Marcelo Muñoz, autor del libro 'China ha vuelto para quedarse'
Marcelo Muñoz, autor del libro ‘China ha vuelto para quedarse’ JB escritor y empresario: “Ignoramos el pasado de China como primera potencia porque nos creemos más civilizados”

Por Javier Biosca Azcoiti

Una pipa de opio original de China cuelga de la pared junto a una de sus máscaras tradicionales. En el otro extremo de la habitación hay un cuadro de Qin Shi Huang, primer emperador de China, y enfrente, una serie de fotos enmarcadas en las que Marcelo Muñoz aparece junto a diferentes autoridades del país asiático. Durante décadas, este economista y filósofo de formación ha estado yendo y viniendo de China, donde ha tenido múltiples negocios, y su despacho es una buena muestra de ello.

A sus 87 años, es presidente emérito de la asociación Cátedra China y ha publicado recientemente el libro ‘China ha vuelto para quedarse’, una conversación con sus amigos chinos sobre la segunda potencia mundial: desde la historia imperial y su filosofía política, al cambio climático y la situación de los uigures. La visión de sus interlocutores y del propio Muñoz se aleja mucho de la percepción existente en Europa y EEUU, acercándose en ocasiones a la posición oficial del Gobierno de Pekín. Muñoz insiste una y otra vez en la necesidad de una aproximación entre la UE y China que se aleje de la confrontación que, según él, propone Washington.

El libro se estructura en torno a la idea del regreso de China como potencia mundial y argumenta que en Occidente ignoramos ese pasado de China como primera fuerza del planeta ¿Podría desarrollar esta idea?

Europa no existía para China. En la época de Augusto, el PIB del Imperio Romano era aproximadamente el 8% del PIB mundial y el PIB de China representaba el 21%. Xi’an, que fue capital durante 12 dinastías tenía más de dos millones de habitantes y Roma no llegaba al millón. La inauguración de la ciudad de Pekín, por ejemplo, fue fastuosa y duró dos años. 300 naves chinas fueron recogiendo dignatarios de todo el mundo y no había ni uno europeo porque no consideraban que Europa fuese potencia de ninguna clase. Nuestra idea de que somos el centro del mundo allí es precisamente al contrario. Los datos históricos rompen todos nuestros esquemas. Lo que pasa es que no se quieren expresar.

¿Por qué dice que no se quieren expresar?

Porque somos muy chulos. Los europeos nos creemos el centro del mundo, los más civilizados, nos creemos la única filosofía que existe en la historia… Lo ignoramos porque nos consideramos superiores.

¿Por qué Europa no dialoga con China? Porque considera que nuestro sistema es infinitamente superior y Estados Unidos, mucho más. ¿Es superior? Vamos a discutirlo. El sistema económico chino es completamente contrario al de Occidente y contrario al neoliberalismo. Y les va bien. Todo eso se quiere ignorar porque aquí el mantra es que nosotros tenemos la solución para todo. Nuestra solución del Fondo Monetario y el resto de instituciones es inapelable, dogmática y única. Sin embargo, existe otra solución, que es la China. Discutamos si es mejor o peor, pero no podemos decir que no hay otra solución porque esa fórmula está teniendo un éxito apabullante en todos los terrenos. Nos van a superar en todas las tecnologías dentro de poco.

Nuestra idea de comunidad internacional está representada por el 16% de la población mundial ¿Qué orden internacional hay? El de Occidente. La mayor parte del mundo no acepta más que a la fuerza esa comunidad ficticia que hemos creado para dominar el mundo

¿Ve posible una futura apertura democrática en China?

Lo que ellos dicen es que no quieren la democracia liberal occidental. Ni hoy ni mañana ¿Y entonces? O los fusilamos a todos porque no son demócratas o dialogamos con ellos.

Desde el punto de vista de la Asociación Nacional de Derechos Humanos, que es un organismo oficial, la Carta de Naciones Unidas sobre los derechos humanos es la base de la ética política global y la única institución con autoridad para defender esos principios. Esa carta enumera, según ellos, 143 derechos humanos –sanidad, educación, vivienda…– y la mayor parte son derechos sociales y económicos. Lo que argumentan es que hay que analizar dónde se cumplen mejor cada uno de esos derechos, si en China o en Occidente. Por ejemplo hoy el 42% de los jóvenes en China llega a la universidad y para 2030 será el 60%.

Luego están los derechos políticos, como el derecho de asociación, de reunión… Ellos dicen que defienden esos derechos desde su concepción de la política, basada en la ética confuciana, que a su vez se basa en poner en el centro a la persona humana. Si es mejor o peor, ellos están dispuestos a debatirlo. En China no hay dogmas religiosos ni políticos porque la política no es deísta. Es decir, el concepto de religión no existe y ningún dios tiene autoridad para imponer a la persona humana una moral.

Nosotros consideramos que nuestro sistema de democracia liberal es el mejor posible y ellos consideran que su sistema de ética confuciana y lo que llaman democracia participativa es el mejor posible. Mi convicción como conocedor del tema y como filósofo es que entre la filosofía confuciana y la filosofía europea de la Ilustración hay cantidad de conexiones posibles y coincidencias en los valores éticos de la sociedad humana. Ese es el diálogo que yo creo que tendría que promover la Unión Europea.

Dice que no quieren la democracia liberal, ¿qué pasa con Hong Kong? ¿No está China reprimiendo a la fuerza las ansias democráticas y de libertad de prensa de los hongkoneses?

El diálogo tiene que basarse en la idea de que son dos mundos distintos. Como segunda potencia mundial, tenemos que dialogar con China aceptando la realidad de que es un sistema distinto y lo seguirá siendo. La UE lo califica de rivalidad sistémica, pero eso significa que dos se pelean por imponerse el uno al otro. La realidad es que la UE sí intenta imponer su sistema sobre China, pero China no intenta imponer el suyo a la UE. En Hong Kong, Pekín ha recuperado la soberanía que había perdido por el colonialismo y esa soberanía la utiliza en el marco de su sistema. Que no estamos de acuerdo, que no nos gusta, que no dejan libertades… esa es la diferencia de sistema y sobre la que tenemos que establecer un diálogo sin imposiciones.

Hay precisamente un artículo del libro en el que habla de las relaciones Unión Europea y China. ¿Está Bruselas haciendo seguidismo de la política estadounidense respecto a Pekín?

Hay un seguidismo total. Como ciudadano europeo, me da vergüenza que no tengamos una política autónoma respecto a Estados Unidos. La Unión Europea tiene la obligación de dialogar con China más que Estados Unidos. La capacidad de la Unión Europea como potencia mundial para dialogar con China es grandísima y es una pena que todo sean recelos. Recelos de que China crece económicamente, tecnológicamente y científicamente. De que China se impone en el mundo.

¿Por qué la Unión Europea se niega a participar en el macroproyecto chinos de la Ruta de la Seda, que para España sería beneficioso? ¿Por qué el Gobierno español se niega a crear en Algeciras un centro de distribución de productos para Europa y África? ¿A qué viene ese recelo como ciudadano europeo? No solo protesto, me avergüenzo. Hay cerrazón a hablar de China como un posible interlocutor del que se puede aprender algo.

¿Por qué?

Porque nos consideramos superiores, ricos, guapos y más civilizados.

¿Cuál es su análisis de la posición china en la invasión de Ucrania?

China tiene su política geoestratégica respecto a Ucrania, la cual no coincide con la de Washington. China está en contra de las sanciones porque no sirven para nada e incluso son contraproducentes. Pekín aboga por el diálogo y esa postura no coincide con la de Occidente, pero China defiende el respeto de las fronteras, la soberanía nacional y está en contra de la agresión de Rusia a Ucrania. Está políticamente en contra de todo lo que está haciendo Putin, pero no está a favor de la política de Washington de sanciones y más guerra.

Parece difícil sentarse a negociar con alguien que quiere quedarse buena parte de tu territorio.

Si somos europeos, sí. Una cosa que aprendí en China a poco de llegar es que todo es negociable. La política de China es la negociación para buscar la armonía. El libro ‘El arte de la guerra’, de Sun Tzu, y tan estudiado en centros occidentales, es realmente el arte de la negociación. Esa es la filosofía confuciana que impregna toda la estrategia política de China. Aquí no lo entendemos. Si hay dogmas políticos o religiosos no se puede dialogar, pero ellos no los tienen.

¿Cómo se aplica esa búsqueda constante de diálogo en Taiwán? Recientemente hemos visto varias muestras de fuerza por parte de China

China defiende la ley internacional y, según la ley internacional y varias resoluciones de la ONU, Taiwán es parte de China. Lo normal es que vuelva a la soberanía china, aunque no nos guste. El general estadounidense McArthur, al que apodaron el virrey de Japón después de la Segunda Guerra Mundial, dijo: “El portaaviones más eficaz que tenemos frente al comunismo chino es Taiwán, que es un portaaviones insumergible”. Eso lo han mantenido durante décadas. ¿Cómo se puede consentir internacionalmente que Estados Unidos esté de acuerdo con la política de una sola China y al mismo tiempo arme y financie a los separatistas de Taiwán? Hipocresía pura.

¿De dónde ha salido esa reforma que ha levantado a una cuarta parte de la humanidad? Cuando llegué en el 78, China era la potencia 120 en el mundo. Hoy es la segunda. Mañana, la primera. ¿Cómo lo han hecho? Eso es lo que no nos preguntamos

Hace unos días EEUU publicó su estrategia de seguridad nacional, en la que describe a China como una de las principales amenazas capaz de cambiar el orden internacional y con la intención de convertirse en primera potencia mundial. Empezando por lo más básico, ¿es China una amenaza para el sistema internacional?

¿Quién es la comunidad internacional? Desde el punto de vista europeo occidental, la comunidad internacional es el Fondo Monetario, el G-7… Es decir, Occidente. Pero la comunidad internacional también es China, África e India, que cada uno tiene un 20% de la población mundial. Y eso sin contar al resto de Asia y Latinoamérica. Sin embargo, nosotros no los incluimos. Nuestra idea de comunidad internacional está representada por el 16% de la población mundial. ¿Qué orden internacional hay? El de Occidente. Y China, al igual que India, Latinoamérica y África, no está de acuerdo con ese orden. La mayor parte del mundo no acepta más que a la fuerza esa comunidad internacional ficticia que nosotros hemos creado desde la Segunda Guerra Mundial con unos organismos muy potentes económicos y políticos para dominar el mundo como Occidente.

¿Qué impacto puede tener la prohibición de venta a China de chips fabricados por EEUU?

Lo tiene. La guerra tecnológica de EEUU empezó ya con Trump para segar la hierba a todos los avances de la tecnología china. Hay una parte del desarrollo tecnológico que depende de los microchips, una tecnología muy sofisticada que tienen pocos países, entre ellos China, Taiwán (por eso el interés de Estados Unidos en la isla), EEUU y la UE. Pero existe una interdependencia global en el suministro de los microchips necesarios para el desarrollo de las tecnologías más avanzadas y si se corta la cadena de suministro, nos perjudica a todos.

Estados Unidos quiere cortar las alas al desarrollo tecnológico chino. Su objetivo estratégico es frenar a China. ¿Qué sentido tiene un país que se imponga como objetivo frenar a la cuarta parte de la humanidad? Es absolutamente apolítico, inhumano e inmoral. ¿De dónde ha salido esa reforma que ha levantado a una cuarta parte de la humanidad? Cuando llegué en el 78, China era la potencia 120 en el mundo. Hoy es la segunda. Mañana, la primera. ¿Cómo lo han hecho? Eso es lo que no nos preguntamos. 

¿Se pueden sacar alguna conclusión concreta del congreso del Partido Comunista chino?

La conclusión más clara es que van a seguir una política antineoliberal en lo económico; van a seguir una política de desarrollo de las diversas formas de participación ciudadana, es decir, lo que ellos entienden por democracia; van a reforzar el objetivo ‘Made in China 2025′, que pretende situar a China en el centro del desarrollo tecnológico global en 2025’; y tienen el programa de la Nueva Ruta de la Seda, que es el exponente más claro de la posición de China a nivel global.

Desde 2013, en que se inaugura la nueva Ruta de la Seda, se ha invertido cada año en los proyectos de infraestructuras 1 billón de dólares. Pero no lo ha invertido solo China, sino también los países que participan en el proyecto, bancos internacionales que están interesados en el proyecto y bancos nacionales.

Esa programación de conectividad global es un gran proyecto de Xi Jinping. Por eso tiene tanto éxito y va a seguir. Porque la gente lo aplaude. Se dice que Xi se ha impuesto, que vuelve el poder de Mao y todas esas cosas, pero Xi Jinping ha conectado a China con la Organización de cooperación de Shanghai, con la ASEAN… Está creando una realidad multilateral como no existía antes. 

En la época de Augusto, el PIB del Imperio Romano era aproximadamente el 8% del PIB mundial y el PIB de China representaba el 21%

¿Cuál es su análisis de la expulsión del expresidente Hu Jintao del congreso?

Estas reuniones se preparan al milímetro y no se escapa ningún detalle. Esto, por tanto, no se ha escapado. Según la versión que me cuentan desde China, este hombre, que fue un mandatario muy sereno y tranquilo, está en un proceso de senilización muy agudo. Dudaron mucho si incluirlo en el congreso, pero no querían dejarlo fuera. Lo que se ha dicho de disidencia es totalmente inverosímil e históricamente estas cosas en China no se hacen así.

¿Cuál es su opinión sobre lo que Pekín está haciendo en Xinjiang con la minoría de los uigures? La ONU ha condenado en su informe «graves violaciones de derechos humanos».

El problema del yihadismo está en la teocracia. China no tiene religión y, por tanto, no depende de ningún dios. “Apártate de dioses y supersticiones”, dijo ya Confucio. El yihadismo es imponer en el mundo un gobierno dirigido por Dios y por las leyes divinas. En Xinjiang, que es una región próspera y potente en términos de riqueza, los uigures, que son musulmanes, forman el 50% de la población. Ahí se ha infiltrado el yihadismo desde Afganistán y Pakistán.

La estrategia antiterrorista de Occidente son las guerras. Y todas han fracasado, cuestan un dineral, miles de muertos y en Afganistán no se ha solucionado el yihadismo, sino que se ha acentuado. Según la estrategia de China, esto no es un problema de guerra, sino ideológico y de filosofía. Hay que combatir la teocracia del islamismo ¿Cómo? Vamos a reunir a los uigures y darles clases políticas para descubrirles que el yihadismo es una trampa. Están teniendo clases de reeducación. Esa es su estrategia antiterrorista, ¿que viola los derechos humanos? ¿No estáis de acuerdo? ¿y vuestras guerras antiyihadistas no van contra los derechos humanos? Debatamos cuál de las dos estrategias es la menos dañina.

FUENTE: ElDiario.es https://www.eldiario.es/internacional/marcelo-munoz-escritor-empresario-ignoramos-pasado-china-primera-potencia-creemos-civilizados_128_9651267.html

Como académico, solamente espero que de todo lo que está sucediendo seamos capaces de sacar lecciones aprendidas. Aunque podría cambiar el verbo “esperar” por el verbo “desear”. Porque, en realidad, no espero nada. Lo planteo porque ya teníamos lecciones aprendidas y no han servido de nada. Por Josep Baqués (*)

Uno de los principales exponentes de la geopolítica del siglo XX, Nicholas Spykman, exponía, en plena Segunda Guerra Mundial, lo que su país (los EE. UU.) debería hacer para evitar una Tercera Guerra Mundial, con base en diversas consideraciones geopoliticas. Porque una de sus principales obsesiones era evitar que las inercias de la guerra arrastraran a los EE. UU a nuevos conflictos, tan devastadores como las dos grandes guerras del siglo XX.

Pero Spykman no razona en abstracto, sino que lo hace a partir de la obra de Mackinder, quien, a su vez, parte de que la zona más importante del mundo, por su acumulación de territorios llanos sin apenas obstáculos, recursos naturales, materias primas y población, es lo que en 1904 definió como “área pivote” y, más adelante, en 1919, tras una ampliación de sus contornos, como Heartland.

Delimitación del “área pivote” y demás espacios en 1904. Fuente: Mackinder, 1904: 312

Esa versión definitiva, se extendería en dirección al Cáucaso, en lo que concierne a su frontera occidental, de modo que se prolonga algo más hacia poniente, incorporando toda la cuenca del Caspio, ciertamente, pero también la del Mar Negro (e incluso Turquía) mientras que hacia el Norte hace lo propio con Escandinavia, integra la costa Báltica, y en el centro de Europa engulle buena parte de la actual Alemania (Mackinder, 1919: 130; 1943: 597).

Extensión del Heartland, ampliada en 1919. Fuente: Mackinder, 1943: 130

Pero, mientras Mackinder creía que el Heartland era una inmensa ciudadela natural, prácticamente inexpugnable desde el mar, Spykman advierte de la mayor relevancia de los Estados del Rimland, que son los ubicados en un primer cinturón que bordea el Heartland, de Oeste a Este, contando con una franja europea-occidental (que va desde Francia y España hasta Grecia, pasando por Italia), otra arábiga (que comienza en Oriente Medio) y otra asiática o “monzónica” (con especial protagonismo de la costa china). De este modo, el propio Spykman indica que su Rimland equivale al inner crescent de Mackinder (ver mapa). Eso es así, a su entender, porque esos Estados litorales también acumulan mucho territoio, población y recursos, y porque, sobre todo, podrían dar salida a las riquezas del Heartland. Además, por su vocación híbrida, o anfibia, serían los que podrían atenazar a los propios EE. UU. (cosa que no sucede con los Estados meramente continentales del Heartland, mientras se hallen encerrados en su ciudadela).

No en vano, Spykman habla de que su país estaría siendo objeto de un cerco estratégico en potencia, a partir del Rimland europeo y del Rimland asiático. En los cálculos de Spykman estaba el hecho de que los recursos de los EE. UU. (materias primas, fuentes de energía, población, manufacturas), aunque importantes, todavía eran claramente inferiores a los que acumulaba el Heartland y, por ende, a los que una potencia del mismo, con salida al Rimland, podría emplear, en caso de un conflicto armado.

Por consiguiente, el Rimland pasaría a ser el auténtico epicentro de la política mundial. Si Mackinder opinaba que quien controle el Este de Europa, controla el Heartland y, a partir de ahí, controla el mundo, Spykman plantea una importante variante de esta teoría: a su entender, quien controla el Rimland, controla el Heartland y, desde esa atalaya, ciertamente, controla el mundo. Como puede apreciarse, sin perjuicio de la utilidad general de esta aproximación, Spykman está pensando constantemente en los problemas que deberían enfrentar los EE. UU. en función de estos parámetros.

Fuente: Spykman, 1944: 59

Por ello, el papel de Washington al decidirse a entrar en la Primera Guerra Mundial fue tratar de evitar que Alemania saliera al mar a través del Rimland europeo (cosa nada inverosímil, atendiendo a su alianza con los imperios austro-húngaro, que alcanzaba territorios marítimos como la actual Croacia; así como con el imperio otomano, de indudable vocación mediterránea). A su vez, la participación de los EE. UU en la Segunda Guerra Mundial vino dada por la misma sensación (Spykman, 1944: 45) con respecto a una Alemania que ya controlaba los puertos franceses de la costa atlántica, a lo que se sumaba lo que pudiera aportar Italia en el mediterráneo, y que, en el otro extremo del Rimland, Japón ya había desembarcado en China (por Manchuria) en la década de 1930, favoreciendo esa conexión entre los espacios del Heartland y los del Rimland, que tanto preocupaba a Spykman, mientras amenazaba con llegar a la India a costa del ya muy desgastado imperio británico. Ni un atisbo, por cierto, de alianzas basadas en valores compartidos u otros criterios de corte idealista.

Dicho lo cual, lo que busca Spykman es el modo de establecer un equilibrio de poder de tal tipo, que, sin necesidad de acudir al expediente de otra guerra, en la que se vean involucrados los EE. UU., permita garantizar una paz duradera, disuadiendo a los poderes del Rimland de cualquier aventura y evitando, en lo posible, cualquier tentativa de conexión entre el Heartland y el Rimland.

La pregunta es, claro está, ¿cómo lograrlo? De acuerdo con su planteamiento, los EE. UU. deben mantener una “presión de bloqueo” (potencial) sobre quienes lo rodean, en términos geopolíticos. Pero, para que eso sea efectivo, necesita aliados. En Europa, claramente, Gran Bretaña. No es por afinidad histórica (que, por cierto, no existía) ni siquiera por afinidad cultural, sino por puro interés de los británicos, siempre celosos del surgimiento de una gran potencia en la Europa continental. Mientras que en Asia, además de mantener sus bases en Alaska y las Filipinas, apunta a la conveniencia de mantener una buena relación con Rusia. Porque el peor problema para China, o, para Japón, es verse en la tesitura de enfrentar, a la vez, la presión de una potencia marítima como los EE. UU. y de una potencia continental como Rusia. Entonces, lo que debería hacerse para garantizar la paz es proteger el equilibrio de poder en Europa (Spykman, 2007: 128), apoyándose para ello tanto en Gran Bretaña como en la URSS (Spykman, 2007: 61). A su vez, para que la potencias asiáticas no decidan lanzarse al mar para expandir sus dominios, resulta fundamental que no sólo noten la presencia en el mar de las potencias marítimas continentales, sino que, además, noten el aliento de una potencia continental que les obligue a echar la vista atrás (literalmente).

El planteamiento de Spykman ha sido continuado, a su manera, por el que probablemente sea el mayor experto en geopolítica de finales del siglo XX: Brzezinski. Este estadounidense de estirpe polaca también nos dejó algunas recetas básicas para conducir la política exterior de su país, aunque quizá sería más propio aludir a la definición de una gran estrategia para su país.

La idea básica que sostiene se basa en que los EE. UU. mantengan una buena relación con sus aliados de los dos extremos del Rimland (en Occidente, integrados en la OTAN y, en Asia, a partir de sendos tratados bilaterales) haciéndose necesario para su seguridad. Pero, sobre todo, que la gran estrategia de los EE. UU. debe dirigirse a impedir que países como Rusia y China se unan -aunque añade que esa unión sería especialmente peligrosa si, además, se les uniera Irán- (Brzezinski, 1998: 48). En el fondo, pues, se trata de una receta muy similar a la de Spykman, porque a Brzezinski le preocupa que China (la nueva gran potencia asiática) incremente sus opciones de salir al mar y que, a partir de esa confluencia entre Estados del Heartland y del Rimland, se genere un potencial que constituya desde un primer momento una amenaza para el liderazgo de los EE. UU y, quizá, a partir de ahí, en un futuro no tan lejano, una amenaza a su seguridad. Por ello, Brzezinski apunta que esa es una condición sine qua non para Washington.

Una vez conocidas las tesis de Spykman y de Brzezinski en lo que concierne al tema que nos ocupa, es el momento de sazonarlas con las de Grygiel. Ya que este experto desarrolla un magnifico análisis histórico que nos permite entender las líneas maestras de la política exterior china desde hace siglos. No es una cuestión coyuntural, ni que tenga nada que ver con quién gobierna en Pekín.

En efecto, la tentativa china de salir a aguas abiertas, tan vigente en la actualidad, no es en verdad nada nuevo. Hace muchos siglos sus buques mercantes y de guerra ya circunnavegaron el subcontinente indio y bordearon la costa africana, hasta el Cabo de Buena Esperanza, y más allá. Sin embargo, en el siglo XV, esa expansión allende los océanos languidece hasta desaparecer sin apenas dejar rastro. ¿Por qué? Muy sencillo: la reorientación de su gran estrategia, que algunos pueden catalogar, simplemente, como introspección fue debida a la presión ejercida por los mongoles en el interior de China. El legado más evidente de ello es la reconstrucción, en esas fechas, de la Gran Muralla. El punto de inflexión definitivo fue la derrota china en la batalla de Tu Mu, en al año 1449, que costó la vida a medio millón de chinos y mostró su tremenda fragilidad ante los ataques procedentes del interior. En resumen, y en palabras de Grygiel…

“Cuando, a mediados del siglo XV, la estrategia de la dinastía Ming falló en su intento de asegurar su frontera Norte, el imperio fue obligado a retirarse del mar, dejando un vacío que fue ocupado por los piratas europeos, China comenzó su declive en los siglos XVI y XVII, en particular respecto a los Estados europeos, que rápidamente se expandieron  a lo largo de las rutas marítimas asiáticas” (Grygiel, 2006: 124).

Entonces, ¿qué significa esto? Pues, lógicamente, que si China se siente política y militarmente presionada desde el Norte, al tener que poner los cinco sentidos en la defensa de esa frontera, deja de perseverar en la búsqueda de salidas a mares abiertos. Cosa que coincide, por añadidura, con una de las tesis fundamentales de Mahan: la enorme dificultad de ser una potencia marítima cuando deben vigilarse amplias fronteras interiores, máxime si los Estados que la comparten son auténticas potencias. En sus propias palabras:

“si una Nación está situada de tal manera que no se ve obligada a defenderse por tierra ni puede pensar en extender su territorio de igual forma, al tener que dirigir todos sus designios hacia el mar lleva ya en sí una ventaja positiva con relación a otros pueblos que puedan tener alguna frontera continental” (Mahan, 2007: 98).

Visto lo cual, parece evidente que, en nuestros días, la potencia que podría jugar ese mismo papel, en sustitución de los mongoles es, precisamente, Rusia

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A lo que hay que añadir que, en nuestros días, Rusia y China tienen sus propios problemas en la zona. Por un lado, ambos se disputan los favores de Kazajstán, en teoría en la órbita rusa, pero que es un eslabón fundamental de la franja terrestre de la Nueva Ruta de la Seda. Por otro lado, ambos mantienen un contencioso, nunca bien cerrado, en la frontera siberiana, habida cuenta de que Rusia incorporó a su espacio de soberanía extensos territorios siberanos a mediados del siglo XIX, que hasta entonces habían pertenecido a China. El problema, para Moscú, estriba en que desde Pekín recuerdan que en la fecha de la firma de esos Tratados, China era poco más que un Estado fallido, de modo que la firma se habría producido en unas condiciones de desigualdad tales, que bien podría decirse que estamos ante tratados nulos de pleno derecho. Si a todo lo anterior le sumamos la penetración masiva de trabajadores chinos en ciudades reivindicadas por China, tan importantes como Vladivostok, el cóctel contra los intereses rusos se antoja especialmente peligroso. Claro que si la ampliación de la OTAN hacia el Este (sin freno) ha arrojado a Rusia a los brazos de China, es evidente que todo este escenario ha pasado a un segundo plano. El hecho, por lo demás, que la OTAN haya terminado ubicando a China en su lista de amenazas (de acuerdo con las pretensiones de Washington, y aunque eso no sea necesariamente lo que conviene a todos los demás aliados), no contribuye a otra cosa que no sea estrechar los lazos entre Moscú y Pekín, dando con ello al traste con lo que comentan Spykman, Brzezinski o Grygiel.

En definitiva ¿qué punto tienen en común las tesis de Spykman. Brzezinski y Grygiel? Que a los EE. UU. les saldría más a cuenta mantener una buena relación con Rusia. Pero no solo por el hecho en sí de que, digámoslo así, le conviene tener una buena relación con todos. Nada de eso. Estamos hablando de geopolítica, no del mundo feliz. Le conviene, precisamente, para balancear a China que es, a la larga (o no tanto, pues los años pasan, y las grandes tendencias son las que son) la principal competidora por la hegemonía mundial.

Pero… ¿qué tiene que ver todo eso con lo que han venido haciendo los EE. UU? La respuesta más amable nos dice que nada.

Pero la más real nos dice que sí, que hay una relación: porque los EE. UU. han estado haciendo justo lo contrario de lo que recomiendan quienes más saben de geopolítica. Y, total, ¿para qué? Para terminar implicados (siquiera sea, al menos por el momento, indirectamente) en una nueva guerra europea, en suelo ucraniano, en oposición a Rusia, para desgastar a Rusia, mientras China es una de las grandes beneficiarios, al no sufrir desgaste alguno, además de que el desgaste que sí está sufriendo Rusia dejará a los rusos, durante lustros, en disposición de convertirse en poco menos que un vasallo (lo digo así, por emplear el típico lenguaje de Brzezinski) de China. Pero eso no es especialmente interesante ni para los EE. UU, ni para Occidente, a tenor de todo lo dicho.

Porque, el problema de no leerse a los clásicos, o de no hacerles caso, comienza, lógicamente, mucho antes de que estallara la guerra de Ucrania. La ampliación sin fin de la OTAN hacia el Este ha sido (y es) un problema. Porque arroja a Rusia a los brazos de China que es, precisamente, lo que se debería evitar. Los argumentos del tipo de que si un Estado democrático quiere entrar en la OTAN, hay que recibirlo con los brazos abiertos es, en clave geopolítica, un sinsentido. La OTAN debe decidir a quién admite (o no) en función de criterios de seguridad (de sus socios actuales), basados en una adecuada noción de una gran estrategia. La OTAN no es una ONG. Y no entro en si Ucrania merece algún crédito como sistema político liberal-democrático, que creo que merece poco. Pero, para mi argumento, eso es poco relevante. Aunque lo fuera: la OTAN no es la ONU y debe tomar sus decisiones con la cabeza fría, sin dejarse llevar por (presuntos) idealismos de funestes consecuencias prácticas.

Llegados a este punto, el lector poco avezado dirá, supongo, que Spykman, Brzezinski y Grygiel deben ser prorrusos. Pero, notoriamente, no es el caso. ¡Nada más lejos de la realidad! Simplemente, se trata de gente inteligente, formada (como pocos) que aman a su país (los EE. UU) y, sobre todo, que no subordinan sus análisis a las típicas demagogias, tópicos y superficialidades de la política cotidiana.

Por mi parte, tampoco soy prorruso, aunque, a decir verdad, no soy proestadounidense, ni pro nada, salvo pro España, que es mi país, al que quiero. En ese sentido, sé reconocer a mis aliados, y los EE. UU. lo son, ciertamente. Ahora bien, no veo más que seguidismo respecto a su gran estrategia, que creo errada. Por ello, me he animado a escribir estas líneas, a modo de reflexión personal. Porque creo, sinceramente, que la lealtad bien entendida no consiste en no cuestionar aquello que contenga demasiados flecos, o errores patentes. Más bien, consiste en advertir a los aliados dónde puede haber un problema y, en su caso, qué hace para corregirlo. Tal es la intención que subyace a este artículo.

Las causas de la inopia de buena parte de las elites políticas occidentales está, no solamente en su escasa formación para la geopolítica y las relaciones internacionales, sino también en que la poca que les llega, llega de teorías que operan en el ámbito de lo políticamente correcto, pero despegadas de la realidad.

Pondré un par de ejemplos:

Algunos se han encargado de alimentar, de modo expreso, la sensación de que el análisis de la geopolítica estaba obsoleto, ya que, decían, “previene la existencia de un conflicto donde no lo hay” (Chowdhury y Kafi, 2015: 8). Para más inri, resulta que ambos autores se estaban entrometiendo con la teoría de Mackinder, en particular, empleándolo a modo de símbolo y muestra de la presunta decadencia de los análisis de geopolítica, y se referían al escenario de Europa del Este, ahora en llamas.

Mucho más preocupante es, por sus enormes pretensiones (de sentar cátedra) la que elabora a conciencia un viejo conocido nuestro, John Ikenberry, a la sazón un inteligente experto proveniente del campo del institucionalismo liberal que, en un artículo dedicado exclusivamente a esta misión, aparecido en 2014, refleja su opinión acerca de que la geopolítica tiende a ser “alarmista”, ya que sus divulgadores no asumen la capacidad de los EE. UU. Para atraer al campo liberal a China, Rusia, e Irán” (Ikenberry, 2014: 80).

Quienes se dedican a la geopolítica no habrían entendido la preeminencia creciente del proyecto de democracia liberal-capitalista, ni tampoco que, a consecuencia de ello, “Rusia ya está parcialmente integrada en la economía mundial mientras que China está profundamente integrada en ella” (Ikenberry, 2014: 87 y 84, respectivamente).

¿Qué decir al respecto? Sin duda, que contiene un lamentable (desde una perspectiva académica con pretensiones de cientificidad) exceso de idealismo, que aleja a los críticos de la geopolítica de la realidad. O, quizá, también, que mientras escribo estas líneas, veo en televisión que Corea del Norte ha lanzado otro misil balístico hacia Japón que, con un poco de suerte, caerá en el mar, así como que Putin arrecia en su amenaza de emplear armas nucleares en la guerra de Ucrania, sin que eso disuada a la Casa Blanca de alinearse con todas las peticiones de Zelenski.

En los últimos tiempos, la ideología (en el peor sentido de la palabra) ha penetrado en los análisis (o pseudoanálisis) geopolíticos. Es lo peor que nos puede pasar. No porque los valores no sean importantes (que lo son) sino porque no se deben mezclar ambas cosas. Si se mezclan, el precio a pagar es que ya no tenemos análisis geopolítico que valga, aunque mucha gente emplee la palabra mágica, “geopolítica”, muchas veces sin conocimiento de causa.

(*) Josep Baqués Josep Baqués es Profesor de Ciencia Política en la Universidad de Barcelona y Subdirector de Global Strategy

Bibliografía

Brzezinski, Zbigniew (1998). El gran tablero mundial. La supremacia estadonunidense y sus imperativos geoestratégicos. Barcelona: Paidós.

Chowdhury, Suban y Kafi, Abdullah (2015). “The Heartland Theory of Sir Halford John Mackinder: Justification of Foreign Policy of the United States and Russia in Central Asia”. Journal of Liberty and International Affairs, 1 (2): 1-13.

Grygiel, Jakub (2006). Great Powers and Geopolitical Change. Baltimore: John Hopkins University.

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FUENTE GLOBAL STRATEGY https://global-strategy.org/geopolitica-guerra-ucrania/

El presidente ruso, Vladímir Putin, toma parte en la sesión plenaria del Club Internacional de Debates Valdái. El jefe de Estado pronuncia un extenso discurso y luego responde a las preguntas de los expertos.

El mandatario ruso calificó así la situación mundial actual: los que están en el poder quieren vivir sin reglas.

«El ‘orden basado en reglas’ propuesto por Occidente está diseñado para permitirle vivir sin reglas en absoluto», declaró Vladímir Putin.

El presidente recordó también sus propuestas a Occidente sobre el fomento de la confianza: en sus palabras, habían sido «dejadas de lado». A eso agregó que los acontecimientos en el mundo continúan desarrollándose en un escenario negativo, escalando hacia una crisis sistémica en varias áreas.

«No hay posibilidad de quedarse de brazos cruzados: la crisis afectará a todo el mundo, así que no hay que hacerse ilusiones. Hay dos caminos: o se aplasta a todo el mundo, o todos juntos encontraremos soluciones que ayuden a llevar nuestro mundo a la seguridad», apuntó Putin.

En cuanto a la crisis doctrinal del ‘modelo norteamericano’, el mandatario comentó que «no tienen nada más que ofrecer al mundo. Afirmó que no solo Europa y EEUU tienen derecho a elegir su propio camino geopolítico, sino también Asia, y por supuesto, Rusia.

«Si EEUU y los países de la UE tienen este derecho, los países asiáticos, los estados islámicos, las monarquías del golfo Pérsico, los Estados de otros continentes también lo tienen. Por supuesto, nuestro país, Rusia, también tiene este derecho, y nadie podrá dictar a nuestro pueblo qué tipo de sociedad y sobre qué principios debemos actuar», dijo Putin.

Afirmó que antes, solo algunos países se permitían discutir con EEUU, era una sensación, «ahora es un lugar común, con muchos países que dicen no a Washington, aunque este intente presionar a todos. Los pueblos del mundo no harán la vista gorda ante la política de coacción que todo el mundo puede ver. Occidente tendrá que pagar un precio cada vez más alto por esto».

Según Putin, Rusia no se considera enemiga de Occidente, pero hay que entender que «hay dos Occidentes»: los valores tradicionales (cristianos, católicos, islámicos) y los valores agresivos, coloniales y neoliberales. Rusia nunca soportará los dictados de este último Occidente, en sus palabras.

Además, el alto funcionario añadió que Rusia no desafía a las élites de Occidente, sino que defiende su derecho al libre desarrollo. En su opinión, el significado del momento histórico actual es que todos los Estados se enfrentan a la posibilidad de una vía de desarrollo original y democrática.

«La nueva ley debe ser original, libre y justa. El proceso de formación de nuevas plataformas financieras es inevitable; no deben depender de un único centro de Gobierno. Hará falta un gran esfuerzo por parte de muchos países, pero se puede hacer», explicó, señalando que Occidente está utilizando ahora el dólar «como un arma».

Putin declaró también que la dominación de Occidente está llegando a su fin y que el mundo unipolar se estaba convirtiendo en algo del pasado. Se avecina la década más imprevisible y peligrosa «desde la Segunda Guerra Mundial».

«El cambio de hitos es un proceso doloroso pero inevitable, el futuro orden mundial está tomando forma ante nuestros ojos, y debemos escuchar a todos sin imponer una sola verdad a nadie», enfatizó Putin.

Concluyó su discurso diciendo que solo juntos se puede construir una «sinfonía de la civilización mundial».

La cultura «de cancelaciones»

El presidente afirmó que Occidente bloquea el «libre desarrollo creativo» de otras civilizaciones e impone su propio estilo de desarrollo.

«Es la cultura occidental la que se supone que es universal, lo dicen explícitamente y se comportan como tal. Con sus políticas insisten en que estas reglas deben ser aceptadas por todos los participantes en la comunicación internacional», señaló Putin.

Según él, incluso en el punto álgido de la Guerra Fría, a nadie se le ocurrió negar la existencia de la cultura y el arte de sus oponentes.

«Los nazis eran los que quemaban libros y ahora los libros de Dostoievski son prohibidos por los padres de esta sociedad liberal. La abolición de la cultura roba toda la vida y la creatividad, y la propia ideología liberal ha cambiado hasta volverse irreconocible. Inicialmente el liberalismo significaba la libertad de cada persona, pero en el siglo XX se discutió que la libertad de la sociedad tiene enemigos. Ahora se llegó a un punto en el que cualquier punto de vista es declarado mentira y propaganda», puso de ejemplo Putin.

«Las intrigas del Kremlin»

El presidente se sorprende de que ahora todo se achaque a las «intrigas y tejemanejes del Kremlin», y afirma que las autoridades rusas no son tan omnipotentes. Recuerda lo que decían Dostoievski y otros «grandes pensadores» en el siglo XIX.

«Dostoievski seguirá vivo. Y Tchaikovski. Y Pushkin. No importa quién lo quiera», dijo Putin, refiriéndose a quienes intentan culpar de todo a las «intrigas del Kremlin».

Según el presidente, nadie recordará sus nombres después.

«En Occidente dicen que no hay alternativa a la democracia. Es cierto, se referían al modelo occidental. Rechazaron todos los demás modelos con arrogancia. Ven a todos los demás como gente de segunda categoría y a ellos mismos como excepcionales», señaló Putin.

Aseveró también que Occidente patrocinó el golpe de Estado de 2014 en Ucrania y el asesinato del militar iraní Qasim Soleimaní.

El desarrollo del progreso tecnólogico

Vladímir Putin calificó la actual política económica exterior de Occidente de «no progreso, sino esclavitud«. Explicó que el desarrollo tecnológico no debe aumentar la desigualdad global, sino reducirla, y así es como Rusia está aplicando su política. El comercio mundial debe beneficiar a la mayoría, «no a las corporaciones individuales superricas», aseveró.

Según Putin, Rusia está creando industrias en territorios extranjeros, en lugar de construir plantas, y al hacerlo está dando a otros países un verdadero avance en su desarrollo tecnológico.

La estructura de la ONU

El presidente cree que es necesario reflexionar sobre la estructura de la ONU: debe reflejar la diversidad de las regiones del mundo.

«Muchos líderes europeos se ven obstaculizados por la creencia de que los europeos son mejores que los demás. No se dan cuenta de que se convirtieron en vasallos, a menudo sin voto, por culpa de esta arrogancia», destacó Putin.

La operación militar especial

No es Rusia, sino Occidente quien provocó la situación actual en el mundo y los acontecimientos en Ucrania, incluida la operación militar especial, señaló el presidente.

«No hemos sido nosotros, sino Occidente, el que nos ha llevado a la situación actual, a lo que está ocurriendo en Ucrania. ¿Fuimos nosotros los que realizamos un golpe de Estado allí, que condujo a una serie de trágicos acontecimientos, incluida nuestra operación militar especial?», cuestionó Putin.

El mandatario destacó que todo el mundo «ignoró por completo nuestros problemas de seguridad, el año pasado nos mandaron a lo lejos».

«Nos ignoraron. También es importante que las autoridades ucranianas hayan renunciado públicamente a los acuerdos de Minsk. Otros funcionarios han dicho explícitamente que no tenían intención de hacerlo, y el expresidente de Ucrania dijo que había firmado pero que no creía que se fuera a aplicar. Para nosotros significaba que teníamos que hacer algo en cuanto a Donbás. La gente lleva ocho años viviendo bajo los bombardeos», explicó Putin las razones para poner en marcha la operación especial militar», especificó.

El objetivo más importante de la operación especial rusa es ayudar a Donbás, subrayó Putin.

«La RPL ha sido completamente liberada, las mismas actividades se están llevando a cabo en la República de Donetsk. Es evidente que los habitantes de estos territorios ven su futuro junto a Rusia, ¿cómo no íbamos a responder? El objetivo es el mismo: ayudar a las personas que viven en el Donbás. Y lo que planea el Estado Mayor no es el caso cuando es necesario hablar de ello en detalle», reveló.

El uso de armas nucleares

Rusia nunca dijo nada de forma proactiva sobre el uso de armas nucleares, reiteró Putin. El objetivo del alboroto de hoy sobre las amenazas nucleares es primitivo: los intentos de Occidente de presionar a todo el mundo han quedado en nada hasta ahora, y buscan nuevos argumentos, explicó el presidente ruso.

«Mientras existan las armas nucleares, existe el peligro de que se utilicen. El propósito del alboroto actual sobre las amenazas nucleares es muy primitivo. Este dictado de los países occidentales, el intento de presionar a los participantes en las comunicaciones internacionales, acaba en nada. Buscan argumentos adicionales para explicar que todos debemos estar juntos contra Rusia. Estimular la posibilidad de utilizar armas nucleares se utiliza para lograr estos objetivos: influir en nuestros aliados. Decirles lo terrible que es Rusia, no cooperar con ellos, no comprarles nada, no venderles nada», puntualizó.

En cuanto a la central nuclear de Zaporozhie, según Vladímir Putin, nadie en Occidente dice que los ucranianos están bombardeando y organizan un escándalo culpando a Rusia.

«Se habla constantemente de lo que hacemos en la central nuclear de Zaporozhie. ¿Qué hacemos allí? Insinúan que la estamos bombardeando. ¿Están locos? La controlamos, nuestras tropas están allí», se sorprendió Putin.

Putin cree que Ucrania y Occidente están provocando una nueva ronda de enfrentamientos con Rusia al agitar la posibilidad de un conflicto nuclear.

«Aceptamos que los expertos del OIEA se quedaran allí. Viven justo en el territorio, pueden ver con sus propios ojos quién dispara, de dónde vienen los proyectiles. Pero nadie habla de las tropas ucranianas, sino que arman un escándalo, culpando a Rusia. ¡Esto no tiene sentido!», expresó el mandatario ruso.

¿Existe alternativa al sistema financiero actual?

«Es un gran error por parte de EEUU utilizar el dólar como un arma. Esto socava fundamentalmente la confianza en el dólar y en otras divisas. Todo el mundo se pregunta si vale la pena mantener las reservas de divisas en dólares. Es muy difícil salir de este sistema y todo el mundo está pensando», explicó el presidente.

Putin postuló que el sistema financiero debe ser independientedespolitizado y basado en los sistemas financieros de los principales países del mundo y todos los países deben gozar de un desarrollo soberano y sus decisiones deben ser respetadas.

«Si se establece esto, las instituciones de ayuda internacional trabajarán eficazmente para ayudar a los países que necesitan apoyo. La educación y la transferencia de tecnología serán posibles. Si todo esto se conjuga, el modelo económico del propio sistema financiero estará en el interés de la mayoría», declaró.

La creación del centro de gas en Turquía

Putin reveló que había propuesto al presidente turco Recep Tayip Erdogan la creación de un centro de gas en su país. Rusia y Turquía tienen muchos intereses similares en el turismo, la construcción y la agricultura, por lo que Erdogan no permite que los líderes de otros países «se le sienten en el cuello».

«El presidente Erdogan nunca se deja llevar por los intereses de terceros países. Pero, por supuesto, defiende sus propios intereses por encima de todo en su diálogo con nosotros. En este sentido, Turquía en general y el presidente Erdogan en particular no son socios fáciles. Muchas soluciones nacen en esas largas y difíciles disputas y negociaciones. Pero hay un deseo por ambas partes de llegar a estos acuerdos. Y normalmente llegamos a esos acuerdos. En este sentido, Erdogan es, por supuesto, un socio coherente y fiable», señaló Putin.

Sobre Erdogan dijo que es un «líder fuerte y sólido que se guía principalmente, si no exclusivamente, por los intereses de Turquía, el pueblo turco y los intereses de la economía turca».

En gran medida, en opinión de Putin, esto explica su posición tanto en cuestiones energéticas como en la construcción del Turk Stream.

Las relaciones ruso-chinas

Rusia trata a China como un amigo íntimo y tiene un gran respeto por las tradiciones y la cultura de ese país, declaró Putin.

«En cuanto a las relaciones entre Rusia y China, adquirieron un nivel de apertura, confianza mutua y eficacia absolutamente sin precedentes en los últimos años, en las últimas décadas», dijo el jefe de Estado ruso.

Destacó que Rusia y China están trabajando en todos los ámbitos.

«Tratamos a China y al pueblo chino como un amigo íntimo, con gran respeto por su cultura y tradiciones», subrayó él.

El presidente ruso también expresó su confianza en que Rusia alcanzará los 200.000 millones de dólares en el comercio con China; las partes están avanzando hacia este objetivo incluso más rápido de lo que pensaban. Según él, Rusia tiene el mayor volumen de negocios con China, y está creciendo a un ritmo muy rápido. Este ritmo se ganó incluso antes de las restricciones y la redistribución de los flujos de productos básicos hacia Asia y China.

«Hemos fijado ciertos objetivos junto con mi amigo, él lo dice de mí, y yo lo considero mi amigo, el Sr. Xi Jinping, para un determinado nivel de facturación comercial. Definitivamente lo alcanzaremos, estamos avanzando hacia él a un ritmo mayor del que habíamos previsto», indicó Putin.

No olvidó, además, comentar la situación en torno a Taiwán, asegurando que Taiwán es una parte inalienable de China, tal y como siempre reconoció Rusia.

«Taiwán es, sin duda, una parte integrante de la República Popular China. Siempre hemos mantenido esta posición, y no cambia», declaró. Según el mandatario, Rusia califica como una provocación la visita de altos cargos de EEUU al archipiélago.

Las relaciones con la India

Rusia y la India nunca tuvieron problemas difíciles y siempre se han apoyado mutuamente, incluso ahora, informó el presidente ruso Vladímir Putin.

«Tenemos una relación especial con la India, causada o construida sobre la base de unas relaciones muy estrechas y aliadas desde hace muchas, muchas décadas. Nunca hemos tenido —quiero subrayar esto: nunca y ningún— problema difícil con la India. Siempre nos hemos apoyado mutuamente», dijo Putin en la sesión plenaria.

Putin expresó su confianza en la continuidad de la amistad con la India.

«Esto es lo que está ocurriendo ahora. Estoy seguro de que continuará en el futuro», añadió el jefe de Estado. Rusia aumentó el suministro de fertilizantes a la India en 7,6 veces a petición de este país, informó Putin.

Resaltó que el primer ministro Modi le pidió que aumentara el suministro de fertilizantes, que es muy importante para la agricultura india.

«Y lo hemos hecho. ¿Por cuánto cree usted que es? En 7,6 veces más!», resaltó.

Lazos con Brasil

Rusia mantiene buenas relaciones tanto con el actual como con los anteriores dirigentes de Brasil, y Moscú no interfiere en las elecciones de ese país, apuntó el mandatario.

«Estamos en buenos términos con el Sr. Lula. Estamos en buenos términos con el Sr. Bolsonaro. No interferimos en los procesos políticos internos [de Brasil], eso es lo más importante», expuso.

Destacó que Rusia considera a Brasil como el socio más importante en América Latina y hará todo lo posible para desarrollar las relaciones en el futuro.

Las situaciones con las dos Coreas

La decisión de Corea del Sur de suministrar armas a Ucrania destruirá sus relaciones con Rusia, comunicó el presidente ruso.

«Tenemos muy buenas relaciones con la República de Corea. Y siempre hemos podido dialogar tanto con la República de Corea como con la República Popular Democrática de Corea. Pero ahora sabemos que la República de Corea ha decidido suministrar armas y municiones a Ucrania. Esto destruirá nuestras relaciones», aseveró Putin.

En cuanto a Corea del Norte, Vladímir Putin puntualizó que el problema nuclear de Corea del Norte se debe a la falta de voluntad de diálogo y a una actitud grosera.

«En cuanto al problema nuclear de Corea del Norte, en mi opinión, este problema también radica, ¿saben en qué? En falta de voluntad de diálogo. Una actitud absolutamente grosera hacia los intereses de Corea del Norte. Incluso en el ámbito de la seguridad. Después de todo, prácticamente todo estaba acordado en un momento dado. Y los líderes norcoreanos aceptaron, de hecho, las propuestas de Estados Unidos sobre cómo resolver este problema, incluido el componente nuclear. No, en el último momento, la parte estadounidense cambió su posición y obligó a los dirigentes norcoreanos a abandonar los acuerdos alcanzados», explicó él.

También hizo una pregunta retórica:

«¿Cómo se sentiría la República de Corea si reanudáramos la cooperación con Corea del Norte en este ámbito? ¿Eso le haría feliz? Les pido que presten atención a esto», dijo.

Putin se ha reunido tradicionalmente con los participantes en las reuniones anuales del Club de Valdái desde su fundación.

Este año el Club de Debates Valdái se celebra del 24 al 27 de octubre en Moscú. Su tema es El mundo poshegemónico: justicia y seguridad para todos. El programa de los tres días de reunión incluye un número récord de sesiones: 17, a las que asisten políticos y expertos rusos y extranjeros.

A la reunión del Club de Debates Valdái de este año asisten 111 expertos, políticos, diplomáticos y economistas de 41 países. El cambio de la situación geopolítica y la renovación del sistema de asociación de Rusia influyeron en la representación geográfica de los invitados. Los participantes de Oriente Medio y el Magreb, Asia, América Latina, África y la Comunidad de Estados Independientes (CEI) están mucho más representados este año. Además, también participan representantes de varios países occidentales.

FUENTE SPUTNIK https://sputniknews.lat/20221027/putin-participa-en-la-sesion-plenaria-del-club-de-debates-valdai-1131880702.html

Por M.K.Bhadrakumar  26 de octubre

El ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, expone la conspiración de la ‘bomba sucia’ de Ucrania y sus mentores occidentales Algo tiene que cambiar en Ucrania, seguro. La petición de 30 legisladores estadounidenses de izquierda del Partido Demócrata del presidente Joe Biden el lunes en busca de un acuerdo negociado con Rusia para poner fin a la guerra de Ucrania es un evento extraordinario.

En el Congreso de los Estados Unidos, forman parte de un bloque de casi 100 miembros llamado el Caucus Progresista del Congreso, presidido por Pramila Jayapal, representante del estado de Washington. Son una multitud heterogénea de socialistas democráticos y autodenominados “capitalistas progresistas”, pero lo que los jefes de los partidos no pueden ignorar es que se interponen en el camino del gigante trumpista y su potencial para derrotar al trumpismo puede ser crucial en 2024. 

Por lo tanto, la discreta respuesta inicial de la administración Biden a su alegato sobre Ucrania no puede tomarse como la última palabra. Al menos en las últimas 48 horas, no ha habido diatribas contra ellos en los comentaristas estadounidenses. 

Hicieron cuatro elementos clave en su carta dirigida al presidente Biden

    Washington debería explorar “esfuerzos diplomáticos enérgicos en apoyo de un acuerdo negociado y un alto el fuego” en la guerra en la que Estados Unidos ha gastado decenas de miles de millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses en asistencia militar. 

    Dichos esfuerzos deben estar cargados al frente con “conversaciones directas con Rusia”. 

    Un marco para la paz debe incluir “incentivos para poner fin a las hostilidades, incluido algún tipo de alivio de las sanciones , y reunir a la comunidad internacional para establecer garantías de seguridad para una Ucrania libre e independiente que sean aceptables para todas las partes, en particular los ucranianos”. [Énfasis añadido.]

    La guerra está abierta de par en par, a pesar de la narrativa occidental. “La alternativa a la diplomacia es la guerra prolongada, con sus certezas concomitantes y sus riesgos catastróficos e incognoscibles”.

Los signatarios habrían sido conscientes de que, aunque la Administración de Biden sigue una política de línea dura, las cosas pueden cambiar si las elecciones intermedias arrojan una derrota aplastante para los demócratas. 

También intervienen varios factores extraños. Para empezar, la visita planificada del canciller alemán Olaf Scholz a China se produce poco después de la presentación de la Estrategia de Seguridad Nacional de EE. UU. en Washington, que visualizaba a China como el enemigo.  Los europeos disienten.

El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a los EE. UU. que tomaran la iniciativa para comprometerse con el Kremlin, haciéndose eco de lo que ha estado exigiendo el primer ministro húngaro, Viktor Orban. Hay descontento en Europa, duramente golpeada por la crisis económica, de que las compañías petroleras estadounidenses están “especulando la guerra”.

Oculta bajo el radar está la verdad oculta de que Ucrania es un caso perdido con una economía que no funciona. Estados Unidos no puede esperar que los aliados europeos mantengan esa economía a flote. 

Mientras tanto, una acumulación militar rusa masiva indica planes para lanzar una gran ofensiva dentro de unas pocas semanas con el objetivo de poner fin a la guerra en los términos de Moscú.

Sin embargo, encajar con todo esto es un desarrollo impensable que arroja sombras sobre el tándem de EE. UU. y el Reino Unido que navega en la guerra de Ucrania, lo que puede convertirse en el factor decisivo definitivo. 

Lo que surge es que la visita secreta del ministro de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, la semana pasada a Washington fue más en respuesta a una convocatoria de la Casa Blanca que a una iniciativa británica. Wallace dijo en un tono sombrío cuando se iba que había cosas que discutir que eran demasiado delicadas. 

En cualquier caso, tras la avalancha de llamadas telefónicas del sábado del ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, con sus homólogos francés, británico y estadounidense sobre la posibilidad de que Ucrania utilice una «bomba sucia» en la guerra, los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Estados Unidos y el Reino Unido emitió rápidamente una declaración conjunta en la que rechazaba las “acusaciones transparentemente falsas de Rusia” y lo llamó “un pretexto para la escalada”. 

No obstante, actuando sobre la acusación rusa, se le ha dicho al OIEA que lleve a cabo una investigación. El secretario de Estado, Antony Blinken, se reunió el lunes con Rafael Grossi , director general de la agencia, y “dio la bienvenida a la disposición del OIEA para visitar Ucrania”. 

Blinken también habló con Stoltenberg el lunes y, por extraño que parezca, “pidió la unidad occidental continua y el apoyo a Ucrania”. Pero, curiosamente, el Departamento de Estado eliminó silenciosamente de su sitio web la declaración conjunta de Estados Unidos, Reino Unido y Francia.

Fue entonces cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov , reveló el lunes qué “información detallada que indica las instituciones que pueden ser comisionadas para este propósito fue transmitida a través del ministro de defensa [Sergey Shoigu] durante sus contactos con sus homólogos en los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Turquía. Se planean más contactos entre nuestros ministerios de defensa”. 

Lavrov agregó: “Algunos de nuestros socios realmente han sugerido una discusión de la información que tenemos a nivel militar profesional. Este es un tipo de enfoque que apoyamos”.

¿Podrían los elementos en Kiev tener su propio Plan B para intensificar la guerra y arrastrar a EE. UU. y la OTAN a ella? No hay respuestas fáciles. 

La conclusión es que ha comenzado un «compromiso constructivo» entre Moscú por un lado y Washington, Londres y París por el otro. Pero es realmente tocar y listo. El diario moscovita Izvestia citó el lunes al destacado experto militar ruso Vladislav Shurygin: “¿Qué es una bomba sucia? Para crearlo, todo lo que se necesita es desenterrar un barril con desechos nucleares de alguna planta de energía, ponerlos en una cápsula y luego sacudir 100 kg de TNT”. 

Shurygin explicó : “Incluso en este caso, la contaminación estará en un radio de quizás 500 metros, quizás un kilómetro. Y luego todo comienza a hundirse en el suelo… Si se rompe en el agua o contamina el agua, todo se arrastrará río abajo, se tenderá en el fondo y desaparecerá gradualmente. Para hacer que las aguas del Dniéper sean radiactivas, ni siquiera sé cuánta [agua] habría que drenar. Recuerda, Fukushima envenenó el mar durante seis meses y nadie se dio cuenta. La intención de las autoridades ucranianas no está muy clara. Si nos quieren echar la culpa, no será fácil; cuando tenemos bombas «limpias», no está del todo claro por qué necesitaríamos bombas «sucias». 

No es ningún secreto que el MI6 y el SAS están al mando del comando militar ucraniano en Kiev y en el frente. El paradigma es algo así como la cola que mueve al perro. El MI6 calibra la dinámica de la guerra mientras la CIA y el Pentágono reclaman el éxito de la estrategia de Biden sobre la estrategia rusa. MI6 tiene toda una historia de ese tipo, ya sea en Irán o la crisis de Suez, incluso en Hong Kong.

El actual cambio de régimen en Westminster absuelve al MI6 de responsabilidad. Por supuesto, Boris Johnson, el mejor amigo, gurú y guardián de Zelensky, se convierte en un caso quemado. Ha retirado discretamente su sombrero del ring y se ha escabullido.

Kiev se ha visto privada de su última hurra, ya que Rusia corta la «bomba sucia» en sus capullos, despejando el camino para su gran ofensiva para poner fin a la guerra.  Si la ofensiva rusa planificada seguirá adelante dependerá de cualquier reunión entre Biden y el presidente Putin al margen de la cumbre del G20 en Bali el 15 y 16 de noviembre.  

La gran pregunta es si esta es una llamada de atención para los hombres unidimensionales del Equipo Biden. Tal vez, eso es demasiado esperar. Pero no hay duda de que los 30 legisladores están reivindicados.

Xi Jinping acaba de ofrecer al Sur Global una alternativa completa a décadas de dictados occidentales, guerra y coacción económica. La ‘modernización pacífica’ establecerá la soberanía, la economía y la independencia del estado en apuros del mundo Por Pepe Escobar 20 de octubre  The Cradle

El informe de trabajo del presidente Xi Jinping al inicio del XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) el pasado domingo en Beijing contenía no sólo un plan para.

El desarrollo del estado-civilización, sino para todo el Sur Global.

El discurso de 1h45min de Xi en realidad entregó una versión más corta del informe de trabajo completo (ver PDF adjunto ) que entra en muchos más detalles sobre una variedad de temas sociopolíticos.

Esta fue la culminación de un complejo esfuerzo colectivo que se prolongó durante meses. Cuando recibió el texto final, Xi lo comentó, revisó y editó.

En pocas palabras, el plan maestro del PCCh es doble: finalizar la “modernización socialista” de 2020 a 2035; y construir China, a través de la modernización pacífica, como un país socialista moderno que sea «próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado y armonioso» hasta 2049, señalando el centenario de la fundación de la República Popular China (RPC).

El concepto central en el informe de trabajo es la modernización pacífica y cómo lograrlo. Como resumió Xi, “contiene elementos que son comunes a los procesos de modernización de todos los países, pero se caracteriza más por características que son exclusivas del contexto chino”.

Muy en sintonía con la cultura china confuciana, la “modernización pacífica” encapsula un sistema teórico completo. Por supuesto, existen múltiples caminos geoeconómicos que conducen a la modernización, de acuerdo con las condiciones nacionales de cualquier país en particular. Pero para el Sur Global en su conjunto, lo que realmente importa es que el ejemplo chino rompe por completo con el monopolio occidental TINA («no hay alternativa») sobre la práctica y la teoría de la modernización.

Por no hablar de que rompe con la camisa de fuerza ideológica impuesta al Sur Global por los autodefinidos “mil millones de oro” (de los cuales los realmente “dorados” apenas alcanzan los 10 millones). Lo que dice el liderazgo chino es que el modelo iraní, el modelo ugandés o el modelo boliviano son todos tan válidos como el experimento chino: lo que importa es seguir un camino independiente hacia el desarrollo.

Cómo desarrollar la independencia tecnológica

El registro histórico reciente muestra cómo cada nación que intenta desarrollarse fuera del Consenso de Washington está aterrorizada en una miríada de niveles de guerra híbrida. Esta nación se convierte en blanco de revoluciones de color, cambio de régimen, sanciones ilegales, bloqueo económico, sabotaje de la OTAN o bombardeos y/o invasiones.

Lo que China propone resuena en todo el Sur Global porque Beijing es el socio comercial más grande de no menos de 140 naciones, que pueden comprender fácilmente conceptos como el desarrollo económico de alta calidad y la autosuficiencia en ciencia y tecnología.

El informe enfatizó el imperativo categórico para China a partir de ahora: acelerar la autosuficiencia tecnológica, ya que Hegemón no va a descarrilar la tecnología china, especialmente en la fabricación de semiconductores .

En lo que equivale a un paquete de sanciones del Infierno, Hegemon está apostando a paralizar el impulso de China para acelerar su independencia tecnológica en semiconductores y el equipo para producirlos.

Por lo tanto, China deberá participar en un esfuerzo nacional en la producción de semiconductores. Esa necesidad estará en el centro de lo que el informe de trabajo describe como una nueva estrategia de desarrollo, impulsada por el tremendo desafío de lograr la autosuficiencia tecnológica. Esencialmente, China buscará fortalecer el sector público de la economía, con empresas estatales formando el núcleo para un sistema nacional de desarrollo de innovación tecnológica.

«Pequeñas fortalezas con altos muros»

En política exterior, el informe de trabajo es muy claro: China está en contra de cualquier forma de unilateralismo, así como de bloques y grupos exclusivos dirigidos contra países particulares. Beijing se refiere a estos bloques, como la OTAN y AUKUS, como “pequeñas fortalezas con muros altos”.

Esta perspectiva se inscribe en el énfasis del PCCh en otro imperativo categórico: reformar el sistema existente de gobernanza global, extremadamente injusto para el Sur Global. Siempre es crucial recordar que China, como estado-civilización, se considera simultáneamente un país socialista y la principal nación en desarrollo del mundo.

Una vez más, el problema es la creencia de Beijing en “salvaguardar el sistema internacional con la ONU en su centro”. La mayoría de los jugadores del Sur Global saben cómo Hegemon somete a la ONU, y su mecanismo de votación, a todo tipo de presión implacable.

Es esclarecedor prestar atención a los pocos occidentales que realmente saben una o dos cosas sobre China.

Martin Jacques, hasta hace poco miembro senior del Departamento de Política y Estudios Internacionales de la Universidad de Cambridge, y autor de posiblemente el mejor libro en inglés sobre el desarrollo de China, está impresionado por cómo ocurrió la modernización de China en un contexto dominado por Occidente: “Esto fue el papel clave del PCCh. Tenía que ser planeado. Podemos ver cuán extraordinariamente exitoso ha sido”.

La implicación es que al romper el modelo TINA centrado en el oeste, Beijing ha acumulado las herramientas para poder ayudar a las naciones del Sur Global con sus propios modelos.

Jeffrey Sachs, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, es aún más optimista: “China se convertirá en líder de la innovación. Espero y cuento con que China se convierta en un líder en innovación en sostenibilidad”. Eso contrastará con un modelo estadounidense ‘disfuncional’ que se vuelve proteccionista incluso en los negocios y la inversión.

Mikhail Delyagin, vicepresidente del Comité de Política Económica de la Duma Estatal Rusa, destaca un punto crucial, ciertamente señalado por los principales actores del Sur Global: el PCCh “fue capaz de adaptar creativamente el marxismo del siglo XIX y su experiencia del siglo XX a nuevos requisitos e implementar valores eternos con nuevos métodos. Esta es una lección muy importante y útil para nosotros”.

Y ese es el valor agregado de un modelo orientado al interés nacional y no a las políticas exclusivistas del Capital Global.

BRI o fracaso

Implícita en todo el informe de trabajo está la importancia del concepto general de la política exterior china: la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) y sus corredores de comercio/conectividad en Eurasia y África.

Correspondió al portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, aclarar hacia dónde se dirige BRI:

    “BRI trasciende la mentalidad obsoleta de los juegos geopolíticos y creó un nuevo modelo de cooperación internacional. No es un grupo exclusivo que excluye a otros participantes sino una plataforma de cooperación abierta e inclusiva. No es solo el esfuerzo en solitario de China, sino una sinfonía interpretada por todos los países participantes”.

BRI está incorporado en el concepto chino de «apertura». También es importante recordar que Xi lanzó BRI hace nueve años, en Asia Central (Astana) y luego en el Sudeste Asiático (Yakarta). Beijing se ha beneficiado de sus errores y sigue perfeccionando la BRI en consulta con sus socios, desde Pakistán, Sri Lanka y Malasia hasta varias naciones africanas.

No es de extrañar que, en agosto de este año, el comercio de China con los países que participan en BRI haya alcanzado la friolera de $12 billones, y la inversión directa no financiera en esos países superó los $140 mil millones.

Wang señala correctamente que después de las inversiones en infraestructura BRI, «África Oriental y Camboya tienen carreteras, Kazajstán tiene puertos [secos] para las exportaciones, Maldivas tiene su primer puente que cruza el mar y Laos se ha convertido en un país conectado desde un país sin salida al mar».

Incluso bajo serios desafíos, desde cero-Covid hasta una variedad de sanciones y la ruptura de las cadenas de suministro, la cantidad de trenes de carga expresos China-UE sigue aumentando; el Ferrocarril China-Laos y el Puente Peljesac en Croacia están abiertos al público; y se está trabajando en el Ferrocarril de Alta Velocidad Yakarta-Bandung y el Ferrocarril China-Tailandia.

Mackinder en crack

En todo el tablero de ajedrez global extremadamente incandescente, las relaciones internacionales se están reformulando por completo.

China, y los actores clave de Eurasia en la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO), BRICS+ y la Unión Económica Euroasiática (EAEU) liderada por Rusia, están proponiendo un desarrollo pacífico.

Por el contrario, el Hegemón impone una avalancha de sanciones: no es casualidad que los tres principales destinatarios sean las potencias euroasiáticas Rusia, Irán y China; guerras de poder letales (Ucrania); y todas las vertientes posibles de guerra híbrida para evitar el fin de su supremacía, que duró apenas siete décadas y media, un bache en términos históricos.

La disfunción actual (física, política, financiera, cognitiva) está llegando a su clímax. A medida que Europa se sumerge en el abismo de la devastación y la oscuridad en gran parte autoinfligidas, un neomedievalismo en registro despierto, un Imperio devastado internamente recurre al saqueo incluso de sus «aliados» ricos.

Es como si todos estuviéramos presenciando un escenario de Mackinder-on-crack.

Halford Mackinder, por supuesto, fue el geógrafo británico que desarrolló la ‘Teoría del Heartland’ de la geopolítica, que influyó mucho en la política exterior de EE. UU. durante la Guerra Fría: “Quién gobierna Europa del Este manda en el Heartland; Quien gobierne el Heartland comanda la Isla del Mundo; Quien gobierna la Isla del Mundo gobierna el Mundo”.

Rusia abarca 11 zonas horarias y se asienta sobre hasta un tercio de los recursos naturales del mundo. Una simbiosis natural entre Europa y Rusia es como un hecho de la vida. Pero la oligarquía de la UE lo echó a perder.

No es de extrañar que los líderes chinos vean el proceso con horror, porque uno de los puntos esenciales de BRI es facilitar el comercio fluido entre China y Europa. Dado que el corredor de conectividad de Rusia ha sido bloqueado por las sanciones, China privilegiará a los corredores a través de Asia Occidental.

Mientras tanto, Rusia está completando su giro hacia el este. Los enormes recursos de Rusia, combinados con la capacidad de fabricación de China y el este de Asia en su conjunto, proyectan una esfera de comercio/conectividad que va incluso más allá de BRI. Eso está en el corazón del concepto ruso de la Asociación de la Gran Eurasia.

En otro de los giros impredecibles de la Historia, Mackinder hace un siglo puede haber estado esencialmente en lo cierto acerca de que aquellos que controlan el Heartland/isla mundial controlan el mundo. No parece que el controlador vaya a ser el Hegemón, y mucho menos sus vasallos/esclavos europeos.

Cuando los chinos dicen que están en contra de los bloques, Eurasia y Occidente son los dos bloques de facto. Aunque todavía no están formalmente en guerra entre sí, en realidad ya están metidos hasta las rodillas en el territorio de la Guerra Híbrida.

Rusia e Irán están en primera línea, militarmente y en términos de absorber una presión continua. Otros jugadores importantes del Sur Global, en silencio, tratan de mantener un perfil bajo o, aún más en silencio, ayudan a China y a los demás a hacer que el mundo multipolar prevalezca económicamente.

Mientras China propone una modernización pacífica, el mensaje oculto del informe de trabajo es aún más claro. El Sur Global se enfrenta a una elección seria: elegir la soberanía, encarnada en un mundo multipolar, modernizándose pacíficamente, o el vasallaje absoluto.

Ahora tenemos una vergüenza de ‘guerras’ de las cuales, paradójicamente, Ucrania es quizás de menor importancia estratégica, escribe Alastair Crooke. Fundación Cultura Estratégica

Ahora tenemos una vergüenza de ‘guerras’ de las cuales, paradójicamente, Ucrania es quizás de menor importancia estratégica, aunque conserva un contenido simbólico significativo. Una ‘bandera’ en torno a la cual se tejen relatos y se reúne apoyo.

Sí, hay no menos de cinco ‘guerras’ superpuestas e interrelacionadas en curso, y es necesario diferenciarlas claramente para entenderlas bien.

Estas últimas semanas han sido testigos de varios cambios de época: La Cumbre de Samarcanda; la decisión de la OPEP+ de reducir la producción de petróleo de los países miembros en (titular) dos millones de barriles por día a partir del próximo mes; y la declaración explícita del presidente Erdogan de que “Rusia y Turquía están juntas; trabajando juntos».

Los aliados fundamentales de EE. UU., Arabia Saudita, Turquía, los Emiratos Árabes Unidos, India, Sudáfrica, Egipto y agrupaciones como la OPEP+ están dando un gran paso hacia la autonomía y hacia la fusión de las naciones no occidentales en un bloque coherente, que actúa en favor de sus propios intereses y hacer política ‘a su manera’.

Esto nos acerca al mundo multipolar que Rusia y China han estado preparando durante varios años, un proceso que significa ‘la guerra’ de desacoplamiento geoestratégico del ‘orden’ global occidental.

Se combate, por un lado, presentando a Rusia y China como demasiado desconfiados el uno del otro para ser socios. Y por Rusia por ser tan débil, tan disfuncional y errática (lista para usar armas nucleares tácticas), que el binario ‘con nosotros’ o ‘contra nosotros’ obliga a los estados a ponerse del lado de Occidente. En este caso, Ucrania se presenta como el brillante ‘Camelot’ alrededor del cual reunirse para combatir la ‘oscuridad’.

Esto nos lleva directamente a la ‘guerra’ financiera global de larga duración, una guerra de dos niveles:

En un nivel, la Reserva Federal de EE. UU. está jugando un ‘juego global’. Está aumentando las tasas de interés por muchas razones. Aquí, sin embargo, es para proteger el ‘privilegio del dólar’ de poder intercambiar dinero que imprime de la nada, por trabajo real y mercancías reales en todo el mundo. Este privilegio de ‘moneda de reserva’ ha sido la base del alto nivel de vida de los EE. UU. (mucho más alto de lo que sería de otro modo). Ese es un beneficio enorme, y la Reserva Federal va a proteger este beneficio.

Para hacer eso, tantos estados como sea posible deben estar en el ‘canal’ del dólar y comerciar en dólares. Y colocar sus ahorros en bonos del Tesoro de los Estados Unidos. La Fed ahora está haciendo todo lo posible para colapsar la cuota de mercado del euro y así mover euros y eurodólares al sindicato del dólar. Estados Unidos amenazará a Arabia Saudita, los Estados del Golfo y Turquía para evitar que abandonen el canal.

Esta es la ‘guerra’ contra Rusia y China, desviando una gran parte del mundo fuera del sindicato del dólar, hacia una esfera sin dólares. El incumplimiento de la pertenencia al sindicato del dólar se enfrenta con diversas herramientas, desde sanciones, congelamiento de activos y aranceles, hasta cambios de régimen.

Si la Fed no protege el ‘privilegio del dólar’, corre el riesgo de que todos se salgan del canal. El bloque de Eurasia está trabajando para salir del canal del dólar; para crear resiliencia económica y comercio fuera del canal. Lo que la Fed está tratando de hacer es detener esto.

La segunda dimensión de la guerra financiera de EE. UU. es la larga lucha librada por EE. UU. (Yellen y Blinken, en lugar de la Fed) para mantener el control sobre los mercados energéticos y la capacidad de EE. UU. para fijar el precio de los combustibles. Los BRICS (con los saudíes deseosos de unirse) tienen la intención de desarrollar una ‘canasta’ de monedas y productos básicos destinados a servir como un mecanismo comercial alternativo al dólar para el comercio internacional.

El punto aquí es que el grupo euroasiático no solo planea comerciar en monedas nacionales, y no en dólares, sino que quiere vincular esta moneda comercial a productos básicos (petróleo, gas, alimentos, materias primas) que tienen un valor inherente, que son ‘ monedas’ por derecho propio. Más que esto, el grupo busca tomar el control de los mercados energéticos fuera de los EE. UU. y reubicar esos mercados en Eurasia. Sin embargo, Washington tiene la intención de recuperar el control de los precios (a través de controles de precios).

Y ahí radica un problema fundamental para Washington: el sector de las materias primas, con su valor tangible inherente, se convierte, en sí mismo, en una ‘moneda’ muy codiciada. Uno, que a raíz del aumento de la inflación supera la devaluación del dinero fiduciario. Como señala Karin Kneissl, ex ministra de Relaciones Exteriores de Austria , «solo en 2022, el dólar estadounidense ha impreso más papel moneda que en su historia combinada». La energía, por otro lado, no se puede imprimir’.

Esta ‘guerra energética’ toma la forma de interrumpir o destruir el transporte y el flujo de productos de los productores de energía de Eurasia a los clientes. La UE acaba de probar esta ‘guerra’ particular con la destrucción de los oleoductos de Nordstream.

Ahora llegamos a las grandes ‘guerras’: en primer lugar, la guerra para obligar a la Reserva Federal a pivotar: pivotar hacia tipos de interés cero y QE.

La revolución social en los EE. UU. que vio a un Metro-Élite radicalizado perseguir la diversidad, el clima y la justicia racial como ideales utópicos, encontró su «marca» fácil con una UE que ya buscaba un «Sistema de valores» para cerrar su propia «brecha de democracia». ‘.

Entonces, la burguesía europea saltó con presteza al ‘tren’ del despertar liberal estadounidense. Basándose en el aporte de la política de identidad de este último, más el ‘mesianismo’ del Club de Roma para la desindustrialización, la fusión parecía ofrecer un conjunto imperial ideal de ‘Valores’ para llenar la laguna de la UE.

Sólo… sólo que los republicanos estadounidenses a favor de la guerra, así como los neoconservadores demócratas a favor de la guerra, ya se habían subido a ‘ese tren’. Las fuerzas cultural-ideológicas movilizadas encajaban perfectamente con su proyecto intervencionista: “Nuestro primer objetivo es evitar el resurgimiento de un nuevo rival” (doctrina Wolfowitz): Rusia en primer lugar, luego China en segundo lugar.

¿Qué tiene esto que ver con la guerra contra la Reserva Federal? Mucho. Estas corrientes están comprometidas con la impresión y el gasto GRANDE, de lo contrario, verán colapsar sus proyectos. El reinicio requiere impresión. Verde requiere impresión. El soporte para el ‘Camelot’ ucraniano requiere impresión. El Complejo Militar Industrial también lo necesita.

Los liberales estadounidenses y los ecologistas de la UE necesitan que el grifo del dinero esté completamente abierto. Necesitan imprimir dinero à outrance. Por lo tanto, necesitan ‘chantajear’ a la Reserva Federal para que no suba las tasas , sino que vuelva a la era del límite cero para que el dinero siga teniendo un costo cero y fluya libremente. (Y al diablo con la inflación).

UNCTAD rogar a todos los bancos centrales que dejen de subir las tasas para evitar una recesión es un frente de esta guerra; continuar la guerra de Ucrania, con su enorme déficit financiero asociado, es otro tablón para forzar un «pivote» de la Fed. Y obligar al Banco de Inglaterra a «pivotar» hacia la QE fue otra más.

Sin embargo, hasta ahora, Jerome Powell se resiste.

Luego está la ‘guerra’ adicional (en gran parte invisible) que refleja la convicción de ciertas corrientes conservadoras estadounidenses de que la era posterior a 2008 ha sido un desastre, poniendo al sistema económico estadounidense en riesgo existencial.

Sí, los que están detrás de Powell sin duda están preocupados por la inflación (y también entienden que las subidas de tipos de interés han estado rezagadas con respecto a la inflación desgarradora), pero están aún más preocupados por el ‘riesgo social’, es decir, la caída hacia guerra civil en América.

La Fed puede seguir aumentando las tasas durante algún tiempo, incluso al precio del colapso de algunos mercados, fondos de cobertura y pequeñas empresas. Powell cuenta con el apoyo de ciertos grandes bancos de Nueva York que ven la escritura en la pared para el modelo de despertar liberal: el fin de su negocio bancario a medida que los rescates se vuelven digitales y se pagan directamente en las cuentas bancarias de los demandantes (como ha propuesto el gobernador Lael Brainard ).

Powell dice poco (es probable que se mantenga alejado de la política partidista estadounidense en este momento delicado).

Sin embargo, la Reserva Federal puede estar intentando implementar una demolición controlada y contraria de la economía de burbuja de EE. UU., orientada precisamente a llevar a Estados Unidos de vuelta a caminos financieros más tradicionales. Para romper la ‘cultura de los activos apalancados’… Empieza a resolver la enorme brecha de desigualdad social que la Fed ha ayudado a crear, a través de QE facilitando gigantescas burbujas de activos… Empieza a rejuvenecer una economía estadounidense poniendo fin a las distorsiones. Disipas el impulso hacia la guerra civil porque el problema ya no es solo entre ‘los que tienen’ y los ‘que no tienen’.

Esta visión puede ser en sí misma un poco utópica, pero rompe la ‘burbuja de todo’, rompe la cultura del apalancamiento y detiene el trinquete extremo de los beneficiarios de la burbuja frente a 18 meses consecutivos de caída de los salarios reales en EE. UU.

Pero… pero esto solo es posible si nada sistémico se rompe .

¿Cuáles son las implicaciones geoestratégicas? Obviamente, mucho depende del resultado a medio plazo de EE. UU. Ya parece (dependiendo precisamente de a qué candidatos republicanos les va mejor) que se reducirá la financiación para la guerra en Ucrania . En cuánto reflejará el margen de éxito alcanzado por los ‘populistas’ republicanos.

Por lo tanto, no es plausible que la UE, que enfrenta su propia crisis devastadora, continúe financiando a Kiev como antes.

Pero la importancia de la lucha para volver a asentar a los EE. UU. en un paradigma económico de la década de 1980 sugiere que Occidente bordeará muy cerca de una ruptura algo sistemática durante las próximas semanas.

Las élites europeas están demasiado involucradas en su camino actual para cambiar la narrativa en el futuro cercano. Por lo tanto, seguirán culpando y hablando mal de Rusia: tienen pocas opciones si quieren evitar la ira popular. Y también hay pocas señales de que hayan asimilado mentalmente el desastre que han provocado sus errores.

Y con respecto a Bruselas, el mecanismo de rotación de los líderes de la UE está prácticamente ausente. La Unión nunca estuvo equipada con una marcha atrás, una necesidad que se creía inimaginable en los primeros tiempos.

La pregunta más bien es, ¿cuál será la situación de enero a febrero en Europa?

FUENTE: Fundación Cultura Estratégica

En su columna semanal de Geopolítica, que se difunde desde hace 16 años en el Club de La Pluma, el *Director de Dossier Geopolitico DG, habla que la importancia del “XX Congreso del Partido Comunista Chino”, que con sus resoluciones habrá dado un paso mas de consolidar la nueva potenciación de la República Popular como un elemento clave y ya imposible de soslayar a nivel global por su importancia: Económica, Financiera, Tecnológica, Cultural y seguramente lo será a la brevedad también militar, con la ratificación de Xi Jinping como su nuevo líder.

Algunos datos para entender este posicionamiento global en “Producción Manufacturera Mundial” de China: Asia representa el 52%, Europa el 22% y América del Norte el 18,5%. Pero de estos porcentuales, desglosado por países: China es el 30%; EEUU el 16%; Japón el 7%; Alemania el 5,7% y Corea del Sur el 3,2%

Observamos que: Asia se lleva la parte mas importante de la producción manufacturera global y que la China del 2022, hoy exhibe un PBI de 16 billones dólares y que representa el 18% del Pbi global.

Por ello ya es una locomotora necesaria e imprescindible para cualquier cálculo y análisis  de la Geopolítica y la Geoeconomía mundial; China además en un proceso distinto al modelo que hasta ahora ha impuesto Occidente en todo el Mundo, para posicionar su hegemonía tanto: Política, Económica y Cultural, establece acuerdos de cooperación y desarrollo distintos. 

China plantea como un objetivo de máxima importancia, el de ser Garante de la Paz Mundial y con un eje fundamentalmente basado en la Cooperación Internacional, sin imposición de sistemas o modelos políticos; para alcanzar ese objetivo, presentó al Pueblo Chino el Proyecto 2035, mediante el cual el Presidente Xi, pretende mantener una Potenciación sostenida con un firme “desarrollo equilibrado del País” y un modelo de “sociedad moderna y próspera” alcanzando la soberanía alimentaria y tecnológica con un sistema de provisión logístico de bienes e insumos seguro y fluido internacional, para lo cual la Franja y la Ruta de la Seda S XXI es fundamental.

FRANJA Y RUTA DE LA SEDA CHINA S. XXI

Y cual es la respuesta del mundo anglófilo y sus socios europeos, que con una propaganda de guerra y belicismo intenta frenar y cercar, aislar el mundo euroasiático, con que modelo solo el modelo del expediente “militar”

2017: Para ello instrumentó con Trump el QUAD: Australia, Japón, India y EEUU. Con la idea de aislar a China y crear conflicto con sus vecinos asiáticos tanto en el Mar de la China como en el frente limítrofe Indo/Chino.

2021: Con la administración Biden se conformó el AUKUS: Australia, Reino Unido, EEUU.

2022: reunión de la OTAN “global” en Madrid, (invitó a Australia,Nva Zelanda y Corea del Sur) donde se determinó que los adversarios a enfrentar aislar y si pueden derrotar, son Rusia y China mas un G7 que se plantea que el área “Indo Pacifico” no puede estar controlada por la China

Como vemos todos proyectos de corte netamente militarista sin ningún aporte de cooperación económica y mucho menos de desarrollo sostenido y equilibrado para el mundo. Pero parecen que han encontrado la horma de los zapatos estos modelos injerencistas y belicistas. Primero la India lentamente se aleja de posibilidad de incrementar el choque por problemas de demarcación fronteriza con china y profundizando acuerdos comunicacionales y de proyección económica con China y los países asiáticos India es parte y uno de los sostenes mas firmes del grupos del Sur Global emergente con los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y a participado junto a la casi totalidad de los países asiáticos de la última Cumbre de la Organización de Cooperación de Shangai desarrollado en la Ciudad de Samarcanda en Uzbekistán. Que marcó un incremento significativo de acuerdos y de planes para profundizar acciones de todos sus integrante mas la presencia de Turquía e Irán y algunos países africanos. Además los llamados “Tigres Asiáticos” intentan de todas formas impedir que su zona sea transformada por los occidentales en zona de conflicto y desestabilización que impidan seguir sus prósperos desarrollos y en ese marco, CHINA: implementó el “mayor tratado de libre comercio del mundo: conocido como RCEP que reúne a Myanmar, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, tailandia, Vietnam, a los que se sumaron Japón, Corea del Sur Australia y Nueva Zelanda. Como vemos la idea del cerco siempre presente en las afiebradas mentes de los decadente establishment occidentales cada día encuentran no sólo resistencia sino fundamentalmente cambio y pérdidas de socios que creían tener atados y bien atados.

Pero bien, luego observando la situación política internas en los socios cercanos de EEUU como la reciente caída de la primera ministra de Gran Bretaña: Liz Truss “la Breve”, a la que debemos sumar las crisis en UE, de la administraciones de Francia, Italia, Alemania, etc., mas la crisis de una guerra perdida en Europa del Este (Ucrania), podemos concluir que el proyecto de la angloesfera arrastrando a la mayoría de los europeos tiene pocas posibilidades  de lograr sus objetivos guerreristas. que además este proyecto tiene un examen próximamente muy riesgoso con las cercanas elecciones de medio término 

*Prof. Lic. Carlos Pereyra Mele, Director de Dossier Geopolítico DG

XI JINPING

A partir del 16 de octubre comenzará a sesionar el XX Congreso del Partido Comunista de China, en donde casi 2300 delegados elegirán las nuevas autoridades del Partido para los próximos 5 años y, además, debatirán los ejes fundamentales de la estrategia política y económica para el mismo período. Por Sebastian Schulz el autor autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

En los últimos veinte años, China ha sostenido el crecimiento económico iniciado a partir de la década del ’80 complementándolo con un reposicionamiento geopolítico que lo ha ubicado como un actor protagónico en el escenario global. En esta nota, repasamos la actualidad del gigante asiático y tres desafíos que se plantearán en este vigésimo Congreso.

La (re) emergencia de China en el ámbito internacional

El acelerado crecimiento económico que ha experimentado China en los últimos cuarenta años ha sido impresionante. Si para 1960 el Producto Bruto Interno de China representaba el 11% del PBI norteamericano y el 4% del PBI global, sesenta años después el volumen de la economía china ya significaba dos tercios del PBI estadounidense y el 16% del PBI mundial. En este lapso, el PBI de China aumentó su tamaño 240 veces, pasando de 59,716 mil millones de dólares a 14,28 billones de dólares, según datos del Banco Mundial. Para tener un parámetro, en el mismo lapso el PBI norteamericano aumento 39 veces su tamaño, el alemán 18 veces y el francés 42 veces.

El impresionante despegue del PBI chino es mucho mayor si tomamos en cuenta la paridad del poder adquisitivo del salario, donde China (incluyendo a Hong Kong y Macao) ya superó a los Estados Unidos en el primer lugar en el año 2014.

Gráfico n°1. Porcentaje (%) del PBI paridad del poder adquisitivo global (1990-2019).

Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial.

La República Popular China se ubica, además, como el mayor exportador mundial de mercancías desde 2009 (ver Gráfico n°2), y desde 2017 ocupa también el primer lugar como importador de mercancías (ver Gráfico n°3). Es decir, China es el país que más le compra y más le vende al mundo. Las exportaciones chinas representaron en 2019 el 16% de las exportaciones globales, muy por encima de las estadounidenses (8%) y las alemanas (7%). Según datos del Observatorio de Complejidad Económica (OEC), las exportaciones chinas son lideradas por equipos de transmisión ($ 224B), computadoras ($ 147B), piezas de máquinas de oficina ($ 100B), circuitos integrados ($ 90.9B) y teléfonos ($ 55.3B). Los principales destinos de las exportaciones que salen de China son Estados Unidos ($ 499B), Japón ($ 155B), Corea del Sur ($ 107B) y Alemania ($ 96.9B).

Gráfico n°2. Exportaciones de mercancías por país (1995-2019) (en mmd)

Fuente: Elaboración propia con datos de Datosmacro

En relación a las importaciones, China (incluyendo a Hong Kong y Macao) superó en 2012 a Estados Unidos como el primer importador mundial de mercancías, volviendo a ocupar el segundo lugar en 2015 y 2016 y recuperando la primera posición en 2017. China es el principal importador mundial de petróleo, hierro, cobre, manganeso, aluminio, zinc, oro, circuitos integrados, semiconductores, soja, carne bovina y porcina, entre otros cientos de productos.

Gráfico n°3. Importaciones de mercancías por país (1995-2019) (en mmd)

Fuente: Elaboración propia con datos de Datosmacro

A su vez, China es desde 2011 el motor industrial del mundo. Según datos de Naciones Unidas, China encabeza el listado con el 30% de la producción industrial mundial, muy por encima de Estados Unidos (16%), Japón (7%), Alemania (5,7%) o Corea del Sur (3,2%).

Gráfico n°4. Mapa de la producción manufacturera mundial (2018)

Fuente: HowMuch

Los impactos domésticos del acelerado crecimiento económico

El crecimiento de la economía china a nivel internacional tuvo su correlato en el plano doméstico. La pobreza descendió del 96,2% en 1980 al 1,7% en 2018, la esperanza de vida creció de los 35 años en 1950 a los 77 años en 2018, la tasa de mortalidad infantil disminuyó del 200‰ en 1960 al 6,1‰ en 2018, el PBI per cápita pasó de $982 dólares en 1990 a $16.804 dólares en 2019 y el coeficiente de Gini bajó de 43,7 puntos en 2010 a 38,5 puntos en 2016. En este marco, distintas investigaciones señalan que la clase media china se encuentra en constante expansión, rondando entre las 400 y las 600 millones de personas.

Este desempeño de la economía china se produjo en un escenario internacional convulsionado, principalmente hacia fines del siglo XX y principios el siglo XXI, donde el orden global atravesó la crisis asiática en 1997, el estallido de la burbuja de las punto.com a principios de 2000, la caída de las Torres Gemelas en 2001, la guerra de Irak en 2003, la crisis financiera global de 2008, el fin del ciclo de las commodities y, más recientemente, los efectos de la pandemia de Covid-19.

La economía china, si bien no detuvo su tendencia al crecimiento, experimentó una ralentización de su desempeño económico. Las llamadas “tasas chinas” de crecimiento económico que caracterizaron a la década del ’90 y los primeros años del ‘2000 (que llegaron a picos del 15%) disminuyeron paulatinamente a partir de 2011, cuando el crecimiento anual del PBI comenzó a estabilizarse en torno al 7%, luego al 6%, al 5% en 2019 hasta llegar al 2,3% en 2020.

Gráfico n°5. Crecimiento del PIB (% anual)

Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial.

Frente a esta situación, el Partido Comunista de China ha mostrado una creciente preocupación sobre los efectos que la convulsionada situación internacional y el exponencial crecimiento del PBI chino de la década del ’80 y ’90 tuvieron en la sociedad china. En este marco, presentamos 3 desafíos que el XX Congreso del Partido debatirá para consolidar el reposicionamiento de China a nivel internacional y, principalmente, garantizar el nivel de vida del pueblo chino.

1. Corregir las asimetrías interregionales

En primer lugar, el gobierno chino tomó nota de la importante asimetría económica entre las distintas regiones del país, en donde 18 provincias occidentales concentran el 72% del PBI chino, mientras que las provincias de Yunnan, Mongolia Interior, Xinjiang, Gansu, Qinghai y Tíbet (que juntas representan casi la mitad del territorio de China) contienen poco más del 6% del PBI total de China. Esta asimetría económica tiene impactos en la distribución poblacional; según el último censo poblacional de 2020, las regiones costeras concentran el 46,91% de la población china, las provincias centrales concentran el 25,8% de la población, mientras que las provincias occidentales contienen el 27% de la población. Más allá de los esfuerzos del gobierno chino por revertir esta tendencia, en comparación con el Censo poblacional de 2010, la proporción de la población en las provincias costeras aumentó en un 2,15%, en la región central disminuyó en un 0,79% y en la región occidental aumentó sólo en un 0,22%, es decir que la población se concentra aún más en regiones económicamente desarrolladas y en las aglomeraciones urbanas.

Mapa n°1. Provincias chinas por PIB en 2020 (en miles de millones de PIB)

Fuente: Elaboración propia sobre la base de China NBS.

2. Revertir la desigualdad en la distribución del ingreso

En segundo lugar, el acelerado crecimiento económico experimentado entre 1990 y 2011 fue acompañado de un aumento sensible de la desigualdad. Según datos del Banco Mundial, el Índice de Gini aumentó de 32.2 puntos en 1990 a 43.7 puntos en 2010, período en cual comenzó a bajar nuevamente hasta ubicarse en 38.5 puntos en 2016.

Gráfico n°6. Índice de Gini (China) (1990-2016)

Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial.

3. Los impactos del crecimiento en el medioambiente

Otro tema de preocupación del gobierno chino fue el relacionado con el impacto medioambiental del desarrollo acelerado. El carbón fue uno de los grandes impulsores del crecimiento chino, alcanzando el 69% del total de la energía consumida en 2013, muy por encima del promedio global de consumo de carbón en relación a la energía total consumida. Esto generó que, para 2017, China representara el 30% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, superando las emisiones de Estados Unidos y Europa juntas, convirtiendo a China en el mayor emisor de carbono del mundo.

El gobierno chino ha concebido históricamente al cambio climático como una cuestión que involucra tanto al medio ambiente como al desarrollo, pero que en última instancia está vinculada con la etapa de desarrollo de cada país. El ex ministro de la Oficina de Información del Consejo de Estado de China, Zhao Qizheng, así lo señalaba cuando afirmó que, debido al estatus de país en desarrollo de China, la “primera y principal responsabilidad del estado es desarrollar su economía para dar al pueblo chino una vida mejor”.

Fue a partir de la primera década del siglo XXI que se produjo un cambio en la percepción y la política sobre el cambio climático por parte de China, debido a la advertencia sobre los efectos negativos que estaba teniendo la contaminación ambiental, los cuales podían llegar a afectar el desarrollo de China. El país comenzó a verse afectado por desastres naturales y eventos climáticos adversos, que podrían intensificarse generando derretimiento de glaciares, pérdida en la producción agrícola, creciente número de sequías, tormentas, inundaciones y desastres naturales causados por el clima extremo y aumento del nivel del mar. Es en este marco que se produjo un cambio en la percepción sobre el cambio climático por parte de la dirigencia china, en tanto los efectos negativos del mismos podrían comenzar a afectar no solo el crecimiento económico del país sino incluso atentar con la estabilidad y la armonía social.

Publicado en LA RUTA CHINA https://larutachina.com/tres-desafios-de-la-republica-popular-china-de-cara-al-xx-congreso-del-pcch/

El informe de Xi Jinping ante el 20º Congreso del PCCh propone convertir a China hasta 2035 en locomotora de la economía mundial y garante de la paz y la cooperación internacional. Por Eduardo Vior TELAM

Este domingo 16 se abrió en Beijing el 20º Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) que sesionará hasta el sábado 22. Si bien las principales resoluciones ya fueron acordadas previamente, los sucesivos discursos y la composición que finalmente tengan sus órganos directivos indicarán el rumbo que adoptará la República Popular para construir hasta 2035 una sociedad “moderadamente próspera” –como propone el partido- en medio de la guerra mundial, mientras responde a su crisis demográfica y supera el desempleo juvenil.

Existe un consenso amplio en que Xi, de 69 años, será nuevamente designado secretario general del PCCh con miras a que el año que viene sea reelegido presidente de China por tercera vez aprovechando una reforma constitucional de 2018 que habilita la reelección indefinida. En su discurso de apertura ante el 20° Congreso del PCCh, Xi presentó un informe que repasa los logros conseguidos por el partido en los últimos cinco años en particular y en los últimos diez (desde que asumió) en general.

En el Gran Palacio del Pueblo, frente a la plaza Tiananmen, en transmisión directa para los 1.400 millones de chinos, el líder mencionó como mayores acontecimientos de la última década el centenario de la fundación del partido, celebrado en julio de 2021, el ingreso en «el socialismo con peculiaridades chinas» y la «liberación de la pobreza y consiguiente culminación de la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada».

Calificó el último logro como «una victoria histórica obtenida por el PCCh y el pueblo chino» que «tiene una influencia de largo alcance en el mundo». El PIB de China ha crecido hasta los 114 billones de yuanes (unos 16 billones de dólares) desde los 54 billones de yuanes de la última década y ha llegado a representar el 18,5% de la economía mundial, un aumento de 7,2 puntos porcentuales, dijo.

“A partir de este día, la tarea central del PCCh será dirigir al pueblo chino de todos los grupos étnicos en un esfuerzo concertado para hacer realidad el objetivo del segundo centenario de convertir a China en un gran país socialista moderno en todos los aspectos y avanzar en el rejuvenecimiento de la nación china en todos los frentes a través de un camino chino hacia la modernización”, dijo Xi al exponer las misiones y tareas del PCCh en marcha hacia la nueva era.

El presidente dijo que desde el congreso anterior de 2017, China atravesó «un lustro sumamente fuera de lo común» en el que debió «afrontar con eficacia la severa y compleja situación internacional», la pandemia de Covid19, las «turbulencias» en Hong Kong por las protestas antichinas y «las severas provocaciones manifestadas como intervenciones en los asuntos de Taiwán por parte de fuerzas extranjeras».

«Frente a los bruscos cambios de la situación internacional, hemos mantenido la firmeza estratégica» que «nos ha permitido salvaguardar en la lucha la dignidad e intereses clave del país y tomar firmemente la iniciativa para su desarrollo y seguridad», señaló. La interrelación entre las medidas de política interna y la política exterior fue permanente en su discurso.

El PCCh se propone realizar básicamente la modernización socialista desde 2020 hasta 2035 y convertir a China en “un gran país socialista moderno, próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado, armonioso y bello desde 2035 hasta mediados de este siglo”, anunció.

El mximo evento de los comunistas chinos debatir acerca de la tensa relacin con Washington Foto AFP
El máximo evento de los comunistas chinos debatirá acerca de la tensa relación con Washington / Foto: AFP.

La hoja de ruta para el próximo quinquenio confirma y profundiza vectores en los que el PCCh ya trabajó, con un fuerte énfasis en lo que el gobierno chino llama «seguridad nacional» y que implica el reaseguro del funcionamiento de todos los factores de la economía con independencia de los avatares del frente externo, básicamente la alimentación, las cadenas de suministro y la «soberanía tecnológica». Es que, ante un horizonte de guerra mundial de amplio espectro, prolongada y que se extiende a todo el planeta, China no quiere depender de cadenas de suministros inseguros que puedan cortarse por una crisis o ser saboteadas por Estados Unidos.

El informe presentado por el primer mandatario también pone proa a un «desarrollo de alta calidad», que implica mejorar la «economía de mercado socialista», un sistema industrial más sofisticado, la «vigorización de las zonas rurales», una mayor coordinación entre las regiones y una «apertura al exterior de alto nivel». Es necesario a la vez esforzarse por un lado por aumentar la fuerza motriz endógena y la confiabilidad de la gran circulación nacional y mejorar la calidad y nivel de la circulación internacional por el otro, puntualizó.

También se impulsará la apertura al exterior de alto nivel. China ampliará a paso seguro la apertura en sistemas referentes a las normas, regulaciones, gestión y estándares, y promoverá el desarrollo de alta calidad de la construcción conjunta de la iniciativa de la Franja y la Ruta, concluyó. Cuando comenzaron las reformas modernizadoras, hace cuatro décadas, China recibió muchas inversiones extranjeras, pero con la condición de que compartieran sus patentes. Desde la pandemia las líneas de producción que unen a China con las principales potencias occidentales se vienen rompiendo. Construir otras, con regiones más confiables, requiere sistematizar nuevamente las normas de producción.

En su mensaje Xi se refirió al tema de Taiwán señalando que impulsará «invariablemente la gran causa de la reunificación de la patria» y que «la rueda histórica de la reunificación del país y la revitalización de la nación gira veloz hacia adelante». Aseguró que «siempre con respeto, afectuosa atención y beneficio a los compatriotas taiwaneses, continuaremos dedicándonos a la promoción de los intercambios y la cooperación económica y cultural entre ambos lados del estrecho (de Taiwan)», pero advirtió que «nunca renunciaremos al uso de la fuerza armada». Sostuvo que tal restricción «no va dirigida de ninguna manera contra los numerosos compatriotas taiwaneses, sino contra la intromisión de fuerzas externas».

El informe presentado por Xi reafirmó que entre los objetivos de China persiste la propuesta de una «comunidad de destino compartido» para la humanidad, en momentos en que «el mundo se encuentra otra vez en una encrucijada histórica y el rumbo que tome dependerá de la elección de los pueblos de los diversos países», dijo. China ha persistido siempre en el propósito de su política exterior de salvaguardar la paz mundial y fomentar el desarrollo en común, señaló Xi.

Tras destacar que la sociedad humana afronta desafíos nunca vistos antes, el secretario general exhortó a los diversos países del mundo a desplegar los valores comunes a toda la humanidad (paz, desarrollo, equidad, justicia, democracia y libertad) y promover el conocimiento mutuo y acercamiento entre los pueblos.

Su país participará también activamente en la reforma y vertebración del sistema de la gobernanza global, se atendrá a un multilateralismo genuino y promoverá la democratización de las relaciones internacionales.

China se prepara para participar en la Cumbre del G-20 a realizarse en Indonesia los próximos 15 y 16 de noviembre, primer evento tras el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania en el que posiblemente participen de forma presencial los líderes de Estados Unidos y Rusia y en el cual se espera que Beijing juegue un papel determinante.

Desde el punto de vista económico, el cónclave hará una evaluación de la lucha contra la pandemia de Covid19 y las implicaciones que ha tenido para la vida nacional en particular para la economía. Otros problemas que se analizarán en el Congreso serán los de la crisis demográfica y el desempleo juvenil que ha estado aumentando en los últimos años.

Para 2049, cuando la República Popular celebre su centenario, China deberá convertirse en una potencia líder en todos los aspectos, dijo Xi. Aprovechando el impulso, China se esforzará por convertirse en una potencia mundial de primer orden a mediados de siglo. Esta potencia no sólo se medirá por el tamaño de la economía china, sino también por sus logros en los campos de la ciencia y la tecnología y la cultura, señaló el presidente.

Quizás por condescendencia con los ancianos líderes anteriores que acompañaron el discurso desde la tribuna, Xi Jinping no leyó la totalidad del informe del Buró Político que, empero, fue dado a conocer inmediatamente después de su alocución.

Aunque el mandatario no mencionó a Estados Unidos en su discurso, advirtió contra la mentalidad de guerra fría (un eslogan para describir los intentos de Washington de aislar a China), así como contra el doble rasero occidental, mientras afirmaba que el país no se dejaría intimidar. Los críticos norteamericanos apostrofan el discurso de Xi como “autoritario y agresivo”. Como reacción ante el menor crecimiento económico alcanzado debido a las paralizaciones ordenadas para contener los brotes de Covid19, dicen, el líder chino habría concentrado el poder, prolongado su mandato al frente del partido y del país y proyectado su poder militar hacia el exterior. Sin embargo, a pesar de los problemas –que Estado y partido no niegan- el país mantiene una envidiable tasa de crecimiento de 5,5% (previsto) para 2022, tiene el segundo PBI del mundo y no participa en guerra alguna (contra 27 intervenciones norteamericanas en curso).

Que la República Popular tiene intereses y los defiende duramente, es indudable. Pero también es indiscutible que sabe ceder, cuando sus interlocutores hacen valer sus necesidades. Los líderes chinos han entendido hace tiempo que nadie en el mundo puede salvarse solo ni vivir duraderamente sometiendo a los demás. Por ello la República Popular encara sus relaciones internacionales bajo el principio de “win/win” (todos ganan). En 2017 introdujo la “economía de doble circulación”: la inserción en el mercado mundial y el desarrollo del mercado interno se retroalimentan. Por ello es tan importante para Beijing tener cadenas de suministro internacionales y mercados consumidores seguros. Ante la ofensiva occidental, que ha roto las cadenas de suministro mediante la pandemia de Covid19 y la guerra en Ucrania, la República Popular busca circuitos seguros. Una parte la está organizando mediante las distintas asociaciones de cooperación euroasiática, otras mediante el BRICS+ (al que ahora se incorpora Argentina), y otras gracias a la asociación comercial con el Sureste de Asia.

Esas asociaciones reúnen a países de sistemas e ideologías diferentes y, a veces, contrastantes (como es el caso de India). La permanencia de las mismas depende de que todos sus miembros ganen y del establecimiento de normas y reglas consensuadas que den seguridad al conjunto. Construir estas redes es el gran desafío que China afronta en el futuro inmediato frente a la agresión occidental.

La guerra mundial en curso tiende a prolongarse, expandirse y agudizarse. Más y más regiones del globo se verán envueltas en sus torbellinos. Sería deseable que muchos poderes regionales estuvieran en condiciones de poner un freno al expansionismo occidental. China es uno de los más importantes y busca precaverse para cumplir con su responsabilidad, pero es sólo uno. Por ello es deseable que redes regionales surjan y se desarrollen, para frenar el hegemonismo occidental y asegurar la paz, el desarrollo y la cooperación internacional.

Nuestro compañero de Dossier Geopolitico el Mgtr. Gonzalo Fiori Vianni, realizó en este mes de octubre un viaje de investigación y estudio al Reino Unido de la Gran Bretaña y realizó un breve análisis de lo que pudo ver in situ sobre la realidad socio-política que se vive en ese reino, cuyo mayor paradigma es saber que con la muerte de Isabel II fue simbólico y muestra de un fin de la historia y de la decadencia de la rubia albión y que la mayoría de los habitantes del archipiélago lo sienten así…Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico

El Reino Unido vive en zozobra desde hace un largo tiempo. La crisis económica y la desesperanza son consecuencias de un sistema de acumulación permanente y los últimos gobiernos que ni siquiera terminan sus mandatos.

Por Gonzalo Fiore Viani, desde Londres, publicado en La tinta, quien autoriza la publicacion en Dossier Geopolitico 

El crítico británico Mark Fisher afirmaba que existe una desaceleración en la invención y la creatividad de la cultura popular en el siglo XXI, cuya consecuencia fue la aceleración del consumo y lo retro y lo repetitivo como la norma cultural de un presente aletargado. Fisher murió en 2017, siendo uno de los escritores más brillantes de su generación.

El británico leyó como nadie un mundo fragmentado y espectral, donde la esperanza de futuro parecía cada vez más lejos. Su prosa y su lectura de la realidad nos sirven como telón de fondo para lo que está pasando en gran parte del mundo, pero con especial hincapié en Europa y el Reino Unido.

Fisher reflexionaba sobre el slogan de la primera campaña de Margaret Thatcher: “No hay alternativa”. El autor se preguntaba si eso efectivamente era así y si el gran triunfo del “capitalismo realmente existente” no había sido desterrar todo tipo de alternativa posible al sistema. Hoy, ya no se sabe muy bien qué es ese “sistema”, ya que el mundo atraviesa un momento bisagra, de transformaciones profundas, cuyo fin no está del todo claro.

Para muchos británicos y británicas, en la actualidad, resuenan las palabras de despedida de Johnny Rotten, en Winterland, en 1978: “¿Alguna vez tuvieron la sensación de haber sido engañados?”. Las promesas de futuro parecen haber ido a parar al basurero de la historia.

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Con Steve y Kerry, dos londinenses de edad relativamente avanzada a los que conocí de casualidad, nos perdemos en un día particularmente lluvioso, durante dos horas, en el cementerio de Highgate, ubicado en los suburbios del norte londinense. Intentamos localizar la primera tumba de Karl Marx. Se da la particularidad de que el legendario pensador alemán tiene dos. La primera, la que más visitantes atrae, con un busto majestuoso, fue construida en 1954 y donada por sus seguidores. No obstante, esa no es la tumba donde su mecenas y amigo más íntimo, Friederich Engels, brindó un encendido discurso el 17 de marzo de 1883 a las tres menos cuarto de la tarde, en el que afirmó: “El más grande pensador de nuestros días dejó de pensar”.

Esa tumba original no está en el camino señalizado. Para encontrarla, hay que atravesar decenas o cientos de otras tumbas antiguas, muchas de ellas que cuentan con casi 200 años.

Inglaterra tumba Marx la-tinta

De casualidad, nos encontramos la morada del historiador Eric Hobsbawm y otra, bastante más moderna y con un busto de diferente estilo, pero igual de impresionante que la de Marx. Es la de otro pensador: Malcolm McClaren, el artífice de todo el movimiento punk y uno de los grandes gamechangers de las reglas de juego del negocio del entretenimiento.


Encontramos la tumba de Marx gracias a dos turistas alemanes. Uno de ellos es un niño, que muy amablemente nos conduce hasta allí. Es tradición, quien sabe por qué, dejar monedas de una libra sobre la vieja lápida, partida en varios pedazos cuando trasladaron su cuerpo. En el camino, Steve y Kerry, que inmediatamente demuestran tener un conocimiento enciclopédico del rock y la cultura popular británica de los últimos 50 años, me cuentan que ambos están jubilados, pero que consideran volver a trabajar, porque la plata cada vez “alcanza menos y todo sube”.


No deja de ser curiosa esta conversación mientras caminamos entre las tumbas de personas como Marx, McClaren o Hobsbawm, agitadores sociales a su manera, que desafiaron el “no hay alternativa” del realismo capitalista al que se refería Fisher o intentaron subvertir sus reglas, sin demasiado éxito.

Jamás sabremos qué hubiera escrito Fischer sobre este presente tan gris, con la aniquilación nuclear nuevamente como posibilidad real y el arte y la música mainstream en un nivel de escapismo total, sin reflejar absolutamente nada sobre la situación que atraviesa el mundo.

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Sam tiene poco más de 50 años, aunque aparenta mucho menos. Todos los días, visita el mismo pub y, si puede, se sienta en el mismo lugar. Parece el típico inglés, tan cínico como desencantado con todo. Apenas se saca el piloto, agarra de su bolsillo un diario con un crucigrama. No le interesa la guerra en Ucrania ni la política. Cuando le comento que soy argentino, sin mencionar de manera explícita la cuestión Malvinas, insulta de todas las formas posibles a Thatcher, a quien la mayoría del pueblo británico ve como la artífice de una decadencia social que todavía no remonta.

Como tantos otros, Sam fue un habitué de las oficinas de desempleo durante la década de 1980 y vio la disgregación del tejido social británico, el país con el primer y uno de los más robustos Estados de bienestar hasta 1970. Gran parte de la gente en Inglaterra creyó que el Brexit podría devolver parte de la grandeza perdida.

El desencanto fue rápido. Tras la dimisión forzada del explosivo Boris Johnson, Liz Truss quizás sea la primera ministra más impopular o que mayor “indiferentes” provoca en los y las británicas en décadas.

La crisis energética, política y social que atraviesa Europa golpea al Reino Unido de manera particular. Cerca del centro de Londres, se ven calles oscuras, sin iluminación: se ahorra en alumbrado público, en energía de los edificios oficiales o en las tiendas más céntricas. El mensaje es claro: la época de la abundancia terminó y habrá que hacer sacrificios.

En los pubs, hay un tema que sobrevuela en las charlas: la inflación. Por primera vez en un año, la tasa anual de crecimiento de los precios cayó desde el 10,1 por ciento en julio al 9,9 por ciento en agosto. Esa cifra se encuentra, además, por debajo de las expectativas de los analistas, que auguraban un 10,2 por ciento, lo que también provocó un debilitamiento notable de la libra esterlina. Sin embargo, la “sensación” parece ser otra. Y hay una frase que no deja de escucharse en todas partes: “Todo sube, todo se va para arriba”.

En agosto, la inflación alcanzó su máximo histórico de los últimos 40 años. Los economistas esperan que la inflación vuelva a repuntar hacia finales de año, augurando además que el Banco de Inglaterra deberá subir las tasas, lo que retroalimentará el fenómeno. Reino Unido se encuentra entre las siete economías avanzadas con mayor inflación del mundo, aunque es superada por España y los Países Bajos.

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Las huelgas de trenes ya son moneda corriente. El 8 de octubre, cerca de 40.000 miembros del sindicato RMT, de la red Network Railse, se movilizaron para reclamar aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo para hacer frente a la inflación. Esto provocó que el tráfico fuera un caos: encontrar un taxi era imposible y la única manera viable de moverse en la ciudad fue a pie o en subte.

Como consecuencia de la crisis, los sindicatos se encuentran en pie de guerra. En el corto plazo, se espera que la Confederación de Sindicatos Británicos convoque a una huelga general masiva, lo que podría significar la más importante y multitudinaria desde las protestas de los mineros, en el período 1984-1985.

La crisis todavía no ha tocado fondo -o techo- y lejos parece la posibilidad de regresar a la crisis terminal del país durante la década de 1970, que desembocó en la llegada de Thatcher. Sin embargo, la sensación permanente en las conversaciones es que lo que viene, al menos en el mediano plazo, será mucho peor que el pasado reciente.

Inglaterra huelga ferroviarios la-tinta

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La banda sonora de este Londres fragmentado, con distintas capas de cebolla, sobre todo en la noche y en su feeling, tiene más que ver con el oscuro dubstep de Burial o los experimentos ambient de The Caretaker que con el britpop y la cool britannia, que tan bien representaron la esperanza juvenil post Thatcher de la segunda mitad de la década de 1990. Estos artistas pueden ser agrupados vagamente en lo que se llama hauntology. Es decir, un término que Fisher junto a su amigo y también crítico británico, Simon Reynolds, comenzaron a utilizar cerca de 2005 para describir a una red dispersa de músicos, en su mayoría británicos, entre los que destacaban los artistas de los sellos Ghost Box (The Focus Group, Belbury Poly, The Advisor Circle y otros), Mordant Music y Moon Wiring Club. Todos estos grupos exploran una parte de la nostalgia británica vinculada a la programación televisiva de las décadas de 1960 y 1970, una adicción de la cultura pop británica a su propio pasado, en palabras de Fisher.

Para el crítico británico Jon Savage, los Sex Pistols ofrecieron “optimismo disfrazado de cinismo, desatando emociones poderosas detrás de una fachada sarcástica”. El descontento actual parece tener poco que ver con aquel de la explosión punk y mucho más con el de su lánguido final. Aunque, según Reynolds, la música no necesariamente refleja el zeitgeist como lo hizo durante los setenta, ochenta y noventa. Es un momentum donde el “optimismo disfrazado de cinismo” dio paso directamente a una desesperanza total.

La sensación “espectral” que tan bien reproduce la música hauntológica -si se permite el neologismo- representa bastante de lo que está sucediendo no solo en Inglaterra, sino en gran parte del mundo occidental. A diferencia del cinismo de escritores como Michel Houellebecq, esta espectralidad no “culpa” a nadie de los males del mundo. En tiempos de crisis económica, de nula representación política, con una guerra en plena Europa y amenazas nucleares, no podría esperarse otra cosa.

La Tinta: https://latinta.com.ar/2022/10/londres-mark-fisher/?fbclid=IwAR046DLT3c5tSCXa1uNDkYcd4TvYujLHq-9vLxR_NPSBox1IJhN2DFTLyLU