Por GONZALO FIORE VANI*
Steve Bannon, polémico exjefe de asesores de Donald Trump ligado a sectores de ultraderecha, llegó a distintos países de América latina. Sobre todo a Brasil, donde es cercano a Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, diputado federal y representante de su “movimiento” en la región. Sin embargo, aún no logra hacer pie en el otro gran país sudamericano: Argentina. Por ello, sus últimas movidas van por ese camino.
Por ahora, sólo se reunió públicamente en 2019 con la exdiputada Cynthia Hotton, ligada al espacio de Juan José Gómez Centurión y representante del autodenominado sector “provida” que se opone a la despenalización del aborto, a la implementación de la educación sexual integral y a ampliar derechos para la comunidad LGBTIQ+.
En 2018, sin embargo, el norteamericano había recibido en Europa a “populistas argentinos” a quienes no identificó. Si bien Bannon está convencido de que su hombre fuerte en el país debe tener fluidos lazos con el peronismo, y su discurso tiene grandes coincidencias con el de algunos dirigentes nacionales, aún no se le conocen vínculos claros con ninguna figura argentina de primera línea.
El derrotero de Bannon es bastante peculiar: en la década de 1980 trabajó en Goldman Sachs y se vio muy beneficiado al adquirir derechos minoritarios sobre la serie Seinfeld. Utilizó ese dinero para convertirse en productor y director de cine y en 2012 dirigió Breitbart News, sitio de la “derecha alternativa” en internet. Esto le sirvió para convertirse en asesor de Donald Trump e ideólogo de parte de su campaña de 2016. Y fundó The Movement luego de su salida de la Casa Blanca, eyectado por diferencias con el entorno del presidente.
Con “El movimiento”, el estadounidense pretende aunar a todos los países de ultraderecha del mundo; o, lo que es lo mismo, lo que él considera “populistas”. Allí se encuentran el italiano Matteo Salvini, la francesa Marine Le Pen, el húngaro Viktor Orbán o Bolsonaro. Bannon entiende que para consolidarse en América latina debe ingresar en Argentina. Supone que una crisis económica pospandemia sería propicia para el surgimiento de un candidato afín.
Acérrimo enemigo del papa Francisco, a quien califica como “el hombre más peligroso del mundo”, Bannon pretende hacer de las políticas tanto antiinmigratorias como contrarias a los derechos LGBTIQ+ su principal bandera política. A todo ello, Bannon y sus seguidores lo denominan el “marxismo cultural”. Es decir, ya derrotado el comunismo como doctrina económica, ven con más fuerza que nunca su supuesta vertiente cultural y política.
A pesar de hacer gala de un discurso contrario a las elites y a la política tradicional, el estadounidense suele buscar a sus candidatos dentro de este sector. Por ejemplo, Bolsonaro fue diputado más de 15 años antes de llegar al Planalto con un discurso supuestamente “ajeno” a la clase política brasileña.
A muchos puede resultarle chocante un discurso como el de Bannon en el debate público argentino. Pero parece atraer a cada vez más seguidores, sobre todo jóvenes que ven en él un discurso contestatario y antisistema. Por primera vez, su discurso logra calar en un sector por ahora extremadamente minoritario en la Argentina, pero con un alcance mediático impensado meses atrás.
Debido al movimiento anticuarentena y las marchas al Obelisco en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las ideas sobre un supuesto “nuevo orden mundial” impulsado por multimillonarios liberales como Bill Gates o el húngaro George Soros tienen cada vez más visibilidad. A partir de las redes sociales, la figura de Bannon ya se encuentra presente en Argentina.
Todavía le falta conseguir a su Trump local, pero nada parece ser imposible en materia de comunicación política para este gurú del populismo de ultraderecha. El tiempo dirá si The Movement logra llegar al sur.
*Experto en política internacional y Miembro de Dossier Geopolitico
Publicado en el Diario la Voz del interior del 16/6/2020
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