Por Heinz Dieterich solicitado por el autor para ser publicado en Dossier Geopolitico
1. Ucrania: la última batalla del Siglo 20
Cuando cayó la Unión Soviética en 1990-91, Washington decidió dar el golpe de gracia definitivo a sus dos rivales geopolíticos principales: Rusia y China. Removerlos como “sociedades viables” (viable societies) y competidores del sistema mundial, tal como el presidente Eisenhower había definido los supremos objetivos de la política exterior estadounidense en 1961, en el Single Integrated Operational Plan (SIOP): un ataque nuclear sorpresa contra los centros urbanos y blancos industriales de Rusia y China.
En términos militares de los nazis, un Blitzkrieg nuclear que planeaba aniquilar al 71% de la población urbana rusa y al 53% de la población urbana de China con el objetivo de lograr el desmembramiento secular de Rusia y China para la futura sociedad global.
2. Dominio mundial de Washington
La finalidad del SIOP, expresada con brutal claridad en los documentos desclasificados, era «destruir la voluntad y la capacidad del bloque chino-soviético para hacer la guerra, eliminar al enemigo de la categoría de una gran potencia industrial y asegurar un equilibrio de poder de posguerra favorable a los Estados Unidos» – “A Surprise Nuclear Attack in order to destroy the will and ability of the Sino-Soviet Bloc to wage war, remove the enemy from the category of a major industrial power, and assure a post-war balance of power favorable to the United States.”
Esta doctrina imperial-totalitaria ha sido el incuestionable guión rojo de la política de todos los presidentes estadunidenses, desde que Henry Luce publicó su célebre editorial “The American Century” en 1941 (revista Life), para justificar la entrada de Washington en la Segunda Guerra Mundial.
3. Autodestrucción del American Century imperialista
Al collapsar el Socialismo soviético (1991), Washington decidió usar dos grandes estratagemas políticos para “rematar” a sus potenciales rivales globales Rusia y China: 1. expandir su organización bélica OTAN (North Atlantic Treaty Organization, NATO) hacia oriente, lo más cerca posible a Moscú, para dominar Rusia militarmente; 2. impedir que renaciera la alianza estratégica Rusia-China, porque formaría un Bloque de Poder regional invencible.
Ambas estrategias han sido cortadas de raíz por la operación militar específica rusa de “desnazificación” y “desmilitarización” de ese protectorado euroasiático de Washington, encabezado por el comediante profesional Zelenski, sin que Washington o sus “perros falderos” políticos en Londres, París, Berlín, Varsovia y Bruselas pudieran impedirlo. Los contactos clandestinos de Biden con Beijing, solicitando que China se distanciara de Putin, no sólo fueron rechazados por el PCC, sino la información respectiva fue entregada al aliado estratégico Putin. Y, teniendo Rusia las Fuerzas Armadas más poderosas de la tierra, que derrotarían al ejército estadounidense tanto en el campo de las armas estratégicas como en una guerra convencional, no hay nada que el Imperialismo occidental puede hacer para salvar a su gobierno títere en Kiev.
4. La Profecía de la Autodestrucción
George Kennan, el más brillante estratega estadounidense del Siglo 20, quién formuló en 1947 la “containment” strategy para derrotar a la URSS, vio con terror la imparable expansión del imperialismo estadounidense y sus títeres europeos hacia las fronteras de Rusia. En un artículo profético en el New York Times, en 1997, Kennan advirtió que la expansión hacia Rusia “would be the most fateful error of American policy in the entire post-cold-war era” – “sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era posterior a la guerra fría.”
Y, preveía también las consecuencias. El programa expansionista de la OTAN hacia Rusia, obligaría a Moscú aceptarlo como un “hecho militar” que lo forzaría a buscar “garantías para un futuro seguro y esperanzador en otras latitudes”: a “military fait accompli” finding it imperative to search elsewhere for “guarantees of a secure and hopeful future for themselves.” Esta búsqueda
por seguridad y futuro generó la alianza estratégica con China, cuyas normas para un nuevo orden mundial multipolar fueron dadas a conocer por Putin y Xi en su Declaración Conjunta el 4 de febrero, 2022.
5. Treinta años de Mentiras y Agresiones de Washington
«La OTAN no se extenderá ni formal ni informalmente hacia el Este», fue el compromiso de Washington en las negociaciones sobre la reunificación alemana y la retirada de las tropas soviéticas, en 1991, como consta en múltiples documentos firmados por representantes de Estados Unidos, Francia, Alemania y Gran Bretaña que son del dominio público. (Ver, p.e., la revista alemana Der Spiegel, 8/2022). Pero, como suele suceder con las solemnes palabras y compromisos del imperialismo las obligaciones contraídas ni valían el papel sobre el cual fueron escritos.
Cuatro años después, en 1995, Washington y la OTAN, bajo el comando del presidente Bill Clinton, bombardearon a las fuerzas de Serbia en Bosnia y Herzegovina. Mil aviones de guerra realizaron más de 38,000 ataques aéreos contra las fuerzas serbias, desde bases en Italia y Alemania y buques de guerra estadunidenses, sin autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Es decir, un claro acto de guerra de agresión y de violación del derecho internacional.
En marzo de 1999, Bill Clinton y la OTAN realizaron una nueva campaña de bombardeos contra Serbia, creando el flamante Estado de “Kosovo” en 2008, que hoy día no es más que un centro logístico del pentagonismo estadunidense y del narcotráfico internacional. Ya en 2004, la organización bélica imperialista había dado un salto cualitativo con la aceptación de siete países de Europa central y oriental: Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia. En 2008, Polonia, Hungría y la República Checa también se adhirieron. Un año después siguieron Albania y Croacia y de 2017 a 2020 se adhirieron Bosnia y Herzegovina y Macedonia del Norte.
De esta manera, la organización bélica fundada supuestamente para la defensa del Atlántico Norte (OTAN), creció de sus 12 miembros fundadores en 1949 a 30, cinco de los cuales comparten fronteras con Rusia: Estonia, Latvia, Polonia, Lituania y Noruega, violentando flagrantemente a cada paso los acuerdos contraídos con Rusia en 1990-91 y los intereses de seguridad elementales de esta potencia mundial. Todas las advertencias del presidente Putin sobre los peligros del expansionismo euroasiático oriental de la OTAN, por ejemplo, su temprana advertencia en la Conferencia de Seguridad de Muenchen en el año 2007, fueron ignorados por Washington. Imparablemente el cáncer imperialista se acercó a las líneas de seguridad nacional de Rusia, tal como Kennan había previsto.
6. Kennedy y Putin
En octubre de 1962, el presidente John F. Kennedy notificó a los estadounidenses, que había misiles soviéticos con armas nucleares en Cuba y que había decidido un bloqueo naval alrededor de la isla y la preparación militar para neutralizar esta “amenaza a la seguridad nacional”. Durante 13 días el mundo estaba al borde del holocausto nuclear, hasta que el líder soviético Nikita Khrushchev ofreció retirar los misiles a cambio de que Washington prometiera no invadir Cuba y retirar (en secreto) los misiles estadounidenses de Turquía. El equivalente funcional de este acuerdo en Ucrania es la declaración de la neutralidad del país. Ni la oligarquía ucraniana ni el complejo militar-industrial estadunidense, que maneja la política internacional de Washington, tenía la menor intención, de usar ese mecanismo de distensión.
7. Cuba y Ucrania
La razón militar esgrimida por Kennedy es conocida en las ciencias militares como “la profundidad estratégica” (strategic depth) necesaria para la defensa de un país, caso que no estaba dado por la cercanía de Cuba con Miami (90 millas). Es la misma razón que obligó a Putin a efectuar la operación militar específica en Ucrania, porque la solicitada integración del failed state Ucrania a la OTAN; la agresión militar a Donbass y Lugansk después de la contrarrevolución de color del Euromaidán del 2014; la discriminación y represión de los 8 millones de ciudadanos rusos y el sabotaje sistemático a los Acuerdos de Minsk, del mismo año; el creciente peso de las tendencias y fuerzas neonazis y el intenso despliegue de armamento e instructores de la OTAN en Ucrania, generaron una amenaza a la seguridad nacional de Rusia, que ningún presidente responsable de Rusia podía ignorar. Porque afectaba un concepto militar de vida o muerte para la defensa de la nación: “la profundidad estratégica” (strategic depth) del espacio ruso que había salvado al país en las invasiones de Napoleón y Hitler. En rigor, el mismo argumento bélico que usó Kennedy en su bloqueo naval a Cuba.
8. Putin y la Contrarrevolución de Color
En resumen: la «operación militar especial» de Putin para defender a la gente de Donbass de una inminente ofensiva general del régimen neonazi de Kiev –que ha cobrado 13,000 vidas en la región desde la Revolución de Color de 2014, es decir, el golpe de Estado lumpen-oligárquico financiado con 5 mil millones de dólares desde Washington (Victoria Nuland dixit)– no sólo está plenamente justificada en el derecho internacional por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, sino concuerda plenamente con la praxis y doctrina militar de la legítima autodefensa de los Estados ante una amenaza inminente que emana de un Estado vecino o fuerzas enemigas.
9. Guerra Secular contra Rusia y China
Pese a la sistemática campaña de mentiras de los medios de desinformación burgueses, está claro que el conflicto en Ucrania es parte de una guerra de agresión secular del imperialismo occidental contra Rusia y China, que comenzó en 1918 con la invasión militar de Estados Unidos contra la Revolución Rusa en Siberia. Y que continua hoy día con el intento de desmembrar a Rusia mediante el expansionismo bélico y a China mediante el intento de organizar un golpe de Estado contra el presidente Xi Jinping, tal como piden públicamente los medios de Rupert Murdoch y George Soros.
Esta guerra secular imperialista está destinada a fracasar, mientras Rusia y China sigan manteniendo su alianza estratégica defensiva contra los agresores. Defender esta alianza es la tarea de toda persona que pretende superar la era de la post-verdad y del American Century, que bloquean los senderos emancipativos de la humanidad.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Dossier Geopolitico.
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