Intimidar. Es la palabra que se ha venido utilizando para describir el chantaje y extorsión de la farmacéutica Pfizer con países latinoamericanos. Presuntos auténticos mercaderes de la salud de la humanidad, esta empresa ha exigido a esos Estados como garantía de pago, activos soberanos, según una reciente investigación.

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La ‘minuta’

Leoninas. Por no decir abusivas y propias de extorsión e intento de golpe de Estado. Así son las cláusulas que la farmacéutica Pfizer ha intentado imponer a los países latinoamericanos en los contratos de suministro de su vacuna contra el COVID-19, de acuerdo a una reciente investigación realizada por el Bureau of Investigative Journalism, que tiene su sede en Londres, con el apoyo del medio de investigación OjoPúblico desde Perú.Dice el viejo refrán, ‘no sólo hay que ser, sino que hay que parecer’. Y parecer, lo que se dice parecer a una empresa que se preocupa y ocupa de la salud y el bienestar de la población mundial en plena emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus, no es precisamente el caso de la imagen que Pfizer ha dado en y con Latinoamérica.

Misiles, bombas y fusiles de asalto por agujas. Así parecería haber mutado la estrategia guerrerista de invasión y ocupación de países soberanos por parte de EEUU: donde hasta ahora ha jugado Blackwater, bien podría hacerlo Pfizer. ¿Distintos métodos, mismos objetivos?Pfizer ha sido denunciada de intimidar a Gobiernos de países de América Latina. En las negociaciones para el suministro de su vacuna contra el coronavirus les ha exigido y por contrato, que esos países pongan sus activos soberanos, tales como bases militares, edificios de Embajadas o reservas de los bancos centrales, como garantía a cuenta de posibles y futuros litigios, incluidos arbitrajes internacionales.

«Pfizer negociando que se instalen bases militares si no se paga la vacuna? ¿Bases militares de qué país nos quieren instalar si supuestamente no abonamos la totalidad de las vacunas adquiridas?», se pregunta el director de Dossier Geopolítico Carlos Pereyra Mele.

Añade que «todo esto llevó a que los principales países de América Latina no realizaran los contratos, y por supuesto se inició una campaña de desprestigio, liderada por los grandes complejos mediáticos de América, contra otras vacunas en la que ningunearon a las vacunas rusas, chinas, y todo lo que no fuera occidental, fundamentalmente proviniendo de la ‘Big Pharma’ de EEUU y algunas europeas».

¿Billones en ganancias, cero en responsabilidades?

Pfizer también exigió que se les deslinde de responsabilidades de cualquier reclamo civil que se pudiera presentar a causa de efectos adversos tras la vacunación. Lo que en ‘criollo’ viene a ser ‘quedarse con la cerda, los cerditos, y la máquina de hacer chorizos’. Por eso se entiende que muchos países han rechazado acuerdos con esta empresa que intenta ejecutar una invasión en base a jeringuillas. Y por eso aquella frase de Bolsonaro de diciembre pasado:»La Pfizer es muy clara en el contrato: ‘Nosotros [la empresa] no nos responsabilizamos por cualquier efecto colateral’. Si te conviertes en un yacaré [caimán], es tu problema. Si te conviertes en superhombre, si le nace barba a una mujer o un hombre empieza a hablar fino, no tienen nada que ver», disparó entonces el mandatario brasileño.Al respecto, Pereyra Mele reflexiona que «en 2020 se hablaba de que se venían cambios de actitudes en el mundo, una nueva forma de entender la vida. Lo que en realidad vino a desnudar el coronavirus son las profundizaciones de las diferencias, la profundización de la pobreza, y de que el alcance de ciertas facultades importantes de los países, estaban totalmente descontroladas. En este marco es donde se desenvuelve esta lucha ideológica entre Occidente y Oriente, que en un primer momento acusaba a China de ser causante del virus y de haberlo diseminado sin informar, a hoy, una lucha descarada por imponer condiciones a distintos Gobiernos sobre cómo adquirir este bien preciado en que se transformaron las distintas vacunas».»Todo esto nos lleva a entender que el mundo es mucho más perverso que antes que estallara la crisis del coronavirus, que los grandes grupos financieros como BlackRock, que tiene fuertes inversiones en ese grupo farmacéutico, le importe ‘cero’ la vida humana, lo que vaya a ocurrir con el mundo por la pandemia. Sus únicos intereses son las gigantescas ganancias económicas-financieras, y además se garantizan del cobro de las mismas», avisa Pereyra Mele.

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