Por Sergio Rodríguez Gelfenstein que autoriza su publicación en Dossier Geopolitico

La historia de las relaciones internacionales de América Latina es la historia de la contradicción no resuelta entre el pensamiento monroista y el pensamiento bolivariano. El primero dio origen a la idea panamericana sustentada en la hegemonía de Estados Unidos sobre la región y en la que el resto de los países tienen una posición subordinada y sumisa.

El pensamiento bolivariano se originó como necesidad de concertar a las “repúblicas americanas antes colonias españolas” para que nos “sirviese de consejo en los grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete de los tratados públicos cuando ocurran dificultades, y de, en fin, conciliador de nuestras diferencias” según la idea del Libertador formulada en la convocatoria al Congreso de Panamá en diciembre de 1824. 

Casi 70 años después, en el ensayo “Nuestra América” publicado el 10 de enero de 1891 en la Revista Ilustrada de Nueva York y, unos días más tarde en el diario mexicano El Partido Liberal,  José Martí le da forma a una idea más totalizante que la de Bolívar en cuanto a la identidad que nos integra y nos debe agrupar. Dijo Martí: “¡[…] del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Semí, por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!”.

Un poco más de un año antes, el 19 de diciembre de 1889 en ocasión de una velada artístico-literaria realizada en la Sociedad Literaria Hispanoamericana de New York a la que asistieron los delegados a la Conferencia Internacional Americana convocada por Washington para concretar la idea monroista, Martí quiso advertir a los obnubilados representantes de las repúblicas del sur  a quienes los anfitriones habían apabullado mostrándoles las ostentosas maravillas del naciente capitalismo que: “… por grande que esta tierra sea, y por ungida que esté para los hombres libres la América en que nació Lincoln, para nosotros, en el secreto de nuestro pecho, sin que nadie ose tachárnoslo ni nos lo pueda tener a mal, es más grande, porque es la nuestra y porque ha sido más infeliz, la América en que nació Juárez”. Así se sembró para siempre lo que habría de ser la identidad nuestroamericana que nos une.

El pensamiento monroista, emergió del discurso del presidente James  Monroe ante el Congreso de su país el 2 de diciembre de 1823,  para ser  transformada en doctrina de política exterior de Estados Unidos para América Latina y el Caribe, posteriormente. Aunque a lo largo de esa centuria hubo algunos intentos de institucionalización, fue en 1889 cuando habría de concretarse la intención de darle una estructura a tal idea. Por ello se convocó la primera conferencia panamericana. A partir de entonces y hasta 1954 se realizaron dos conferencias interamericanas, cuatro reuniones de consulta y diez conferencias panamericanas.

En la novena, realizada en Bogotá en 1948, en el marco de una nueva realidad emanada del fin de la segunda guerra mundial, fue creada la Organización de Estados Americanos (OEA). El año anterior en Río de Janeiro, había sido firmado el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) que daba origen a un supuesto sistema de seguridad colectivo para las Américas. De esta manera, contando con los instrumentos militar y político, Estados Unidos logró consumar una estructura de dominación que le garantizaba su control sobre la región. La idea monroista de “América para los americanos” (léase Estados Unidos) se había completado. La historia más reciente es bastante conocida.

El pensamiento bolivariano pareció muerto con la desaparición física del Libertador en 1830. A partir de entonces varios pensadores y políticos latinoamericanos dieron continuidad en sus escritos y en su obra al ideario de Bolívar. Así mismo, se hicieron dos eventos en Perú a mediados del siglo XIX, en 1847-48 y en 1864-65 los participantes de diversos países se reunieron para no dejar morir la idea bolivariana y retomar su propuesta de unidad.

Pero hubo que esperar casi 150 años hasta que Hugo Chávez, el más preclaro continuador del pensamiento bolivariano, comenzó a cambiar esa perspectiva. Chávez se propuso transformar la injusta estructura de dominación regional dando inicio a la recuperación del sueño bolivariano para convertirlo en el proyecto que había quedado truncado en 1830.

Así, en 2010, en la Riviera Maya mexicana se realizó la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe tras la fusión de los dos mecanismos existentes con anterioridad. Al año siguiente, en el marco del bicentenario de la independencia de Venezuela en una reunión cumbre de los líderes de la región nació la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En aquella ocasión, el Comandante Chávez sentenció que «Estamos poniendo aquí la piedra fundamental de la unidad, la independencia y el desarrollo de América Latina y el Caribe».

Tan solo unos años después, el avance oligárquico en la región generó fuerzas centrífugas que bajo fuerte influjo monroista actuaron como elemento desintegrador respondiendo a la necesidad de Estados Unidos de impedir que se concretara la unidad latinoamericana y caribeña.

La llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador y el extraordinario esfuerzo del gobierno mexicano en pro de la integración permitieron retomar el proyecto en 2020, una vez más rescatando el ideario de Bolívar como instrumento de consolidación de la unidad regional.  Y así llegamos a Buenos Aires 2023.

La reunión Cumbre finalizada ayer en la capital argentina mostró grandes luces, pero también algunos grises y sombras.  Las sombras dicen relación con la información transmitida por los medios transnacionales de la desinformación: “Sin Maduro comienza la Cumbre de la CELAC”, “Con muchas ausencias se realiza la Cumbre de la CELAC”, “López Obrador distanciado de Alberto Fernández, no viaja a Buenos Aires”. Los titulares trasuntan un odio, una negatividad y una apuesta por el fracaso que expresan con claridad la voluntad monroista de desintegración que emerge de la prensa tránsfuga que responde a intereses imperiales y oligárquicos.

Por otra parte, la crisis peruana dio muestras de que en algunos temas no existe consenso y que, finalmente el asunto de los derechos humanos está politizado de acuerdo a lo que Estados Unidos y las oligarquías -aún en el poder- entienden, en cuanto al uso político que se le debe dar a este asunto. No hubo una declaración única , dura y contundente en contra de la prisión del presidente Castillo, la represión al pueblo peruano, la violación de la autonomía universitaria y el asalto a la tan cacareada democracia.

De igual manera, es oscura la invitación a Estados Unidos a la Cumbre. De la misma forma que a espaldas del Libertador, el vicepresidente de Colombia Francisco Santander invitó a Washington al Congreso de Panamá en 1826, Alberto Fernández hizo lo propio y sin necesidad al convocar a Joe Biden, presidente de un país que nos excluye y nos desprecia.

La inasistencia del presidente Maduro también debe considerarse como un punto negro de la Cumbre. Un país en el que la vicepresidenta esta viva de casualidad tras un atentado terrorista en su contra no daba seguridad al presidente de Venezuela. Una cosa es ser valiente y otra ser pendejo. No hay que olvidar que el gobierno de Estados Unidos le puso precio a la cabeza del presidente Maduro. Por 15 millones de dólares cualquier loco y otros que no lo están tanto, estarán absolutamente dispuestos a cometer un magnicidio. La “investigación” del intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández da cuenta de la plena colusión de la justicia, los medios de comunicación, la ultra derecha y la delincuencia organizada en Argentina, a fin de generar complicidad e impunidad.

El valor del presidente Maduro no se manifiesta por la asistencia o no a la Cumbre, sino por la resistencia de 8 años al frente del pueblo venezolano para plantarse y derrotar todas las acciones de grupos terroristas y desestabilizadores organizados y financiados por Estados Unidos, y salir victorioso de ello. 

En particular, Venezuela siempre está representada en Argentina por las inmensas muestras de amistad de millones de ciudadanos y ciudadanas que han dado continuidad por 200 años al abrazo fraterno de Guayaquil entre los Libertadores José de San Martín y Simón Bolívar.

De cara al futuro, habrá que avanzar para hacer luz en los grises que aún permanecen. Todavía no existe una idea única de integración. No me refiero a lo que estén pensando las derechas cavernarias y monroistas sino a las propias interpretaciones que se hacen en la región del ideario bolivariano. En este sentido, son equívocos los llamados del presidente López Obrador a la buena voluntad de Estados Unidos para con la región.

Más allá de los buenos deseos, eso no tiene ninguna posibilidad de materializarse. 

La condición imperialista de Estados Unidos está en su ADN, si renunciaran a ello se transformarían en otra cosa y no hay ninguna señal en ese sentido. Lo saben los cubanos por más de 60 años, Nicaragua desde 1979 y Venezuela desde la llegada al poder del Comandante Hugo Chávez. Nuestra integración será latinoamericana y caribeña o no será.

Hablar de un gran espacio americano que incluya a Estados Unidos no deja de ser un sinsentido que contradice lo que el propio presidente López Obrador ha dicho en otros escenario. Pero se entiende la situación de México, “tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”. En todo caso, no hay que olvidar que Cuba está en la misma situación.

Por su parte el presidente Petro, casi obsesivamente desea generalizar sin fundamentos una situación personal que se resolvió positivamente a su favor cuando fue destituido de forma irregular e ilegal como alcalde de Bogotá. Agotadas todas las instancias internas recurrió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que revirtió el fallo de la justicia colombiana reponiéndolo en su cargo. Pero de ahí a suponer que esa institución dependiente de la OEA de la que Estados Unidos ni Canadá forman parte pero sobre la que tienen poder de decisión, pueda ser el summum de una política común de derechos humanos, no deja de ser una quimera.

Si creemos en CELAC, debemos ser capaces de crear un cuerpo estructural, de instituciones propias, entre ellas la de derechos humanos a fin de resolver nuestros problemas sin injerencia de Estados Unidos. 

No dudo de la voluntad integracionista de los presidentes López Obrador y Petro, pero me siento en la obligación de señalar estos grises que tengo plena seguridad se resolverán mediante el dialogo y el debate fraterno.

La CELAC deberá también buscar mecanismos que hagan posible la participación de mayor cantidad de jefes y jefas de Estado y gobierno a las reuniones Cumbre. De no ser así, las mismas se deberán hacer por teleconferencia con participación presencial de cancilleres y técnicos para la redacción y revisión de los documentos a aprobar. Aunque en Buenos Aires estuvieron presentes todos los países, la inasistencia de una parte de los mandatarios, da cuenta de que todavía Estados Unidos genera temor al usar los instrumentos de coerción, amenaza y chantaje que integran su amplio arsenal. 

En cualquier caso, las luces son tantas que tapan cualquier sinsentido y visión mezquina que se tenga de la Cumbre. Lo más importante de todo es que a pesar de las intimidaciones, coacciones y presiones de fuerzas reaccionarias y adversas a la integración, la reunión se haya concretado. En este ámbito, hay que agradecer el gran trabajo del gobierno y la cancillería argentina.

La realización de la Cumbre en Buenos Aires después de la efectuada en 2020 en México permite retomar la continuidad de estos eventos y con ello se posibilita pensar nuevamente que la integración de la región es posible. Los imperativos de unidad y el reconocimiento de la mayoría de la necesidad de construir aceptando la diversidad, así como la voluntad de avanzar hacia una integración con desarrollo a partir de la inclusión, son signos inequívocos de un futuro promisorio.

La reincorporación de Brasil y la posibilidad de agregar a los presidentes Lula y Petro al necesario liderazgo colectivo de la región, dejando atrás el oscurantismo medieval de Bolsonaro y Duque, son también señales incuestionables de que la región avanza en una dirección positiva. 

La elección de San Vicente y las Granadinas y de su primer ministro Ralph Gonsalves como presidente pro tempore de la CELAC es un indudable reconocimiento a los países insulares del Caribe. 

Vale decir que la OEA, es decir Estados Unidos nunca ha permitido que un caribeño acceda al más alto cargo de esa organización. La democracia que se espera exista en CELAC debe ser igualitaria. Como atributo propio de la integración bolivariana, no debería importar en el momento de la toma de decisiones las diferencias que emergen de la dimensión geográfica, la cantidad de habitantes o el tamaño de la economía de los países miembros. Esto es lo que ha permitido que a partir de hoy y por un año, San Vicente y las Granadinas haya sido elegida por consenso para representar a toda la región.

La constitución de la CELAC social y la realización de su propia Cumbre en Buenos Aires es expresión de que los pueblos de Nuestra América han aprendido del pasado. Los gobiernos van y vienen, los pueblos persisten en sus luchas, entre ellas las que libran por hacer efectiva la unidad latinoamericana y caribeña. La integración sólo será irreversible cuando los pueblos se hagan cargo de ella. Felizmente los acuerdos de la Cumbre de CELAC social apuntan en esa dirección.

La Declaración de Buenos Aires, instrumento final del cónclave, reiteró el compromiso de todos “con el avance en la unidad e integración regional política, económica, social y cultural”. Los 111 puntos del documento sumados a las 11 declaraciones especiales configuran una sólida base de trabajo para avanzar correctamente hacia el futuro. 

Desde mi punto de vista, son de particular interés los puntos 92 y 93, así como el 98. Los dos primeros reconocen la “relevancia de intervenir de manera concertada y presentar iniciativas consensuadas en los distintos foros multilaterales”. Así, también la necesidad de: “Promover […] un mayor número de intervenciones conjuntas en todos los foros multilaterales en temas de interés común, convencidos de que ello contribuirá directamente a fortalecer el papel y liderazgo de la región en los organismos internacionales». La idea de avanzar hacia la construcción de un verdadero bloque regional de poder que nos muestre de esa forma ante el mundo le da carácter estratégico a esta declaración.

Por otra parte, el punto 98 señala: “Nos congratulamos por los avances logrados en materia de profundización del diálogo político de América Latina y el Caribe con los socios extrarregionales, entre los que se incluyen la Unión Europea, China, India, la Unión Africana y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN)”. No sé si fue un olvido, una decisión consensuada o un gazapo necesario, pero ahí no aparece Estados Unidos por ninguna parte, marcando la clara disposición de la región de relacionarse con bloques de poder global que nos reconozcan en igualdad de condiciones. Tal vez sea simplemente la aceptación de que no existe “diálogo político” alguno con la potencia norteamericana o, que no es considerado un “socio extrarregional”.

Finalmente, tal como lo dijo el presidente Petro, hay que pasar de la retórica a las acciones y los hechos. Si la Declaración de Buenos Aires se cumpliera, todos los países de la región deberían regularizar su relación con Caracas, volviendo a la normalidad existente antes de que Obama y Trump se propusieran derrocar por la fuerza al Presidente Maduro. 

Desde mi perspectiva, el punto 104 referido a Venezuela, aunque es un avance, todavía es flojo en el reconocimiento del gobierno constitucional del Presidente Nicolás Maduro.

Al final de este evento y de cara al futuro, con Martí podríamos preguntarnos  “¿Adónde va la América, y quién la junta y guía? Y con el apóstol de la independencia de Cuba responde: ”Sola, y como un solo pueblo, se levanta. Sola pelea. Vencerá, sola”.

Twitter: @sergioro0701

Un gran paso adelante, pero por ahora sólo uno 

Por Eduardo J. Vior publicado en TÉLAM y autorizado por el autor su publicación en Dossier Geopolitico

La VII cumbre de CELAC dio inicio a un nuevo ciclo de integración continental, mas sólo tendrá relevancia si la complementan otras acciones. 

La reunión de jefes de Estado, de gobierno y representantes de los 33 estados miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que se realizó este 24 de enero en Buenos Aires marcó un hito en el proceso de unidad regional e indicó al mundo que Nuestra América quiere hablar en los foros internacionales con una sola voz y gobernarse a sí misma sin tutorías. Sin embargo, la continuidad y profundización del proceso de integración requerirá armonizar identidades e intereses contradictorios y utilizar diversos instrumentos a la vez. 

El documento final publicado el pasado martes declaró la región como una «zona de paz» y destacó su importancia mundial como principal productora y exportadora de alimentos. También dedicó apartados al cambio climático, a la estrategia sanitaria, la cooperación en materia ambiental, la ciencia, tecnología e innovación productiva, la infraestructura para la integración, los temas de género, juventudes, migraciones, discapacidad, educación, cultura, a la cooperación en materia espacial y nuclear y contiene secciones especiales sobre Haití, Cuba, Venezuela, Puerto Rico y Malvinas. 

En la declaración se brindó “el más fuerte apoyo regional al reclamo de la Argentina sobre las Malvinas”, se destacó “la importancia de la Hidrovía Paraguay-Paraná” y se reiteró el llamado “para poner un final al bloqueo contra Cuba”. El documento hace asimismo hincapié en la defensa de los recursos naturales y estratégicos, resalta la importancia de fomentar el diálogo entre las partes en Venezuela y reafirma el principio de no intervención e injerencia extranjera en los procesos políticos del continente.

La CELAC también manifestó su “preocupación, porque varios países de América Latina y el Caribe emergieron de la pandemia con mayores niveles de deuda pública” y subrayó “la necesidad de que las instituciones financieras regionales e internacionales, como los Bancos Multilaterales de Desarrollo, mejoren las facilidades crediticias”. Los miembros de la Comunidad coincidieron también “en que la desinformación en las redes sociales puede crear realidades paralelas e inducir a la radicalización política”, creando “una amenaza a los valores democráticos y al Estado de Derecho”. 

La cumbre finalizó el martes por la noche con la elección unánime del primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, como presidente pro tempore del foro regional. Así, por primera vez en la historia del organismo fundado en 2011, un país pequeño –y, además, del Caribe- asume la presidencia temporaria.

Durante la reunión cumbre los 11 presidentes y primeros ministros presentes así como los demás delegados se dirigieron al pleno poniendo cada uno su acento. Mucho se trató en los medios de los últimos días sobre los discursos de los presidentes Alberto Fernández y Lula da Silva, sobre el exabrupto del presidente uruguayo, las referencias de Gastón Boric y Gustavo Petro a la crisis en Perú, así como sobre el video de Nicolás Maduro denunciando las agresiones contra su país.

Atención especial mereció asimismo el video del presidente chino Xi Jinping con el siguiente contenido: “La CELAC ya se ha convertido en una fuerza propulsora indispensable para la cooperación global Sur-Sur», dijo y añadió que «bajo el liderazgo de Argentina y otros países, la CELAC ha persistido en practicar el multilateralismo y jugado un papel importante en la defensa de la paz regional, el fomento del desarrollo compartido y la promoción de la integración regional». Xi detalló también que «China ha venido trabajando con América Latina y el Caribe para reforzar constantemente la construcción del Foro China-CELAC» y reconoció que «el mundo ha entrado en un nuevo período de turbulencias y transformaciones», por lo que «sólo con el fortalecimiento de la unidad y la cooperación podremos hacer frente común a los desafíos y superar juntos las dificultades coyunturales». 

Es esperable que la actuación de San Vicente al frente de la CELAC no se desarrolle en solitario. Ralph Gonsalves seguramente recibirá el apoyo de la Comunidad del Caribe (CARICOM) y quizá también de los países del ALBA. El principal eje de su gestión se concentrará en torno al cambio climático, que origina frecuentes y cada vez más violentos huracanes en el Caribe.

Ya la misma realización de la cumbre ha sido un éxito hace pocos meses todavía impensable. Además han participado representantes de todos los países miembros, sin ausencia alguna. Por otra parte, la reincorporación de Brasil da al organismo un gran peso internacional. Ha sido un gran suceso, también, que la declaración final, de 111 puntos, haya sido adoptada unánimemente, con reparos parciales en sólo diez puntos. 

Bajo la presidencia de un país pequeño viene ahora la difícil implementación de lo acordado, sin que la Comunidad tenga organismos permanentes que la doten de ejecutividad. Asimismo se harán sentir las diferencias de intereses y objetivos entre los asociados, especialmente entre los tres más grandes. Argentina está interesada en el desarrollo de este foro regional, porque tiene una tradición diplomática y cultural de solidaridad latinoamericana que ahora se amplía al Caribe. En las mejores épocas de nuestra historia hemos complementado nuestras debilidades políticas y económicas con una poderosa diplomacia cultural, sindical y social que en momentos difíciles nos supo ganar la simpatía continental y que ahora es menester reimpulsar. 

Brasil, por el contrario, no tiene un interés “duro” en la integración con el Caribe y Mesoamérica, porque allí debe competir con México. Para su actual gobierno la prioridad continental está, por un lado, en el fortalecimiento del Mercosur, incorporando también a Bolivia, porque es el ámbito “natural” para los negocios de su gran industria. Por el otro lado, va a poner el acento en el resurgimiento de la Unasur como herramienta para la integración política del subcontinente que, espera, le servirá como apoyo para conseguir un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. 

México, a su vez, sólo tiene interés en CELAC, si le sirve para funcionar como bisagra entre la integración latinoamericana y caribeña y la de América del Norte, donde tiene su mercado principal. 

Parecidas puntualizaciones podrían hacerse sobre los intereses particulares de los demás miembros de la Comunidad. Ésta sólo puede desarrollarse como foro regional, si con acciones concretas se crea el interés de sus miembros en dialogar dentro del mismo. Con políticas específicas se puede generar más comunidad de intereses que con grandes cumbres o manifiestos universalistas. 

El desarrollo de CELAC es un aspecto importante de la integración continental, pero ésta supone utilizar instrumentos “duros” (económicos, políticos y militares) y “blandos” (culturales, deportivos, comunicacionales, educacionales, sanitarios y científico-tecnológicos) que requieren distinto tipo de organizaciones. La VII Cumbre de CELAC ha dado un gran paso hacia la integración continental, pero muchos más deben seguir. 

TELAM https://www.telam.com.ar/notas/202301/618405-cumbre-celac-opinion.html

Por Michael Roberts para Sin Permiso

Esta semana, la reunión anual de la élite rica global en el Foro Económico Mundial (WEF) ha vuelto a tener lugar después del interregno del COVID. Los principales líderes políticos y empresariales han volado a Davos en sus aviones privados para discutir el cambio climático y el calentamiento global, así como la inminente recesión económica mundial, la crisis del coste de vida y la guerra de Ucrania.

Su estado de ánimo es aparentemente lúgubre. Dos tercios de los principales economistas encuestados por el WEF creen que es probable que haya una recesión global en 2023, y casi uno de cada cinco dice que es extremadamente probable que ocurra. Los líderes empresariales también están ansiosos: el 73 % de los directores generales de todo el mundo creen que el crecimiento económico mundial disminuirá en los próximos 12 meses. Es la perspectiva más pesimista desde la primera encuesta del WEF hace 12 años.

Justo antes del inicio del Foro en la nieve de la exclusiva estación de esquí de Davos, Suiza, el WEF publicó su Informe de Riesgo Global. Su lectura resulta impactante sobre el estado del capitalismo global en la década de 2020.

El informe dice que: «la próxima década se caracterizará por crisis ambientales y sociales, impulsadas por las tendencias geopolíticas y económicas subyacentes». La crisis del coste de vida se clasifica como el riesgo global más grave en los próximos dos años, alcanzando su punto máximo a corto plazo. La pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas se consideran uno de los riesgos globales por su rápido deterioro en la próxima década y los seis riesgos ambientales están entre los diez principales riesgos en los próximos diez años.

El informe continúa: «La inflación continua impulsada por la oferta y podría conducir a la estagflación, cuyas consecuencias socioeconómicas podrían ser graves, dada una interacción sin precedentes con niveles históricamente altos de deuda pública. La fragmentación económica mundial, las tensiones geopolíticas y una reestructuración más difícil podrían contribuir a la angustia generalizada de la deuda en los próximos 10 años». Señala que «la tecnología exacerbará las desigualdades; mientras que los esfuerzos de mitigación y adaptación climática están diseñados como un sistema de compensación peligroso, a medida que la naturaleza se derrumba. Y «las crisis de alimentos, combustibles y costes exacerban la vulnerabilidad social mientras que la disminución de las inversiones en desarrollo humano erosiona la resiliencia futura».Aparentemente, el riesgo de una «policrisis» se ha acelerado.

¿Qué planean hacer los organizadores del WEF y sus participantes sobre esta «policrisis»? De entrada, el WEF parte de la suposición de que el capitalismo debe sobrevivir, pero la mejor manera de lograrlo es «reformando» el capitalismo para que sea «inclusivo para todos». A Klaus Schwab, cofundador del WEF, le gusta llamarlo «capitalismo de todas las partes interesadas».

Schwab explica: «En términos generales, tenemos tres modelos para elegir. El primero es el «capitalismo de accionistas» («shareholders capitalism»), adoptado por la mayoría de las corporaciones occidentales, que sostiene que el objetivo principal de una corporación debería ser maximizar sus ganancias. El segundo modelo es el «capitalismo de estado» («state capitalism»), que confía al gobierno la dirección de la economía, y es muy popular en muchos mercados emergentes, sobre todo en China. Pero, en comparación con estas dos opciones, la tercera es la más recomendable. El «capitalismo de todas las partes interesadas» («stakeholder capitalism»), un modelo que propuse por primera vez hace medio siglo, posiciona a las corporaciones privadas como fideicomisarios de la sociedad y es claramente la mejor respuesta a los desafíos sociales y ambientales de hoy en día».

Las grandes corporaciones deberían ser los «fidecomisarios de la sociedad» y la principal fuerza para resolver «los desafíos sociales y ambientales de hoy». Pero para ello tenemos que reemplazar el «capitalismo de accionistas» en el que «el enfoque único está en las ganancias, de manera que el capitalismo se desconecta cada vez más de la economía real». Según Schwab, «esta forma de capitalismo ya no es sostenible». Por el contrario, las grandes corporaciones, junto con los gobiernos y las organizaciones multilaterales, pueden desarrollar el «capitalismo de todas las partes interesadas», que, según Schwab, puede «acercándo el mundo al logro de los objetivos compartidos».

Cada año, Oxfam publica su informe anual sobre la desigualdad para que coincida con la reunión del WEF, con el fin de exponer la hipocresía del «capitalismo de todas las partes interesadas». El informe de este año se centra en el aumento de la desigualdad de riqueza e ingresos desde la pandemia. «En los últimos dos años, el 1 por ciento súper rico del mundo ha ganado casi el doble de riqueza que el 99 por ciento restante sumado», dice Oxfam.

Si bien hay casi 8 mil millones de personas en el mundo, poco más de 3.000 eran multimillonarias en noviembre de 2022. Este pequeño grupo de personas amasa casi 11,80 billones de dólares, lo que equivale a alrededor del 11,8 % del PIB mundial. Mientras tanto, al menos 1.700 millones de trabajadores viven en países donde la inflación está superando el crecimiento de sus salarios, a pesar de que las fortunas multimillonarias aumentan en 2.700 millones de dólares (2.500 millones de euros) al día.

El informe anual de riqueza global de Credit Suisse es el análisis más completo de la riqueza personal global y su distribución. El informe de 2022 reveló que a finales de 2021, la riqueza global total había alcanzado los 643,6 billones de dólares, o más de 4,5 veces la producción anual mundial. La riqueza global aumentó un 9,8 % en 2021, muy por encima del promedio anual del 6,6 % registrado desde principios de siglo. Si se excluye el movimiento de las divisas, la riqueza global agregada creció un 12,7%, la tasa anual más rápida jamás registrada.

Este aumento se debe a dos factores: un fuerte aumento de los precios de las propiedades inmobiliarias y un auge del mercado de valores alimentado por el crédito. Así que casi todo este aumento de riqueza fue para los más ricos del mundo. De hecho, en 2020, el 1 % de todos los adultos (56 millones) del mundo poseían el 45,8% de toda la riqueza personal del mundo; mientras que 2,9 millones solo poseían el 1,3 %. En 2021, esa desigualdad empeoró. ¡En 2021, el 1% superior poseía el 47,8% de toda la riqueza personal, mientras que  2.800 millones de personas adultas poseían solo el 1,1 %! Y el 13 % superior posee el 86 % de toda la riqueza.

El informe de Oxfam señala que por cada dólar recaudado en impuestos, solo cuatro centavos provienen de impuestos sobre la riqueza. La falta de tributación de la riqueza es más pronunciada en los países de ingresos bajos y medios, donde la desigualdad es mayor. Dos tercios de los países no tienen ninguna forma de impuesto sobre la herencia de patrimonio y activos que pasan a los descendientes directos. La mitad de los multimillonarios del mundo viven ahora en países sin tal impuesto, lo que significa que 5 billones de dólares se transmitirán libres de impuestos a la próxima generación, una suma mayor que el PIB de África.

Las tasas máximas de impuestos sobre la renta se han vuelto más bajas y menos progresivas, con la tasa impositiva promedio sobre los más ricos cayendo del 58 % en 1980 al 42 % actual en los países de la OCDE. En 100 países, la tasa media es aún más baja, el 31 %. Las tasas de impuestos sobre las ganancias de capital, en la mayoría de los países la fuente de ingresos más importante para el 1% superior, son solo del 18 % en promedio en más de 100 países. Solo tres países gravan más los ingresos del capital que los ingresos del trabajo.

Muchos de los hombres más ricos del planeta hoy en día se salen con la suya pagando casi o ningún impuesto. Por ejemplo, se ha demostrado que uno de los hombres más ricos de la historia, Elon Musk, paga una «tasa impositiva real» del 3,2 %, mientras que otro de los multimillonarios más ricos, Jeff Bezos, paga menos del 1 %.

La respuesta política de Oxfam es gravar a los ricos. Oxfam pide un impuesto de hasta el 5 % sobre los multimillonarios y biillonarios del mundo que podría recaudar 1,7 billones de dólares al año, «suficiente para sacar a 2 mil millones de personas de la pobreza y financiar un plan global para poner fin al hambre». «El objetivo final debería ser ir más allá y abolir por completo a los billonarios, como parte de una distribución más justa y racional de la riqueza mundial».

La pregunta que surge, naturalmente, es hasta que punto es realista esperar que los gobiernos que apoyan el «capitalismo de todas las partes interesadas» introduzcan impuestos más altos sobre la riqueza y los ingresos, y que además acaben con los billonarios a través de impuestos. Eso solo será posible con una lucha masiva para lograr gobiernos de trabajadores que trabajen coordinadamente a nivel mundial. En cuyo caso, ¿por qué esforzarse tanto en gravar a los ricos, en lugar de tratar de poner fin al capitalismo por completo?

Es la misma historia con el cambio climático. La COP 27 la COP 15 fueron «cop-outs» en todos los sentidos a la hora de cumplir incluso el objetivo de la COP de París de limitar las temperaturas medias globales a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. El año pasado fue el quinto más cálido registrado, con una temperatura media global casi 1,2 °C por encima de los niveles preindustriales, según el programa de observación de la Tierra de la UE.

El año estuvo marcado por 12 meses de extremos climáticos, con Europa registrando su verano más caluroso a pesar de la presencia por tercer año consecutivo del fenómeno de La Niña que tiene un efecto refrescante, según el Servicio de Cambio Climático Copernicus en su resumen anual del clima de la tierra. Al mismo tiempo, las emisiones de gases de efecto invernadero de EEUU aumentaron de nuevo en 2022, situando al país aún más por detrás de sus objetivos en virtud del acuerdo climático de París, a pesar de haber aprobado una amplia legislación sobre energías limpias el año pasado.

Las emisiones mundiales de dióxido de carbono de combustibles fósiles y el cemento aumentaron un 1,0 % en 2022, alcanzando un nuevo récord de 36.600 millones de toneladas de CO2 (GtCO2). Las emisiones «son aproximadamente constantes desde 2015» debido a una modesta disminución de emisiones por el uso de la tierra que equilibra los modestos aumentos del CO2 fósil. Pero recuerde, estos niveles de emisión estables no son suficientes para evitar que el mundo siga calentándose más allá de los límites oficiales. Se necesita al menos una reducción del 50 % en las emisiones para finales de esta década y cero emisiones para finales de siglo.

En cambio, las emisiones de EEUU aumentaron un 1,3 por ciento el año pasado, según estimaciones preliminares de la consultora ambiental Rhodium Group, liderada por fuertes aumentos en los edificios, la industria y el transporte del país. «Con el ligero aumento de las emisiones en 2022, Estados Unidos sigue quedandose atrás en sus esfuerzos por cumplir con su objetivo establecido en el Acuerdo de París de reducir las emisiones de GEI del 50 al 52 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para 2030″, escriben los autores. El año pasado, las emisiones de EEUU estaban solo un 15,5 por ciento por debajo de los niveles de 2005.

Pero no se preocupe, el portavoz de EEUU para el clima, John Kerry, estuvo en Davos esta semana para quejarse del lento progreso. Y el ex gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, organizador entre los bancos internacionales de un fondo de financiación climática, también estuvo allí para quejarse del lento progreso. Estoy seguro de que eso conducirá a la acción.

Y luego está la situación de la propia economía mundial. Justo antes de Davos, la jefa del FMIKristalina Georgieva, advirtió que un tercio de la economía mundial se vería afectada por la recesión este año. El FMI estima que el crecimiento del PIB real mundial será de solo del 2,7 % en 2023. Eso no es oficialmente una recesión en 2023, «pero se sentirá como una». Y el FMI volverá a bajar sus previsiones a finales de este mes.«Los riesgos para las perspectivas siguen siendo inusualmente grandes y a la baja».

El pronóstico del FMI es el más optimista. La OCDE estima que el crecimiento global se ralentizará hasta el 2,2 % el próximo año. «La economía global se enfrenta a desafíos significativos. El crecimiento ha perdido impulso, la alta inflación se ha extendido para países y productos, y está demostrando ser persistente. Los riesgos están sesgados al lado negativo». Y la UNCTAD, en su último informe de Comercio y Desarrollo, también proyecta que el crecimiento económico mundial caerá al 2,2 % en 2023. «La desaceleración global dejaría el PIB real todavía por debajo de su tendencia prepandémica, costando al mundo más de 17 billones de dólares, cerca del 20 % de los ingresos del mundo».

El último informe Perspectivas Económicas Globales del Banco Mundial es aún más pesimista. El Banco Mundial estima que el crecimiento global se ralentizará a su tercer ritmo más débil en casi tres décadas, eclipsado solo por las recesiones globales de 2009 y 2020. Será una desaceleración aguda y duradera, con un crecimiento global que disminuirá al 1,7 % en 2023, con un deterioro de base amplia: en prácticamente todas las regiones del mundo, el crecimiento de los ingresos per cápita será más lento de lo que fue durante la década anterior a la del COVID-19. Y esa fue la década que yo llamo la Larga Depresión. A finales de 2024, los niveles de PIB en las economías en desarrollo estarán alrededor del 6 % por debajo del nivel previsto en vísperas de la pandemia.

Además están las crecientes tensiones geopolíticas, no solo el conflicto entre Rusia y Ucrania, sino la creciente «fragmentación» de la economía mundial. La hegemonía estadounidense, construida en torno a la «globalización» y la Gran Moderación de la década de 1980 hasta la década de 2000, ha terminado.

Georgieva está particularmente preocupada. En su mensaje antes de Davos, se queja: «nos enfrentamos al espectro de una nueva Guerra Fría que podría ver el mundo fragmentarse en bloques económicos rivales». Los logros de la globalización podrían ser «desvertebrados». Pero es otro mito que la «globalización» benefició a la mayoría. Georgieva dice que «desde el final de la Guerra Fría, el tamaño de la economía mundial se triplicó aproximadamente, y casi 1.500 millones de personas fueron rescatadas de la pobreza extrema». Pero la mejora en la producción mundial y los niveles de vida que se han logrado se han limitado principalmente a China y Asia Oriental. El crecimiento económico mundial se ha ralentizado desde la década de 1990 y la pobreza no se ha reducido para unos 4.000 millones de habitantes del planeta, mientras que la desigualdad ha aumentado (como se señaló anteriormente).

Georgieva quiere revertir el aumento de las nuevas restricciones comerciales, que es «una peligrosa pendiente resbaladiza hacia la fragmentación geoeconómica desbocada».Ella considera que el coste a largo plazo de la fragmentación comercial por sí sola podría oscilar entre el 0,2 por ciento de la producción mundial en un escenario de «fragmentación limitada» hasta casi el 7 por ciento en un «escenario grave», aproximadamente equivalente a la producción anual combinada de Alemania y Japón. Si se añade el desacoplamiento tecnológico a la mezcla, algunos países podrían ver pérdidas de hasta el 12 por ciento del PIB. La globalización aumentó las desigualdades y no redujo la pobreza; es probable que la fragmentación intensifique esos resultados.

¿Cuál es la respuesta de Georgieva a todo esto? En primer lugar, fortalecer el sistema de comercio internacional. En segundo lugar, ayuda a los países vulnerables a lidiar con la deuda. En tercer lugar, intensificar la acción climática. Resume: «Las discusiones en Davos serán una señal esperanzadora de que podemos avanzar en la dirección correcta y fomentar una integración económica que traiga paz y prosperidad para todos». Algo de esperanza. Davos quiere «reformar» el capitalismo, pero en su lugar va a ir a peor.

Michael Roberts 

habitual colaborador de Sin Permiso, es un economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.Fuente:

Por Albino Prada para Sin Permiso

Aunque pueda parecerlo no es esta una disquisición terminológica de poca monta. Porque sobre las eventuales situaciones sociales catastróficas que nos puedan suceder pueden darse diferencias radicales. Para empezar en algunos casos conocemos sus causas y en otros no. Si no las conocemos, como sucedió al comienzo de la pandemia del Covid, su potencial de daños es infinitamente mayor. Causa desconocida y daños milmillonarios nos obligan a hablar –y actuar- ante una incertidumbre, nada que ver con un riesgo.

Y hay bastantes cosas que desconocemos. En el año 2005 la revista Science recopiló un inventario de una centena de cosas que ignoramos. Transcribo a continuación algunas, vinculadas a preocupantes incertidumbres humanas y sobre el entorno social en general. Es el caso de que cambios genéticos nos hacen únicos, cuales son las bases biológicas de la consciencia, por qué dormimos o soñamos, como se almacena y recupera la memoria, porqué hay períodos críticos para aprender lenguas, cuales son los límites de la computación, cuán lejos podemos ir con el efecto invernadero, cómo responderán los ecosistemas al calentamiento global, cuales son las raíces de la cultura y el lenguaje, o cómo evolucionó la conducta cooperativa.

Las cosas que ignoramos, y que pueden ser causa de graves impactos sociales, cabría suponer que estuviesen detrás de nuestras mayores preocupaciones colectivas. Pero lo cierto es que no suele suceder así. A causa de lo que Daniel Kahneman (2012) refiere como “nuestra excesiva confianza en lo que creemos saber y nuestra aparente incapacidad para reconocer las dimensiones de nuestra ignorancia y la incertidumbre del mundo en que vivimos”. No es un juego de palabras: “ignoramos lo que no conocemos”. Y entonces actuamos con las incertidumbres como si se tratase de riesgos comunes. Una solución sencilla, pero temeraria.

Si esto es cierto en general, lo es aún más para los denominados expertos, para los que el sesgo de no precaución frente a las incertidumbres se concreta en un inapropiado optimismo y arrogancia. Siendo así que no habitúan reconocer la magnitud de su ignorancia ni asumen la incertidumbre de los acontecimientos que intentan predecir, con lo que -como poco- subestiman las probabilidades de no pocas catástrofes. Los expertos tienden a manejar las incertidumbres como si fuesen los riesgos habituales en el mercado de los seguros.

Un ejemplo preocupante lo tenemos en el Foro Económico Mundial que en su informe “Global Risks Report, 2020” detectaba las siguientes amenazas como más probables y muy graves[1]: fenómenos meteorológicos extremos y colapso de ecosistemas en relación al fracaso en la mitigación y adaptación al cambio climático; ciberataques a gran escala con ruptura de infraestructuras y redes de información críticas; alto desempleo estructural o subempleo versus consecuencias adversas de los avances tecnológicos; crisis alimentarias asociadas a fenómenos meteorológicos extremos. Todos ellos asuntos que hunden sus raíces en un capitalismo fósil-nuclear de grandes conglomerados corporativos y bajo una dinámica de crecimiento exponencial abstraída de cualquier límite o precaución.

Y es así como en su reciente informe[2] para la reunión en Davos de este año 2023 utiliza el concepto de riesgo 656 veces mientras que el de incertidumbre lo hace apenas 6 veces. Pero es el caso de que tales amenazas son incertidumbres sociales, no son riesgos asegurables. Porque si bien suscribir un seguro es una forma de comprar tranquilidad, de no estar preocupados ante los riesgos, para las incertidumbres no hay ofertas de seguros (por más que en Davos se confíe en el lobby de los seguros para estabilizar el mundo). Porque sucede que sus probabilidades, aunque se conozcan sus causas, son desconocidas y sus daños potenciales descomunales.

En este caso solo nos puede dar una relativa tranquilidad el principio de precaución. Lo que Kahneman nombra como cultura colectiva para evitar campos minados. Pero ese principio de precaución el Foro Económico Mundial ni lo cita en su informe de “riesgos” globales de este año. Porque para ellos rige la lógica de una sociedad de mercado, no la de una sociedad decente.

Por todo ello sostengo en un reciente ensayo que en los últimos veinticinco años hemos transitado de sociedades del riesgo (Beck, 1994), a un mundo de incertidumbres[3] (Prada, 2020). En el que debiéramos actuar sin arrogancia y con máxima precaución. Por ejemplo siguiendo el criterio de no encender lo que no estés seguro de poder apagar, o no poner en movimiento algo que no estés seguro de poder detener.

Precaución hoy consiste en dotarnos de una estructura democrática de gobernanza mundial (por ejemplo para las emisiones de CO2), salvaguardar la diversidad lingüística y cultural, evitar que la digitalización subordine la alfabetización, una gestión pública y/o partición de los megamonopolios digitales, una gestión colaborativa no comercial (WikipediaEuropeana) de la memoria digital, el control demográfico global y una migración legal compensatoria, o embridar consumismo y PIB (desarrollo sin crecimiento).

Pero también dotarnos de un contrato social multicultural global incluyente, vincular el ritmo de robotización a la reducción de jornada laboral, asumir abandonos tecnológicos selectivos (ejemplo: la nuclear en Alemania), el control de la movilidad territorial de especies aisladas, la moratoria indefinida sobre OGM y sobre patentes de organismos, una reorientación del modelo alimentario a proteínas vegetales (como precaución contra virus y superbacterias) o una gestión social de las nuevas tecnologías (no megatécnica ni tecnocrática). En suma: frente a arrogancia, precaución. Frente a sociedad de mercado, sociedad decente.

Así las cosas, es una buena noticia que en un informe anual de no menos relevancia que el del Foro Económico Mundial se empiece a abrir camino la distinción entre riesgos e incertidumbres. Así en el último Informe sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas, también focalizado sobre las amenazas globales, se refieren 483 veces el concepto de incertidumbre frente a 169 veces el de riesgo[4].

Un buen síntoma para así empezar a definir estrategias de precaución social y dejar de actuar sobre esas situaciones como si fueran riesgos asegurables. Por poner un ejemplo sobre el colapso climático, donde precaución es cesar con nuestras emisiones, mientras que al considerarlo un riesgo hablamos de adaptarnos.

Apenas, eso sí, un primer paso. Porque el concepto de “principio de precaución” brilla por su ausencia en todo el Informe de Naciones Unidas. Singularmente en sus páginas 223-224 tituladas nada menos que “Principios que deben cultivarse para afrontar la incertidumbre”. Con lo que, también en este caso, los expertos de Naciones Unidas no parecen abandonar la lógica de una sociedad de mercado por la que sería necesaria en una sociedad mundial decente.


[1] Nos centramos aquí en las amenazas a medio-largo plazo, no en las que se evalúan como coyunturales para los dos años siguientes.

[2] https://www3.weforum.org/docs/WEF_Global_Risks_Report_2023.pdf

[3] Prada, A. (2020): Caminos de incertidumbre, Catarata, Madrid

[4] https://hdr.undp.org/system/files/documents/global-report-document/hdr2021-22sp1pdf.pdf

Albino Prada Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Santiago de Compostela, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Vigo, fue miembro del Consejo Gallego de Estadística y del Consejo Económico y Social de Galicia; colabora en medios como Luzes, Tempos Novos, Sin Permiso o infoLibre.​ Es miembro del Consejo Científico​ de Attac España. Su último ensayo publicado es “Trabajo y Capital en el siglo XXI” (2022).

En su visita al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el director de la CIA, William Burs, confirmó que, en algún momento no tan lejano, resultará más difícil conseguir ayuda de Washington para Kiev, ya que ha disminuido el apoyo a Ucrania entre los estadounidenses, y en especial, entre los partidarios del Partido Republicano.

AUDIO DE LA ENTREVISTA DE JAVIER BENITEZ A CARLOS PEREYRA MELE

Zelenski les ‘rompe la chanchita’

Es como si Zelenski hubiera agarrado a todos los lideres occidentales de los tobillos cabeza abajo, y los haya sacudido para que cayera hasta la última moneda de sus bolsillos. Diciéndolo en términos de YouTuber, Zelenski los ha desmonetizado a todos, sin contemplaciones.

Algo que ha quedado constatado con la más reciente visita a Ucrania de William Burns, el director de la CIA, según cita The Washington Post a fuentes familiarizadas con el asunto. El medio informa que en el encuentro que mantuvo Burns con el mandatario ucraniano, tenía previsto hablar sobre los posibles pasos que Rusia daría en las próximas semanas y meses como parte de la operación militar especial.

En este sentido, discutieron sobre por cuánto tiempo podrá Kiev recibir la ayuda militar de Occidente, ya que ha disminuido el apoyo a Ucrania entre los estadounidenses, y en particular, entre los partidarios del Partido Republicano, que quieren reducir los gastos de la asistencia a Kiev tras asumir el control de la Cámara de Representantes.

Confirmado

Así, Burns confirmó que, en algún momento, para Ucrania resultará más difícil conseguir ayuda de EEUU. O sea, Occidente ha roto todas sus chanchitas en nombre de Zelenski, quien está cumpliendo con éxito su campaña de desmonetización de Occidente.

«La visita de Burns a Ucrania […] le ha venido a decir: «el apoyo comienza a caer, el apoyo comienza a reducirse», observa al respecto el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.

Algo que no es totalmente ilógico, añade el analista, al indicar que toda Europa comienza también a resquebrajarse en el apoyo de poner dinero en un pozo negro, sin fondo, y si saber en qué se están usando muchísimos de esos fondos, que pasan a formar parte de fortunas personales de muchos funcionarios del régimen de Kiev», concluye Carlos Pereyra Mele.

La reciente reunión del Foro Económico Mundial (WEF) constató que la “Geopolítica” obstaculiza el “Gran Reajuste” lanzado en 2017, pero no halló ninguna alternativa.

Por Eduardo J Vior publicado en TELAM el autor autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

El mundo ya no es como Klaus Schwab prometía

Durante toda la semana pasada sesionó en la villa suiza de Davos la 53ª. Reunión anual del Foro Económico Mundial (WEF, por su nombre en inglés). En esta ocasión, los organizadores del Foro convocaron a unos 2.700 participantes. Casi todos los participantes coincidieron en que la “geopolítica” está fragmentando el mundo que ellos se proponen “mejorar” (sic), pero no encontraron otra solución que la derrota de Rusia en Ucrania, o sea, que para salir de la fractura propusieron profundizarla. La contradicción es sintomática del callejón sin salida en que se encuentra el proyecto globalista ante las nuevas realidades que están cambiando el orden mundial.

Si bien esta vez asistieron 50 Jefes de Estado y de Gobierno, fue llamativa la ausencia de casi todos los mandatarios del G7: sólo concurrieron el Canciller alemán, Olaf Scholz, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg. El presidente ucraniano Volodimir Zelensky y el exsecretario de Estado norteamericano Henry Kissinger (de 99 años) participaron por vía digital, el primero, incluso, dos veces. No se invitó a representantes de Rusia y sólo acudió una pequeña delegación de China encabezada por el viceprimer ministro Liu He.

Durante las sesiones el fundador y presidente del WEF, Klaus Schwab, repitió una y otra vez que se necesita «cooperación en un mundo fragmentado». La reunión se proponía, precisamente, alcanzar consensos en la caracterización de la situación actual del mundo y acordar estrategias comunes. Aunque su diagnóstico de la «fragmentación» en la que se encuentra actualmente el mundo es sombrío, Schwab sostuvo que «el espíritu de Davos es positivo» y que con el tiempo todos podremos vivir felices en una «economía verde y sostenible». Sin embargo, un informe sobre riesgos encargado por el Foro presentaba ya la semana anterior un panorama problemático: la brecha entre países ricos y pobres podría aumentar y es de temer «la primera regresión del desarrollo humano en décadas». El documento advirtió también sobre guerras económicas, inflación galopante, malestar social, enfrentamientos geoeconómicos y el peligro de guerra nuclear.

Aun sin reconocerlo explícitamente, el Foro concedió que la “globalización” neoliberal unificada se acabó. La metáfora de la “fragmentación” es, en realidad, un recurso para evitar constatar que actualmente compiten dos modelos de universalización: el occidental, con centro único en Estados Unidos, y el euroasiático, que es policéntrico.

En tiempos en que los pueblos del Norte están cansados de descripciones siempre nuevas de las crisis y piden mensajes de esperanza la mayoría de los políticos y empresarios presentes en la villa alpina buscaron infundir optimismo y esperanza. A lo sumo, banqueros centrales como la jefa del BCE, Christine Lagarde, bajaron el optimismo subrayando que la inflación es demasiado alta, es decir, que se prepara a subir aún más los tipos de interés.

El profesor de la Universidad de Harvard Kenneth Rogoff, sin embargo, se mostró más cauto: «2023 será un año muy difícil», dijo, porque 2022 siguió siendo un buen año en cuanto a datos de crecimiento (en torno al 3%), pero es probable que en 2023 se produzca una recesión mundial. En el mejor de los casos estaremos hablando de un crecimiento del 0,1% en Europa.

La guerra en Ucrania estuvo omnipresente en toda la reunión, no sólo con varios actos y su «Casa de Ucrania» en el centro de Davos. Los dirigentes presentes (la administración Biden apenas estuvo representada en Davos) expresaron e invocaron a menudo el compromiso de apoyar al gobierno de Kiev hasta el final. Durante una sesión plenaria, en el podio estaban Larry Fink, Consejero Delegado de Blackrock, David Solomon, Consejero Delegado de Goldman Sachs, Chrystia Freeland, Ministra de Finanzas de Canadá (que solía trabajar como periodista en Ucrania) y Boris Johnson, exprimer ministro de Gran Bretaña. Johnson convocó a armar aún más aUcrania: «¡Dénles los tanques! Van a ganar, tenemos que ayudarles a ganar lo antes posible», arengó.

Las intervenciones de Larry Fink y David Solomon, en tanto, dieron un fuerte indicio de quiénes están detrás de la continuación de la guerra en Ucrania. Goldman Sachs y Blackrock trabajan en alianza con multimillonarios como el australiano Andrew Forrest, en un plan de reconstrucción para Ucrania. En el pasado otoño boreal Goldman Sachs envió a sus propios asesores a la capital ucraniana, Larry Fink, por su parte, acordó con Zelensky a finales de año que tras el fin de la guerra Blackrock apoyaría y asesoraría a Ucrania en materia de inversiones. «Crearemos una nueva Ucrania», afirmó Fink, que cifró el costo de la reconstrucción en 750.000 millones de dólares. «Ucrania se inundará de capital». El país podría convertirse en «un faro de esperanza», afirmó. Ya desde antes, más intensamente desde el comienzo de la guerra, Ucrania ha estado pagando la “ayuda” financiera occidental entregando tierras. Cientos de miles de hectáreas han sido privatizadas por esta vía. Es lógico, por consiguiente, que los fondos de inversión quieran capitalizar su nueva riqueza.

En Davos también se debaten y describen cada año las grandes tendencias y transformaciones tecnológicas, ya sea la Industria 4.0, la Inteligencia Artificial o los ordenadores cuánticos cuyo impacto potencial en un futuro lejano fue bastante discutido. Pero esta vez el ambiente era diferente, porque muchos en la industria tecnológica han caído en el duro suelo de sus balances. Mientras los ejecutivos discutían en Suiza, Microsoft despedía a 10.000 personas y el conjunto de la industria tecnológica californiana despidió en los últimos días a unos 50.000 empleados.

Desde su inicio en 1970 el encuentro anual de la elite política y empresaria globalista se dedicó a planificar el mundo con dos supuestos: el crecimiento de la población y el cambio climático ponen un límite infranqueable a la difusión del bienestar entre toda la humanidad. Esta limitación choca con la aspiración humana al aumento constante del bienestar para sí y para las generaciones venideras. Se elevan, entonces, reclamos de distribución y participación que los sistemas políticos no pueden satisfacer. Por lo tanto, concluyen los analistas del WEF, sólo una elite científica y tecnocrática puede administrar mundialmente los recursos escasos, regular la distribución desigual del bienestar y desalentar las expectativas de mejora del bienestar. A la instauración de este sistema se ha dedicado su trabajo desde hace cinco décadas. Ahora, empero, han descubierto que la «geopolítica» está centrada de nuevo en Eurasia, como lo ha estado durante la mayor parte de la historia, y están perplejos.

En su libro The Great Reset (El Gran Reajuste), publicado en 2017, Klaus Schwab esbozaba la distopía de un mundo gobernado por una elite científica y tecnocrática que lideraría la transición hacia el “transhumanismo”, el gobierno de la inteligencia artificial, la economía verde, el predominio de la robótica y el progresivo fin del trabajo humano. El comienzo de la actual guerra mundial, la crisis sistémica y el fin del mundo unipolar posterior a la Guerra Fría invalidaron su proyecto. Occidente todavía no encontró otro que lo suplante. Mientras tanto, sólo le queda el discurso de la guerra, hasta que la realidad le demuestre que ése tampoco sirve.

Fuente TELAM https://www.telam.com.ar/notas/202301/617901-foro-economico-mundial-analisis.html

Guerra ruso-ucraniana: la bomba de sangre mundial. Poco a poco, y luego de repente

por Big Serge

Desde la sorpresiva decisión de Rusia de retirarse voluntariamente de Cisjordania Kherson en la primera semana de noviembre, ha habido pocos cambios dramáticos en las líneas del frente en Ucrania. En parte, esto refleja el clima predecible de fines de otoño en Europa del Este, que deja los campos de batalla inundados y obstruidos con lodo e inhibe en gran medida la movilidad. Durante cientos de años, noviembre ha sido un mal mes para intentar mover ejércitos a una distancia significativa y, como un reloj, comenzamos a ver videos de vehículos atrapados en el barro en Ucrania.

Sin embargo, el regreso de la guerra de posiciones estática también refleja el efecto sinérgico del aumento del agotamiento ucraniano junto con el compromiso ruso de desgastar y despojar pacientemente de la capacidad de combate remanente a Ucrania. Han encontrado un lugar ideal para lograrlo en el Donbas.

Gradualmente se ha hecho evidente que Rusia está comprometida con una guerra de desgaste de posiciones, ya que esto maximiza la asimetría de su ventaja en los fuegos a distancia. Hay una degradación en curso de la capacidad de guerra de Ucrania que está permitiendo que Rusia mantenga pacientemente el ritmo actual, mientras organiza sus fuerzas recién movilizadas para la acción ofensiva en el próximo año, preparando el escenario para pérdidas ucranianas en cascada e insostenibles.

En la novela de Ernest Hemingway, «The Sun Also Rises», se le pregunta a un personaje anteriormente rico, ahora con mala suerte, cómo se le declaró en bancarrota. “De dos maneras”, responde, “poco a poco y luego de repente”. Algún día podemos preguntar cómo Ucrania perdió la guerra y recibir la misma respuesta.

Redux de Verdún

Es seguro decir que los medios del régimen occidental han establecido un estándar muy bajo para informar sobre la guerra en Ucrania, dada la medida en que la narrativa principal está desconectada de la realidad. Incluso teniendo en cuenta estos bajos estándares, la forma en que se presenta a la población la batalla en curso en Bakhmut es verdaderamente ridícula. El eje de Bajmut se está presentando ante las audiencias occidentales como una síntesis perfecta de todos los tropos del fracaso ruso: en pocas palabras, Rusia está sufriendo horribles bajas mientras lucha por capturar una pequeña ciudad con una importancia operativa insignificante. Los funcionarios británicos, en particular, han insistido mucho en las últimas semanas en que Bakhmut tiene poco o ningún valor operativo.

La verdad es literalmente lo contrario de esta historia: Bakhmut es una posición clave desde el punto de vista operativo en la defensa ucraniana y Rusia la ha transformado en un pozo de muerte que obliga a los ucranianos a sacrificar cantidades exorbitantes de hombres para mantener la posición tanto tiempo como les sea posible.  De hecho, la insistencia en que Bakhmut no es significativa desde el punto de vista operativo es un insulto para la audiencia, tanto porque un vistazo rápido a un mapa muestra, claramente, que se encuentra en el corazón de la red de carreteras regionales, como porque Ucrania ha arrojado una gran cantidad de sus unidades a esa red.

Demos un paso atrás y consideremos a Bajmut en el contexto de la posición general de Ucrania en el este. Ucrania comenzó la guerra con cuatro líneas defensivas operables en el Donbas, construidas durante los últimos 8 años como parte integral de la guerra a fuego lento con el LNR (1) y el DNR (2), pero también como preparación para una posible guerra con Rusia. Estas líneas se estructuraron en torno a aglomeraciones urbanas con enlaces por carretera y ferrocarril entre sí, y se pueden enumerar a grandes rasgos de la siguiente manera:

Líneas defensivas de Ucrania en el este (mapa hecho por mí)

El Donbas es un lugar particularmente acogedor para construir formidables defensas. Está muy urbanizado e industrializado (Donetsk era el oblast más urbano de Ucrania antes de 2014, con más del 90% de la población viviendo en áreas urbanas), con ciudades y pueblos dominados por los típicos edificios soviéticos robustos, junto con prolíficos complejos industriales. Ucrania ha pasado gran parte de la última década mejorando estas posiciones y los asentamientos de primera línea están plagados de trincheras y posiciones de tiro que son claramente visibles en las imágenes de satélite. Un video reciente del eje Avdiivka demuestra la extensión de las fortificaciones ucranianas.

Entonces, repasemos el estado de estos cinturones defensivos. El primer cinturón, que iba aproximadamente desde Severodonetsk y Lysychansk hasta Popasna, fue roto en el verano por las fuerzas rusas. Rusia logró un gran avance en Popasna y pudo comenzar la acumulación completa de esta línea, con la caída de Lysychansk a principios de julio.

En este punto, la línea del frente se asienta directamente sobre lo que he etiquetado como los cinturones defensivos ucranianos segundo y tercero, y ambos cinturones ahora están sangrando mucho.

La captura de Soledar por las fuerzas de Wagner ha roto la conexión entre Bakhmut y Siversk, mientras que alrededor de Donetsk, el suburbio fuertemente fortificado de Marinka ha sido casi completamente despejado de tropas ucranianas y la infame posición clave ucraniana en Avdiivka (el lugar desde el que bombardean población civil de la ciudad de Donetsk) está siendo flanqueada desde ambas direcciones.

La línea del frente alrededor de Avdiivka (mapa cortesía de MilitaryLand)

Estas posiciones son absolutamente críticas para que Ucrania se mantenga. La pérdida de Bakhmut significará el colapso de la última línea defensiva que se interpone en el camino de Slavyansk y Kramatorsk, lo que significa que la posición oriental de Ucrania se contraerá rápidamente a su cuarto (y más débil) cinturón defensivo.

La aglomeración de Slavyansk es una posición mucho peor que los otros cinturones para que Ucrania la defienda, por varias razones. En primer lugar, como el cinturón más al oeste (y, por lo tanto, el más alejado de las líneas de inicio de febrero de 2022), es el cinturón menos mejorado y menos fortificado de ellos. En segundo lugar, muchas de las, digamos, «buenas cosas» alrededor de Slavyansk están al este de la ciudad, incluidos los terrenos elevados dominantes y las principales autopistas.

Todo esto para decir que Ucrania ha estado muy ansiosa por mantener la línea de Bakhmut, ya que esta es una posición muy factible para mantener y, en consecuencia, ha estado vertiendo unidades en ese sector. Los niveles absurdos de compromiso de la fuerza ucraniana en esta área han sido bien señalados, pero solo como un repaso rápido, las fuentes ucranianas disponibles públicamente ubican al menos 34 brigadas o unidades equivalentes que se han desplegado en el área de Bakhmut. Muchos de éstas se desplegaron hace meses y ya están destrozadas durante todo el transcurso de la batalla en curso, lo que esto representa es un compromiso asombroso.

Unidades ucranianas alrededor de Bakhmut (mapa cortesía de MilitaryLand)

Las fuerzas rusas, principalmente las unidades de la CMP Wagner han estado derrumbando de forma lenta pero segura este bastión ucraniano haciendo un uso amplio  de la artillería. En noviembre, el ahora exasesor de Zelensky, Oleksiy Arestovych, admitió que la artillería rusa en el eje de Bakhmut disfrutaba de una ventaja de aproximadamente 9 a 1, lo que está convirtiendo a Bakhmut en un pozo de muerte.

La batalla se presenta en el oeste como una en la que los rusos, generalmente estereotipados como soldados convictos empleados por Wagner, lanzan asaltos frontales a las defensas ucranianas y sufren horribles bajas al intentar abrumar la defensa con sólo la ventaja numérica. Lo contrario está mucho más cerca de la verdad. Rusia avanza lentamente porque allana las defensas ucranianas con artillería y luego avanza con cautela hacia estas defensas pulverizadas.

Mientras tanto, Ucrania continúa canalizando unidades para rellenar más o menos las trincheras con nuevos defensores. Un artículo del «Wall Street Journal» sobre la batalla, al tratar de presentar una historia de incompetencia rusa, incluyó accidentalmente una admisión de un comandante ucraniano en el terreno que dijo: “Hasta ahora, el tipo de cambio de intercambiar nuestras vidas por las de ellos favorece a los rusos. Si esto continúa así, podríamos quedarnos sin nada”.

Las comparaciones se han hecho generosamente (y no puedo atribuirme el mérito de ellas) con una de las batallas más infames de la Primera Guerra Mundial: la sangrienta catástrofe de Verdún. Si bien no se debe exagerar el valor predictivo de la historia militar (en el sentido de que un conocimiento profundo de la 1ra GM no permite predecir eventos en Ucrania), soy, sin embargo, un gran admirador de la historia como analogía y el esquema alemán en Verdun es una analogía útil de lo que está sucediendo en Bakhmut.

La batalla de Verdún fue concebida por el alto mando alemán como una forma de paralizar al ejército francés atrayéndolo a una picadora de carne preconfigurada. La idea era atacar y apoderarse de terrenos defensivos cruciales, terrenos tan importantes que Francia se vería obligada a contraatacar e intentar recuperarlos. Los alemanes esperaban que Francia comprometiera sus reservas estratégicas en este contraataque para poder destruirlas. Si bien Verdun no logró socavar por completo el poder de combate francés, se convirtió en una de las batallas más sangrientas de la historia mundial. Una moneda alemana que conmemoraba la batalla mostraba un esqueleto bombeando sangre fuera de la tierra, una metáfora visual escalofriante pero acertada.

Medalla de Verdun

De hecho, algo similar ha ocurrido en Bakhmut, en el sentido de que Rusia está presionando en uno de los puntos más sensibles en la línea del frente, atrayendo unidades ucranianas para matarlas. Hace unos meses, inmediatamente después de la retirada de Rusia de la orilla occidental de Kherson, los ucranianos hablaron con entusiasmo de continuar sus esfuerzos ofensivos con un ataque hacia el sur en Zaparozhia para cortar el puente terrestre a Crimea, junto con esfuerzos continuos para penetrar en el norte de Lugansk. En cambio, las fuerzas de ambos ejes se han redirigido a Bakhmut, hasta el punto en que este eje está drenando activamente la fuerza de combate ucraniana en otras áreas. Fuentes ucranianas, anteriormente llenas de optimismo, ahora están de acuerdo inequívocamente en que no habrá ofensivas ucranianas en el futuro cercano. Mientras hablamos, Ucrania continúa canalizando fuerzas hacia el eje de Bakhmut.

En este momento, la posición de Ucrania alrededor de Bakhmut se ha deteriorado gravemente, con las fuerzas rusas (principalmente infantería Wagner apoyada por la artillería del ejército ruso) haciendo progresos sustanciales en ambos flancos de la ciudad. En el flanco norte, la captura de Soledar empujó a las líneas rusas a una distancia muy corta de las carreteras norte-sur, mientras que la captura casi simultánea de Klishchiivka en el flanco sur ha impulsado las líneas del frente tras los pasos de Chasiv Yar (firmemente en la retaguardia operativa de Bakhmut).

La línea de contacto alrededor de Bakhmut, 20 de enero de 2023 (Mapa hecho por mí)

En este momento, los ucranianos no están rodeados, pero es fácilmente perceptible el avance continuo de las posiciones rusas cada vez más cerca de las rutas restantes. En este momento, las fuerzas rusas tienen posiciones dentro de los cinco Km de todas ellas. Aún más importante, Rusia ahora controla el terreno elevado tanto al norte como al sur de Bakhmut (la ciudad en sí se encuentra en una depresión rodeada de colinas), lo que le da a Rusia control de fuego sobre gran parte del espacio de batalla.

Actualmente estoy anticipando que Rusia despejará la línea defensiva Bakhmut-Siversk a fines de marzo. Mientras tanto, la eliminación de las fuerzas ucranianas en otros ejes plantea la posibilidad de ofensivas rusas decisivas en otros lugares.

Por el momento, el frente consta aproximadamente de cuatro ejes principales (el plural de eje, no de la ofensiva correspondeinte), con aglomeraciones urbanas con tropas ucranianas importantes. Estos consisten, de norte a sur, en el eje Zaporozhia, Donetsk, Bakhmut y Svatove (ver mapa a continuación). El esfuerzo por reforzar el sector de Bakhmut ha diluido, notablemente, la fuerza ucraniana en estos otros ejes. En el frente de Zaporozhia, por ejemplo, hay potencialmente tan solo cinco brigadas ucranianas en la línea en este momento.

Por ahora, la mayor parte del poder de combate ruso no está comprometido y tanto las fuentes occidentales como las ucranianas están (con retraso) cada vez más alarmadas por la perspectiva de una ofensiva rusa en las próximas semanas. Actualmente, toda la posición ucraniana en el este es vulnerable porque es, en efecto, un saliente enorme, vulnerable al ataque desde tres direcciones.

Dos objetivos de profundidad operacional, en particular, tienen el potencial de destrozar la logística y el sostenimiento de Ucrania. Estos son, respectivamente, Izyum en el norte y Pavlograd en el sur. Un avance ruso por la orilla occidental del río Oskil hacia Izyum amenazaría, simultáneamente, con cortar y destruir la agrupación ucraniana en el eje Svatove (S en el mapa) y cortar la vital autopista M03 desde Kharkov. Llegar a Pavlograd; por otro lado, aislaría por completo a las fuerzas ucranianas alrededor de Donetsk y cortaría gran parte del tránsito de Ucrania a través del Dniéper.

El Plan Big Serge (Mapa hecho por mí)

En este momento, tanto Izyum como Pavlograd están aproximadamente a 100 Km de las líneas de inicio de una posible ofensiva rusa y, por lo tanto, ofrecen una combinación muy tentadora; ya que son significativas desde el punto de vista operativo y estan a un alcance relativamente manejable. A partir de ayer, comenzamos a ver avances rusos en el eje Zaporozhia. Si bien estos consisten, en este momento, principalmente en reconocimientos en fuerza que avanzan hacia la «zona gris» (ese ambiguo frente intersticial), el Minsiterio de Defensa Ruso afirmó que se tomaron varios asentamientos, lo que podría presagiar un impulso ofensivo genuino en esta dirección. La clave sería un asalto ruso a Orikhiv, que es una ciudad grande con una guarnición ucraniana importante. Un ataque ruso aquí indicaría que algo más que un ataque de sondeo está en marcha.

A veces es difícil analizar la diferencia entre lo que predecimos que sucederá y lo que queremos que suceda. Esto, sin duda, es lo que elegiría si estuviera a cargo de la planificación rusa: un avance hacia el sur a lo largo de la orilla oeste del río Oskil en el eje Kupyansk-Izyum y un ataque simultáneo hacia el norte pasando Zaporozhia hacia Pavlograd. En este caso, creo que simplemente proyectar Zaporozhia a corto plazo es preferible a empantanarse en una batalla urbana allí.

Si Rusia, realmente, intentará esto, no lo sabemos. La seguridad operativa rusa es mucho mejor que la de Ucrania o sus fuerzas delegadas (los Wagner y las milicias de Luhansk y de Donetsk), por lo que sabemos mucho menos sobre los despliegues de Rusia que sobre los de Ucrania. Independientemente, sabemos que Rusia disfruta de una fuerte preponderancia en el poder de combate y que hay objetivos operativos jugosos dentro del alcance.

Por favor señor, quiero un poco más

A vista de pájaro, este conflicto revela una fascinante metaestructura de la guerra. En la sección anterior, abogo por una visión del frente estructurado alrededor de Rusia rompiendo progresivamente los cinturones defensivos ucranianos en forma secuencial. Creo que un tipo similar de estructura narrativa progresiva se aplica al aspecto de generación de fuerza de esta guerra, con Rusia destruyendo en secuencia a los ejércitos ucranianos.

Permítanme ser un poco más concreto. Si bien el ejército ucraniano existe, al menos parcialmente, como una institución continua, su poder de combate ha sido destruido y reconstruido varias veces gracias a la asistencia occidental. Se pueden identificar múltiples fases, ciclos de vida, por así decirlo:

  • En los primeros meses de la guerra, el ejército ucraniano existente fue eliminado en su mayoría. Los rusos destruyeron gran parte de los suministros autóctonos de armamento pesado de Ucrania y destrozaron a muchos cuadros en el núcleo del ejército profesional de Ucrania.
  • A raíz de esta destrucción inicial, la fuerza de combate ucraniana se reforzó mediante la transferencia de, prácticamente, todo el viejo armamento soviético en las reservas de los países del antiguo Pacto de Varsovia. Se transfirieron vehículos y municiones soviéticas, compatibles con las capacidades ucranianas existentes, de países como Polonia y la República Checa y se completó en su mayoría a fines de la primavera de 2022. A principios de junio, por ejemplo, fuentes occidentales admitieron que las reservas soviéticas se agotaron. 
  • Con las reservas del Pacto de Varsovia agotadas, la OTAN comenzó a reemplazar las capacidades ucranianas destruidas con equivalentes occidentales en un proceso que comenzó durante el verano. De particular interés fueron obuses como el estadounidense M777 y el francés Caesar.

Rusia ha luchado, esencialmente, contra múltiples interacciones del ejército ucraniano: destruyó la fuerza de antes de la guerra en los primeros meses, luego combatió unidades que se recargaron con las reservas del Pacto de Varsovia y ahora está degradando una fuerza que depende en gran medida de los sistemas occidentales.

Esto condujo a la ahora famosa entrevista del general Zaluzhny con «The Economist» en la que pidió muchos cientos de tanques, vehículos de combate de infantería y piezas de artillería. En efecto, pidió otro ejército más, ya que los rusos parecen seguir destruyendo los que tiene.

Quiero señalar algunas áreas particulares donde las capacidades de Ucrania están, claramente, degradadas más allá de los niveles aceptables y observar cómo esto se relaciona con el esfuerzo de la OTAN para sostener el esfuerzo bélico de Ucrania.

Primero, artillería.

Rusia ha estado priorizando la acción de contrabatería durante muchas semanas y parece estar teniendo un gran éxito cazando y destruyendo la artillería ucraniana.

Parece que esto coincide, parcialmente, con el despliegue de nuevos sistemas de detección de contrabatería de una nueva “Penicilina”. Esta es una nueva herramienta bastante ordenada en el arsenal ruso. La guerra de contrabatería, generalmente, consiste en un juego peligroso de armas y de sistemas de radar. El radar de contrabatería tiene la tarea de detectar y ubicar las armas del enemigo, para que puedan ser destruidas por los propios tubos; el juego es más o menos análogo a los equipos enemigos de francotiradores (la artillería) y observadores (el radar) que intentan cazarse entre sí y de, por supuesto, tiene sentido disparar también a los sistemas de radar del otro lado, para cegarlos, por así decirlo.

El sistema de penicilina ofrece nuevas y potentes capacidades para la campaña de contrabatería de Rusia porque detecta las baterías de artillería enemigas no con radar, sino con localización acústica. Envía un boom de escucha que, en coordinación con algunos componentes terrestres, puede localizar las armas enemigas a través de la detección sísmica y acústica. La ventaja de este sistema es que, a diferencia de un radar de contrabatería, que emite ondas de radio que revelan su posición, el sistema de penicilina es pasivo: simplemente se queda quieto y escucha, lo que significa que no ofrece una manera fácil de ser localizado por el enemigo. Como resultado, en la guerra de contrabatería, Ucrania actualmente carece de una buena manera de cegar (o más bien, ensordecer) a los rusos. Además, las habilidades de la contrabatería rusa se han incrementado mediante un mayor uso del dron Lancet contra armas pesadas.

Todo esto es para decir que Rusia ha estado destruyendo bastante artillería ucraniana últimamente. el Ministerio de Defensa de Rusia ha insistido en destacar el éxito de los fuegos de contrabatería. Ahora, sé que en este punto se puede pensar, «¿por qué confiarías en el Ministerio de Defensa ruso?» Para ser justos: confiemos pero verifiquemos.

El 20 de enero, la OTAN convocó una reunión en la base aérea de Ramstein en Alemania, en el contexto de un nuevo paquete masivo de ayuda que se estaba preparando para Ucrania. Este paquete de ayuda contiene, he aquí, una enorme cantidad de piezas de artillería. Según mis cálculos, la ayuda anunciada esta semana incluye casi 200 tubos de artillería. Múltiples países, incluidos Dinamarca y Estonia, están enviando a Ucrania literalmente todos sus obuses. Llámenme loco, pero dudo seriamente que varios países decidan espontáneamente, exactamente al mismo tiempo, enviar a Ucrania todo su inventario de piezas de artillería si Ucrania no enfrentara niveles críticos de pérdidas de artillería.

Además, los Estados Unidos ha tomado nuevas medidas y sin precedentes para suministrar proyectiles a Ucrania. Solo la semana pasada, se sumergieron en sus reservas en Israel y Corea del Sur, en medio de informes de que las existencias estadounidenses están tan agotadas que tardarán más de una década en reponerse.

Revisemos la evidencia aquí y veamos si podemos llegar a una conclusión razonable:

  1. Los oficiales ucranianos admiten que su artillería está superada por 9 a 1 en sectores críticos del frente.
  2. Rusia despliega un sistema de contrabatería de última generación y un mayor número de drones Lancet.
  3. El Ministerio de Defensa ruso afirma que han estado cazando y destruyendo grandes cantidades de sistemas de artillería ucranianos.
  4. La OTAN se ha apresurado a armar un paquete masivo de sistemas de artillería para Ucrania.
  5. Estados Unidos está asaltando reservas críticas desplegadas hacia adelante para suministrar proyectiles a Ucrania.

Personalmente, creo que es razonable, dado todo esto, suponer que el brazo de artillería de Ucrania se ha hecho añicos en gran medida y que la OTAN está intentando reconstruirlo una vez más.

Mi reino por un tanque (3)

El principal punto de discusión en las últimas semanas ha sido si la OTAN entregará o no tanques a Ucrania. Zaluzhny insinuó un parque de tanques ucraniano gravemente agotado en su entrevista con «The Economist», en la que abogó por cientos de ellos. La OTAN ha intentado proporcionar una solución provisional al proporcionar a Ucrania varios vehículos blindados como el Bradley IFV y el Stryker, que restablecen algo de movilidad; pero debemos decir, inequívocamente, que estos no son sustitutos para un tanque y se quedan cortos, tanto en protección como en potencia de fuego. Intentar usar Bradleys, por ejemplo, en el papel de un tanque no va a funcionar.

Hasta el momento, parece que Ucrania va a recibir un pequeño puñado de tanques Challenger de Gran Bretaña, pero también se habla de donar Leopards (de fabricación alemana), Abrams (estadounidense) y Leclercs (francés). Como de costumbre, el impacto en el campo de batalla de los tanques a recibir por Ucrania está siendo exagerado (tanto por los cómplices ucranianos como por los pesimistas rusos) y subestimado (por los triunfalistas rusos). Sugiero un término medio.

La cantidad de tanques que se pueden entregar razonablemente a Ucrania es relativamente baja, simplemente debido a la carga de entrenamiento y de mantenimiento. Todos estos tanques usan diferentes municiones, piezas especiales y requieren entrenamiento especializado. No son el tipo de sistemas que simplemente pueden ser sacados del lote y llevados directamente al combate por una tripulación no entrenada. La solución ideal para Ucrania sería recibir solo Leopard A24, ya que estos podrían estar disponibles en cantidades decentes (quizás un par de cientos) y al menos estarían estandarizados.

También debemos tener en cuenta, por supuesto, que estos tanques occidentales probablemente no cambien las reglas del juego en el campo de batalla. El Leopard ya mostró sus limitaciones en Siria bajo operación turca. Tenga en cuenta la siguiente cita de este artículo de 2018:

“Dado que los tanques son ampliamente operados por miembros de la OTAN, incluidos Canadá, los Países Bajos, Dinamarca, Grecia y Noruega, es particularmente vergonzoso verlos destruidos tan fácilmente por terroristas sirios cuando se espera que igualen al ejército ruso”.

En última instancia, el Leopard es un tanque bastante normal diseñado en la década de 1970 superado por el T-90 ruso. No es un equipo malo, pero no es un terror en el campo de batalla. Sufrirán pérdidas y se desgastarán al igual que el parque de tanques de Ucrania antes de la guerra. Sin embargo, eso no cambia el hecho de que un ejército ucraniano con unas pocas compañías de Leopards será más potente que sin ellos.

Creo que es justo decir que las siguientes tres afirmaciones son todas ciertas:

  1. Recibir una mezcla de tanques occidentales creará una carga difícil de entrenamiento, mantenimiento y sostenimiento para Ucrania.
  2. Los tanques occidentales como el Leopard tienen un valor de combate limitado y serán destruidos como cualquier otro tanque.
  3. Los tanques occidentales aumentarán el poder de combate del ejército ucraniano mientras estén funcionando. 

Ahora, dicho esto, en este momento no parece que la OTAN quiera darle a Ucrania los tanques. Al principio, se sugirió que los tanques almacenados podrían ser desempolvados y entregados a Kiev, pero el fabricante ha declarado que estos vehículos no están en condiciones de funcionar y que no estarían listos para el combate hasta 2024. Eso deja solo la posibilidad de sumergirse, directamente, en los propios parques de tanques de la OTAN, que hasta ahora son reticentes a entregar.

¿Por qué? Mi sugerencia sería, simplemente, que la OTAN no crea en una victoria de Ucrania. Ucrania ni siquiera puede soñar con desalojar a Rusia de su posición sin una fuerza de tanques adecuada, por lo que la reticencia a entregar los tanques sugiere que la OTAN piensa que esto es solo un sueño de todos modos. En cambio, continúan priorizando el armamento que sostiene la capacidad de Ucrania para luchar contra una defensa estática (de ahí, los cientos de piezas de artillería) sin permitirse fantasías sobre un gran avance blindado ucraniano en Crimea.

Sin embargo, dada la intensa fiebre bélica que se ha acumulado en Occidente, es posible que el impulso político nos imponga la elección. Es posible que hayamos llegado al punto en que la cola mueve al perro, que la OTAN esté atrapada en su propia retórica de apoyo inequívoco hasta que Ucrania obtenga una victoria total y que aún podamos ver los Leopard 2A4 ardiendo en la estepa.

Resumen: La muerte de un Estado

El ejército de Ucrania está, extremadamente, degradado y habiendo sufrido pérdidas exorbitantes tanto en hombres como en armamento pesado. Creo que los muertos en combate ucranianos se acercan a los 150.000 en este momento y está claro que sus inventarios de tubos de artillería, proyectiles y vehículos blindados están prácticamente agotados.

Espero que la línea defensiva Bakhmut-Siversk se despeje antes de abril, después de lo cual Rusia avanzará hacia el cinturón defensivo final (y más débil) alrededor de Slavyansk. Mientras tanto, Rusia tiene un importante poder de combate en reserva, que puede usarse para reabrir el frente norte en la orilla occidental del Oskil y reiniciar las operaciones ofensivas en Zaporozhia, poniendo la logística ucraniana en peligro crítico.

Esta guerra se librará hasta su conclusión en el campo de batalla y terminará con una decisión favorable para Rusia.

Cola: una nota sobre los golpes

Siéntase libre de ignorar este segmento, ya que es un poco más nebuloso y no está relacionado concretamente con eventos en Ucrania o en Rusia.

Hemos visto muchos rumores divertidos sobre golpes de estado en ambos países: Putin tiene cáncer en el pie y su gobierno colapsará, Zelensky será reemplazado por Zaluzhny y así sucesivamente. Patriotas al mando y todas esas cosas buenas.

En cualquier caso, pensé que generalmente escribiría sobre por qué los golpes y las revoluciones nunca parecen conducir a regímenes democráticos agradables y tiernos, sino que casi siempre conducen a que el control político pase a los servicios militares y de seguridad.

La respuesta, se podría pensar, es simplemente que estos hombres tienen las armas y el poder para acceder a las salas importantes donde se toman las decisiones, pero no es solo eso. También, se relaciona con un concepto en la teoría de juegos llamada los puntos de Schelling.

Un punto de Schelling (llamado así por el caballero que introdujo el concepto, un economista llamado Thomas Schelling) se refiere a la solución que eligen las partes en un estado de incertidumbre y sin capacidad de comunicación. Uno de los ejemplos clásicos para ilustrar el concepto es un juego de coordinación. Suponga que a usted y a otra persona se les muestran cuatro cuadrados, tres azules y uno rojo. Se le pide a cada uno que elija un cuadrado. Si ambos seleccionan el mismo cuadrado, reciben un premio monetario, pero no pueden hablar entre ellos sobre sus elecciones. ¿Cómo eligir? Bueno, la mayoría de las personas eligen racionalmente el cuadrado rojo, simplemente porque llama la atención, se destaca y, por lo tanto, supones que tu pareja también elegirá este cuadrado. El cuadrado rojo no es mejor, per se, es simplemente obvio.

En un estado de agitación política o incluso de anarquía, el sistema trabaja hacia los puntos de Schelling: figuras e instituciones obvias que irradian autoridad y, por lo tanto, son la elección conspicua para asumir el poder y dar órdenes.

Todo esto es para decir que, en caso de golpe o colapso del Estado, los nuevos gobiernos prácticamente nunca se forman sui generis: siempre surgen de instituciones y jerarquías preexistentes. ¿Por qué, cuando cayó la Unión Soviética, la autoridad política pasó a manos de las Repúblicas? Porque estas Repúblicas eran puntos de Schelling, ramas a las que uno puede agarrarse para estar seguro en un río caótico.

Simplemente digo esto porque estoy cansado de historias fantasmagóricas sobre la liquidación del régimen en Rusia e incluso sobre su  disolución territorial. La caída del gobierno de Putin no conducirá ni puede conducir a un régimen favorable al occidental adyacente, porque no hay instituciones de poder real en Rusia que estén así dispuestas. El poder recaería en los servicios de seguridad, porque son puntos Schelling, y ahí es donde va el poder.

Traducción y notas: Carlos Pissolito

Notas:

(1) República Democrática de Luhansk. 

(2) República Democrática de Donetsk 

(3) El texto original usa la expresión: «Main Batlle Tank» (MBT por sus siglas en inglés) y que designa a un tanque pesado (+ de 40 ton) que cumple la función de maniobra y de fuego directo protegido por blindaje en muchos ejércitos modernos. La que no es, comúnmente, utilizada entre nosotros, por lo que la hemos reemplazado por la palabra tanque.

Publicado en Espacio Estrategico https://espacioestrategico.blogspot.com/2023/01/guerra-ruso-ucraniana-la-bomba-de.html

Fuente original en Ingles: Big Serge Thought https://bigserge.substack.com/p/russo-ukrainian-war-the-world-blood?utm_source=post-email-title&publication_id=1068853&post_id=89425441&isFreemail=true&utm_medium=email

«CUANDO LAS PERIFERIAS EMPIEZAN A MARCAR EL RUMBO DEL GLOBO»

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CAJAMARCA; ESPACIO DE REFLEXIÓN CRITICA Y ESTRATÉGICA PROYECTO PATRIA (PERÚ), Y LA CADENA INTERNACIONAL DE TELEVISIÓN ASIA-TV (ARGENTINA), LE ESTÁN INVITANDO A LA VIGÉSIMO SEXTA CONFERENCIA DEL PRIMER CICLO SOBRE GEOPOLÍTICA 2022-2023

MIRANDO LA GEOPOLÍTICA MUNDIAL DEL SIGLO XXI

DISERTANTE: Lic. Carlos Alberto Pereyra Mele; destacado politólogo y analista geopolítico, Director del prestigioso e internacionalmente reconocido tanque de pensamiento sudamericano, Dossier Geopolítico (Argentina). Asiduo invitado como disertante por la Escuela Superior de Guerra de Ejercito del Perú (ESGE).

Por Anis H. Bajrektarevic

Europa – Una Histeria Importante – Parte II

Recesión económica; recesión de planes e iniciativas; llamamientos sistemáticamente ignorados a favor de una justicia fiscal y monetaria para todos; crisis del euro; Brexit e irredentismo en el Reino Unido, España, Bélgica, Francia, Dinamarca e Italia; inestabilidad duradera en el teatro euromediterráneo (crisis de la deuda del sur de Europa -países escudriñados y ridiculizados bajo el apodo de PIGS-, unida a los estados fallidos de todo el MENA); terrorismo; mínimos históricos con Moscú que culminan en el conflicto armado abierto sin precedentes de Occidente con Rusia en el territorio de otro idiota útil eslavo, la malograda Ucrania, todo ello combinado con una administración de Washington enfrentada pero en realidad asustada y desorientada; afluencia de refugiados predominantemente musulmanes procedentes de Levante en cantidades y configuraciones sin precedentes desde los éxodos de la Segunda Guerra Mundial (con un racismo institucionalizado en la política migratoria occidental mientras se da a los ucranianos que huyen un trato diametralmente distinto); crecimiento consecuente de partidos de extrema derecha que -mediante la venta ambulante de mensajes y comparaciones reductoras- están explotando los miedos a la otredad, que ahora se amplifican con las ya urgentes preocupaciones por el trabajo sanitario y la justicia social; el desempleo generacional y las ansiedades socioculturales, en el rebote de las sanciones; las «crisis» sanitarias, post-C-19 y energéticas «profetizadas» hace mucho tiempo, la antidiplomacia del petróleo; la dolorosa desdolarización, así como las guerras comerciales chino-estadounidenses, mientras se agita el dilema de dejar el bolivarismo o apoyar el monroeísmo…

Y, justo cuando pensábamos que no podía ir a peor, justo cuando pensábamos que podíamos escapar del juicio de la historia y que Europa podía evitar la inevitable aceptación de que ya no hay triunfo moral de Occidente (desde el vertiginoso 2020), el devastador terremoto redujo a escombros los cimientos de la superioridad civilizacional occidental: arrestos de los altos cargos de la institución más democrática de la UE, el Europarlamento, y extensas redadas que aún continúan

Los cimientos mismos de Europa se tambalean.

Sorprendentemente, en Europa se ha potenciado muy poco el debate público al respecto. Lo que es aún más preocupante es el hecho de que cualquier cuestionamiento auto-evaluación de la participación de Europa y las políticas anteriores en el Oriente Medio, y el Este de Europa es simplemente fuera de la agenda. La inmaculada autoridad de Bruselas y la infalibilidad de la UE liderada por la Europa atlántica y central son incuestionables. ¿Correspondencia con las realidades o cumplimiento de un dogma?

Economía triangular de la alteridad

¿Por qué nuestro Occidente promueve con tanto ahínco el llamado comercio internacional por todas partes? La respuesta está al alcance de la mano; el presidente estadounidense George H.W. Bush lo aclara: «Ninguna nación de la Tierra ha descubierto la manera de importar los bienes y servicios del mundo y, al mismo tiempo, detener las ideas extranjeras en la frontera».

Existe un consenso en la comunidad académica sobre cuál fue el factor crítico en la redefinición de la periferia del mundo -de una Europa subperiférica- a un Occidente avanzado. Innegablemente, fue la extensión de su profundidad estratégica hacia el oeste, a las Américas en 1492 – un enorme continente no reportado en la Biblia y desconocido para los europeos. También existe consenso sobre los dos factores que facilitaron el inicio de la era de los Grandes Descubrimientos. El efecto de empuje fue la caída de Constantinopla, el declive relativo de los árabes magrebíes y la amenaza tecno-militar y demográfica otomana sobre Europa desde el sur y el sureste. Y el efecto de atracción fue el repliegue de la dinastía Ming y el desmembramiento de la flota china transoceánica.

Esto desencadenó el llamado comercio transcontinental triangular que incorporó a Europa otro continente hasta entonces desconocido: el África (subsahariana). El comercio triangular fue un instrumento brutal impuesto por los europeos: Africanos esclavizados enviados como ganado a América para buscar oro y plata que se destinaba a los centros coloniales europeos.

(No hace falta decir que poco después de «descubrir» el continente americano, los europeos despojaron brutalmente a su civilización indígena. Sólo 100 años después, América ha sufrido la pérdida del 90% del total de su población precolonial. Lo mismo ocurrió en el África subsahariana. Lejos de ser una desconocida antes de las conquistas europeas, África fue durante muchos siglos parte integrante del sistema comercial y manufacturero afroasiático. Todo eso cambió radicalmente con la llegada de los europeos. Poco después, derogaron una estructura sociopolítica, civilizacional y cultural autóctona y las estructuras demográficas de África más allá del punto de reparación).

Una vez en Europa, los alijos de estos metales preciosos se utilizaron para cubrir los enormes déficits europeos creados por las importaciones masivas de tecnologías punta, productos manufacturados, otros bienes y especias procedentes de una Asia y un Oriente Próximo entonces superiores. Sólo más tarde, el oro y la plata serían sustituidos por los igualmente poderosos pero menos caros «facilitadores del comercio»: el hierro y el opio (armas y drogas). Por ejemplo, a principios de 1800, muchos parlamentarios y ministros del gabinete británico tenían acciones en las narcoempresas del Reino Unido. De ahí que la narconomía se introdujera e impusiera como un poderoso elemento disuasorio estratégico y como un acumulador de riqueza. (Por ejemplo, todavía a finales del siglo XIX, unos 40 millones de chinos continentales eran grandes drogadictos, aproximadamente el 10% de la población).

Los rendimientos afroamericanos fueron tan colosales para la Europa atlántica que muchos estudiosos asumen la llamada revolución industrial más como una anomalía evolutiva que como un proceso socio-tecnológico natural de desarrollo, que pivotó principalmente en Asia 2 (sino-india). Para ilustrar una magnitud (o para validar la llamada afirmación schumpeteriana de destrucción creativa), tomemos nota de los siguientes datos: Desde principios del siglo XVI y durante 300 años consecutivos, el 85% de la producción mundial de plata y el 70% de la de oro procedieron de América. Durante el mismo periodo, 2/3 de los productos manufacturados a nivel mundial procedían de Asia. En particular, mientras Europa gastaba sin ganar nada, Asia trabajaba (para empobrecerse gradualmente incluso a través de las subsiguientes prácticas comerciales desleales, a medida que Europa proyectaba su dogma militar y de «libre comercio»).

Además, durante los siglos XVII, XVIII y XIX, el papel de la esclavitud negra, el comercio de esclavos, los centros de producción de esclavos negros estadounidenses y los mercados negros contribuyeron significativamente al «gran avance» agrícola e industrial de la Europa atlántica, tal y como lo celebramos hoy. En resumen, se trataba de una riqueza de América extraída por los hombres-poder esclavizados de África, y enviada a Europa con costes mínimos, todo ello durante siglos.

Este colosal «descubrimiento de ultramar» reforzó el camino de Europa hacia la modernización defensiva (uso de la tecnología para un fin geoestratégico limitado):

la construcción de los imperios europeos se convirtió en un proyecto científico y la ciencia evolucionó hacia un proyecto imperial. Por ejemplo, los franceses, holandeses y británicos (la llamada segunda y tercera ronda de colonizadores) aprendieron una cosa de los portugueses y españoles (la primera ronda de colonizadores europeos): a nadie le gusta pagar impuestos, sino invertir. Por lo tanto, su expansión colonial se llevó a cabo principalmente como una empresa corporativa (Compañía de las Indias Occidentales, Compañía de las Indias Orientales, WIC, VOC, Compañía del Mississippi, etc.).

De ahí que fuera un círculo vicioso mágico de imperios erigidos científicamente y capitalismo imperial:

Los créditos financiaban los descubrimientos en ultramar, los descubrimientos daban lugar a las colonias, las colonias generaban beneficios (mediante la importación de esclavos y lugareños enrarecidos), los beneficios generaban confianza en el mañana, y la confianza en este brillante mañana colonial se traducía en cada vez más créditos para las empresas corporativas más grandes. No es de extrañar que la exégesis del capitalismo (de la ciencia newtoniana y de Smith) empezara a creer ciegamente en un crecimiento económico sin fin y en constante expansión. El hecho de que tal «fe» contradiga todas las leyes cósmicas no molestó a nadie en aquella Europa de entonces – el continente estaba vertiginoso y triunfante en su conquista planetaria. Le Capitalisme Européen significaba expansión, en todos los sentidos posibles.

Un cambio tan rápido de un estatus periférico a una «civilización avanzada» requería, por supuesto, una reconstrucción completa de la identidad occidental, fomentando la militarización de la religión con fines ideológicos. Esta acrobacia -como contrapartida- provocó la ruptura de Europa y potenció la continua división del continente en dos esferas: la Europa Oriental/Rusófona -más cercana y, por tanto, más objetiva hacia las realidades afroasiáticas- y la Europa Occidental (Atlántica/Escandinava/Central), esfera más desdeñosa, egocéntrica e ignorante.

Mientras el flanco atlántico desarrollaba progresivamente su poder comercial y naval para proyectarse económica y demográficamente más allá del continente, la Europa del Este, sin salida al mar, se quedaba rezagada. Se estancó en el feudalismo y constituyó involuntariamente un cordón sanitario -desde el Báltico oriental hasta las costas del Adriático- frente al Levante/sur islámico y el Oriente ruso-oriental.

Poco a poco, pasado el siglo XV, la idea de «Europa occidental» empezó a cristalizar a medida que los turcos otomanos y los europeos orientales eran imaginados y descritos como bárbaros. Durante los siglos XVII y XVIII, a medida que avanzaba el «comercio» triangular, la Europa atlántica se retrató firmemente como el próspero Occidente que limitaba con los vecinos «paganos/bárbaros» de su cercano este, y con los «súbditos salvajes» de su sur mediterráneo, su oeste ultramarino y el místico Lejano Oriente. En consecuencia, no podemos negar el enorme papel que la historia fabricada, así como el racismo «científico» y sus teorías, desempeñaron en la formación y preservación de la construcción de la identidad europea.

La Ilustración fue un momento definitivo en la reinvención de la identidad europea. La búsqueda vino acompañada de la pregunta fundamental ¿quiénes somos y cuál es nuestro lugar en el mundo? Responder a esa pregunta condujo a la sistematización, la clasificación de la inversión antropogeográfica y -francamente- a la reinvención del mundo. Del Renacimiento a la Ilustración se fue formando una especie de régimen de apartheid intelectual.

(Esta anomalía histórica suelo describirla como inversión antropogeográfica en la que la periferia se afirmaba en el centro periferizando ese núcleo y consiguiendo presentarse como centro. Así, nuestro actual núcleo geopolítico e ideológico reside en las periferias geográficas del planeta. Está en manos de llegados tardíos al desarrollo, como el Reino Unido, Escandinavia, Rusia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Corea, Singapur y Sudáfrica. Lograr y mantener esta colosal inversión era imposible sin coacción a lo largo del extenso espacio y tiempo. Por consiguiente, era necesaria una combinación de instrumentos físicos y metafísicos (duros/coerción y blandos/atracción): Presencia militar física de la periferia en el centro, combinada con una narrativa fuertemente custodiada y una historia construida. ¿Cómo se corresponde mi teoría de la inversión antropogeográfica con una interpretación institucional de la historia? Las periferias antropogeográficas reales son ciertamente una nueva llegada civilizacional – La interferencia, la intrusión y la discontinuidad se sufren en un núcleo no en los bordes. (Por ejemplo, no son Siria, Irak, Irán o Afganistán, situados en el centro, los que intervienen en las periferias geográficas, como el Reino Unido, Estados Unidos, Rusia o Canadá). La periferia se coagula más rápidamente ya que rara vez es intrusada. El propio centro se funde y es fundido constantemente. En el mundo de nuestras realidades; la periferia envía, el centro absorbe).

El surgimiento de Occidente fue retratado como un puro nacimiento virginal,..

…como John M. Hobson concluyó con justicia. Los europeos se delinearon como el, único o el más, progresista sujeto de la historia del mundo en pasado, presencia y futuro. Al mismo tiempo, los pueblos orientales -por ejemplo, los asiáticos como «el pueblo sin historia»- eran vistos como inertes, pasivos y corrosivos.  Mientras el sistema solar «se volvía» heliocéntrico, el bien y el destino de nuestro planeta se volvían llanos: europocéntricos. El mantra de que el mundo es plano preparó el terreno, convirtiendo todo más allá de Europa en un corredor sanitario, una zona de exclusión aérea.

Ambiente anti-Oriente

«La idea de Europa encontró su expresión más duradera en la confrontación con Oriente en la era del imperialismo. Fue en el encuentro con otras civilizaciones donde se forjó la identidad de Europa. Europa no derivó su identidad de sí misma, sino de la formación de un conjunto de contrastes globales. En el discurso que sostenía esta dicotomía de lo propio y lo ajeno, Europa y Oriente se convirtieron en polos opuestos de un sistema de valores civilizatorios que fueron definidos por Europa». – señala Delantry.

Incluso la palabra inglesa to determine, position, adapt, adjust, align, identify, conform, direct, steer, navigate or command tiene una connotación oriental. Encontrarse y situarse frente a Oriente, significa orientarse.

La Europa feudal se había identificado negativamente con Levante y el Islam. Reinventó la unidad histórica y la continuidad del Imperio Romano (precursor del actual Euro-MED) en una categorización binaria4 nosotros-ellos:  El paria periférico se convirtió así en Roma (Imperio de Occidente) y el sucesor legítimo -que sobrevivió a su traslado al Bósforo durante más de 1.000 años- se convirtió en periférico,’Bizancio’ 5.  No en vano, la incansable categorización binaria es un aglutinante y galvanizador esencial.

Evidentemente, se trataba de una identidad fuertemente apoyada en la inseguridad. ¿La prueba? Una manifestación externa de la inseguridad interior es siempre la asertividad agresiva.

¿Sigue viva o incluso operativa? ¿Cuál es su correlato hoy en día?

Europa ha fallado repetidamente a la hora de responder a Oriente y Oriente Próximo a través del diálogo (instrumentos) y el consenso (instituciones), a pesar de contar con ambos (a través del CdE; el CPM de la OSCE; la PEV de la UE, el Proceso de Barcelona, etc.). Durante los últimos 31 años, ha respondido principalmente de forma militar en Oriente Medio y el Norte de África (o/y con sanciones, que también es una guerra, una guerra socioeconómica), a través de «Coaliciones de Voluntarios» (justificadas por Occidente y el resto, el mantra de la democracia frente al putinismo). Sin embargo, para una Europa en rápida contracción económica y demográfica, la confrontación ya no resulta rentable. Mientras que prácticamente todavía ayer (a finales de la Segunda Guerra Mundial), cuatro de las cinco mayores economías estaban situadas en Europa, hoy sólo una no está en Asia. Ninguna está en Europa.

(Del mismo modo, mientras que la economía estadounidense contribuía con el 54% de la producción mundial en 1945, hoy apenas cubre 1/3 de esa cuota. Por tanto, los estadounidenses ya no arreglan el mundo. Sólo gestionan (parcialmente) su declive. 

Fíjense en su huella en la antigua Yugoslavia, Afganistán, Irak, Libia, Mali, Yemen, Siria o hoy en Ucrania).

De la misma manera que el Islam comenzó como un monopolio exclusivamente árabe para ser poco después asumido (para siempre) por los turcos, los persas y los asiáticos del sudeste (que hoy están mucho más potenciados), de la misma manera la Edad Moderna comenzó con Europa. Pero, hoy es una empresa planetaria que lo de menos reside en su originador. Simplemente, el Viejo Continente ya no es un club de ricos. Es un teatro con memoria de su pasado rico. Actualmente, Asia, África, América Latina se autorrealizan rápidamente y aprenden mucho más unos de otros que de Occidente.

¿Y Europa? Todavía hoy, sus instituciones nacionales recurren con demasiada rapidez a la cultura y a la identidad para explicar la política, sobre todo en época de elecciones. Por supuesto, insistiendo -en el mejor espíritu del dogma religioso- en la infalibilidad de su relato. Por simple y cómodo que parezca, no es tan exacto como tal. En toda Europa, los gobiernos fracasaron repetidamente en la justicia distributiva (baste recordar la vergüenza de Corona), no en la cultura ni en el reconocimiento de comportamientos. Así pues, la UE tiene que aprender a desescalar y transigir. Cierta identidad no puede alinearse sólo con su geografía. Tiene que responder también a otras realidades. Esto redunda en interés del continente, por el bien de su único futuro viable. Por lo tanto, ya es hora de que la Europa de Bruselas ponga en tela de juicio sus rígidas opciones sociopolíticas y evolucione en sus puntos de vista y actuaciones, tanto dentro como fuera de sus fronteras.

Debido a la emergencia de Asia, Europa nunca será tan central para Estados Unidos y Rusia como solía serlo después de la Segunda Guerra Mundial, y menos aún después del Brexit. Por lo tanto, el viejo continente tendrá que centrarse en garantizar la supervivencia de su propio modelo de multilateralismo antes de poder volver a reivindicar cualquier ambición global. No hay tiempo para reinventar la cartografía poscolonial europea, ya sea en Kiev, Jartum o Kinshasa.

Si somos serios, empecemos por responder a lo siguiente: ¿El llamado expansionismo ruso o «islamofascismo» de Oriente Medio y el Norte de África es espontáneo o provocado, es incipiente o sólo una imagen especular de algo que golpea enfrente? Y después de todo, ¿por qué los musulmanes autóctonos de Europa (los de los Balcanes) y sus gemelos, los cristianos autóctonos de Oriente Medio y el Norte de África (los de Levante) son ahora dos sombras idénticamente delgadas en una pared (marcada por las balas), mientras que los ucranianos, a quienes «protegemos» europeístamente durante las últimas décadas, son los más trágicos, los más desarraigados, los que más ingresos tienen y los menos seguros del planeta?

*Anis H. Bajrektarevic es catedrático y profesor de Derecho Internacional y Estudios Políticos Globales en Viena (Austria).  Es autor de ocho libros (para editoriales estadounidenses y europeas) y numerosos artículos sobre, principalmente, geopolítica, energía y tecnología. El profesor es editor de la revista GHIR (Geopolitics, History and Intl. Relations), con sede en Nueva York, y miembro del consejo editorial de varias revistas especializadas similares en tres continentes. A principios de este año se publicó en Nueva York su noveno libro. El Prof. Dr. Bajrektarevic autoriza la publicación de su artículo en Dossier Geopolitico DG

Por *Anis H. Bajrektarevic

La Europa de Occidente: imperialismo de la imaginación, geopolítica de Peter Pan (Primera parte)

Recesión económica; recesión de planes e iniciativas; llamamientos sistemáticamente ignorados a favor de una justicia fiscal y monetaria para todos; crisis del euro; Brexit e irredentismo en el Reino Unido, España, Bélgica, Francia, Dinamarca e Italia; inestabilidad duradera en el teatro euromediterráneo (crisis de la deuda del sur de Europa -países escudriñados y ridiculizados bajo el sobrenombre de PIGS-, unida a los Estados fallidos de todo Oriente Medio y el Norte de África); terrorismo; mínimos históricos con Moscú que culminan en el conflicto armado abierto sin precedentes de Occidente con Rusia en el territorio de otro idiota útil eslavo, la malograda Ucrania, todo ello combinado con una administración de Washington enfrentada pero en realidad asustada y desorientada; afluencia de refugiados predominantemente musulmanes procedentes de Levante en cantidades y configuraciones sin precedentes desde los éxodos de la Segunda Guerra Mundial (con un racismo institucionalizado en la política migratoria occidental mientras se da a los ucranianos que huyen un trato diametralmente distinto); crecimiento consecuente de partidos de extrema derecha que -mediante la venta ambulante de mensajes y comparaciones reductoras- están explotando los miedos a la otredad, que ahora se amplifican con las ya urgentes preocupaciones laborales sanitarias y de justicia social; el desempleo generacional y las ansiedades socioculturales, en el rebote de las sanciones; las «crisis» sanitarias, post-C-19 y energéticas, «profetizadas» desde hace mucho tiempo, la antidiplomacia petrolera, así como las guerras comerciales chino-estadounidenses, mientras se agitan en el dilema de permitir el bolivarismo o apoyar el monroeísmo…

Y, justo cuando pensábamos que no podía ir a peor, justo cuando pensábamos que podíamos escapar del juicio de la historia y que Europa podía evitar la inevitable aceptación de que ya no hay triunfo moral de Occidente (desde el vertiginoso 2020), el devastador terremoto redujo a escombros los cimientos de la superioridad civilizacional occidental: arrestos de los altos cargos de la institución más democrática de la UE, el Europarlamento, y amplias redadas que aún continúan. Los cimientos de Europa se tambalean.

Llama la atención el escaso debate público que se está produciendo en Europa al respecto. Lo que es aún más preocupante es el hecho de que cualquier cuestionamiento auto-evaluación de la participación de Europa y las políticas anteriores en Oriente Medio y el Este de Europa está simplemente fuera de la agenda. La inmaculada autoridad de Bruselas y la infalibilidad de la UE liderada por la Europa atlántica y central son incuestionables. ¿Correspondencia con las realidades o cumplimiento de un dogma?

Una de las principales figuras del Renacimiento europeo que inspiró grosso modo la renovación europea es Dante. Junto con Petrarca y Boccaccio, está considerado como uno de los tres padres del humanismo europeo. De ahí que Dante sitúe al profeta Mahoma en el octavo círculo de su famoso Infierno. Los únicos individuos por debajo de Muhamed eran Judas, Bruto y Satanás. «El islam era visto como la negación del cristianismo, como antieuropeo… y Mahoma como un Anticristo en alianza con el Diablo…», como señaló Rana Kabbani en su luminosa obra Ficciones imperiales.

Sin embargo, ambas religiones remontan sus orígenes a Abraham. Ambas vivieron en armonía (o al menos cohabitaron con éxito) durante siglos en la región de Oriente Medio y el Norte de África, especialmente en Líbano, Siria, Egipto e Irak. ¿Por qué no hubo una relación armoniosa entre la Europa cristiana y Oriente Próximo? ¿Estaba Europa optando por demonizar a los musulmanes para generar artificialmente un yo europeo homogéneo? ¿Ningún enemigo en la puerta, ninguna unidad en casa?

Se podría decir que esta es una historia de los siglos pasados. Sin embargo, la ausencia de una autorreflexión por parte de la UE sobre su política actual en Oriente Próximo hace que merezca la pena revisar algunos de los sombríos capítulos de la historia europea y la génesis de sus pensamientos preseculares y laicos.

Civitas Dei Bruselas: Extra Euro-Atlanticum, nulla salus

Europa llegó a conocerse como «cristiandad» porque su identidad se imaginó o inventó como la católica en contradicción con el Oriente Próximo islámico y con el cristianismo oriental (auténtico, verdadero u ortodoxo).

El cristianismo, por supuesto, se originó en Oriente Próximo y no en Europa. Posteriormente fue universalizado y, al extenderse por el mundo periférico, europeizado por el emperador romano Constantino el Grande (Edicto de Milán, 313 d.C.), nacido en los Balcanes. Él mismo pasó gran parte de su vida en el Bósforo y, por ello, fue enterrado en Asia Menor. Sin duda, fue por designio legal de este glorioso emperador (plenamente respaldado por la élite política del Imperio) que la ciudad de Roma fue (re)convertida en periferia administrativa, paria político-ideológica y suburbio geoestratégico (hacia 324 d.C.). La sede oficial del Imperio Romano, incluido el Senado romano, se convirtió, por otro edicto histórico del año 330 d.C., en Constantin-polis (Constantinopla), y así permaneció hasta el final del Imperio, 11 siglos más tarde.

Por lo tanto, la inauguración postromana/bizantina de la «Cristiandad» como cultura occidental pura requirió acrobacias intelectuales sostenidas – almidonando la verdad lejos de una geografía elemental y de la evidencia histórica. Tal inversión, por la que una periferia ideológica y geopolítica se presenta a sí misma como un centro, requirió una considerable emasculación, tanto física como narrativa impuesta sobre un amplio espacio y tiempo.

Esta creación a la carta de la cristiandad católica o, por decirlo de algún modo, de la Umma occidental, sirvió a dos objetivos vitales: el interno y el externo. Ambos ayudaron a la solidificación del sistema socioeconómico y político-militar feudal y basado en el de una identidad colectiva europea precolonial. En el ámbito interno, sirvió para crear un sentido coherente de identidad propia: el paradigma de nosotros contra ellos: Unidad, opresión y obediencia. Extra ecclesiam nulla salus – no hay salvación fuera de la iglesia, siguiendo el antiguo racional romano «no hay mundo más allá de la línea del Limes», o el moderno: «no hay prosperidad fuera de la UE». Externamente, aquí se encontraba la narrativa «moral», una justificación para los subsiguientes viajes militares y otras formas de saqueos organizados. Por supuesto, esta imagen iba acompañada de una identidad social coercitiva: la «Edad Media» en el interior y los cruzados en el exterior.

Así fue como los europeos empezaron a considerar el conflicto religioso como el atributo identificativo de la formación del sistema, mientras que en otras partes del globo la coexistencia interétnica e interreligiosa era un modus operandi tradicional dentro de los países y entre ellos.

En la época del Renacimiento, la Europa católica se dio cuenta de que, para proyectarse eficazmente –colonizar física y/o mentalmente los territorios de ultramar– necesitaba la coerción (enrarecimiento y asimilación), la reclusión en campos de trabajo (esclavitud) o la solución final (exterminio físico). Estos dilemas estratégicos sobre los instrumentos a utilizar influyeron y dominaron los debates europeos de la época. Dio lugar a la concepción del «noble salvaje», que podía ser asimilado, frente al «innoble salvaje», que estaba destinado a la detención laboral o a la solución final. Ese dilema de coaccionar o exterminar de los «salvaalmas» culminó incluso en la Ummah cristiana anterior a Westfalia. Su mejor epítome fue la famosa controversia de Valladolid de 1550, en la que la noción de innoble salvaje de Juan Ginés de Sepúlveda se enfrentó a la de noble salvaje de Bartolomé de Las Casa.

En ambos casos -se afirmaba- los nativos amero/afroasiáticos merecían la salvación por tener un «fuerte deseo de ella», pero las opiniones diferían sobre si los propensos deseos de los nativos superaban su capacidad mental para recibir el cristianismo. De ahí que los debates -que fueron las raíces y los orígenes de las posteriores teorías liberales, así como los primeros precursores de las posteriores doctrinas del cambio de régimen, la intervención humanitaria y el derecho preferente, y del ultimátum (unilateral) de los criterios de adhesión a la UE- siempre presupusieran la inferioridad (y pasividad) de los nativos.

Francamente, éste sigue siendo un comportamiento constante en las relaciones internacionales: Por ejemplo, las opiniones sobre Libia diferían, como difieren hoy sobre Siria. Sin embargo, lo que es común a todos los puntos de vista es que nadie consulta a la población local ni tiene en cuenta lo que ésta desearía para sí.

Legitimación del imperialismo de la imaginación

En el transcurso de los siglos siguientes, la noción de solución final se sofisticó y acabó siendo sustituida por la combinación de conversiones culturales/sumisiones (sumisión inducida), obediencia político-militar y apartheid socioeconómico. Un apartheid sutil (que es fácil de negar, pero difícil de demostrar) suele ser mejor que el genocidio bruto (que es rastreable y fácilmente cuantificable). En las cumbres del imperialismo, el dilema noble-ignoble salvaje se plasmó en un racismo implícito y explícito. El debate se centraba en la cuestión de si la inferioridad de las naciones podía remediarse mediante la misión «civilizadora» imperial, siendo los darwinistas sociales y los racistas «científicos» más bien pesimistas, pero más comunicativos en cuanto a las posibles soluciones.

El llamado dilema central del liberalismo –¿Es liberal imponer valores liberales a sociedades antiliberales? – no era, por supuesto, más que la punta del iceberg, de apariencia inocente, de la incansable alterización. Esta «epistemología» se arraigó aún más en la llamada teoría de Peter Pan, con una imagen romántica del Otro, más infantilmente descuidado e indefenso que intencionadamente cruel y bárbaro. El extranjero seguía siendo Otro, pero se «convertía» en algo seductor, promiscuo y exótico. Esencialmente, Oriente como un niño envuelto en inocencia, un inferior ridiculizado que nunca crecería. Esto, por supuesto, dio lugar a varias categorizaciones binarias, las listas de nosotros contra ellos o de uno contra otro, con el fin de fabricar la ruptura y, por lo tanto, facilitar una diferenciación decisiva y duradera entre el Occidente y el Oriente construidos.

Occidente como hombre construido frente a Oriente como mujer construida. Un Occidente «orientado a la mente» frente a un Oriente «orientado al cuerpo». Las penínsulas e islas faloides de Europa (atlántica y escandinava) frente a la masa continental de Afro-Asia, que parece un útero; el hombre erecto y explosivo frente al reflexivo e implosivo; el hombre omnipresente (siempre marinero y comerciante) y extrovertido frente a la mujer humilde, artesana y a la espera. Linealidad temporal masculina, faloide y progresivamente erguida frente a fugas menstruales periódicas de feminidad en ciclos regresivos de estancamiento. Evidentemente, todo lo que fuera más allá se consideraba intrascendente.

Físico, material, ideológico, activo, polarizador, determinado vs. metafísico, espiritual, esotérico, atmosférico, inclusivo, holístico. No es de extrañar que todas las ideologías operacionalizadas se originaran únicamente en Europa. Qué más da, puesto que nadie jamás, salvo los asiáticos revelaron al mundo ninguna religión significativa. La ideología penetra, la religión abraza.

Infalibilidad de Occidente (AgitProp – Non-stop)

Poco a poco, la misión civilizadora imperial (la expansión es un camino hacia la seguridad) adquirió una nueva forma, a menudo bajo la atenta mirada de los «Cinco Ojos». Se convirtió en un deber moral – R2P (Responsabilidad de Proteger), tanto como el deber paterno es criar a su hijo infante. El apuesto, masculino y fuerte Príncipe Azul occidental tiene un deber: emancipar a su Bella Durmiente oriental. Dar un «beso» significaba proyectar la presencia militar física occidental, el cristianismo y el comercio. ¿Quién era/es la Bella Durmiente oriental?

El famoso poema de Rudyard Kipling de 1899, The White’s Man Burden (La carga del hombre blanco) ofrece algunas respuestas al describir a los pueblos orientales como «mitad diablo y mitad niño». «La culpa de los que sois mejores / El odio de los que guardáis» – Kipling advierte e instruye, describe e invita. En su novela clásica de 1847, Tancred – La nueva cruzada, el célebre primer ministro británico Benjamin Disraeli afirma: «Una raza sajona, protegida por una posición insular, ha imprimido su carácter diligente y metódico al siglo. Y cuando una raza superior, con una idea superior al Trabajo y al Orden, avance, su estado será progresivo… ¡Todo es raza!» Toda una acrobacia intelectual para el propio Disraeli, que no era ni sajón ni cristiano.

Durante ese periodo, los misioneros católicos occidentales constituyeron una de las voces de presión más poderosas e influyentes de esta misión civilizadora. 

Se trataba, por supuesto, de la militarización de la religión, un notorio uso indebido con fines ideológicos.

Al igual que hoy, los fanáticos de entonces fueron identificados, manipulados y radicalizados, por no decir «inspirados». En la Europa de aquella época, las élites depredadoras que se escondían tras los estados feudales europeos solían contratarlos como AGITPROP, la policía ideológica.

Naturalmente, las justificaciones se veían en cualquier narrativa bíblica. Por ejemplo, la reinvocación de la historia del Génesis de los tres hijos de Noé, e interpretarla como el «deber» de Jafet (Europa) de absorber a Sem (asiáticos) y esclavizar y colonizar a Cam o Canaán (negros de África e indios de América). Sorprendentemente, según el Génesis cap.9, versículo 27: «Dios engrandecerá a Jafet y éste habitará en las tiendas de Sem, y Canaán será su siervo».

(Mientras Europa se enfrentaba al holocausto de sus 30 años de guerra entre cristianos esencialmente rimocatólicos, «las ciudades comerciales y cosmopolitas asiáticas formaban una red de centros que abarcaban numerosos imperios multiétnicos y multilingües» – dice Parag Khanna).

El posterior renacimiento protestante infundió la siguiente oleada de misioneros cristianos para forzar esta narrativa en la matriz de la colonización como implantes «intencionados» en las mentes y cuerpos de los pueblos de ultramar. Por ello, James Lorrimer y otros arquitectos del orden político y jurídico internacional de la época dividieron el mundo en tres segmentos: blancos civilizados, amarillos bárbaros y negros salvajes. Los Amarillos eran «pueblos caídos», que habitaban una terra infantilis, destinada a la civilización (lo que más tarde evolucionará hacia el dominio indirecto, con un apartheid social en vigor). La zona ocupada por los negros, los pieles rojas y los aborígenes era un «espacio sin fronteras», terra nullius sólo para conquistar y colonizar, ya que los indígenas no tienen «derecho de nacimiento» sobre ella (lo que significa: colonización física y dominio directo, solución final de desplazamiento y genocidio).

Incluso el campeón del racionalismo europeo, Max Weber, divinizó Europa: «La Reforma protestante y la ética protestante que impulsó desempeñaron un papel clave para facilitar el surgimiento de la sociedad industrial moderna en Europa Occidental». Antes que él, el igualitarista más famoso del mundo, Karl Marx -que sembró las naciones y los Estados no como una realidad estadística sino como una causa revolucionaria- no fue tan entusiasta a la hora de predicar la revolución proletaria más allá del estrecho mundo occidental. En los escritos de Marx, la revolución está reservada a los pueblos avanzados (lo que excluye incluso a los eslavos de Europa del Este), y no está pensada para los civilizacionalmente atrasados.

Sin embargo, la asignatura pendiente de la «salvación del mundo» volvió a casa, a la Europa del siglo XX. La interpretación de Hitler era la siguiente: blancos civilizados (arios) – Europa Central; amarillos (destinados a un gobierno indirecto, con «sólo» un apartheid social) – Europa Atlántica y Escandinava; negros (cuyo territorio está predestinado a una colonización física por la raza superior tras una solución final decisiva y un genocidio) – todos los estados eslavos de Europa del Este y rusófona.

De hecho, desde el siglo XVIII en adelante, la noción europea de que la «civilización» era monopolio de Occidente, implicaba claramente que no hay civilización -y, por tanto, salvación- fuera del modelo occidental. Para cumplir plenamente con este nuevo mito e infalibilidad de dicha narrativa, la civilización tardía del suburbio geográfico -en realidad una remota extensión peninsular al norte de la enorme masa continental asiática- empezó a llamarse a sí misma Viejo Continente. El historiador Toynbee lo llama «una versión secularizada de la primitiva proposición cristiana occidental Nemini salus …nisi in Ecclesia». Compruebe usted mismo hasta qué punto los debates actuales, desencadenados por la actual crisis de seguridad y las anteriores crisis económica o de refugiados, o por las cuestiones deportivas y culturales, siguen los patrones mencionados.

Fin Primera Parte

*Anis H. Bajrektarevic es catedrático y profesor de Derecho Internacional y Estudios Políticos Globales en Viena (Austria).  Es autor de ocho libros (para editoriales estadounidenses y europeas) y numerosos artículos sobre, principalmente, geopolítica, energía y tecnología. El profesor es editor de la revista GHIR (Geopolitics, History and Intl. Relations), con sede en Nueva York, y miembro del consejo editorial de varias revistas especializadas similares en tres continentes. A principios de este año se publicó en Nueva York su noveno libro. El Prof. Dr. Bajrektarevic autoriza la publicación de su artículo en Dossier Geopolitico DG