Entrevista de Alfredo Guruceta a Carlos Pereyra Mele

Para el Programa de Tv “Con sentido Común” que se emite por Canal “C” de Córdoba

Un Mundo distinto caracterizamos la actual situación. El Coronavirus vino a juntar todas las crisis que existen Economías, Financieras, Geopoliticas. Etc.,

En crisis el “modelo” desde 1991 que se implementó luego de la caída de la URSS que fue:

El MERCADO “GOBIERNA”, la POLÍTICA “ADMINISTRA”

Tal vez el mayor destacado es que la Nación «verdeamarela» dirigida por Jair Messias Bolsonaro ha superado en un aumento vertiginoso el mojón chino en el peligroso camino de ascenso a la cima de Covid 19, acusando 87.187 contagiados y 6.006 fallecidos

El «scratch du oro» se dirige raudamente al próximo hito en la ruta que es el escalón de los 100.000 contagiados, para pasar a formar parte del pequeño y selecto grupo de países que conforman la «élite» de la pandemia que hasta ahora son nueve. El ministro de salud de Brasil, Nelson Teich dice que podrían alcanzar la cifra de 1.000 muertes diarias imputables al virus [1], si continua el ritmo de crecimiento de la pandemia con 6.000 a 7.000nuevos casos detectados por dia. 

El estado de Maranhao en el noreste de Brasil acaba de adoptar el confinamiento total [2]; es el primero en hacerlo por el incontrolable crecimiento de los contagios y el colapso de su débil sistema sanitario. Sin dudas Brasil está atravesando una grave crisis sanitaria junto a una también grave crisis político institucional, cual más grave que la otra, que se retroalimentan. Brasil va camino a convertirse en el próximo centro de la pandemia.

El colapso brasileño de producirse va a tener consecuencias inimaginables para la Argentina, en especial una, que es alejar la posibilidad que juntos afrontemos el «eterno» desafio de la integracion latinoamericana imprescindible en estos tiempos. Por eso nos debe preocupar profundamente, la desgracia de nuestros hermanos y «adversarios» brasileños y el fracaso del «bolsonarismo» [3] debe conducirnos a una profunda introspección y autocrítica. 

Otra noticia es el estallido pandémico de la Rusia de Putin . El dia 15 de abril tenían 25.000 contagiados y 198 fallecidos, al día de hoy 114.000 casos positivos y 1.169 muertos, un crecimiento exponencial de la pandemia, pero con baja tasa de letalidad y mortalidad del virus. Habrá que seguir como sigue esto en la nueva Rusia que hasta ahora la sobrelleva con sobriedad y dignidad.

Una mención para la prolija y ordenada Alemania, con sus 163.000 contagiados y  sus 6.600  muertos, que con su reconocida eficiencia y minuciosidad teutónica trata de evitar que se le escapen los números de contagiados, y oscila entre ajustar el cierre o flexibilizar.

Una buena noticia, viene de Italia y España, caras a nuestros afectos han logrado relantizar el crecimiento de nuevos contagios y denuncian un número decreciente de muertos por dia, que oscilan en el rango de 250 a 300 casos. [4] y [5]

Por último las cabezas del mundo anglosajón, EEUU y el United Kington son los que más muertos y contagiados tienen en el mundo y mayor desmanejo muestran: son el centro de la pandemia. Con un desorden casi caótico y fracaso ruinosos en ambos, siendo el corazón y la mente de ese mundo (al que Francia adhiere por vocación de amanuense y deseos de pertenencia, a un mundo que no le pertenece por historia, cultura y religión). 

Y en este «fracaso del sueño americano e inglés»; no encuentran otra explicación a sus desgracias que echarle la culpa a los chinos. 

El Covid está desnudando la decadencia que marca el final de ese «occidente anglosajón» que sometió al mundo en los últimos 100 años y lo «formateo» según sus pautas culturales, sus valores y principios para colocarlo al servicio de sus intereses. 

El Covid, ese virus “que no tiene vida” pero mata, ha cerrado el ciclo de ese mundo viejo, y ante nuestros ojos desnuda su agotamiento, sus crueldades, sus miserias, sus debilidades,  sus contradicciones, sus vetustos paradigmas, sus mitos y falsedades y lo demuele sin piedad. 

El «Covi» con la crisis que ha desatado, le da inicio a la partida a ese mundo viejo y agotado….y con seguridad sin retono.

Dr. Antonio M. Mitre especial para Dossier Geopolitico

Adaptación y Notas: Carlos Pereyra Mele

[1] Ministro de Salud afirma que Brasil podría alcanzar las 1.000 muertes diarias por coronavirus http://www.motoreconomico.com.ar/america-latina/ministro-de-salud-afirma-que-brasil-podra-alcanzar-las-1000-muertes-diarias-por-coronavirus 

[2] Primer estado de Brasil adopta confinamiento total    https://www.dw.com/es/primer-estado-de-brasil-adopta-confinamiento-total/a-53300157 

[3] Yque ? dice Bolsonaro https://www.elobservador.com.uy/nota/-y-que-dice-bolsonaro-ante-la-cifra-de-5-000-muertes-por-coronavirus-en-brasil-2020429111737 

[4] Bajan las muertes en Italia

https://www.elmundo.es/internacional/2020/04/30/5eaaf5c4fc6c8397408b45c0.html

[5] Segundo dia en España con menos de 300 muertos por Covid-19

https://elpais.com/sociedad/2020-05-01/ultima-hora-del-coronavirus-en-espana-y-el-mundo-en-directo.html

[6] Estados Unidos registró 2.053 nuevas muertes por coronavirus y el total asciende a 62.906

https://www.infobae.com/america/eeuu/2020/05/01/estados-unidos-registro-2053-nuevas-muertes-por-coronavirus-y-el-total-asciende-a-62906/

Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo

Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…

TEMAS

  • El Coronavirus vino para mostrar todo lo que estaba mal pero que nadie quería ver !
  • Ahora la situación nos muestra que la “última” globalización toca a su fin -la del Neoliberalismo-, a pesar de sus fanáticos defensores, que quieren sostenerla a capa y espada. 
  • Hoy el “centro” del mundo del siglo XXI, el Estado imprescindible,  etc., me refiero a los EEUU Los últimos 60 dias muestran una debilidad increíble, al no haber un plan nacional de salud, sin respuestas rápidas, racionales que hoy muestras números complicados más de 22 millones de desocupados en pocos días, más de 50000 muertos por Covid-19, dificultades con un elemento clave de su poderio, que fue el “control” mundial por parte de EEUU del petróleo; hoy sin precios afectando a su industria. Hoy EEUU muestra un quiebre en su unidad nacional, sus familias sobreviven con gigantes deudas, reducciónes salariales y ahora por primera vez una generación que reemplaza a otra no tiene un futuro mejor…Buscara la actual administración usar el recurso militar para tratar de ganar la reelección

Siempre una “peste” trajo cambio políticos sociales y económicas, y está vez no será distinto 

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Carlos Pereyra Mele

Por Gonzalo Fiore Viani(*)

Por primera vez en la historia el precio del barril de petróleo alcanza niveles negativos en los Estados Unidos. Es decir, los productores están pagando por colocar el crudo en los mercados. Debido a la escasez sin precedentes de demanda, el valor de la materia prima se encuentra en el peor momento. El lunes, el valor del barril cerró a 37,63 centavos de dólar en los Estados Unidos, experimentando un brutal desplome del 305%, y llegó a cero al fin de la semana en los precios de referencia fijados por la West Texas Intermediate (WTI). Esto seguirá afectando a los países productores, y será un nuevo escollo que enfrentará un ya de por sí golpeado gobierno de Donald Trump. 

El presidente había basado el éxito económico de los primeros años de su Administración en la reactivación productiva de los estados petroleros. La Agencia Nacional de Energía (AIE) ya había asegurado, hace una semana, que este sería el peor año de la historia para el sector. En la cotización europea, el Brent, también se llegó a un mínimo histórico, por debajo de los 20 dólares por barril.

Estados Unidos es el mayor productor de crudo del mundo, por encima de Rusia y Arabia Saudita, con 12.000.000 de barriles diarios. El principal importador, a su vez, es China, que se beneficia de la caída de los precios al mismo tiempo que compra 12.500.000 barriles por día. A partir de la caída de la demanda producida por la pandemia, se agotaron los tanques de reserva estadounidenses. Por ello, de manera inédita, los productores llegaron a pagar para colocar el producto en el mercado. 

El país se encuentra virtualmente paralizado debido al coronavirus, aunque Trump llama constantemente a boicotear las cuarentenas establecidas por los gobernadores. En un sistema profundamente federal, el gobierno central no puede pasar sobre las decisiones de los estados federados, por lo que el plan del Presidente de reactivar la economía “lo más pronto posible”, deberá esperar a conseguir los consensos necesarios. Esto parece extremadamente complejo, ya que tanto la oposición como el Gobierno se encuentran con posiciones muy duras; en medio, además, de un año electoral.

De los 100.000.000 de barriles diarios que consumía el mundo previo a la pandemia, se pasó a 80.000.000 por día. Sin embargo, esto podría derrumbarse aún más con el correr de las semanas y los meses. La organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), anunció que reduciría su nivel de producción de 10.000.000 de barriles de crudo por día entre mayo y junio. La guerra comercial desatada durante marzo entre Rusia y Arabia Saudita había hecho caer el precio del barril a niveles históricos hasta entonces. Esto ya había afectado a la producción de crudo estadounidense. No obstante, la estocada final se la ha dado la paralización del país y el cese casi total del consumo. 

A partir del miércoles se estableció como precio de referencia mundial al WTI. Si bien experimentó algunas subas después del desplome del lunes, el panorama no parece muy optimista para los productores. En México se cerraron algunas fábricas temporalmente y se devaluó el peso respecto del dólar más de un 1% en un día. López Obrador (AMLO) aseguró que esto influirá fuertemente en la crisis de la economía mexicana y también en la caída de las finanzas a nivel global. 

Mientras tanto, en algunos países productores de Europa también se viene cotejando la posibilidad de cesar con la producción mientras duran los efectos inmediatos de la pandemia. Lo cierto es que, tomando en cuenta las cotizaciones a futuro, poco parece indicar que este no será el peor año en la historia del sector. Si algo ha quedado claro con esta situación es que el capitalismo no puede funcionar sin consumidores, y el mercado del crudo, por supuesto, no es una excepción.

Ni siquiera durante la crisis del petróleo de 1973, cuando la OPEP embargó las exportaciones petroleras de los países occidentales que habían apoyado a Israel en la guerra de Yom Kippur, el precio del barril estadounidense estuvo tan por los suelos. De entre todos los desafíos que enfrenta el país por estas horas, este podría ser uno de los que mayores golpes le aseste a su economía. Por primera vez, quizás, en la historia misma del capitalismo, se da la paradoja de que algunos de los principales vendedores del mundo tienen que pagar para poder colocar sus productos. Sin dudas, las naciones del planeta se encuentran frente a una disyuntiva histórica. Poco se sabe cómo terminará esta historia, pero también son pocos los que están en condiciones de asegurar que el futuro será exactamente igual al pasado. Seguramente, a quienes les toque analizar las problemáticas globales del futuro, utilizaran los tiempos de la pandemia como un parte aguas de la historia. 

(*) Abogado Experto en Politica Internacional Miembro de Dossier Geopolitico

Publicado en el Diario Hoy Dia Cordoba: https://www.hoydia.com.ar/opinion/153-analisis-internacional/68609-petroleo-pagar-para-vender.html

-Frank Bruni, columnista de The New York Times.

La idea de que está destinado por cuatro años más es pura superstición.

«Y él va a ser reelegido».

No pasa un día sin que varios amigos -tanto Republicanos como Demócratas-, me digan eso. Es la coda contundente de una recitación repleta de los fracasos de Donald Trump durante esta pandemia. Es el gemido de rendición que le sigue al grito de incredulidad.

Decenas de miles de estadounidenses mueren; ¿Y qué hace el presidente? Difunde mala información. Siembra falsa esperanza. Reinventa la historia, reinventa la ciencia, parlotea sobre su supuesto heroísmo, se desgarra sobre su autoproclamado martirio y ataca a cualquiera que cuestione su infalibilidad. En lugar de liderazgo, grandilocuencia. En lugar de empatía, un snit irracional. “Y va a ser reelegido”.

Con ese estribillo realizamos una profilaxis espiritual. Nos preparamos para la desesperación.

Pero en algún momento, comenzamos a confundir un mecanismo de supervivencia con un análisis razonado. Comenzamos a tratar un tic verbal como si fuese una verdad inevitable.

Esto no es así. Si bien Trump puede estar esperando por otros cuatro años más, es posible que ya se esté autodestruyendo ante nuestros ojos.

¿Quizás un cálido rayo de sol es todo lo que necesitamos para eliminar el coronavirus? ¿Y si tan solo inyectamos desinfectante en nuestras venas?

Teorizó sobre ambas fantasías1 el jueves pasado, y bien podría haber subido al atril con un sombrero de papel de aluminio. Éstas son las divagaciones de un hombre abatido, desorientado y cada vez más desesperado.

Como informaron Katie Rogers y Annie Karni 2 en The Times, el presidente se siente aislado y en apuros, y siente pánico de perder ante Joe Biden en noviembre. Este estado mental, escribieron, impulsó su orden ejecutiva de detener la emisión de tarjetas de residencia3, que es precisamente el tipo de medida base al que recurre «cuando las cosas se sienten fuera de control».

Él puede leer las encuestas tan bien como el resto de nosotros, y éstas demuestran que, mientras él permanece allí de pie todas las noches en la sala de reuniones de la Casa Blanca y se besa a sí mismo, los estadounidenses no están devolviendo los besos.

Hace un mes hubo mucho ruido con respecto a un ligero aumento en los números de aprobación de Trump4. Pero la verdadera historia fue su ligereza: los presidentes anteriores han experimentado mayores incrementos de aprobación durante las crisis, cuando los estadounidenses tienden a reunirse en torno a su líder. Para Trump no hubo tal concentración, solo un rencoroso beneficio incremental de la duda.

Un beneficio efímero, también. Su repunte rápidamente disminuyó, reuniéndolo con su modelo anémico. Según el promedio de encuestas de FiveThirtyEight, a fines del viernes por la tarde, se demostró que el 52.5% de los estadounidenses desaprueba su desempeño laboral. Solo el 43.4% lo aprueba.

Es cierto que sus calificaciones de favorabilidad no mejoraron en 2016 -de hecho, fueron peores- y de todos modos llegó a la Casa Blanca. Pero la disonancia de esa victoria podría explicarse en parte por lo que él representaba: una protesta contra el status quo. Ahora él es el statu quo, y los votantes han tenido la oportunidad de probar “la ruptura” que prometió. Sabe mucho a incompetencia.

Otros números cuentan una historia aún más aterradora para Trump. Actualmente, está detrás de Biden en los tres estados de campo de batalla que permitieron su victoria en el Colegio Electoral hace tres años y medio5: 6,7 puntos porcentuales en Pensilvania, 5,5 en Michigan y 2,7 ​​en Wisconsin, según el promedio de encuestas recientes de RealClearPolitics. Este sitio web también lo deja atrás por 3.2 puntos en Florida, un estado que ganó en 2016 y debe ganar nuevamente.

Ya solamente Wisconsin debería aterrorizar a Trump. En 2018, el gobernador republicano fue derrocado por un demócrata6. También lo fueron el teniente gobernador republicano y el fiscal general. Luego, este mes, los votantes de Wisconsin reemplazaron a un titular conservador en la Corte Suprema del estado por un retador liberal, su victoria no solo fue sorprendente sino también rotunda7. No hay forma de girar eso a favor de Trump.

Según las encuestas mensuales de Gallup8, el porcentaje de estadounidenses que indicaron satisfacción con la forma en que iban las cosas en el país se desplomó hacia el 30% en mediados de abril con respecto al 42% previo de mediados de marzo. Solo dos veces antes en las últimas dos décadas ha habido una disminución tan precipitada de un mes.

Tal vez esta caída fue un referéndum menos sobre la administración de Trump que un reconocimiento de la devastación del coronavirus. Pero tal vez no: las encuestas revelan que una mayoría significativa de estadounidenses cree que actuó demasiado tarde9 para detener la propagación del virus. Además, está fuera de sintonía con la evaluación de la mayoría de los estadounidenses de lo que será y no será seguro en este futuro inmediato.

En medio de los mensajes vertiginosamente mezclados, Trump ha apoyado el retorno a una apariencia de normalidad alrededor del 1 de mayo10 y ha reprendido a algunos gobernadores por encierros excesivamente impacientes. Pero en una encuesta realizada por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research que se publicó el miércoles pasado11, solo el 12% de los estadounidenses dijo que las directivas de distanciamiento social y refugio en el lugar donde viven fueron demasiado lejos, mientras que más del doble ese número, un 26%, dijo que las precauciones no eran lo suficientemente estrictas. El 61% dijo que estaban en la marca.

En una encuesta de Washington Post-University of Maryland12, el 65% de los estadounidenses dijo que podría tomar hasta junio o más tarde para que las reuniones de 10 personas o más sean seguras. Y en una encuesta de Yahoo News / YouGov13, solo el 22% de los estadounidenses apoyó a los manifestantes que han estado exigiendo el fin de las restricciones de sus estados, mientras que el 60% se opuso a ellos. De todas maneras, el presidente Trump los ha motivado.

¿Está siguiendo algún instinto o simplemente agitándose irracionalmente? Yo voto por lo último. Últimamente se ha estado contradiciendo a si mismo15 a un ritmo completamente nuevo y en un grado completamente nuevo, y ha socavado los puntos de discusión de su propio partido.

Como Jonathan Martin y Maggie Haberman informaron en The Times16, los republicanos han desarrollado una estrategia para evadir cualquier responsabilidad por la respuesta de Trump a la pandemia al culpar y demonizar a China. «Pero hay un impedimento potencial para el plan G.O.P: el propio líder del partido «, escribieron Martin y Haberman, señalando que Trump “ha enturbiado los esfuerzos republicanos para criticar a China» al continuar congraciándose con el presidente Xi Jinping. Dicha táctica ciertamente complica los esfuerzos de los republicanos para pintar a Biden como un títere de los chinos. No pueden tener éxito con su nuevo apodo para él, “Beijing Biden”, si “Tiananmen Trump” suena más cierto.

Además, los pronunciamientos más optimistas de Trump sobre la liberación inminente de la miseria actual 17 representan una apuesta más grande que las muchas otras que ha tomado. Si se equivoca, no habrá nada que lo oculte. Si es imprudente, el costo es la vida de los estadounidenses.

Lo sé, lo sé: es Trump. Lleva el arma secreta de su espectacular desvergüenza, lo que significa que recurrirá a tácticas y mentiras que ni siquiera los oponentes más inescrupulosos intentarían. Él destruirá lo que debe mientras pueda gobernar sobre los restos.

Y las leyes habituales de la naturaleza no se aplican a él. Fue atrapado en una cinta presumiendo de agarrar a las mujeres por la entrepierna. No importó. Obtuvo casi tres millones menos de votos que Hillary Clinton. Aun así, ganó. Si no fue encontrado culpable de coordinación elaborada con los rusos, se demostró que estaba abierto a ello. Continuó moviéndose a través de su grave abuso de poder al tratar con Ucrania, y obtuvo su merecida acusación por ello.

Él es Houdini, él es Scheherazade, él es todos los artistas de escape de la historia y la ficción, consolidándose todo en uno, con una cobertura dorada-naranja. Tiene una suerte más allá de lo imaginable. Pero aquí está la cuestión de la suerte: se acaba.

Se habla incesantemente de cuán ferviente es su base, pero los muchos estadounidenses horrorizados por él tienen una impaciencia acorde. Por cada Sean Hannity, hay una Rachel Maddow. Por cada Kellyanne Conway, un George Conway. Ella y sus semejantes pueden ser astutos en su defensa del presidente. Él y su tribu son aún mejores en su evisceración.

¿Y qué sucederá con la diáspora de refugiados de la administración Trump? ¿Qué pasará con las personas como Rick Bright, el científico del gobierno que dice que fue despojado de su papel principal en la búsqueda de una vacuna contra el coronavirus, porque se negó a repetir como un loro las medidas sanitarias de Trump? Predigo que a medida que se acerca noviembre, más y más exiliados hablarán, compartiendo historias alarmantes de la vida dentro del salón de espejos del presidente. Trump, a su vez, murmurará sobre el «estado profundo», pero la frase no perdurará cuando se quede con un charco tan superficial de charlatanes a su alrededor, y cuando haga de sí mismo un tonto.

No me digas que sus sesiones informativas nocturnas son solo una nueva versión de sus viejas reuniones en estadios; el telón de fondo de profundo sufrimiento las hace exponencialmente más difíciles de soportar. Los estadounidenses que se sienten cómodos con ellas estaban borrachos de Trump hace mucho tiempo. Los impertinentes ven y oyen al presidente por lo que es: un showman sordo que considera todo, incluso una montaña de cadáveres, como un escenario.

TRADUCCION: NATALIA ARIAS Investigadora Jr de Dossier Geopolitico. Estudiante de Ciencia Politica en la Universidad Catolica de Cordoba

  1. https://www.nytimes.com/2020/04/24/health/sunlight-coronavirus-trump.html
  2. https://www.nytimes.com/2020/04/23/us/politics/coronavirus-trump.html
  3. https://www.nytimes.com/2020/04/21/us/politics/coronavirus-trump-immigration-ban.html
  4. https://www.nytimes.com/2020/03/27/opinion/sunday/coronavirus-trump-polls-approval.html
  5. https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/12/01/donald-trump-will-be-president-thanks-to-80000-people-in-three-states/
  6. https://www.nytimes.com/2018/11/07/us/elections-wisconsin-governor-evers-walker.html
  7. https://www.nytimes.com/2020/04/13/us/politics/wisconsin-primary-results.html
  8. https://news.gallup.com/poll/308675/trump-job-rating-slides-satisfaction-tumbles.aspx
  9. https://www.people-press.org/2020/04/16/most-americans-say-trump-was-too-slow-in-initial-response-to-coronavirus-threat/
  10. https://www.washingtonpost.com/politics/trump-wants-to-declare-country-open-by-may-1–but-the-reality-will-be-much-slower/2020/04/14/42f7a318-7e5e-11ea-a3ee-13e1ae0a3571_story.html
  11. https://apnews.com/9ed271ca13012d3b77a2b631c1979ce1
  12. https://www.washingtonpost.com/politics/most-rate-trumps-coronavirus-response-negatively-and-expect-crowds-will-be-unsafe-until-summer-post-u-md-poll-finds/2020/04/20/0b436dda-833b-11ea-a3eb-e9fc93160703_story.html
  13. https://news.yahoo.com/yahoo-news-you-gov-coronavirus-poll-most-americans-reject-antilockdown-protests-124259347.html
  14. https://www.nytimes.com/2020/04/17/us/politics/trump-coronavirus-governors.html
  15. https://www.nytimes.com/2020/04/08/us/politics/trump-coronavirus-news-briefings.html
  16. https://www.nytimes.com/2020/04/18/us/politics/trump-china-virus.html
  17. https://www.washingtonpost.com/graphics/2020/politics/trump-coronavirus-statements/
  18. https://www.nytimes.com/2020/04/22/us/politics/rick-bright-trump-hydroxychloroquine-coronavirus.html

Estamos viviendo en un estado fallido. El coronavirus no rompió a los EEUU. Reveló lo que ya estaba roto.

George Packer

Cuando el virus llegó aquí, encontró un país con graves condiciones subyacentes y las explotó sin piedad. Las enfermedades crónicas (una clase política corrupta, una burocracia esclerótica, una economía despiadada, un público dividido y distraído) no habían recibido tratamiento durante años. Habíamos aprendido a vivir, incómodos, con los síntomas. Se necesitó la escala y la intimidad de una pandemia para exponer su gravedad, para sorprender a los estadounidenses con el reconocimiento de que estamos en la categoría de alto riesgo.

La crisis exigió una respuesta rápida, racional y colectiva. En cambio, los Estados Unidos reaccionó como Pakistán o Bielorrusia, como un país con una infraestructura de mala calidad y un gobierno disfuncional cuyos líderes eran demasiado corruptos o estúpidos para evitar el sufrimiento masivo. La administración desperdició dos meses irrecuperables para prepararse. Del presidente vino la ceguera voluntaria, el chivo expiatorio, las alardes y las mentiras. De sus bocas salieron teorías conspirativas y curas milagrosas. Algunos senadores y ejecutivos corporativos actuaron, rápidamente, no para evitar el desastre que se avecinaba, sino para aprovecharlo. Cuando un médico del gobierno intentó advertir al público sobre el peligro, la Casa Blanca tomó el micrófono y politizó el mensaje.

Todas las mañanas en el, interminable, mes de marzo, los estadounidenses se despertaban para encontrarse como ciudadanos de un estado fallido. Sin un plan nacional, sin instrucciones coherentes en absoluto, las familias, las escuelas y las oficinas tenían que decidir, por sí mismas, si cerrar y refugiarse. Cuando se descubrió que los kits de prueba, las máscaras, las batas y los ventiladores escaseaban los gobernadores, desesperadamente,  los pidieron. Desde la Casa Blanca, que se estancó y que luego llamó a la empresa privada, la que no pudo cumplir. Los estados y las ciudades se vieron obligados a participar en guerras que los dejaron presa del aumento de los precios y de la especulación empresarial. Los civiles sacaron sus máquinas de coser para tratar de mantener sanos a los trabajadores del hospital mal equipados y a sus pacientes vivos. Rusia, Taiwán y las Naciones Unidas enviaron ayuda humanitaria al poder más rico del mundo: una nación mendiga en un caos total.

Donald Trump vio la crisis casi por completo en términos personales y políticos. Temiendo por su reelección, declaró que la pandemia de coronavirus era una guerra y que él mismo era un presidente en tiempos de guerra. Pero, el líder que nos recuerda es al mariscal Philippe Pétain, el general francés que, en 1940, firmó un armisticio con Alemania, después de la derrota de las defensas francesas y que, luego, formó el régimen pronazi de Vichy. Al igual que Pétain, Trump colaboró ​​con el invasor y abandonó su país en un desastre prolongado. Y, como Francia, en 1940, los Estados Unidos en 2020 se han sorprendido con un colapso que es más grande y más profundo que un líder miserable. Algunas futuras autopsias de la pandemia podrían llamarse “Strange Defeat”, según el estudio contemporáneo del historiador y luchador de la Resistencia Marc Bloch sobre la caída de Francia. A pesar de innumerables ejemplos en todo los Estados Unidos de coraje y de sacrificio individual, el fracaso es nacional. Y debería forzar una pregunta que la mayoría de los estadounidenses nunca han tenido que hacer: ¿Confiamos en nuestros líderes y entre nosotros lo suficiente como para convocar una respuesta colectiva a una amenaza mortal? ¿Somos todavía capaces de autogobernarnos?

Esta es la tercera gran crisis del corto siglo XXI. La primera, el 11 de septiembre de 2001, se produjo cuando los estadounidenses todavía vivían mentalmente en el siglo anterior y el recuerdo de la depresión, la guerra mundial y la guerra fría se mantuvo fuerte. Ese día, la gente en el corazón rural no veía a Nueva York como un aglomerado alienígena de inmigrantes y liberales que merecían su destino; sino como una gran ciudad estadounidense que había sido un éxito para todo el país. Los bomberos de Indiana condujeron 1.200 Km para ayudar al esfuerzo de rescate en la Zona Cero. Nuestro reflejo cívico fue llorar y movilizarnos juntos.

La política partidista y las políticas terribles, especialmente la Guerra de Irak, borraron el sentido de unidad nacional y alimentaron una amargura hacia la clase política que nunca se desvaneció realmente. La segunda crisis, en 2008, la intensificó. En la parte superior, el colapso financiero casi podría considerarse un éxito. El Congreso aprobó un proyecto de ley de rescate bipartidista que salvó al sistema financiero. Los funcionarios salientes de la administración Bush cooperaron con los funcionarios entrantes de la administración Obama. Los expertos de la Reserva Federal y del Departamento del Tesoro utilizaron la política monetaria y fiscal para evitar una segunda Gran Depresión. Los principales banqueros fueron avergonzado, pero no procesados; la mayoría de ellos mantuvo su fortuna y algunos sus trabajos. En poco tiempo estaban de vuelta en el negocio. Un comerciante de Wall Street me dijo que la crisis financiera había sido un «reductor de velocidad».

Todo el dolor duradero se sintió en el medio y en la parte inferior, por los estadounidenses que se endeudaron y que perdieron sus empleos, sus hogares y sus ahorros para la jubilación. Muchos de ellos nunca se recuperaron y los jóvenes que llegaron a la mayoría de edad en la Gran Recesión están condenados a ser más pobres que sus padres. La desigualdad, la fuerza fundamental e implacable en la vida estadounidense desde finales de la década de 1970, empeoró.

Esta segunda crisis generó una profunda brecha entre los estadounidenses: entre las clases altas y bajas, entre los republicanos y los demócratas, entre las personas metropolitanas y las rurales, entre los nativos y los inmigrantes, entre los estadounidenses comunes y sus líderes. Los lazos sociales habían estado bajo una tensión creciente durante varias décadas, y ahora comenzaron a romperse. Las reformas de los años de Obama, por importantes que fueran, en atención médica, regulación financiera, energía verde, solo tuvieron efectos paliativos. La larga recuperación en la última década enriqueció a las corporaciones y a los inversores, arrulló a los profesionales y dejó a la clase trabajadora más atrás. El efecto duradero de la depresión fue aumentar la polarización y desacreditar a la autoridad, especialmente la del gobierno.

Ambas partes tardaron en comprender cuánta credibilidad habían perdido. La política que se avecinaba era populista. Su presagio no era Barack Obama, sino Sarah Palin, la candidata a la vicepresidencia, absurdamente, poco preparada que despreciaba la experiencia y se deleitaba con la celebridad. Ella era la Juan el Bautista de Donald Trump.

Trump llegó al poder como repudio al establecimiento republicano. Pero la clase política conservadora y el nuevo líder pronto llegaron a un acuerdo. Cualesquiera que sean sus diferencias en asuntos como el comercio y la inmigración, compartieron un objetivo básico: despojar los activos públicos en beneficio de los intereses privados. Los políticos y donantes republicanos que querían que el gobierno hiciera lo menos posible por el bien común podrían vivir felices con un régimen que apenas sabía gobernar y se convirtieron en los lacayos de Trump.

Como un niño sin sentido lanzando fósforos en un campo seco, Trump comenzó a inmolar lo que quedaba de la vida cívica nacional. Nunca fingió ser presidente de todo el país, sino que nos enfrentó entre nosotros en términos de raza, sexo, religión, ciudadanía, educación, región y, todos los días de su presidencia, de su partido político. Su principal herramienta de gobierno era mentir. Un tercio del país se encerró en una sala de espejos que creía que era realidad; un tercero se volvió loco con el esfuerzo de aferrarse a la idea de la verdad conocida y un tercero dejó de intentarlo.

Trump adquirió un gobierno federal paralizado por años de asalto ideológico por parte de la Derecha, politización por parte de ambos partidos y desfinanciamiento constante. Se dedicó a terminar el trabajo y destruir el servicio civil profesional. Expulsó a algunos de los funcionarios de carrera más talentosos y experimentados, dejó vacantes los puestos esenciales e instaló leales como comisarios sobre los sobrevivientes cobardes, con un solo propósito: servir a sus propios intereses. Su mayor logro legislativo, uno de los mayores recortes de impuestos de la historia, envió cientos de miles de millones de dólares a las corporaciones y a los ricos. Los beneficiarios acudieron en masa a patrocinar sus resorts y llenar sus bolsillos para la reelección. Si mentir era su medio para usar el poder, la corrupción era su fin.

Este era el panorama estadounidense que estaba abierto al virus: en ciudades prósperas, una clase de trabajadores de escritorio conectados globalmente que dependían de una clase de trabajadores de servicios precarios e invisibles; en el campo, comunidades en descomposición en revuelta contra el mundo moderno; en redes sociales, odio mutuo y vituperación interminable entre los diferentes campos; en la economía, incluso con pleno empleo, una brecha grande y creciente entre el capital triunfante y la mano de obra asediada; en Washington, un gobierno vacío dirigido por un estafador y su partido en bancarrota intelectual; en todo el país, un estado de ánimo de agotamiento cínico, sin visión de una identidad o futuro compartido.

Si la pandemia es realmente una especie de guerra, es la primera que se librará en este suelo en un siglo y medio. La invasión y la ocupación exponen las fallas de una sociedad, exagerando lo que pasa desapercibido o es aceptado en tiempos de paz, aclarando verdades esenciales, elevando el olor a la podredumbre enterrada.

El virus debería haber unido a los estadounidenses contra una amenaza común. Con un liderazgo diferente, podría haberse hecho. En cambio, incluso cuando se extendió de las áreas azules a las rojas, las actitudes se rompieron en líneas partidistas familiares. El virus también debería haber sido un gran nivelador. No tienes que estar en el ejército ni endeudarte para ser un objetivo, solo tienes que ser humano. Pero desde el principio, sus efectos han sido sesgados por la desigualdad que hemos tolerado durante tanto tiempo. Cuando las pruebas para el virus eran casi imposibles de encontrar, los ricos y conectados —la modelo y presentadora de televisión de realidad Heidi Klum, la lista completa de los Brooklyn Nets, los aliados conservadores del presidente— pudieron de alguna manera, hacerse la prueba, a pesar de que muchos no mostraron síntomas La combinación de resultados individuales no hizo nada para proteger a la salud pública. Mientras tanto, las personas comunes con fiebre y escalofríos tuvieron que esperar en largas colas, posiblemente, infecciosas, solo para ser rechazados porque, en realidad, no se estaban sofocando. Una broma en Internet propuso que la única forma de averiguar si tenía el virus era estornudar en la cara de una persona rica.

Cuando se le preguntó a Trump sobre esta injusticia flagrante, expresó su desaprobación, pero agregó: «Tal vez esa ha sido la historia de la vida». La mayoría de los estadounidenses apenas registran este tipo de privilegio especial en tiempos normales. Pero en las primeras semanas de la pandemia provocó indignación, como si, durante una movilización general, se permitiera a los ricos comprar su salida del servicio militar y acumular máscaras antigás. A medida que el contagio se ha extendido, es probable que sus víctimas sean personas pobres, negras y marrones. La gran desigualdad de nuestro sistema de atención médica es evidente a la vista de los camiones refrigerados alineados fuera de los hospitales públicos.

Ahora tenemos dos categorías de trabajo: el esencial y el no esencial. ¿Quiénes han resultado ser los trabajadores esenciales? En su mayoría personas en trabajos mal remunerados que requieren su presencia física y ponen en riesgo su salud directamente: trabajadores de almacenes, repositores, deliveries, conductores de reparto, empleados municipales, empleados de hospitales, asistentes de salud, camioneros de larga distancia. Los médicos y las enfermeras son los héroes de combate de la pandemia, pero el cajero del supermercado con su botella de desinfectante y el conductor del correo con sus guantes de látex son las tropas de suministros y la logística que mantienen intactas las fuerzas de la primera línea. En una economía de teléfonos inteligentes que oculta clases enteras de seres humanos, estamos aprendiendo de dónde provienen nuestros alimentos y bienes, quién nos mantiene vivos. Una orden de rúcula orgánica para bebés en “AmazonFresh” es barata y llega de la noche a la mañana, en parte, porque las personas que la cultivan, clasifican, empacan y entregan tienen que seguir trabajando mientras están enfermos. Para la mayoría de los trabajadores de servicios, la baja por enfermedad resulta ser un lujo imposible. Vale la pena preguntar si aceptamos un precio más alto y una entrega más lenta para que puedan quedarse en casa.

La pandemia también ha aclarado el significado de los trabajadores no esenciales. Un ejemplo es Kelly Loeffler, la senadora republicana junior de Georgia, cuya única calificación para el asiento vacío que le dieron en enero es su inmensa riqueza. Menos de tres semanas en el trabajo, después de una terrible sesión privada sobre el virus, se enriqueció, aún más, con la venta de acciones, luego acusó a los demócratas de exagerar el peligro y les dio a sus electores falsas garantías que bien podrían haberlos matado.  Los impulsos de Loeffler en el servicio público son los de un parásito peligroso. Un cuerpo político que colocaría a alguien así en un alto cargo está muy avanzado en decadencia.

La encarnación más pura del nihilismo político no es el propio Trump sino su yerno y asesor principal, Jared Kushner. En su corta vida, Kushner ha sido promovido, fraudulentamente, como meritocrático y populista. Nació en una familia de bienes raíces adinerada el mes en el que Ronald Reagan ingresó a la Oficina Oval, en 1981, un príncipe de la segunda Edad Dorada. A pesar del mediocre historial académico de Jared, fue admitido en Harvard después de que su padre, Charles, prometió una donación de U$ 2,5 millones a la universidad. El padre ayudó a su hijo con U$ 10 millones en préstamos para comenzar en el negocio familiar, luego Jared continuó su educación de élite en las escuelas de derecho y de negocios de la Universidad de Nueva York, donde su padre había contribuido con U$ 3 millones. Jared pagó el apoyo de su padre con una lealtad feroz, cuando Charles fue sentenciado a dos años en una prisión federal en 2005 por tratar de resolver una disputa legal familiar atrapando al esposo de su hermana con una prostituta y grabando en video el encuentro.

Jared Kushner fracasó como propietario de un rascacielos y como editor de un periódico, pero siempre encontró a alguien que lo rescatara, y su confianza en sí mismo sólo creció. En “American Oligarchs”, Andrea Bernstein describe cómo adoptó la perspectiva de un emprendedor que toma riesgos, un «disruptor» de la nueva economía. Bajo la influencia de su mentor Rupert Murdoch, encontró formas de fusionar sus actividades financieras, políticas y periodísticas. Hizo de los conflictos de intereses su modelo de negocio.

Entonces, cuando su suegro se convirtió en presidente, Kushner rápidamente ganó el poder en una administración que elevó el amateurismo, el nepotismo y la corrupción como sus principios rectores. Mientras se ocupó de la paz en el Medio Oriente, su intromisión sin importancia, no era importante para la mayoría de los estadounidenses. Pero desde que se convirtió en un asesor influyente de Trump sobre la pandemia de coronavirus, el resultado ha sido la muerte en masa.

En su primera semana en el trabajo, a mediados de marzo, Kushner fue coautor del peor discurso de la Oficina Oval, del que se tenga memoria;  interrumpió el trabajo vital de otros funcionarios, pudo haber comprometido los protocolos de seguridad, coqueteado con conflictos de intereses y violado leyes federales, e hizo promesas fatuas que, rápidamente, se convirtieron en polvo. «El gobierno federal no está diseñado para resolver todos nuestros problemas», dijo y explicó cómo aprovecharía sus conexiones corporativas para crear sitios de test del virus al paso. Nunca se materializaron. Los líderes corporativos lo convencieron de que Trump no debería usar la autoridad presidencial para obligar a las industrias a fabricar respiradores; entonces el propio intento de Kushner de negociar un acuerdo con la General Motors fracasó. Sin perder la fe en sí mismo, culpó a los gobernadores estatales de incompetentes y de la falta de los equipos necesarios.

Presenciar a esta brisa trémula, pálida y delgada en medio de una crisis mortal, usnado la jerga de las escuelas de negocios para tapar el fracaso masivo de la administración de su suegro, es comprobar el colapso de todo un enfoque de gobierno. Decir que los expertos científicos y otros funcionarios públicos son los miembros traidores de un «estado profundo»,  que no son trabajadores esenciales y que son marginarlos en favor de los ideólogos y de los aduladores es una amenaza para la salud de la nación. Resulta que las compañías «ágiles» no pueden prepararse para una catástrofe o distribuir productos que salven vidas; solo un gobierno federal competente puede hacerlo. Resulta que todo tiene un costo y años de atacar al gobierno, exprimirlo y agotar su moral, infligen un alto costo que el público tiene que pagar con sus vidas. Todos los programas se cancelaron, las existencias se agotaron y los planes desechados significaron que nos habíamos convertido en una nación de segunda categoría. Luego vino el virus y esta extraña derrota.

La lucha para superar la pandemia también debe ser una lucha para recuperar la salud de nuestro país y construirla de nuevo  o las dificultades y el dolor que estamos soportando nunca serán redimidos. Bajo nuestro liderazgo actual, nada cambiará. Si el 11 de septiembre y el 2008 agotaron la confianza en el antiguo establishment político, 2020 debería acabar con la idea de que la antipolítica es nuestra salvación. Pero poner fin a este régimen, tan necesario y merecido, es solo el comienzo.

Nos enfrentamos a una elección que la crisis deja inevitablemente clara. Podemos permanecer acurrucados en el autoaislamiento, temiendo y evitandonos los unos con los otros, dejando que nuestro vínculo común se desvanezca en la nada. O podemos usar esta pausa en nuestra vida normal para prestar atención a los trabajadores del hospital que sostienen los teléfonos celulares para que sus pacientes puedan despedirse de sus seres queridos; el avión cargado de trabajadores médicos que volaban desde Atlanta para ayudar en Nueva York; los trabajadores aeroespaciales en Massachusetts que exigen que su fábrica se convierta en productora de respiradores; los residentes de La Florida haciendo largas colas porque no podían comunicarse por teléfono con la distante oficina de desempleo; los residentes de Milwaukee que se enfrentaron a interminables esperas, al granizo y al contagio para votar en una elección forzada por jueces partidistas. Podemos aprender de estos días terribles que la estupidez y la injusticia son letales; que, en una democracia, ser ciudadano es un trabajo esencial; que la alternativa a la solidaridad es la muerte. Después de salir de nuestro escondite y quitarnos las máscaras, no debemos olvidar lo que era estar solo.

Traducción: Coronel ® Carlos Pissolito

Fuente: https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2020/06/underlying-conditions/610261/

Consideraciones mínimas sobre el Coronavirus

Por Carlos Pereyra Mele(*)

La pandemia es real no como los teóricos del complot sostienen, que esto es una gripe más y que los “poderes ocultos” mundiales lo hacen para tenernos con arresto domiciliario y preparando nuestras pérdidas de libertades individuales. 

Tuve acceso a informes confidenciales; Hay muchísimas más muertes de las que se declaran.

Los estados están ocultando datos, China incrementó un 50% de los que había declarado; En Irán y Rusia los muertos son mayores a los que se dice, en España e Italia la crisis sanitaria no para y EEUU sufre muchas más contagios y muertes de lo que se informa, lo de Brasil es patético. Lo de Ecuador no fue fake news los cadáveres abandonados en las calles de Guayaquil. Si dan a conocer los datos verdaderos se mostrarían como débiles

A través de M. Barrios, tenemos información de un médico argentino en Londres Dr González: Médico Consultant Emergency, Upper GI and Laparoscopic Surgery at Chealse and Westminster Hospital, London, United Kingdom: Ayer (22/4) en Inglaterra se descubrió, que hay 41 % más de muertos que los declarados anteriormente. Muchísimas bajas por infección en el sector de trabajadores de la salud. Y un centro de investigación virosica inglés detecta que el Virus tiene 31 mutaciones y de las cuales 19 son muy agresivas.

Se nos confunde con informaciones falsas y con un direccionamiento ideológico, que no son importante ante está situación gravísima humanitaria global (que el virus es Chino o Yanqui) cuando ambos países sufren y sufrirán una segunda ola de infecciones. Otros mensajes increibles nos dicen que la vacunas NO sirven y que son un plan de terror internacional de grandes multimillonarios para reducción poblacional. O que los médicos cubanos No son médicos y son espías (y que habían sido expulsados de Italia luego todo desmentido)

Y como dice nuestro amigo C. Pissolito: “Por ello, se hace necesario, librar una lucha destinada al esclarecimiento cultural de las consecuencias de la pandemia. Ya que, nunca, deben menospreciarse las consecuencias de la imbecilidad humana.”

Sigamos sosteniendo el esfuerzo general de “Curarnos en Salud”, ante tanto desquiciado que nos quiere confundir y hacernos errar en la lucha contra este enemigo invisible, cruel y muy peligroso.

  • Director de Dossier Geopolitico

NOTA:

SE CONFIRMA LO QUE NOS INFORMO EL DOCTOR GONZALEZ DESDE LONDRES
Los investigadores detectaron entre una y cinco mutaciones en cada muestra y estudiaron los efectos de cada cepa en células en un laboratorio para dar con una diferencia de 270 veces en la carga viral entre las cepas más peligrosas y las más débiles.

¿Por qué el coronavirus es más mortal en Nueva York, Italia y España? Lo aclara la investigadora china que lideró la lucha en Wuhan https://actualidad.rt.com/actualidad/350825-leyenda-virologia-china-aclarar-coronavirus-mortalidad?fbclid=IwAR0EG82AOecBEsbM8VDvnSZ2O3IGf23SXfoZq0CgQ-Ucgp47CiSaLS-wY1o

Agencia de salud pública de EE.UU. alerta de una segunda ola de coronavirus que podría ser aún más grave que la actual https://actualidad.rt.com/actualidad/350780-cdc-alertan-segunda-ola-coronavirus-grave?fbclid=IwAR1R7e9tGA-6ZK58LX2IPraKmnWcwmZRMiLhpgzyVZAh59s6Y6yZR74k6ms

Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo

Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…

TEMAS

La Universidad de harvard dice que el distanciamiento durará hasta el 2022 (?)

La Universidad de Cambridge que estudia las mutaciones del Covid-19 dice que no es de Wuhan sino del Sur de china (?)

Todo da argumentos a las Teorías del Complot, pero lo que existe es una Guerra de Poderes Globales 

  1. EEUU Crisis Internas – Gobernadores contra el Presidente – El Presidente envió a sus adictos con “armas de fuego” para presionar a la Gobernadora de Michigan, Según Newsweek se prepara un Gobierno en las sombras por si es superada la actual administración como en el peor momento de la Guerra Fría, mientras los muertos diarios superan las 4000 víctimas, la OMS
  2. EUROPA: 2 velocidades  (Norte y el Sur) Von Der Leyen Presidenta de la Comisión Europea “Pide disculpa” a Italia por la tardanza de la UE en ayudarla ante la crisis sanitaria. La Nave insignia de la Flota Francesa queda fuera de servicio el Portaaviones charles de gaulle tiene el 50% de su marinería infectada por el Coronavirus
  3. Irán y las sanciones como extorsión política cuando el régimen pide ayuda financiera para enfrentar la lucha con más éxito contra el Coronavirus
  4. AMÉRICA Ecuador 6700 muertos en 15 días, Brasil conflicto de poderes políticos aumentan los infectados y los muertos y en el mientras tanto Bolsonaro hecha al Ministro de salud Pública y El Plan Orion 5 y el cerco a Venezuela
  5. La deuda Externa argentina y más en el audio:..

por Larry Kummer

Resumen: Una crisis despeja las pretensiones y las reputaciones y muestra el verdadero yo de una nación. El COVID-19 reveló dos historias sobre los EEUU. Primero, cómo la nación mejor preparada, en enero, se convirtió en una de las más afectadas. Segundo, cómo nuestra reacción a esto mostró la senectud de los Estados Unidos. Es decir, nos hemos convertido en el equivalente de un viejo malhumorado, disfuncional; pero seguro de que son otros los que causan todos sus problemas. Quizás ello ayudará a encender un espíritu de reforma.

Los EEUU al comienzo de la pandemia

“Obviamente, debe tomarse en serio y hacer el tipo de cosas que están haciendo los Centro de Prevención y de Control de Enfermedades (CPCE) y el Departamento de Seguridad Nacional. Pero esto no es una amenaza importante para la gente en los Estados Unidos, y esto no es algo por lo que los ciudadanos de los Estados Unidos en este momento deberían estar preocupados ”. Dr. Anthony Fauci en “Newsmax”, 21 de enero.

Ese día, el primer caso en los Estados Unidos fue confirmado e inmediatamente aislado. Luego, los CPCE activaron su Sistema de Respuesta a Emergencias y desplegaron un equipo en Washington. La lectura de la transcripción de la conferencia de prensa con funcionarios de salud de los CDC y el estado de Washington. Confiaban en que se estaba haciendo todo lo necesario. Este fue también el consenso de los expertos en atención médica de los EEUU. “En ese momento” (por ejemplo, el 21 de enero por parte del profesor de Vanderbilt William Schaffner y del el 8 de febrero por parte del profesor de la Universidad de Carolina del Sur, David Agus).

¿Tenían razón Fauci y otros con base en la información disponible?

Esta publicación describió los grandes (y costosos) preparativos de los Estados Unidos para una epidemia, incluidas las existencias de medicamentos y equipos. Varias simulaciones probaron los preparativos de los Estados Unidos para una epidemia, produciendo recomendaciones útiles (por ejemplo, “Dark Winter” en 2001, “Crimson Contagion” en 2019). Un informe de 2016 sobre la respuesta de los Estados Unidos al ébola, también, dio valiosas recomendaciones.

Tenemos al sistema de atención médica más grande y sofisticado del mundo (No solo nuestra gran cantidad de camas de terapia intensiva y dispositivos de alta tecnología per capita), sino. también, de talento e infraestructura en las ciencias de la salud. Además, en 2009, la La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) comenzó el programa PREDICT para monitorear enfermedades infecciosas zoonóticas en todo el mundo (capaces de saltar de los animales a los humanos) para ayudar a proporcionar alertas tempranas de pandemias.

El Índice Global de Seguridad de la Salud de 2019 calculó que los Estados Unidos era, por mucho, la nación mejor preparada para una epidemia. “Statista” escribió más sobre esto el 28 de febrero de 2020. También, ver: «Los países mejor preparados para enfrentar una pandemia» por Niall McCarthy en “Statista”, octubre de 2019.

Además, teníamos dos meses para movilizar nuestros recursos materiales y personas. La Organización Mundial de la Salud dio advertencias tempranas y los CDC respondieron rápidamente. El 6 de enero, los CDC emitieron una alerta para de Nivel 1 para China. El 7 de enero, los CDC establecieron un grupo de gestión de incidentes 2019-nCoV. El 8 de enero, los CDC comenzaron a alertar a los médicos para que vigilaran a los pacientes con síntomas respiratorios y con un historial de viajes a Wuhan. El 15 de enero, un destacado científico de los CDC aseguró a los funcionarios de salud pública locales y estatales: «que pronto habrá una prueba». El 17 de enero, los CDC emitieron un aviso de aviso de alerta de salud (HAN por sus siglas en inglés) provisional actualizado para informar a los departamentos de salud estatales y locales y a los proveedores de atención médica sobre este brote y para comenzaran a controlar a los pasajeros en vuelos desde Wuhan a cinco aeropuertos principales de los EEUU. El 31 de enero, la administración Trump anunció que estaban bloqueando la entrada de ciudadanos chinos y exigiendo cuarentenas obligatorias a los ciudadanos estadounidenses que regresaron a las partes afectadas de China (esto fue, ampliamente, ridiculizado como una tonta muestra de pánico).

El 29 de enero, Trump formó la Fuerza de Tarea de Coronavirus de la Casa Blanca. El 26 de febrero, Trump anunció que el vicepresidente Pence estaba «a cargo».

Viendo mi cronograma de resumen y el más amplio de Wikipedia. El optimismo de Fauci, del 21 de enero, y el de otros funcionarios de atención médica y expertos en las próximas dos semanas, fue razonable.

¿Qué salió mal?

Sin embargo, toda esta acción temprana fue seguida por la inacción épica y los errores de las agencias federales hasta finales de marzo. Estas historias ahora son bien conocidas.

“A medida que surgieron los primeros indicios del brote de coronavirus de China a fines de diciembre, la administración Trump notificó al Congreso que aún cumpliría con su plan de cerrar un programa de vigilancia de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional encargado de detectar nuevas enfermedades infecciosas potencialmente peligrosas y ayudar a los laboratorios extranjeros a detener amenazas emergentes de pandemia en todo el mundo «. (Fuente: CNN.)

Se hizo poco esfuerzo para detectar a las personas en nuestras fronteras. La detección en los aeropuertos de personas desde puntos calientes fue extremadamente inadecuada, generalmente, nula. Hay informes de que los pasajeros de la “Diamond Princess” fueron puestos en cuarentena en Travis por personas inadecuadamente entrenadas y mal equipadas.

No hubo planificación para una gran epidemia por parte de las agencias de salud federales y estatales. Ni siquiera hubo una buena coordinación entre las muchas agencias federales y estatales de atención de la salud, todas funcionando como de costumbre en sus órbitas burocráticas hasta mediados de marzo.

No hubo movilización de los vastos recursos de personal médico de Estados Unidos, inventarios de equipos médicos y fabricación.

La La Agencia Federal de Alimentos (FDA por sus sigla en inglés)) y los CDC arruinaron totalmente la provisión de pruebas, desesperadamente, necesarias (vea un artículo de WaPo sobre esta triste historia). Hasta el 16 de marzo, los CDC y la FDA anunciaron que había un suministro inadecuado de reactivos utilizados en las pruebas, un cuello de botella que debería haberse reconocido en enero. Esto es inexcusable, ya que el resto del mundo ha realizado cientos de miles de pruebas hasta ahora.

Rápidamente, se hizo evidente que solo las cuarentenas forzadas (no las absurdas “auto-cuarentenas”) y los cordones sanitarios son los métodos de contención más efectivos. China demostró su efectividad. Sin embargo, el gobierno de los EE UU hizo poco de ellos, permitiendo que se formaran puntos calientes y que el virus se propagara a través de la nación. Entonces usaron bloqueos, con su efecto devastador en la economía.

Quizás el peor aspecto de la respuesta fue el liderazgo superior de los Estados Unidos. La Fuerza de Tarea de la Casa Blanca parece haber hecho poco en sus primeras 4 a 6 semanas. Pence parece no haber hecho casi nada. Hasta el 18 y 24 de marzo, Trump se negó a usar la Ley de Producción de Defensa para movilizar recursos para producir equipos médicos esenciales en una grave escasez.

Desde el principio, las declaraciones de Trump han variado desde llamadas a la guerra contra el COVID-19 hasta decir que es poco más que la gripe (incluso hasta el 9 de marzo). Ver: «Cronología: los esfuerzos de Trump para minimizar la amenaza del coronavirus». También, ver las abundantes declaraciones objetivas de Trump sobre COVID-19 (por ejemplo, esta lista) y las advertencias de sus expertos que ignoró. Mostré estas citas a un conservador brillante con una larga experiencia en el servicio gubernamental. Su respuesta: «noticias falsas». Esto son los EEUU, donde solo se creen las verdades tribales.

Gran parte de la Derecha siguió su ejemplo. Por ejemplo, vea esto sobre la cobertura de “Fox News”. También, este artículo pone la cobertura de “Fox News” en un contexto más amplio: «La red ha condicionado a sus televidentes a odiar a los expertos y confiar en las curas milagrosas durante 25 años».

Esta falta de liderazgo del presidente y vicepresidente tuvo efectos negativos en todos los niveles de los EEUU. Las agencias federales tardaron en movilizarse. Las respuestas clave fueron un desastre descoordinado por los gobiernos estatales.

Para demostrar que esta senectud afecta a todo el liderazgo político de los Estados Unidos, no solo a los republicanos, Biden y Sanders (los retadores igualmente viejos de Trump) estaban inactivos y los demócratas lucharon contra la epidemia con sus caballos de batalla del racismo y del cambio climático.

Sin un fuerte apoyo a los expertos por parte de los líderes estadounidenses, el público fue víctima de rumores y desinformación. Muchos recurrieron, rápidamente, a los aficionados para obtener información, de modo que dominaron los reclamos más ignorantes y audaces. Ver esta desacreditación de una teoría sin sentido por parte de un historiador de Derecha que contradice a un epidemiólogo: falso pero que se volvió «viral» de todos modos (Para más ejemplos, ver La autopista de la información que nos hace estúpidos respecto del COVID-19). Esto inevitablemente conduce al pánico. Al igual que con la histeria sobre los barbijos. La OMS y los CDC dijeron que el público, en general, no debía usar barbijos a menos que sea necesario (por ejemplo, al cuidar a una persona infectada), mientras que el personal médico carecía de ellas. ¡La histeria inquieta gritaba que los expertos de los CDC y la OMS mentían sobre los barbijos y nos pusieron en peligro!

Los Estados Unidos tardó en proporcionar fondos para una respuesta global. Peor aún, confiscamos suministros médicos vitales fabricados aquí y comprados por nuestros aliados, al tiempo que concluimos triunfalmente que las naciones eran tontas al depender de China para obtener suministros médicos vitales. No lo olvidarán pronto. Ver la reacción de Canadá. Un ministro alemán condenó como «piratería» la incautación estadounidense de barbijos que iban a Berlín. En lugar de ser el líder de una respuesta coordinada de Occidente, los estadounidenses intentaron superar a Francia por barbijos ya cargados en un avión para exportar desde China.

Este puede ser otro paso en el mundo que está viendo a los Estados Unidos de manera diferente, como lo describe Richard Haas, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, en la revista “Foreign Affairs”.

«Tan importante como las decisiones políticas de los Estados Unidos es el poder del ejemplo de los Estados Unidos. Mucho antes de que COVID-19 asolara la tierra, ya había habido una caída precipitada en el atractivo del modelo estadounidense. Gracias al persistente estancamiento político, a la violencia armada, a la mala gestión que condujo a la crisis financiera mundial de 2008, a la epidemia de opioides y a otras cosas más; lo que Estados Unidos representaba se volvió cada vez menos atractivo para muchos. La respuesta lenta, incoherente y con demasiada frecuencia ineficaz del gobierno federal a la pandemia reforzará la visión, ya generalizada, de que Estados Unidos ha perdido el rumbo .

Una respuesta competente: Alemania

Muchas naciones respondieron de manera competente. Por ejemplo, podríamos haber aprendido mucho de las respuestas exitosas de las naciones del este asiático. Y podríamos aprender de Alemania. El “New York Times” describe su éxito como «La excepción alemana», con este resumen del profesor Kräusslich:

«Quizás nuestra mayor fortaleza en Alemania es la toma racional de decisiones al más alto nivel del gobierno, combinada con la confianza que el gobierno disfruta en la población».

China: primer golpe, su éxito copiado por otros

El 10 de marzo, China cerró el último de sus 16 hospitales temporales en Wuhan. Como escribí el 30 de marzo, China está reiniciando, lenta y cuidadosamente, su economía. El 7 de abril, China puso fin al bloqueo de 76 días de Wuhan. Los medios estadounidenses informaron esto en forma triste (por ejemplo, el “New York Times y la CBS), en lugar de ser presentarlo como un éxito.

Cuanto más obvia sea la brecha entre su respuesta efectiva y nuestro espectáculo de payasos, mayor será la necesidad de crear una reality de “Potemkin Village” (1) (ya que no importa con qué frecuencia mientan nuestros líderes, ya nadie cree en lo que nos dicen). Los estadounidenses que piensan bien, saben que todos los números de China, probablemente, estén equivocados. Si se infectaron más de lo que informó China, eso significa que su éxito fue aún mayor, por lo que no se debe dudar de su éxito. Dígale a un estadounidense que hay muchos observadores extranjeros en China que confirman su precisión aproximada y vea la respuesta incrédula (después de todo, ¿qué pasa con la cortina de bambú entre China y el resto del mundo?).

A los estadounidenses se les informó que la respuesta de China y la OMS fue terrible sin evidencias que lo apoyen. Compare esta línea de tiempo de la respuesta de China al COVID-19 con la línea de tiempo de los CDC de la respuesta de los EEUU a la epidemia H1N1 (gripe porcina) de 2009, recordando que los EEUU tienen casi 4 veces el ingreso per capita de China y que gastan de 2 a 3 veces más de su PIB en salud que sus naciones pares. Nos dijeron que la epidemia era culpa de China, por lo que debería ser castigada. Justo cuando la epidemia de gripe porcina del 2009 surgió en los Estados Unidos y se extendió por todo el mundo. También hay evidencia de que la primera aparición del virus de la gripe H1N1 en 1918, también, se originó en los Estados Unidos (2) (detalles aquí y allá). Cualquiera que sea la fuente del virus, contribuimos a su propagación (ver «Cómo los generales alimentaron la pandemia de gripe de 1918 para ganar su guerra mundial»).

A medida que la respuesta payasesca del gobierno de los EEUU se volvió brutalmente obvia, la búsqueda de otros culpables se hizo más intensa. La sospecha de que los conservadores de las agencias internacionales fue explotada para culpar a la OMS. Con su amplia gama de responsabilidades y con su microscópico presupuesto de U$ 4,2 mil millones, la culpan por no realizar milagros. En el mundo real, la OMS desempeñó, hábilmente, sus funciones principales como recopiladora mundial de información y coordinadora de respuestas nacionales.

Todo esto probablemente hará imposible un aprendizaje, mucho más efectivo, del COVID-19 por parte de los Estados Unidos.

Conclusiones

COVID-19 es un ensayo general para las crisis más graves que se avecinan. Ha demostrado la senectud de los Estados Unidos. De arriba a abajo, de líderes y de seguidores, nada funcionó bien. Esto hace que nuestra pretensión de liderazgo global sea una broma triste, como si alguien intentara usar zapatos demasiado grandes. Si esta disminución continúa, incluso, nuestra prosperidad estará en riesgo.

Traducción y nota: Carlos Pissolito Director del Blog Espacios Estratégicos Coronel ® del Ejército Argentino ex Agregado Militar en USA y Miembro del Equipo de Dossier Geopolitico

Publicada 16/4/2020 en Espacios Estrategicos: https://espacioestrategico.blogspot.com/2020/04/las-lecciones-no-aprendidas-del-covid.html

Original 6/4/2020 sitio Fabius Maximus Website:

Nota: 

(1) La expresión “Potemkin Village” se refiere aldeas, pueblos, villas inexistentes en Crimea. Una expresión que se usa cuando se quiere describir una cosa muy bien presentada para disimular su desastroso estado real. (N.T.)

(2) Gripe -mal llamada española- que causó la muerte de 50 millones de personas entre 1918/20

Al igual que la caída del Muro de Berlín o el colapso de Lehman Brothers, la pandemia de coronavirus es un evento devastador en el mundo cuyas consecuencias de gran alcance solo podemos comenzar a imaginar hoy.

Esto es cierto: así como esta enfermedad ha destrozado vidas, alterado los mercados y expuesto la competencia (o falta de ella) de los gobiernos, conducirá a cambios permanentes en el poder político y económico de maneras que se harán aparentes solo más tarde.

Para ayudarnos a dar sentido al cambio de terreno bajo nuestros pies a medida que se desarrolla esta crisis, Foreign Policy pidió a pensadores líderes de todo el mundo que intervengan con sus predicciones para el orden global después de la pandemia. Foreign Policy

[NdR: Dossier Geopolitico publica la opinion de 4 expertos]

Un mundo menos abierto, próspero y libre

por Stephen M. Walt

La pandemia fortalecerá al estado y reforzará el nacionalismo. Los gobiernos de todo tipo adoptarán medidas de emergencia para manejar la crisis, y muchos se detendrán a renunciar a estos nuevos poderes cuando termine la crisis.

COVID-19 también acelerará el cambio de poder e influencia de oeste a este. Corea del Sur y Singapur han respondido mejor, y China ha reaccionado bien después de sus primeros errores. La respuesta en Europa y América ha sido lenta y desordenada en comparación, empañando aún más el aura de la «marca» occidental.

Lo que no cambiará es la naturaleza fundamentalmente conflictiva de la política mundial. Las plagas anteriores no pusieron fin a la rivalidad de las grandes potencias ni marcaron el comienzo de una nueva era de cooperación global. Las plagas anteriores, incluida la epidemia de gripe de 1918-1919, no terminaron la rivalidad de las grandes potencias ni marcaron el comienzo de una nueva era de cooperación global. Tampoco COVID-19. Veremos un mayor retroceso de la hiperglobalización, a medida que los ciudadanos busquen a los gobiernos nacionales para protegerlos y que los estados y las empresas busquen reducir las vulnerabilidades futuras.

En resumen, COVID-19 creará un mundo menos abierto, menos próspero y menos libre. No tenía que ser así, pero la combinación de un virus mortal, una planificación inadecuada y un liderazgo incompetente ha colocado a la humanidad en un camino nuevo y preocupante.

El fin de la globalización tal como la conocemos

por Robin Niblett

La pandemia de coronavirus podría ser la gota que colme el vaso de la globalización económica. La pandemia de coronavirus podría ser la gota que colme el vaso de la globalización económica. El creciente poder económico y militar de China ya había provocado una determinación bipartidista en los Estados Unidos de desacoplar a China de la alta tecnología y la propiedad intelectual de origen estadounidense e intentar obligar a los aliados a hacer lo mismo. El aumento de la presión pública y política para cumplir los objetivos de reducción de emisiones de carbono ya había cuestionado la dependencia de muchas empresas de las cadenas de suministro de larga distancia. Ahora, COVID-19 está obligando a los gobiernos, las empresas y las sociedades a fortalecer su capacidad para hacer frente a períodos prolongados de autoaislamiento económico.

Parece muy poco probable en este contexto que el mundo vuelva a la idea de una globalización mutuamente beneficiosa que definió a principios del siglo XXI. Y sin el incentivo para proteger los beneficios compartidos de la integración económica mundial, la arquitectura de la gobernanza económica global establecida en el siglo XX se atrofiará rápidamente. Luego se requerirá una enorme autodisciplina para que los líderes políticos mantengan la cooperación internacional y no se retiren a la competencia geopolítica abierta.

Demostrar a sus ciudadanos que pueden manejar la crisis COVID-19 les comprará a los líderes capital político. Pero aquellos que fracasen tendrán dificultades para resistir la tentación de culpar a otros por su fracaso.

Una globalización más centrada en China

por Kishore Mahbubani

La pandemia de COVID-19 no alterará fundamentalmente las direcciones económicas mundiales. Solo acelerará un cambio que ya había comenzado: un cambio de la globalización centrada en los EE. UU. A una globalización más centrada en China.

¿Por qué continuará esta tendencia? La población estadounidense ha perdido la fe en la globalización y el comercio internacional. Los acuerdos de libre comercio son tóxicos, con o sin el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Por el contrario, China no ha perdido la fe. Por qué no? Hay razones históricas más profundas. Los líderes chinos ahora saben bien que el siglo de humillación de China desde 1842 hasta 1949 fue el resultado de su propia complacencia y un esfuerzo inútil de sus líderes para aislarlo del mundo. Por el contrario, las últimas décadas de resurgimiento económico fueron el resultado del compromiso global. El pueblo chino también ha experimentado una explosión de confianza cultural. Creen que pueden competir en cualquier lugar.

En consecuencia, como documento en mi nuevo libro, ¿Ha ganado China ?, los Estados Unidos tienen dos opciones. Si su objetivo principal es mantener la primacía global, tendrá que participar en un concurso geopolítico de suma cero, política y económicamente, con China. Sin embargo, si el objetivo de Estados Unidos es mejorar el bienestar del pueblo estadounidense, cuya condición social se ha deteriorado, debería cooperar con China. Un consejo más sabio sugeriría que la cooperación sería la mejor opción. Sin embargo, dado el ambiente político tóxico de los Estados Unidos hacia China, es posible que no prevalezcan los consejos más sabios.

El poder estadounidense necesitará una nueva estrategia

por Joseph S. Nye, Jr.

En 2017, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció una nueva estrategia de seguridad nacional que se centra en la competencia de las grandes potencias. COVID-19 muestra que esta estrategia es inadecuada. Incluso si Estados Unidos prevalece como una gran potencia, no puede proteger su seguridad actuando solo. Incluso si Estados Unidos prevalece como una gran potencia, no puede proteger su seguridad actuando solo. Como Richard Danzig resumió el problema en 2018: “Las tecnologías del siglo XXI son globales no solo en su distribución, sino también en sus consecuencias. Los patógenos, los sistemas de IA, los virus informáticos y la radiación que otros pueden liberar accidentalmente podrían convertirse en un problema tanto nuestro como suyo. Los sistemas de informes acordados, los controles compartidos, los planes de contingencia comunes, las normas y los tratados deben buscarse como medios para moderar nuestros numerosos riesgos mutuos «.

Sobre amenazas transnacionales como COVID-19 y el cambio climático, no es suficiente pensar en el poder estadounidense sobre otras naciones. La clave del éxito también es aprender la importancia del poder con los demás. Cada país pone su interés nacional primero; La pregunta importante es qué tan amplia o estrechamente se define este interés. COVID-19 muestra que no estamos ajustando nuestra estrategia a este nuevo mundo.