Por Mariano Saravia
Es que el Reino Unido está estirando la cuerda con la Unión Europea y se puede cortar.
-¿Cuál es el motivo?
Irlanda del Norte, donde hubo elecciones la semana pasada y por primera vez ganó el nacionalismo irlandés, desde la partición de la isla hace 101 años. Este triunfo del Sinn Fein (Somos nosotros, en gaélico) disparó las alarmas porque los unionistas (monárquicos y defensores de unión con Londres) ahora se niegan a integrar un nuevo gobierno en minoría con los nacionalistas republicanos vencedores en las elecciones. Con esta jugada, los unionistas embarran la cancha, y para desempantanar la situación reclaman a Londres que ponga fin al Protocolo de Irlanda del Norte firmado con Bruselas en torno al Brexit. Hay que recordar también que el referéndum por el Brexit, en Irlanda del Norte (como en Escocia) fue rechazado por la mayoría.
-¿Qué dice ese protocolo?
Básicamente se buscaba que con el Brexit no resurgiera en el norte de la isla una nueva frontera dura entre el Reino Unido y la Unión Europea. Para ello, el protocolo plantea que Irlanda del Norte queda dentro del mercado interno de la Unión Europea, y por consiguiente, surge una frontera arancelaria en el Mar de Irlanda, lo que los unionistas ven como un distanciamiento de Londres. Por eso quieren terminar con ese protocolo para aceptar formar gobierno.
-Londres mueve sus fichas
Ante esto, Boris Johnson se apresta a “renegociar” ese protocolo con la Unión Europea, que no está dispuesta a reabrir el tema. Con esto, Boris Johnson busca recuperar la iniciativa política luego de su propia derrota en las elecciones de mitad de término de la semana pasada.
-¿Qué se puede esperar?
-Según el Acuerdo del Viernes Santo (1998) que logró el desarme del IRA, el gobierno autónomo de Irlanda del Norte debe conformarse encabezado por el partido triunfante y con el acompañamiento del primer partido de la otra comunidad. Es decir, sí o sí tienen que compartir gobierno católicos y protestantes. Una aclaración, cuando decimos católicos o protestantes, estas son categorías más sociales y políticas que meramente religiosas. En Irlanda del Norte cuando se dice católico, en realidad se está diciendo republicano, nacionalista irlandés y favorable a la reunificación de la isla. Por contrapartida, cuando se dice protestante, se está diciendo unionista, monárquico y pro británico.
Hoy, por primera vez desde la partición de 1921, los católicos del Sinn Fein son la primera minoría votada. Sea por el crecimiento demográfico de los católicos, sea por reivindicaciones más generales que seducen también a sectores protestantes (diversidades sexuales, aborto, acceso a la vivienda, servicios, temas económicos, etc.)
Pero no habrá gobierno y la crisis amenaza con extenderse en el tiempo. Habrá que ver qué consecuencias concretas tiene el nuevo incumplimiento de Londres dentro del traumático proceso del Brexit. Y sobre todo, si en esta nueva aventura política de Boris Johnson, tiene o no el apoyo de su aliado atlántico: el Imperio Estadounidense.
En un momento crítico, cuando la OTAN se apresta a recibir en su seno a Suecia y Finlandia, en una nueva provocación a Rusia y una nueva apuesta al guerrerismo que pone en peligro al mundo entero. Pero ahora con una grieta dentro de sus filas occidentales atlánticas.
Discrepo del concepto central. Dice que se puede «cortar la cuerda» pero esa cuerda ya se cortó hace siempre.
Londres siempre tuvo la doctrina de que Irlanda «era un asunto interno» y solo esperaba el momento -o la justificación- para dejarlo claro.
Y Europa no tiene fuerza ni poder en un proceso que ya perdió hace años y en el que Inglaterra le ha tomado el pelo desde el principio.
Además, con un poco más del 20% de los votos, el Sinn Fein no podrá formar gobierno con poder real. Y la transición se eternizará en una maraña jurídica burocrática.
Sin dejar de considerar que en este voto hubo mucho de protesta social y económico.
Para mi Europa no tiene cómo reaccionar ni fuerza ni poder para enfrentarse de verdad con nadie y menos con el ahijado del patrón.
Sería importante e ilustrativo que el autor desarrolle algo ese posible conflicto interno que se insinúa en el título.
Por el resto, en la descripción del proceso y en su historia, el escrito es perfecto y merece una felicitación por su claridad.
*Ojo con confundir deseos con realidad.*
Personalmente nunca olvidaré el apoyo total a Argentina de los irlandeses cuando la guerra de Las Malvinas.
EMOCIONANTE!!! para los que vivíamos entonces por Europa.
Pero….
El Sinn Fein debe saber que el apoyo circunstancial de la UE, solo en esta página de un conflicto secular, *nunca será real para el caso de la independencia.* Como tampoco sirvió el BREXIT para algún apoyo europeo sobre Las Malvinas, como ya se elucubró ingenuamente en Argentina.
Nada de nada se puede esperar de Europa.
La palabra “independencia” en Europa huele a azufre, y cualquier referéndum es una pesadilla. Por lo que este apoyo de Bruselas es solo oportunista.
Y encubre el miedo por si se aviva el conflicto del Ulster que puede hacer caer las fichas de dominó del resto de separatismos latentes del viejo continente. Además los ingleses son expertos en eso de crear nidos de serpientes y no dudarían en hacerlo a lo largo de Europa.
Creo que a este artículo le falta la segunda parte (o quizás la primera y fundamental).
*¿Cómo sería ese conflicto interior entre las fuerzas de Occidente?*
*¿Qué es eso de romper la cuerda?*
Cuando hoy Europa es servil e incondicional de Inglaterra, en una guerra que no es suya (Es una guerra de los anglosajones, los mismo del Brexit) en la que Europa no tiene ni voz ni voto y que terminará por arruinarla.
Veo el escrito como otra de las publicaciones de la UE y sus medios (especialmente los progres burgueses) que conformaron el eje de la propaganda de Bruselas contra el BREXIT.
No tenían más argumentos y se perdían por los cerros de Úbeda, con excusas peregrinas, con alguna base real, pero siempre superficial. Cómo por ejemplo, lo del racismo inglés, o sus nostalgias imperiales, o sus complejos supremacistas.
Todos conceptos verdaderos, pero que servían de cortina de humo para eludir lo primordial: *Los ingleses estaban ansiosos por subirse al estribo del imperio norteamericano,* como socio menor, pero sin las ataduras de los pusilánimes de la UE que hoy solo son sus vasallos. Y Londres quería el divorcio total del gran desastre comunitario, de sus deudas externas, de su falta de política exterior, de sus eternas guerras tribales etc, etc. Querían jugar en la primera liga mundial, aunque sea de suplentes, y no en la cuarta división global, donde hoy la UE lucha por salvarse del descenso.
Mis compañeros de Dossier saben que he escrito mucho sobre esta leyenda. Y mis tesis siempre fueron en contra de la versión progre pro occidental, que no quiere reconocer que *el BREXIT es el mayor fracaso capitalista del siglo, o sea, el quiebre de la errática y moribunda Unión Europea.*
Por otra parte, éste triunfo electoral, siendo histórico, no promete aún gran cosa. Quizás lo más importante es la zozobra que ha provocado en los unionistas.
Y Punto. El tiempo dirá.
Hace recordar a la irrupción espectacular y fallida de Podemos hace 5 años en España que alarmó a los monárquicos. La realidad dice que, hoy por hoy, aquellas aspiraciones republicanas y muchas más reivindicaciones, han sido aplastadas por las realidades que pueden ser lapidarias con las expectativas apresuradas. Y mucho más cuando hablamos de esa tortuga con la cabeza escondida, que es la Unión Europea.
Saludos.
Los asuntos geopolíticos siempre van un paso por delante de lo que nos muestran.
Lo estamos viendo sobre la guerra en Ucrania: que, simplemente es una guerra, como todas en el último siglo, provocada por los EE. UU de la mano del sionismo masón. Que es quien mueve los hilos de la marioneta llamada mundo.
Lo de Ucrania es un espejo de ello, EE. UU y la servidumbre OTAN han hecho de Ucrania un polvorín para que estallara en las narices de Rusia. Pero la compra de todos los medios de comunicación invierte el proceso culpando a Rusia-Putin de los hechos y de crímenes contra la humanidad. Y se quedan tan anchos.
Los mismos que han diseñado la falsa pandemia provocada por inoculaciones tóxicas, con la suma de las radiaciones de radiofrecuencia: 5G y otras, más el añadido del bombardeo de metales pesados, en Europa, y yo lo veo en España, pero también llegan imágenes de América, son los que han creado la nueva guerra en Europa.
Si alguna guerra la hubieran sufrido en su propio país los estadounidenses, otro gallo nos cantaría.
Pero, en lo tocante a Europa, es un producto norteamericano de mercado que, comprando voluntades, presidentes y demás, trató de unificar a las naciones independientes bajo una bandera azul con muchas estrellas –cuantas más mejor- para no tener que tratar por separado para llegar a acuerdos. Así, con llamar a Bruselas, todo solucionado: ya se encargará el lacayo de turno, nombrado también por ellos, de enviar las directrices.
Se trata, como siempre, de ejercer liderazgo económico y militar sobre posibles amenazas dando guantazos a tiempo como el matón de barrio para que nadie le discuta su supremacía. Y así, cuando una nación con potencial para tirar del carro europeo como Alemania se ve como una amenaza, se le monta una guerra en su patio trasero, y las aguas vuelven a su cauce.
Alemania estaba asustando por sus acuerdos con Rusia que le proporcionaban independencia energética sobre Estados Unidos. También era reacia a incrementar sus partidas en defensa. Así que, desde el portaaviones ucraniano, con una guerra civil larvada y sin ninguna noticia desde 2014 por parte de occidente, tras saltarse Ucrania y la OTAN los acuerdos de Berlín, de Minsk, y el que acordaron tras la segunda guerra mundial, más el anuncio de que Ucrania pide poner otra estrella en la Unión Europea y en la OTAN, se armó el Belén, y el criminal es Putin. Toda la estrategia les iba saliendo.
Alemania promete lo que antes negaba, y no firma la inauguración del segundo gasoducto desde Rusia por el Báltico. Y, con las sanciones a Rusia, los perjudicados son Ucrania y la Unión Europea. Ahora, el negocio lo hacen los yanquis que fletan metaneros a un precio doble o triple que el gas ruso y además hay que tratarlo porque es licuado. Y el resto de Qatar.
Y, España, con el lacayo Sánchez a la cabeza y su obediencia ciega a los que lo pusieron en la Moncloa, se rinde de nuevo ante el sultán de Marruecos y no cumple el mandato de la ONU para con el Sáhara. A pesar de haber acogido a un jefe Polisario para una visita hospitalaria a España. Por lo que, al fin, Argelia, que es aliada de Rusia puede cortar el último gasoducto que suministra a España y que, en menor medida atraviesa los Pirineos para Francia y el resto.
En lo militar, Ucrania estará hipotecada por siglos para pagar las armas de todos los países, que son convenientemente destruidas por, dicen, el ineficaz y obsoleto ejército ruso. Pues menos mal. Y, tendrán que pagar con los recursos de sus materias primas, y cereales, si les dejan cultivar.
Pero, de rebote querían castigar a Rusia y quedarse sus inmensos recursos por negarse a asumir el rol de nuevo socio del Nuevo Orden Mundial. Veremos quién los saca ahora del Donbás, y de Crimea: Lugar que era ruso y que Nikita Kruchev, de madre ucraniana, en 1.954 se lo regaló a Ucrania: y que Putin ha recuperado.
Por otra parte, es mi opinión, no le interesa a occidente, incluida toda Iberoamérica.
Era un toque de atención para China si les salía bien el farol, y así hacerla desistir de su conquista de Taiwán. Pero ahí están con la “china” que les ha quedado en la bota militar. Ojalá sirva para que se vaya al guano toda la agenda 2030/50. Pero no soy tan optimista.
De los ingleses, yo casi nunca uso británicos, porque son en realidad los ingleses quienes cortan el bacalao, dijeron los de Bruselas que se la iban a pegar saliendo del mercado europeo y demás. Pero no les veo tan mal. De hecho, nunca estuvieron muy por el continente: ni siquiera estuvieron con la moneda €uro.
Por supuesto que, Europa no pinta nada en los temas de Irlanda. Y más desde el Brexit. Así que, pueden recrudecerse las historias ya olvidadas. Allí no se andan con tonterías. Y como resulta que, están más o menos al 50% o casi, en partidarios de ser ingleses, o seguir con Irlanda, con una buena autonomía, claro. Pueden volver a explotar bombas, o que “alguien” las ponga con bandera falsa para que empiece el lío.
Y, si en Europa, que llaman primer mundo estamos a merced de los estadounidenses y británicos, imaginemos en América. Bueno, allí no levanta cabeza ni el tato. Y todos los recursos para el tío Sam.