Los casos de Covid-19 en todo el mundo superan los 135 millones según los datos publicados por la Universidad Johns Hopkins, mientras que las muertes confirmadas superan los 2,9 millones desde el inicio de la pandemia. América Latina y el Caribe acumula 26 millones de contagios y más de 800 mil muertes. La mayoría de los casos fatales de Covid-19 registrados en América Latina y el Caribe ocurrieron en Brasil.
Mientras tanto, las campañas de vacunación en el mundo presentan diferencias sustantivas entre los países industrializados y periféricos. Los países desarrollados han comprado más dosis de las necesarias para su población. Se estima que las naciones ricas, que concentran solo 14% de la población mundial, ya han pre-adquirido más de la mitad del primer suministro potencial de vacunas en el mundo. De una producción de 6,5 billones de dosis de vacuna, Latinoamérica tiene por contrato solo un 11%y África un 4%. Estas cifras contrastan con la de los países como EEUU, que llega a cubrir en un 199%, la Unión Europea, un 199%o Canadá, un 532%.
La producción de vacunas por parte del oligopolio farmacéutico es lenta si se consideran las urgentes necesidades globales. Pero también están jugando otra serie de factores en su adquisición como la capacidad de negociación y de pago de los países, los intereses económicos de las farmacéuticas, la disparidad de precios, las ventajas que tienen algunas vacunas al no exigir una logística sofisticada de refrigeración y principalmente los intereses geopolíticos del mundo. Todos esos elementos complejizan aún más la distribución y adquisición de la dosis para los países periféricos.
En estos tiempos de pandemia la vacuna contra el Covid-19 se ha convertido en un arma más de la diplomacia, y América Latina y el Caribe sigue siendo un escenario donde todos juegan. China, Rusia e India están en carrera para conquistar mercados e influencia política a través de la diplomacia sanitaria, aunque sus intereses son diferentes. La posición de los tres países contrasta con el unilateralismo de europeos y estadounidenses.
India es el mayor productor de vacunas en el mundo y está jugando fuerte en la OMC. Junto con Sudáfrica están proponiendo que la Organización renuncie a ciertas protecciones sobre la propiedad intelectual, permitiendo a los países subdesarrollados fabricar versiones asequibles de las vacunas. La propuesta fue apoyada por más de 100 países y bloqueada por las superpotencias. India enfrenta de esta manera a la gran industria farmacéutica para fortalecer sus empresas nacionales. Al mismo tiempo que juega fuerte en los países asiáticos para contrarrestar la influencia de China.
China, la más grande factoría del mundo, continúa siendo el mayor proveedor de insumos, equipos de protección, respiradores y ahora con sus tres vacunas (Sinopharm, Cansino y Sinovac), dos de producción estatal y una en asociación con los canadienses. Rusia, con la Sputnik V, ha ratificado su capacidad de producción científica-tecnológica-a pesar de una furiosa campaña inicial de desprestigio- y ha mejorado su posición en el sistema internacional y estrechado lazos con América Latina, entre otras regiones. China, al igual que Rusia, están aprovechando la oportunidad para fortalecer su poder en los países periféricos.
EE.UU. sin embargo, no se ha quedado de brazos cruzados en nuestra región. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. publicó su informe 2020, donde anuncia su plan de apoyo a América Latina. U.S. Government Services and Information. Disponible en: https://www.usa.gov/.
A su vez, el documento revela que restableciendo después de décadas relaciones diplomáticas con Bolivia y se inicia una etapa de fortalecer a la Organización Panamericana de la Salud.
Mientras en América Latina la pandemia la encontró en un momento de debilidad de sus procesos de integración regional como UNASUR y MERCOSUR.
Debemos focalizar la estrategia hacia la liberación de las patentes porque además permitiría que los laboratorios que tengan la capacidad instalada-produzcan las vacunas a escala nacional o regional para satisfacer la apremiante demanda actual como la demanda futura, ya que el nuevo coronavirus seguramente convivirá con la humanidad por largo tiempo.
Prof. Dr. Miguel Barrios Dossier Geopolítico
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