por Manlio Dinucci
A pesar de lo que afirma la prensa, si la victoria electoral de Giorgia Meloni finalmente cambia algo en Italia no será en materia de política exterior. Los italianos no se rebelan contra el origen de sus problemas sino sólo contra algunos de sus síntomas. La realidad es que si los miembros de la clase política italiana compiten entre sí esa competencia se expresa sobre todo a la hora de mostrar su sumisión a Estados Unidos. RED VOLTAIRE | ROMA (ITALIA) |por Manlio Dinucci
Los partidos institucionales [italianos] están en campaña electoral, pero no sólo en Italia sino también en Estados Unidos. El secretario del PD (Partido Demócrata), Enrico Letta, declara a un diario estadounidense que: «Con la derecha, Italia está cerca de Rusia. Con nosotros, está cerca de Estados Unidos.»
En ese mismo diario, Adolfo Urso, el presidente del COPASIR (Comité Parlamentario para la Seguridad de la República), de visita en Washington, asegura sin embargo que: «Para Estados Unidos, Giorgia Meloni es plenamente confiable.»
Los partidos de todo el espectro político [italiano] rivalizan así por el apoyo de Washington, indispensable para cualquier gobierno.
Pero todos actúan de común acuerdo cuando se trata de aplicar las órdenes de Washington… como la de boicotear el Tratado de la ONU para la prohibición de las armas nucleares, ratificado por 66 Estados y firmado por 20 pero boicoteado por Estados Unidos y la OTAN. A pesar de que estaba invitada, Italia ni siquiera estuvo presente en la reunión de los países que se adhieren al Tratado. No asistió ni siquiera como observador.
También en junio, el 6º Escuadrón de la fuerza aérea italiana, estacionado en Ghedi, recibió el primer avión de combate estadounidense F-35A de ataque nuclear, que será rápidamente armado con las nuevas bombas nucleares B61-12 [igualmente estadounidenses], listas para que la fuerza aérea italiana las utilice… por orden del mando estadounidense.
Así viola Italia el Tratado de No Proliferación nuclear, ratificado en 1975, donde se estipula que:
«Todo Estado no dotado de armas nucleares que sea Parte del Tratado se compromete a no aceptar de nadie, ya sea directa o indirectamente, la entrega de armas nucleares o de otros dispositivos explosivos nucleares ni el control de ese tipo de armamento o ese tipo de dispositivos explosivos.»
Como prueba adicional de la sumisión de Italia a Estados Unidos, la Comisión parlamentaria de investigación sobre las causas del «desastre» del ferry Moby Prince concluyó sus trabajos, el 15 de septiembre, escondiendo nuevamente las verdaderas causas de la tragedia ocurrida hace más de 31 años en la rada del puerto italiano de Livorno para encubrir un tráfico de armas en la cercana base estadounidense de Camp Darby. El informe conclusivo mistificador, presentado por Andrea Romano, del Partido Demócrata, fue aprobado por unanimidad por los representantes de todos los demás partidos.
Explicación para los lectores no italianos
En la noche del 19 de abril de 1991, el ferry Moby Prince chocó con el petrolero Agip Abruzzo en la rada del puerto [italiano] de Livorno y se incendió. No hubo respuesta al SOS que el ferry accidentado transmitió repetidamente. En el ferry en llamas murieron 140 personas después de haber esperado durante horas una ayuda que nunca llegó.
Hace décadas, a pesar 3 investigaciones y de 2 procesos ante tribunales, que las familias de las víctimas esperan inútilmente que se divulgue la verdad, una verdad que emerge claramente de los hechos.
Aquella noche había en la rada de Livorno un intenso tráfico de navíos militares y militarizados de Estados Unidos que llevaban a la base estadounidense de Camp Darby –cercana al puerto– parte del armamento utilizado en la guerra del Golfo. Otros misteriosos barcos también se hallaban en el puerto italiano. El Gallant II (nombre de código Theresa), un barco estadounidense militarizado, abandonó precipitadamente la rada inmediatamente después del accidente. El día 21, el Oktoobar II de la empresa Shifco, cuya flota, donada a Somalia oficialmente para la pesca por la Cooperación Italiana, era utilizado para transportar armas estadounidenses y desechos tóxicos, incluso radioactivos, hacia Somalia y para aprovisionar con armas a Croacia, entonces en guerra contra Yugoslavia. Después de haber encontrado pruebas sobre ese tráfico, la periodista Ilaria Alpi y su operador Miran Hrovatin serían asesinados en 1994, en Mogadiscio, al caer en una trampa organizada por la CIA con ayuda de la red Gladio y de los servicios secretos italianos.
Todo indica que, en la noche del 10 de abril, se estaba transbordando armamento estadounidense en la rada de Livorno. En vez de regresar a Camp Darby, ese armamento se enviaba en secreto a Somalia, Croacia y a otras regiones, incluso alimentaba los escondites de armas que el Gladio tenía en Italia.
En el momento de la colisión, quienes estaban al mando de la operación –seguramente el mando estadounidense de Camp Darby– trataron de borrar las pruebas que podían incriminarlos, eso explica una serie de hechos extraños: la señal del Moby Prince resultaba muy difícil de captar, a pesar de que el ferry estaba a sólo 2 millas del puerto; el silencio de Livorno Radio, el operador público de las telecomunicaciones, que no se comunicó con el Moby Prince; el comandante del puerto, extrañamente «ocupado con otras comunicaciones radiales», que no guió la ayuda pero que sería inmediatamente ascendido a almirante; la ausencia –o más bien la desaparición– de los registros de radar y las imágenes satelitales, principalmente sobre la posición del Agip Abruzzo; las falsificaciones de la nave bajo control judicial, de donde desaparecieron instrumentos fundamentales para las investigaciones.
Y no se hablará de que toda la tragedia del Moby Prince gira alrededor de Camp Darby, la misma base estadounidense que los jueces Casson y Mastelloni estuvieron investigando durante la indagación sobre la organización golpista Gladio. Camp Darby es una de las bases Estados Unidos/OTAN que, según escribe Ferdinando Imposimato, presidente honorario de la Corte Suprema de Casación, proporcionaron los explosivos utilizados en las masacres de la Piazza Fontana, de Capaci y de Via d’Amelio. En esas bases «se reunían terroristas, oficiales de la OTAN, mafiosos, políticos italianos y francmasones, poco antes de los atentados» [Cf. Ferdinando Imposimato, La Repubblica delle Stragi impunite (en español, “La República de las masacres impunes”), Newton Compton, 2012. Disponible en italiano en Internet).
Fragmento de Guerre nucléaire. Le jour d’avant. D’Hiroshima à nos jours, qui nous mène à la catastrophe et comment, Manlio Dinucci, traducido del italiano al francés por Marie-Ange Patrizio, Editions Delga, París, 2021. p. 170-171.