El miércoles estallaron nuevos enfrentamientos entre Azerbaiyán y Armenia, con protestas ante sedes gubernamentales, y con al menos 170 muertos en ambos bandos. Pelosi ha anunciado un viaje este fin de semana a Erevan para dar apoyo a una estructura típicamente de la CIA: la Armenian Democracy Assistance.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, dijo al parlamento que su pequeño país sin salida al mar había apelado a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) liderada por Moscú para ayudarlo a restaurar su integridad territorial después de los ataques de Azerbaiyán. “Si decimos que Azerbaiyán ha llevado a cabo una agresión contra Armenia, implica entre otras cosas que ha logrado establecer el control sobre algunos territorios”, dijo Pashinyan, según la agencia de noticias TASS.
Pashinyan dijo que 105 militares armenios habían muerto desde que comenzaron los ataques y que la ciudad balneario de Jermuk, conocida en toda la ex Unión Soviética por sus aguas termales, había sido bombardeada. La violencia que estalló el martes a lo largo de la frontera de Armenia con Azerbaiyán, que Bakú culpó a Ereván, provocó un llamado a la calma del presidente ruso, Vladimir Putin, y llamados internacionales a la moderación.
El viceministro de Relaciones Exteriores de Armenia, Paruyr Hovhannisyan, dijo en una entrevista a la agencia Reuters que los enfrentamientos podrían convertirse en una guerra, un segundo gran conflicto armado en la ex Unión Soviética, mientras que el ejército de Rusia se concentra en la guerra de Ucrania. Un conflicto en toda regla que correría el riesgo de arrastrar a Rusia y Turquía, y desestabilizaría una importante vía para los oleoductos que transportan petróleo y gas, justo cuando la guerra en Ucrania interrumpe el suministro de energía.
Azerbaiyán acusó a Armenia, que está en una alianza militar con Rusia y alberga una base militar de este país, de bombardear sus unidades del ejército. Bakú informó de 50 muertes de militares en el primer día de combates y dijo el miércoles que dos civiles también resultaron heridos.
“Nuestras unidades están tomando las medidas de respuesta necesarias”, dijo el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán. El Ministerio de Defensa de Armenia, que ha negado haber bombardeado posiciones azerbaiyanas, dijo que los enfrentamientos del miércoles habían disminuido en gran medida para el mediodía.
Bakú informó a los periodistas que había mantenido en todo momento comunicaciones con el asesor del Cáucaso del Departamento de Estado de Estados Unidos, Philip Reeker, quien habría estado al tanto en todo momento de las operaciones de Azerbaiyán en la zona.
Paralelamente, y de manera casi coordinada, los guardias fronterizos de Kirguistán y Tayikistán intercambiaron disparos en Asia Central el miércoles en una disputa sobre el curso de su frontera, dijeron funcionarios de ambos lados.
Armenia y Azerbaiyán han estado luchando durante décadas por Nagorno-Karabaj, un enclave montañoso que es reconocido internacionalmente como parte de Azerbaiyán pero que hasta 2020 estuvo totalmente poblado y controlado por personas de etnia armenia, con el respaldo de Ereván. Azerbaiyán logró avances territoriales significativos en Nagorno-Karabaj y sus alrededores en una guerra de seis semanas ese año.
Desde entonces, las escaramuzas han estallado periódicamente a pesar de un alto el fuego negociado por Rusia y los pasos tentativos de ambos lados para llegar a un acuerdo de paz más amplio, que el gobierno de Estados Unidos pretende sabotear a toda costa, en un claro intento de prender fuego a los territorios de Asia Central que componen el espacio de seguridad de Rusia.
De hecho,
la revista Politico ha comunicado que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, viajará a Armenia este fin de semana en una supuesta muestra de apoyo al país y se espera que se reúna con el primer ministro Nikol Pashinyan en Ereván, luego de la cumbre de oradores del G-7 en Berlín.
El viaje lo hará con la congresista armenio-estadounidense Jackie Speier, una lobbysta del Caucus armenio bipartidista, una estructura creada por grupos armenio-estadounidenses, el Departamento de Estado yla USAID que recientemente ha aprobado la entrega de 40 millones de dólares a la organización Armenian Democracy Assistance, que trabaja para una revolución de colores en el país.