Dossier Geopolitico difunde este importante articuo publicado por CEPRID autor Alberto Cruz CEPRID
La visita que el presidente chino, Xi Jinping, realizó a Arabia Saudita a primeros de diciembre del año pasado ya ha logrado su primer objetivo: el país árabe ha reconocido formalmente que «está dispuesta a discutir el comercio petrolífero en monedas diferentes al dólar». Y lo ha dicho, ni más ni menos, que en el fantasmagórico Foro de Davos, donde, supuestamente, está la flor y nata del capitalismo mundial.
Entonces esa visita pasó sin pena ni gloria, para el Occidente colectivo, a pesar de su importancia y significación, como ahora se ve y que ha dejado a todos los occidentales con los pelos de punta. Porque, además, no fue solo una visita bilateral Arabia Saudita-China, sino que el presidente chino se reunió además con representantes del Consejo de Cooperación del Golfo y de la Liga Árabe. Por eso en China no se hablaba de cumbre bilateral sino de “La Cumbre de los Tres Anillos”.
Fue la acción diplomática más grande y de más alto nivel en Oriente Próximo desde la fundación de la República Popular China, lo que quiere decir que se entra en una nueva etapa entre los árabes y los chinos. La diplomacia pragmática china (académicamente se llama «Consenso de Beijing», y se elaboró en 2011) es mucho más popular en el mundo, y no solo en el árabe, que la de los famosos e irreales «valores» occidentales. Es decir, China propugna una relación igualitaria -aunque en la práctica no lo sea en ocasiones- mientras que Occidente instrumentaliza siempre esta relación -buscando solo su beneficio- y con una mentalidad neocolonial. Ahí están para probarlo casos como eso de «países democráticos-autoritarios», «derechos humanos» o, más reciente, el tema de la condena obligatoria a Rusia.
Ni que decir tiene que esto hace que los árabes estén cada vez más distanciados de Occidente y mirando hacia otra parte, hacia el Este. Por ejemplo, ese mismo mes de diciembre Egipto decidió pedir formalmente su ingreso en el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. Este país lo hace justo después de firmar un acuerdo leonino con el FMI, como siempre actúa el FMI, pero ya marcando distancias de lo que va a hacer el el futuro y con otros financiadores. La decisión egipcia es importante porque también Arabia Saudita ha mostrado su deseo de unirse a los BRICS, que países como Camboya, Etiopía, Fiji, Indonesia, Kazajstán, Malasia, Nigeria, Senegal, Tailandia y Uzbekistán participaron como observadores en la última cumbre y recuerdo que Argelia, Argentina e Irán ya han oficializado su solicitud de ingreso en los BRICS.
Y sea casualidad o no, y en política internacional no hay casualidades, cuando se estaba celebrando la «Cumbre de los Tres Anillos» la OPEP ampliada (conocida como OPEP+) acordaba mantener sin cambios la cuota de producción de petróleo. Menos de una semana después de que el Occidente colectivo quisiese imponer un precio máximo a las exportaciones de petróleo de Rusia.
Teniendo en cuenta que Arabia Saudita es el principal vendedor de petróleo a China, esto parece que no le afecta. Pero es solo apariencia porque si algo ha dejado en claro la crisis de Ucrania es que Occidente es una banda de piratas que se saca de la manga nuevas reglas cuando le conviene. Y es algo que se ha tenido en cuenta en la «Cumbre de los Tres Anillos», entre otras cosas, comenzando a introducir una parte de este petróleo en yuanes.
Entonces Xi Jinping dij que «China continuará importando grandes volúmenes de petróleo crudo de los países del Consejo de Cooperación del Golfo, ampliará las importaciones de gas natural licuado fortalecerá la cooperación en exploración y producción de petróleo y gas, servicios de ingeniería, almacenamiento, transporte y procesamiento, y hará pleno uso de las bolsas nacionales de petróleo y gas de Shanghái como plataforma para los acuerdos en yuanes”.
El petro-yuan lo comenzó a utilizar China en 2018, aunque esta es la primera vez que lo menciona expresamente a los árabes. Es decir, ya estaba diciendo que o esto, el comienzo del comercio del petróleo y el gas en yuanes, o nada. Y en sus propias condiciones, fuera de las que impone Occidente. Y a esto es a lo que acaba de referirse Arabia Saudita.
La gran pregunta es cuánta proporción, de ese 17% del total de la venta saudita de petróleo que va a China, se hará en la moneda china y en cuánto tiempo estará en marcha este comercio en petro-yuanes, aunque a buen seguro que no será un plazo superior a cinco años (que algunos reducen a tres). Algo que también vale para el resto de países árabes productores de petróleo.
Merece la pena añadir que desde que se inició esa bolsa en petro-yuanes, en 2018, se han facturado 17’1 billones de yuanes (el equivalente a un poco menos de 2’5 billones de euros). Es decir, menos dólares en circulación, más debilitamiento de la moneda occidental, el único poder que le queda a Occidente.
Por eso Occidente está temblando. Es evidente que el uso del renminbi-yuan en el comercio petrolífero está en una fase exploratoria, pero también lo es que se inicia un proceso muy interesante que ya traspasa lo que hasta el anuncio saudita no eran más que especulaciones. Ya es una evidencia que refuerza la disminución de la confianza del mundo no occidental en la politización de las monedas occidentales y, de forma especial, en el dólar. Por eso los saudíes han reaccionado como lo han hecho y tan rápido: han entendido muy bien que las sanciones occidentales pueden impedir el libre flujo de dólares, por lo que es aconsejable contar con mecanismos de cobertura y sistemas de pago alternativos.
Y algo también importante en esa «Cumbre de los Tres Anillos»: hubo una discusión «a puerta cerrada» sobre asuntos militares y de seguridad. Seguro que en Bruselas, Londres y Washington se han estado mordiendo las uñas.
Según el documento conjunto publicado, China hizo concesiones en la fijación árabe con Irán cuando se afirma que las dos partes abordaron «el archivo nuclear iraní y las actividades regionales desestabilizadoras, el apoyo a grupos terroristas y sectarios y organizaciones armadas ilegales, prevenir la proliferación de misiles balísticos y drones, garantizar la seguridad de la navegación internacional y las instalaciones petroleras, y adherirse a las resoluciones de la ONU y la legitimidad internacional”, pero lo mismo hicieron los árabes al reconocer que lo de las sanciones impuestas a Irán son ilegales según el derecho internacional al poner el énfasis en lo de la legitimidad internacional y en la ONU.
Quid pro quo: «Taiwán es una parte integral del territorio chino, se rechaza la ’independencia’ de Taiwán en todas sus formas, se apoya la posición china en el expediente de Hong Kong y se apoya a la República Popular China en sus esfuerzos para mantener la seguridad nacional y desarrollar y perfeccionar la democracia en Hong Kong en el marco de un país, dos sistemas”.
China contenta y los árabes también.
Porque una de las consecuencias es que Arabia Saudita ha vuelto a decir a Occidente que no, que no quiere imposiciones. Y ha aceptado introducir la red 5G en todo el país de la mano de Huawei, así como inversiones chinas en infraestructura sensible como puertos y otros centros de transporte. Justo lo contrario de lo que quiere Occidente.
Y como China es China, unos días después de esa visita a Arabia Saudita el viceprimer ministro se reunió con el presidente iraní para explicar la «Cumbre de los Tres Anillos». Según la versión china de este encuentro, «China ve sus lazos con Irán desde una perspectiva estratégica y no flaqueará en su determinación de desarrollar su asociación estratégica integral, al tiempo que China apoya firmemente a Irán en su oposición a la interferencia externa y la salvaguardia de su soberanía, integridad territorial y dignidad nacional».
China está contenta e Irán también. Ah, y por cierto: ni una palabra sobre Xinjiang ni en la «Cumbre de los Tres Anillos» ni en la reunión de Teherán. Ya ocurrió lo mismo en la cumbre de la Organización de la Cooperación Islámica de marzo de 2022. Lo de «genocidio de musulmanes» no lo dicen los musulmanes, sean sunníes (como estos países) o shííes (como Irán), sino los occidentales. Buena muestra de cómo funciona la propaganda.
Cerrando el círculo de la desdolarización
Por si todo esto fuese poco, y en otra muestra más de cómo Occidente pierde su hegemonía cada segundo que pasa, ese mismo mes de diciembre el Director General de la Federación de Organizaciones de Exportación Indias anunció formalmente que India ya usa la rupia en el comercio con Rusia. Desde febrero del 2022 el comercio entre ambos países se había ido haciendo, de forma progresiva, en sus respectivas monedas, la rupia y el rublo, pero no tenía soporte legal alguno. Era una especie de período de prueba que, a la vista está, resultó positivo. Por lo tanto no es extraño ver el anuncio de India de que la compra de petróleo a Rusia durante 2022 ha sido 33 veces mayor que en 2021. Y no ha sido en moneda occidental.
Y aún más: la Administración General de Aduanas de China ha anunciado que el comercio chino-ruso en 2022 ha sido de 190.270 millones de dólares (es el equivalente, porque se ha usado tanto el rublo como el yuan en ese comercio). Es decir, se ha situado casi en la meta de 200.000 millones que se había previsto alcanzar en el 2024. Y se ha logrado un año antes de lo previsto. Eso supone que el comercio ruso-chino ha aumentado un 30% este año pasado. Si se tiene en cuenta que antes del conflicto del país 404, antes conocido como Ucrania, el comercio entre la UE y Rusia era de 227.000 millones ¿a quién le interesa Europa? No a los rusos, desde luego, porque a esta cifra se va a llegar este año en el comercio ruso-chino.
Con estos datos, y al contrario de lo que se dice en Occidente, el Foro de Davos y sus recomendaciones y conclusiones tiene muy poco recorrido. Entre otras cosas, porque no ha estado presente ni un empresario chino y solo hubo una representación simbólica de indios (3.000 millones de personas entre los dos países, casi la mitad del planeta), y sin ellos no hay nada que hacer. Entre otras cosas, porque son los dos únicos países que crecen muy por encima del resto según reconoce el propio Banco Mundial.
Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor. Su nuevo libro es “Las brujas de la noche. El 46 Regimiento “Taman” de aviadoras soviéticas en la II Guerra Mundial”, editado por La Caída con la colaboración del CEPRID y que va por la tercera edición. Los pedidos se pueden hacer a libros.lacaida@gmail.com o bien a ceprid@nodo50.org También se puede encontrar en librerías.
Fuente: https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2762