Por Alexei Pushkov Para Katehon

El historiador británico Niall Ferguson decidió comparar los Estados Unidos de 2024 con la URSS de 1987, es decir, cuatro años antes de su disolución (o desintegración). Y llegó a interesantes conclusiones sobre la gran similitud entre el estado de estos dos países y sociedades líderes.

Según Ferguson, los Estados Unidos modernos se parecen a la Unión Soviética del periodo antebellum en varios aspectos:

  1. Gerontocracia en la dirección del país;
     
  2. Una burocracia gubernamental hinchada;
     
  3. Falta de fe en las instituciones estatales;
     
  4. Una alta tasa de mortalidad;
     
  5. Y «una extraña ideología en la que ya nadie cree».

A esta lista podría añadirse la baja tasa de natalidad. Como dice Helen Endrews, de American Conversation, «la sociedad estadounidense ha perdido la voluntad de reproducirse».

Por cierto, lo mismo puede decirse de las sociedades de Europa Occidental, que, bajo el gobierno de los Macron y los Habek, marchan obstinadamente no hacia el renacimiento que prometen a sus ciudadanos engañándolos descaradamente, sino hacia la degeneración, y a un ritmo acelerado.

Sociólogos como Emmanuel Todd añadirían a esta lista de vicios americanos acumulados la creciente tasa de mortalidad infantil, que sirve de indicador seguro del estado de pre-muerte de las sociedades.

Y es este indicador el que no deja de aumentar en los Estados Unidos actuales. Hay otros signos de la degradación gradual de Estados Unidos, que hoy puede definirse como una «superpotencia en caída» (véase mi artículo «La trayectoria de la caída», RG del 24 de abril de este año).

¿Son suficientes estos indicadores para predecir una catástrofe social y estatal en Estados Unidos? Sólo el futuro proporcionará la respuesta a esta pregunta. Pero la mera aparición de tales comparaciones dice mucho sobre el estado y la percepción de Estados Unidos en la actualidad.

Fuente: https://katehon.com/

Al optar por Mark Rutte para dirigir la Alianza Atlántica, el bloque occidental confirmó su obediencia a la alianza de la oligarquía financiera mundial con la corporación tecnológica militar

Por Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico

El pasado miércoles 26 la reunión de embajadores de los 32 países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) congregada en Bruselas decidió nominar al primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, como nuevo secretario general de la Organización a partir del próximo 1º de octubre, cuando finalicen los diez años de gestión del noruego Jens Stoltenberg. Durante los 14 años de su desempeño como primer ministro de los Países Bajos Rutte ha aprovechado su estrecha vinculación con la familia real, para reorientar la economía neerlandesa del petróleo hacia las energías renovables y las nuevas tecnologías de la información. Ahora le toca conducir la Alianza Atlántica hacia las guerras tecnológicas del futuro.


Mark Rutte, futuro secretario general de la OTAN

El veterano estadista neerlandés Mark Rutte ascendió el miércoles pasado a secretario general de la OTAN, cargo que asumirá el próximo 1º de octubre, cuando el noruego Jens Stoltenberg finalice sus diez años de desempeño. Así lo determinaron los embajadores de los 32 países miembros reunidos en Bruselas. Rutte será confirmado formalmente como secretario general de la OTAN en la cumbre de julio próximo.

Nacido el 14 de febrero de 1967 en una familia adinerada, su padre había ocupado un alto cargo en la administración colonial en Indonesia, pero regresó a Países Bajos luego de la independencia del país asiático en 1949. En 1992 Mark se graduó en Historia en la Universidad de Leiden y ese mismo año entró a trabajar en la empresa multinacional de capital británico y neerlandés Unilever. Al mismo tiempo se afilió al Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD por su nombre en neerlandés), el que llegó a liderar en 2006.

En 2002 ocupó el cargo de secretario de Estado (viceministro) de Empleo y Asuntos Sociales y en 2004 el de Educación Superior y Ciencia. En 2010 su partido logró la victoria en las parlamentarias y desde entonces hasta ahora ha encabezado cuatro gobiernos consecutivos con distintas coaliciones. Rutte se convirtió así en el primer liberal desde 1918 en el cargo de primer ministro de Países Bajos. 

Bajo su liderazgo el país capitalizó la crisis de la deuda europea aplicando una severa política de ajuste, estabilidad monetaria y reducción de las prestaciones sociales y desempeñando un vital rol articulador de las decisiones dentro de la UE. Tras una reforma de la legislación impositiva que hizo del país un virtual paraíso fiscal, la economía neerlandesa se recuperó y creció de forma constante, con importantes reducciones de las tasas de desempleo. Mientras el sur del continente se empobrecía, los Países Bajos participaban de la fiesta financiera atrayendo ahorros e inversiones especulativas.

En 2011 Rutte dijo que los Países Bajos estaban “totalmente comprometidos” con la misión de la OTAN en Libia y, tras el derrocamiento de Muammar Gadaffi, la empresa angloneerlandesa Shell firmó un contrato para la explotación petrolera que, empero, no avanzó por la persistente guerra civil.

En 2014, en tanto, tras el sangriento golpe de Estado en Kiev y el alzamiento de la población rusohablante en Ucrania Oriental, Rutte apoyó al nuevo gobierno golpista. Consecuentemente, tras el derribamiento del avión de Malaysia Airlines Flight 17 sobre el Donetsk, en el que murieron todos sus tripulantes y 287 pasajeros, de los cuales, 68% eran neerlandeses, el gobierno de La Haya acusó al gobierno ruso por el hecho y éste, a su vez, a las milicias neonazis que atacaban Donetsk. 

Dos años después, en 2016, Rutte sumó a los Países Bajos a una campaña liderada por EE.UU. de bombardeos contra Siria. Desde 2015 hasta principios de 2018 La Haya destinó, entonces, 70 millones de euros a financiar a al menos a 22 grupos islamistas y a los kurdos que luchaban contra el gobierno de Bashar al Assad. Sólo dejó de hacerlo, cuando la victoria de rusos y sirios sobre el terrorismo islamista lo convenció de la futilidad de su esfuerzo.

Desde febrero del 2022 Rutte es uno de los principales patrocinadores militares de Ucrania y ha tenido un papel clave en la transferencia a ese país y mantenimiento de los aviones de combate F-16. La Haya también proporcionó a Kiev artillería, drones y municiones. Además, en los últimos años los Países Bajos aumentaron el gasto en defensa por encima del 2% del PIB establecido por la OTAN.

En paralelo con la transición hacia las energías “limpias” que Shell comenzó en 2021, el nuevo gobierno de coalición que formó entonces se propuso reducir las emisiones de carbono e invertir en energías renovables. Los Países Bajos aspiran a liderar el desarrollo sostenible fomentando la innovación y las infraestructuras ecológicas. Coherentemente con la agenda “woke” de la política occidental, la coalición gobernante en La Haya apoya también los derechos LGBTQ+, la eutanasia y la despenalización de las drogas. 

Sin embargo, el traslado (ordenado por la Justicia británica como resultado del Brexit) de la sede de Shell a Londres dio un duro golpe a la influencia internacional de los Países Bajos. De 2005 a 2022, la empresa tuvo su sede en La Haya, su domicilio social en Londres y contaba con dos tipos de acciones (A y B). En enero de 2022, Shell fusionó las acciones A y B, trasladó su sede a Londres y cambió su nombre legal a Shell plc. Si bien la familia real neerlandesa sigue teniendo una participación determinante en la propiedad del conglomerado, el cambio de sede legal afectó su control sobre la gestión del gigante energético.

La última gran derrota de Rutte se produjo durante su viaje a China a fin de marzo pasado. En ese momento, su ministro de Comercio declaró que defender los intereses de ASML (ASML.AS) era la prioridad número uno del viaje. ASML, el mayor proveedor de equipos para fabricantes de chips informáticos, “es la empresa más importante que tenemos”, dijo Geoffrey van Leeuwen en declaraciones a los medios. Aunque ASML es la mayor empresa de los Países Bajos y la República Popular su segundo mayor mercado después de Taiwán, la empresa se ha enfrentado recientemente a crecientes restricciones a las exportaciones a China por parte de los gobiernos neerlandés y estadounidense, ya que Washington trata de socavar la capacidad de Pekín para fabricar sus propios chips.

Sin embargo, durante la reunión cumbre con Xi Jinping, el pasado 26 de marzo, éste le advirtió que, si los Países Bajos mantienen las sanciones ordenadas por Washington, Beijing va a reorientar sus compras de insumos para la fabricación de semiconductores. La empresa, por su parte, está considerando la posibilidad de mudarse a Vietnam, para eludir las sanciones norteamericanas.

El pilar central del éxito y de la capacidad de Mark Rutte para sobrevivir a las constantes crisis de gabinete es su íntima relación con la pareja real.

En el sistema constitucional de los Países Bajos el monarca tiene una enorme injerencia en el gobierno. El Rey se reúne semanalmente con el Primer Ministro, habla regularmente con los ministros y secretarios de Estado, firma todas las nuevas leyes del Parlamento y los reales decretos y ratifica (como parte del gobierno) los tratados internacionales.

Además de todo ese poder, los Oranje-Nassau son la décima familia neerlandesa más rica, con una fortuna de 1.300 millones de euros. Se desconocen los detalles de sus finanzas, pero se supone que la mayor parte de su patrimonio procede de inversiones en grandes empresas como Shell y KLM. A pesar de esta enorme riqueza personal, la familia percibe sueldos públicos asombrosos. En 2024, el Rey está cobrando del Estado un salario de 1,1 millones de euros. Por ejemplo, el primer ministro Mark Rutte gana 186.414 euros al año, la Reina Máxima, a su vez, recibe 431.000 euros. Además de sus salarios, el presupuesto anual del Rey es de 55 millones de euros. Esto incluye el mantenimiento de los palacios y 245 funcionarios. 

También están exentos de los impuestos a la herencia, sobre la renta, de importación y sobre el patrimonio. No obstante, por alguna razón, declaran que pagan impuestos por sus coches. Si el Rey fuera un ciudadano particular, tendría que pagar unos 500.000 euros de impuestos por su salario de 1,1 millones de euros.

La relación de Guillermo y Máxima con Mark Rutte traspasa los límites de las instituciones y la diplomacia. Durante los años de su gobierno la complicidad de ambos con él se ha hecho patente a través de gestos y palabras. Incluso, Rutte y Máxima de Holanda asistieron juntos a la cumbre del G20 celebrada en 2018 en Argentina, dando lugar a malentendidos entre algunos periodistas acreditados que incluso se refirieron a la acompañante de Rutte como “su novia”, sin saber que se trataba de la mismísima Reina de los Países Bajos.


La Reina Máxima, Mark Rutte, Horacio Rodríguez Larreta y su entonces esposa en la gala del Teatro Colón durante la reunión del G20 en Buenos Aires en noviembre de 2018

En 2019 Rutte salió a defender a la Reina ante versiones de que había evadido impuestos, al comprar nuevas propiedades en Argentina, y un año más tarde ocultó al Parlamento la escapada de vacaciones de la familia real a Grecia, cuando toda Europa estaba confinada por la pandemia de COVID19. Además, en su juventud parece haber tenido amoríos con la princesa Mabel, hermana del Rey, a quien conoce desde el tiempo de estudio.

El nombramiento de Mark Rutte como Secretario General de la OTAN es una derrota estrepitosa para Europa.

Bajo su dirección la alianza se va a subordinar aún más acríticamente a la estrategia anglosionista para la fractura y derrota del bloque euroasiático. Junto con las grandes corporaciones de Silicon Valley va a impulsar la robotización y automatización de la guerra, a forzar aún más el aumento de los presupuestos militares de los países miembros y a extender al Ártico y al Antártico la competencia militar entre los bloques.

Con la designación del neerlandés los sectores globalistas procuran también condicionar a priori la estrategia del futuro presidente de Estados Unidos, que, a la luz de los datos actuales, probablemente sea Donald Trump. Este avance de posiciones anticipa un conflicto de poderes que sólo puede revertir en un debilitamiento de la solidaridad política dentro de la Alianza Atlántica.

Al tomar la dirección de la OTAN, los grupos más concentrados de la oligarquía financiera especulativa tecnológica agudizan a la vez el conflicto con Eurasia y la lucha por le hegemonía dentro de Occidente. El preferido de Sus Majestades llega al poder para dar un giro violento de timón y poner la mayor alianza militar de la historia al servicio de los más ricos entre los ricos. ¿Algo puede salir bien?

El analista internacional Gabriel Merino: sostiene que el Gobierno tiene un enfoque desactualizado en política exterior, con alineamientos automáticos y una “diplomacia amateur” que lo enfrenta con potencias emergentes como China y le hace perder oportunidades al país. “Ser bravucón a nivel internacional tiene costos políticos”, sostiene.

POR LEONARDO HERREROS

El presidente Javier Milei acaba de terminar una nueva gira internacional, donde aprovechó para volver a mostrarse como un “líder del polo de libertad” frente a un presunto “avance socialista” a nivel global. Sin embargo, esta política de alineamientos automáticos podría hacer que Argentina pierda importantes oportunidades e inversiones, asegura el analista internacional Gabriel Merino. “Hay una mentalidad de Guerra Fría, como si aún hubiera dos polos en pugna cuando en realidad es un mundo multipolar”, asegura Merino. Aunque es cierto que existen actualmente fuertes tensiones geopolíticas entre China y Estados Unidos, que lo llevan a hablar de una “guerra mundial híbrida”, Merino cree que el nuevo escenario trae tanto riesgos como oportunidades para los países de América Latina, que “si tienen una estrategia de desarrollo propia pueden lograr un mayor margen de maniobra” entre las potencias y encontrar nuevas oportunidades de inversión y financiamiento.

Merino es sociólogo, doctor en Ciencias Sociales, docente e investigador de Conicet y en la Universidad de La Plata. Se ha especializado en estudios de transición de poder global, el conflicto entre China y Estados Unidos, los poderes emergentes y América Latina. Al momento de esta entrevista se encontraba en China como parte de sus actividades académicas y desde allí dialogó con Río Negro.

Pregunta: ¿Cómo se ha visto allí en China todo el tema de las de las últimas rispideces con Estados Unidos respecto a los aranceles?
Respuesta: Hay un perspectiva muy crítica en China, lo ven como parte las estrategias de Estados Unidos para tratar de frenar el desarrollo y ascenso de China, son distintas políticas de contención, que ya cobraron mucha fuerza desde el gobierno de Donald Trump con la guerra comercial, la guerra tecnológica que está desarrollando Joe Biden con la “Ley de Chips” y otras cuestiones. Así que esto lo ven como parte de esa de ese proceso

P: ¿China tiene pensado tomar algunas medidas o todavía están procesando?
R: Ellos siempre toman medidas, solo que lo hacen con menos publicidad o son menos rimbombantes. Tienen otra lógica, pero sí, claramente ellos siempre toman alguna medida que perjudica los Estados Unidos. Por ejemplo en su momento, con toda la guerra comercial que lanzó Trump a China y a muchos otros países, inclusive aliados, porque este conjunto de reglamentaciones afectan no solo China sino también a Europa, forman parte de un proceso de proteccionista más fuerte, no solo contra China. China disminuyó la compra de soja a un conjunto de estados norteamericanos que eran votantes de Trump y eso impactó, porque los propios votantes trumpistas se quejaron de como les estaba perjudicando la guerra comercial contra China. Esto obligó a Estados Unidos a negociar entonces, ahora yo creo que van a ser procesos similares, ¿no?. Más allá de las formas, que van a tomar medidas es seguro.

China, que es un gran consumidor de la carne de Argentina, ya está pensando en cómo la puede sustituir por carne brasileña, porque es un socio más confiable».Gabriel Merino, analista internacional.

P: más allá de este de este caso puntual, vos en tus trabajos hablas sobre cómo se está reconfigurando el poder geopolítico global a partir de esta emergencia de China como potencia económica, tecnológica y militar y la relativa declinación que está teniendo Estados Unidos. ¿como ves el escenario internacional actual?
R: Lo que estamos viendo ahora es una aceleración de un conjunto de tendencias de la transición histórica del poder mundial que está en curso, ese declinio relativo de Estados Unidos y ascenso relativo de China y otras potencias, se verifica día a día en distintos aspectos con políticas económicas sociales militares. Se puede ver que se profundiza esa tendencia. De hecho, por ejemplo podemos ver la adhesión reciente de cinco países al BRICS + , cuatro de ellos del Medio Oriente . O podemos ver que por ejemplo que el año pasado el 50% de lo que creció el PBI mundo lo explica Asia, un 35% China y 15% de India. O el dominio absoluto de China en la fabricación y exportación de vehículos eléctricos, clave para la transición energética o posfósil. La otra tendencia clave que se profundiza es que vamos a un mundo cada vez más multipolar, con una contradicción muy fuerte entre el viejo mundo unipolar de predominio estadounidense versus estas fuerzas emergentes. Esa contradicción lleva a conflictos crecientes, sobre todo porque como ha pasado en otro momento de la historia y por las características de que estamos viendo ahora del presente, el viejo hegemón intenta frenar a esos poderes emergentes y una de las formas en que intenta frenarlos son medidas o intervenciones y conflictos como se puede ver en el caso de Taiwán. Yo hablo de que se desarrolla como una especie de guerra mundial híbrida.

P: Que se ven por ejemplo en Ucrania, Medio Oriente…
R: No es casualidad que Liz Truss, la exprimera ministra británica, dijera hace poco que la guerra en Ucrania, el conflicto Palestina- Israel en Gaza y Taiwán son parte de la misma guerra. O que el último paquete de ayuda de EE.UU a Ucrania por 60.000 millones de dólares incluyera también financiamiento para Taiwán y para Israel. Y también en África o conflictos como la guerra económica, las sanciones, la guerra tecnológica. Eso es parte de lo que yo denomino como “Guerra Mundial Híbrida”, un conjunto iniciativas políticas, militares y económicas para «contener» a Beijing.

P: ¿Y a nosotros como como país que no ocupamos un lugar central dentro dentro de la economía global o geoestratégica, como cómo nos impacta nosotros esta guerra híbrida global?
R: Primero, las tensiones geopolíticas son cada vez mayores y cada país tiene que tener mucha capacidad de maniobra. Si no tienes capacidad de maniobra, es probable que navegues mal la tormenta. Aumentan los riesgos, por el lado de América Latina va a haber muchas presiones por parte de los Estados Unidos para tratar de asegurar el viejo patio trasero, que ya empezó a resquebrajarse. Si miramos a Sudamérica, ya aparece como China actor central en el juego económico, así que bueno Estados Unidos va a intentar presionar de distintas formas y apoyar a grupos a grupos locales que se alineen con Washington, aún cuando perjudiquen intereses nacionales. Por ejemplo no vender determinados productos a China o a Asia pro cierto alineamiento o se detengan ciertas inversiones. Por otra parte, también es un escenario de oportunidades, para América Latina, que si tiene una estrategia de desarrollo puede tener mayor margen de maniobra y encontrar distintos socios comerciales, inversiones, oportunidades de desarrollo. Es un escenario que puede propiciar también que en Sudamérica o el Cono Sur se pueda constituir como un polo de poder, aunque sea secundario en el escenario multipolar, maniobrando entre los gigantes. En lugar de ser actores secundarios o sin capacidad de establecer estrategia propia se puede establecer un polo emergente.

P: ¿ Como ves el giro de política exterior de Javier Milei?
R: Bueno, Milei ha definido un alineamiento total con Estados Unidos y un enfrentamiento con los poderes emergentes en general, como China, Rusia y Brasil. Eso es negativo para argentina en materia de comercio, asociaciones, inversiones. Hoy tenés distintos foros o grupos de contacto emergentes, o financiamiento alternativo a los tradicionales como el nuevo banco de desarrollo de los BRICS. Ese alineamiento no es tan conveniente, porque tanto Estados Unidos como Europa están en una fase de estancamiento económico relativo, y un crecimiento basado en un proceso de financiarización, o sea, de mucho impulso financiero. Hoy Estados Unidos tiene una deuda por encima del 100% de su PBI, e entonces su crecimiento es más bien financiero, si uno está atado a eso termina teniendo costos muy grandes: procesos de hiperendeudamiento, muchas inversiones financieras, pero no en la economía real. Son las famosas bicicletas financieras, que no generan crecimiento real. Bueno, atarse también a ese eso es un escenario en lo económico no muy conveniente. Y por otro lado hay una política exterior ultraideologizada, básicamente Milei tiene una mirada ideológica del mundo, no tanto estratégica y por eso su alineamiento con el gobierno de Israel, EE.UU. y el Reino Unido que puede ser muy muy negativo para para Argentina.

P: de hecho de Argentina decidió salir de los BRICS
R: Esa fue una oportunidad perdida grande, imagínate que nuestros dos principales socios comerciales son Brasil y China. Encima China tiene una perspectiva de crecimiento muy grande, puede meter a 400 millones de personas más en la clase media en la próxima década que podrían consumir productos de Argentina. Bueno, con el banco del BRICS podría se fuente de financiamiento. Pero además los países que están en ese bloque y los que se va a sumar son los países que están emergiendo y son parte del crecimiento global que se viene, entonces cuando Argentina se distancia ese mundo emergente significa que tiene una mala lectura. Es una mentalidad de Guerra Fría como si aún hubiera dos bloques, dos polos y no es así, es un mundo multipolar. Por ejemplo, Brasil juega en los BRICS y este nuevo mundo emergente pero al mismo tiempo tiene buena relación o intenta tener buena relación con Estados Unidos y Occidente. Entonces me parece que hay también una mala lectura del mundo, se entra en esa narrativa de nueva Guerra Fría es muy errada.

P: En los países latinoamericanos ha predominado el pragmatismo tratar de balancear los intereses, como Uruguay, Brasil, Chile.
R: Incluso Brasil con Bolsonaro, que intentó un fuerte alineamiento con EE.UU. cuando estaba Trump en plena guerra comercial con China, debió escuchar a su misma ministra de negocios, que salió a decir que China era un socio fundamental para el país y Bolsonaro dejó de hablar tanto y fue más pragmático. Su vice, Hamilton Murao, viajó a China cinco días y dijo que la relación con China era un matrimonio inevitable.

P: ¿qué escenarios imaginás para el futuro?
R: Yo veo tres escenarios: uno que Argentina y los países de la región sigan ese camino de alineamiento y subordinación absoluta, de “periferialización”, seguir siendo patio trasero. Otro más pragmático, intermedio, que es mantener cierto alineamiento geopolítico con Estados Unidos y Occidente y en terminos geoeconómicos abrirse a otras iniciativas con los BRICS, China y el Asia Pacífico. Y un tercer escenario, que seria más positivo para la región pero para el cual hoy no hay tantas condiciones de desarrollo por la situación política y económica argentina y de la región, que sería tratar de armar un centro, un “polo emergente” con más autonomía, con desarrollo de capacidades estratégicas aprovechando este mundo en transición, aprovechando los distintos vínculos que se abre, aprovechando esta dinámica multipolar que puede abrir oportunidades. De esos tres escenarios, creo que el gobierno argentino actual tomó el peor.

P: ¿ Qué visión se tiene en China de lo que pasa en Argentina?
R: A nivel gubernamental no sé, pero en el mundo académico sí me preguntan sobre lo que hace el gobierno de Milei, cuesta entenderlo. China, por ejemplo, que es un gran consumidor de la carne de Argentina, ya está pensando en cómo la puede sustituir por la carne brasileña, con quien hace mejores negocios, porque es un socio más confiable. Porque ellos no hablan de aliados sino de “socios”, para que no sea algo rígido. Argentina tendría la oportunidad de avanzar con las represas del Sur que serían claves para el desarrollo energético nacional y de la Patagonia. Bueno, eso se traba nuevamente, ya venía con demoras y mucho retraso. O abandonamos los proyectos de centrales nucleares que firmamos con China, uno con tecnología china, otra con tecnología canadiense. Todo eso que podía generar una oportunidad para fortalecer nuestra propia tecnología y el sistema nuclear al sumar dos centrales con finamiento de China, se aleja. Se abandona por presiones geopolíticas, pero tampoco es que quien te presiona te dice: yo te ayudo a construir otras dos centrales nucleares. Entonces ahí Argentina desaprovecha oportunidades y el camino elegido es el peor, por lejos. Además porque hay una sobreactuación que en términos internacionales tiene muchos costos. Una cosa es lo que uno puede hacer para la política doméstica, pero la política internacional tiene otros códigos. No se puede ser un bravucón en la política internacional. Hay mucha ignorancia, una canciller no puede decir “los chinos son todos iguales”. No solo muestra ignorancia, sino que es una política muy berreta, muy amateur, que sorprende a esta altura.

FUENTE: https://www.rionegro.com.ar/opinion/gabriel-merino-milei-tiene-una-mentalidad-de-guerra-fria-y-hoy-el-mundo-es-multipolar-3616594/

Lo afirma Eduardo Bonugli, colaborador de Dossier Geopolítico en Madrid, en su audio del Club de La Pluma, haciendo un balance de las últimas elecciones europeas y explicando que las autoridades de la UE las nombran en exclusiva los 27 jefes de gobierno en lugar de la voluntad popular de los millones de votantes europeos, y tras el visto bueno de los lobby financieros y empresariales que son los que verdaderamente mandan. Sin olvidar que el poder en las sombras de la OTAN y de la industria armamentística de EEUU y de Inglaterra, es el que decide adónde van a parar la mayor parte de los dineros de los contribuyentes y de la incesante emisión de euros que ha creado un deuda impagable.

A la vez que adelanta que cómo ya estaba decidido desde antes de las elecciones, la conservadora Úrsula Von der Leyen seguirá cómo presidenta, que el reparto de las carteras será  discrecional entre los que integran el llamado “Partido Europeísta”, (Conservadores, Socialistas, Liberales y Verdes) -el único al que los poderes del dinero permite gobernar Europa- y que las políticas a aplicar serán las de las grandes empresas y las del mundo financiero, por medio de sus burócratas que atenazan el ejecutivo de Bruselas.

AUDIO:

También nos habla de *la contundente derrota de este “Partido Europeísta”,* especialmente en Francia y Alemania, a quién castigó el 75% del electorado y de la maniobra de Bruselas para proscribir a los críticos y a la oposición de verdad, llamándoles “fascistas y euroescépticos” y marginándoles como parte de la extrema derecha que, siendo ésta una concentración tóxica y violenta de lo peor de Europa, avanzó tal cuál estaba previsto pero que no alcanza para que la UE haga autocrítica ni que cambie en algo sus políticas de espaldas a los pueblos europeos. Por lo que las elecciones no dejaron nada de nuevo ni se abordó ninguno de los temas candentes que afectan al viejo continente. Salvo con los emigrantes, donde hay coincidencia que aumentará la represión ilegal, contraria al derecho internacional.

Sobre la elecciones en Francia, convocadas de urgencia por un vilipendiado Macrón, analiza que este banquero, otra estrella muerta del capitalismo extremo y creador de la pesadilla de europeos muriendo en la guerra, ha huido hacia delante ante su derrota definitiva y que ahora pretende boicotear el avance del Frente Popular de izquierdas, con el uso oportunista de un millonario futbolista y favoreciendo al triunfo de LePen con una estrategia enfermiza propia de su infinito ego.

También se pregunta Eduardo ¿Dónde está la Democracia en este esquema? y profundiza en que ésta gente es la que da lecciones al planeta, los que aplican sanciones contra los pueblos, los que deciden quién es  enemigo y quién aliado y quién es bueno y quién malo, en un mundo que por ahora, creen que aún les pertenece.

Carlos Pereyra Mele

Director de Dossier Geopolítico

Gran derrotado Macron en Francia
Scholz de Alemania el otro gran derrotado

¡¡ LA CUMBRE DE PAZ DE SUIZA NACIÓ MUERTA !!

Lo confirma el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna del Club de La Pluma, en lo que considera  una nueva catástrofe diplomática del frente occidental, después de la reciente y descafeinada cumbre del G7 de Italia. Y con el lapidario reconocimiento del fiasco, hecho por la misma anfitriona, la presidenta de Suiza Viola Amherd, que tildó de inconcebible un proceso de paz sin Rusia. En tanto que el perseguido diputado ucraniano, Oleksandr Dubinski, resumió que los resultados de la “cumbre fotográfica de Suiza” fue un fracaso, a pesar de los enormes presupuestos gastados. Con lo que el Sur Global confirmó que Rusia sigue lejos de estar aislada y que es el bloque de la OTAN quién sufre en soledad la pérdida de su poder mundial. Mientras la prensa occidental silencia la hecatombe humanitaria del frente de guerra y la cantidad escalofriante de bajas ucranianas. En tanto que calla el triunfalismo de la OTAN de hace un año sobre una victoria segura, mientras que en las llanuras ucranianas arde dramáticamente todo el armamento especial, con que los aliados prometían una “contraofensiva victoriosa”.

A lo largo del audio, aborda la negativa a asistir a la cumbre de la mitad de los invitados, como también el envío de representantes de segundo orden -incluso de EEUU y otros estados-, el rechazo a firmar la declaración final de una larga lista de países -ni del Vaticano ni de la ONU- y que la rubricaron apenas los países de la UE y pocos aliados más, que conforman “el grupo de amigos de siempre” de EEUU. Además del intento fallido de imponer que toda la responsabilidad del conflicto es de Rusia y las pretensiones imposibles de que Ucrania debería recuperar la central nuclear de Zaporiyia y los accesos a sus puertos del Mar Negro. En tanto que los promotores debieron reconocer tardíamente que para lograr la paz es imprescindible contar con Rusia. Mientras que los BRICS –45% de la población mundial– y las potencias del Sur Global rechazaron el comunicado en una rotunda muestra de cohesión y unidad, tal cual lo reconocieron ampliamente los medios de comunicación de EEUU y Europa.

AUDIO:

Y profundiza en que la cumbre fue solo un “bluf” de propaganda de Washington, quien finalmente le bajó el valor a la reunión y a la que abandonó precipitadamente junto al canciller alemán. Mientras que el régimen ilegal de Zelenski entra en una deriva autoritaria y dictatorial con la ley marcial y una cruel mano de hierro contra la población, especialmente en el alistamiento forzoso de civiles que incluye a mujeres y personas mayores, o muy jóvenes.

Y concluye con que es imposible que esta “picadora de carne” se alargue en el tiempo y que el mundo está en riesgo ante la posibilidad de que la OTAN, en su desesperación, opte por  una intervención militar, lo que nos llevaría a una escalada muy peligrosa para la humanidad, Mientras que Argentina se coloca en el centro de la diana de un posible conflicto nuclear, gracias a las decisiones irresponsables y extemporáneas de su presidente Milei.

Eduardo Bonugli (Madrid, (23/06/24)

UNA CUMBRE MAS NEGRA QUE BLANCO

Después de una propuesta de paz que marca límites rígidos y del fracaso de Zelenski en Suiza, la alianza ruso-coreana abre un segundo frente que la neutralidad vietnamita convalida

Por Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico

Por momentos la historia mundial se mueve con lentitud y, de repente, pega un salto y comienza a correr. Esto es lo que ha pasado en los últimos siete días. La guerra de Ucrania apunta a desembocar en ua catástrofe mundial. Nada parecía poder frenarla. Entonces Putin puso un freno, dejó a sus adversarios patinando en el aire y buscó en Asia una salida oblicua que puede inducir a EE.UU. a sacar el pie del acelerador.

Empecemos por los últimos capítulos. El pasado martes 18 Vladimir Putin llegó a Pyongyang, la capital de la República Democrática Popular de Corea, en la primera visita oficial de un presidente ruso en 25 años. El jefe del Kremlin estuvo en Corea martes y miércoles, para luego dirigirse a Vietnam. Durante su visita en la península ambos mandatarios se dieron mutuamente sobradas muestras de amistad y alianza y firmaron un acuerdo de cooperación estratégica que renueva los existentes desde 1961. 

Todavía no se conoce el texto oficial del acuerdo, pero se sabe que prevé la asistencia militar recíproca en caso de agresión contra el territorio de alguno de los signatarios. 


Putin y Kim tras haber firmado el Acuerdo de Cooperación Estratégica Integral

Además de la provisión de munición norcoreana a Rusia y los variados contratos que Pyongyang recibirá de empresas rusas, para contribuir a su armamento, el acuerdo da a Estados Unidos una poderosa señal estratégica: si se atreven a pasar a una confrontación directa con Rusia, deberán combatir en, por lo menos, dos frentes.

Tras su visita en Corea el presidente ruso llegó el miércoles a Vietnam, donde estuvo hasta el jueves 21.

La visita de Estado de Vladimir Putin a Vietnam se enfocó en la cooperación económica entre ambos países y en eliminar las barreras a su desarrollo. La visita del líder ruso tenía tres objetivos principales: debatir el estado de las relaciones ruso-vietnamitas; conocer al nuevo mandatario de Vietnam y al presidente de la Asamblea Nacional del país asiático y encontrar soluciones para eliminar los obstáculos a una cooperación económica, cultural, científica y humanitaria más estrecha entre ambos Estados. 

Al comienzo de su visita en Vietnam, el miércoles 19, el mandatario ruso publicó en el periódico del Partido Comunista de Vietnam Nham Dan un artículo sobre la amistad ruso-vietnamita. En el mismo expresó su esperanza de que “los inversionistas vietnamitas aprovechen más activamente las oportunidades de trabajar en el mercado ruso.”  Y recordó que “casi el 60% del comercio entre Rusia y Vietnam en el primer trimestre fue realizado en moneda nacional.” Evocó también “las tradiciones de asociación y asistencia mutua como base sólida para seguir promoviendo las relaciones bilaterales entre Rusia y Vietnam.” Señaló asimismo que “Rusia y Vietnam cooperan estrechamente en plataformas multilaterales clave, principalmente en la ONU, que “comparten enfoques similares o cercanos en cuestiones de actualidad de la agenda internacional” y finalizó puntualizando que “Rusia ve en Vietnam un socio en el proceso del desarrollo de una nueva arquitectura de seguridad euroasiática igualitaria e indivisible”.

Considerando las buenas relaciones de Vietnam, como miembro de la ASEAN, con sus vecinos prooccidentales, su intenso comercio con EE.UU. y Europa Occidental y la tradicional enemistad entre Vietnam y China, Putin no podía avanzar mucho más allá, pero se aseguró de que el país indochino confirme su neutralidad en la confrontación mundial y abrió la puerta para el refresco de los lazos de la época de la Guerra Fría.


Vladimir Putin y el presidente de Vietnam, Tô Lâm

El viaje fue el complemento, programado y necesario, de los dos hitos que jalonaron la semana anterior: la propuesta del presidente Putin para alcanzar la paz en Ucrania y la declaración de la Conferencia sobre Ucrania en Bürgenstock, Suiza. 

La propuesta presentada por el presidente ruso el viernes 14 en una reunión con embajadores de su país en todo el mundo, celebrada en el Ministerio de Relaciones Exteriores, se centra en los siguientes puntos: 

1) Rusia cesará el fuego inmediatamente y se declarará dispuesta a negociar, después de que Ucrania retire las tropas del territorio de las nuevas regiones rusas.

2) La segunda condición para las negociaciones será una declaración de Kiev abandonando sus intenciones de entrar en la OTAN.

3) Rusia también necesita un estatuto neutral, no alineado y desnuclearizado, de Ucrania que incluya su desmilitarización y desnazificación.

4) Nuestro objetivo, dijo, no es congelar el conflicto, sino ponerle fin por completo.

5) Advirtió que deben registrarse formalmente los acuerdos básicos sobre la paz y señaló que Rusia también propone que se levanten las sanciones en ese momento.

6) “Rusia hace hoy una verdadera propuesta de paz, aclaró el presidente, si Ucrania y Occidente se niegan, el derramamiento de sangre correrá por su cuenta”.

7) Moscú es consciente de su responsabilidad en la estabilidad del mundo y confirma su disposición al diálogo.

La propuesta de Putin inmediatamente generó acaloradas discusiones dentro y fuera de Rusia. Dentro del país le han criticado la limitación de los objetivos de guerra, el abandonar la histórica reivindicación de la reincorporación de Odessa a Rusia, la falta de garantías para la ansiada desnazificación de Ucrania y la imprecisa mención de la desmilitarización sin cuantificarla.

En el exterior, en tanto, las reacciones fueron las esperables. “Putin no está en condiciones de hacer propuestas de paz”, dijo el secretario de defensa estadounidense Lloyd Austin. “No es una propuesta de buena fe”, apostrofó por su parte el saliente secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Quien el 1º de octubre será remplazado por el neerlandés Mark Rute. Era esperable. Putin no hizo la propuesta pensando en que serviría para comenzar las negociaciones, sino para fijar una línea roja. “Hasta aquí llegamos”, fue su mensaje. “En adelante”, puede leerse, “será su entera responsabilidad”.

La Conferencia sobre la Paz en Ucrania, en tanto, se reunió el 15 y 16 de junio en el centro hotelero Bürgenstock, a una veintena de kilómetros de la Ciudad de Lucerna, Suiza, y dejó un sentimiento ambivalente. Si bien existió consenso en que es esencial la búsqueda de una salida negociada, quedó claro que la misma no se podrá lograr dejando de lado a uno de los protagonistas del conflicto. Y sin contar, además, con el apoyo de importantes actores de la comunidad internacional que no apoyaron este cónclave en tierras helvéticas.

“Por primera vez, hemos hablado al más alto nivel de paz en Ucrania”, afirmó el domingo 16 al concluir la Conferencia la presidenta suiza Viola Amherd, quien lo consideró como un evento con un “buen resultado”. Reconoció, sin embargo, que la pregunta clave es “cómo y cuándo implicar a Rusia”, cuestión que sigue abierta.

Quedaban atrás dos días de discusiones en las que participaron un centenar de delegaciones sobre 160 invitaciones giradas. Estuvieron presentes instituciones internacionales y delegados de Europa, aunque hubo también algunos representantes de África y América Latina. 57 de ellas fueron encabezadas por jefes de Estado o de gobierno, en una convocatoria que logró un relativo éxito, si no fuera por algunas ausencias de peso. Entre ellas, en primer lugar, la misma Rusia. El documento final fue firmado por 82 representantes con significativas ausencias: China y los miembros del BRICS10 Brasil, India y Sudáfrica. 

El documento final insiste en el derecho a la integridad territorial de Ucrania, aunque no menciona el concepto “agresión rusa”. Recuerda las diversas resoluciones de la Asamblea General de la ONU sobre este conflicto y subraya que “alcanzar la paz requiere la participación y el diálogo entre todas las partes”. Por lo tanto, se decidió adoptar medidas concretas para asegurar una mayor participación futura. Según el mismo, “la Carta de las Naciones Unidas, incluidos los principios de respeto a la integridad territorial y la soberanía de todos los Estados, puede servir y servirá como base para lograr una paz integral, justa y duradera en Ucrania”. Evidentemente, el sentido de realidad y la mediación de los anfitriones suizos moderaron el tono y dejaron la puerta abierta, para comenzar negociaciones en serio.

Si bien la conferencia defraudó al presidente Zelenski, que esperaba una condena formal contra Rusia y el compromiso de los convocados para apoyar a Ucrania hasta la victoria, tampoco alcanzó ningún objetivo. Además de Putin, también faltaron Joe Biden y Xi Jinping. La mayoría de los países del Sur Global se negó a firmar la declaración final y hasta algunos que la habían firmado retiraron después su apoyo. Sin embargo, la evocación de que la paz necesita de todos los involucrados y el deseo manifiesto de hacer una nueva conferencia, pero con todos los actores, son señales de un importante desplazamiento en la posición de algunos países occidentales.

El conflicto de Ucrania ha dado un salto de calidad y se ha entrado en una nueva fase. Por parte estadounidense y occidental, los futuros pasos se han hecho públicos desde hace tiempo y prevén una escalada del conflicto contra Rusia mediante el uso de armas más destructivas, como los F-16, y un aumento de la disuasión nuclear.

Rusia, por su parte, ha hecho movidas sorprendentes que amplían globalmente el conflicto. El Estado Mayor de la Defensa ha enviado una escuadra naval al Caribe que tiene en su arsenal no sólo una gran cantidad de misiles de crucero que pueden cargarse con ojivas nucleares, sino también los igualmente letales misiles hipersónicos Zircon, capaces de perforar cualquier escudo antimisiles tanto en tierra como en alta mar. Tras haber hecho escala en La Habana, el equipo naval ruso navega ahora tranquilamente a unas decenas de millas de Miami, Florida. 

Tras haber sentado posición y dejar pasar sin comentarios la conferencia de Suiza, el presidente Putin emprendió su ya mencionado viaje a Corea y Vietnam, o sea, el líder ruso avanzó por un lateral y evadió la marca de su rival.

Con su viaje a Corea del Norte y la firma de un nuevo acuerdo de cooperación estratégica Vladimir Putin institucionaliza la alianza con un aliado pequeño, pero fuerte, avisando al mismo tiempo a EE.UU. que, en caso de conflicto militar, deberán combatir al mismo tiempo en Europa y en Asia. En el plano de la cooperación técnico-militar el acuerdo asegura a Rusia un abundante abastecimiento de proyectiles de todo tipo. A Corea, en tanto, la renovación del acuerdo de 1961 le permite tener un escudo para defenderse de los 38.000 efectivos norteamericanos estacionados en el sur de la península y acceder a lucrativos contratos con la industria rusa.

El viaje a Vietnam, finalmente, permitió al presidente ruso conocer a las nuevas autoridades del país y del partido tras el inesperado recambio del presidente hace pocas semanas, asegurarse de que los buenos negocios de Hanoi con los países occidentales no le hacen confundir el rumbo y recuperar un viejo lazo de la época de la Guerra Fría que China no puede aprovechar por una enemistad histórica. En suma: si no ganó un aliado, al menos impidió que su contrincante lo gane.

Si Estados Unidos quiere profundizar el enfrentamiento en el este de Europa, deberá estar dispuesto a librarlo en todo el mundo, mientras que muchos de sus aliados le están indicando que no están dispuestos a seguirlo. ¿Tiene la elite de Washington todavía reflejos suficientes, como para darse cuenta de que la guerra de Ucrania ha dado un salto y se ha mundializado? Es de esperar que sí.

El golpe de timón del presidente respecto a la política internacional  rompe con una larga tradición basada en el respeto de leyes y los compromisos históricos asumidos. Milei avanza “en actitudes inaceptables contra del Estado Palestino y su pueblo”, sostiene el autor y despliega un conjunto de argumentos legales que lo respaldan.

Por Miguel Julio Rodríguez Villafañe*

La Cámara de Diputados de la Nación, con motivo del conflicto entre Israel y Palestina, el 07/11/2023, emitió la Declaración Nº 711, por unanimidad de todos los bloques políticos y con la firma de Javier Milei, todavía diputado, (asumió como presidente el día 10/12/2023). En ella se expresó el “rechazo absoluto a toda forma de terrorismo y su respaldo al derecho a defensa del Estado de Israel”, agregó, que la defensa debía ejercerse, “en el marco del derecho internacional humanitario”.

Las acciones de Israel, en el ámbito de los territorios palestinos, están sujetas a las obligaciones contraídas de acuerdo a los tratados internacionales de derechos humanos. En este caso, tratados suscriptos tanto por Israel como por Argentina, que en nuestro país tienen rango constitucional (art. 75, inc. 22 de la C.N.). Tales como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención sobre los Derechos del Niño. A los que podemos sumar el “IV Convenio de Ginebra” relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra y el “Reglamento de la Haya” relativo a las leyes y costumbres de la guerra terrestre.

Lo referido fija el marco legal desde el cual debe analizarse el derecho de defensa ejercido por Israel.

Estado Palestino

El pueblo palestino o árabe palestino es de origen semita que ha habitado en la Palestina, ancestralmente. Así, la Asamblea General de las Naciones Unidas (O.N.U.), el 29/11/1947, aprobó la resolución sobre la partición de Palestina, por la que se dividía la entonces Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe, (resolución 181 -II-). El 29/11/2012, la Asamblea General de la O.N.U. admitió a Palestina como “Estado Observador no miembro”, (Res. 67/19). En ella se reafirmó “el derecho del pueblo palestino a la libre determinación y a la independencia en su Estado de Palestina en el territorio palestino ocupado desde 1967” y entre otros aspectos, se insistió en “los derechos inalienables del pueblo palestino y la consecución de un arreglo pacífico en el Oriente Medio que ponga fin a la ocupación que comenzó en 1967 y haga realidad la visión de dos Estados, con un Estado de Palestina independiente, soberano, democrático, contiguo y viable que viva junto a Israel en condiciones de paz y seguridad sobre la base de las fronteras anteriores a 1967”.

Argentina reconoció al Estado Palestino

El 06/12/2010, Argentina reconoció oficialmente al Estado Palestino como “libre e independiente”, “dentro de las fronteras existentes en 1967 y de acuerdo a lo que las partes determinen en el transcurso del proceso de negociación”, respetando también los derechos del Estado de Israel y expresándose a favor de alcanzar un acuerdo de paz”. A su vez, se dijo que, nuestro país “se ha pronunciado siempre a favor del respeto de los derechos humanos, en contra del terrorismo y del uso desproporcionado de la fuerza”, (Cancillería prensa Nº 559/10).

A fines de 2023, 139 países ya reconocen oficialmente al Estado de Palestina.

Milei y Palestina

Pero el presidente Javier Milei fue avanzando en actitudes inaceptables contra del Estado Palestino y su pueblo.

Argentina, el 05/04/2024, votó en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de la O.N.U. que, entre otros aspectos, condenó “las acciones israelíes que pudieran ser constitutivas de una depuración étnica” contra la población palestina.

Luego, Milei, el 10/05/2024, ordenó que Argentina votara en contra de la resolución de la O.N.U., que aceptaba el pedido de entrada de Palestina, como Estado miembro al organismo. La resolución fue aprobada por 143 votos, contra 9 rechazos, entre los que se encuentra nuestro país, junto a Israel y Estados Unidos.

El presidente Milei, avanzó tensando la situación internacional, incluso, contra los estados árabes-musulmanes. Así, el 07/06/2024, dejó plantados a 19 embajadores de países árabes-islámicos, acreditados en Argentina. La reunión había sido organizada en coordinación con la Cancillería argentina, en el Centro Islámico de Palermo.

Allí, entre los embajadores se encontraba el Encargado de Negocios de la Embajada de Palestina. Milei al enterarse que había un representante de Palestina, entró en cólera, se bajó dos cuadras antes de llegar al lugar y no asistió. Lo que motivó que la Secretaría General de la Liga Árabe en Argentina publicara un comunicado en el que sostuvo, que “Dicho comportamiento del presidente refleja una actitud hostil e injustificada, no sólo hacia el Estado de Palestina, sino también hacia el Grupo Árabe”. También la actitud de Milei nos afectó como argentinos. Aquí, palestinos, árabes en general y judíos, tanto cristianos, judíos y musulmanes conviven y participan en la vida de nuestro país. Todos buscamos en conjunto la paz con justicia y respeto de los derechos humanos. Ejemplo de ello lo constituye el “Comité Interreligioso por la Paz de Córdoba” (COMIPAZ), en el que he participado.

Graves violaciones de derechos humanos

Hay que señalar que, el 12/06/2024, “una comisión de investigación de la ONU afirmó que Israel es responsable en Gaza de crímenes de lesa humanidad, en particular de `exterminio´, y acusó también a las autoridades israelíes y a los grupos armados palestinos de cometer crímenes de guerra desde el 7 de octubre de 2023. La comisión concluyó en un informe que Israel cometió `crímenes contra la humanidad de exterminio; asesinato; persecución de género contra hombres y niños palestinostraslados forzosos, actos de tortura y tratos inhumanos y crueles´”, (Diario “La Nación” del 12/06/24).

El diario “Tiempo Argentino”, el 13/06/24, acotó sobre la noticia, que “con las operaciones y ataques militares israelíes en Gaza, hasta ahora han causado la muerte de más de 37 mil palestinos y casi 85.000 heridos, la Comisión concluyó que las autoridades israelíes son responsables de distintos crímenes de guerra, como los de usar el hambre como método de guerra, el ataque intencionado contra civiles y bienes de carácter civil, el asesinato o homicidio intencionado, el traslado forzoso, la violencia sexual, la tortura y los tratos inhumanos o crueles, la detención arbitraria y los ultrajes contra la dignidad personal”. Concluyendo que, “los miembros de la Comisión, encabeza por la ex Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos Navy Pillay, determinan que Israel ha impuesto un `asedio total´ a Gaza, lo que equivale a un castigo colectivo contra la población civil.

Las autoridades israelíes han convertido el asedio en un arma y han utilizado el suministro de artículos de primera necesidad, como agua, alimentos, electricidad, combustible y ayuda humanitaria, para obtener beneficios estratégicos y políticos. El asedio ha afectado de forma desproporcionada a las mujeres embarazadas y a las personas con discapacidad, y ha infligido graves daños a los niños, provocando muertes infantiles evitables por inanición, incluidos recién nacidos”.

Los posicionamientos anarquistas y caprichosos del presidente, de ninguna manera, lo autorizan a ignorar y violar las posturas legales que nuestro país tiene en la temática, en materia de Derechos Humanos y de búsqueda de la Paz, con Justicia y Verdad.

 *Doctor en derecho, abogado constitucionalista cordobés y columnista de opinión. Publicación bajo licencia creative commons. Imagen ilustrativa: Derecha Diario (Milei junto a Isaac Herzog).

FUENTE www.prensared.org.ar

ANEXO

ISRAEL SABIA DEL ATAQUE DEL 7 DE OCTUBRE Y NO TOMO NINGUNA MEDIDA PARA PODER JUSTIFICAR SU LIMPIEZA ETNICA DE GAZA

3 SEMANAS ANTES

Grave: Inteligencia de Israel ignoró alerta sobre el ataque de Hamas


Tres semanas antes del sangriento 7/10, la División de Gaza de las FDI advirtió sobre un plan de Hamás de atacar y tomar 250 rehenes en el sur de Israel.

LINK DEL INFORME: https://urgente24.com/mundo/grave-inteligencia-israel-ignoro-alerta-el-ataque-hamas-n579307

El Presidente se reunió con la cúpula del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia.

Serguéi Lavrov: ¡Querido Vladímir Vladímirovich, queridos colegas!

Siempre nos alegra verles en el Ministerio de Asuntos Exteriores. En nombre de todo nuestro personal, permítanme darles la bienvenida a una nueva reunión.

En primer lugar, quisiera expresarles mi sincero agradecimiento por su inquebrantable atención al servicio de la política exterior. Esto concierne tanto a nuestras actividades profesionales como a las cuestiones de dotar al Ministerio y a nuestras embajadas y consulados generales de todo lo necesario para cumplir con éxito las tareas fijadas.

Quisiera mencionar también a mis colegas de la Administración Presidencial, del Gobierno, de la Asamblea Federal y de las autoridades ejecutivas aquí presentes.

Estamos comprometidos con la más estrecha cooperación y coordinación en la prosecución de un curso común de política exterior, determinado por el Presidente de Rusia y recogido en el Concepto de la política exterior de nuestro país.

Ustedes firmaron la última versión del Concepto en marzo del año pasado. Y nosotros, guiados por las directrices estratégicas contenidas en él, trabajamos activamente para reforzar nuestras posiciones en la escena internacional, garantizar la seguridad y las condiciones exteriores más favorables para el desarrollo.

Con carácter prioritario, estamos estrechando lazos con los países de la mayoría mundial, del Sur global y del Este global y, en consecuencia, estamos redistribuyendo nuestros recursos materiales y humanos y transfiriéndolos a aquellas áreas más demandadas en las nuevas condiciones geopolíticas.

También me gustaría decir que estamos ayudando activamente al establecimiento de relaciones exteriores de Crimea, las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, y las regiones de Zaporozhye y Jersón. Con este fin, el Ministerio de Asuntos Exteriores ya ha establecido sus oficinas de representación en Donetsk y Lugansk, y ha reforzado las capacidades de la oficina de representación en Simferopol.

Confío en que la reunión de hoy permita concretar todas las áreas de nuestro trabajo práctico en el ámbito internacional.

Permítame cederle la palabra.

Vladimir Putin: Muchas gracias.

Estimados colegas, ¡buenas tardes!

Me complace darles la bienvenida a todos ustedes y, al comienzo de nuestra reunión y conversación, quisiera agradecerles su ardua labor en interés de Rusia y de nuestro pueblo.

Nos reunimos con ustedes en un grupo tan numeroso a finales de 2021, en noviembre. Durante este tiempo, han tenido lugar muchos acontecimientos fundamentales, sin exagerar, trascendentales, tanto en el país como en el mundo. Por lo tanto, creo que es importante evaluar la situación actual en los asuntos mundiales y regionales, así como establecer las tareas apropiadas para el Ministerio de Asuntos Exteriores. Todas ellas están subordinadas al objetivo principal: crear las condiciones para el desarrollo sostenible del país, garantizando su seguridad y mejorando el bienestar de las familias rusas.

Trabajar en este ámbito en las complejas y rápidamente cambiantes realidades actuales exige de todos nosotros una concentración aún mayor de esfuerzos, iniciativa, perseverancia, la capacidad no sólo de responder a los retos actuales, sino también de formar nuestra propia agenda -y a largo plazo-, de proponer junto con nuestros socios, de discutir en un debate abierto y constructivo opciones de solución a aquellas cuestiones fundamentales que nos conciernen no sólo a nosotros, sino a toda la comunidad mundial.

Repito: el mundo está cambiando rápidamente. Ya no será igual en política global, economía o competencia tecnológica. Cada vez más Estados se esfuerzan por reforzar su soberanía, su autosuficiencia y su identidad nacional y cultural. Los países del Sur y del Este global están pasando a un primer plano, y el papel de África y América Latina es cada vez mayor. Desde la época soviética, siempre se ha hablado de la importancia de estas regiones del mundo, pero hoy la dinámica es muy diferente, y se está haciendo notar. También se ha acelerado notablemente el ritmo de transformación en Eurasia, donde se están llevando a cabo activamente varios proyectos de integración a gran escala.

Sobre la base de la nueva realidad política y económica se están formando hoy los contornos de un orden mundial multipolar y multilateral, y éste es un proceso objetivo. Refleja la diversidad cultural y de civilizaciones que, a pesar de todos los intentos de unificación artificial, es orgánicamente inherente al ser humano.

Estos cambios profundos y sistémicos inspiran sin duda optimismo y esperanza, porque el establecimiento de los principios de multipolaridad y multilateralismo en los asuntos internacionales, incluidos el respeto del derecho internacional y una amplia representatividad, permiten resolver juntos los problemas más complejos en beneficio común, construir relaciones mutuamente beneficiosas y la cooperación entre Estados soberanos en aras del bienestar y la seguridad de los pueblos.

Tal imagen del futuro coincide con las aspiraciones de la inmensa mayoría de los países del mundo. Lo vemos, entre otras cosas, en el creciente interés por los trabajos de una asociación universal como BRICS, basada en una cultura especial de diálogo confiado, igualdad soberana de los participantes y respeto mutuo. En el marco de la Presidencia rusa de este año, facilitaremos la inclusión sin problemas de los nuevos miembros del BRICS en las estructuras de trabajo de la asociación.

Pido al Gobierno y al Ministerio de Asuntos Exteriores que continúen el trabajo sustantivo y el diálogo con nuestros socios para llegar a la cumbre de los BRICS en Kazán en octubre con un conjunto sustancial de decisiones acordadas que establecerán el vector de nuestra cooperación en política y seguridad, economía y finanzas, ciencia, cultura, deportes y lazos humanitarios.

En general, creo que el potencial del BRICS le permitirá convertirse en una de las principales instituciones reguladoras del orden mundial multipolar.

En este sentido, me gustaría señalar que el debate internacional sobre los parámetros de la interacción entre los Estados en un mundo multipolar y sobre la democratización de todo el sistema de relaciones internacionales, por supuesto, ya está en marcha. Así, con nuestros colegas de la Comunidad de Estados Independientes, hemos acordado y adoptado un documento conjunto sobre las relaciones internacionales en un mundo multipolar. Hemos invitado a nuestros socios a hablar de este tema en otras plataformas internacionales, principalmente en la OCS y el BRICS.

Estamos interesados en que este diálogo se desarrolle seriamente en el seno de la ONU, incluso sobre un tema tan básico y vital para todos como la creación de un sistema de seguridad indivisible. En otras palabras, el establecimiento en los asuntos mundiales del principio de que la seguridad de unos no puede garantizarse a expensas de la seguridad de otros.

Permítanme recordar a este respecto que a finales del siglo XX, tras el final de un agudo enfrentamiento militar-ideológico, la comunidad mundial tuvo una oportunidad única de construir un orden fiable y justo en el ámbito de la seguridad. Para ello no hacía falta mucho: la simple capacidad de escuchar las opiniones de todas las partes interesadas y la disposición mutua a tenerlas en cuenta. Nuestro país estaba decidido a hacer precisamente ese tipo de trabajo constructivo.

Sin embargo, prevaleció un enfoque diferente. Las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, creían que habían ganado la Guerra Fría y que tenían derecho a determinar por sí mismas cómo debía organizarse el mundo. La expresión práctica de esta perspectiva fue el proyecto de expansión ilimitada del bloque del Atlántico Norte en el espacio y en el tiempo, aunque, por supuesto, había otras ideas sobre cómo garantizar la seguridad en Europa.

Nuestras justas preguntas fueron respondidas con excusas en el espíritu de que nadie va a atacar a Rusia, y la expansión de la OTAN no está dirigida contra Rusia. Las promesas hechas a la Unión Soviética y luego a Rusia a finales de los 80 y principios de los 90 sobre la no inclusión de nuevos miembros en el bloque se olvidaron en silencio. E incluso si se recordaban, se aludía con sorna al hecho de que estas garantías eran verbales y, por tanto, no vinculantes.

Tanto en la década de 1990 como posteriormente, señalamos invariablemente el rumbo erróneo elegido por las élites de Occidente; no nos limitamos a criticar y advertir, sino que ofrecimos opciones, soluciones constructivas, y subrayamos la importancia de desarrollar un mecanismo para la seguridad europea y mundial que conviniera a todos -quiero subrayar esto, exactamente a todos. Una simple enumeración de las iniciativas que Rusia ha presentado a lo largo de los años llevaría más de un párrafo.

Recordemos al menos la idea de un tratado sobre seguridad europea, que propusimos ya en 2008. Los mismos temas se plantearon en el memorando del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, que se entregó a Estados Unidos y a la OTAN en diciembre de 2021.

Pero todos nuestros intentos -y hemos hecho numerosos intentos, todos los cuales no puedo enumerar- de hacer entrar en razón a nuestros interlocutores, explicaciones, exhortaciones, advertencias y peticiones por nuestra parte no han encontrado respuesta alguna. Los países occidentales, confiados no sólo en su propia rectitud, sino también en su poder, en su capacidad para imponer cualquier cosa al resto del mundo, se limitaron a ignorar otras opiniones. En el mejor de los casos, debían debatir cuestiones menores, que, de hecho, tenían poco que ver con nada, o temas que sólo eran favorables a Occidente.

Mientras tanto, pronto quedó claro que el esquema occidental proclamado como el único correcto para garantizar la seguridad y la prosperidad en Europa y en el mundo no funcionaba realmente. Recordemos la tragedia de los Balcanes. Los problemas internos -por supuesto que lo eran- que se habían acumulado en la antigua Yugoslavia se vieron agudizados por la cruda injerencia exterior. Ya entonces se mostró en todo su esplendor el principio fundamental de la diplomacia al estilo de la OTAN, profundamente defectuosa e infructuosa para resolver complejos conflictos intestinos: acusar de todos los pecados a una de las partes, que por alguna razón no les gusta demasiado, y desatar sobre ella todo el poder político, informativo y militar, sanciones económicas y restricciones.

Posteriormente, los mismos enfoques se aplicaron en diferentes partes del mundo, como sabemos muy bien: Irak, Siria, Libia, Afganistán, etc., y no trajeron nada más que el agravamiento de los problemas existentes, los destinos rotos de millones de personas, la destrucción de estados enteros, la expansión de los desastres humanitarios y sociales, y los enclaves terroristas. De hecho, ningún país del mundo se libra de engrosar esta triste lista.

Así, Occidente se esfuerza ahora por implicarse impúdicamente en los asuntos de Oriente Próximo. En su día monopolizaron esta dirección, y el resultado es hoy claro y evidente. Cáucaso Sur, Asia Central. Hace dos años, en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, se anunció que la alianza se ocuparía ahora de cuestiones de seguridad no sólo en la zona euroatlántica, sino también en la región de Asia-Pacífico. Dicen que tampoco allí pueden prescindir de ellos. Obviamente, detrás de esto hay un intento de aumentar la presión sobre aquellos países de la región cuyo desarrollo han decidido frenar. Como sabemos, nuestro país, Rusia, encabeza esta lista.

Permítanme recordarles también que fue Washington quien socavó la estabilidad estratégica al retirarse unilateralmente de los tratados sobre defensa antimisiles, sobre eliminación de misiles de alcance intermedio y de menor alcance y sobre cielos abiertos, y junto con sus satélites de la OTAN destruyó el sistema de medidas de fomento de la confianza y de control de armamentos en Europa que se había creado durante décadas.

En última instancia, el egoísmo y la arrogancia de los Estados occidentales han conducido al actual estado de cosas extremadamente peligroso. Nos hemos acercado de forma inaceptable al punto de no retorno. Los llamamientos a una derrota estratégica de Rusia, que posee los mayores arsenales de armas nucleares, demuestran el aventurerismo extremo de los políticos occidentales. O no comprenden la magnitud de la amenaza que ellos mismos representan o simplemente están obsesionados con la creencia en su propia impunidad y su propio excepcionalismo. Ambas cosas pueden resultar trágicas.

Obviamente, estamos asistiendo al colapso del sistema de seguridad euroatlántico. Hoy simplemente no existe. Hay que crearlo prácticamente de nuevo. Todo esto exige que elaboremos nuestras opciones para garantizar la seguridad en Eurasia junto con nuestros socios, con todos los países interesados, que son muchos, y que luego las propongamos para un amplio debate internacional.

Esta fue la orden dada en el Discurso a la Asamblea Federal. Estamos hablando de formular en un futuro próximo un marco de seguridad igual e indivisible, de cooperación mutuamente beneficiosa y equitativa y de desarrollo en el continente euroasiático.

¿Qué hay que hacer para ello y sobre qué principios?

En primer lugar, necesitamos establecer un diálogo con todos los participantes potenciales en este futuro sistema de seguridad. Y para empezar, les pido que resuelvan las cuestiones necesarias con los Estados que estén abiertos a una cooperación constructiva con Rusia.

Durante nuestra reciente visita a la República Popular China, discutimos estas cuestiones con el Presidente chino Xi Jinping. Observamos que la propuesta rusa no contradice sino que, por el contrario, complementa y es plenamente coherente con los principios básicos de la iniciativa de seguridad global de China.

En segundo lugar, es importante partir de la premisa de que la futura arquitectura de seguridad está abierta a todos los países euroasiáticos que deseen participar en su creación. «Para todos» significa también los países europeos y de la OTAN, por supuesto. Vivimos en un solo continente, pase lo que pase, no podemos cambiar de geografía, tendremos que coexistir y trabajar juntos de una forma u otra.

Sí, las relaciones de Rusia con la UE y varios países europeos se han degradado, y lo he subrayado muchas veces, no es culpa nuestra. Una campaña de propaganda antirrusa en la que participan personalidades europeas de muy alto nivel va acompañada de la especulación de que Rusia supuestamente va a atacar Europa. He hablado de ello muchas veces, y no es necesario repetirlo muchas veces en esta sala: todos nos damos cuenta de que se trata de una absoluta tontería, sólo una justificación para una carrera armamentística.

A este respecto, me permitiré una pequeña digresión. El peligro para Europa no procede de Rusia. La principal amenaza para los europeos es la dependencia crítica y cada vez mayor, casi total, de Estados Unidos: en las esferas militar, política, tecnológica, ideológica e informativa. Europa se ve cada vez más empujada a los márgenes del desarrollo económico mundial, sumida en el caos de la migración y otros problemas agudos, y privada de su subjetividad internacional y su identidad cultural.

A veces parece que los políticos europeos en el poder y los representantes de la burocracia europea temen más caer en desgracia ante Washington que perder la confianza de su propio pueblo, de sus propios ciudadanos. Las recientes elecciones al Parlamento Europeo también lo demuestran. Los políticos europeos se tragan la humillación, la grosería y los escándalos con la vigilancia de los líderes europeos, mientras que Estados Unidos simplemente los utiliza en su propio interés: les obligan a comprar su gas caro -por cierto, el gas es tres o cuatro veces más caro en Europa que en Estados Unidos- o, como ahora, por ejemplo, exigen a los países europeos que aumenten el suministro de armas a Ucrania. Por cierto, las exigencias son constantes aquí y allá. Y se imponen sanciones contra ellos, contra los operadores económicos de Europa. Las imponen sin ningún pudor.

Ahora les obligan a aumentar los suministros de armas a Ucrania y a ampliar su capacidad de producción de proyectiles de artillería. Miren, ¿quién necesitará estos proyectiles cuando acabe el conflicto en Ucrania? ¿Cómo puede esto garantizar la seguridad militar de Europa? No está claro. Los propios Estados Unidos están invirtiendo en tecnologías militares, y en las tecnologías del mañana: en el espacio, en drones modernos, en sistemas de ataque basados en nuevos principios físicos, es decir, en aquellas áreas que en el futuro determinarán la naturaleza de la lucha armada y, por tanto, el potencial militar y político de las potencias, sus posiciones en el mundo. Y a éstas se les asigna ahora el siguiente papel: invertir dinero donde lo necesitamos. Pero esto no aumenta ningún potencial europeo. Que se lo queden ellos. Puede ser bueno para nosotros, pero de hecho lo es.

Si Europa quiere preservarse como uno de los centros independientes de desarrollo mundial y polos culturales y de civilización del planeta, sin duda necesita mantener buenas, buenas relaciones con Rusia, y nosotros, lo más importante, estamos preparados para ello.

Esto, que es realmente sencillo y obvio, lo entendieron muy bien los políticos de escala realmente paneuropea y mundial, patriotas de sus países y pueblos, que pensaban en categorías históricas, no estadísticos que siguen la voluntad y las indicaciones de otros. Charles de Gaulle habló mucho de ello en los años de la posguerra. También recuerdo bien cómo en 1991, durante una conversación en la que tuve la oportunidad de participar personalmente, el Canciller alemán Helmut Kohl subrayó la importancia de la asociación entre Europa y Rusia. Confío en que tarde o temprano las nuevas generaciones de políticos europeos retomen este legado.

En cuanto a los propios Estados Unidos, los continuos intentos de las élites liberal-globalistas que hoy gobiernan allí de extender su ideología a todo el mundo por cualquier medio necesario, de preservar su estatus imperial y su dominio no hacen sino vaciar cada vez más al país, llevándolo a la degradación, y están en clara contradicción con los auténticos intereses del pueblo estadounidense. Si no fuera por este camino sin salida, el mesianismo agresivo, mezclado con la creencia en su propia capacidad de elección y exclusividad, las relaciones internacionales se habrían estabilizado hace mucho tiempo.

En tercer lugar, para promover la idea de un sistema de seguridad euroasiático, es necesario intensificar significativamente el proceso de diálogo entre las organizaciones multilaterales que ya trabajan en Eurasia. Nos referimos principalmente al Estado de la Unión, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, la Unión Económica Euroasiática, la Comunidad de Estados Independientes y la Organización de Cooperación de Shanghai.

Vemos la perspectiva de que otras asociaciones euroasiáticas influyentes, desde el Sudeste Asiático hasta Oriente Medio, se unan a estos procesos en el futuro.

En cuarto lugar, creemos que ha llegado el momento de iniciar un amplio debate sobre un nuevo sistema de garantías bilaterales y multilaterales de seguridad colectiva en Eurasia. Al mismo tiempo, a largo plazo, es necesario reducir gradualmente la presencia militar de potencias externas en la región euroasiática.

Somos conscientes, por supuesto, de que esta tesis puede parecer poco realista en la situación actual, pero así es ahora. Pero si construimos un sistema de seguridad fiable en el futuro, sencillamente no habrá necesidad de esa presencia de contingentes militares extrarregionales. De hecho, para ser sinceros, hoy en día no hay necesidad: es sólo ocupación, eso es todo.

En definitiva, creemos que corresponde a los Estados y a las estructuras regionales de Eurasia identificar áreas específicas de cooperación en el ámbito de la seguridad conjunta. Sobre esta base, ellos mismos deben construir también un sistema de instituciones, mecanismos y acuerdos de trabajo que sirvan realmente a los objetivos comunes de estabilidad y desarrollo.

En este sentido, apoyamos la iniciativa de nuestros amigos bielorrusos de elaborar un documento programático: una carta de la multipolaridad y la diversidad en el siglo XXI. Puede formular no sólo los principios marco de la arquitectura euroasiática basada en las normas básicas del derecho internacional, sino también, en un sentido más amplio, una visión estratégica de la esencia y la naturaleza de la multipolaridad y el multilateralismo como nuevo sistema de relaciones internacionales que sustituya al mundo centrado en Occidente. Creo que es importante y pido que dicho documento se elabore en profundidad con nuestros socios y con todos los Estados interesados. Debo añadir que, al debatir cuestiones tan complejas y amplias, necesitamos, por supuesto, la máxima y amplia representación y la consideración de diferentes enfoques y posiciones.

En quinto lugar, una parte importante del sistema euroasiático de seguridad y desarrollo deben ser, sin duda, las cuestiones económicas, el bienestar social, la integración y la cooperación mutuamente beneficiosa, abordando problemas comunes como la superación de la pobreza, la desigualdad, el clima, el medio ambiente, el desarrollo de mecanismos para responder a las amenazas de pandemias y crisis en la economía mundial: todo es importante.

Occidente, con sus acciones, no sólo ha socavado la estabilidad militar y política en el mundo, sino que, mediante sanciones y guerras comerciales, ha desacreditado y debilitado instituciones de mercado clave. Utilizando al FMI y al Banco Mundial, torciendo la agenda climática, ha ahogado el desarrollo del Sur global. Perdiendo en la competencia incluso bajo las reglas que Occidente ha escrito para sí mismo, utiliza barreras prohibitivas y todo tipo de proteccionismo. Por ejemplo, Estados Unidos ha abandonado de hecho la Organización Mundial del Comercio como regulador del comercio internacional. Todo está bloqueado. Y no sólo presionan a sus competidores, sino también a sus satélites. Basta ver cómo ahora están sacando jugo a las economías europeas, que se tambalean al borde de la recesión.

Los países occidentales han congelado algunos activos y reservas de divisas de Rusia. Ahora están pensando en cómo poner alguna base legal para su apropiación final. Pero, a pesar de todas las torpezas, el robo seguirá siendo sin duda un robo y no quedará impune, por otra parte.

La cuestión es aún más profunda. Al robar los activos rusos, darán un paso más hacia la destrucción del sistema que ellos mismos crearon y que durante muchas décadas garantizó su prosperidad, les permitió consumir más de lo que ganaban y atrajo dinero de todo el mundo a través de deudas y pasivos. Ahora se está haciendo evidente para todos los países y empresas y fondos soberanos que sus activos y reservas están lejos de ser seguros, tanto legal como económicamente. Y los siguientes en la fila para ser expropiados por Estados Unidos y Occidente podrían ser cualquiera: estos fondos soberanos extranjeros, podrían ser ellos.

Ya existe una creciente desconfianza en el sistema financiero basado en las monedas de reserva occidentales. Hay una salida de fondos de valores y obligaciones de deuda de países occidentales, así como de algunos bancos europeos, que hace poco se consideraban lugares absolutamente fiables para almacenar capital. Ahora están sacando oro de ellos. Y están haciendo lo correcto.

Creo que debemos intensificar seriamente la formación de mecanismos económicos exteriores bilaterales y multilaterales eficaces y seguros, alternativos a los controlados por Occidente. Esto incluye ampliar las liquidaciones en monedas nacionales, crear sistemas de pago independientes y construir cadenas de suministro que eviten los canales bloqueados o comprometidos por Occidente.

Por supuesto, es necesario proseguir los esfuerzos para desarrollar corredores internacionales de transporte en Eurasia, continente del que Rusia es el núcleo geográfico natural.

Doy instrucciones al Ministerio de Asuntos Exteriores para que apoye al máximo la elaboración de acuerdos internacionales en todos estos ámbitos. Son extremadamente importantes para reforzar la cooperación económica entre nuestro país y nuestros socios. Esto también debería dar un nuevo impulso a la construcción de una gran asociación euroasiática, que, de hecho, podría convertirse en la base socioeconómica de un nuevo sistema de seguridad indivisible en Europa.

Estimados colegas

El sentido de nuestras propuestas es formar un sistema dentro del cual todos los Estados confíen en su propia seguridad. Entonces, por cierto, podremos adoptar un enfoque diferente y verdaderamente constructivo para resolver los numerosos conflictos que existen en la actualidad. Los problemas del déficit de seguridad y confianza mutua no sólo afectan al continente euroasiático; en todas partes se observa una tensión creciente. Constantemente vemos lo interconectado e interdependiente que está el mundo, y un trágico ejemplo para todos nosotros es la crisis ucraniana, cuyas consecuencias repercuten en todo el planeta.

Pero quiero decirlo de una vez: la crisis relacionada con Ucrania no es un conflicto entre dos Estados, y mucho menos entre dos pueblos, causado por algunos problemas entre ellos. Si así fuera, no cabe duda de que rusos y ucranianos, que comparten una historia y una cultura comunes, valores espirituales, millones de lazos de parentesco, familiares y humanos, habrían encontrado la manera de resolver de forma justa los problemas y los desacuerdos.

Pero no es así: las raíces del conflicto no están en las relaciones bilaterales. Los acontecimientos en Ucrania son el resultado directo del desarrollo mundial y europeo de finales del siglo XX y principios del XXI, de la política agresiva, sin miramientos y absolutamente aventurera que Occidente ha seguido y ha seguido todos estos años, mucho antes de que comenzara la operación militar especial.

Estas élites de los países occidentales, como ya he dicho hoy, tras el final de la Guerra Fría marcaron el rumbo para una mayor reestructuración geopolítica del mundo, para la creación e imposición del notorio orden basado en reglas, en el que los estados fuertes, soberanos y autosuficientes simplemente no encajan.

De ahí la política de contención de nuestro país. Los objetivos de esta política ya son declarados abiertamente por algunas figuras en Estados Unidos y Europa. Hoy hablan de la notoria descolonización de Rusia. En realidad, se trata de un intento de proporcionar una base ideológica para el desmembramiento de nuestra Patria según líneas nacionales. De hecho, hace mucho tiempo que se habla del desmembramiento de la Unión Soviética y de Rusia. Todos los presentes en esta sala son conscientes de ello.

Al darse cuenta de esta estrategia, los países occidentales han adoptado una línea de absorción y desarrollo político-militar de los territorios cercanos a nosotros. Ha habido cinco y ahora seis oleadas de expansión de la OTAN. Intentaron convertir Ucrania en su cabeza de puente y hacerla «antirrusa». Para lograr estos objetivos, invirtieron dinero, recursos, compraron políticos y partidos enteros, reescribieron la historia y los programas educativos, alimentaron y cultivaron grupos de neonazis y radicales. Hicieron todo lo posible para socavar nuestros lazos interestatales, dividir y enfrentar a nuestros pueblos.

El sudeste de Ucrania -territorios que durante siglos formaron parte de la gran Rusia histórica- nos impidió llevar a cabo esa política de forma aún más descarada y poco ceremoniosa. Allí vivía y vive gente que, incluso después de la declaración de independencia de Ucrania en 1991, estaba a favor de unas buenas y estrechas relaciones con nuestro país. Gente -tanto rusos como ucranianos, representantes de diferentes nacionalidades- que estaban unidos por la lengua rusa, la cultura, las tradiciones, la memoria histórica.

La posición, el estado de ánimo, los intereses y los votos de estas personas -millones de personas que viven en el sudeste- simplemente tenían que ser tenidos en cuenta y tenidos en cuenta por los entonces presidentes y políticos ucranianos que lucharon por este puesto y utilizaron los votos de estos votantes. Pero, utilizando estos votos, se decidieron, maniobraron, mintieron mucho, hablaron de la llamada opción europea. No se atrevieron a apostar por una ruptura total con Rusia, porque el sudeste de Ucrania tenía otro talante, y era imposible no contar con él. Esta ambivalencia siempre ha sido inherente a las autoridades ucranianas durante todos los años posteriores al reconocimiento de la independencia.

Occidente, por supuesto, lo vio. Hace tiempo que vio y comprendió los problemas que existen allí y que pueden desentrañarse, comprendió el valor disuasorio del factor sureste, así como el hecho de que ninguna cantidad de propaganda a lo largo de muchos años puede cambiar fundamentalmente la situación. Por supuesto, se hizo mucho, pero era difícil cambiar la situación en lo fundamental.

No era posible distorsionar la identidad histórica y la conciencia de la mayoría de los habitantes del sureste de Ucrania, borrar de ellos, incluidas las generaciones más jóvenes, una buena actitud hacia Rusia y el sentido de nuestra comunidad histórica. Y por eso decidieron actuar de nuevo por la fuerza, para doblegar sin más a la población del sureste de Ucrania, para ignorar su opinión. Para ello, dispusieron, organizaron, financiaron, por supuesto, se aprovecharon de las dificultades y complejidades de la naturaleza política interna en Ucrania, pero aun así prepararon de forma consecuente y decidida un golpe de estado armado.

Una ola de pogromos, violencia y asesinatos se extendió por las ciudades de Ucrania. Los radicales finalmente tomaron y usurparon el poder en Kiev. Sus agresivas consignas nacionalistas, incluida la rehabilitación de los secuaces nazis, fueron elevadas al rango de ideología de Estado. Proclamaron la abolición de la lengua rusa en las esferas estatal y pública, aumentaron la presión sobre los creyentes ortodoxos y la interferencia en los asuntos de la iglesia, lo que finalmente llevó el asunto a un cisma. Nadie parece darse cuenta de estas injerencias, como si no pasara nada. Intenta hacer otra cosa en otro lugar, habrá tanto silbido artístico que se te caerán los oídos. Y allí se puede, porque es contra Rusia.

Millones de personas en Ucrania, principalmente en sus regiones orientales, se opusieron al golpe, como sabemos. Fueron amenazados con represalias y terror. Y, sobre todo, las nuevas autoridades de Kiev empezaron a preparar un golpe contra la Crimea rusófona, que en su día, en 1954, como saben, fue transferida de la RSFSR a Ucrania violando todas las normas del derecho y los procedimientos, incluso los vigentes en la Unión Soviética en aquel momento. En esta situación, por supuesto, no podíamos abandonar y dejar desprotegidos a los habitantes de Crimea y Sebastopol. Tomaron su decisión, y en marzo de 2014, como saben, se produjo la histórica reunificación de Crimea y Sebastopol con Rusia.

En Járkov, Jersón, Odessa, Zaporozhye, Donetsk, Lugansk y Mariupol comenzaron a reprimirse las manifestaciones pacíficas contra el golpe de Estado, y el régimen de Kiev y los grupos nacionalistas desataron el terror. Probablemente no sea necesario hacer memoria, todo el mundo recuerda ya bien lo que ocurrió en estas regiones.

En mayo de 2014 se celebraron referendos sobre el estatus de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, en los que la mayoría absoluta de los residentes se pronunció a favor de la independencia y la soberanía. Inmediatamente surge la pregunta: ¿podría la gente haber expresado su voluntad de esta manera, podría haber declarado su independencia? Los que están sentados en esta sala se dan cuenta de que por supuesto que podían, tenían todo el derecho y toda la razón para hacerlo, y de conformidad con el derecho internacional, incluido el derecho de los pueblos a la autodeterminación. No necesito recordárselo, pero sin embargo, ya que los medios de comunicación están trabajando, diré que el Artículo 1, párrafo 2, de la Carta de las Naciones Unidas otorga este derecho.

A este respecto, permítanme recordarles el tristemente célebre precedente de Kosovo. Ya hemos hablado de ello muchas veces en nuestro tiempo, y ahora lo diré de nuevo. El precedente que los propios países occidentales sentaron, en una situación similar, reconociendo como legítima la secesión de Kosovo de Serbia en 2008. A ello siguió la famosa decisión de la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas, que el 22 de julio de 2010, basándose en el artículo 1, párrafo 2, de la Carta de las Naciones Unidas, dictaminó lo siguiente: «De la práctica del Consejo de Seguridad no se desprende ninguna prohibición general de una declaración unilateral de independencia». Y la siguiente cita: «El derecho internacional general no contiene ninguna prohibición aplicable a la declaración de independencia». Además, también estaba escrito que las partes de un país, de cualquier tipo, que decidieran declarar la independencia no estaban obligadas a dirigirse a los órganos centrales de su antiguo Estado. Todo estaba escrito allí, todo estaba escrito en blanco y negro con su propia mano.

Entonces, ¿estas repúblicas -Donetsk y Lugansk- [tenían derecho] a declarar su independencia? Por supuesto que sí. La cuestión no puede plantearse de otro modo.

¿Qué hizo el régimen de Kiev en esta situación? Ignoró por completo la decisión del pueblo y desató una guerra a gran escala contra los nuevos Estados independientes -las repúblicas populares de Donbás- utilizando aviones, artillería y tanques. Comenzaron los bombardeos de ciudades pacíficas y los actos de intimidación. ¿Y qué ocurrió después? Los habitantes de Donbás tomaron las armas para defender sus vidas, sus hogares, sus derechos e intereses legítimos.

En Occidente existe ahora la tesis constante de que Rusia inició la guerra en el marco de una operación militar especial, que es un agresor y que, por lo tanto, es posible atacar en su territorio, incluso con el uso de sistemas de armas occidentales, y que Ucrania supuestamente se está defendiendo y puede hacerlo.

Quiero insistir una vez más: Rusia no empezó la guerra, fue el régimen de Kiev, repito, después de que los habitantes de parte de Ucrania declararan su independencia de acuerdo con el derecho internacional, el que inició las hostilidades y las continúa. Esto es una agresión si no reconocemos el derecho de estos pueblos que vivían en estos territorios a declarar su independencia. ¿Qué pasa con eso? ¿Entonces qué es? Es agresión. Y quienes han estado ayudando a la maquinaria bélica del régimen de Kiev durante todos estos años son cómplices del agresor.

Entonces, en 2014, los habitantes de Donbás no lo soportaron. Las milicias se mantuvieron firmes, se enfrentaron a los castigadores y los expulsaron de Donetsk y Lugansk. Esperábamos que esto hiciera perder la razón a quienes desencadenaron esta masacre. Para detener el derramamiento de sangre, Rusia hizo los llamamientos habituales: llamamientos a las negociaciones, y éstas comenzaron con la participación de Kiev y representantes de las repúblicas del Donbás, con la ayuda de Rusia, Alemania y Francia.

Las negociaciones fueron difíciles, pero a pesar de ello en 2015 se concluyeron los acuerdos de Minsk. Nos tomamos en serio su aplicación y esperábamos poder resolver la situación en el marco del proceso de paz y del Derecho internacional. Esperábamos que así se tuvieran en cuenta los legítimos intereses y demandas de Donbás, se consagrara en la Constitución el estatus especial de estas regiones y los derechos fundamentales de las personas que viven allí, preservando al mismo tiempo la unidad territorial de Ucrania. Estábamos dispuestos a ello y a persuadir a los habitantes de estos territorios para que resolvieran las cuestiones de esta manera, y en más de una ocasión propusimos diversos compromisos y soluciones.

Pero al final todo fue rechazado. Los acuerdos de Minsk fueron simplemente arrojados a la papelera por Kiev. Como confesaron más tarde representantes de la cúpula ucraniana, no estaban satisfechos con ninguno de los artículos de estos documentos, simplemente mintieron y tergiversaron lo mejor que pudieron.

El ex Canciller de Alemania y el ex Presidente de Francia, que en realidad eran coautores y, por así decirlo, garantes de los acuerdos de Minsk, de repente también admitieron más tarde directamente que no había planes para cumplirlos, sólo necesitaban «mantener la situación tranquila» para ganar tiempo para la formación de formaciones armadas ucranianas, llenándolas de armas y equipos. Simplemente nos engañaron una vez más, nos engañaron.

En lugar de un verdadero proceso de paz, en lugar de la política de reintegración y reconciliación nacional de la que a Kiev le gusta despotricar, Donbás ha sido bombardeada durante ocho años. Se cometieron actos terroristas, asesinatos y se organizó un bloqueo brutal. Todos estos años, los habitantes de Donbás -mujeres, niños, ancianos- han sido declarados personas de segunda clase, subhumanos, y se les ha amenazado con represalias: vendremos y nos vengaremos de todos. ¿Qué es esto sino un genocidio en el centro de Europa en el siglo XXI? Y en Europa y en Estados Unidos fingían que no pasaba nada, que nadie se daba cuenta de nada.

A finales de 2021 – principios de 2022 el proceso de Minsk fue finalmente enterrado, y enterrado por Kiev y sus patrocinadores occidentales, y se planeó de nuevo un ataque masivo en Donbás. Un gran grupo de fuerzas armadas ucranianas se preparaba para lanzar una nueva ofensiva sobre Lugansk y Donetsk, por supuesto con limpieza étnica y enormes pérdidas de vidas humanas, cientos de miles de refugiados. Estábamos obligados a impedir esta catástrofe y proteger a la población; no podíamos tomar otra decisión.

Rusia ha reconocido finalmente a las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. Después de todo, no las reconocimos durante ocho años, seguíamos esperando llegar a un acuerdo. Ahora se conoce el resultado. Y el 21 de febrero de 2022, concluimos tratados de amistad[, cooperación] y asistencia mutua con estas repúblicas, que reconocimos. Pregunta: ¿tenían derecho las repúblicas populares a pedirnos apoyo si reconocíamos su independencia? ¿Teníamos derecho a reconocer su independencia, al igual que ellos tenían derecho a declarar su soberanía de acuerdo con los artículos que he mencionado y las decisiones del Tribunal Internacional de Justicia de la ONU? ¿Tenían derecho a declarar la independencia? Lo tenían. Pero si tenían ese derecho y lo utilizaban, entonces nosotros teníamos derecho a concluir un tratado con ellos, y lo hicimos, y lo repito, en pleno cumplimiento del derecho internacional y del artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.

Al mismo tiempo, hicimos un llamamiento a las autoridades de Kiev para que retiraran sus tropas de Donbás. Puedo decirles que mantuvimos contactos, y les dijimos directamente: retiren sus tropas de allí, y todo terminará allí. Esta propuesta fue rechazada casi de inmediato y simplemente ignorada, a pesar de que ofrecía una oportunidad real de cerrar el asunto de forma pacífica.

El 24 de febrero de 2022, Rusia se vio obligada a anunciar el inicio de una operación militar especial. Dirigiéndome a los ciudadanos de Rusia, a los habitantes de las repúblicas de Donetsk y Lugansky a la sociedad ucraniana, expuse entonces los objetivos de esta operación: proteger a la población de Donbás, restablecer la paz, desmilitarizar y desnazificar Ucrania y desviar así las amenazas de nuestro Estado, y restablecer el equilibrio de seguridad en Europa.

Al mismo tiempo, seguimos considerando prioritario alcanzar estos objetivos por medios políticos y diplomáticos. Recuerdo que ya en la primera fase de la operación militar especial, nuestro país entabló negociaciones con representantes del régimen de Kiev. Tuvieron lugar primero en Bielorrusia y luego en Turquía. Intentamos transmitir nuestro mensaje principal: respeten la elección de Donbás y la voluntad de las personas que viven allí, retiren sus tropas y pongan fin al bombardeo de ciudades y pueblos pacíficos. No hace falta nada más, y nos ocuparemos del resto de las cuestiones en el futuro. La respuesta fue: no, lucharemos. Es obvio que esta fue la orden de los amos occidentales, y ahora hablaré también de ello.

En aquel momento, en febrero-marzo de 2022, nuestras tropas, como saben, se acercaron a Kiev. Hubo muchas especulaciones al respecto tanto en Ucrania como en Occidente, entonces y ahora.

¿Qué quiero decir al respecto? Nuestras formaciones estuvieron cerca de Kiev, y los departamentos militares y el bloque de poder tenían varias propuestas sobre opciones para nuestras posibles acciones posteriores, pero no hubo ninguna decisión política de asaltar la ciudad de tres millones de habitantes, no importa lo que nadie dijera o especulara.

De hecho, no fue más que una operación para obligar al régimen ucraniano a hacer las paces. Las tropas estaban allí para empujar a la parte ucraniana a negociar, para tratar de encontrar soluciones aceptables y poner fin así a la guerra desatada por Kiev contra Donbás allá por 2014, para resolver cuestiones que suponen una amenaza para la seguridad de nuestro país, para la seguridad de Rusia.

Por extraño que pueda parecer, el resultado fue que sí fue posible alcanzar acuerdos que, en principio, convenían tanto a Moscú como a Kiev. Estos acuerdos fueron puestos sobre el papel y rubricados en Estambul por el jefe de la delegación negociadora ucraniana. Esto significa que las autoridades de Kiev estaban satisfechas con esta solución del problema.

El documento se denominó Tratado de Neutralidad Permanente y Garantías de Seguridad para Ucrania. Era de naturaleza transaccional, pero sus puntos clave coincidían con nuestras exigencias de principio y resolvían las tareas que se habían declarado como principales, incluso al comienzo de una operación militar especial. Esto incluía, por extraño que parezca, llamo su atención sobre la desmilitarización y desnazificación de Ucrania. Y aquí también hemos logrado encontrar coyunturas difíciles. Son complicadas, pero se encontraron. A saber, se trataba de aprobar la ley ucraniana sobre la prohibición de la ideología nazi, de cualquiera de sus manifestaciones. Todo está escrito allí.

Además, a cambio de garantías internacionales de seguridad, Ucrania limitaría el tamaño de sus fuerzas armadas, aceptaría la obligación de no unirse a alianzas militares, de no permitir bases militares extranjeras, de no estacionarlas ni a sus contingentes, de no realizar ejercicios militares en su territorio. Todo está escrito sobre el papel.

Por nuestra parte, comprendiendo también las preocupaciones de Ucrania en materia de seguridad, acordamos que Ucrania, al no ingresar formalmente en la OTAN, recibiría garantías casi similares a las que disfrutan los miembros de esta alianza. No fue una decisión fácil para nosotros, pero reconocimos la legitimidad de las demandas de Ucrania para garantizar su seguridad y, en principio, no nos opusimos a la formulación propuesta por Kiev. Estas son las formulaciones propuestas por Kiev, y en general no nos opusimos a ellas, conscientes de que lo principal es detener el derramamiento de sangre y la guerra en Donbás.

El 29 de marzo de 2022, retiramos nuestras tropas de Kiev porque teníamos la seguridad de que había que crear las condiciones necesarias para la finalización del proceso de negociación política, para la finalización de este proceso. Y que era imposible que una de las partes firmara tales acuerdos, como solían decir nuestros colegas occidentales, con una pistola en la cabeza. De acuerdo, aceptamos.

Sin embargo, inmediatamente, al día siguiente de la retirada de las tropas rusas de Kiev, los dirigentes ucranianos suspendieron su participación en el proceso de negociación, protagonizando una conocida provocación en Bucha, y abandonaron la versión preparada de los acuerdos. Creo que hoy está claro por qué era necesaria esta sucia provocación: para explicar de alguna manera el rechazo de los resultados que se habían logrado durante las negociaciones. Se rechazó de nuevo el camino hacia la paz.

Esto se hizo, como ahora sabemos, a instancias de los manipuladores occidentales, incluido el ex primer ministro británico, durante cuya visita a Kiev se dijo explícitamente: nada de acuerdos, tenemos que derrotar a Rusia en el campo de batalla, lograr su derrota estratégica. Y empezaron a bombardear Ucrania con armas y a hablar de la necesidad de infligirnos, como acabo de recordar, una derrota estratégica. Y algún tiempo después, como todos sabemos, el Presidente de Ucrania emitió un decreto prohibiendo a sus representantes e incluso a sí mismo mantener cualquier negociación con Moscú. Este episodio con nuestro intento de resolver el problema por medios pacíficos volvió a acabar en nada.

Por cierto, sobre el tema de las negociaciones. Ahora me gustaría hacer público un episodio más en esta audiencia. No he hablado de ello públicamente antes, pero algunos de los presentes lo conocen. Después de que el ejército ruso ocupara partes de las regiones de Jersón y Zaporozhye, muchos políticos occidentales ofrecieron su mediación para el fin pacífico del conflicto. Uno de ellos estuvo de visita de trabajo en Moscú el 5 de marzo de 2022. Y aceptamos sus esfuerzos de mediación, sobre todo porque durante la conversación se refirió al hecho de que se había asegurado el apoyo de los líderes de Alemania y Francia, así como de representantes de alto rango de Estados Unidos.

Durante la conversación, nuestro invitado extranjero preguntó -un episodio curioso, dijo-: si están ayudando a Donbass, ¿por qué hay tropas rusas en el sur de Ucrania, incluidas las regiones de Jersón y Zaporozhye? La respuesta por nuestra parte fue que esa fue la decisión del Estado Mayor ruso al planificar la operación. Y hoy añadiría que el plan consistía en rodear algunas de las zonas fortificadas que las autoridades ucranianas habían construido en ocho años en Donbás, principalmente para liberar Mariupol.

A continuación, un colega extranjero hizo una aclaración -un hombre profesional, debo reconocer su mérito-: ¿permanecerán nuestras tropas rusas en las regiones de Jersón y Zaporozhye? y ¿qué ocurrirá con estas regiones una vez alcanzados los objetivos de las Fuerzas de Defensa Estratégica? Le respondí que, en general, no descarto el mantenimiento de la soberanía ucraniana sobre estos territorios, pero con la condición de que Rusia tenga un fuerte vínculo terrestre con Crimea.

Es decir, Kiev debe garantizar la llamada servidumbre, un derecho de acceso legalmente formalizado para Rusia a la península de Crimea a través de las regiones de Jersón y Zaporozhye. Se trata de una decisión política crucial. Y, por supuesto, en su versión final no la tomaría una sola persona, sino sólo después de consultar con el Consejo de Seguridad, con otras estructuras, por supuesto, después de debatir con los ciudadanos, el público de nuestro país y, sobre todo, con los residentes de las regiones de Jersón y Zaporozhye.

Al final, eso es lo que hicimos: pedimos la opinión del propio pueblo y celebramos referendos. E hicimos lo que el pueblo decidió, incluso en las regiones de Jersón y Zaporozhye y en las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk.

En ese momento, en marzo de 2022, el socio negociador dijo que iba a dirigirse a Kiev en el futuro para continuar la conversación ahora con sus homólogos en la capital ucraniana. Nos alegramos de ello, así como de los intentos en general de encontrar una solución pacífica al conflicto, porque cada día de lucha significaba nuevas bajas y pérdidas. Sin embargo, en Ucrania, como supimos más tarde, no se aceptaron los servicios del mediador occidental y, por el contrario, como supimos, le acusaron de adoptar posiciones prorrusas -de forma bastante dura, debo decir, pero eso ya es un detalle-.

Ahora, como ya he dicho, la situación ha cambiado radicalmente. Los habitantes de Jersón y Zaporozhye han expresado su posición en referendos, las regiones de Jersón y Zaporozhye, así como las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, han pasado a formar parte de la Federación Rusa. Y no se puede hablar de violar nuestra unidad estatal. La voluntad del pueblo de estar con Rusia es inmutable. La cuestión está cerrada para siempre y ya no se discute.

Quiero repetirlo una vez más: fue Occidente quien preparó y provocó la crisis ucraniana, y ahora está haciendo todo lo posible para prolongarla indefinidamente, para debilitar y endurecer mutuamente a los pueblos de Rusia y Ucrania.

Cada vez envían más cargamentos nuevos de municiones y armas. Algunos políticos europeos han empezado a hablar de la posibilidad de desplegar sus tropas regulares en Ucrania. Al mismo tiempo, como ya he mencionado, son los actuales y verdaderos amos de Ucrania -que, por desgracia, no son el pueblo de Ucrania, sino las élites globalistas del otro lado del océano- los que están tratando de poner la carga sobre el poder ejecutivo ucraniano para que tome decisiones que son impopulares para el pueblo, incluida la nueva reducción de la edad de reclutamiento.

Ahora, como sabemos, es de 25 años, la siguiente etapa puede ser 23, entonces – 20, 18 o 18 a la vez. Y luego, por supuesto, se desharán de las figuras que tomen estas decisiones impopulares bajo la presión de Occidente, las echarán por inútiles, descargando sobre ellas toda la responsabilidad, y pondrán en su lugar a otras personas, también dependientes de Occidente, pero aún no con una reputación tan manchada.

De ahí, quizás, la idea de cancelar las próximas elecciones presidenciales en Ucrania. Ahora los que están en el poder harán de todo, luego los pondrán en el cesto y seguirán haciendo lo que crean necesario.

A este respecto, me gustaría recordarles algo que ahora Kiev prefiere no mencionar, y Occidente prefiere tampoco hablar de ello. ¿De qué estamos hablando? En mayo de 2014, el Tribunal Constitucional de Ucrania dictaminó que -citando más textualmente- «el Presidente es elegido por cinco años, independientemente de si es elegido en elecciones extraordinarias u ordinarias». Además, el Tribunal Constitucional de Ucrania señaló que -cito textualmente- «el estatuto constitucional del Presidente no contiene normas que establezcan un mandato distinto de cinco años». Fin de la cita, y punto. La decisión del tribunal era definitiva e inapelable. Eso es todo.

¿Qué significa esto en relación con la situación actual? El mandato presidencial del hasta ahora jefe electo de Ucrania ha expirado junto con su legitimidad, que no puede ser restaurada con ningún truco. No voy a hablar en detalle de los antecedentes de la decisión del Tribunal Constitucional de Ucrania sobre el mandato presidencial. Está claro que estaba relacionada con los intentos de legitimar el golpe de Estado de 2014. Pero, sin embargo, existe tal veredicto, y es un hecho jurídico. Pone en duda todos los intentos de justificar el espectáculo de hoy con la anulación de las elecciones.

De hecho, la trágica página actual de la historia de Ucrania comenzó con una toma del poder por la fuerza, como ya he dicho, un golpe de Estado anticonstitucional en 2014. Repito: el origen del actual régimen de Kiev es un golpe de Estado armado. Y ahora el círculo se ha cerrado – el poder ejecutivo en Ucrania es de nuevo, como en 2014, usurpado y mantenido ilegalmente, es de hecho ilegítimo.

Diré más: la situación con la cancelación de las elecciones es una expresión de la propia naturaleza, la verdadera tripa del actual régimen de Kiev, que surgió del golpe armado de 2014, está ligado a él y tiene sus raíces allí. Y el hecho de que, habiendo cancelado las elecciones, sigan aferrados al poder es una acción expresamente prohibida por el artículo 5 de la Constitución de Ucrania. Cito textualmente: «El derecho a determinar y cambiar el orden constitucional en Ucrania pertenece exclusivamente al pueblo y no puede ser usurpado por el Estado, sus órganos o funcionarios». Además, tales acciones entran en el ámbito del artículo 109 del Código Penal de Ucrania, que se refiere precisamente al cambio o derrocamiento por la fuerza del orden constitucional o a la toma del poder estatal, así como a la conspiración para cometer tales acciones.

En 2014, tal usurpación se justificó en nombre de la revolución, y ahora – por acciones militares. Pero el significado de esto no cambia. De hecho, estamos hablando de connivencia entre el poder ejecutivo del gobierno ucraniano, la dirección de la Rada Suprema y la mayoría parlamentaria controlada por ella, dirigida a usurpar el poder del Estado (no hay otra forma de llamarlo), que es un delito penal según la legislación ucraniana.

Además. La Constitución de Ucrania no prevé la posibilidad de anular o aplazar la elección del Presidente del país, la continuación de sus poderes en relación con la ley marcial, que se refiere ahora. ¿Qué dice la ley fundamental ucraniana? Es que durante la ley marcial se pueden aplazar las elecciones de la Rada Suprema. Es el artículo 83 de la Constitución del país.

Así que la legislación ucraniana ha previsto la única excepción cuando los poderes de un órgano del poder estatal se amplían durante el período de la ley marcial y no se celebran elecciones. Y esto se aplica únicamente a la Rada Suprema. Por lo tanto, se ha designado el estatus del Parlamento de Ucrania como un órgano en funcionamiento permanente bajo la ley marcial.

En otras palabras, la Rada Suprema es hoy un órgano legítimo, a diferencia del poder ejecutivo. Ucrania no es una república presidencialista, sino parlamentario-presidencialista. Esta es la esencia.

Además, el Presidente de la Rada Suprema, en calidad de Presidente, en virtud de los artículos 106 y 112, está investido de poderes especiales, incluso en el ámbito de la defensa, la seguridad, el mando supremo de las fuerzas armadas. Todo está escrito en blanco y negro.

Por cierto, en el primer semestre de este año Ucrania concluyó un paquete de acuerdos bilaterales de cooperación en el ámbito de la seguridad y el apoyo a largo plazo con una serie de países europeos. Ahora existe un documento similar con los Estados Unidos de América.

Desde el 21 de mayo de este año, ha surgido naturalmente la cuestión de la autoridad y legitimidad de los representantes de la parte ucraniana que firman tales documentos. Como se suele decir, no nos importa, que firmen lo que quieran. Está claro que aquí hay un componente político y propagandístico. Estados Unidos y sus satélites quieren de alguna manera apoyar a sus apoderados, darles peso y legitimidad.

Sin embargo, si más adelante los mismos Estados Unidos llevan a cabo un examen jurídico serio de dicho acuerdo (no me refiero a la esencia, sino al componente jurídico), sin duda surgirá la pregunta: ¿quién firmó estos documentos y con qué autoridad? Y resultará que todo esto es un farol y que el acuerdo es nulo, y toda la construcción se vendrá abajo, por supuesto, si se quiere analizar la situación. Se puede fingir que todo es normal, pero allí no hay nada normal, lo he leído. Todo está escrito en los documentos, todo está escrito en la Constitución.

Permítanme recordarles también que, tras el inicio de la operación militar especial, Occidente lanzó una campaña enérgica y muy poco ceremoniosa tratando de aislar a Rusia en la escena internacional. Hoy es claro y evidente para todos que este intento ha fracasado, pero, por supuesto, Occidente no ha renunciado a su plan de construir alguna apariencia de coalición internacional antirrusa y presionar a Rusia. También entendemos esto.

Como saben, han empezado a promover activamente la iniciativa de celebrar en Suiza una llamada conferencia internacional de alto nivel sobre la paz en Ucrania. Y planean celebrarla inmediatamente después de la cumbre del Grupo de los Siete, es decir, el grupo de los que, de hecho, encendieron el conflicto en Ucrania con sus políticas. Lo que proponen los organizadores de la reunión en Suiza no es más que otra estratagema para desviar la atención de todo el mundo, para intercambiar la causa y el efecto de la crisis ucraniana, para llevar el debate por el camino equivocado y, en cierta medida, para dar a las actuales autoridades ejecutivas de Ucrania una apariencia de legitimidad una vez más.

Por lo tanto, es natural que en Suiza no se vayan a debatir en principio cuestiones realmente fundamentales que están en el centro de la actual crisis de seguridad y estabilidad internacionales y de las verdaderas raíces del conflicto ucraniano, a pesar de todos los intentos de hacer más o menos decente el orden del día de la conferencia.

Ya podemos esperar que todo se reduzca a una charla demagógica general y a una nueva serie de acusaciones contra Rusia. La idea es fácil de leer: atraer al mayor número posible de Estados por cualquier medio y, como resultado, presentar el caso como si las prescripciones y normas occidentales fueran compartidas por toda la comunidad internacional, lo que significa que nuestro país debería aceptarlas incondicionalmente.

Como saben, naturalmente no fuimos invitados a la reunión de Suiza. De hecho, no se trata de una negociación, sino del empeño de un grupo de países por seguir impulsando su propia línea y resolver a su arbitrio cuestiones que afectan directamente a nuestros intereses y a nuestra seguridad.

Me gustaría subrayar a este respecto: sin la participación de Rusia, sin un diálogo honesto y responsable con nosotros, es imposible alcanzar una solución pacífica en Ucrania y en la seguridad global europea en general.

Hasta ahora, Occidente ignora nuestros intereses, mientras prohíbe a Kiev negociar y nos insta hipócritamente a negociar. Parece simplemente una idiotez: por un lado, se les prohíbe negociar con nosotros, mientras que, por otro, nos instan a negociar e insinúan que nos negamos a negociar. No tiene sentido. Pero vivimos en una especie de espejo.

En primer lugar, daríamos a Kiev la orden de levantar la prohibición, la autoimpuesta prohibición de negociar con Rusia, y en segundo lugar, estamos dispuestos a sentarnos a la mesa de negociaciones incluso mañana mismo. Comprendemos las peculiaridades de la situación jurídica, pero allí hay autoridades legítimas, incluso de acuerdo con la Constitución, como acabo de decir, y hay gente con la que negociar. Por favor, estamos dispuestos. Nuestras condiciones para iniciar esa conversación son sencillas y se reducen a lo siguiente.

Ahora voy a tomarme un tiempo para reproducir de nuevo toda la cadena de acontecimientos para que quede claro que para nosotros lo que voy a decir no es la coyuntura de hoy, sino que siempre hemos mantenido una determinada posición, siempre hemos buscado la paz.

Por lo tanto, estas condiciones son muy simples. Las tropas ucranianas deben retirarse completamente de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, de las regiones de Jersón y Zaporozhye. Y, llamo su atención sobre el hecho de que es de todo el territorio de estas regiones dentro de sus límites administrativos, que existían en el momento de su entrada en Ucrania.

Tan pronto como Kiev declare que está preparada para tal decisión y comience la retirada real de las tropas de estas regiones, así como les notifique oficialmente el abandono de los planes de adhesión a la OTAN, de nuestra parte seguirá inmediatamente, literalmente en el mismo minuto, una orden de alto el fuego y de inicio de las negociaciones. Repito: lo haremos inmediatamente. Naturalmente, al mismo tiempo garantizaremos la retirada segura y sin obstáculos de las unidades y formaciones ucranianas.

Por supuesto, nos gustaría esperar que esa decisión sobre la retirada de las tropas, el estatus de no alineado y el inicio del diálogo con Rusia, del que depende la futura existencia de Ucrania, se tome en Kiev de forma independiente, basándose en las realidades actuales y guiada por los auténticos intereses nacionales del pueblo ucraniano, y no por órdenes occidentales, aunque, por supuesto, existen grandes dudas al respecto.

Sin embargo, ¿qué quiero decir de nuevo a este respecto, qué debo recordarles? He dicho que me gustaría repasar una vez más la cronología de los acontecimientos. Dediquemos algún tiempo a ello.

Así, durante los acontecimientos de la Maidan en Kiev en 2013-2014, Rusia ofreció repetidamente su ayuda para la resolución constitucional de la crisis, organizada en realidad desde el exterior. Volvamos a la cronología de los acontecimientos de finales de febrero de 2014.

El 18 de febrero comenzaron en Kiev los enfrentamientos armados provocados por la oposición. Varios edificios, entre ellos el ayuntamiento y la Casa de los Sindicatos, fueron incendiados. El 20 de febrero, francotiradores desconocidos abrieron fuego contra manifestantes y agentes del orden, lo que significa que quienes preparaban un golpe armado estaban haciendo todo lo posible para empujar la situación aún más hacia la violencia y la radicalización. Y aquellas personas que estaban en las calles de Kiev en aquellos días y expresaron su descontento con el gobierno de entonces fueron utilizadas deliberadamente para sus propios fines egoístas, como carne de cañón. Hoy están haciendo exactamente lo mismo, llevando a cabo movilizaciones y enviando a la gente al matadero. Y, sin embargo, entonces hubo una oportunidad para salir civilizadamente de la situación.

Se sabe que el 21 de febrero se firmó un acuerdo entre el entonces presidente de Ucrania y la oposición sobre la solución de la crisis política. Sus garantes, como es sabido, eran representantes oficiales de Alemania, Polonia y Francia. El acuerdo preveía la vuelta a una forma de gobierno parlamentario-presidencial, la celebración de elecciones presidenciales anticipadas, la formación de un gobierno de confianza nacional, así como la retirada de las fuerzas del orden del centro de Kiev y la entrega de armas por parte de la oposición.

Debo añadir que la Rada Suprema aprobó una ley que descarta la persecución penal de los manifestantes. Existía un acuerdo de este tipo, que habría puesto fin a la violencia y devuelto la situación al terreno constitucional. Este acuerdo se firmó, aunque tanto en Kiev como en Occidente prefieren no recordarlo.

Hoy diré algo más sobre otro hecho importante que no se ha hecho público hasta ahora, a saber, que literalmente en las mismas horas del 21 de febrero tuvo lugar una conversación con mi vis-a-vis estadounidense por iniciativa de la parte norteamericana. La esencia de la misma fue la siguiente: el dirigente estadounidense apoyó inequívocamente el acuerdo entre las autoridades y la oposición de Kiev. Además, lo calificó de verdadero avance, una oportunidad para el pueblo ucraniano de asegurarse de que la violencia que había estallado no traspasara todos los límites imaginables.

Y además, en el curso de nuestras conversaciones, elaboramos conjuntamente la siguiente fórmula: Rusia intentaría persuadir al entonces Presidente de Ucrania de que se comportara con la mayor moderación posible, de que no utilizara al ejército ni a las fuerzas del orden contra los manifestantes. Y Estados Unidos, en consecuencia, según se dijo, llamaría a la oposición, como se la llama, al orden, a desalojar los edificios administrativos, a calmar la calle.

Todo esto era para crear las condiciones para que la vida en el país volviera a la normalidad, al ámbito constitucional y legal. Y, en general, acordamos trabajar juntos por una Ucrania estable, pacífica y en normal desarrollo. Cumplimos íntegramente nuestra palabra. El entonces Presidente de Ucrania, Yanukóvich, que en realidad no tenía previsto utilizar el ejército, no lo hizo y, además, incluso retiró de Kiev unidades policiales adicionales.

¿Y qué decir de los colegas occidentales? En la noche del 22 de febrero y durante todo el día siguiente, cuando el presidente Yanukóvich se marchó a Járkiv, donde se iba a celebrar un congreso de diputados de las regiones del sudeste de Ucrania y Crimea, los radicales, a pesar de todos los acuerdos y garantías de Occidente (tanto de Europa como, como acabo de decir, de Estados Unidos), tomaron el control del edificio de la Rada, la administración presidencial, y se apoderaron del Gobierno por la fuerza. Y ni uno solo de los garantes de todos estos acuerdos sobre el arreglo político -ni Estados Unidos ni los europeos- ha movido un dedo para cumplir sus obligaciones, para pedir a la oposición que libere las instalaciones administrativas incautadas, que renuncie a la violencia. Está claro que este curso de los acontecimientos no sólo les convenía, sino que parece que fueron los autores de que los acontecimientos se desarrollaran de esta manera.

Además, ya el 22 de febrero de 2014 la Rada Suprema, violando la Constitución de Ucrania, adoptó una resolución sobre la llamada autodestitución del presidente en funciones Yanukóvich del cargo de presidente y programó elecciones extraordinarias para el 25 de mayo. En otras palabras, se ha producido un golpe de Estado armado, instigado desde el exterior. Los radicales ucranianos, con el consentimiento tácito y el apoyo directo de Occidente, frustraron todos los intentos de resolver la situación de forma pacífica.

Entonces persuadimos a Kiev y a las capitales occidentales para que entablaran un diálogo con la población del sureste de Ucrania y respetaran sus intereses, derechos y libertades. No, el régimen que irrumpió en el poder como consecuencia del golpe de Estado optó por la guerra y lanzó acciones punitivas contra Donbás en la primavera y el verano de 2014. Rusia ha vuelto a hacer un llamamiento a la paz.

Hicimos todo lo posible para resolver los graves problemas surgidos en el marco de los acuerdos de Minsk, pero Occidente y las autoridades de Kiev, como ya he subrayado, no iban a cumplirlos. Aunque de palabra, nuestros colegas occidentales, incluido el jefe de la Casa Blanca, nos aseguraron que los acuerdos de Minsk eran importantes y que estaban comprometidos con los procesos de su aplicación. Que, en su opinión, esto permitiría resolver la situación en Ucrania, estabilizarla y tener en cuenta los intereses de los habitantes del este. En cambio, en la práctica organizaron un bloqueo, como ya he mencionado, de Donbás. Las fuerzas armadas ucranianas se preparaban sistemáticamente para una operación a gran escala destinada a destruir las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.

Los acuerdos de Minsk fueron finalmente enterrados por las manos del régimen de Kiev y Occidente. Volveré sobre esto una vez más. Por eso en 2022 Rusia se vio obligada a lanzar una operación militar especial para poner fin a la guerra en Donbás y proteger a los civiles del genocidio.

Al mismo tiempo, desde los primeros días, hemos vuelto a plantear opciones para una solución diplomática a la crisis, ya he hablado hoy de ello. Se trata de negociaciones en Bielorrusia, Turquía, la retirada de las tropas de Kiev con el fin de crear las condiciones para la firma de los acuerdos de Estambul, que en principio han sido acordados por todos. Pero incluso estos intentos fueron finalmente rechazados de nuevo. Occidente y Kiev fijaron el rumbo para derrotarnos. Pero, como sabemos, todo esto fracasó.

Hoy hacemos otra propuesta de paz concreta y real. Si Kiev y las capitales occidentales también la rechazan, como antes, entonces al final es asunto suyo, su responsabilidad política y moral por la continuación del derramamiento de sangre. Obviamente, las realidades sobre el terreno y en la línea de contacto seguirán sin cambiar a favor del régimen de Kiev. Y las condiciones para el inicio de las negociaciones serán diferentes.

Permítanme insistir en el punto principal: la esencia de nuestra propuesta no es una tregua temporal o un alto el fuego, como quiere Occidente, para restablecer las pérdidas, rearmar al régimen de Kiev y prepararlo para una nueva ofensiva. Repito: no hablamos de congelar el conflicto, sino de ponerle fin definitivamente.

Y lo diré una vez más: tan pronto como Kiev acepte un curso de los acontecimientos similar al que se propone hoy, acepte una retirada completa de sus tropas de las regiones de la RPD y la RPL , Zaporozhye y Jersón, y comience realmente este proceso, estaremos dispuestos a comenzar las negociaciones sin aplazarlas.

Permítanme repetirlo: nuestra posición de principio es la siguiente: el estatus neutral no alineado no nuclear de Ucrania, su desmilitarización y desnazificación, especialmente desde que estos parámetros fueron acordados en general durante las conversaciones de Estambul en 2022. Todo estaba claro allí sobre la desmilitarización, todo estaba detallado: el número de esto, aquello y los tanques. Todo estaba acordado.

Por supuesto, deben garantizarse plenamente los derechos, libertades e intereses de los ciudadanos rusoparlantes de Ucrania, y deben reconocerse las nuevas realidades territoriales y el estatus de Crimea, Sebastopol, las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, y las regiones de Jersón y Zaporozhye como entidades constitutivas de la Federación Rusa. En el futuro, todas estas disposiciones básicas y de principio deberán fijarse en forma de acuerdos internacionales fundamentales. Naturalmente, esto implica también la anulación de todas las sanciones occidentales contra Rusia.

Creo que Rusia propone una opción que permitirá poner fin realmente a la guerra en Ucrania, es decir, pedimos pasar la trágica página de la historia y empezar a restablecer las relaciones de confianza y buena vecindad entre Rusia y Ucrania y en Europa en su conjunto, aunque sea difícil, gradualmente, paso a paso.

Una vez resuelta la crisis ucraniana, nosotros, incluso junto con nuestros socios de la OTSC y la OCS, que hoy en día siguen contribuyendo de manera significativa y constructiva a la búsqueda de una solución pacífica de la crisis ucraniana, así como los Estados occidentales, incluidos los europeos, que están dispuestos al diálogo, podríamos iniciar la tarea fundamental que he mencionado al principio de mi declaración, a saber, la creación de un sistema indivisible de seguridad euroasiática que tenga en cuenta los intereses de todos, sin excepción, los Estados del continente.

Por supuesto, es imposible volver literalmente a las propuestas de seguridad que presentamos hace 25, 15 o incluso dos años, ya que han pasado demasiadas cosas y las circunstancias han cambiado. Sin embargo, los principios básicos y, lo que es más importante, el objeto mismo del diálogo permanecen inalterados. Rusia es consciente de su responsabilidad en la estabilidad mundial y reafirma su disposición a dialogar con todos los países. Pero esto no debe ser una imitación del proceso de paz para servir a la voluntad egoísta de alguien, a los intereses creados de alguien, sino una conversación seria y profunda sobre todas las cuestiones, sobre toda la gama de cuestiones de seguridad mundial.

Estimados colegas, estoy convencido de que todos ustedes son muy conscientes de las tareas a gran escala a las que se enfrenta Rusia y de lo mucho que tenemos que hacer, también en el ámbito de la política exterior.

Les deseo sinceramente éxito en este difícil trabajo para garantizar la seguridad de Rusia, nuestros intereses nacionales, reforzar la posición del país en el mundo, promover los procesos de integración y las relaciones bilaterales con nuestros socios.

Por su parte, la dirección del Estado seguirá prestando al departamento diplomático y a todos los que participan en la ejecución de la política exterior de Rusia el apoyo necesario.

Gracias una vez más por su trabajo, gracias por su paciencia y atención a lo que se dice. Confío en que tendremos éxito.

Muchas gracias.

S. Lavrov: Estimado Vladimir Vladimirovich, en primer lugar, quiero agradecerle mucho su valoración de nuestro trabajo.

Nos esforzamos, y la vida nos obliga a esforzarnos aún más, y seguiremos haciéndolo, porque todo el mundo comprende que esto es necesario para el destino del país, el destino de nuestro pueblo, y en cierta medida para el destino del mundo. Cumpliremos sus instrucciones, que acaba de exponer, detallando el concepto de seguridad euroasiática, de manera muy concreta, junto con nuestros colegas de otros organismos.

En el contexto de la construcción de un nuevo sistema de seguridad justo, como usted ha dicho, indivisible y basado en los mismos principios, seguiremos ayudando a resolver situaciones de crisis individuales, de las cuales, por supuesto, la crisis ucraniana es de la máxima prioridad para nosotros.

Sin duda, utilizaremos su nueva iniciativa en diversas situaciones, incluso en nuestro trabajo en el seno del BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghai, con la República Popular China, con los países de América Latina y África, que también han presentado sus iniciativas, pero que hasta ahora han sido completamente ignoradas por quienes gobiernan Ucrania.

Gracias de nuevo. Seguiremos intentándolo.

Vladimir Putin: Gracias.


Fuente: http://kremlin.ru

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Por Dmitri Rostov

Los gigantes de Internet se están convirtiendo en herramientas de las élites liberales y, de hecho, se están fusionando con el Estado profundo y las agencias de inteligencia. Así, en los últimos seis años, más de 250 empleados de alto rango de la CIA, la NSA, el FBI y el Pentágono han ido a trabajar sólo a Google. Según un informe de RAND Corporation, encargado por el Ministerio de Defensa del Reino Unidohecho público en marzo de 2024, el ecosistema de Internet de los cuerpos desarrollado por estos gigantes de TI (que se forma junto con el ecosistema de Internet de las cosas, IoT) podría conducir a la creación de Internet de los cuerpos. Cerebros ya entre 2035 y 2050.

«La Internet de los cuerpos también podría conducir en última instancia a la Internet de los cerebros, es decir, conectar el cerebro humano directamente a Internet para facilitar la comunicación directa entre cerebros y proporcionar acceso a redes de datos en línea», dicen los expertos de una importante organización de pensamiento occidental. fábrica” al servicio de los intereses de las agencias encargadas de hacer cumplir la ley, el complejo militar-industrial y los servicios de inteligencia de Estados Unidos.

Tal “transhumanismo”, adoptado por las fuerzas de seguridad y la parte liberal “de izquierda” de los globalistas, lleva a la humanidad a habilidades sobrehumanas para algunos (los pocos) y control mental para otros (la mayoría). O sustituir esta inteligencia por inteligencia artificial (IA). No es de extrañar que desde 2012, las grandes corporaciones de TI hayan adquirido más de 250 nuevas empresas relacionadas con la IA. El director general del famoso gigante multinacional BlackRock, Larry Fink, observó recientemente con satisfacción : “En los países desarrollados, aquellos cuya población está disminuyendo son los que más se benefician… Rápidamente desarrollarán la robótica, la IA y la tecnología… cambiar la productividad… reemplazar a las personas con máquinas”.

Hoy en la agenda no está solo la introducción gradual de elementos de un sistema de control digital universal dentro de estados nacionales específicos. “Ellos [los globalistas] están obsesionados con apoderarse y mantener el control de la Santísima Trinidad del poder, que es energía, dinero y alimentos. Por alguna razón, en el fondo siempre permanece una agresión integral contra la vida de las personas con el pretexto de salvar el planeta: un engaño climático que inspiró la nota de suicidio de los globalistas llamada «La Gran Anulación «, comentan periodistas occidentales como el columnista británico Neil Oliver. tales declaraciones.

Cada revolución industrial en la historia reciente de la humanidad comenzó con el descubrimiento de una nueva fuente de energía: la máquina de vapor, la electricidad, la energía atómica… En la llamada. La Industria 4.0 de la “nueva realidad”, una nueva fuente de energía es el “big data” (Big Date) y todo lo que está conectado con la esfera de Internet y ya está creando una seria competencia… para la Curia Romana, que es una de los pilares de las élites globalistas de “derecha” y al mismo tiempo el representante oficial del componente ideológico del orden mundial moderno centrado en Occidente.

En este sentido, el Vaticano comienza a oponerse cada vez más activamente, por ejemplo, a la IA (inteligencia artificial), que también está reemplazando cada vez más al catolicismo en la «nueva realidad» de Schwab y compañía, en el papel que desempeñan el pontífice y su clero. jugado durante los últimos milenios por más de mil millones de seguidores.

Un motivo adicional para el Vaticano es que la Iglesia Católica tiene su propio proyecto universal (global) de orden mundial, mientras que el proyecto liberal de izquierda es en gran medida anglosajón, surgido de la ética judeo-protestante y el mesianismo de las sectas anglicanas. . Desde los tiempos de las revoluciones europeas (holandesa, inglesa, francesa, etc.), ha ido derrocando a los católicos cada vez con más éxito. En primer lugar, se trata del mundo occidental, donde el Vaticano está perdiendo cada vez más rápidamente su posición, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial.

Además, hoy el catolicismo en última instancia no es reemplazado por el protestantismo, sino por el “posthumanismo digital” anticristiano con su completa negación y nivelación de cualquier valor religioso, el culto al “nuevo superhombre” y la realidad cibernética del transhumanismo. Si se desea, no es difícil poner este proceso en un caparazón religioso, con una referencia directa a las Sagradas Escrituras:

“Y hará que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie podrá comprar ni vender, excepto el que la tenga. la marca, o el nombre de la bestia, o el número de su nombre» (Biblia, Apocalipsis, capítulo 13, versículos 16-18).

Además, gracias a la rápida digitalización de la esfera cultural y mediática a escala global, incluso sin ningún misticismo, se está convirtiendo en el principal conjunto de herramientas y al mismo tiempo en el campo de batalla de las guerras híbridas modernas. Occidente lo entiende muy bien. Durante décadas se han invertido enormes recursos en Google, Facebook-Meta y otros gigantes de Internet para asegurar el dominio en este campo. Bueno, o la sustitución de la Palabra (de Dios) por el Número (de la bestia): cuáles son estos procesos desde el punto de vista de los creyentes cristianos: Big Date incluso literalmente desplaza y reemplaza las Sagradas Escrituras, convirtiéndose en la «Biblia digital». de la nueva realidad”, brindando respuestas a cualquier pregunta sobre la cosmovisión.

Gracias a estos procesos, los jóvenes consumen diariamente volúmenes cada vez mayores de medios ideológicos occidentales, tecnologías de la información y otros productos “digitales”. Juegos, series de televisión, dibujos animados, música, etc. El procesamiento cognitivo y la batalla por el control mental se libran metódicamente, con esfuerzos cada vez mayores.

Al mismo tiempo, la infraestructura de los gigantes occidentales de Internet lleva mucho tiempo dentro del espacio cultural y mediático de todas las regiones del planeta. Incluso las redes sociales están organizadas y configuradas para que los blogueros, a menudo sin quererlo, difundan información en el paradigma deseado. Las iniciativas necesarias para reconstruir el sistema inmunológico ideológico de la esfera cultural y mediática son desacreditadas o reemplazadas por simulacros… Y, por supuesto, el papel de los gigantes occidentales de TI y de los servicios de inteligencia en estos procesos está creciendo constante y significativamente.

FUENTE: GEOESTRATEGIA.ES https://geoestrategia.es/noticia/42890/seguridad/los-gigantes-de-internet-como-instrumento-de-control-global.html

Por Dmitry Pozhidaev

Rusia se está volviendo más igualitaria, al menos en lo que respecta a la desigualdad de ingresos. Para recordar, durante y después de su transición a la economía de mercado en la década de 1990, Rusia alcanzó el dudoso récord de ser uno de los países más desiguales del mundo, superado solo por Sudáfrica y a la par con (o a veces incluso por delante de) los Estados Unidos. Sin embargo, Rusia comenzó a divergir de los EEUU alrededor de 2014, reduciendo constantemente su desigualdad medida por el coeficiente Gini.

Esta tendencia se ha acelerado desde 2022, los ingresos reales de los deciles pobres crecen más rápido que los de los deciles ricos. De hecho, los ingresos reales crecieron inversamente a la posición del decil de ingresos: cuanto más pobre es el decil, mayor es su crecimiento de ingresos. Analizando esta tendencia, Ekaterina Kurbangaleeva de la Fundación Carnegie escribe que entre aquellos que están «ganando» en la situación actual están los millones de rusos en trabajos de cuello azul y de cuello gris cuyas profesiones durante mucho tiempo se consideraron mal paga y de bajo estatus.

ingresos reales

Es difícil no darse cuenta de que esta tendencia de igualación de ingresos coincide con la anexión rusa de Crimea en 2014, el inicio de la guerra en toda regla en Ucrania en febrero de 2022 y la introducción de sanciones masivas occidentales. ¿Qué ha estado causando este impulso hacia una mayor igualdad de ingresos en Rusia?

Keynesianismo de guerra

La explicación más frecuente entre los economistas convencionales es la transición a una economía de guerra (también conocida como keynesianismo de guerra), que comenzó en Rusia alrededor de 2014. Seguramente, las sanciones (o la amenaza de sanciones) jugaron un papel y aceleraron esta transición, pero esta no es toda la historia. La historia tradicional del keynesianismo de guerra es así. Durante la guerra, los gobiernos a menudo implementan medidas fiscales y monetarias significativas para movilizar recursos, financiar operaciones militares y mantener la estabilidad económica. El aumento del gasto público y la movilización de recursos a menudo conducen a un mayor empleo y salarios, especialmente para los grupos de bajos ingresos. Los EEUU durante la Segunda Guerra Mundial son un ejemplo de libro de texto: el gasto y la movilización en tiempos de guerra llevaron a un crecimiento económico significativo y a una reducción de la desigualdad de ingresos. El período vio un aumento de los salarios de muchos trabajadores y una reducción de la brecha de ingresos.

Estos desarrollos están bien documentados y analizados en el reciente informe del CEPR «Economía rusa en guerra: una nueva realidad financiada por las exportaciones de productos básicos», escrito por Yuriy Gorodnichenko, Iikka Korhonen y Elina Ribakova. El estudio señala que el aumento de la contratación pública en las regiones con grandes concentraciones de industrias de fabricación de máquinas; un aumento en la inversión en infraestructura de transporte en algunas regiones pobres del Lejano Oriente de Rusia, a medida que Rusia intenta redirigir más su comercio exterior hacia China; un aumento en los depósitos bancarios en las regiones más pobres, que han enviado proporcionalmente más personas al ejército; y un aumento en los salarios reales, primero en sectores que reciben pedidos estatales y luego en otros sectores, ya que han tenido dificultades para atraer a los trabajadores.

Pero la pregunta que no se aborda adecuadamente no es por qué los pobres están recibiendo más (esto es algo obvio), sino por qué y cómo los ricos están recibiendo menos. ¿Por qué de repente el crecimiento ruso se ha vuelto favorable a los pobres?

La desvinculación de Rusia del centro capitalista

Visto desde una perspectiva marxista, la economía de guerra rusa representa un caso claro de un país periférico que se desvincula del centro. Mientras que las sanciones occidentales generalmente se consideran un mecanismo (relativamente) efectivo para aislar a Rusia de la economía mundial, su otro lado no se discute tanto. Desacoplar a Rusia del centro capitalista (representado por el «Occidente colectivo») también implica desacoplar a Occidente de Rusia. El economista marxista Samir Amin, que escribió hace 50 años, hizo hincapié en que una ruptura con el mercado mundial es la condición principal para el desarrollo. El desarrollo de la periferia requiere el establecimiento de estructuras nacionales egocéntricas que rompan con el mercado mundial. Más recientemente, el marxista ruso Boris Kagarlitsky argumentó el mismo punto en el contexto de la historia rusa después de 1917: su meteórico ascenso en la década de 1920-30 se debió a su desacoplamiento de los mercados mundiales y a su declive gradual a partir de la década de 1970 debido a su reintegración en la economía mundial.

Las relaciones entre el centro del sistema y su periferia son relaciones de dominación, relaciones desiguales, expresadas en una transferencia de valor de la periferia al centro. Esta transferencia de valor, gobernada por la ley fundamental de la acumulación de capital bajo el capitalismo, hace posible una mayor mejora en la recompensa del trabajo en el centro y en la periferia reduce, no solo la recompensa del trabajo, sino también el margen de beneficio del capital local. El canal principal de esta transferencia es el intercambio desigual cuando los valores más altos producidos en la periferia (según lo determinado por la cantidad socialmente necesaria de mano de obra) se intercambian por valores más bajos producidos en el centro.

Hay tres canales principales de transferencia de plusvalor (incluyendo la plusvalía y los ingresos no productivos y los ingresos estatales). Este canal opera, en primer lugar, a través de un sistema de división internacional del trabajo y comercio exterior manipulado por el centro para garantizar la máxima transferencia de excedentes. El centro mantiene la periferia más lejos de la frontera tecnológica, lo que hace que la periferia se involucre en la producción con baja adición de valor (a menudo materias primas, como minerales), en relación con la cual el centro generalmente ejerce un poder monopsonista. Al mismo tiempo, en connivencia con la burguesía compradora, el centro mantiene las recompensas del trabajo periférico por debajo de su productividad, lo que permite mayores tasas de ganancias para el capital extranjero, así como para parte de la burguesía nacional. En segundo lugar, además de las transferencias a través de términos comerciales desfavorables (para los países periféricos), el centro transfiere el plusvalor producido en la periferia a través de la repatriación de beneficios y compras de tecnologías avanzadas en la metrópoli para continuar sus actividades económicas extractivas en la periferia. Esto se ve ayudado por la compra de valores económicos por debajo de su valor en el curso de la privatización en la periferia. En tercer lugar, debido a que el capital extranjero alcanza las alturas dominantes en la periferia, el capital nacional no encuentra suficiente aplicación económica en el país de origen, lo que resulta en salidas significativas de capital al centro donde se invierte. El último canal de extracción de valor es el sistema financiero internacional, que está arruñado contra la periferia. El centro utiliza crédito barato en casa para otorgar préstamos caros a los sectores privado y público en la periferia. El coste de estos préstamos está por encima de la prima de riesgo normal, incorpora las tasas más altas de explotación del trabajo y da como resultado una carga debilitante del servicio de los préstamos para los países en desarrollo.

Después del colapso de la Unión Soviética en 1991, Rusia se convirtió en un caso de libro de texto de un país periférico. Demostró las características explícitas de la dependencia una por una: déficit de cuenta corriente, desindustrialización, dependencia casi total de las exportaciones occidentales (no solo de lujos y bienes tecnológicos, sino también alimentos y necesidades básicas), inversiones extranjeras (en su mayoría en industrias extractivas), salidas masivas de capital nacional a jurisdicciones extranjeras, alto endeudamiento privado y público y, en última instancia, una disminución de la participación laboral de los ingresos nacionales y la pauperización de la clase trabajadora.

El nivel de vida comenzó a mejorar a principios de la década de 2000. Se cree que esta mejora, que sentó las bases de la legitimidad de Vladimir Putin, se debe en gran medida a dos factores: (1) el aumento de los precios mundiales del petróleo y el gas (que aumentó de 17 dólares por barril en 1999 a 50 dólares en 2005 y 109 dólares en 2012) y (2) la mejora de la estabilidad política, las reformas económicas y una mejor seguridad conducente al aumento de la actividad económica. Este último desarrollo también incluyó una transición del capitalismo de compinches liberal a un capitalismo de estado más estrechamente controlado, como se discutirá a continuación. Sin embargo, la dependencia estructural de Rusia de Occidente continuó sin muchos cambios.

¿Cómo ha cambiado la situación después de 2014, particularmente desde febrero de 2022? Como resultado de la desconexión de Rusia de los mercados financieros internacionales en 2022, el flujo de préstamos extranjeros se ha agotado. Pero en consecuencia, como informó el Banco Central de Rusia, la deuda externa de Rusia (decreciente desde 2014) disminuyó en 2023 aún más en un 17,7 %, desde finales de 2022. El endeudamiento del gobierno central con los no residentes disminuyó un 29,1 % como resultado de la disminución de la deuda de los valores de deuda soberana denominados tanto en rublos rusos como en moneda extranjera.

A medida que las empresas extranjeras comenzaron a cerrar sus operaciones y a retirarse de Rusia con el inicio de la guerra en Ucrania, las repatriaciones de ganancias se redujeron significativamente. En 2023, según el Banco Central de Rusia, el saldo negativo de los ingresos por inversión se ha reducido a la mitad: tanto los ingresos acumulados a favor de los no residentes como los ingresos recibidos por los residentes de las inversiones extranjeras han disminuido. El papel más importante fue desempeñado por el saldo negativo de ingresos de la inversión directa, incluso como resultado de una reducción en el grado de participación de los inversores de inversión directa en los negocios nacionales, así como una reducción en las cantidades de dividendos declarados por las empresas rusas. La incursión neta de pasivos por parte de los residentes, después de experimentar un shock negativo en 2022, en 2023 se redujo al nivel más bajo desde 2015.

pasivos

Desvinculados de los mercados internacionales de capitales y sujetos a sanciones y expropiaciones internacionales, los capitalistas rusos comenzaron a repatriar sus inversiones extranjeras. Además, el volumen de transferencias transfronterizas desde Rusia en 2023 disminuyó un 35 % en comparación con el año anterior. Según una investigación reciente de Frank RG, en 2023 se devolvieron y retuvieron aproximadamente 35.000 millones de dólares de «dinero nuevo» en la economía. En comparación, 35.000 millones de dólares es tanto como el beneficio neto de todo el sector bancario el año pasado. Y eso es el doble del déficit presupuestario federal proyectado para 2023.

Según el Banco Central, la cantidad de rublos mantenidos en las cuentas bancarias rusas aumentó un 19,7 por ciento a 7,4 billones en 2023 (casi tres veces más que en 2022), reforzada por las altas tasas de interés. En particular, ha habido un crecimiento en la categoría de depósitos por un valor de entre 3 y 10 millones de rublos (tanto en términos de su valor total como en el número de personas que tienen dichos depósitos).

Todos estos desarrollos minimizan la transferencia de excedentes al centro y resultan en una mayor acumulación de capital dentro de Rusia. Pero no implica automáticamente una mejora en el destino de los pobres y menos desigualdad: los capitalistas pueden acumular el nuevo dinero o usarlo para el consumo de lujo. Sin embargo, el capitalismo ruso está sujeto a la misma ley de acumulación que el capitalismo global en general. Con el cierre de los puntos de venta de inversión en el extranjero y la incertidumbre sobre las tendencias monetarias nacionales (creciente inflación), se alienta a los capitalistas rusos a invertir en la economía nacional. Las nuevas oportunidades de inversión son el resultado de dos desarrollos: la salida del capital extranjero, que reduce la competencia, y el aumento de los contratos militares, que incluyen no solo hardware militar, sino también todo tipo de equipo esencialmente no militar utilizado por los militares.

Transición al capitalismo de estado

A pesar de esto, los capitalistas teóricamente todavía podrían apropiarse de la misma (o incluso una mayor) cantidad de plusvalía (aunque esto último es obviamente difícil en un mercado laboral muy ajustado). Aquí viene la otra tendencia, mencionada brevemente antes, la transición al capitalismo de estado, que compensa este posible comportamiento. Como se sabe, una de las características definitorias del capitalismo de estado es una alta proporción de empresas estatales. Desde que Putin marcó como objetivo prioritario el regreso de las empresas estratégicas al control estatal para los fiscales en enero de 2023, el número de renacionalizaciones ya ronda los dos dígitos. Según el Fiscal General ruso, solo en el complejo militar-industrial, 15 empresas estratégicas con un valor total de más de 333 mil millones de rublos (alrededor de 4 mil millones de dólares) han sido devueltas al estado para marzo de 2024. En varios casos, estas renacionalizaciones involucraron activos privatizados hace más de 30 años. Las viejas salvaguardias, como las sanciones occidentales o los amigos en lugares altos, ya no funcionan.

Estas incautaciones de activos ordenadas por los tribunales no son casos aislados, sino que forman parte de una estrategia más amplia que afecta al sector del petróleo y el gas, las instalaciones de infraestructura, las empresas relacionadas con el complejo militar-industrial, la industria química y la agricultura. Pero incluso cuando las empresas continúan funcionando como nominalmente privadas, el estatus de sus propietarios ha cambiado como resultado de la reprivatización «suave». En tales casos, la alta dirección de las empresas es removida y reemplazada por una nueva generación de aliados de Putin sin el uso de los tribunales, desprivatizando a las organizaciones en todos menos en el nombre. Como argumenta el experto de Chatham House, Nikolai Petrov, los oligarcas y otros miembros de la élite económica están siendo reducidos a roles equivalentes a los de «directores rojos» durante la Unión Soviética, es decir, gerentes en lugar de propietarios, y sin poder político independiente. Estos «directores» no tienen acceso más que a una porción limitada de los beneficios de las empresas bajo su gestión, y su consumo personal es monitoreado y controlado mucho más estrechamente que durante la era del capitalismo de laissez-faire.

Es cierto que el comercio exterior de Rusia todavía se basa en la exportación de hidrocarburos (una gran parte de los cuales todavía está destinada al núcleo occidental a través de intermediarios, como la India y Turquía). El pivote de Rusia hacia China es muy discutido y a menudo despreciado como una nueva dependencia servil. Sin embargo, al ser parte de la periferia en sí, China puede mirar favorablemente los intentos rusos de desarrollo egocéntrico en áreas distintas de las industrias extractivas. De hecho, Rusia tiene tecnologías, experiencias e información que China puede valorar. China, a través de proyectos como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), podría ofrecer fuentes alternativas de financiación e inversión. El giro de Rusia no significa cambiar un centro dominante (Occidente) por otro (China). Como argumenta Mikhail Korostikov de la Fundación Carnegie, la relación entre Rusia y China no es de ninguna manera perfecta, pero los intereses compartidos de los líderes de ambos países y la lógica estratégica de la confrontación con Occidente crean una base sólida para una cooperación razonablemente igualitaria.

El capitalismo de estado no implica automáticamente un desarrollo a favor de los pobres. Pero en el caso de Rusia, se combina con la desvinculación del centro, lo que ofrece más oportunidades para la acumulación de capital. Al mismo tiempo, el plusvalor acumulado por los capitalistas disminuye y el plusvalor disponible para el estado aumenta a través de la renacionalización «dura» y «suave». El capitalismo de estado no es inherentemente superior al capitalismo de mercado cuando se trata de la asignación de recursos o la redistribución de ingresos. Pero tiene un mejor potencial para movilizar y dirigir recursos a un número limitado de objetivos en una situación de crisis (para servir como un gobierno de objetivos, por utilizar el concepto de Marianna Mazzucato). Esto es lo que sucede ahora en Rusia a medida que el país se moviliza cada vez más para el logro de sus objetivos de guerra.

La nueva reforma fiscal anunciada por Putin prevé una escala progresiva del impuesto sobre la renta de las personas físicas para reemplazar el impuesto PIT (IRPF) del 13%. La tasa impositiva aumentará del 15 al 22 por ciento dependiendo de los ingresos. Se espera que la reforma recaude al estado 16,8 billones de rublos adicionales (alrededor de 190 mil millones de dólares) en los próximos 6 años. Durante el mismo período, el estado tiene la intención de recaudar otros 11,1 billones de rublos (aproximadamente 125 mil millones de dólares) de las empresas, ya que el impuesto sobre los beneficios de las empresas aumentará del 20 % al 25 %. La izquierda rusa insistió en estos cambios durante muchos años. Irónicamente, ha sucedido ahora, provocado por la guerra. Sea como fuere, hasta ahora Rusia sigue siendo el único país del G20 con una tasa fija del impuesto sobre la renta. Esta reforma habría sido aclamada como un paso importante hacia una mayor igualdad de ingresos si hubiera ocurrido en cualquier otro país y en circunstancias diferentes. Mientras que el objetivo inmediato de la reforma es aumentar el espacio fiscal para el esfuerzo de guerra, también contribuirá a una mejor igualdad entre las regiones y los diferentes grupos de ingresos, como indica la tendencia actual.

Al mismo tiempo, el nivel actual de militarización de la economía rusa sigue siendo limitado. Según la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, la carga militar sobre la economía soviética, como parte del PIB, aumentó del 12 por ciento en 1970 al 18 por ciento en 1980 y probablemente alcanzó el 21 por ciento al final de su existencia. El Instituto Sueco de Investigación de la Paz (SIPRI) estima que el gasto militar total de Rusia en 2024 es del 7,1 por ciento del PIB (en comparación, fue del 5,4 por ciento en 2015). No está cerca del nivel soviético y la economía rusa es más resistente y menos dependiente que la economía soviética. La desvinculación de Rusia del centro imperialista juega un papel importante en el fortalecimiento de esta resiliencia debido al aumento de la acumulación de capital y la disminución de la transferencia de valor. Por lo tanto, Rusia tiene el potencial de utilizar este tipo de keynesianismo militar durante muchos años en una relación simbiótica con el capitalismo de estado. El propio Keynes escribió sobre su Teoría General que el argumento del libro se adaptaba «mucho más fácilmente a las condiciones de un estado totalitario» que a una democracia.

Futuro incierto

Pero este futuro no está exento de desafíos a largo plazo. Mientras que el capitalismo de estado facilita y permite la economía de guerra, los marxistas argumentan que los gastos militares solo aumentan temporalmente la acumulación de capital a través de la creación de demanda. El gasto militar puede exacerbar las contradicciones dentro del capitalismo al aumentar el papel del Estado en la economía sin abordar los problemas subyacentes de la extracción de plusvalía y la acumulación de capital. Janos Kornai argumentó hace muchos años que la intervención estatal «suaviza» las restricciones presupuestarias. Como resultado, las actividades improductivas pueden persistir porque hay apoyo externo para cubrir los déficits. Estas actividades no necesariamente añaden valor real a la economía. Además, Moscú necesita que los precios del crudo se mantengan alrededor de los actuales 90 dólares el barril; una caída de, digamos, 60 dólares podría dificultar las cosas. En última instancia, la posibilidad de una escalada militar significativa con Occidente amenaza ser mayor de los esperado y puede cambiar totalmente las perspectivas. El futuro es incierto: como hemos observado, las líneas rojas se establecen y se cruzan una y otra vez en esta guerra.

Una cosa es evidente: realmente no sabemos lo que sucederá a largo plazo, excepto que todos estaremos muertos, como bromeó Keynes (y esto puede suceder incluso antes de lo que pensamos en caso de una fuerte escalada que conduzca al uso de armas nucleares). Sin embargo, se puede sugerir razonablemente que la situación de desacoplamiento y reorientación persistirá, al menos a medio plazo. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Lavrov, dijo recientemente que no habría cooperación con Occidente durante al menos una generación. En economía, el lapso de tiempo exacto de una generación puede variar, pero a menudo se considera que es de alrededor de 20 a 30 años.

Dmitry Pozhidaev Economista ruso, ha pasado los últimos 25 años como consultor del desarrollo en los Balcanes, la antigua Unión Soviética, África y Asia. Publica el blog Elusive Development.

FUENTE: https://links.org.au/russias-delinking-west-great-equalizer