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La confesión de Angela Merkel de que en 2014/15 negoció con Rusia buscando tiempo para armar a Ucrania, muestra la doblez occidental y los costos que acarrea la ingenuidad de Putin

Por eduardo J. Vior Telam autorizado por su autor para publicar en Dossier Geopolitico

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha calificado de “decepcionantes” las declaraciones de la ex Canciller alemana Angela Merkel (2005-21), quien afirmó este miércoles en un reportaje que los Acuerdos de Minsk de 2015 fueron “un intento de dar tiempo a Ucrania”. Si, por un lado, la declaración de la líder conservadora germana evidencia una vez más que no se puede confiar en los acuerdos que firman los principales dirigentes occidentales, por el otro lado, deja ver la corresponsabilidad del líder ruso: ¿no se podría acaso haber evitado la guerra en Ucrania, si Vladimir Putin se hubiera puesto firme mucho más temprano? Se trata, sí, de una hipótesis difícil de responder, pero que puede servir para orientarse en el futuro próximo de la política mundial.

“Francamente hablando, no esperaba oír esto de la ex Canciller, porque yo siempre partía de la idea de que los dirigentes de Alemania dialogaban con nosotros con sinceridad. Sí, claro que apoyaban a Ucrania, pero me parecía que querían resolver el conflicto en base a los acuerdos de Minsk”, recalcó el líder ruso el viernes 9 tras una cumbre con los líderes de la Unión Económica Euroasiática (UEEA).

Reiteró también que Moscú “hizo todo lo correcto” en relación con el lanzamiento del operativo militar en Ucrania y constató que los miembros occidentales del Cuarteto de Normandía (Alemania, Francia) “mentían” sobre su disposición a aplicar lo acordado, en tanto Ucrania incumplía sistemáticamente los acuerdos firmados para poner fin al conflicto. El Cuarteto de Normandía fue un grupo compuesto por representantes de alto nivel de Alemania, Rusia, Ucrania y Francia, para resolver pacíficamente el conflicto bélico que surgió en el este de Ucrania después del golpe de estado de febrero de 2014 en Kiev, de la reincorporación de Crimea a Rusia y de que comenzaran las represalias nacionalistas contra la minoría rusohablante del país.

Los acuerdos de Minsk, en tanto, se negociaron entre Kiev y las regiones separatistas de Lugansk y Donetsk con dos variantes en 2014 y 2015. En esencia, ambas partes acordaron repetidamente un alto el fuego y el inicio de negociaciones sobre algún tipo de autonomía para las regiones orientales dentro de las fronteras de Ucrania. La segunda versión contó con la participación de Francia (Presidente François Hollande) y Alemania (Canciller Angela Merkel) como garantes. El papel de Rusia, por su parte, fue obligar a Lugansk y Donetsk a sentarse a la mesa (estas regiones ya entonces habrían preferido la independencia o la adhesión a Rusia). Los acuerdos nunca fueron realmente implementados por el gobierno de Kiev, quien durante ocho años bombardeó rutinariamente el Donbass apuntando a zonas densamente pobladas.

“La idea, continuó Putin, radicaba solamente en llenar a Ucrania con armas y prepararla para los combates. Quizás nos dimos cuenta con retraso. A lo mejor habría que haber iniciado antes el operativo”, reconoció. Como resultado de las recientes revelaciones se plantea, por consiguiente, la cuestión de confianza: “¿cómo llegar a un acuerdo?, ¿qué negociar?, ¿hay con quién negociar? y ¿dónde están las garantías?”, preguntó el jefe de Estado. Sin embargo, concedió finalmente, “habrá que llegar a acuerdos” y aseguró que Moscú está “abierto” a reanudar el diálogo.

El motivo de la indignación del líder ruso fue una entrevista publicada este miércoles por el semanario alemán Die Zeit, en la que la ex jefa del gobierno alemán aseguró que los acuerdos en cuestión sirvieron para dar tiempo a Kiev y le permitieron “fortalecerse, como puede verse hoy en día”. “La Ucrania de 2014/15, explicó, no es la Ucrania de hoy. Como se vio en la batalla por Debaltsevo a principios de 2015, Putin podría haberla invadido fácilmente. Y dudo mucho que los Estados de la OTAN hubieran podido hacer entonces tanto como están haciendo ahora para ayudar a Ucrania”, destacó. “Todos teníamos claro”, prosiguió, que gracias a los acuerdos el conflicto se congelaba y el problema seguía sin resolverse. “Eso fue precisamente lo que dio a Ucrania un tiempo valioso”. Ya a finales de noviembre pasado la ex Canciller afirmó en una entrevista para la revista Der Spiegel que el congelamiento del conflicto conseguido con los acuerdos de Minsk permitió a Ucrania hacerse “más fuerte y resistente”.

Las declaraciones de Angela Merkel, por repetidas, no pueden considerarse inocentes. Con su experiencia en relaciones internacionales, es consciente de que está dinamitando cualquier posibilidad próxima de negociación. Se sabe que el gobierno de Olaf Scholz, desesperado por la crisis energética que amenaza destruir la industria alemana, está buscando el diálogo con Rusia. La ex Canciller acaba de cerrarle la puerta por largo tiempo. Sólo queda abierto el camino de las armas.
La ex jefa de gobierno, en cambio, no ha medido adecuadamente cómo pueden resonar sus palabras en el Sur Global. Tamaña muestra de cinismo y falsedad sólo puede alentar la desconfianza hacia la palabra de los líderes occidentales y fomentar la convicción de que su prepotencia sólo entiende el lenguaje de la fuerza. Angela Merkel acaba de dar una contribución decisiva al entierro de la ONU.

Queda, finalmente, por considerar la clamorosa ingenuidad del líder ruso. No está mintiendo: efectivamente, entre 2014 y 2021 la diplomacia rusa insistió incansablemente en la necesidad de alcanzar acuerdos pacíficos sobre Ucrania, aun cuando los continuos bombardeos en el este, la represión a todas las expresiones de la cultura rusa dentro del país y los datos de inteligencia sobre la construcción de fortalezas y el adiestramiento británico al ejército ucraniano presagiaban la reanudación de la guerra. Contra la opinión de Nikolai Patruchev, presidente del Consejo de Seguridad Nacional, hasta el final Vladimir Putin buscó soluciones legales.

Quizás, si hubiera aprovechado la presidencia de Donald Trump (quien quería llegar a un acuerdo global con Rusia), para ponerse duro e imponer una negociación política sobre Ucrania, habría evitado esta guerra a la que Rusia llegó obligada por las provocaciones occidentales y ucranianas. Es difícil saberlo, pero su tardanza en ponerse firme da al líder ruso el rol de responsable secundario por esta conflagración. Unos (los jefes de Estado y de gobierno de la OTAN) son culpables por intención y acto, el otro por imprevisión. Quienes pagamos somos todos los demás.

PorMatthew Ehret -The Cradle – 

                                                                                                                                                 La histórica Cumbre China-Árabe que se está llevando a cabo actualmente en Riyadh simboliza el eurasianismo emergente en el Golfo Pérsico.

A medida que los atlantistas continúan su compromiso con un futuro moldeado por la escasez de energía, la escasez de alimentos y la guerra con sus vecinos con capacidad nuclear, la mayoría de los estados del Golfo Pérsico que durante mucho tiempo han sido aliados de confianza de Occidente se han dado cuenta rápidamente de que lo mejor para sus intereses, es  asegurar la cooperación con estados euroasiáticos como China y Rusia que no piensan en esos términos de suma cero.

Con la tan esperada visita de tres días del presidente chino, Xi Jinping, a Arabia Saudita, se está consolidando un poderoso cambio del estado árabe más estratégico del Golfo Pérsico hacia la alianza multipolar. Según de qué lado de la valla ideológica se sienta, esta consolidación se está viendo de cerca con mucha esperanza o con mucha rabia.

La visita de Xi contrasta marcadamente con la decepcionante reunión de «choque de puños» del presidente estadounidense Joe Biden este verano, en la que el autoproclamado líder del mundo libre se quedó dormido en una mesa de conferencias y exigió más producción de petróleo saudí sin ofrecer nada duradero a cambio.

En contraste, la llegada de Xi fue recibida con un saludo de múltiples cañones y aviones saudíes pintando los colores rojo y amarillo de la bandera de China en los cielos de Riad. La delegación de élites políticas y empresariales de Beijing, en los días siguientes, continuará reuniéndose con sus homólogos saudíes para lograr acuerdos estratégicos a largo plazo en los dominios cultural, económico y científico.

La visita culminará con la primera Cumbre China-Árabe el viernes 9 de diciembre, donde Xi se reunirá con 30 jefes de Estado. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China describió esto como “un hito histórico en la historia del desarrollo de las relaciones chino-árabes”.

Aunque se firmarán acuerdos por valor de 30.000 millones de dólares entre Pekín y Riad, hay algo mucho más importante en juego que muy pocos han llegado a apreciar adecuadamente.                   

Los pasos de Riad hacia el BRI desde 2016

Xi Jinping visitó el reino por última vez en 2016, para promover la participación de Riad en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) recientemente presentada por China. Un informe de política de enero de 2016 del gobierno chino a todos los estados árabes dice:

     “En el proceso de búsqueda conjunta de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la iniciativa de la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI, China está dispuesta a coordinar estrategias de desarrollo con los estados árabes, poner en juego las ventajas y los potenciales de cada uno, promover la cooperación internacional en capacidad de producción y mejorar la cooperación en los campos de la construcción de infraestructura, la facilitación del comercio y la inversión, la energía nuclear, los satélites espaciales, las nuevas energías, la agricultura y las finanzas, a fin de lograr el progreso y el desarrollo comunes y beneficiar a nuestros dos pueblos”.

Solo tres meses después, el príncipe heredero Mohammed bin Salman (MbS) inauguró Saudi Visión 2030, que delineó firmemente una nueva agenda de política exterior mucho más compatible con el espíritu de «desarrollo pacífico» de China.

Después de décadas de servir como un estado cliente atlantista sin perspectivas viables de fabricación o autonomía más allá de su papel en el apoyo a las operaciones terroristas administradas por Occidente, Saudi Visión 2030 demostró los primeros signos de pensamiento creativo en años, con una perspectiva hacia una era posterior al petróleo.

En el frente de la energía, China Energy Corp está construyendo una estación de energía solar de 2,6 GW en expansión en Arabia Saudita, y los desarrolladores nucleares chinos están ayudando a Riyadh a desarrollar sus vastos recursos de uranio mientras dominan todas las ramas del ciclo del combustible nuclear.

En 2016, ambas naciones firmaron un memorando de entendimiento para construir reactores nucleares refrigerados por gas de cuarta generación. Esto sigue al reciente salto de los Emiratos Árabes Unidos al siglo XXI con 2,7 GW de energía ahora construidos.

A principios de 2017, Riyadh había comprado firmemente su boleto en la Nueva Ruta de la Seda con un acuerdo de $ 65 mil millones que integraba Saudi Vision 2030 y BRI con un enfoque en integración petroquímica, ingeniería, refinación, adquisición, construcción, captura de carbono y desarrollo upstream/downstream. .

En la nueva época post-estadounidense, los signos de este espíritu de cooperación y construcción de puentes se han hecho sentir cada vez más, incluso cuando sus efectos se han restringido por la fuerza, como pueden atestiguar millones de yemeníes que sufren bajo siete años de guerra.

A diferencia de la fijación atlantista en los Nuevos Acuerdos Verdes que amenazan con aniquilar la industria y la agricultura, la perspectiva post-petróleo de Riyadh es mucho más sinérgica con la idea de China de un “crecimiento sostenido” que exige energía nuclear, hidrocarburos continuos y un sólido desarrollo agroindustrial.

El comercio de China con Arabia Saudita aumentó a $87,3 mil millones en 2021, lo que experimentó un aumento del 39 por ciento con respecto a 2020, mientras que el comercio entre Estados Unidos y Arabia Saudita se derrumbó de $76 mil millones en 2012 a solo $29 mil millones en 2021.

Es posible que parte de este comercio entre Beijing y Riad ahora se realice en el yuan chino, lo que solo socavará aún más la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita.

En los primeros 10 meses de 2022, las importaciones de China desde Arabia Saudita fueron de $57 mil millones y las exportaciones al reino aumentaron a $30,3 mil millones. China también está construyendo sistemas 5G y cultivando un vasto centro tecnológico con un enfoque en la venta de productos electrónicos, todo mientras ayuda a Arabia Saudita a construir un sector manufacturero autóctono.     Una tendencia de Armonización

A pesar del caos continuo en Yemen y la devastación económica en el Líbano, Siria e Irak, la tendencia sutil de Beijing ha sido, sin embargo, de curación con Arabia Saudita y el poder regional Türkiye.

Arabia Saudita y Türkiye a menudo han actuado como rivales y enfrentan dos agendas extranjeras distintas con amplias ambiciones regionales que se superponen en muchos frentes. Pero a pesar de este pasado competitivo, las necesidades más altas han inducido a ambas naciones a armonizar sus perspectivas de política exterior con un nuevo enfoque de «mirar hacia el este».

Esto se expresó durante la visita del príncipe heredero saudita a Ankara en junio de 2022, donde los dos jefes de estado pidieron “una nueva era de cooperación” con un enfoque en la cooperación política, económica, militar y cultural descrita en un comunicado conjunto.

Solo unos días después del regreso de MbS de Turkiye, el entonces primer ministro iraquí, Mustafa al-Kadhimi, visitó Jeddah para promover la estabilidad regional y afirmó en un comunicado de prensa que “cambiaron los puntos de vista sobre una serie de temas que contribuirían a apoyar y fortalecer la seguridad y estabilidad regional. .”

Irak y Arabia Saudita solo habían restablecido lazos diplomáticos en noviembre de 2020 debido a la invasión de Kuwait por Saddam Hussein 30 años antes.

Entre 2021 y 2022, Irak trabajó arduamente para albergar conversaciones bilaterales entre Arabia Saudita e Irán con cinco rondas de conversaciones y Kadhimi manifestó su creencia de que “la reconciliación está cerca”. Los lazos diplomáticos entre Teherán y Riad se cortaron después de la ejecución en 2016 del clérigo chiíta saudita Nimr al-Nimr, lo que provocó el asalto a la embajada saudí en Teherán por parte de manifestantes enojados.

En marzo de 2022, MbS declaró que Irán y Arabia Saudita “fueron vecinos para siempre” y afirmó que es “mejor para ambos resolverlo y buscar formas en las que podamos coexistir”.

Para el 23 de agosto de 2022, los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait crearon un nuevo hito al reiniciar las relaciones diplomáticas con Irán. Y aunque casi todos los estados del Golfo Pérsico (más Türkiye) han dedicado años a apoyar el cambio de régimen en Siria, se ha impuesto una nueva realidad con todas las partes árabes virando hacia el modelo chino BRI de integración regional y desarrollo económico.  

El papel clave de Irán

Irán no solo es un actor clave en la Gran Asociación Euroasiática que sirve como un centro estratégico para la ruta sur del BRI de China, sino que también es una piedra angular del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC) liderado por Rusia, Irán e India, que tiene convertirse en una fuerza importante en sinergia con el BRI.

Irak e Irán se encuentran en las etapas finales de la construcción del tan esperado ferrocarril Shalamcheh-Basora, que unirá a las dos naciones por ferrocarril por primera vez en décadas y, al mismo tiempo, ofrecerá una extensión potencial del ferrocarril ya existente de 1500 km a través de Irak a Siria. borde.

Sin duda, el clima de cooperación fue posible gracias a la presencia de la diplomacia económica china que estableció un acuerdo de energía y seguridad de 25 años y $ 400 mil millones con Irán, pero también Rusia, cuyo acuerdo similar pero más pequeño de $ 25 mil millones por veinte años con Teherán puede expandirse fácilmente. a $ 40 mil millones en inversiones rusas en los vastos campos de petróleo y gas natural de Irán en los próximos años.

La relación de Arabia Saudita y Rusia con la OPEP+ demostró su potencia este verano cuando Riad se ganó la ira de Washington no solo al negar las solicitudes de Biden de aumentar la producción de petróleo, sino también al reducir la producción total de petróleo y hacer subir los precios mundiales del petróleo. Arabia Saudita se benefició de un gran aumento de las importaciones de petróleo ruso con descuento que luego se vendieron a una Europa desesperada.

Además, los planes de Arabia Saudita para unirse al centro global de la multipolaridad en sí, BRICS+ (junto con Turkiye, Egipto y Argelia), además de convertirse recientemente en un socio de diálogo de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), han colocado su destino cada vez más profundamente en el creciente Alianza Multipolar.

Con el mayor potencial para la estabilidad y la armonización de intereses entre varios bloques de poder, finalmente se está presentando una atmósfera más propicia para las inversiones económicas a largo plazo para los inversores chinos que durante mucho tiempo habían contemplado Asia Occidental azotada por conflictos con temor justificado.

En agosto de 2022, la compañía petrolera estatal saudí Aramco y China’s Petroleum and Chemical Corporation Ltd firmaron un memorando de entendimiento que amplía el acuerdo de cooperación de 65.000 millones de dólares antes mencionado de 2017, que implica la construcción de Fujian Refining and Petrochemical Company (FREP) y Sinopec Senmei Petroleum Company ( SSPC) en Fujian, China, y Yanbu Aramco Sinopec Refining Company (YASREF) en Arabia Saudita.   Ferrocarril e interconectividad

Quizás lo más emocionante son las perspectivas de interconectividad que juegan directamente en los corredores de desarrollo vinculados al BRI. En Arabia Saudita, este tren se ha movido a un ritmo constante con el Ferrocarril Haramain de alta velocidad de 450 km construido por China Railway Construction Company que conecta La Meca con Medina completado en 2018.

Las discusiones están en marcha para extender esta línea al Ferrocarril Norte Sur de 2400 km desde Riyadh a Al Haditha completado en 2015. Mientras tanto, 460 km de ferrocarril que conecta a todos los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) están actualmente en construcción, lo que está impulsando reformas en ingeniería. , escuelas de comercio y centros de fabricación en toda la Península Arábiga.

En 2021, todos los estados del CCG dieron su pleno apoyo a un ferrocarril de alta velocidad entre el Golfo Pérsico y el Mar Rojo, valorado en 200.000 millones de dólares, denominado «Puente terrestre saudí», que también encaja con otro megaproyecto de 500.000 millones de dólares con grandes inversiones chinas, denominado la megaciudad futurista NEOM en el Mar Rojo.

Los euroasiáticos pueden ganar

Solo cabe esperar que esta nueva química de armonización y cooperación en la que todos ganen proporcione pronto una clave para poner fin a los incendios del conflicto en Yemen y otros estados de la región.

Además, con Rusia y China ayudando a negociar canales diplomáticos secundarios, y con Irán jugando un papel activo en este proceso, quizás puedan comenzar las negociaciones para la reconstrucción en esta zona de conflicto devastada por la guerra.

No es un esfuerzo extremo de la imaginación ver el nuevo proyecto ferroviario del Golfo Pérsico-Mar Rojo que se extiende al norte de Egipto y al sur de Yemen.

Mirando un mapa de la región, uno puede imaginar la reactivación del «Puente del Cuerno de África» presentado por primera vez en 2009, que habría extendido el ferrocarril a través del estrecho de Bab el Mandeb de 25 km conectando tuberías y líneas ferroviarias en Djibouti y East África, más ampliamente.

Si bien una Primavera Árabe manipulada por Occidente descarriló ese concepto en 2011, y la guerra de Arabia Saudita contra Yemen lo llevó aún más bajo tierra desde 2015, tal vez este nuevo espíritu de cooperación entre civilizaciones bajo una nueva arquitectura económica liberada del sistema del dólar dominado por los atlantistas pueda proporcionar justo lo que se necesita para revivir la idea una vez más.

La defensa abierta de Scholz del militarismo alemán y la propuesta del «rearme» del ejército y convertir a Alemania en garante de la seguridad europea y su principal proveedor fortaleciendo la industria de la defensa europea, aumentando su presencia en el flanco oriental de la OTAN. Esto que algunos pretenden ver como un retorno al «atavismo» alemán, en mi opinión no forma parte de la «asertividad alemana» ( de por sí siempre dudosa) sino que estas definiciones son alentadas por EEUU que le hacen creer a los «estultos teutones» que pueden ser socios del liderazgo europeo de los estadounidenses. Esto forma parte de una «perversa política» de los EEUU para mantener a sus «socios europeos» divididos y enfrentados. Al pretender Alemania concentrar en sus manos el liderazgo de Europa, empieza por romper el eje franco-alemán sobre el cual se construyó la unidad de europa; y a su vez se confronta con Gran Bretaña, la «ministra plenipotenciaria», gestora de la «hegemonía» de EEUU ante la UE. Una Gran Bretaña que está detrás de los países bálticos y de Polonia ( enemiga ancestral de Alemania) , una Polonia que es alentada en su ambición de ser el líder de los países europeos de la Iniciativa de los Tres Mares. Una U.E. servil y sometida, y países europeos enfrentados entre sí, pero finalmente todos y cada uno de ellos fieles vasallos del «atlantismo» conducido por EEUU. Finalmente el «rearme alemán» es una «falsa proposición, engañosa, en estos momentos cuando la economía y las industrias de Alemania están siendo destruidas por las políticas de EEUU. Para Dossier Geopolitico Dr. Antonio Mitre

LOS DEMONIOS SE ARRASTRAN DESDE EL ÁTICO DE EUROPA.   

Por M.K.Bhadrakumar  10 de diciembre               

La visita de la ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, a Nueva Delhi tuvo un final anticlimático. Baerbock se refirió elocuentemente a Alemania como modelo de valores democráticos y reclamó afinidad con la India. Esperaba persuadir al gobierno de Modi para que se retirara de la asociación estratégica con la Rusia “autoritaria”.

Sin embargo, cuando Baerbock regresó a casa, el gato estaba fuera de la bolsa: un (supuesto) intento de golpe en su país por parte del grupo nacionalista de extrema derecha llamado movimiento «Reichsbuerger», que niega la existencia del estado alemán moderno y sus trabas de la democracia.

Los Reichsbürger utilizan elementos de los mitos de la conspiración antisemita propagados por los nazis y están comprometidos con la idea de que las fronteras de Alemania deben extenderse para incluir territorios en Europa del Este, que fueron ocupados bajo el dominio nazi.

La presencia activa de redes de derecha dentro de las agencias de seguridad de Alemania y las fuerzas armadas alemanas se conoce desde hace años. En julio del año pasado, la entonces ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, disolvió toda una compañía de las Fuerzas de Comando Especial de élite del ejército alemán después de varios incidentes de extrema derecha, en los que supuestamente se había utilizado el saludo hitleriano prohibido y en los que se tocaba música de extrema derecha. en fiestas.

Es un secreto a voces que los seguidores de la ideología nazi encontraron refugio en la sociedad alemana en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Muchas personas con antecedentes nazis finalmente ascendieron a altos cargos. Y en secreto se ayudaron mutuamente a rehabilitarse y restablecer sus credenciales y prosperar. Tales relaciones incestuosas entre los antiguos nazis les permitieron una especie de privilegios que superaron con creces los del alemán medio.

La ideología extremista y el revanchismo encontraron suelo fértil en las décadas de 1920 y 1930 en Alemania. Si la crisis económica se profundiza en Alemania, pueden volver a surgir condiciones similares. Sin duda, el extremismo está aumentando en Alemania.

Dicho esto, la mayoría de la gente sospecha que la represión del Reichsbürger es en gran medida teatro político. ¿Es posible un golpe de Estado de extrema derecha en Alemania: una insurrección armada “para eliminar el orden básico libre y democrático” atacando a los políticos, asaltando edificios parlamentarios, derrocando al gobierno federal, disolviendo el poder judicial y usurpando el ejército? Imposible.

Entonces, ¿qué está tramando el gobierno de coalición del canciller Olaf Scholz? Francamente, crear tales mitos de conspiración sirve para fragmentar la opinión política, que se está disparando contra las políticas del gobierno de Scholz. En segundo lugar, la represión del Reichsbürger puede derivar en una supresión del partido político Alternativa para la Democracia (AfD), que está mejorando constantemente su desempeño electoral y es conocido por su oposición a la UE y el atlantismo. En tercer lugar, es una distracción útil en un momento en que el malestar social debido a la crisis económica (retroceso de las sanciones de Rusia) puede desencadenar malestar político. Hay informes de que el gobierno ha puesto en alerta a las fuerzas policiales.

Mientras tanto, Scholz también está tomando prestado de la caja de herramientas ultranacionalista. En un artículo de la revista Foreign Affairs la semana pasada, Scholz defendió abiertamente la causa del militarismo. Escribió: “Los alemanes tienen la intención de convertirse en garantes de la seguridad europea… El papel crucial para Alemania en este momento es convertirse en uno de los principales proveedores de seguridad en Europa invirtiendo en nuestro ejército, fortaleciendo la industria de defensa europea, reforzando aumentar nuestra presencia militar en el flanco oriental de la OTAN… El nuevo papel de Alemania requerirá una nueva cultura estratégica, y la estrategia de seguridad nacional que mi gobierno adoptará dentro de unos meses reflejará este hecho…

“Esta decisión marca el cambio más marcado en la política de seguridad alemana desde el establecimiento de la Bundeswehr en 1955… Estos cambios reflejan una nueva mentalidad en la sociedad alemana… El Zeitenwende [cambio tectónico] también llevó a mi gobierno a reconsiderar un sistema bien establecido de décadas de antigüedad. principio de la política alemana sobre exportaciones de armas. Hoy, por primera vez en la historia reciente de Alemania, estamos entregando armas en una guerra librada entre dos países… Y Alemania continuará manteniendo su compromiso con los acuerdos de intercambio nuclear de la OTAN, incluso mediante la compra de aviones de combate F-35 de doble capacidad…” [Énfasis añadido.]   Él escribe: “Alemania está lista para llegar a acuerdos para mantener la seguridad de Ucrania como parte de un posible acuerdo de paz de posguerra. Sin embargo, no aceptaremos la anexión ilegal del territorio ucraniano… Para poner fin a esta guerra, Rusia debe retirar sus tropas”. Scholz se extralimita y olvida no solo la historia pasada de agresión de Alemania en Europa del Este, sino también sus debilidades como potencia militar cuando presenta al país como un baluarte contra Rusia.

Mientras se embarca en este camino militarista, Alemania está desvinculando a Francia.

El eje franco-alemán ha sido el pilar de la política europea durante las últimas décadas. ¡Pero la Iniciativa Europea Sky Shield de Scholz con otros 14 estados europeos sobre la creación de un sistema de defensa aérea conjunto en Europa excluye a Francia! En cuestiones de tecnología de defensa, la cooperación de Alemania con Francia se está desvaneciendo rápidamente.

Nuevamente, París está molesto porque su subsidio de 200 mil millones de euros para la industria alemana se anunció sin consultar a Francia. La visita de noviembre de Scholz a Beijing, que señaló la disposición a aceptar la inversión china, ignoró la sugerencia del presidente francés Emmanuel Macron de planificar una iniciativa conjunta franco-alemana hacia China.

Todo esto señala la ambición de Berlín de asumir la unificación del liderazgo europeo en manos alemanas, tanto en términos políticos como económicos. Un gran signo de interrogación se cierne sobre el futuro del Tratado de Aquisgrán de 2018 firmado por Macron y luego por la canciller Angela Merkel. Scholz defiende que la Unión Europea debería cambiar a la votación por mayoría en lugar de la unanimidad. Al ser una potencia económica, Alemania ejerce una influencia inmensa y el plan de Scholz es aprovecharla para establecer el predominio del país en Europa.

Encontrará resistencia. Hungría se ha opuesto a nuevas sanciones de la UE contra Rusia. Vetó el entusiasmo de la Comisión de la UE por pedir dinero prestado (acumular deuda) para financiar la economía en crisis de Ucrania y luchar contra Rusia. La reciente declaración del presidente francés, Emmanuel Macron, de que cualquier arquitectura de seguridad europea debería “garantizar” los intereses de Rusia también destaca las fallas.

Curiosamente, el veto contra la pertenencia a Schengen de Rumanía y Bulgaria procede de los Países Bajos y Austria. El argumento es que ambos países no han implementado sistemas suficientemente sólidos para registrar refugiados en sus fronteras con países no pertenecientes a la UE. Rumanía tiene fronteras exteriores de la UE con Ucrania, Moldavia y Serbia, Bulgaria con Turquía y Macedonia del Norte. La política de refugiados es donde Europa es más vulnerable y divisiva.    Él escribe: “Alemania está lista para llegar a acuerdos para mantener la seguridad de Ucrania como parte de un posible acuerdo de paz de posguerra. Sin embargo, no aceptaremos la anexión ilegal del territorio ucraniano… Para poner fin a esta guerra, Rusia debe retirar sus tropas”. Scholz se extralimita y olvida no solo la historia pasada de agresión de Alemania en Europa del Este, sino también sus debilidades como potencia militar cuando presenta al país como un baluarte contra Rusia.

Mientras se embarca en este camino militarista, Alemania está desvinculando a Francia. El eje franco-alemán ha sido el pilar de la política europea durante las últimas décadas. ¡Pero la Iniciativa Europea Sky Shield de Scholz con otros 14 estados europeos sobre la creación de un sistema de defensa aérea conjunto en Europa excluye a Francia! En cuestiones de tecnología de defensa, la cooperación de Alemania con Francia se está desvaneciendo rápidamente.

Nuevamente, París está molesto porque su subsidio de 200 mil millones de euros para la industria alemana se anunció sin consultar a Francia. La visita de noviembre de Scholz a Beijing, que señaló la disposición a aceptar la inversión china, ignoró la sugerencia del presidente francés Emmanuel Macron de planificar una iniciativa conjunta franco-alemana hacia China.

Todo esto señala la ambición de Berlín de asumir la unificación del liderazgo europeo en manos alemanas, tanto en términos políticos como económicos. Un gran signo de interrogación se cierne sobre el futuro del Tratado de Aquisgrán de 2018 firmado por Macron y luego por la canciller Angela Merkel. Scholz defiende que la Unión Europea debería cambiar a la votación por mayoría en lugar de la unanimidad. Al ser una potencia económica, Alemania ejerce una influencia inmensa y el plan de Scholz es aprovecharla para establecer el predominio del país en Europa.

Encontrará resistencia. Hungría se ha opuesto a nuevas sanciones de la UE contra Rusia. Vetó el entusiasmo de la Comisión de la UE por pedir dinero prestado (acumular deuda) para financiar la economía en crisis de Ucrania y luchar contra Rusia. La reciente declaración del presidente francés, Emmanuel Macron, de que cualquier arquitectura de seguridad europea debería “garantizar” los intereses de Rusia también destaca las fallas.

Curiosamente, el veto contra la pertenencia a Schengen de Rumanía y Bulgaria procede de los Países Bajos y Austria. El argumento es que ambos países no han implementado sistemas suficientemente sólidos para registrar refugiados en sus fronteras con países no pertenecientes a la UE. Rumanía tiene fronteras exteriores de la UE con Ucrania, Moldavia y Serbia, Bulgaria con Turquía y Macedonia del Norte. La política de refugiados es donde Europa es más vulnerable y divisiva.          

Mientras tanto, el centro de gravedad de la política europea y la geoestrategia se ha desplazado últimamente hacia «Mitteuropa» (Alemania y sus vecinos del este) a medida que se acelera el conflicto en Ucrania.

Mientras que el tándem franco-alemán solía ser el motor de la integración europea, ahora París y Berlín se enfrentan a la necesidad de buscar nuevos puntos de apoyo dentro de la UE, eligiendo incluso interlocutores alternativos.

En el período que se avecina, el principal foco de interés de Alemania se dirigirá a las fronteras nororientales de la Unión Europea (Polonia, los Estados bálticos y Finlandia), lo que, junto con la continua asistencia militar a Ucrania, significará una mayor “atlantización” de la estrategia alemana.

Desde una perspectiva india, el Zeitenwende del que habla Scholz en su ensayo también implica que el enfoque de Alemania hacia el Indo-Pacífico se caracterizará por una renuencia a buscar la confrontación con China.

“¡Se Profundiza el Conflicto en Ucrania!”…En nuestra columna semanal de Geopolítica, que se difunde desde hace 16 años en la Radio del Club de La Pluma, el Director de Dossier Geopolitico DG, analiza está semana varios evento que está ocurrieron en forma simultánea en en el frente del Europa del Este, donde la OTAN (Vg. EEUU) se enfrenta con la Federación Rusa donde las Fuerzas lideradas por la angloesfera atlantista están usando la guerra proxy con la carne de cañón ucraniana 

Una vez mas analizamos el conflicto de Ucrania y la Federación Rusa porque sabemos que es una lucha existencial, pues si Ucrania es derrotada la gran derrotada será la OTAN. Por ello es importante volver a este escenario. Para entender este tema y su importancia recurriremos a las declaraciones del Secretario de Defensa de los EEUU General Lloyd Austin hace pocos días atrás, efectuadas en la Ciudad Canadiense de Halifax : “La guerra de Ucrania, define los Contornos del S XXI”

Registramos también las declaraciones de la Presidenta de la Comisión Europea (una de las voceras mas pro Guerra y aliada fanita con la angloesfera) la alemana Ursula Von Der Leyen que afirmó que Ucrania había sufrido en 9 meses de guerra más de 100.000 bajas letales militares, esto lleva a reconocer que está guerra proxy que hace la OTAN usando la carne humana ucraniana es una verdadera picadora de carne de ese País sacrificado para mantener el occidente su lejana supremacía. Hoy es cuestionada en toda la línea por los poderes emergentes. Rápidamente la OTAN ordenó borrar las cifras de Bajas declaradas por la Leyen. También podemos comprender está guerra ya que en la reunión de la OTAN en Bucarest siguió el libreto establecido por Bush Jr. hace 10 años que Ucrania y Georgia debían incorporarse en la OTAN (Como vemos son proyectos de larga data ) y que se siguen intentando realizar. Y la profundización y prolongación de la guerra involucra cada vez a la OTAN en Europa sino una implicación directa en el terreno de los combates. Por ello el canciller Ruso Lavrov declaró que la guerra se prolongará y profundizará con una alta posibilidad de la utilización de armas nucleares. En medio de este convulsionado escenario las desafortunadas y de un evidente alto desconocimiento de las declaraciones de lo que está ocurriendo en la Guerra, del Papa Francisco (a una revista Jesuita de EEUU)  lo invalidan para proponerse como mediador ya que tomó partido con una de las partes en conflicto

Europa gracias a la guerra en el este, profundiza sus caos internos, mas inflación, mas recesión, conflicto de falta de cohesión que la transforman en una zona de escasa importancia que solo beneficia a su “socio” principal los EEUU. Los cambios sistémicos están en pleno desarrollo…por ello SE PROFUNDIZARÁ EL CONFLICTO EN UCRANIA!

Prof. Lic. Carlos Pereyra Mele

Director de Dossier Geopolitico DG

Por M.K.Bhadrakumar   30 de noviembre

El lugar de reunión de los ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN el 29 y 30 de noviembre, Bucarest, fue donde hace diez años, el ex presidente estadounidense George W. Bush convenció a los socios transatlánticos de Estados Unidos de que Ucrania y Georgia algún día deberían unirse a su alianza militar. Los cancilleres debidamente “reafirmaron” esa decisión ayer y lo dejaron así. 

Sin embargo, en su declaración sobre el conflicto en Ucrania afirmó enfáticamente que la OTAN “nunca reconocerá” la incorporación de Rusia de cuatro regiones ucranianas y subrayó la determinación de la alianza de “continuar e intensificar aún más el apoyo político y práctico” a Kiev. 

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que es el portavoz de Washington, advirtió que, a pesar de la valentía y el progreso de Ucrania sobre el terreno, Rusia conserva fuertes capacidades militares y un gran número de tropas, y la alianza seguirá apoyando a Kiev “mientras se necesita… no daremos marcha atrás”. 

Dichos pronunciamientos delatan la ausencia de cualquier pensamiento nuevo, aunque los acontecimientos sobre el terreno muestran que los planes mejor trazados de Washington se tambalean. Y también hay signos crecientes de desunión sobre el tema de Ucrania entre los aliados europeos de EE. UU. y entre este último y la Administración Biden.

Los neoconservadores en el equipo de Biden que son la fuerza impulsora en Beltway todavía están llenos de una intensidad apasionada. El atisbo de esperanza que la opinión moderada expresó en la famosa declaración de 30 legisladores demócratas recientemente se apagó bruscamente. 

Moscú también ha sacado conclusiones apropiadas, como es evidente en la postura del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia de que no tiene sentido en el clima prevaleciente de incesante hostilidad de Washington celebrar la Comisión Consultiva Bilateral bajo el Nuevo Tratado START entre Rusia y EE. UU., que   originalmente estaba programado para tomar lugar en El Cairo del 29 de noviembre al 6 de diciembre.   

Nuevamente, no se debe esperar mucho de la reunión del presidente francés Emmanuel Macron con el presidente Biden en la Casa Blanca mañana. Macron todavía espera ser el líder occidental que acepte las condiciones de rendición del presidente Putin y pase a los libros de historia, pero en realidad su credibilidad está hecha añicos en Europa y en los círculos atlantistas en particular, e incluso dentro de Francia. 

La prioridad número uno de Europa en esta coyuntura, que supone un punto de inflexión en el conflicto de Ucrania, debería ser su autonomía estratégica para actuar en interés propio. 

Pero eso requiere una reflexión profunda sobre en qué es lo que Europa quiere ser autónoma y, en segundo lugar, la comprensión de que, en el fondo, un interés estratégico no puede reducirse a intereses de seguridad. 

En nuestro nuevo mundo hobbesiano, un mundo de zonas económicas en competencia, el primer objetivo de Europa debería ser lograr una autonomía económica estratégica. Pero, ¿es posible seguir alcanzando ese objetivo cuando la seguridad energética que sustentaba su prosperidad y poderío industrial ha sido hecha añicos en las profundidades del Mar Báltico por manos invisibles? 

Sea como fuere, los acontecimientos que se desarrollan en Ucrania seguramente crearán una nueva dinámica. La aceleración visible de la ofensiva rusa en Bakhmut en las últimas semanas está acortando drásticamente el plazo para la captura de la ciudad de varias semanas a los próximos días como máximo. 

Signos similares también están apareciendo en Maryinka y Ugledar en la región de Donbass. 

Si Bakhmut es el eje de la línea de defensa ucraniana en Donbass, Maryinka es desde donde las fuerzas ucranianas están bombardeando la ciudad de Donetsk; y la captura de Ugledar permitirá a las fuerzas rusas avanzar hacia la ciudad de Zaporozhye y evitar de manera concluyente cualquier desafío futuro al puente terrestre a Crimea y a los puertos en el mar de Azov.

El hilo conductor aquí es que el continuo refuerzo de las fuerzas rusas desplegadas en Donbass tras la movilización de cerca de 400.000 soldados empieza a dar sus primeros resultados. Por una vez, las fuerzas rusas superan en número a las de Ucrania y las fortificaciones rusas se han fortalecido significativamente. 

La caída de Bakhmut señalará que la batalla de Donbass, que es el leitmotiv de la operación militar especial rusa, está entrando en su fase final. La línea de defensa ucraniana en Donbass se está desmoronando. El control ruso de Donbass está a la mano en un futuro concebible. 

¿Qué pasa después? El objetivo ruso puede ser alejar a las fuerzas ucranianas de la región de Donbass y mantener las estepas al este del río Dniéper como zona de amortiguamiento. De hecho, el óblast de Dnipropetrovsk también es rico en recursos minerales y contiene grandes depósitos de hierro, manganeso, titanio y circonio, uranio, antracita, gas natural y petróleo y lignito, y es el principal centro de la industria siderúrgica de Ucrania, aparte de ser una región de cultivo intensivo de cereales, ganadería e industria láctea. Su pérdida será un golpe devastador para Kiev.   

En términos políticos, la narrativa de la victoria en Kiev —que Ucrania está ganando la guerra y está a punto de capturar Crimea, etc. — se está volviendo insostenible por mucho más tiempo. 

Mientras tanto, Europa también está luchando con sus demonios: incapaz de deshacerse de la idea de un tope de precio en el petróleo ruso que seguramente provocará un boomerang y agravará aún más la seguridad energética de Europa; necesidad de aumentar aún más las importaciones de GNL de Rusia, que es mucho más barato que de Estados Unidos; 

Europa no está en condiciones de responder al lanzamiento de la ley de reducción de la inflación de gran trascendencia en los EE. UU. o la   migración de la industria europea a los Estados Unidos; la incapacidad de la UE para fortalecer el papel internacional del euro para absorber algunos de los ahorros excedentes del mundo, y así sucesivamente. 

Por lo tanto, en este momento decisivo ante una escalada inminente del conflicto en Ucrania en las próximas semanas, los neoconservadores en los EE. UU. se están abriendo camino para aumentar el suministro de armas a Ucrania. Los neoconservadores invariablemente ganan las batallas territoriales en el Beltway, especialmente bajo un presidente débil. Si los republicanos intensifican las investigaciones sobre Biden, su dependencia de los neoconservadores sólo aumentará durante el próximo período. 

La propaganda del cambio de régimen en Rusia no se desvanecerá incluso bajo las crudas realidades emergentes de la situación emergente en Ucrania. 

El objetivo de los neoconservadores, como lo expresó sucintamente el historiador investigador Eric Zuesse , es “destruir Rusia tan rápido que Rusia no pueda destruir a Estados Unidos como represalia”. 

El puro absurdo del pensamiento es evidente para todos menos para los neoconservadores. Entonces, van a argumentar ahora que el error cardinal que cometió EE. UU. en Ucrania fue no poner las botas sobre el terreno en ese país en 2015.

Un artículo muy interesante del inglés Alastair Crooke y a la vez provocativo que invita al debate, si occidente puede competir como un estado de civilización y permanecer. 

EL QUID DE LA REVOLUCIÓN PUTIN-XI PARA EL NUEVO ORDEN MUNDIAL:

DETENER EL DESLIZAMIENTO HACIA EL NIHILISMO

Se vuelve cuestionable si Occidente puede competir como un estado de civilización y mantener una presencia. Alastair Crooke  28 de noviembre Fundación para la Cultura Estratégica

El ‘mapa’ mundial está acelerando su alejamiento del paralizado ‘hub’ de Washington, pero ¿hacia qué? Se acabó el mito de que China, Rusia o el mundo no occidental pueden asimilarse completamente a un modelo occidental de sociedad política (al igual que Afganistán). Entonces, ¿hacia dónde nos dirigimos?

El mito de la atracción de la aculturación hacia la posmodernidad occidental persiste , sin embargo, en la continua fantasía occidental de alejar a China de Rusia y abrazarla con las grandes empresas estadounidenses.

El punto más importante aquí es que las antiguas civilizaciones heridas se están reafirmando: China y Rusia, como estados organizados en torno a la cultura indígena, no es una idea nueva. Más bien, es muy antiguo: “Recuerde siempre que China es una civilización, y no un estado-nación”, repiten regularmente los funcionarios chinos.

No obstante, podría decirse que el cambio a un estado de civilización enfatizado por esos funcionarios chinos no es un dispositivo retórico sino que refleja algo más profundo y más radical. Además, la transición cultural está ganando una amplia emulación en todo el mundo. Sin embargo, su radicalismo inherente se pierde en gran medida para el público occidental.

Los pensadores chinos, como Zhang Weiwei, acusan a las ideas políticas occidentales de ser una farsa; de enmascarar su carácter ideológico profundamente partidista bajo un barniz de principios supuestamente neutrales. Están diciendo que el montaje de un marco universal de valores, aplicable a todas las sociedades, está terminado.

Todos nosotros debemos aceptar que hablamos solo por nosotros mismos y nuestras sociedades.

Esto ha surgido porque el no-occidente ahora ve claramente que el occidente posmoderno no es una civilización per se, sino algo parecido a un ‘sistema operativo’ desculturizado (tecnocracia gerencial). 

La Europa del Renacimiento constaba de estados civilizatorios, pero el nihilismo europeo posterior cambió la esencia misma de la modernidad. Occidente promueve su postura de valor universal, sin embargo, como si fuera un conjunto de teoremas científicos abstractos que tienen validez universal.

La promesa que acompaña a este último de que las formas de vida tradicionales podrían preservarse bajo la aplicación generalizada de estas normas occidentales intencionalmente seculares, que exigían su cumplimiento por parte de la clase política occidental, ha resultado ser una presunción fatal, sostienen estos pensadores alternativos.

Tales nociones no se limitan a Oriente. Samuel Huntington, en su libro The Clash of Civilizations , argumentó que el universalismo es la ideología de Occidente ideada para confrontar otras culturas . Naturalmente, todo el mundo fuera de Occidente, argumentó Huntington, debería ver la idea de «un mundo» como una amenaza .

El retorno a las matrices civilizatorias plurales pretende precisamente romper la pretensión de Occidente de hablar –o decidir– por alguien que no sea él mismo.

Algunos verán este desafío ruso-chino como una mera maniobra por el «espacio» estratégico; como justificación de sus reivindicaciones de distintas «esferas de interés». Sin embargo, para comprender su lado radical, debemos recordar que la transición a los estados de civilización equivale a una resistencia a todo trapo (sin llegar a la guerra) montada por dos civilizaciones heridas . Tanto los rusos (después de la década de 1990) como los chinos (en la Gran Humillación) sienten esto profundamente. Hoy, tienen la intención de reafirmarse, con fuerza al pronunciar: ‘¡Nunca más!’

Lo que ‘encendió la mecha’ fue el momento en que los líderes de China vieron, en los términos más claros, que EE. UU. no tenía ninguna intención de permitir que China los superará económicamente. Rusia, por supuesto, ya conocía el plan para destruirla. Incluso la más mínima cantidad de empatía es suficiente para comprender que la recuperación de un trauma profundo es lo que une a Rusia y China (e Irán) en un ‘interés’ conjunto que trasciende la ganancia mercantil. Es ‘eso’ lo que les permite decir: ¡Nunca más!

Por lo tanto, una parte de su radicalismo es el rejuvenecimiento nacional que impulsa a estos dos estados a ‘entrar con confianza en el escenario mundial’; salir de la sombra occidental y dejar de imitar a Occidente. Y dejar de suponer que el avance tecnológico o económico solo se puede encontrar dentro del ‘camino’ económico-liberal occidental. Porque, del análisis de Zang se desprende que las ‘leyes’ económicas de Occidente son igualmente un simulacro que se hace pasar por teoremas científicos: un discurso cultural, pero no un sistema universal.

Cuando consideramos que la cosmovisión angloamericana actual descansa sobre los hombros de tres hombres: Isaac Newton, el padre de la ciencia occidental; Jean-Jacques Rousseau, el padre de la teoría política liberal, y Adam Smith, el padre de la economía del laissez-faire, está claro que lo que enfrentamos aquí son los autores del «cañón» del individualismo (tras el triunfo protestante). en la guerra de los 30 años en Europa). De ahí proviene la doctrina de que el futuro más próspero para el mayor número de personas proviene del libre funcionamiento del mercado.

Sea como fuere, Zhang y otros han señalado que el enfoque occidental en las ‘finanzas’ se ha producido a expensas de las ‘cosas’ (la economía real) y ha demostrado ser una receta para las desigualdades extremas y los conflictos sociales. Zhang argumenta, por el contrario, que China está lista para desarrollar un nuevo tipo de modernidad no occidental que otros, especialmente en el mundo en desarrollo, solo pueden admirar, si no emular.

La decisión ha sido tomada: Occidente entonces, desde este punto de vista, puede ‘callarse y aguantar’, o no. Que así sea.

Impregnado de cinismo, Occidente ve esta postura como un farol o una pose. Qué valores, se preguntan, subyacen detrás de este nuevo orden; que modelo económico Lo que implica nuevamente que la conformidad universal es obligatoria y, por lo tanto, pierde por completo el punto de Zhang. La universalidad no es necesaria ni suficiente. Nunca ‘fue’.

En 2013, el presidente Xi pronunció un discurso que arroja mucha luz sobre los cambios en la política china. Y aunque su análisis se centró firmemente en las causas de la implosión soviética, la exposición de Xi pretendía muy claramente un significado más amplio.

En su discurso, Xi atribuyó la desintegración de la Unión Soviética al «nihilismo ideológico»: las capas gobernantes, afirmó Xi, habían dejado de creer en las ventajas y el valor de su «sistema», pero carecían de otras coordenadas ideológicas dentro que para situar su pensamiento, las élites se deslizaron al nihilismo:

“ Una vez que el Partido pierde el control de la ideología, argumenta Xi , una vez que no logra dar una explicación satisfactoria de su propio gobierno, objetivos y propósitos, se disuelve en un partido de individuos débilmente conectados vinculados únicamente por objetivos personales de enriquecimiento y poder ”. “ El Partido es entonces tomado por el ‘ nihilismo ideológico ‘”.

Este, sin embargo, no fue el peor resultado. El peor resultado, señaló Xi, sería que el estado fuera tomado por personas sin ideología alguna, pero con un deseo de gobernar completamente cínico y egoísta.

En pocas palabras: si China perdiera su sentido de una ‘razón’ china, incrustada durante más de un milenio en un estado unitario con instituciones fuertes guiadas por un Partido disciplinado, “el PCCh, tan gran Partido como lo fue el PCUS, se dispersaría como un rebaño de bestias asustadas! La Unión Soviética, por grande que fuera un estado socialista, terminó hecha pedazos”.

No cabe duda: el presidente Putin estaría de acuerdo con Xi de todo corazón. La amenaza existencial para Asia es permitir que sus estados se asimilen al nihilismo occidental sin alma. Este es entonces el quid de la revolución Xi-Putin: levantar la niebla y las anteojeras impuestas por el meme universalista para permitir que los estados regresen al rejuvenecimiento cultural.

Estos principios estuvieron en acción en el G20 en Bali. El G7 no solo no logró que el G20 en general condenara a Rusia por Ucrania, o insertara una cuña entre China y Rusia, sino que la ofensiva maniquea dirigida contra Rusia produjo algo aún más significativo para el Oriente que la parálisis y falta de resultados tangibles, descritos por los medios de comunicación:

Produjo un desafío amplio y abierto al orden occidental. Estimuló el retroceso, en el mismo momento en que el ‘mapa’ político mundial está en movimiento, y mientras la carrera hacia BRICS+ se acelera.

¿Por qué importa esto?

Porque la capacidad de las potencias occidentales para tejer la noción de sus telas de araña de que sus ‘costumbres’ deberían ser las costumbres del mundo, sigue siendo el ‘arma secreta’ de Occidente. 

Esto se dice claramente cuando los líderes occidentales dicen que una derrota en Ucrania frente a Rusia marcaría la desaparición del ‘Orden Liberal’. 

Están diciendo, por así decirlo, que ‘nuestra hegemonía’ depende de que el mundo vea el ‘camino’ occidental, como su visión para su futuro.

La aplicación del ‘Orden Liberal’ se ha basado en gran medida en el apuntalamiento de una disposición fácil de los ‘aliados occidentales’ para alinearse con las instrucciones de Washington. Por lo tanto, es difícil exagerar la importancia estratégica de cualquier debilitamiento del cumplimiento del dictado estadounidense. Este es el ‘por qué’ de la guerra en Ucrania.

La corona y el cetro de los Estados Unidos se están cayendo. El peligro de las sanciones de la ‘bomba N’ del Departamento del Tesoro de EE. UU. ha sido clave para inducir el cumplimiento de los ‘aliados’. Pero ahora, Rusia, China e Irán han trazado un camino claro para salir de este matorral espinoso, a través del comercio sin dólares. La iniciativa BRI constituye la ‘vía principal’ económica de Eurasia. La inclusión de India, Arabia Saudí y Turquía (y ahora, una lista ampliada de nuevos miembros a la espera de ser inscritos) le otorgan un contenido estratégico basado en la energía.

La disuasión militar ha constituido el pilar secundario de la arquitectura del cumplimiento de los modelos occidentales. 

Pero incluso eso, aunque no desaparece, se reduce. En esencia, los misiles de crucero inteligentes, los drones, la guerra electrónica y, ahora, los misiles hipersónicos, han derrumbado el paradigma anterior. También lo ha hecho el evento decisivo de la unión de Rusia con Irán como multiplicador de la fuerza militar.

El Pentágono de EE. UU., incluso hace unos años, descartó las armas hipersónicas como ‘boutique’ y un ‘truco’. ¡Guau, calcularon mal en eso!

Tanto Irán como Rusia están a la vanguardia en áreas complementarias de evolución militar. Ambos están en una lucha existencial. Y ambos pueblos poseen los recursos internos para soportar el sacrificio de la guerra. Ellos liderarán. China liderará desde atrás.

Para que quede claro: este enlace ruso-iraní dice: ¡la ‘disuasión’ de EE.UU. en el propio Oriente Medio ahora se enfrenta a una disuasión formidable! Israel también tendrá que reflexionar sobre eso.

La relación multiplicadora de fuerza ruso-iraní, opina el Jerusalem Post : “proporciona una prueba de que los dos estados… juntos, están mejor equipados para hacer realidad sus respectivas ambiciones: poner de rodillas a Occidente”.

Para comprender completamente la ansiedad que subyace detrás del artículo de opinión de The Post , primero debemos comprender que la geografía del ‘mapa cambiante’ hacia un BRICS+ (nuevos corredores, nuevos oleoductos, nuevas vías fluviales y redes ferroviarias) no es más que la capa mercantilista exterior de un anidamiento Muñeca matrioska. Desapilar las capas internas de la muñeca es espiar en la última Matryoshka más interna, una capa de energía encendida y confianza latente en el todo.

¿Lo que falta? Bueno, el fuego que finalmente hornea el New Order Z -‘plato’; el evento que instala el nuevo Orden Mundial.

Netanyahu sigue amenazando a Irán. Sin embargo, incluso para los oídos israelíes, sus palabras parecen rancias y pasadas de moda . Estados Unidos no quiere ser conducido por Netanyahu a la guerra. Y sin Estados Unidos, Israel no puede actuar solo. El reciente intento liderado por MEK de causar estragos en Irán apesta de alguna manera a un impulso de «último recurso».

¿Estados Unidos intentará algún cambio de juego arriesgado en Ucrania para ‘eliminar’ a Rusia? Es posible. ¿O podría tratar de descarrilar a China de alguna manera?

¿Es inevitable un mega choque? Después de todo, lo que está en perspectiva no es el dominio de ninguna civilización, sino un regreso al antiguo orden natural de los reinos de influencia no universales. No hay ninguna razón lógica para que un boicot occidental intente explotar el cambio, excepto una:

En cualquier asimilación a lo que presagia este futuro, el Occidente colectivo inexorablemente debe convertirse en un estado de civilización per se, simplemente para mantener una presencia duradera en el mundo. 

Pero Occidente ha optado por una ruta diferente (como escribe Bruno Maçães, comentarista y ex secretario de Estado portugués para Asuntos Europeos ):

“[Occidente] quería que sus valores políticos fueran aceptados universalmente… Para lograrlo, se necesitaba un esfuerzo monumental de abstracción y simplificación… Hablando con propiedad, no iba a ser una civilización en absoluto sino algo más cercano a un sistema operativo… no más que un marco abstracto dentro del cual se podrían explorar diferentes posibilidades culturales. Los valores occidentales no debían defender un ‘modo de vida’ en particular frente a otro: establecen procedimientos, según los cuales esas grandes cuestiones (cómo vivir) pueden decidirse más adelante”.

Hoy en día, mientras Occidente se aleja de su propio leitmotiv clave, la tolerancia, y se acerca a extrañas abstracciones de ‘cancelar cultura’, se vuelve cuestionable si puede competir como un estado de civilización y mantener una presencia. ¿Y si no se puede?

Un nuevo orden puede surgir después de uno de dos eventos: Occidente puede simplemente autodestruirse, luego de alguna «ruptura» financiera sistémica y la consecuente contracción económica. O, alternativamente, una victoria decisiva de Rusia en Ucrania puede ser suficiente finalmente para ‘cocinar el plato’

Desafiando al sistema monetario occidental, la Unión Económica de Eurasia está conduciendo al Sur Global hacia un nuevo sistema de pago común para eludir el dólar estadounidense. Pepe Escobar 30 de noviembre The Cradle

La Unión Económica de Eurasia (EAEU, por sus siglas en inglés) está acelerando el diseño de un sistema de pago común, que ha sido discutido de cerca durante casi un año con los chinos bajo la dirección de Sergei Glazyev , el ministro de Integración y Macroeconomía de la EAEU.

A través de su organismo regulador, la Comisión Económica Euroasiática (CEE), la EAEU acaba de extender una propuesta muy seria a las naciones BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que, crucialmente, ya están en camino de convertirse en BRICS+: una especie de G20 del Sur Global.

El sistema incluirá una sola tarjeta de pago, en competencia directa con Visa y Mastercard, fusionando el MIR ruso ya existente, UnionPay de China, RuPay de India, Elo de Brasil y otros.

Eso representará un desafío directo, de frente, al sistema monetario diseñado (y aplicado) por occidente. Y viene inmediatamente después de que los miembros de los BRICS ya negocian su comercio bilateral en monedas locales y pasan por alto el dólar estadounidense.

Esta unión EAEU-BRICS se estuvo gestando durante mucho tiempo, y ahora también avanzará hacia la prefiguración de una nueva fusión geoeconómica con las naciones miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO).

La EAEU se estableció en 2015 como una unión aduanera de Rusia, Kazajstán y Bielorrusia, a la que se unieron un año después Armenia y Kirguistán. Vietnam ya es un socio de libre comercio de la UEEA, e Irán, recientemente consagrado miembro de la OCS, también está cerrando un trato.

La EAEU está diseñada para implementar la libre circulación de bienes, servicios, capital y trabajadores entre los países miembros. Ucrania habría sido miembro de EAEU si no fuera por el golpe de estado de Maidán en 2014 planeado por la administración de Barack Obama.

Vladimir Kovalyov, asesor del presidente de la CEE, lo resumió todo al periódico ruso Izvestia. El enfoque es establecer un mercado financiero conjunto, y la prioridad es desarrollar un «espacio de intercambio» común: «Hemos logrado avances sustanciales y ahora el trabajo se centra en sectores como la banca, los seguros y el mercado de valores».

Pronto se establecerá un nuevo organismo regulador para el sistema financiero conjunto UEEA-BRICS propuesto.

Mientras tanto, la cooperación comercial y económica entre la UEEA y los BRICS aumentó 1,5 veces solo en la primera mitad de 2022.

La participación de los BRICS en el comercio exterior total de la EAEU ha alcanzado el 30 por ciento, reveló Kovalyov en el Foro Internacional de Negocios BRICS el pasado lunes en Moscú:

    “Es aconsejable combinar los potenciales de las instituciones de desarrollo macrofinanciero BRICS y EAEU, en particular el Nuevo Banco de Desarrollo BRICS, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), así como las instituciones nacionales de desarrollo. Esto permitirá lograr un efecto sinérgico y garantizar inversiones sincrónicas en infraestructura sostenible, producción innovadora y fuentes de energía renovables”.

Aquí vemos una vez más el avance de la convergencia no solo de BRICS y UEEA, sino también de las instituciones financieras profundamente involucradas en proyectos bajo las Nuevas Rutas de la Seda, o Iniciativa Belt and Road (BRI) liderada por China.

Deteniendo la Era del Saqueo

Como si todo eso no fuera lo suficientemente innovador, el presidente ruso, Vladimir Putin, está aumentando las apuestas al pedir un nuevo sistema de pago internacional basado en blockchain y monedas digitales.

El proyecto de dicho sistema se presentó recientemente en el 1er Foro Económico Euroasiático en Bishkek.

En el foro, la EAEU aprobó un proyecto de acuerdo sobre colocación y circulación transfronteriza de valores en los estados miembros y modificó los reglamentos técnicos.

El próximo gran paso es organizar la agenda de una reunión crucial del Consejo Económico Supremo de Eurasia el 14 de diciembre en Moscú. Putin estará allí, en persona. Y no hay nada que le guste más que hacer un anuncio que cambie el juego.

Todos estos movimientos adquieren aún más importancia a medida que se conectan con el comercio entrelazado y en rápido crecimiento entre Rusia, China, India e Irán: desde el impulso de Rusia para construir nuevos oleoductos que sirvan a su mercado chino, hasta Rusia, Kazajstán y Uzbekistán discutiendo una unión de gas. tanto para suministros nacionales como para exportaciones, especialmente al principal cliente China.

Lento pero seguro, lo que está emergiendo es el panorama general de un mundo irremediablemente fracturado que presenta un sistema dual de comercio/circulación: uno girará en torno a los restos del sistema del dólar, el otro se está construyendo centrado en la asociación de BRICS, EAEU, y OCS.

Empujando más adelante en el camino, la reciente metáfora patética acuñada por un jefe eurócrata de mal gusto: la «jungla» se está separando del «jardín» con una venganza. Que la fractura persista, ya que un nuevo sistema de pago internacional, y luego una nueva moneda, intentarán detener para siempre la Era del Saqueo centrada en Occidente.

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein (que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico)

El recientemente finalizado XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) persistió en la directriz de reunificación pacífica del país bajo la idea de sostener dos sistemas políticos por un período de tiempo. Bajo el principio de la existencia de una sola China, el PCCh se ha propuesto promover “consultas amplias y profundas con todos los partidos, círculos y personalidades de los diversos estratos sociales de Taiwán acerca de las relaciones inter ribereñas y la reunificación de la patria con vistas a propulsar juntos el desarrollo pacífico de estas relaciones y el proceso de reunificación pacífica de la patria” según reza el texto del informe presentado al Congreso por el secretario general Xi Jinping.

No obstante a eso, el documento señala con exactitud que el conflicto debe resolverse internamente a partir de la decisión tomada por el pueblo chino. Por ello, aunque se persistirá en la perspectiva de la reunificación pacífica, China nunca se avendrá a renunciar al uso de las armas y se reservará la opción de tomar todas las medidas necesarias. El informe precisa que esta decisión no va dirigida contra los taiwaneses sino contra “la intromisión de fuerzas externas, así como contra una ínfima minoría de secesionistas adeptos a la ´independencia de Taiwán` y contra sus actividades secesionistas”.

Casi exactamente un mes después de haber pronunciado estas palabras, Xi Jinping se reunió en Bali, Indonesia con su homólogo estadounidense Joe Biden. En dicha ocasión, el presidente chino le hizo saber a su colega norteamericano que la cuestión de Taiwán está en el núcleo mismo de los intereses centrales de China, que es la base del fundamento político de las relaciones entre China y Estados Unidos, y “constituye la primera línea roja que no se debe traspasar en los nexos chino-estadounidenses”.

Estos hechos, al parecer han constituido factores fundamentales –pero no únicos- en la decisión de los taiwaneses de propinarle una contundente derrota al gobernante Partido Democrático Progresista (PDP) en las elecciones municipales del pasado domingo 27 de noviembre.

Otros factores también intervinieron en los resultados electorales. Aunque resulte paradójico, la controversial visita en agosto de la ex presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos Nancy Pelosi y la guerra en Ucrania jugaron en contra del partido gobernante. El pueblo taiwanés actuando con prudencia y pragmatismo, observó por una parte las repercusiones de la visita de Pelosi y el gigantesco ejercicio militar desarrollado por China que en los hechos bloqueó la isla por mar y aire. Por otro lado, la guerra en Ucrania ha mostrado las consecuencias que pudiera tener un conflicto bélico de grandes dimensiones como es de esperarse que ocurra si Taiwán se propusiera acceder a la independencia. Como dice el analista español Xulio Ríos, los taiwaneses no conocen la guerra desde hace más de setenta años y la perspectiva de un conflicto no es algo que desearían para su futuro.

El PDP, fundado en 1986 ha sido el principal impulsor de las ideas “independentistas” de Taiwán respecto de China. Llegó al poder por primera vez a comienzos de siglo para gobernar durante el período 2000-2004, ganando nuevamente las elecciones en 2016 de la mano de su líder, la actual “presidenta” Tsai Ing-Wen quien ha asumido una política mucho más agresiva respecto de China enarbolando una inflexible propuesta “independentista”.

Por su parte, el partido Kuomintang que surgió como portador de ideas progresistas durante la monarquía y como gran promotor de la república bajo el liderazgo de Sun Yat -sen, tuvo un trascendental corrimiento a la derecha tras la asunción de su máxima dirección por parte de Chiang Kai-shek en 1926. Después de finalizada la guerra civil que concluyó con la victoria del PCCh en 1949, lo que a su vez condujo a la creación de la República Popular China, Chiang y el Kuomintang se refugiaron en Taiwán bajo protección de Estados Unidos que desde entonces ha sostenido a su gobierno, incluso concediéndole la silla correspondiente a China en la ONU y en el Consejo de Seguridad hasta 1971.

La creación del PDP durante el año 1986, puso fin -al año siguiente- al régimen de partido único dirigido por el Kuomintang que sin embargo se mantuvo en el poder ininterrumpidamente hasta el año 2000. No obstante, durante los últimos años sostuvo un acercamiento a la República Popular China y al PCCh bajo la política de las tres negaciones: no a la independencia, no a la unificación y no al uso de la fuerza. Este manejo permitió construir una suerte de tregua sustentada en la no agresión y en avanzar en el desarrollo de una cooperación mutuamente ventajosa que llevó incluso a que el presidente Xi Jinping se reuniera en noviembre de 2015 en Singapur, con Ma Ying-yeou , máximo gobernante de Taiwán y líder del Kuomintang en ese momento.

Pero la llegada del PDP al poder en 2016 bajo liderazgo de Tsai, significó una reversión de todo lo adelantado, creando además condiciones para un incremento de las tensiones en el mar del sur de China, el entorno de Taiwán y toda la región. Esta política apoyada por Estados Unidos a fin de justificar su presencia intervencionista en la región ha llevado a que la misma sea considerada la zona de mayor peligro en el planeta, solo superada en tiempos recientes por Ucrania, toda vez que en los últimos años se han desplegado diversidad de pertrechos nucleares, sobre todo en navíos de guerra y aviones.

Esta decisión de Washington, adelantada tanto por las administraciones demócratas como las republicanas ha alcanzado niveles de paroxismo desde la llegada al poder de Joe Biden quien ha ordenado incrementar los desafíos a Beijing a través de una mayor presencia militar de la Armada estadounidense en los mares adyacentes a China y acciones injerencistas que violan los acuerdos bilaterales que se establecieron entre los dos países bajo el principio de la existencia de “una sola China”. Todo esto con el fin de provocar tensiones que mantengan el conflicto y le garanticen a Estados Unidos un incremento de la venta de armas a la región y de forma particular a Taiwán. El gobierno del PDP y de Tsa Ing-wen ha sido leal aliado de Estados Unidos en el cumplimiento de estos objetivos.

Aunque algunos analistas afirman que en las elecciones municipales no son influidas en demasía por la forma como se maneja la relación con China sino que son solo un mecanismo por el cual los ciudadanos evalúan la gestión local en cuanto a eficiencia, corrupción y buen uso de los recursos, lo cierto es que estos resultados tienen un ascendiente en todo Taiwán porque se consideran un termómetro de cara a las elecciones generales de 2024, además, el contexto hace que tengan influjo en lo regional y global.

La alianza Pan Azul que forma el Kuomintang junto al partido Primero el Pueblo y el Partido Nuevo logró obtener la victoria en 16 de los 21 distritos y en 9 de las 15 mayores ciudades del territorio, incluyendo la Capital Taipéi, lo cual configura una abrumadora derrota para el PDP.

Pero, los resultados electorales deben interpretarse no sólo como un descalabro para el PDP y las ideas “independentistas” en Taiwán, también como un fracaso del partido demócrata de Estados Unidos, de Joe Biden y de la propia Nancy Pelosi, aunque ya no tenga mayor influencia en la política de su país. En este sentido, Washington debe tomar nota de lo ocurrido, viéndose obligado a replantear algunos elementos de su política hacia China, sobre todo con relación a Taiwán

Por otro lado, estos comicios podrían marcar un punto de inflexión en la relación entre China y Taiwán, reinaugurando una época de diálogo bilateral y coexistencia pacífica, estableciendo mecanismos de cooperación mutuamente ventajosos para ambos lados del Estrecho de Taiwán.

Twitter:@sergioro0701 Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor/autora y no representan necesariamente la posición de Dossier Geopolitico

En torno a la guerra de Ucrania se ha forjado un pensamiento único en Occidente, España incluida, falto de crítica, salvo contra Putin

Por Andres Ortega

— Cal, voluntario contra el ISIS en Siria y contra los invasores rusos en Ucrania: “En ambos conflictos veo quién sufre y quién se defiende”

Es sabido que la primera víctima cuando llega una guerra es la verdad. Y estamos ante una guerra, tras la que laten choques de enormes intereses geopolíticos. No se trata de defender lo que está haciendo ese autócrata, asesino y homófobo indefendible que es Putin. Pero en Occidente —España incluida— se ha instalado un pensamiento único respecto a esta guerra (no así en muchas partes del Sur Global). Las críticas que escapan a este pensamiento único las hay —incluido en elDiario.es— pero son escasas. Y, aunque parezca contradictorio, no digamos ya las manifestaciones populares contra Putin, que brillan por su ausencia en la parte occidental de Europa, aunque sí las hay, algunas, en la Europa del Este.

Cuando la invasión de Irak en 2003, las calles de Madrid, Barcelona, París, Berlín, Londres y otras ciudades se llenaron de protestas contra lo que era, también, una acción totalmente ilegal, basada sobre engaños, y estúpida. Pero empieza a haber manifestaciones, también en Alemania, que unen a derechas e izquierdas contra la guerra en sí y sus consecuencias.

Al principio, antes y cuando empezó el 24 de febrero la invasión rusa, hubo cierto interés por debatir cómo se había llegado a esto, si realmente EEUU y sus aliados habían engañado a Gorbachov con la promesa, que luego incumplió Clinton, de que no habría ampliación de la OTAN más allá de Alemania del Este tras la unificación. Y cierro análisis de lo que había pasado en la revolución del Maidán en Kiev en 2013 y 2014, con EEUU muy activos, antes de la ocupación y anexión por Rusia de Crimea, y su avance en el Este del país. Pero ante la brutalidad de la acción militar rusa, el interés analítico ha ido decayendo, a favor del relato. El relato no es la verdad. Y desde Bruselas (OTAN y UE) que ha redescubierto su dependencia estratégica en EEUU (de ahí en parte el pensamiento único) se insiste en ganar el relato, no la verdad. Algo propio de nuestra época de hipercomunicación, pero de falta de información, cuando no de desinformación. Esta es una guerra con escasa información pública y fidedigna.

EEUU y el Reino Unido llevan armando y entrenando a las fuerzas ucranianas desde 2014. Ahora son todos los países de la OTAN, y algunos más, los que están ayudando —con la razón moral en su apoyo— militarmente a las tropas ucranianas, en lo que se ha convertido en una guerra entre Rusia y Ucrania, sí, pero también más allá, de forma indirecta o interpuesta, entre Occidente y Rusia. Eso sí, controlada o limitada (no se entregan a los ucranianos armas capaces de penetrar significativamente en territorio ruso, pero ¿hasta cuándo?). Esta ayuda recibe un amplio apoyo popular en los países europeos, España incluida. También, ¿hasta cuándo? Sobre todo, dado el impacto económico de la guerra y de las sanciones. 

Este pensamiento único predominante lleva a casos de histeria informativa. Como cuando un misil recientemente cayó en el pueblo de Przewodu en la frontera de Polonia con Ucrania, y disparó una alerta porque, si se trataba de un cohete ruso, involucraba a territorio de la OTAN, lo que hubiera supuesto una peligrosísima escalada en el conflicto. Menos mal que la Administración Biden y el propio presidente de EEUU, que tienen la mejor información sobre esta guerra a través de varios sistemas, pidió calma y acabó concluyendo que se había tratado de un misil antiaéreo ucraniano extraviado. 

Estas actitudes tienen mucho que ver también con el hecho de que, al menos en Europa Occidental, ya son varias las generaciones que no habían vivido una guerra en su suelo o cercanía, como si se hubieran olvidado las terribles guerras yugoslavas que empezaron en 1991 y duraron casi una década.

Este pensamiento único se ha reflejado, por ejemplo, en la calificación por el Parlamento Europeo de Rusia como “Estado promotor del terrorismo”. En el olvido han quedado los bombardeos alemanes a Londres, los de los aliados a Dresden y otras ciudades, o a Belgrado y la embajada china en 1999. Tenemos que volver a pensar la guerra, en estos tiempos nuestros supuestamente tan digitales y livianos.

Una de las pocas voces progresistas, que no extremistas, y críticas en EEUU, la de Jeffrey Sachs, director del Centro de Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, decía recientemente: “La Unión Soviética terminó, y a algunos líderes estadounidenses se les metió en la cabeza que ahora existía lo que llamaban el mundo unipolar, que Estados Unidos era la única superpotencia, y que podíamos dirigir el espectáculo. Los resultados han sido desastrosos. Llevamos ya tres décadas de militarización de la política exterior estadounidense. Una nueva base de datos que mantiene Tufts acaba de mostrar que ha habido más de 100 intervenciones militares por parte de Estados Unidos desde 1991. Es realmente increíble.” Para Sachs, ha faltado, ha fallado, la diplomacia, a la que habrá que volver, a la que, de hecho, se está volviendo, discretamente ya. Pues como bien vio ese gran pensador de la guerra que fue Clausewitz, la política, el intercambio político sigue durante la fase militar.

El presidente Zelenski ha demostrado valentía. Ante la invasión, EEUU ofreció sacarlo de Kiev, a lo que se negó. Pero, a pesar del relato, cada vez se habla más de una negociación, que puede tardar pues ante ella cada parte quiere estar fuerte sobre el terreno militar. En una negociación Ucrania y Rusia, habrán de ceder ambas, habrán de aceptar un coste. De momento, Zelenski, que no carece de irresponsabilidad, se muestra inflexible, rechaza toda idea de negociación (también Moscú) exigiendo lo máximo: la integridad territorial para Ucrania, Crimea incluida, la entrada en la UE (ya se le ha abierto la puerta), el eventual ingreso en la OTAN, a lo que al principio había renunciado en aras de una cierta neutralidad garantizada por las otras potencias, y reparaciones pagadas con el dinero que se ha congelado a Moscú en los bancos centrales occidentales (algo que muchos países del Sur Global han visto con temor por si un día les toca a ellos). 

No es solo Zelenski, sino que la perspectiva de una negociación va a dividir a los europeos. Ya se divisan dos Europa, la Vieja y la Nueva, como ante la guerra de Irak, aunque no exactamente igual que entonces. Tiene mucho que ver con la historia y la proximidad a Rusia, además de con los diferentes intereses geopolíticos.

Ello cuando algunos de los republicanos de EEUU se plantean recortar la ayuda a Ucrania. Su partido controlará a partir de enero la Cámara de Representantes.

Pese a lo que se diga ahora será una negociación entre Washington y Moscú, aunque formalmente lo sea con Kiev. Cuando llegue ese momento de una negociación para una paz, aunque no sea para una solución definitiva, la línea de pensamiento único se quebrará. Y es necesario que lo haga para preparar un futuro mejor que el que se anticipa.

FUENTE elDiario https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/pensamiento-unico-ucrania_129_9751364.html

La asociación Rusia-India tiene el potencial de dar forma a la geopolítica de la región euroasiática

Por Andrés Korybko para FORCE

Sanjaya Baru es economista, ex editor de periódico, autor de best-sellers y ex asesor del primer ministro Manmohan Singh. También pasa a ser uno de los pensadores que más profundamente entiende las complejidades del orden mundial contemporáneo. Baru propuso el concepto de lo que él llama bi-multipolaridad en su artículo titulado ‘La geoeconomía de la multipolaridad’. Fue publicado en el libro ‘ Asia entre multipolarismo y multipolaridad ‘ que fue publicado el año pasado por el Instituto Manohar Parrikar para Estudios y Análisis de Defensa (IDSA). Baru también es un miembro distinguido de IDSA.

La bi-multipolaridad, como él la define, es una evolución del concepto de uni-multipolaridad del difunto Samuel P. Huntington. El artículo de Baru reconoce la existencia de tres civilizaciones principales en Asia, la china, la india y la islámica, que señala que han «existido una junto a la otra durante siglos». En el contexto geopolítico actual, «Estados Unidos y China son las dos potencias dominantes, pero su poder está limitado por la presencia de varias «potencias importantes»: India, Irán, Japón, Rusia, Turquía, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y la ASEAN.’ Estos países trabajan activamente para equilibrar la influencia de ese par dominante en Asia.

El experto indio explica que “si bien a cada una de las principales potencias asiáticas le gustaría individualmente que EE. UU. equilibrara a China dentro de Asia, no se unirían a EE. UU. en una estrategia de contención contra China.

Todos preferirían una Asia multipolar pero reconocen, como Huntington, que llevará tiempo antes de que Asia se vuelva verdaderamente multipolar”. Su concepto es intrigante incluso si su participación en el Quad cuestiona su evaluación de que India y Japón no se están uniendo a EE. UU. en una estrategia de contención contra China. Japón está sólidamente del lado de EE. UU., aunque India sigue practicando una política regularmente recalibrada de alineación múltiple entre EE. UU. y Rusia.

Dejando a un lado estos detalles, que no son de ninguna manera insignificantes, el concepto de bi-multipolaridad de Baru merece ser discutido más ampliamente porque identifica profundamente la tendencia de las principales potencias asiáticas a equilibrar a los estadounidenses y chinos dominantes a través de medios geoeconómicos y geopolíticos. . Se le dio la oportunidad de crear una mayor conciencia de sus observaciones estratégicas durante su última entrevista con el medio de comunicación internacional ruso Sputnik. Sus puntos de vista se publicaron junto con otros expertos en el artículo titulado ‘Un aliado impredecible: ¿El pacto AUKUS socava la importancia del Quad?’

Acto de equilibrio de Rusia

En realidad, fue esta pieza la que me llamó la atención sobre el concepto de bi-multipolaridad de Baru y me inspiró a investigar más al respecto. Descubrí que se alinea muy de cerca con mis propios puntos de vista que expliqué en dos artículos a principios de este año. El primero fue para el Express Tribune de Pakistán y fue una refutación del teórico del realismo estructural de renombre mundial John Mearsheimer publicado bajo el título ‘Por qué los realistas estructurales están equivocados al predecir que Rusia ayudará a los Estados Unidos contra China’. Llamé la atención sobre lo que Baru podría describir como la política bipolar multipolar de Rusia para equilibrar el ascenso de China de una manera suave a través de su asociación estratégica con India.

La segunda pieza fue para el Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia (RIAC), un prestigioso grupo de expertos en el que el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, se desempeña como Presidente de la Junta de Síndicos. Titulado ‘Hacia una multipolaridad cada vez más compleja: escenario para el futuro’, mi análisis pronostica un futuro en el que las principales potencias de Asia se involucran en complejos actos de equilibrio entre sí con el objetivo de acelerar el orden mundial multipolar emergente. Ambos artículos citaron el artículo académico del que fui coautor el año pasado para Vestnik , la revista oficial del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO). 

MGIMO está dirigido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia y capacita al cuadro diplomático del país. Mi artículo en coautoría para ellos se tituló ‘Las perspectivas de que Rusia e India lideren conjuntamente un nuevo movimiento de países no alineados’. Se basa en dos artículos publicados el año anterior en 2019 por expertos rusos para el Valdai Club, otro prestigioso grupo de expertos ruso, que proponen que estos socios estratégicos especiales y privilegiados lideren conjuntamente una forma más moderna del Movimiento de Países No Alineados para mejorar su y las capacidades de equilibrio de sus socios entre China y Estados Unidos. Argumenté que este neon-NAM, como lo denominé, tiene perspectivas prometedoras.

Lo que mi trabajo y el de Baru tienen en común es que reconocen el papel de liderazgo de China y EE. UU. en la configuración del orden mundial emergente, uno en el que las principales potencias como India y Rusia están equilibrando activamente entre esos dos países, además de intensificar las relaciones con uno. otro para sostener las tendencias multipolares que les otorgan a ellos ya sus socios en posiciones similares una mayor autonomía estratégica dentro de este sistema. Baru se centra más en el marco conceptual en el que operan todos estos jugadores, mientras que yo dedico más atención al eje ruso-indio dentro de él. Nuestros respectivos trabajos son por lo tanto complementarios.

El Triángulo Rusia-Estados Unidos-China

El orden bi-multipolar que describe Baru y que yo suscribo es sumamente complejo por la multitud de actores involucrados y los riesgos de que movimientos de varios ejes provoquen inadvertidamente dilemas de seguridad con otros como el que advierto entre Rusia e India en un por un lado y China por el otro. El gran objetivo estratégico de Estados Unidos es dividir y gobernar Asia a través de su manipulación de los triángulos Rusia-Estados Unidos-China e India-Estados Unidos-China. Esta política de triangulación dual es extremadamente astuta, ya que tiene como objetivo explotar las preocupaciones preexistentes de Rusia e India con respecto a China para crear escenarios que compliquen aún más las cosas para la República Popular.

Para explicarlo, Rusia teme volverse desproporcionadamente dependiente de China, lo que expresó recientemente su influyente académico Sergey Karaganov en una entrevista en agosto. Analicé sus puntos de vista en mi artículo en ese momento para el medio de información en línea OneWorld titulado ‘El erudito ruso Karaganov articuló el acto de equilibrio de Rusia con China’. Para evitar esto, Rusia está explorando la posibilidad de un acercamiento a la UE para contrarrestar la creciente influencia de China sobre su economía. También es pionera en lo que describí como su ‘Ummah Pivot’ con los países de mayoría musulmana más allá de su frontera sur.

Expliqué más este concepto en mi serie analítica de dos partes para la RIAC a principios de este verano, publicada bajo los títulos ‘Los desafíos geoestratégicos del pivote Ummah de Rusia’ y ‘El pivote Ummah de Rusia: oportunidades y participación narrativa’. Se puede resumir como la aplicación creativa de Rusia de políticas bipolares en el norte de África, Asia occidental, el sur del Cáucaso, Asia central y el sur de Asia con el objetivo de aumentar su papel general en los asuntos de los países interesados. En el contexto de este presente análisis, el ‘Ummah Pivot’ reduce la dependencia posterior a Crimea de Rusia de China y complementa sus compromisos diplomáticos con la UE.

Estos dos vectores combinan a la perfección con su asociación estratégica especial y privilegiada con India para crear un enfoque triple para equilibrar suavemente el ascenso de China en Asia, lo cual es una observación que no ha escapado a la atención de los políticos estadounidenses. Aunque todavía existe cierto debate dentro del establecimiento estadounidense sobre si Rusia o China constituyen el mayor desafío estratégico de su país, la tendencia más reciente ha sido reducir comparativamente la presión sobre Rusia a través de intentos de regular la competencia de EE. UU. con ella para que Washington se concentre más en que contiene China.

Esto se evidencia a través de la decisión de la Administración Biden de renunciar a la mayoría de las sanciones Nord Stream II, la reunión del presidente estadounidense con su homólogo ruso en Ginebra y la cooperación de bajo nivel pero pragmática en Afganistán y Siria. Estos movimientos tienen como objetivo alentar las tendencias de un acercamiento entre Rusia y la UE y el ‘Ummah Pivot’ dentro de límites manejables para Estados Unidos a fin de reducir indirectamente la dependencia de Rusia de China con el fin de reforzar las capacidades de equilibrio multipolar de Moscú contra ella. Cuanto menos dependiente se vuelve Rusia de China, se piensa, menos China puede beneficiarse de ello.

El Triángulo India-Estados Unidos-China

La dimensión india de la política de triangulación dual de EE. UU. está dirigida más explícitamente contra los intereses chinos y se relaciona con confiar en el estado del sur de Asia como socio clave en su deseo compartido de contener a la República Popular de maneras mucho más directas que el acto de equilibrio de Rusia. Estados Unidos espera aprovechar las tensiones preexistentes entre estas potencias asiáticas en una variedad de temas, desde su frontera en disputa hasta las cadenas de suministro, la tecnología y el comercio, para provocar un dilema de seguridad más pronunciado que luego pueda explotarse aún más. El objetivo ideal de Estados Unidos es convertir a India y China en enemigos irreconciliables a través del Quad.

Sin embargo, el desafío estadounidense últimamente es que los líderes indios no parecen estar tan entusiasmados con esto como antes después del conflicto fronterizo del año pasado con China. Uno podría haber predicho que esto habría hecho que ese escenario fuera aún más probable cuando en realidad parece haber influido en India para reconsiderar si debería convertir a China en un enemigo irreconciliable. Esta observación es validada por la mejora de las relaciones ruso-indias a partir de ese momento después de que inesperadamente se caracterizaron por una creciente desconfianza durante el año anterior debido al deseo comparativamente más entusiasta de la India de aliarse con Estados Unidos contra China.

Estados Unidos está en contra de esa tendencia porque teme que Rusia pueda influir en India para moderar su gran estrategia anti-china por pragmatismo y así permitir que Moscú maneje el dilema de seguridad de sus dos socios estratégicos con un riesgo reducido de que sea explotado por fuerzas externas para dividirlos y dominarlos. Esa es la razón principal por la que amenazó con sancionar a Nueva Delhi por su compromiso de cumplir con su acuerdo para comprar sistemas de defensa aérea S-400 de Moscú. Sin embargo, esto fue contraproducente y en realidad sirvió para acelerar la mejora de las relaciones ruso-indias.

Washington pensó erróneamente que podría sabotear su asociación estratégica especial y privilegiada a través de sanciones y amenazas, pero fracasó. India sabiamente llegó a temer que EE. UU. quisiera forzarla a una relación de dependencia desproporcionada similar a la que Rusia teme caer con China. Si Nueva Delhi se hubiera retirado del acuerdo S-400, habría arruinado las relaciones con Moscú, provocado una crisis dentro del complejo militar-industrial del estado del sur de Asia que todavía está estrechamente integrado con la Gran Potencia de Eurasia; y esencialmente habría convertido a India en el ‘socio menor’ de los Estados Unidos a perpetuidad.

El eje ruso-indio

Ante esta gran amenaza estratégica a su soberanía, India una vez más recalibró su política de alineación múltiple para otorgar un papel más importante a Rusia con la intención de confiar en ella para contrarrestar suavemente el intento de EE. UU. de obligar a India a una peligrosa relación de dependencia desproporcionada. Si bien EE. UU. puede alentar indirectamente a los vectores europeo y ‘Ummah Pivot’ del acto de equilibrio de Rusia y apoyar directamente a India contra China a través del Quad para finalmente crear escenarios más complicados para la República Popular, no logró influir en el eje Rusia-India. eje dentro de este sistema bi-multipolar.

Rusia e India son conscientes de sus posiciones similares dentro de la política de triangulación dual de EE. UU. para dividir y gobernar Asia, y las relaciones basadas en la confianza entre ellos explican por qué han restaurado la importancia de su asociación estratégica especial y privilegiada para coordinar su se mueve dentro de este marco en adelanto de sus intereses multipolares compartidos. Sin embargo, aún deben tener mucho cuidado para no hacer ningún movimiento que pueda inadvertidamente jugar en los grandes planes estratégicos de los EE. UU. al provocar un dilema de seguridad con China, de ahí la necesidad de proceder con mucho cuidado en el futuro próximo para que sus ambiciosos objetivos no se vean afectados. por nada

Es aquí donde mi propuesta para el neo-NAM puede ser más pertinente en el contexto del concepto de bi-multipolaridad de Baru. Rusia e India quieren fortalecer su autonomía estratégica con respecto a China mientras evitan la trampa de provocar inadvertidamente un dilema estratégico con China girando demasiado hacia la UE y la ‘Ummah’ y/o los EE. UU. respectivamente. Los grandes objetivos estratégicos y las sensibilidades de las grandes potencias con respecto a China las convierten en socios naturales y deberían servir para inspirarlas a confiar más unas en otras. Hay dos medios a través de los cuales esto se puede lograr con diferentes riesgos de provocar a China.

Equilibrio geoeconómico

El ‘Ummah Pivot’ de Rusia puede ver a Moscú aprovechando su nueva influencia en este espacio transregional para facilitar la conectividad geoeconómica de la India con estos países y más allá. Esto se puede lograr reviviendo el estancado Corredor de Transporte Norte-Sur (NSTC) y apoyando el futuro Corredor Árabe-Mediterráneo (AMC). El primero se relaciona con la apertura de las puertas para la India en Asia Central, Rusia y el Mar Negro a través de Irán, mientras que el segundo implica que el estado del sur de Asia sea pionero en un corredor con Europa a través de los países del CCG de Asia occidental e Israel, ambos de Rusia. socios, siendo este último uno excepcionalmente cercano.

Ya se sabe mucho sobre el NSTC, pero se ha dicho muy poco sobre el AMC. El profesor Michaël Tanchum, miembro principal del Instituto Austriaco de Política Europea y de Seguridad, así como miembro no residente del Instituto de Oriente Medio, entre otras muchas distinciones profesionales, publicó un informe detallado sobre el AMC en la Universidad Nacional de El Instituto de Estudios del Sur de Asia de Singapur en agosto tituló ‘El corredor árabe-mediterráneo de la India: un cambio de paradigma en la conectividad estratégica con Europa’. Debe ser leído en su totalidad por aquellos que estén interesados ​​en aprender más sobre este corredor.

Si tiene éxito, entonces este vector de la política geoeconómica de alineación múltiple de la India resultaría en el fortalecimiento de su autonomía estratégica sin provocar a China o aumentar la dependencia desproporcionada de los EE. UU. En cuanto a lo que la India puede hacer por Rusia, puede invertir más en la región del Lejano Oriente rica en recursos de su socio y abrirle puertas económicas en la ASEAN a través de la cual atraviesa su recién creado Corredor Marítimo Vladivostok-Chennai (VCMC) desde 2019, y en el que New Delhi ya tiene mucha influencia. India también puede posicionarse para convertirse en la pieza central de la futura política del Indo-Pacífico de Rusia, que aún no se ha formulado oficialmente.

Estas propuestas complementarias crean la base geoeconómica sobre la cual se puede construir neon-NAM para coordinar los actos de equilibrio de los principales países con una posición similar frente a China y EE. UU. en el sistema bipolar contemporáneo. Los países más pequeños de Asia, así como de África, también podrían gravitar hacia esta red liderada conjuntamente por Rusia e India si finalmente se vuelve lo suficientemente influyente como para funcionar como un tercer polo de facto. Sus intereses estratégicos superpuestos en este sistema internacional en evolución compleja también podrían inspirarlos a crear un poderoso bloque de votantes dentro de la ONU para equilibrar políticamente la influencia china y estadounidense allí.

Diplomacia militar

Otro elemento a tener en cuenta es la dimensión de la ‘diplomacia militar’ del neon-NAM. Este concepto se refiere al uso de medios militares distintos de la acción cinética para lograr fines estratégicos. La forma rusa tiene a Moscú vendiendo armas a pares de países rivales como Armenia y Azerbaiyán, China e India, China y Vietnam, Irán y Arabia Saudita, y Siria y Turquía para mantener el equilibrio militar entre ellos y alentar soluciones políticas. a sus disputas. Mientras tanto, el estilo estadounidense tiene como objetivo romper ese equilibrio al privilegiar a un país en una disputa para alentarlo a emprender acciones militares unilaterales.

Rusia e India tienen la oportunidad de practicar una forma pragmática de ‘diplomacia militar’ a través de sus planes para exportar los misiles de crucero supersónicos BRAHMOS producidos conjuntamente a Filipinas y quizás también a otros países como Vietnam que están involucrados en disputas territoriales con China. El propósito de hacerlo es competir con la forma desestabilizadora de ‘diplomacia militar’ de Estados Unidos allí para mantener el equilibrio de poder y alentar a todas las partes a resolver pacíficamente sus disputas. En teoría, esta política podría replicarse entre todos los países que participan en el neon-NAM liderado conjuntamente, con acuerdos preferenciales entre ellos.

Sin embargo, es esta posibilidad de políticas bi-multipolares la que corre el mayor riesgo de provocar a China, si no se gestiona adecuadamente, por lo que Rusia e India deberían proceder con la máxima cautela si deciden practicarla. He elaborado más sobre estas preocupaciones en el artículo que escribí para Express Tribune a fines de 2020, titulado ‘Por qué es riesgoso para Rusia exportar misiles BrahMos al Mar de China Meridional’. Incluso si se toma la decisión de limitar la práctica de su ‘diplomacia militar’ conjunta en esta región, todavía se puede llevar a cabo en otras partes de Afro-Eurasia para dar a los países socios una elección muy necesaria entre las armas chinas y estadounidenses.

Un llamado a más literatura académica

Si bien aún no se ha determinado la dinámica específica de la asociación estratégica Rusia-India potencialmente ampliada, particularmente en el contexto del neon-NAM propuesto, debe quedar claro para quienes toman las decisiones que la expansión integral de su relación es mutuamente beneficiosa en el binomio. contexto multipolar ya que refuerza sus respectivas autonomías estratégicas frente a China y EE.UU. Ni Rusia ni India quieren volverse desproporcionadamente dependientes de China, aunque tampoco quieren provocarlo ni someterse estratégicamente a Occidente (UE y EE.UU. respectivamente).

Sus esfuerzos individuales para equilibrar a China en diferentes grados (Rusia es mucho más amable que India) son comprensibles teniendo en cuenta sus intereses compartidos en relación con ese país, pero no deben ser explotados directa o indirectamente por EE. UU., respectivamente, con el fin de provocar un dilema de seguridad. entre ellos y la República Popular como Estados Unidos pretende hacer a través de su política de triangulación dual. Por lo tanto, tiene sentido que coordinen sus actos de equilibrio más de cerca, especialmente porque es su eje el que Estados Unidos quería sabotear tan desesperadamente.

Por lo tanto, el eje Rusia-India puede describirse como el eje más fundamental dentro del concepto de bipolaridad de Baru. Ningún otro par de grandes potencias tiene el mismo potencial para dar forma a la situación estratégica en Asia que ellos. Se debe realizar más trabajo académico para explorar los medios a través de los cuales pueden equilibrar conjuntamente la influencia china y estadounidense en el continente sin provocar inadvertidamente un dilema de seguridad con ninguno de ellos y, al mismo tiempo, influir en otros países en posiciones similares para que sigan su ejemplo. Por lo tanto, Rusia e India, más que nadie, pueden hacer lo máximo para promover la causa compartida de la multipolaridad asiática.

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El ministro de Asuntos Exteriores de la India, S. Jaishankar, con sus homólogos de Rusia y China durante la Reunión de la OCS