El aviso de Putin de que su país está dispuesto a usar armas no convencionales si es atacado no se dirigió contra EE.UU., sino que fue un alerta por el discurso imperialista de la canciller británica. Por Eduardo Vior

El pasado 27 de abril el presidente de Rusia amenazó a Occidente con utilizar armas no convencionales si terceras potencias intervienen en el conflicto en Ucrania. Aunque el presidente Joe Biden le quitó importancia, los medios norteamericanos y europeos presentaron al unísono la advertencia como el aviso de que Rusia se apresta a utilizar armas nucleares tácticas. Sin embargo, si se pone la declaración de Vladimir Putin en el contexto de los cruces discursivos de la semana pasada, puede inferirse que el líder ruso, en realidad, advirtió a los líderes norteamericanos sobre los riesgos que corren obedeciendo al senil imperialismo británico.

“Si alguien tiene la intención de interferir desde el exterior, debe saber que constituye una inaceptable amenaza estratégica para Rusia. Deben saber que nuestra respuesta a los contraataques será muy rápida”, advirtió Putin en un acto con legisladores rusos en San Petersburgo el pasado miércoles 27 de abril. “Nadie puede presumir de estas armas y nosotros no nos jactaremos de ellas, pero las usaremos”, aseguró.

Inmediatamente abundaron en los medios occidentales los comentarios sobre la “intención” rusa de usar su armamento nuclear. Por su parte, el presidente Joe Biden advirtió el jueves 28 que la amenaza de Vladimir Putin es “irresponsables”.

No es seguro que Putin se haya referido exclusivamente a las armas nucleares. También puede haber aludido al 3M22 Zircon, el cohete de crucero hipersónico para distancias de hasta 400 kilómetros. Ya fue probado dos veces en esta guerra y sus resultados fueron excelentes. Asimismo hay que considerar los cohetes hipersónicos estratégicos Avangard y el recientemente probado Sarmat, que en pocos minutos podrían alcanzar objetivos en toda Europa y América del Norte. Ambos pueden llevar cabezas de distinto tipo.

La advertencia del presidente ruso sobre un eventual uso de armas no convencionales fue formulada apenas un día después de que su canciller, Serguéi Lavrov, llamara a no subestimar la posibilidad de una tercera guerra mundial.

El aviso de Putin podría entenderse como una reacción a la reunión de los aliados de la OTAN en la base aérea estadounidense de Ramstein, en Alemania, el 26 de abril. La posible adhesión de Finlandia y Suecia a la alianza y la constitución de un “Grupo Consultivo sobre Ucrania” (en realidad, una coordinación operativa) son motivos de alarma suficientes.

Maria Zajrova vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia
Maria Zajárova, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia.

Por su parte, la vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Maria Zajárova, lo explicó en una columna de opinión que publicó en su canal de Telegram el jueves 28: “En Occidente se han activado los mecanismos de filtración de una nueva tesis en la conciencia pública: los rusos amenazan con una guerra nuclear”. Y aclaró: “Huelga decir que es una tesis absolutamente falsa”. Y explicó: “Hace dos días, Sergei Lavrov, respondiendo durante una entrevista dijo resumidamente lo siguiente:

1) Fue Rusia quien persuadió a Estados Unidos en una larga negociación para que reafirmara la fórmula Gorbachov-Reagan de que no puede haber vencedores en una guerra nuclear y que ésta nunca debe desencadenarse.

2) Fue Rusia la que convenció a los Cinco Nucleares para que adoptaran una declaración en el mismo sentido.

3) Hay riesgos, no debemos inflarlos, pero tampoco debemos subestimarlos”.
“Hemos hecho, prosiguió, todo lo posible para evitar una guerra nuclear, porque entendemos los riesgos y peligros reales que conlleva un comportamiento irresponsable en este ámbito. No podemos permitir que se produzca la mera idea de una guerra nuclear”.

“Obsérvese la torpeza con la que se ha enmarcado esto en términos de trabajo con los medios de comunicación”, criticó. Primero, un periodista repitió todas las citas hechas a medida contra nuestro país y luego Ned Price (vocero del Departamento de Estado) volvió a mencionarlas. Nadie se molestó en prestar atención a lo que dijo el Ministro de Asuntos Exteriores sobre los riesgos y los intentos de Rusia por evitar lo impensable.

“Al día siguiente -siguió relatando- la campaña se unió a la concienciación masiva a través de los medios de comunicación. (…) Y ahora Europa también habla de ello: el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, califica las palabras del ministro de Asuntos Exteriores ruso de ‘retórica de la intimidación’. Me gustaría preguntarle al francés si ha visto lo que ha dicho Serguéi Lavrov”, informó.

“Nuestro país está en contra de la guerra nuclear, eso es lo que afirma el ministro ruso”, declaró. Quizás el problema es que los capitales occidentales han leído las entrevistas tal y como las narran los medios de comunicación occidentales. Simplemente, no deberían haber desconectado sus fuentes alternativas de información; entonces habrían escuchado las declaraciones de Rusia cerca del original. Y no en la interpretación de sus propios medios, que lo hacen según la propia metodología de la OTAN”, concluyó la vocera.

Si Lavrov sólo manifestó la preocupación de Rusia ante los crecientes riesgos para la paz mundial y Putin se limitó a advertir contra la eventual injerencia de terceras potencias en el conflicto de Ucrania, ¿por qué ambos líderes del Estado ruso tocaron el tema en la misma semana?

No basta la mencionada reunión en Ramstein para despertar tamaña alarma de los gobernantes rusos, pero sí debería inducir a todo el mundo a la máxima preocupación la última expresión del delirante curso del Reino Unido: Global Britain representa una amenaza superlativa para la paz mundial (y a los argentinos nos atañe directamente).

Al dirigirse al cuerpo diplomático reunido en la alcaldía de Londres en la tradicional cena de Pascua, Elizabeth “Liz” Truss, secretaria del Foreign Office, fijó los lineamientos de la estrategia global de su país, “Global Britain”. El discurso tuvo como título “El retorno de la Geopolítica” (Geopolitics is back), pero habría que subtitularlo “El fin de la diplomacia y el retorno de las cañoneras”.

Buscará en vano quien quiera saber qué entiende la ministra por seguridad global (global security), objetivo omnipresente en el texto. Tampoco vale la pena preguntar cuáles reglas (rules) es preciso acatar para pertenecer al club de las naciones “libres”. Sería importante, porque la secretaria amenaza con duros ataques económicos y militares a quien ponga en peligro la “seguridad global” y viole las “reglas”.

“Mi visión es la de un mundo en el que las naciones libres son firmes y dominantes. Donde la libertad y la democracia se fortalezcan a través de una red de acuerdos económicos y de seguridad”, postuló al principio. Esta red de acuerdos y pactos se extendería a lo largo y ancho del mundo, pero sería muy diferente al sistema internacional vigente. La secretaria lo explica a su modo: “Las estructuras económicas y de seguridad que se desarrollaron tras la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría han permitido la agresión en lugar de contenerla”.

Y continúa: “Rusia es capaz de bloquear cualquier acción efectiva en el Consejo de Seguridad de la ONU. Putin ve su veto como una luz verde a la barbarie. Ha abandonado el Acta Fundacional de la OTAN-Rusia y el Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa. Ha violado múltiples medidas de control de armas. El G20 no puede funcionar como un organismo económico eficaz mientras Rusia siga en la mesa”. En realidad, fue la OTAN la que, mediante su continua expansión hacia el este y sus acciones unilaterales (Irak, Libia, Siria, Yemen, etc.) incumplió dichos pactos. Fueron europeos y norteamericanos quienes en el G20 bloquearon el diálogo con los países en vías de desarrollo. La inversión de la realidad es una constante del discurso de Truss.

Y propone “necesitamos un nuevo enfoque, que combine la seguridad dura y la seguridad económica, que construya alianzas globales más fuertes y en las que las naciones libres sean más asertivas y tengan más confianza en sí mismas, que reconozca que la geopolítica ha vuelto”. No hacen más falta organismos internacionales en los que las naciones compatibilizan intereses y fines encontrados, sino alianzas “duras” (militares) entre estados que coincidan en la defensa de la libertad y la democracia tal como la entiende Londres.

Para alcanzar su objetivo, la canciller propuso utilizar tres instrumentos: a) la fuerza militar, b) la “seguridad económica” y c) “alianzas globales más profundas”.

“En primer lugar, comenzó Truss su enumeración, debemos reforzar nuestra defensa colectiva.” En realidad, como reconoce la propia secretaria, este objetivo ya se viene implementando: “El Reino Unido envió armas y entrenó a las tropas ucranianas mucho antes de que comenzara la guerra. Pero el mundo debería haber hecho más para disuadir la invasión. No volveremos a cometer el mismo error”. Recordemos que en 2015 se firmó el segundo acuerdo de Minsk que la parte ucraniana nunca cumplió. Entre 2015 y 2019 hubo múltiples contactos sobre Ucrania entre Rusia y las potencias occidentales sin que se llegara a negociaciones efectivas. Ya en 2020 comenzó a escalar la tensión que ahora desembocó en guerra. Según la canciller británica, ni siquiera deberían haber hablado. Primero los cañones, es su consigna.

Pero la propuesta intensificación en el uso del instrumento militar excede a Ucrania y a las fuerzas convencionales: “(…) rechazamos la falsa opción entre una defensa tradicional más fuerte y las capacidades modernas. Tenemos que defendernos de los ataques en el espacio y el ciberespacio, así como por tierra, aire y mar. También rechazamos, continuó, la falsa elección entre la seguridad euroatlántica y la seguridad indopacífica. En el mundo moderno necesitamos ambas”.

Liz Truss secretaria del Foreign Office
Liz Truss, secretaria del Foreign Office.

Lo dejó claro: “Necesitamos una OTAN global. Con esto no me refiero a la ampliación de los miembros a los de otras regiones. Quiero decir que la OTAN debe tener una perspectiva global. Tenemos que adelantarnos a las amenazas en el Indo-Pacífico, trabajando con nuestros aliados como Japón y Australia para garantizar la protección del Pacífico. Y debemos garantizar que democracias como la de Taiwán sean capaces de defenderse”. Rusia es un enemigo secundario; el enemigo principal de Occidente es China. La guerra en Ucrania es sólo el comienzo de una guerra global y de amplio espectro contra China. Por ello la furiosa advertencia de la República Popular al día siguiente del discurso: quien reconozca una eventual independencia de derecho de Taiwán afrontará la guerra.

También la economía es un campo de guerra: “En segundo lugar, debemos reconocer el creciente papel que desempeña la economía en la seguridad”. Para operar esta instrumentación, la canciller redefine la idea de libre comercio. “El libre comercio y los mercados libres son el motor más poderoso del progreso humano. Siempre defenderemos la libertad económica. Pero el libre comercio debe ser justo y eso significa respetar las reglas”. Los diplomáticos norteamericanos y británicos hablan permanentemente de “un orden basado en reglas”, que no son las del sistema internacional vigente y que nadie define.

Esas “reglas” fijan los límites del libre mercado. Para acceder a él, hay que respetarlas: “Estamos demostrando que el acceso económico ya no es un hecho. Hay que ganárselo. Los países deben cumplir las reglas. Y eso incluye a China. (…) No seguirán ascendiendo si no cumplen las reglas”. Se acabó el libre comercio. En un mundo en guerra sólo los más fuertes pueden comerciar. Y a quien no se someta a las “reglas” (que, por indefinidas, pueden cambiar todos los días), se lo amenaza con destruir su economía.

“Esto nos lleva al último punto, cierra la secretaria, que es que nuestra prosperidad y seguridad deben construirse sobre una red de fuertes acuerdos. (…) Debemos seguir reforzando nuestra alianza de la OTAN con vínculos en todo el mundo (…)”. La conclusión es obvia: “El G7 debería actuar como una OTAN económica, defendiendo colectivamente nuestra prosperidad”.

Tal arenga requiere tal final: “Los agresores están dispuestos a ser audaces, nosotros debemos  serlo más. Así es como nos aseguraremos de que se restablezca la soberanía de Ucrania. Así es como nos aseguraremos de que la agresión y la coerción fracasen. Así es como, en todo el mundo ganaremos esta nueva era de paz, seguridad y prosperidad”.

El discurso de Liz Truss no es para tomar a la ligera. Es el anuncio de que el mundo está en una guerra interminable y global. La reina Elizabeth II está en el tramo final de su vida. Su hijo Charles es incapaz de asumir el trono y su nieto William aún no se puede hacer cargo. La monarquía británica se basa en las fuerzas armadas y la simbiosis entre ambas mantiene unida a la aristocracia y asegura la lealtad de la burguesía (sobre todo la financiera). En un momento de vacancia el poder recae en los militares y la política del gobierno se conduce con lógica bélica. No hay lugar para la diplomacia. Sólo los cañones piensan.

Si EE.UU. tuviera un liderazgo político fuerte, la acefalía del poder británico se paliaría. Pero también en Washington faltan cabezas y sus sustitutos carecen del sentido de realidad, la templanza y la prudencia que impone la situación interna y mundial. En esas condiciones el pesado yugo de la Madre Patria ata los destinos de ambas naciones. A esto temen los líderes rusos y chinos. Por ello es que advierten, casi imploran, a Washington que no siga detrás de los delirios seniles de un imperialismo británico caduco, pero por eso mismo tan peligroso.

Entrevista que realizará el Periodista mexicano Roberto de la Madrid para su programa “Detrás de la Razón” sobre la posibilidad de conflicto nuclear por la guerra en Europa del Este, al Periodista e Investigador Dr. Eduardo Vior y al Director de Dossier Geopolitico Li. Carlos Pereyra Mele

Que debemos informar que recibe miles de visitas y reproducciones con gran repercusión la entrevista

PARTE 1

PARTE 2

La actual situación de guerra en Ucrania, fruto de la inesperada invasión rusa obliga a efectuar un exhaustivo y objetivo análisis de los factores desencadenantes, no siempre agradables pero sí necesarios. Por: Adolfo Koutoudjian

La actual situación de guerra en Ucrania, fruto de la inesperada invasión rusa obliga a efectuar un exhaustivo y objetivo análisis de los factores desencadenantes, no siempre agradables pero sí necesarios. Los grandes choques geopolíticos hoy y en el pasado inmediato fueron casi siempre multicausales y está en el estadista y en los analistas saber discernir las tendencias no para prever el futuro pero sí para planificar alternativas, límites y riesgo. Son numerosos los ejemplos de esta carencia de sabiduría histórica-cultural que avalan lo que decimos (por ejemplo, el estallido de la Primera Guerra Mundial en Sarajevo, el ataque alemán a la URSS en 1941 y Japón a EEUU en “Pearl Harbour”. Más cerca nuestro, la recuperación de las Malvinas en 1982 y tantos otros acontecimientos como evidenció EEUU en Irak y Afganistán en los años ‘80s, 90s y 2000 y quizás Rusia hoy en Ucrania.

El pensamiento geopolítico no es científico pero sí disciplina al analista en el saber multivariable. En este sentido, el mundo moderno permite visualizar tres órdenes de factores: 1) Factores estructurales; 2) Factores socio-políticos; y, 3) Factores geopolíticos.  Estos tres órdenes están cruzados por la Geografía, la Historia, la Economía, la tecnología y la cultura permitiendo abordar adecuadamente la mayor parte de los hechos geopolíticos y estratégicos.

Factores estructurales

Los factores estructurales son la base de la geopolítica de largo plazo. Cambian lentamente en los tiempos históricos y son difíciles de percibir pero como en el trasfondo de un escenario teatral, están como base a trasfondo de los acontecimientos geopolíticos. Por la brevedad de este artículo, sólo mencionaremos algunos de los principales a nuestro entender:

    • Población. en 2022 la población mundial alcanzó los 7.800 millones de habitantes, lo que significa 50 hab/km2 de superficie emergida. Hace un siglo atrás no alcanzaba los 2.000 millones, es decir, se cuadruplicó en 100 años. El 52% de esa población vive en Asia mientras América, África y Siberia tienen menos de 5 hab/km2 salvo en las metrópolis. A su vez, los océanos son el 71% de la superficie terrestre. Si bien la curva de crecimiento tiende a estabilizarse, para la ONU en el 2050 llegarán a 9.500 millones de habitantes y a fines de siglo XXI a 10.000 millones.

    • Cambio climático y geodemográfico. Este fenómeno se está midiendo en Hawai desde 1957 y pareciera ir acelerándose por los cambios en los cinturones de altas y bajas atmosféricas. Si estamos entrando en un “pequeño verano” planetario, vemos que los desiertos crecen, los hielos polares disminuyeron y cambiaron las condiciones atmosféricas continentales y de alta mar. El ascenso del nivel de las aguas aunque ligera, traerá cambios geopolíticos destacados en islas y costas.

    • Sujetos sociales. En las últimas décadas surgen nuevos sujetos sociales especialmente luego de la Segunda Guerra Mundial. La mujer con plenos derechos y la juventud que, a nivel mundial representa el 50% menores de 22 años.

    • Contaminación. Este proceso sucede en aguas continentales, oceánicas, atmosférica y los hielos polares- La preservación de los ecosistemas empezó a ser un elemento de controversias políticas y sociales.

    • Comunicaciones y ciberespacio. Estas dimensiones adquieren una creciente relevancia geopolítica en la economía, en la guerra y en el vivir cotidiano.

    • Los espacios anecuménicos. Hasta fin de siglo, la exploración y explotación de los fondos marinos, el espacio exterior y las calotas polares es una verdadera puja entre grandes potencias y corporaciones económicas a nivel planetario.

Factores socio-políticos

El Estado, desde la edad moderna (siglo XV) hasta la actualidad, con diversas formas y esencias, ha demostrado ser un organismo vivo (a pesar del organicismo implícito) que ha evolucionado, se ha transformado, ha desaparecido, vuelto a nacer, etc. Es uno de los elementos claves de las luchas geopolíticas por la limitación y delimitación de sus alcances y fronteras. En el año 2022 son más de 30 los casos de conflictos interestatales sin contar, en este caso, los conflictos intraestatales.

La economía. Desde la primera revolución industrial del siglo XVIII, la transformación del suelo, las materias primas y minerales ha sido, quizás, la principal actividad humana. Para lo cual adaptó varias formas de explotación de los factores económicos, desde el capitalismo comercial del siglo XIV hasta la actualidad. Este capitalismo es producto del Occidente porque las formas de producción asiáticas y africanas fueron y son una variedad de sistemas productivos. Todo el siglo XX vio la lucha entre el capitalismo occidental y el socialismo de Estado Ruso-Chino. Hoy los sistemas convergieron en muchos aspectos por lo que la economía adquiere nuevas herramientas tecnológicas de difícil predicción a futuro.

La principal medición del poder nacional universalizó el PBN (Producto Bruto Nacional) y derivados como el poder financiero, el comercio exterior, etc. Esto llevó a dividir a los países con niveles altos de PBN en países desarrollados y a los demás subdesarrollados, en algunas escuelas ideológicas se los llamó en desarrollo, dependientes, etc.

Cultura-religión-ideología. Son las bases espirituales de los pueblos que posibilitan su supervivencia en el tiempo, su fortaleza para soportar adversidades, guerras y calamidades. Permiten al ser humano una trascendencia espiritual que las ideologías materialistas no han podido comprender y superar (“soft-power”).

Valores sociales. La familia, la nacionalidad y la religión han sido las principales fortalezas de numerosos pueblos. El Materialismo comunista de esta época del capitalismo tardío (hoy universal) ha llevado a gran parte de las juventudes desclasadas y desarraigadas a caer en la anomia y el nihilismo.

Esta anomia está minando las bases espirituales y materiales de muchas naciones como se observa en Centroamérica, África Central, Medio Oriente y otros lugares y en los suburbios de las grandes ciudades occidentales.  

Rol de la mujer y la juventud. Ambos sectores esenciales de la humanidad tienen creciente peso político en el mundo, cosa poco comprendida por la política tradicional, pero muy bien captada por las campañas publicitarias sean comerciales, políticas y religiosas.

Factores geopolíticos

La esencia de los factores geopolíticos son el territorio y su expresión cartográfica. Los buenos geógrafos enseñan que “el mapa habla” y hasta puede ser un “arma de guerra (Lacoste, Francia 2000). En esta nota no pretendemos abarcar ese inmenso y difícil universo (la geopolítica es la disciplina de los estadistas”) sino señalar algunos factores relevantes

Marco General Mundial. Hoy la disputa internacional semeja una confrontación tectónica de placas geopolíticas. El poder marítimo (EEUU y la OTAN) cercando al poder terrestre (Rusia y China). Estratégicamente Mahan (1890) vs. Mackinder (1904).

Los mapas modernos dicen que desde 1945 el ejército ruso retrocedió 2.500 km desde el río Elba a la frontera ruso-polaca a pesar de dejar 26 milones de muertos en la Segunda Guerra Mundial. A esto se le suma que los zares tardaron dos siglos en llegar al mar Negro y al Báltico y ahora algunos ven que esos éxitos pueden perderse.

Desde la caída del muro de Berlín (1989) y la disolución del Pacto de Varsovia, los acuerdos de París entre Rusia y Occidente (Bush, Tatcher, Kohl, Yeltsin, Miterand, etc.) se comprometían a no llevar la frontera de la OTAN de sus posiciones salvo en la Alemania unificada. Sin embargo, en 1992 la OTAN, cambió sus objetivos anticomunistas en los Acuerdos de Roma y se abrieron las puertas para todo país europeo que aprecie los valores occidentales y su seguridad. Así entran al pacto anti ruso, Polonia, Rumania, Eslovaquia, los países bálticos, Bulgaria menos, obviamente, Rusia y Serbia. La OTAN se desplaza a Medio Oriente de la mano de EEUU y ya en la última década en la región Indo-Pacífica a medida que crece China y sus pretensiones.

Los principales geopolíticos norteamericanos (George Kennan, creador de la teoría de la Contención en 1947), H. Kissinger en 1999 y 2021, abogan por no ampliar la OTAN por el riesgo a la guerra fría. Ambos piensan lo contrario de Brzezinsky que escribe en sus libros como “El Gran Tablero Mundial” de 1997 quien plantea claramente por limitar y “desguazar” a Rusia.

La OTAN, con Javier Solanas, en 1999 comunica a Rusia que se instalarán radares aéreos y submarinos en el norte de Noruega entre otros lugares fronterizos.

En el año 2000 asume Putin en una Rusia desquiciada y humillada por Occidente y comienza un programa de ordenamiento en base a la modernización de las FFAA financiando por el gas ruso y logran hacer de Europa una dependencia energética parcial de Rusia (casi 1/3 de la energía europea).

En el 2007 ante el Parlamento Alemán y en presencia de Merkel (vieja conocida suya de la época soviética) advierte que Rusia pretende asociarse a la Unión Europea y hasta a la OTAN pero fue sistemáticamente rechazada. A Rusia le resulta intolerable que la OTAN llegue a sus fronteras a quien ven como la “estrategia de la anaconda” la política del “atlantismo”sajón, ahogando a Rusia y su periferia.

En 2008, la República Caucásica de Georgia plantea un conflicto con Rusia quien estimula la separación de Abjazia y Osetia que estaban bajo administración de Tibilisi. Además de plantear entrar a la OTAN, Georgia invita a buques de guerra norteamericanos a visitar el puerto de Batum. El resultado fue la guerra de agosto del 2007 con el ataque ruso al norte del país y la destrucción casi completa del ejército georgiano en una semana. Cabe destacar que al disolverse el Imperio Ruso en 1917, Georgia ya buscaba la alianza de Alemania, con características políticas similares a la actualidad.
Poco tiempo antes Rusia elimina a sangre y fuego las pretensiones independentistas de la Chechenia musulmana y como resultado Grozny es totalmente destruido.

Frente a estos antecedentes el Parlamento ucraniano, por mayoría, votó el No entrar a la OTAN el 3 de junio de 2010 siendo elegido un poder ejecutivo afín a Moscú. El país cae en un gran crisis económica-social al punto de ser el de menor PBI per cápita de todas las antiguas repúblicas soviéticas y socialistas europeas.

En 2014 la revuelta del Maidan cambia al gobierno ascendiendo al poco tiempo el actual presidente Zelensky (famosa figura de la televisión ucraniana) y con notorias simpatías con la Unión Europea y la OTAN.

Las partes contendientes en ese año firman los acuerdos de Minsk comprometiéndose a respetarse y declarar la autonomía de las provincias rusófonas de Donetzk y Lukansk. Este proceso se da con violencia política y paramilitar de las partes que dejan aproximadamente entre 10.000 y 14.000 muertos.

Visto el giro pro OTAN del gobierno de Zelennsky, Rusia ocupa casi sin resistencia la península de Crimea en 1914, organizando un plebiscito que da como resultado que el 98% de la población votó por pertenecer a la Federación Rusa como provincia autónoma. Cabe señalar que en ella está la base aeronaval de Sebastopol, asiento de la Gran Flota del Mar Negro que hoy también se despliega en el Mediterráneo en el puerto sirio de Latakia, como antes en Alejandría (1972).

En este marco conflictivo aparece la crisis del gas ruso que atraviesa Ucrania rumbo a Europa occidental. Así, Kiev, a veces legalmente y otras no tanto contrae una deuda con Moscú por no pagar por ese gas de entre 3.000 y 4.000 millones de euros. Ante esta situación, por iniciativa germana se construye el gasoducto submarino por el Báltico de Nordstream que permitiría abastecer de gas por 30 años a la mitad de Europa. Quien más se opone a esto es EEUU por la dependencia europea de Rusia a todos los efectos. En este momento y desde la invasión rusa a Ucrania el 24/2/22 está suspendido faltando sólo 10 km para llegar a la terminal de Skagerrak.

Algunas primeras conclusiones

A la fecha (abril de 2022) esta lamentable guerra no terminó, pero, a riesgo de equivocarnos ante nuevos acontecimientos políticos y militares podemos arriesgar algunos enseñanzas y conclusiones.
    1. Conocer las grandes líneas de la geopolítica mundial es el saber de base que debe tener un estadista.
   2. La existencia en casi todos los arsenales de armamento NBQ obliga a ser prudentes y sensatos con las acciones y las palabras.
   3. El conflicto con Ucrania no solo es un manual de geopolítica básica sino que está mostrando errores estratégicos de casi todos los actores.
  4. Esta guerra refuerza los cambios en las doctrinas militares, llevando a las armas pesadas a que sean más pequeñas, inteligentes, teledirigidas y con gran poder de fuego en las tres dimensiones del espacio.
  5. Los sectores geopolíticos no sólo muestran amauterismo, sino irresponsabilidad respecto los acontecimientos, con la consiguiente muerte y destrucción de personas e infraestructura.
  6. Los fenómenos geopolíticos de moderada magnitud afectan a gran parte del planeta como lo notaron los “comodities” latinoamericanos.
   7. Salvo el caso de China, Japón y Vietnam no hay liderazgos políticos destacados por su inteligencia, prudencia y sabiduría. Las diatribas furiosas son propias de los años de la guerra fría. Ni EEUU, ni Rusia, Francia, Alemania o Inglaterra están a la altura de las circunstancias.
  8. Nuevamente la energía, el transporte, los recursos naturales estratégicos y el ciberespacio son los factores político-estratégicos de decisión.
  9. La proliferación de expresiones fuera de lugar (asesino, nazi, payaso, cobarde, etc.) invaden las redes interpretativas mundiales.
  10. La guerra de la información es hoy, como en las últimas décadas después de Vietnam, un aspecto de gran peso en las decisiones políticos.
   11. Algunos gobiernos y Estados mayores militares siguen haciendo la guerra con criterios del pasado y no del futuro.
   12. Los valores humanos tales como patriotismo, religión y voluntad son factores tan importantes como en el pasado. Pero las enseñanzas del pasado no son fácilmente valorables en el presente.
   13. El resultado de esta guerra cambiará nuevamente el orden de los acontecimientos mundiales.

Apuntes para Argentina

Su rumbo internacional lo guían la política interna. Son muy escasas las coincidencias internas en la consolidación de los intereses nacionales porque sigue ausente del debate político cuáles son esos intereses- El 2023 no debería limitarse a qué colisión ganará sino qué intereses nacionales se priorizarán.

Publicado por El Pais Digital, autorizado por su autor para la difusion https://elpaisdigital.com.ar/contenido/-y-el-oso-se-enfureci-geopoltica-de-la-segunda-guerra-fra/34616

Articulo Publicado en el sitio web Vos Populi Por Luis Riestra

Mi conclusión es que los supuestos liberales, dueños y señores del Departamento de Estado, son unos taimados realistas, pues lo que tienen es una estrategia de dominación mediante la implantación y promoción de partitocracias

La agresión militar de Rusia contra Ucrania dejó perplejos a casi todos por su aparente irracionalidad pero, en realidad, tiene su lógica dentro de los esquemas dominantes del pensamiento geopolítico contemporáneo, tanto que pareciera que se está aplicando un manual, de ahí que algunos pensadores y analistas lo hubieran advertido repetidamente durante años. Putin no se ha vuelto loco y, una vez más, se ha comprobado algo que repetimos aquí continuamente: la política (en este caso la geopolítica) determina la economía, no al revés, salvo que no tengas nada y no quieras ser un miserable infeliz. Así que hoy, que los ánimos están más calmados, exploraremos este complejo rompecabezas intentando entender la perspectiva rusa.

Lamentablemente, en España, salvo contadas excepciones, antes de que termines de decir lo anterior eres asaltado con que «eres un vendido a Putin», etc., una ofensa intolerable, pues yo no me dedico a la prostitución económica como muchos economistas del régimen, aparte que antes de esta guerra yo ya había sido víctima indirecta de Putin con un costo altísimo, de esos que te cambian la vida, con lo que ya se pueden imaginar la estima que le tengo al personaje y a su régimen, y ahora, con su guerra, me toca segunda ronda. 

Debería ser obvio que cuando uno explica cómo se comporta un oso, o un adversario, no significa que uno sea partidario de que ese animal vaya por ahí descabezando a la personas, o que seas un traidor, pero, por lo visto, no lo es, incluso entre quienes te conocen.

Realismo vs. idealismo geopolítico

Esas dicen que son las dos «escuelas» (enlace a un breve debate introductorio) que marcan las relaciones internacionales y que recuerdan a otra dicotomía, a la de la economía positiva (trata de lo que es) versus la economía normativa (lo que debería ser) Los realistas dicen que existen causas objetivas, como la geografía, que marcan las acciones de los Estados, mientras que los (supuestos) idealistas se nos presentan como «liberales» que defienden la llamada «democracia liberal», que es como los anglosajones llaman a la socialdemocracia y, si no les obedeces, te mandan al ostracismo.  

Mi conclusión es que los supuestos liberales, dueños y señores del Departamento de Estado, son unos taimados realistas, pues lo que tienen es una estrategia de dominación mediante la implantación y promoción de partitocracias, tal fue nuestro caso con el R78 y, de Japón a Iraq, la lista es larguísima. Los idealistas dicen seguir a Woodrow Wilson pero en realidad siguen a Mackinder, como demostramos en «El progresismo y sus trampantojos«, y en eso, esta guerra les viene de fábula.  

Para los realistas los Estados y los políticos que los dirigen son actores implacables y sin escrúpulos que están dispuestos a hacer lo que haga falta por su supervivencia, de modo que «el poder es el derecho» y, como demócrata, me parece que el mejor punto de partida es considerar a los políticos son presuntos delincuentes, de ahí la necesidad de la democracia formal y acabar con las partitocracias. Lógicamente, como en la mayor parte del mundo no hay democracia formal, delinquen más, por eso abundan las ONGs fake, el tráfico de personas, de drogas, el terrorismo, etc., al tiempo que imponen narrativas y los pueblos les compran sus unicornios azules, que así no buscamos el interés de España por ejemplo.

Por supuesto, hay luchas por el botín geopolítico, que la política es eso, lucha por tener y aumentar el poder, una lucha en la que somos meros instrumentos. Como realistas duros tendríamos a Rusia, EE.UU. y, ya más cerca, a Marruecos y Francia; mientras, en España, se aplica una especie de idealismo idiota y corrupto.

Las «puertas» de Rusia

El tirano ruso ha dicho en distintas ocasiones que hay líneas rojas pero parece que no le escuchan, al menos los ciudadanos del común, esos a quienes manipulan los oligopolios televisivos. Una de dichas líneas rojas era la entrada de Georgia y Ucrania en la OTAN y, cuando pudo, a Georgia le dio un correctivo. Luego, desde Occidente se siguió insistiendo con Ucrania y puede que alguien dijera «sabes qué, te voy a meter en una guerra en la que te vas a empantanar y desangrar, así no molestas por una generación«; no lo descarten, sean «realistas».

Putin también ha repetido que Ucrania se había convertido en una amenaza existencial (entiéndanlo literalmente), luego, esta guerra no puede «perderla», y, a los españoles, protegidos por mares y los Pirineos, con uno de los territorios más difíciles de conquistar (salvo traiciones internas, como ahora) dicha afirmación rusa nos suena raro, pero no  lo es. ¿En qué se basa?

Sin buenas fronteras naturales la defensa de Rusia es durísima y ya ha sido invadida en distintas ocasiones (una lista hasta antes de la PGM), de ahí que siempre se recuerde la respuesta de Catalina la Grande sobre cómo pensaba defender sus fronteras: «¡extendiéndolas!». Así, de oriente a occidente, las puertas de Rusia serían la del corredor de Altái (de momento segura), la centro asiática, asegurada temporalmente tras la crisis de Kazajistán, que vimos, la costa occidental del mar Caspio, con Azerbaiyán (que está pendiente), la costa oriental del mar Negro, de ahí la importancia de asegurar Georgia, la de Crimea (reconquistada), la del corredor de Besarabia, la puerta más amplia a occidente, con Transnistria de freno, pero que se aseguraría con una Ucrania neutral o dominada, la del corredor polaco, la del báltico y la  de Arcángel o del mar Blanco. 

Esas puertas solo consiguió asegurarlas con la URSS, cuya disolución Putin considera la mayor catástrofe geopolítica del siglo veinte, y son la columna vertebral de la política exterior de los «siloviki» (o silovik), los hombres fuertes del Kremlin. Hoy, ese objetivo es inalcanzable y menos con el ejército ruso que hemos visto (un bien apertrechado ejército polaco lo liquida en dos semanas), salvo que la guerra se alargue y Ucrania se convierta en una laboratorio bélico para Rusia.

La amenaza existencial para Rusia viene de que una coalición (la OTAN) la invada por el Cáucaso vía Turquía (enemigo secular) y por Ucrania, mientras le cierran la salida al Báltico y al mar Blanco por Finlandia. Sería su muerte. Tendría entonces que usar armas nucleares en territorios con población rusa. Nadie se cree hoy dicha invasión, salvo los realistas (taimados o no) y los rusos, que recuerdan sus invasiones, las promesas a Libia, Iraq, etc. y que la historia da muchas vueltas, así que lo de que la OTAN solo es defensiva lo ven como otro unicornio azul.

El credo geopolítico

Es la doctrina por la que se rige la geopolítica de las grandes potencias y a la que dedicamos un resumen (enlace), destacando de nuevo Mackinder, como su máximo ideólogo y para quien hay una región pivote, que coincide con los territorios de Rusia, Bielorrusia, Irán, las repúblicas centro asiáticas, Mongolia y parte de China y, según dicho territorio se moviera, así se movía la geopolítica, de modo que quien la controle o inmovilice dominará el mundo. 

La razón de la potencia de esta región pivote, que los rusos han defendido con decenas de millones de muertos, se debe a su disponibilidad de recursos para aguantar una guerra y, en caso de invasión, la defensa sería parecida a la que le hacen hoy los ucranianos, que el oso se ha metido en un lago que creía lleno de salmones cuando son feroces pirañas con los aliados más poderosos de la Tierra. El peligro cierto ahora es que, ante una debacle militar, Rusia utilice armamento nuclear táctico; han dado señales al respecto, pero de nuevo, no les hacen caso.  

La política de contención, destrucción, control y/o sumisión de la región pivote la conocen, se ha venido haciendo desde la Guerra Fría (si no antes) y luego se añadieron revoluciones de colores, etc. Hoy destacan las sanciones y, cuando un senador estadounidense necesitaba votos, sancionaban a Rusia; incluso Trump presumía de haber puesto más sanciones que nadie. Las sanciones no evitan guerras, al contrario, como ocurrió con Japón antes de la SGM, pero dan mucho juego a los políticos; de hecho, hoy, son un obstáculo a la retirada rusa y a quien no se puede aislar totalmente.

Guerra y Paz

Putin podría haber dejado el problema a otro, pero prefirió hacer la guerra ahora que luego con Ucrania en la OTAN, total, las sanciones seguían creciendo y, tras la huida de Afganistán de un Biden con lagunas transitorias y un  Zelensky, que es el menos anti ruso de los políticos con poder en Ucrania pero no tenía más alternativa que seguir la línea dura (fracaso de Minsk II, etc.), se la jugó y ahora a Putin y a los rusos solo les queda correr o reventar, adaptándose a la derrota en el norte y la victoria en el sur y modernizando y aumentando sus capacidades militares a marchas forzadas, algo que conocen de siempre.

Luego hay otro factor añadido, la demografía (siguiente gráfica), con una natalidad tan mala como la nuestra pero con la gran diferencia de que, de Rusia, muchos se quieren ir y pocos «volver» (de ex URSS), mientras España tiene españoles fuera (que tanto molestan al progresismo), algunos de emigración reciente, en Hispanoamérica, que desean venir. Con menos población rusa a futuro para mantener su sistema económico y de defensa y para la compensación del islamismo (de nuevo Kazajistán, etc.), el tiempo jugaba en contra.

1 - The threats of Russia - Demography - Luis Riestra  www-macromatters-es.jpg

Por otro lado, cuando se cambia de orden generacional es muy difícil derrotar una país (caso URSS en SGM) y Ucrania y Rusia, con dos órdenes nuevos consolidados (globalismo vs. nacionalismo), la sangría se podría «eternizar».

¿Y el interés de España?

No entraremos, por su extensión, en el interés de España, pero una guerra larga en Ucrania no nos interesa por nuestra carencia casi absoluta de materias primas industriales (realismo), por no hablar de, aunque sí nos interesa el castigo a Rusia, que al sur (más realismo) hay otro tirano con tradición invasora, de momento en la zona gris, pero sobre todo y antes que nada, para parar las muertes y destrucción de esta guerra (idealismo moral) al que se sumarán las hambrunas subsaharianas y en otras áreas por el encarecimiento de los fertilizantes y otros insumos agrícolas. El panorama que se presenta es realmente desolador. 

Lamentablemente, parece que nadie quiere la paz y cuando hoy, como en 2014, propones ayudar a Ucrania pero buscar su neutralidad (como Kissinger, John Mearsheimer o incluso Alemania), se repiten las agresiones personales comentadas al principio, que quiero creer que ocurren porque desconocen el término. En todo caso, trabajemos por la paz y por el fin de este desastre humanitario intolerable. ¿O es que acaso lo que realmente se quiere es la guerra y que sigan matándose? Espero que no.Guerra en UcraniaRusiaUcraniaVladímir Putin

Fuente Voz Populis 28/4/2022

https://www.vozpopuli.com/opinion/la-geopolitica-de-rusia.html

Articulo realizado antes de la guerra directa entre la Federacion Rusa y Ucrania, en un medio Atlantista

Todo análisis político debe partir de la base de que, de lo que se trata, es de la conquista y mantenimiento del Poder y hoy, cuando estudiamos las alianzas de Rusia y China en Asia lo que vemos es que siguen un Credo geopolítico muy concreto. Recordemos que un Credo más o menos racional determina una Moral y que dicha Moral determina a su vez una Política, una proyección de Poder, que a su vez determinará la Economía y el Derecho, en este caso el nuevo orden mundial. Ese Credo geopolítico es lo que veremos hoy.

Uno de los mayores problema al tratar temas relativos al Poder, es que la gente «normal», que suele ser la más apta moral y profesionalmente, es reacia al mismo, ya que, además de las responsabilidades que conlleva, de la asunción de riesgos, de la exposición personal, exige una fuerte dosis de coerción (incluso coacción) sobre las personas. Así las cosas, suele ocurrir que el Poder termina en manos de «anormales», calificativo que pueden tomar en su sentido estadístico (fuera del ciudadano promedio) o en sus peores variantes, sobre todo si la forma de gobierno no es representativa y/o está muy degradada como la nuestra.

Hecha esa aclaración, ahora sí podemos pasar a ver los tres autores principales que han fijado el Credo geopolítico que dirige las acciones de los «anormales» que mueven los hilos de la política internacional.

Sir Halford Mackinder.

Este académico y pensador británico (1861-1947), fundador de la London School of Economics, es probablemente el geógrafo más influyente de todos los tiempos y el padre del Credo dominante en la geopolítica mundial. Sería imposible resumir aquí a tan prolífico y brillante pensador pero digamos que, tras estudiar la geografía del planeta, en 1904 publica «El pivote geográfico de la Historia«, un ensayo que sería la génesis de su concepción del Poder Mundial; en él ve al planeta con cuatro áreas de poder: una, la principal y rectora, la Isla-Mundo, formada por Eurasia y África (ésta con un papel muy secundario), otra, donde las Américas y Australia serían un «anillo» exterior de islas periféricas («Outlying islands») y la tercera, la costa de Eurasia, un «anillo» intermedio («Offshore islands») que (cruza el Islam e) incluye las islas (del Reino Unido a Japón) bordeando un territorio continental interior (sin costa navegable todo el año) al que llama «El área de Pivote» o «Heartland«.

Aunque hay distintas representaciones de ese territorio pivote de la Historia, de ese «Heartland» en el centro de la Isla-Mundo que es Eurasia, pienso que la mejor rendición hoy de él sería el que incluye la parte no costera de Rusia, más Bielorrusia, Irán, Afganistán, las repúblicas de Asia Central, Mongolia y parte de China. Mackinder lo ve como un área factible de cerrarse a ataques exteriores,  con recursos y fuerza suficientes como para, según pivote, determinar quién domina el mundo. Por Occidente, sus dos zonas de bloqueo serían Polonia y los Cárpatos, de ahí que, ante las disfuncionalidades de la OTAN, Estados Unidos haya fijado bases en Polonia y Rumanía, o que Rusia tenga una relación especial con Bielorrusia y Moldavia.

En su tiempo, cuando China no contaba, Mackinder fijó la máxima, muy querida por los estrategas nazis, de que «quien gobierne Europa Oriental, manda sobre el área pivote («Heartland»); quien gobierne el «Heartland», manda sobre la Isla-Mundo (Eurasia) y quien gobierne la Isla-Mundo manda sobre el Planeta». Ya se ve que entre gobernar y mandar hay un trecho, pero el «juego» va de eso y, justamente, antes de Mackinder, ya existió lo que se llamó «El Gran Juego«, la aventura colonial en Asia Central que enfrentó a los imperios ruso y británico por el control del área pivote, solo que, los británicos, al no poder hacerlo desde China, lo hacían desde India. Hoy, ese impulso oriental por el control del «Hartland» lo hace China con su iniciativa de infraestructuras terrestres, intentando alejarlas de India y que empezó con la conquista del Tíbet como tapón de India, para protección de su llanura central y el control de una religión, el budismo tibetano.

Nicholas J. Skypman.

Es un geoestratega estadounidense (1893-1943) de origen holandés (eso ya dice mucho) que acepta la teoría de Mackinder pero no ve estrictamente necesario controlar el territorio pivote («Hartland»), sino más bien tener la hegemonía sobre el «anillo intermedio» de Mackinder, donde estamos nosotros, y que llama «Rimland», o zona costera de la Isla-Mundo, Eurasia, desarrollando la dimensión marítima del mismo, con todo lo que ello implica en aspectos políticos y económicos que se derivan de una cultura marítima versus una cultura continental. De nuevo, espartanos vs. atenienses, la vieja rivalidad de siempre y los términos de siempre, imperialismo contra hegemonía, término que ya aclaró excelentemente Octavio Paz al hablar de la impronta histórica de Estados Unidos.

Spykman es probablemente el segundo pensador en importancia, ya que sus análisis fundamentaron la política de contención del comunismo, el despliegue internacional estadounidense y ahora el de China (siempre evitando la India), con la parte marítima de su «One road, one belt» (¿Cuál es el «cinturón» y cual la «carretera»; y los acuerdos secretos?) y en ese sentido, las inversiones chinas en Kenia estarían en la espalda marítima el «anillo central«, aparte de buscar crear un subsistema de apoyo en África Central.

Aplicándolo a España, Spyckman seguramente aceptaría que el Poder está en las mesetas y, para anularlo, si no puedes llevar al centro sus enemigos históricos, hay que controlar la periferia y/o subvertirla con un conflicto artificial que le produzca duras contradicciones, debilitándola de forma que no pueda proyectar su natural condición, en una perversión de lo que se llama «teoría orgánica». Es el escenario Soros, ese contador de votos. Por eso, cuando vean a un «anormal» que promociona nuestra destrucción demográfica, que anula nuestra capacidad de emprendimiento, que difama nuestra historia, no se extrañen de que sea un cipayo de una potencia competidora, de alguna mafia global o de esos «anormales» que juegan a la geopolítica y producen genocidios.

La mayor carencia de Mackinder y Spyckman no es responsabilidad de ellos, pues escribieron en un tiempo en que no existía control eficaz de la natalidad, algo que hoy ha producido ya unos desequilibrios enormes, a veces inducidos, y que llevará a un choque de civilizaciones, sobre todo en Europa. Luego está la minusvaloración de China donde, al calcular el PIB en términos de poder de compra, se ve que una alianza costera de contención (línea amarilla, siguiente gráfica), sin Occidente o armamento nuclear, les condenaría al vasallaje de China.

Mahan y el neo imperialismo.

Terminamos con Alfred Thayerd Mahan,  oficial naval estadounidense (1840-1914) es, en cierta manera, el padre de la teorías del Poder Naval y en una medida absoluta del desarrollo de la U.S. Navy como marina global, cuyo rol sería proteger la expansión comercial global así como negársela, en caso de guerra, a los enemigos. Propone un desarrollo progresivo del poder naval y el control de las zonas de paso que casi pareciera que es el manual (actualizado) que está siguiendo China. No contempló, lógicamente, que exigiría el desarrollo espacial (GPS, telecomunicaciones, etc.) ni tampoco el aspecto demográfico ya comentado, pero estos factores no invalidan lo dicho por él y los autores anteriores, sino que tornan la realidad aún más violenta.

Hay otro autor, Fernand Braudel, al que al parecer se le atribuye que «el espacio de Europa termina en el paralelo del África subsahariana» (Credo que al parecer rige en Bruselas), pero no puedo creer que haya dicho semejante estupidez pues, siendo cierto en tiempos de Roma, dejó de serlo al islamizarse y perder la civilidad, de ahí que la «Nueva Geopolítica» será la contención del Islam, asunto en el que las medidas de VOX son meros pellizquitos de monja; en China, carente de nuestros atavismos, al Islam lo tratan como una enfermedad mental, pero Occidente no es así y ese es otro tema demasiado largo para tratarlo hoy en esta Europa de cobardes.

Si las alianzas entre potencias marítimas tienden a ser contingentes y entre las continentales estables, la de Rusia y China daña claramente a Rusia, al depredarle Asia Central, aparte de lo que ya ha hecho con su tecnología. Probablemente contemple reparto de influencias, con Europa para Rusia y Asia para China, en que, evitándose la guerra abierta (Sun Tzu), visto lo hecho en Tíbet, en Corea del Norte, en las víctimas del «One road one belt» y ahora en Venezuela, buscarían dejar el anillo intermedio con estados vasallos (solo hay que ver el terror de los japoneses y coreanos) y el anillo exterior como zona de depredación tecnológica en América del norte y de recursos en América Latina, África y Oceanía.

Ese es el oscuro panorama que se deduce de las acciones desarrolladas por estos imperios, cuya Moral se parece más a la de Leopoldo II de Bélgica y está muy alejada de las del hegemón estadounidense, donde los «anormales» de la China comunista, que solo ha dado cinco premios Nobel, y sus cipayos pretenden, entre otras cosas, decidir quién comercia qué y con quién.

© Luis Riestra Delgado, 29/4/2019.

FUENTE: MACRO MATTERS

Por Javier Benitez

El actor Volodímir Zelenski, quien cumple el rol de presidente de Ucrania, parece haber inaugurado un nuevo género en su profesión: el de comediante siniestro, algo muy distinto a lo que es el humor negro. Mientras arrastra a su país al desastre, lanza declaraciones que parecen demostrar que vive en una realidad paralela, por decirlo suavemente.

Lo que bebe, o lo que fuma

Ya lo dijo el canciller de Rusia, Serguéi Lavrov: Zelenski dice muchas cosas, depende de lo que bebe o lo que fuma. Y cada aparición pública, cada declaración que realiza este actor devenido en jefe de Estado, parece dar la razón al jefe de la diplomacia rusa.

Así lo constata una de sus más recientes declaraciones. En la rueda de prensa posterior a la reunión que mantuvo con el secretario general de la ONU, Antontio Guterres, Zelenski, como abstraído de la realidad, abducido mentalmente por no se sabe muy bien qué, dijo que Kiev está dispuesto a llevar a cabo «negociaciones urgentes para la evacuación de Mariupol y espera contar con el apoyo de la ONU».

Ante estas afirmaciones del todo reñidas con la realidad, y ante la insistencia del periodismo ucraniano de exigir plazos –tal como los que Zelenski exigió a la Unión Europea para acabar con la dependencia energética con Rusia–, Guterres tuvo un lapsus de lucidez mental, y le saltó la térmica:

«¿Qué quiere? ¿Quiere que se rescate a la gente o quiere que diga algo que sea un obstáculo para esa tarea? En este momento, sólo puedo decirle que estamos haciendo todo lo posible para que así sea. No voy a entrar en ningún comentario que socave esa posibilidad, porque mi primera y única prioridad es la gente que sufre y la gente que debe ser rescatada», respondió a los periodistas incautos.

Post-it moscovita

También llegó la respuesta de Moscú a estas declaraciones de Zelenski. Bueno, más que respuesta, un ayuda-memoria –como esos ‘post-it’ que suelen colocarse en las puertas de las neveras–, por si Zelenski ya hubiera olvidado lo que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, había pronunciado muy poco rato antes.

Así, al comentar la propuesta de entablar negociaciones sobre la evacuación de Azovstal, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, enfatizó que Putin ya ha dicho claramente que «los civiles pueden salir de Azovstal y los militares pueden deponer las armas, esto no es un tema de negociación». Difícilmente se pueda ser más claro.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, se muestra contundente al tratar de explicar las actitudes y declaraciones del mandatario ucraniano. “Hacer una saga de las declaraciones de este señor Zelenski, realmente es increíble. Ver las variaciones, las confusiones, las idas y venidas, las supuestas propuestas que hace, que luego se retrotrae, que luego las cambia sobre la marcha, realmente es de un caso psiquiátrico ya prácticamente».

El analista sentencia que las declaraciones de Zelenski “no ameritan nada, más allá de un análisis que deberían realizar algunos profesionales de la salud mental, debido a que estamos ‘jugando’ en un conflicto internacional, que es la primera guerra híbrida global. No estamos hablando de un conflicto Ucrania-Rusia: estamos inmersos en un gigantesco conflicto híbrido global en el que se lucha en el campo militar, en el económico, en el financiero, en el de la ciberseguridad, y en el de la propaganda política».

“Son numerosos ámbitos donde se está desarrollando este gigantesco conflicto, y Zelenski es una pieza ínfima dentro de este gran juego. Su actuación, como buen actor de donde proviene, actor cómico, es justamente eso, una actuación. Él no habla por voz propia, él es un personaje artístico impuesto por grandes grupos financistas internacionales y por oligarcas, que además son de una corruptela gigantesca», concluye Carlos Pereyra Mele.

Publicado por Sputnik: https://mundo.sputniknews.com/20220430/zelenski-practicamente-es-un-caso-psiquiatrico-1124992744.html 

 

Desde hace una década y media que el Tanque de Ideas Dossier Geopolitico viene informando que la Globalización y el Sistema Mundo resultante de la Unipolaridad anglosajón han tocado a su fin…los tiempos llegaron. Dossier Geopolitico

El organismo internacional constata en sus informes de primavera (el económico, el financiero y el fiscal) el cambio en la fisonomía de la globalización que venían apuntando los analistas de mercado y de política exterior desde hace años, que ha arraigado con la pandemia y que ahora entra en una fase de máxima efervescencia.

Por DIEGO HERRANZ Madrid

El planeta parece haberse adentrado en un periodo de convulsión constante. En una especie de punto de ebullición geopolítica, económica, financiera y socio-cultural. Hasta el punto de que se aprecian vestigios de que los modelos democráticos de corte liberal, como reza la terminología multilateral al uso, se tambalean con divisiones civiles preocupantes por el resurgimiento de los movimientos nacional-populistas; generalmente, de raíces ultraderechistas. En el ámbito de los mercados y de la economía, nunca como ahora, después de la invasión rusa de Ucrania, desde el final de la Guerra Fría, se vislumbra con tanta claridad la posibilidad de un decoupling, de una desintegración de la arquitectura financiera, económica y comercial internacional en torno a dos bloques: el occidental, con EEUU y Europa al frente, y el oriental, comandado por el poder chino en el terreno tecnológico, empresarial y productivo, y secundado por Rusia y su estatus nuclear.

El diagnóstico de situación del FMI y su tradicional recetario de tratamiento -siempre criticados, pero también, a los ojos de los analistas, necesarios para diseccionar las cada vez más complejas relaciones económicas- deja esta primavera nuevas lecturas de los movimientos telúricos que se están detectando soterradamente. En cierta medida -explican en la organización multilateral- con similitudes de calado con otras épocas de fulgurantes transformaciones y con una marcada y, al mismo tiempo, inquietante sinergia de acontecimientos.

Quizás la más clarividente de ellas sea la amenaza de estanflación que deja traslucir el fondo en sus tres grandes informes -que corroboran sus tres directores de departamentos -y que retrotrae a la década de los setenta, en la que la crisis del petróleo -de nuevo una escalada de precios de la energía como la invocada en otoño pasado por el Kremlin y su manejo de la espita del gas siberiano hacia Europa– dio lugar a una espiral inflacionista con trayectos recesivos. Pero que hizo detonar el salto económico y de tecnología en Occidente por el que apenas un decenio después caía el Muro de Berlín y entraba en barrena la Unión Soviética.

Se aprecian vestigios de que los modelos democráticos de corte liberal se tambalean con divisiones civiles preocupantes por el resurgimiento de los movimientos nacional-populistas

La larga siesta geoestratégica -del 9/11 de 1989, con el derribo del paso fronterizo que dividía la capital alemana desde el final de la Segunda Guerra Mundial, al 11/9, de 2001, con los ataques islamistas a EEUU- en la que emergió la globalización, dio paso a guerras de civilizaciones -Irak o Afganistán, pero también Siria, entre otras revueltas sociales como las primaveras árabes- y dos tsunamis -uno financiero, en 2008 y otro, sanitario, en 2020- con graves contracciones globales. En medio de las cuales, China se ha convertido en una potencia económica más incuestionable y Rusia ha reverdecido viejos laureles imperialistas con su renovado músculo militar y atómico, al que se ha añadido un eficaz -según sus intereses- uso de la energía como arma diplomática de primer orden. No en vano, Vladimir Putin lleva abriendo y cerrando el grifo del petróleo -en el seno de la OPEP +, donde se ha integrado de lleno y gestiona el crudo en el mercado tuteando a Arabia Saudí– y del gas, hacia Europa -principalmente a Alemania- y Ucrania, desde antes de la caída de Lehman Brothers.

El fondo desvela en cinco aspectos de alto voltaje la trascendencia de los virajes que manifiesta el ciclo de negocios post-covid que también ocupan un lugar preferencial en la sala de máquinas de think-tanks y expertos internacionales, políticos y económicos.

1.- El deterioro geopolítico asedia a la globalización. A largo plazo, «la guerra en Ucrania elevará los riesgos de desestabilización de las reglas creadas por consenso en el marco de las relaciones internacionales desde la Segunda Guerra Mundial», precisa el WEO, el informe semestral que se elabora desde el equipo de la economista jefe del FMI, Gita Gopinath, estadounidense de origen indio. La polarización global se ha intensificado y, de prolongarse, agravaría la crisis humanitaria, aunque también impediría la integración económica mundial, esencial para generar prosperidad de forma consolidada. No es un asunto baladí. Larry Fink, CEO de BlackRock, la gestora de fondos que más patrimonio administra, con más de 9,5 billones de dólares en carteras -tanto como los PIB de Japón y Alemania-, acaba de asegurar que el conflicto ucranio «está acelerando el epitafio de la globalización» y enterrando «el orden global de los últimos 30 años». También hay criterios opuestos, como el de Exequiel Hernández, catedrático de la escuela de negocios Wharton, de la Universidad de Pennsylvania, para quien las férreas interdependencias entre países tras décadas de libres flujos de intercambios comerciales, inversores o tecnológicos, entre otros, mantendrá la globalización: «Llegó para quedarse», explica.

Las evidencias que hay sobre la «importancia geoestratégica que la competitividad entre EEUU y China» pueden intensificar esta reversión

Sin embargo, Alicia García Herrero, investigadora en Bruegel, think-tank paneuropeísta, asegura que, tras décadas de incremento del comercio y del capital e, incluso, de personas, la tendencia ha cambiado hacia la desglobalización. «Hay suficientes evidencias de ellos». De igual modo que las hay sobre la «importancia geoestratégica que la competitividad entre EEUU y China» puede intensificar esta reversión. La también economista jefe para Asia-Pacífico del banco de inversión francés Natixis expande esta tensión «al espacio financiero y tecnológico». Un termómetro que marcará el curso de este hipotético proceso -avisa- será la posible defunción de la OMC.

2.- El decoupling entre bloques podría ser inevitable. El WEO admite que los intercambios de tecnología podrían verse limitados y que las redes de producción y los estándares de innovación podrían colisionar y propagarse «en distintos bloques» y, en consecuencia, las ganancias y ratios de prosperidad alcanzados por la globalización en los últimos tres decenios, se someterán a unos cambios indescifrables. Con áreas de países adoptando políticas proteccionistas. La doctrina que se está gestando en torno a esta lectura habla a las claras de un mercado abanderado por EEUU al que se sumarían las potencias occidentales, como en el pasado, y otro asiático, con Rusia que ya ha hecho pivotar sus intereses políticos, económicos y energéticos hacia este continente, en un papel de coexistencia pacífica con China, la abanderada de la alternativa oriental. El FMI hace mención a una más que probable, de consumarse este decoupling o desensamblaje del proceso de desglobalización, «reorganización de la arquitectura financiera internacional», que conduciría a una «segmentación de las reservas de activos globales» y la irrupción de dos sistemas de pagos transnacionales, lo que llevaría irremediablemente a la «segregación de dos bloques productivos antagónicos».

Luke Templeman ya detectó en la pérdida de fuelle de los flujos de capital globales o en la subida más que considerable del poder adquisitivo y de los salarios en China

Este desencaje lo aprecian en Deutsche Bank incluso desde antes de la guerra de Ucrania, pese a que las hostilidades bélicas han dejado sanciones que prohíben a Rusia acceder a la plataforma belga Swift, que alberga la mayor parte de las transacciones internacionales. Luke Templeman, su analista de mercados, ya detectó en la pérdida de fuelle de los flujos de capital globales o en la subida más que considerable del poder adquisitivo y de los salarios en China, que le han hecho perder competitividad directa con otras áreas emergentes en otras latitudes continentales. Pero también en el retroceso del atractivo adquirido durante la gran pandemia por las inversiones bajo criterios ESG -medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo- en favor de los activos fósiles, que han disparado sus cotizaciones, así como en las tentaciones proteccionistas y la falta de acuerdos de índole impositiva global -pese al pacto sobre el gravamen del 15% a los beneficios empresariales- más ambiciosos y capaces de reformular mapas tributarios. Además de en los nuevos hábitos de consumo. Fruto de la digitalización y que han transformado cadenas de valor y modificado las habilidades para colocar productos en el mercado.

3.- Interrupción al combate del cambio climático y las inversiones en innovación. «La fractura de las relaciones geopolíticas y económicas también minará las reformas estructurales en áreas como la lucha contra el cambio climático, la solución al excesivo endeudamiento o las barreras arancelarias y comerciales». Si todos estos riesgos se materializasen, la economía global sufriría una «transición impredecible» hacia una nueva realidad política con «muy elevadas volatilidades financieras, altas fluctuaciones de las materias primas y episodios de dislocación del comercio y de las cadenas productivas por el camino».

Jeff Curry, estratega jefe de Goldman Sachs, ha protagonizado la concepción en el mercado de que el detonante de las escaladas de los precios energéticos iniciadas con el otoño pasado debe achacarse al combate entre la vieja economía, personificada en los combustibles fósiles, que ha dominado inexorablemente los ciclos de negocios de todo el siglo pasado y del actual, y que es reacia a ceder sin disputa el cetro hegemónico a las fuentes renovables. El WEO vuelve a la carga en este terreno. «La guerra de Ucrania tendrá un importante papel en la transición energética». A corto plazo, para determinar abastecimientos, precios e inventarios; a medio para observar la resistencia de los carburantes sucios, fósiles y, a largo, con los riesgos geopolíticos actuales y las tensiones económicas, para encontrar espacios de cooperación global necesarios para alcanzar la neutralidad energética de forma ordenada.

Tecnológicamente, advierte el informe de Estabilidad Financiera que dirige el departamento de Tobias Adrian, el mundo puede verse alterado por múltiples vías. Entre otras, por la demanda de reservas de divisas alternativas para eludir las sanciones, que «podría elevarse en algunas regiones» y alterar los modelos de pagos, estimular el uso de las criptomonedas -sobre las que vuelve a incidir en que se sometan a una regulación y supervisión oficiales– y transformar los servicios a proveedores. Con costes y modificaciones operativas a gran escala.

Jeff Curry ha protagonizado la concepción en el mercado de que el detonante de las escaladas de los precios energéticos iniciadas con el otoño pasado debe achacarse al combate con la Vieja Economía

En especial, países como Rusia o Irán, sobre los que penden represalias económicas. Además, reclama a los bancos centrales y las autoridades que promuevan recursos para la digitalización de infraestructuras y negocios vinculados a las energías renovables y que barajen las indemnizaciones por los efectos climatológicos –inclemencias y desastres; sobre todo, sequías e inundaciones- en sus mercados y agentes económicos. Y alerta de que la excesiva deuda privada -corporativa y bancaria- podría retardar proyectos de innovación.

4.- Europa como epicentro de los efectos geopolíticos y económicos. Los socios europeos serán los receptores de los mayores daños colaterales de la deflagración bélica. Será el espacio en el que repercutirá en mayor medida el precio de la energía, donde escalará más la inflación y el más expuesto a la dependencia del gas y petróleo de Rusia y a sus lazos comerciales. También con China, el socio subrepticio de Moscú. Sus planes de «restaurar su autonomía en el terreno energético» llevarán tiempo, al igual que las repercusiones asociadas a «la absorción de refugiados». La zona del euro es importadora neta de energía, lo que requerirá apoyos oficiales para contener una inflación desbocada y los daños disruptivos en sus cadenas empresariales; en especial, las industriales. El crecimiento de su PIB será de apenas el 2,8% este año y el aumento de su IPC, de 5,3 puntos. Escenario cercano a la estanflación a poco que la coyuntura se enfangue de nuevo. Sin embargo, a Europa el FMI le concede un papel relevante en una hipotética etapa de reconstrucción multilateral, que también otorga a China.

Una óptica para ver el vaso del cóctel geopolítico medio lleno a la que se apuntan los expertos del Economist Intelligence Unit (EIU), que piensan que la UE se verá forzada a resituarse en ese nuevo orden global. El despertar de Europa supondría que EEUU ejercería su pleno liderazgo en la OTAN, pero las decisiones e intereses de Alemania y Francia serían tenidos más en cuenta. Rusia ha vuelto a protagonizar el cartel de enemigo público número uno de la Alianza Atlántica. Pero Ucrania ha generado un impredecible sentimiento de unidad entre los aliados, pese a que puede acabar fragmentado en el futuro por intereses nacionales venideros. La divergencia transatlántica sobre el veto energético a Rusia muestra que el consenso sigue siendo difícil.

5.- Sin coordinación fiscal, no habrá recursos para la prosperidad. Este dictamen se esboza en el Fiscal Monitor, donde se critica la competencia fiscal y se aconseja una revisión más gradual y progresiva de las rentas personales. Además de dejar abierta la opción, dentro de una revisión a fondo de los modelos fiscales, de gravar temporalmente dentro del Impuesto de Sociedades los beneficios extraordinarios (caídos del cielo) a firmas que se han beneficiado de los estímulos fiscales por la pandemia -entre otras, farmacéuticas o las manufactureras, biotecnólogicas o de servicios sanitarios sin mencionar a eléctricas o a los bancos- como un mecanismo adicional para activar los «estabilizadores automáticos» con el que se deberían sufragar los esfuerzos fiscales futuros. Y valora, aunque le parezca insuficiente desde la óptica de la «necesaria coordinación tributaria internacional», el gravamen del 15% instaurado en el seno de la OCDE -a instancias de la Administración Biden desde el G-20- sobre las ganancias corporativas y que han elevado los ingresos en un 5,7%, porque podrían sumar otro 8,1% a las arcas estatales si se redujeran las deducciones que fomentan la competencia (o dumping) tributaria. Esta tasa global resulta, a los ojos del equipo de Fiscalidad del FMI, dirigido por Victor Gaspar, altamente recomendable, igual que la Google, sobre las cuentas de resultados de la big techs. Porque la homologación tributaria sería un magnífico pegamento para sostener la globalización, aducen.

La UE se verá forzada a resituarse en ese nuevo orden global

Un aspecto, los avances en armonización fiscal internacional, que quedaría en un limbo, en caso de decoupling. Con China sin haber logrado su estatus de economía de mercado, pese a ingresar en la OMC a comienzos de siglo, y liderando las acusaciones por supuesto dumping de precios y fiscal de sus productos en el exterior. Y con la Casa Blanca impulsando junto a sus aliados de la UE su retirada a Rusia, a la que se le concedió en los primeros años de Putin, cuando perteneció al G-8 y fomentando otra batalla geoestratégica con Pekín a cuenta de sus subsidios industriales y tecnológicos. En esta ocasión, como medida disuasoria ante cualquier maniobra de China de atentar contra la soberanía de Taiwán. Biden sopesa invocar la Sección 301 de su Trade Act, la misma a la que acudió Donald Trump para instaurar la guerra arancelaria con China en 2018, para investigar y denunciar las ayudas estatales chinas a sus empresas industriales y tecnológicas -de especial vocación exportadora- que, a juicio de EEUU, dañan su economía en beneficio de su gran rival geoestratégico, según avanzaban diarios como The Wall Street Journal.

FUENTE Publico.es https://www.publico.es/economia/fmi-senala-guerra-ucrania-impulsa-nuevo-orden-economico-geopolitico-mundial.html/amp

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna semanal de geopolítica, del Club de La Pluma nos recuerda aquella frase de “HAZ LO QUE YO DIGO PERO NO LO QUE YO HAGO” para desnudar la hipocresía de Europa cuando paga en rublos, y por bajo cuerda, sus imprescindibles productos energéticos de Rusia, mientras presume de incrementar el suministro de armamento a Ucrania. De igual manera que EEUU ha aumentado la compra de barriles de petróleo a Rusia en un 43%, pero que exige a sus socios que incrementen las sanciones. Y en ese contexto nos recuerda lo que ya anticipó hace tiempo: que Europa nunca sangraría por los ucranianos pero que los hará pelear hasta el último de ellos y sin exponer un solo soldado suyo.

Lo que demuestra que ese pueblo está siendo sacrificado en el altar de las industrias armamentísticas y del poder anglosajón. Y también arrastrado por los cantos de sirena de Occidente de forma fanática y sin lógica ni razón. Por lo que no es extraño que comiencen a rendirse en masa, como ocurrió hace unos días en el puerto de Mariupol, a pesar de la ingente cantidad de armas entregadas por EEUU y Europa. 

Y en el tema de las sanciones, Carlos confirma que no existe ya aquella unidad monolítica entre las dirigencias europeas, luego de aplicar tan ágil y dócilmente las decisiones de Washington, al comprobar que serán sus pueblos los que paguen el duro precio de las mismas, acarreando consecuencias trágicas de hondo calado económico y sociopolítico. Tal cual lo señala el propio FMI en su demoledoras previsiones sobre el aumento de la inflación y de una parálisis en la producción. Una dura realidad que ya está presente y que le lleva a anticipar que habrá “rebelión en la granja”. 

También aborda las recientes elecciones en Francia, que hacen pensar en un posible cambio de actitud de esta potencia nuclear y miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, tras la segunda vuelta electoral. Ya sea por un hipotético triunfo de Le Pen, que anunció la salida de la OTAN y unas nuevas relaciones con Rusia, como la respuesta que debería dar Macrón si triunfa, al contundente desafío que significan esos 60% de votos contrarios a la UE. 

Luego nuestro director compara aquel mandato de la férrea Merkel, con la frágil Alemania de hoy del canciller Scholz y su gobierno de alianzas imposibles, sometido a la estrategia de EEUU, y que acaba de ser humillado por Zelensky al rechazar la visita del presidente alemán a su país. Además de haber sido obligada a cancelar el gasoducto Nord Stream 2, lo que ha hundido sus escasas reservas de gas y que incrementa el descontento y la preocupación de los capitanes de la poderosa industria germana.

También deja en el aire una esperanza para que el viejo continente renuncie a seguir a la saga de los dictados de Washington y Londres, mientras señala la rusofobia instalada por las inteligencias anglosajonas, que acentúa la incapacidad europea para recuperar un posicionamiento internacional con algo de razón y lógica, para volver a su vieja geopolítica y para componer unos nuevos lazos de unidad con ese enorme país europeo que es Rusia. 

Por otra parte nos confirma que la leyenda de que hay un mundo totalmente encolumnado para atacar a Rusia en todos los ámbitos, es realmente una entelequia. Porque según las últimas votaciones sobre qué países sancionan y cuáles no, demuestran que es a la inversa. Que es la OTAN la que está rodeada, no Rusia.

Tal cual quedó demostrado en el último fracaso europeo en estos días en Buenos Aires, en la asamblea de la Eurolat (que reúne parlamentarios europeos y latinoamericanos), dónde América Latina rechazó la postura contra Rusia que querían imponer los europeos, en una nueva demostración de que el mundo está cambiando. 

Lo que deja claro que el devenir de la historia está en frenar la agresividad violenta y salvaje del mundo anglosajón, que busca impedir el desarrollo de las naciones del mundo y la aparición de un nuevo orden mundial multipolar, más justo para los países del sur.

Eduardo Bonugli (Madrid, 17/04/22)

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Martes y Jueves 9 hs Radio La Banca Ciudadana Cosquín Córdoba 

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Por Javier Benitez

Menú de armas, ultimátum, y desprecio adicional. Son los cachetazos a mano abierta que Zelenski ha repartido: a Occidente en general en el primero de los casos, a la Unión Europea en el segundo, y a Alemania en particular en el tercero. Así, poco a poco, el actor ucraniano empieza a granjearse a pulso el rechazo de líderes europeos.

‘Yo exijo’

Por no pedir, que no sea, habrá pensado el actor ucraniano que funge como presidente de ese país eslavo. Mejor dicho, por no exigir, que no sea. Así, trepado en ese pedestal de naipes mojados en el que le encaramaron sus titiriteros occidentales, esta versión eslava del más que olvidado y arrumbado en un rincón Juan Guaidó, exige y exige a sus ‘socios’.Pero estas exigencias vienen aderezadas con el toque de desprecio, típico de los déspotas soberbios endiosados. Así, una de las últimas exigencias de este personaje que tiene cuentas ocultas en paraísos fiscales, fue de dinero: la friolera de 7.000 millones de dólares al mes para, según él, cubrir pagos sociales y salarios. Para que se entienda la magnitud del pedido de Zelenski: Ucrania le cobra a Rusia 3.000 millones de dólares por año por el paso de su gas hacia Europa, y el actor está pidiendo a la UE más del doble de esa suma, pero por mes…También Zelenski exigió a la UE que fije un plazo concreto de su renuncia al gas y al petróleo rusos; les entregó la lista de armas que quiere que le provean, y de paso, rechazó y despreció la visita que intentó hacerle el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier. Algo que el canciller alemán, Olaf Scholz, calificó de «irritante», y que llevó al vicecanciller, Robert Habeck, a decir: «El presidente federal es Alemania. Y por eso, rechazarle una visita, por parte del presidente Zelenski, es rechazar a Alemania». Todo parece indicar que a Occidente se les está escapando la situación de las manos.

Zelenski, ‘actor de cuarta’

«Este personaje que proviene del ‘arte cómico’ –es un actor–, quiere seguir adelante con esta figura extraña, que en el fondo es una clara demostración de que Zelenski realmente no gobierna en Ucrania. Lo que Zelenski está haciendo es cumplir un rol que ‘alguien’ de poderes internacionales, ha decidido que cumpla. Y de allí, es su forma de actuar, su forma de solicitar, su forma de estar poniéndose en este mundo que ha cambiado totalmente», observa al respecto el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.Entonces, al analista le asalta una interrogante para la que tiene una respuesta: «¿Cuál es el rol de Zelenski en todo esto? El rol de Zelenski en esta conflagración internacional es que él es una persona que no es parte del poder que realmente se está enfrentando, que es OTAN-EEUU versus Rusia-China, porque ese es el gran escenario donde este muchacho, actor de cuarta [pésimo actor] no puede participar. Pero sí le están haciendo jugar el rol necesario para que esa Europa, que había empezado a tener lazos de mayor trascendencia hacia el mundo asiático, se corte», concluye Carlos Pereyra Mele.

AUDIO DE LA ENTREVISTA:

Desarrollada por el periodista Lic. Eduardo Luque quien es profesor de Historia por la Universidad Central de Barcelona. Lic. en Pedagogía por la UAB, Lic. en Psicopedagogía. Analista internacional y experto en Geopolítica. Colaborador de RT, HispanTV y articulista Revista el Viejo Topo, Crónica Popular y en Canarias semanal España.

El disertante expuso las dificultades que afectarán a la Unión Europea su alineamiento a las directivas de política exterior de Estados Unidos de Norte America. Y alertó sobre el despliegue que posiblemente desarrollará la OTAN sobre latinoamérica (en la próxima reunión a realizarse en Madrid).

Organizo Dossier Geopolítico DG.

Lic. Carlos Pereyra Mele, Director de Dossier Geopolítico (DG)