Por el Licenciado Jorge Nelson Poma.

Derivado de las experiencias en los viajes con una visión geopolítica, debemos cultivar deducciones que sean de aplicaciones válidas para el desarrollo nacional, en ello consiste parte del patriotismo de cualquier ciudadano de bien.

Traer a la palestra nuestra experiencia desde la Unión Europea y otros países satélites no asociados, para motivar a algún funcionario, alguna plataforma política, convencer sindicatos y partidos sobre cuál es el bien supremo que saque a la Argentina de una decadencia rayana a lo terminal, es un deber de estricta justicia.

En Geopolítica Comparada vemos las similitudes, diferencias, extraemos lo bueno o lo malo de cada experiencia con una mirada objetiva, plena y en lo posible cargadas de esperanza.

En el inicio de esta última experiencia, descendiendo en el Aeropuerto de Barajas en Madrid, nos encontramos con una infraestructura gigantesca, con un movimiento aéreo descomunal, es tan impresionante el tamaño, que para ejemplificar la comprensión integral, especialmente para aquellos que no tuvieron la oportunidad en una experiencia similar, creemos que con sólo expresar que para trasladarnos de una puerta a otra puerta de embarque tuvimos que tomar un tren subterráneo y viajar diez minutos, creemos que ello brinda una idea aproximada del gigante europeo.

Luego nos trasladamos a Kiev Ciudad Capital de Ucrania, en un aeropuerto que nos sonó extraño ver que el único medio aéreo que operaba era la compañía de bandera ucraniana; recordemos que este maravilloso país se encuentra en un largo conflicto de pro rusos y anti rusos, sumado al conflicto en la Península de Crimea, tema de otra entrega.

Todas la ciudades europeas recorridas cuentan con un sistema de transporte urbano, especialmente de tranvías y trolebuses ultramodernos que evidencian que si algo les sobra es energía, energía que constituye la base del desarrollo de cualquier nación, retengamos este concepto necesario para nuestra región.

En este punto deseamos hacer hincapié en una experiencia que no agotó nuestra capacidad de asombro; sabemos que los trenes de alta velocidad circulan normalmente a 350 km/h, como también conocemos que alcanzaron velocidades récord de hasta casi 600 km/h, siendo el líder europeo en esta especificidad el famoso tren AVE (Alta Velocidad Española). 

La descomunal sorpresa que nos llevamos a cabo fue cuando decidimos viajar desde Kiev hasta Lviv en Ucrania y que cubre una distancia de 600 km aproximadamente, como los transportes automotores en Europa son de muy baja calidad fue impensable utilizarlo en tan extensa recorrida ya que ni baños interiores disponen, entonces decidimos hacer en recorrido en el tren común, no de alta velocidad.

Desde una gigantesca estación de trenes que sin el auxilio de un guía nos hubiéramos perdido, uno de los cientos o miles de trenes que circulan por día, el que tomamos llegó desde otro punto de Ucrania cinco minutos antes del horario de partida y con la más estricta puntualidad partió, vale decir que el que llega un segundo más tarde del horario establecido no lo puede abordar, una disciplina ejemplar.

El tren que aludimos pertenece a los de trocha ancha, recordemos que las trochas son anchas, medianas y chicas, este pertenecía a la trocha ancha como dijimos, su interior impecable con todos los servicios de aire acondicionado, calefacción, baños de primera y cada vagón para cien personas cuenta con un buffet en el que hasta almuerzos sirven.

No termina acá nuestra sorpresa, estamos hablando de un tren común, cuando adquiere la velocidad normal de viajes de rutina, observamos que el velocímetro marcaba 160 km/h, recorrimos en trayecto Kiev-Lviv de 600 km en cinco horas, no lo podíamos creer.

Instrumentamos esta forma de redactar, lo más sencilla posible, para la comprensión de la magnitud que presentaremos, cuando debamos llegar al ejercicio de una apreciación geopolítica a través de esta técnica de Geopolítica Comparada; continuando con el relato, Lviv es la segunda ciudad ucraniana en categoría, en esta Ciudad antiquísima donde nació Rusia, según los relatos de los guías, con una población de casi 800 mil habitantes, es adornada por distinguidos castillos de príncipes de la nobleza antigua que no vamos a detallar por no ser de interés para esta ponencia.

Debemos dejar bien sentado que toda la Unión Europea y países satélites se encuentran conectados por una red ferroviaria descomunal y de muy alta calidad, a tal punto, para que se tenga una idea, les informamos que los guardas de los trenes hablan entre 3 y 5 idiomas como mínimo, son verdaderos señores que con un trabajo, que ellos mismos lo hacen digno, con el ejercicio pleno de sus responsabilidades, son sostenedores de su hogar con una categoría envidiable.

Lo señalado es un poco una anécdota que hace a una cuestión geopolítica y cultural, llevada de la mano a través de una institucionalidad laboral de cualquier empresa, en este caso la empresa ferroviaria con un sentido de verdadera excelencia.

En razón de la experiencia del trayecto de Kiev a Lviv, decidimos continuar en tren hacia Cracovia en Polonia, observamos un tren con una trocha mucho menor que la anterior, entonces pensamos que no debería tener los beneficios de la experiencia anterior; pero nos equivocamos en todo sentido, debemos nuestro reconocimiento a la excelencia de los trenes en toda esa región, el bienestar, velocidad, atención, etc., son de una categoría desconocida en Iberoamérica para quienes no tuvieron la oportunidad de vivir éstas experiencias acá relatadas.

La lógica conclusión geopolítica, trata de la visión de un transporte ferroviario y acuático de alta calidad integrando todas las ciudades europeas con un nivel de seguridad, disciplina, seriedad, confiabilidad, bajo costo, cuestión que por estos lares alguna vez tuvimos y que no supimos cuidar.

Ahora nos toca la difícil pero encomiable tarea de efectuar la comparación geopolítica con nuestra región, para ello haremos un poco de historia, centrándonos en este caso en los antiguamente famosos Ferrocarriles Argentinos con una vasta red ferroviaria, industria pesada propia y empleados de excelencia.

Argentina con una visión comunitaria, creadora del colectivo, posee en la actualidad un servicio urbano muy apropiado a nuestras necesidades, un servicio automotor interurbano muy superior al europeo; no se puede decir lo mismo del sistema de transporte naval y menos aún ferroviario, veamos los porqués.

Los Ferrocarriles Argentinos nacieron en 1857 con capitales nacionales hasta que a partir de cinco años después, el Gral. Bartolomé Mitre y sus secuaces funcionarios gerentes de empresas británicas y funcionarios de la política argentina, los entregaron al capital británico.

Capitales británicos y franceses, observaron una oportunidad única al apoderarse de los FFCC en Argentina, entonces extendieron, con fines comerciales, la red ferroviaria a 772 km en 1870, con la finalidad de sacar productos rentables por los puertos argentinos.

El fuerte crecimiento en los kilometrajes de las redes ferroviarias llevó a Argentina a ubicarse entre los diez países de mayor extensión en vías férreas del mundo, contaba entonces con 33.000 km en 1915, en tanto que en 30 años más llegó a tener 42.700 km, simultáneamente finalizaba la IIGM (Segunda Guerra Mundial).

En 1948 se nacionalizaron los ferrocarriles, continuó su crecimiento con una industria nacional naciente en esa temática, llegó a tener algo más de 47.000 km de red, hasta que posteriormente a la “Revolución Fusiladora” de 1955, comenzó la decadencia de nuestros FFCC, cuando los perduellis (cipayos) de turno, funcionales a los británicos comenzaron a desmantelar toda la industria nacional, no sólo ferroviaria, cuyo desarrollo descomunal nos posicionaban en el umbral del desarrollo. En este contexto, comenzó la “Guerra Híbrida” contra Argentina, tipología de guerra ya descripta en entregas anteriores.

En el marco de esta prognosis histórica, varias veces denunciada por uno de los más grandes patriotas argentinos, el agrimensor, escritor y economista Raúl Scalabrini Ortiz, quien advirtió sobre ésta guerra híbrida contra Argentina, con diversos y sofisticados “modus operandi”, que nuestro eterno enemigo aplicaba para la destrucción y desmantelamiento total de la industria nacional; utilizando para ello a diversos actores, entre ellos el marxismo:

TESIS: “……. Los ferrocarriles constituyen la llave fundamental de una nación. La economía nacional, pública y privada, el equilibrio de las diversas regiones que la integran, la actividad comercial e industrial, la distribución de la riqueza y hasta la política doméstica e internacional están íntimamente vinculadas a los servicios públicos de comunicación y transporte . . . .”. Raúl Scalabrini Ortíz.

ANTÍTESIS: “. . . . El ferrocarril extranjero es el instrumento del antiprogreso. Como muy bien lo explica Allen Hutt en “El fin de la crísis”. Dice Hut.” La construcción de los ferrocarriles en las colonias y países poco desarrollados no persigue el mismo fin que en Inglaterra, es decir, no son parte – y una parte esencial – de un proceso de industrialización. Estos ferrocarriles se emprenden solamente parta abrir esas regiones como fuentes de productos alimenticios y materias primas, tanto vegetales como animales. No para apresurar el desarrollo social por un estímulo a las industrias locales. En realidad la construcción de ferrocarriles coloniales y de países subordinados es una muestra del imperialismo, en su papel antiprogresista que es su esencia.” Raúl Scalabrini Ortiz.

SÍNTESIS: el resultado de esta lucha por lo nacional y lo opuesto, termina lamentablemente en un ataque mortal en la década de los 90 del Siglo XX a nuestros ferrocarriles, por parte de un neoliberalismo salvaje, funcional a los intereses británicos, como consecuencia del vergonzoso, traicionero y suicida “Acuerdo de Madrid” (1990) o rendición incondicional de Argentina con sumisión total a los intereses británicos.

Hoy no existen los Ferrocarriles Argentinos, como bienes estratégicos y de servicios públicos esenciales para el ejercicio de la soberanía, integración regional y ubicación de nuestros recursos e industria con precios competitivos; terminamos expresando que nadie es “responsable” dada la impunidad que los ampara. 

Señalando, en el marco del transporte interior, cabe mencionar que: aparte del transporte aéreo que es el más caro, le sigue el transporte terrestre o camionero, que es el principal en Argentina y muy costoso, lo que es una causa de la falta de competitividad de nuestros productos, luego siguen el transporte ferroviario con una red gigantesca que quedará en la historia por haber sido achicada a los fines de los 50 y comienzo de los 60; para ser totalmente destruida en la década del 90 como ya se mencionó; en tanto que obviamente el más rentable y a un costo mínimo es el transporte fluvial por trenes de barcazas, con una descomunal red fluvial existente, cuya flota fluvial fue destruida desde la “Revolución Fusiladora” en adelante. 

Triste es, para los que conocemos los costos geopolíticos, ver desde nuestras costas, pasar todos los días gigantescas columnas de trenes de barcazas de los paraguayos, a un costo irrisorio; ni a propósito se puede ser tan incompetente en un país donde abundan las aguas navegables interiores, entonces deducimos que los funcionarios actuantes para esta canallada, en cada momento de nuestra historia, fueron comprados, no queda otra alternativa de pensamiento. 

Ahora sabemos el porqué de la Argentina de hoy, como país decadente, en caída libre hasta la disolución nacional, como herramienta de deducción o ¿porque creen que quitaron la figura de traición a la Patria de la Constitución Nacional? Ah! para eso para traicionarla impunemente. 

En Geopolítica Comparada debemos reconocer y borrar nuestros errores, en tanto que los aciertos deben ser valorados y repotenciados, entonces queremos los trenes ferroviarios comunes a 160 km/h y la utilización de los trenes de barcazas como servicios públicos esenciales y bienes estratégicos de soberanía nacional.

Nos duele Argentina sumisa a los poderes que ya conocemos y padecemos, a consecuencia de la corrupción histórica de nuestros funcionarios, ya sean civiles, militares o eclesiásticos, por ello gritamos ¡Argentina despierta!

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