Con gran satisfacción debemos informar a nuestros lectores y seguidores que a partir del día de la fecha se incorpora al staff de Dossier Geopolitico, un joven intelectual y por ello no menos brillante: el Abogado y experto en RRII, Columnista en el periódico: Hoy dia Cordoba /de Radio Nacional – y Colaborador en la La Voz del Interior; La Tinta; Nodal. La Política Online y Melómano: Gonzalo Fiore Viani. Maestrando en Relaciones Internacionales por el CEA e Investigador de la Fundación CEIC.

Por ello publicamos con autorización del autor un reciente artículo que preparó sobre: La dimensión internacional de Perón

Bienvenido al Equipo Gonzalo Fiore Viani

Lic. Carlos Pereyra Mele

Director de Dossier Geopolitico 

English version below

La dimensión internacional de Perón

El auge de la extrema derecha, la mayor crisis migratoria desde 1945, y la disputa entre un capitalismo con rostro humano frente a otro financiero renuevan la vigencia del pensamiento de Perón.

Un primero de julio de 1974, hace 45 años, fallecía el tres veces presidente constitucional de los argentinos, Teniente General Juan Domingo Perón. Fue despedido en su momento por la amplia mayoría de los líderes mundiales. Sin embargo, las palabras más sentidas provinieron de aquellos identificados con lo que por aquel entonces se conocía como los no alineados o el tercer mundo.

Josip Broz, más conocido como el Mariscal Tito, líder de Yugoslavia, dijo que el mundo perdía un «luchador incansable por la paz de los pueblos». Fidel Castro recordó «la ruptura del bloqueo a Cuba que concretó el gobierno popular del general Perón» y aseguró que la noticia le «hizo mucho daño». El mismísimo Henry Kissinger, entonces Secretario de Estado de Richard Nixon, declaró que su muerte era «no sólo una gran pérdida para el pueblo argentino, sino para todo el mundo.»

La importancia de Perón como un actor del tablero de la política internacional fue inédita antes y después en la historia argentina. Coincidiendo con las características propias del orden mundial surgido tras el final de la Segunda Guerra Mundial, el General Perón esbozó la doctrina de la Tercera Posición Justicialista, alejada de los dos modelos económicos y sociales en pugna en aquel momento, el comunismo impulsado por la Unión Soviética y el capitalismo impulsado por los Estados Unidos.

Esta doctrina de la Tercera Posición sirvió de base teórica a la política exterior llevada a cabo por el Ministro de Relaciones Exteriores entre 1946 y 1949, Juan Atiglio Bramuglia. Perón la definió por primera vez en 1946 en el Teatro Colón: «El capitalismo, señores, en el mundo es muy retaceado. Los demás comienzan a evolucionar hacia nuevas formas. El sistema estatal absoluto marcha con la bandera del comunismo en todas las latitudes y parecería que una tercera concepción pudiera conformar una solución aceptable, en que no llegaría al absolutismo estatal ni podría volver al individualismo absoluto del régimen anterior. Sería una solución equilibrada de las fuerzas que representan el Estado moderno para evitar la aniquilación de una de esas fuerzas, para unirlas y ponerlas en marcha paralela, y que las fuerzas del capital y del trabajo, combinadas armoniosamente, se pusieran a construir el destino común, con beneficio para las tres fuerzas y sin perjuicio para ninguna de ellas».

Siempre con la intención expresa de formar un bloque latinoamericano, el gobierno peronista tuvo conversaciones con sus homólogos brasileños y chilenos, Getulio Vargas y el General Ibañez del Campo. Las cuales se vieron truncadas tras el Golpe de Estado en contra de Vargas y el golpe de 1955 en Argentina. Con el presidente chileno se había firmado en 1953 el Tratado de Unión Económica argentino-chilena. Sin embargo, nunca se pudo concretar el sueño del ABC, un antecedente importante para lo que varias décadas después se convertiría en el Mercosur.

Perón fue un destacado oficial del Estado Mayor del Ejército, profesor de Historia militar en la Escuela Superior de Guerra, que durante la década del 30 escribió libros sobre estrategia. Fue enviado a Europa a principios del año 1939, por encargo del entonces Ministro de Guerra, Gral. Carlos Márquez, con la misión de estudiar la situación política internacional del momento. Antes de dirigirse a Italia, Perón pide que no se ordene su retorno inclusive en el caso de que aquel país participe de la guerra. Su interés era estudiar lo que sucedía en el por entonces aún novedoso fascismo italiano.

Perón escribía en referencia a la política exterior y a su certidumbre con respecto al destino de la Guerra Fría: «Se ha de producir una guerra en la que un imperialismo va a vencer y el otro va a ser derrotado, pero ninguno de los dos, ni vencedor ni vencido va a ganar la guerra. Pensamos que los abusos del capitalismo son la causa y el comunismo el efecto. Sin capitalismo el comunismo no tendría razón de ser, creemos igualmente que, desaparecida la causa, se entraría en el comienzo de la desaparición del efecto».

En 1971 desde su exilio en Madrid recordaría: «Vean, no es un secreto para nadie que cuando termino la Segunda Guerra Mundial, en 1945, se reunieron en Yalta el imperialismo yanqui y el imperialismo soviético (…) Hacen las conversaciones (…) y dividen el mundo. Trazan una línea y dicen: de acá para allá es de ustedes, de acá para allá es de nosotros. Una, donde debía gobernar el imperialismo soviético, y otra, para el imperialismo yanqui. Trazan una línea para no tener conflictos jurisdiccionales.»

Su pensamiento no suele ser estudiado realmente por la academia argentina. Pero el General Perón elaboró una doctrina compleja, con una profunda visión humanista, dotada de una gran comprensión de lo nacional y lo internacional, que aún no ha logrado ser implementada del todo. Se adelantó al mismo tiempo a la caída de la URSS y a la crisis del capitalismo.

Recientemente, el filosofo ruso Alexander Dugin, el principal ideólogo detrás de Vladimir Putin, definió al argentino como «el profeta ontológico, la medida en la cual se miden todos los otros líderes». En el mundo actual, con el auge de los movimientos de extrema derecha, la mayor crisis migratoria desde 1945, y la disputa entre un capitalismo con rostro humano frente a otro financiero y voraz, el pensamiento de Perón está más vigente que nunca.

El mandatario abordó, además, la arista espiritual del ser humano como ninguno de los dos sistemas en pugna de aquel momento lo hacían. Convencido de la importancia que tenía la filosofía en la política, fue el primer presidente del mundo en convocar a un congreso nacional de filosofía. Celebrado en la provincia de Mendoza, en 1949, fue un véneto de características únicas.

Se buscó invitar al filósofo alemán Martin Heidegger pero sólo se logró su adhesión mediante una misiva. Acudieron 60 extranjeros desde 20 países, 32 de ellos desde Europa. Perón estaba muy interesado en la política internacional y en la filosofía, por ello solía firmar sus obras como Descartes, en alusión al pensador francés. Del discurso de apertura de aquel encuentro surgió el libro La Comunidad Organizada. El presidente cerró entonces con palabras del filosofo Spinoza: «Sentimos, experimentamos, que somos eternos.» La obra del General Perón, así lo parece.

Fuente: LPO

The rise of extremism, the biggest migration crisis since 1945, and the dispute between capitalism with a human face and a financial one renew the validity of Peron’s thought

On July 1, 1974, 45 years ago, the three-time constitutional president of the Argentines, Lieutenant General Juan Domingo Perón, died. He was fired at the time by the vast majority of world leaders. However, the most heartfelt words came from those identified with what was then known as the Non-Aligned or the Third World.

Josip Broz, better known as Marshal Tito, leader of Yugoslavia, said the world was losing a ‘tireless fighter for peace of the peoples “. Fidel Castro recalled “the rupture of the blockade against Cuba that the popular government of General Perón made” and said that the news “hurt him a lot.” Henry Kissinger himself, then Secretary of State of Richard Nixon, declared that his death was “not only a great loss for the Argentine people, but for the entire world.”

The importance of Perón as an actor on the board of international politics was unprecedented before and after in Argentine history.

Coinciding with the characteristics of the world order that emerged after the end of World War II, Perón outlined the doctrine of the Third Justicialist Position, far from the two economic and social models in conflict at that time, the communism promoted by the Soviet Union and capitalism driven by the United States.

This doctrine of the Third Position served as a theoretical basis for foreign policy carried out by the Minister of Foreign Affairs between 1946 and 1949, Juan Atilio Bramuglia.

Perón defined it for the first time in 1946 at the theater Colón:

“(…) an acceptable solution, which would not reach state absolutism nor could it return to the absolute individualism of the previous regime. It would be a balanced solution of the forces, the forces of capital and labor, harmoniously combined, set about building the common destiny, with benefit to all three forces and without prejudice to any of them. (…)”

Always with the express intention of forming a Latin American bloc, the Peronist government had conversations with its Brazilian and Chilean counterparts, Getulio Vargas and General Ibañez del Campo. Which were truncated after the coup against Vargas and the 1955 coup in Argentina. With the Chilean president, the Argentine-Chilean Economic Union Treaty had been signed in 1953. However, the dream of ABC could never be realized, an important antecedent for what several decades later would become Mercosur.

Perón was a leading officer of the Army General Staff, a professor of military history at the Superior School of War, who wrote books on strategy during the 1930s.

Perón wrote in reference to foreign policy and his certainty regarding the fate of the Cold War:

“(…) A war must take place in which one imperialism will win and the other will be defeated, but neither of them, nor victor or vanquished will win the war. We think that the abuses of capitalism are the cause and communism the effect. Without capitalism, communism would have no reason to exist, we also believe that, once the cause disappeared, one would enter the beginning of the disappearance of the effect (…)”

In 1971, from his exile in Madrid, he would remember:

“(…) See, it is no secret to anyone that when World War II ended in 1945, Yankee imperialism and Soviet imperialism met in Yalta … They make the talks (…) and divided the world… They draw the lines and said: from here to there it’s yours, from here to there is for us… the lines where Soviet imperialism should govern, and the others for the Yankee imperialism. Both drew the lines for avoiding jurisdictional conflicts (…). “

His thought is not usually studied in deep by the Argentinean scholarship. But General Perón elaborated a complex doctrine, with a deep humanistic vision, endowed with a great understanding of the national and the international, which has not yet been fully dimensioned and implemented. He forecasted at the same time the fall of the USSR and the crisis of capitalism.

Recently, the Russian philosopher Alexander Dugin, the main ideologist behind Vladimir Putin, defined the Argentine as (…)” the ontological prophet, the extent to which all other leaders are measured” (…). In today’s world, with the rise of extremist movements, the biggest migration crisis since 1945, and the dispute between  capitalism with a human face and a financial and voracious one, Peron’s thought is more in force than ever.

The president also addressed the spiritual edge of the human being as neither of the two systems in conflict at that time did. Convinced of the importance of philosophy in politics, he was the first president of the world to convene a national congress of philosophy. Held in the province of Mendoza, in 1949, it was a veneer of unique characteristics.

The aim was to invite the German philosopher Martin Heidegger but his accession was only achieved through a letter. 60 foreigners came from 20 countries, 32 of them from Europe. Perón was very interested in international politics and philosophy, so he used to sign his works as Descartes, alluding to the French thinker. The book The Organized Community emerged from the opening speech of that meeting. The president then closed with the words of the philosopher Spinoza: (…) “We feel, we experience that we are eternal.” (…) The Perón work, it seems so.

(Article reproduced by kind permission of the Author – source: LaPoliticaOnline  – Translation: Juan Martín González Cabañas )

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