente en diversos países del continente. Atacando la espléndida identidad cultural y espiritual de nuestro continente nos condena irremediablemente a un nuevo colonialismo post moderno, donde las antiguas potencias coloniales son sustituidas por los centros de poder oligarca que financian al CMI y a las redes de organizaciones no gubernamentales, militantes de una guerra hibrida permanente contra los Estados nacionales.
En este contexto es positiva la propuesta del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador de sustituir la Organización de los Estados Americanos (OEA), hoy claramente alineados a los intereses de los Estados Unidos, “por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie” y que respete, además de la soberanía, “nuestra realidad y nuestras identidades” semejante, según él, a la Unión Europea. López Obrador anuncio su propuesta en un discurso pronunciado el sábado 24 de julio, durante un acto conmemorativo del natalicio del Libertador Simón Bolívar. La visión del presidente mexicano no excluye de esta nueva organización a los Estados Unidos y considera necesariamente su reconstrucción económica industrial para garantizar un equilibrio global frente al avance económico de China, reconociendo que es de interés de las naciones iberoamericanas y sus poblaciones migrantes, el desarrollo de la nación del norte.
En esto tenemos que alertar que casi todos los esfuerzos de integración continental han aceptado una visión histórica que impide la consecución del propósito integrador. No es el modelo de la Unión Europea el que nos sirve, como tampoco la buscada extensión de los acuerdos de libre comercio de América del Norte (NAFTA) hacia el resto del entero continente (ALCA). A diferencia de las naciones europeas, nuestras naciones emergieron de la desintegración de lo que era una unidad cultural y espiritual iberoamericana. Lo que corresponde ahora es interrumpir ese proceso y de fomentar lo que realmente nos puede unificar, como pretendía el propio Simón Bolívar. Pretender una integración arremetiendo contra el proceso civilizatorio de los tres siglos que antecedieron las independencias nacionales, apoyadas abiertamente por la oligarquía británica y el Iluminismo francés, es perder la oportunidad que la crisis global presente nos brinda para cambiar de verdad el destino de nuestras naciones.
Somos un solo pueblo dividido por procesos e ideologías impuestos por un sistema oligárquico que perdura sobre ellas. Esperamos que este momento grandioso encuentre los hombres a su altura, que defiendan para Iberoamérica su “soberanía fundamental”, cultural y espiritual de la que hablaba el papa San Juan Pablo II.
El título de esta nota recuerda un viejo dicho ruso, equivalente al latino “si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Ambos son bastante apropiados para la decisión de la Federación Rusa de invertir no en la creación de armamento que, en general, está por lo menos una generación tecnológica delante de los que dispone Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Entre ellos se encuentran misiles hipersónicos, misiles crucero nucleares, drones submarinos de largo alcance, sistemas laser de combate y otros más, presentados al mundo por el mismo presidente Vladímir Putin en su histórico discurso del 1 de marzo de 2018 en la Asamblea Federal, en Moscú. En los últimos días, el Kremlin agregó algunos motivos a la lista de pesadillas de los belicistas occidentales obcecados en la preservación a cualquier costo del escenario de poder hegemónico unipolar establecido en torno de la maquinaria bélica estadounidense y del sistema financiero globalizado.
El 19 de julio, el Ministerio de la Defensa ruso divulgó imágenes del lanzamiento de prueba del misil crucero hipersónico 3M22 Tsirkon (circonio en ruso) en el mar Blanco, el cual habría alcanzado un blanco a 350 kilómetros de distancia. Según el ministerio, el misil sería capaz de alcanzar hasta siete veces la velocidad del sonido (mach 7) y tendría un alcance del orden de los 1.000 kilómetros, y podría disparase desde navíos de superficie y de submarinos contra blancos navales y terrestres.
Como era de esperarse, la OTAN respondió a la prueba con una cínica nota en la que afirma que “los nuevos misiles hipersónicos rusos son altamente desestabilizadores y representan riesgos significativos para la seguridad y la estabilidad en toda la zona euroatlántica” (ABC News, 20/07/2021).
Es sintomático que la prueba del Tsirkon haya ocurrido en el mar Blanco, parte del océano Ártico, región que Rusia se ha empeñado en desarrollar en términos económicos y de infraestructura militar, con la mirada puesta en la explotación de los recursos naturales y al establecimiento de líneas de navegación para provechar el deshielo ocasionado por los cambios climáticos.
En mayo pasado, el Ministerio de la Defensa anunció su intención de estacionar un escuadrón de aviones de ataque supersónicos Sujoi SU-34 en una base en el archipiélago de Francisco José, zona hasta ahora desprovista de la presencia permanente de medios militares modernos.
Al día siguiente de la prueba del Tsirkon, el Ministerio de la Defensa difundió un video del lanzamiento de un proyectil antiaéreo S-500 Prometey (Prometeo), capaz de alcanzar aeronaves, misiles crucero y hasta proyectiles balísticos intercontinentales y satélites espías de altitudes de hasta 200 kilómetros. Con todo rigor, hay que afirmar que se trata del arma más moderna de su categoría sería una simplificación, pues no hay nada remotamente parecido en el arsenal de la OTAN. Con un alcance de 600 kilómetros, el S-500 le da a las Fuerzas Armadas rusas una capacidad inigualable de protección de todo tipo de amenaza aérea o balística, pues les permite alcanzar aeronaves y misiles hostiles sobre su propio territorio mucho antes de entrar en el espacio aéreo ruso o, de ser necesario, “cegar” las capacidades de reconocimiento adversarias al destruir satélites de vigilancia en órbitas bajas.
La proverbial cereza del pastel fue la presentación del muevo caza ligero de quinta generación (5G) Sujoi SU-75 Checkmate (Jaque mate), en el salón internacional de aviación MACS-2021 (foto abajo). Según los especialistas, se trata de un avión monomotor de alta tecnología que deberá corregir una debilidad de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas (FAR), que combina una elevada capacidad de combate con costos de producción y de mantenimiento relativamente bajos y la posibilidad de producirlo en gran número. Aunque la aviación de combate rusa disponga de aviones de altísima capacidad, sus principales cazas son máquinas grandes de dos motores -como sucede con los SU-30, SU-35, MIG-35 y el nuevo caza 5G SU-57- de costo y mantenimiento elevados, lo que limita su número y representa la principal limitación de las FAR en una eventual confrontación con las fuerzas de la OTAN, que disponen de un número mucho mayor de aviones de combate de alto desempeño. El SU-75, que se ofrecerá a la exportación, cubrirá ese vacío.
Además de la furtividad (stelth) característica de los cazas 5G, el SU-75 será multifuncional, es decir, podrá ejecutar varios tipos de misiones, y, según la información, tendrá las siguientes características:
-costo unitario de 25-30 millones de dólares;
-velocidad máxima: Mach 1.8 (cerca de 2.100 km/h);
-alcance: 1.500 km;
-capacidad de carga de hasta 7,5 toneladas de armamento en compartimientos internos;
-capacidad de destruir hasta seis blancos simultáneamente.
El modelo presentado en el salón fue un prototipo de ingeniería utilizado para pruebas en suelo. El avión real deberá volar en 2023 y las primeras entregas se realizarán en 2026.
Los rusos pierden la paciencia en Siria
Al mismo tiempo que presentaban las nuevas armas, Rusia parece estar perdiendo la paciencia con los recurrentes ataques aéreos de Israel contra blancos en Siria, con cualquier pretexto.
Las Fuerzas Armadas sirias, equipadas con misiles antiaéreos rusos Buk.M2E, derribaron los días 19, 22 y 25 de julio la casi totalidad de los proyectiles lanzados por aviones israelíes en tres ataques contra el país árabe. En el primero, siete de los ocho misiles fueron destruidos, en el segundo todos los cuatro y en el tercero, los dos misiles israelíes. Aunque no disponga de armas con la tecnología más reciente, el sistema antiaéreo sirio actúa en estrecha coordinación con el sistema de defensa ruso de Jmeimim, lo que eleva al máximo su eficiencia.
Una muestra de la irritación de Moscú con la insolencia israelí, a pesar de mantener buenas relaciones con Tel Aviv, fue que el anuncio del éxito de la defensa siria en el ataque más reciente fue hecho por el subcomandante del Centro de Reconciliación Ruso para Siria, el contraalmirante Vadim Kulit, quien destacó el derribo de los misiles israelíes con el armamento ruso de las fuerzas sirias (Tass, 25/07/2021).
Sabiéndose, como saben los israelíes, que los representantes de Moscú no suelen cometer deslices diplomáticos de esa naturaleza, sería preciso esperar los acontecimientos de los días y semanas siguientes para evaluar la naturaleza del “recado” trasmitido por el oficial ruso.
Publicados en el Sitio Web: https://msiainforma.org/es/
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