Por Merched A. Mitre

No he visto que se hable sobre la naturaleza del acuerdo. No es (por ahora) un tratado de libre comercio. Es un Acuerdo político institucional de integracion y cooperación estratégica que habilita iniciar el camino de la negociación por aquél. 

Hace unos diez días un economista asesor de empresas ( muy liberal él) anunciaba la firma de este acuerdo y que, para el. éste era «algo mejor que nada», para empezar a negociar un tratado de libre comercio. Este puede llevar entre tres a cinco años concretarlo con viento a favor. El acuerdo que se acaba de firmar se ha hecho con la Burocracia de Bruselas en un momento que las autoridades de la UE han caducado en razón de las elecciones europeas que se acaban de celebrar  y en medio de una feroz disputa entre Francia y Alemania por la nominación del presidente de la Comisión Europea y el de el Consejo Europeo y de otros cargos. [1]

Por eso pienso que el acuerdo que se acaba de firmar a las apuradas sirve básicamente a un «marketing político» para los gobiernos de Brasil y Argentina muy debilitados internamente. En especial al macrismo que luego del descalabro económico y social que ha producido en tres años y medio de gobierno no puede generar esperanza y expectativas positivas en la sociedad para aspirar a la reelección, el acuerdo le sirve para tratar de recrear falsamente expectativas hacia futuro con la «apertura al mundo«, la «apertura de nuestra economía cerrada» y el «progreso y la competitividad que trae el libre comercio» (todas premisas falsas) y al mismo tiempo evadir la discusión sobre el crítico presente del país. Por eso la campaña electoral va estar atravesada por un debate que planteará el liberalismo alrededor de conceptos ideológicos ya superados por la evolución y que tratará de imponer con la «policía mediática del pensamiento correcto», con vastos sectores de la sociedad con una conciencia debilitada, y bajo un «fuego mortal» de los medios masivos». Debate mucho tiempo postergado que bienvenido sea y hoy deberia servirnos para instalar la posición del campo nacional.

Las razones para rechazar este tipo de acuerdos de librecomercio hay que buscarlas en el rico acervo político, ideológico y doctrinario del campo nacional ( incluyendo al justicialismo). Si estamos «flojos en la materia» y nuestra «pereza intelectual» es grande, estas razones podemos encontrarlas en las razones que esgrimieron los europeos para rechazar la «Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión«, ATCI o TTIP (sigla en inglés) como se denominaba el acuerdo de libre comercio entre EEUU y la UE que impulsaba Obama. Rechazó que se produjo en Europa con grandes movilizaciones sociales y políticas. O busquemos las razones esgrimidas por EEUU para voltear el «Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica» el TTP , como se llamaba el proyecto de acuerdo de libre comercio entre EEUU y catorce países del Pacífico ( que excluia a China).

El espejito de colores de la libertad de comercio desarrollada por Adam Smith a fines del siglo XVII, bien aprovechada por Inglaterra y después por los EEUU, como motor del desarrollo de la riqueza de las naciones en el siglo XXI no puede engañar a nadie salvo a descuidados o ignorantes. No es el camino para beneficio y desarrollo de las naciones. Me pregunto porque no se pone el mismo énfasis para integrarnos con Europa, en construir la integracion de los pueblos y naciones suramericanas para que en un espacio histórico común y en un mercado potencial de más de 400 millones de habitantes encuentren en la integracion y complementacion  de sus economías el paso previo de maduración ( algo que alguien supo llamar la «etapa del Continentalismo»), para luego abordar acuerdos comerciales con otros bloques, camino que recorrió precisamente Europa con su integración. Para países debilitados como el nuestro con una gran asimetría económica con los grandes y con fuerte alteración de los términos de intercambio, con el fuerte condicionamiento que significa un endeudamiento formidable, con fuga de capitales, destrucción de su industria ( como vemos a diario), no creemos que los tratados de libre comercio como forma de «inserción en este mundo» nos sirvan, sino todo lo contrario, se convierten en «sumisión geopolitica» y les desatan completamente las manos a las transnacionales para que hagan. 

En este mundo actual, no son tiempos de libre comercio por más que se proclame; hay primacía del proteccionismo de las economía, más que apertura, algunas en formas evidentes y declaradas y otras disimuladas. La guerra comercial entre EEUU y China que  compromete las economías de los bloques y de casi todos los países nos da una enseñanza. 

Considero que el macrismo en su improvisación e ignorancia y pésima lectura del mundo que se está configurando llega tarde al baile de disfraces, cuando esta ya termino. Recomiendo que vuelvan a leer el libro de Marcelo Gullo «La insubordinación fundante…» que es un magnífico trabajo que arroja mucha luz sobre el tema.

Dr. Merched A. Mitre Médico, Colaborador de Dossier Geopolitico en Córdoba, Argentina

[1] Francia dijo que «por ahora no está preparada para ratificar» el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur

El gobierno de Macron anunció que pedirá «garantías» a los países del bloque latinoamericano. Su país ha sido uno de los más reacios al pacto porque teme que su influyente sector agrícola se vea afectado por la llegada masiva de productos sudamericanos al mercado

https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/07/02/francia-dijo-que-por-ahora-no-esta-preparada-para-ratificar-el-acuerdo-entre-union-europea-y-mercosur/

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