Por Federico Rucco Contropiano
Según un informe publicado por el Instituto alemán de Kiel, Europa en su conjunto ha destinado 132.000 millones de euros a Ucrania en estos tres años (70 en ayuda financiera y humanitaria y 62 en ayuda militar) frente a los 114.000 millones de EEUU (64 en armas y 50 en ayuda financiera y humanitaria).
Se trata por tanto de una cifra muy alejada de los 350.000 millones de dólares anunciados por Trump y de los 500.000 millones que EEUU pretende obtener como compensación por la explotación de los recursos minerales ucranianos.
También hay que tener en cuenta que la ayuda militar se destina al menos a tres ámbitos: la OTAN, la Unión Europea y los Estados individuales.
En la UE, Estonia y Dinamarca son los países que han destinado más del 2,5% a la ayuda a Ucrania. En contraste, potencias económicas como Alemania, el Reino Unido y los Estados Unidos gastaron menos del 0,2% de su PIB anual. The Economist señaló que Letonia y Lituania contribuyeron con el 2% de su PIB de antes de la guerra.
La contribución a Ucrania de Francia, Italia y España se cuantifica en torno al 0,1% del PIB. En términos absolutos, Alemania fue el mayor donante de Europa, con una contribución total de 17.000 millones de euros, seguida por el Reino Unido con 15.000 millones de euros y Dinamarca con 8.000 millones de euros.
El 11 de febrero, fuentes diplomáticas en Bruselas anunciaron que los aliados de la OTAN han proporcionado a Ucrania 51.000 millones de euros en ayuda militar en 2024, superando ampliamente los 40.000 millones prometidos en la cumbre de Washington, y que el 60 por ciento de estos suministros proceden de aliados europeos.
El sitio web especializado Analisi Difesa desmiente luego las noticias falsas sobre el gasto militar de Rusia. Se trata de cifras infladas deliberadamente para justificar el rearme y el aumento del gasto militar en los países europeos.
Para ello, se cita un estudio del 22 de febrero del Observatorio de Cuentas Públicas Italianas, dirigido por Carlo Cottarelli, que desmiente la narrativa reciente, apoyada sobre todo por fuentes atlánticas como el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos a favor del crecimiento de los presupuestos militares europeos, según la cual el gasto militar ruso en 2024 (146.000 millones de dólares) habría superado el gasto europeo en términos reales (457.000 millones de dólares), alcanzando los 461.000 millones.
Un análisis más equilibrado de la confrontación en torno al gasto militar cuestionaría la narrativa según la cual Europa no está preparada para una confrontación militar con Moscú, al menos en términos de los recursos financieros asignados a Defensa.
Según el estudio del Observatorio, el gasto global de los países europeos es un 58% superior al de Rusia, lo que pone de relieve un panorama muy diferente al que informan algunos medios internacionales.
La confusión – escribe el OCPI – surge de la comparación entre dos datos incoherentes, la fórmula de gasto de defensa utilizada para Rusia y el presupuesto de defensa utilizado para Europa. Si se utilizara también la definición de la OTAN ( Gastos de Defensa) para Europa , el gasto europeo ascendería a 493.100 millones (1,9% del PIB), más de treinta mil millones más que el gasto ruso.
La OCPI señala luego un segundo error presente en el mismo estudio del IISS en el que el gasto militar ruso se evalúa a tipos de cambio PPP (dólares internacionales) mientras que el gasto europeo se expresa en dólares actuales. Esto subestima el gasto europeo porque el nivel de precios en Europa es significativamente inferior al de Estados Unidos (aunque no tanto como en el caso de Rusia).
En un mundo que, según el IISS, ha aumentado el gasto militar general a un récord de 2,46 billones de dólares en 2024, en comparación con 2,24 billones de dólares en 2023 (un 7,4% más), Moscú gasta en términos absolutos un tercio de los países europeos (146.000 millones, equivalentes al 6,7% del PIB), pero estos países afirman temer una invasión rusa.
Por lo tanto, los datos de Europa también deberían convertirse a tipos de cambio PPP. Así, el gasto militar europeo, según la definición de la OTAN, asciende a 730.000 millones de dólares internacionales en 2024, un 58% más que los 462.000 millones gastados por Rusia, concluye el OCPI.
Evaluar el gasto militar ruso en 462 mil millones de dólares, es decir, 316 mil millones más que los 146 efectivamente asignados, parece confirmar que la tendencia, muy extendida durante la primera Guerra Fría, de inflar el gasto militar de Moscú para justificar un gasto militar elevado está volviendo a ponerse de moda, tanto porque las razones por las que las armas y las municiones en Rusia cuestan menos están vinculadas a diferentes evaluaciones: acceso a grandes reservas de materias primas, bajo coste de la energía, producción casi totalmente nacional y empresas controladas por el Estado que han eliminado los beneficios porque «trabajan para la patria», no para los accionistas como las occidentales.
Si sumamos el gasto militar estadounidense al europeo, en 2024 llegamos a 1.343 billones y si añadimos el gasto canadiense, el de la OTAN supera los 1.350 billones de dólares, más de nueve veces el gasto ruso que en 2025 se espera que alcance el 7,6% del PIB con un crecimiento del 13,7 por ciento respecto al año pasado.
Estados Unidos pide a Europa que gaste más, hasta el 5 por ciento del PIB, justo cuando Washington gasta el 3,3 por ciento en Defensa y planea con la actual administración recortar el presupuesto del Pentágono en 50.000 millones (8 por ciento) anuales a partir del próximo año fiscal, llevándolo de unos 900 a unos 600.000 millones de dólares al final del mandato de Donald Trump: una cifra no muy alejada del gasto global de las naciones europeas.
Según el estudio de Analisi Difesa, el objetivo de EEUU parece ser el de «ampliar su mercado» y vender a los europeos (bajo amenaza de aranceles) los sistemas de armas «made in USA» que en el futuro se comprarán en cantidades reducidas para las fuerzas armadas estadounidenses.
Además, si los países europeos aumentaran su gasto militar al tres por ciento del PIB, como lo solicitó el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, el presupuesto general aumentaría en otros 250 mil millones de dólares, superando los 700 mil millones. Si el gasto de los países alcanzara el 5 por ciento del PIB, como pretende Trump, se sumarían 800.000 millones al presupuesto global, lo que superaría el billón, una cifra nunca alcanzada ni siquiera por Estados Unidos.
Ya hoy la relación entre EEUU y Europa en términos de gasto militar parece menos desequilibrada (en términos financieros, no en términos de capacidades militares expresadas) si observamos que los fondos asignados por EEUU son ligeramente menos del doble de los de Europa (886 mil millones contra 457), pero el presupuesto americano incluye una potente tríada nuclear y el hecho de que el instrumento militar está desplegado en todo el mundo, principalmente en el Indo-Pacífico, no sólo en el teatro europeo.
Las recientes tensiones en Estados Unidos y Europa por las negociaciones iniciadas por la administración Trump para poner fin al conflicto en Ucrania han puesto de relieve la idea de que Europa debe ocuparse de su propia defensa.
Un estudio del Instituto Bruegel y del Instituto de Kiel estima que, sin Estados Unidos, para ser autosuficiente en defensa, la Unión Europea tendría que gastar 250.000 millones de euros adicionales al año a corto plazo para crear 50 nuevas brigadas con 300.000 nuevos soldados y compensar a los soldados estadounidenses actualmente en Europa y a los que llegarían en caso de un ataque a la OTAN.
FUENTE CEPRID: https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2964