Javier Benitez entrevista a Carlos Pereyra Mele,

Hungría afirma que vetará el paquete de 18.000 millones de euros para financiar al régimen de Ucrania, mientras Serbia, que es constantemente chantajeada para permitirle su entrada al bloque comunitario, sentencia que sólo sancionará a Rusia ‘bajo la espada de Damocles’. A Europa sólo se le suman problemas.

Donde las dan, las toman

Serbia, un país que espera hace muchos años ser admitido como país miembro de la Unión Europea, ha tenido que tragar con muchas cosas, incluida la cuestión de Kósovo. Y ahora tiene que soportar el chantaje para que sancione a Rusia. Incluso recientemente recibió ultimátum desde Berlín: debe elegir entre la Unión Europea y Rusia. El presidente serbio, Aleksandar Vucic, afirmó que sólo apoyará las sanciones «bajo una espada de Damocles».

En tanto, palabras más, palabras menos, en una cumbre de los líderes de la Organización de Estados Turcos [OTG] en Samarcanda, el primer ministro de Hungría, Víktor Orbán dijo que las sanciones contra Rusia «tienen la intención de debilitarla y forzarla a la paz, pero está sucediendo exactamente lo contrario». Añadió que están perjudicando mucho más a la economía europea, que a la economía rusa.

Pero del país magiar salió otro caramelo envenenado contra la Bruselas. «Hungría está lista para apoyar a Ucrania, pero no deseamos contribuir a ningún nuevo préstamo que efectúe la UE», disparó en un comunicado el ministro de Finanzas húngaro, Mihaly Varga.

Y es que la venganza se sirve en plato frío. Hay que recordar que Bruselas recurrió al mecanismo de condicionalidad de los fondos para congelar 7.500 millones de euros en fondos regionales a Hungría, si no pone ejecuta medidas para mejorar el marco regulatorio contra la corrupción y otros asuntos. Y hay más: están en el aire los 14.900 millones de euros en préstamos blandos del Plan de Recuperación y Resiliencia húngaro.

Así, las autoridades húngaras vuelven a hacer manifestaciones que vienen realizando desde hace tiempo. Como si hubiera necesidad de reiterarlas porque pareciera que no llegaran a ciertos ámbitos. «Estas verdades de Perogrullo [del premier húngaro] no llegan, fundamentalmente porque hay una elite dirigencial de una Europa en franco proceso de disolución y de reducirse en sí misma, y que ha llevado a que haya tomado todas estas medidas que en la práctica han resultado ser un boomerang salvaje sobre sus propios países y sus propias economías», sentencia el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.

Acompañamos al presente posteo en nuestra Web de Dossier Geopolitico DG dos entrevistas realizadas al Director de DG Prof Lic. Carlos Pereyra Mele, en medios nacionales sobre Política Internacional y Geopolitica 

La primera entrevista realizado por el Programa “Te de Ceylán” del Multimedio “Mordisquito”: (Medio de comunicación con el rol de informar y tratar de movilizar conciencias a través de la perspectiva justicialista, que es capaz de convivir con otros movimientos y procesos populares similares en el que el único fin es la liberación nacional y la emancipación de los pueblos del Cono Sur. Por la Unidad de todos los trabajadores y trabajadoras de la Patria Grande.)

Y en segundo término publicamos el audio de la tradicional columna semanal de todos los viernes del Director de DG, en el Programa “Ayer y Hoy” que conduce el Periodista Miguel De Renzis por Radio Belgrano AM 650 de la Capital Federal de la República Argentina

1 Programa Te de Ceylan 

2 Programa Ayer y Hoy de Radio Belgrano

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein(*)

El Mgter Rodriguez Gelfenstein autoriza la publicación a Dossier Geopolitico DG de su último artículo en nuestro sitio web: ¡Que se le dé una oportunidad a la diplomacia!

En una sorpresiva declaración hecha durante una rueda de prensa el pasado lunes 7, el vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos Ned Price, afirmó que la crisis que se vive en Ucrania “tiene que terminar mediante el diálogo y la diplomacia” y agregó más adelante que: ”No va a haber una victoria decisiva en el campo de batalla”.

Sin querer sacar conclusiones a priori y mucho sin que aún se pueda “cantar victoria”, estas palabras podrían interpretarse como una señal de que, ante la clara evidencia de que Rusia no va a ser derrotada militarmente, se hace necesario abrirle un espacio a la diplomacia.

Parece haber quedado atrás el vaticinio de la secretaría de prensa de la Casa Blanca Jen Psaki, quien el 11 de abril asegurara que: “La economía rusa colapsará en tres días”. Tampoco se hizo real el concluyente veredicto de Josep Borrell quien el 28 de agosto afirmó que: “Rusia ya ha perdido la guerra”. Mucho menos se patentizó el dictamen hecho por el secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg, cuando el 11 de octubre aseveró que “Rusia, en realidad, está perdiendo [en] el campo de batalla”.

Varias “ofensivas, contra ataques y contraofensivas” de papel se han realizado en este período que han causado grandes pérdidas humanas y materiales con el único objetivo de seguir atrayendo recursos a una guerra que un militar con mínimos conocimientos operativos, sabe perdida. Ahora, se están proponiendo una nueva “ofensiva” en el sur, en la provincia de Jersón, pero ya no lo plantean como objetivo estratégico en el marco del desarrollo militar del conflicto sino como una forma de obtener una victoria para colocar sobre una eventual mesa de negociaciones. Rusia ha ordenado la retirada de sus tropas de la ciudad tras evacuar a 115 mil habitantes. 

El argumento del general Serguéi Surovikin,  comandante de la Agrupación Conjunta de Tropas para solicitar al mando superior la retirada de las fuerzas militares de Jerson, fue que la ciudad y sus alrededores no pueden ser abastecidos y llevar una vida normal debido a los constantes bombardeos ucranianos, incluso utilizando métodos de guerra prohibidos porque se ataca a la población e instituciones civiles. 

Surovikin señaló que el plan ucraniano de hacer estallar la represa de Kajovka a fin de inundar la ciudad, puede tener repercusiones desastrosas tanto para la población civil como para las tropas que incluso podrían quedar totalmente aisladas. 

En estas condiciones Surovikin entiende que lo mejor es organizar la defensa en la margen izquierda del rio Dniéper preparando las tropas para el combate y liberando  “parte de las fuerzas y los medios, que se utilizarán para operaciones activas, incluidas las ofensivas, en otras direcciones en la zona de la operación”, es decir en la dirección principal ubicada en Donetsk.

El Alto Mando ruso aceptó la apreciación del general Surovikin entendiendo la prioridad de la vida y la salud de los militares así como de la población civil y ordenó la retirada de forma segura de las tropas. 

El plan original de Estados Unidos era que Ucrania recuperara Jerson antes del 8 de noviembre para que pudiera ser mostrado por Biden como manifestación del éxito generado por el apoyo militar y financiero a Ucrania. Sin embargo, ese objetivo no se cumplió. Hay que recordar que Estados Unidos prohibió a Ucrania negociar con Rusia en marzo cuando incluso se realizaron varias rondas. Vale rememorar que uno de los principales y más entusiastas negociadores ucranianos, Denis Kireev fue misteriosamente asesinado el 5 de marzo cuando las hostilidades apenas comenzaban, sin que hasta hoy el crimen haya sido esclarecido.

En todo caso, la decisión de retirarse de Jerson no cambiará el curso estratégico del conflicto. Lo que sí lo hará, será la introducción en combate de los 318 mil nuevos soldados que se han estado entrenando en las últimas semanas y que se espera sean incorporados a finales de noviembre y comienzos de diciembre, produciendo un cambio definitivo de la correlación de fuerzas militares en el conflicto.  

Vale decir que las fuerzas armadas ucranianas, a pesar del anuncio ruso de retirada,  tienen temor de que sea esta otra manifestación de “maskirovka”,,,

…es decir una gran maniobra de engaño tanto en el plano táctico como estratégico que las fuerzas armadas rusas desde los tiempos de la Unión Soviética ha desarrollado y que consiste en el falseamiento de las capacidades, los planes y las operaciones a realizar, tergiversando el verdadero objetivo  de la maniobra, llevando al enemigo a una apreciación errónea que conduzca a decisiones equivocadas. Por lo menos, esa es la opinión de Nataliya Gumenyuk, vocera del comando del sur del Ejército ucraniano.

En el campo de la diplomacia hay muchas informaciones, algunas desmentidas, otras no confirmadas y buena cantidad de rumores que llevan a recordar aquel antiguo dicho de que “cuando el río suena, es porque trae piedras”.

En los últimos días se dio a conocer que efectivamente hubo conversaciones de alto nivel entre Estados Unidos y Rusia. Aunque ambas partes se han apresurado a informar que el asunto de Ucrania no está en la agenda, sino un probable acuerdo de limitación de armas nucleares bajo formato de Nuevo START (Strategic Arms Reduction Treaty) o Tratado de Reducción de Armas Estratégicas firmado durante la guerra fría para establecer un límite en el número de misiles nucleares que poseía cada superpotencia. Este acuerdo debió ser renovado en 2020, pero no se prorrogó por la negativa del presidente Trump.

En este ámbito, la vocera de la cancillería rusa, María Zajárova informó que se mantienen “contactos puntuales” con Estados Unidos sobre asuntos “urgentes”, aunque señaló que entre los dos países no se dan todavía “relaciones en formato completo” Según sus palabras, “Moscú no se opone a un diálogo mutuamente beneficioso con Washington”.

En paralelo, el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Andréi Rudenko, aseguró que su país está dispuesto a entablar conversaciones con Ucrania ”sin exigir condiciones previas a excepción de la principal, que es que Ucrania muestre buena voluntad”. No obstante, recordó que fue Ucrania la que se retiró de la mesa de negociaciones en marzo y que ahora tiene una ley que prohíbe sostener conversaciones de paz con Rusia, asegurando que su país siempre ha tenido disposición para dialogar.

En este marco…

…La cadena NBC News dio a conocer que en una conversación telefónica sostenida en junio, el presidente Biden “se salió de sus casillas” increpando y gritando duramente al presidente Zelenski exigiendo que no siguiera pidiendo dinero y mostrará resultados en la guerra contra Rusia. 

Así mismo, en fecha más reciente, el Washington Post ha informado que Biden había solicitado muy encarecidamente a Zelenski que se abriera a la posibilidad de una salida negociada del conflicto.

¿Qué ha pasado?¿Por qué estos cambios? Podrían darse muchas respuestas. Tal vez tenga que ver con el interés de Estados Unidos de priorizar la negociación del tratado START ahora que, con la existencia y desarrollo de la tecnología de misiles hipersónicos, Rusia muestra una abrumadora superioridad sobre Estados Unidos en esta materia. De ahí, que Ucrania haya pasado a un segundo plano de interés, mientras se busca una salida dialogada al asunto para el que Estados Unidos le podría haber pedido a Rusia la entrega de Jerson a fin de que Ucrania no se exponga a una derrota total en la mesa de negociaciones. 

Es claro, el START es estratégico y de largo plazo, lo de Ucrania, táctico y coyuntural. 

Para Estados Unidos y la OTAN, los 120 mil soldados de Ucrania muertos en estos ocho meses, no tienen mucha importancia. Para Rusia, cuidar a sus combatientes y a su población civil es tarea de primer orden.

Subyace la idea de que Rusia no ha podido ser derrotada en ámbito militar. En el político, el gobierno y Putin en particular hoy son más fuertes que el 24 de febrero y que la popularidad del presidente ruso ha aumentado en la medida de desarrollo del conflicto. Tampoco logró Estados Unidos un aislamiento internacional de Rusia. Una gran cantidad de países se han negado a hacer parte de las sanciones contra Rusia, incluyendo algunos muy importantes como China, India, Arabia Saudí, Egipto, Indonesia, Pakistán, Hungría y Turquía entre otros. 

En los terrenos económicos y financieros, aunque hay afectaciones evidentes, la economía rusa ha soportado las miles de sanciones en su contra, el rublo es hoy más fuerte y los ingresos han roto todos los récords, revirtiéndose además en graves consecuencias para los sancionadores. 

Así mismo, es importante decir que Estados Unidos fracasó en su intento de solicitar a la OPEP un aumento de la producción del petróleo necesario para fortalecer sus finanzas, toda vez que debe importar diariamente 7 millones de barriles para solventar su consumo, sin alterar las reservas estratégicas. Por el contrario, la OPEP no sólo no aumentó, sino que disminuyó la exportación en 2 millones de barriles diarios, asestándole un duro golpe económico y político a Biden que vio como uno de sus principales aliados, Arabia Saudí, pujó para llegar a esa cifra después que Rusia había propuesto una disminución de “sólo” un millón de barriles.

La situación económica de Europa y del propio Estados Unidos está siendo cada vez más afectada lo cual ha comenzado a producir cambios políticos no deseables como lo han podido testimoniar dos gobiernos caídos en Gran Bretaña, así como los de Suecia, Italia, Bulgaria entre otros y una derrota del partido demócrata en las elecciones parlamentarias de Estados Unidos lo que según el propio presidente Biden presagia “dos años horribles” para el país. Mientras tanto Xi Jinping se reeligió como secretario general del Partido Comunista de China y Vladimir Putin continúa siendo el presidente de Rusia, ahora con una solidez mucho mayor.

Por otro lado, también podría interpretarse que Estados Unidos y la OTAN se han comenzado a dar cuenta de que estas repercusiones, que dicen relación con el ámbito estratégico, forman parte del gran engaño al que fueron sometidos por Putin cuando inició en febrero una gran operación militar envolvente, para después irse retirando de territorios ocupados al comienzo de la operación que no tienen relación con los objetivos planteados desde un primer instante. Los recuerdo: liberar a Donetsk y Lugansk, desmilitarizar y desnazificar Ucrania. 

Vale decir que mientras las tropas rusas se retiran de Jerson, están desarrollando desde hace dos días, una potente y exitosa ofensiva en Donetsk que crea mejores condiciones para conseguir el objetivo estratégico de capturar Kramatorsk y Slaviansk, los dos centros urbanos de cierta significación todavía en manos de Ucrania. Esa misión debería resolverse con la introducción en combate de las tropas de refuerzo recién movilizadas.

Al cumplirse esta misión,

…los objetivos de la operación militar especial se habrían logrado en gran medida, las fuerzas armadas ucranianas han quedado semi destruidas, hoy solo funcionando en un 30% de su capacidad inicial al 24 de febrero, el resto es solventado por la OTAN en su parte material, mientras que el recurso humano sigue siendo entregado por Ucrania. 

Cuando finalice el conflicto, el país deberá comenzar a pagar los casi cien mil millones de dólares que hasta ahora ha recibido en créditos sin saber de dónde va a sacar recursos para pagarlos, transformándolo de hecho, en un país inviable a futuro cuando han perdido la parte más importante de su potencial industrial y grandes cantidades de las mejores tierras productivas. 

El objetivo de desnazificar se mantendrá latente, pero ahora le tocará a Europa hacer su parte cuando miles de terroristas que se habrán quedado “sin trabajo” se diseminen por el Viejo Continente, llevando con ellos su carga de odio, muerte y destrucción.

Repito, sin querer “echar las campanas a volar”, pareciera que llegó el momento de darle una oportunidad a la diplomacia para que vengan tiempos de diálogo, de negociación y de acuerdos. Ojalá que así sea.

*Sergio Rodríguez Gelfenstein es Consultor y analista internacional venezolano, graduado en Relaciones Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, Mención Magna Cum Laude, y Magíster en Relaciones Internacionales de la misma casa de estudios. Candidato a Doctor en Estudios Políticos por la Universidad de los Andes (Venezuela).

Con o sin él, el general invierno llega a la ciudad, listo para entretener a su invitado de honor Sun Tzu con tantos platos nuevos en su mesa.

Pepe Escobar 10 de noviembre Fundación de la Cultura Estratégica

El anuncio del retiro de Kherson puede haber señalado uno de los días más sombríos de la Federación Rusa desde 1991.

Dejar la orilla derecha del Dniéper para establecer una línea de defensa en la orilla izquierda puede explicar el sentido militar total. El mismo General Armagedón, desde su primer día en el trabajo, había insinuado que esto podría haber sido inevitable.

Tal como está en el tablero de ajedrez, Kherson está en el lado «equivocado» del Dnieper. Todos los residentes de Kherson Oblast (115.000 personas en total) que querían ser reubicados en latitudes más seguras han sido evacuados de la orilla derecha.

El General Armageddon sabía que eso era inevitable por varias razones:

ninguna movilización después de que los planes iniciales de SMO golpearon el polvo; destrucción de puentes estratégicos a través del Dniéper, completa con un metódico golpeteo ucraniano de puentes, transbordadores, pontones y muelles durante tres meses; ninguna segunda cabeza de puente al norte de Kherson o al oeste (hacia Odessa o Nikolaev) para llevar a cabo una ofensiva.

Y luego, la razón más importante: el armamento masivo junto con la OTAN dirigiendo de facto la guerra se tradujo en una enorme superioridad occidental en reconocimiento, comunicaciones y mando y control.

Al final, el retiro de Kherson puede ser una pérdida táctica relativamente menor. Sin embargo, políticamente, es un desastre absoluto, una vergüenza devastadora.

Kherson es una ciudad rusa. Los rusos han perdido, aunque sea temporalmente, la capital de un nuevo territorio adscrito a la Federación. La opinión pública rusa tendrá tremendos problemas para absorber la noticia.

La lista de negativos es considerable. Las fuerzas de Kiev aseguran su flanco y pueden liberar fuerzas para ir contra Donbass. El armamento por parte del Occidente colectivo recibe un gran impulso. HIMARS ahora puede potencialmente atacar objetivos en Crimea.

La óptica es horrible. La imagen de Rusia en el Sur Global está gravemente empañada; después de todo, este movimiento equivale a abandonar el territorio ruso, mientras que los crímenes de guerra ucranianos en serie desaparecen instantáneamente de la “narrativa” principal.

Como mínimo, hace mucho tiempo los rusos deberían haber reforzado su principal cabeza de puente de ventaja estratégica en el lado oeste del Dnieper para que pudiera resistir, a menos que se pronosticaba ampliamente una inundación de la presa Kakhovka. Y, sin embargo, los rusos también ignoraron la amenaza del bombardeo de la represa durante meses. Eso explica una planificación terrible.

Ahora las fuerzas rusas tendrán que conquistar Kherson nuevamente. Y en paralelo estabilizar las líneas del frente; dibujar fronteras definitivas; y luego esforzarse por «desmilitarizar» las ofensivas ucranianas para siempre, ya sea mediante negociaciones o bombardeos masivos.

Es bastante revelador que una variedad de tipos de inteligencia de la OTAN, desde analistas hasta generales retirados, sospechen del movimiento del general Armageddon: lo ven como una trampa elaborada o, como lo expresó un analista militar francés, «una operación de engaño masiva». Clásico Sun Tzu. Eso ha sido debidamente incorporado como la narrativa oficial de Ucrania.

Entonces, para citar a Twin Peaks , ese clásico subversivo de la cultura pop estadounidense, “los búhos no son lo que parecen”. Si ese es el caso, el General Armageddon buscaría sobrecargar severamente las líneas de suministro ucranianas; seducirlos para que se expongan; y luego participe en un tiro masivo de pavos.

Así que es Sun Tzu; o hay un acuerdo entre bastidores, coincidiendo con el G20 la próxima semana en Bali

El arte del trato

Bueno, parece que se llegó a un acuerdo entre Jake Sullivan y Patrushev.

Nadie sabe realmente los detalles, ni siquiera aquellos que tienen acceso a los extravagantes informantes de la 5ª Columna en Kiev. Pero sí, el acuerdo parece incluir a Kherson. Rusia mantendría Donbass pero no avanzaría hacia Kharkov y Odessa. Y la expansión de la OTAN quedaría definitivamente congelada. Una oferta minimalista.

Eso explicaría por qué Patrushev pudo abordar un avión a Teherán simultáneamente al anuncio del Retiro de Kherson, y ocuparse, bastante relajado, de importantes asuntos de asociación estratégica con Ali Shamkhani, Secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán.

El acuerdo también puede haber sido el «secreto» incorporado en el anuncio de Maria Zakharova de que «estamos listos para las negociaciones».

Los rusos abandonarán la orilla del río Dniéper en una retirada militar controlada. Eso no sería posible sin negociaciones dirigidas de militar a militar.

Estas negociaciones de canal secundario han estado ocurriendo durante semanas. El mensajero es Arabia Saudita. El objetivo de EE. UU., a corto plazo, sería lograr una especie de acuerdo Minsk 3, con Estambul/Riyadh.

Nadie le presta la más mínima atención al payaso de la coca Zelensky. Sullivan fue a Kiev para presentar una especie de hecho consumado.

El Dniéper será, en tesis, la primera línea resuelta y negociada.

Kiev tendría que tragarse una línea de contacto congelada en Zaporozhye, Donetsk y Lugansk, y Kiev recibiría electricidad de Zaporozhye, por lo que dejaría de bombardear su infraestructura.

EE.UU. ofrecería un préstamo de 50.000 millones de dólares más parte de los activos rusos confiscados, es decir, robados, para “reconstruir” Ucrania. Kiev recibiría modernos sistemas de defensa aérea.

No hay duda de que Moscú no estará de acuerdo con ninguna de estas disposiciones.

Tenga en cuenta que todo esto coincide con el resultado de las elecciones estadounidenses, donde los demócratas no perdieron exactamente.

Mientras tanto, Rusia está acumulando más y más ganancias en la batalla por Bahamut.

No hay ilusiones en absoluto en Moscú de que este cripto-Minsk 3 sería respetado por el Imperio «incapaz de cumplir acuerdos».

Jake Sullivan es un abogado de 45 años sin antecedentes estratégicos y “experiencia” equivalente a hacer campaña a favor de Hillary Clinton. Patrushev puede comerlo para el desayuno, el almuerzo, la cena y la merienda nocturna, y vagamente «estar de acuerdo» con cualquier cosa.

Entonces, ¿por qué los estadounidenses están desesperados por ofrecer un trato? Debido a que pueden sentir que el próximo movimiento ruso con la llegada del general Winter debería ser capaz de ganar la guerra de manera concluyente en los términos de Moscú. Eso incluiría cerrar de golpe la frontera polaca mediante un largo movimiento de flecha desde Bielorrusia hacia abajo. Con las líneas de suministro de armas cortadas, el destino de Kiev está sellado.

Con o sin él, el general Invierno llega a la ciudad, listo para entretener a su invitado de honor Sun Tzu con tantos platos nuevos en su mesa.

Por M.K.Bhadrakumar  8 de noviembre

El informe de que el presidente chino, Xi Jinping, está planeando su primer viaje al extranjero después del Congreso del Partido y que podría ser a Arabia Saudita, está lleno de un enorme simbolismo. Según el Wall Street Journal, es probable que la visita se lleve a cabo a principios de diciembre y se están realizando frenéticos preparativos. 

El diario citó a personas familiarizadas con los preparativos que la “bienvenida del líder chino probablemente se parecerá” a la visita de 2017 de Donald Trump en su pompa.

Como era de esperar, el punto focal será la trayectoria futura de la «alianza» petrolera chino-saudí, más bien, la creación de una alianza petrolera comparable al marco ruso-saudí de la OPEP Plus.  Dicho esto, hay mucho más en la próxima visita de Xi en geopolítica en las alineaciones dramáticamente cambiantes en la región de Asia occidental y, de hecho, su impacto en el orden mundial puede ser de gran alcance.

El punto es que tanto China como Arabia Saudita son grandes potencias regionales y cualquier matriz que los involucre bilateralmente tendrá grandes consecuencias para la política internacional. 

The Wall Street Journal dijo que “Beijing y Riyadh buscan profundizar los lazos y promover una visión de un mundo multipolar donde Estados Unidos ya no domina el orden global”. 

Sin duda, la guerra en Ucrania proporciona un telón de fondo inmediato. Va a ser extremadamente difícil para Estados Unidos salir de la guerra a corto plazo sin sufrir una gran pérdida de prestigio que empañe su credibilidad como superpotencia, socave su liderazgo transatlántico e incluso arriesgue el futuro del sistema de alianzas occidentales como tal. 

Tanto China como Arabia Saudita habrán llegado a la conclusión de que el “consenso bipartidista” sobre la guerra en Ucrania puede no sobrevivir a la feroz guerra tribal entre la élite política estadounidense que seguramente estallará muy pronto una vez que terminen las elecciones intermedias de hoy. Si los republicanos obtienen el control de la Cámara de Representantes, procederán a iniciar los trámites para la destitución del presidente Biden. 

Una encuesta de The Guardian de opinión de expertos del domingo se tituló Estas son condiciones maduras para la violencia política: ¿qué tan cerca está Estados Unidos de una guerra civil?  En esencia, por lo tanto, tanto China como Arabia Saudita ven que la reducción de EE. UU. cobra impulso en la región de Asia occidental.

Un tema importante de discusión durante la visita de Xi a Arabia Saudita será la estrategia de política exterior «Mirar hacia el este» de este último que anticipó la reducción de EE. UU. al menos a mediados de la última década. La visita de Xi a Arabia Saudita en 2016 fue un evento histórico.

Sin duda, Beijing ha estado observando de cerca el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita desde entonces. Y no se le puede pasar por alto a Beijing que últimamente, los saudíes han estado tramando una cooperación energética con China en medio de las tensiones del príncipe heredero Mohammed bin Salman con Biden. 

La señal más segura fue la reunión virtual del 21 de octubre entre el Príncipe Abdulaziz bin Salman bin Abdulaziz, Ministro de Energía de Arabia Saudita, y Zhang Jianhua, Administrador Nacional de Energía de China, un político de alto nivel (que fue miembro de la 19.ª Comisión de Disciplina Central del Partido Comunista Chino). .) La reunión tuvo lugar en medio de una profunda crisis en las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita con la amenaza de la élite estadounidense de imponer sanciones contra Riyadh. 

Como era de esperar, uno de los temas clave discutidos entre los ministros chino y saudí fue el mercado del petróleo. Según la declaración saudí, los ministros “confirmaron su voluntad de trabajar juntos para apoyar la estabilidad del mercado petrolero internacional” y destacaron la necesidad de “un suministro de petróleo confiable y a largo plazo para estabilizar el mercado global que soporta diversas incertidumbres debido a la complejidad y situaciones internacionales cambiantes”. ¿No es esto más o menos lo que sigue diciendo la OPEP Plus (alianza petrolera ruso-saudí)? 

Mientras tanto, los dos ministros también discutieron la cooperación y las inversiones conjuntas en países que China ve como parte de su visión estratégica de la Franja y la Ruta y declararon su intención de continuar implementando un acuerdo sobre usos pacíficos de la energía nuclear (al que Washington se ha opuesto). 

Sin duda, la reunión de ministros fue un claro reproche a Washington, diseñado para recordarle a la administración Biden que Arabia Saudita tiene otras relaciones energéticas importantes y que la política petrolera de Arabia Saudita no proviene de Washington. Lo más importante, el cálculo aquí es que Riyadh está buscando un equilibrio entre Beijing y Washington. La charla vacía de Biden sobre una “batalla entre la autocracia y la democracia” molestaría a Arabia Saudita, pero China no tiene una agenda ideológica.

En particular, los ministros saudita y chino acordaron profundizar la cooperación en la cadena de suministro de energía mediante el establecimiento de un «centro regional» para que los fabricantes chinos en el reino aprovechen el acceso de Arabia Saudita a tres continentes. 

La conclusión es que las élites políticas y comerciales saudíes perciben cada vez más a China como una superpotencia y esperan un compromiso global que sea transaccional, similar a la forma en que tanto China como Rusia generalmente se involucran en el mundo. 

Los saudíes están convencidos de que su “asociación estratégica integral” (2016) con China mejoraría la creciente importancia geopolítica del reino en medio de la guerra de Rusia en Ucrania, y subraya que Riad tiene más opciones ahora y buscará más el equilibrio.

Arabia Saudita también tiene vínculos cada vez más estrechos con Rusia. Con una pierna dentro de la carpa de la OCS (habiendo obtenido el estatus de observador), ahora busca ser miembro de los BRICS . Estos son movimientos complementarios, pero el formato BRICS también está trabajando en un sistema de moneda alternativa, lo que atrae a Riyadh. 

Coincidencia o no, Argelia e Irán, otros dos principales países productores de petróleo que mantienen estrechos vínculos con Rusia, también han buscado la membresía BRICS por la misma razón. 

El mismo hecho de que Arabia Saudita se una a ellos y esté dispuesta a pasar por alto a las instituciones occidentales y reducir el riesgo de interacción con ellas y, en cambio, esté explorando formas paralelas de llevar a cabo relaciones financieras, económicas y comerciales sin depender de instrumentos controlados por EE. UU. o la UE  transmite un gran mensaje al sistema internacional.

La paradoja es que el impulso saudí para fortalecer la autonomía estratégica seguirá siendo frágil mientras el petrodólar lo vincule al sistema bancario occidental. Por lo tanto, Arabia Saudita tiene que tomar una gran decisión con respecto a la relevancia continua de su compromiso de 1971 que consagra el dólar estadounidense como la «moneda mundial» (reemplazando al oro) y su determinación de usar solo el dólar para comerciar con petróleo, todo lo cual tiene permitió a las sucesivas administraciones de EE. UU. durante el último medio siglo imprimir papel moneda como quisieran, vivir lavando el dinero y, finalmente, convertir al dólar en un arma como su instrumento más potente para imponer la hegemonía estadounidense a nivel mundial. 

Mientras informaba sobre la próxima visita de Xi a Arabia Saudita, The Wall Street Journal agregó que “la recalibración estratégica de la política exterior saudí es más grande que la reciente explosión con la administración Biden por la producción de petróleo… Más recientemente, su cortejo (China-Arabia Saudita) se ha intensificado. con discusiones sobre la venta de una participación en Saudi Aramco, incluidos los contratos de futuros denominados en yuanes en el modelo de precios de Aramco, y posiblemente el precio de algunas ventas de petróleo saudí a China en yuanes”. 

Tradicionalmente, las cosas solían moverse a un ritmo glacial, indicativo de los cambios en la política saudí. Pero el príncipe heredero Salman tiene prisa por restablecer la brújula saudí y puede tomar decisiones difíciles, como lo demuestra la creación de la OPEP Plus en alianza con Rusia. Por lo tanto, la probabilidad de que Arabia Saudita cambie de rumbo para hacer parte de sus precios en las ventas de petróleo en yuanes es más fuerte que nunca hoy.

Si las cosas realmente se mueven en esa dirección, sin duda, puede estar ocurriendo un cambio tectónico, una recalibración geoestratégica importante, y la visita de Xi a Arabia Saudita se eleva como un evento de importancia histórica.

Ucrania forma parte y es prolegómeno de la guerra fría actual contra China en Asia Oriental

Por Rafael Poch 9/11/2022 para CTXT

Desde hace algún tiempo y con una periodicidad aproximada de una vez por mes, fuerzas aeronavales de Estados Unidos entran, demostrativa y provocativamente, en el estrecho de Taiwán, mientras que las fuerzas chinas responden con diversos movimientos militares que van desde incursiones aéreas hasta lanzamiento de misiles. La conclusión es clara: no solo estamos en una “guerra fría” en Asia Oriental, sino que el peligro de un conflicto militar abierto es muy serio. Si bien nadie lo desea, muchos “expertos” (frecuentemente vinculados al complejo militar-industrial) lo consideran “inevitable”, y todos se acercan físicamente a dicho conflicto por el mero hecho de poner a sus fuerzas armadas permanentemente en contacto. 

Como el último documento oficial de la doctrina militar de Estados Unidos, recién publicado, relaciona directamente en un mismo paquete lo que ocurre entre Ucrania y Rusia con el pulso con China, y estima que esta es la dimensión principal de todo ello, es obligado preguntarse cómo hemos llegado a esto. ¿Qué ha pasado?  

Para responder hay que observar el marco general de varias décadas de “éxito chino”.

El éxito

La integración de China en la globalización, entendida en este caso como el seudónimo del dominio mundial de Estados Unidos, contenía implícitamente como consecuencia la conversión de China en vasallo de Occidente. 

El propósito era presionar a China para que aplicara las reformas estructurales definidas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, abriera totalmente sus mercados a las empresas occidentales y que la integración de las élites chinas en su globalización acabara dando lugar a una forma de gobierno subalterno más aceptable para Occidente que la del Partido Comunista Chino.

Para comprar un solo avión Boeing a Estados Unidos, China debía producir cien millones de pares de pantalones. 

Desde la normalización de relaciones chino-soviéticas en mayo de 1989, China disfrutó de treinta años de tranquilidad exterior

No estaba previsto que jugando en el terreno diseñado por otros, China torciera aquel propósito. El “milagro chino” fue usar una receta occidental diseñada para su sometimiento para fortalecerse de forma autónoma e independiente. Lo hizo poniendo condiciones y restricciones a la entrada del capital extranjero en China y, sobre todo, manteniendo un control bien firme de las riendas del proceso. Lo consiguió porque, gracias al bajo precio y alta eficacia de la mano de obra en China, los capitalistas y empresarios extranjeros hicieron enormes beneficios en la “fábrica del mundo” y eso apaciguó y moderó a sus gobiernos.

China aprovechó esa integración en la globalización para desarrollarse, aprender y adquirir tecnología. 

Los resultados están a la vista y son extraordinarios en todos los órdenes; en términos de incremento en la esperanza media de vida, eliminación de pobreza, PIB (recordemos que en 1980 el peso de China en el PIB global era de 2,3% y hoy es de 18,5%), instrucción, ciencia y tecnología, fortaleza militar, grandes empresas, sin olvidar, naturalmente, el gran progreso en dañinas emisiones ambientales. Todo eso entrará en los manuales de historia y economía del futuro.

Ante este resultado, un conocido comentarista americano (Fareed Zakaria, de la CNN) expresó así su desconcierto:

“La estrategia produjo complicaciones y complejidades que desembocaron en una China más poderosa que no respondía a las expectativas occidentales”, es decir, a la expectativa de que, en el proceso, China se convertiría en subalterna.

Todo esto ocurrió en los 30 años anteriores, pero la crónica de los últimos años añadió aún más ansiedad a la situación. La crisis financiera global de 2008, genuino detritus de la economía de casino con centro en Estados Unidos, ofreció la primera gran evidencia de debilidad occidental y de los peligros que contiene la no regularización del sector financiero, así como el hecho general de que el capital mande sobre los gobiernos y no al revés. China gobernó la crisis mucho mejor, como había pasado ocho años antes con el estallido de la burbuja puntocom.

Autoeliminada la URSS como gran adversario, la mirada de los estrategas de EE.UU. se empezó a dirigir a China, pero el 11-S colocó en el centro al terrorismo yihadista

Antes, las desastrosas consecuencias de las guerras que se han encadenado desde los atentados del 11-S de 2001, con más de tres millones de muertos, unos cuarenta millones de desplazados y varias sociedades y Estados destruidos, hicieron patente una gigantesca irresponsabilidad por parte de la primera potencia mundial. La retirada de Estados Unidos del acuerdo sobre cambio climático y la mala gestión de la crisis de la pandemia en Occidente (en comparación, no solo con China, sino con el conjunto de Asia oriental) incrementaron esa evidencia de desbarajuste. Así que, ante este panorama, la respuesta de Estados Unidos ha sido la presión militar y las sanciones.

La respuesta

Desde la normalización de relaciones chino-soviéticas en mayo de 1989, China disfrutó de treinta años de tranquilidad exterior que le permitieron concentrarse en su desarrollo. 

Autoeliminada la URSS como gran adversario, en los noventa, la mirada de los estrategas de Washington se empezó a dirigir a China, pero el 11-S neoyorkino colocó en el centro al terrorismo yihadista (otro resultado de la mala política anterior que se volvía contra sus autores) y ofreció a China una prórroga de diez años: diez años más de relativa tranquilidad.

En 2012, Obama anuncia el Pivot to Asia: trasladar al Pacífico el grueso de la fuerza militar aeronaval de Estados Unidos, para estrechar el cerco militar alrededor de China. 

Los chinos reaccionaron poniéndose el cinturón de seguridad: fortaleciendo la autoridad del partido en todos los órdenes y el liderazgo personal en su dirección colectiva. 

Pero sobre todo, en 2013 China anunció la Nueva Ruta de la Seda (Belt & Road Initiative), una ambiciosa estrategia global para salir del cerco y exportar sobrecapacidad. Es decir una estrategia a la vez geopolítica y económica. 

Con Trump el cambio de clima fue brusco, en especial cuando el secretario de Estado, Michael Pompeo, apeló al cambio de régimen en China

La Nueva Ruta de la Seda es un esfuerzo de varias décadas de duración con una financiación astronómica (de 4 a 8 billones de dólares), encaminado a establecer una red geoeconómica internacional de apoyo que integre económica y comercialmente al 70% de la humanidad a través de Eurasia. Sin necesidad de recordar las tesis de Halford Mackinder que ahora se desempolvan, eso erosiona, necesariamente, el poder mundial de Estados Unidos en el hemisferio. También complica sobremanera cualquier propósito de cerco a una potencia que, sin ser “amiga”, ni “aliada”, ni “líder de bloque”, es socia positiva de casi todas las naciones.

El objetivo implícito de la Nueva Ruta de la Seda, en palabras de Henry Kissinger, es nada menos que “trasladar el centro de gravedad del mundo desde el Atlántico al Pacífico”. A su lado el histórico Plan Marshall queda como algo pequeño…

Guerra fría

Con Donald Trump el cambio de clima fue brusco, en especial cuando en su discurso de julio de 2020 el secretario de Estado, Michael Pompeo, apeló abiertamente al cambio de régimen en China, señalando directamente al Partido Comunista Chino como el “principal enemigo de Estados Unidos”. 

Pese a la inusitada división del establishment americano, la política de sanciones comerciales y presión militar contra China tiene un amplio consenso en las dos facciones del régimen de Estados Unidos.

Esto ya es una guerra fría abierta, con fuertes campañas de propaganda y demonización del adversario. Con Biden asistimos a una escalada de la tensión con Taiwán, principal productor mundial de semiconductores, en el centro del escenario.

Desde 1978 el reconocimiento del principio de “una sola China”, es decir, que Taiwán forma parte de ella, así como la Taiwán Relations Act (TRA) de 1979, fueron el fundamento de la relación bilateral en ese ámbito.

La política de sanciones comerciales y presión militar contra China tiene un amplio consenso en las dos facciones del régimen de EE.UU.

El contenido de la TRA era ambiguo: aunque la isla pertenecía a China, se contemplaba el suministro de “armas defensivas” a Taiwán y se decía que cualquier intento de que Pekín resolviese por la fuerza la secesión sería motivo de “grave preocupación”. Es decir: no se decía “ayudaremos militarmente a Taiwán si hay conflicto”. 

Ahora sí se dice. Lo ha dicho Biden cuatro o cinco veces. Además, toda la acción de EE.UU dibuja un provocador replanteamiento que John Ross expone así en Tricontinental (publicado en castellano por El Salto): 

a) Por primera vez desde el comienzo de las relaciones diplomáticas entre China y Estados Unidos, Biden invitó a un representante de Taipéi a la toma de posesión del presidente de EE.UU.

b) La presidenta del Congreso, Nancy Pelosi –la tercera funcionaria estadounidense de mayor rango en el orden de sucesión presidencial– visitó Taipéi el 2 de agosto de 2022.

c) Estados Unidos ha pedido la participación de Taipéi en Naciones Unidas.

d) Estados Unidos ha intensificado la venta de armas y equipo militar a la isla.

e) Han aumentado las delegaciones estadounidenses que visitan Taipéi.

f) Las Fuerzas Especiales de EE.UU. han entrenado tropas terrestres y de la marina de Taiwán.

g) Estados Unidos ha incrementado su despliegue militar en el mar de China Meridional y ha enviado regularmente buques de guerra a través del estrecho de Taiwán. 

Al igual que en Ucrania con su integración de facto en la OTAN y su conversión en un ariete militar contra Rusia desde 2014, este fin de la ambigüedad con Taiwán supone que Washington cruza una línea roja histórica de China. Y como en Ucrania, en el entorno geográfico más inmediato del adversario. Además, Estados Unidos está presionando a otros países del entorno chino: Australia, India, Japón, Corea del Sur, (también Inglaterra y la propia UE) a sumarse a las sanciones y coaliciones militares, de la misma forma en que ha hecho en Europa con Ucrania. 

Igual que en Ucrania, en la crisis de Taiwán no hay interés en negociaciones para resolver las tensiones con un paso atrás, ni para prevenir choques militares accidentales, ni para reducir riesgos en general.

La estrategia de seguridad americana afirma que la guerra de Ucrania, y la debilidad de Rusia que aprecia en ella, confirman que China representa “la principal amenaza, como único competidor dotado del suficiente poder económico, militar y político necesario para replantear el orden internacional”. Para ello llama a revitalizar la red de alianzas que reste capacidad de maniobra a China. Eso es lo que se está haciendo.

Se ha logrado convertir a la UE en vasallo, e integrarla en esa guerra fría contra su principal socio comercial (China), lo que perjudica gravemente a su propia economía

La guerra de Ucrania que, desde luego, China no quería, está dirigida a impedir militarmente la integración euroasiática, que es un eje fundamental de la gran estrategia china de la Nueva Ruta de la Seda. El atentado contra los gasoductos del Báltico son la mejor ilustración de esa acción por romper nexos vitales y debe ser leído en ese contexto. Desde ese punto de vista, Ucrania forma parte y es prolegómeno de la guerra fría actual contra China en Asia Oriental. 

De momento, y aunque ese vector pueda presentar problemas en el futuro, se ha logrado convertir a la Unión Europea en vasallo, e integrarla en esa guerra fría contra su principal socio comercial (China), lo que perjudica gravemente a su propia economía.

La conciencia de todo ello explica la posición de China en esta guerra, su postura de que “la seguridad europea debe ser decidida por los europeos” (Xi Jinping a Olaf Scholz en mayo), y su oposición a las sanciones contra Rusia, meridianamente expuesta en abril por la comentarista de la televisión china, Liu Xin: “Nos dicen, ayúdame a luchar contra tu socio ruso para que luego pueda concentrarme mejor contra ti”. 

“La era de la posguerra fría ha concluido definitivamente y está en marcha una competición entre las principales potencias para dar forma a lo que vendrá a continuación”, escribe el presidente Biden en la introducción al documento Estrategia de seguridad nacional de 2022, recién publicado. “China es el único competidor con intención de redefinir el orden internacional que dispone de las capacidades para hacerlo”, dice. 

La elocuente Ursula von der Leyen, la “presidenta americana de Europa”, según la revista estadounidense Politico, reconoce la unidad de todo el paquete y la beligerancia europea en él cuando afirma que “la guerra de Ucrania no es solo una guerra europea, es una guerra por el futuro del mundo por lo que el ámbito de Europa solo puede ser el mundo entero”. 

Rafael Poch
Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania de la eurocrisis.

Fuente: https://ctxt.es/es/20221101/Firmas/41256/Rafael-Poch-China-Estados-Unidos-Ucrania-Rusia-Asia-potencias.htm#md=modulo-portada-bloque:4col-t2;mm=mobile-big

Un triunfalismo forzado y hueco, como un ronco grito de resignación, se hace notar en los titulares de los medios europeos, ( y de la mayoría de las agencias de noticias Occidentales) en la mañana pos electoral de EEUU, mientras se prodigan en lanzar el epitafio político a Donald Trump y el fin de su buena estrella con las urnas. 

Los guarismos conocidos, que confirman una clara derrota de los demócratas en la cámara baja y de una lucha titánica, voto a voto, en el Senado, sirven al poderoso y radicalizado eje mediático neoliberal progre europeo, para festejar el supuesto pinchazo de la supuesta ola roja. Una ola que ellos mismos negaban hasta ayer.

Los titulares se centran hoy en glorificar «la resistencia de la libertad», en el «frenazo a la extrema derecha» y -abusando de la hipérbole- de una «derrota al fascismo.» Pero quizás lo más esperpéntico sea la desmesura por proclamar que con esta derrota demócrata, más apretada de lo que se pensaba, SE HA SALVADO LA DEMOCRACIA Y LA LIBERTAD EN «AMÉRICA» Y EN EL MUNDO. 

Una contradicción mayúscula, ya que no se puede salvar lo que no existe. Es decir, el falsario sistema político norteamericano se distingue por su lacerante falta de representatividad, por la exclusividad de acceso a los cargos solo para millonarios y -sobre todo- porque es un hermético sistema plutocrático que garantiza que la política internacional expansiva y belicista del imperio nunca cambie, sean cuáles sean los resultados electorales. Llamar a eso Democracia es un prodigio de imaginación. La porfiada realidad dice sin contemplaciones que la mayoría absoluta en EEUU es para el voto ausente y silencioso.

Entretanto, por aquí, por Europa, nadie se priva de subirse al fantasmal carro ganador, que es apenas un sueño húmedo de una noche de resaca, donde los conservadores anhelan volver a las viejas épocas cuándo se sentían dueños de la economía mundial, dónde los neoliberales esperan que este «triunfo/derrota» venga de la mano de un milagro que arregle el caótico debacle financiero de su sistema. 

Y hasta el progresismo, esa esperpéntica «izquierda de la derecha», también canta victoria porque elucubra que esos votos de la resistencia son gracias a la defensa del aborto, principio y base de la ideología LGTB+ que acapara toda su batería revolucionaria. Mientras sostiene que «los valores sobre el género» significan para los norteamericanos, su primera y casi única prioridad, muy por encima de la inflación, la crisis energética, la enajenación financiera, la guerra y sus gastos y la brecha social, cultural y humana de su sociedad. El que no se conforma es porque no quiere.

Y cómo guinda del pastel, la gran conclusión de todas es la sentencia de cualquier editorial. Aquello que no podía faltar, o sea que LA DERROTA ES DE PUTIN 

Cartón lleno!!!

En fin… También hay otra realidad, esa que los medios ignoran. A Biden le quedan dos años de mandato con un vía crucis infernal y  EEUU está bajo un temporal que hace temblar hasta su última entraña.

Pero ese es otro cuento, no apto para avestruces que esconden su cabeza en un agujero de festejos y fantasías, cuando en verdad es un oráculo que avisa que vienen tiempos dramáticos y de mucho sufrimiento.

Eduardo Bonugli Dossier Geopolitico

Madrid, 9/11/22 Especial desde Madrid

En el mientras tanto…la dura realidad que es la única verdad: nos dice y se OCULTA; “Biden perdió en estas elecciones un 11% de los votos del 2020 y Trump por el contrario, hace 2 años quedó 4,5% por debajo y en éstas elecciones va 6,5% por arriba.

Ya anuncian una grieta y profunda crisis política en el interior de el ex hegemón que puede derivar en una Guerra Civil (situación que dependerá a partir de ahora de las FFAA)

Pepe Escobar  The Saker  3 de Noviembre

Después de que el ataque militar occidental a Sebastopol detuviera brevemente los transportes de grano rusos, Moscú está de vuelta en el negocio con una mano más fuerte y términos más favorables.

Entonces, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, levanta el teléfono y llama a su homólogo ruso, Vladimir Putin: hablemos del “acuerdo de granos”. Putin, sereno, tranquilo y sereno, explica los hechos al sultán:

Primero, la razón por la cual Rusia se retiró del acuerdo de exportación de granos.

En segundo lugar, cómo Moscú busca una investigación seria sobre el ataque -terrorista- a la flota del Mar Negro, que a todos los efectos prácticos parece haber violado el acuerdo.

Y tercero, cómo Kiev debe garantizar que mantendrá el acuerdo, mediado por Turquía y la ONU.

Solo entonces Rusia consideraría volver a la mesa.

Y luego, hoy, 2 de noviembre, el golpe de efecto: el Ministerio de Defensa (MoD) de Rusia anuncia que el país ha vuelto al acuerdo de cereales del Mar Negro, después de recibir las garantías escritas necesarias de Kiev.

El Ministerio de Defensa, de manera bastante diplomática, elogió los «esfuerzos» tanto de Turquía como de la ONU: Kiev se compromete a no utilizar el «Corredor Marítimo Humanitario» para operaciones de combate, y solo de acuerdo con las disposiciones de la Iniciativa del Mar Negro.

Moscú dijo que las garantías son suficientes “por el momento”. Lo que implica que siempre puede cambiar.

Todos se elevan a la persuasión del sultán.

Erdogan debe haber sido extremadamente persuasivo con Kiev. Antes de la llamada telefónica a Putin, el Ministerio de Defensa ruso (MoD) ya había explicado que el ataque a la Flota del Mar Negro fue realizado por 9 drones aéreos y 7 drones navales, más un dron de observación estadounidense RQ-4B Global Hawk que acechaba en el cielo sobre aguas neutras.

El ataque ocurrió al amparo de barcos civiles y tuvo como objetivo barcos rusos que escoltaban el corredor de granos en el perímetro de su responsabilidad, así como la infraestructura de la base rusa en Sebastopol.

El Ministerio de Defensa designó explícitamente a los expertos británicos desplegados en la base de Ochakov en la región de Nikolaev como los diseñadores de esta operación militar.

En el Consejo de Seguridad de la ONU, el representante permanente Vassily Nebenzya se declaró “sorprendido” de que los líderes de la ONU “no solo no condenaran, sino que incluso no expresaran su preocupación por los ataques terroristas”.

Después de afirmar que la operación de Kiev organizada por los británicos en la Flota del Mar Negro “puso fin a la dimensión humanitaria de los acuerdos de Estambul”, Nebenzya también aclaró:

    “Entendemos que la Iniciativa de Granos del Mar Negro, que Rusia, Turquía y Ucrania acordaron bajo la supervisión de la ONU el 22 de julio, no debe implementarse sin Rusia, por lo que no consideramos las decisiones que se tomaron sin nuestra participación como Unión.»

Esto significa, en la práctica, que Moscú “no puede permitir el paso sin trabas de los buques sin nuestra inspección”. La pregunta crucial es cómo y dónde se llevarán a cabo estas inspecciones, ya que Rusia advirtió a la ONU que definitivamente inspeccionará los buques de carga seca en el Mar Negro.

La ONU, por su parte, trató en el mejor de los casos de poner cara de valiente, creyendo que la suspensión de Rusia es “temporal” y esperando dar la bienvenida a “su equipo altamente profesional” al Centro de Coordinación Conjunta.

Según el jefe humanitario Martin Griffiths, la ONU también proclama estar “lista para abordar las preocupaciones”. Y eso tiene que ser pronto, porque el acuerdo llega a su punto de extensión de 120 días el 19 de noviembre.

Bueno, «abordar las preocupaciones» no es exactamente el caso. El Representante Permanente Adjunto de Rusia, Dmitry Polyansky, dijo que en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, las naciones occidentales simplemente no podían negar su participación en el ataque de Sebastopol; en cambio, simplemente culparon a Rusia.

Todo el camino a Odessa

Antes de la llamada telefónica con Erdogan, Putin ya había señalado que “el 34 por ciento del grano exportado en virtud del acuerdo va a Turquía, el 35 por ciento a los países de la UE y solo el 3-4 por ciento a los países más pobres. ¿Es esto por lo que hicimos todo?

Eso es correcto. Por ejemplo, 1,8 millones de toneladas de cereales fueron a España; 1,3 millones de toneladas a Turquía; y 0,86 millones de toneladas a Italia. Por el contrario, solo 0,067 toneladas se destinaron a Yemen «hambriento» y 0,04 toneladas a Afganistán «hambriento».

Putin dejó muy claro que Moscú no se retiraba del acuerdo de granos, sino que sólo suspendía su participación.

Y como otro gesto de buena voluntad, Moscú anunció que enviaría 500.000 toneladas de grano de forma gratuita a las naciones más pobres, en un esfuerzo por reemplazar la cantidad total que Ucrania debería haber podido exportar.

Durante todo este tiempo, Erdogan maniobró hábilmente para transmitir la impresión de que estaba ocupando un terreno más alto: incluso si Rusia se comporta de manera «indecisa», como lo definió, seguiremos adelante con el acuerdo de granos.

Entonces, parece que Moscú estaba siendo puesto a prueba por la ONU y por Ankara, que resulta ser el principal beneficiario del acuerdo de granos y claramente se está beneficiando de este corredor económico. Los barcos continúan saliendo desde Odessa hacia puertos turcos, principalmente Estambul, sin el consentimiento de Moscú. Se esperaba que fueran «filtrados» por Rusia cuando regresaran a Odessa.

El medio de presión rusa inmediato se desató en poco tiempo: evitar que Odessa se convirtiera en un nodo de infraestructura terrorista. Esto significa visitas constantes de misiles de crucero.

Bueno, los rusos ya han “visitado” la base de Ochakov ocupada por Kiev y los expertos británicos. Ochakov, entre Nikolaev y Odessa, se construyó en 2017, con aportes estadounidenses clave.

Las unidades británicas que participaron en el sabotaje de Nord Streams -según Moscú- son las mismas que planificaron la operación Sebastopol. Ochakov es constantemente espiado y, a veces, expulsado de las posiciones que los rusos despejaron el mes pasado a solo 8 km al sur, en el extremo de la península de Kinburn. Y, sin embargo, la base no ha sido totalmente destruida.

Para reforzar el “mensaje”, la verdadera respuesta al ataque a Sebastopol ha sido las implacables “visitas” de esta semana a la infraestructura eléctrica de Ucrania; si se mantiene, prácticamente toda Ucrania pronto se sumergirá en la oscuridad.

Cerrando el Mar Negro

El ataque a Sebastopol puede haber sido el catalizador que condujo a un movimiento ruso para cerrar el Mar Negro, con Odessa convertida en una prioridad absoluta para el ejército ruso. Hay serios rumores en toda Rusia sobre por qué Russophone Odessa no había sido objeto de un ataque preciso antes.

La infraestructura superior para las Fuerzas Especiales de Ucrania y los asesores británicos se encuentra en Odessa y Nikolaev. Ahora no hay duda de que estos serán destruidos.

Incluso con el acuerdo de granos en teoría de nuevo en marcha, es inútil esperar que Kiev cumpla con cualquier acuerdo. Después de todo, todas las decisiones importantes las toman Washington o los británicos en la OTAN. Al igual que bombardear el Puente de Crimea y luego los Nord Streams, el ataque a la Flota del Mar Negro fue diseñado como una seria provocación.

Sin embargo, los brillantes diseñadores parecen tener un coeficiente intelectual más bajo que las temperaturas del refrigerador: cada respuesta rusa siempre hunde a Ucrania más profundamente en un agujero ineludible, y ahora literalmente negro.

El acuerdo de granos parecía ser una especie de ganar-ganar. Kiev no volvería a contaminar los puertos del Mar Negro después de que fueran desminados. Turquía se convirtió en un centro de transporte de granos para las naciones más pobres (en realidad no fue eso lo que sucedió: el principal beneficiario fue la UE). Y se suavizaron las sanciones a Rusia sobre la exportación de productos agrícolas y fertilizantes.

Esto fue, en principio, un impulso para las exportaciones rusas. Al final no funcionó porque muchos jugadores estaban preocupados por posibles sanciones secundarias.

Es importante recordar que el acuerdo de granos del Mar Negro es en realidad dos acuerdos: Kiev firmó un acuerdo con Turquía y la ONU, y Rusia firmó un acuerdo por separado con Turquía.

El corredor para los transportadores de granos tiene solo 2 km de ancho. Los dragaminas se mueven en paralelo a lo largo del corredor. Los barcos son inspeccionados por Ankara. Así que el acuerdo Kiev-Ankara-ONU sigue vigente. No tiene nada que ver con Rusia, que en este caso no escolta ni inspecciona los cargamentos.

Lo que cambia con Rusia “suspendiendo” su propio acuerdo con Ankara y la ONU es que, a partir de ahora, Moscú puede proceder de la forma que considere adecuada para neutralizar las amenazas terroristas e incluso invadir y apoderarse de los puertos ucranianos: eso no representará una violación de la tratar con Ankara y la ONU.

Entonces, en este sentido, es un cambio de juego.

Parece que Erdogan entendió completamente lo que estaba en juego y le dijo a Kiev en términos inequívocos que se comportara. Sin embargo, no hay garantía de que las potencias occidentales no presenten otra provocación en el Mar Negro. Lo que significa que tarde o temprano, tal vez para la primavera de 2023, el General Armageddon tendrá que presentar los productos. Eso se traduce como avanzar hasta Odessa

NETANYAHU RETORNA, PERO EL PANORAMA POLÍTICO Y MILITAR DE ISRAEL HA CAMBIADO

Bibi está de regreso, liderando el gobierno más derechista de Israel, pero también enfrentando una resistencia palestina sin precedentes y una agitación mundial.

Abdel Bari Atwan 6 de noviembre  The Cradle

Mientras que la Cumbre Árabe en Argelia afirmó su adhesión a la llamada ‘Iniciativa de Paz Árabe’ como solución final a la cuestión palestina, la respuesta de Israel llegó rápida y resueltamente con el regreso al poder de Benjamin Netanyahu y el bloque religioso antiárabe Likud. En las elecciones legislativas del 1 de noviembre, los israelíes votaron en gran número por los partidos religiosos, racistas y antiárabes, que adoptan abiertamente una política de asesinato y expulsión de palestinos de toda la Palestina ocupada y promueven una identidad exclusivamente judía-sionista del país. . El partido “Poder Judío”, que obtuvo 15 escaños y está dirigido por las dos figuras más racistas en la breve historia del estado judío, Bezael H. Cherish y su adjunto Itamar Ben Gvir, será la columna vertebral del gobierno de coalición de Netanyahu. El líder de este partido, que será el socio más destacado de los monarcas árabes que firmaron los acuerdos de paz con Israel, ha llamado a matar árabes, expulsarlos y envolver los cuerpos de los mártires en piel de cerdo “en honor” a ellos.

Normalización la nueva norma

No obstante, es probable que se extiendan alfombras rojas para Ben Gvir y Netanyahu en las capitales árabes, donde disfrutarán de la hospitalidad árabe y beberán de sus copas doradas. De hecho, no hay diferencia entre la coalición israelí ganadora y la derrotada (Lapid-Gantz). Ambos convergen en su mutua hostilidad y odio hacia árabes y musulmanes. El general Benny Gantz, el ministro de Defensa israelí en el gobierno anterior, solía jactarse de que él era el israelí que mató a la mayor cantidad de árabes, y esto es cierto, ya que su gobierno ha matado a 166 palestinos desde principios de este año. Sin embargo, hay un resquicio de esperanza: este gobierno racista acelerará la desaparición de Israel y conducirá a su inevitable fin, no a manos de los maltrechos ejércitos árabes, sino a manos de la resistencia palestina y sus aliados regionales, sus misiles y drones. Hay tres pasos que el gobierno de Netanyahu y su coalición extremista pueden tomar al asumir el poder: Primero, un regreso a revivir el «Acuerdo del Siglo» de la era Trump, la anexión de Cisjordania y la deportación de la mayoría de sus residentes palestinos a Jordania como una «patria alternativa». En segundo lugar, la escalada de incursiones en la mezquita de Al-Aqsa, la consolidación del control judío sobre Jerusalén Este y la destrucción de su identidad árabe e islámica. El primer paso puede ser dividirlo sobre el modelo de la Mezquita Ibrahimi en Hebrón, luego demolerlo y erigir el supuesto “templo” sobre sus ruinas. En tercer lugar, la cancelación o congelación del acuerdo de demarcación de la frontera marítima con el Líbano, similar a lo que sucedió con los Acuerdos de Oslo con los palestinos. Netanyahu anunció su intención de hacerlo abiertamente en su campaña electoral. Esta opción parece especialmente probable dado que la extracción de gas y petróleo del campo Karish ya ha comenzado, mientras que el campo Qana, que fue reconocido “parcialmente” como libanés, permanece intacto, sin estudios ni exploración realizados hasta este momento. Es probable que los yacimientos de gas libaneses permanezcan inactivos en el futuro previsible. Los mismos mediadores estadounidenses no garantizaron la implementación de ni siquiera el 1 por ciento de los Acuerdos de Oslo, y lo más probable es que no garanticen los derechos del pueblo libanés.

Resistencia armada palestina renovada

Pero Netanyahu está listo para asumir el control de una situación muy diferente, tanto a nivel nacional como internacional. Para empezar, Israel se enfrenta a un conflicto interno cada vez mayor y, lo que es más importante, a una intifada revivida en forma de resistencia armada en Cisjordania. No podemos hablar de la resistencia de Cisjordania sin discutir el fenómeno de la Guarida de los Leones, cuya influencia política y militar se está expandiendo, mientras crece la aceptación del movimiento por parte del público palestino. No pasa un día sin presenciar una operación de comando en varias partes de Cisjordania; en Nablus, Jenin y Hebrón, más tarde en Ramallah, y luego en los territorios palestinos ocupados anteriores a 1948. Netanyahu puede lograr incluir uno o dos gobiernos árabes más en los Acuerdos de Abraham, que se firmaron bajo su último mandato. Sin embargo, tales acrobacias políticas no tendrán ningún valor a la luz del “despertar” del pueblo palestino y su regreso a la resistencia armada. El regreso de Netanyahu no olvidará la batalla de mayo de 2021 de la “Espada de Jerusalén” que lo humilló, y sus misiles que aislaron al estado ocupante durante más de 11 días, obligando a millones de colonizadores israelíes a refugiarse en refugios y búnkeres. Estos misiles todavía están presentes y listos, junto con cientos de drones armados. Quizás también valga la pena recordarle al Primer Ministro israelí entrante cómo terminó una reunión electoral en la ciudad de Ashdod (ciudad natal de mis antepasados) y huyó despavorido de los 400 misiles lanzados por el movimiento Yihad Islámica Palestina (PIJ) en represalia por el asesinato de su líder, Baha Abu al-Atta.

¿Otro día más en la oficina?

El “Israel” al que regresa Netanyahu no es el mismo Israel que dejó, y el mundo que conoció cuando estuvo en el poder por última vez, no es el mismo mundo de hoy. Su partidario estadounidense está sumido en una guerra indirecta de desgaste sin precedentes con Rusia en Ucrania, donde su correligionario, Volodymyr Zelensky, ha perdido hasta ahora alrededor de una quinta parte del territorio de su país y lo ha sumido en la oscuridad y la desesperación.Si bien se considera que Netanyahu es cercano al presidente ruso Vladimir Putin, esa amistad se había profundizado antes de la guerra de Ucrania. La situación ahora ha cambiado drásticamente y se verá obligado a elegir entre Washington y Moscú en una era de multipolaridad.En cuanto a la Guarida de los Leones, han cambiado efectivamente todas las ecuaciones y reglas de enfrentamiento en la Palestina ocupada, y tal vez también en el mundo árabe, y dentro de este contexto realmente «darán la bienvenida» al regreso al poder de la línea dura de Netanyahu.

Alemania ha venido gozando de una relativa autonomía económica, aun sin tener autonomía estratégica y una geopolítica propia. Esto ha sido así hasta el último periodo de gobierno de Merkel. Alemania había logrado contener al «atlantismo» en beneficio de sus intereses.

Recuerden que el Tratado de Asociación Trasatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP) entre EEUU y la UE ( que era un tratado de libre comercio) promovido por Obama, fue desechado finalmente por iniciativa de Alemania y aprovechando la llegada de Trump a la presidencia. Alemania continuaba siendo la cabeza y el motor económico de Europa. Y esto fue de este modo hasta el 2022 cuando EEUU, en su pelea por conservar su hegemonía global, decide desacoplar la economía alemana de Rusia ( guerra de Ucrania mediante) y también trata de desacoplarla de China para convertir de esta forma a Alemania, en un subalterno y un apéndice de la economía estadounidense. Si esto ocurre Alemania pierde su condición de gran potencia económica sufriendo un peligroso proceso de desindustrialización.  Por eso el viaje relámpago del canciller Scholz a China, el principal socio comercial de Alemania, para solicitar ayuda para salvar esa relación vital con el gigante asiático. Pero el viaje de Scholz pone al descubierto una grieta en la coalición gobernante en Alemania, entre el Partido Verde y el Liberal Democrático, que son «atlantistas» y seguidores de EEUU (yo diría «activos de Washington) por un lado y el partido Socialdemócrata por otro, «grieta» que aparentemente atraviesa hoy a las elites políticas, empresariales e intelectuales de Alemania entre los que adhieren al «atlantismo» y se subordinan a la hegemonía global de EEUU y los que pretenden otro destino para Alemania. EEUU desacoplando a Alemania de Rusia y China, y subordinándola a su economía, previene que con su potencial económico Alemania arrastre a otros países europeos y puedan llegar convertir a Europa en un polo de poder dentro del mundo multipolar que emerge. Alemania es un tema para seguir Dr. A. Mitre para Dossier Geopolitico DG

EL VIAJE DE SCHOLZ A CHINA LEVANTA LOS PELOS DE PUNTA

M.K.Bhadrakumar  5 de noviembre

La diplomacia alemana presentó una vista fascinante de «contrapunto» con la ministra de Relaciones Exteriores Annalena Baerbock recibiendo a sus socios del G7 en Münster el 3 y 4 de noviembre, incluso cuando el canciller Olaf Sholz planeaba desde ScholBerlín una visita de un día a Beijing. 

La sesión de fotos mostró al secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, flanqueando a Baerbock en la mesa principal con la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, mejor conocida como la maestra de ceremonias en el golpe de estado de “Maidán” de 2014 en Kiev en 2014, mirando desde atrás. 

Alemania se está poniendo al día con el fotoperiodismo. En serio, la foto no podría haber capturado de manera más significativa para la audiencia mundial la doble personalidad de la diplomacia alemana mientras el actual gobierno de coalición tira en diferentes direcciones. 

Por excelencia, Baerbock ha destacado su descontento con la visita de Scholz a China reuniendo a su alrededor a los homólogos del G7 con ideas afines. Incluso según las normas de la política de coalición, este es un gesto excesivo. Cuando el máximo líder de un país está de visita en el extranjero, una muestra de disonancia socava la diplomacia. 

Del mismo modo, las contrapartes del G7 de Baerbock optaron por no esperar el regreso de Scholz a casa. Aparentemente, tienen una mente cerrada y las noticias de las discusiones de Scholz en Beijing no cambiarán eso. 

A primera hora del lunes, Scholz debería pedir la renuncia de Baerbeck. Mejor aún, esta última debería presentar su renuncia. Pero tampoco va a pasar. 

En el período previo a la visita de Scholz a China, se enfrentó a duras críticas por emprender una misión de este tipo a Beijing con una delegación empresarial de poderosos directores ejecutivos alemanes. Claramente, la Administración Biden admiraba a Baerbock y los influyentes círculos “atlantistas” integrados en la economía política de Alemania para liderar la carga. 

¿Ha mordido Scholz más de lo que podía masticar? La respuesta depende de una contrapregunta: ¿Está Scholz contemplando un legado en la gran tradición de sus predecesores en el Partido Socialdemócrata, Willy Brandt (1969-1974), Helmut Schmidt (1974-1982)? 

Esas dos figuras titánicas tomaron iniciativas pioneras hacia la antigua Unión Soviética y China, respectivamente, durante momentos decisivos de la historia moderna, desafiando las cadenas del atlantismo que frenaron la autonomía estratégica de Alemania y consignaron a ese país como un subalterno en el sistema de alianza liderado por Estados Unidos. 

La diferencia cardinal hoy es que Brandt (quien navegó por la Ostpolitik ignorando las furiosas protestas estadounidenses sobre el primer gasoducto que conecta los campos de gas soviéticos con Alemania) y Schmidt (quien aprovechó el momento para sacar provecho de la normalización entre Estados Unidos y China), y el canciller Gerhard Schroeder (1998-2005), quien amplió y profundizó la expansión de las relaciones comerciales con Rusia y estableció una relación de trabajo sin precedentes con los líderes del Kremlin, para gran irritación de Washington, fueron líderes asertivos.

Dicho de otra manera, todo depende de la voluntad colectiva de Alemania de romper   el techo de cristal de la OTAN, que Lord Ismay, el primer secretario general de la Alianza, había capturado sucintamente con la intención de “mantener fuera a la Unión Soviética, a los estadounidenses dentro y a los alemanes abajo”. .” Actualmente, la interacción de tres factores impacta la política alemana. 

Primero, la estrategia del Indo-Pacífico. No se equivoquen, la guerra de poder en Ucrania es un ensayo general para la inevitable confrontación entre EE. UU. y China por el tema de Taiwán. En ambos casos que involucran el equilibrio global estratégico, hay mucho en juego para la hegemonía global de los Estados Unidos y la multipolaridad en el orden mundial. 

Alemania tiene un papel fundamental en esta lucha trascendental, no solo en virtud de ocupar el terreno altamente volátil en el centro de Europa que también tiene restos de historia, sino también por ser la potencia económica del continente en el umbral de convertirse en una superpotencia. 

La angustia en Washington es evidente de que la visita de Scholz a China puede debilitar el diseño geopolítico de EE. UU. para repetir la impresionante hazaña de la unidad occidental sobre Ucrania si las tensiones aumentan en Asia-Pacífico y China se ve obligada a actuar. 

Por supuesto, ninguna analogía es completa, ya que es poco probable que China opte por una operación militar especial incremental de Rusia de 9 meses para “moler” al ejército taiwanés y destruir el estado ucraniano. Será una guerra mundial desde el primer día. 

Sin embargo, la analogía es completa cuando se trata de las sanciones infernales que la Administración Biden impondrá a China y el bandolerismo de confiscación de los «activos congelados» de China (que superan el billón de dólares como mínimo), además de paralizar a China. cadenas de suministro. 

Basta con decir que «hacer una Ucrania» en China es la clave para la perpetuación de la hegemonía global de EE. UU., ya que los activos financieros de China se apropian para reabastecer la economía en crisis de EE. UU. y el estatus del dólar como moneda mundial y el neo mercantilismo y el control del movimiento de capital, etc. permanece intacto. 

En segundo lugar, una gran victoria diplomática de la Administración Biden hasta ahora ha sido en la política transatlántica, donde logró consolidar su dominio sobre Europa al colocar en el centro del escenario la cuestión de Rusia. Se despertaron los temores maniqueos de los países europeos de un resurgimiento histórico del poder ruso. 

Pocos esperaban un resurgimiento ruso tan pronto después del famoso discurso del presidente Vladimir Putin en la Conferencia de Seguridad de Múnich en febrero de 2007. 

La narrativa occidental en ese momento era que Rusia simplemente carecía de la capacidad de regenerarse como una potencia global, ya que la modernización de las fuerzas armadas de Rusia era inviable. Podría decirse que toda la diplomacia de la canciller Angela Merkel hacia Rusia (2005-2021) se basó en esa narrativa fácil. 

Por lo tanto, cuando Putin anunció de manera inesperada en una reunión de la Junta del Ministerio de Defensa en Moscú el 24 de diciembre de 2019 que Rusia se ha convertido en líder mundial en armamento hipersónico y que «ningún país posee armas hipersónicas, y mucho menos armas hipersónicas de alcance continental». Occidente lo escuchó con horror no disimulado. 

El equipo de Biden aprovechó la profunda inquietud en las capitales europeas para unirlas y promover la “unidad occidental” sobre Ucrania. Pero ahora está apareciendo una pequeña grieta sobre la visita de Scholz a Berlín. Blinken se apresuró a llevar a Scholz de vuelta al redil. 

En tercer lugar, siguiendo lo anterior,   hoy ha aparecido una contradicción fundamental, ya que las “sanciones del infierno” de Occidente contra Rusia repercutieron en Europa, llevándola a la recesión. Alemania ha sido duramente golpeada y está mirando el espectro del colapso de sectores enteros de su industria, el consiguiente desempleo y la agitación social y política. 

El milagro industrial alemán se basó en la disponibilidad de un suministro de energía seguro, ilimitado y barato de Rusia, y la interrupción está causando estragos. Además, el sabotaje de los oleoductos Nord Stream descarta una reactivación del nexo energético entre Alemania y Rusia (algo que favorece la opinión pública alemana). 

Sin duda, con todos los datos disponibles del lecho marino en el Mar Báltico, Schulz debe ser muy consciente de las implicaciones geopolíticas de lo que Estados Unidos le ha hecho a Alemania. Pero no está en condiciones de crear un alboroto y, en cambio, optó por internalizar la sensación de amargura, especialmente porque Alemania se encuentra hoy en una posición humillante de tener que comprar GNL terriblemente caro de compañías estadounidenses para reemplazar el gas ruso (que EE. UU. está comercializando). en Europa a precios tres o cuatro veces superiores al precio nacional). 

La única opción que le queda a Alemania es acercarse a China en una búsqueda desesperada por reactivar su economía. Por cierto, la misión de Scholz apuntaba principalmente a la reubicación de las unidades de producción de BASF, la empresa química multinacional alemana y el mayor productor de productos químicos del mundo, en China para que sus productos siguieran siendo competitivos

Sin embargo, es muy improbable que Washington le permita a Scholz tener las manos libres. Afortunadamente para Washington, los socios de la coalición de Scholz —el Partido Verde Ecologista y los Demócratas Libres Neoliberales (FDP)— son atlantistas sin adornos y también están dispuestos a participar en el juego estadounidense. 

Brandt o Schroeder habrían contraatacado, pero Scholz no es un luchador callejero, aunque siente el gran diseño de EE. UU. para transformar a Alemania como un apéndice de la economía estadounidense e integrarla en una sola cadena de suministro. En pocas palabras, Washington espera que Alemania sea un engranaje indispensable en la rueda del Occidente colectivo. 

Mientras tanto, Washington tiene una mano fuerte, ya que el sector corporativo de Alemania también es una casa dividida con muchas empresas que están bien ubicadas para beneficiarse del cambio de modelo económico que Washington está promoviendo, mostrando renuencia a apoyar a Scholz, aunque él mismo es un canciller corporativista.

Estados Unidos es experto en aprovechar tales situaciones de «divide y vencerás». Según se informa, algunas de las empresas de alta tecnología de Alemania no aceptaron la invitación de Scholz para acompañarlo a Beijing, incluidos los directores ejecutivos de Mercedes-Benz, Bosch, Continental, Infineon, SAP y Thyssen Krupp.