[Estimados investigadores y amigos de Dossier Geopolitico a partir de la fecha incorporamos a este staff a un intelectual Mexicano el Lic.. Abner Munguía Gaspar Profesor de Estudios Empresariales en Universidad Iberoamericana, Ciudad de México y columnista del Centro de Investigación sobre globalización, y Doctorante en Relaciones Internacionales, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, México.]
El reciente golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia, plantea un escenario de alta tensión y de gran alarma en América Latina, toda vez que desnuda los mecanismos de operación política para deponer a un presidente en funciones.
Asimismo el golpe de Estado exhibe de forma grotesca el objetivo de parar el crecimiento y desarrollo de la economía boliviana, la cual durante los años de la presidencia de Evo Morales, mostró que es posible implementar una estrategia de crecimiento económico, orientada en el desarrollo de la población, lo cual evidencia que las recetas económicas dictadas desde el Fondo Monetario Internacional no solo son dañinas para fomentar el desarrollo, sino que también son inviables para construir las bases de un futuro promisorio.
En este sentido resulta ilustrativo, tener presentes los indicadores macroeconómicos que la economía boliviana desarrolló durante los años de Evo Morales. Como primer elemento resalta que el PIB per cápita se incrementó en un 50%, lo cual repercutió en las tasas de crecimiento de ésta nación andina, mismas que se crecieron al doble del resto de las economías de América Latina y el Caribe. Asimismo, éste país sudamericano mostró un entorno positivo en su balanza de pagos, lo cual ayudó a mantener estabilidad macroeconómica.
Estos balances positivos tuvieron un reflejo directo hacia la reducción de la pobreza y pobreza extrema de la inmensa mayoría de la población indígena boliviana, lo cual se reflejó en una reducción de la pobreza de un 60% en 2006 a 35% al momento de sufrir el golpe de Estado; respecto a la pobreza extrema, ésta se desplazó de un 37.7% a un 15.2% en el mismo periodo.
Estos resultados se vieron apoyados por una transformación en el proceso de toma de decisiones políticas, mismas que se orientaron a tener un sentido nacionalista en el uso y explotación de recursos naturales estratégicos y críticos, como es el caso de los hidrocarburos y en especial el Litio, mineral de creciente importancia estratégica para el desarrollo de productos de alta tecnología y crucial en la implementación de tecnologías enfocadas al desarrollo de baterías eléctricas, mismas que aspiran a llevar a cabo la sustitución de la locomoción fundamentada en la combustión de petrolíferos, para dar el salto hacia el automotor eléctrico.
Por ello, resultó fundamental elaborar los cambios político-constitucionales que permitieran al gobierno de Evo tener una mayor capacidad de gestión en los asuntos de Estado y con gran impacto en las esferas económico-productivas, conjunto de hechos que se manifestaron de forma profunda en la nacionalización de sectores productivos estratégicos y especialmente en la propiedad estatal de los recursos naturales, lo cual contrasta con la política privatizadora imperante en el periodo presidencial previo al arribo de Evo Morales al poder, momento durante el cual se llegó al absurdo de privatizar el agua, cuya ley prohibía la recolección de agua de lluvia que la población recogía en cubetas, lo anterior debido a los incrementos del precio en el suministro del vital líquido
Es así que se genera una redistribución en los mecanismos de inversión pública así como del incremento del salario, siendo importante la generación de una profunda coordinación entre el ministerio de finanzas y el banco central con el objetivo de lograr combinar una serie de políticas orientadas a gestionar una continua desdolarización del sistema financiero.
Asimismo, un elemento crucial en el éxito económico de Bolivia, en la era de Evo Morales, se centró en un programa de nacionalización de la industria petrolera, especialmente en lo referente a la producción y transporte de gas natural, lo cual se vio reflejado en el incremento de los ingresos del Estado, al pasar de 731 millones de dólares a 4, 95 miles de millones, los cuales se debieron en parte al auge de los precios de las materias primas, sin embargo, no se puede explicar solo por esa variable el incremento sustancial de ingresos derivados de exportaciones de hidrocarburos, ya que el crecimiento de Bolivia se mantuvo aun cuando dicho auge ya se encontraba en descenso, lo cual tomó lugar a partir del segundo semestre de 2014.
Con esta base económica, el gobierno de Evo Morales, logró construir los cimientos de un extraordinario gasto público y social, lo cual planteó los fundamentos de una gestión y administración económica que es útil para diseñar un nuevo paradigma económico latinoamericano, ya que demostró que es posible incrementar el gasto social, reducir la pobreza, industrializarse y transitar hacia un esquema complejo de sustitución de importaciones orientada hacia bienes intensivos de capital, como es el hecho de que la economía y la industria boliviana ya tenían los fundamentos para el diseño, construcción y comercialización de un auto eléctrico basado en baterías de litio completamente desarrollado en Bolivia.
Es fundamental enfatizar que esta plataforma de desarrollo solo fue posible por medio de la ruptura con las posturas del Fondo Monetario Internacional, las cuales se enfocan no solo a crear condiciones nocivas para motivar el desarrollo económico, sino que al mismo tiempo rompen los fundamentos de cadenas productivas en áreas industriales y tecnológicas densas en capital, ya que por el contrario, el FMI se enfoca en dictaminar políticas que tienden hacia la reprimarización de las economías que son sujetas a créditos, con lo cual bajo la premisa de ventajas comparativas y orientadas hacia el sector exportador, se establecen los elementos que limitan el desarrollo tecnológico y creativo de economías periféricas, que como Bolivia demostró que no son necesarios 30 años para visualizar cambios en la estructura de la matriz productiva, y que es posible desarrollar de forma tangible un programa de industrialización en sectores tecnológicos clave.
Todo lo anterior es completamente contrario a los intereses de las oligarquías financieras internacionales, mismas que en el contexto político internacional en el que se presentó el golpe de Estado se encuentran en la fase previa de desatar una gran crisis financiera y que repercutirá en la economía productiva global, por lo cual se torna necesario para las empresas de los países capitalistas centrales, especialmente las situadas en Estados Unidos, mantener un libre acceso a recursos críticos y estratégicos en América Latina, toda vez que los flujos de inversión de competidores internacionales a las empresas estadounidenses, principalmente las de origen chino, se han posicionado de forma estratégica en la región, hecho que quedó evidenciado con la reciente formación de una empresa conjunta entre China y Bolivia para desarrollar la segunda reserva de litio más importante del mundo, lo cual a todas luces molestó en Washington y se sumó al proceso de apoyo golpista, que incluso políticos estadounidenses como Bernie Sanders reconocen como un golpe de Estado.
Finalmente los fundamentos del golpe y los objetivos estratégicos de cómo dicho golpe se combina con las diversas crisis políticas en el resto de América Latina, parecen plantear necesario analizar la orientación estratégica del golpe de Estado y sus objetivos de mediano y largo plazo, los cuales a todas luces se insertan en el marco de una estrategia estadounidense de reconfiguración de un espacio amplio de inversión en todo el continente americano, con el objetivo de acceder a recursos estratégicos, los cuales de acuerdo a la lógica norteamericana deberán de fluir en un sentido sur-norte, para abastecer a los sectores industriales estadounidenses, pero principalmente a los militares, los cuales a la llegada de Trump, ya presentaban deficiencias tanto en abastecimiento de recursos como en expertise técnico e industrial en más de 200 sectores.
En nuestro siguiente encuentro nos enfocaremos a desentrañar las técnicas políticas de guerra híbrida que se han manifestado de forma abierta en el golpe de Estado en Bolivia, lo cual tiende repercusiones de gran calado para toda nuestra región.
Abner Munguía Gaspar
Abner Munguía Gaspar: Doctorante en Relaciones Internacionales, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, México.
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