Bellingcat: ¿’periodismo de investigación’ para blanquear a terroristas?

Confirmado. Bellingcat, el sitio web de supuesto periodismo de investigación con sede en Países Bajos, es una organización financiada por contratistas de inteligencia de EEUU y Reino Unido que ayudan a grupos terroristas en Medio Oriente, sobre todo en Siria. Así lo constata una reciente investigación de The Grayzone.

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Seguir la pista del dinero

Es un presunto. Un presunto sitio de investigación periodística. Detrás de la máscara de una organización «independiente» especializada en la verificación de datos e inteligencia de código abierto, Bellingcat esconde estrategias siniestras.Según escribe The Grayzone, «desde su lanzamiento en julio de 2014, el autodenominado sitio web de investigaciones de código abierto Bellingcat se ha consolidado como el favorito de los principales medios occidentales, con sus inmersiones en los supuestos ataques con armas químicas del gobierno sirio y las operaciones de inteligencia rusa llenas de elogios, comentarios y premios ostentosos».Pese a que insiste de forma vehemente en que es independiente de la influencia del gobierno, Bellingcat está financiado tanto por el Fondo Nacional para la Democracia del gobierno de los Estados Unidos como por la Unión Europea, explica The Grayzone. «Los funcionarios de la CIA han declarado su «amor» por Bellingcat, y hay indicios inequívocos de que el medio se ha asociado estrechamente con Londres y Washington para promover los objetivos imperiales de la pareja».

Bajo el microscopio

De acuerdo a la investigación, incide en que ahora en que Bellingcat ha obtenido acceso a satélites de alta tecnología capaces de capturar imágenes con una resolución de 50 cm de cualquier lugar de la Tierra, es hora de colocar estas conexiones bajo el microscopio.»Para explorar la relación entre Bellingcat y los centros del poder imperial, no busque más allá de sus cuentas financieras publicadas oficialmente de 2019 a 2020. Según estos registros, Bellingcat ha aceptado enormes sumas de contratistas de inteligencia occidentales. Estas empresas lucrativas de la guerra, a su vez, han proporcionado apoyo directo a los grupos yihadistas aliados de Al Qaeda en Siria, los mismos elementos que han proporcionado a Bellingcat ‘pruebas’ para condenar a Damasco en ausencia por todo tipo de cargos dudosos», cita el texto del informe.»Desde hace ya una década, desde que se inició el conflicto bélico al cual se desfiguró calificándolo como ‘guerra civil’ en Siria, que en la práctica fue una intervención planificada y organizada, desde los famosos movimientos llamados ‘primaveras árabes, siempre ha habido el ‘run-run’ de que ha habido grandes implicancias de Gobiernos occidentales», explica al respecto el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.El analista añade que «todo eso se hace en el mundo bastante oscuro y vidrioso de las agencias de inteligencia que tienen sus métodos, sus operaciones en todo el mundo, fundamentalmente las de las naciones más importantes, como es Inglaterra y el imperio norteamericano».»Todo esto forma parte de una gigantesca operación que se montó hace 15 años de hacer una reformulación de cambiar los regímenes que no son adeptos total y absolutamente al poder de ese mundo anglosajón, derribando a sus presidentes», sentencia Carlos Pereyra Mele.

Y cual es el Rol de las ONG’s como Sociedad Abierta de George Soros, en este tipo de confontacion global

Articulo realizado por el profesor Zeno Leoni,  Docente, Departamento de Estudios de Defensa, King’s College London, para ser difundido por Dossier Geopolitico

El presidente chino, Xi Jinping, se comprometió a principios de este año a completar la «reunificación» de China (con Taiwán). Junto con las recientes violaciones del espacio aéreo soberano de Taiwán por parte de aviones de combate chinos, esto ha provocado una especulación generalizada sobre la seguridad de la isla.

Taiwán se ha estado preparando para un posible conflicto con China durante mucho tiempo. Hace tiempo que reconoce que China es demasiado poderosa para participar en un conflicto en igualdad de condiciones. En consecuencia, la estrategia de Taipei se ha desplazado hacia la disuasión en términos de los costos humanos y, por lo tanto, políticos que provocaría la guerra en China. Este pensamiento se confirmó en la Quadriennal Defense Review 2021 publicada recientemente .

El plan de defensa de Taipei se basa en una estrategia de guerra asimétrica, lo que se conoce como la » doctrina del puercoespín «. Esto implica tácticas para «evadir las fortalezas del enemigo y explotar sus debilidades» y un conjunto de opciones cada vez mayores que reconocen la proximidad de China a la costa taiwanesa. La idea, según la revista de defensa, es “resistir al enemigo en la orilla opuesta, atacarlo en el mar, destruirlo en la zona litoral y aniquilarlo en la cabeza de playa”.

Ha habido varios estudios y simulaciones que concluyeron que Taiwán puede contener al menos una incursión militar china en la isla. En pocas palabras, la doctrina del puercoespín de Taiwán tiene tres capas defensivas. La capa externa se trata de inteligencia y reconocimiento para garantizar que las fuerzas de defensa estén completamente preparadas.

Detrás de esto vienen los planes para la guerra de guerrillas en el mar con el apoyo aéreo de sofisticados aviones proporcionados por Estados Unidos. La capa más interna se basa en la geografía y la demografía de la isla. El objetivo último de esta doctrina es el de sobrevivir y asimilar una ofensiva aérea lo suficientemente bien como para organizar un muro de fuego que evitará que el Ejército Popular de Liberación de China (EPL) pueda invadir con éxito.

El personal militar sube de un bote de goma a un barco.
Guerra de guerrillas en el mar: fuerzas especiales taiwanesas a bordo de un barco ‘hostil’ durante un ejercicio en enero de 2021. EPA-EFE / Ritchie B. Tongo

Observando estas capas una por una, a lo largo de los años, Taiwán ha desarrollado y mantenido un sofisticado sistema de alerta temprana , para ganar tiempo en caso de que China lanzara una invasión. Esto tiene como objetivo garantizar que Beijing no pueda preparar tropas y barcos de transporte para cruzar el Estrecho de Taiwán en una ofensiva sorpresa. Como resultado, China tendría que comenzar cualquier invasión con una ofensiva basada en misiles de mediano alcance y ataques aéreos con el objetivo de eliminar las instalaciones de radar, pistas de aterrizaje y baterías de misiles de Taiwán.

Si tiene éxito en esto, China tendría que romper la segunda capa del plan de defensa de Taiwán para que sus tropas naveguen con seguridad hacia la isla. Pero mientras intenta cruzar el estrecho, la armada de China se enfrentaría a una campaña de guerrillas en el mar, lo que se conoce como la » guerra de la pulga «. Esto se llevaría a cabo con el uso de pequeños barcos ágiles, armados con misiles, apoyados por helicópteros y lanzadores de misiles.

Pero romper esta capa no garantizará un aterrizaje seguro para el EPL en la isla de Formosa. La geografía y la población son la columna vertebral de la tercera capa defensiva. El EPL tiene la capacidad de montar una campaña de bombardeos a gran escala en la isla taiwanesa, pero aterrizar en ella y desplegarse una vez que hay un asunto completamente diferente.

Los tanques atraviesan la playa rodeados de explosiones.
Esté preparado: tanques taiwaneses M60A3 en un simulacro reciente. EPA-EFER / Ritchie B. Tongo

La corta costa oeste de Taiwán, de solo 400 km de largo, tiene solo un puñado de playas adecuadas para el desembarco de tropas, lo que significa que los estrategas militares de Taipei tendrían un trabajo razonablemente fácil cuando se trata de determinar dónde trataría de aterrizar el EPL, especialmente con los sofisticados. tecnología de reconocimiento que ha adquirido de su aliado estadounidense.

Esto permitiría a los militares taiwaneses establecer una galería de tiro mortal para evitar que las fuerzas anfibias del EPL ingresen a la isla. Incluso una vez que las botas chinas estuvieran en suelo taiwanés, la topografía montañosa de la isla y el entorno urbanizado les daría a los defensores una ventaja cuando se trata de obstaculizar el progreso de una invasión.

Las fuerzas armadas de Taiwán se movilizan fácilmente. Aunque Taipei tiene un pequeño ejército profesional de unos 165.000 efectivos, están bien entrenados y equipados. Y cuentan con el apoyo de hasta otros 3,5 millones de reservistas , aunque recientemente ha habido críticas de que no está preparado para una invasión.

Otro factor es lo que el académico de defensa británico Patrick Porter llama el “dilema de la tortilla de jamón”, porque para hacer la tortilla, un cerdo necesita comprometer su vida mientras que una gallina solo tiene que poner unos pocos huevos. Lo que esto significa es que Taiwán verá un conflicto con su adversario al otro lado del estrecho como un conflicto por la supervivencia.

Para China, mientras tanto, lo que está en juego no es tan alto, a pesar de haber querido incorporar a Taiwán durante casi toda su historia moderna. Y no se sabe cómo enfrentar esta amenaza existencial podría estimular a los defensores taiwaneses.

La revisión de defensa también recomienda el desarrollo de una capacidad de ataque de largo alcance producida localmente, parte de un movimiento continuo hacia la autosuficiencia de las fuerzas de defensa de Taiwán. Pero mientras tanto, el país ha construido de manera constante su arsenal de armas defensivas durante las últimas dos décadas, y recientemente acordó la compra de los últimos misiles Patriot de los EE. UU. En un acuerdo de US $ 620 millones (£ 455 millones) acordado en 2019 entre el primer ministro taiwanés. Tsai Ing-wen y Donald Trump.

La estrategia de Taiwán para disuadir una invasión china amenazando con imponer costos políticos importantes también se basa en lo que considera la naturaleza reacia al riesgo del liderazgo de China y su preferencia por la planificación a largo plazo. Y, sin duda, ambas partes habrán aprendido lecciones de la experiencia de Estados Unidos en Afganistán, donde los costos políticos de enfrentarse a un enemigo pequeño pero decidido y móvil recientemente se han vuelto demasiado claros.

Publicado por The Conversation https://theconversation.com/taiwan-how-the-porcupine-doctrine-might-help-deter-armed-conflict-with-china-169488

Por Germán Graiff -8 octubre, 2021

Una de las principales debilidades estratégicas de la República Argentina reside en su gran espacio aéreo, costero y marítimo. Esto es especialmente evidente en estos dos últimos, no solo por su vastedad, sino porque en las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur se encuentra la principal amenaza a sus pretensiones soberanas que interrumpen la continuidad jurisdiccional hacia el sur de la Argentina bicontinental. En el presente siglo XXI, nuestro país debe enfrentar su gran desafío estratégico de consolidar la ocupación y explotación de la última frontera a la que accedió a finales del siglo XIX, el océano Atlántico Suroccidental – Austral. Sostener que, sin pensar en él, vamos a crecer en forma continua y armónica es simplemente carecer de visión geopolítica.

El Mar Argentino no solo constituye una enorme fuente de recursos naturales estratégicos, sino que también cumple la función de puente geográfico para la necesaria integración con la porción antártica sudamericana y el afianzamiento de los lazos políticos y económicos con el resto de América, el Asia-Pacífico y el centro sur de África.

No mirar al mar y desatender los intereses que en él poseemos sería un error de magnitud tal que soslayarlo resulta imposible. No diseñar estrategias en relación al valor geopolítico de nuestros mares será imperdonable.

Si prestamos atención al escenario global y las relaciones de poder que atraviesan el Atlántico Sur, podemos reconocer fácilmente que la República Argentina se encuentra en las antípodas de los últimos hechos de relevancia mundial. Con posterioridad a junio de 1982 era frecuente advertir el abordaje de este espacio marítimo en relación con el conflicto del Atlántico Sur. A finales de la década del 80 y principios de la del90, el análisis estuvo ligado a la finalización del conflicto entre los EE.UU. y la O.T.A.N. en oposición a la U.R.S.S. y el Pacto de Varsovia, por lo que se registró una baja en la relevancia estratégica que los grandes poderes le otorgaban al área. Sin embargo, en el presente, y como consecuencia del cambio en la distribución del poder mundial, por el ascenso de la República Popular China y la declinación relativa de los EE.UU., cada vez son más las investigaciones que documentan el retorno de un vigoroso interés geoestratégico del Atlántico Sur.

Consideramos necesario y pertinente primero conocer las concepciones más clásicas que delimitan al Atlántico Sur, con las siguientes demarcaciones basadas en criterios geográficos: al norte con la línea del Ecuador, al oeste con el litoral sudamericano y el meridiano del cabo de Hornos, al este con las costas africanas y el meridiano del cabo de la Agujas y al sur hasta el paralelo 60º S.

El océano Austral rodea a la Antártida y corresponde a los cuerpos de agua de los extremos sur de los océanos Pacífico, Atlántico e Índico. Su límite norte se considera demarcado por el paralelo de latitud 60° S; sin embargo, oceanográficamente su límite se encuentra en la llamada Convergencia Antártica o Frente Polar, el cual forma un anillo irregular alrededor de la Antártica entre los 50° S y 62° S, aproximadamente, variando su posición según las estaciones del año.

La declinación de la importancia geoestratégica del Atlántico Sur comenzó en 1869 con la inauguración del Canal de Suez; luego, en 1914 se habilitó oficialmente el canal de Panamá. Ambos acontecimientos representaron un duro golpe para la ruta del Cabo de Hornos. En estas circunstancias, el Atlántico Sur terminó convirtiéndose en un océano excéntrico y alejado de los principales conflictos mundiales. No obstante, y si pensamos que los intereses de una Nación se relacionan estrechamente con el concepto de asegurar la mejor calidad de vida posible a sus ciudadanos y habitantes, queda absolutamente claro que la República Argentina no solo debe mirar hacia el mar sino que debe asumir todas las responsabilidades que, por otra parte, le son indelegables de acuerdo a la legislación y el Derecho Internacional de incumbencia en el Mar Territorial, Zona Contigua, Zona Económica Exclusiva, Plataforma Continental Argentina, Islas del Atlántico Sur y Antártida Argentina.

La seguridad y la defensa son actividades que no pueden ser soslayadas ni menospreciadas por ningún estado en el mundo actual. Podemos discutir si, para los ciudadanos, la defensa constituye un bien o una carga pública; pero tal discusión surge en definitiva del concepto de seguridad que asuma cada estado. Es indudable que las acciones inherentes a la defensa nacional no deben supeditarse a las leyes del mercado, toda vez que la misma está íntimamente relacionada con la propia existencia y desarrollo de una Nación.

El paso del mundo unipolar hegemónico de la década de 1990 en transición hacia uno multipolar abrió el juego a un sinfín de debates respecto al nuevo ordenamiento mundial. El Atlántico Sur continúa siendo un área geopolítica de baja prioridad estratégica, comparado con la importancia que los EE.UU. le atribuye al Asia-Pacífico o al Medio Oriente. Pero esta circunstancia ha generado las condiciones necesarias para que potencias insatisfechas con el actual status quo, como la República Popular China y la Federación de Rusia, busquen incluir tanto al Atlántico Sur como al océano Austral en su área de influencia.

Podemos argumentar que aún no se advierte una iniciativa concreta de proyección de poder militar en el Atlántico Sur, pero es inocultable que el gigante asiático por el momento opera en la región a través de fuertes inversiones y préstamos estatales.

Como resultado, China junto con Brasil se ha convertido en el principal socio comercial de Argentina, avanzando cada vez con más determinación. 4 Muestra de ello es también la construcción en la provincia de Neuquén de la Estación CLTC-CONAE-NEUQUEN cuyo propósito es el de brindar soporte de telemetría, seguimiento, control de las misiones del Programa Chino para Exploración de la Luna (CLEP) y programas de investigación científica del espacio lejano. También es digno de destacar el incremento exponencial de inversiones en materia energética cuyo ejemplo más relevante es el proceso de diseño y construcción de la Central Nuclear Atucha III y Atucha IV.

La región antártica también se ha revelado como un espacio de gran interés para China, dado que de las cinco bases que actualmente administra el Instituto de Investigación Polar China, cuatro se encuentran en la Antártida y se prevé que en 2022 iniciará operaciones otra más. El principal objetivo de estas bases es el estudio de los glaciares y de la atmósfera, como así también astronomía, topografía, geofísica, etc. Así mismo, la ubicación y el equipamiento de estas bases les permiten recibir, enviar e interceptar señales satelitales.

Todos estos eventos revelan a China como un nuevo e importante actor estratégico para las potencias rectoras y statuquistas del Atlántico Sur. Así lo manifestó de manera explícita los EE.UU. durante la administración de Donald Trump: “Potencias revisionistas, como China y Rusia, utilizan la tecnología, la propaganda y la coerción para imponer un mundo que representa la antítesis de nuestros intereses y valores”.

Para EE.UU., los principales y mayores desafíos estratégicos estarán planteados por “una China asertiva y autoritaria en donde sus líderes buscan obtener ventajas injustas, se comportan de manera agresiva coercitiva socavan las reglas y valores en el corazón de un sistema internacional abierto y estable… y una Rusia desestabilizadora y determinada a mejorar su influencia global y jugar un papel disruptivo en el escenario mundial”.

Tampoco podemos perder de vista que Gran Bretaña no ha abandonado sus aspiraciones de mantenerse como un activo actor estratégico en la región, manteniéndose como una potencia naval como su eje fundamental en las estrategias de defensa y política exterior. Conservando un alineamiento irrenunciable con EE.UU., representa un miembro statuquista del sistema internacional, que apoya, ejerce y comparte la distribución de poder actual. 9 Si añadimos la creación unilateral de Áreas Marítimas Protegidas, no sorprende que el conjunto de posiciones de ultramar que domina Gran Bretaña en el Atlántico (Gibraltar, Ascensión, Santa Elena, Tristán de Acuña, Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur) no solo cumplen la función de ser “portaviones” naturales, sino que tienen gran relevancia estratégica para la proyección de la O.T.A.N. La protección de los territorios de ultramar es considerada un punto clave para garantizar su bienestar futuro.

Estos territorios ofrecen canales de abastecimiento y comunicación que legitiman el reclamo territorial sobre el continente antártico, además de posibilitar el despliegue de estrategias de anti acceso y negación de área de manera efectiva alrededor de las zonas en disputa con respecto a la República Argentina.

Ese tipo de estrategias pretenden limitar la libertad de movimiento de un actor estratégico adversario en espacios cercanos o contiguos al área de interés propia. A pesar de que no necesariamente implican proyectar poder, sí pretenden erosionar sostenidamente las operaciones comerciales y militares del adversario incrementando sus costos de manera ostensible. Esto le permite a Gran Bretaña la explotación exclusiva de recursos en ciertas áreas del Atlántico Sur y del océano Austral además de otorgarle la capacidad de controlar, limitar y negar el acceso a las mismas por parte de la República Argentina. Además, el mantener una alianza estrecha con EE.UU. le permite sostenerse en posiciones favorables por largos períodos de tiempo y maniobrar para mantenerse fuera del alcance del enemigo. En suma, podemos deducir que respecto a las responsabilidades compartidas entre aliados y socios, EE.UU. se presenta en el Atlántico Sur como el actor estratégico dominante.

Ante esta situación, estamos en condiciones de considerar los posibles márgenes de maniobra de la República Argentina en relación con su posición geoestratégica. Si observamos su mapa bicontinental comprobaremos inmediatamente que la provincia de Tierra del Fuego se sitúa en el punto medio del territorio nacional. Por lo que la clave para materializar los esfuerzos necesarios tendientes a ejercer desde allí el control de ese extenso espacio marítimo dependerá en gran medida de la posibilidad de generar instalaciones permanentes y de cierta importancia en la isla de los Estados. “La ubicación espacial (posición relativa y absoluta) de la isla de los Estados, facilita el establecimiento de un Sistema de Control Geovial para ejercer la supervisión de la navegación naval y aérea en el Atlántico Sur y permite la reterritorialización de los sectores afectados”.

La isla de los Estados es la última extensión continental de la Cordillera de los Andes, antes de hundirse en el Atlántico Sur, para volver a emerger en el Arco de las Antillas Australes y finalmente culminar en el extremo de la Península Antártica. A pesar de que la isla de los Estados debiera representar un asentamiento militar de importancia, dada su proximidad a Malvinas y la Antártida, en la actualidad no es más que uno de los lugares más inhóspitos del territorio nacional. Aun así, constituye el único fiordo natural del Atlántico Sur, con una estrecha entrada costera de mar que se avizora como un excelente refugio natural de una flota de fuerzas submarinas, capacidades que son propias de las estrategias de anti acceso y negación de área.

La República Argentina precisa imperiosamente recuperar, entre otras, la capacidad de acción submarina y antisubmarina, si es que conserva un verdadero interés por salvaguardar sus intereses estratégicos en el Atlántico Sur. El costo de un submarino resulta pequeño en relación con los daños que puede ocasionar. Su presencia en determinada área obliga al oponente a un considerable despliegue de diferentes fuerzas para proteger las líneas de abastecimiento naval de un oponente con lógicas de acción unilaterales. 14 Por lo anteriormente expuesto sería deseable trasladar a aquellas latitudes el Comando de la Fuerzas de Submarinos, actualmente apostado en la Base Naval Mar del Plata, aprovechando los beneficios naturales que ofrece la geografía más austral del país. También sería oportuno que toda la Fuerza Naval Antártica, incluyendo el rompehielos ARA “Almirante Irízar”, sean apostados en la Base Aeronaval Ushuaia.

Aunque la República Argentina tiene un interés histórico y estratégico por el Atlántico Sur, más allá de sus iniciativas diplomáticas, de la ampliación de los límites, etc., en la actualidad prácticamente no constituye ningún poder naval ni está desarrollando acciones que le permitan convertirse en uno.

Muchas veces y por falta de una idea general, o de una filosofía, hemos flotado a merced de los vientos adversos. En efecto, “la estrategia no ha de ser una doctrina única, sino un método de pensamiento, que permita clasificar y ponderar los acontecimientos, para luego escoger los procedimientos más eficaces”. 17 En cuanto a los procedimientos es preciso aclarar que no son los de orden exclusivamente militar, sino que deben ser incluidos también los correspondientes a los ámbitos político, económico, diplomático, psicosocial y científico. Cada campo y nivel estratégico comprende una estrategia específica que responde y contribuye a la política nacional adoptada. Por lo tanto, son los componentes de la estrategia nacional los que especifican la manera en la que los elementos, que forman parte del ámbito correspondiente, deben ser orientados, desarrollados, y aplicados para alcanzar los objetivos nacionales.

El camino hacia las estrategias de anti acceso y negación de área parece ser el más viable para la República Argentina, de cara a los conflictos que se avecinan a partir del 2030 – 2040. Pero para ello resulta imprescindible claridad en la determinación de los objetivos al más alto nivel estratégico que contemple racionalidad entre los objetivos que se persiguen y los instrumentos disponibles.

Obviamente, la idea del poder y su aplicación se complica cuando se le opone la voluntad de un actor adversario. En este caso, vemos que se origina una situación de conflicto. El ejercicio de este poder puede concretarse ya sea sobre los fines propios, para permitir el desarrollo de los planes correspondientes y el logro de los objetivos establecidos, o sobre los fines del adversario, para neutralizarlos e impedir que sus objetivos puedan ser alcanzados.

Es necesario plantearse escenarios probables, posibles y deseables a partir de las acciones presentes. Entre los cuales el comportamiento de algunos actores estratégicos en la región de los océanos Atlántico Sur y Austral nos permiten advertir posibles conflictos en los que no se descarte el empleo del instrumento militar. Si bien es cierto que el statu quo basado en la cooperación del continente blanco está ligado al Tratado Antártico, firmado en 1959, también es lícito pensar en que éste sea abandonado y que se inicie una carrera desenfrenada por los recursos naturales en ese continente.

A pesar de que la República Argentina no es considerada un actor de importancia geoestratégica en el Atlántico Sur por su poder o sus motivaciones, sí lo es más bien por su situación geográfica. Argentina está determinada por una geografía con capacidad de definir las condiciones de acceso y negación de área a actores geoestratégicos de importancia. En tal sentido, si Argentina modifica su racionalidad, un eventual reposicionamiento de sus capacidades navales en Ushuaia, como línea de proyección a la Antártida, y en la ciudad de Río Grande, como proyección al Atlántico Sur, podría impulsar un proceso de cohesión espacial que incremente su margen de maniobra y avanzar sobre su reterritorialidad y proyección naval.

El Mar Argentino es un tema estratégico de alta importancia y requiere de conocimiento y tecnología, de desarrollo e inversión y también de educación. En este último ámbito se debería hacer hincapié a efectos de que los ciudadanos de hoy y mañana conozcan la importancia de los intereses nacionales en el mar que pueden influir notablemente en la economía y bienestar nacional.

En palabras de Wilson Churchill, “Aquellos pueblos que buscan la paz a costa de su dignidad perderán ésta y no encontrarán aquella”.

Trabajo realizado en el Curso en Seguridad, Defensa y Conflictos Internacionales impartido en ZM.

FUENTE https://www.zona-militar.com/2021/10/08/el-vientre-blando-de-la-argentina-bicontinental/

Argentina Bicontinental

FUENTES DEL TRABAJO:

Fraga, Jorge. 1983. La Argentina en el Atlántico Sur. Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales.

Instituto Antártico Chileno. www.inach.cl.

Ohanessian-Tajan. 2015. Geopolítica del Mar Argentino. Buenos Aires. Instituto de Publicaciones Navales.

Brasil y China concentran el 22% de las exportaciones argentinas: ¿cuáles son los principales productos? https://www.cronista.com/economia-politica/brasil-y-chinaconcentran-el-22-de-las-exportaciones-argentinas-cuales-son-los-principales-productos/

Prevén iniciar en junio de 2022 la construcción de Atucha III y relanzar de quinta central https://www.telam.com.ar/notas/202107/562454-junio-2022-construccion-atucha-iiiproyecto-quinta-central.html

China aumenta su presencia en la Antártida https://www.unav.edu/web/globalaffairs/detalle/-/blogs/china-aumenta-su-presencia-en-la-antartida

Departamento de Estado de los Estados Unidos 2017.

White House. 2021. National Security Strategy. Washington D.C. https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2021/03/NSC-1v2.pdf

Camilo Gioffreda. 2021. Los espacios vitales del sur argentino: el Atlántico Sur y el futuro de la Antártida – Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad No. 30. https://revistas.flacsoandes.edu.ec/urvio/article/view/4609/3714

La cuestión Malvinas ante la crisis y transición del sistema mundial: perspectivas frente al Brexit https://www.geograficando.fahce.unlp.edu.ar/article/view/GEOe095/13788

Battaleme, Juan. 2015 “Cambiando el statuquo de la geopolítica internacional: el acceso a los espacios comunes y las estrategias de negación de espacio y anti-acceso”. Ponencia presentada en XII Congreso Nacional de Ciencia Política, UNCUYO, 12 al 15 de agosto.

Pereyra Barrancos, María. 2014. La isla de los Estados (RA) un lugar para el control de navegación (aérea y marítima) del Mar Argentino, que permitiría el ejercicio responsable de la soberanía nacional. http://geousal.usal.edu.ar/archivos/geousal/docs/a3_tesis_doctoral_bertotto.pdf

Battaleme, Juan. 2015 “Cambiando el statuquo de la geopolítica internacional: el acceso a los espacios comunes y las estrategias de negación de espacio y anti-acceso”. Ponencia presentada en XII Congreso Nacional de Ciencia Política, UNCUYO, 12 al 15 de agosto.

Martin, José María (Clte. RE). 2015. La defensa y el Atlántico Sur. Geopolítica del Mar Argentino. Instituto de Publicaciones Navales.

Battaleme, Juan. 2019. Defensa hoy es un cascarón vacío. https://www.infobae.com/def/defensa-y-seguridad/2019/02/23/juan-battaleme-defensa-hoyes-un-cascaron-vacio/

Altieri, Mariana. 2017. “El poder naval en el Atlántico Sur Occidental del SXXI”. Tesis de maestría, Universidad de la Defensa Nacional.

Beaufre, André. 1965. Introducción a la Estrategia. https://amej20111.files.wordpress.com/2011/03/introduccic3b3n-a-la-estrategia.pdf

Escuela Superior de Guerra. 1994. Bases para el pensamiento estratégico. Fundamentos teóricos de la estrategia. http://www.cefadigital.edu.ar/bitstream/1847939/351/1/Bases%20pensamiento%20estrategi co_V.%201-t.%201%20y%202_1.pdf

Por John Gray

Lo que enfrenta el mundo occidental no es el avance amenazante de civilizaciones alienígenas, sino sus propias sombras oscuras que se mueven a través de China y Rusia.

La retirada de Occidente comenzó con la caída del comunismo en 1989. Nuestras élites triunfales perdieron el sentido de la realidad y, en una sucesión de intentos de rehacer el mundo a su imagen, abandonaron algunas de las regiones estratégicamente más decisivas del planeta. El resultado final de su intento de exportar su sistema de gobierno es que los estados occidentales son más débiles y están más en peligro de lo que estuvieron en cualquier momento de la Guerra Fría.

Sin embargo, considerar esta debacle como una derrota de las ideas y valores occidentales es un error fundamental. Las ideologías occidentales continúan dominando el mundo. En China, Xi Jinping ha adoptado una variante del nacionalismo integral similar a las que surgieron en la Europa de entreguerras, mientras que Vladimir Putin ha desplegado hábilmente métodos leninistas para resucitar a una Rusia debilitada como potencia mundial. Las ideas y proyectos que se originan en el Occidente antiliberal continúan dando forma a la política global. Al mismo tiempo, en una sincronicidad intrigante, el mismo liberalismo occidental se ha vuelto antiliberal.

El descenso geopolítico de Occidente fue visible a raíz de la invasión de Irak en 2003 y es palpable en la retirada de Afganistán de las fuerzas lideradas por Estados Unidos. Irán es ahora la potencia predominante en Irak. Con el estado afgano y el ejército regular desapareciendo tras la retirada de Estados Unidos, el futuro lo decidirán los talibanes y los estados vecinos que son absorbidos por el consiguiente vacío de poder. Después de años de intervención occidental y la muerte de cientos de miles de personas, en Siria Bashar al-Assad sigue en el poder y Rusia es la fuerza decisiva. Tras el derrocamiento por ingeniería occidental de Muammar al-Gaddafi en 2011, Libia es un espacio no gobernado y una puerta de entrada de tráfico de personas a Europa.

En los últimos meses, el ritmo de la retirada occidental se ha acelerado. La reunión de Joe Biden con Putin en Ginebra en junio le dio al presidente ruso lo que más deseaba. Al aceptar que se completará el gasoducto Nord Stream 2, Biden ha autorizado a Rusia a cortar el suministro de energía en los países de tránsito. Ucrania se ha quedado retorcida por el viento, y Polonia y los estados bálticos están expuestos a un poder ruso cada vez mayor.

El motivo de lo que es, en efecto, una gran derrota geopolítica es presumiblemente permitir que Alemania asegure su suministro de energía a cambio de apoyar los esfuerzos de Estados Unidos para contener a China. Pero las posibilidades de que Alemania arriesgue sus relaciones comerciales con China siempre han sido escasas. El año pasado, Alemania exportó casi 100.000 millones de euros en bienes a China, aproximadamente la mitad del valor de todas las exportaciones de la UE allí. China no solo se ha convertido en el mayor mercado de exportación alemán, en algunas medidas, sino también en el de más rápido crecimiento.

La política exterior alemana está dictada principalmente por factores internos, y los grupos de presión industriales garantizarán que los vínculos comerciales con China no se vean comprometidos. Para los influyentes Verdes, la salida de Alemania del carbón y la energía nuclear trasciende cualquier costo geopolítico. En conjunto con el presidente francés, Emmanuel Macron, Angela Merkel ha dejado claro que Berlín quiere una distensión con Rusia. En cualquier lucha entre las grandes potencias, Alemania, y por lo tanto la UE, probablemente apuntará a mantenerse al margen, neutral o no alineado, mientras que en la práctica habita una zona de influencia rusa. Ya no tan limitado por la diplomacia europea después del Brexit, Gran Bretaña se resiste a esta tendencia. Pero sin el apoyo de las principales potencias europeas, no está claro cuánto puede hacer el Reino Unido más allá de proteger sus propios intereses nacionales.

La descomposición de Occidente no es solo un hecho geopolítico; también es cultural e intelectual. Los países occidentales líderes contienen poderosos cuerpos de opinión que consideran su propia civilización como una fuerza singularmente perniciosa. En esta visión hiperliberal, que está fuertemente representada en la educación superior, los valores occidentales de libertad y tolerancia significan poco más que dominación racial. Si todavía existe como bloque de civilizaciones, Occidente debe ser desmantelado.

Este hiperliberalismo no se presenta como uno entre varios puntos de vista que puedan ser examinados y cuestionados en un debate abierto. Es un catecismo vigilado por la presión de los compañeros y las sanciones profesionales. A quienes la imponen les gusta descartar prácticas como la «cancelación» como pesadillas de la mente febril de la derecha sin ningún fundamento de hecho. Al mismo tiempo, creen que el desacuerdo es un ejercicio de represión.

En el credo hiperliberal, solo pueden tolerarse las que se consideran verdades simples, evidentes por sí mismas y moralmente impecables. Evaluar los costos y los posibles beneficios de los imperios occidentales para los pueblos que gobernaron no está lejos de ser una empresa prohibida, como lo es examinar la participación de estados no occidentales en la esclavitud. Algunos de la derecha han comparado tales restricciones ideológicas con las impuestas bajo el comunismo. La diferencia es que en las sociedades occidentales estos obstáculos a la libre investigación son autoimpuestos.

El resultado es que el Occidente liberal es más un tema de investigación histórica que una realidad contemporánea. Aquellos que creen que la humanidad está convergiendo hacia los valores liberales pasan por alto el hecho de que las sociedades occidentales los están descartando rápidamente. El “arco de la historia” apunta a un modelo que ya no existe.

Esto no significa que el hiperliberalismo haya ganado. La democracia, en la medida en que todavía funciona, impone límites a la ortodoxia ideológica. El mercado, a pesar de todos sus excesos, produce alternativas. Siguen sobreviviendo lugares que fomentan el pluralismo intelectual; algunos, como esta revista, prosperan.

El hiperliberalismo es la ideología de una clase dominante aspirante que tiene como objetivo acumular riqueza y posición mientras hace alarde de sus inmaculadas credenciales progresistas. Las guerras culturales intratables y una crisis epistémica en la que se han politizado cuestiones científicas y fácticas clave son parte de una apuesta por el poder por parte de estas contraelites. Pero excepto en Nueva Zelanda y el Canadá de habla inglesa, no hay señales de que alcancen la hegemonía.

Aun así, se presiona a las escuelas para que enseñen una sola versión de la historia, las corporaciones privadas despiden a sus empleados por opiniones desviadas y las instituciones culturales actúan como guardianes de la ortodoxia. El prototipo de estas prácticas es Estados Unidos, que considera que su historia singular y sus divisiones definen a toda sociedad moderna. En gran parte del mundo, el movimiento del despertar es visto con indiferencia o, como en el caso de Francia, donde Macron lo ha denunciado como una sociedad “racializadora”, con hostilidad. Pero dondequiera que prevalezca esta agenda estadounidense, la sociedad ya no es liberal en ningún sentido históricamente reconocible.

La evanescencia del liberalismo occidental no significa que habitamos en un mundo posoccidental. Los argumentos a favor del declive occidental suelen ser versiones repetidas de las especulaciones del teórico político de Harvard Samuel Huntington sobre civilizaciones en conflicto, junto con pronósticos de la supremacía china ineludible. Tales afirmaciones tienen fuerza en la medida en que reflejan la fuerte contracción del poder occidental. Pero pierden la característica más notable de la escena contemporánea: el dominio continuo de las ideas occidentales modernas. No los del liberalismo como se entendía tradicionalmente, sino mezclas de fascismo, comunismo y nacionalismo integral.

Tanto China como Rusia, rivales declarados de Occidente, se rigen por ideas que se derivan de fuentes occidentales. (Lo mismo ocurre con el nacionalismo de Narendra Modi en India y algunos movimientos islamistas). Lo que Occidente enfrenta no es el avance amenazante de civilizaciones extraterrestres, sino sus propias sombras oscuras.

La influencia formativa de las ideas occidentales en el liderazgo de China queda ilustrada por las referencias al historiador griego antiguo Tucídides que solían ser comunes entre los portavoces oficiales. China, aseguraban a los visitantes occidentales, no tenía ninguna intención de caer en la «trampa de Tucídides», la tendencia de los estados en ascenso a tratar de desalojar a los poderes establecidos de su posición dominante, lo que lleva a la guerra. Desde el cambio de Pekín a la “diplomacia del guerrero lobo”, una forma de arte de gobernar más asertiva y agresiva, algunos han cuestionado la importancia de la trampa de Tucídides en el pensamiento chino. Pero Xi Jinping lo mencionó explícitamente en una charla que le escuché dar en Beijing hace varios años. Parece haberse vuelto más seguro desde entonces.

El estudio de los clásicos occidentales se promueve activamente en las universidades chinas. Los textos a menudo se enseñan en su latín o griego original (una práctica que ya no se requiere en Princeton, donde algunos la consideran racista). La intelectualidad meritocrática de China también se destaca por tener una comprensión del pensamiento político occidental que supera la de muchos en las universidades occidentales. Se han estudiado de cerca las obras de Alexis de Tocqueville, Edmund Burke y Thomas Hobbes, así como de pensadores del siglo XX como Michel Foucault. Se ha aceptado que el jurista alemán Carl Schmitt (1888-1985) es el que tiene más que enseñar sobre el desarrollo político de China.

Schmitt ganó reconocimiento en la academia alemana al examinar la influencia de las ideas teológicas en la jurisprudencia occidental. Durante la década de 1920 ideó un conjunto de ideas en las que se podía formular y justificar la Ley de Habilitación de marzo de 1933, que estableció formalmente el régimen nazi. El derecho fue creado por decisiones políticas soberanas, y quien decidiera cuándo existía un “estado de excepción” o una crisis de régimen era el soberano. En 1932 publicó El concepto de lo político , argumentando que la política no era un diálogo entre miembros de una comunidad compartida con intereses y valores divergentes, sino una lucha entre enemigos, en otras palabras, un modo de guerra.

Schmitt se unió al Partido Nazi semanas después de su llegada al poder y se distinguió por respaldar la quema de libros por parte de autores judíos. Pero parece no haber sido lo suficientemente antisemita para sus patrocinadores nazis, y en 1936 fue acusado de oportunismo y tuvo que dimitir del partido. Al final de la guerra fue arrestado por las fuerzas aliadas y pasó un año internado. Nunca se retractó de sus teorías y las desarrolló en las décadas siguientes.

Carl Schmitt creía que el soberano debería promover la homogeneidad de un pueblo

La teoría del derecho de Schmitt no es del todo original ni necesariamente antiliberal. Una visión similar se puede encontrar en la obra de Hobbes. La diferencia está en su visión de la política y el estado. Mientras que Hobbes creía que el propósito del estado es la protección de las personas contra la violencia y la inseguridad, una posición fundamentalmente liberal, Schmitt encargó al soberano promover la homogeneidad del pueblo.

Es este aspecto del pensamiento de Schmitt el que parece ser más atractivo para el liderazgo chino. Si el estado y el pueblo son lo mismo, las minorías pueden ser reprimidas o aniquiladas en nombre de la seguridad pública. La asimilación forzada de tibetanos, kazajos, uigures y otras minorías en una cultura china han uniforme no es una opresión, sino un medio necesario para proteger al estado de las fuerzas que lo destruirían.

Las ideas del jurista alemán son adecuadas para legitimar la creciente represión de Xi. En 2020, el profesor de derecho de Beijing, Chen Duanhong, se basó en el pensamiento de Schmitt en un discurso en Hong Kong para apoyar la reciente ley de «seguridad nacional», sosteniendo que el ejercicio de la autoridad soberana de China para extinguir las libertades liberales en la ex colonia británica no es más que el Estado asegurando su futuro.

Schmitt proporciona un modelo para el nacionalismo integral de Xi. La construcción de estados-nación homogéneos no comenzó con el nacionalsocialismo. Tenía un punto de origen europeo en la Francia revolucionaria. A principios de la década de 1790, los jacobinos utilizaron una idea de la nación para aplastar un levantamiento popular en la región de Vendée, en el oeste de Francia, en una campaña de represión que puede haber costado más de 100.000 vidas. La construcción del estado-nación francés continuó en el siglo XIX a través de las instituciones de reclutamiento militar y educación nacional, erradicando la diversidad de idiomas y culturas que existían bajo el ancien régime .

La limpieza étnica se volvió fundamental para la construcción de la nación a raíz de la Primera Guerra Mundial. El colapso de los imperios austrohúngaro, otomano y Romanov permitió el surgimiento de estados-nación que afirmaban el derecho a la autodeterminación, un desarrollo reforzado por el presidente estadounidense Woodrow Wilson en el asentamiento de Versalles de 1919. Su objetivo era reconstruir Europa como una comunidad de estados-nación cívicos. Pero hubo minorías internas en muchos de estos estados, y en los años que siguieron ocurrieron grandes transferencias de población. Un gran número de personas huyó o fue expulsado: hasta 1,5 millones de griegos de Turquía y alrededor de 400.000 turcos de Grecia, por ejemplo.

El proceso continuó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis mataron a millones en los territorios que ocuparon en Europa del Este y la Unión Soviética e intentaron el exterminio completo del pueblo judío. Stalin deportó a los pueblos cuya lealtad al estado soviético desconfiaba (como los chechenos y los tártaros de Crimea) de sus países de origen a Asia central, muchos de los cuales murieron durante el viaje o poco después de su llegada.

El estado-nación es una invención occidental. El nacionalismo surgió en China hacia el final de la dinastía Qing (1644-1912) como respuesta al humillante sometimiento del país por parte de las potencias occidentales. Con el fin de conferir «características chinas» a su proyecto, Xi Jinping ha citado a Han Feizi, un aristócrata del siglo III a. C. en el reino Han y defensor de la escuela de filosofía legalista, en la que la ley se utiliza para modelar un estado centralizado fuerte.

Como en la Alemania de entreguerras, el pensamiento de Schmitt facilita un cambio hacia el totalitarismo. La distinción entre estados autoritarios y totalitarios se descarta hoy en día como una reliquia de la Guerra Fría. Sin embargo, captura una diferencia crucial entre los regímenes antiliberales. Los estados autoritarios son dictatoriales en sus métodos pero limitados en sus objetivos, mientras que los estados totalitarios intentan transformar la sociedad e inmiscuirse en todos los ámbitos de la vida humana. La Prusia de Bismarck y la difunta Rusia zarista pertenecen al primer grupo, y la Alemania nacionalsocialista y el estado soviético a lo largo de la mayor parte de su historia en el segundo. La China de Xi ha pasado a la categoría totalitaria. A través del Partido Comunista Chino de 95 millones de miembros, que celebró su centenario el 1 de julio de este año, el estado aspira a ser omnipresente en toda la sociedad.

China se representa a sí misma como un «estado-civilización» basado en las ideas confucianas de armonía social. Sin embargo, Xi rinde homenaje a Mao Zedong, quien entre 1949 y mediados de la década de 1970 arrasó con la civilización china en la búsqueda de una fea utopía occidental. El paso a un régimen autoritario más limitado que parecía estar en marcha en la época de Deng Xiaoping, quien dirigió la República Popular entre 1978 y 1989, se ha revertido y el totalitarismo se ha renovado. China es el escenario de un experimento de construcción nacional coercitiva cuyos paralelos históricos más cercanos se encuentran en la Europa de entreguerras.

La Rusia de Putin y la China de Xi a menudo se entienden como tipos de régimen similares. Hay alguna base para esto, ya que ambos son vehículos para proyectos occidentales. Lenin siempre sostuvo que la toma de posesión bolchevique continuó la tradición jacobina en la Ilustración europea. Un tipo de terror pedagógico fue una característica del estado soviético desde el momento de su fundación en 1917. Incluso después de la escisión chino-soviética en la década de 1960, Mao continuó emulando el modelo soviético occidentalizador.

Pero las diferencias entre Rusia y China hoy son profundas. La Rusia de Putin es un régimen autoritario en el que el estado, aunque violento, es débil. Su columna vertebral son los antiguos servicios de inteligencia soviéticos; pero algunos de ellos están semiprivatizados y algunos trabajan en una opaca colusión con el crimen organizado. Los ejércitos privados amorfos operan en el extranjero cercano de Rusia y otras zonas de conflicto global. La autoridad de Putin parece no ser cuestionada en el Kremlin, pero la ejerce con el consentimiento tácito de los oligarcas que a su vez dependen de su patrocinio.

Hay signos de decadencia en el régimen. Una fase anterior del putinismo en la que la población estaba controlada a través de técnicas mediáticas «posmodernas» y el manejo de la apatía ha dado paso a una que se basa más en la amenaza de la fuerza. No obstante, el control de la población por parte del estado es menos completo que en cualquier otro momento del sistema soviético hasta que comenzó su deslizamiento hacia la anarquía con las reformas liberalizadoras de Gorbachov a mediados de los años ochenta.

En 2017, el Kremlin se negó a celebrar el centenario de la Revolución Rusa y, según los informes, Putin preguntó: «¿Qué hay para celebrar?». La opinión de algunos rusos favorables al régimen de que Putin, un producto arquetípico del sistema soviético, es un líder esencialmente anticomunista no es del todo infundada. Sin embargo, las instituciones y los métodos centrales a través de los cuales gobierna son las herencias soviéticas. Los «hombrecitos verdes», por ejemplo – las fuerzas irregulares rusas que llevaron a cabo la invasión de Ucrania – estaban siguiendo la práctica bolchevique de maskirovka (engaño). Su guerra cibernética aplica una estrategia similar.

La fantasía de la revolución mundial ha sido abandonada hace mucho tiempo, junto con el objetivo de transformar la sociedad, pero el estado a través del cual gobierna Putin sigue siendo leninista en su estructura.

La creencia de que los desafíos a Occidente emanan de fuera de Occidente es una fuente de consuelo para los liberales. Se puede olvidar el papel de una generación anterior de pensadores liberales y socialistas en restar importancia al colosal costo humano del comunismo en Rusia y China. La complicidad de Occidente en los crímenes actuales se puede eludir.

El intento de borrar a los uigures como pueblo es el ejemplo más obvio de la opresión en curso en China. Confinarlos en campos de concentración, demoler sus mezquitas y cementerios, deportarlos a trabajar en fábricas (algunas de ellas, según se informa, en las cadenas de suministro de marcas occidentales) y someter a las mujeres a violaciones, abortos involuntarios y esterilizaciones son crímenes de lesa humanidad. Pero cualquier campaña en su contra pronto se enfrenta al poder económico de China, que tiene el potencial de descarrilar el mercado global que Occidente ha construido y del que ahora depende.

A pesar de que la difícil situación de los uigures se planteó en reuniones internacionales, hay poco apoyo real para ellos. En la mayoría de los países de mayoría musulmana, muchos de ellos en deuda con China, los gritos de ayuda de los uigures han sido recibidos con silencio. Un mundo en el que el hiperliberalismo coexista amigablemente con la restauración de la esclavitud bien puede ser la próxima etapa de la evolución social. Los uigures están en el lado equivocado de la historia.

La supresión de las minorías en China es instructiva porque socava una narrativa liberal consoladora: el mundo moderno se basa en la innovación científica y tecnológica, que requiere una sociedad abierta. La dictadura no solo es incorrecta, sino ineficiente e improductiva. Solo las sociedades liberales tienen un futuro a largo plazo.

China ha disipado esta leyenda. Durante el período posterior a Mao, un régimen dictatorial presidió el proceso de creación de riqueza más grande y más rápido de la historia. Como resultado del cambio de un gobierno autoritario a un gobierno totalitario bajo Xi, la innovación puede ralentizarse. Ya hay indicios de que esto puede estar sucediendo. Pero las fuerzas compensatorias en Occidente aún podrían darle a China la ventaja.

En California, se están considerando propuestas que desalentarían la enseñanza de cálculo en las escuelas secundarias. En Canadá, el plan de estudios de matemáticas “equitativo” propuesto por Ontario “reconoce que las matemáticas pueden ser subjetivas”. Deconstruir la educación de esta manera, durante una época de intensa rivalidad geopolítica en ciencia y tecnología, no parece una estrategia ganadora.

No está claro si las élites occidentales son capaces de razonar estratégicamente en este momento. Muchas de sus políticas clave son de naturaleza performativa. Los esquemas para lograr emisiones netas de carbono cero son extremadamente costosos y no evitarán el calentamiento global acelerado. Las grandes sumas se gastarían más razonablemente adaptándose al cambio climático abrupto que ya está en marcha. Pero eso exigiría un pensamiento realista, que los líderes de opinión occidentales rechazan como derrotista, si no inmoral.

Una visión del mundo que se apoderó de sectores de la intelectualidad occidental durante todo el período moderno y dominó el mundo de la posguerra fría se está desintegrando. Las historias que muestran a la humanidad evolucionando hacia valores liberales son parodias del monoteísmo en el que una lógica mítica en la historia reemplaza a una providencia redentora. Si se elimina este mito, se puede ver que el estilo de vida liberal ha sido un accidente histórico. Con el tiempo, los regímenes creados por Xi y Putin se derrumbarán. Pero si la larga deriva de la historia sirve de guía, serán sucedidos por la anarquía y nuevos despotismos.

Si bien el liberalismo occidental puede haber desaparecido en gran medida, las ideas occidentales antiliberales están dando forma al futuro. Occidente no está muriendo sino vivo en las tiranías que ahora lo amenazan. Incapaces de captar esta realidad paradójica, nuestras élites se quedan mirando sin comprender cómo el mundo que han dado por sentado se desliza hacia las sombras.

John Gray (1948), exprofesor de Teoría Política en Oxford y de Pensamiento Europeo en la London School of Economics and Political Science, hace un análisis de la compleja geopolítica de hoy. En el ensayo titulado The West isn’t dying – its ideas live on in China -El Occidente no esta muriendo, sus ideas viven en China- , el escritor e intelectual británico describe las posiciones de los líderes en el gran tablero político mundial.

FUENTE: https://www.newstatesman.com/politics/2021/07/west-isn-t-dying-its-ideas-live-china

Pepe Escobar

Se están formando los bandos en torno a la disputa entre Irán y Azerbaiyán. Pero esta lucha no tiene que ver con el origen étnico, la religión o la tribu, sino con quién va a forjar las nuevas rutas de transporte de la región.

Lo último que necesita en este momento el complejo impulso de la integración euroasiática es este complicado asunto entre Irán y Azerbaiyán en el sur del Cáucaso.

Empecemos por los Conquistadores de Khaybar, el mayor ejercicio militar iraní en dos décadas, realizado en su frontera noroccidental con Azerbaiyán.

Entre los militares iraníes desplegados y las unidades del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) hay algunos jugadores serios, como la 21ª División de Infantería de Tabriz, el batallón Ashura 31 del CGRI, la 65ª Brigada de Fuerzas Especiales Aerotransportadas y un conjunto de sistemas de misiles, incluidos los misiles balísticos Fateh-313 y Zulfiqar con un alcance de hasta 700 kilómetros.

La explicación oficial es que los simulacros son una advertencia para los enemigos que traman algo contra la República Islámica.

El Líder Supremo de Irán, el ayatolá Jamenei, tuiteó de forma contundente que «aquellos que se hacen la ilusión de depender de otros, piensan que pueden proporcionar su propia seguridad, deben saber que pronto recibirán una bofetada, se arrepentirán.»

El mensaje era inequívoco: se trataba de que Azerbaiyán dependía de Turquía y, especialmente, de Israel para su seguridad, y de que Tel Aviv instrumentalizaba a Bakú para una campaña de inteligencia que conducía a la injerencia en el norte de Irán.

Los expertos iraníes llegaron a decir que Israel podría utilizar bases militares en Azerbaiyán para atacar las instalaciones nucleares iraníes.

La reacción al ejercicio militar iraní hasta ahora es una respuesta previsible de Turquía y Azerbaiyán: están realizando un simulacro conjunto en Najchivan durante toda esta semana.

Pero, ¿estaban las preocupaciones de Irán fuera de lugar? Desde hace años se está desarrollando una estrecha colaboración en materia de seguridad entre Bakú y Tel Aviv. Azerbaiyán posee hoy en día aviones no tripulados israelíes y mantiene una estrecha relación con la CIA y el ejército turco. Si a esto le añadimos los recientes ejercicios militares trilaterales en los que participan Azerbaiyán, Turquía y Pakistán, estos acontecimientos están destinados a hacer saltar las alarmas en Teherán.

Bakú, por supuesto, lo hace de manera diferente: Nuestras asociaciones no se dirigen a terceros países.

Así que, esencialmente, mientras Teherán acusa al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, de facilitar la vida a los terroristas takfiríes y a los sionistas, Bakú acusa a Teherán de apoyar ciegamente a Armenia. Sí, los fantasmas de la reciente guerra del Karabaj están por todas partes.

Por una cuestión de seguridad nacional, Teherán no puede tolerar que empresas israelíes participen en la reconstrucción de las regiones ganadas en la guerra cerca de la frontera iraní: Fuzuli, Jabrayil y Zangilan.

El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdullahian, ha intentado jugar con la diplomacia: «Las cuestiones geopolíticas en torno a nuestras fronteras son importantes para nosotros. Azerbaiyán es un vecino muy querido por Irán y por eso no queremos que quede atrapado entre terroristas extranjeros que están convirtiendo su suelo en un caldo de cultivo.»

Por si esto no fuera lo suficientemente complicado, el meollo de la cuestión -como todo en Eurasia- gira en realidad en torno a la conectividad económica.

Un desorden interconectado

Los sueños geoeconómicos de Bakú son grandes: la capital aspira a situarse en la encrucijada clave de dos de los corredores euroasiáticos más importantes: Norte-Sur y Este-Oeste.

Y ahí es donde entra en juego el Corredor de Zangezur, posiblemente esencial para que Bakú predomine sobre las rutas de conectividad Este-Oeste de Irán.

El corredor pretende conectar el oeste de Azerbaiyán con la República Autónoma de Nakhchivan a través de Armenia, con carreteras y ferrocarriles que pasen por la región de Zangezur.

Zangezur también es esencial para que Irán se conecte con Armenia, Rusia y, más adelante, con Europa.

China e India también confiarán en Zangezur para el comercio, ya que el corredor supone un importante atajo en la distancia. Teniendo en cuenta que los grandes cargueros asiáticos no pueden navegar por el Mar Caspio, suelen perder preciosas semanas para llegar a Rusia.

Un problema adicional es que Bakú ha comenzado recientemente a acosar a los camioneros iraníes que transitan por estas nuevas regiones anexionadas en su camino hacia Armenia.

No tenía por qué ser así. Este detallado ensayo muestra cómo Azerbaiyán e Irán están vinculados por «profundos lazos históricos, culturales, religiosos y etnolingüísticos», y cómo las cuatro provincias del noroeste de Irán -Gilán, Ardabil, Azerbaiyán Oriental y Azerbaiyán Occidental- tienen «fronteras geográficas comunes tanto con la parte principal de Azerbaiyán como con su exclave, la República Autónoma de Najcheván; también tienen profundos y estrechos puntos en común basados en el islam y el chiismo, además de compartir la cultura y la lengua azerbaiyanas. Todo ello ha propiciado la cercanía entre los ciudadanos de las regiones de ambos lados de la frontera».

Durante los años de Rouhani, las relaciones con Aliyev fueron en realidad bastante buenas, incluyendo la cooperación trilateral Irán-Azerbaiyán-Rusia e Irán-Azerbaiyán-Turquía.

Una conectividad clave en juego es el proyecto de unir el ferrocarril Qazvin-Rasht-Astara en Irán con Azerbaiyán: forma parte del importantísimo Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC – International North‑South Transport Corridor).

Desde el punto de vista geoeconómico, Azerbaiyán es esencial para el ferrocarril principal que eventualmente irá de la India a Rusia. No sólo eso; la cooperación trilateral Irán-Azerbaiyán-Rusia abre una vía directa para que Irán se conecte plenamente con la Unión Económica Euroasiática (UEE).

En un escenario óptimo, Bakú puede incluso ayudar a los puertos iraníes del Golfo Pérsico y del Mar de Omán a conectarse con los puertos georgianos del Mar Negro.

Occidente ignora que prácticamente todos los tramos del INSTC ya están funcionando. Por ejemplo, el ferrocarril Astara-Astara, exquisitamente bautizado, que conecta ciudades iraníes y azerbaiyanas que comparten el mismo nombre. O el ferrocarril Rasht-Qazvin.

Sin embargo, un importante tramo de 130 km entre Astara y Rasht, situado en la orilla sur del Caspio y próximo a la frontera entre Irán y Azerbaiyán, no se ha construido. ¿La razón? Las sanciones de la era Trump. Este es un ejemplo gráfico de lo mucho que depende, en términos prácticos de la vida real, de la conclusión satisfactoria de las conversaciones del JCPOA en Viena.

¿A quién pertenece Zangezur?

Irán se encuentra en una zona algo complicada en la periferia sur del Cáucaso Sur. Los tres principales actores de esa zona son, por supuesto, Irán, Rusia y Turquía. Irán limita con las antiguas regiones armenias -ahora azeríes- adyacentes a Karabaj, como Zangilan, Jabrayil y Fuzuli.

Estaba claro que la flexibilidad de Irán en su frontera norte estaría ligada al resultado de la segunda guerra del Karabaj. La frontera noroeste era una fuente de gran preocupación, ya que afectaba a las provincias de Ardabil y al este de Azerbaiyán, lo que hace aún más confusa la posición oficial de Teherán de apoyar las reivindicaciones azeríes frente a las armenias.

Es esencial recordar que, incluso en la crisis del Karabaj a principios de los años 90, Teherán reconoció a Nagorno-Karabaj y a las regiones que lo rodean como partes integrantes de Azerbaiyán.

Aunque tanto la CIA como el Mossad parecen ajenos a esta reciente historia regional, ello no les impedirá saltar a la palestra para enfrentar a Bakú y Teherán.

Un factor que complica aún más las cosas es que Zangezur también es apetecible desde el punto de vista de Ankara.

Podría decirse que el presidente neo-otomano de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que nunca rehúye una oportunidad para ampliar su profundidad estratégica turco-musulmana, está tratando de utilizar la conexión azerí en Zangezur para llegar al Caspio, luego a Turkmenistán, hasta Xinjiang, el territorio occidental de China poblado por musulmanes uigures. Esto, en teoría, podría convertirse en una especie de Ruta de la Seda turca que pasara por encima de Irán, con la ominosa posibilidad de ser utilizada también como línea de ratas para exportar takfiris desde Idlib hasta Afganistán.

Teherán, por su parte, está totalmente orientado al INSTC, centrándose en dos líneas ferroviarias que se rehabilitarán y mejorarán desde la época soviética. Una es la Sur-Norte, desde Jolfa hasta Najchivan y luego hasta Ereván y Tblisi. La otra es Oeste-Este, de nuevo desde Jolfa a Najchivan, atravesando el sur de Armenia, la parte continental de Azerbaiyán, hasta Bakú y luego hasta Rusia.

Y ahí está el problema. Los azeríes interpretan que el documento tripartito que resuelve la guerra del Karabaj les da derecho a establecer el corredor de Zangezur. Los armenios, por su parte, discuten exactamente qué «corredor» se aplica a cada región en particular. Antes de que aclaren estas ambigüedades, todos esos elaborados planes de conectividad iraníes y turcos quedan efectivamente suspendidos.

Sin embargo, el hecho es que Azerbaiyán está destinado a convertirse en una encrucijada clave de conectividad trans-regional tan pronto como Armenia desbloquee la construcción de estos corredores de transporte.

Entonces, ¿cuál es el «win-win»?

¿Ganará la diplomacia en el Cáucaso Sur? Debe hacerlo. El problema es que tanto Bakú como Teherán lo plantean en términos de ejercicio de su soberanía, y no parecen especialmente predispuestos a ofrecer concesiones.

Mientras tanto, los sospechosos habituales se divierten explotando esas diferencias. Sin embargo, la guerra está descartada, tanto entre Azerbaiyán y Armenia como entre Azerbaiyán e Irán. Teherán es más que consciente de que en este caso tanto Ankara como Tel Aviv apoyarían a Bakú. Es fácil ver quién se beneficiaría de ello.

Ya en abril, en una conferencia en Bakú, Aliyev destacó que «Azerbaiyán, Turquía, Rusia e Irán comparten el mismo enfoque de la cooperación regional. La principal área de concentración ahora es el transporte, porque es una situación que se llama «win-win». Todos ganan con ello».

Y eso nos lleva al hecho de que si el actual estancamiento persiste, la principal víctima será el INSTC. De hecho, todo el mundo pierde en términos de integración euroasiática, incluidos India y Rusia.

El punto de vista pakistaní, que algunos han hecho circular en secreto, es totalmente inverosímil. No hay pruebas de que Teherán apoye una campaña anti-talibán en Afganistán sólo para socavar los lazos de Pakistán con Azerbaiyán y Turquía.

La asociación estratégica entre Rusia y China considera la actual coyuntura del Cáucaso Meridional como un problema innecesario, especialmente tras la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Esto perjudica gravemente sus estrategias complementarias de integración euroasiática: la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI – Belt and Road Initiative) y la Gran Asociación Euroasiática.

El INSTC podría, por supuesto, seguir el camino transcaspiano y cortar por completo a Azerbaiyán. Sin embargo, esto no es probable. La reacción de China, una vez más, será el factor decisivo. Podría hacer más hincapié en el corredor persa, desde Xinjiang, pasando por Pakistán y Afganistán, hasta Irán. O Pekín podría apostar igualmente por ambos corredores Este-Oeste, es decir, apostar tanto por Azerbaiyán como por Irán.

La conclusión es que ni Moscú ni Pekín quieren que esto se encone. Habrá movimientos diplomáticos serios por delante, ya que ambos saben que los únicos que se beneficiarán serán los sospechosos habituales centrados en la OTAN, y los perdedores serán todos los actores que están seriamente invertidos en la integración euroasiática.

FUENTES:

Traducido al español para Geopolitica.ru
Fuente original: https://thecradle.co/

Beijing ha puesto en marcha una serie de iniciativas para reducir la brecha entre la región occidental del país, híper desarrollada en las últimas décadas, y la oriental, que no participó plenamente de ese crecimiento exponencial. Argentina quiere participar en los planes de impulso a la zona, por donde pasa la Iniciativa de la Franja y de la Ruta.

Por Gustavo Ng*

i los chinos pagaron la igualdad del comunismo de la mano de Mao con pobreza, el precio del ulterior formidable desarrollo económico de la mano de Deng Xiaoping fue un regreso a la desigualdad. Ciertamente, no fue la desigualdad brutal anterior a la revolución socialista, pero la disparidad entre la zona este del país y la zona oeste condenaba a los habitantes de esta última como pobres o ciudadanos de segunda categoría, o los obligaba a migrar hacia las zonas costeras del este. Se calcula que, en 2017, 500 millones de chinos, que vivían casi todos en ciudades, eran migrantes internos, la mayoría llegados del oeste (entre 1978 y 1985 la población urbana había crecido de 172 a 251 millones de personas).

La zona oeste, donde la población es básicamente rural, está conformada por las provincias de Gansu, Guizhou, Qinghai, Shaanxi, Sichuan y Yunnan, y las regiones autónomas de Guangxi, Mongolia Interior, Ningxia, Tíbet y Xinjiang, a la que se suma el municipio de Chongqing. Ocupa el 71,4% de toda la superficie de China y apenas tiene el 28% de su población.

Planificación. Cuando Deng lanzó el trepidante desarrollo a principio de los años 1980, la brecha entre el oeste y el este perjudicó al primero, por ejemplo, manteniendo un costo del 33% para la radicación de inversiones extranjeras, mientras en las zonas especiales, que empezaron en las provincias costeras de Guangdong y Fujian, y se extendieron a 14 ciudades, era del 15%. Por otra parte, la autonomía para flexibilizar las normas que existía en las ciudades costeras para inversiones no era permitida en el oeste.

La desigualdad entre el este y el oeste no fue sorpresiva, ni siquiera fue una consecuencia no buscada, sino que fue planificada. Deng Xiaoping sabía que el desarrollo implicaría, por lo menos en una primera etapa, que una parte se desarrollaría más que el resto, como si fuera una locomotora. Si se quiere, la riqueza en China se ha estado distribuyendo con la lógica del derrame; ahora bien, si el derrame no funciona en el capitalismo, China trata de hacerlo funcionar controlándolo, forzando que aquello que rebasa vaya a los niveles inferiores y no se quede arriba.

En el primer año de este siglo China lanzó el Plan de Desarrollo del oeste, basado en una portentosa activación de la infraestructura, la promoción de la inversión extranjera, la retención de la población y el repoblamiento a través de la urbanización y los programas focales para terminar con la pobreza. Todo esto, asociado a un empeño ecológico, que tiene un carácter reparador, desde que el oeste se extiende sobre desiertos eternos o zonas extenuadas por la incesante agricultura que se hunde en la noche de los tiempos. Una estrategia central de la preservación ambiental ha sido la conversión de tierras agrícolas en bosques, cuya velocidad ha sido reconocido por organismos internacionales.

Entre 2000 y 2016, con inversiones en su zona oeste de cerca de 914.000 millones de dólares y el desarrollo de más de 300 grandes proyectos, China consiguió que participación de la región en el PBI creciera del 17% al 21%. El desequilibrio comienza a aliviarse. 

Compensación. El desarrollo del oeste que se ha planteado a principios de este siglo y que va a cobrando aceleración busca volver a la igualdad que instaló Mao, y también atiende los problemas fronterizos y los conflictos con las minorías étnicas que están todos en esa China postergada. Asimismo, allí están las mayores reservas de energía.

Por otro lado, cuando se empiezan a avizorar problemas económicos relacionados con el superdesarrollo de China, esos problemas están todos radicados en el este. El desarrollo del oeste puede significar el establecimiento de indispensables mecanismos de compensación a las dificultades del este.

El Global Times indica que “las empresas exportadoras en las regiones orientales de China han estado sufriendo las consecuencias de la pandemia, mientras que las provincias y regiones occidentales, por el contrario, han mostrado una fuerte resistencia y han informado de un crecimiento del PIB superior al nivel nacional en el primer trimestre”.

Finalmente, el medio evalúa que “la campaña de desarrollo occidental, a corto plazo, puede ofrecer un punto de apoyo favorable para los esfuerzos actuales de China de estabilizar el empleo y el mercado del país, entre otras. A largo plazo, también ofrece un nuevo punto de crecimiento para la economía de China en medio del complejo entorno económico mundial tras el brote de Covid19.”

Finalmente, está la BRI, la Iniciativa de la Franja y la Ruta. La dirección física de este proyecto participa sobre todo al oeste. No es si no por y desde el oeste que China se conectará con la Rusia que está al norte, Asia central y Europa que están al oeste, los países de Asia Menor, los países que conforma la Asean y, futuro del futuro, con la India. Si la reforma y apertura fue un segundo momento de la historia del socialismo de China, el desarrollo del este puede significar un movimiento de expansión interna, que a través de la BRI se proyecte hacia la comunidad internacional.

Argentina. Entre los argentinos que parecen estar más al tanto de esta situación, desde hace algunos años en la teoría y en este momento en el terreno, figura el embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, que en estos días habló sobre la inserción de Argentina en el desarrollo del oeste chino en el programa “Diálogos” del canal en español de la red china de televisión CGTN.

Vaca Narvaja explica que en el año que lleva de gestión, ha recorrido 16 provincias poniendo foco en la zona oeste. “Me ha impactado su rica diversidad cultural, en los alimentos, las idiosincrasias, las lenguas”, y explicó que China ha sabido integrar esa riqueza. También destacó la importancia de la ecología en la región, puntualizando el énfasis que pone China en la tecnología para su manejo del medio ambiente.

El embajador habló de la posibilidad de que Argentina instale un consulado en la ciudad de Chengdu, capital de la provincia de Sichuan, que de algún modo es el centro de toda la región del oeste. 

“Lo instalaríamos acompañando la estrategia china de hacer foco en el oeste, explicó. Y no seríamos los únicos: hay 14 consulados abiertos de diferentes países, incluido Chile en Chengdu”,  así como en la vecina ciudad de Chongqing hay un consulado de Uruguay”. 

Agregó el embajador que “por otra parte, la provincia de Sichuan está hermanada con la provincia de Buenos Aires, de manera que viabilizaríamos la relación entre las dos provincias. Además, Chengdu está inserta es un punto clave de la Ruta de la Seda y ofrece perspectivas para el turismo, el intercambio universitario y es un hub logístico. Nuestra intención es que en la visita presidencial que hará Alberto Fernández el año que viene a China, inaugure el consulado en Chengu”.

 Exportaciones. Vaca Narvaja destacó la importancia de Chengdu como hub logístico para las posibilidades exportadoras de las empresas argentinas. El consulado facilitaría la participación en ferias regionales, lo cual va ganando relevancia en la medida en que “China está cambiando sus pautas de consumo, demandando productos no tradicionales que nosotros podemos producir muy bien y en gran escala, como café, lácteos, carnes y otros”, un horizonte que plantea la necesidad de “desarrollar con las provincias una búsqueda inteligente, en el nivel subnacional, de diferentes perfiles de complementariedad”.

También mencionó que “es clave desarrollar una línea aérea directa entre Argentina y China, para lo cual podemos empezar con códigos compartidos. La pandemia nos dejó como experiencia los vuelos directos, entre Buenos Aires, Beijing y Shanghái, con escala en Nueva Zelanda. Chengu entraría en esa ruta como uno de los destinos. Se trata de un trabajo integral, no sólo en el aspecto del tráfico. Podríamos recibir mucho más turismo chino en Argentina y tendríamos un incremento importante en el comercio bilateral.”

Finalmente, Vaca Narvaja recordó que, ante la BRI (Iniciativa de la Franja y la Ruta), la Argentina “ya tomó la decisión de ingresar a esta iniciativa”, a la que calificó como “el plan de infraestructura más grande de la humanidad” y del cual destacó como características la cooperación mutua, la propuesta de un mundo multipolar y el hecho de que ampliará nuestra capacidad exportadora, potenciando así el desarrollo económico.

* Editor de la revista DangDai

Publicado en Perfil:

https://www.perfil.com/noticias/opinion/oeste-de-china-llega-el-futuro-del-gigante-asiatico.phtml

Oeste de China

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) 

AUDIO:

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, presenta la columna de geopolítica del Club de La Pluma, tratando los siguientes temas: -Las recientes elecciones en Alemania. -La proliferación de las armas nucleares. -Su conferencia en el III Congreso Internacional de Seguridad en la Universidad Nacional de Villa María (Arg.) y el -Narcotráfico y Crimen Organizado. 

Y comienza analizando el virtual empate electoral en Alemania, que obliga a forzosas alianzas electorales, con el riesgo cierto de una parálisis del gobierno, sobre todo en las decisiones estratégicas que debe tomar Alemania como motor de la Unión Europea y ante la postura estadounidense de relegar, al priorizar su frente del Pacífico (Anti China), con Inglaterra y socios de la Commonwealth. 

Luego aborda el tema del armamento nuclear global, que alcanza ya la cifra catastrófica de 14.000 explosivos nucleares en manos de las potencias, lo cual aseguraría la destrucción completa de la humanidad si estallase un conflicto. Y pone en tela de juicio los discursos de las grandes potencias sobre limitar sus arsenales y frenar una carrera armamentística, como lo demuestra el tratado AUKUS sobre submarinos nucleares entre EEUU, RU y Australia o el lanzamiento de un misil hipersónico por parte de Corea del Norte. Un panorama mucho más complicado que cuando se disolvió la Unión Soviética, por el reverdecer de conflictos entre las superpotencias, mientras dirimen el poder en el mundo.

A continuación, nuestro director hace una síntesis de su reciente conferencia en el Tercer Congreso de Seguridad de la Universidad Nacional de Villa María -Argentina- sobre Seguridad y Geopolítica. Una disertación que fue más allá de los aparatos represivos del estado y que abarcó la seguridad alimentaria, la seguridad económica, la seguridad industrial, la seguridad informática, y otras múltiples variantes que incluyen la  transcendental problemática del narcotráfico, mientras nos invita a “Conocer al Enemigo”  lo que significa investigar, profundizar y analizar todos los puntos de tan importante cuestión. 

Y para “Conocer al Enemigo”, Carlos rescata un informe suyo del año 2011 sobre la Geopolítica del Narcotráfico, con la desclasificación de 8.000 documentos norteamericanos reservados, sobre la utilidad de las drogas en sus operaciones internacionales, como  en “Las Contras Nicaragüense – Iraní” y nos recuerda que los mismos aviones que llevaban armas y tropas desde EEUU al sitio del conflicto, regresaban cargados de droga. La Mafia y el Crimen Organizado de hoy existe porque los criminales entendieron que era mejor trabajar bajo la protección de las autoridades corruptas.

A continuación nos hace viajar por la historia, con datos y argumentos de cuando Inglaterra desencadenó la Guerra del Opio contra China por el fabuloso negocio de imponer la droga en ese país, y como forma de control, de invasión y de dominio geopolítico. Y la Mafia se empoderó hace 100 años -1920 “Ley seca”- Y También de la coordinación con la mafia con la OSS la futura CIA para controlar los Puertos, los Sindicatos de los mismos para evitar, Huelgas, atentados, sabotajes y espionaje de parte del EJE durante la segunda guerra mundial y el apoyo “Aliado” a la invasión a Sicilia con el guiño de “los capos” locales. También de cómo potenció el cultivo de amapola en México para sus soldados, que se prolongó hasta las guerras de Corea y Vietnam y del traslado de esa producción a Tailandia, Laos y Birmania. (Triángulo de Oro). Y la invasión del mayor productor de Opio del mundo (85%) Afganistán en 2001, donde había 70.000 hectáreas dedicadas a la producción del opio, contra las 250.000 que hay ahora. 

Para finalizar, Pereyra Mele habla de las consecuencias del asunto sobre Latinoamérica, con el 8 % de la población mundial y siendo la región más desigual y más violenta del planeta, con el mayor número de asesinatos por el narcotráfico y del crimen organizado, mientras detalla el drama de cada uno de los países más afectados. 

Y se despide con algunas reflexiones, como que: -El problema está donde se lava el dinero y en los grupos financieros internacionales que lo permiten; -Que “El Enemigo” ha encontrado el modo de operar dentro de una cobertura estatal, -Y que la corrupción es el alma de toda esta espurrea criminalidad organizada, entre otras problemáticas. 

Eduardo Bonugli (Madrid, 03/10//21)

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) 

AUDIO:

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, inicia la columna de geopolítica del Club de La Pluma confirmando que la sexta cumbre de la CELAC celebrada en México ha puesto en juego la posibilidad de dejar de lado a la OEA, un organismo agotado al servicio de Washington, ante una realidad mundial con nuevos jugadores en ascenso y con el poder de EEUU en evidente ocaso. 

También se refiere a la 76ª Asamblea de la ONU, a la presencia del repudiado Jair Bolsonaro en su patética caricatura de adalid del anticomunismo y a la participación virtual del presidente de China con sus importantes reflexiones sobre la actualidad. Luego analiza el discurso de Biden, con sus promesas de no regreso a la guerra fría, de la hipótesis militar como última alternativa, de su visión del cambio climático, de los aportes prometidos para la lucha contra el Covid y de una inversión para combatir el hambre en el mundo, demasiada exigua si se compara con el gasto militar de EEUU. Un relato de buenas intenciones y muchas promesas, pero que viene de un país mal visto hasta por sus socios, que no cumple lo que firma y peligroso como ladero en sus intervenciones internacionales. 

A continuación, Pereyra Mele comenta un informe de la ONG británica Airways, que detalla los llamados «daños colaterales» o mejor dicho “asesinatos de civiles” del ejército norteamericano y sus aliados durante los últimos 20 años en Afganistán, Siria, Irak, Yemen, Somalia y Libia, que podrían haber provocado unos 48.000 muertos civiles, de los que Washington reconoce muy pocos, mientras los califica simplemente de «errores». Y da el ejemplo del ocurrido el 28 de Agosto, cuando 14 civiles afganos (7 niños) fueron brutalmente asesinados por sus misiles, a lo que siguió la simple excusa de “un error”, inútiles disculpas y falsas promesas de investigación. Lo que demuestra que la llamada «Guerra Infinita y sus ataques quirúrgicos precisos y fulminantes» han sido en realidad una gigantesca matanza de civiles y un total fracaso operativo. También se refiere a las consecuencias que esto provoca, a los infernales campos de concentración diseminados por Asia y a la hipocresía europea, que sermonea con los derechos humanos, mientras paga a países fronterizos para que cierren el paso a esas personas que todavía creen que Occidente es sinónimo de dignidad humana. 

Luego se extiende en un detallado informe del prestigioso especialista médico sanitario, analista político y colaborador de Dossier Geopolítico, Antonio Mitre, sobre los escalofriantes datos que confirman que EEUU es el país más contagiado por Covid y con más muertes en el mundo en las últimas cuatro semanas. Donde resalta el fracaso de su política de vacunación y el cinismo de pretender erigirse en un supuesto «Tribunal Mundial Científico de la Pandemia» declarando la guerra a la vacuna rusa Sputnik, prohibiendo el ingreso al país de personas inmunizadas con ese fármaco, presionando a Europa para que haga lo mismo y también a la OMS para que no le otorgue la aprobación sanitaria. Una actitud que nuestro director tilda de engreída y patética para un imperio en decadencia y repliegue. 

Y en lo geopolítico, Carlos analiza la rápida y agobiante evolución de los acontecimientos mundiales, que casi no permiten asimilar tanta información y nos recuerda que hubo un orden mundial que duró 100 años (Tratado de Viena) y que llegó a su fin en 1914. Por ello nos detalla esa historia a partir de la primera guerra mundial, que a su vez llevó a la tumba a otros imperios anteriores, del posterior reparto geográfico y de poder, del colapso de la URSS que dejó a EEUU como único hegemón mundial y del sueño de que “el siglo XXI sería el siglo de Norteamericana” al mando de un poder absoluto y definitivo. 

Pero la realidad del 2021 ha impuesto otra verdad. Una multipolaridad tripartita indiscutible, con potencias en ascenso, con el repliegue mundial de EEUU, con sus alianzas en crisis, con la decadencia europea y con el surgir de nuevos poderes económicos y estratégicos en Asia, como la Asociación de Cooperación de Shanghái, el Banco Asiático de Inversión, la Unión Económica Euroasiática, la Asociación Integral y Regional, y el gigantesco proyecto chino de la Ruta de la Seda, que en su conjunto certifican el trascendental cambio en la cúspide del poder internacional. 

Un mundo nuevo que Latinoamérica debe comprender para ser parte de él por sus propias capacidades y para dejar de ser un furgón de cola sin más. 

Eduardo Bonugli (Madrid, 26/09//21)

GEOPOLITICA

Un artículo excelente de Pepe Escobar, que describe las bases históricas, culturales, económicas y políticas de la inexorable integración de Eurasia, hecho global que sin dudas cambiará la fisonomía del mundo tal como lo conocemos DOSSIER GEOPOLITICO

LA CONSOLIDACIÓN EUROASIÁTICA PONE FIN AL MOMENTO UNIPOLAR DE LOS EEUU

Pepe Escobar, 22 de setiembre, Asia Times

La cumbre del vigésimo aniversario de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) en Dushanbe, Tayikistán, consagró nada menos que un nuevo paradigma geopolítico.

Irán, ahora miembro de pleno derecho de la OCS, recuperó su papel tradicionalmente destacado en Eurasia, tras el reciente acuerdo comercial y de desarrollo de 400.000 millones de dólares alcanzado con China. Afganistán fue el tema principal, y todos los actores estuvieron de acuerdo en el camino a seguir, como se detalla en la Declaración de Dushanbe. Y todas las vías de integración euroasiática están convergiendo ahora, al unísono, hacia el nuevo paradigma geopolítico y geoeconómico.

Llámelo una dinámica de desarrollo multipolar en sinergia con la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China.

La Declaración de Dushanbe fue bastante explícita sobre los objetivos de los actores euroasiáticos: “un orden mundial más representativo, democrático, justo y multipolar basado en principios universalmente reconocidos del derecho internacional, diversidad cultural y de civilizaciones, cooperación mutuamente beneficiosa e igualitaria de los estados bajo la función de coordinación de la ONU «.

A pesar de todos los inherentes desafíos inherentes al rompecabezas afgano, el martes (21 de septiembre) surgieron señales esperanzadoras, cuando el ex presidente afgano Hamid Karzai y el enviado de paz Abdullah Abdullah se reunieron en Kabul con el enviado presidencial ruso Zamir Kabulov, el enviado especial de China Yue Xiaoyong y el enviado de Pakistán. enviado especial Mohammad Sadiq Khan.

Esta troika – Rusia, China, Pakistán – está a la vanguardia diplomática. La OCS llegó a un consenso de que Islamabad coordinará con los talibanes la formación de un gobierno inclusivo que incluya a tayikos, uzbecos y hazaras.  

La consecuencia inmediata más evidente de que la OCS no solo incorporó a Irán, sino que también tomó al toro afgano por los cuernos, con el apoyo total de los «stans» de Asia Central, es que el Imperio del Caos ha sido completamente marginado.

Desde el suroeste de Asia hasta Asia central, un reinicio real tiene como protagonistas a la OCS, la Unión Económica de Eurasia, el BRI y la asociación estratégica Rusia-China. Irán y Afganistán, los eslabones perdidos hasta ahora, por diferentes razones, ahora están completamente incorporados al tablero de ajedrez

En una de mis frecuentes conversaciones con Alastair Crooke, un destacado analista político, evocó una vez más El leopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa : todo debe cambiar, por lo que todo debe permanecer igual.

En este caso, la hegemonía imperial, como la interpreta Washington: “En su creciente enfrentamiento con China, un Washington despiadado ha demostrado que lo que le importa ahora no es Europa sino la región del Indo-Pacífico”. Ese es el terreno privilegiado de Cold War 2.0.

La posición de reserva para los EE. UU., que posee poco potencial para contener a China después de haber sido casi expulsado del corazón de Eurasia , tenía que ser un juego de poder marítimo clásico: el «Indo-Pacífico libre y abierto», completo con Quad y AUKUS, toda la configuración dio vueltas a la muerte como un «esfuerzo» para intentar preservar la menguante supremacía estadounidense.  

El marcado contraste entre el impulso de integración continental de la OCS y la táctica de “todos vivimos en un submarino australiano” (mis excusas para Lennon-McCartney) habla por sí solo. Una mezcla tóxica de arrogancia y desesperación está en el aire, sin ni siquiera una pizca de patetismo para aliviar la caída.

El Sur Global no está impresionado. Al dirigirse al foro en Dushanbe, el presidente ruso Vladimir Putin comentó que la cartera de naciones que llaman a la puerta de la OCS era enorme.

Egipto, Qatar y Arabia Saudita son ahora socios del diálogo de la OCS, al mismo nivel que Afganistán y Turquía. Es bastante factible que se les unan el próximo año Líbano, Siria, Irak, Serbia y docenas de otros.   

Y no se detiene en Eurasia. En su oportuno discurso a la CELAC , el presidente chino, Xi Jinping, invitó a no menos de 33 naciones latinoamericanas a formar parte de las Nuevas Rutas de la Seda Eurasia-África-Américas.

Recuerda a los escitas

Irán, como protagonista de la OCS y en el centro de las Nuevas Rutas de la Seda, ha sido restaurado a un papel histórico legítimo. A mediados del primer milenio a. C., los iraníes del norte dominaban el núcleo de las estepas de Eurasia central. En ese momento, los escitas habían emigrado a la estepa occidental, mientras que otros iraníes de la estepa hicieron incursiones tan lejanas como China.  

Los escitas, un pueblo iraní del norte (o «este»), no eran necesariamente guerreros feroces. Ese es un estereotipo burdo. Muy pocos en Occidente saben que los escitas desarrollaron un sofisticado sistema de comercio, como lo describe Herodoto, entre otros, que unía a Grecia, Persia y China.

¿Y por qué es eso? Porque el comercio era un medio fundamental para sustentar su infraestructura sociopolítica. Herodoto se dio cuenta porque en realidad visitó la ciudad de Olbia y otros lugares de Escitia.

Los persas llamaban a los escitas Saka, y eso nos lleva a otro territorio fascinante: los sakas pueden haber sido uno de los principales antepasados ​​de los pastunes en Afganistán. 

¿Qué hay en un nombre – escrito? Bueno, multitudes. La forma griega Scytha significaba «arquero» del norte de Irán. Así que esa era la denominación de todos los pueblos iraníes del norte que vivían entre Grecia en Occidente y China en Oriente.

Ahora imagine una red de comercio internacional muy ocupada desarrollada en todo el corazón, con el enfoque en Eurasia central, por los escitas, los sogdianos e incluso los Xiongnu, que siguieron luchando contra los chinos de forma intermitente, como se detalla en las primeras fuentes históricas griegas y chinas. .

Estos euroasiáticos centrales comerciaban con todos los pueblos que vivían en sus fronteras: eso significaba europeos, asiáticos del sudoeste, asiáticos del sur y asiáticos del este. Fueron los precursores de las múltiples Rutas de la Seda antiguas.

Los sogdianos siguieron a los escitas; Sogdiana era un estado grecobactriano independiente en el siglo III a . C., que abarcaba áreas del norte de Afganistán, antes de que fuera conquistado por nómadas del este que terminaron estableciendo el imperio Kushan, que pronto se expandió hacia el sur hasta la India.

Zoroastro nació en Sogdiana; El zoroastrismo fue enorme en Asia Central durante siglos. Los kushan, por su parte, adoptaron el budismo: y así fue como el budismo llegó finalmente a China.

En el siglo I d.C., todos estos imperios de Asia Central estaban vinculados, a través del comercio a larga distancia, con Irán, India y China. Esa fue la base histórica de las múltiples y antiguas Rutas de la Seda, que unieron a China con Occidente durante varios siglos hasta que la Era de los Descubrimientos configuró el fatídico dominio del comercio marítimo occidental. 

Podría decirse que, incluso más que una serie de fenómenos históricos interconectados, la denominación «Ruta de la Seda» funciona mejor como metáfora de la conectividad intercultural. Eso es lo que está en el corazón del concepto chino de New Silk Roads. Y la gente promedio en todo el corazón lo siente porque está impreso en el inconsciente colectivo en Irán, China y todos los «stans» de Asia Central.

Venganza del corazón

Glenn Diesen, profesor de la Universidad del Sudeste de Noruega y editor de la revista Russia in Global Affairs, se encuentra entre los pocos académicos destacados que están analizando en profundidad el proceso de integración de Eurasia.

Su último libro explica prácticamente toda la historia en su título: Europa como la península occidental de la Gran Eurasia: regiones geoeconómicas en un mundo multipolar.

Diesen muestra, en detalle, cómo una región de la Gran Eurasia, que integra Asia y Europa, se está negociando y organizando actualmente con una asociación chino-rusa en el centro. Los instrumentos de poder geoeconómico de Eurasia están formando gradualmente la base de una superregión con nuevas industrias estratégicas, corredores de transporte e instrumentos financieros. En todo el continente euroasiático, estados tan diferentes como Corea del Sur, India, Kazajstán e Irán están avanzando en varios formatos para la integración de Eurasia ”.

La Asociación de la Gran Eurasia ha estado en el centro de la política exterior rusa al menos desde el foro de San Petersburgo en 2016. Diesen señala debidamente que, “aunque Pekín y Moscú comparten la ambición de construir una región euroasiática más grande, sus formatos difieren. El denominador común de ambos formatos es la necesidad de una asociación chino-rusa para integrar Eurasia «. Eso es lo que quedó muy claro en la cumbre de la OCS.

No es de extrañar que el proceso moleste enormemente al Imperio, porque la Gran Eurasia, liderada por Rusia-China, es un ataque mortal contra la arquitectura geoeconómica del atlantismo. Y eso nos lleva al debate nido de víboras en torno al concepto de «autonomía estratégica» de la UE con respecto a los EE. UU. eso sería esencial para establecer una verdadera soberanía europea y, finalmente, una integración más estrecha dentro de Eurasia.

La soberanía europea es simplemente inexistente cuando su política exterior significa sumisión a la dominatriz de la OTAN. La humillante y unilateral retirada de Afganistán junto con el AUKUS sólo anglosajón fue una ilustración gráfica de que al Imperio le importan un comino sus vasallos europeos.        

A lo largo del libro, Diesen muestra, en detalle, cómo el concepto de Eurasia que unifica a Europa y Asia «ha sido a lo largo de la historia una alternativa al dominio de las potencias marítimas en la economía mundial centrada en los océanos», y cómo «las estrategias británicas y estadounidenses han sido profundamente influenciadas ”por el fantasma de una Eurasia emergente,“ una amenaza directa a su posición ventajosa en el orden mundial oceánico ”.

Ahora bien, el factor crucial parece ser la fragmentación del atlantismo. Diesen identifica tres niveles: el desacoplamiento de facto de Europa y Estados Unidos impulsado por la ascendencia china; las alucinantes divisiones internas en la UE, reforzadas por el universo paralelo habitado por eurócratas de Bruselas; y por último, pero no menos importante, la «polarización dentro de los estados occidentales» provocada por los excesos del neoliberalismo.

Bueno, justo cuando pensamos que estamos fuera, Mackinder y Spykman nos devuelven. Siempre es la misma historia: la obsesión angloamericana de prevenir el surgimiento de un «competidor» (Brzezinski) en Eurasia, o una alianza ( Rusia-Alemania en la era Mackinder, ahora la asociación estratégica Rusia-China) capaz, como dice Diesen, «de luchar por el control geoeconómico lejos de las potencias oceánicas».

Por mucho que los estrategas imperiales sigan siendo rehenes de Spykman, que dictaminó que Estados Unidos debe controlar la periferia marítima de Eurasia, definitivamente no es AUKUS / Quad el que lo va a lograr.

Muy pocas personas, tanto del Este como del Oeste, pueden recordar que Washington había desarrollado su propio concepto de Ruta de la Seda durante los años de Bill Clinton, luego cooptado por Dick Cheney con un giro de Pipelineistan y luego dando vueltas a Hillary Clinton, quien anunció su propia Ruta de la Seda. sueño en la India en 2011.

Diesen nos recuerda cómo Hillary sonaba notablemente como un proto-Xi: “Trabajemos juntos para crear una nueva Ruta de la Seda. No es una vía única como su homónima, sino una red internacional y una red de conexiones económicas y de tránsito. Eso significa construir más líneas ferroviarias, carreteras, infraestructura energética, como el gasoducto propuesto para correr desde Turkmenistán, a través de Afganistán, a través de Pakistán y la India «.

¡Hillary hace Pipelineistan! Bueno, al final, no lo hizo. La realidad dicta que Rusia está conectando sus regiones de Europa y el Pacífico, mientras que China conecta su costa este desarrollada con Xinjiang, y ambas conectan Asia Central. Diesen lo interpreta como Rusia «completando su conversión histórica de un imperio europeo / eslavo a un estado civilizacional euroasiático».

Así que al final volvemos a… los escitas. El concepto predominante de neo-Eurasia revive la movilidad de las civilizaciones nómadas, a través de la mejor infraestructura de transporte, para conectar todo entre Europa y Asia.

Podríamos llamarlo La venganza del Heartland: son los poderes que construyen esta nueva Eurasia interconectada. Dígale adiós al efímero momento unipolar de Estados Unidos posterior a la Guerra Fría.

FUENTE ASIA TIMES

Roberto de la Madrid entrevista a Francisco Javier Fernandez Martinez Lopez desde Madrid y Jorge Santa Cruz desde Mexico. Sobre el tema: EVERGRANDE Aclaran que los supuestos planteos queridos por «occidente» de una supuesta caida de China como ocurrio con el crack de Lehman Brothers 

Estimados no esperen un derrumbe en el corto y mediano plazo de la economía china como anhelan en EEUU; yo diría que es solo eso un anhelo de un país dueño de una descomunal deuda, la mayor del mundo que va perdiendo su hegemonía global. Yo pediría que nos concentremos en ver el creciente acercamiento de China hacia América Latina y el Caribe en términos de influencia y poder competir fuertemente con EEUU en la región, sobe todo en el campo económico y comercial. La estrategia de acercamiento responde a un plan de los chinos que lleva por lo menos 20 años de desarrollo que empezó con el incremento del comercio bilateral, siguiendo luego con las inversiones crecientes en los países, luego los acuerdos mas amplios como los tratados de asociación estratégica integral para la cooperación como el que firmó en 2014 CK con Xi, los acuerdos de adhesión a la iniciativa del Cinturón y la Ruta con la mayoría de los países de la región desde 2016, la cooperación por la pandemia con casi todos ellos ( la llamada ruta de la seda de la salud con gran entrega de vacunas), que hace que Xi sea el único mandatario de un país que no pertenece a la región de un discurso en la sesión inaugural de la reunión 2021 de la CELAC. China si que tiene una política de estado para América de habla hispana, y una paciencia estratégica infinita y no coercitiva para llevarla adelante, el 50% de los capitales de Evergrande es de capitales extranjeros. DOSSIER GEOPOLITICO     http://spanish.news.cn/2021-09/20/c_1310199094.htm 

Parte1

Parte 2

Parte 3