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En una nueva clase magistral, el Dr. Francisco Javier Martinez Lopez entrevistado por el laureado periodista mexicano Roberto de la Madrid para su programa «Detrás de la razón»  describe la situación de una Atracción Fatal guerrerista de los europeos que caminan hacia su autodestrucción, direccionados por un sistema financiero manejado por los grupos globalistas anglosajones

Algunos puntos tratados en este programa que Dossier Geopolitico considera muy importante compartir con nuestros miembros y seguidores: Filtración del audio alemán por Rusia; Economía de Guerra en Europa?; Destrucción del Occidente en Territorio Ucraniano; Declaraciones del canciller Alemán; Negocio en Ucrania

Lo nuevo en geopolítica, actualizado cada día de la semana lo traemos aquí en esta Master Class. Rusia, Estados Unidos, Unión Europea, Alemania, India, Francia, China, Irán, Argentina o México los estudiamos a fondo así como sus personajes, desde Biden o Putin hasta Xi Jinping, Macron, Sánchez, Scholz, López Obrador, Trump, Trudeau, Milei, Lula, Maduro, Evo, Boric, Bukele. El mundo vive una crisis a nivel macro que en su violencia más parecería a una guerra mundial.


Los temas presentados:
Cómo occidente está rompiendo Ucrania
Construcción de economía de Guerra: acuerdos bilaterales
Escenario de Guerra: canciller y los misiles Taurus
La gran lavadora de dinero: occidente globalista en Ucrania

Obra: fotografía de Philippe Halsman

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein (*)

En años recientes, tres acontecimientos vinieron a acelerar el proceso de construcción del nuevo mundo:

  1. La pandemia de Covid19. 

La pandemia puso en evidencia la incapacidad del sistema internacional y del capitalismo para enfrentar a un enemigo común de toda la humanidad. Fue un momento estelar para coordinar acciones y ponerse de acuerdo para cooperar, pero fue imposible porque primó el interés por mantener funcionando la economía por encima de la salud y asegurar el lucro y la ganancia en vez de preocuparse por salvaguardar la vida de los seres humanos. El país más rico del planeta con 330 millones de habitantes vio morir a casi 1.2 millones de ciudadanos por la incapacidad de proteger a su propia población. En el extremo opuesto, en China con 1.4 mil millones de habitantes, fallecieron 120 mil ciudadanos. Se puso sobre el tapete la forma diferente como ambos sistemas atienden la salud de los ciudadanos, manifestándose el contraste entre aquellos países que invierten en salud pública y los que la consideran un bien del mercado. Este hecho dio inicio al proceso de transformación global.

  1. La Operación Militar Especia (OME) de Rusia en Ucrania. 

Ante la incapacidad del sistema internacional por evitar que se siguiera consumando el genocidio contra la población ruso parlante en el este de Ucrania, ante el peligro de expansión del nazismo que tomó a ese país como base de su florecimiento mundial y en consideración del grave riesgo que significaba la expansión de la OTAN para su paz, la de la región y del mundo, Rusia se vio obligada a iniciar una OME en territorio ucraniano. Más allá del desarrollo del conflicto en su dimensión local y regional se debe considerar el impacto que está teniendo a nivel global. El 21 de marzo del año 2023 durante una visita a Moscú y en el momento que se despedía de su colega ruso, Xi Jinping le dijo a este: “Están ocurriendo cosas que hace 100 años no pasaban” y refiriéndose a sus países, remató “…y nosotros somos los protagonistas”. En esa frase se expone lo que está ocurriendo: cambios nunca antes vistos en más de un siglo.

Esto es trascendental en momentos en que Estados Unidos acentúa su crisis hegemónica, materializada en un perceptible debilitamiento de uno de sus pilares: el dólar, parte vital de su diplomacia de fuerza centrada en el unilateralismo agresivo. El otro instrumento de dominio, en el que aún conserva relevante capacidad y gran distancia respecto de sus adversarios es en el ámbito, cultural y mediático.

Mientras crecen los acuerdos comerciales bilaterales para usar monedas nacionales (India, Irán, Dubái, Malasia, Pakistán, Arabia Saudita, Sri Lanka, entre otros), Rusia y China crearon su propio sistema de pagos; también se alejan del dólar los BRICS, que planean una moneda fiduciaria común; Brasil y China acordaron comerciar con sus monedas, así mismo, una serie de países africanos plantean negociar con respaldo en títulos sobre tierras raras o metales. Si bien en el corto plazo no se vislumbra una masiva salida del dólar, este es un camino inexorable más allá del tiempo que demore en ocurrir. La abusiva racha de sanciones que ya traspasó la tolerancia y afecta a una treintena de regiones y naciones con impacto socioeconómico devastador ha acelerado tal proceso. La forma en que Estados Unidos abusa de su preponderancia monetaria es parte de una riesgosa diplomacia de fuerza.

Según el periódico chino Global Times en un artículo con el sugestivo nombre de  “La desdolarización es inevitable”, el declive de la hegemonía, a menudo comienza con su moneda. Hace 10 años, 80% del comercio entre China y Rusia se realizaba en dólares, mientras que hoy el 90% es en yuanes y rublos.

La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés), en una reciente reunión, contempló el abandono del dólar y otras monedas. El grupo BRICS está avanzando hacia la creación de una nueva moneda que pueda sustituir al dólar estadunidense, empezando por el uso de sus monedas locales. Como se dijo antes, China y Brasil han tomado la decisión de realizar el comercio mutuo en yuanes abandonando el dólar mientras anuncian que se va a ampliar la oferta de alimentos, minerales y bienes de alto valor agregado. El comercio entre China y Brasil alcanzó una cifra récord equivalente a 150 mil millones de dólares (una cifra que no se puede desdeñar) y que está dejando de comercializarse en esa moneda para pasar al yuan.

El espacio estratégico global está dejando de ser el Atlántico en favor de Eurasia. Zbigniew Brzezinski advirtió que “el más peligroso escenario (para el status de Estados Unidos como poder global) sería una gran coalición de China, Rusia y quizás Irán […]  una coalición antihegemónica”.

La reconciliación entre Arabia Saudita e Irán gracias a los buenos oficios de China abre esa zona del planeta a una era de paz en una región que es la mayor compradora de armas del mundo con lo cual se debilita económica, financiera y políticamente a Estados Unidos.

Por su parte, Europa y otros aliados claves de Estados Unidos están buscando salir del “hueco” en que se metieron. Francia busca inversiones en China, España rompe récord de compra de petróleo ruso, Alemania renovó el seguro del Nord Stream, Japón le dio la espalda a Washington para comprar petróleo ruso a precio de mercado, Arabia Saudita prefirió llegar a un acuerdo con Rusia y la OPEP que seguir los dictados de Washington de aumentar la oferta. El presidente de Francia, Emmanuel Macron,  recomendó a Europa diseñar un proyecto de “autonomía estratégica” para no depender “de otros en temas críticos, porque el día que nos quedemos sin margen de maniobra en cuestiones como la energía, la defensa, las redes sociales o la inteligencia artificial, el día que nos quedemos sin la estructura necesaria sobre esos temas, nos quedaremos apartados del ritmo de la historia”. Eso ya está ocurriendo. 

Por otro lado en África, en tiempos recientes Chad expulsó al embajador de Alemania, Jan-Christian Gordon acusándolo de «interferir en la política interior del país» y hacer «comentarios despectivos y tendenciosos que pueden trastornar la cohesión social». El presidente de ese país Idriss Déby lo criticó por tener una «actitud descortés» y una «falta de respeto en prácticas diplomáticas».

El presidente de Namibia, Hage Geingob, (ya fallecido) detuvo tajantemente al embajador alemán Herbert Beck que se quejaba de que hubiera más chinos que alemanes en ese país. El presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, dijo que «Estados Unidos está obsesionado con las actividades de China en África». Por su parte, el presidente de Kenia, William Ruto, recomendó a su población deshacerse del dólar. Así mismo, el presidente de Ruanda, Paul Kagame, rechazó la actitud aleccionadora de la BBC, y le recordó que fueron gobiernos europeos los que cambiaron las fronteras de África a su antojo generando conflictos territoriales que no había, esparciendo odio entre pueblos africanos que derivaron en las guerras actuales.

El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, opinó que los políticos europeos eran «insufribles» y que «creen que lo saben todo, pero están equivocados al exhibir su ignorancia allá donde van». El Gobierno de Burkina Faso anuló un acuerdo de ayuda militar con Francia que llevaba 62 años de vigencia y le ordenó retirar a sus tropas. Malí declaró persona ‘non grata’ al jefe de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, al mismo tiempo que obligó a Francia a retirar su contingente militar del país, donde se encontraban participando de  operativos militares antiterroristas sin completarlos. 

El presidente de la República Democrática del Congo, Felix Tshisekedi,  le dijo a su homólogo francés, Emmanuel Macron: «Mírenos de otra manera, respetándonos, considerándonos como verdaderos socios y no siempre con una mirada paternalista, con la idea de saber siempre lo que nos hace falta». En Gabón, Macron se vio obligado a anunciar que  «la era de la ´Francáfrica` ha terminado», lamentando que todavía se vea a su país como injerencista en los asuntos internos de las naciones africanas.

¿Quién lo hubiera pensado hace solo algunos años? El mundo está cambiando y todo se ha acelerado gracias a la OME de Rusia en Ucrania?

En el trasfondo, lo que está en crisis son los intereses superiores del capitalismo global que observa impávido la pérdida de su poder omnímodo. Ucrania es solo un instrumento despreciable para Occidente en la búsqueda de lograr su objetivo primordial que es salvar al capitalismo en el momento de su mayor y creciente debilidad. En particular está visto, que a través de la historia a Estados Unidos, nunca -cuando se trata de preservar su sistema – le ha importado sacrificar millones de vidas, incluyendo la de los ciudadanos estadounidenses humildes que son los que conforman su ejército. Sus 800 bases militares en todo el mundo y sus 11 portaviones son el instrumento más importante con que cuenta Estados Unidos para “resolver” los problemas que plantea el derecho internacional.

Durante los cinco últimos siglos, es decir desde que se inició la globalización hegemonizada por Occidente, el poder mundial se asentaba sobre el control de los mares. Eso ha comenzado a cambiar generando una transformación paradigmática en la que Estados Unidos está quedando fuera. La creación de un gran espacio euroasiático en territorio terrestre a partir de la alianza entre Rusia y China, establece parámetros novedosos en la estructuración del poder mundial. Hay que tener en cuenta que fueron pensadores occidentales como el inglés Halford Mackinder y el estadounidense de origen neerlandés Nicholas Spykman quienes expusieron que el control del Asia Central, como “corazón continental” o “área pivote”, conduciría al control del mundo.

En años recientes, la alianza ruso-china ha llegado al súmmum de su fortaleza tras la declaración conjunta del 4 de febrero de 2022 firmada por los presidentes de ambos países en Beijing, que en la práctica manifiesta la decisión de dar los primeros pasos para la creación de un nuevo orden mundial. Tras la derrota y huida de Afganistán por parte de Estados Unidos y la OTAN y después del fracaso de los golpes de Estado en Kirguistán en enero de 2020 y en Kazajistán en enero de 2022, se ha puesto de relieve la incapacidad de Estados Unidos por dominar ese territorio estratégico del planeta, más allá de su éxito en el derrocamiento del primer ministro de Pakistán, Imran Khan en abril de 2022 en una operación tramada por Washington y ejecutada por sus adláteres locales.

La alianza euroasiática se ha concretado a través del funcionamiento de varias organizaciones. Una de ellas, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), que mostró su eficacia, evitando el golpe de Estado en Kazajistán. Otra instancia creada y que ha mostrado su efectividad es la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), donde participan China, Rusia, KazajistánKirguistánTayikistán como miembros fundadores. Después se han incorporado Uzbekistán, India, Pakistán e Irán con el objetivo de cooperar en materia política, económica y de seguridad. Bielorrusia, Mongolia y Afganistán esperan aprobación para su ingreso. De la misma manera la Unión Euroasiática conformada por cinco países constituye la extensión exitosa de vínculos económicos y comerciales en el más amplio espacio terrestre del planeta.

China por su parte promovió y creó la mayor alianza económica del mundo, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP por sus siglas en inglés). Esta asociación está conformada por el 30% de la población mundial. Pero el ámbito de mayor alcance en la región y el mundo es la nueva Ruta de la Seda proyecto desarrollado por China para el cual ha destinado hasta ahora 900.000 millones de dólares distribuidos entre 72 países, con una población de unos 5.000 millones de habitantes o sea el 65% de la población mundial según apunta el periodista belga Marc Vandepitte en un reciente artículo.

El gran peligro para Estados Unidos y su sistema de predominio mundial es la incorporación de Europa y en particular de Alemania a este sistema. Si ello ocurriera, se desmoronaría irremediablemente todo la estructura hegemónica construida tras la segunda guerra mundial que tiene en la democracia representativa de corte occidental su sustento político,  en la Organización de Naciones Unidas, su instrumento de control global, en la OTAN el soporte militar de presión, chantaje y amenaza y el Sistema de Bretton Woods constituido a partir del control occidental del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, como los pilares para sostener económica y financieramente su hegemonía global. La subordinación y control de Europa es fundamental para sustentar este modelo diseñado desde que se pusiera en práctica el Plan Marshall tras el fin de la segunda guerra mundial.

El objetivo fundamental de la política estadounidense ha sido evitar que se produjeran acuerdos de integración energética entre Rusia y Europa que podrían sellar una alianza estratégica mutuamente beneficiosa para ambas partes que, por añadidura enlazaría a Europa con China dejando a Estados Unidos alejado de la posibilidad de seguir manteniendo la supremacía energética en Europa, que junto a la OTAN configuran la garantía del control del Viejo Continente por parte de Estados Unidos.

  1. La invasión de Israel a Gaza. 

Aunque es un hecho muy reciente, que impide sistematizar de forma acabada, las repercusiones que pueda tener en el sistema internacional, vale analizar los acontecimientos en Asia Occidental como un evento que da continuidad a los dos anteriores y como expresión de la dinámica transformadora en el planeta, Por lo pronto, se ha cuestionado al eje sionista-imperialista desde el punto de vista político, militar, diplomático y hasta jurídico. Algo también impensable solo hace unos meses atrás. 

Las nuevas coaliciones y alianzas que se están produciendo entre países árabes y musulmanes de tres continentes y la búsqueda de estos por abrirse un espacio más allá de la región a través de acuerdos con otras instancias como la Organización de Cooperación de Shanghái, la Ruta de la Seda, el Corredor Norte-Sur y sobre todo los BRICS son expresión de una realidad novedosa, sobre todo cuando se está hablando de la región que ocupa el primer lugar mundial en producción de energía…y en la compra de armas. 

La cercanía cada vez mayor de estos países con Rusia y China y el papel más relevante que estas dos potencias están jugando como articuladores de procesos de negociación, y búsqueda de acuerdos en favor de la paz y la distensión, generan un nuevo momento en el planeta. 

El eje de esta situación fue el inicio de la operación “Diluvio de Al-Quds” por las fuerzas políticas y militares palestinas y su soporte por parte del eje de la resistencia a través de variadas manifestaciones concretas de solidaridad y apoyo, sobre todo de Yemen, Irán, el Líbano, Siria e Irak, así como de la mayoría de los pueblos árabes y musulmanes, a menudo en franca contradicción con sus gobiernos. 

Un gran influjo para que ello ocurriera, tuvo el acuerdo saudita-iraní para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, creando una situación mucho más ventajosa en la región para la lucha del pueblo palestino, aislando a Estados Unidos y al ente sionista.

A manera de conclusión pudiera señalarse que, vista la situación en la perspectiva planteada, se podría afirmar que se está avanzando hacia un sistema internacional inédito, jamás antes explicado e impensado incluso en el pasado más reciente. En un artículo en el periódico La Jornada de México, el laureado economista estadounidense Joseph Stiglitz opina que: ”Parece que Estados Unidos ha iniciado una nueva guerra fría”. 

Pero a diferencia de la del siglo pasado en el que el elemento ideológico era el ordenador de las relaciones internacionales, Stiglitz afirma que ante la hipocresía estadounidense que sustenta sus puntos de vista en una supuesta defensa de la democracia, la de ahora “…hace pensar que, al menos en parte, lo que está en juego aquí es la hegemonía global más que una cuestión de valores”.

La avalancha de eventos internacionales de diferentes características durante los últimos meses, dan cuenta de la intensidad con la que se están moviendo los principales protagonistas en el escenario internacional y la vorágine de gestiones en las que se ven envueltos. Es necesario tomar cartas en el asunto en este mundo tan caótico y en plena efervescencia en la que el imperio arrecia su agresividad mientras se debate en una crisis multisectorial de la que -según lo visualizan- solo pueden salir solo a través de la guerra y un conflicto permanente que le asegure incrementar sus ingresos por la vía de su principal industria: la de la producción y venta de armas.

Así, llegamos a esta situación original y extraña enmarcada en la posibilidad de esa nueva guerra fría de la que habla Stiglitz. Lo novedoso es que la bipolaridad se manifiesta de manera diferente. Por una parte el polo occidental autodenominado “comunidad internacional” configurado por el 11% de la población del planeta y alrededor de 54 países del norte global, que funciona hacia el interior en términos unipolares con Estados Unidos actuando de forma hegemónica y teniendo a Europa, Australia, Nueva Zelanda y Japón como subordinados obedientes, incluso en desmedro de sus propios ciudadanos.

El otro polo, configurado por la gran mayoría de la humanidad se ha propuesto construir un gran ambiente multipolar en el que puedan participar varios centros de poder mundial en un espacio de cooperación y ayuda que ya se puso de manifiesto en el combate a la pandemia. 

En este ámbito de confrontaciones y definiciones, se coteja la validez y persistencia de un derecho internacional construido tras siglos de búsqueda de la paz en el planeta versus la propuesta estadounidense de establecer “un sistema internacional basado en reglas” como forma de imposición unilateral de su lógica imperial. En este punto ya no se sabe cuál será el papel de la ONU en el futuro. Si sigue existiendo, habrá que definir, en qué condiciones lo hará, cuando observamos que la OTAN se ha apoderado de la principal organización multilateral del planeta. 

www.sergioro07.blogspot.com

(*) Colaborador habitual de Dossier Geopolitico desde Venezuela

POR Pepe Escobar

Muy pocas personas en Rusia y en todo el Sur Global están tan cualificadas como Sergei Glazyev, Ministro de Integración y Macroeconomía de la Comisión Económica de Eurasia (CEE), el brazo político de la Unión Económica de Eurasia (UEEA), para hablar del impulso, los retos y los escollos en el camino hacia la desdolarización.

Mientras el Sur Global hace un llamamiento generalizado en favor de una verdadera estabilidad financiera; India, dentro de los 10 BRICS, deja claro que todo el mundo debe reflexionar seriamente sobre los efectos tóxicos de las sanciones unilaterales; y el profesor Michael Hudson sigue reiterando que las políticas actuales ya no son sostenibles, Glazyev me recibió amablemente en su despacho de la CEE para mantener una conversación exclusiva y extensa, que incluyó fascinantes detalles extraoficiales.

Estos son los aspectos más destacados, ya que las ideas de Glazyev se están reexaminando y hay grandes expectativas de que el Gobierno ruso dé luz verde a un nuevo modelo de acuerdo comercial, que por el momento se encuentra en las fases finales de puesta a punto.

Glazyev explicó cómo su idea principal fue «elaborada hace mucho tiempo. La idea básica es que una nueva moneda debe introducirse en primer lugar sobre la base del derecho internacional, firmado por los países interesados en la producción de esta nueva moneda. No a través de algún tipo de conferencia, como Bretton Woods, sin legitimidad. En una primera etapa, no todos los países estarían incluidos. Las naciones del BRICS serán suficientes, más la OCS. En Rusia, ya tenemos nuestro propio SWIFT: el SPFS. Tenemos nuestro cambio de divisas, tenemos relaciones de corresponsalía entre bancos, consultas entre Bancos Centrales, aquí somos absolutamente autosuficientes».

Todo eso lleva a adoptar una nueva moneda internacional: «Realmente no necesitamos ir a gran escala. El BRICS es suficiente. La idea de la moneda es que haya dos cestas: una cesta son las monedas nacionales de todos los países implicados en el proceso, como el SDR, pero con criterios más claros y comprensibles. La segunda cesta son las materias primas. Si tienes dos cestas, y creamos la nueva moneda como un índice de materias primas y monedas nacionales, y tenemos un mecanismo para las reservas, según el modelo matemático que será muy estable. Estable y conveniente».

Luego depende de la viabilidad: «Introducir esta moneda como instrumento para las transacciones no sería demasiado difícil. Con una buena infraestructura y la aprobación de todos los bancos centrales, las empresas podrían utilizarla. Debería ser en forma digital, lo que significa que puede utilizarse sin el sistema bancario, por lo que será al menos diez veces más barata que las transacciones actuales a través de bancos y casas de cambio».

La espinosa cuestión de los bancos centrales

«¿Han presentado esta idea a los chinos?»

«Lo presentamos a expertos chinos, a nuestros socios de la Universidad Renmin. Tuvimos una buena respuesta, pero no tuve la oportunidad de presentarlo a nivel político. Aquí en Rusia promovemos el debate mediante ponencias, conferencias, seminarios, pero aún no hay una decisión política sobre la introducción de este mecanismo ni siquiera en la agenda de los BRICS. La propuesta de nuestro equipo de expertos es incluirlo en el orden del día de la cumbre de los BRICS del próximo octubre en Kazán. El problema es que el Banco Central ruso no está entusiasmado. Los BRICS sólo han decidido un plan operativo para utilizar las monedas nacionales, lo que también es una idea bastante clara, puesto que las monedas nacionales ya se utilizan en nuestro comercio. El rublo ruso es la moneda principal en la EAEU, el comercio con China se realiza en rublos y renminbi, el comercio con India e Irán y Turkiye también se pasó a las monedas nacionales. Cada país dispone de la infraestructura necesaria. Si los Bancos Centrales introducen monedas nacionales digitales y permiten su uso en el comercio internacional, también es un buen modelo. En este caso, los criptointercambios pueden equilibrar fácilmente los pagos, y es un mecanismo muy barato. Lo que se necesita es un acuerdo de los Bancos Centrales para permitir que una cierta cantidad de monedas nacionales en forma digital participen en las transacciones internacionales.»

«¿Sería factible ya en 2024, si hay voluntad política?».

«Ya hay algunas start-ups. Por cierto, están en Occidente, y la digitalización la llevan a cabo empresas privadas, no Bancos Centrales. Así que la demanda está ahí. Nuestro Banco Central tiene que elaborar una propuesta para la cumbre de Kazán. Pero esto es sólo una parte de la historia. La segunda parte es el precio. Por el momento, el precio lo determina la especulación occidental. Producimos estas materias primas, las consumimos, pero no tenemos nuestro propio mecanismo de precios, que equilibre la oferta y la demanda. Durante el pánico de Covid, el precio del petróleo cayó casi a cero. Es imposible hacer una planificación estratégica del desarrollo económico si no se controlan los precios de los productos básicos. La formación de precios con esta nueva moneda debería deshacerse de los intercambios occidentales de productos básicos. Mi idea se basa en un mecanismo que existía en la Unión Soviética, en el Comecon. En aquel periodo teníamos acuerdos a largo plazo no sólo con los países socialistas, sino también con Austria, y otros países occidentales, para suministrar gas durante 10 años, 20 años, la base de esta fórmula de precios era el precio del petróleo, y el precio del gas».

Así que lo que destaca es la eficacia de una política a largo plazo y con visión de futuro: «Hemos creado un modelo a largo plazo. Aquí, en la CEE, estamos estudiando la idea de un mercado común de cambios. Ya hemos preparado un borrador, con algunos experimentos. El primer paso es la creación de una red de información, intercambios en distintos países. Ha tenido bastante éxito. El segundo paso será establecer una comunicación en línea entre las bolsas y, por último, pasar a un mecanismo común de formación de precios, y abrir este mecanismo a todos los demás países. El principal problema es que a los grandes productores de materias primas, en primer lugar las petroleras, no les gusta comerciar a través de las bolsas. Les gusta comerciar personalmente, por lo que es necesaria una decisión política que garantice que al menos la mitad de la producción de materias primas se realice a través de bolsas. Un mecanismo que equilibre la oferta y la demanda. De momento, el precio del petróleo en los mercados extranjeros es «secreto». Es una especie de pensamiento de la época colonial. Cómo hacer trampas’. Debemos crear una legislación que abra toda esta información al público».

El NDB [New Development Bank] necesita una sacudida

Glazyev ofreció un extenso análisis del universo BRICS, basándose en cómo el Consejo Empresarial BRICS celebró su primera reunión sobre servicios financieros a principios de febrero. Acordaron un plan de trabajo; hubo una primera sesión de expertos en fintech; y durante esta semana una reunión de avance puede dar lugar a una nueva formulación -por el momento no hecha pública- que se incluirá en la agenda de los BRICS para la cumbre de octubre.

«¿Cuáles son los principales retos dentro de la estructura de los BRICS en esta próxima etapa de intentar eludir el dólar estadounidense?»

«De hecho, el BRICS es un club que no tiene secretaría. Puedo decirlo, de una persona que tiene cierta experiencia en integración. Discutimos la idea de una unión aduanera aquí, en el territorio postsoviético, inmediatamente después del colapso. Tuvimos muchas declaraciones, incluso algunos acuerdos firmados por jefes de Estado, sobre un espacio económico común. Pero sólo después de la creación de una comisión se inició el verdadero trabajo, en el año 2008. Después de 20 años de documentos, conferencias, no se hizo nada. Se necesita alguien responsable. En BRICS existe tal organización – el NDB [Nuevo Banco de Desarrollo]. Si los jefes de Estado deciden nombrar al NDB como institución que elabore el nuevo modelo, la nueva moneda, organice una conferencia internacional con el borrador de un tratado internacional, esto puede funcionar. El problema es que el NDB funciona según la carta del dólar. Tienen que reorganizar esta institución para que funcione. Ahora funciona como un banco de desarrollo internacional ordinario en el marco estadounidense. La segunda opción sería hacerlo sin este banco, pero eso sería mucho más difícil. Este banco tiene suficiente experiencia».

«¿Podría la presidencia rusa de los BRICS proponer este año una reorganización interna del NDB?»

«Estamos haciendo todo lo posible. No estoy seguro de que el Ministerio de Finanzas entienda lo serio que es esto. El Presidente lo entiende. Yo personalmente le promoví esta idea. Pero el presidente del Banco Central y los ministros siguen pensando en el viejo paradigma del FMI».

Las sectas religiosas no crean innovación

Glazyev mantuvo una seria discusión sobre las sanciones con el BND:

«Traté este tema con la Sra. Rousseff [la ex presidenta brasileña, que actualmente preside el BND) en el Foro de San Petersburgo. Le entregué un documento sobre el tema. Se mostró bastante entusiasmada y nos invitó a venir al BND. Pero después no hubo seguimiento. El año pasado todo fue muy difícil».

En cuanto a los BRICS, «el grupo de trabajo sobre servicios financieros está debatiendo sobre reaseguros, calificación crediticia, nuevas divisas en fintech. Eso es lo que debería estar en la agenda del NDB. La mejor posibilidad sería una reunión en Moscú en marzo o abril, para debatir en profundidad toda la gama de cuestiones del mecanismo de liquidación de los BRICS, desde el más sofisticado al menos sofisticado. Sería estupendo que el NDB se apuntara a ello, pero tal y como están las cosas existe un abismo de facto entre los BRICS y el NDB».

El punto clave, insiste Glazyev, es que «Dilma debe encontrar tiempo para organizar estas discusiones a alto nivel. Se necesita una decisión política».

«¿Pero esa decisión no tendría que venir del propio Putin?»

«No es tan fácil. Hemos oído declaraciones de al menos tres jefes de Estado: Rusia, Sudáfrica y Brasil. Dijeron públicamente ‘esta es una buena idea’. El problema, una vez más, es que aún no existe un grupo de trabajo. Mi idea, que propusimos antes de la cumbre de los BRICS en Johannesburgo, es crear un grupo de trabajo internacional que prepare en las próximas sesiones el modelo, o el borrador, del tratado. Cómo pasar a las monedas nacionales. Esa es ahora la agenda oficial. Y tienen que informar sobre ello en Kazán [para la cumbre anual de los BRICS]. Hay algunas consultas entre los Bancos Centrales y los Ministros de Finanzas».

Glazyev fue al grano en lo que respecta a la inercia del sistema: «El principal problema de burócratas y expertos es ‘¿por qué no tienen ideas? Porque asumen que el statu quo actual es el mejor. Si no hay sanciones, todo irá bien. La arquitectura financiera internacional creada por Estados Unidos y Europa es cómoda. Todo el mundo sabe cómo funcionar en el sistema. Así que es imposible pasar de este sistema a otro. Para las empresas será muy difícil. Para los bancos será difícil. La gente ha sido educada en el paradigma del equilibrio financiero, totalmente libertario. No les importa que los precios estén manipulados por especuladores, no les importa la volatilidad de las monedas nacionales, piensan que es natural (…) Es una especie de secta religiosa. Las sectas religiosas no crean innovación».

Ahora súbete a esa bicicleta hipersónica

Volvemos al tema crucial de las monedas nacionales: «Incluso hace cinco años, cuando hablé de las monedas nacionales en el comercio, todo el mundo decía que era completamente imposible. Tenemos contratos a largo plazo en dólares y euros. Tenemos una cultura establecida de transacciones. Cuando era Ministro de Comercio Exterior, hace 30 años, intenté pasar a rublos todo nuestro comercio de materias primas. Discutí con Yeltsin y otros: ‘tenemos que comerciar en rublos, no en dólares’. Eso convertiría automáticamente al rublo en moneda de reserva. Cuando Europa adoptó el euro, me reuní con Prodi y acordamos que nosotros utilizaríamos el euro como moneda y ustedes los rublos. Entonces Prodi vino a verme después de las consultas y me dijo: «He hablado con Kudrin [ex ministro de Finanzas ruso, 2000-2011], no me ha pedido que convierta el rublo en moneda de reserva». Eso fue sabotaje. Fue una estupidez».

En realidad, los problemas son profundos, y siguen existiendo: «El problema eran nuestros reguladores, educados por el FMI, y el segundo, la corrupción. Si se comercia con petróleo y gas en dólares, se roba una gran parte de los beneficios, hay muchas empresas intermediarias que manipulan los precios. Los precios son sólo el primer paso. El precio del gas natural en el primer acuerdo es unas 10 veces inferior a la demanda final. Existen barreras institucionales. La mayoría de los países no permiten a nuestras empresas vender petróleo y gas al cliente final. Como no se puede vender gas a los hogares. Sin embargo, incluso en el mercado abierto, bastante competitivo, tenemos intermediarios entre el productor y el consumidor: al menos la mitad de los ingresos se sustraen al control gubernamental. No pagan impuestos».

Sin embargo, existen soluciones rápidas: «Cuando nos sancionaron hace dos años, la transferencia del dólar estadounidense y el euro a las monedas nacionales sólo llevó unos meses. Fue muy rápido».

En cuanto a las inversiones, Glazyev destacó el éxito del comercio localizado, pero los flujos de capital siguen sin llegar: «Los Bancos Centrales no están haciendo su trabajo. El intercambio rublo-renminbi funciona bien. Pero el intercambio rublo-rupia no funciona. Los bancos que guardan estas rupias, tienen mucho dinero, acumulan tipos de interés sobre estas rupias, y pueden jugar con ellas. No sé quién es el responsable de esto, si nuestro Banco Central o el Banco Central indio».

La conclusión clave de las serias advertencias de Glazyev es que correspondería al NDB -impulsado por los líderes de los BRICS- organizar una conferencia de expertos mundiales y abrirla al debate público. Glazyev evocó la metáfora de una bicicleta que sigue rodando: ¿por qué inventar una nueva bicicleta? Pues bien, ha llegado la hora -multipolar- de una nueva bicicleta hipersónica.

FUENTE Geoestrategia.es

https://geoestrategia.es/noticia/42437/economia/el-rocoso-camino-hacia-la-desdolarizacion:-entrevista-a-sergei-glazyev.html

Por Pepe Escobar

El Eje de Asimetría está en pleno apogeo. Este eje está compuesto por actores estatales y no estatales que emplean movimientos asimétricos en el tablero de ajedrez global para dejar de lado el orden occidental basado en reglas liderado por Estados Unidos. Y su vanguardia es el movimiento de resistencia yemení Ansarallah.

Ansarallah es absolutamente implacable. Han derribado un dron MQ-9 Reaper de 30 millones de dólares con sólo un misil autóctono de 10.000 dólares.

Son los primeros en el Sur Global en utilizar misiles balísticos antibuque contra barcos comerciales y de la Armada de los EE. UU. que se dirigen a Israel.

A todos los efectos prácticos, Ansarallah está en guerra nada menos que con la Marina de los EE.UU.

Ansarallah ha capturado uno de los vehículos submarinos autónomos (AUV) ultrasofisticados de la Marina estadounidense, el Remus 600 de 1,3 millones de dólares, un dron submarino con forma de torpedo capaz de transportar una enorme carga útil de sensores.

Próxima parada: ¿ingeniería inversa en Irán? El Sur Global espera ansiosamente y ya parece estar dispuesto a utilizar otras monedas en su comercio internacional, que no sean el dólar estadounidense.

Todo lo anterior –una remezcla marítima del siglo XXI de la trayectoria de Ho Chi Minh durante la guerra de Vietnam– deja claro que el Hegemón tal vez ni siquiera califique como un tigre de papel, sino más bien como una sanguijuela de papel.

Lula lo cuenta como lo ve el Sur Global

En el panorama general –vinculado al implacable genocidio perpetrado por Israel en Gaza– aparece un verdadero líder del Sur Global, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

Lula habló en nombre de Brasil, América Latina, África, los 10 BRICS y la abrumadora mayoría del Sur Global cuando fue al grano y definió la tragedia de Gaza como lo que es: un genocidio. No es de extrañar que los tentáculos sionistas en todo el Norte Global –y también en sus vasallos en el Sur Global– se volvieran locos.

Los genocidas de Tel Aviv declararon a Lula persona non grata en Israel. Sin embargo, Lula no asesinó a más de 29.000 palestinos, la abrumadora mayoría de los cuales eran mujeres y niños.

La historia será implacable: son los genocidas los que eventualmente serán juzgados como personas non grata para toda la humanidad.

Lo que dijo Lula representó a los BRICS 10 en acción: esto obviamente ya fue consensuado antes con Moscú, Beijing, Teherán y, por supuesto, la Unión Africana. Lula habló en Addis Abeba, Etiopía, que es ahora miembro de los 10 BRICS.

A continuación, el presidente brasileño fue extremadamente inteligente al exponer los datos verificados sobre Gaza para que estuviera sobre la mesa durante la reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del G20 en Río. Mucho más allá de los BRICS 10, lo que está sucediendo en Gaza es un consenso entre los socios no occidentales del G20 –que en realidad son una mayoría. Sin embargo, nadie debería esperar una actitud consecuente dentro de un G20 dividido. El meollo de la cuestión sigue estando en los hechos sobre el terreno.

La lucha de Yemen por “nuestro pueblo” en Gaza es una cuestión de solidaridad humanista, moral y religiosa: estos son principios fundamentales de las emergentes potencias “civilizatorias” orientales, tanto a nivel interno como en los asuntos internacionales. Esta convergencia de principios ha creado ahora un vínculo directo – extrapolando a las esferas moral y espiritual– entre el Eje de Resistencia en Asia Occidental y el Eje de Resistencia Eslavo en Donbass.

Se debe prestar extrema atención a los plazos. Las fuerzas de la República Popular de Donetsk (RPD) y Rusia han pasado dos años de dura lucha en Novorossiya sólo para llegar a la etapa en la que queda claro – basado en el campo de batalla y en los hechos acumulativos sobre el terreno – que “negociaciones” significan sólo los términos de La rendición de Kiev.

En cambio, la labor del Eje de Resistencia en Asia Occidental ni siquiera ha comenzado. Es justo argumentar que su fuerza y su plena participación soberana aún no se han desplegado (pensemos en Hezbollah e Irán).

El secretario general de Hezbollah, Hassan Nasrallah, con su proverbial sutileza, ha insinuado que, de hecho, no hay nada que negociar sobre Palestina. Y si hubiera un retorno a alguna frontera, ésta sería la de 1948. El Eje de Resistencia entiende que todo el Proyecto Sionista es ilegal e inmoral. Pero la pregunta sigue siendo ¿cómo tirarlo, en la práctica, al basurero de la Historia?

Los posibles escenarios futuros – confesadamente optimistas – incluirían que Hezbollah tomara posesión de Galilea como un paso hacia la eventual retoma de los Altos del Golán ocupados por Israel. Sin embargo, el hecho es que ni siquiera una Palestina unida tiene la capacidad militar para reconquistar las tierras palestinas robadas.

Entonces, las preguntas planteadas por la abrumadora mayoría del Sur Global que apoya a Lula pueden ser: ¿Quién más, aparte de Ansarallah, Hezbollah y Hashd al-Shaabi, se unirá al Eje de Asimetría en la lucha por Palestina? ¿Quién estaría dispuesto a venir a Tierra Santa y morir? (Después de todo, en Donbass, sólo los rusos y los rusófonos mueren por tierras históricamente rusas)

Y eso nos lleva al camino hacia el final: sólo una Operación Militar Especial (SMO) en Asia Occidental, hasta el amargo final, resolverá la tragedia palestina. Una traducción de lo que sucede en todo el Eje de Resistencia Eslavo: “Aquellos que se nieguen a negociar con Lavrov, traten con Shoigu”.

El menú, la mesa y los invitados.

Ese neoconservador de armario, el Secretario de Estado Tony Blinken, dejó salir el gato de la bolsa cuando en realidad definió su tan preciado “orden internacional basado en reglas”: “ Si no estás en la mesa, están en el menú”.

Siguiendo su propia lógica hegemónica, está claro que Rusia y Estados Unidos/OTAN están sobre la mesa, mientras que Ucrania está en el menú. ¿Qué pasa con el Mar Rojo? Los hutíes que defienden Palestina contra Estados Unidos, el Reino Unido e Israel están claramente sobre la mesa, mientras que los vasallos occidentales que apoyan a Israel de manera marítima están claramente en el menú.

Y ese es el problema: la hegemonía – o, en la terminología académica china, “los cruzados”– ha perdido el poder de poner las tarjetas de presentación sobre la mesa. La razón principal de este colapso de la autoridad es la acumulación de reuniones internacionales patrocinadas por la asociación estratégica Rusia-China durante los últimos dos años desde el inicio de la SMO. Se trata de planificación secuencial, con objetivos a largo plazo claramente delineados.

Sólo los estados civilizacionales pueden hacer eso, no los casinos neoliberales plutocráticos.

Negociar con el Hegemón es imposible porque el propio Hegemón impide las negociaciones (ver el bloqueo en serie de resoluciones de alto el fuego en la ONU). Además, la hegemonía sobresale en instrumentalizar a sus élites clientes en todo el Sur Global mediante amenazas o kompromat: véase la reacción histérica de los principales medios de comunicación brasileños ante el veredicto de Lula sobre Gaza.

Lo que Rusia está mostrando al Sur Global, dos años después del inicio de la SMO, es que el único camino para dar una lección a la hegemonía tiene que ser cinético o “técnico-militar”.

El problema es que ningún Estado-nación puede compararse con la superpotencia nuclear/hipersónica/militar Rusa, en la que el 7,5 por ciento del presupuesto del gobierno se dedica a la producción militar. Rusia está y seguirá estando en pie de guerra permanente hasta que las elites de Hegemón entren en razón, y es posible que eso nunca suceda.

Mientras tanto, el Eje de Resistencia de Asia Occidental observa y aprende, día tras día. Siempre es crucial tener en cuenta que para todos los movimientos de resistencia en todo el Sur Global – y eso también incluye, por ejemplo, a los africanos occidentales contra el neocolonialismo francés – las líneas de falla geopolíticas no podrían ser más marcadas.

Es una cuestión de Occidente colectivo versus Islam; el Occidente colectivo versus Rusia; y más temprano que tarde, una parte sustancial de Occidente, incluso a regañadientes, contra China.

El hecho es que ya estamos inmersos en una Guerra Mundial que es a la vez existencial y civilizacional. Mientras nos encontramos en la encrucijada, hay una bifurcación: o una escalada hacia una “acción militar cinética” abierta, o una multiplicación de las guerras híbridas en varias latitudes.

Por lo tanto, le corresponde al Eje de Asimetría, tranquilo y sereno, forjar corredores, pasajes y senderos subterráneos capaces de socavar y subvertir el orden internacional unipolar, basado en reglas, liderado por Estados Unidos.

FUENTE Geoestrategia.es

https://geoestrategia.es/noticia/42446/geoestrategia/la-tercera-guerra-mundial-ya-esta-aqui:-el-eje-de-las-asimetrias-enfrenta-el-orden-basado-en-reglas.html

ENTREVISTA: Discurso de Milei ante Congreso argentino remite a Consenso de Washington, afirma académico

BUENOS AIRES, 3 mar (Xinhua) — El reciente discurso del presidente argentino, Javier Milei, ante el Congreso de la Nación reunido en Asamblea Legislativa remite al Consenso de Washington, adoptado por países de América Latina en la década de 1990, afirmó el pasado sábado el académico argentino Sebastián Schulz.

El experto abordó en entrevista con Xinhua las palabras presidenciales, que incluyeron el llamado a establecer un «nuevo pacto fundacional» en Argentina a través de diez lineamientos, en su mayoría de naturaleza económica, presentados por el mandatario durante la apertura del 142° período de sesiones ordinarias del Congreso.

«El presidente Milei pronunció un discurso en el que hizo énfasis en la ratificación de su modelo liberal de gobierno, volvió a criticar a la ‘casta política’ que se opone a sus medidas y rechazó cualquier intervención del Estado en la economía nacional», dijo Schulz.

El experto, que es investigador en el Centro de Investigaciones en Política y Economía (CIEPE) de la Red Clacso, basado en Buenos Aires, planteó que «frente al negativo impacto social que vienen teniendo sus medidas económicas, Milei dio un discurso pensando en la gente, con el objetivo de darle legitimidad a sus políticas de ajuste».

«De hecho, continuó con su estrategia de romper protocolos históricos en la política nacional, al pronunciar su discurso en el ‘prime time’ televisivo de las 21:00 hora local del viernes, cuando este acto protocolar siempre se hizo en horario del mediodía», dijo el analista.

Schulz señaló que el mandatario argentino «no hizo ningún tipo de mención al ajuste brutal de las tarifas de servicios públicos, como agua, luz y transporte, que se realizaron en sus primeros meses de gobierno, ni tampoco al congelamiento de los salarios reales».

«Es decir, no habló de los problemas sociales que aquejan a la mayor parte de la sociedad, sino que su discurso estuvo centrado en denunciar a la oposición política por ‘poner palos en la rueda’ a sus políticas», añadió el entrevistado.

Los lineamientos propuestos por Milei a las provincias de Argentina constan de 10 puntos que refieren a la «inviolabilidad de la propiedad privada», un «equilibrio fiscal innegociable», la «reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25 por ciento del Producto Bruto Interno» y una «reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio».

Además, incluyen la «rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual», un «compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país», una «reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal» y una «reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación».

El pacto propuesto por Milei menciona también una «reforma política estructural que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados», y la «apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global».

«Milei intentó mostrar una actitud dialoguista, proponiendo la firma de un pacto de gobierno con todos los gobernadores del país, pero aclaró que si no se aprueba su paquete de leyes de ajuste, habrá consecuencias, como por ejemplo, el desfinanciamiento a las provincias», mencionó el académico.

El investigador señaló que Milei realizó en su mensaje un diagnóstico de la herencia recibida y mencionó «a la ‘casta política’ que rechaza sus reformas y al Estado como responsables de la crisis económica que atraviesa el país, ejes discursivos que fueron los que lo llevaron a la presidencia de la nación en 2023».

«Estos ejes tienen todavía alguna legitimidad en un sector de la población y le permiten a Milei avanzar con su plan de ajuste, aunque la viabilidad del mismo está siendo jaqueada cada vez más por la realidad de un aumento exponencial del costo del nivel de vida, el creciente desempleo y la parálisis de los salarios», observó el experto.

En la visión de Schulz, el «Pacto del 25 de Mayo», propuesto por Milei ante la Asamblea Legislativa, «tiene, sugerentemente, una gran similitud con los 10 puntos del Consenso de Washington de los años 90. Es, en líneas generales, un plan de ajuste típico del modelo neoliberal, que incluye un achicamiento del Estado de sus funciones sociales, un avance de las privatizaciones de las empresas estratégicas del Estado, la reforma laboral y del sistema previsional, y la apertura indiscriminada de la economía, entre otras cuestiones».

Así, según el experto, «el mandatario ratificó su decisión de profundizar el plan de ajuste estructural de la economía argentina, lo que tiene consecuencias principalmente en los sectores medios y bajos».

«La decisión de bajar prácticamente a cero el gasto público en salud, educación, ciencia y tecnología, y los planes sociales para desocupados, impacta fuertemente, con una merma de la calidad de vida de la población, y seguramente genere un aumento de la desocupación, la pobreza y la exclusión social», advirtió el experto.

Consultado sobre el grado de viabilidad del pacto propuesto por Milei a las provincias, el entrevistado consideró que «para poder aprobarlo, el Gobierno seguramente deberá flexibilizar algunos puntos importantes para obtener un mínimo consenso de la oposición».

«Recordemos que La Libertad Avanza, el partido de Milei, está en minoría en ambas Cámaras legislativas, y no tiene ningún gobernador propio, por lo que si quiere gobernar mediante el consenso deberá apelar al diálogo con el resto de los sectores y matizar varios de los puntos planteados», dijo el analista.

Schulz añadió que el mensaje presidencial no incluyó comentarios de política exterior, como la cuestión de las Islas Malvinas, cuya soberanía Argentina reclama ante el Reino Unido, o temas propios del Mercado Común del Sur (Mercosur) o la Comunicación de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

«Esas omisiones muestran que el Gobierno argentino mantendrá un alineamiento, una alianza y a la vez una subordinación a las potencias liberales occidentales, con Estados Unidos a la cabeza», advirtió el experto.

El académico argentino Sebastián Schulz. es miembro y colaborador de Dossier Geopolitico

FUENTE Xinhua https://spanish.news.cn/20240304/2cd29e363be64cfe84720f9cbd8d343d/c.html

Por  TELMA LUZZANI

¿Qué quedará de Ucrania después de la guerra? ¿Cómo serán los efectos de esa metamorfosis para Europa y el mundo? Algunos analistas hablan de la partición de Ucrania. Otros se centran en lo que implica la omnipresencia del pulpo financiero Black Rock.

En la última semana se han publicado varios artículos que consideran que la guerra de Ucrania ya tiene un vencedor: Rusia. Esto no significa –aclaran- que los enfrentamientos vayan a terminar en el corto plazo. Todo lo contrario. Pero la derrota de Ucrania es irreversible.

Desde la perspectiva militar, el punto final fue el fracaso de la denominada “contraofensiva ucraniana”, en 2023. A pesar de que la operación fue planificada en Washington y Londres; que contó con el entrenamiento del Pentágono y las Fuerzas Armadas británicas y que fue pertrechada con armamento por la OTAN, Rusia avanzó sobre importantes ciudades llegando a controlar más del 20% del territorio ucraniano.

“En torno a ese territorio, las fuerzas rusas construyeron una barrera defensiva infranqueable y ocuparon una posición privilegiada desde la cual pueden conquistar –si quisieran- las dos principales ciudades de Ucrania: Kiev y Odessa”, escribió José Luis Fiori, profesor emérito de Economía Política Internacional en la Universidad Federal de Río de Janeiro, en su último artículo “La victoria estratégica de Rusia en 2023”. 

No obstante, agrega Fiori, “Estados Unidos e Inglaterra no reconocerán jamás la derrota, debiendo mantener su apoyo al ejército ucraniano aun sabiendo que no existe ninguna posibilidad real de victoria”. Ucrania no es Afganistán, donde el Pentágono se retiró entre gallos y medianoche sin reconocer el descalabro. Aceptar la caída de Ucrania tendría muchas consecuencias: sería blanquear la vulnerabilidad de la OTAN y –aún peor- sería admitir cuatro realidades que la prensa occidental se esfuerza por ningunear
1)    la capacidad de Rusia para vencer en el campo mediático cultural (más del 80% del mundo no se plegó al macartismo occidental en contra de ella);
2)    el poderío militar ruso es capaz de triunfar contra los ejércitos más poderosos sin ayuda de otros países;
3)    la destreza estratégica del Kremlin capitalizó la característica bicontinental de Rusia para desarrollar su potencial económico, diplomático y de integración regional en su flanco asiático mientras se defendía militarmente en su flanco europeo;
4)    el orden multipolar –dada la obvia decadencia anglosajona y europea- ha llegado para quedarse y uno de sus pilares es la desdolarización.

En esta línea también EEUU debería admitir la equivocación garrafal de uno de sus think tank más poderosos, Rand Corporation, que, en su análisis marcaba varias debilidades de Rusia. El informe fantaseaba con insurrecciones internas (contra el gobierno de Vladimir Putin) y hasta con revueltas separatistas, originadas en los desequilibrios militares, económicos y políticos que ocasionaba su enorme extensión territorial. La fortaleza interna de Putin se verá el próximo 17 de marzo, día de la elección presidencial. Según las encuestas occidentales, el 79.9% de los rusos quieren que siga en el Kremlin.

El académico brasileño muestra el tremendo error de cálculo con cifras contundentes: “La previsión inicial de las potencias anglosajonas y sus aliados europeos era que el PBI ruso caía un 30% en 2022, que la inflación alcanzaba el 50% y que el rublo se desvalorizaba en torno al 100% provocando una insurrección contra el gobierno ruso, sobre todo después de la exclusión de la economía rusa del sistema de pagos internacionales hechos en dólares, a través del sistema SWIFT controlado por EEUU y sus socios del G7”.

El uso del dólar en las transacciones externas rusas cayó del 87% (2021) al 24% (2023) pero lejos de lo imaginado, Rusia como potencia energética, mineral, agrícola y atómica se reposicionó muy bien a nivel global y potenció su integración con China e India, además de ayudar a catapultar a los BRICS (entidad que ahora preside) hacia un nuevo nivel. “En 2023, el PBI ruso creció 3,5%; el desempleo cayó 2,9%; su masa salarial creció el 8%; la renta per capita 5% y su producción manufacturera un 9,4%”, subrayó Fiori.

El día después

¿Qué quedará de Ucrania después de la guerra? ¿Cómo serán los efectos de esa metamorfosis para Europa y el mundo? Algunos analistas hablan de la partición de Ucrania. Otros se centran en lo que implica la omnipresencia del pulpo financiero Black Rock en ese país y no descartan que se trate de un ensayo que podría aplicarse en otros países del mundo.

Owen Matthews, quien hace un año daba por muerto político a Putin, escribió el 6 de enero pasado en el semanario británico The Spectator que “la partición de Ucrania ya se ha producido”, aludiendo a que las zonas prorrusas de DonetskLuganskJerson, Zaporizhia y su central nuclear no volverán a Ucrania. “El reto clave es cómo se manejará esa realidad ante el público occidental ya que representaría una profunda humillación para EEUU y sus aliados”, agregó.

A su manera Washington va dando señales. El pasado 14 de enero, el vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. John Kirby, informó: “La ayuda militar que estábamos proporcionando a Ucrania se ha detenido por completo” por falta de acuerdo en el Congreso. Para el presidente Joseph Biden, en carrera electoral (por ahora), el pedido de asistencia al Congreso se ha convertido en una piedra en el zapato.

Mientras tanto, la guerra sigue debilitando sistemáticamente a los “socios europeos” y ofreciendo frenéticos beneficios tanto a las empresas de la destrucción (industria de armamentos y accesorios de guerra) como a las de reconstrucción postbélica. El fondo buitre BlackRock está en ambas. 

Según un informe de junio 2023, BlackRock maneja activos bajo gestión por 9.4 billones de dólares. Si fuera un país sería el tercero de mayor PBI del mundo después de EEUU (24.7 billones) y China (18.4 billones). Su poder abarca áreas estratégicas como alimentos, petróleo, gas, tecnología, comercio minorista, fabricación de armas, farmacéuticas, bancos, atención médica y transporte global. Tiene acciones en todos los medios de comunicación del mundo y, como explica la periodista Micaela Constantini en su artículo “Black Rock, el gran vencedor en Ucrania”, además de su influencia en las decisiones geopolíticas del mundo maneja los mercados financieros, las resoluciones que impactan en los precios, en la gobernanza y en las estrategias de instituciones claves.

“Es uno de los principales accionistas de las empresas armamentísticas más importantes del mundo, entre ellas, las cinco que más se beneficiaron de la guerra en Ucrania: Lockheed MartinBoeingRaytheonNorthrop Grumman y General Dynamics. En un año de guerra, la cotización en bolsa aumentó para Lockheed Martin un 23%, para Northrop Grumman un 39% y para General Dynamics, un 15%. Además de armas, ofrecen servicios de entrenamiento, asesoramiento, arreglos y provisión de partes y mantenimiento de los productos. También se encargan del lobby a favor de la guerra para que su negocio se sostenga y aumente”, afirma Constantini.

Específicamente en Ucrania, los contratos que el presidente Volodomir Zelensky le firmó al fondo buitre le permiten a BlackRock adueñarse del país entero: tierra, cosechas, redes eléctricas, energía, infraestructura, empresas estratégicas, ayuda internacional e inversiones locales o extranjeras. También administrará la monstruosa deuda que tiene Ucrania. En 1991, cuando cayó la Unión Soviética, Ucrania debía cero dólar. En septiembre pasado el Ministerio de Finanzas reveló que la deuda había alcanzado un record histórico de 133.930 millones de dólares, equivalente a más del 84% del PIB del país proyectado para 2023.

“En septiembre y diciembre de 2022 Zelensky se reunió por videoconferencia con el fundador de BlackRock, Larry Fink, para recibir asesoramiento gratuito sobre la creación de un Fondo de Reconstrucción. En noviembre, firmaron un Memorando de Entendimiento y, en mayo de 2023, Black Rock Financial Market Advisory se convirtió oficialmente en el ‘coordinador’ de todas las gestiones para la reconstrucción de Ucrania. Zelensky se volvió a reunir, esta vez de manera presencial, con la gerencia de la empresa y se decidió la creación de un fondo de inversión para restaurar la economía de Ucrania con la participación de capital público/privado”, explica Micaela Constantini.

Así de simple. Así de trágico.

FUENTE: DIARIO MAR DE AJO https://www.diariomardeajo.com.ar/2024/03/04/ucrania-ya-perdio-y-no-solo-en-el-campo-de-batalla/

Por Liu Zuokui (*)

La 60ª Conferencia de Seguridad de Múnich (Conferencia de Seguridad de Múnich) concluyó el 18 de febrero. En la conferencia se discutieron cuestiones de seguridad global como la crisis de Ucrania y el conflicto palestino-israelí. Los organizadores publicaron el «Informe de seguridad de Múnich 2024», que cree que en la era posterior a la Guerra Fría, el optimismo sobre la paz, la estabilidad y el desarrollo económico se ha disipado y el mundo corre el riesgo de caer en una situación de «perder-perder».

Desde 2015, los organizadores de la Conferencia de Seguridad de Múnich publican un informe temático para orientar el tema y estimular la atención de los medios y del público sobre importantes eventos internacionales de seguridad, ampliando así su influencia.

En términos de capacidad para dar forma a un tema, los hechos pueden ser importantes, pero no son los más importantes. En virtud de su perspectiva sobre las cosas y su capacidad para crear problemas, la Sociedad de Munich ha guiado la atención de la corriente principal internacional hacia una vía liderada por Occidente, logrando así un liderazgo ideológico.

Aunque la dirección y configuración de temas ha sido un tema de gran preocupación para las sociedades nacionales y extranjeras en los últimos años, las narrativas del discurso y los métodos de configuración del discurso occidentales todavía merecen nuestra vigilancia. A juzgar por la configuración de temas del Consejo de Seguridad de Múnich en los últimos años, las narrativas trágicas se han convertido en el tema principal, como «La falta de Occidente» propuesta en el informe de 2020, y «Competencia y cooperación» en 2021, «Desaprender la impotencia» en 2022, la «Revisión» en 2023 y la narrativa «Perder-perder» en 2024, etc., han dado a varias cumbres una atmósfera de tristeza.

En la ceremonia de apertura, el Secretario General de las Naciones Unidas, Guterres, expresó su preocupación por los problemas del actual sistema de gobernanza internacional. Los organizadores expresaron sus condolencias por la muerte de los disidentes. La triste música de violín que se escuchó en el lugar parecía hacer eco de la «bidimensionalidad» occidental.

La narrativa discursiva del “perder”

De hecho, en muchas discusiones en la conferencia principal y en las conferencias paralelas, esta atmósfera todavía está envuelta en debates sobre diversos temas. Esta narrativa discursiva refleja al menos las siguientes realidades políticas internacionales:

En primer lugar, refleja la ansiedad de Occidente, especialmente Europa, por la situación actual y su inseguridad ante las múltiples dificultades que enfrenta. Esto también muestra el fuerte sentido de crisis de Europa y su hábil capacidad para dar forma al discurso, y refleja el poder blando de Occidente en la comunicación cultural. El pesimismo del tono expresado en el discurso también apunta a la profunda crisis en Europa.

Europa está actualmente asolada por múltiples crisis como la crisis económica, la crisis de inmigración, la crisis Rusia-Ucrania, el conflicto palestino-israelí y la polarización política. No sólo su presencia en el escenario internacional es cada vez más escasa, sino que sus propias crisis son cada vez más escasas. Nos sentimos impotentes ante las lagunas del sistema internacional y estamos llenos de precauciones e inquietud ante el surgimiento de fuerzas económicas emergentes.

Por lo tanto, esta inquietud y ansiedad se reflejan plenamente en el informe. «La falta de Occidente» muestra la inquietud de Occidente por el declive de su sentido de existencia y el desorden del sistema occidental; «Escape de la sensación de impotencia» muestra que Occidente, que se encuentra en una profunda crisis, no tiene idea de cómo salir de la crisis: sólo puede lanzar gritos de impotencia. «Pierde-pierde» refleja la insatisfacción de Occidente con los desafíos y la interferencia en el sistema del orden internacional basado en reglas. Por tanto, las narrativas negativas son un fiel reflejo de las dificultades que enfrenta Occidente, y las narrativas optimistas carecen de un cierto fundamento narrativo.

En segundo lugar, refleja que Occidente utiliza narrativas trágicas para crear contradicciones, encontrando así puntos de alivio para sus propias crisis y dificultades existentes y desviando la insatisfacción de la gente con las crisis internas. Hay muchas formas de resolver la crisis, pero crear un punto trágico para estimular la resonancia del público y de la opinión pública, a fin de salir de la crisis, es un método común en Occidente.

En la actualidad, Occidente se adhiere a la tradición de la oposición binaria en la narrativa discursiva y enfatiza la lógica de un juego de suma cero en blanco y negro. A largo plazo, significa establecer aún más la propia superioridad moral y ortodoxia, rechazar activamente a los demás o atribuir injusticia, inestabilidad y otros factores a otros. Por ejemplo, los actualmente populares «democracia y autoritarismo», «otros y personas de ideas afines», «ganar-ganar y perder-perder», «defensores del sistema y revisionistas», etc. son manifestaciones plenas de la creación de narrativas de análisis de oposición binaria.

El «Informe de Seguridad de Múnich 2024» continúa en este tono: atribuye los problemas actuales en el orden internacional basado en reglas occidentales a la influencia y destrucción de fuerzas externas, especialmente el autoritarismo y el llamado revisionismo del sistema occidental que ha impactado a la comunidad internacional. Se han producido daños y desafíos sistémicos, lo que ha llevado al desorden de funciones y reglas tanto dentro como fuera del sistema, haciendo imposible volver al círculo virtuoso de buscar ganancias absolutas y «hacer cada vez más grande el pastel» que apareció en las primeras etapas del desarrollo del orden neoliberal.

Este tipo de narrativa discursiva evita problemas reales dentro de Occidente, como la polarización política y de extrema derecha de la xenofobia popular causada por el problema de los refugiados, la política de identidad y la crisis de identidad causada por la afluencia a gran escala de inmigrantes islámicos, y la crisis causada por la crisis Rusia-Ucrania: la geopolitización, la orientación de valores y la panseguridad de la ecología política, la militarización de las relaciones económicas y comerciales exteriores y el conservadurismo de la política interna causado por la presión continua sobre la economía y la disminución de la competitividad, la creciente falta de vitalidad y espíritu aventurero en la sociedad, la búsqueda del confort y la evitación de riesgos, etc.

A largo plazo, si Europa quiere resolver la crisis, debe recuperar el espíritu de apertura y cooperación. Lo más importante es hacer frente a las contradicciones internas acumuladas y encontrar los verdaderos problemas y meollo de Europa. Sólo de esta manera puede crear las condiciones para salir de esta situación.

El tercero es fortalecer la confrontación sistémica, ganarse activamente a «personas de ideas afines» y fortalecer su propia influencia. El objetivo final de las narrativas trágicas no es más que atraer más simpatizantes, ganar su apoyo, fortalecer su propio bando y luchar conjuntamente contra aquellos que están insatisfechos y desafían al sistema.

En esta reunión del Consejo de Seguridad, al intensificar las críticas a los revisionistas, inspiraremos a las llamadas «personas de ideas afines» a apoyar el orden internacional basado en reglas y consolidar el campo occidental. A juzgar por la participación en la reunión, los principales representantes siguen siendo principalmente de Estados Unidos y países occidentales, y los temas discutidos también son temas de interés para Estados Unidos y Occidente.

Además, ha cortejado activamente a los países del Sur Global, ha ampliado activamente su base representativa en el orden global y ha pedido abiertamente al Sur Global que elija un bando. El Consejo de Seguridad de Múnich ha estado ampliando cautelosamente el alcance de las conferencias y atrae activamente a participantes de países en desarrollo o del Sur Global para aumentar su volumen. Sin embargo, no están invitados los representantes oficiales de los llamados países autoritarios como Rusia, Corea del Norte e Irán.

China ha aumentado gradualmente su presencia en el Consejo de Seguridad de Múnich y ha promovido activamente el diálogo cooperativo con los países occidentales, pero en la reunión a menudo se preguntó a los funcionarios occidentales si China se sentiría incómoda en el Consejo de Seguridad de Munich. Especialmente considerando las conferencias y foros internacionales dominados por la alianza transatlántica, China es a menudo criticada y etiquetada como «revisionista» y «desafiadora de las reglas y el orden internacionales».

La Conferencia de Múnich se ha celebrado durante 60 años y su apertura, libertad y sostenibilidad son sin duda encomiables. Al mismo tiempo, las reglas de la reunión son la participación e interacción directas, y no pueden escribirse ni ignorarse entre sí. Involucrarse e interactuar entre sí (no sermonear ni ignorar a los demás) es refrescante.

Sin embargo, no podemos olvidar la fuerza que lo respalda: la protección de sus sistemas de valores por parte de los países occidentales a ambos lados del Atlántico, así como su arraigada desconfianza y sus precauciones contra quienes se adhieren a sistemas y caminos diferentes, y no evitan ningún esfuerzo por moldear su propio sentido moral en el sistema de opinión pública y una cruzada contra otros; esforzarse por encontrar acuerdos alternativos o acuerdos de cobertura en las políticas reales, desde la alianza de seguridad trilateral de Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia (AUKUS), la alianza de cuatro vías entre Estados Unidos, Japón, Australia y la India (QUAD), la Alianza de los Cinco Ojos, el Alto Muro de los Tribunales Pequeños y la Alianza Democrática, todos los cuales son círculos concéntricos de valores y muestran el carácter excluyente que persigue este sistema occidental. Esto también hace que carezca cada vez más de legitimidad natural y representatividad para resolver problemas globales.

Esto hará que Occidente encuentre muchas dificultades para movilizar a los países del Sur global, porque los países del Sur han expresado su descontento. Occidente no está resolviendo los problemas que enfrentan los países del Sur Global, pero espera que elijan parte en temas clave y tomen los llamados valores occidentales como dominantes. Esto causa el descontento en estos países.

En esencia, los países del Sur Global necesitan un entorno internacional pacífico y no quieren que fuerzas externas los obliguen a elegir bando: sólo quieren desarrollarse con tranquilidad.

La narrativa trágica es un reflejo concentrado del desarrollo del capitalismo occidental en una etapa específica. Va en contra del espíritu positivo, optimista y cooperativo que persigue la humanidad. La tradición de la oposición binaria y la lógica del juego de suma cero no pueden hacer frente a los problemas globales. Practicar el multilateralismo y promover el establecimiento de un nuevo tipo de relaciones internacionales con la cooperación beneficiosa para todos como núcleo son experiencias que Europa y Estados Unidos necesitan aprender de nuevo.

Liu Zuokui es Director Adjunto del Instituto de Estudios Europeos, Academia China de Ciencias Sociales.

Fuente CEPRID https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2886

¡¡ EL FRACASO DE LAS DOCTRINAS MILITARES DE EEUU, DESDE LOS 90 HASTA LA GUERRA DE UCRANIA !!

Es el tema que aborda Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico en su columna del Club de La Pluma, con un profundo análisis histórico y estratégico que arranca con el fin de la Unión Soviética y el triunfalismo de Washington por la supuesta victoria final del capitalismo. Cuando decían que llegaba “el siglo americano” con EEUU controlando el mundo. Con intelectuales como Fukuyama y su “Fin de la Historia” sin guerras y con el neoliberalismo como dueño de la economía. O el “Choque de las Civilizaciones” de Huntington que hablaba de que Occidente se haría cargo de las naciones periféricas para aplicarles sus valores. Sin embargo, aquel cenit de la “victoria perpetua” les duró muy poco a los anglosajones y a la pusilánime Europa. Y es así como cada día que pasa, todo es más complicado para Occidente y lo contrario para el mundo euroasiático y el Sur Global. Tal cual se puede leer en un artículo de la fundación norteamericana Heritage con el título ”El Ejército Estadounidense es Débil e Incapaz” (https://dossiergeopolitico.com/2024/02/29/8684/)

Y explica cómo, en medio de aquella borrachera de superioridad, los vencedores guardaron las guerras clásicas en el baúl de los recuerdos y crearon nuevas doctrinas militares para conflictos de baja intensidad, reduciendo casi toda su logística a la tecnología punta y a grupos comandos “quirúrgicos” de golpes rápidos sobre enemigos débiles. Decían entonces que las guerras de masas de soldados y de flotas aéreas o navales habían terminado. Y que no había potencias que amenazaran su poder global. Entonces cambiaron su sistema de producción por otro más sofisticado, moderno y rentable para la industria armamentística. Pero, las idas y vueltas de las historia les demostraron que con la supercapacidad tecnológica, o el obsceno poder financiero, no alcanza para vencer a pueblos levantados en armas. Es así como llegaron los oscuros años de las derrotas, con el ejemplo emblemático de la vergonzosa huída de Afganistán, espantados por unas tribus de montañeros de la edad media.

Y nos cuenta Pereyra Mele, que atrapado en esa decadencia crónica, Occidente se enfrenta hoy a la casi segura derrota en Ucrania, desnudando el fracaso absoluto de todas esas teorías militares, al ser obligados -sin estar preparados- a volver a las guerras tradicionales, las de grandes tropas, de artillería, de trincheras, de tanques y de campos embarrados. Y sobre todo, por tener en frente una superpotencia como Rusia.

Con lo que concluye que las guerras, más que ganarse en el campo de batalla, se las gana en el campo de la logística. Que es imprescindible contar con un sistema industrial militar con stock de municiones y de  equipamiento militar a la altura del desafío. Y que aquél que tenga la capacidad de sostener el esfuerzo bélico por mayor tiempo, tiene la posibilidad de vencer a un enemigo mejor armado, mejor equipado o con armas más modernas. Duras lecciones de la realidad, que le llega mal y tarde al bando anglosajón.

Además, a la largo de este audio aborda la comprobada participación de la OTAN en Ucrania, junto a la falaz insinuación de Macrón sobre un supuesto envío de tropas al frente y el ridículo de este presidente, al que parodian rezando: ”Gracias a Dios existe Rusia, a la que podemos culpar de todos los problemas de Francia”

Eduardo Bonugli (Madrid, (03/03/24)

El grafitero francés Lekto, conocido por sus pintadas satíricas sobre Macron, ha creado un mural grande en París.
«Gracias a Dios que existe Rusia a la que podemos culpar de todos los problemas de Francia».

Mientras…se intenta seguir con el relato occidental, la realidad se impone: Rusia sigue su avance en el este de Ucrania con la toma de varios pueblos pequeños cercanos a Avdivka

Las fuerzas rusas disminuyeron temporalmente el ritmo de sus operaciones tras capturar Avdivka, pero desde entonces han aumentado el ritmo de su asalto para continuar avanzando al oeste de la localidad, según los expertos

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/rusia-sigue-avance-ucrania-toma-pueblos-pequenos-cercanos-avdivka_1_10965063.html 

La OTAN en Ucrania: Militares alemanes planean ataques contra el puente de Crimea, según audio filtrado

Fuente

https://www.laarena.com.ar/el-mundo/militares-alemanes-planean-ataques-contra-el-puente-de-crimea-20243214230

“Newsweek”: La CIA asumió un papel central en el conflicto de Ucrania antes de que comenzara

Según el semanario, que cita a «más de una docena» de funcionarios de inteligencia anónimos,

fuente:

https://www.agenzianova.com/es/news/newsweek-la-cia-ha-assunto-un-ruolo-centrale-nel-conflitto-in-ucraina-prima-che-iniziasse/

Ucrania, Gaza y Taiwán son los frentes de la guerra global del Occidente angloamericano

Por Gabriel Merino para el website Tektonikos, el autor autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

Hace unos pocos meses, más precisamente a principios de diciembre del año pasado, la ex primer ministra británica Liz Truss dijo en una entrevista a The Telegraph en Washington DC que las guerras en Ucrania y en Israel, como la cuestión de Taiwán son parte del mismo conflicto contra los “dictadores autoritarios”. 

Truss afirmó que “No son guerras múltiples, son la misma guerra”, en su visita a Estados Unidos para tratar de convencer a los legisladores republicanos cercanos a Donald Trump que apoyen un aporte financiero y un involucramiento aún mayor para las fuerzas pro-occidentales de Ucrania. Para Truss la guerra en Ucrania es “Nuestra Guerra” y constituye un “imperativo estratégico para todos nosotros”.

Meses antes también había afirmado sobre Taiwán que la isla rebelde de China estaba “en la primera línea de la batalla mundial por la libertad”. Y sobre el conflicto Palestina-Israel había afirmado, cuando era primera ministra, que “soy sionista y una gran partidaria de Israel”.

Con otras palabras y bajo el ropaje ideológico occidental —que se aferra a las antinomias con aroma a Guerra Fría del estilo “democracia vs. autocracias”— Truss planteaba con total claridad el nudo del conflicto actual. Si corremos las mediaciones ideológicas, aparece con total claridad la contradicción política central de la actual transición de poder mundial: el Occidente geopolítico conducido por el polo de poder angloamericano —que en términos geoeconómicos conforma el Norte Global—, frente a los polos de poder emergentes, que buscan democratizar la distribución el poder y la riqueza mundial, construir otro ordenamiento mundial —y cuyo ascenso ha cambiado de hecho el mapa del poder, al cual el viejo orden ya no se corresponde. Y esta contradicción —y la necesidad por parte del Occidente geopolítico de detener el desarrollo de un mundo multipolar— es lo que está en el núcleo explicativo de lo que denomino como guerra mundial híbrida.  

Códigos geopolíticos compartidos

Obviamente Liz Truss no expresa a todos los grupos dominantes del Occidente geopolítico. Más bien es cercano a los planteos de que en los Estados Unidos se conoce como los neoconservadores, quienes son parte clave del establishment del Partido Republicano, fueron dominantes durante la era de George W. Bush (2001-2009) y ocuparon importantes espacios de poder durante el gobierno de Donald Trump, aunque con importantes tensiones y conflicto con el magnate nacionalista (son líneas distintas y eso se observa en algunos discusiones geopolíticas y geoestratégicas como lo es el tema Ucrania). 

Si bien Truss y los neoconservadores norteamericanos tienen diferencias con los halcones liberales globalistas que ahora dominan en el gobierno Joe Biden, son parte del establishment anglosajón y comparten un conjunto de códigos geopolíticos e imperativos estratégicos. Entre ellos: 

  1. poner a Ucrania bajo la órbita del Occidente geopolítico para debilitar estructuralmente a Rusia y quitar al gigante Euroasiático de la primera línea de los jugadores geoestratégicos; 
  2. sostener a Israel como una posición de avanza fundamental del Occidente geopolítico en el llamado “Medio Oriente” (aunque allí hay una gran diferencia entre los neoconservadores que defienden el Gran Israel y los halcones liberales que abrevan por la solución de los dos Estados); 
  3. y preservar a toda costa a Taiwán bajo la influencia estratégica Occidental para sostener la cadena de islas y posiciones militares que rodean y contienen a China, evitando que Beijing recupere la isla rebelde para convertirse en una gran potencia marítima (además de terrestre) y que complete su rejuvenecimiento nacional iniciado a partir de la revolución de 1949, que entre otras cosas significa recuperar los territorios desmembrados durante el “Siglo de Humillación”.

Globalizar la OTAN 

También comparten, con matices, el imperativo estratégico de expandir la OTAN. No solo desde Europa hacia el Este, sino también en el Pacífico, a partir de la incorporación de Japón a la alianza atlántica y desarrollando otras iniciativas como el AUKUS anglosajón (Australia, Reino Unidos, Estados Unidos) o el QUAD (diálogo de seguridad cuadrilateral conformado por Estados Unidos, Japón, Australia e India). En varios sectores se resume esta expansión en la idea de la OTAN Global (“Global NATO”), que es el nombre adecuado para definir la mutación que se produjo en la alianza atlantista a partir de los años noventa del siglo pasado: ser una herramienta del Occidente geopolítico para reforzar su supremacía y asegurar estratégicamente el orden mundial unipolar en un capitalismo global transnacionalizado. 

Los tres conflictos mencionados se desarrollan en escenarios clave del tablero euroasiático —cuyo control es una obsesión para el polo anglosajón con el fin de sostener la “supremacía” y la razón de ser de ideas en torno a una OTAN Global. En Ucrania se juega la profundidad de la cabeza de puente en la periferia occidental europea en relación con el corazón continental que tiene como centro al estado ruso. En Medio Oriente, el control de otra región geopolítica clave: centro de Afro-Eurasia, territorio de rutas terrestres y marítimas estratégicas tanto en el presente como a lo largo de la historia, principal región exportadora de hidrocarburos y centro de la civilización islámica. En Asia Pacífico, se juega la posibilidad de sostener el cerco estratégico sobre China y la periferia oriental de Eurasia desde la Segunda Guerra Mundial, en una región que ya se ha convertido en el centro dinámico de la economía mundial bajo el liderazgo de China. 

Grietas

Luego de tres meses de negociaciones y con la negativa de muchos senadores republicanos alineados con Donald Trump a quienes Truss intentó convencer, el Senado estadounidense aprobó el 13 de febrero un paquete de ayuda de 95.300 millones de dólares para Ucrania, Israel y Taiwán: 60.000 millones para Kiev (que se sumaría a los más de 110.000 de millones que ya invirtió desde febrero de 2022), 14.000 millones de dólares para apoyar la guerra de Israel en Gaza, 8.000 millones de dólares para reforzar a Taiwán y  a las fuerzas políticas independentistas pro-estadounidenses y sus socios en el Indo-Pacífico para contrarrestar a China. A ello se le agrega 9.200 millones de dólares en ayuda humanitaria para Gaza. Sin embargo, la ley aún no fue aprobada en la Cámara de Representantes dominada por republicanos trumpistas, que rechazan sobre todo un involucramiento mayor en Ucrania (la parte central del paquete), aunque puedan coincidir con los otros objetivos. 

Tanto aquí, como en otras cuestiones, se puede ver con claridad las internas que surcan a Estados Unidos y al polo de poder anglo-estadounidense, como al Occidente geopolítico, lo cual es parte central del declive del viejo orden unipolar y de la crisis de hegemonía actual. Por ejemplo, no sólo son notorias las diferencias en el frente ucraniano, sino también entre el impulso de un Gran Israel que termine de apropiarse de todos los territorios palestinos (y avance hacia una escalada bélica de otras dimensiones con Irán) o la apuesta a la solución de los dos estados y a genera un equilibrio de poder favorable a Estados Unidos y Occidente en dicha región. También en torno a la cuestión de Taiwán se vio a Francia reacia a seguir los pasos de Washington y Londres de escalar contra China. “La pregunta que debemos responder, como europeos, es la siguiente: ¿Nos interesa acelerar (una crisis) en Taiwán? No”, comentó Macron en una entrevista a Les Echos y Político Europe. “Lo peor sería pensar que los europeos debemos convertirnos en seguidores en este tema y seguir el ejemplo de la agenda de Estados Unidos y de una reacción exagerada de China”, agregó. Estas palabras generaron un profundo malestar en el mundo anglosajón. 

Además, la situación en cada uno de estos escenarios es complicada para Washington y aliados. El devenir de los acontecimientos revela que, más allá de ciertas coyunturas tácticas u obtención de objetivos con dudoso resultado estratégico (como  desconecta a Alemania de la energía rusa y su consecuente desindustrialización), en general se observa avances de las fuerzas emergentes y de las tendencias que apuntan hacia una redistribución del poder mundial contraria al Occidente geopolítico. 

Por ejemplo, volvamos al caso del frente de Ucrania. El establishment occidental estimaba en general que para esta altura la Federación de Rusia estaría con la economía colapsada y el “régimen” político en crisis. Estos análisis se correspondían con el de RAND Corporation de 2019, el cual aconsejaba profundizar el apoyo a las fuerzas ucranianas pro-occidentales (guerra proxy) y aumentar considerablemente las sanciones económicas (guerra económica) con el objetivo de “sobre-extender” y “desequilibrar” a Rusia, para desplazarla del gran juego geopolítico. Incluso hace un año muchos referentes atlantistas insistían con sinceridad analítica (tan honesta como errada) sobre un próximo escenario de derrota estratégica para Rusia en Ucrania. 

Los desaciertos en los diagnósticos 

Pero como en tantos otros escenarios, el error de cálculo de buena parte de las élites occidentales, incluso las más lúcidas, se debe a la incomprensión (o a la no aceptación) del profundo cambio que se ha producido en el mapa del poder mundial. El mundo, en términos sistémicos, ya no es unipolar.

Contra todos los pronósticos, Rusia creció 3,6% en 2023 y el FMI prevé un crecimiento de 2,6% para 2024. Esto se explica tanto por factores endógenos como por el marco de asociaciones en Eurasia y África, en donde sin dudas sobresale el vínculo con China e India (cuyas economías explican buena parte del crecimiento mundial). En el terreno militar, en los últimos 10 meses el Kremlin obtuvo tres victorias importantes en batallas por el control completo del estratégico Oblast de Donetsk: Bajmut, Mariinka y Avdiivka. Esta es la provincia central de las fuerzas pro-rusas desde 2010 (más allá de Crimea obviamente) y núcleo territorial de la insurgencia pro-rusa de 2014, luego del golpe pro-occidental al presidente Viktor Yanúkovich, quien antes fue gobernador de allí. 

La guerra de desgaste propuesta por Moscú se combina, luego del total fracaso de la promocionada “contraofensiva ucraniana” durante la primavera boreal de 2023, con una lenta pero sólida ofensiva, con avances en puntos claves en el frente, que le ha permitido destruir posiciones fortificadas de Kiev en el Donbas, a medida que corroe cada vez más su músculo militar. Allí sobresale la estratégica ciudad de Avdiivka, desde donde las fuerzas ucranianas bombardeaban a objetivos civiles y militares de la ciudad de Donetsk, capital de la provincia homónimo. El desgaste de las fuerzas ucranianas y el vaciamiento de las reservas occidentales, contrasta ahora con la capacidad demostrada por el complejo militar industrial ruso para abastecer el esfuerzo bélico.

En el caso de Oriente Medio, la ofensiva israelí en Gaza, luego de los ataques de Hamás del 7 de octubre que reavivaron dicho conflicto secular, no ha logrado sus objetivos y comienza a tener grandes costos políticos. La organización político-militar Hamas no ha sido derrotada y siguen en su poder gran parte de los rehenes israelíes secuestrados. La brutal ofensiva que siguió al ataque terrorista —y que hace tiempo había sido diseñada como parte de avanzar hacia un “Gran Israel”— está causando decena de miles de víctimas civiles. Esto volvió a exponer al mundo la cárcel a cielo abierto que es Gaza y a poner de manifiesto la negativa absoluta del gobierno israelí a la solución de los dos estados, así como al cumplimiento de las resoluciones de la ONU desde 1967 (lo que profundiza las diferencias en el Occidente geopolítico). Esto intensificó el reclamo internacional y en particular del mundo islámico y de los pueblos árabes, así como obligó tanto al gobierno de los Estados Unidos y a las autoridades de la Unión Europea a ser críticos de la ofensiva israelí. 

Aceleración de la dinámica multipolar

Como se dijo en un artículo anterior, en dicha región se vienen produciendo cambios geopolíticos trascendentales, que se articulan con un proceso global: el reestablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita auspiciado por Beijing, el ingreso de cuatro países de la región a los BRICS+ (Arabia Saudita, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Egipto), el fortalecimiento de la OPEP+ que reúne a los países exportadores de petróleo, en donde se destaca Arabia Saudita, junto a Rusia. La presión sobre el gobierno de Israel por parte de varios de los viejos y los nuevos miembros de los BRICS+ resulta clara: empezando por China que promueve la idea de dar a Palestina una asiento en la ONU y es apoyada por Arabia Saudita, o la presentación de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia acusando a Israel de conducta genocida y el propio presidente Lula da Silva de Brasil reforzando públicamente la idea del genocidio que está cometiendo Israel contra el pueblo palestino. También Egipto que plantea la posibilidad de romper los acuerdos de Camp David de 1978. 

La dimensión central para entender el devenir de este y los otros conflictos de la guerra mundial híbrida es analizar el escenario político mundial, la escala global que atraviesa y articula de forma específica las dinámicas regionales, nacionales y locales. También las propias contradicciones del Occidente geopolítico, que son parte clave del análisis de dicho escenario. En este sentido, resulta notorio cómo se acelera la dinámica multipolar en línea con los cambios sistémicos que se están produciendo en el mapa del poder mundial. 

Los problemas para el establishment del polo de poder anglo-estadounidense se parecen un poco a los de los Habsburgo en el siglo XVII, con su extendido imperio. Como afirma Paul Kennedy en su muy interesante libro Auge y Caída de las Grandes Potencias (aunque escrito bajo una total perspectiva eurocéntrica) los Habsburgo tenían muchos recursos y poder pero eso no alcanzaba: a) debido a que la revolución militar que se estaba produciendo generaba un masivo aumento de la escala, los costos y la organización de la guerra; b) porque tenían demasiados enemigos a los que combatir y demasiados frentes que defender (Kennedy afirma que España —centro del imperio como hoy lo es EE.UU.— “se parecía a un gran oso caído en un pozo: es más poderoso que cualquiera de los perros que lo atacan, pero no puede enfrentarse a todos sus oponentes y cada vez se siente más agotado”); debido a sus problema productivos (desindustrialización actual) y la dificultad creciente para movilizar recursos, lo que incluye la creciente resistencia de la población a financiar guerras en lugares distantes. 

El trasfondo fundamental de estas tres razonas era que se estaba produciendo un cambio estructural de las correlaciones de fuerzas materiales y políticas. Se fortalecían otros jugadores y aparecían nuevas tendencias. 

Las razones por las que ni Washington ni Beijing buscan en lo inmediato generar una crisis que haga volar por los aires el actual sistema internacional.

Por Sebastián Schulz * Articulo publicado en PERFIL, el autor autoriza su pulicacion en Dossier Geopolitico

El 16 de febrero pasado, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, se reunió con el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, en el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich. La cancillería china calificó a la reunión como “sincera, sustancial y constructiva”. A finales de enero, en tanto, el canciller chino mantuvo un encuentro en Tailandia con el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, que la diplomacia china catalogó como “franca, sustancial y fructífera”.

En ambos encuentros, se realizó una salutación mutua por el cumplimiento del 45° aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas bilaterales que se cumplen este año, pero también se cruzaron acusaciones sobre algunos conflictos internacionales en curso, como los ataques hutíes en el Mar Rojo, los roles de cada uno en el conflicto de Gaza y las posiciones sobre la actuación rusa en Ucrania. La Casa Blanca afirmó que dichas reuniones se dieron en el marco de la decisión del gobierno de “mantener una comunicación estratégica y un manejo responsable de sus relaciones” con China.

Algunas semanas antes, el viceprimer ministro y encargado de Asuntos Económicos y Comerciales chino, He Lifeng, se reunió con una delegación encabezada por el subsecretario de Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro norteamericano, Jay Shambaugh, con el objetivo de generar más beneficios a las empresas y pueblos de los dos países.

La “visión” de San Francisco. En las distintas reuniones mencionadas arriba, apareció la necesidad de “hacer realidad la visión de San Francisco”, recordando el encuentro presencial que mantuvieron los presidentes Joe Biden y Xi Jinping en noviembre pasado en esa ciudad norteamericana, en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).

En California, ambos mandatarios pusieron sobre la mesa sus exigencias a la contraparte. Del lado chino, se exigió a los Estados Unidos el respeto del principio de “Una sola China” y que el país norteamericano cese su apoyo militar y financiero a Taiwán. Por otra parte, se hizo hincapié en la necesidad de garantizar un entorno propicio para el intercambio entre personas y se solicitó a Estados Unidos que cese con el acoso y los interrogatorios injustificados a ciudadanos chinos que van a estudiar o investigar allí. Finalmente, China señaló la necesidad de impulsar legislaciones internacionales sobre inteligencia artificial.

Luego de la reunión, la cancillería china señaló que ambas partes acordaron promover “un desarrollo sano, estable y sostenible de las relaciones China-Estados Unidos”, un vínculo que consideraron como la relación bilateral más importante de la actualidad. Los chinos llamaron “visión de San Francisco” al consenso alcanzado en la reunión de realizar esfuerzos para garantizar los principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación de ganancia compartida.

Los funcionarios estadounidenses, en tanto, demandaron a la contraparte china mayores esfuerzos para regular la producción de fentanilo, y exigieron al país asiático un mayor compromiso en la resolución de la guerra de Ucrania.

Al comenzar la reunión, Joe Biden señaló que “es primordial que usted y yo nos entendamos claramente, de líder a líder, sin conceptos erróneos ni faltas de comunicación”. El presidente chino, en tanto, dijo que “el planeta Tierra es lo suficientemente grande para que los dos países tengan éxito, siempre y cuando se respeten mutuamente, coexistan en paz, serán completamente capaces de superar sus diferencias”.

En este marco, ambos países acordaron reabrir los canales de comunicación entre sus Fuerzas Armadas, que habían sido cortados tras la visita que la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, realizó a la isla de Taiwán en agosto de 2022.

¿Disminuir tensiones o administrar competencias? La proliferación de reuniones de alto nivel entre las diplomacias sinonorteamericanas de los últimos meses se da en un contexto de profundización de las disputas geopolíticas entre ambos países, en un orden internacional que tiende, de forma turbulenta, hacia una mayor multipolaridad.

Lejos de calmar las aguas, las cumbres sirvieron para recordar las “líneas rojas” de ambos países, pero no apaciguaron las tensiones que existen entre ellos. De hecho, en una conferencia de prensa posterior a la cumbre de APEC, Biden llamó “dictador” a Xi Jinping, lo que disparó el enojo de la diplomacia china. Beijing también reaccionó cuando Jake Sullivan felicitó a William Lai por su victoria en las elecciones de Taiwán en enero pasado, lo que implica el reconocimiento por parte de Estados Unidos del acto electoral en un territorio que China reclama como propio.

La diplomacia china también tuvo comentarios enérgicos sobre Washington. En sus habituales ruedas de prensa, el portavoz de la cancillería Wang Wenbin acusó a Estados Unidos de utilizar “su dominio sobre los sistemas operativos globales y los servicios de internet para llevar a cabo vigilancia y robo de datos masivos e indiscriminados”, apoyar “descaradamente a las organizaciones de ciberataques para que lleven a cabo ciberataques continuos y duraderos contra agencias gubernamentales”, sostener una anacrónica “mentalidad típica de la Guerra Fría” y difamar constante e infundadamente a China. “Parece que la paranoia de algunos políticos estadounidenses está empeorando”, llegó a decir Wang.

En febrero de 2023, el Consejo de Estado de China publicó un informe titulado “La hegemonía estadounidense y sus peligros”, en el que acusa directamente a Estados Unidos de actuar “con audacia para interferir en los asuntos internos de otros países, perseguir, mantener y abusar de la hegemonía, promover la subversión y la infiltración y librar guerras deliberadamente, perjudicando a la comunidad internacional”. Este documento representó un verdadero quiebre de la diplomacia de “bajo perfil” de China.

¿Ganar tiempo? Más allá de los acuerdos puntuales alcanzados en las últimas reuniones bilaterales, la relación entre China y Estados Unidos se perfila como el vector del cambio geopolítico de las próximas décadas. La manera en la que se resuelva esta disputa impactará directamente en el formato que tomará el orden internacional en el futuro. El presidente ruso, Vladimir Putin, lo dejó claro en su entrevista con Tucker Carlson, cuando dijo explícitamente que “Estados Unidos teme más a una China fuerte que a una Rusia fuerte”.

Los llamados de Estados Unidos a China para que desempeñe un papel más proactivo en la defensa del “orden internacional basado en reglas” promovido por Occidente manifiesta una realidad que se ha hecho cada vez más clara en las últimas dos décadas, y es que Estados Unidos ya no está en condiciones de resolver unilateralmente los conflictos internacionales, ni de disciplinar o alinear al mundo emergente y en desarrollo. China, en tanto, busca administrar las tensiones, mientras continúa acumulando capacidades para disputar en áreas estratégicas (como la tecnología o el sistema monetario) y fortalece sus alianzas con el resto del llamado “sur global”.

El otro aspecto a considerar a la hora de analizar las tensiones entre China y los Estados Unidos es tanto las transformaciones en las formas de organización del capital como la interdependencia que ello trajo aparejado. Ningún Estado hoy es completamente autosuficiente, y los grandes capitales tienen sus negocios sumamente diversificados tanto en rubros como en territorios. Por ello, la administración demócrata estadounidense busca limar algunas asperezas con China para garantizar un entorno propicio para los múltiples inversores radicados en ese país.

Por eso, ninguno de los dos países busca en lo inmediato generar una crisis que haga volar por los aires el actual sistema internacional. En el caso de China, porque actualmente se encuentra en ascenso estratégico de su iniciativa geopolítica, ya es la primera potencia económica mundial medida en paridad del poder adquisitivo y se encuentra en camino firme para convertirse en un país socialista moderno plenamente desarrollado. Estados Unidos, en tanto, se encuentra en declive hegemónico desde hace, por lo menos, dos décadas, y su establishment está más enfocado en resolver la profunda grieta interna entre globalistas y neoconservadores que en recuperar la condición de hegemón indiscutible que ostentó durante gran parte del siglo XX.

Ambos buscan, en síntesis, ganar tiempo.

Una incógnita importante es qué pasará en el caso de Donald Trump vuelva a ganar las elecciones de los Estados Unidos en noviembre próximo. Trump dijo hace algunos días que impondrá aranceles a los productos chinos de más del 60%, lo que implica también un impulso todavía mayor del proteccionismo, el unilateralismo y el intervencionismo a nivel internacional. Más allá de la retórica antichina que se achaca al expresidente, el propio Trump se encargó de calmar las alertas: “Me fue genial con China con todo”, dijo el candidato republicano. “Quiero que a China le vaya genial, de verdad. Y me gusta mucho el presidente Xi. Fue muy buen amigo mío durante mi mandato”. Seguramente, el devenir de la relación sinonortamericana estará marcado por el resultado de las elecciones de noviembre en el país del norte.

* Licenciado en Sociología por la Universidad Nacional de La Plata y candidato a Doctor en Ciencias Sociales y Especialista en Estudios Chinos por la misma universidad. Colaborador habitual de Dossier Geopolitico

FUENTE «PERFIL» https://www.perfil.com/noticias/elobservador/distension-o-medicion-geopolitica-entre-potencias.phtml